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Víctor Raúl

Biografía Haya de la
Torre
Luis Alberto
Zaldívar
Schrader

*Las fotografías y datos sobre los años germinales son recopilados

del archivo del historiador Hugo Vallenas


Víctor Raúl contempla el nombre de su abuelo Jerónimo de la Torre, amigo
de Simón Bolívar y firmante de la independencia de Trujillo en 1820
Años Germinales

En la foto de la izquierda, los


padres de Víctor Raúl Haya de la
Torre con los tres hijos mayores;
Víctor Raúl sostenido en brazos:
Agustín de pie junto a su madre: y en
el centro la pequeña Zoila.

Víctor Raúl Haya de la Torre


nació en la ciudad de Trujillo el 22 de
Febrero de 1895, hijo de Raúl
Edmundo Haya y Cárdenas y Zoila
María de la Torre y Cárdenas.
Perteneciendo a una familia notable
de Trujillo, el futuro líder político
creció en un ambiente de
estimulación creativa disfrutando de
vida al aire libre y discusiones de los
mayores sobre temas
controversiales. Su primo más
cercano por esos tiempos,
Macedonio de la Torre, se convirtió
luego en destacado pintor, y el
mismo Víctor Raúl mantuvo una relación muy cercana con el arte. Además, Víctor Raúl
tenía inquietudes políticas bastante tempranas, las cuales se afianzaron en el Colegio
Seminario de San Carlos y San Marcelo donde conoció a personajes que serían luego talentosos
escritores y leales compañeros, como Antenor Orrego y Alcides Spelucín. Aún adolescente
Víctor Raúl se interesó en textos de historia y temas sociales, los cuales fueron facilitados
por su padre. Poco antes de empezar la Universidad, ya tenía simpatías con el irreverente y
disciplinado movimiento anarquista impulsado por las enseñanzas de Manuel González Prada.

En 1913, luego de egresar del Seminario de San Carlos y San Marcelo, Haya de la Torre
inició estudios de Letras en la U. N. de Trujillo, donde fue introducido en los paradigmas de la
ciencia que recién estaban haciendo apogeo en el Perú, acercándolo naturalmente a los
grupos intelectuales de vanguardia. En esta atmósfera se comenzó a relacionar con la llamada
“bohemia de Trujillo”, compuesta por César Vallejo, Antenor Orrego, Alcides Spelucín y otros,
escribiendo poemas e incluso incursionando en la dramaturgia. Alternó estas inquietudes con
la colaboración como crítico cultural en el diario La Industria, dirigido por su padre, y con
frecuentes visitas a una biblioteca obrera dirigida por anarcosindicalistas. Inquietado por el
interés cultural de los trabajadores, hizo esfuerzos para que el Centro Universitario
desarrollara una labor de difusión de conocimientos al alcance de los obreros.
Luis F. Bustamante, Víctor Raúl, y Raúl Porras viajando con destino al Cuzco para el primer congreso
de la FEP, Marzo de 1920
Dirigente Estudiantil

En marzo de 1917 Haya optó por trasladarse a Lima para cursar Abogacía en la U. M. de
San Marcos. Sin embargo, decepcionado por la vida universitaria esencialmente conservadora
de la decana de América, se dedica desde su llegada en la vida política universitaria. Para aliviar
su sustento ingresa como escribiente y practicante en el estudio de los doctores Eleodoro y
Eulogio Romero a la par que visitaba a Manuel González Prada con alguna frecuencia,
desarrollando inquietudes políticas derivadas del radicalismo del autor de Horas de lucha, del
contacto con trabajadores anarcosindicalistas y de la amplia difusión entre los estudiantes del
“arielismo” inspirado en las ideas del uruguayo José Enrique Rodó. Viajó a Apurímac, Cuzco y
Arequipa, y al regresar integró la comisión universitaria que secundó la lucha obrera por la
jornada de las ocho horas, al mismo tiempo que impulsó la reforma universitaria en San
Marcos.

