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La Habana
2011
UNIVERSIDAD DE LA HABANA
CENTRO DE INVESTIGACIONES MARINAS
La Habana
2011
AGRADECIMIENTOS
Todo el que de una forma u otra ha estado cerca de mí en estos últimos seis años, puede
entender que escribir los agradecimientos de esta tesis no es tarea fácil, pues han sido
muchos los que me han brindado su ayuda incondicional para la elaboración y felizmente la
culminación de este trabajo.
A Gabriel Márquez, de la UJAT, por su gran ayuda y por haberme iniciado en el tema de
los lepisosteidos.
A la Dra. Allyse Ferrara, de la Universidad Nicholls State, EEUU, por sus sugerencias y
comentarios a los artículos relacionados con esta tesis que fueron de gran valía.
A la Dra. María Elena Ibarra por haberme abierto las puertas cuando pensé que ya nada era
posible, por su ejemplo y por su empeño de llevar a cabo esta utopía.
Al Consejo Científico del CIM y a los oponentes, por todas las sugerencias y señalamientos
realizados, lo cual fue de mucha ayuda.
A los trabajadores del CIM y en especial al grupo de Acuicultura Marina que de una forma
u otra se vincularon a esta investigación; a Jorge Angulo por facilitarme tanto las cosas
cuando estaba en la recta final; a Raúl Cruz, Lalana y Manolo por brindarme su ayuda cada
vez que lo necesité; al personal de administración del centro.
A Patricia y Julia por la exhaustiva revisión del documento final, sus señalamientos, y
sugerencias. Por la gran ayuda brindada por ambas desde el inicio de este proyecto, miles
de gracias.
A todos los involucrados en la impresión de este trabajo (Aimée, Vilma, Melvis, Eduardo y
Felipe).
A mis padres, a los que les dedico esta tesis, porque además del mérito en sí que tienen, han
formado parte activa en este trabajo, a tal punto de convertirse en ocasiones
imprescindibles, pues sin su intervención esto no hubiese llegado al final.
A mis hermanas Jeannett, Laritza, Yildian y Patricia, por saber que las tengo para las
buenas y para las malas, por el apoyo y el ánimo brindado para seguir adelante.
A Javier, porque sin su ayuda en las experimentaciones me hubiese sido imposible llevar a
cabo tan intenso trabajo, por darme fuerzas para continuar, por existir y por hacerme feliz.
A mis hijas, ambas engendradas durante la realización de este trabajo e involucrada una,
Cynthia, en el arduo trabajo experimental y la otra, Maya, en el intenso proceso intelectual
que conlleva la escritura de la tesis. A ambas por ser mi inspiración.
En fin, a todos los que han aportado su poquito, aunque no aparezcan explícitamente aquí,
Muchas Gracias
.
A mis padres, por su ejemplo
__________________________________________________________________________________Síntesis
SÍNTESIS
El estudio de la etapa larval de Atractosteus tristoechus fue realizado a través del análisis
morfo-fisiológico bajo condiciones de cultivo a 28oC, desde la eclosión hasta los 18 días
después de eclosionadas (DDE) las larvas. Se identificaron y describieron tres etapas de
desarrollo: adherida 0-3 DDE, de transición 4-10 DDE y libre nadadora 11-18 DDE. Las
tasas de crecimiento fueron de 1,30 mm/d y 10,2 %/d, encontrándose una desaceleración en
la segunda etapa que coincide con las mayores alometrías, lo que indica fuertes cambios
morfogénicos. En esta etapa crítica es donde ocurre el agotamiento del vitelo y la transición
de la alimentación endógena a exógena. A los 4 DDE el tracto digestivo está diferenciado
en región bucofaríngea, esófago, estómago con sus tres zonas e intestino anterior y
posterior; detectándose tempranamente la actividad de las proteasas ácidas antes que la de
las alcalinas. La tercera etapa se caracteriza por un pronunciado incremento del peso debido
a la absorción eficiente de los nutrientes externos como consecuencia de la maduración del
tracto digestivo. En este momento se inicia la transición hacia juvenil y se evidencia en el
crecimiento los efectos de la inanición y de diferentes dietas. Se evaluaron cinco dietas
inertes de iniciación, encontrándose los mejores resultados en incremento en peso y
supervivencia con la moina congelada. La integración de los resultados morfo-fisiológicos
mostró que la ontogenia larval del manjuarí ocurre a través de cambios puntuales y rápidos
de la mayoría de los elementos analizados, más que por una gradación continua,
identificándose dos puntos críticos en el desarrollo larval de esta especie.
_______________________________________________________________________Tabla de Contenidos
TABLA DE CONTENIDOS
Capítulo Pág.
1. INTRODUCCIÓN ----------------------------------------------------------------------- 1
2. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA ------------------------------------------------------- 8
2.1 Sistemática de los lepisosteidos vivientes …………………………………... 9
2.2 Generalidades de los lepisosteidos …………………………………………. 10
2.2.1 Hábitat …………………………………………………………………. 11
2.2.2 Alimentación …………………………………………………………... 11
2.2.3 Reproducción …………………………………………………………... 12
2.2.4 Relación con el hombre e importancia ………………………………… 13
2.2.5 Situación actual de las poblaciones de lepisosteidos …………………... 13
2.3 Especificidades biológicas de Atractosteus tristoechus …………………….. 14
2.4 Estudios de la etapa larval de los lepisosteidos ……………………………... 16
2.5 Ontogenia en peces ………………………………………………………….. 18
2.6 Alimentación larval …………………………………………………………. 20
3. MATERIALES Y MÉTODOS -------------------------------------------------------- 22
3.1 Condiciones experimentales ……………………………..………………… 23
3.2 Muestreos …………………………………………………...……………… 26
3.3 Procesamiento de las muestras, mediciones y determinaciones…………….. 26
3.3.1 Análisis histológico ………………………………………………….. 28
3.3.2 Actividad enzimática del tracto digestivo ………………….………... 28
3.4 Análisis estadísticos ………………………………………………………… 30
4. RESULTADOS --------------------------------------------------------------------------- 32
4.1 Descripción morfológica larval ……………………………………………... 33
4.2 Morfometría larval …………………………………………………………. 37
4.3 Crecimiento …………………………………………..…………………….. 39
4.4 Desarrollo histológico del tracto digestivo …………………………………. 43
4.5 Ontogenia de las enzimas digestivas …...…………………………………… 48
4.6 Alimentación larval ………...………………………………………………. 50
4.6.1 Dietas de iniciación …..………………………………………………... 50
4.6.2 Efectos de la inanición en la etapa larval …………………………….. 52
4.7 Generalización ……………………………………………………………… 55
_______________________________________________________________________Tabla de Contenidos
Capítulo Pág.
5. DISCUSIÓN ------------------------------------------------------------------------------ 56
5.1 Etapa 1 de desarrollo larval ………………………………….….…………... 57
5.2 Etapa 2 de desarrollo larval ………………………….…..……….…………. 59
5.3 Etapa 3 de desarrollo larval ……………………………..……..……………. 70
5.4 Generalizaciones ……………………………….…………..…….…………. 76
6. CONCLUSIONES ----------------------------------------------------------------------- 80
7. RECOMENDACIONES ---------------------------------------------------------------- 82
8. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ---------------------------------------------- 84
9. ANEXO
1. INTRODUCCIÓN
1
______________________________________________________________________________Introducción
La primera obra donde se hace referencia al manjuarí, es la publicada por Parra (1787), en
la cual se hace una breve descripción del mismo y aparece un grabado de su aspecto
externo, aunque su clasificación fue realizada por Bloch y Schneider (1801) nombrándolo
Esox tristoechus. Posteriormente, en estudios realizados por Poey (1854) se describe a la
especie, se presentan varios dibujos sobre su anatomía externa e interna y se destaca la
función de la vejiga de los gases como alternativa para su respiración. Otros autores como
2
______________________________________________________________________________Introducción
3
______________________________________________________________________________Introducción
4
______________________________________________________________________________Introducción
calidad de las larvas, es el que establece la viabilidad económica del proceso, pues el mayor
costo del mismo está representado por los grandes gastos que significa la alimentación,
principalmente de las larvas. Es por ello que la búsqueda de dietas adecuadas debe
considerar tanto las particularidades nutricionales de la especie en cuestión, como la
rentabilidad económica y las posibilidades tecnológicas con las que se pueden contar.
El establecimiento de sistemas de cultivos de peces, estén estos amenazados o no, ha
constituido una vía eficaz para la reducción de la presión de pesca sobre los mismos, y en
muchas ocasiones se ha convertido en una opción efectiva para la repoblación de áreas
naturales (Leitão et al., 2011). Es por ello que se avizora el cultivo del manjuarí como un
posible paliativo a la situación actual que presentan sus poblaciones. Tanto la metodología
existente desde la década de los 90 en la Ciénaga de Zapata para el desove y cultivo de
larvas y juveniles, así como los antecedentes de los cultivos a gran escala que actualmente
existen con las otras dos especies del género Atractosteus; sientan las bases para el
perfeccionamiento de un sistema que puede ofrecer la posibilidad tanto para la explotación
comercial con fines ornamentales, como para el establecimiento de programas de
repoblación en áreas naturales.
Dado el valor faunístico del manjuarí, por ser endémico, por su importancia científica,
económica y social, la aparente situación actual de vulnerabilidad de sus poblaciones y
encontrándose una problemática cuya solución requiere de una base teórica que sirva como
punto de partida en la elaboración de medidas eficaces para su conservación y manejo; se
proponen la siguiente hipótesis y objetivos de trabajo.
HIPÓTESIS
La caracterización morfo-fisiológica de las larvas de manjuarí (Atractosteus tristoechus)
mantenidas en condiciones de cultivo, permite encontrar los puntos críticos del desarrollo
de esta etapa.
Objetivo general:
Evaluar morfo-fisiológicamente la etapa larval del manjuarí (Atractosteus tristoechus) en
condiciones de cultivo.
5
______________________________________________________________________________Introducción
Objetivos específicos:
1. Describir los principales cambios morfológicos y morfométricos durante la etapa
larval.
2. Describir histológicamente el desarrollo del tracto digestivo de las larvas.
3. Cuantificar la actividad de las enzimas digestivas durante la ontogenia larval.
4. Evaluar cinco dietas inertes de iniciación.
5. Determinar el efecto de la inanición en la supervivencia y crecimiento de las larvas.
6
______________________________________________________________________________Introducción
Parte de los resultados de esta tesis fueron publicados en revistas internacionales arbitradas
(Fish Biology and Biochemistry (2006) y Zoological Science (2010)) y presentados en
cinco ponencias orales y un cartel, en tres eventos internacionales auspiciados por la Red
Internacional para la Investigación y el Manejo de los Lepisosteidos.
7
2. REVISIÓN
BIBLIOGRÁFICA
8
______________________________________________________________________Revisión Bibliográfica
9
______________________________________________________________________Revisión Bibliográfica
10
______________________________________________________________________Revisión Bibliográfica
serie exterior de dientes pequeños, seguida por una o dos series de dientes mayores
aguzados, dientes presentes también en el vómer, palatinos y faringe; lengua edentada,
corta, emarginada, anteriormente libre; ojos pequeños; narinas cerca del final de la
mandíbula superior; espiráculos ausentes; pseudobranquias presentes; cuatro arcos
branquiales, con la abertura tras el último; branquiespinas cortas; “pulmón” presente,
funcional; aleta dorsal corta, alta, posterior, más o menos opuesta a la anal, que es de forma
similar; cola heterocerca abreviada y redondeada, con filamento posterior en los juveniles;
ventrales aproximadamente equidistantes de las pectorales y la anal; pectorales y ventrales
moderadas, con pocos radios (Villa, 1982).
2.2.1 Hábitat
Los lepisosteidos se encuentran en ríos, esteros, canales y lagunas de aguas dulces, gustan
de la vegetación y aguas tranquilas, siendo peces de costumbres poco activas (Poly, 2001).
Algunas especies se han visto en aguas salobres o marinas a lo largo de la costa del Golfo
de México (Goodyear, 1966; Bussing, 1987; Robinson y Buchanan, 1988) indicando su
tolerancia a determinadas salinidades.
2.2.2 Alimentación
De manera general los lepisosteidos adultos se alimentan principalmente de peces,
crustáceos (Potter, 1923; Toole, 1971; Reséndez y Salvadores, 1983) y artrópodos
(Goodyear, 1967), aunque también se han encontrado eventualmente restos de aves en sus
contenidos estomacales (Raney, 1942). Las preferencias alimentarias dependen de varios
factores, entre los que se encuentran la disponibilidad del alimento, la etapa de desarrollo y
la especie. Holloway (1954), Netsch (1964) y Echelle y Riggs (1972) reportaron que en la
etapa juvenil de L. osseus, L. oculatus, L. platyrhincus y L. platostomus prefieren insectos
como las larvas de mosquitos, microcrustáceos y peces, pero que con el desarrollo de los
mismos se muestra una mayor preferencia por los peces en la dieta. Los escasos organismos
bentónicos encontrados en los contenidos estomacales y la abundancia de pelágicos como
Gambusia, suponen que su alimentación se realiza principalmente en la superficie (Echelle
y Riggs, 1972). Se ha sugerido que este tipo de alimentación tiene cierta relación con su
capacidad para respirar aire atmosférico, un proceso que ocurre frecuentemente durante el
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______________________________________________________________________Revisión Bibliográfica
verano en las aguas poco profundas de las lagunas. Por otra parte, Holloway (1954)
mencionó que la alimentación de L. platyrhincus se lleva a cabo principalmente a la caída
del sol, durante las noches o en los días nublados. Esto coincide con lo observado por
Reséndez y Salvadores (1983), quienes en función del grado de digestión de los contenidos
estomacales de A. tropicus y de la hora de captura, dedujeron que estos animales eran de
hábitos nocturnos. De manera similar, Goodyear (1967) mencionó que L. osseus es un
depredador activo en aguas abiertas, alimentándose preferentemente en la noche.
