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Papeles del Psicólogo

ISSN: 0214-7823
papeles@correo.cop.es
Consejo General de Colegios Oficiales de
Psicólogos
España

Fierro, Alfredo
Génesis y análisis del código deontológico
Papeles del Psicólogo, núm. 78, 2001, pp. 24-28
Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos
Madrid, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=77807805

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A Fondo Papeles del Psicólogo, 2001. nº 78, pp. 24-28

GÉNESIS Y ANÁLISIS DEL CÓDIGO DEONTOLÓGICO


Alfredo Fierro
Universidad de Málaga

Este artículo describe la génesis del Código Deontológico del Colegio Oficial de Psicólogos a partir de los documentos en los que éste
se basó. El autor, responsable del Anteproyecto de Código, señala los núcleos temáticos del mismo y algunas reflexiones sobre el ni-
vel normativo necesario para la práctica de los psicólogos.

This article describes the genesis of the Deontological Code of the Spanish Psychological Association using the documents upon which
it is based. The author, who was responsible for the Draft Code, indicates its main thematic bases and reflects on the normative level
necessary for the practice of psychology.

de la psicología en nuestro país: las “Normas deontoló-

C
uando alguna de las empresas en la que anduviste
ocupado como proyecto resulta que ahora es ya gicas para psicólogos” de la Sociedad Española de Psi-
historia, y como para empezar a conmemorarla, cología (asamblea de abril de 1974); unas “Normas
es que, sin duda, te vas haciendo mayor. Esta última cir- deontológicas para Psicólogos en orientación escolar y
cunstancia, sin duda, me deja contra las cuerdas ante la profesional”, preparadas por la correspondiente Sección
demanda, por parte de Papeles del Colegio de Psicólo- de esa misma Sociedad; y un “Codig Deontologic” ela-
gos, de escribir unas páginas -habrá que hacerlo- sobre borado en unas Jornadas de Psicólogos de Cataluña
el Código Deontológico del Colegio. En efecto, tuve par- (marzo de 1977).
te no pequeña en la empresa de su génesis y redacción De otros países fueron tenidos en cuenta, ante todo,
en una participación de la que me honro y que conside- por su solvencia y excelente articulación, los textos ema-
ro ítem destacado de mi currículo vital (que es otra cosa, nados de la Asociación Americana de Psicología, a tra-
sólo tangencial, respecto al currículo académico). Al ver- vés de su Comisión de Etica: como base, los “Principios
me ahora solicitados unos comentarios, mi reflexión es- éticos de Psicología” (APA, 1981), completados con las
pontánea evoca el recuerdo del trabajo preparatorio “Normas y procedimientos” (APA, 1985) de dicha Co-
misión, e interpretados por un informe de la misma so-
que realicé y también algunas ideas que más tarde, en
bre procedimientos para responder a quejas éticas
el periodo de vigencia del Código, me han parecido de
contra psicólogos (Hare-Mustin y Hall, 1981). También
relieve para analizar su significado y su alcance en el
fueron atendidos: el “Código ético del Psicólogo”, de la
ejercicio de la psicología en nuestro país.
Federación Colombiana de Psicología (asamblea de fe-
brero de 1974), el “Código de Deontología” de la Socie-
TAREAS PREPARATORIAS
dad Francesa de Psicología (revisión de mayo de 1976),
La Junta de Gobierno del Colegio de Psicólogos, de la
el “Código deontológico de los Psicólogos italianos”
que por entonces yo formaba parte, me hizo el encargo
(asamblea de septiembre de 1981) y, en fin, algunos
de preparar y presentar en el Primer Congreso Nacional
otros, relativos sea a la profesión médica, sea a profe-
del Colegio de Psicólogos una ponencia que perfilara lí-
siones en general, como el notable “Código de las Profe-
neas de propuesta para un código ético o deontológico siones”, del Estado de Quebec, Canadá, de noviembre
de la profesión. de 1978, quizá el mejor articulado entre los vigentes por
Mi trabajo de preparación de aquella ponencia consis- entonces.
tió en estudiar y cotejar diferentes corpus normativos Del cotejo de las fuentes se desprendía una ancha coin-
profesionales, dentro y fuera del ámbito de la psicolo- cidencia sin discrepancias sustantivas. Las diferencias
gía. Sin reseñar cada uno de ellos a manera de referen- más sobresalientes entre los textos concernían no al mo-
cia bibliográfica, sí merecen mención los que finalmente do de regular, sino al hecho de regular, o no, algunos
proporcionaron la sustancia y fundamento principal. temas. Más que ponerlos en concierto, a la manera del
Fueron, en primer lugar, algunos documentos del ámbito histórico “Decretum” de Graciano en su apaciguador
Correspondencia: Alfredo Fierro. Universidad de Málaga. Facul- empeño de “Concordia de discordantes cánones”, se
tad de Psicología. 29071 Málaga. España. alfredofierro@terra.es trataba de rellenar lagunas, vacíos, sirviéndose de unas