Por su activismo fue elegido presidente de la Federación de Estudiantes en 1919 y


participó en el primer Congreso Nacional de Estudiantes el 11 de marzo de 1920, en cuyos
debates obtuvo la aprobación del proyecto de creación de centros autogestionarios de
extensión cultural llamados “Universidades Populares”. La primera universidad popular se
fundó en Lima el 22 de enero de 1921 pero fue trasladada a Vitarte el 2 de febrero, con el fin
de estar más cerca de los obreros. Un año después el proyecto tomó el nombre de
Universidades Populares González Prada. Como gestor de esta iniciativa, Víctor Raúl fue
invitado por grupos estudiantiles a dar presentaciones por todo Latinoamérica, visitando La
Paz, Buenos Aires, Montevideo y Santiago de Chile difundiendo los ideales de la reforma
universitaria y promoviendo una participación directa de la juventud en la renovación de
América Latina.

Al perfilarse la política dictatorial del presidente Augusto B. Leguía, la actividad política


del dirigente estudiantil subió un escalón al movilizar a los estudiantes en defensa de las
libertades constitucionales. Como pretexto de esta campaña en contra del autoritarismo, se
impulsó la oposición a la proyectada consagración oficial del país al Corazón de Jesús; como
resultado de las acciones callejeras murieron el 23 de mayo un estudiante y un obrero, que el
movimiento convirtió desde entonces en símbolos de la unidad obrero-estudiantil.
Complementariamente Haya de la Torre se dedicó a editar la revista radical estudiantil
Claridad, en colaboración con José Carlos Mariátegui, como “órgano de la juventud libre del
Perú” y de las “Universidades Populares”. A la par, publicó su primer opúsculo, Dos cartas de
Haya de la Torre (1923), donde expone un ideario basado en el individualismo virtuoso del
“arielismo“ y en un anhelo de revolución social derivado de discursos anarquistas. Su actividad
política radical lo llevó a ser apresado en octubre de 1923, frente a lo cual la Federación de
Estudiantes, gracias a la generosidad de Manuel Seoane, que declina su victoria electoral, lo
reelige nuevamente presidente. Hubo amplias protestas populares mientras Víctor Raúl se
declarara en una severa huelga de hambre para reclamar su libertad. Para evitar más
altercados, el gobierno prefirió desterrarlo a Panamá.
Biblioteca Obrera perteneciente a la Universidad Popular González Prada, 1922

Víctor Raúl con su amiga Anita Billinghurst en el malecón de Chorrillos, 1923


Gestación del Político

Ya en el destierro visita Cuba, donde funda la Universidad Popular José Martí, y luego
pasa a México, donde actuó como secretario de José Vasconcelos. El 7 de mayo, en un acto
simbólico desde su exilio, propone a la Federación de Estudiantes Mexicanos desarrollar una
fraternidad estudiantil y laboral continental que fue el hito germinal de lo que más tarde se
llamó Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), cuyo fundamento doctrinario
presentó recién dos años después en el artículo “¿Qué es el APRA?”, publicado en la revista
Labour Monthly de Londres, en diciembre de 1926, y en América Latina en los meses
siguientes.

Desde entonces, Víctor Raúl se dedicó a propagar su mensaje en foros de distintos


países, viajando a Rusia, Suiza, Italia y Francia; estableciéndose ya en marzo de 1925 en
Inglaterra, haciendo estudios de Economía en Londres y de Antropología en Oxford. En 1927
publicó su primera versión de la doctrina aprista en el libro Por la emancipación de América
Latina, conjugando influencias y vivencias de sus cuatro años fuera del Perú. En particular
enfatizó su inspiración de la revolución mexicana con el autoctonismo, el antiyanquismo y la
unidad “indoamericana”, además de la idea de un “partido del pueblo”, del Kuo Min Tang
chino, la “nacionalización de tierras e industrias” y el “capitalismo de Estado” soviéticos, y el
cooperativismo del laborismo inglés. Tras una amplia campaña difundiendo el proyecto del
APRA entre los exiliados peruanos y los grupos radicales todavía presentes en el Perú, organizó
en enero de 1927 la primera célula aprista en París y en febrero concurre al I Congreso
Antiimperialista Mundial, efectuado en Bruselas, donde defendió sus puntos de vista
polemizando airadamente con los voceros comunistas, acto que fue estratégicamente utilizado
en sus futuras confrontaciones con los seguidores de Moscú.

