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Un toque de Esperanza

En 2049 donde la raza humana se había extinto y los animales sobrevivían año tras año,
debido a la hambruna y contaminación que hicieron los mismos humanos antes de
marcharse.

Reiko la taricaya observaba el trabajo de sus compañeros atentamente, recogiendo los


desechos y mejorando la selva de lo poco que quedaba. No se sabe nada de los otros
animales, si es que aún quedaban otros igual a sus especie en el otro lado del mundo, no
se sabe si aún siguen con vida, o si tal vez ellos hacían lo mismo que en la selva peruana, y
en ésta solo quedaron 20 especies, entre algunos de ellos, a parte de la taricaya, estaba el
jaguar, guacamayo, tucán, venado, lobo de rio y algunos más que fueron a buscar
alimento que aún quedaba en el intemperie.

La taricaya se daba cuenta que todos cooperaban y él quería ayudar y dijo:

Reiko- Amigos, si me dijeran que cosa hacer para ayudarlos, lo haría con mucho gusto.

El guacamayo- No, bueno no sé, eres pequeño y algo lento para realizar el trabajo que
hacemos nosotros, deberías ir a jugar en aquel rio, y te llamaremos para la hora de la
comida.

Se retiró algo triste por lo que dijo el guacamayo, pero en vez de ir a jugar fue a sacar
algunos desperdicios que había en aquel rio.

Llegó al rio e inmediatamente se entró en ella, el agua de aquel abandonado rio, solo en
las orillas se podía observar que estaba clara, le dio mucha tristeza y pensó que como
pudo haber llegado a tanto la contaminación y deforestación de sus hábitat, a pesar de
que uno de sus compañeros dijo que no podía ser capaz de realizar aquel arduo trabajo,
con entusiasmo empezó a juntar toda la basura, incluido plástico a inicio de
descomponerse aunque haya pasado tantos años desde el incidente que ocurrió a que
llegaran a este extremo, latas en uno que otros lugares del rio, botellas de vidrio y muchos
fragmentos más, sin ninguna molestia seguía y seguía esmerándose hasta que el rio
Esperanza esté completamente limpio.

Ya iba a anochecer, y eso se sabía ya que apenas se podía ver en el cielo, un tanto
obscuro, y reiko trataba de apresurarse pero haciendo las cosas cuidadosamente, pero
con la lentitud de su cuerpo no le quedaba de otra que hacer lo que pueda. Luego de unos
cuantos minutos salió del agua de camino para donde estaban sus demás compañeros,
pero antes miró fijamente el rio Esperanza, muy alegre con el progreso que hacía minuto a
minuto, con la mentalidad y teniendo la voluntad de levantarse mañana temprano para
continuar su trabajo, casi llegando al hogar donde todos vivían, observa una bella flor en
medio de la nada, color blanca con toques rosas cual destello de luz, en el rostro de la
taricaya, expresaba dulzura y admiración de cuan hermosa era, y desde entonces la cuida
día a día.

Llegó a su hogar y todos muy preocupados le preguntaron donde había estado, y el


respondió:

-Estaba jugando en el rio, y no me percaté del tiempo, y al camino me encontré una flor
que resplandecía cual sol de recuerdo en la mañana.

Entonces llegaron todos los animales, y justo a tiempo la taricaya también había llegado,
hubo uno que otros vegetales que recolectaron, que sólo saciaron el hambre de muchos y
otros que disfrutaron de aquel alimento, Por lo menos todo el alimento que recolectaron
podía durar un par de meses repartiéndolo entre todos.

El ambiente empezó a aclarecerse y Reiko despertó entusiasmado y algo hambriento,


comió rápido un poco de su ración y marchó hacia el rio, no antes mencionando a su
amigo el lobo de rio que iría a jugar para que no se preocuparan. Reiko mantenía en
secreto lo que estaba haciendo mientras no estaba con ellos, para sorprenderlos cuando
su trabajo haya terminado por completo.