La estrategia de depredación de los lepisosteidos consiste en la ausencia de movimientos
innecesarios, permaneciendo inmóviles hasta que la presa se encuentra a su alcance y en
ese momento con un movimiento lateral muy rápido de la cabeza atrapa súbitamente de un
mordisco a la misma (Suttkus, 1963; Netsch, 1964). A pesar de los numerosos y agudos
dientes con que se encuentran dotados estos animales, en los contenidos estomacales
prácticamente no se hallan individuos en pedazos o mordidos, lo que sugiere que los
dientes son utilizados principalmente para evitar que las presas escapen.
2.2.3 Reproducción
Los lepisosteidos presentan un comportamiento poco gregario, sin embargo, durante la
temporada de reproducción, se les puede encontrar formando grupos de hasta más de 20 al
mismo tiempo (Holloway, 1954, Alemán y Contreras, 1987). Suttkus (1963) mencionó que
cuando las hembras van a desovar encabezan los grupos de reproductores y se aproximan a
las orillas, haciéndose acompañar de uno a cuatro machos. Éstos con el hocico presionan la
región abdominal de la hembra hasta que se inician los movimientos bruscos típicos de la
ovoposición, sincronizado con la expulsión del esperma de los machos. Ocurre así la
fecundación de los óvulos y la formación de los huevos que se adhieren a la vegetación
sumergida por estar cubiertos de una sustancia pegajosa (Contreras y Alemán, 1987). Estos
huevos son relativamente grandes, hasta 4 mm, de color verdoso y son tóxicos, por lo que
causan graves daños sin son ingeridos por aves o mamíferos (Netsch y Witt, 1962).
Los desoves ocurren habitualmente en las horas más frescas (Pérez-Sánchez, 1995) y las
épocas de desove típicas son durante la primavera y principios del verano (García de León
et al., 2001; Love, 2004). Es en este período donde se incrementan las lluvias, por lo que
crecen los niveles de aguas en las zonas inundables, la maleza sirve como sustrato para los
12
______________________________________________________________________Revisión Bibliográfica
huevos y aumentan los niveles de zooplancton, lo que asegura el alimento para las futuras
larvas (Pérez-Sánchez, 1995).
Los embriones permanecen pocos días en incubación, nace una larva que presenta un
órgano adhesivo con el que se fija a los objetos sumergidos hasta que comienza la natación
y la búsqueda de alimentos (Mendoza et al., 2004b).
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______________________________________________________________________Revisión Bibliográfica
manera crítica las zonas de permanencia y desove de estas especies. Desde hace poco
tiempo es que estas áreas han ocupado el lugar ecológico que realmente tienen como
reservorio de una riqueza incalculable de la flora y la fauna. Estas zonas, por sus
características hidro-geográficas, también se han visto afectadas por la contaminación, la
cual está considerada como otro factor negativo que afecta a las poblaciones de
lepisosteidos (Hartley et al., 1996).
Desafortunadamente, los estudios poblaciones sobre los aspectos básicos con interés en la
conservación de este grupo se desconocen o apenas han sido explorados, lo cual dificulta la
determinación con precisión del estatus de cada especie y del tipo de medidas específicas
que se requieren para protegerlas. No obstante, se ha empleado el principio precautorio en
muchas de ellas, como en los Estados Unidos, donde A. spatula, L. platostomus, L. oculatus
y L. osseus han sido declaradas en el estatus de peligro en Kentucky, amenazada en Illinois
y necesaria de manejo en Tennessee (Simon y Wallus, 1989). Por su parte, la especie A.
spatula fue considerada potencialmente en riesgo considerable de desaparecer en gran parte
del Golfo de México (Mendoza et al., 2004a) y A. tropicus fue incluida en Costa Rica
dentro de la lista de especies con poblaciones reducidas (Mora et al., 1997). En el caso de
A. tristoechus, éste fue considerado como primariamente amenazado por Buide et al.
(1974) y como vulnerable por Pérez et al. (1999), basándose fundamentalmente en los
factores de amenazas y la escasa información que se tenía sobre la especie.
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______________________________________________________________________Revisión Bibliográfica
Orden Lepisosteiformes
Familia Lepisosteidae
Género Atractosteus
Especie Atractosteus tristoechus (Bloch & Schneider, 1801)
La etimología indica: Atractosteus (del griego atractos = ahusado, referido a la forma del
cuerpo y del latín osteus = hueso, referido a la escama) y tristoechus (del latín tri = tres y
del griego steachos = hileras, filas; referido a las tres hileras de dientes presentes en las
mandíbulas, dos en la superior y una en la inferior) (Prats, 2003). El nombre común de
manjuarí proviene de los primeros pobladores de Cuba que lo llamaron “manchuari”
debido a sus dientes abundantes (Cosculluela, 1965).
En cuanto a las características morfológicas externas del adulto, son similares a las del resto
de los lepisosteidos, con la excepción de que carece de manchas en la región de la cabeza,
las aletas y el dorso del cuerpo (Poey, 1854; Wiley, 1976). La coloración general es de
parda oscura a gris verdosa, más clara en el vientre. Presentan un cuerpo alargado,
cilíndrico, cubierto por las escamas ganoideas y la línea lateral es completa y recta sin que
difieran las escamas en esta zona. La cabeza es deprimida dorso-ventralmente y protegida
por placas osificadas. La boca es terminal y grande, con mandíbulas armadas con tres
hileras de numerosos dientes cónicos y afilados, siendo la mandíbula superior más
prolongada que la inferior. Además, aparecen dientes relacionados con el vómer, palatinos
y faringe (Parra, 1787; Poey, 1854; Gómez de la Maza 1965, Alayo, 1973). Difiere de los
otros representantes del género por las características de los huesos craneales y el número
de los rastrillos branquiales (Suttkus, 1963; Wiley, 1976).
Posee fuertes hábitos carnívoros, por lo que se alimenta de animales acuáticos de todo tipo,
de preferencia peces, además de pequeños reptiles, crustáceos, anfibios y aves acuáticas
(Poey, 1854; Vergara, 1992). Los endoparásitos más frecuentes fueron descritos por Pérez
(1936), Barus y Moravec (1967) y Coy y Hernández (1982) e incluyó a especies como:
Proteocephalus manjuariphilus, P. singularis, Posthodiplostomulum sp., entre otros. En
vida natural es frecuente la presencia de gran número de ectoparásitos, dentro del que se
destaca el género Argulus sp., conocido como piojos acuáticos (Hurtado et al., 1994).
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______________________________________________________________________Revisión Bibliográfica
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______________________________________________________________________Revisión Bibliográfica
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______________________________________________________________________Revisión Bibliográfica
de las crías. Es por ello que el empleo de alimento inerte motivó el desarrollo de numerosas
investigaciones en el catán y el pejelagarto, lográndose buenos resultados con la utilización
de piensos tanto comerciales como formulados, en el crecimiento y la supervivencia de las
larvas desde su primera alimentación (Mendoza et al., 2002a; Márquez et al., 2006).
Estos avances han permitido el perfeccionamiento en el diseño y operación de las técnicas
de cultivo (González, 2006) con el consiguiente incremento substancial de la producción de
crías (Rodríguez, 2008), viéndose como una posibilidad real la utilización de estas especies
con fines comerciales y la implementación de programas de repoblación de las áreas
naturales afectadas.
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Existen dos puntos de vista relacionados con el proceso de ontogenia en peces. Algunos
autores consideran que éste es gradual y contínuo y otros que es por saltos (Kovac y Copp,
1996). La teoría de la ontogenia por saltos formulada por Balon (1985) ha sido
ampliamente reconocida. La misma sugiere que el desarrollo se presenta como una
sucesión de estados estabilizados que son más largos (denominados pasos), alternando con
intervalos menos estables que son más cortos (denominados umbrales). Kovac (2002)
consideró que estos saltos en la ontogenia vienen dados por procesos de sincronía y
asincronía. El primero garantiza el desarrollo de estructuras necesarias para que nuevas
funciones aparezcan en el momento adecuado, y el segundo, el desarrollo de individuos que
alcancen el próximo estado de estabilidad de forma prematura. Fallos en esta sincronía y
asincronía puede tener consecuencias fatales en el embrión en desarrollo.
El sincronismo opera a nivel de grupos de estructuras, de forma tal que las mismas estén
listas simultáneamente, proveyendo al organismo con nuevas funciones (habilidades) e
interacciones asociadas con el próximo estado estabilizado superior (Kovac, 2002). Por
ejemplo, las larvas recién eclosionadas poseen una aleta media bien desarrollada, así como
pequeñas aletas pectorales inmóviles y horizontales. Sin embargo, tanto la capacidad
natatoria como el incremento de la actividad, requieren de un buen desarrollo de los
órganos de los sentidos y de un sistema respiratorio cada vez más eficiente. Durante esta
etapa, las aletas pectorales aumentan su tamaño y tornan su base verticalmente y es que
comienzan a ser móviles. Al incrementar los latidos cardiacos y perfeccionarse el sistema
respiratorio, ya pueden nadar horizontalmente y cambiar de dirección cuando sea necesario.
La sincronía armoniza el desarrollo del organismo completo en un corto intervalo de
tiempo, pasando el embrión de un estado de estabilidad caracterizado por una conducta
pasiva, al próximo estado de estabilidad caracterizado por el nado activo y controlado. Este
cambio tiene que ser rápido, para que el organismo siga funcionando durante la transición,
el cual representa un estado menos estable (Kovac, 2002).
Otro ejemplo se evidencia cuando el agotamiento del vitelo avanza. El bajo nivel de las
fuentes nutritivas y de energía no permiten mantener al embrión en el estado estable de
forma segura y lo fuerza a prepararse para la transición hacia el otro estado de
estabilización. Para esta transición es necesario haber adquirido un nado activo y
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______________________________________________________________________Revisión Bibliográfica
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______________________________________________________________________Revisión Bibliográfica
Es por ello que una de las primeras aproximaciones para determinar la capacidad digestiva
de larvas con potencial para su cultivo, ha sido a través de los estudios de ontogenia y
caracterización enzimática. Estos permiten comprender en que momento las larvas
presentan un equipo enzimático completo y por consiguiente tienen la habilidad de digerir
eficientemente el alimento (Alarcón y Martínez, 1998). La mayor relevancia de estos
estudios se alcanza cuando se pretende hacer habitual el empleo de dietas artificiales en el
mantenimiento en cautiverio de larvas de peces, lo cual impone nuevos retos.
Hacia el empleo de dietas artificiales va encaminada la acuicultura de peces en la
actualidad, por las ventajas que estás ofrecen tanto económicas (por la disminución en los
costos de producción), biológicas como de manejo. No obstante, aún persisten serias
dificultades para el empleo de estos alimentos en la etapa larval, dado principalmente por
las particularidades de cada especie como son: la incapacidad de digerir el alimento inerte,
no cubrir éste plenamente los requerimientos nutricionales, la falta de estimulación hacia su
consumo, las conductas naturales de captura del alimento, entre otros elementos (Lazo,
2000).
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3. MATERIALES Y MÉTODOS
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______________________________________________________________________Materiales y Métodos
100 Km
10 Km
Figura 1. Mapa de Cuba que muestra la zona donde fueron realizados los experimentos.
Señalizado el Centro para la Reproducción de la Ictiofauna Indígena del Parque Nacional
Ciénaga de Zapata, Provincia Matanzas.
Los huevos del manjuarí (Atractosteus tristoechus) empleados para los bioensayos, se
obtuvieron del desove inducido de reproductores mantenidos en cautiverio en dicho centro.
Se empleó siempre una proporción de una hembra y tres machos. Estos reproductores se
colocaron en estanques de concreto de dimensiones 3 x 2.5 m con una altura de agua de 50
cm, fluctuando la temperatura de la misma entre los 24 y los 27oC. Los estanques se
acondicionaron previamente con sustratos artificiales con el objetivo de garantizar las
condiciones requeridas por los lepisosteidos para el desove (Dean, 1895; León et al., 1978;
Simon y Wallus, 1989). Se aplicó una inyección inicial de la hormona luteinizante (LHRH-
A; 25 µg/mL, ARGENT) a los reproductores y una segunda inyección a las 16 horas. El
cortejo y el desove ocurrían entre las 8 y las 10 horas a partir de esta segunda inyección.
