Especialidad en Ciencias de la Educación

Nodo 1: Orígenes y desarrollo de las Ciencias de la Complejidad

Complejidad y Pensamiento Científico

Análisis del caso Kinsey

Ensayo

Autor: Omar Nájera Ochoa

Tutor: Dra. Virgina Gonfiantini Benassi

Etiquetas: Sexualidad humana, principios de la complejidad, Kinsey

Septiembre de 2018
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Introducción

En 1948 Alfred Charles Kinsey y sus

colaboradores (alumnos del propio Kinsey)
presentaron lo que se conoció como la
“Bomba kinsey”, una publicación sobre la
conducta sexual del varón, y la conducta
sexual de la mujer (1953). La realización de
este informe fue posible por la creación en
1947 del Instituto de Investigaciones
Sexuales (actualmente, Instituto Kinsey) en la
Universidad de Indiana, financiado entonces
por la Fundación Rockefeller a través de la
Comisión Nacional de Investigaciones.

Este informe actualmente sigue presentando polémica, pues si bien se le reconoce

como un parteaguas en la apreciación de los tabúes sexuales de la cultura occidental
tiene desde su origen elementos controversiales dado que, aunque se presume que
es el resultado de la participación de más de 12 000 personas cuenta con dos
problemas importantes reconocidos desde su publicación.

Uno de ellos es que porciones significativas de los entrevistados provenían de

prisiones para hombres (con una alta incidencia de relaciones sexuales
homosexuales) y prostitutos, y el otro es que las personas que se ofrecieron como
voluntarios para ser entrevistados sobre temas tabú son propensas a sufrir el
"problema de autoselección"1.

1
El sesgo de selección muestral surge cuando las muestras a disposición de los investigadores no son
"aleatorias", es decir no representan adecuadamente la población que se desea estudiar. Dentro de los sesgos
de selección existen diferentes modalidades que pueden depender de los criterios del analista, de la decisión de
los agentes económicos, etc. En base esto podemos decir que el propio analista, al decidir el diseño muestral,
puede realizar una mala selección de los grupos que se comparan, o bien, lo que se puede dar es un problema
de autoselección, cuando los individuos deciden autoselecionarse para pertenecer a un determinado grupo.
(Figueroa, Vázquez, & Martín, 2011)
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Esto descartaría la utilidad de la muestra para determinar las tendencias sobre la

sociedad norteamericana en general. (Wickware, 1948)

Así, el presente ensayo pretende exponer problemáticas complejas de este informe

más allá del sesgo de selección muestral evidente.

Los “resultados” del informe

Sobre la base de más de 5.300 entrevistas personales con hombres de etnia caucásica, Kinsey
llegó a una serie de conclusiones acerca de la homosexualidad:

• El 37% de los hombres entrevistados experimentaron alguna vez un orgasmo

homosexual a partir de la adolescencia.
• El 13% de los varones sintieron deseos homosexuales, sin que se produjera por
ello contacto físico alguno.
• El 25% de ellos tuvieron experiencias homosexuales no incidentales entre las
edades de 16 a 55 años.
• El 18% mantuvieron igual número de relaciones heterosexuales que
homosexuales durante un período mínimo de 3 años, entre las edades de 16 a 55
años.
• El 10% tuvo una conducta estrictamente homosexual durante un período de 3
años como mínimo y entre las edades ya reseñadas.
• Sólo un 4% manifestaba una conducta estrictamente homosexual durante toda
su vida y ya manifiesta durante la adolescencia.
• La homosexualidad existía a todos los niveles sociales y ocupacionales.

De su trabajo de 1953 sobre el Comportamiento sexual en la mujer, Kinsey realizó 5 490

entrevistas a mujeres de raza blanca de las cuales el autor deduce que:

• Un 13% de mujeres habían experimentado algún orgasmo homosexual a partir

de la adolescencia.
• Sólo un 3% de las mujeres habían sido predominantemente homosexuales
durante un período de 3 años como mínimo.
• Las mujeres, en contraste con los hombres, no solían ser promiscuas y tenían
sus relaciones homosexuales sólo con 1 o 2 compañeras en el 71% de los casos.
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Estos resultados, llevaron a Kinsey a confeccionar la Escala de Kinsey sobre la heterosexualidad-

homosexualidad, donde el grado 0 manifestaba una heterosexualidad completa sin
ambigüedades y el 6 una homosexualidad exclusiva y dominante. Kinsey afirma que la mayoría de
las personas se encontraban dentro del número 1 o 2 en su escala.