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fuentes para completar a otras. Por mi parte, la lectura, texto que finalmente llegó a aprobarse fue en sustancia, y
extracto y puesta en orden de aquel material venía regi- no sólo en espíritu, el de la ponencia inicial.
do por claves importadas de un análisis crítico del papel Como partícipe activo en aquel proceso de gestación,
de los profesionales en la sociedad contemporánea (cf. mi balance del Código se resume en dos palabras. La
Martín Serrano, 1977). primera es que el Código no fue creado desde la nada,
La ponencia presentada al Congreso, junto con una pro- sino más bien construido y moldeado a partir de mate-
puesta de articulado de Código, incluía los precedentes, riales preexistentes que prefiguraban su obligada fisono-
idénticos o análogos, de los artículos propuestos, pues los mía: en absoluto fue un texto impremeditado o resultante
había para la mayoría de ellos. Las discrepancias meno- de simple voluntarismo. La segunda es que contó con
res, aunque sólo fueran de matiz, que de todos modos sí muy amplio -por no decir unánime- respaldo por parte
se daban en las fuentes, quedaban bajo consideración y de la profesión: fue fruto resultante no de una negocia-
posible discusión al colocar juntos, debajo de cada artícu- ción difícil, sino de un consenso espontáneo de base
lo, los textos antecedentes relacionados. muy ancha en el análisis de las exigencias éticas en el
La ponencia fue ampliamente analizada en el Congre- ejercicio de la psicología.
so a lo largo de la mañana del primer día de sus sesio-
nes. Obtuvo una acogida espléndida en lo sustancial de NÚCLEOS TEMÁTICOS
sus propuestas y se enriqueció con la aportación de co- Un código o una ley no se deja resumir. Su organiza-
municaciones complementarias, a veces sobre asuntos ción en artículos de idéntico rango presume que todos
no contemplados en ella, tales como el ejercicio de la son importantes por igual. Es en otro orden, en el orden
psicología dentro de las instituciones militares. Hubo axiológico y de la teoría jurídica o ética, de los juicios
también una oportuna declaración de condena de la de valor, donde es posible y conveniente encontrar una
presencia de psicólogos en sesiones de tortura a deteni- jerarquía, una arquitectura. La hay, por cierto, en el Có-
dos políticos, condena por desgracia entonces necesa- digo profesional de los psicólogos españoles. Su clave
ria, y ahora tampoco superflua, ante prácticas de bóveda la constituyen algunos principios generales,
inquisitoriales de dictaduras. expresamente declarados, que lo gobiernan: como eje,
El proceso de preparación del Código así iniciado conti- la finalidad humana y social del ejercicio de la psicolo-
nuó su camino con debates y propuestas de las delegacio- gía; en concreción básica suya, la formulación de metas
nes autonómicas del Colegio. Con algunas variaciones, el de actuación profesional, tales como el bienestar, la sa-
lud psíquica, la calidad de vida y la plenitud del desa-
rrollo de personas y grupos humanos.
En el establecimiento de axiomas éticos no cuestiona-
bles el Código recoge principios propios del psicólogo,
pero comunes a toda profesion que opera con material
humano: respeto a la persona, protección de los dere-
chos, honestidad, prudencia. En ese mismo orden, aun-
que en concreción mayor, están los principios de no
discriminación, de imparcialidad ante conflictos y de no
abuso de la situación de poder que es inherente al esta-
tus profesional. Una norma de especial relieve en la in-
tervención psicológica, y que no podía faltar en un texto
ético, es la que señala el respeto debido a los criterios
morales y religiosos de las personas con las que el psicó-
logo trabaja.
Común a toda profesión es también el deber profesio-
nal primario, el de ser competente en la propia profe-
sión, el de saber y saber hacer. La competencia
-jurisdiccional, por así decir, frente a la intrusión de in-
competentes no cualificados- se basa en una cualifica-
Alfredo Fierro ción de competencia profesional, técnica, científica. De
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ello, a su vez, derivan otras prescripciones: abstenerse Algunas normas conciernen al ejercicio privado de la
de utilizar técnicas no contrastadas; respetar otras escue- psicología según se desarrolla en una sociedad de mer-
las y técnicas legítimas; no desacreditar a otros profesio- cado, donde los actos y servicios profesionales son obje-
nales, antes bien, colaborar y comunicarse con expertos to de precio y de pago individual. Las normas
y colegas competentes en el asunto bajo tratamiento o específicas relativas a esos servicios atañen, primero, a