23
______________________________________________________________________Materiales y Métodos
Pasados 15 minutos del inicio del desove, los sustratos artificiales con los huevos
fertilizados adheridos fueron removidos del estanque y transferidos a tanques circulares de
fibra de vidrio de 100 L de capacidad hasta su eclosión (68-100 horas). Estos huevos fueron
gradualmente adaptados durante cuatro horas a las temperaturas de mantenimiento (28 ±
1oC).
Todos los experimentos se realizaron hasta que las larvas alcanzaron los 18 días después de
eclosionadas (DDE) debido a observaciones in situ de la aparición del fenotipo juvenil así
como por referencias de estudios realizados con las otras especies del género (Aguilera et
al., 2002). En la evaluación del efecto de la inanición, una vez terminados los 18 días de
experimentación, las larvas se mantuvieron hasta su muerte. Se emplearon tres réplicas en
cada uno de los bioensayos, excepto en el de la ontogenia de las enzimas digestivas que
contó con dos réplicas.
Se mantuvieron las temperaturas del agua constantes, con regímenes de luz desde las 08:00
hasta las 20:00 horas, y con niveles de oxígeno mantenidos por encima de 6 ppm. Cada
mañana se recambiaba entre el 50 y el 75% del agua de cada tanque después de la limpieza
del fondo de los mismos. Las larvas se alimentaron tres veces al día (09:00, 14:00, y 19:00
h) a partir del cuarto día después de eclosionadas, excepto en el tratamiento de inanición en
el experimento correspondiente. Las especificidades de la duración de cada experimento,
así como de las dietas, los tanques y las densidades de siembra iniciales empleados
aparecen en la Tabla 1.
Los quistes de artemia empleados, provenientes de Salt Creek Select (Great Salt Lake,
UTA), fueron hidratados con abundante aireación y luz durante una hora en agua dulce y
después por 23 horas en agua salada (28 g/L). Los quistes fueron preparados 24 horas
anteriores a cada alimentación. Las moinas provenían del área de alimento vivo del propio
Centro para la Reproducción de la Ictiofauna Indígena del Parque Nacional Ciénaga de
Zapata y eran colectadas previas a cada alimentación. Justo antes de ofrecerlas como
alimento, tanto los nauplios de artemias como las moinas eran lavados con agua dulce e
igualmente distribuidos en los tanques.
24
______________________________________________________________________Materiales y Métodos
Tabla 1. Características de los experimentos realizados: duración de cada uno (DDE - días
después de eclosionadas las larvas) y tamaños de muestras (n=larvas/réplica/día),
especificándose los tanques utilizados, las densidades de siembra iniciales y las dietas
empleadas en cada uno de ellos.
Duración Dieta
Experimentos n Tanques y densidades iniciales
Cantidad Tipo
Descripción morfológica 0-18 DDE Tanques plásticos circulares 15L
Moina1 viva
y morfométrica N=2-3 (6.7 larvas/L)
Desarrollo histológico del 0-18 DDE Tanques plásticos circulares 15L
tracto digestivo N=2-3 (6.7 larvas/L)
ad libitum
Ontogenia de las enzimas 5-18 DDE Tanques fibra vidrio rectangulares
Artemia2 viva
digestivas N=100 300L (6.7 larvas/L)
5-18 DDE Tanques fibra vidrio rectangulares
Efectos de la inanición
n=3 50L (4 larvas/L)
Moina1 congelada
Artemia2 congelada
50 % Moina1
100 % congelada + 50 %
5-18 DDE Tanques fibra vidrio rectangulares
Dietas de iniciación de la Pienso3, 4
n=7 50L (4 larvas/L)
Biomasa 50 % Artemia2
congelada + 50 %
Pienso3, 4
Pienso3
1
Moina sp.
2
nauplios de Artemia sp.
3
Pienso < 600 µm hasta los 8 DDE, de ahí en adelante 600-850 µm
4
100 % Pienso a partir de los 13 DDE
25
______________________________________________________________________Materiales y Métodos
3.2 Muestreos
Antes de la limpieza de los tanques y de la alimentación matutina, las larvas fueron
muestreadas al azar de forma diaria, excepto en el bioensayo de la evaluación de las dietas
de iniciación, donde solamente se analizaron los días 8, 12, 15 y 18 después de
eclosionadas. Los tamaños de muestras empleados para cada bioensayo aparecen en la
Tabla 1. Una vez colectadas las larvas, estas eran anestesiadas con MS 222,
individualmente pesadas con una balanza Ohaus (±0.1 mg) y fijadas en solución de etanol
700 para el posterior análisis. En el experimento para la descripción histológica, las larvas
se fijaron primero en Bouin a temperatura ambiente por 24 horas y luego deshidratadas en
etanol.
Las especificidades del experimento de la ontogenia de las enzimas digestivas fueron las
siguientes. Las larvas removidas fueron mantenidas en dos pequeños tanques sin alimento
por al menos una hora para impedir la asimilación de ningún alimento y permitir parte del
vaciado intestinal. Todas las larvas se lavaron con agua destilada y el exceso de la misma
fue removido empleando papel absorbente. La disección se realizó bajo la observación
estereoscópica sobre una placa Petri refrigerada manteniendo una temperatura 0-20C. Entre
los 5 y los 12 DDE, fue tomada toda la larva, con excepción de la cabeza y la cola. A partir
del 13 DDE en adelante, se realizaba un corte desde el inicio del esófago y se extraía todo
el segmento intestinal incluido el hígado y el páncreas. Estas muestras fueron almacenadas
en tubos plásticos Eppendorf y mantenidos en hielo. Una vez terminado el muestreo, que no
excedía los 15 minutos, las muestras se congelaban en nitrógeno líquido a -700C y
posteriormente fueron liofilizadas para el análisis de la actividad enzimática. Fracciones del
tracto digestivo de un adulto (estómago, ciegos pilóricos, intestino, válvula espiral) fueron
tomadas e idénticamente procesadas como referencia para los análisis.
26
______________________________________________________________________Materiales y Métodos
AH LH
AC HC D
HP LC
Hsv
LAPc
Lsv LAPv
LPd
Hpa LPa
Hpta
HPc LTc
Lc
LS
LT
27
______________________________________________________________________Materiales y Métodos
28
______________________________________________________________________Materiales y Métodos
29
______________________________________________________________________Materiales y Métodos
30
______________________________________________________________________Materiales y Métodos
31
4. RESULTADOS
32
_______________________________________________________________________________Resultados
33
_______________________________________________________________________________Resultados
Tabla 2. Características principales descritas en cada una de las etapas de desarrollo de las
larvas del manjuarí desde la eclosión hasta los 18 días después de eclosionadas (DDE). En
negrita se señalan los caracteres esenciales para cada una de las etapas de desarrollo. En los
esquemas Barra=1mm. TC (Tasa de crecimiento), TCE (Tasa de crecimiento específica).
34
_______________________________________________________________________________Resultados
Las larvas permanecieron adheridas a la vegetación o a la superficie del agua a través del
disco suctorial, manteniendo una posición vertical o semi-vertical y donde se hacían
evidentes los movimientos rítmicos de la mandíbula y de los opérculos flexibles.
ds A B o
s
sv am
C
s
apc
D op E
34
_______________________________________________________________________________Resultados
A B C
ds an
op sv
D
apc apv am
35
_______________________________________________________________________________Resultados
A B C
d rc
36
_______________________________________________________________________________Resultados
18 Estadio 1
Estadio 2
Estadio 3
16
14
12
10
DDE
8 10 12 14 16 18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38
Fig. 6. Relación entre el largo total, la edad y los estadios de desarrollo de las larvas de
manjuarí desde la eclosión hasta los 18 días después de eclosionados (DDE). Los círculos
representan los intervalos de largo total obtenidos como resultado de un ANOVA a priori
(F(5,118)=652,72; p<0,05) (n=123).
37
_______________________________________________________________________________Resultados
38
_______________________________________________________________________________Resultados
39
_______________________________________________________________________________Resultados
Tabla 3. (continuación)
40
_______________________________________________________________________________Resultados
4.3 Crecimiento
Las larvas desde la eclosión hasta el día 18 después de la eclosión, incrementaron 3,1 veces
su largo total y 6,3 veces su peso (Fig. 7). El incremento en el largo total fue definido por la
siguiente ecuación: LT= 12,88 + 1,217 X DDE, y el incremento en el peso total fue descrito
por la ecuación PT = 23,89 X exp (0,091 X DDE). La tasa de crecimiento fue de 1,30 mm/d
y la tasa de crecimiento específica promedió 10,2 %/d. Durante estos primeros 18 días de
nacidas, fueron identificados tres períodos de crecimiento larval: 0-6 DDE, 7-11 DDE y 12-
18 DDE. Se observó un rápido crecimiento durante los períodos 0-6 DDE y 12-18 DDE, y
el menor crecimiento ocurrió entre los 7-11 DDE (0,02 mm/d y 2,8 %/d).
180 40
Peso
160 35
LT 1,62 mm/d
140 30
0,02 mm/d
2,01 mm/d
100
20
80
15
60 14,3 %/d
40 10
11,6 %/d 2,8 %/d
20 5
0 0
0 2 4 6 8 10 12 14 16 18
DDE
Fig. 7. Crecimiento en peso (escala izquierda) y en longitud total (escala derecha) del
manjuarí desde la eclosión hasta los 18 días después de eclosionados (DDE). Cada punto
representa la media de 9 individuos + ee. Las líneas verticales discontinuas definen los tres
períodos de crecimiento (0-6 DDE, 7-11 DDE, 12-18 DDE). Se representan para cada
período la Tasa de crecimiento (TC, mm/d) y la Tasa de crecimiento específica (TCE, %/d).
39
_______________________________________________________________________________Resultados
Al aplicar el análisis alométrico, se encontró que el crecimiento para el peso húmedo fue
negativamente alométrico (a= -0,09; b= 1,29; R2= 0,79) y se detectaron dos fases
distintivas del crecimiento: un crecimiento lento alométrico negativo desde la eclosión
hasta el 14 DDE y un rápido crecimiento alométrico negativo desde el 14 hasta el 18 DDE
(Fig. 8).
200
180
160
140
120
100
80
Peso húmedo (mg)
2,09
60 y = -2,47x ;
0,91
y = 0,97x ; R2 = 0,86; n=105 2
R = 0,50; n=19
40
20
10 12 14 16 18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38
Fig. 8. Ecuaciones del crecimiento alométrico y relaciones entre el peso húmedo y el largo
total de A. tristoechus durante el desarrollo temprano (desde la eclosión hasta los 18 días).
La línea discontinua representa el punto de inflexión en el crecimiento. Note los ejes
logarítmicos.
40
_______________________________________________________________________________Resultados
Tabla 4. Caracteres morfométricos con crecimiento isométrico como función del largo total
en larvas de manjuarí desde la eclosión hasta los 18 días después de eclosionadas (n=123,
a-intercepto, b-coeficiente de crecimiento).
Caracteres
a b R2
morfométricos
Largo predorsal -0,20 0,94 0,98
Largo preanal -0,22 0,93 0,98
Largo estándar 0,04 0,98 0,99
Largo de la cola -1,4 1,08 0,97
Altura preanal -2,61 1,00 0,86
Altura postanal -2,71 0,93 0,87
41
_______________________________________________________________________________Resultados
13 3,1
12 3,0
11 2,9
10 2,8
9 2,7 y = -0,29x 0,35;
8
1,38;
2,6 R 2 = 0,33; n=43
7 y = -2,47x R2 = 0,95; n=56 2,5
1,5
A 1,4
B
1 1,3
10 12 14 16 18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38 10 12 14 16 18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38
2,6 1,3
2,4 1,2 y = -2,61x 0,90;
y = -0,09x 0,55; R 2 = 0,83; n=34
2,2 1,1
R 2 = 0,84; n=73 y = -2,26x 0,80;
2,0 1,0
1,8 0,9
R 2 = 0,75; n=37
y = -2,82x 0,97;
1,6 0,8 R 2 = 0,77; n=54
1,4 0,7
1,2 0,6
C
D
1,0 0,5
2 4 6 8 10 12 14 8 10 12 14 16 18 20 22 24 26 28 30 32 34 36
Largo cefálico (mm) Largo total (mm)
Fig. 9. Ecuaciones del crecimiento alométrico y relaciones entre diferentes regiones y órganos
cefálicos seleccionadas con el largo total o largo cefálico de A. tristoechus durante el desarrollo
temprano. A) Largo cefálico [6 DDE], B) Altura cefálica [4 DDE], C) Ancho cefálico [6 DDE], D)
Diámetro ocular [3-4; 7 DDE]. Las líneas discontinuas representan los puntos de inflexión en el
crecimiento y en corchetes se especifican las edades en los que estos aparecen. Note los ejes
logarítmicos.
42
_______________________________________________________________________________Resultados
7
6
5
4
3
Largo del hocico (mm)
2
y = -5,57x 1,96; R2 = 0,83; n=47 2,00
y = -5,38x ;
R2 = 0,87; n=77
1
A
10 12 14 16 18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38
2 ,4
2 ,2
2 ,0
0,87 0 ,67
1 ,8 y = -0,74x ; y = -0,53x ;
1 ,6 R = 0,87; n=59 2 2
R = 0,73; n=65
1 ,4
1 ,2
1 ,0
0 ,8
B
0 ,6
2 4 6 8 10 12 14
Fig. 10. Ecuaciones del crecimiento alométrico y relaciones entre las regiones del hocico
con el largo total o largo cefálico de A. tristoechus durante el desarrollo temprano. A)
Largo del hocico [6 DDE], B) Ancho posterior del hocico [6 DDE]. Las líneas discontinuas
representan los puntos de inflexión en el crecimiento y en corchetes se especifican las
edades en los que estos aparecen. Note los ejes logarítmicos.