Sin embargo, estos juicios presentan una simplificación burda en el aislamiento del
sujeto como objeto de estudio; lo que implica que, aunque la mayoría de las
personas que contestaron los cuestionarios queden en un rango determinado no
establece a priori una normalidad biológica y mucho menos la comunicación afectiva
esperada por el sujeto, ni que todo tipo de placer erótico promueva la realización
integral del ser. Por lo que no todas las tendencias sexuales son equiparables.

Es oportuno mencionar que el mantenimiento del orden social coexiste en una

influencia reciproca, por lo que los criterios estadísticos, biológicos, sociales y
particularmente los subjetivos han cambiado radicalmente sobre el tema de la
homosexualidad a partir de dicha publicación.

Así que ¿cómo se ha transformado una condición patológica en una normalidad?

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Los valores éticos

De acuerdo con las investigaciones de Judith Reisman2 el 75% de los entrevistados

fueron descartados; y sobre esta predisposición de datos (intencionalmente
tendenciosos) se estableció que el 95% de los hombres habían cometido delitos
sexuales suficientemente fuertes como para ir a la cárcel. Información que se empleó
de una u otra forma para modificar leyes, o facilitar actividades como la pornografía
en el ámbito público cotidiano, entre otras influencias. En este punto ya no estamos
hablando solo de un sesgo de la muestra, por ello resulta perturbador las
consecuencias que ha tenido en la ciencia, las leyes y la sociedad e incluso lo que a
la fecha se le otorga de validez por acuñarse como un estudio científico.

Algunos datos poco revelados son de acuerdo con las cifras del propio Instituto
Kinsey, que entre 317 y 2033 niños fueron usados en estos experimentos sexuales,
además Kinsey y sus colegas admitieron que usaron los diarios de pederastas para
mucha de la investigación sobre la conducta sexual de los niños. (Reisman, 1998),
pero al parecer esto conlleva mucho más.

Un referente de esto es la vinculación que se hizo con el nazi Fritz Von Ballusek en
su caso por la violación de muchos niños y el presunto asesinato de una pequeña;
cuando el juez le dijo: “no puedo creer que usted hizo todo esto, y lo hizo para
Kinsey”, el respondió “bueno, el propio Kinsey me pidió que lo hiciera” (Reisman,
1998)

Datos incriminatorios directos lo son las tablas 30 a la 34 de la primera publicación

en donde se reportan las experiencias de orgasmos en preadolescentes, que incluye
menores que van de los cinco meses a los 14 años -con datos cronometrados-
(Kinsey, 1948)

2
Ha participado en las batallas legales como activista contra de la pornografía, el acoso sexual de mujeres y
niños, también ha escrito varios libros, dedicó más de 20 años para investigar los experimentos y denunciar
como defectuosos los estudios del estadounidense Alfred Kinsey (testificando inclusive ante el Senado de EUA).
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Evidentemente para los sujetos de estudio estos actos no proceden de un principio

intrínseco con conocimiento del fin; el grupo que realiza dichas investigaciones
tajantemente carece de una ética y de moral, pero estos “resultados” y sus derivadas
interpretaciones no solo es obcecada, pues hubiera trastocado solo valores éticos
relativos como primer abordaje de las indagaciones efectuadas, está diseñado como
una irrupción para dar un embate a valores éticos absolutos, por ello tuvo que
institucionalizarse.

Ciertamente escandalizo a los norteamericanos en el momento que se hizo de la

opinión pública; y sorprende que aún se mantenga dicha institución, o no… si nos
percatamos de las relaciones activas de sus valores como la individualidad e
independencia como sujetos, el gusto por la privacidad, el encanto por las
estadísticas, las relaciones que tienen con el tiempo y el agrado por el dinero, incluso
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su carácter predominante de estilo informal o casual y por supuesto su particular

sentido de igualdad, tan arraigado como piedra angular de su cultura, lo cual va muy
asociado a su propia diversidad.

