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Finanzas Publicas Naveira
Finanzas Publicas Naveira
El Estado, como persona pública a cuyo cargo está llevar a cabo una serie de
tareas dirigidas al bienestar de los individuos en particular y de la sociedad en
general requiere de medios económicos para desempeñarse.
En efecto, para cubrir las necesidades amplias del conjunto de sus habitantes, el
Estado precisa realizar una serie de gastos, y para ello debe procurarse
concominantemente los ingresos con los cuales hacerles frente. Se trata de una
actividad medial, no final: ordena medios (recursos) para aplicarlos a sus
funciones (a través de gastos).
Entonces, de manera general, puede decirse que la actividad económica que lleva
a cabo el Estado para el cumplimiento de sus fines se denomina actividad
financiera estatal o, de forma simplificada, “Finanzas Públicas”.
El primer punto a poner de relieve es que todos los seres humanos tienen
necesidades. Y esas necesidades, aunque sean comunes a todos ellos (v.gr.
alimento) son individuales en el sentido de que cada uno de ellos las experimenta
y sufre por sí. Obviamente, podrá haber ciertas necesidades sentidas por algunos
hombres y no por otros (v.gr. inclinación artística), pero ello no quita que, respecto
de quienes así la sienten, sea propia (individual) de cada uno de ellos.
Esta nocion ofrece un punto de vista estático, ya que hace alusión al conjunto de
derechos y obligaciones (patrimonio), de contenido económico (o traducible en
moneda) que corresponden al Estado (cualquiera sea su nivel).
En primer lugar, cabe indicar que el Estado puede obtener financiamiento de tres
fuentes fundamentales: 1) Los tributos; 2) El crédito público; 3) La explotación del
patrimonio estatal.
En segundo lugar, tales recursos se pueden reagrupar según su fuente requiera o
no de la voluntad de los ciudadanos para allegar fondos al Estado, entendiendo
por tal la aquiescencia del ciudadano en concreto que ha de realizar un ingreso en
las arcas públicas. La voluntad del ciudadano no es relevante en el caso de los
tributos, pero sí lo es en el caso del crédito público y también para la explotación
del patrimonio estatal.
Por otra parte, el Estado ha de realizar ciertos gastos, motivo por el cual esas
obligaciones de contenido económico lo convierten en deudor.
Por el lado de los gastos, están las normas que regulan el hecho de que los
dineros del Estado se destinen a los particulares –o a otros entes públicos- a
través de pagos por el servicio o por el bien obtenidos en pos de la satisfacción de
necesidades públicas.
El presupuesto estatal adquiere aquí una función que es esencial, en tanto es la
norma que se ocupa de la fijación de los gastos públicos y de la estimación de los
ingresos públicos del ejercicio financiero de que se trate. Es decir, es la bisagra o
articulación entre esos dos momentos esenciales del fenómeno financiero.
Las razones son las siguientes. Por una parte, las exigencias del método
científico, en tanto que el objeto de conocimiento de una ciencia ha de ser
homogéneo. Si se da una explicación unitaria de un fenómeno de naturaleza
compleja, será una mera descripción, sin valor científico. Y, por otra parte, porque
la diferencia entre las ciencias no se da en su objeto de estudio, que puede ser el
mismo, sino en su punto de vista sobre aquél (v. gr. La medicina y la antropología
estudian al hombre, pero bajo dos perspectivas distintas).
Como conclusión, el Derecho (y las demás ciencias) puede tomar como objeto de
conocimiento la actividad financiera, pero debe circunscribirse a estudiar el
aspecto que le corresponde, es decir su ordenación jurídica, la porción del
ordenamiento jurídico que la regula, y aplicando el método científico que le es
propio.
Desde el punto de vista político, el gasto público siempre fue considerado como
una libre decisión de los gobiernos, en cuanto responsables de la política
económica. El gasto publico se ve constreñido por ciertos principios y exigencias
de todo Estado Social y Democrático de Derecho, que importa asegurar ciertos
niveles mínimos de derechos para sus habitantes.
García Novoa menciona que el gasto público tiene naturaleza jurídica de “función
pública” o de poder funcional , en tanto lo define como el ejercicio de una
actuación atribuida por la ley a un ente público en atención a un fin de interés
público.