43
_______________________________________________________________________________Resultados
Durante los primeros 18 DDE, el crecimiento del largo del tronco fue negativamente
alométrico (a= 0,08; b= 0,65; R2= 0,91) y bifásico, con un punto de inflexión a los 14,9 mm
LT (2 DDE) (Fig. 11A). El crecimiento de la altura pectoral fue negativamente alométrico
(b= 0,04) y se puede dividir en dos partes también (Fig. 11B), mostrando la primera parte
(desde la eclosión hasta los 4 DDE) una disminución en la altura pectoral (b= -0,19), siendo
este el único decrecimiento encontrado en todos estos análisis realizados. Desde este punto
de inflexión (18,76 mm LT), la altura pectoral se incrementó y se evidenció un crecimiento
alométrico negativo (b= 0,68). Las otras alturas corporales (preanal y postanal) mostraron
sin embargo un crecimiento isométrico (Tabla 4).
Las aletas pectorales y pélvicas incrementaron en largo desde la eclosión hasta los 18 DDE
con un crecimiento alométrico positivo y bifásico (a= -3,65; b= 1,26; R2= 0,77 // a= -8,89;
b= 2,69; R2= 0,85; respectivamente). Las aletas pectorales presentaron un crecimiento
alométrico positivo desde la eclosión hasta el 8 DDE y de aquí en lo adelante mostraron un
crecimiento isométrico (Fig. 11C). Para las aletas pélvicas, se encontró una alometría
rápida y positiva (b= 4,04) hasta el punto de inflexión (24.88 mm LT a los 8 DDE), pero a
diferencia de las aletas pectorales, de este punto en lo adelante, el coeficiente de
crecimiento siguió mostrando alometría positiva (Fig. 11D).
Finalmente, el crecimiento de la cola mostró la misma tendencia isométrica que exhibieron
los otros caracteres presentes en la Tabla 4. Sin embargo, la altura del pedúnculo reveló
alometría negativa (a= -2,39; b= 0,82; R2= 0,79) a través de los 18 días del experimento.
Desde la eclosión hasta los 8 DDE (22,87 mm LT), la altura del pedúnculo caudal del
manjuarí mostró una alometría positiva y desde ese punto de inflexión hasta los 18 DDE, el
crecimiento fue isométrico (Fig. 12).
Durante la etapa larval, todos los puntos de inflexión permanecen en un estrecho intervalo
de largos corporales y edades [LT 13,7- 23,7 mm, edades 2-8 DDE] pero se concentran
principalmente entre los 4 y 8 DDE (Fig. 13).
42
_______________________________________________________________________________Resultados
14 3,6
13
12
3,4 y =1,47x -0,19;
11 3,2 R 2 = 0,21; n=41
Largo del tronco (mm)
10 3,0
5
2,0
A B
4
10 12 14 16 18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38 1,8
10 12 14 16 18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38
Larg o total (mm) Largo total (mm)
2,6 2,0
2,4 1,8
2,2
Largo de las aletas pectorales (mm)
2,0 1,6
0,4
0,4
C 0,2
D
0,2
10 12 14 16 18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38 16 18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38
Fig. 11. Ecuaciones del crecimiento alométrico y relaciones entre diferentes regiones seleccionadas
del tronco con el largo total de A. tristoechus desde la eclosión hasta los 18 días. A) Largo del tronco
[2 DDE], B) Altura pectoral [4 DDE], C) Largo de aletas pectorales [8 DDE], D) Largo de aletas
pélvicas [8 DDE]. Las líneas discontinuas representan los puntos de inflexión en el crecimiento y en
corchetes se especifican las edades en los que estos aparecen. Note los ejes logarítmicos.
34
_______________________________________________________________________________Resultados
2,0
1,8
1,4
1,20
y = -3,49x ; R2 = 0,85; n=44
1,2
1,04
1,0 y = -3,14x ;
R2 = 0,76; n=64
0,8
0,6
0,4
10 12 14 16 18 20 22 24 26 28 30 32 34 36 38
Fig. 12. Ecuaciones del crecimiento alométrico y relación de la altura del pedúnculo caudal
con el largo total de A. tristoechus durante el desarrollo temprano. La línea discontinua
representa el punto de inflexión en el crecimiento [8 DDE]. Note los ejes logarítmicos.
LC
AC
LH LAPc
LAPv
AH
HPc
HC
HP
LTc PH
D D
0 2 4 6 8 10 12 14 16 18
DDE
35
_______________________________________________________________________________Resultados
Bucofaringe
Al eclosionar las larvas (10,6-12,6 mm LT), la región bucofaríngea se encuentra cerrada
mediante una membrana que cubre la boca y el cartílago mandibular aún no está formado.
Inicialmente está cubierta por una extensa capa de epitelio pseudoestratificado de dos o tres
células, rodeado de tejido conectivo. La cavidad bucal y la faringe están separadas por el
primer arco branquial, el cual está soportado por cartílago, y es evidente al primer día
43
_______________________________________________________________________________Resultados
ds
cb
sv
an
td sv
Fig. 14. Larvas al momento de la Eclosión. A) sección sagital de la cabeza que muestra la
cavidad bucofaríngea (cb) aún cerrada y células epiteliales que cubren la región anterior
formando el disco suctorial (ds). B) tracto digestivo indiferenciado (td) y el ano (an) aún
cerrado. Saco vitelino (sv), ojo (o), notocordio (n). H&E (A-100X, B-40X).
44
_______________________________________________________________________________Resultados
A
b
o
s
h p
cb i
ab
sv
n s
h i
es
sv
Fig. 15. Sección sagital de una larva de 2 DDE. A) cabeza y parte media. B) detalle del
hígado (h) y del tejido pancreático (p). C) parte media con tracto digestivo diferenciado en
esófago (es), estómago (s) e intestino (i). Cavidad bucofaríngea (cb), cerebro (b), arcos
branquiales (ab), saco vitelino (sv), ojo (o), notocordio (n). H&E (A,C-40X, B-400X).
45
_______________________________________________________________________________Resultados
después de eclosionado (Fig. 16). Se observaron además a esta edad, los cuatro arcos
branquiales constituidos por un núcleo de condroblastos y los primordios de los filamentos
branquiales dirigidos hacia la cavidad faríngea (Fig. 16).
Entre el tercero y el cuarto DDE, la boca se abre y se hicieron visibles el cartílago de
Meckel y algunas papilas gustativas que se diferenciaron en el epitelio de la cavidad bucal
hacia la región posterior (Fig. 17A). Estas papilas gustativas comenzaron a ser más
numerosas con el avance del crecimiento larval. Las primeras células mucosas caliciformes
PAS-positivas aparecieron a los 4 DDE (16,2-20,5 mm LT), dispersas dentro del epitelio,
incrementándose sustancialmente en número tanto hacia la zona posterior de la región
bucofaríngea como con el avance del desarrollo larval. Se hizo evidente a esta edad la
presencia del cartílago glosohial que sostiene a la lengua (Fig. 17 A,B,C).
Los dientes desarrollaron en el tejido conectivo inferior al epitelio bucofaríngeo (Fig. 18),
irrumpiendo en el labio y en la región faríngea durante el período de transición hacia la
alimentación exógena comprendido entre los días 4 y 10 después de la eclosión. Los dientes
faríngeos y las papilas gustativas fueron claramente discernibles para el día 15 después de
eclosionados (29,1-32,6 mm LT) (Fig. 19C).
Esófago
El esófago se localiza directamente detrás del último arco branquial presente en la faringe,
y posee el lumen más estrecho y corto de todo el tracto digestivo. Esta estructura se hizo
evidente a los 2 DDE (Fig. 15C) y a los 4 DDE tuvo lugar la conexión entre el esófago y el
estómago cardíaco. En este momento, el esófago estaba alongado y se podían diferenciar
dos regiones, una de ellas asociadas con la secreción (anteriormente) y la otra con el
transporte de alimentos (posteriormente), distinguibles por la abundancia de células
caliciformes y de células ciliadas respectivamente (Fig. 19 A,B). Las células caliciformes y
el borde del esófago mostraron una fuerte tinción mediante el uso del PAS, mostrando
secreciones de mucopolisacáridos. La región anterior esofágica está formada por un epitelio
pseudoestratificado cilíndrico, mientras que la región posterior, que conecta el esófago con
el estómago cardíaco, consistió en un epitelio simple columnar. Numerosos pliegues
longitudinales se hicieron presentes en la unión entre la región posterior del esófago y el
44
_______________________________________________________________________________Resultados
n
o
td
ab
cb
sv
Fig. 16. Sección anterior de una larva de 1 DDE. Cavidad bucofaríngea (cb) y arcos
branquiales (ab) con los primordios de los filamentos branquiales. Tracto digestivo
indiferenciado (td), saco vitelino (sv), ojo (o) cerebro (b), notocordio (n). H&E (40X).
A B C
*
* *
*
cM
f
* f
cb * *
bc l
cmg
Fig. 17. Larva de 4 DDE. A) sección sagital de la cabeza. Cavidad bucofaríngea (cb) y la lengua
(l) con las células caliciformes (*). B) faringe posterior (f) con las papilas gustativas (flechas) y
numerosas células caliciformes (*). C) detalles de la faringe posterior. Boca (bc), cartílago medio
glosohial (cmg), cartílago de Meckel (cM). PAS (A, B-50X) H&E (C-400X).
45
_______________________________________________________________________________Resultados
* f
cb
bc * * *
Fig. 18. Sección sagital de la cabeza de una larva de 9 DDE. Presencia de dientes (*) en la
cavidad bucofaríngea (cb). Faringe (f), boca (bc). H&E (40X).
A B
s pl
pl
cc
es C
sv
*
f
cz es
pl
Fig. 19. Sección longitudinal de la región esofágica del tracto digestivo de larvas de manjuarí
de 4 DDE (A y B) y de 15 DDE (C). A) región anterior con abundantes células caliciformes
(cc) (fuertemente teñidas) y los pliegues longitudinales (pl) en la parte posterior con células
caliciformes distribuidas a todo lo largo. B) detalles de los pliegues con células ciliadas. C)
presencia de dientes (*) en la faringe (f). Esófago (es), estómago (s), hígado (h), corazón (cz),
saco vitelino (sv). PAS (A-50X) H&E (B-400X, C-50X).
46
_______________________________________________________________________________Resultados
Estómago
A los dos días después de eclosionados, se hizo evidente el estómago rudimentario en
forma de saco, compuesto por epitelio simple columnar (Fig. 15 A,C). Sin embargo, a los 4
DDE el estómago se diferenció morfológicamente en tres regiones histológicas: cardiaca,
fúndica y pilórica (Fig. 20 A-D). La región cardiaca o región anterior no glandular, la cual
se continúa al final del esófago, estaba formada por un epitelio pseudoestratificado
columnar ciliado con un núcleo central y presentaba numerosos pliegues mucosos y células
caliciformes. El epitelio de la región fúndica o región glandular fue similar al cardiaco
aunque el lumen de esta parte es más amplio y la mucosa contiene un gran número de
glándulas gástricas tanto en las paredes dorsales como ventrales, rodeadas por el tejido
conectivo de la lámina propia. Estas glándulas gástricas estaban bien establecidas en el
epitelio de esta región a esta edad, pero estaban ausentes en la región pilórica. Esta región
posterior no glandular del estómago estaba caracterizada por un epitelio columnar con
núcleo basal, algunas vacuolas apicales PAS-positivas y cilios (Fig. 20 E,F). También
aparecieron numerosos pliegues mucosos que se incrementaron en tamaño y número con la
edad de las larvas. El estómago está separado del intestino por un pliegue epitelial que se
incrementa en tamaño y se convierte en el esfínter pilórico a los 12 DDE (Fig. 21A).
Intestino
Sobre el 2 DDE, la larva posee un intestino incipiente (Fig. 14B), el cual está formado por
un epitelio simple columnar. Las células intestinales o enterocitos, estaban dispuestos en
una capa simple conteniendo núcleos de localización de medio a basal y presentando
evidentes vacuolas apicales (Fig. 22A). A esta edad el ano aún estaba cerrado (Fig. 22B)
pero a los 4 DDE, la abertura se hizo visible y la sección terminal del tracto digestivo se
diferenció en un corto conducto rectal (Fig. 23A). Los ciegos pilóricos se encontraban en la
parte anterior del intestino, justo detrás del esfínter pilórico y la válvula espiral comenzó a
diferenciarse (Fig. 23B). Los enterocitos mostraron un borde estriado distintivo (Fig. 23C).