En diciembre de 1927, previo paso por Nueva York, retornó a México para luego hacer
una gira a través de Guatemala, El Salvador y Costa Rica. Entrado 1928, intenta impulsar sin
éxito la formación en el Perú de un “Partido Nacionalista Libertador afiliado al APRA”, idea
desestimada como “demagógica” por el grupo de José Carlos Mariátegui, principal destinatario
de la propuesta. Entre México y Panamá brinda apoyo desde la tribuna y la prensa a la causa
de César Augusto Sandino en Nicaragua. Sin permitírsele desembarcar, las autoridades de
Panamá lo enviaron con destino a Bremen, y desde este puerto se trasladó a Berlín en 1929.
Haya de Ia Torre entregando Ia bandera lndoamericana a Ia Federaci6n de Estudiantes
de Mexico,7 de Mayo de 1924
Manuel Seoane denunciando ante los obreros de Vitarte la deportación de Haya de la Torre,
octubre de 1923
Dirigentes del sindicato de obreros de la fábrica El Tigre pidiendo al presidente de la FEP,
Víctor Raúl Haya de la Torre, que intervenga en la defensa de sus derechos, 1920

Mitin en Guatemala denunciando la intervención norteamericana en ese país, Marzo de


1927
Candidato y Persecución

En Alemania, al itinerante Haya de la Torre le sorprende la caída del presidente Leguía y sigue
las iniciales incidencias de la organización del Partido Aprista Peruano fundado el 21 de
noviembre de 1930, postulando su candidatura a la presidencia de la República. Al volver al
Perú llega a Talara, sigue a Trujillo, y llegando a Lima preside una recordada demostración
política en la Plaza de Acho el 23 de agosto, donde expuso un célebre Discurso-programa
que ofrece una elocuente y práctica síntesis del programa aprista adaptada a las
circunstancias del país de 1931. De inmediato, inició un esforzado recorrido por el interior
del país, en un clima de creciente tensión entre la inquietud reformista aprista y la
intransigencia de sus adversarios que degeneraba frecuentemente en violencia.

Ante las pocas seguridades de la legitimidad de las elecciones Haya declara fraudulento el
triunfo del comandante Luis M. Sánchez Cerro, el cual inicia una intransigente represión al
aprismo. Sólo meses después, el Congreso Constituyente aprueba precariamente una “ley de
emergencia” dictada por el Ejecutivo, a la cual siguió la persecución del aprismo y todos los
opositores, culminada con el desafuero de 23 diputados y su inmediato destierro. El clima de
violencia se incrementó cuando el gobierno apresa a Haya de la Torre y el 7 de Julio la ciudad
de Trujillo se levanta contra la dictadura, la cual respondió enviando al ejército y asesinando a
miles de militantes apristas. La violencia siguió escalando con el atentado de un fanático
simpatizante del APRA que termina con la vida del nuevo presidente en 1933. Sólo recuperó la
libertad el 10 de Agosto de 1933 cuando el general Óscar R. Benavides asumió el gobierno y
quiso ensayar una política de “paz y concordia”. Terminada esta etapa en noviembre de 1934,
el jefe aprista inició una larga etapa de clandestinidad en la que su partido se mantuvo activo y
beligerante.

