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estrangulados

CÓMO EL ESTADO ASFIXIA TU ECONOMÍA

I VÁ N C A R R I N O
Prólogo de Agustín Etchebarne
Carrino, Iván Carlos
Estrangulados : cómo el estado asfixia tu economía / Iván Carlos
Carrino ; prólogo de Agustín Etchebarne. - 1a ed . - Ciudad
Autónoma de Buenos Aires : Carrino, Iván Carlos, 2016.
212 p. ; 22 x 15 cm.
ISBN 978-987-42-0428-8
1. Economía. 2. Economía Abierta. 3. Economía Capitalista. I.
Etchebarne, Agustín, prolog. II. Título.
CDD 330.82

Impreso en Argentina

Editado por Inversor Global para Argentina,Chile y España

Publicado por Inversor Global S.A, Buenos Aires, Argentina

Abril 2016

Dibujo: Juan Gándara - La mano del Estado asfixia a los trabajadores

Diseño y edición digital: Facundo Britez


Índice
Prólogo, por Agustín Etchebarne 007

Introducción 015

La Obsesión por Regular 021

La Gran Regulación 065

Huyendo del Monstruo 089

Economía VIP 107

Vivir con lo Nuestro 125

Estrangulados 147

Nadar Contra la Corriente 189

Menos estado, más Libertad 211


Prólogo
La vida sobre la tierra siempre implica un cambio permanente,
pero hay épocas en las que la historia parece acelerarse. El
libro de Iván Carrino llega en un momento donde
Latinoamérica observa el estrepitoso e inevitable derrumbe del
populismo. Un momento que puede ser clave para revisar las
ideas que nos llevaron a reiteradas crisis desde hace más de 80
años.

Luego de la caída del muro de Berlín muchos creyeron que las


ideas del socialismo habían sido enterradas para siempre. A la
impugnación académica se había sumado la irrefutable
contrastación con la realidad. La Unión Soviética había
colapsado bajo el peso de su propia ineficiencia, dejando a la
vista que aún los productivos, creativos, inteligentes y
disciplinados alemanes estaban retrasados. Éstos tenían apenas
un tercio de la riqueza per cápita de sus compatriotas que
habían tenido la suerte de quedar del lado del muro occidental-
capitalista.

Pero las ideas no mueren. Bastaron las crisis financieras de


2000-1 y 2008-9 para que el socialismo latinoamericano
recuperara sus banderas y creara una nueva agenda, a la que
llamó “Socialismo del siglo XXI” y que se instaló desde el
Foro de San Paulo.

Si esas crisis fueron la excusa, lo que en realidad permitió el


regreso del populismo socialista es que los gobiernos
democráticos que supuestamente iban a implementar el
consenso de Washington con políticas de libre mercado, por
una mezcla de corrupción e ignorancia, en realidad hicieron la
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mitad de la tarea. Privatizaron las empresas del Estado, pero
no liberaron los mercados, sino que muchas veces entregaron
monopolios; no hicieron las reformas laborales y educativas
necesarias, continuaron aumentando el gasto público, se
endeudaron para seguir gastando y se retrasó el tipo de
cambio, aumentando en consecuencia el déficit fiscal y el
comercial, lo que a la postre resultó en una nueva crisis.

Lógicamente, la izquierda culpó al “neoliberalismo” y logró


organizarse para alcanzar el poder en muchos países
latinoamericanos. En su nueva versión populista, las ideas
socialistas no podían sino terminar por destruir las economías
de los países donde se fueron afirmando.

El año 2016 encuentra a Cuba abriendo sus puertas al


presidente de los EE.UU., aplaudiendo el fin del bloqueo y con
una imperiosa necesidad de cambio. Venezuela está en una
crisis terminal con una dura caída de la economía, escasez de
productos esenciales y la inflación más alta del mundo. En las
últimas elecciones dos tercios de la población votó en contra
del gobierno, aunque lamentablemente no eran presidenciales.
En Brasil, el PBI se contrajo un 3,8% el año pasado y, la caída
continúa al mismo ritmo en el año actual, mientras la inflación
no cede y la presidente Dilma Rousseff está al borde del
impeachment. Argentina también se encuentra en estanflación,
también tiene crisis energética y un nivel de corrupción
galopante. El flamante presidente, sin embargo, genera
expectativas de un cambio de rumbo de 180°.

En quince años, el populismo logró que el país con más


reservas de petróleo del mundo tenga una dura crisis

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energética, y que el país que fuera el “granero del mundo”
tenga una crisis en la lechería, el trigo y la ganadería.

América Latina estaba dividida en dos. De un lado, la Alianza


del Pacífico, abierta hacia el libre comercio, con EE.UU. y
Canadá, y ahora avanzando hacia un Acuerdo Transpacífico
(TPP) con 12 países asiáticos, que terminará siendo la mayor
área de libre comercio del mundo. Del otro lado, el Mercosur y
las repúblicas bolivarianas, que se cierran sobre sí mismas con
el viejo discurso anti-imperialista. Pero ese segundo sistema
está colapsando, abriendo una oportunidad para que la región
empiece una nueva etapa. Esta vez, parece que Argentina ha
tomado la delantera con el cambio de gobierno.

En este contexto, es clave el papel de los intelectuales como


Iván Carrino que, sin estridencias, explican los principales
problemas que aquejan a las economías de nuestros países, con
la esperanza de evitar reiterar los viejos errores. Este joven
autor lo hace con una sencillez y una frescura envidiable que
combina sentido del humor y, al mismo tiempo, no pierde el
análisis riguroso y la contrastación con datos de la realidad y
la sapiencia de numerosos autores que va citando a lo largo de
las páginas.

El libro es ágil, estructurado a la manera de las novelas


modernas con pasajes que intercalan eventos de la vida de un
diputado con análisis de cada tema y ejemplos históricos,
ilustrados con detalles que pueden incluir la leyenda de Robin
Hood y el Sheriff de Notingham, alguna anécdota de los
Simpsons o de Rocky (el personaje protagonizado por
Silvester Stallone), o bien con un ejemplo sencillo construido

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para refutar categóricamente alguna idea falsa hondamente
arraigada en nuestros legisladores y en sus votantes.

En la primera parte el autor encara el problema de las


regulaciones analizando los motivos por los cuales son
necesarias y descartando tanto los extremos como las frases
hechas que, a fuerza de ser repetidas, la gente adopta sin
pensarlas demasiado. Carrino utiliza la lógica y la razón para
ir separando lo correcto de lo incorrecto mediante ejemplos
simples. A partir de la historia de “Yo, el lápiz”, de Leonard
Read, narra con sencillez la extrema complejidad de un
mercado libre. Como dice Sheldon Richman: un “mercado
libre” no significa libre de la regulación sino libre de la
interferencia del gobierno.

Acaba exponiendo los enormes costos de los excesos de


decenas de miles de leyes y normas, la hiperinflación de
regulaciones, que asfixian a los emprendedores, y para ello
exhibe cálculos de estudios recientes como el de los profesores
John Dawson y John Seater, o Sachs y Larraín, o los índices
del Banco Mundial y de Think Tanks como Heritage
Foundation, el Foro Económico Mundial o el Fraser Institute.

El autor pasa del exceso de regulaciones a la abrumadora carga


impositiva. Al igual que los autores clásicos, Carrino se
detiene a analizar el origen moral y ético del sistema
impositivo, repasando filósofos y economistas como Ayn
Rand o Murray Rothbard. Pero de inmediato vuelve a lo
concreto y sostiene con Robert Murphy que existe una relación
inversa entre crecimiento económico y la carga impositiva. Lo
demuestra con cálculos de estudios más recientes como los de

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Padovano y Galli, Engen y Skinner o Young Lee y Roger
Gordon.

Carrino sostiene que a mayores grados de libertad hay mayor


crecimiento y menos pobreza. Analiza en particular el caso de
los países nórdicos que suelen ser los ejemplos contrarios.
Pero concluye, junto con Nima Sanandaji, que los países
escandinavos no son una excepción. También allí, cuando el
Estado y los impuestos eran menores, el crecimiento era
mucho más rápido.

Para que lectores argentinos tomen conciencia de lo patético


de nuestro caso, Carrino trae aquí a Antonio Margariti, quien
calcula en 96 el total de impuestos que afligen a los argentinos.
Luego agrega diversos estudios que muestran cómo impactan
sobre los diferentes ciudadanos extrayendo entre el 42% y el
62% de sus ingresos, para devolverles mala calidad en los
servicios de seguridad, justicia, educación, salud e
infraestructura.

Con una maestría digna de un novelista, el autor conmueve


contando la historia de Mohamed Bouazizi, que se prendió
fuego en las calles de Túnez dando comienzo a la Primavera
Árabe. Y también la indignación con las acciones del gobierno
de EE.UU. que a través de la Reserva Federal cuida las
ganancias de los banqueros, dando inicio al
movimiento Ocuppy Wall Street.

Pasa del análisis de la desigualdad, a las soluciones de


Hernando de Soto y Enrique Ghersi. De Matt Groening,
creador de los Simpsons, o el premio Nobel Mario Vargas
Llosa, a analizar el estatismo de empresarios amigos o crony

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capitalism. También logra imaginar un debate sobre el libre
comercio entre Alejandro Dolina y Adam Smith.

Las páginas vuelan mientras recorremos temas como los


paraísos fiscales, la corrupción, la economía en negro, la
inflación, los controles de precios, el control de cambios, los
salarios mínimos, los subsidios, las energías renovables, y los
controles a las tasas de interés.

Mientras tanto, el lector va conociendo a numerosos


pensadores, economistas, sociólogos y filósofos. Desde
clásicos como Adam Smith, David Ricardo, Herbert Spencer,
Ludwig Von Mises, F. A. Von Hayek, Ayn Rand, Milton
Friedman y Henry Hazlitt; a autores más modernos como
Israel Kirzner, Murray Rothbard, Robert Murphy, Luigi
Zingales, Steven Hanke, Nicholas Krus, Sheldom Richman,
Randal Holcombe, Jorge Sorabilla, Susan E. Dudley, Jerry
Brito, George Stiglitz, Michael Spence, Thomas Piketty,
Gabriel Zucman, Dan Mitchel, Robert Shiller, Rajeev Goel y
Michael Nelson.

Carrino también nos permite meternos en su conflictiva


relación con Argentina, la larga decadencia en que nos
metimos por inventarnos problemas en un país que no tiene
conflictos raciales, ni de religión y que tiene inmensos
recursos naturales.

Su desilusión llegó al punto de creer que no había salida. Hasta


que en algún momento empezó a reconciliarse con nuestra
gente cuando se preguntó: “¿cómo es posible que, en un país
cuya única salida viable es Ezeiza, todavía haya gente con
ganas de emprender?”

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Así, abre un capítulo donde nos cuenta su admiración y pasión
por los emprendedores, y nos presenta a Federico Tessore, de
Inversor Global, a Santiago Bilinkis, que con Andy Freire
fundó la empresa OfficeNet y a Gustavo Lázzari, que le pidió
que “a mí no me pongas como caso de éxito. Yo soy un
sobreviviente”.

Muy cerca de ellos encontraremos a Mark Zuckerberg,


Eduardo Saverin, Dustin Moskovitz y Sean Parker, de
Facebook, al fundador de Whatsapp, Jan Koum, el fundador de
Twitter, Jack Dorsey, los creadores de Uber, Garret Camp y
Travis Kalanick y los fundadores de Airbnb, Brian Chesky y
Joe Gebbia. Todos ocupan puestos de privilegio en la lista de
Forbes, junto a los más viejos, como Amancio Ortega de Zara,
Bill Gates de Microsoft, Warren Buffet de Berkshire Capital,
Larry Elison de Oracle, y Larry Page de Google.

Carrino nos propondrá finalmente que es preferible Menos


estado, más Libertad.

Con sus escasos 30 años, y siendo éste su segundo libro, Iván


Carrino ya ha encontrado un lugar entre los intelectuales
ineludibles que elevan el nivel de debate en Argentina,
cuestionando mitos e ideas falsas y manteniendo en alto la
defensa de las ideas de la libertad.

Agustín Etchebarne

Economista

Director General de Libertad y Progreso

Buenos Aires, 29 de marzo de 2016

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Introducción
Todas las mañanas me despierto gracias a la alarma de mi
teléfono celular. La telefonía móvil está controlada por la
AFTIC, la Autoridad Federal de Tecnologías de la
Información y las Comunicaciones, que es el organismo
encargado de regular no solo la comunicación móvil sino todas
las comunicaciones así como las tecnologías de la
información.

En general, si no pongo a cargar mi celular por la noche, lo


más probable es que a la otra mañana no suene bajo ningún
concepto, ya que se habrá quedado sin batería. La energía
eléctrica que utilizo para cargar mi teléfono está regulada por
el ENRE, el Ente Regulador de la Electricidad, un organismo
autárquico que opera bajo la órbita de la Secretaría de Energía
y el Ministerio de Planificación.

Respecto de su costo, gracias a la Ley de Emergencia


Económica, por 10 años lo que yo pagué de luz se mantuvo
casi sin cambios, ya que la misma establecía que las tarifas de
servicios públicos quedaran congeladas.

Al pasar al baño, también aparece la función controladora del


Estado. El agua con la que nos bañamos y nos lavamos los
dientes está provista por una empresa pública, estatizada hace
años y cuyos precios tampoco reconocen el costo de
producción, por lo que los quebrantos los tienen que pagar
todos los contribuyentes.

Una vez en la cocina, prendo la hornalla con el objetivo de


calentar algo de agua. El gas que sale de la llama está provisto
15
por una empresa privada fuertemente subsidiada. La
distribución y envasado de ese gas, en sus diversas formas,
está bajo el control del Ente Nacional Regulador del Gas
(ENARGAS).

Si quiero comer algo, la ANMAT, la Administración Nacional


de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica,
seguramente haya registrado, controlado, fiscalizado la calidad
y la sanidad y autorizado la producción y venta del alimento
en cuestión antes de que éste llegue a mi mesa.

Termino de desayunar y me preparo para salir de casa con


destino al trabajo. Antes de partir, me pongo los auriculares y
prendo la radio. Desde 1980 los medios de comunicación en
Argentina están regulados por la Ley de Radiodifusión. Sin
embargo, desde 2009 esa ley fue reemplazada y, ahora, es la
Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual la que regula
todo lo relacionado con los canales tanto de radio como de
televisión.

Ya en la calle, hago unas cuadras a pie. La publicidad en vía


pública está regulada en la Ciudad de Buenos Aires por la Ley
de Publicidad exterior, que especifica hasta el más mínimo
centímetro cómo deben ser los carteles que los negocios usan
para hacerse visibles desde la calle.

Si me tomo el colectivo, o bien el subte, pago un valor por


debajo del natural ya que estos medios de transporte están
subsidiados por el gobierno. A su vez, la CNRT, la Comisión
Nacional Reguladora del Transporte, es la encargada de
proteger los derechos de los usuarios del sistema de transporte
tanto automotor como ferroviario. Si un día estoy apurado y
me tomo un taxi, sé que antes de comenzar a operar, el mismo
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obtuvo su licencia de manos del gobierno municipal,
organismo que también regula sus tarifas, aunque no las
subsidia (¡y eso se nota!).

Finalmente, llego a la oficina. Allí mi relación con el


empleador está regulada por la Ley de Contrato de Trabajo,
que contiene nada menos que 277 artículos y más de 25 mil
palabras. Pero esto no es todo, ya que dependiendo de la
actividad en que cada uno se desempeñe, también se verá
regido por el Convenio Colectivo. El Convenio Colectivo de
Trabajo es un acuerdo con fuerza de ley que se firma entre los
representantes de un sector determinado y los sindicatos, que
regula las condiciones de trabajo (salarios, jornada, descansos,
vacaciones, licencias, capacitación profesional, etc.) y
establece reglas sobre la relación entre los sindicatos y la parte
empleadora.

Luego de llegar, me pongo a trabajar.

¿Agotador, no?

Así es, pero es la realidad de todos los argentinos, día tras día.

Desde el primer minuto de la mañana hasta el último de la


noche, nuestra vida se ve atravesada por leyes, decretos,
resoluciones, comisiones, entes y organismos estatales que
intervienen en cada acto de nuestra vida cotidiana.

Como puede verse, las regulaciones estatales están en todo y


en todas partes. Desde las cuestiones más elementales, hasta
los detalles más insignificantes, lo que refleja el elevado poder
que tiene el gobierno sobre nuestra vida y nuestra libertad.

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A veces se considera que las intervenciones son necesarias e
incluso no se duda de las buenas intenciones que están detrás
de muchas de estas reglas. Sin embargo, en muchos casos las
mismas logran los objetivos contrarios a los buscados
inicialmente, convirtiéndose en verdaderas máquinas de
impedir.

En este libro explicamos el rol que tienen las regulaciones


estatales sobre las personas, las empresas y la actividad
económica a nivel global. A partir de su lectura, el lector
entenderá por qué los gobiernos se obsesionan con regular la
economía, pero también podrá apreciar las negativas
consecuencias que esto tiene para el crecimiento y la
prosperidad.

En el primer capítulo, nos metemos en la mente de los


políticos y los académicos para comprender los verdaderos
motivos de la regulación estatal. Además, mostramos algunas
de sus consecuencias y cómo está parado nuestro país a nivel
internacional en este aspecto. Se sorprenderá al ver lo bajo que
hemos caído en los últimos años.

En el segundo capítulo investigamos una de las más pesadas


regulaciones que el estado le impone a sus ciudadanos: los
impuestos. A partir de su lectura el lector descubrirá la
inmensa cantidad de impuestos que pagamos, los elevados
porcentajes de carga impositiva y cómo eso genera un efecto
negativo para el crecimiento y la reducción de la pobreza.

El tercero y el cuarto apartado explican las maneras en que


individuos, familias y empresas han intentado e intentan aún
hoy escapar del monstruo estatal. Pero también se entenderá
por qué a muchos les conviene que el estado sea cada vez más
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grande y esté cada vez más presente en nuestras vidas. Es lo
que yo llamo “La Economía VIP”.

En el quinto capítulo aparece un análisis pormenorizado de


una de las herramientas de intervención preferidas por los
gobiernos y que goza de mejor fama entre la población: el
control del comercio internacional y las trabas a las
importaciones. El objetivo allí es explicar cómo, lejos de
beneficiar a los argentinos, cerrarnos al comercio nos
empobrece y nos condena a vivir en un sistema injusto.

En el sexto apartado ahondamos en las intervenciones y


regulaciones específicas más utilizadas por el gobierno con sus
nefastas consecuencias. Vas a comprender el lado oscuro de
los controles de precios, los subsidios, los salarios mínimos, la
llamada “economía verde”, las regulaciones laborales y los
controles de cambio.

