Está en la página 1de 2

DEVOCIÓN DE UN PUEBLO

Por Lic. Anuar Cortázar Cáez


Una vez más, hoy, se celebra la fiesta de la Virgen de la Candelaria, la cual
resume la devoción, el apego, la veneración y el entusiasmo de la religiosidad de
un pueblo, en donde se refleja nuestra historia religiosa, cultural y social. Es la
patrona de los verdaderos magangueleños que por varios siglos han conservados
este espacio, con amor y sentido de pertenencias a sus creencias , se enmarca en
ella el fervor de sus seguidores en las peregrinaciones de las procesiones que
cada día son más nutridas, a donde llegan los devotos de las diferentes regiones,
implorándoles salud y bienestar social para toda la familia.

Hoy virgencita morena, madre de luz y esperanza, protectora de los más pobres y
necesitados, te pedimos que se haga respetar la dignidad de la vida humana, que
los jóvenes aumenten su autoestima, que las urgencias sociales físicas y
culturales sean atendidas, que ilumine a este pueblo con la vela que llevas en las
manos para un mejor bienestar social cristalino para sus habitantes.

Los encantos, atracciones y fascinaciones atractivas que tiene la fiesta de la


Virgen de la Candelaria, pero ante todo, ratificar la fe de un pueblo católico
asentado a orillas del rio Magdalena sigue intacta, desde el siglo 18, y la
distancia de sus devotos no es obstáculo para que estén presente en ella, y que
Magangué siga siendo ejemplo de comunión cristiana, de amabilidad y ternura de
sus gentes

Lo atávicos generacionales de una comunidad se afirman, sobre la inexorable


latitud del tiempo, en las costumbres humanas y sociales de su historia cotidiana.
Los eventos festivos, culturales y sociales que cada año se llevan a cabo son
motivos de emoción y de encuentro donde los corazones que hunden la savia viva
de su sangre en la historia humilde y sencilla de este pueblo, se unen en un solo
latido de exaltación compartida.
Cronológicamente, la devoción popular de esta comunidad ha trasladado su sentir
social de generación en generación, haciendo puntos de unión entre todos sus
habitantes, donde se abrazan en un solo sentir sin distinción de ideas,
pensamientos, relaciones e incluso creencias y actitudes religiosas.

Todos los magangueleños de dentro y fuera del municipio, se siente unidos por
ese lazo de pasión generacional entorno a la sencilla pero histórica imagen de su
patrona. La participación emocionada en los actos religiosos, la unión alegre y
afectiva en el recorrido procesional, en las canciones de sus salves, en la
proclamación de las mandas a la virgen, son ejemplos de una devoción de un
pueblo que fructifica afectos en los corazones y, en las miradas de los habitantes,
que sabe transformar la raíz emotiva de su historia en abrazos colectivos y
reconciliadores. Una devoción sin cadenas, sin ataduras, libre de penumbras y de
temores, una devoción basada en la esperanza de un pueblo que se une para
mirar en una sola dirección, allá donde la contemplación se humedece de frenesí y
de alegría, la entrañable y adorada imagen de la virgen de la Candelaria en la
catedral de Magangué.

También podría gustarte