Por una parte, las leyes y reglamentos administrativos que regulan el quehacer de
los particulares suelen implicar que éstos deban incurrir en ciertas erogaciones
para cumplir con lo normado. Por ejemplo: las normas relativas a la propiedad y
circulación de automóviles, en tanto obligan a contar con un registro de conductor
válido y vigente, con la documentación relativa al dominio del automotor, con el
seguro obligatorio contra terceros, con la inspección técnica vehicular periodica,
etc. En estos casos no puede hablarse de “gastos públicos” puesto que si bien son
erogaciones provocadas por la actuación de la Administracion, de manera directa
o indirecta, los que pagan las sumas involucradas son personas privadas.
Y, de otra parte, están los costos en los que incurre el propio Estado al momento
de brindar a la colectividad bienes y servicios públicos, que aparecen en el
presupuesto. Éstos sí son los que se han de considerar gastos públicos, ya que
son realizados por el Estado para el cumplimiento de sus fines específicos,
cualesquiera que éstos sean.
El gasto público en sentido amplio: Los gastos en que incurren ciertos entes en
los que el Estado participa (total o parcialmente en su capital), pueden presentar
ciertas dificultades para ser considerados estrictamente como gasto público. Sobre
todo cuando se trata de un ente mixto, ya sea porque participan en él capitales
privados, o porque el ente aplica normas de Derecho privado para su desarrollo.
Sin embargo, ni uno ni otro motivo debe llevar a confusión, ya que detrás de todo
ese andamiaje jurídico se halla el Estado, en alguna medida o proporción,
persiguiendo satisfacer necesidades públicas.
Hay tres extremos que ayudan a comprender que se trata de un gasto público. En
primer lugar, ya que el aporte inicial para formar el patrimonio del ente ha salido de
las entrañas del tesoro público, lo que pone en evidencia que ello se trata de un
gasto público, en tanto disposición o erogación de fondos. Por otro lado, que no
puede considerarse que sea un gasto privado, de personas privadas, ya que está
el Estado involucrado en él. Por ultimo, puesto que si ese ente obtiene alguna
utilidad, la porción que corresponda al Estado de ella será ingreso público (de
carácter patrimonial), es decir la contracara de un gasto.
El financista alemán Adolfo Wagner, a fines del siglo XIX, constató empíricamente
que el gasto público experimenta un crecimiento continuo con el devenir de los
años, y formuló una serie de explicaciones sobre la causa de ese incremento
constante.
El punto suele ser explicado a través de dilucidar cuáles causas son reales, es
decir que se corresponden con un crecimiento auténtico del gasto público, y
cuáles otras explican un aumento que es meramente aparente, puesto que
correctamente medido se apreciaría que no hay tal crecimiento. Hay que advertir
que hay algunas causas que suelen ser consideradas por unos como aparentes
pero por otros como reales. Por ello, a fin de la exposición que aquí se hará, las
dividiremos en tres grupos: aparentes, reales y mixtas.
1) Causas aparentes:
A) El envilecimiento de la moneda: La moneda, como medida de cuenta
e instrumento de medición del valor de las cosas, puede ir perdiendo
valor en sí misma.
Si hay inflación, es fácil colegir que el gasto en un mismo bien que
consuma el Estado o en un servicio que éste demande, importará una
suma nominalmente superior cada año, aunque a moneda constante
dicho bien o servicio se mantenga en el costo anterior o, inclusive, se
haya abaratado.
B) Las modificaciones en los criterios de la contabilidad pública: Los
cambios en los métodos de la contabilidad pública, en la manera de
reflejar los ingresos y los gastos del Estado, pueden llevar a creer que
ha habido un aumento del gasto público que, en verdad, no es tal.
Por ejemplo, al introducir los criterios de la unidad y de la universalidad
de presupuesto (es decir, se cuenta con un solo presupuesto en el que
se han de contemplar todos los ingresos y todos los gastos), se
computan ingresos y gastos que antes también existían pero que, como
se consideraban “extrapresupuestarios”, no se informaban en el
presupuesto general. Es decir, que se trata de un aumento que aparece
ahora registrado, pero que se refiere a un gasto preexistente.
Lo mismo ocurre cuando se cambia del criterio del resultado neto al de
la contabilización bruta (sin compensaciones), al incorporar los
presupuestos de los entes descentralizados en el presupuesto financiero
general del país. O cuando se incluye el resultado (superávit o déficit) de
las empresas de propiedad estatal.