Por último, un poco de aire fresco. El capítulo anterior a las


palabras finales es un homenaje a quienes, a pesar de las
trabas, las regulaciones y los demás obstáculos que impone el
estado, todavía siguen apostando y teniendo éxito en el mundo
empresarial de la Argentina de hoy. En este capítulo conocerás
las historias de tres empresarios argentinos para aprender
cómo hicieron para triunfar en un mundo hostil.

Finalmente, una conclusión y un pedido humilde pero


contundente: más libertad para todos.

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La obsesión por regular
Mandó a planchar dos camisas el día anterior. El traje ya
estaba separado y había seleccionado la corbata precisa para la
ocasión. El diputado nacional estaba listo para el gran día: la
asunción de su segundo período como legislador electo del
Pueblo de la Nación.

Estaba contento. Sabía que sus cuatro años de duro trabajo en


la cámara habían dado sus frutos. La presentación de nada
menos que 450 proyectos de ley casi le valen el premio al
mejor legislador del año, pero su colega del partido opositor se
lo sacó de las manos, ya que había presentado mayor cantidad
de proyectos y sus pares lo consideraban una persona más
abierta a las negociaciones; menos intransigente.

Los proyectos en cuestión abarcaban todo tipo de aspectos de


la vida de los ciudadanos. Iban desde el tamaño ideal que
debería tener un alfajor, hasta un ambicioso plan de
refundación de la educación pública nacional, para imitar en el
país los estándares utilizados en lugares tan diversos como
Finlandia, Ecuador y Corea del Sur. “Hay que tomar lo mejor
de cada modelo”, repetía cuando sus interlocutores le
objetaban algunos de los ejemplos considerados.

Se destacaba por haber presentado el proyecto, luego


aprobado, de remoción de los carteles publicitarios en la vía
pública. Según su visión, las ciudades del país eran demasiado
lindas para que su vista sea obstruida por la cara más visible
del capitalismo nacional. En la misma línea, todos sabían que
contaban con su apoyo cuando se tratara de proyectos de ley
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que buscaran regular los abusos de los comerciantes y
empresarios.

Como presidente de la comisión de Economía y Desarrollo


Regional, había votado a favor del control del precio de los
alquileres, así como también de los controles impuestos a los
combustibles, los medicamentos y las tasas de interés. Su lema
era que, si bien reconocía la necesidad de que existan
empresas, no podía dejarse todo librado a “la ley de la selva”.

Esa mañana despertó con entusiasmo. No era para menos, el


pueblo lo había premiado con cuatro años más ocupando su
banca. Antes de salir de su casa para la ceremonia, atendió su
teléfono celular. Lo llamaban de la Asociación de
Administradores de Consorcios. “No te olvides de aprobar la
regulación sobre las puertas contra incendio como
acordamos”, se escuchó del otro lado. Dicha regulación
obligaría a todos los edificios del país a modificar su puerta de
entrada, cambiándola por una especialmente diseñada para la
eventualidad de un siniestro. Claro que, bajo el noble motivo
de cuidar a la población, también aparecía un negocio
formidable para los vendedores de puertas y los
intermediarios. Es decir, para los administradores que lo
estaban llamando por teléfono.

En el camino antes de tomarse un taxi paró a tomar un café en


la esquina de la vivienda de su acomodado barrio. Se encontró
allí con una elegante señorita, representante de la Industria de
Energías Renovables. 20 minutos de charla sirvieron para que
nuestro legislador tuviera claro que este año tenía que aprobar,
sí o sí, el nuevo corte del etanol, que exigía que las naftas
tradicionales se mezclaran hasta un 20% con combustibles

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vegetales. Presentado como una medida para el cuidado del
medio ambiente, esto generaría pingües beneficios para la
industria, parte de los cuales irían a premiar a nuestro amigo el
diputado.

Finalmente pudo tomarse el taxi. Llegó al congreso a las 8:30


como tenía pensado. Sobre su escritorio tenía escrito en una
hoja arrancada de un cuaderno: “No te olvides de llamar a
Pablo”. Se trataba del hijo de un amigo, que hace mucho
estaba sin trabajo, pero que el diputado había prometido
conseguirle algún cargo como asistente. Si bien no se
caracterizaba por ser un riguroso investigador, ni tenía
conocimientos específicos de absolutamente nada, nadie iba a
percatarse de que Pablo fuera el nuevo asistente. Además, el
presupuesto le permitía incurrir en ese gasto. Pero lo cierto es
que ni siquiera era tan necesario que Pablo realmente trabajara.
Con que fuera algunos días al despacho y apareciera los 29
para llevarse el cheque, era suficiente. Un favor para un
amigo, ¿a quién puede perjudicar?

Arrancó la ceremonia y al poco tiempo fue su turno.

“¿Sr. Diputado Electo, juras por Dios y La Patria,


desempeñar fielmente el cargo de diputado y obrar en todo de
conformidad con lo que prescribe la Constitución Nacional?”

“Sí, juro”1.

.................................................................................

La historia del diputado recientemente narrada es una historia


de ficción pero, como dicen en las películas, “basada en

1
Agradezco los comentarios que a este capítulo hizo Federico Ferrelli Mazza.
23
hechos reales”. El rol de los congresos y las legislaturas es,
precisamente, legislar y de ahí que exista la idea errónea de
que hay una relación directa entre la calidad e idoneidad del
legislador y su producción de leyes y reglamentos.

Esta idea parte de la falsa concepción que los legisladores


tienen acerca de su propio trabajo pero que, a su vez, es
compartida por un amplio componente de la sociedad. Que
frente a cada problema existente, la solución es sancionar una
ley.

La idea puede ilustrarse con una serie de dibujos animados. En


un capítulo de la famosa tira norteamericana “South Park”, se
presentan unos gnomos que le roban los calzoncillos a uno de
los habitantes de South Park, llamado TweakTweak. En la
serie, se muestra que el motivo de este extraño robo es el de
generar beneficios económicos. Sin embargo, el proceso por el
que se generan estas ganancias es bastante misterioso.

El plan económico de los gnomos consistía de tres pasos


claramente descriptos a continuación:

1) Robar calzoncillos
2) ¿?
3) Beneficio económico2

2 El origen de este inconducente plan de los gnomos me fue aclarado por el


economista Javier Cao en una conversación informal. Es que según el famoso ex
presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, se podía detectar cuando había
crisis económica por la caída de las ventas de ropa interior masculina. Según el
análisis, en épocas de crisis, lo primero que cae son las ventas de este producto
puesto que, dado que la prenda no está a la vista, no hay problema en seguir
usándola incluso cuando esté un poco deteriorada. Así, los gnomos de South Park
elucubran el plan en cuestión a raíz de su mala comprensión de lo que decía
Greenspan. En su razonamiento, si la caída en la venta de calzoncillos es algo malo,
necesariamente su acumulación debía ser algo bueno.
24
Este tipo de razonamiento parece completamente alejado de la
realidad. Sin embargo, es más frecuente de lo que uno se
imagina, especialmente en el ámbito de la política regulatoria
y la política económica en general. De hecho, existen un
sinnúmero de proyectos de ley, regulaciones y disposiciones
gubernamentales que, frente a la existencia de un problema
determinado, parecen inspirarse en South Park:

1) Sanción de una ley.


2) ¿?
3) Solución al problema.

Si la solución a cualquier problema que aparezca en la


sociedad fuera tan sencilla como que 250 personas, reunidas
en un edificio, se pongan de acuerdo y firmen un documento,
claramente tendríamos todo resuelto. A pesar de que la cosa no
es tan sencilla, así es como piensa la gran mayoría de los
hacedores de leyes. No extraña, entonces, que se vea con
buenos ojos a los legisladores que presentan muchos
proyectos. Después de todo, en esta lógica, cuantas más leyes
existan, menos problemas tendremos.

Tal vez sea por esto que en los Estados Unidos, en los últimos
20 años se aprobaron 81.883 nuevas regulaciones, lo que
equivale a una nueva norma cada dos horas y nueve minutos.
La hiperinflación regulatoria es un tema a nivel mundial.

Ahora si todo fuera tan sencillo, bastaría con sancionar una


Ley de Bienestar y Felicidad Popular y Argentina (o el país
que tuviera dicha ley) se transformaría, automáticamente, en
una tierra de alegría imparable.

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Lamentablemente, no es así como suceden las cosas en el
mundo real.

De hecho, pasa lo contrario. Toda nueva regulación implica un


costo para la economía. Según un estudio publicado en
Estados Unidos, el costo de toda la carga regulatoria se estima
allí en 1,8 billones de dólares al año, “casi la mitad del
presupuesto federal” y un monto superior a toda a economía
canadiense3.

¿Por qué se regula?

Si bien, como veníamos comentando, los gobiernos del mundo


emiten leyes, reglamentos, resoluciones y regulaciones de
todo tipo casi por cualquier motivo, desde la ciencia
económica se destacan 4 motivos principales por los cuales el
gobierno debería regular los mercados o, siendo más amplio,
la vida de las personas en situación de intercambio libre.

Entre los motivos más extendidamente citados están las


externalidades, los bienes públicos, las asimetrías de la
información y la existencia de monopolios.

Como explican Susan E. Dudley y Jerry Brito en su obra


Regulation4, las externalidades ocurren “cuando la acción de
una parte impone costos o beneficios que no son compensados
a otra parte”. Así, existen externalidades positivas (que
generan beneficios sobre terceras personas) y negativas (que
generan costos o daños a terceros).

3
Ryan Young y Wayne Crews, “Twenty years of non-stop regulation”. The
Spectator, 6 de mayo de 2013. Disponible en
http://spectator.org/articles/55475/twenty-years-non-stop-regulation
4
Susan E. Dudley y Jerry Brito: “Regulation: A Primer”, Mercatus Center, George
Mason University, Washington, DC.
26
Un ejemplo de una externalidad positiva puede ser la
educación. En los manuales básicos se explica que una escuela
no solo genera un beneficio para quienes allí asisten para
recibir educación, sino que también redunda en un beneficio
para la comunidad, ya que ésta ahora cuenta con un capital
humano más capacitado.

En este contexto, se considera que el estado debe intervenir


subsidiando la existencia de escuelas, de manera de generar
beneficios para todas las comunidades donde éstas se instalen.
El argumento, sin embargo, presenta algunos problemas, ya
que también existen externalidades positivas cuando al lado
del nuestro construyen un edificio valorado por todos, o
cuando pasa por la calle un auto clásico en impecable estado, o
cuando una persona ingresa al subte o el colectivo con una
buena dosis de perfume, alegrando las narices de aquéllos que
circunstancialmente la rodean en el camino a su trabajo.

Sin embargo, no se sigue de esto que el estado deba subsidiar


la construcción de lindos edificios, la reparación de autos
clásicos, o la venta de perfumes.

Las externalidades negativas, por su parte, ocurren cuando la


acción de una persona afecta negativamente a otra que no está
involucrada directamente en el intercambio. Es decir, son
consecuencias no intencionadas de una acción pero que
generan un daño potencial (o real) para terceros. Así, una
fábrica que contamina un río, o un boliche que pone la música
a un volumen insoportable, constituyen distintos tipos de
externalidades negativas. Frente a estas situaciones, que
podrían resolverse con la mediación de terceros dentro del
poder judicial, el poder legislativo suele intervenir, decretando

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impuestos específicos, delimitando zonas residenciales y zonas
comerciales, horarios de ruido, tasas o compensaciones.

Los bienes públicos se definen como aquellos para los que el


costo de producir una unidad adicional es despreciable pero
excluir consumidores implica un costo representativo. Un
ejemplo clásico es el de la defensa nacional. En el caso de las
fuerzas armadas que se dedican a proteger al país frente a un
ataque exterior, es indistinto si se tiene que proteger a los
40.000.000 de argentinos o si se tiene que proteger a
40.000.001. Sin embargo, al ejército, dado que su misión es
defender “la patria”, le resultaría imposible darle protección a
algunos argentinos, pero dejar desprotegido a otro grupo de
ellos. Es decir, independientemente de que uno pague, o no,
por el servicio denominado “seguridad nacional”, terminará
recibiéndolo.

Otro caso de bienes públicos es una carretera. Una vez


construida la carretera, es lo mismo si la ocupan 5 autos o 250.
No desde el punto de vista del conductor, por supuesto, pero sí
desde el punto de vista de quien sea dueño del camino. El
costo de ofrecer una unidad más del servicio es casi
despreciable. Por otro lado, una vez construida la carretera, no
parece una tarea sencilla evitar que la gente la use. Así,
muchos utilizarán el bien pero sin pagar por él, por lo que
aparecerán los famosos “free riders” y caerán los incentivos
para producir rutas.

Frente al problema del “free rider” (alguien que utiliza el bien


público pero no paga su parte de consumo de ese bien) es que
se suele pedir la intervención del estado. Así, tanto la
seguridad nacional como la construcción de caminos tiene que

28
quedar en manos del gobierno, ya que, como no se puede
evitar que la gente utilice el bien sin pagar por él, el estado
debe ofrecerlo y cobrar impuestos por ello.

El problema del argumento es que en la mayoría de los casos,


los “bienes públicos” pueden convertirse fácilmente en “bienes
privados”. En las carreteras el caso se ve fácilmente, ya que
abundan los peajes y trabas al ingreso de autopistas. Esto
permite distinguir al consumidor que paga del que no paga.
Por otra parte, el premio nobel de economía, Ronald Coase,
demostró en un famoso trabajo que los faros que utilizan los
barcos en la noche, que por mucho tiempo se consideraron
como el caso típico de un “bien público”, fueron provistos
históricamente por el sector privado5.

La asimetría de información aparece cuando “un vendedor


tiene información acerca de una falla de su producto que no
revela al comprador”6, haciendo que el comprador pague más
de lo que pagaría en condiciones de conocimiento perfecto. Un
ejemplo de esto puede ser una entrevista de trabajo en donde el
postulante oculta algunas falencias en su disposición a
trabajar, el vendedor de un producto financiero que ofrece
retornos de dudosa confiabilidad, o bien el vendedor de un
auto usado, que oculta el verdadero estado del motor del
vehículo.

Este último ejemplo fue el que utilizó George Akerlof para


ilustrar el problema de la asimetría de la información y por el

5
Coase, Ronald: “The Lighthouse in Economics”, Journal of Law and Economics,
Vol. 17, No. 2 (Oct., 1974), 357-376.
6
Ídem 3.
29
cual, en parte, recibió el premio nobel de economía junto con
George Stiglitz y Michael Spence.

En su famoso trabajo titulado “El mercado de limones”7,


Akerlof explica los problemas derivados de la información
asimétrica. En el caso del mercado de autos usados, el
vendedor tiene más conocimiento acerca del coche que ofrece
que los potenciales compradores.

Si uno dividiera el mercado tendría, por un lado, autos en buen


estado (llamados “cerezas”) y, por el otro, autos en mal estado
(los llamados “limones”). Según el enfoque expresado por el
economista premio nobel, como el comprador no está en
capacidad de distinguir las cerezas de los limones, entonces los
precios que los compradores estarían dispuestos a pagar nunca
compensarían a los vendedores de cerezas.

Es decir, si la información fuera perfecta, todos sabrían cuáles


son los autos buenos y cuáles son los autos malos. En ese
contexto, los usados que estén en buen estado tendrían un
precio superior a aquéllos cuyo estado de conservación sea
inferior.

Sin embargo, en ausencia de este conocimiento perfecto, el


precio sería un intermedio entre el de las cerezas y de los
limones, por lo que las cerezas desaparecerían del mercado. La
solución propuesta es la intervención del estado, bien para que
obligue a los vendedores a proveer información, o bien
mediante la aparición de oficinas de defensa del consumidor,
etc.

7
Akerlof, George: “The Market for Lemmons”, The Quarterly Journal of
Economics, Vol. 84, No. 3. (Aug., 1970), pp. 488-500.
30
Si bien el análisis es atractivo e innovador, lo cierto es que
tiene unas fallas muy evidentes. Como explica William
Anderson, doctor en Economía por la Universidad de Auburn,
en Alabama8:

“De acuerdo con Akerlof y otros, los agentes del mercado,


enfrentados con el problema de la información asimétrica,
tienen escasos o nulos incentivos para obtener mayor
información. Están ‘atrapados’ en una trampa de
desequilibrio sin otra salida que acudir al Tío Sam. Sin
embargo, sabemos por simple observación que Akerlof se
equivoca.

Primero, porque los mercados de autos usados no han


colapsado. Cada ciudad está repleta de espacios de venta de
automóviles de segunda mano, y los potenciales compradores
que no están seguros acerca de la calidad del automóvil que
desean comprar cuentan con un buen número de opciones
para elegir.

Tenía un amigo que era experto en automóviles y solía


acompañar a sus amigos cuando estos estaban queriendo
comprar un coche usado. Buddy tenía una serie de tácticas
que implementaba para probar la seriedad del vendedor,
incluyendo la de frotar un imán a lo largo de la carrocería del
vehículo para ver si podía encontrar si el cuerpo había sido
dañado y el vendedor había utilizado fibra de vidrio para
cubrir las abolladuras.”

Lo que cuenta Anderson puede comprobarlo cualquier persona


que haya comprado un auto de segunda mano. No creo que
8
William L. Anderson: “Lemons and the Nobel Prize”, Mises Institute, 11 de
octubre de 2001. Disponible en: https://mises.org/library/lemons-and-nobel-prize
31
sean muchos los que se animen a llevarse un auto sin que
previamente lo haya revisado un amigo mecánico o alguien
que entienda un poco más que uno sobre la materia.

El último gran tema por el cual los economistas en general


aprueban la intervención del estado en los asuntos privados es
la existencia de monopolios. Según resumen Dudley y Brito,
“la presencia de poder de monopolio permite a las firmas
controlar los precios, violando la condición del mercado
perfecto que establece que las empresas son tomadoras de
precios”.

La idea del monopolio como algo negativo y atípico en la


realidad se deriva de una concepción demasiado idealizada de
cómo funcionan y deberían funcionar los mercados. Según el
análisis tradicional, los mercados funcionan o deben funcionar
en “competencia perfecta”, un estado de cosas en donde todos
los productos que se ofrecen son homogéneos, donde no hay
barreras a la entrada o a la salida del mismo, donde todos los
compradores poseen información perfecta en cuanto a las
condiciones de oferta y demanda de todo el mercado, y donde
ninguna empresa en particular puede influir sobre el precio (ya
que si lo pone por debajo del precio de equilibrio, incurre en
pérdidas y, si lo pone por encima, se queda sin ninguna venta).