45
_______________________________________________________________________________Resultados
es
fu
cd pi
h
vb
cbi
sv
cp
B m C
D
m
pm gg cn
ms
cn
E F
cn
Fig. 20. Sección longitudinal de las regiones del estómago de larvas de manjuarí de 4 DDE
(A). B) región cardiaca (cd) con numerosos pliegues mucosos (pm) y células caliciformes
(fuertemente teñidas). C) región fúndica (fu) con gran número de glándulas gástricas (gg). D)
región pilórica (pi) con numerosos pliegues mucosos. E-F) detalles de la región pilórica a 8
DDE caracterizado por células columnares con núcleo basal, algunas vacuolas apicales PAS-
positiva y vellosidades. Esófago (es), saco vitelino (sv), hígado (h), vesícula biliar (vb),
conducto biliar (cbi), conducto pancreático (cp), mucosa (m), tejido conectivo (cn), capa
muscular (ms). H&E (A- 50X, C,D,F-400X) PAS (B,E-400X).
46
_______________________________________________________________________________Resultados
fu m
pi
cn
epi
pex
pe msc
cp msl
B
Fig. 21. Larva de 12 DDE. A) región fúndica (fu) y región pilórica (pi) con alimentos. B)
detalles de la pared intestinal: mucosa (m) consistente en células epiteliales columnares
(enterocitos) con un borde en cepillo; tejido conectivo (cn), una capa interna de
musculatura circular (msc) y una capa externa de musculatura longitudinal (msl). Esfínter
pilórico (epi), páncreas exocrino (pex), páncreas endocrino (pe), ciegos pilóricos (cp). H&E
(A-50X, B-400X).
47
_______________________________________________________________________________Resultados
ve
sv
i
C
r
sv
en
cu
an
A
Fig. 23. Larva de 4 DDE. A) sección longitudinal del intestino (I) posterior con el recto (r)
y el ano (an) abierto. B) detalles de la válvula espiral (ve). C) pared intestinal con
enterocitos (en). Saco vitelino (sv), conducto urinario (cu). H&E (A,B- 50X, C-400X).
48
_______________________________________________________________________________Resultados
Entre los 8 (22,8-24,9 mm LT) y los 12 DDE (24,1-27,0 mm LT), los pliegues mucosos
comenzaron a desarrollarse a lo largo del tracto digestivo (Fig. 24). La unión del estómago
y el intestino anterior comienza a curvarse, al igual que entre el intestino anterior y
posterior, zona donde se localiza el bazo. El esfínter pilórico estaba bien desarrollado y
aparecía en la primera curvatura del tracto digestivo. La mucosa intestinal inmediatamente
posterior a este esfínter mostró un pronunciado plegamiento, indicando el desarrollo de los
ciegos pilóricos (Fig. 21A). A los 12 DDE la pared intestinal presentó una capa mucosa,
consistente en células epiteliales columnares (enterocitos) con un borde en cepillo; tejido
conectivo, el cual se extiende hacia los pliegues de la mucosa por debajo del epitelio; y las
capas musculares consistentes en una interna circular y una externa longitudinal de
musculatura lisa (Fig. 21B). En general, la morfología del intestino permanece idéntica
desde estos días hasta el final del estudio excepto por la elongación del intestino y el
incremento de la superficie de absorción.
Glándulas anexas
Al eclosionar la larva, el hígado estaba ausente. Este comenzó a diferenciarse entre el
primer y el segundo día después de eclosionadas las larvas como un racimo de células
esféricas con núcleo basófilo y un citoplasma eosinófilo ligero (Fig. 15 A,B).
Morfológicamente, el hígado es un órgano grande que apareció ventral al intestino y formó
una masa central anterior justo detrás del septo transverso que separa las cavidades
pericárdicas y abdominales (Fig. 19A). Histológicamente, aparece como un tejido
compacto de hepatocitos poliédricos basófilos que poseen un núcleo grande, esférico y
central, un prominente nucleolo y grandes vacuolas en el citoplasma debido al
almacenamiento de los productos metabólicos. A medida que la larva crece, el hígado
continúa su diferenciación y los hepatocitos se disponen alrededor de sinusoides hepáticos
llenos con células sanguíneas (Fig. 25 A,B,C). Sobre el día 4 DDE, la vesícula biliar y el
conducto biliar comenzaron a ser visibles en las secciones histológicas (Fig. 20A). Estas
estructuras aparecieron formadas por un epitelio columnar, rodeada de una capa de tejido
conectivo y fibras musculares lisas hacia la parte exterior de la pared.
El páncreas comenzó a diferenciarse tempranamente y se hizo evidente como un órgano
compacto hacia la región posterior del hígado a los 2 DDE (Fig. 15A). El páncreas exocrino
46
_______________________________________________________________________________Resultados
B
en
lp
cm
Fig. 24. Larva de 8 DDE. A) sección longitudinal de la región abdominal. B) detalles de los
pliegues mucosos (pm) con enterocitos (en) y células mucosas (cm). Intestino (i), saco
vitelino (sv), musculatura estriada (mst), riñón (r), válvula espiral (ve), bazo (b), estómago
(s), vejiga de los gases (vg), lamina propria (lp). H&E (A- 40X, B-400X).
A B
he he Fig. 25. Diferenciación del
hígado y el páncreas a
er
diferentes edades. Hígado (h)
v
A) 4 DDE, B) 8 DDE, C) 12
DDE. D) Páncreas 12 DDE.
C h D Hepatocitos (he), eritrocitos
si er
(er), vena (v), sinusoides (si),
v er pex páncreas exocrino (pex). H&E-
400X.
he
47
_______________________________________________________________________________Resultados
47
___________________________________________________________________________________Resultados
Tabla 5. Resumen de cambios histológicos en el sistema digestivo de las larvas de manjuarí desde la eclosión hasta los 18
días después de eclosionadas (DDE). LT (largo total).
DDE
Bucofaringe Esófago Estómago Intestino Glándulas anexas
LT (mm)
Eclosión
10,6-12,6 Tracto digestivo indiferenciado que yace dorsalmente al saco vitelino sin comunicación con el exterior
Lecitotrófica
Cuatro arcos Aparece Estómago Intestino incipiente, Iniciado la
branquiales con los rudimentario Epitelio simple diferenciación del
2 primordios de los como saco columnar (enterocitos) hígado (hepatocitos
12,5-14,9 filamentos Ano cerrado poliédricos) y
Lecitotrófica páncreas exocrino
(células piramidales
formando acinos)
Boca abierta, Se Conexión con el Diferenciación de Ano abierto, Se aprecian la
evidencian el estómago. tres regiones: Evidencia de ciegos vesícula biliar, el
cartílago de Diferenciación de las cardiaca, fúndica pilóricos, válvula espiral conducto biliar y el
4
Meckel y el regiones secretoras (con y pilórica y recto conducto
16,2-20,5
glosohial, las células caliciformes) y pancreático
Lecitoexotrófica
papilas gustativas y transportadora (con
las células pliegues longitudinales
caliciformes ciliados)
Dientes Desarrollo de pliegues Hepatocitos (con
8
mandibulares y de la mucosa y del grandes vacuolas)
22,8-24,9
faríngeos esfínter pilórico dispuestas en
Lecitoexotrófica
sinusoides
Numerosas papilas Los pliegues Separación del Pared intestinal formada Incremento en
12-18
gustativas y células longitudinales estómago y del por mucosa, tejido tamaño de ambos
24,1-27
caliciformes comienzan a intestino por el conectivo, capas interna órganos
34,4-35,2
incrementar su esfínter pilórico circular y externa
Exotrófica
complejidad y longitud longitudinal de
musculatura lisa
34
_______________________________________________________________________________Resultados
30
larva completa tracto gastrointestinal
25
20
mg/mL
15
10
5
0
5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18
DDE
Fig. 26. Concentración total de proteína de los extractos crudos de larvas de manjuarí. Cada
punto representa la media de 6 mediciones + ee, se han señalado con diferentes marcas
(triángulos y líneas) las diferencias significativas entre los días después de eclosionadas
(DDE) (p < 0,05).
Las variaciones en las actividades de las diferentes enzimas digestivas analizadas durante el
período de experimentación, se muestran en la figura 27 A-F expresadas en unidades por
miligramo de proteína soluble (1) y unidades por larva (2). En la figura también fueron
incluidos los valores más altos (estómago y ciegos pilóricos) de las actividades enzimáticas
encontradas en el adulto como referencia.
Los resultados expresados en unidades por larvas, revelaron una tendencia al incremento de
la actividad con la edad, con excepción de la amilasa (Fig. 27C2). Al analizar las enzimas
proteasas (Fig. 27A) se pudo apreciar que las proteasas ácidas presentaron una actividad
consistentemente mayor que la de las alcalinas. La actividad de esta última enzima es
escasamente detectable entre los 5-7 DDE, la cual comenzó a incrementarse discretamente
a partir del 8 DDE, encontrándose una actividad en los ciegos pilóricos del adulto similar a
48
_______________________________________________________________________________Resultados
la registrada para la larva entre los 8 y los 12 DDE. Sin embargo, la actividad de las
proteasas ácidas se cuantifica desde el inicio de la experimentación y la muestra del
estómago del adulto fue 20 U superior que el mayor valor encontrado en la larva (14 DDE).
El desarrollo de las actividades de las dos enzimas pancreáticas está resumido en la figura
27 B y C. La actividad esterasa mostró desde los 5 hasta los 12 DDE un comportamiento
estable, presentando valores similares a los registrados en los ciegos pilóricos del adulto.
Sin embargo, entre los 12-14 DDE ocurre un incremento significativo en su actividad con
la consiguiente estabilización (Fig. 27B1). Por otra parte, la actividad de la amilasa en las
larvas fue baja (Fig. 27C1), con un decrecimiento progresivo irregular desde el mayor valor
encontrado a los 5 DDE (4,3 U/mg proteína) hasta un valor más o menos constante
alcanzado a partir del día 9 DDE en lo adelante (alrededor 1,5 U/mg proteína); siendo este
similar a la actividad observada en los ciegos pilóricos del adulto.
Las actividades de las enzimas intestinales fueron variadas (Fig. 27D-F). Para la
aminopeptidasa se encontró un incremento significativo para el 13 DDE y el
comportamiento de su actividad durante los últimos días de experimentación fue similar a
los valores encontrados para el adulto (Fig. 27D1). Las actividades de las fosfatasas ácidas y
alcalinas (Fig. 27 E1 y F1, respectivamente) mostraron tendencias opuestas durante los
primeros días del experimento y hasta los 12-13 DDE, seguido de un incremento ligero en
ambas actividades. Las actividades de las fosfatasas alcalinas fueron consistentemente
mayores que la de las fosfatasas ácidas. La actividad de las fosfatasas alcalinas en el adulto
fue similar a las que mostraron las larvas durante los primeros días de experimentación. La
actividad de las fosfatasas ácidas fue significativamente menor en el adulto que lo
observado durante el desarrollo larval.
49
_______________________________________________________________________________Resultados
50
_______________________________________________________________________________Resultados
160 Moina
140 Artemia
M+P
120 A+P
Peso (mg)
100 Pienso
80
60
40
20
0
8 12 15 18
DDE
Fig. 28. Peso de las larvas de manjuarí alimentadas con cinco dietas inertes (Moina
congelada, Artemia congelada, Pienso, Moina congelada + Pienso, Artemia congelada +
Pienso) durante 18 días después de eclosionadas (DDE). Los valores representan las medias
+ ee (n=21).
50
_______________________________________________________________________________Resultados
Las mortalidades fueron bajas, entre 2 y 7 % para todos los tratamientos, resultando las
mayores aquellas en las que aparecía el pienso como elemento de la dieta (Fig. 29).
12
a
10 a a
Mortalidad media (%)
8
a
6
4 b
0
Moina Artemia M+P A+P Pienso
Dietas
Fig. 29. Porcentaje de mortalidad de las larvas de manjuarí alimentadas con cinco dietas
inertes (Moina congelada, Artemia congelada, Pienso, Moina congelada + Pienso, Artemia
congelada + Pienso) durante 18 días después de eclosionadas. Cada barra representa la
media + ee (n=137), letras diferentes indican diferencias significativas (p<0,05).
Los resultados del análisis bromatológico realizado tanto a las dietas como a las larvas del
inicio de la experimentación (4 DDE) como a las del final (18 DDE) aparecen en la Tabla
6. Los porcentajes significativamente mayores de proteína total se encontraron para la dieta
de moina y para las larvas de 18 DDE alimentadas con moina y con pienso.
51
_______________________________________________________________________________Resultados
3 60
A Con alimento B
2,5 50 Sin alimento
% de mortalidad
Sin alimento
2 40
1,5 30
1 20
0,5 10
0 0
5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 20 21 22 23 24-25
DDE
Fig. 30. Porcentaje de mortalidad diario para las larvas de manjuarí con alimento y en
inanición durante los 18 días después de eclosionadas (DDE) (A), y comportamiento para
las larvas en inanición hasta su muerte (B) (note cambio de escala en el eje de las y).
(n=88).
52
_______________________________________________________________________________Resultados
Fig. 32. Comparación morfológica entre una larva de manjuarí mantenida con alimento
exógeno (superior) y una larva mantenida en inanición (inferior) a los 16 DDE.