De camino para el rio, observó a esa hermosa flor con más brillo que el día anterior y le
derramó un poco de agua limpia que había traído de su hogar, entonces se alejó de
manera satisfactoria hasta que llegó al rio, esa orilla que al principio solo una parte estaba
algo limpia, empezó a expandirse de poco en poco a medida que él iba avanzando,
recogiendo todo, desde el fondo hasta la superficie, la taricaya, muy hábil nadaba y
nadaba sin parar, con esas pequeñas patas pero con gran fuerza, cual motor de una
lancha. Al retornar a la superficie se dio cuenta de cuan bueno estaba realizando la
mejoría de aquel rio abandonado.

-“Esperanza”, es un buen nombre para este buen rio-dijo- Es lo que quiero transmitir, en
mis compañeros y a otros que irán llegando en un futuro, hacerles saber que si se puede
continuar haciendo lo mejor para que la naturaleza viva y prospere, que de poco en poco
puede el ecosistema remodelarse y expandirse por todo el mundo..

Muy contento, Reiko tomó un descanso de unos cinco minutos ya que estaba algo
agitado, volteó y a lo lejos observó un destello, un resplandor, sin duda era la flor, sonrió y
continuó arreglando el rio. Con paso alegre se adentró otra vez al agua, y recogió
fragmentos de fotografías y algo borrosas, se veía en ellas a las personas, con rostros
felices como al despertar en un día lluvioso, sonrisas iluminadas e impregnadas de alegría,
con el ambiente muy verdoso que con tan solo verla se podía oler la pureza de sus flores y
de sus árboles tan frondosos. Sonrió lentamente y siguió con su labor. El día estaba en su
punto máximo de luz, le pareció que eran las cuatro de la tarde, todos los desperdicios
que recolectaba, cada uno de ellos fueron colocados en un depósito cerca al rio, lo cual no
era tan difícil para la taricaya. Aquel rio que ya estaba quedando hermoso, casi tal cual a
las fotografías, así pasaron días y días, una misma rutina, una misma mañana, una misma
flor, un rio cada vez diferente y para mejor, un cielo que empieza a despejar ese humo
que lo cubre, los animales silvestres, sobre todo el jaguar, aportaban mucho, y ya no el
hogar era lo único que tenía un cuidado que reflejaba paz, sino también esparció esa paz y
ese color verde a más lugares del mundo, donde otros animales podrían observar el
camino y construir uno cada vez mejor.

La taricaya ya no pensaba más en aquellas antiguas fotografías, que ahora no se compara


con la belleza que él y sin pensar que los demás también lo habían ayudado para aclarecer
el rio y sus corazones. Esa flor que él había cuidado con esmero, empezó a reproducirse
guiando el camino hacia el rio. Todos los animales empezaron a llegar junto a la taricaya,
todo el cansancio que tenían, desapareció, sonriendo y denotando felicidad, al observar
cuan hermoso e irreal era aquel rio, rio cual luminoso arcoíris nunca pudieron ver. Empezó
a llover de inmediato y la taricaya dijo:

-Al mantener nuestra esperanza de que todo saldrá y mejorará, podemos hacer grandes
cosas-

Todos muy felices, y llegando más animales silvestres, algunos quedaron maravillados y
otros se adentraron al agua, y el lobo de rio dijo:

Este rio es muy hermoso –derramando unas cuantas lágrimas- Nunca antes había visto
algo así.

La taricaya y sus compañeros, empezaron a laborar más y más cada día, perseverando y
teniendo la esperanza de que la naturaleza va a revivir y de la mejor forma posible.

Reiko de camino a casa junto a sus compañeros, observa a la bella flor cuan primavera que
ahora se refleja más llamativa que nunca, le dice:

-Gracias-

Reiko despierta, al lado de sus amigos de su misma especie, y mira a su alrededor, árboles
con unos frutos anhelados, el pasto tan verde, ríos y lagos muy claros, con paiches y
doncellas, y a lo lejos, la bella flor tan clara y resplandeciente que el sol en su punto más
alto, todo estaba tan bello y reflejaba armonía, pero no a comparación de su sueño.

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