Paraná, domingo 11 de noviembre de 2018
E l Instituto de Promoción de
Cooperativas y Mutualidades
ofrece capacitación, asesoramiento
y ayuda para completar la papelería
y llegar a Buenos Aires para trami-
tar la matricula. También financia
proyectos.
Como explica Ricardo Etche-
mendy, “la mayoría empezó sien-
do gente que revolvía basura en un
volcadero a cielo abierto. Empeza-
mos a capacitarlos para mostrar
que eran residuos, no basura, que
tienen valor. Desde el Instituto sa-
bemos de cooperativas y podemos
asesorar, pero nos apoyamos en la
Fundación Eco Urbano, que tiene
25 años de trayectoria, que ha tra-
bajado en la separación en origen,
que saben del circuito circular en
la recuperación de residuos, que
tienen capacitaciones en cuidado
de medio ambiente”. Al aporte de
la ONG, agregó el de Vicoer y otras
empresas. A propósito de aportes,
recordó que Papelera Entre Ríos,
enseñó que en una bolsa de papel
hay 17 valores, lo que el acopiador
no diría –advirtió– porque compra
todo a granel”. La mención sirvió
para justificar la necesidad de
aprender esa clasificación y tam-
bién a negociar, a estar actualizados
con los precios.
Entusiasta, el funcionario no
deja de señalar que en estos grupos
asociativos se disparan un mon-
tón de problemas de personas que
han estado excluidas de todo. “En
“El asociativismo del que tan-
to hablamos acá, también se es-
tá logrando entre los organismos
del Estado: está Ambiente, la Fun-
dación, Desarrollo Social. Siem-
pre habían estado desde el volun-
tarismo y ahora, se está haciendo
de un modo institucional”, destacó
a EL DIARIO, Ricardo Etchemen-
dy, titular del Ipcymer.
Coincidente con el funcionario,
el director Ejecutivo de la Funda-
ción Eco Urbano, Horacio Enríquez,
comentó a esta Hoja que “estamos
promoviendo y articulando con dis-
tintas áreas del gobierno provincial
y los gobiernos locales esta agenda
que tiene que ver con la salud del
ambiente pero también con la in-
clusión y con una cadena de valor”.
El encuentro que el jueves tuvo
lugar en la capital provincial suce-
dió al realizado en Villaguay y de-
jó planteada la posibilidad de un
tercero, probablemente en Gua-
leguaychú.
ENGRANAJES. La gente cuando
saca la basura a la puerta de su ca-
sa, está sacando una bolsa con re-
siduos que tienen valor económi-
co y de reutilización.
En la cadena está el vecino que
genera el residuo y lo saca a la vía
pública y sigue el Municipio a
cargo de la recolección. Es ideal
que sea diferenciada para que a
los trabajadores que recuperan
les llegue solamente el inorgáni-
co reciclable, el plástico, el me-
tal…, eso que tiene valor. Ellos lo
separan según qué tipo de papel,
Villaguay –cuenta– a través de la
cooperativa se logró que siete chi-
cas que trabajaban en la basura
terminaran la primaria”.
Aclara que en la cooperativa hay
excedentes y si bien admite que no
resulta suficiente como medio de
vida, destaca la dignidad de estar
generando su propio recurso. “Sin
dudas no es suficiente por eso se
trata que la propia cooperativa ge-
nere valor agregado”, indica.
Las acotaciones evidencian
que es mucho y diverso lo que el
tema genera. Etchemendy apunta
que “hay una sola cooperativa que
trabaja residuos informáticos” y lo
considera “un déficit” en la provin-
cia. “En cada organismo público hay
computadoras, telefax viejísimos
pero nadie los recupera, los mandan
a Buenos Aires, donde hay coope-
rativas que se dedican a eso. Hay
que trabajar en la capacitación,
agregar valor”.
Municipios, juntas de Gobier-
no, comunas, contactos personales
son la vía para que quienes están
trabajando en la recuperación de
residuos puedan tomar contacto
con el Instituto, si no es posible
hacerlo en forma directa. “En el
Estado provincial es todo gratui-
to, lo financiamos con los fondos
cooperativos que administramos y
lo fundamentamos en un sistema
solidario”, difunde el titular del Insti-
tuto que puede respaldar iniciativas
a través de subsidios o préstamos.
AL MARGEN
En el encuentro se habló de la
“ruta de los residuos”. Para lograr
un buen precio se necesita volu-
men. Hay pequeñas localidades
que no tienen suficiente volumen
para poder costear el transporte
hacia una empresa industrial. A
través de varias, se puede lograr
llenar un camión para pelear precio
con el acopiador o el empresario.
cartón, plástico es; lo enfardan o
le dan un agregado de valor y en
la última etapa, lo que no se pue-
de rescatar irá a relleno sanitario
que la Provincia está impulsando
para tener cuatro nodos. La expli-
cación forma parte de las decla-
raciones de Enríquez. El referen-
te ambientalista también explica
qué significa darle un agregado de
valor a los materiales que se sepa-
ran. Cuenta el caso de la coopera-
tiva Cielo compartido, de la loca-
lidad de Santa José, que “están la-
vando y moliendo, y volviendo a
generar grumos para el reciclado
del plástico. Por tanto son un es-
labón que separan, clasifican, en-
fardan y le dan agregado de valor”.