intervención, sean psicólogos o de otras especialidades. la publicidad de los mismos: ha de ser escueta, veraz,
Los núcleos de contenido en el Código son los mismos de no ambigua. El psicólogo, además, no se pondrá al ser-
otros textos normativos: ante todo, la intervención, pero vicio de campañas engañosas de publicidad comercial o
también la investigación y el uso de la información. En el de propaganda ideológica. Otras normas se refieren a
apartado de la intervención, y aparte de lo recién citado, el honorarios y remuneración: con información previa al
Código fija algunos criterios: hay que hacerle saber al clien- cliente sobre su cuantía; no excesiva o abusiva, pero
te los objetivos de la intervención; es preciso terminar ésta al tampoco por debajo de niveles que la llevan a una com-
alcanzar tales objetivos o al quedar en evidencia que uno petencia desleal y a una desvalorización de la profesión;
mismo, este profesional concreto, no va a poderlos a alcan- y permaneciendo lícito prestar servicios gratuitos en cier-
zar, no contribuye a ello, orientando entonces hacia otros tos casos.
profesionales que pueden continuar o completar el proceso
iniciado. El Código es explícito en dos asuntos más: no ex- NIVEL NORMATIVO
plotar las posibles condiciones de desamparo en que algu- Los códigos profesionales ¿son realmente necesarios,
nos sujetos tal vez se encuentren; no mantener relaciones convenientes? Y ¿qué lugar exacto ocupan en la pirámi-
sexuales con los pacientes o clientes. de de normas, pautas, imperantes en una sociedad? La
En el apartado de la investigación -sobre todo, aunque primera pregunta se resuelve por sí misma, si se da una
no sólo, con humanos- la regla de oro del Código es no respuesta plausible a la segunda. Un código profesional
causar daños irreversibles a los sujetos bajo estudio. El tiene razón de ser si -y sólo si- existe un espacio específi-
sujeto experimental ha de poder abandonar en cualquier co irreductible, tanto al de las leyes o normas legítima-
momento la situación a la que se ve expuesto, aunque mente establecidas por la autoridad, cuanto al de los
haya ingresado en ella de manera voluntaria. Cuando usos y costumbres simplemente tales, pero aceptados co-
en la experimentación se utilice decepción o engaño, és- mo normativos en la sociedad o en el grupo.
te debe ser subsanado al terminar la sesión. Ahora bien, tal espacio o estrato regulador existe. Es el
El uso de la información en manos del psicólogo es se- de la ética profesional del psicólogo, ética suya no como
guramente el tema más detallado en todos los textos de- individuo, sino como perteneciente a una profesión y
ontológicos, también en el Código del Colegio. La responsable de un servicio a la sociedad. El psicólogo,
riqueza de los detalles ha de verse como proporcionada desde luego, sobra insistir en ello, tiene una conciencia
quizá no tanto a la importancia del tema, no más impor- moral, unos criterios éticos personales, a los que se atie-
tante que el de la ética de la intervención, cuanto a la ne no sólo en su línea de conducta como ciudadano, si-
abundancia de pormenores en una casuística que, aún no también en su actuación profesional. Tales criterios
entonces, las normas no pueden prever en todos sus ex- de conciencia son válidos para la persona, pero en ellos
tremos. Tampoco cabe aquí detallar cada precepto, sólo no tiene por qué coincidir del todo con otros colegas y
enunciar los criterios rectores de: confidencialidad y se- ciudadanos. Por otro lado, y en la cúspide de la pirámi-
creto profesional (ni aun con consentimiento del sujeto, y de normativa, están las leyes, códigos civiles y penales,
salvo imperativo legal); claridad, precisión, inteligibili- reglamentos de obligado cumplimiento, que recaban su
dad en los informes, puntualizando el grado de certeza legitimidad y su sanción en el sistema jurídico de una so-
y los márgenes de interpretación; preceptiva información ciedad. Entre un plano y otro, sin embargo, discurre una
al interesado, aunque el informe haya sido recabado franja intermedia que es el espacio de un código o con-
por otras personas (jueces, padres, patronos); un uso de junto normativo profesional: situado entre lo penal o jurí-
casos con fines de exposición científica o didáctica que dicamente establecido y la conciencia subjetiva
no permita identificación de las personas; archivo o re- individual. Es probable que algunas normas de ese códi-
gistro de datos con consentimiento del cliente y en custo- go profesional pasen a incorporarse a la legalidad so-
dia que los haga inaccesibles a personas extrañas. cial común, en cuyo caso la anticipan, la prefiguran y