53
_______________________________________________________________________________Resultados
A B
50 350
Con alimento
45 Sin alimento 300
Media+,95*ee
40
3 60 250
Largo Total (mm)
A Con alimento B
2,5
35 50
Peso (mg)
Sin alimento
% de mortalidad
6 12
Largo del Hocico (mm)
1 4
0 * * * * * * * * * * * 2
5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18
E DDE DDE 4,0
F
3,6
3,6
3,2
Ancho del Hocico (mm)
2,4 2,8
2,0
* 2,4
1,6
2,0
1,2
* * * * * * * * 1,6
5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18
DDE DDE
Fig. 31. Comportamiento de los caracteres morfométricos medidos en las larvas de manjuarí
con alimento y en inanición durante los 18 días después de eclosionadas (DDE). A) Largo total,
B) Peso, C) Largo del hocico D) Largo cefálico, E) Ancho del hocico, F) Ancho cefálico, G)
Altura cefálica, H) Altura preanal, I) Largo de aletas pectorales, J) Largo de aletas pélvicas, K)
Largo del saco vitelino, L) Altura del saco vitelino. Cada punto representa la media de 9
mediciones + ee. Se han señalado con asteriscos (*) los DDE en los que no existe diferencia
significativa entre los tratamientos (p < 0,05).
34
_______________________________________________________________________________Resultados
G H
3,4 3,6
3,2
3,2
3,0
2,8 2,8
Altura cefálica (mm)
2,0 1,6
1,8
1,2
1,6
* * * * * * *
1,4 0,8
I 2,6 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 2,0 J
DDE DDE
2,4 1,8
Largo Aletas Pectorales (mm)
2,2 1,6
1,8 1,2
1,6 1,0
1,4 0,8
1,2 0,6
1,0 0,4
0,8 0,2
0,6 * * * * * * * * * * 0,0
5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18
DDE DDE
K 6,2 2,2
L
6,0
2,0
5,8
1,8
5,6
1,6
5,4
1,4
5,2
5,0 1,2
4,8
* * * * * 1,0
5 6 7 8 5 6 7 8
DDE DDE
35
_______________________________________________________________________________Resultados
Tabla 7. Relación entre el peso húmedo y el largo total de larvas de manjuarí con y sin
alimento desde los 5 hasta los 18 días después de eclosionadas (DDE). Se evidencia el
cambio en el cociente en los tratamientos con alimento y en inanición a partir del 12 DDE
reflejados por el cambio de coloración en la tabla.
54
_______________________________________________________________________________Resultados
4.7 Generalizaciones
Según lo obtenido en la presente investigación y la integración de aspectos morfo-
fisiológicos, se logró definir que la fase larval de A. tristoechus transcurre durante los
primeros 18 días después de eclosionados, en animales mantenidos a temperaturas
constantes de 28oC. Además se pudieron identificar tres etapas dentro de esta fase del ciclo
de vida, lográndose distinguir dos momentos puntuales claves de la ontogenia temprana:
alrededor del día 8 y sobre el día 12 después de la eclosión. Estos dos son considerados
como puntos críticos en el desarrollo larval de esta especie, asociados a modificaciones
importantes, relacionado el primero con la transición de alimentación endógena a exógena
y el segundo con el inicio de la transición de larva a juvenil. Estos puntos críticos vienen
dados por la sincronía de cambios tanto morfológicos externos e internos (del tracto
digestivo) así como fisiológicos, que permiten la supervivencia larval durante dos períodos
transitorios de alta vulnerabilidad para las larvas.
55
5. DISCUSIÓN
________________________________________________________________________________Discusión
57
Tabla 8. Resumen de los principales resultados obtenidos del estudio realizado a la etapa larval del manjuarí A. tristoechus.
__________________________________________________________________________________Discusión
Etapas 1- Larva adherida 2- Larva en transición 3- Larva libre nadadora
DDE (28oC) 0-3 4- 10 11-18
Disco suctorial Evidente Casi absorbido Ausente
Saco vitelino Presente Reducido Ausente
Aletas pélvicas Ausentes Incipientes Radios definidos
MORFOLOGÍA
Aleta Caudal Sin radios Radios incipientes Radios definidos
Adheridas, posición vertical Separadas, posición horizontal Libre nadadora
Conducta
Mov. rítmico mandíbula-opérculo Inicio de alimentación exógena
Largo total 10,5-17,7 mm 16,2-24,9 mm 22,9-35,2 mm
Peso 20-37 mg 32-52 mg 43-179 mg
Largo del tronco Diámetro ocular, Altura cefálica, pectoral Peso húmedo
Puntos de
y del pedúnculo caudal. Largo cefálico,
MORFOMETRÍA inflexión
del hocico, de aletas pectorales y pélvicas
alométricos
Ancho cefálico, del hocico
Tasas de TC= 1,30 mm/d
crecimiento TCE= 10,2 %/d
Cuatro arcos branquiales con los Boca abierta. Se evidencian: cartílago de Numerosas papilas gustativas y células
primordios de los filamentos Meckel y glosohial, papilas gustativas, caliciformes
H Bucofaringe
células caliciformes, dientes mandibulares
I y faríngeos
S
Aparece Conexión con el estómago. Diferenciación Pliegues longitudinales incrementan su
T Esófago
Regiones de las regiones secretora y transportadora complejidad y longitud
O
del Estómago rudimentario como Diferenciación de tres regiones: cardiaca, Separación del estómago y del intestino
L Estómago
Sistema saco fúndica y pilórica por el esfínter pilórico
O
Digestivo Intestino incipiente. Epitelio Ano abierto. Evidencia de ciegos Formado por mucosa, tejido conectivo,
G Intestino
simple columnar. Ano cerrado pilóricos, válvula espiral y recto dos capas de musculatura lisa
Í
A Diferenciación del hígado y Hepatocitos (con grandes vacuolas) Incremento en tamaño de ambos
Glándulas páncreas. Presencia de vesícula dispuestos en sinusoides órganos
anexas biliar, conducto biliar y
pancreático
ENZIMAS Máximo de A los 8 DDE de las proteasas ácidas, A los 13-14 DDE de todas las enzimas
DIGESTIVAS actividad amilasa y aminopeptidasa analizadas
Fase Lecitotrófica Lecitoexotrófica Exotrófica
8+1 DDE 12+1 DDE
Puntos críticos Transición de alimentación, Inicio del paso a etapa juvenil,
fuertes cambios morfogénicos marcado incremento en el peso
58
________________________________________________________________________________Discusión
fuera una posible adaptación para la locomoción proveyendo un incremento superficial para
la respiración cutánea larval.
Durante estos primeros tres días de vida, las larvas son lecitotróficas, lo cual indica que
dependen exclusivamente de fuentes endógenas de alimentación. En esta etapa, ocurre un
incremento significativo en longitud corporal debido a la utilización de los elementos del
saco vitelino, sin embargo el peso permanece prácticamente estable por no existir la entrada
de nutrientes externos. Esto fue confirmado tanto por el estudio de concentración de
proteínas en la larva, la cual se incrementa significativamente a partir del noveno DDE
indicando la entrada de nuevas fuentes de proteínas a través del alimento exógeno, como
por el análisis histológico del tracto digestivo.
Al eclosionar, este tracto es un tubo recto indiferenciado sin comunicación con el exterior,
como ha sido reportado para otros peces (Peña et al., 2003). Sin embargo, ya a solo 2 DDE
están definidas tres regiones: esófago, estómago e intestino, y se hacen también evidentes el
tejido hepático y pancreático. Esta diferenciación histológica indica el desarrollo rápido de
este sistema a temprana edad, ocurriendo procesos importantes como son: la abertura de la
cavidad bucal, la formación de la conexión entre el esófago y el estómago y la
diferenciación del intestino, el hígado y el páncreas; los que hacen posible que una larva de
4 DDE pueda ingerir, digerir y asimilar el primer alimento exógeno antes de la reabsorción
completa del saco vitelino. Por lo tanto, se dan los primeros pasos para que cuando las
larvas entren en la segunda etapa, posean un tracto digestivo anatómicamente completo y
funcional con un grado alto de organización morfológica que les permita iniciar su
alimentación. Esta diferenciación temprana del canal alimentario ha sido descrita para otras
especies de peces como Scophthalmus maximus (Cousin y Baudin-Laurencin, 1985),
Pleuronectes ferruginea (Baglole et al., 1997), Solea solea (Boulhic y Gabaudan, 1992),
Solea senegalensis (Ribeiro et al., 1999) y Pelteobagrus fulvidraco (Yang et al., 2010),
aunque la edad de primera alimentación cambia según la temperatura de cultivo de las
especies (Gisbert et al., 2004).
De acuerdo con Dabrowski (1984), las larvas de los peces se dividen en tres grupos en
relación con el desarrollo y la morfología del tracto digestivo y la secreción de enzimas en
el mismo. El primer grupo, posee un estómago funcional antes del cambio de alimentación
endógena a exógena; el segundo grupo incluye aquellos que no tienen un estómago
58
________________________________________________________________________________Discusión
funcional o glándulas gástricas durante la etapa larval pero que desarrollan este órgano
digestivo en la metamorfosis; y el tercer grupo que incluye a aquellos peces que
permanecen sin estómago durante toda su vida. El manjuarí pertenece al primer grupo, con
un estómago evidente a los 2 DDE, el cual estaba morfológicamente diferenciado con tres
regiones histológicamente diferentes (cardiaca, fúndica y pilórica) ya a los 4 DDE, lo cual
indica el rápido desarrollo de este órgano.
Esta etapa puede ser considerada riesgosa, no solo por los cambios drásticos externos e
internos que en ella ocurre, sino por el peligro de depredación por su incapacidad de
escape; aunque Netsch y Witt (1962) y Burns et al. (1981) consideraron, que la
cardiotoxina que aparece en los huevos y en el vitelo de los lepisosteidos los ha protegido
contra la depredación.
59
________________________________________________________________________________Discusión
reservas vitelinas para las demandas energéticas de la captura de las presas (Moteki et al.,
2001; Williams et al., 2004) y para los cambios morfogénicos intensos que tienen lugar en
este período. Estos cambios morfológicos fueron corroborados por la acumulación en un
estrecho intervalo de edades (4 a 8 DDE), de la mayoría de los puntos de inflexión
encontrados en el estudio alométrico en el manjuarí.
La supervivencia de las larvas durante esta transición depende de varios factores como: la
cantidad de alimento endógeno almacenado, la tasa a la cual estas reservas son empleadas
después de la eclosión (Jobling, 1995; Betti et al., 2009), la temperatura de incubación
(Mendiola et al., 2007), la habilidad para capturar, ingerir y digerir el alimento (Yúfera y
Darias, 2007) y la disponibilidad adecuada del mismo. Esta es una etapa decisiva en la vida
larval de los peces, y está considerada como el evento crítico y vulnerable en la ontogenia
inicial de los mismos, debido ya no solo a la depredación sino también a la competencia por
el alimento (Coughlin, 1991; Makrakis et al., 2005) y a la posibilidad real de asimilación
del mismo. Se convierten de esta forma, tanto la captura del alimento como la huida de los
depredadores, acciones críticas en la supervivencia larval, que dependen del desarrollo
simultáneo de órganos para la natación (Murphy et al., 2007; Huysentruyt et al., 2009) y la
alimentación (Osse et al., 1997; Porter y Theilacker, 1999).
Para el manjuarí, la conducta larval en esta etapa estuvo caracterizada por períodos de
reposo, manteniendo su posición estática horizontal a cualquier profundidad en la columna
de agua, garantizada por la funcionalidad de la vejiga de los gases, y realizando
movimientos ondulatorios corporales a intervalos. Esta natación tipo anguiliforme, con una
amplitud que involucra a gran parte del cuerpo, es muy común en larvas de peces (Webb y
Weihs, 1986; Osse y Boogaart, 1995), la cual gradualmente evoluciona hacia el patrón de
natación característico del adulto con posterioridad (Russo et al., 2007). Por estas razones,
en la etapa larval de muchos peces, el desarrollo de la musculatura del tronco, más que el
propio desarrollo de las aletas, ha sido definido como un factor clave en el marcado
mejoramiento en la natación (Murphy et al., 2007). Sin embargo, en las larvas de manjuarí,
estos movimientos ondulatorios corporales que se muestran en esta segunda etapa no
conllevan un movimiento de desplazamiento en la columna del agua. Por tanto, no
sorprende encontrar que a partir de los dos días después de eclosionadas, el crecimiento en
longitud del tronco sea casi isométrico al igual que para la altura preanal y postanal,
60
________________________________________________________________________________Discusión
61
________________________________________________________________________________Discusión
Por otro lado, las aletas pélvicas tuvieron un crecimiento rápido alométrico positivo durante
todos los días de experimentación, con el mayor coeficiente de crecimiento (b= 4.04) desde
el agotamiento del vitelo hasta el 8 DDE. ¿Qué explicación biológica podría tener este
patrón encontrado? ¿Cuál función prioritaria tendrán estas aletas pareadas en esta especie?
Los peces se caracterizan por una pronunciada diversificación morfológica de estas aletas.