Los problemas con esta concepción demasiada idealizada del


mercado son múltiples. Para empezar, porque los monopolios
son una parte esencial de todo proceso de mercado. Piénsese
en el primer hombre que descubrió la rueda. Naturalmente, se
trataba del monopolista de la rueda. Viniendo más acá en el
tiempo, cuando Mark Zuckerberg creó Facebook, la red social
que cuenta con más de 1.200 millones de usuarios a nivel

32
mundial, también fue el monopolista no solo de la marca, sino
del concepto de servicio que Facebook provee. Así, y como
suele recordar el economista Alberto Benegas Lynch (h), sin
monopolistas, no habría progreso posible, ya que siempre
alguien tiene que ser el pionero y arriesgarse a innovar9.

Otro punto a destacar es que, en ocasiones, los monopolios son


sencillamente el resultado de que la gente los elige por encima
de los competidores. Si una empresa es tan buena para
satisfacer las necesidades de los clientes que éstos no están
interesados en buscar alternativas en otras empresas ¿por qué
habría de constituir un problema esta situación? En definitiva,
mientras no existan barreras de entrada en el mercado, de
manera que cualquiera tenga la libertad de competirle a una
empresa existente, no hay problema aparente.

Esto me lo explicó el profesor Israel Kirzner, en un seminario


en el que tuve la suerte de participar hace unos años. Para
Kirzner10:

“¿Qué significa realmente la competencia? ¿Qué quieren


decir tus padres cuando te dicen que, allí afuera, hay un
mundo competitivo? Lo que te dicen es que hay algo llamado
libertad de entrada. Eso significa que si vos estás generando
un lindo beneficio, un confortable beneficio económico, no hay
nada que pueda evitar que otros ingresen a tu mercado y
reduzcan tus beneficios al vender productos similares a
precios más bajos. Es la libertad de entrada.
9
Benegas Lynch (h), Alberto: “Fundamentos de Análisis Económico”. Instituto de
Estudios para una Sociedad Abierta. Panamá, 2014.
10
La charla a cargo de Israel Kirzner se tituló: “Entrepreneurship and the Market
Process” y fue grabada y subida a Internet por la Foundation for Economic
Education, por lo que puede verse completa en este link:
https://www.youtube.com/watch?v=oMm-anSv-tU
33
Si estás produciendo un bien de una calidad determinada y
por ello estás generando beneficios, entonces no hay nada que
impida al resto de ingresar a competir haciendo un producto
mejor, al mismo precio, y que venda más que tu producto.

En otras palabras, cuando sea que estés generando un


beneficio: ¿qué son esos beneficios? Son una invitación a que
alguien más entre al mercado. El beneficio es una invitación a
entrar en el mercado, sin barreras de entrada. Sin frenos
institucionales al ingreso, hay competencia. Y eso es todo lo
que una economía dinámica de mercado necesita, nada más.”

En la misma lección, el Doctor Kirzner también reflexionó


sobre la imposibilidad de que exista un monopolio total tal
como uno imaginaría. Es que, incluso cuando una empresa
fuera dueña de todas las naranjas del mundo, eso no quiere
decir que pueda vender el kilo de naranja a miles de millones
de pesos. Siempre, en cualquier producto y servicio, aparecerá
la competencia, ya sea porque los clientes eligen productos
similares (manzanas, en este caso), o bien porque aparece la
innovación tecnológica (como cuando el petróleo reemplazó al
carbón o cuando el e-mail reemplazó al correo tradicional).

Lo último que cabe destacar respecto de este punto es que, por


lo general, quienes imponen estas barreras institucionales a la
entrada de la competencia, no son los empresarios o los
agentes del mercado, sino el mismo estado, otorgando
privilegios, prebendas y permisos que impiden que se
desarrolle una verdadera actividad competitiva. Ignorando esta
situación, todavía son muchos los que acusan al capitalismo de

34
crear monopolios. Pero como intenté aclarar en otra
oportunidad11:

“El problema con esta afirmación es que, de ser cierta, lo


contrario también debería verificarse. Es decir, una economía
hiperregulada, debería carecer de monopolios. Sin embargo,
este no es el caso. En la Unión Soviética, donde la propiedad
de los medios de producción era estatal, todas las fábricas
eran monopolio del estado. Su extinción, de hecho, hizo que
esos monopolios desaparecieran, o bien comenzaran a
competir con otros oferentes del mundo, lo que mejoró la
calidad de vida de las millones de personas que vivían del otro
lado de la cortina de hierro.”

Como podemos apreciar, estas son las motivaciones más


mencionadas o, al menos, reconocidas dentro de la literatura
económica para justificar las regulaciones estatales. Sin
embargo, no son las únicas, ya que el gobierno también regula
e interviene en los mercados con el pretexto de prevenir las
crisis económicas (una vez que estas ya ocurrieron, claro),
cuidar la salud física y emocional de la población, redistribuir
la riqueza, cuidar el llamado “patrimonio arquitectónico” y el
“patrimonio cultural” de determinadas ciudades, e incluso para
garantizarle a todos el “derecho” a ver fútbol, en casos
extremos como el de nuestro país en los últimos años.

Ahora bien, aun cuando hemos visto que ninguno de los


argumentos descriptos resulta del todo convincente, nos
enfocaremos ahora en los problemas que las regulaciones han

11
Carrino, Iván: “Cleptocracia: Así nos robaron nuestro dinero y nuestra libertad”.
Septiembre 2015, Inversor Global, Buenos Aires.
35
tenido y tienen sobre la actividad económica y nuestra vida de
todos los días.

Los costos de las regulaciones

Existe una parábola conocida como la parábola del hombre


con las manos atadas. Según esta historia, había una vez un
hombre que, en esencia, era igual que todos los demás. Como
diría Hayek, un hombre en toda su variedad y complejidad, “a
veces bueno, a veces malo, a veces inteligente y más a
menudo, un tonto”12. Nada diferente a cada uno de nosotros.

Lo cierto, sin embargo, es que un día un grupo de amigos se


reunió en su casa, y luego de una larga charla sobre distintos
aspectos de la vida, decidieron atarle las manos y los pies para
evitar que pudiera hacer algo malo. Acto seguido, se retiraron
dejando un guardia en la puerta para que evite cualquier
intento de un tercero por librarlo de las ataduras. Según cuenta
la historia, en un principio el protagonista hizo intentos
desesperados por desatarse, pero la tarea le resultó imposible,
por lo que terminó acostumbrándose a su situación y
sobreviviendo a pesar de ella. En el mientras tanto, su guardián
le recordaba todo lo malo que pasaba fuera de la casa, donde la
gente tenía las manos desatadas.

Habiéndose acostumbrado a su situación y luego de varios


años, sus amigos volvieron a visitarlo y lo liberaron de las
ataduras que alguna vez habían impuesto sobre él. Contentos,
le dijeron que ahora era libre de hacer lo que quisiera. Sin
embargo, ya era tarde, puesto que todas sus extremidades se
encontraban atrofiadas e inutilizables.
12
Hayek, F. A. (1948). Individualism and Economic Order. Chicago: University of
Chicago Press.
36
La historia en cuestión ilustra muy bien lo que pasa con las
regulaciones. En primer lugar, el estado ingresa en la
economía para solucionar los problemas que supuestamente
genera el mercado libre. Sin embargo, lo que siempre termina
pasando es que, no solo no se resuelve ese problema, sino que
también se inhibe el surgimiento de todo lo bueno que el
mercado libre tiene para ofrecer.

Es evidente que en el caso de la parábola, si había algo que no


era deseable que el personaje hiciera, había muchas otras
maneras de decírselo que hubieran sido mucho menos
drásticas. Imaginando que nuestro amigo de la historia fuera
de tomar mucho, es cierto que un grupo de personas puede
atarle las manos para que deje de hacerlo, pero también es
cierto que otros mecanismos pueden ser mucho menos
invasivos y, a la vez, más efectivos. Un ejemplo puede ser una
larga conversación con un familiar querido, mientras que otro
puede ser el rechazo que pueden ocasionar en sus conocidos,
sus excesos alcohólicos.

En este sentido, existe una autorregulación en cada grupo


social que puede imponer conductas valoradas por cada grupo,
sin necesidad de intervención externa.

En los mercados pasa lo mismo. Como explica el escritor


norteamericano Sheldon Richman, no existe tal cosa como un
mercado desregulado13:

“Lo que se pasa por alto, intencionalmente o no, es que la


alternativa a una economía regulada por el gobierno no es
una sin regulaciones. De hecho, la economía “desregulada”,
13
Richman, Sheldon: “Regulation Red Herring”, The Freeman, 3 de Agosto de
2012. Disponible en : http://fee.org/freeman/regulation-red-herring/
37
como un círculo cuadrado, es una contradicción en términos.
Si es verdad que no está regulada, no es una economía, y si se
trata de una economía, no está desregulada. El término
“mercado libre” no significa libre de la regulación. Significa
libre de la interferencia del gobierno (...)

Todos los mercados están regulados. En un mercado libre


todos sabemos lo que pasaría si una persona quisiera cobrar,
digamos, 100 dólares por una manzana. Vendería menos
manzanas porque (bajo las actuales circunstancias), alguien
más ofrecerá venderlas por un precio menor o, considerando
la situación, los consumidores consumirían productos
alternativos. ‘El mercado’ no permitiría que el vendedor
cobrar exitosamente 100 dólares por manzana.”

Una conclusión similar puede extraerse de la magnífica


historia narrada por el empresario y fundador de la Foundation
for Economic Education de los Estados Unidos, Leonard Read,
titulada “Yo, el lápiz”14. En la breve obra, Read narra todas las
instancias de producción y las miles y miles de personas
involucradas en la producción de un aparentemente sencillo
lápiz de madera. En el proceso, no solo se involucran miles de
personas de diferentes y distantes lugares del mundo, sino
también un sinnúmero de conocimientos específicos (como el
del leñador, el trabajador del acero, o el que conduce los
camiones que transportan los troncos de madera de un lugar a
otro), que se combinan para dar lugar al producto final. Lo
más interesante de todo es que este proceso tan complejo no
está liderado por ninguna regulación o dictamen

14
Read, Leonard: “Yo, el lápiz”, originalmente publicado en The Freeman, en
diciembre de 1958. Disponible en: http://www.hacer.org/pdf/Lapiz.pdf
38
gubernamental, sino por la propia voluntad individual de cada
uno de los involucrados.

El lápiz, en primera persona, afirma:

“He aquí un hecho pasmoso: ni el minero que extrae el


grafito; ni quienes conducen o fabrican los barcos o trenes o
camiones; ni quien pone en funcionamiento la máquina que
talla mis partes metálicas; realizan su tarea porque me
quieren. Ellos me quieren tal vez aún menos de lo que puede
llegar a hacerlo un alumno de primer grado.

En realidad, entre esta vasta multitud existe algo en común,


que nada tiene que ver con la circunstancia de que alguna vez
hayan visto un lápiz o aún de que sepan o no como utilizarlo.
Su motivación es algo que está más allá de mi propia
existencia.

Quizás sea algo como esto: cada uno de estos millones de


individuos observa que pueden intercambiar su pequeña parte
de conocimiento respecto de cómo se produce un lápiz, por
aquellos bienes y servicios que necesitan o desean, pudiendo
Yo encontrarme o no entre esos bienes”

Así, el interés personal de cada uno de los involucrados,


termina regulando y coordinando sus acciones para tender a un
objetivo común, que en este caso es un lápiz, pero que llevado
al plano más grande, es el mejoramiento de las condiciones de
vida de la humanidad entera.

Sin embargo, donde todos podemos ver coordinación y


progreso, los legisladores y los abogados del estado
omnipresente, ven la anarquía y el caos, y de ahí que tengan la

39
obsesión por regularlo todo. Tarifas aduaneras, controles de
precios, salarios mínimos, entes reguladores, oficinas de
defensa del consumidor, impuestos de todo tipo, habilitaciones
y permisos.... son solo algunas de las formas que la
hiperregulación estatal puede tomar.

El problema es que estas intromisiones no son gratuitas. En


primer lugar, porque todos pagamos un costo en términos de
pérdida de nuestra libertad. Es decir, una cosa es que el estado
intervenga para proteger los derechos básicos de las personas,
como el derecho a su vida y a su propiedad. Nadie dice que,
por lo menos en este estado del desarrollo de la civilización, la
policía no tenga que existir para evitar los robos y los abusos
físicos de cualquier naturaleza, y que no deba haber una
justicia para castigarlos. Sin embargo, cuando la regulación
aparece sobre todo el espectro de intercambios libres que se
dan espontáneamente en la sociedad, entonces eso sí
constituye un problema que exige nuestra atención.

En el mercado, cualquier transacción voluntaria implica un


beneficio para ambas partes. Si una persona desea tomar un
café y a cambio del mismo debe entregar dinero, el resultado
de la operación no deja ganadores de un lado y perdedores del
otro, sino ganadores por todos lados. Gana el que consume el
café, porque valora más el producto que el dinero que entregó
a cambio; pero también gana quien produjo el café, ya que
valora más el dinero que el producto entregado.

El principio aplica igual para cualquier transacción voluntaria,


por lo que se derrumba el mito de los empresarios que se
abusan de los consumidores o el de los capitalistas que
explotan a los trabajadores. En un mercado libre, no hay

40
conflicto entre las partes, sino una maravillosa armonía de
intereses.

Así, el problema surge cuando una tercera parte, con


impuestos y regulaciones, se entromete en esta relación con el
objetivo de modificar burocráticamente los resultados de la
misma. Un ejemplo muy claro que abordaremos más adelante
es el de las trabas comerciales. Una barrera proteccionista es
un claro ejemplo de cómo el estado puede intervenir para
evitar los acuerdos voluntarios y mutuamente beneficiosos
entre las personas.

Si Amalia, de Argentina, desea comprarle un producto a


James, de Australia, ¿quién es el estado para decir que los
productos de James no pueden llegar a Amalia?

Cuando el gobierno intercede con este tipo de medidas, la


libertad de ambas partes se ve dañada y reducida.

Ahora bien, además de la reducción de nuestra libertad, las


regulaciones tienen un efecto adverso sobre el crecimiento
económico y las posibilidades de desarrollo sostenible de una
sociedad.

Un ejemplo sencillo bastará para comprender la relación entre


ambas cosas. Imaginemos a un emprendedor dispuesto a
iniciar un proyecto productivo en un país determinado. El
emprendimiento en cuestión podría ser un taller mecánico, por
lo que será necesario adquirir las herramientas y también
algunas máquinas para revisar a los automóviles en mal estado
que lleguen al establecimiento. El emprendedor también
deberá alquilar un lugar y contratar personal.

41
Ahora bien, si nuestro protagonista, a la hora de iniciar su
proyecto, se encuentra con que tiene que pasar por un proceso
de varios días hasta que el local que alquiló sea habilitado, si
los costos para contratar personal los encuentra excesivamente
elevados, y si cuando fue a adquirir las máquinas descubrió
que lo que él necesitaba no existía en el país en cuestión
porque éste aplicaba una política proteccionista que impedía el
ingreso de esos productos... ¿cuál es el resultado más posible
de esta situación?

Evidentemente, el proyecto ni siquiera comenzará. Nuestro


emprendedor, en ese caso, tendrá dos caminos a tomar: o bien
abandona el proyecto sin más; o bien lo lleva a otro país.

A nivel general, la consecuencia para la economía es un menor


nivel de inversión y, por tanto, un menor nivel de producción.
Es decir, menos productos y menos servicios para satisfacer
las necesidades de la población. En concreto, menos
crecimiento y mayor pobreza.

Los efectos de las regulaciones sobre el crecimiento


económico son un tema de estudio en la literatura económica.
En 2013, un estudio de los profesores John Dawson y John
Seater, de las universidades estatales de los Apalaches y de
Carolina del Norte, en Estados Unidos, encontró que el efecto
de las regulaciones había sido tremendamente negativo para la
economía norteamericana desde 194915:

“Encontramos que la regulación añadida desde 1949 ha


reducido la tasa de crecimiento agregado en promedio en

15
Dawson, John W. y Seater, John J.: “Federal Regulation and Aggregate
Economic Growth”, Journal of Economic Growth, volume 18, número 2, junio de
203, páginas 137-177.
42
cerca de 2% durante el período bajo análisis. Como suele
suceder con el efecto compuesto de las tasas de crecimiento, el
efecto acumulado de un cambio moderado en esa tasa lleva a
efectos pronunciados a lo largo del tiempo. En particular,
nuestras estimaciones indican que el producto anual de 2005
es casi 28% de lo que podría haber sido si la regulación no
crecía desde 1949.”

El análisis empírico de los dos investigadores toma como


referencia la cantidad de páginas del Código de Regulaciones
Federales y elabora un modelo de crecimiento contrafáctico.
El resultado es más asombroso si se mide en dólares. De haber
permanecido invariable desde 1949 el mencionado código, el
PBI estadounidense del año 2011 habría estado cerca de los
53,9 billones de dólares, en lugar de los 15,1 billones que
alcanzó ese año. En concreto las regulaciones hicieron que los
Estados Unidos pierdan riqueza por un valor de 38,8 billones
de dólares, lo que equivale a 129.300 dólares por cada
ciudadano.

Otra manera de ver el efecto de las regulaciones es comparar


la economía norteamericana con el conjunto de la Unión
Europea. Aún con las particularidades mencionadas en el
párrafo anterior, Estados Unidos siempre fue un país con un
intervencionismo menor que el continente europeo, y el
impacto en el crecimiento acumulado de la economía no ha
sido menor.

43
Cuadro 1.1 - Crecimiento acumulado, Estados Unidos y
Europa. (1960=100)

600 529,0
500

400
418,6
300

200

100 Estados Unidos


Unión Europea
0
1960
1963
1966
1969
1972
1975
1978
1981
1984
1987
1990
1993
1996
1999
2002
2005
2008
2011
2014
Elaboración propia en base a Banco Mundial

Lo que se observa en el gráfico es la evolución del PBI de


Estados Unidos y Europa desde 1960 suponiendo que su PBI
en ese año era de 100. Así, en el transcurso de los últimos 54
años la economía norteamericana se multiplicó por 5,3,
mientras que la del continente europeo solo se multiplicó por
4,2. Esto quiere decir que el crecimiento americano fue un
26,3% superior al europeo, con una tasa promedio anual de
3,1% contra una de 2,6%.

Estados Unidos no solo ha crecido más que Europa en estos


últimos años, sino que los habitantes del país norteamericano
son mucho más ricos que los europeos. Si se considera el PBI
per cápita (una medida que resulta de dividir la producción
anual de cada país a precios de mercado en dólares corrientes
por la cantidad de habitantes del mismo), la diferencia

44
asombra. Mientras que el norteamericano promedio ingresó
54.600 dólares por año en 2014, el europeo solo ingresó
36.400 dólares, una diferencia de 50% a favor de los
estadounidenses.