Haya de la Torre en discurso el 23 de Agosto de 1931 en


Acho
Postal Aprista del año 1932

Haya de la Torre con los heridos apristas sobrevivientes de la revolución de Trujillo, 1934
Caratula de Ia edicion cubana de Teoria y Tactica Aprista,1934
La Búsqueda de la Concordia

En 1945, tras 11 años de persecución, Víctor Raúl vuelve a la vida pública auspiciando la
candidatura de José Luis Bustamante y Rivero con el Frente Democrático Nacional.
Prontamente, esta alianza fue resquebrajada debido a la tendencia hegemónica del aprismo
que reclamaba más espacio para sus militantes al ser el partido con mayor respaldo popular. En
tan solo unos años el Frente Democrático se ve debilitado por pugnas internas y creciente
desconfianza entre los apristas y Bustamante y Rivero, quien comienza a acercarse a los
militares. Hacia 1948, el aprismo pretende encabezar un nuevo alzamiento popular mediante
una fracasada sublevación militar en el Callao el 3 de octubre, lo cual derivó en un golpe de
Estado desde Arequipa por el general Manuel A. Odría el 27 de octubre del mismo año, el
cual puso fin al gobierno constitucional de Bustamante y Rivero y dio origen nuevamente a una
política duramente represiva, sobre todo contra el Partido Aprista.

Acosado, Haya de la Torre solicitó asilo en la embajada de Colombia en enero de 1949; pero el
gobierno se negó a otorgarle el salvoconducto al que tenía derecho y empezó un litigio que fue
llevado hasta la Corte Internacional de Justicia y sólo se le permitió abandonar el país gracias a
un Fallo de la Corte de la Haya recién en 1954, tiempo en el cual estuvo asilado en la
embajada. Durante el asilo el fundador del aprismo tuvo tiempo de renovarse
intelectualmente y relanza su doctrina publicando el libro Treinta años de aprismo en 1956
y diversos opúsculos donde c r i t i c a s e v e r a m e n t e e l c a m i n o d e l c o m u n i s m o y
e n f a t i z a l a i m p o r t a n c i a del capital extranjero en la economía, estrenando la propuesta
del “interamericanismo democrático sin imperio”, por la cual se busca la coexistencia pacífica
entre América Latina y los Estados Unidos.

En cuanto cae la dictadura de Odría Haya de la Torre condujo al Partido Aprista a negociar
un pacto que hizo posible un nuevo gobierno de Manuel Prado (1956) y la iniciación de una
política de “convivencia”, la cual logró la libertad de los apristas apresados y la normal
postulación de la candidatura presidencial de Víctor Raúl Haya de la Torre en el proceso
electoral de 1962. Esta nueva candidatura lo tuvo como ganador, pero el viejo encono que las
fuerzas armadas habían aglutinado contra él hizo que una junta militar derroque a Manuel
Prado y ponga condiciones a la convocatoria de nuevas elecciones. En plena madurez personal
y política, Haya pronuncia un discurso en el que acepta el veto con tal de que se convoquen a
elecciones y no empiece una nueva persecución a los cientos de miles de militantes apristas.
Tras una segunda junta militar en menos de un año, el APRA es derrotado en las urnas por
estrecho margen en 1963 por Fernando Belaúnde Terry; esto originó la alianza parlamentaria
del aprismo con la Unión Nacional Odriíista, partido fundado por el dictador de 1948-1956. La
coalición APRA-UNO determinó la formación de una mayoría parlamentaria que dio férrea
oposición al gobierno de Belaunde, allanando el camino para que Haya de la Torre
pudiera ser por fin elegido presidente en 1968.
Haya de la Torre saliendo de la embajada de Colombia rumbo al exilio, 1954

Haya de la Torre en Milán, 1967


Nueva Dictadura y Últimos Días

A pesar de todo el trabajo político hecho durante la convivencia, el deterioro ocasionado en las
circunstancias generales del país condujo a que militares de tendencia filocomunista hagan
otro golpe de Estado y generen el llamado Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas,
que dejó a los partidos democráticos de lado e impuso reformas pretendidamente progresistas
desde una dictadura. Contando con el apoyo de los sectores de izquierda radical y ciertos
intereses monopólicos, así de como sectores del aprismo más radical influenciados por la
revolución Cubana, se produce un debilitamiento general de las actividades partidarias. Como
respuesta, el jefe aprista insistió en reclamar la paternidad doctrinal de las reformas
económicas del general Velasco Alvarado, para lo cual reeditó (en 1970, 1972) uno de sus
libros más beligerantes, El antiimperialismo y el APRA, escrito en 1928. Las reformas,
argumentó, eran las mismas que había propuesto el APRA desde un principio, pero se estaban
ejecutando a destiempo y de forma autoritaria y poco inteligente.