En los lepisosteidos, la base de la aleta pectoral tiene una orientación casi horizontal con
localización inferior en el cuerpo, posicionadas cerca del margen ventral del mismo. En
contraste, los otros taxa derivados, comúnmente muestran aletas pectorales con bases más
inclinadas verticalmente localizadas más superior en el cuerpo, aproximadamente en
posición media-dorsal y cercana al centro de masa de los peces (Drucker et al., 2005). Las
transformaciones en la forma, orientación y posición de las aletas pectorales están bien
documentadas (Drucker y Lauder, 2002; Lauder y Drucker, 2004), pero las consecuencias
hidrodinámicas de esta variación evolutiva están pobremente conocidas (Drucker et al.,
2005).
La otra aleta involucrada en el proceso locomotor es la caudal. Las larvas de A. tristoechus
exhibieron un crecimiento isométrico en la longitud de la cola en toda la etapa larval, en
contraste con la alometría positiva encontrada en Acipenser medirostris (Gisbert y
Doroshov, 2006) y en Corydoras aeneus (Huysentruyt et al., 2009), y la alometría negativa
en Sparus aurata (Russo et al., 2007). El punto de inflexión hallado en esas especies ha
sido relacionado igualmente con el mejoramiento de la capacidad natatoria. Una posible
explicación para estos patrones de crecimiento alométrico ha sido el cambio en el estilo de
natación (Snik et al., 1997; Osse y Boogaart, 1999) de un modo anguiliforme a un modo de
natación subcarangiforme. En este, la parte caudal del cuerpo muestra grandes amplitudes,
pero el resto permanece relativamente rígido (Osse, 1990). Además, Klingenberg y Froese
(1991) encontraron en 17 especies de peces marinos que la altura corporal detrás del ano
exhibía una fuerte alometría positiva, indicando que la parte posterior del cuerpo
comenzaba a ser relativamente más robusta con el incremento de la talla larval. Estos
autores también relacionaron este patrón, con el cambio en el estilo de natación durante el
crecimiento larval, asociado con el incremento en la importancia de la región caudal para la
locomoción. Para el manjuarí, además del crecimiento isométrico que mostró la longitud de
la cola, se encontró una alometría negativa en la altura del pedúnculo caudal con el mismo
62
________________________________________________________________________________Discusión
punto de inflexión hallado para las aletas pareadas. Queda, por lo tanto, discernir para esta
especie estas particularidades con las estructuras relacionadas con la natación. Es por ello
que estudios detallados en larvas de lepisosteidos, en combinación con investigaciones de
la cinética de la natación, tanto en condiciones de laboratorio como de campo, podrán
esclarecer este patrón de crecimiento obtenido.
Pero no solamente es necesario el desarrollo de estructuras que garanticen el inicio de la
natación activa, ya sea para la huída de los depredadores, como para la captura del alimento
de una especie que es estrictamente carnívora, sino que simultáneamente debe existir un
perfeccionamiento de aquellas estructuras o sistemas, que permitan la eficiente asimilación
del alimento externo, una vez agotadas las reservas vitelinas. Ejemplo de esto son el
desarrollo cefálico y del tracto digestivo ocurrido en esta segunda etapa larval del manjuarí.
Los patrones de crecimiento encontrados para la cabeza y el hocico fueron positivamente
alométricos para sus longitudes y negativamente alométricos para sus anchos, lo cual indica
un alargamiento y un estrechamiento de la región cefálica durante el desarrollo temprano.
El crecimiento alométrico positivo de la cabeza es un aspecto común en la ontogenia de los
peces, como se ha presentado en loricaridos (Strauss, 1995; Schmidt, 2001), esturiones
(Snik et al., 1997; Gisbert, 1999; Osse y Boogart, 2004) y peces gatos (Geerinckx et al.,
2008; Huysentruyt et al., 2009). Kammerer et al. (2005) examinaron dos especies de
lepisosteidos (Atractosteus spatula y Lepisosteus osseus) y encontraron una fuerte
alometría positiva para la longitud de las mandíbulas relacionada con el tamaño del
esqueleto durante la transición de larva a adulto, seguido por una débil alometría negativa
mientras el animal continuaba su crecimiento.
Gisbert y Doroshov (2006) consideraron que el crecimiento rápido de la longitud cefálica,
está asociado probablemente con el desarrollo de los sistemas nervioso (cerebro), sensorial
(visión y olfación), respiratorio (arcos y filamentos branquiales) y alimentario, pues un
incremento cefálico asociado con mayor desarrollo del sistema nervioso, permite una mejor
toma de oxígeno y de partículas alimenticias de mayor tamaño (Choo y Liew, 2006).
Alometrías fuertes en los componentes tróficos del esqueleto, están generalmente asociados
con cambios en la selección de las presas y en el comportamiento alimentario (Emerson y
Bramble, 1993). Kolmann y Huber (2009) consideraron que una alometría positiva en el
aparato alimentario, ayuda a los depredadores a superar las limitaciones funcionales
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impuestas por su presa y puede conferirle una ventaja competitiva sobre una trayectoria
ontogénica isométrica, facilitando el acceso a fuentes tróficas exclusivas mucho más
temprano en su ciclo de vida.
Para los lepisosteidos vivientes, la conducta de alimentación está representada por
movimientos generales lentos seguidos de rápidos ataques, más que de una búsqueda activa
(Kammerer et al., 2005); por lo que la elongación del hocico encontrada en las larvas de
manjuarí es ventajosa para la captura de presas de nado rápido como son Moina sp y
Artemia sp.
Los puntos de inflexión encontrados para las longitudes-anchuras de la cabeza y el hocico
fueron a los 6 DDE, momento en el que está ocurriendo el agotamiento del vitelo. Por esta
razón, la larva tiene que obligatoriamente cambiar hacia la alimentación exógena y por lo
tanto se requiere la presencia de un aparato funcional que permita la toma de alimento. Es
por esto que es consistente, que cercano al punto de agotamiento del saco vitelino, los
esfuerzos morfogénicos externos estén enfocados a la elongación de la cabeza, con el
objetivo de completar la formación de un aparato esencial que le posibilite la localización y
la toma de presas de tamaños cada vez mayores, como una prioridad funcional para la larva
que le permita su supervivencia.
Debido a los resultados encontrados en el análisis alométrico realizado en las larvas de
manjuarí para las aletas pareadas y caudal, así como para el crecimiento del tronco y de la
región cefálica, se puede inferir, que estas aletas son las estructuras principales para el
inicio del ejercicio de la natación en esta etapa, pero que el desarrollo cefálico es el que
garantiza la eficiencia para el inicio de la alimentación exógena.
El proceso de captura de las presas comienza a estar plenamente asegurado en A.
tristoechus a los 8 DDE, por el temprano desarrollo mandibular, la presencia de los dientes
maxilares y faríngeos y la proliferación de las células caliciformes y de las papilas
gustativas. Estas papilas son estructuras quimiosensoriales consistentes en células
epiteliales modificadas, que están implicadas en la selección del alimento y juegan un papel
crucial en la degustación: exploración y reconocimiento del alimento (Sánchez-Amaya et
al., 2007). Tanto los peces como otros vertebrados, utilizan sus células gustativas para
monitorear el alimento potencial e incluso seleccionar o rechazar sustancias de acuerdo con
su selectividad. El número de papilas gustativas se incrementa con el crecimiento de los
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desarrollo de nuevos órganos y tejidos y no al efecto que tanto la ración de alimento como
el alimento en sí pueda ejercer, pues se empleó la misma dieta ofrecida ad libitum durante
toda la experimentación. Además, para minimizar el posible efecto de las enzimas
provenientes de las presas no digeridas en nuestras mediciones, las larvas fueron
mantenidas en ayuno una hora antes de los muestreos.
En esta segunda etapa, se presenta un máximo de actividad enzimática en el día ocho
después de eclosionadas para las proteasas ácidas, la amilasa y las aminopeptidasas, lo cual
puede estar asociado al momento crítico de la transición de alimentación endógena a
exógena. Moyano et al. (1996) y Faulk et al. (2007) resumieron que en el tracto digestivo
de numerosas especies de peces marinos, se ha manifestado la actividad de las proteasas
alcalinas muy tempranamente (incluso antes de la abertura de la boca), mientras que la
actividad de las proteasas ácidas se detecta muy tarde. En nuestro caso, el inicio de la
actividad de las proteasas alcalinas ocurrió sobre el 8 DDE, mientras que la actividad de las
proteasas ácidas fue cuantificable desde el 5 DDE y fue consistentemente mayor que la
actividad de las proteasas alcalinas durante toda la etapa larval. Este patrón de actividad
proteásica ácida alta y temprana, indica la presencia de un estómago funcional con
desarrollo de glándulas gástricas. Esto fue corroborado a través del estudio histológico, en
el que se hacían evidentes estas estructuras a los 4 DDE con una diferenciación en tres
regiones diferentes: cardiaca, fúndica y pilórica. Ejemplos de este patrón, ha sido observado
en muy pocas especies, como los salmones y los esturiones (Buddington 1985; Buddington
y Dorshov 1986; Gawlicka et al., 1995; Zamani et al., 2009), Pseudoplatystoma corruscans
(Lundstedt et al., 2004), y lepisosteidos como el catán (Mendoza et al., 2002a) y el
pejelagarto (Iracheta, 2006); las que poseen un estómago funcional con secreción de
enzimas tipo pepsina desde el inicio de la alimentación exógena y antes de la completa
reabsorción del vitelo.
Generalmente, las glándulas gástricas aparecen más tardíamente en los peces, entre los 13-
35 DDE como en Melanogrammus aeglefinus (Hamlin et al., 2000), Pleuronectes
ferruginea (Baglole et al., 1997), Pagrus auriga (Sánchez-Amaya et al., 2007), Pagellus
eryhtrinus (Micale et al., 2006) y Scophthalmus rhombus (Hachero-Cruzado et al., 2009); o
incluso más tarde (60 DDE) como en Sparus aurata (Elbal et al., 2004). En las regiones
cardiaca y pilórica del estómago están ausentes las glándulas gástricas, pero se aprecian
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cilios, sugiriendo que, al igual que en otras especies (Peña et al., 2003), estas partes del
estómago están involucradas en la distribución y el mantenimiento de una capa de mucus,
que ayuda a la musculatura digestiva en el movimiento de las partículas ingeridas
(Buddington y Dorshov, 1986). De acuerdo con algunos autores, la diferenciación del
estómago es un evento decisivo en la fisiología nutricional de las larvas de peces,
permitiendo conductas alimentarias precoses y la digestión eficiente de proteínas (Segner et
al., 1994; Martínez et al., 1999, Guan et al., 2010).
Los resultados obtenidos de actividad de las proteasas en el manjuarí, indican el mayor
protagonismo del estómago con respecto al intestino (particularmente los ciegos pilóricos)
en la digestión proteica, no solo en la etapa larval.
Las observaciones histológicas mostraron, que alrededor del cuarto día después de
eclosionadas las larvas, los ciegos pilóricos aparecen como pequeñas evaginaciones del
epitelio del intestino anterior y el pronunciado plegamiento en la conexión intestinal ocurre
entre el día 8 y el 12. Los ciegos pilóricos están involucrados en la absorción de los
nutrientes (lípidos) y en la digestión, principalmente por el incremento en el área superficial
(Barrington, 1957), sin que esto conlleve a un alargamiento o engrosamiento del propio
intestino. Ellos facilitan el transporte de los nutrientes que ya puedan ser absorbidos al
torrente sanguíneo, antes de que el bolo de comida pase al intestino, donde continuará la
ruptura del mismo y la absorción (Baglole et al., 1997). Además, neutralizan la acidez del
alimento proveniente del estómago, antes de pasar al intestino y esto ha sido confirmado
por la ausencia de ciegos pilóricos en los peces carentes de estómago (Gawlicka et al.,
1995).
El epitelio mucoso intestinal, consistente en células columnares absortivas con un distintivo
borde en cepillo y con células caliciformes intercaladas productoras de mucus, comienza
una intensificación en su plegamiento entre los 4 y los 8 días, con lo cual incrementa su
área superficial de absorción. Este plegamiento contribuye además a la mezcla del alimento
con los productos hepáticos, pancreáticos, así como con el mucus secretado por las células
caliciformes (Grau et al., 1992). Las aminopeptidasas, que se localizan en el borde en
cepillo de los enterocitos, completan la digestión luminal mediante la hidrólisis de péptidos
(Letelier et al., 1985; Guerreiro et al., 2010) y son además, indicadoras de la maduración
intestinal (Moyano et al., 2005). Como se evidencia en el patrón de actividad de esta
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momento en el cultivo del manjuarí, pues por primera vez se demostró la capacidad de
estos animales de alimentarse del fondo y de alimento inerte, abriendo nuevas posibilidades
para su mantenimiento en cautiverio. Durante el período que comprende esta segunda etapa
larval, no se encontraron diferencias significativas entre las dietas probadas en cuanto al
peso de las larvas, pues aun el proceso de asimilación de los nutrientes no está morfo-
fisiológicamente respaldado para el máximo aprovechamiento de los mismos, lo cual fue
confirmado por el estudio de concentración de proteínas en la larva.