2) Causas mixtas:
A) El incremento territorial: Esa modificación en la consideración
territorial se da cuando un Estado aumenta su superficie por la
incorporación de nuevos territorios, sea por conquista por la guerra
(como ocurrió en Argentina luego de 1880, al incorporarse a la
Administracion nacional las tierras patagónicas) o bien al unirse dos o
más Estados para formar uno nuevo. Obviamente, parece que al
incrementarse la superficie aumenta la zona a atender en cuanto a las
funciones estatales que allí deben desarrollarse, inclusive desde una
perspectiva del Estado gendarme (defensa, seguridad y salubridad).
Como contracara, en caso de división estatal, si un Estado pierde parte
de su territorio (v. gr. Serbia al perder Montenegro; Checoslovaquia al
dividirse en Eslovaquia y en República Checa; etc.), la pérdida de
territorio podrá ser una causa de reducción o disminución del gasto
público, ya que un Estado dejará de tener funciones un una parte del
planeta que ya no le pertenece.
B) El incremento de la población: El “aumento de la población” puede
estar referido al crecimiento vegetativo debido a que el índice de
natalidad es superior a 1 (es decir, que nace más gente de la que
muere, en un período de tiempo), pero también puede implicar que un
determinado país ha recibido una corriente migratoria de personas
desde otros Estados. Por otra parte, aunque no es estrictamente un
“incremento” poblacional, influye en la consideración subjetiva el hecho
del aumento de la expectativa de vida, ya que importa una población
mayor que deberá ser atendida durante un lapso más largo de tiempo
(v. gr. En gastos de salud, en jubilaciones y pensiones).
Ejemplo: un incremento de la población infantil demandará más gastos
en educación; un incremento en los ancianos hará que aumenten los
gastos en asistencia sanitaria, jubilaciones y pensiones.
Los efectos del gasto público han de examinarse a través de los efectos que se
verifiquen en la producción de los bienes y servicios públicos y, por otra parte, en
las consecuencias que esa producción conlleve.
Por lo común, es un contrato de mutuo (préstamo de uso), que suele ser oneroso
(devenga intereses), y que obliga al Estado a realizar el pago de éstos a los
acreedores (sean originarios o secundarios) y a restituir el capital de la manera en
que se haya convenido. Hay algunas particularidades que pueden modificar lo
indicado, y que se refieren a la ausencia del carácter consensual en el vínculo
(empréstito forzoso), o a la gratuidad del préstamo (no devenga intereses), o a la
potestad del Estado para modificar unilateralmente el contrato original (conversión
de la deuda).
No parecen ser admisibles hoy las teorías que explicaban la deuda publica en
términos de uso de la soberanía estatal que origina una obligación unilateral de
pago, o bien las que niegan la naturaleza contractual a todo empréstito público por
la usual ausencia de capacidad de negociación del particular prestamista, o bien
las que hablan del acto de soberanía interna del Estado ya que el prestamista,
aunque acceda voluntariamente a entregar su dinero al Estado, siempre estará
sujeto a la posibilidad de que varíen las condiciones primitivamente planteadas.
De todas maneras, para todos los empréstitos pero fundamentalmente para los
voluntarios, es altamente conveniente para la reputación del crédito publico de un
Estado que éste cuide de cumplir rigurosamente con las condiciones propuestas,
en tiempo y forma, a fin de alimentar la confianza que los particulares prestamistas
(sean grandes empresas o pequeños ahorristas) han depositado en él, y obtener
así una mejor tasa de interés al solicitar los prestamos.
Normas de la LAF: El art. 56 dispone: “El crédito público se rige por las
disposiciones de esta ley, su reglamento y por las leyes que aprueban las
operaciones específicas.
C) La contratación de prestamos.
Y, en su parte final, indica que “no se considera deuda publica la deuda del Tesoro
ni las operaciones que se realicen en el marco del art. 82 de la LAF”. Dicho
artículo autoriza a la TGN a emitir letras del Tesoro para “cubrir deficiencias
estacionales de caja, hasta el monto que fije anualmente la ley de presupuesto
general. Estas letras deben ser reembolsadas durante el mismo ejercicio
financiero en que se emiten. De superarse ese lapso sin ser reembolsadas se
transformarán en deuda publica y deben cumplirse para ello con los requisitos que
establece el titulo III de esta ley”. Asimismo, en el art. 82 se autoriza a los
organismos descentralizados, dentro de los límites que prevean sus respectivos
presupuestos, para que, previa conformidad de la TGN, puedan tomar prestamos
temporarios para solucionar sus déficits estacionales de caja, siempre que
cancelen esas operaciones en el mismo ejercicio financiero.