Hacia 1975, las críticas de Haya de la Torre se vieron reivindicadas cuando ante la crisis
producida por el populismo de Velasco el general Francisco Morales Bermúdez toma el poder y
convoca a una transición a la democracia mediante una Asamblea Constituyente elegida por
voto popular. En este momento, al final de su vida, Haya de la Torre ejerce por primera vez un
cargo público al ser elegido presidente de la Asamblea luego de obtener la más alta
votación. Lamentablemente, el deterioro de su salud no le permitió culminar su gestión al
frente de la Constituyente, aunque tuvo energías suficientes para firmar la nueva carta magna
desde su lecho, pocos días antes de fallecer, reivindicando así su legado para la posteridad.

Cheque otorgado a Haya de la Torre por el Banco de la Nación por concepto de ser
integrante de la asamblea constituyente por la simbólica suma de un sol
Mitin de campaña por la Asamblea
Constituyente, 1978
Colofón

No obstante los frecuentes avatares de su vida política, que subordinaron los ideales
del aprismo a las necesidades políticas, la obra de Haya de la Torre muestra como rasgo
permanente la postulación de un programa de reformas de largo plazo, siempre basadas en
una amplia intervención planificadora de la economía, cuya realización requiere de un poder
político legítimo surgido en las urnas que garantice de las libertades. De allí, su lema más
recordado ha sido una evocación de la confrontación con los modelos existentes durante la
guerra fría, recordándole a los latinoamericanos que es posible tener “pan con libertad” sin
obviar ninguno de los dos.

Además de una amplia producción periodística y panfletaria, Haya de la Torre publicó


Dos cartas de Haya de la Torre (1923); Por la emancipación de América Latina (Buenos Aires,
1927); Ideario y acción aprista (Buenos Aires, 1930); Teoría y táctica del aprismo (1931);
Impresiones de la Inglaterra imperialista y la Rusia soviética (Buenos Aires, 1932); El plan del
aprismo (Guayaquil, 1932); Construyendo el aprismo (Buenos Aires, 1932); Política aprista
(1933); ¿A dónde va Indoamérica? (Santiago de Chile 1935, 1936 y 1954); El antiimperialismo y
el APRA (Santiago de Chile, 1936, tres edic.; Lima 1970, 1972 y 1986); Ex-combatientes y
desocupados (Santiago de Chile, 1936); La verdad del aprismo (1940); La defensa continental
(Buenos Aires 1942; Lima, 1946); Cartas a los prisioneros apristas (1946); ¿Y después de la
guerra, qué? (1946); Espacio-tiempo-histórico (1948); Treinta años de aprismo (México, 1956);
Mensaje de la Europa nórdica (Buenos Aires, 1956); y Toynbee frente a los problemas de la
Historia (Buenos Aires, 1957). También publicó una colección de Obras escogidas (5 vols.,
1961), a cargo de Andrés Townsend y otros colaboradores; y sus Obras completas (7 vols.,
1977), a base de una compilación de Andrés Townsend y un equipo de editores.

Han aparecido póstumamente diversas recopilaciones de sus artículos dispersos en


diarios y revistas del continente como Víctor Raúl en El Tiempo (2 vols., 1988); Víctor Raúl
peregrino de la unidad continental (2 vols. 1989, 1990) y Víctor Raúl en Cuadernos Americanos
(1990), a cargo de Luis Alva Castro; y una compilación de entrevistas: Haya de la Torre en 40
reportajes (1983), por Roy Soto Rivera; además de diversas antologías de extractos de sus
obras ya conocidas.
Homenaje a Víctor Raul por motivo de su deceso
en el local central del partido,1979.

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