Muy oportuno quizá para una primicia social, en el marco de las postulaciones de
Gabriel Tarde3, la interacción entre los individuos provoca que algunos ejerzan
influencia mental sobre otros, que de este modo asimilan modelos a los cuales
terminan imitando (Sagastizabal, 2009).

Así que -retomando- la postura de Kinsey, parece cuestionable; pues hubiera sido
lógico observar que una sociedad que carece de conocimientos sobre la sexualidad
se le considere por extensión con malas prácticas, pero en vez de ello, se buscaron y
se validaron a ultranza como correctas.

El foco de la sexualidad humana

La vida tiene una mecanicidad implícita y el sexo parece tener un papel relevante en
estos procesos, hagamos de entrada la siguiente generalización: todos los
organismos sexuales grandes vuelven en cada generación al estado de células
simples (espermatozoides, huevos, esporas fúngicas) o su equivalente (esporas
fúngicas pluricelulares, núcleos de tubos polínicos, núcleos de sacos embrionarios,
etc.) sin embargo para los seres que lo necesitan para reproducirse, el sexo es una
parte crucial del proceso constante de transformación de energía mediante el cual, y
de manera placentera, esos mismos seres vivos sobreviven y multiplican sus
complejidades (Lynn Margulis, 1997).

Pero este no es un proceso simple, el máximo de los problemas biológicos, lejos de

toda teoría exacta, es el de la morfogénesis, el proceso misterioso merced al cual

3
Jean-Gabriel De Tarde, fue un sociólogo, criminólogo y psicólogo social francés. Concebía a la sociología como
basada en pequeñas interacciones psicológicas entre individuos (a la manera de la química), donde las fuerzas
fundamentales serían la imitación y la innovación.
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una diminuta gota de protoplasma casi indiferenciado, el ovulo fertilizado, acaba por
transformarse en la maravillosa arquitectura del organismo multicelular.

Este es un punto crítico dentro de un flujo de energía que proviene desde nuestro
Sol, que proporciona toda una marea de intercambio material para el funcionamiento
de la vida.

Así el sexo, una parte cada vez más íntima de los procesos en virtud de los cuales la
materia viva se perpetúa a sí misma, tiene una relación dual con el incremento del
desorden impuesto por la Segunda Ley de la termodinámica. Por un lado, para
muchos organismos, incluyendo nuestra especie y otras especies animales
familiares, el sexo se ha convertido en una faceta obligada de la reproducción. Al
producir el orden de las copias vivas, creando materia viva autosimilar, la
reproducción sexual acelera la producción de desorden, porque la compleja
organización de un ser vivo se paga, inevitablemente, exportando más desorden.
(Lynn Margulis, 1997)

Por ello podemos considerar un punto de partida de la conducta sexual sus

parámetros biológicos naturales; es decir, aquellos ritmos y límites fisicoquímicos que
el propio entorno nos procura como especie.

Visto desde su individualidad el cuerpo es un organismo integral, produce sus

propias sustancias químicas y las utiliza para controlar determinadas funciones, y el
principal sistema que coordina esas sustancias se denomina sistema endocrino.

El cual juega un papel decisivo en la regulación del humor, el crecimiento y el

desarrollo, la función de los tejidos y el metabolismo. Para la función sexual y los
procesos reproductivos, nuestra especie (como la mayoría de los mamíferos) tiene
diferenciados a sus individuos.
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En el hombre están constituidas por los testículos en donde existen las células intersticiales de
Leydig que producen andrógenos y una pequeña cantidad de estriol, la más importante es la
testosterona diez carbonos hidroxilado en el carbono 17. Su relación se realiza con la glándula
suprarrenal, la próstata y aún el hígado. La testosterona fluctúa en su producción para disminuir
en la vejez; además participa en la diferenciación sexual (genitales externos, tamaño del pene y
escroto, aparición de pliegues, crecimiento de cabello, barba, bigote, vello púbico y axilar,
aumento del crecimiento durante la pubertad, la voz se hace gruesa por el engrosamiento de
cuerdas vocales y la actitud psíquica es agresiva y en busca del sexo opuesto). Las gónadas
masculinas tienen efectos reproductores y el espermatozoide es producido en los túbulos
seminíferos.