Otro punto en los que difieren estas dos grandes potencias


económicas es en las regulaciones del mercado laboral, lo que
hace que Europa tenga un nivel de desempleo siempre mayor.
En su manual de macroeconomía, los profesores Sachs y
Larraín explican16:

“Estados Unidos se caracteriza por un mercado laboral


altamente dinámico y competitivo. La cobertura sindical es
baja y la diferencia entre los trabajadores ‘internos’ y
‘externos’ es relativamente pequeña. Además, las
compensaciones por desempleo son modestas y de corta
duración. La tasa del impuesto sobre la renta laboral es
relativamente baja y prácticamente no existen sistemas de
protección del empleo.

Europa difiere de los Estados Unidos en todos los aspectos


mencionados. En Europa existen fuertes diferencias entre los
trabajadores ‘internos’ y ‘externos’, lo que impide a los
salarios ajustarse para equilibrar la oferta y la demanda
laborales. El resultado es un desempleo alto y crónico”.

Parece una paradoja, pero allí donde existen menos


“protecciones del empleo”, hay más desempleo. Es un tema
que abordaremos más adelante.

16
Sachs, Jeffrey y Larraín, Felipe: “Macroeconomía en la economía global”.
Prentice Hall, segunda edición, Buenos Aires, 2002.
45
Otra cuestión a destacar es que el mundo humano en el que
vivimos no está exento de imperfecciones. En este sentido, es
absurdo cuando se postula que las regulaciones son necesarias
“dada la normal debilidad del ser humano”17. Esta afirmación
ignora que las normales debilidades de los seres humanos
también alcanzan a los funcionarios públicos. Herbert Spencer
lo dejaba claro18:

“Es cierto que el comercio tiene sus deshonestidades, la


especulación sus desatinos. Estos son males inevitablemente
ocasionados por las imperfecciones existentes de la
humanidad. Es igualmente cierto, sin embargo, que estas
imperfecciones humanas son compartidas por los funcionarios
del Estado y que no siendo frenadas en ellos por la misma
severa disciplina, crecen hasta causar resultados mucho
peores”

Siendo los reguladores tan humanos y tan frágiles como el


resto de la población, no extraña que cuanto mayor sea el rol
interventor del estado en la economía, mayor sea el espacio
para la aparición de escándalos de corrupción. En la misma
línea, también se da que los reguladores se ven sometidos a la
voluntad de intereses especiales, legislando no en favor del
“bien común”, sino en favor de sus propios objetivos

17
Este punto está expresado textualmente por Robert Shiller, también premio nobel,
en un artículo publicado en el New York Times, el 9 de octubre de 2015, titulado:
“Faith in an Unregulated Free Market? Don’t Fall for It”. Se encuentra disponible
en http://www.nytimes.com/2015/10/11/upshot/faith-in-an-unregulated-free-
market-dont-fall-for-it.html?_r=1.
18
Spencer, Herbert: “Over-Legislation”, citado por Thomsen, Esteban, en
“Selección de escritos de Herbert Spencer”, Estudios Públicos 36, Centro de
Estudios Públicos, Chile, 1989. Disponible en:
http://www.cepchile.cl/1_934/doc/seleccion_de_escritos_de_herbert_spencer.html
46
electorales y pecuniarios, que muchas veces entran en
conflicto con el proclamado bienestar general.

Midiendo el peso de las regulaciones en el mundo

Como se observa, incluso cuando detrás de la regulación estén


las mejores intenciones, el resultado generalmente se da en la
forma de corrupción, estancamiento económico, menor
libertad individual y pobreza generalizada.

Es por esto que organizaciones de prestigio a nivel mundial se


preocuparon en los últimos años por armar índices y tablas de
posiciones que sirvan como referencia para que cada país
pueda saber cómo está, para bien o para mal, en términos de
regulación y peso del estado en la actividad económica.

Tal vez el más ambicioso proyecto de este tipo sea el Doing


Business del Banco Mundial, que presenta indicadores
cuantitativos acerca de la regulación que recae sobre las
pequeñas y medianas empresas en 189 países a nivel global.

Basándose en once grupos de indicadores diferentes, el


informe de la entidad mencionada elabora un ranking que sitúa
en los primeros lugares a los países más amigables para hacer
negocios, mientras que en las últimas posiciones se encuentran
las economías más reguladas, en donde el empresario
encuentra mayor cantidad de trabas para llevar adelante su
proyecto productivo.

Los once indicadores que sigue el Banco Mundial son:

 La apertura de una empresa: el Doing Business


considera los costos administrativos, el tiempo en días y la
cantidad de procedimientos y trámites burocráticos, así como
47
los requisitos de capital mínimo (como porcentaje del PBI
per cápita de cada país), que son necesarios para abrir una
empresa legalmente en el país bajo estudio. En este marco,
cuanto menores sean esos requisitos, más fácil será montar
un emprendimiento.
 Registro de propiedades: con los mismos índices
cuantitativos del ítem anterior, el reporte busca medir la
facilidad para registrar propiedades comerciales y obtener su
habilitación.
 Obtención de crédito: Doing Business considera un
índice que mide la fuerza de los derechos legales (el llamado
“rule of law”), así como la profundidad de la información
crediticia disponible para juzgar la facilidad que tienen las
empresas para acceder al crédito. Si se percibe que un país
tiene inseguridad jurídica, el crédito será escaso respecto del
promedio.
 Protección de inversores minoristas: se enfocan en el
grado de protección que tiene el inversor minorista en una
sociedad de propietarios determinada. Cuando mayor sea la
protección, mejores perspectivas para desarrollar negocios.
 Cumplimiento de contratos: aquí se incluye una gran
cantidad de indicadores para dar una idea de lo fácil o difícil
que es, en cada país analizado, hacer cumplir los contratos
privados. Se toma en cuenta el tiempo que lleva presentar un
conflicto en la justicia, y el costo que trae aparejado la
contratación de abogados y el pago de tasas judiciales.
Además, se considera el grado de automatización de los
tribunales.
 Manejo de permisos de construcción: lograr el permiso
oficial para construir un local comercial también es un paso
clave a la hora de emprender. El Doing Business analiza los

48
costos y los tiempos que son necesarios en cada país para
obtener estos permisos.
 Obtención de electricidad: una vez hecha la
construcción, se necesita realizar un trámite para obtener
servicios básicos como la electricidad. Es importante que
estos trámites no sean onerosos y que se puedan realizar de
manera sencilla, por lo que el Banco Mundial también
analiza los costos y los tiempos asociados a esto, así como la
“transparencia de las tarifas”, lo que contribuye a que el
suministro eléctrico sea de calidad o bien sea defectuoso.
 Pago de impuestos: los impuestos por sí mismos son una
enorme traba para el emprendimiento y la producción. El
reporte no solamente considera la cantidad de impuestos que
deben pagarse en un año, sino el tiempo que se requiere para
preparar, presentar y pagar (o retener) el impuesto sobre los
ingresos de sociedades, el impuesto sobre el valor agregado y
las contribuciones a la seguridad social (en horas al año). Por
último, también incluye en la evaluación del gravamen en
términos porcentuales sobre las ganancias y los impuestos
laborales.
 Comercio transfronterizo: en este ítem se analiza el
tiempo necesario para exportar e importar, en términos de
horas y dólares que se deben consumir en el proceso. Cuanto
menor sea el tiempo y el costo de comerciar con el mundo
para las empresas, mejor será la posición en el ránking.
 Empleo de trabajadores: otra cuestión clave para los
emprendimientos es la facilidad que tienen para relacionarse
con los trabajadores. En este punto se miden las facilidades
que tienen las empresas tanto para contratar como para
despedir empleados en términos de costos monetarios y leyes
que impiden o regulan en exceso esos procedimientos.

49
 Resolución de la insolvencia: el Banco Mundial busca
medir cuánto tiempo lleva resolver una quiebra empresaria.
Así como es deseable que las empresas puedan crearse
rápidamente, también es beneficioso que puedan cerrar con
facilidad, de manera de adaptar la producción a los cambios
constantes en la preferencia de los consumidores. Se
consideran el tiempo en años de los procesos de quiebra, el
monto que recuperan los acreedores tras una insolvencia y
también un índice de fortaleza del marco regulatorio de la
insolvencia.

Con todos estos elementos, el informe busca dar una idea de


cuáles son los países donde es más adecuado iniciar negocios.
Como mencionábamos anteriormente, la clave pasa por tener
la menor cantidad de barreras de entrada posibles, por lo que
dar un marco de flexibilidad y sencillez a las empresas se
vuelve un objetivo de crucial importancia.

Si observamos el índice para el año 2016, publicado en


octubre de 2015, encontramos que Singapur, Nueva Zelanda y
Dinamarca ocupan los primeros tres lugares, siendo las
economías más amigables para hacer negocios en el mundo.

En el cuadro de más abajo se observan a los primeros diez


países ordenados por el ranking. Llama la atención ver en la
lista a Dinamarca, Suecia, Noruega y Finlandia, 4 países que
suelen considerarse “socialistas” pero que, a la hora de
facilitarle la vida al sector privado, están en la cumbre a nivel
internacional.

Otra cosa que llama la atención es que todos estos países se


caracterizan por tener un nivel de vida extraordinariamente
elevado.
50
Cuadro 1.2 – Primeros 10 puestos del Índice Doing
Business del Banco Mundial

DOING BUSINESS - BANCO MUNDIAL


Índice de facilidad para hacer negocios
País Posición
Singapur 1
Nueva Zelanda 2
Dinamarca 3
Corea del Sur 4
Hong Kong 5
Reino Unido 6
Estados Unidos 7
Suecia 8
Noruega 9
Finlandia 10

Elaboración propia en base a Banco Mundial

Por el contrario si observamos la lista de los últimos diez


países rankeados, el panorama es diferente. Se trata de países
pobres en los que, en general, nadie piensa que sea un lugar
apropiado para vivir o incluso visitar.

Según el último informe, Argentina se encuentra en la posición


121, detrás de la mitad de la tabla. Entre los puntos más flojos
que el Banco Mundial encuentra en nuestro país están la
apertura de una empresa, el pago de impuestos, el comercio
transfronterizo y el manejo de permisos de construcción. En
todos esos rubros, el país está muy cerca de los últimos 10
puestos.

51
Cuadro 1.3 – Últimos 10 puestos del Índice Doing Business
del Banco Mundial

DOING BUSINESS - BANCO MUNDIAL


Índice de facilidad para hacer negocios
País Posición
Guinea Ecuatorial 180
Angola 181
Haití 182
Chad 183
República Democrática del Congo 184
República Centroafricana 185
Venezuela 186
Sudán del Sur 187
Libia 188
Eritrea 189

Elaboración propia en base a Banco Mundial

Los puntos en donde mejores posiciones tenemos en términos


relativos son en el cumplimiento de contratos y en protección
de los inversionistas minoritarios, aunque siempre lejos de los
primeros puestos, apareciendo en el puesto 38 en el primer
caso y en el 49 en el segundo.

Pero más allá de la foto, en el caso de Argentina lo que


preocupa también es la película. En el año 2006, primer
período en el que hay registros, el país ocupaba el puesto 93
sobre un total de 175 países.

Esto quiere decir que si siempre se hubieran evaluado


solamente 100 países, el nuestro habría pasado de ocupar el

52
puesto 53 a ocupar el 64, una caída de 11 posiciones en 10
años, cuando el objetivo debería ser precisamente avanzar en
la dirección contraria.

Otro índice internacional que contiene el tema de las


regulaciones en relación con la competitividad de las
economías es el Índice de Competitividad Global del Foro
Económico Mundial. El WEF (por sus siglas en inglés) es una
fundación sin fines de lucro que reúne a los principales líderes
empresariales, políticos, periodistas e intelectuales con el
objetivo de analizar los problemas más apremiantes en el
mundo.

Como parte de su misión, el Foro elabora el Índice de


Competitividad Global, un ranking que ubica a los distintos
países según una combinación de diferentes “pilares”
considerados clave para ser competitivos.

Los 12 pilares que analizan en el foro son: las instituciones; la


infraestructura; el ambiente macroeconómico; la salud y la
educación primaria; la educación superior y el entrenamiento;
la eficiencia del mercado de bienes; la eficiencia del mercado
laboral; el desarrollo del mercado financiero; la predisposición
tecnológica; el tamaño del mercado; la sofisticación de las
empresas; y, por último, la innovación19.

En un país como el nuestro en que incluso muchos


economistas y expertos analistas se refieren a la
competitividad basada solamente en el tipo de cambio, es
necesario comprender que la competitividad a nivel sistémico
o global es mucho más amplia.
19
World Economic Forum: “The 12 pillars of competitiveness”. Disponible en:
http://reports.weforum.org/global-competitiveness-report-2014-2015/methodology/
53
A los efectos de nuestra investigación, algunos de los pilares
son particularmente relevantes.

Para el WEF, las instituciones están determinadas por el


“marco legal y administrativo en que los individuos, las
empresas y el gobierno interactúan para generar riqueza”. En
este marco, resaltan la importancia de los derechos de
propiedad como piedra fundamental para atraer inversiones.

Otra cuestión para destacar es la eficiencia del mercado de


bienes. En este punto destacan que la “la competencia sana del
mercado, tanto doméstica como internacional, es importante a
la hora de generar eficiencia y mejorar la productividad de las
empresas, al asegurar que las empresas más eficientes, que
produzcan los bienes que se demanden, sean las que triunfen.
El mejor ecosistema para el intercambio de bienes exige una
intervención mínima del gobierno”.

Respecto de los mercados de trabajo, afirman que “deben tener


la flexibilidad para que los trabajadores puedan migrar desde
una actividad económica a la otra rápidamente y a bajo costo”.
Impedir el movimiento de los trabajadores con leyes de
supuesta protección laboral solo empeora las cosas. El informe
del WEF recuerda que en los países árabes, así como en los
europeos, la rigidez de los mercados laborales genera altos
niveles de desocupación entre la población más joven.

En el Índice de Competitividad Global, los primeros tres


lugares son ocupados por Suiza, Singapur y los Estados
Unidos. Sobre un total de 140 países analizados, Argentina se
ubica en el puesto 106. Es decir, en el último 25% del ranking
total.

54
Cuadro 1.4 - Argentina según el Índice de Competitividad
Global

Instituciones
6
Innovación Infraestructura
5
Sofisticación de los 4 Ambiente
negocios 3 Macroeconómico
2
1
Tamaño del Salud y Educación
0
mercado Primaria

Nuevas Tecnologías Educación Superior

Desarrollo del Eficiencia del


mercado financiero mercado de bienes
Eficiencia del
mercado de trabajo

Elaboración propia en base a WEF

Como se observa en el gráfico, los 4 pilares más flojos que


tiene el país según el último reporte son las instituciones y el
desarrollo del mercado financiero, junto con los mercados de
bienes, de trabajo y la innovación, estos últimos tres con el
mismo bajo puntaje de 3,1 sobre 6.

Otro indicador de relevancia es el Índice de Libertad


Económica, elaborado por la Fundación Heritage y el
periódico Wall Street Journal de los Estados Unidos. El índice
en cuestión intenta dar una medida del grado de libertad que
las personas y las empresas tienen en los diferentes países,
teniendo en cuenta cuatro ejes principales para el análisis:

 La vigencia del imperio de la ley o “rule of law”.

55
 Los límites que tiene el gobierno.
 La eficiencia regulatoria.
 La apertura de los mercados.

Estos 4 ejes, a su vez, presentan subdivisiones. En el área del


imperio de la ley se analiza cuán bien respetados están los
derechos de propiedad y cuál es el grado de corrupción del
país estudiado.

El derecho de propiedad es particularmente importante. Un


ejemplo paradigmático es lo que sucede en un asentamiento en
el cual el ocupante no es el dueño de la vivienda, o bien no
tiene herramientas legales para demostrar ser el propietario. Lo
que normalmente sucede en estos casos, es que no aparecen
los incentivos para mejorar la vivienda, ya que el ocupante
sabe que, en cualquier momento, puede ser corrido del lugar.
Por el contrario, cuando los derechos de propiedad están bien
asegurados, los incentivos para hacerle mejoras al
establecimiento surgen naturalmente, obteniendo
consecuentemente una vivienda de mejor calidad. El ejemplo
puede hacerse extensivo a toda la economía. La lección es
sencilla, cuanto mejor delineado y protegido esté el derecho de
propiedad, mayor será la inversión.

Los límites al gobierno están analizados por la Fundación


Heritage desde el plano fiscal, con lo que se tiene en cuenta el
peso de los impuestos sobre los individuos y las empresas, y
también el nivel del gasto público como porcentaje del PBI.

En términos de la eficiencia regulatoria, se toma una medida


general basada en cuatro pilares: la libertad empresarial
(facilidades para abrir y cerrar una empresa, por ejemplo), la
libertad laboral (cuán rígido o flexible es el mercado de
56
trabajo), y la libertad monetaria (que incluye la inflación y la
capacidad de los ciudadanos para convertir libremente su
moneda en otras monedas o bienes).

Por último, la apertura de los mercados mide la libertad que


tienen los ciudadanos de un país determinado para comerciar
con otros ciudadanos allende las fronteras, la libertad para la
inversión extranjera, y la libertad financiera, que atañe
específicamente al sector de las finanzas.

La libertad económica como un todo es importante porque,


como define Heritage, se trata del “derecho fundamental de
todo ser humano de controlar su propio trabajo y propiedad.
En una sociedad económicamente libre, los individuos son
libres de trabajar, producir, consumir e invertir en todo lo que
quieran”.

Cuanto mayor sea la intervención del estado en la forma de


gasto público excesivo, impuestos impagables y regulaciones
omnipresentes, menor será la libertad económica y menores
incentivos habrá para ahorrar, invertir y producir, actividades
básicas que permiten a la sociedad consumir y satisfacer sus
crecientes y cambiantes necesidades.

Así, existe una relación positiva entre libertad económica y


riqueza per cápita a nivel mundial. Tomando el PBI per cápita
de todos los países analizados en dólares internacionales (PPP,
por sus siglas en inglés, una medida que logra homogeneizar el
poder de compra del dólar en todos los países analizados) y
comparándolo con el puntaje que éstos obtuvieron en el Índice,
se arriba a la conclusión de que a mayor libertad económica,
mayor es la riqueza de la nación.