Una mirada más amplia, lleva a
Enríquez a señalar que “este movi-
miento de trabajadores está crecien-
do un poco obligado por el contex-
to del mundo que está en crisis am-
biental y social: la pobreza, el cam-
bio climático, la presión sobre los
INFORMACIÓN GENERAL
Nueva vida
E se es el nombre de la coope-
rativa que en Paraná comen-
zó a funcionar el 30 de diciem-
bre de 2014 y que preside Susana
Zárate. “Éramos trabajadoras del
Volcadero, la Municipalidad hi-
zo la planta (de separación) y nos
conformamos como cooperativa
para empezar a trabajar ahí”, dijo
a EL DIARIO.
Susana cuenta: “Hace más de 20
años que trabajo en el Volcadero”,
y repasa que “antes trabajábamos
a cielo abierto; desde las 6 hasta
las 4 de la tarde hacía mi parte re-
cuperando todo lo que era plásti-
cos, cartones y lo vendíamos. Tam-
bién recuperábamos algo para co-
mer, algo de ropa, calzado. No te-
níamos baño ni agua”.
La diferencia es que “ahora, te-
nemos baño, nos podemos bañar
cuando termina el trabajo; nues-
tros hijos no andan atrás de noso-
tros como antes. Nos acompañan
en el turno pero se retiran con no-
sotros y ya no necesitás mandar-
los al Volcadero”.
Susana Zárate preside el con-
sejo integrado mayormente por
mujeres aunque la mayoría de
los miembros de la cooperativa
son hombres.
Vuelve a su trabajo inicial para
relatar que “empezábamos a sepa-
rar, juntábamos después las cosas
en bolsones y teníamos que alqui-
lar un carro o juntarle comida al
dueño de ese carro para que nos
lo prestara y poder llevar el ma-
Varias entidades, tanto del Estado como privados, fueron las encargadas de organizar el Encuentro, que tuvo por sede a la
Cooperativa Vicoer. FOTO: Sergio Ruiz
recursos naturales, y un modelo
de civilización que está haciendo
agua, que no se sostiene”.
“La instancia del reciclador es
fundamental. La idea es fortalecer-
los, hacerlos visibles frente a todos
los actores de la sociedad y que se
vayan empoderando no solo a través
terial para vender a un chatarre-
ro cercano al Volcadero”. Cartón,
vidrio, papel y plástico eran los
objetivos de la recuperación en-
tonces. “Nos pagaban poco pre-
cio” recuerda.
“Fue difícil al principio porque
no sabíamos lo que era una coo-
perativa, el adaptarnos día a día
con los compañeros fue lo más
difícil. La separación ya la venía-
mos haciendo pero acostumbrar-
se al calzado, a guantes, a barbi-
jos, fue lo que más nos costó. En el
Volca, rompíamos las bolsas con
las manos. Nos cortábamos. No
estábamos acostumbrados a que
alguien nos mande, a tener un ho-
rario, reglas que cumplir”.
En aquellas primeras reuniones
organizativas, que Susana recuer-
da muy conflictivas –al punto que
se decidió llevarlas del CIC de La
Floresta a una iglesia para tratar
de calmar las relaciones–, eran de
10, 15 personas hasta que logra-
ron juntarse unas 30. Ahí se ar-
mó el consejo de administración.
Cuando se arrancó el primer
turno eran 59, y en octubre de
2015 se armó otro turno de igual
número, pero la gente no se acos-
tumbró. Actualmente entre los dos
turnos hay 86 personas, todos ma-
yores de 18 años.
RETROCESO. El trabajo es la se-
paración y el enfardado del mate-
rial con las dificultades que oca-
siona el modo en que llegan los
residuos. El programa “Separe-
mos”, recuerda Susana arrancó en
2016 pero duró dos meses. No hu-
de plantas y tecnologías, sino tam-
bién administrativa e institucional-
mente, porque tener una coopera-
tiva no es fácil”, como lo testimonia
a presidenta de la cooperativa Nue-
va vida (ver recuadro). Muchos de
ellos han trabajado individualmen-
te y el desafío es que se encuentren,
17
bo más difusión y hubo un gran
retroceso. Hay animales muertos,
latas, hierros, escombro, es como
que la gente no toma conciencia.
“A nosotros nos vendría bien
que la ciudad separara (los resi-
duos) porque tendría más valor
el material que nosotros estamos
vendiendo porque un cartón mo-
jado o sucio con yerba no lo pagan
al precio de lo que realmente po-
dría valer”, explica.
Cuando hay 64 fardos se llama
al comprador que lo venga a reti-
rar y el excedente se divide según
los días trabajados. Susana recuer-
da que esa cantidad para la pri-
mera entrega se logró reunir lue-
go de ocho meses, porque se tra-
bajaba con un camión, ahora se
trabaja con la carga de 15 camio-
nes. La cooperativa decidió em-
pezar a comprar a la gente que to-
davía está en el Volcadero. “Em-
pezamos con el plástico que nin-
gún chatarrero de la zona lo tra-
baja. A nosotros nos servía y con
fondos propios lo empieza a com-
prar, evitando así que se enterrara.
Ayudábamos al ambiente y gene-
rábamos más volumen de mate-
rial. Así en la actualidad, están sa-
cando cada 20 días un camión de
plástico y un camión de cartón”.
El objetivo es organizar un tercer
turno para que esa gente que está
trabajando en el Volcadero se in-
corpore a la cooperativa, que ten-
ga esa oportunidad. Susana insis-
te que si bien la intención es tra-
bajar toda la basura de la ciudad,
“si no hay separación, no se pue-
de, porque lleva mucho tiempo”.
por eso hablamos de reciclaje in-
clusivo, de economía colaborativa.
Son los conceptos que en un mun-
do en crisis se ponen cada vez más
en juego y es fundamental enten-
derlos e incorporarlos a las políti-
cas públicas”, sostiene el referente
de Eco Urbano.