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El siguiente en sentarse en el banquillo de los acusados fue ARTHUR SEYSS-INQUART,

participó en la anexión de Austria al Reich. Hizo deportar a los judíos al este y envió a los
opositores políticos a campos de concentración. A partir de septiembre de 1939 y de mayo
de 1940, Seyss-Inquart gobernó respectivamente los territorios de Polonia y Holanda que
habían sido ocupados tras una guerra de agresión. Tenía conocimiento del inicio de la acción
AB, Ausserordentliche Befriedigungsaktion o acción especial de pacificación, por la que
fueron asesinados varios intelectuales polacos. En los Países Bajos aplicó una política de
terror y envió mano de obra forzosa a Alemania. Supervisó la deportación de judíos
holandeses a Auschwitz. Participó conscientemente en los crímenes de guerra y en los
crímenes contra la humanidad.

 Veredicto: culpable de los cargos segundo, tercero y cuarto


 Sentencia: pena de muerte

Le tocaba el turno a ALBERT SPEER, para muchos asistentes se erigió como el acusado
que despertó más compasión. Cuando advirtió que Hitler estaba decidido a continuar con la
guerra aun sabiendo que aquello supondría la ruina y la destrucción del pueblo alemán,
supuestamente diseñó un plan para asesinarlo.

La franqueza aparente de las afirmaciones de Speer y su voluntad de asumir


responsabilidades ocultaban, sin embargo, las terribles realidades sobre las que se habían
basado sus éxitos personales. Gran parte de ese éxito se debió a la importación de mano de
obra esclava, ésta fue la base de la acusación contra Speer, que dijo no saber nada de las
sobrecogedoras condiciones de trabajo de los obreros. Aunque era Sauckel quien dirigía la
obtención de mano de obra esclava, fue Speer quién le informó sobre la previsión de los
trabajadores necesarios, y sabía que éstos se conseguirían por la fuerza. Hacia el final de la
guerra se opuso a la orden de tierra quemada dictada por Hitler.

 Veredicto: culpable de los cargos tercero y cuarto


 Sentencia: 20 años de prisión

MARTIN BORMANN, en paradero desconocido desde los últimos días de la guerra se le


juzgó in absentia. A partir de enero de 1942 tenía el control de todas las leyes y directivas
dictadas por Hitler. Estaba al corriente de los planes de asesinato en masa en Rusia. Fue un
miembro activo en la persecución de los judíos, en 1943 ratificó una ley que les negaba el
amparo de los tribunales y los situaba bajo la jurisdicción de la Gestapo. Desempeñó un
papel importante en el programa de trabajos forzados.

 Veredicto: culpable de los cargos tercero y cuarto


 Sentencia: pena de muerte

A fnales de agosto de 1946 todo quedó a la espera de los veredictos y las sentencias.

LOS VEREDICTOS

El punto culminante del juicio se produjo el 1 de octubre de 1946. Los horrores que
cometieron los nazis quedaron al descubierto. Por fin los jueces habían llegado a un veredicto
y los acusados regresaban al banquillo. Ante todo el mundo esperaban el destino que les
aguardaba.

El primer cargo, la acusación de conspiración que habían presentado los norteamericanos,


fue el más costoso a la hora de llegar a un consenso por parte de los ocho jueces del tribunal.
Para alcanzar un acuerdo, tuvieron que reducir sustancialmente el alcance del cargo de
conspiración, que inicialmente era el principal. Por lo que respecta a los otros tres cargos,
sólo se consideró pertinente el de guerra de agresión y únicamente a partir de 1937, la fecha
del memorando Hossbach.

Se tardaron dos días en leer la sentencia, puesto que abarcaba un período de veinte años
desde el ascenso de los nazis hasta sus actos de guerra y comprendía tanto un resumen de
las pruebas como las resoluciones del tribunal sobre el alcance de los cargos. Hasta el
segundo día no se comenzó a abordar el papel de cada uno de los acusados y declarar si se
habían probado los cargos contra ellos.

Los veredictos de los jueces sorprendieron a casi todos los presentes en la sala, la gran
mayoría incluyendo a la gente que seguía de cerca el juicio pensaba que todos los acusados
serían declarados culpables de todos los cargos y condenados a la horca. La sorpresa fue
que en la sentencia de los 22 acusados del proceso principal incluye doce penas de muerte
y tres absoluciones, Schacht, Papen y Fritzsche

CUMPLIMIENTO DE LAS PENAS

La fecha de las ejecuciones se mantuvo en secreto para los condenados, pero la noche del
15 de octubre de 1946 ya sabían todos que los ahorcamientos estaban programados para la
madrugada del día siguiente.

Hermann Göring se suicidó ingiriendo una cápsula de cianuro dos horas antes de la hora
programada para que subiera al patíbulo, construido en el gimnasio del patio de la prisión, a
unos treinta y cinco metros del bloque de celdas donde habían transcurrido sus últimos días.

Joachim von Ribbentrop ocupó el lugar dejado por Göring como el primero en ir a la horca.
En apenas dos horas los diez condenados fueron colgados. El último fue Arthur Seyss-
Inquart. De camino al patíbulo, la mayoría intentaron aparentar coraje. Algunos se mostraron
desafiantes, otros resignados, otros rogaron a Dios. Todos menos Alfred Rosenberg
pronunciaron unas últimas palabras en el cadalso. Pero el único que hizo referencia a Hitler
o a la ideología nazi fue Julius Streicher.

Tres patíbulos de madera se alzaban en el interior del gimnasio, una sala de diez metros de
ancho por veinticinco de largo. Se utilizaban dos patíbulos para agilizar el proceso de manera
que cuando se abría la trampilla y la víctima desaparecía la policía militar traía al siguiente
hombre en ser ejecutado.

Los cuerpos fueron fotografiados para acabar con posibles rumores de que alguno de ellos
había logrado escapar, luego fueron incinerados y sus cenizas esparcidas en un río.

Los siete acusados que habían sido condenados a prisión, Raeder, Funk, Von Neurath, Von
Schirach, Dönitz, Speer y Hess, cumplieron sus sentencias como únicos reclusos de la
prisión de Spandau, en Berlín. Uno a uno fueron liberados, en algunos casos antes de tiempo
por problemas de salud, en los casos de von Neurath en 1954, Raeder en 1955 y Funk en
1957 con la excepción de Hess que pasó el resto de su vida en prisión, como único recluso
más de veinte años.

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