57
Cuadro 1.5 - Libertad económica y riqueza per cápita.

$120.000

$100.000 Qatar
PBI per cápita (PPP)

$80.000 Luxemburgo
Singapur
$60.000
Hong Kong
Suiza
$40.000 Australia

$20.000 Grecia
Argentina

$0 Zimbabwe
10,0 30,0 50,0 70,0 90,0
Puntaje en el Índice de Libertad Económica

Elaboración propia en base a Fundación Heritage

Un reciente artículo publicado en el diario español Libre


Mercado aplicó este concepto a España y descubrió que las
Comunidades Autónomas con mayor libertad económica
tenían mayores tasas de empleo (Madrid siendo la primera,
Extremadura la última), mayores ingresos promedio y mayor
cantidad de empresas creadas en 201420.

Recuerdo haber vivido en carne propia la liberalización del


comercio en Madrid. Cuando estudiaba en aquella ciudad
europea en el año 2011 tuve que salir un domingo a comprar

20 “La libertad económica marca la diferencia entre la España rica y la España


pobre”, Libre Mercado, 8 de enero de 2016, disponible en:
http://www.libremercado.com/2016-01-08/la-libertad-economica-marca-la-
diferencia-entre-la-espana-rica-y-la-espana-pobre-1276565030/

58
una pasta de dientes. Para mi sorpresa, ningún supermercado
estaba abierto, aún cuando serían aproximadamente las 11 de
la mañana. Por supuesto, lo que sucedía era que el gobierno
regulaba estrictamente los horarios de dichos establecimientos
y quedaba terminantemente prohibido para ellos abrir los
domingos.

Unos años más tarde, más concretamente en 2014, volví a


Madrid, a dónde di una conferencia sobre el ciclo económico
argentino desde 2001 hasta la fecha21. En ese entonces, la
alcaldía había cambiado de manos y se había puesto en marcha
un plan de liberalización de los horarios comerciales, por lo
que los supermercados volvieron a abrir los domingos.

Según el último índice publicado por Heritage y el WSJ, que


toma datos del año 2014, Argentina se ubicó en el puesto 169
sobre un total de 178 economías analizadas, ocupando un
cómodo lugar en el rezagado grupo de las denominadas
“economías reprimidas”.

Para los analistas de Heritage:

“Argentina sigue sumida en un clima de depresión económica.


Fuertemente obstaculizada por la interferencia
gubernamental, la economía formal crece cada vez con mayor
dificultad, mientras la actividad económica informal se
expande. Destacan la inestabilidad monetaria y los controles
de precios en casi todos los bienes y servicios. Además, la
intervención del gobierno en el sector financiero distorsiona
aún más los precios.

21 Mi charla, “El pinchazo de la burbuja argentina”, está disponible en YouTube y


puede verse en este link: https://www.youtube.com/watch?v=dmZljJ3Vzbs
59
En los últimos cinco años, la puntuación de libertad
económica de Argentina se ha reducido en más de 7 puntos,
sumiendo a la economía en la categoría de "reprimida".
Pérdidas considerables han ocurrido en ocho de las diez
libertades económicas, sobre todo en el gasto gubernamental,
la libertad de inversión, la libertad comercial, y los derechos
de propiedad”

Los puntos obtenidos en cada subcategoría pueden observarse


en el cuadro de abajo:

Cuadro 1.6 – Libertades en Argentina

Libertades en Argentina según el


Índice de Libertad Económica

Puntaje sobre 100


Criterio Puntos
Imperio de la Ley
Libertad de la Corrupción 34,0
Derechos de Propiedad 15,0
Gobierno Limitado
Libertad Fiscal 66,8
Gasto Público 41,2
Eficiencia Regulatoria
Libertad Monetaria 59,6
Libertad Empresarial 52,8
Libertad Laboral 43,3
Mercados Abiertos
Libertad Comercial 68,8
Libertad de Inversión 30,0
Libertad Financiera 30,0

Elaboración propia en base a Heritage Foundation

60
La posición tan rezagada de nuestro país en el índice ha
despertado algunas sospechas. Incluso aceptando que
Argentina es un caso de economía reprimida e hiperregulada,
algunos se preguntan si realmente está en el mismo nivel que
el Congo, Irán, Bolivia o Ucrania, quienes tienen una
puntuación similar.

El problema surge de considerar que, porque uno está en una


situación institucional delicada comparable a la de estos
países, su nivel de vida y capital acumulado van a
transformarse automáticamente en los del Congo o Irán. Sin
embargo, todo depende de cuál sea el punto de partida y cuál
el tiempo transcurrido desde la llegada de la economía
reprimida.

Como explica Nicolás Cachanosky en un lúcido artículo al


respecto22:

“Imaginemos que de la noche a la mañana Cuba o Corea del


Norte se vuelven los dos países más libres y con gobierno
limitado del planeta. De la noche a la mañana estos países
han ganado libertades civiles e individuales, pero aún tienen
que acumular riqueza y desarrollo. El cambio de instituciones
cambia el rumbo del país, pero el país aún debe transitar el
nuevo camino (…)

Lo mismo sucede si uno de los países más ricos y


desarrollados del mundo adopta las instituciones de Cuba o
Corea del Norte de la noche a la mañana. La riqueza y capital

22
Cachanosky, Nicolás: “Instituciones y corto plazo en el debate político”. 7 de
octubre de 2013, Economía Para Todos. Disponible en:
http://economiaparatodos.net/instituciones-y-corto-plazo-en-el-debate-politico/

61
acumulado no desaparecen en un lapso de 24hs. El país entra
en un proceso de consumo de capital que puede llevar varios
años, o incluso décadas. Mientras tanto, el gobierno de turno
se puede dar el gusto de ser Bolivariano pero mantener un
nivel de riqueza y desarrollo que es fruto de las instituciones
pasadas, no de las actuales. Los ciudadanos pueden seguir
usando las mismas carreteras, el tendido eléctrico, de
comunicaciones, etc. Eventualmente las carreteras comienzan
deteriorarse dada la falta de mantenimiento (o los trenes
chocan), el sector energético comienza a flaquear debiendo
importar energía y la infraestructura de comunicaciones
queda obsoleta.”

La obsesión por regular

Los políticos, así como el resto de nosotros, tienen sus


intereses, sus principios y sus motivaciones particulares. Está
claro que, como enseña la escuela de la elección pública23, los
intereses de un político en funciones están ligados a la
permanencia en su cargo, y por tanto al triunfo en las
elecciones, y también al incremento de los presupuestos que
puede manejar. Sin embargo, tampoco podemos descartar que
a menudo busque lo que él considera que es el “bien común”.

Ahora bien, cual sea que sea su origen, lo cierto es que la


tendencia natural de los poderes legislativos es a hiperregular
la economía, decretando todo tipo de controles y directivas
particulares sobre las relaciones libres y voluntarias entre
productores y consumidores.

23
Shughart II, William F.: “Public Choice”. The Concise Encyclopedia of
Economics. Disponible en http://www.econlib.org/library/Enc/PublicChoice.html
62
Y como hemos visto hasta acá, incluso cuando están
motivadas por buenas intenciones o bien avaladas por un
considerable cuerpo de teoría económica, dichas regulaciones
imponen costos sobre la economía, dando lugar a una relación
inversa entre su cantidad y cuestiones de vital importancia
como el crecimiento económico y el nivel de empleo, y a una
relación directa entre regulaciones y pobreza.

Dejar en claro esta problemática y reconocerla es el primer


paso que se necesita para resolverla. En el siguiente capítulo
analizaremos una de las trabas más importantes que pueden
imponer los gobiernos no solo sobre la producción, sino sobre
todas las actividades económicas del ser humano, con un
énfasis especial en el caso argentino.

Así que pasemos al próximo capítulo, para ver qué son los
impuestos y cómo pueden terminar destruyendo la economía y
tu bolsillo.

63
64
La Gran Regulación: los
Impuestos
Transcurrían los primeros días de marzo. El calor no daba
tregua, a pesar de estar en la etapa final del verano. La sesión
ya llevaba más de 4 horas y no parecía ver fácilmente un
acuerdo en el horizonte. Además, el aire acondicionado estaba
sin funcionar, merced a la política de ahorro energético
impuesta a todas las oficinas y dependencias estatales, entre
las cuales también se incluía al Congreso de la Nación.

El debate sobre el nuevo impuesto era agotador. La crisis


fiscal había llegado a niveles insostenibles y la actividad
económica estaba completamente paralizada. Las provincias
no podían pagar los sueldos, la deuda había llegado a su límite
y una nueva oleada inflacionaria no estaba dentro del análisis,
dado que los precios ya subían demasiado rápido.

Desde su banca, el diputado fue muy claro cuando le tocó


intervenir:

“Estimados compañeros representantes del Pueblo de la


Nación. Tenemos que entender que éste no se trata de un
impuesto más, como los muchos que se han creado a lo largo
de nuestra historia. No se trata de un ‘manotazo de ahogado’
para equilibrar las cuentas públicas, como sugirió el referente
de la oposición hace unos instantes. Se trata de un acto de
justicia, de un acto de equidad, ya que no podemos seguir
permitiendo que los sectores más favorecidos de la sociedad
sigan teniendo una actitud tan profundamente egoísta. Es hora

65
de que los más ricos también le pongan el hombro a la crisis,
que también devuelvan algo de lo que la sociedad les da. Es
hora de que, de una vez por todas, la crisis la paguen los
capitalistas”

Las bondades del nuevo impuesto eran varias y habían sido


cuidadosamente estudiadas por el equipo de asesores técnicos
del diputado. Pablo, el hijo de su amigo, había oficiado de
coordinador y compaginado toda la documentación.

Según el estudio, el nuevo gravamen serviría para recaudar la


suma de $ 120.000 millones en el año, contribuyendo a reducir
el déficit en un 85%, tal como lo exigían los organismos de
crédito multilateral. Sin embargo, esto no era todo, ya que la
medida también reduciría la desigualdad, puesto que al ser un
impuesto orientado específicamente a los sectores más ricos de
la sociedad, reduciría su ingreso disponible, achicando la
brecha entre los que más tienen y los que tienen menos.

Por último, los mayores ingresos estatales permitirían


continuar con los gastos en salud, educación, infraestructura,
jubilaciones y también en el Plan de Estímulo para el
Crecimiento Económico, que buscaba reanimar la economía
impulsando el consumo.

Un diputado opositor preguntó si no pensaban que, a pesar de


los incuestionables beneficios económicos y sociales que el
impuesto traería, no emergería un problema ético, ya que los
niveles del gravamen rozaban lo confiscatorio.

Lo que siguió fue una lluvia de cuestionamientos y hasta


algunos insultos.

66
Otro escéptico congresista levantó la mano para mostrar los
hallazgos de su propio equipo técnico. Según él, las cifras de
las que se hablaban estaban totalmente sobreestimadas, ya que
consideraban que las víctimas del nuevo gravamen pagarían
sin chistar cuando, según su visión, era obvio que encontrarían
la manera de eludir esos pagos.

Si bien su intervención generó cierta preocupación, el sector


mayoritario se inclinó por la posición del diputado oficialista,
quien afirmó que el que no quisiera pagar, tendría que soportar
todo el peso de la ley y que al gobierno no le temblaría el
pulso para enviar tras las rejas a los evasores.

Se hicieron las 2 de la mañana cuando llegó la hora de votar. A


pesar del largo debate, la suerte estaba echada. Fue 157 a 101 a
favor del nuevo “Impuesto a las Rentas Excesivamente
Elevadas”.

A pesar del cansancio, hubo aplausos y abrazos. La crisis


fiscal comenzaba a superarse y la mayor equidad social
quedaba garantizada.

.................................................................................

Al igual que en la historia anterior, sobran los políticos y


legisladores que, más allá del rol que tienen los impuestos
estrictamente como fuente de financiamiento del gasto
público, consideran que éstos son la herramienta indispensable
para tender a reducir la desigualdad social, quitándole a los
ricos para darle a los pobres.

67
De hecho, no son pocos los dirigentes que se sienten
profundamente identificados con el famoso héroe inglés,
Robin Hood.

Tiempo atrás, el mandamás de la llamada República


Bolivariana de Venezuela se autoproclamó el “Robin Hood
Bolivariano”, luego de utilizar sus poderes especiales para
lanzar un nuevo impuesto destinado a gravar solamente a 3000
contribuyentes de “gran capital”. Según sus dichos, la tasa les
quitaría a los ricos para darles a los más pobres, emulando a
quien Disney caracterizara como un zorro maestro en el arte
del arco y la flecha24.

Ahora lo cierto es que la identificación con Robin Hood no es


exclusiva de los delirios del cuestionado presidente
venezolano, sino que llega a los países supuestamente más
evolucionados del mundo. En Europa, existe un creciente
clamor a favor de la introducción de la denominada “tasa
Robin Hood” que, inspirada en la propuesta del economista
estadounidense James Tobin, busca gravar las transacciones
financieras, para destinar lo recaudado a “paliar los efectos de
la crisis y luchar contra la pobreza”25.

Ahora lo que evidentemente sucede con estos políticos y


militantes del estado grande es que no han sido cuidadosos en
la lectura de la historia del revolucionario inglés.

24 “Maduro tras nueva reforma de impuestos: ´Soy el Robin Hood bolivariano´”,


31 de diciembre de 2015, diario Emol. Disponible en:
http://www.emol.com/noticias/Internacional/2015/12/31/766238/Maduro-reforma-
por-decreto-impuesto-a-grandes-operaciones-financieras.html
25
La Tasa Robin Hood: el impuesto que sí queremos. 17 de mayo de 2015,
eldiario.es: http://www.eldiario.es/desigualdadblog/Tasa-Robin-Hood-impuesto-
queremos_6_388871123.html
68
Como explica el ingeniero y economista español Ignacio
Moncada26:

“Recomiendo un saludable ejercicio a todo aquel que utiliza


el argumento de Robin Hood para defender todo tipo de
impuestos: acérquense, aunque sea superficialmente, a la
leyenda del forajido inglés. ¿Quiénes eran sus enemigos?
¿Eran los empresarios y los prestamistas? Para nada. Era el
Príncipe Juan Sin Tierra. Su brazo ejecutor, el Sheriff de
Nottingham, no era un banquero, sino el recaudador de
impuestos. En una palabra, el enemigo era el Estado. Según la
leyenda, el problema era que el nivel de impuestos era tan
elevado que la gente vivía en la miseria. Robin Hood no
robaba a los ricos, sino que se dedicaba a devolver a sus
legítimos dueños el dinero previamente usurpado por los
prohibitivos impuestos”

Como se observa, la realidad es muy contraria a la que


imaginan los políticos y los legisladores.

En primer lugar, porque el objetivo de Robin Hood no era


sacarle a los ricos para darle a los pobres, sino restablecer la
justicia en la distribución de la riqueza. Y mientras que en la
época del Rey Juan Sin Tierra la riqueza se distribuía de
manera arbitraria gracias al poder de coacción del rey, en los
países con mercados que funcionan, la riqueza se distribuye de
manera voluntaria, en las operaciones mercantiles de todos los
días.

26
Moncada, Ignacio: “Robin Hood era libertario”. 18 de marzo de 2003, Instituto
Juan de Mariana. Disponible en: https://www.juandemariana.org/ijm-
actualidad/analisis-diario/robin-hood-era-libertario
69
En segundo lugar, porque incluso cuando el cobro de
impuestos pueda llevar a una distribución más igual del
ingreso, debe considerarse, primero, si esto es un objetivo
deseable en sí mismo. Segundo, si buscar obtenerlo no
generará consecuencias negativas sobre el conjunto de la
sociedad en general.

Ahora bien, es evidente que el objetivo del gobierno al cobrar


impuestos no es solamente redistribuir el ingreso, como está de
moda repetir en la actualidad.

¿Para qué existen los impuestos?

El rol de los impuestos es, en primer lugar, generar entradas


para el gobierno y así permitirle a éste llevar a cabo sus
diversas y crecientes tareas. Además, los impuestos también
sirven para regular los mercados, especialmente cuando se
destinan a desincentivar ciertos consumos, como el cigarrillo o
el alcohol. Por oro lado, también pueden buscar controlar los
precios de algunos productos, como cuando se establecen
retenciones a las exportaciones. Por último, también pueden
buscan blindar a los empresarios nacionales de la competencia
extranjera, cuando se imponen tarifas a las importaciones.

Estos objetivos están muy alejados de su función original. Si


nos guiamos por lo que escribiera la filósofa ruso-
norteamericana Ayn Rand, el único rol del gobierno debería
ser proteger los derechos individuales del hombre, con lo que
sólo sería necesario recaudar fondos para pagar por la policía y
la justicia27.

27
Rand, Aynd: La naturaleza del gobierno, en “La Virtud del Egoísmo” p. 153.
Editorial Grito Sagrado, Buenos Aires.
70
Frente a esta afirmación generalmente aceptada por el
liberalismo clásico, Murray Rothbard objetó que, incluso
cuando el gobierno efectivamente se limitara a defender los
derechos individuales, al cobrar impuestos para conseguir ese
objetivo ya estaría violando esos derechos, ya que para cobrar
impuestos debe imponérselo a quien los paga.

Así, a diferencia de lo que sucede en el mercado, donde el que


recibe ingresos lo hace a cambio de entregar un producto o un
servicio valorado por su cliente, el estado obtiene sus ingresos
a través de la coacción, lo que atenta contra la libertad y la
propiedad de las personas28.

Como se ve, el tema tiene una particular complejidad desde el


punto de vista ético y filosófico. Sin embargo, ahí no se agotan
los problemas.

Es que los impuestos tienen, además, enormes efectos sobre la


economía y la riqueza, presente y futura, de las personas que la
componemos.

La mochila fiscal

El caso es simple de entender si se piensa en ejemplos


extremos. La Unión Soviética o la China de Mao Tse Tung se
caracterizaron por ser economías donde los impuestos eran del
100%. En la práctica, no había ningún tipo de impuesto. Sin
embargo, dado que la propiedad era casi 100% estatal, todo lo
producido por los ciudadanos de esos países no les pertenecía
a ellos, sino que le pertenecía al gobierno, lo que es

28
Rothbard, Murray: “Hacia una nueva libertad” p. 38. Editorial Grito Sagrado,
Buenos Aires, 2006.
71
equivalente a establecer una impuesto del 100% de los
ingresos y la riqueza de la gente.

La existencia de semejantes tasas impositivas tiene un efecto


directo sobre los incentivos. ¿Cuál es el objeto de esforzarse
más, si todo lo que una persona pueda generar deberá
entregárselo obligatoriamente al gobierno?