De acuerdo con el art. 68 LAF, el organismo rector del sistema de crédito publico
es la Oficina Nacional de Crédito Público (ONCP), y su misión es asegurar una
eficiente programación, utilización y control de los medios de financiamiento que
se obtengan gracias a operaciones de crédito publico. A su vez, el art. 59 dispone
que “ninguna entidad del sector publico nacional podrá iniciar tramites para
realizar operaciones de crédito publico sin la autorización previa de la ONCP”.
Por otra parte, el principio de reserva de ley en materia de crédito publico también
aparece recogido en el art. 60 LAF al expresar que la Administracion Pública
central no podrá formalizar operaciones de crédito publico que no estén
contempladas en la ley de presupuesto general para el ejercicio respectivo o bien
en una ley especifica. Añade que la ley de presupuesta general debe indicar,
como minimo, las siguientes pautas: A) tipo de deuda, especificando si es interna
o externa; B) monto máximo autorizado para la operación; C) plazo minimo de
amortización; D) destino del financiamiento.
El art. 64 obliga a que los avales, fianzas o garantías de cualquier naturaleza que
cualquier ente publico otorgue a personas ajenas al sector deben ser dadas por
ley, salvo que se trate de instituciones financieras publicas (v. gr. Banco de la
Nacion Argentina).
Extrañamente, quedan fuera del alcance de la norma del art. 60 LAF las
operaciones de crédito publico que formalice el PEN con los organismos
financieros internacionales de los que la Nacion forma parte. Además, el art. 65
LAF autoriza al PEN para realizar operaciones de crédito publico para
reestructurar la deuda publica y los avales otorgados, mediante su consolidación,
conversión o renegociación, en la medida en que ello implique un mejoramiento de
los montos, plazo y/o intereses de las operaciones originales.
En Argentina sucedió varias veces, por ejemplo: fue lo que pasó durante 2001,
cuando el entonces ministro de economía, Cavallo, previo al estallido de la crisis
de finales de ese año, presionaba abiertamente sobre los actores del mercado de
capitales (entidades financieras, las AFJP, etc.) para que tomaran deuda del
Estado, para así poder obtener fondos que no era capaz de logra por otras vías.
Sin perjuicio de ello, si bien la suscripción del empréstito es obligatoria, ella genera
una deuda para el Estado, al menos en principio.
En el caso de los empleados públicos, a los que sus respectivos sueldos les era
acreditado con tales títulos (en todo o en parte), la situación se asimilaba a la de
un empréstito forzoso.
Clasificación de la deuda:
8) Deuda nacional y deuda local: Aquí se hace alusión al nivel estatal que
ha hecho uso de su crédito. El Estado Nacional puede hacerlo, pero
también tienen estas facultades, que no han sido delegadas, las provincias,
quienes suelen otorgárselas también a sus municipios.
Esta circunstancia obliga a establecer políticas consensuadas para evitar
fricciones y actuar coordinadamente en el endeudamiento del sector público
consolidado del país (v. gr. Para evitar la competencia en el mercado de
capitales entre las diversas jurisdicciones, que podría llevar al alza
innecesaria de la tasa de interés).
Emision de la deuda:
“Fuentes” de los prestamos. Los posibles prestamistas: Se
denominan “fuentes” del financiamiento mediante el crédito público a
aquellas personas o instituciones de las cuales pueden provenir los
capitales que toma para sí el Estado mediante operaciones de deuda.
Ellos pueden ser entes públicos (otros Estados, organismos multilaterales
de crédito –FMI, Banco Mundial, etc.-, el caso particular del Banco Central)
o privadas ( personas físicas; bancos y demás entidades financieras; otras
empresas; etc., sean ellas del país o del extranjero).
Al realizar la operación de crédito, el prestamista queda convertido en
acreedor del Estado. A continuación se puntualizan ciertas particularidades
de estos sujetos:
1) Los individuos: Se hace referencia a la población del país en general.