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promueven; o incluso que formen parte ya de ella, en rativo? En absoluto hay que excluirlo. A veces, en su ac-
cuyo caso redundan en ella, la robustecen. Es probable tuación se hallan en juego la vida y la muerte, la integri-
asimismo que criterios ampliamente compartidos en con- dad física o psicológica; y eso no admite la liviandad o
ciencia por los profesionales lleguen a ser normativos levedad del ser moral.
para la profesión como tal. La comunicación y movilidad Hay, sin embargo, otros modos de encarar lo ético y
entre niveles no obsta, sin embargo, a su diferenciación. moral, tomando desde otra raíz etimológica: las “mores”
Lo que conviene resaltar es que el nivel propio de un có- y el “ethos”, el talante y línea de conducta usual, las cos-
digo profesional se corresponde no, o no sólo, con la tumbres -se sobreentiende- buenas, recomendables. In-
moral o conciencia individual, sino con una moral que cluso la “virtud” alude en su raíz (“areté” en griego,
es ya pública, con una conciencia que lo es de profe- “virtus” en latín) no a algún imperativo externo, sino a
sión. En tal código se halla en juego algo más que la una cualidad y excelencia interna, que es a la vez valor,
conciencia y la decencia personal de tal o cual psicólo- coraje y virtualidad o potencial. La moral del psicólogo
go: está en acto la rectitud en el ejercicio profesional; y es entonces simplemente la honestidad o decencia en su
esto constituye un hecho público, de ética civil, porque se conducta, usos y maneras profesionales. Su “virtud” es
trata de una profesión que, incluso cuando se ejerce en su profesionalidad. Las normas éticas son proposiciones
el ámbito privado, desempeña un servicio cívico, públi- acerca de cómo se comporta un buen psicólogo.
co, social, en bien de la comunidad. Esas proposiciones pueden quedar codificadas en un
Todo lo anterior, de todos modos, puede ser comenta- corpus normativo de la profesión. Funcionan entonces a
do y analizado en registros distintos, que representan manera de reglas de un pacto explícito o de un contrato
otras tantas claves de lectura y aplicación de un código tipo, por parte de un colectivo de profesionales, los psi-
profesional: como directorio de deberes y prohibiciones; cólogos en este caso, ante -y con- la comunidad en la
como conjunto de buenos usos; como pacto de una pro- que prestan sus servicios, con la sociedad en general y
fesión con la sociedad a la que sirve; como pautas de también, en concreto, con los reales o potenciales clien-
realización personal. tes o usuarios de tales servicios.
La etimología de “deontológico” lleva a un enfoque de La sanción de un pacto profesional y civil así codificado,
raíz griega en “deón”, deber, “deber ser”, como ha su- el cierre de seguridad y garantía que lo avala no son pe-
brayado la ética kantiana y neokantiana del imperativo nas al modo de los códigos penales, pero sí implican pe-
categórico: “es muss sein”, así debe ser. En los tiempos nalización: la del juicio, censura y eventualmente condena
que corren, ligeros de equipaje de conciencia, no es un formal por parte de los colegas en la profesión, sobre to-
enfoque popular. Cunde la desconfianza hacia una ética do a través de sus instituciones y organismos colegiados,
del deber, deontológica, de imperativos, y ha podido en dictamen que puede llegar a la expulsión del Colegio y
tranquilamente hablarse del “crepúsculo del deber” en que, en alcance aún más grave para el transgresor, puede
nuestra época (Lipovetsky, 1992 / 1994). Puntualice- plasmarse en condena también social y no sólo profesio-
mos, pese a todo: tampoco hay que aceptar esa clase de nal, amplificada en los medios de comunicación.
derrotas y derroteros morales. No hay por qué acatar el Tal vez sea inapropiado concebir como código ese
ocaso de los deberes; antes al contrario, más necesarios conjunto de pautas. En el momento de escribir estas line-
que nunca, persisten algunos “noes” esenciales: no ha- as el Servicio Andaluz de Salud está preparando para
rás la guerra, no matarás, no torturarás, no violarás, no sus 75.000 empleados un código de conducta que se va
causarás dolor gratuito. Lo de menos es que el psicólogo a llamar Libro de Estilo, como el que en algunos periódi-
no pueda desentenderse de esas claras, tajantes líneas cos rige un amplio espectro de modos de operar: desde
del deber, en las que eventualmente puede llegar a verse la ortografía y el uso de siglas hasta las pautas éticas
implicado y que por eso se mencionan en códigos profe- periodísticas de veracidad, confidencialidad y otras. Es
sionales. Lo de veras crucial es que ese breve censo de cierto, ortografía y ortopraxis tienen raíz común en la
imperativos mínimos, indispensables para la conviven- rectitud en el escribir y en el obrar. Las normas deontoló-
cia, reciba una sanción jurídica e internacional en el gicas son el libro de estilo, ortográfico y ortopráctico, del
más riguroso de los planteamientos y que en consecuen- ejercicio de una profesión.
cia se vea plasmado en códigos internacionales. Por eso mismo, sin disputar sobre denominaciones y sin
¿Enfoque deontológico, pues, para las pautas profesio- perjuicio de todos los anteriores registros y claves de lo
nales del psicólogo?; ¿enfoque de un “deber ser” impe- normativo, queda por comentar todavía otra acepción y
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enfoque de lo moral, relacionado con la “virtud”, con la BIBLIOGRAFÍA