Comprender este punto nos ayuda a comprender los motivos


del fracaso de los experimentos socialistas extremos como los
que vivieron China, Rusia, sus países satélites e incluso Cuba.
En comparación con los países capitalistas, el retraso en
términos de crecimiento, calidad de vida e innovación
tecnológica ha quedado más que expuesto una vez que todas
estas sociedades comenzaron progresivamente a abrirse
derribando muros.

Ahora sin necesidad de llegar a casos extremos es evidente que


una mayor carga tributaria afecta los incentivos a acumular
capital, producir y, por tanto, reduce nuestras posibilidades de
conseguir empleo y consumir más y mejor en el tiempo.

Los impuestos, en este sentido, son como una gran mochila


que pesa sobre el sector productivo de la economía. Si esa
mochila es relativamente liviana (impuestos bajos), la
economía podrá moverse con mayor facilidad, pero si la
mochila es pesada (impuestos altos), entonces veremos mayor
estancamiento y menores niveles de riqueza.

Numerosos estudios empíricos demuestran este punto. Según


la compilación realizada por el economista norteamericano

72
Robert Murphy, es claro que existe una relación inversa entre
crecimiento económico y carga impositiva29:

“Padovano y Galli (2001), por ejemplo, utilizaron datos de 23


países de la OCDE desde 1951 a 1990 y encontraron que las
elevadas tasas marginales y la progresividad fiscal se
asociaban negativamente al crecimiento económico de largo
plazo. En un estudio del 2002, los mismos investigadores
estimaron que un incremento de 10 puntos porcentuales de las
tasas impositivas marginales, reducían la tasa anual de
crecimiento económico en 0,23 puntos porcentuales.

Engen y Skinner (1996) encontraron una relación doblemente


fuerte. Analizaron más de 20 estudios sobre tasas impositivas
y crecimiento económico tanto en los Estados Unidos como en
el exterior. Concluyeron que ‘una reforma impositiva de
magnitud, que reduzca todas las tasas marginales en cinco
puntos... incrementaría el crecimiento de largo plazo entre 0,2
y 0,3 puntos porcentuales’.

Young Lee y Roger Gordon (2005), llegaron a una conclusión


similar concentrándose en los impuestos corporativos.
Utilizando datos de 70 países para el período 1970-1997,
encontraron que una reducción de diez puntos en los
impuestos corporativos elevaba el crecimiento económico de 1
a 2 puntos porcentuales por año. Este hallazgo es
sorprendente. Un incremento de 1 a 2 puntos no se suma a lo
largo del tiempo, sino que es exponencial. A lo largo de 20

29
Murphy, Robert P.: “What Economic Research Says About Fiscal Austerity and
Higher Tax Rates”. The Library of Economics and Liberty, 7 de enero de 2013.
Disponible en:
http://www.econlib.org/library/Columns/y2013/Murphytaxrates.html
73
años, un punto adicional de crecimiento económico
incrementa el PBI real del país en un 22%.”

En Suecia también pasa

Frente a los argumentos teóricos y empíricos que muestran el


impacto negativo de los impuestos sobre la actividad
económica, muchos suelen argumentar que en los países
nórdicos, como Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia, las
altas tasas impositivas no han hecho nada para impedir el
crecimiento o evitar que esos países se ubiquen en las primeras
posiciones de los índices que miden la riqueza y la calidad de
vida a nivel mundial.

Sin embargo, esta lectura es una interpretación sesgada de la


realidad. En primer lugar, porque la correlación no implica
causalidad. Es decir, que un buen nivel de vida conviva con
una elevada carga tributaria no quiere decir que los impuestos
sean la fuente de la prosperidad. En segundo lugar, porque la
historia de los países nórdicos no es tan excepcional como
suele afirmarse.

En su obra “Scandinavian Unexeptionalism”, el investigador


sueco Nima Sanandaji explica que el crecimiento de los países
nórdicos, especialmente Suecia y Dinamarca, se explica
principalmente por el desarrollo de un marco favorable al libre
mercado que prevaleció desde 1870 hasta bien entrado el siglo
XX.

Como resultado de este ecosistema económico, Suecia ostentó


la tasa de crecimiento anual más elevada de todos los países
europeos industrializados de la época (Austria, Bélgica,
Dinamarca, Alemania, Austria, Reino Unido, Francia) para el

74
período comprendido entre 1870 y 1936. Sin embargo, con la
llegada de políticas intervencionistas que incrementaron el
gasto público y los impuestos, la tasa de crecimiento cayó.
Desde 1936 a 2008, Suecia ocupó el puesto 13 entre los 28
países más desarrollados.

Lo mismo le sucedió a Dinamarca, que hasta 1924 exhibió la


sexta tasa de crecimiento más elevada entre los países
desarrollados, para pasar a ocupar la decimosexta posición
luego del cambio hacia un modelo de altos impuestos y estado
grande.

En el caso de Suecia, si bien el cambio de modelo hacia un


intervencionismo mayor comenzó en 1936, lo cierto es que se
radicalizó en la década del ‘70, cuando la carga tributaria pasó
a ser una de las más altas del mundo. El efecto de esta
radicalización sobre la innovación y la creación de empresas
fue marcado. Como explica Sanandaji30:

“En el año 2004, 38 de las 100 empresas de mayor


facturación en Suecia eran fruto de la función empresarial del
país, habiendo comenzado como negocios privados dentro de
las fronteras. De estas empresas, 21 habían sido fundadas
antes de 1913. Además, 15 se habían fundado entre 1914 y
1970. Solo dos habían iniciado sus actividades después de
1970. Si las 100 compañías más grandes se clasificaran de
acuerdo a la cantidad de personal contratado, entonces
ninguna de ellas habría sido fundada en el período posterior a
1970.”

30
Sanandaji, Nima: “Scandinavian Unexeptionalism”, p. 23, Institute of Economic
Affairs. Londres, 2015.
75
Otra cuestión a destacar cuando se utiliza el ejemplo nórdico
para defender los impuestos elevados es que no es lo mismo
sacarle a una persona 45% de su ingreso en impuestos si esa
persona ingresa $ 10.000 o si ingresa $ 100.000.

En el primer caso, el estado solamente estaría dejándole $


5.500 al individuo para sus gastos de consumo luego de pagar
impuestos, mientras que en el segundo caso, el dinero que se le
deja es sustancialmente mayor.

Así, resulta al menos curioso que los mismos que sostienen


que a los más ricos deben cobrárseles más impuestos que a los
más pobres, defiendan al mismo tiempo que los países ricos
(Suecia, Noruega, Dinamarca) tengan la misma presión
tributaria que los países más pobres como Argentina, cuyo
ingreso anual per cápita es un 25% del de Suecia o Dinamarca.

Dimensionando el peso de los impuestos

Una medida tradicionalmente utilizada para medir el peso de


los impuestos sobre la sociedad es la recaudación tributaria
sobre el PBI. El indicador muestra cuánto, en porcentaje, se
lleva el estado en concepto de impuestos por cada peso
producido por la economía.

Si el Producto Bruto Interno de un país es de $ 5 billones y la


presión tributaria es del 35%, esto quiere decir que los
ingresos totales del estado fueron $ 1,75 billones, o que, por
cada peso producido, hubo que entregarle al estado 35
centavos.

En el mundo existe una gran dispersión entre las cargas


tributarias de los diferentes países. Como mencionábamos

76
anteriormente, los países escandinavos son famosos por tener
altos niveles de recaudación sobre el producto, mientras que
los países anglosajones o latinoamericanos tienen una carga
menor.

Cuadro 2.1 - Presión fiscal (2015)


53,9%

60%
51,7%

48,7%

46,7%

50% 38,1%

36,0%

35,5%

34,8%

32,2%
40%

28,9%

26,8%
30%

20%

10%

0%
Australia
Noruega

Suecia

Argentina OJF

Uruguay
Reino Unido
Dinamarca

Colombia
Canada

Argentina

Estados Unidos

Elaboración propia en base a FMI y Centro de Estudios Económicos de


Orlando Ferreres y Asociados

En el gráfico anterior puede observarse que la excepción es el


caso argentino. Si tomamos los números que divulga el FMI,
el país posee una carga tributaria del 35,5% del PBI, por
debajo de los países nórdicos, pero al mismo nivel que
77
Australia, Estados Unidos o el Reino Unidos, todas naciones
largamente más ricas que la nuestra. La magnitud del peso de
la recaudación sobre el PBI crece considerablemente si
tomamos las estimaciones del Centro de Estudios Económicos
de Orlando Ferreres, que nos sitúa solo unos puntos por debajo
de Suecia.

Ahora si bien la “foto” es preocupante, más delicada aún es la


“película”. Es que si se presta atención a la evolución de la
presión tributaria en Argentina, se encuentra que ésta no ha
parado de subir durante los últimos años. En el año 2000, la
recaudación de impuestos equivalía al 20,5% del PBI. Al año
siguiente y en el 2002, la recaudación cayó producto de la
crisis. Sin embargo, desde el año 2003 la carga tributaria total
pasó de 21,7% al 35,5%, elevándose nada menos que en 14
puntos porcentuales. Para el Centro de Estudios OJF, el
incremento ha sido de 16,6 puntos, ya que toman como punto
de partida una recaudación del 30,1% del PBI en 2003.

Este considerable incremento se debió a la imposición de


retenciones a la exportación luego del estallido de 2001, a la
estatización de los fondos privados de pensión, y también al
incremento en la recaudación del impuesto a las ganancias,
pero no producto de un crecimiento real de las ganancias de
las empresas y los ciudadanos, sino por el efecto de la
monumental inflación combinada con unas escalas y un
mínimo no imponible que ha ignorando la suba del costo de
vida.

Para que se comprenda este último punto podemos utilizar un


ejemplo. Supongamos que el gobierno cobra el 15% a los

78
ingresos superiores a $ 1.000, 20% a lo ingresos superiores a
$2.000 y 25% a los ingresos superiores a $ 3.000.

En épocas de alta inflación, es evidente que si un ciudadano


cobraba $ 1.000 en un año determinado, al cabo de dos o tres
años comenzará a cobrar $ 2.000, más allá de que ese nuevo
monto le sirva para comprar la misma canasta de bienes que
adquiría cuando ingresaba solo $ 1.000. El gobierno, al no
modificar las escalas del impuesto, sin embargo, está cobrando
una tasa impositiva mayor sobre una “ganancia” que, en
realidad, no es tal, ya que los ingresos siguen siendo los
mismos en términos reales. Así, este manejo del estado ha
funcionado como un fuerte incremento de la presión que ejerce
el impuesto a las ganancias sobre todos los sujetos al mismo.

Para dimensionar aún más el peso que tienen los impuestos


sobre la gente, podemos dividir la recaudación tributaria total
por la cantidad de habitantes que tiene el país. Si tomamos
datos del año 2015, encontramos que la recaudación totalizó $
1,77 billones, lo que dividido por los aproximadamente 42
millones de habitantes, resulta en un costo total de $ 41.800
anuales. Medido en dólares, el monto asciende a USD 3.110 al
año por habitante31.

Ahora bien, lo cierto es que del total de habitantes, solo un


número menor se encuentra con capacidad legal y física para
trabajar. En este sentido, si reducimos la cantidad total de
personas a aquéllas que poseen entre 16 y 65 años, obtenemos
31
El tipo de cambio se calculó en base al dólar oficial de los últimos días de
diciembre y luego al dólar paralelo del resto del año corregido por la diferencia
entre el oficial y el paralelo luego de la eliminación de las restricciones cambiarias.
Así, se tomó el promedio del dólar paralelo en 2015 y se lo multiplicó por 0,955,
resultado de dividir el dólar oficial post liberación cambiaria, por el dólar paralelo
en el mismo período.
79
que el peso del estado ascendió en 2015 a $ 69.960 anuales, lo
que equivale a USD 5.205 por año.

De acuerdo a las estimaciones de Ferreres, este monto se


elevaría a USD 5.900 dólares anuales per cápita y a USD
9.800 por ciudadanos en edad de trabajar. Por supuesto, todo
esto deja de lado el exceso de gasto que hoy se financia con
deuda e inflación, lo que también termina pagando la gente.

Impuestos, impuestos y más impuestos

Otra cuestión a tener en cuenta respecto de los impuestos es la


cantidad existente y la complejidad del sistema. El Reporte
Doing Business del Banco Mundial no solo mide los montos
que las empresas deben entregar en la forma de impuestos,
sino también el tiempo en horas al año y la facilidad, o no, que
tiene un sistema para que se efectúe el pago de las
obligaciones tributarias. En este sentido, es evidente que un
sistema sencillo de pocos tributos será más amigable que uno
de muchos tributos y exceso de “papeleo”.

En nuestro país la cantidad de impuestos a pagar es


abrumadora. Según un estudio del economista rosarino
Antonio Margariti, el número total de impuestos en Argentina
es de nada menos que 96, que están compuestos por 45
impuestos nacionales, 28 impuestos provinciales y 23
impuestos que recaudan los municipios32.

Los 45 impuestos nacionales que encontró Margariti los


detallamos a continuación:

32
Margariti, Antonio I.: “Los límites del estado populista: tratado crítico de
hacienda pública”. Bolsa de Comercio de Rosario, 2012.
80
1. Impuesto a las ganancias de personas físicas
2. Impuesto a las ganancias de sociedades
3. Impuesto a la ganancia mínima presunta
4. Impuesto a los bienes personales
5. Monotributo
6. Impuesto a ganancias no-realizadas, al prohibir el “ajuste
de balances por inflación”
7. Impuesto por ajustes en los precios de transferencias
8. Retenciones por exportaciones agrícolas
9. Otros Derechos de exportación
10. Derechos de importación
11. Tasas de aduana
12. Tasa de estadística
13. Impuesto sobre fletes marítimos
14. Impuesto a la transferencia de inmuebles de personas
físicas
15. Impuesto sobre débitos y créditos bancarios
16. Percepción aduanera de IVA importación y Ganancias
importación
17. IVA sobre servicios al 27 %
18. IVA sobre compras al 21 %
19. IVA sobre compras al 10,5 %
20. Impuesto para el Fondo de Educación y Promoción
Cooperativas
21. Impuestos internos
22. Impuesto adicional de emergencia cigarrillos
23. Impuesto p/ fomento de la actividad cinematográfica
(INCAA)
24. Impuesto a los videogramas grabados.
25. Impuesto a premios de sorteos y concursos deportivos.

81
26. Impuesto del CONFER a transmisiones de radio y
televisión
27. Tasa de kerosene, gas-oil y diesel-oil
28. Impuesto a los combustibles líquidos y gas natural (ex -
ITC)
29. Impuesto específico al gas-oil (IESP)
30. Tasa de infraestructura hídrica a la nafta y al GNC
31. Recargo impositivo al GNC (D. 786/02)
32. Cargo por sobre-consumo de gas y electricidad (PURE
Plan Uso Racional Energía)
33. Impuesto sobre tarifas de peajes en autopistas.
34. Impuesto a telefonía celular (Ente Alto Rendimiento
Deportivo).
35. Impuesto a la tecnología electrónica producida extrazona
(Tierra del Fuego).
36. Retenciones sobre salarios para ANSES, Obras Sociales y
Sindicatos
37. Retenciones sobre salarios para PAMI
38. Cuotas del ahorro jubilatorio expropiado (ex AFJP)
39. Contribuciones patronales para ANSES, Obras Sociales y
Sindicatos
40. Contribuciones patronales para PAMI
41. Contribuciones para asignaciones familiares
42. Previsión de indemnizaciones por despidos
43. Cargo en previsión de doble indemnización
44. Contribuciones a ART y previsión por demandas civiles en
casos de accidentes de trabajo.
45. Aportes para Fondos gremiales de desempleo.

Semejante cantidad de impuestos diferentes (y recuérdese que


solamente citamos los impuestos nacionales), exige una
enorme cantidad de leyes en las cuales estén basados. Según
82
Margariti, “el régimen tributario argentino consta de 64.390
artículos sancionados en los últimos 6 años por leyes, decretos,
decretos reglamentarios, decretos rectificativos, decretos
interpretativos, resoluciones de la AFIP, resoluciones de la
DGI, resoluciones del Ministerio de Economía, aplicativos
informáticos, instructivos fiscales, regímenes de información
obligatoria, sistemas de retención y percepción, normas de
Aduana y disposiciones de las Direcciones de Rentas
provinciales y municipales”

Así, el sistema impositivo argentino se transforma en una


verdadera maraña legal imposible de comprender por el
ciudadano de a pie. En este contexto, no extraña que el Banco
Mundial considere que en nuestro país se necesiten 405 horas
por año para lidiar con las obligaciones tributarias, cuando el
promedio de la OCDE es de 177.

Lo que estado le saca a los trabajadores

Hasta aquí hemos analizado algunos indicadores tradicionales


para estimar la carga de los impuestos sobre la economía
argentina y la sociedad. Queda claro por el análisis que la
presión tributaria tiene niveles elevados en términos
internacionales y también que el sistema es un verdadero caos
administrativo. Sin embargo, todavía falta analizar cuánto
afecta la presión tributaria para el que verdaderamente cumple
con sus obligaciones.

Es que, si bien es un indicador ampliamente utilizado, la


recaudación tributaria sobre el PBI no muestra realmente el
peso que tienen los impuestos sobre el sector formal de la
economía.

83
Para explicarlo de manera sencilla, no todos los miembros de
una sociedad pagan sus impuestos. De esta forma, la carga del
sector público es llevada adelante solamente por la economía
formal, por lo que se vuelve relevante analizar cuánto paga
mensualmente un empleado en relación de dependencia en
concepto de impuestos y cargas que obliga el estado a realizar.

Si tomamos como ejemplo a un ciudadano que en enero de


2016 tenía un salario bruto de $ 10.000, debemos considerar
todo aquello que el estado obliga a retener de ese haber en
concepto de Jubilación, Obra Social, y aportes al Instituto
Nacional de Servicios para Jubilados y Pensionados. Por otro
lado, también hay un monto que se le exige a las empresas,
compuesto por aportes a la jubilación, al Fondo Nacional de
Empleo, a la Administración Nacional del Seguro de Salud,
obra social y asignaciones familiares.

Lo que se le descuenta al empleado también debe considerase


como un impuesto que paga el trabajador. Es que, para el
empresario, todo lo erogado constituye el costo laboral, por lo
que le da lo mismo si tiene que dárselo íntegramente al
trabajador o al estado. En este sentido, es válido pensar que,
sin imposiciones de ningún tipo, el trabajador podría recibir el
“Ingreso Total” que figura en el cuadro de la página siguiente,
en lugar de recibir, en mano, el salario neto.

Una vez hechos los descuentos pertinentes, debe considerarse


el Impuesto a las Ganancias que recae sobre las personas

84
físicas que se encuentran en relación de dependencia y,
finalmente, el IVA sobre sus consumos33.