Son los denominados pequeños “ahorristas”, es decir la gente común
que puede disponer de ciertas sumas de dinero para realizar inversiones
de carácter reducido (en comparación con la magnitud de las que podría
realizar la banca).
El Estado puede verse atraído a captar fondos de los individuos para
fomentar el ahorro individual a través de una política de crédito público
que sea consistente en el tiempo. O bien como forma de intervenir en el
mercado de capitales para influir en el consumo inmediato (en épocas
de auge económico) para evitar procesos inflacionarios.
Muchas veces son los particulares los que tienen, de manera conjunta,
un significativo capital sin aplicar, “ahorro ocioso”, que puede ser
captado por el crédito público para fomentar su inversión a la vez que
darles un destino de inversión productiva o impulsar un nivel de gastos
que permita incrementar los niveles de producción y de renta.
2) La banca privada y la banca pública: El sistema bancario comercial es
otra alternativa para la captación de capitales por parte del Estado. Son
empresas comerciales dedicadas a transar en el mercado de capitales
(prestar y recibir depósitos). Los bancos toman fondos de los
particulares, sea en depósitos a la vista (cuentas corrientes, cajas de
ahorro) o bien a través de determinadas inversiones y, a fin de obtener
una rentabilidad que les permita pagar por tales inversiones de los
particulares, han de procurar otras operaciones con esos fondos.
Una de las posibilidades que, en teoría, es la más segura, es la compra
de títulos de la deuda pública.
Por una parte, al prestarle al Estado, reducen su capacidad prestable
hacia terceros, lo que hará elevar la tasa de interés del dinero restante,
ya que la contracción de deuda pública implica sustraer dinero de la
plaza. Por otro lado, los bancos trabajan con un sistema de encajes
fijado por el Banco Central (dinero que han de mantener indisponible, a
fin de responder por sus obligaciones y por los depósitos a la vista, etc.),
y a veces se les permite adquirir títulos públicos, sin tener que reducir su
capacidad prestable, ya que técnicamente con este dinero no podrían
hacer operaciones. Así se logra una financiación de carácter
expansionista.
3) Otras empresas e instituciones financieras (no bancarias): Ademas
de la banca, hay otras empresas que tienen disponibilidad de capitales y
han de buscar una inversión rentable y segura para ellos. Es el caso de
las compañías de seguros, de otras entidades financieras, etc., cuyo
objeto comercial no es directamente la intermediación en el crédito, pero
que deben procurar rentabilidad al capital que manejan a fin de poder
prestar los servicios convenidos con terceros.
4) El Banco Central: El Estado puede emitir títulos que luego deposita en
el Banco Central quien, a su vez, le pone a disposición una suma
equivalente. Implica, de manera indirecta, la creación de medios de
pago (emisión monetaria). Es una política expansionista.
Emision de la deuda:
Cuando el título es adquirido a la par (v. gr. Se pagan $100 por un título que
reembolsará $100 de capital), el interés que el Estado paga por su título es
el nominal, es decir el que figura en el contrato.
Cuando se adquiere por debajo de la par (v. gr. Se entregan $90 por un
título que reembolsará $100), el interés real que paga el titulo es mayor que
el indicado en el contrato, porque lo pagará sobre $100 (valor de
reembolso) y no sobre $90 (valor de adquisición real).
Y, cuando el titulo se compra por encima de la par (v. gr. Pagar $110 por un
titulo que reembolsará $100),ocurre lo contrario, en cuanto a que el interés
real que devengará será inferior al expresado.
Lo que ordinariamente suele ocurrir es que los títulos se vendan por debajo
de la par, para así, aunque el Estado ofrezca un interés nominal inferior al
de mercado, tiene un atractivo para quien sea el primer adquirente.
Además, en caso de prórroga del vencimiento (consolidación de la deuda),
se puede mantener el mismo interés nominal durante el plazo
suplementario fijado.
Consolidación de la deuda:
Repudio de la deuda:
Los tenedores de los títulos pueden promover acciones legales en procura del
cobro del empréstito, y además iniciar medidas de acción directa, políticas y
económicas, contra el Estado incumplidor. Es decir que la extinción unilateral de la
deuda, por el desconocimiento del vínculo que la hizo nacer, no importa que los
acreedores dejen de emplear los recursos (jurídicos o políticos) a que se crean
con derecho, a fin de recuperar lo que consideran que les corresponde.