excelencia, pero consistente en la felicidad (“eudemonía”) American Psychological Association (1981). Ethical Prin-
y en la realización de cada cual como persona. Es un en- ciples of Psychologists. American Psychologist, 36(6),
foque que concilia los antiguos principios de una ética eu- 633-638.
demonista, no prescriptiva, al modo de Aristóteles, American Psychological Association (1985). Rules and
oportunamente rescatado en nuestros días por MacIntyre procedures. American Psychologist, 40(6), 685-694.
(1984 / 1987), y las propuestas de una psicología de au- Fierro, A. (2000). Sobre la vida feliz. Málaga: Aljibe.
torrealización, de actualización del potencial humano Hare-Mustin R.T. y Hall, J. E. (1981). Procedures for res-
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2000). En ese enfoque, el nudo de enlace entre autorreali-
American Psychologist, 36(12), 1494-1505.
zación personal y ejercicio de la psicología es muy simple,
Lipovetsky, G. (1992 / 1994). Le crépuscule du devoir /
pero bien firme y no fácil de desatar. En los profesionales
El crepúsculo del deber. París / Barcelona: Gallimard
que trabajan con material humano, como los psicólogos o
/ Anagrama.
los educadores, la madurez profesional resulta insepara-
ble de la madurez personal. Una persona inmadura no MacIntyre, A. (1984 / 1987). After virtue / Tras la vir-
puede contribuir a que maduren otros. La madurez, reali- tud. Indiana / Barcelona: Univ. Notre Dame Press /
zación, felicidad de las personas a quienes o con quienes Crítica.
trata el psicólogo no son disociables de las propias suyas. Martín Serrano, M. (1977). Los profesionales en la so-
Bajo esa lente el Código de la profesión y ejercicio de la ciedad capitalista. Madrid: Pablo del Río.
psicología señala las condiciones bajo las cuales será po- Maslow, A. H. (1968 / 1976). Towards a Psychology of
sible que el psicólogo se realice a la vez como profesional being / El hombre autorrealizado. Princeton / Barce-
y como persona. lona: Van Nostrand/ Kairós.
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VI CONGRESO IBEROAMERICANO
DE PSICOLOGÍA DE LA SALUD
Buenos Aires Argentina del 30 de septiembre y el 3 de octubre de 2001
Centro de Conveciones Paseo La Plaza