Como se observa en el cuadro de la página siguiente, un


empleado que cobra $ 10.000 brutos mensuales, enfrenta una
carga tributaria total equivalente al 42,8% de sus ingresos
totales. Es decir, por cada $ 100 que podría cobrar en ausencia
de intervención, debe conformarse con solo $ 57,2.

El caso se agrava para ingresos más elevados. Si un empleado


tiene un salario bruto de $ 20.000, entonces la mordida estatal
asciende al 46,3% de su Ingreso Total, mientras que si su
salario bruto trepa a $ 30.000, entonces el estado se llevará
más de la mitad, el 54%.

Si bien estas cifras son estimaciones del peso del estado sobre
los salarios de los argentinos, debe mencionarse que solo
consideramos los impuestos nacionales más relevantes,
dejando otros de lado.

33
Para estimar el consumo consideramos que el individuo del Caso 1, destinaba a
consumir el 90% de su ingreso, mientras que el Caso 2 destinaba 80% y el tercer
caso, solo el 70%. Además, se consideró un IVA promedio de 17%, lo que resulta
de hacer un promedio ponderado entre el IVA de 21% y el IVA de 10,5% con el
que se gravan algunos productos específicos.
Cabe destacar en esta nota que no es generalmente aceptado el hecho de que sea el
consumidor quien pague el Impuesto al Valor Agregado. En su obra “Man,
Economy and State”, el economista norteamericano Murray Rothbard considera
que, dado que los precios no están determinados por el costo de producción,
entonces no puede afirmarse que un impuesto a las ventas (que afecta el costo de un
producto), pueda generar el aumento de los precios, de manera que sea totalmente
pagado por el consumidor. Sin embargo, admitido este punto, sí acepta Rothbard
que, a través de la reducción de la rentabilidad empresaria, haya menos productos
ofrecidos en el mercado, lo que efectivamente incremente sus precios. Véase
Rothbard, Murray: “Man, Economy and State: Scholar’s Edition” p. 1156 y ss.,
Ludwng von Mises Institute, segunda edición, 2009.
85
Caso 1 Caso 2 Caso 3
Salario Bruto (1) 10.000 20.000 30.000
Aportes Patronales (2) 2.296 4.592 6.888
Jubilación (10,2%) 1.017 2.034 3.051
Ley 19032 (1,5%) 150 300 450
Asignaciones Familiares 440 880 1.320
Salud (ANSSAL) 400 800 1.200
FNE 89 178 267
Obra Social 200 400 600
Aportes Personales (3) 1.700 3.400 5.100

86
Jubilación (11,0%) 1.100 2.200 3.300
Ley 19032 (3,0%) 300 600 900
Obra Social (3%) 300 600 900
Aportes Patronales + Personales 3.996 7.992 11.988
Ingreso Total (1 + 2) 12.296 24.592 36.888
Salario Neto (1-3) 8.300 16.600 24.900
Ganancias 0 1.134 4.959
Gastos de Consumo 7.470 13.280 17.430
IVA Promedio (17%) 1.270 2.258 2.963
Total Impuestos 5.266 11.384 19.910
Impuestos / Ingreso Total 42,8% 46,3% 54,0%
Impuestos / Salario Neto 63,4% 68,6% 80,0%
Según las estimaciones del Instituto Argentino de Análisis
Fiscal34, la carga tributaria sobre el sector formal es aún mayor
si se consideran otros impuestos nacionales, provinciales y
municipales. De acuerdo con sus cálculos, la mordida fiscal es
del 47,3% si el individuo tiene un salario bruto de $ 14.907;
54,7% si el individuo ingresa en términos brutos $ 32.307; y
61,6% si el individuo tiene un salario bruto de $ 67.810.

La Gran Regulación

Los políticos saben perfectamente que a la ciudadanía no le


gusta pagar impuestos. Sin embargo, también saben que toda
la estructura burocrática depende, en última instancia, de lo
que los miembros de la comunidad paguen de manera coactiva
al gobierno en cumplimiento de sus obligaciones tributarias.

Es por esto que, últimamente, los impuestos se imponen con la


excusa de generar mayor igualdad, apelando al sentimiento de
solidaridad y, por qué no, culpa, de gran parte de la
ciudadanía.

Los que defienden los impuestos altos y el estado grande, a


menudo lo hacen exhibiendo todo lo que el estado “da” a
cambio de esos pagos. Es decir, la construcción de rutas, la
provisión de seguridad, o los “gratuitos” servicios de salud,
educación, jubilaciones, pensiones y subsidios de todo tipo.

Lo que ignoran, sin embargo, es que los impuestos constituyen


un enorme peso para la economía y una gran traba para que el

34
Instituto Argentino de Análisis Fiscal: “La carga tributaria argentina representa
entre un 47% y un 62% del ingreso total de una familia asalariada – Informe
Económico N°320”, 12 de julio de 2015. Disponible en:
http://www.iaraf.org/index.php/informes-economicos/carga-tributaria-provincial-y-
municipal/82-informe-economico-n-320
87
sector privado crezca de manera dinámica, generando nuevos
productos y servicios, de mejor calidad, a mejores precios, y
dando lugar a la creación de nuevas fuentes de trabajo
genuino. El caso argentino tiene la particularidad de que,
encima que la carga tributaria es excesivamente elevada, los
mencionados servicios públicos muestran una calidad
asombrosamente mala en relación a países con cargas
tributarias similares.

En este marco, el pensamiento del legislador debería ser


totalmente contrario al vigente: la maraña legal debe
simplificarse, eliminando por completo una gran cantidad de
impuestos en todos los niveles.

Además, las tasas impositivas deben reducirse, ya que como


muestran los estudios mencionados, es la mejor forma de,
atrayendo a las empresas, la economía crezca a ritmos
superiores y vayamos acercándonos a los países del primer
mundo en nuestro grado de desarrollo.

88
Huyendo del Monstruo
Habían pasado unos cuantos meses desde la sanción del
“Impuesto a las Rentas Excesivamente Elevadas”. Sin
embargo, la tensión continuaba y crecía a medida que pasaban
los días.

La Administración Federal de Ingresos Públicos anunciaba


mes tras mes la recaudación fiscal. Subía gracias a la inflación,
pero en términos reales la dirección era exactamente la
opuesta. El gravamen propuesto por el diputado no recaudaba
lo que se había proyectado. De los $ 120.00 millones que se
esperaban en el año, solo habían ingresado $ 2,5 millones
luego de cinco meses de vigencia. Era claro que la meta estaba
lejos de ser alcanzada.

Los legisladores se volcaron a escuchar al parlamentario


opositor, quien había pronosticado este desenlace, aunque
incluso él sostenía que los números lo habían sorprendido
sobremanera.

Cuando explicó su punto de vista respecto de este tema, hizo


referencia a un viejo economista norteamericano, quien había
enunciado una vez que, pasado cierto punto, una mayor carga
tributaria o una nueva suba de impuestos no generaría mayor
recaudación, sino, paradójicamente, una menor. Entre los
motivos de este paradójico fenómeno se encontraba, claro, la
evasión fiscal.

Nuestro amigo diputado pidió la palabra.

89
“¡Ése es nuestro problema! Bata de repetir que tenemos un
gobierno que gasta demasiado, que el problema es la
voracidad fiscal, que todo se arregla quitando al estado del
medio y regresando a la época de las cavernas.

El problema aquí es esa gente que en lo único que piensa es


en su bolsillo, en sus casa de veraneo, en sus compras en
Miami, en su ropa barata traída de afuera, en su auto cero
kilómetro importado, en su, su, su, y solo en lo suyo, pero
nunca en lo nuestro, en lo de todos, ¡en el pueblo!”

Su propuesta fue concreta y, para fundamentarla, también citó


a un economista. Esta vez a uno más joven, más aggiornado
con los tiempos que corren y de origen francés. La solución a
la crisis fiscal pasaba por librar la batalla frontal contra los
paraísos fiscales, esas cuevas donde se esconden los grandes
evasores de todo el mundo. Para el bloque oficialista, eran los
paraísos fiscales los que estaban conspirando contra las
finanzas de la nación, no otra cosa.

Pero no todo acababa ahí, porque así como había que


arremangarse para luchar contra los enemigos de afuera,
quienes se ubicaban en las Islas Caimán, Seychelles, Mónaco,
Bahamas, Andorra y otros exóticos destinos, también habría
que librar la lucha contra los evasores de adentro.

“Con el mismo ímpetu con el que nos uniremos a los


organismos internacionales en la lucha contra los paraísos
fiscales, también iremos tras los evasores locales, los que
venden sin entregar ticket, los que no declaran sus ingresos, y
los empresarios inescrupulosos que no blanquean a sus
empleados. ¡La economía en negro se termina hoy mismo!”

90
Concluyó.

.................................................................................

Matt Groening nació en 1954, hijo de Margaret Wiggum y


Homer Philip Groening en la ciudad de Portland, en Estados
Unidos. Desde muy temprana edad dibujó caricaturas, pero su
camino a la fama se inició cuando en 1985, James L. Brooks le
propuso transformar sus caricaturas en una serie de dibujos
animados. Por miedo a perder los derechos de autor que tenía
sobe sus creaciones previas, Groening decidió inventar una
nueva familia, a la que llamó “Los Simpsons”, cuyo personaje
principal llevaría el nombre de su padre, Homero.

Desde su debut oficial en 1989, se emitieron más de 550


capítulos de la tira y la misma cumplió en el 2015 su
temporada número 25. Traducida a una multiplicidad de
idiomas y seguida por millones de fanáticos a nivel mundial,
Los Simpsons son una serie animada que ironiza sobre casi
todos los temas habidos y por haber. Si bien su foco es la
sociedad norteamericana, no hay quien no se sienta
identificado con los episodios difundidos por la cadena Fox.

Probablemente sea este el caso del capítulo en que Bart y Lisa


(dos de los hijos de Homero y Marge) comienzan un
emprendimiento de venta de limonada en la puerta de su casa
de la Avenida Siempreviva, en la ciudad de Springfield.

En un stand de madera prolijamente armado y con un gran


cartel que decía “Limonada”, Bart y Lisa invitan a sus vecinos
a comprar el producto que están ofreciendo. Después de probar
algunas estrategias de venta poco ortodoxas (como cuando
Bart afirma que si no le compran limonada golpeará a su

91
hermana), surge la idea de poner un dólar en un jarro, como
prueba (aunque falsa), de que alguna venta ya se había
realizado. Este truco es suficiente para que el barrio se
enloquezca por comprar la limonada ofrecida por los hermanos
Simpsons.

Sin embargo, el éxito comercial dura poco. En un momento


dado, irrumpe en escena un empleado de la Secretaría de
Comercio de Springfield, quien ordena terminar todas las
transacciones y exige a los hermanos la licencia que autorizaba
a vender limonada.

Rápidamente, luego de admitir que ninguno de los dos contaba


con la licencia exigida, Bart intenta sobornar al funcionario,
aunque éste se rehúsa a aceptar la coima y ordena cerrar el
establecimiento hasta tanto no se obtuviera del gobierno el
permiso para vender. Acto seguido, el stand es destruido por
los agentes especiales de la Secretaría.

En la escena siguiente, Bart y Lisa acuden a la dependencia


oficial, donde una larga fila se forma detrás de un empleado
que prefiere hacer crucigramas antes que atender a la gente.

Con su característica ironía, este capítulo de Los Simpsons


ilustra a la perfección lo que sucede con las regulaciones
estatales que buscan controlar y supervisar todas las
actividades comerciales, pero terminan convirtiéndose en un
verdadero muro a sortear cuando se desea emprender.

Ahora lo que sucede con las regulaciones y los impuestos es


que, cuando son excesivamente onerosos, tanto en dinero,
como en tiempo, surgen incentivos naturales a evitarlos.

92
Entre las estrategias más comunes para evitar estos sistemas
encontramos tres que destacan sobre el resto: la corrupción, la
economía informal y los paraísos fiscales.

En este capítulo nos dedicaremos a explicar cada una de ellas.

La corrupción

Cuando el inspector de la Secretaría de Comercio de


Springfield se aproxima al puesto de limonadas de Bart y Lisa
exigiendo su licencia para vender, la primera actitud que toma
Bart es la de ofrecer, de manera disimulada, una coima al
inspector. Si bien en el caso retratado, el inspector rechaza la
coima, lo cierto es que en la realidad esto puede no suceder.

En general, pasa que frente a las crecientes exigencias de los


funcionarios, aparece un creciente nivel de corrupción.

De hecho, existe una relación inversa entre el grado de


percepción de corrupción en los países y su grado de libertad
económica. Un estudio de los profesores Rajeev Goel y
Michael Nelson busca dilucidar si una mayor libertad
económica y política tiene el efecto de reducir la corrupción en
un país determinado35. De acuerdo a su análisis:

“… mientras que tanto la mayor libertad económica como


política contribuyen a la reducción de la corrupción, los
beneficios son mayores cuando los controles a la economía se
relajan.”

35
Goel, Rajeev K. y Nelson, Michael A.: “Economic Freedom versus Political
Freedom: Cross-Country Influences on Corruption”, Australian Economic Papers,
Junio de 2005. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/4988308.
93
Para Goel y Nelson, existen factores dentro de la libertad
económica que contribuyen más que otros, como por ejemplo
la política monetaria y la reducción de la inflación, así como
las menores regulaciones en el sector financiero y la
inexistencia de mercados negros.

Los hallazgos de estos autores no deberían sorprender al


observador argentino. Luego de años de híper-
intervencionismo y regulaciones por doquier, tenemos una
sociedad que convive con la corrupción como algo natural.
Además, en las últimas décadas han sido numerosos los
escándalos de este tipo, todos los cuales involucran, de una u
otra forma, a un funcionario público.

Entre los más resonantes, y por orden cronológico, podemos


mencionar el caso de Siemens y los documentos de identidad,
el caso IBM-Banco nación, las coimas en el senado y “la
Banelco”, los sobreprecios en el caso Skanska, la compra de
tierras fiscales en El Calafate, las coimas de Ricardo Jaime, las
licitaciones ganadas por Lázaro Báez y las habitaciones vacías
que alquilaba su empresa en los hoteles de Cristina Fernández
de Kirchner, el caso Ciccone, el “Plan Qunita” y un sinfín de
investigaciones por enriquecimiento ilícito de una gigantesca
cantidad de funcionarios públicos de todos los gobiernos.

Ahora bien, frente a este escenario uno podría pensar que los
argentinos tenemos un “gen” de la corrupción; o que nuestra
herencia cultural nos convierte en lo que somos; o bien que el
clima templado tiene algún efecto sobre nuestra ética y nuestro
comportamiento diario. Sin embargo, nada de eso es relevante
a la hora de analizar la problemática de la corrupción.

94
Lo que todas las personas, en cualquier parte del mundo hacen
antes de tomar una acción determinada, es un análisis de costo
y beneficio. Esto no quiere decir que cada acción exija de un
largo proceso de meditación, con una calculadora, una planilla
de Excel o un lápiz y un papel. En ocasiones, este proceso de
análisis puede tomar solamente unos segundos, pero lo cierto
es que cuando alguien tiene que optar por tomar el camino A o
el camino B, generalmente elegirá aquella vía que le reporte
más beneficios. O sea, donde las satisfacciones de haber
elegido esa alternativa superen por mayor diferencia a los
padecimientos.

En este contexto, si para ganar una licitación pública, armar un


proyecto competitivo, con bajos precios y buena calidad de
servicio, resulta más oneroso que simplemente ofrecerle un
“buen trato” a quien está encargado de adjudicarla, claramente
que se terminará optando por esta reprochable segunda
alternativa.

Lo mismo sucede cuando las regulaciones, la burocracia y el


papeleo hacen demasiado tortuoso el camino para establecer
un emprendimiento de manera legal o los impuestos se
vuelven impagables. En estos contextos adversos, no debería
sorprender que los emprendedores acudan a la coima para
“aceitar los trámites”, o bien para que los supervisores y
controladores no hagan su trabajo como deberían.

Este tema fue estudiado por el catedrático español Jesús


Huerta de Soto, que en su libro “Socialismo, Cálculo

95
Económico y Función Empresarial” se refiere al efecto
corruptor del intervencionismo económico36.

Para Huerta de Soto, cuando los favores especiales que se les


ofrecen a los funcionarios tienen el objetivo de agilizar los
trámites, la actividad corrupta es de tipo “defensivo”:

“Esta actividad corruptora es de tipo defensivo, pues actúa


como una verdadera ‘válvula de escape’ y permite una cierta
minoración del daño social que genera el socialismo,
pudiendo tener el positivo efecto de hacer posible el
mantenimiento de unos vínculos sociales mínimamente
coordinadores, incluso en los supuestos de agresión socialista
más agudos”

La idea detrás de este esquema puede ilustrarse volviendo al


ejemplo del puesto de limonada en Springfield.

Si clientes y vendedores estaban contentos con el “vínculo


social” que habían establecido, la prohibición de parte del
órgano de control no hace más que destruir ese vínculo, por lo
que la corrupción de carácter defensivo serviría para evitar esa
destrucción, algo beneficioso para los miembros de la
comunidad. Obviamente, una mejor solución sería no tener
que vivir con la amenaza permanente de dicha destrucción. Es
decir, con un mayor grado de libertad.

36
Huerta de Soto, Jesús: “Socialismo, Cálculo Económico y Función Empresarial”
p. 118 y ss. Unión Editorial, Madrid, 1992.
96
La economía sumergida

Mohamed Bouazizi era un joven de 26 años que se dedicaba a


la venta minorista de frutas y vegetales en las calles de Sidi
Bouzid, en Túnez.

Todos los días, Mohamed pasaba por el mercado a comprar


frutas y verduras que luego vendía en un espacio
específicamente seleccionado frente a la oficina municipal. A
temprana edad, este joven tunecino tenía que alimentar a su
familia, compuesta por su madre, su tío y sus hermanos.

Como muchos otros pequeños empresarios de la región,


Bouazizi era parte de lo que llamamos la economía informal,
ya que no estaba legalmente registrado, ni pagaba impuestos
por sus ventas ni aportaba a algún régimen jubilatorio estatal.

En este mundo, el joven comerciante sobrevivía con 73 dólares


mensuales, pero además tenía que cargar con el acoso
permanente de las autoridades locales, quienes
aprovechándose de su situación de “ilegal”, solían confiscarle
sus bienes o bien tomarlos sin permiso como si fueran suyos
sin entregarle nada a cambio. Obviamente, también le exigían
coimas que detestaba pagar.

