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UNIVERSIDAD DA VINCI DE GUATEMALA

MAESTRÍA EN DOCENCIA UNIVERSITARIA


TÉCNICAS DIDÁCTICAS I

ENSAYO CRÍTICO:
LOS DESAFÍOS DE LA DIDÁCTICA EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR

POR:
MIGUEL ANGEL CORDERO MONZÓN
CARNET 201840457
NOVIEMBRE DE 2018
LOS DESAFÍOS DE LA DIDÁCTICA EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR

En el año 1640, Comenio inicia a detallar la didáctica utilizada en la actualidad.


Este adelanto en su época permitió a educadores más contemporáneos, como
Paulo Freire, a realizar reformas sustanciales en la educación que rige en la
actualidad.

En sus inicios, “la disciplina surge históricamente como espacio de concreción


normativa para la realización de la enseñanza, dentro de una concepción poco
conflictiva y hasta ingenua de la sociedad y del sujeto.” (Moreno, 2011). Sin
embargo, la didáctica en la práctica docente universitaria tiene otras connotaciones.
Ésta debe guiar el proceso pedagógico (enseñanza-aprendizaje), hacia una
educación que inspire, que haga soñar y que explote la creatividad del estudiante.

Enseñar a pensar.
Hacer que los estudiantes repitan, memoricen en su totalidad, hagan planas, pinten
hojas, realicen manualidades cuadradas y monótonas, y digan amén es tarea del
pasado. Esto es parte de lo que Freire llamó “educación bancaria” (ver didáctica
tradicional). Nuestras universidades deben innovar la educación dentro de ellas,
deben hacer reformas a su sistema educativo local si se quiere tener una generación
de más impacto.

“… la más adecuada para enseñar las habilidades de razonamiento… es una


aproximación dialogada… el profesor plantea preguntas para estimular el
razonamiento y el debate” (Sternberg & Spear, 1996). ¿Se escucha fácil no? Pues
luego de acostumbrarnos lo es. Sin caer en monotonías, esta estrategia convierte
el período de clases en algo grato, una convivencia agradable. Puede, además,
convertir temas triviales en aprendizajes significativos, es decir, es una didáctica
para la vida, pues los estudiantes preguntan desde su realidad a conocimientos
fuera de su contexto.
Además, en esa aproximación dialogada “no existe una respuesta correcta a estas
preguntas, por lo que la reacción del tipo –correcto- o –incorrecto- no suele darse.
En su lugar, el profesor suele comentar lo que dicen los alumnos, añadir algo o,
llegado el caso, puede incluso cambiar su postura en un tema” y “Si la discusión
divaga en exceso, el profesor puede hacer comentarios o preguntas que sirvan para
enfocar el tema.” (Sternberg & Spear, 1996). Al ser un diálogo, no existen
respuestas incorrectas, no es repetir datos, es compartir sueños, vivencias,
conocimientos.

Enseñar a crear.
Con niños y aún jóvenes esta acción es sencilla. Y hasta es una actividad cotidiana.
Con los adultos, hace falta un poco más de esfuerzo, pero se puede realizar. El
resultado final de la clase, a pesar de que es una aplicación práctica para la vida,
debe permitir también crear a partir de la imaginación. Desde contar una historia,
hasta construir algo con las manos, la educación debe permitir el uso de la
imaginación. Incluso, partiendo de un estudio serio, y se pueden agregar detalles
para despertar la imaginación (colores, olores y formas).

Para ello, hay que dejar a un lado los vicios como: pasar a leer la lección, improvisar
clases, desuso de material didáctico, falta de lectura e investigación. Por el
contrario, es necesario sentarnos a pensar en cómo imaginarán los estudiantes la
lección, cómo despertar su imaginación para que la clase sea más amena. Qué
preguntas se pueden hacer para incentivar la creatividad antes, durante y al final de
la lección. Incluso, hacer una selección de las palabras, términos y frases para
estimular la imaginación.

Enseñar a soñar.
Se ha dicho que la escuela ha sido la culpable de truncar sueños. Y en cierto sentido
es cierto, pues todo gira alrededor de cuatro paredes. ¿Qué pasaría si enseñamos
a los jóvenes a soñar con algo mejor? ¿Qué resultados tendría la universidad si
incentiva a sus adolescentes a realizar un genuino proyecto de vida? ¿Cómo sería
nuestro impacto si retamos a nuestros jóvenes a realizarse profesionalmente, y que,
al llegar ahí, sirvan de influencia para la expansión de la misión universitaria? ¿Por
qué no relacionamos los sueños de cada estudiante con la misión de la universidad?

Con esto no me refiero a imaginar. Soñar no es construir castillos en el aire, más


bien tiene que ver con anhelar, desear, pretender algo que no está, que aún no
llega, que por el momento está fuera de nuestro alcance. No es hacernos ilusiones,
es más bien, querer estar mejor, y suponer cómo sería eso. Lamentablemente
nuestras clases y lecciones no están diseñadas para tener anhelos (sanos por
supuesto), o que despierten el interés por estar mejor y superarnos.

¿Cómo me hará soñar en algo mejor la clase de estadística? ¿Cómo me puede


inspirar técnicas de estudio a superarme? ¿Cómo me hará soñar el estudio de la
filosofía? ¿Cómo despertará el anhelo de crecer la clase de psicología general o
matemáticas? Ese es nuestro reto, provocar que las lecciones hagan soñar con un
mundo diferente a los estudiantes, que éstas inspiren a jóvenes y adultos para tener
una vida mejor, para crecer integralmente. De lo contrario, al llegar a la adultez,
muchos se seguirán igual porque en la universidad nunca encontraron una
inspiración para ser mejores.

Estas implicaciones son solamente el fundamento para una correcta praxis de la


didáctica en la educación superior. Queda el espacio para que los interesados
piensen, imaginen y creen formas de enseñar con arte. Por ejemplo, el enseñar a
amar, enseñar a ayudar a mi prójimo, de enseñar a crecer como persona, por
mencionar algunas.

Enseñar es un arte, cuando se usa una didáctica para la vida, es decir, cuando todo
lo que se realiza en el aula y fuera de ella, contribuye para su aplicación en la vida
cotidiana, pues solamente ahí, el aprendizaje es significativo y los estudiantes
pueden utilizarlo pensando, imaginando y creando aplicaciones para la vida
cotidiana.
Bibliografía

Moreno, T. (2011). Didáctica de la Educación Superior: nuevos desafíos en el siglo


XXI. Perspectiva educacional, 54.

Sternberg, R., & Spear, L. (1996). Enseñar a pensar. Madrid: Silgo XXI.

Freire, P. (2005). Pedagogía del Oprimido (2da. ed.). México: Siglo XXI.

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