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✔ Centro de Estudios en Psicología de la Salud. ✔ Enfermedades que amenazan la vida Colegio Oficial
(Argentina) ✔ Problemas de salud relacionados con la de Psicólogos de España
✔ Asociación Colombiana para el Avance de las alimentación
Ciencias de la Conducta. ✔ Problemas de salud relacionados con la
✔ Asociación Española de Psicología sexualidad COORDINADORA COMISIÓN
Conductual. ✔ Cirugías, traumatismos e intervenciones en ORGANIZADORA PRELIMINAR
✔ Hispanic Issues in Behavior Therapy Special situaciones agudas Beatriz Gómez
Group. (USA) ✔ Privación, retardo y discapacidad. Secretaria Ejecutiva
AIGLE
PRESIDENTE DEL CONGRESO EXPOSITORES INVITADOS Virrey Olaguer y Féliú 2679
Héctor Fernández Alvarez ✔ Lucio Balarezo (Ecuador) 1426,Buenos Aires- Argentina
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COMITÉ CIENTÍFICO ✔ Cristina Botella Arbona (España) Fax: 54 11 4784-3563
Gualberto Buela Casal (Presidente) ✔ Andrés Consoli (USA) E-Mail: faigle@teletel.com.ar
Jorge Grau (Vicepresidente) ✔ Saúl Fuks (Argentina) Dado el interés que este Congreso ofrece para los
José Bonet ✔ David Jáuregui Camasca (Perú) profesionales de la psicología, el COP está intentando
Raquel Krawchik ✔ Wilson López (Colombia) formar un grupo para asistir al Congreso, por lo que
todas aquellas personas que estén interesadas deberán
Oscar Taber ✔ Pilar Matud (Tenerife, España) contactar con la Secretaría Estatal del Colegio Oficial
✔ Mathilde Neder (Brasil) de Psicólogos
EJES TEMÁTICOS ✔ juan Preciado (USA) Conde de Peñalver, núm. 45-5ª Planta
28006 Madrid
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Tel: 91 444 90 20 ● Fax: 91 309 56 15
✔ Familia y salud ✔ María Inés Winkler (Chile) E-mail: secop@correo.cop.es

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