Otro aspecto evaluado fue el efecto de la inanición. Numerosos estudios experimentales de
inducción de la hambruna en larvas de peces se realizan habitualmente, principalmente en
aquellas especies de interés acuícola. Los objetivos de los mismos van enfocados hacia la
búsqueda de la reducción de los costos por alimentación y a la detección de una serie de
parámetros utilizables para la evaluación del grado de nutrición de las larvas, ya sea a
través del empleo de métodos histológicos (Ostaszewska et al., 2005; Olsen et al., 2008),
fisiológicos (Therese et al., 2008a,b), morfométricos (Uriarte y Balbontín, 1987) y de
índices de condición, basados en la relación de ácidos nucleicos (Tanaka et al., 2008;
Masuda et al., 2009).
La inanición es un estado que experimentan naturalmente algunos peces e invertebrados
durante períodos en que el alimento escasea (McCue, 2010). En el medio natural, las larvas
de peces normalmente tienen una tasa alta de mortalidad debido, además de la depredación
y de condiciones ambientales desfavorables, a la inanición o la limitación de las fuentes
alimentarias (Sheng et al., 2007). La supervivencia generalmente se logra, por la reducción
de la tasa metabólica, seguida de su restablecimiento a condiciones normales después de la
alimentación, y por la preparación previa mediante la acumulación de reservas en los
tejidos (Viana et al., 2007; Furné et al., 2008; Salin et al., 2010). Tanaka (1972) señaló que
la falta de alimento tiene una serie de implicaciones muy importantes en el desarrollo
posterior de las larvas, ya que las limita a dos posibilidades: a) tener éxito en alimentarse
oportunamente y poder obtener energía suficiente para continuar la búsqueda de alimento y
crecer, o b) fallar en su primera alimentación e iniciar la absorción de sus propios tejidos,
haciéndose más débiles y aumentando la susceptibilidad a las enfermedades o a ser
depredadas.
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En los bioensayos realizados con las larvas de manjuarí, resultó interesante encontrar una
anticipación en el agotamiento externo del vitelo para las larvas en inanición. Esto coincide
con lo descrito por Heming et al. (1982) en Oncorhynchus tswaytcha. Ellos concluyeron
que la tasa de absorción del vitelo, que normalmente tiende a crecer conforme se intensifica
el proceso de desarrollo larval (Williams et al., 2004), es afectada por la presencia de
alimento en el intestino, provocando que la misma disminuya y se comiencen a utilizar los
nutrientes del alimento ingerido, lo que permite conservar parte de las reservas vitelinas.
Como se aprecia, todos los caracteres morfométricos medidos, muestran un
comportamiento similar tanto en las larvas alimentadas como en inanición durante esta
segunda etapa. Esto coincide con los resultados obtenidos con las diferentes dietas,
indicando que en esta etapa son las reservas vitelinas las que garantizan los procesos
morfogénicos que ocurren en las larvas. De hecho, al analizar el crecimiento en larvas
alimentadas, se encontró que durante los día 7 al 11 después de eclosionadas, ni la longitud
corporal ni el peso se incrementan significativamente, llegando incluso a mostrar tasas
negativas discretas momentáneas. Patrones similares de reducción en el crecimiento han
sido también reportados para numerosas especies de teleósteos (Blaxter, 1969; Yada y
Furukawa, 1999; Gisbert et al., 2002; Geerinckx et al., 2008).
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Este mismo problema ha sido a menudo observado principalmente en aquellas especies con
fuertes hábitos carnívoros (Lovshin y Rushing, 1989). Por otra parte, la preferencia
marcada de los lepisosteidos por organismos pelágicos, encontrados en el contenido
estomacal de larvas y juveniles, sugieren que su alimentación se realiza principalmente en
la superficie (Echelle y Riggs, 1972; Pearson et al., 1979), por lo que pudiese pensarse que
la baja flotabilidad del pienso utilizado, haya contribuido a su poca disponibilidad en la
columna de agua durante el tiempo apropiado para ser consumida. Sin embargo, quedó
demostrado en este mismo experimento, que las larvas se adaptaron a comer del fondo la
moina y artemia congelada, por lo que el problema de la flotabilidad puede haber influido,
pero no haber sido el factor determinante en los bajos pesos encontrados en las larvas
alimentadas con pienso. No obstante, la utilización de dietas extruídas podría mejorar la
tasa de ingestión en comparación con dietas peletizadas, como encontraron García et al.
(1997) en larvas de A. tropicus y Mendoza et al. (2002a) en larvas de A. spatula, por la
conducta alimentaria que tienen estos peces.
Consideramos que el punto clave se centra en el empleo de dietas que sean atractivas para
las larvas. Con este fin, la aceptación del pienso puede ser incrementado utilizando
atrayentes alimenticios (Pawson, 1977; Kolkovski et al., 1997; Reig et al., 2003; Engrola et
al., 2009) que favorezcan la detección, identificación y consumo del mismo, además de
tener en cuenta las características físicas como el tamaño (Hossain et al., 2000) y la textura,
para hacerlo realmente asequible por las larvas de esta especie.
Otros elementos importantes radican en tener en cuenta la composición de las dietas,
basada en los requerimientos nutricionales de la especie (Giacometti et al., 2009), así como
en la serie de factores extrínsecos e intrínsecos -como las regulaciones neuro-hormonales
(Zambonino y Cahu, 2007; Kortner et al., 2010)- que permitan la asimilación de estas
dietas por el individuo. Todos estos aspectos, apoyados en las diversas técnicas que existen
para la producción de alimentos artificiales, permiten que la dieta sea realmente asimilable
por las especies, en dependencia de sus hábitos alimentarios y de la etapa del ciclo de vida
en la que se encuentren.
Queda claro, que este bioensayo fue un primer intento de acondicionar las larvas de
manjuarí al consumo de dietas inertes, por lo cual es necesario realizar un número mayor de
pruebas, para lograr definir progresivamente una forma adecuada de sustituir el alimento
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________________________________________________________________________________Discusión
Al analizar la relación entre las variables morfométricas y la longitud total en las larvas en
inanición, no se encontró que existiera crecimiento desproporcionado, excepto para el peso.
Aunque a simple observación estas larvas se presentan con una cabeza aparentemente
mayor con respecto al largo total, los análisis morfométricos no indican de esto un hecho.
Pudiese ser la relación entre el peso y la longitud total, junto con los patrones morfológicos
y conductuales descritos para individuos bajo regímenes de alimentación ad libitum y en
inanición, elementos a tener como referencia para evaluar la condición nutricional de larvas
cuya edad o historia nutricional se desconozcan. Esto pudiera ser de utilidad práctica al
realizar observaciones directas sobre grupos de larvas vivas, ya sea en ejemplares silvestres
como de cultivo, siendo un indicador rápido de la condición de las larvas. Además de poder
convertirse en una herramienta útil para la implementación futura de técnicas de cultivo
masivo para la repoblación de los ambientes naturales en los que se encontraba la especie
en Cuba. No obstante, sería válido profundizar en el estudio de los cambios histológicos y
fisiológicos que se presentan en esta especie sometida a varios días de inanición, así como
la determinación del punto de no retorno para la misma.
De forma general, incorporando los cambios externos en la morfología larval del manjuarí,
los criterios funcionales de las enzimas digestivas, así como los cambios internos en el
tracto digestivo, se puede concluir que, alrededor de los 12 DDE (a 28oC) se inicia la
transformación gradual de estado larval a juvenil.
5.4 Generalizaciones
Los resultados de este trabajo están en correspondencia con el patrón de crecimiento
observado para los primeros 15 DDE de A. spatula y A. tropicus (Mendoza et al., 2002a) y
la tasa de crecimiento obtenida fue la segunda mayor reportada para larvas de lepisosteidos
(Anexo 1). Nuestras condiciones experimentales y de temperatura (28+1oC) fueron
similares a las aplicadas en los estudios realizados con las otras dos especies de
Atractosteus (Aguilera et al., 2002), por lo que al comparar las tasas de crecimiento entre
los tres miembros de este género, se evidencia el valor intermedio obtenido para la especie
cubana.
Al establecer los cinco intervalos de longitud total para las larvas de manjuarí, se encontró
que los siguientes caracteres morfométricos: largo del hocico, largo de las aletas pélvicas,
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________________________________________________________________________________Discusión
ancho inicial del hocico, largo y ancho cefálico; mostraron diferencias significativas entre
estos intervalos. Como se aprecia, la mayoría de estos caracteres están relacionados con el
desarrollo cefálico, haciéndose evidente el estrechamiento del hocico y el alargamiento de
la cabeza durante el desarrollo larval de esta especie, similar a lo que ocurre en otros
lepisosteidos, reflejando los hábitos ictiófagos de esta familia de peces.
Empleando los intervalos de longitud total determinados para el manjuarí, se realizó una
comparación cualitativa con otras larvas de lepisosteidos (Tabla 9), tales como: L. osseus,
L. oculatus, A. spatula, A. tropicus y L. platostomus (Simon y Wallus, 1989; Simon y
Tyberghein, 1991; Aguilera et al., 2002), haciendo los ajustes según los datos publicados
por estos autores. Para los primeros intervalos de longitud total (10,5-22 mm), el manjuarí
posee proporcionalmente el hocico más corto y la cabeza más ancha en comparación con
los otros lepisosteidos mencionados anteriormente. Para los últimos intervalos (26,2-35,2
mm), la cabeza del manjuarí fue la más larga y el hocico el más estrecho de todas las
especies. Basado en investigaciones de las relaciones entre los caracteres morfológicos y la
alimentación de otras especies de peces (Clifton y Motta, 1998; Luboschek y McCormick,
2001), tales diferencias observadas entre el ancho y largo del hocico y la cabeza en las
larvas de lepisosteidos, pueden ser debido a las variaciones en el hábitat y las fuentes de
alimentación entre las especies. Desafortunadamente, no existen observaciones de las áreas
de desove, ni de la dieta de las larvas de manjuarí en el medio natural, por lo que muchas
interrogantes quedan aún por dilucidar.
El otro carácter esencial, el largo de las aletas pélvicas, que presentó diferencias
significativas entre los intervalos de longitud total en el presente estudio, fue además
empleado como elemento primordial en la definición cualitativa de las etapas de desarrollo
larval, lo que refleja el valor de este carácter morfológico-morfométrico en la evaluación de
la fase larval de esta especie.
77
________________________________________________________________________________Discusión
Ancho
Largo del Largo Largo Aletas Ancho
Intervalos posterior del
hocico cefálico pélvicas cefálico
hocico
I 4,1 21,9 - - 63,8
a 5,1-5,7 20,4-24,6 - --20,1 64,4-52,1
b 4-6,2 18,4-20,8 - --15,3 52,5-60,9
c 6-7,4 25,6-26 - 22,3-22,7 30,7-38,6
d 6,8-10,6 27,6-29,4 0,7-1,5 18,8-24,8 43,8-44,2
e
II 6,9 26,1 2,1 15,8 50,1
a 8,9-10,5 26,9-26,2 2,8-3,2 18,5-16,3 42,7-35
b 6,2-12,2 20,8-26,6 --2,7 15,3-14,9 52,5-35,8
c 7,4-9,9 26-27,8 1,6-3,6 22,7-18,6 38,6-36,2
d 10,6-13,8 27,6-29,4 1,5-4,3 18,8-14,4 44,2-36,6
e
III 11,2 28,6 3,2 13,5 38,5
a 10,5-11,5 26,2 3,2-3,3 16,3-13,9 35-32,4
b 12,2-11 26,6-25,4 2,7-3,1 14,9-15,4 35,8-35,4
c 9,9-14,2 27,8-29,5 3,6-5,1 18,6-14,8 36,2-33,4
d 13,8 29,4 4,3 14,4 36,6
e
IV 13,7 31,2 4,2 11 33,9
a 11,5-12,4 26,2-26,2 3,3-3,5 13,9-12,9 32,4-33,9
b 11-14,3 25,4-27,2 3,1-3,4 15,4-12,2 35,4-27,6
c 14,2 29,5 5,1 14,8 33,4
d 13,8 29,4 4,3 14,4 36,6
e 11,9 29,2 3,8 10,2 32,6
V 14,8 31,5 4,9 9,9 32,2
a
b 14,3 27,2 3,4 12,2 27,6
c 14,2-15,3 29,5-30,7 5,1-5,8 14,8-16,9 33,4-33,2
d 13,8 29,4 4,3 14,4 36,6
e
78
________________________________________________________________________________Discusión
78
________________________________________________________________________________Discusión
79
6. CONCLUSIONES
80
_____________________________________________________________________________Conclusiones
81
7. RECOMENDACIONES
82
_________________________________________________________________________Recomendaciones
83
8. REFERENCIAS
BIBLIOGRÁFICAS
___________________________________________________________________Referencias Bibliográficas
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9. ANEXOS
__________________________________________________________________________________Anexos
Tasa de
Especie crecimiento Etapa Referencia
(mm/d)
Pearson et al. (1979)
0,8 larva
Lepisosteus osseus Netsch y Witt (1962)
2,33-4,5 juvenil
Echelle y Riggs (1972)
0,83 larva Simon y Tyberghein (1991)
Lepisosteus oculatus
1,3-1,7 juvenil Simon y Wallus (1989)
1,55 0-10 DDE
Atractosteus spatula Aguilera et al. (2002)
5,06 10-15 DDE
0,86-1 0-15 DDE
Atractosteus tropicus Aguilera et al. (2002)
2,5 15-30 DDE
Atractosteus tristoechus 1,30 0-18 DDE Presente estudio