En la mujer el sistema gonadal se compone de los ovarios, el funcionamiento de estos y de la

evolución del folículo al cuerpo luteico con producción de estradiol y progesterona en las
diferentes fases folicular, ovular o fecundatoria y luteínica. Los ovarios se comunican con el útero
a través de las trompas de Falopio y la prolongación de estas por un túbulo que llega al útero.

La producción de hormonas femeninas produce el ciclo menstrual e implica un compromiso del

hipotálamo, la hipófisis, los ovarios, el endometrio, el cuello uterino y la vagina. El ciclo es de 28
días promedio y cuando se incrementan los niveles de FSH y luego LH. Si el óvulo no es
fecundado, el folículo se convierte en cuerpo amarillo secretor de progesterona amarilla hasta
atrofiarse. Existen otras hormonas alrededor del sistema endocrino femenino que operan en el
embarazo y lactancia y también para producir el parto.
(Medina, 2018)

Pero las características son complementarias mucho más allá del aparato
reproductor y su fisiología; parte desde los cromosomas XX ó XY a nivel del ADN
permeando al individuo, especie, población, comunidad y ecosistema.

Resulta desalentador que Kinsey desdeñara a nivel anormal la condición

heterosexual y su función reproductiva, porque esencialmente no es una
clasificación, biológicamente es operativa de los principios de preservación y
bioquímicamente tiene mecanismos reguladores, por ejemplo:

Los cambios corporales asociados a la pubertad pueden ocurrir a una edad

anormalmente temprana en algunos niños si las hormonas hipofisarias que estimulan
las gónadas para que produzcan hormonas sexuales aumentan antes de tiempo
(Steven Dowshen, 2015). Así que, estimular a los niños sexualmente daña el periodo
de latencia requerido para una madurez plena.
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Es indudable que existen múltiples aspectos relacionados con nuestro

desenvolvimiento que están alineados a nuestra salud sexual: la obesidad, la
cantidad de agua en el organismo, la condición aeróbica y anaeróbica, etc. que son
retributivos unos a otros y que, según sea el caso, puede o no darnos satisfacción
plena y calidad de vida.

Por otro lado la conjetura de que, en el orden social se puede libremente determinar
por elección el género que uno prefiera como alternativa a la experiencia sexual no
puede validarse por un análisis estadístico porque su fundamento equivaldría a
establecer el refrán: mal de muchos, consuelo de tontos.

Ubiquemos que en la sexualidad plena la experiencia mutua y requerida por los

individuos (y prevista biológicamente para un fin) se da una condición convergente
difícil de emular por su sincronicidad, que va asociada con el uso de otro cuerpo para
la gratificación, la cual es ambivalente en el mejor de los casos; y en la que debe
haber una condición equilibrada para que no exista un abuso utilitario.

Esta premisa es quizá un análisis intrínseco desarrollado por Kinsey, aunque acotado
y al parecer expresado intencionalmente con un corrimiento semántico; que -para él-
procede del uso corporal (como maquinaría sexual) con transacciones emocionales
implícitas.

Ahora con una retrospectiva de más de 50 años podemos observar un modelo que
ha terminado imitándose con sus variantes4: homosexual, transexual, asexual,
bisexual, lesbiana, travestismo, pansexual, demisexual, antrosexual y otros que han
dado recientemente por establecer una agrupación cisgénero o transgénero, pero
que esencialmente mantiene orientaciones sobre su uso y manipulación -no solo
corporal- sino en el ente colectivo y en su respectiva manifestación de
reconocimiento.

4
Siendo excepción la intersexual que corresponde con una anomalía orgánica (no generalizada) que poseen las
personas con genitales femeninos y masculinos a la vez.
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Aunque es aún de comprensión generalizada que la base de estas desviaciones está

soportada por una carencia de afecto (bajo múltiples aspectos), va presentando ya
un marco cotidiano en el que la transacción emocional no es condición requerida
para pertenecer o asociarse por ideología o costumbre, lo que peligrosamente nos
sitúa como una especie que transgrede la armonía y el equilibrio originario.

Como sociedad ciertamente carecemos del conocimiento profundo de la sexualidad,

aun así, somos capaces de dimensionar nuestra existencia, nuestro logos esencial o
más correctamente el carácter ontológico de nuestro ser, desde donde podemos
observar que la naturaleza femenina o masculina del universo -como principio- se
manifiesta en cada detalle de la existencia revelándose en el individuo como mujer o
varón.

De todos modos, el ser humano es una identidad que no se pierde en las varias
diferencias psicológicas, históricas, religiosas o culturales en que se realiza y
concreta.

El ser humano nunca se experimenta como una identidad perfecta, sino como una
diferencia; como la idea que se hace de sí o como la obra que produce. La persona
vive permanentemente en una comunidad de su identidad con sus diferencias. (Boff,
1974)

De tal suerte que el acotamiento de este pluralismo asociado a la identidad se

aproxima más a un desahogo en el marco jurídico de la sociedad actual que a una
práctica de sus libertades.

Más aun las preguntas siguen en el aire -en palabras de (Tasso, 2007)- ¿Cuáles son
los beneficios de la felación? ¿Por qué existen mujeres —las Tigresas Blancas5—
que se pasan la vida practicando esta modalidad sexual y la elevan a la categoría de
arte sagrado? ¿Puede alguien abstenerse de practicar sexo?...

5
Son un colectivo exclusivamente integrado por mujeres quienes creen que la energía más poderosa que tiene
el ser humano es la sexual, por lo que ven en las felaciones la vía para ser perfectas espiritualmente y, de paso,
el secreto de la eterna juventud.
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Sabotaje y dominio

Estas preguntas (a manera de ejemplo) abordan aspectos que deberían ser

elementales, pero aún no tienen una respuesta fluida dentro de la sociedad
promedio, en gran medida por el peso de una historia represiva y las influencias de
poder que se han ejercido sobre el sexo, pero que ahora:

lejos de sufrir un proceso de restricción, ha estado por el contrario sometida a un mecanismo de

incitación creciente; que las técnicas de poder ejercidas sobre el sexo no han obedecido a un
principio de selección rigurosa sino, en cambio, de diseminación e implantación de sexualidades
polimorfas, y que la voluntad de saber no se ha detenido ante un tabú intocable, sino que se ha
encarnizado —a través, sin duda, de numerosos errores— en constituir una ciencia de la sexualidad.
(Foucault, 1976)6

Una gran mayoría de personas sabe sobre el uso del sexo dentro de la
mercadotecnia para enganchar subliminalmente al comprador, pero pocos
percibimos un modelo de sexualidad descontrolada para una dominación de la
población; derivado de reprimir el sexo no por ocultación, sino por sobreexposición.

En esta línea vemos que el “informe Kinsey” es principalmente un análisis por

designar la condición de los seres humanos, en tanto que separados -ahora en más
de dos mitades- pero no da cuenta de la calidad con que los sujetos viven como
sujetos sexuados y mucho menos es un estudio científico del hecho de los sexos y
sus consecuencias en sus líneas de intervención como la educación sexual, el
asesoramiento o la terapia sexuales.

Sin embargo su influencia meteórica contrasta con la respuesta de rechazo que

desde un inicio presento la comunidad académica como el caso del comité de la
Asociación Americana de Estadística, incluyendo estadistas como John Tukey,
William Gemmell Cochran, Frederick Mosteller y WO Jenkins quienes emitieron una
crítica denunciando: “Tomada acumulativamente estas objeciones, nos atrevemos a

6
Muy recomendable toda la lectura del capítulo: I. Nosotros, los victorianos, de esta misma fuente.
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decir que muchos de lo escrito en el libro está por debajo del nivel de un buen texto
científico” (Cochran, 1953)

¿Por qué tuvo credibilidad? ¿Cómo se posiciono un trabajo que tenía una dura crítica
académica? 7

La potencia del sexo

Asumiendo este reconocimiento de la dimensión de la impredecibilidad, debemos

considerar, que la educación y la vida modernas crean un número incalculable de
psicópatas sexuales. El trabajo evolutivo, no tienen la menor posibilidad a menos que
se asuma una vida sexual normal, es decir, un tipo de sexualidad que no entrometa
la política, la religión, el arte, el teatro, la música, etc. para sus propios logros.

No es un cambio en sí de las reglas establecidas, ni en su contraparte de asumir

otras, sino de cambiar el estado de las cosas para uno mismo, es decir el poder del
sexo ofrece muy diversas posibilidades. El sexo es la principal razón de nuestra
esclavitud, pero también nuestra principal posibilidad de liberación.

El factor principal de nuestra esclavitud no es en el sexo mismo, sino en el abuso del

sexo, basado en el trabajo equivocado de los centros emocional, intelectual y motriz
en sus relaciones con el centro sexual. (Ouspenski, 1950)

7
Como nota, es coincidente la creación del Instituto de Investigaciones Sexuales (1947) (actualmente, Instituto
Kinsey) con la transformación que tuvo la clínica Tavistock en el Institute of Human Relations (1947); ambas
gracias a la inversión privada de la Fundación Rockefeller, pero estos son sólo dos de los más de doscientos o
trescientos que crearon los Rockefeller por todo el mundo tras la Segunda Guerra Mundial. (Estulin, El Instituto
Tavistock, 2011), dejando así de depender de un departamento estatal o una universidad para ser una
organización autofinanciada.
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Referencias

Boff, L. (1974). VISIÓN ONTOLÓGICO-TEOLÓGICA DE LO MASCULINO Y LO FEMENINO.

Convergéncia(7), 975-989.

Cochran, W. G. (1953). Statistical problems of the Kinsey Report on Sexual Behavior in the Human
Male. National Research Council (U.S.), Committee for Research in Problems of Sex –
Psychology . American Statistical Association.

Estulin, D. (2011). El Instituto Tavistock. (C. Martín, Trad.) Penguin Random House Grupo Editorial .

Figueroa, C. S., Vázquez, P. C., & Martín, I. T. (2011). JAMES HECKMAN, EL SESGO DE SELECCIÓN
MUESTRAL. En U. d. UNED (Ed.). (pág. 11). Madrid: VI CONGRESO INTERNACIONAL DE
HISTORIA DE LA ESTADÍSTICA Y DE LA PROBABILIDAD.

Foucault, M. (1976). [Historia de la sexualidad 01] La voluntad de saber (Vol. 1). (U. Guiñazú, Trad.)

Kinsey, A. C. (1948). Sexual Behavior in the Human Male. Philadelphia.

Lynn Margulis, D. S. (1997). ¿Qué es el sexo? (A. G. Leal, Trad.)

Medina, G. S. (2018). Las Glándulas Sexuales. (E. Colombia, Editor) Obtenido de

https://encolombia.com/medicina/psiquiatria-salud-mental/cerebro-mente-estres/glandulas-
sexuales/

Ouspenski, P. D. (1950). Fragmentos de una enseñanza desconocida. Editorial Oceano de México.

Reisman, J. A. (1998). Kinsey: Crimes & Consequences. Kentucky , Crestwood, USA : The Institute for
Media Education.

Sagastizabal, M. d. (2009). Aprender y enseñar en contextos complejos: multiculturalidad, diversidad y

fragmentación. Buenos Aires: Centro de Publicaciones Educativas y Material Didáctico.

Steven Dowshen, M. (Julio de 2015). KidsHealth. Obtenido de

https://kidshealth.org/es/parents/endocrine-esp.html

Tasso, V. (2007). El otro lado del sexo. (XcUiDi, Ed.)

Wickware, F. S. (2 de Agosto de 1948). Report on Kinsey. LIFE Magazine, 86-98. Obtenido de

https://books.google.ca/books?id=10cEAAAAMBAJ&lpg=PP1&pg=PA87