El 17 de diciembre de 2010, Bouazizi fue acusado de cometer


una infracción, motivo por el cual entró en una disputa con los
inspectores locales, quienes decidieron confiscarle toda su
propiedad: unas bananas, unas manzanas y una balanza
electrónica, todo valuado en 225 dólares. Para colmo de males,
una policía le propinó un golpe en el rostro. Finalmente, y
luego de reclamar por una hora la devolución de su propiedad,

97
la desesperación de Mohamed lo llevó a rociarse con Thinner
y prenderse fuego.

Durante los siguientes sesenta días, al menos 63 hombres y


mujeres en condiciones similares a las de Bouazizi
procedieron de la misma forma en Algeria, Egipto, Marruecos,
Arabia Saudita y Siria. Solamente 26 lograron sobrevivir.
Mohamed Bouazizi no fue uno de ellos.

Los hechos que siguieron a estas acciones desesperadas se


conocieron como La Primavera Árabe, un movimiento masivo
a favor de una mayor democracia y libertad en los países
ubicados, principalmente, en el norte de África y en la
península arábiga.

La historia del origen de la Primavera Árabe es contada por el


investigador peruano Hernando de Soto37, quien considera que
lo que sucedió en Túnez es el resultado de un sistema legal
que, sobrecargado de regulaciones y trabas, margina y humilla
a los pobres que tienen voluntad de emprender. Así, las
barreras de entrada a la economía formal terminan generando
que la única alternativa para amplios sectores de la población
sea la economía sumergida, donde darle la espalda al sistema
legal vigente tiene beneficios, pero también costos, como la
falta de protección efectiva a los derechos de propiedad, algo
de lo que fue víctima el joven comerciante tunecino.

Respecto de la economía sumergida, a menudo se mencionan


como problemas que ésta no paga impuestos y que eso reduce

37
Véase al respecto: De Soto, Hernando: “The Real Mohamed Bouazizi”. Foreign
Policy, 16 de diciembre de 2011 y De Soto, Hernando: “The Secret to Reviving the
Arab Spring’s Promise: Property Rights”. Wall Street Journal, 26 de febrero de
2013.
98
la recaudación tributaria. Además, también se argumenta que,
dado que algunos comerciantes operan en ese marco de
ilegalidad, representan una competencia desleal frente a
quienes pagan todos sus impuestos en tiempo y forma y
cumplen con todas las reglamentaciones.

Sin embargo, aquí no radica la problemática de la economía en


negro.

De hecho, la informalidad es un punto de llegada, y no uno de


partida. Hernando de Soto afirma en sus dos libros al respecto
que la informalidad es la consecuencia de un sistema legal que
se vuelve demasiado oneroso para que los sectores menos
favorecidos de la población puedan integrarse.

En “El Otro Sendero”, una investigación sobre “los


informales” de Perú, publicado en el año 1986, muestra que
para registrar un taller textil se necesitaban 289 días y un gasto
total de USD 1.231, lo que representaba, en su momento, 32
veces el sueldo mínimo de ese país38.

En “El Misterio del Capital”, del año 2001, muestra que los
pobres son altamente capaces de generar riqueza, pero que una
mala asignación de derechos de propiedad hace que no puedan
transformar sus bienes (como viviendas o pequeños negocios),
en un capital formal que les permita crecer tomando créditos y
mejorando su capacidad de inversión, tal como sucede en el
mundo desarrollado39.

38
De Soto, Hernando: “El Otro Sendero”. Editorial El Barranco, Perú, 1986.
39
De Soto, Hernando: “El Misterio del Capital”. Editorial Sudamericana, Buenos
Aires, 2002.
99
En nuestro país, y según las estadísticas oficiales del
Ministerio de Trabajo, un 33,1% del empleo no está
legalmente registrado. Por otro lado, la Cámara Argentina de
la Mediana Empresa afirma que el comercio en negro generó
más de $ 50.000 millones de facturación en 2015,
representando el 10,2% de las ventas registradas en el sector
formal.

Al respecto de este tema, hace un tiempo se presentó una


extraña propuesta para reducir la informalidad. Federico
Sturzenneger, ahora presidente del Banco Central, propuso
que, frente al elevado contexto inflacionario que vivimos, no
solo no deberían emitirse billetes de mayor denominación que
el de $ 100, sino que incluso estos deberían ser eliminados.

El argumento era el siguiente:

“...el efectivo facilita enormemente las transacciones de la


economía informal. Obviamente, muchas operaciones
formales se hacen con efectivo, pero las informales sólo
pueden hacerse con efectivo. Entonces, ¿cual sería el motivo
por el cual querríamos mejorarle la eficiencia a la
informalidad? Es claro que los billetes de mayor
denominación harían justamente eso.”

Lo primero que uno piensa cuando lee esto es en la historia de


Mohamed Bouazizi. Es decir, no estamos hablando de
complicarles la vida a delincuentes peligrosos, secuestradores
o terroristas cuando hablamos de no “mejorar la eficiencia de
la informalidad”, sino de complicarles la vida a quienes no
tienen otra mejor alternativa que acudir a la economía informal
para conseguir aunque sea una forma digna de vivir.

100
Como explica Mario Vargas Llosa:

“La informalidad es una réplica de las mayorías contra ese


sistema que las ha hecho tradicionalmente víctimas de una
suerte de apartheid económico y legal. En ese sistema, las
leyes parecían pensadas para cerrarles el acceso a cosas tan
elementales como tener un trabajo y disponer de un techo.
¿Iban a renunciar a estas aspiraciones básicas de
supervivencia en nombre de una legalidad en muchos sentidos
irreal e injusta? Renunciaron, más bien, a la legalidad”

En Argentina se pagan 96 impuestos diferentes, la presión


tributaria es asfixiante, y constituir una empresa legalmente
toma 25 días, 14 procedimientos burocráticos y cuesta el 9,7%
del PBI per cápita. En Nueva Zelandia, la presión tributaria es
menor, abrir una empresa toma medio día, un procedimiento
burocrático y cuesta el 0,3% del PBI per cápita40.

Es evidente que si se busca una mayor formalización de la


economía, la receta no es dificultarle la vida a los informales,
sino facilitárselas, reduciendo las barreras de entrada a la
formalidad como lo hace Nueva Zelanda.

Los paraísos fiscales

A principios de 2015, Thomas Piketty, economista francés


mundialmente conocido por la publicación de su libro “El
Capital en el Siglo XXI”, pasó por Buenos Aires. Además de
presentar su obra, se tomó un tiempo para reunirse con la
entonces presidente, Cristina Fernández de Kirchner, y

40
Si se ordena el Índice Doing Business de acuerdo a la facilidad para crear una
empresa, Nueza Zelanda se ubica en el primer puesto, mientras que Argentina
recién figura en el 157.
101
también para compartir un almuerzo con los entonces Ministro
de Economía y Presidente del Banco Central, Axel Kicillof y
Alejandro Vanoli.

Consultado sobre el estado de la desigualdad en el mundo,


Piketty cargó contra el enemigo de moda de nuestra época: los
paraísos fiscales, esos “países que roban las bases tributarias
de sus vecinos”41.

Según un cercano colaborador suyo, Gabriel Zucman, la


riqueza escondida en los paraísos fiscales asciende nada menos
que a USD 7,6 billones, el 10% del PBI mundial y 15 veces el
PBI de Argentina. Según su punto de vista, esto constituye un
problema mayúsculo ya que todo ese dinero deja de pagar
impuestos. Con esos impuestos, los gobiernos podrían llevar a
cabo cantidades de obras consideradas deseables por estos
analistas42.

Para los defensores del ahora llamado “estado presente”, que


éste se quede sin fondos, o no recaude todo lo que podría, es
grave. A su entender, el gobierno es el que está en mejor
posición para administrar los recursos de la gente.

De ahí surge el lamento por el “robo de las bases tributarias”,


que no es otra cosa que lamentarse porque el gobierno no se
queda con todo lo que le gustaría del dinero de sus ciudadanos.

41
“Piketty atacó a los fondos buitre y a los paraísos fiscales”. Diario Tiempo
Argentino, 17 de enero de 2015. Disponible en:
http://tiempo.infonews.com/nota/142842/piketty-ataco-a-los-fondos-buitre-y-a-los-
paraisos-fiscales
42
“Zucman: ‘El dinero escondido en paraísos fiscales equivale al 10% del PBI
mundial”. Diario iEco, Clarín, 8 de diciembre de 2014. Disponible en:
http://www.ieco.clarin.com/economia/billones-dolares-sumideros-paraisos-
fiscales_0_1262873876.html
102
Sin embargo, esta no es toda la verdad acerca de los paraísos
fiscales.

Lo primero que debe decirse es que la denominación


“paraísos” surge de una mala traducción del inglés al español,
ya que tax haven no quiere decir paraíso fiscal (eso sería tax
heaven) sino “refugio fiscal”. Esta mejor traducción dota de
mayor realismo a lo que verdaderamente es un refugio fiscal.
A saber, un país a donde se acude para huir de la voracidad
fiscal de los gobiernos.

El atractivo de llevar el dinero a un refugio fiscal aparece


porque éstos, en general, tienen un trato impositivo muy
favorable para los extranjeros que abren cuentas bancarias o
constituyen sociedades en esas jurisdicciones (aunque este
trato no sea extensivo a los residentes). A veces, radicar una
empresa en un refugio fiscal puede representar la diferencia
entre pagar un 30% de impuestos a las ganancias o pagar 0%.

Sin embargo, el beneficio no se lo lleva solamente esa


empresa, sino que se contagia a toda la economía.

Como señala Dan Mitchell, todos somos beneficiarios de los


paraísos fiscales43:

“Antes que nada, si uno vive en un país desarrollado, los


impuestos son probablemente mucho menores de lo que eran
hace 30 años, gracias en parte a los paraísos fiscales. En
1980 las tasas más altas del impuesto personal en los países
miembros de la OCDE promediaba más del 67% y las tasas
corporativas en ese año promediaban casi un 50% (...)

43
Mitchel, Dan: “Los paraísos fiscales son una bendición”. El Cato, 2 de abril de
2008. Disponible en: http://www.elcato.org/los-paraisos-fiscales-son-una-bendicion
103
Sin embargo, empezando por Reagan y Thatcher, los
gobiernos se han esforzado por disminuir las tasas fiscales y
reformar sus regímenes. Las tasas personales ahora
promedian solamente cerca de un 40% y las corporativas se
han reducido a un 27%. Es en gran medida la globalización—
no la ideología—lo que ha conducido esta virtuosa ‘carrera
hacia abajo’. Los gobiernos están disminuyendo impuestos
porque temen que los empleos y las inversiones se vayan de su
país. Al proveer un refugio seguro para las personas que
buscan evadir tasas confiscatorias, los paraísos fiscales han
jugado un rol imprescindible. Los legisladores han concluido
que es mejor recibir algún ingreso con tasas fiscales
modestas, que imponer altos impuestos y perder dinero.”

A menudo se acusa a los paraísos fiscales de ser refugio no


solo de las víctimas del estado híper-recaudador, sino de
terroristas, narcotraficantes y políticos corruptos. Esta
acusación puede ser cierta, como es cierto que el dinero en
efectivo es utilizado por quienes violan la ley y los derechos
de terceras personas en su vida diaria como forma de vida.

Sin embargo, si se quiere perseguir a quienes quiebran leyes,


los que deben actuar son la policía y el poder judicial, no los
recaudadores de impuestos.

El enojo que generan los paraísos fiscales, en realidad, debería


estar orientado hacia otro lugar: las elevadas tasas impositivas
que cobran los gobiernos y que nos quitan, no solo nuestro
dinero, sino también nuestra libertad. Los mal llamados
paraísos fiscales no son más que una reacción frente a este
orden de cosas.

104
Huyendo del Monstruo

Los paraísos fiscales, la corrupción y la economía en negro


son, a menudo, blancos principales de las críticas de los
políticos de todos los partidos.

Si nos guiáramos por lo que los dirigentes dicen, parecería que


con eliminar estas tres cosas, los países saldrían adelante sin
problemas.

Sin embargo, como intentamos explicar aquí, todos estos


fenómenos no son la causa de nuestros males, sino su
consecuencia. Una economía con menos regulaciones, menos
trabas y menores impuestos, tendría como resultado menor
corrupción, mayor formalidad y menos incentivos para huir a
refugiarnos de la voracidad impositiva.

105
106
Economía VIP
La reunión tripartita se realizó en un bar del centro. Se trataba
de uno de esos cafés a los que no va mucha gente,
especialmente en el horario elegido, 11:30 de la mañana. Allí
tendrían privacidad tanto el diputado, como su amigo y el
asistente personal del Ministro de Infraestructura.

La operación era sencilla. El amigo del diputado tenía que


pasar un presupuesto al asistente. En realidad, más que un
presupuesto, se trataba de redactar por completo el pliego de
una licitación. ¿La exigencia? Que la redacción fuera tan
específica que no hubiera ninguna otra empresa en el mundo
con capacidad de cumplir los requisitos más que la del amigo
del diputado.

Se trataba, además, de una operación donde todos ganarían. El


Ministro, porque destinaría su presupuesto a realizar obras y
así mostrarle a la gente que está “haciendo”.

Qué está haciendo suele ser un detalle menor en la función


pública. Lo importante es hacer, aunque sea algo.

El amigo del diputado también se beneficiaría, porque de la


noche a la mañana habría ganado una licitación pública que le
garantizaría un flujo de caja de millones de pesos anuales.

Finalmente, también se beneficiaba el diputado quien, por


supuesto, no hizo estas gestiones de manera gratuita.

Para el ex banquero, devenido ahora en empresario de la


construcción, no fue nada fácil en un principio. No poseía
ningún tipo de experiencia ni contaba con un equipo que
107
supiera realizar los trabajos requeridos. Sin embargo, la
recompensa era tan grande que no iba a dejar pasar la
oportunidad.

En la primera ocasión, las cosas no salieron del todo bien. Pero


la experiencia sirvió. De las siguientes licitaciones públicas, el
80% fueron adjudicadas a su empresa de construcción.
Viviendas sociales, calles, rutas, autopistas e incluso
monumentos. Todo podía hacer este joven y exitoso
empresario.

Consultado acerca de la dudosa trasparencia de las licitaciones


y las sospechas de sobreprecios en los contratos, fue el
diputado el que le puso el pecho a las balas.

“Ojalá hubiera 100 empresarios como el Sr. López Tegui. Es


un empresario en ascenso. Un gran ejemplo de cómo nuestro
sistema económico premia al que se esfuerzo y permite a la
gente moverse de manera ascendente en la escala social”.

.................................................................................

Durante muchos años, Estados Unidos fue considerado una


verdadera “tierra de oportunidades”. La característica
distintiva de este país era que cualquiera que llegara al mismo,
tuviera buenas ideas y voluntad de progresar, podría hacerlo
creando negocios o consiguiendo un trabajo que prometiera
una carrera exitosa.

La ausencia de barreras y un estado avocado a la protección de


los derechos de propiedad ayudaron a construir el “sueño
americano”, aquél en el que cualquier persona, en base a su
ingenio y esfuerzo personal podría llegar a escalar en la

108
pirámide social, pasando de no tener nada a ser uno de los
ciudadanos más ricos del mundo.

El sueño americano, o la figura del hombre que se hizo a sí


mismo (el “self made man”, en inglés), son características
distintivas del sistema capitalista. En una economía capitalista,
el éxito personal depende principalmente de la capacidad, el
ingenio y el esfuerzo que cada persona dedica a sus
emprendimientos profesionales.

Otra característica de este sistema es que en la búsqueda del


beneficio personal, se produce una mejora del bienestar social,
ya que para tener éxito, inevitablemente se debe encontrar una
forma de satisfacer las necesidades de terceros. Esto aplica
tanto a una empresa, como a un pequeño negocio, como a un
empleado en relación de dependencia. Cada uno en su rol
deberá ofrecer algo de valor a las personas con las que trate. Si
no, no tendrá posibilidades de crecer y triunfar.

Es por esto que, si bien algunos se vuelven inmensamente


ricos mientras que otros no tanto, nadie cuestiona las bases del
sistema. En definitiva, todos son consientes de que este arreglo
meritocrático es beneficioso para todos.

Esta meritocracia dura hasta nuestros días. Si observamos la


lista de las fortunas más grandes en personas menores de 40
años alrededor del mundo, elaborada por la revista Forbes,
encontramos que muchas de ellas responden a la creatividad y
la capacidad personal de cada uno de sus integrantes.

Entre los jóvenes más ricos del mundo se encuentran los


innovadores que le están cambiando la vida a la gente. Mark
Zuckerberg, creador de Facebook, está al tope de esa lista, con

109
una fortuna estimada en USD 33.000 millones. Junto a él se
ubican sus ex socios, Eduardo Saverin, Dustin Moskovitz y
Sean Parker, cuya fortuna conjunta supera los USD 15.000
millones.

Otros innovadores tecnológicos que están cambiando la vida


de las personas son el fundador de Whatsapp, Jan Koum, el
fundador de Twitter, Jack Dorsey, los creadores de Uber,
Garret Camp y Travis Kalanick y los fundadores de Airbnb,
Brian Chesky y Joe Gebbia. Todos ocupan puestos de
privilegio en la lista de Forbes.

Si observamos el listado general, que incluye a quienes


superan los 40 años, también encontramos algo parecido.

Entre los más ricos a nivel mundial figuran Amancio Ortega


de Zara, Bill Gates de Microsoft, Warren Buffet de Berkshire
Capital, Larry Elison de Oracle, y Larry Page de Google.
Todos estos individuos crearon productos y servicios que la
gente demandaba y satisficieron las necesidades de millones
de personas a nivel mundial. Es decir, su riqueza no es otra
cosa que la retribución que la sociedad les da por haber
contribuido a su mayor bienestar.

Meritocracia amenazada

Ahora si bien este esquema todavía prevalece en muchos


lugares en el mundo, o en muchos sectores específicos de la
economía como, por ejemplo, el tecnológico, lo cierto es que
en muchos otros la cosa no está tan clara y la meritocracia ha
ido dejando lugar a sistemas menos transparentes.

110
Un caso mundialmente conocido es el de la industria bancaria
en los Estados Unidos. Gracias a la idea de que el sistema
financiero norteamericano era “demasiado grande para caer”,
el gobierno y la Reserva Federal de ese país orquestaron el
mayor rescate financiero jamás visto en la historia
estadounidense durante la crisis de 2008/09.

En ese período, el gobierno lanzó un programa de compra de


activos tóxicos, conocido como TARP (Troubles Asset Relief
Program), por hasta USD 700.000 millones, estatizó
parcialmente empresas como AIG, Citigroup y General Motors
y elevó el déficit fiscal hasta el 10,8% del PBI (o USD 1,5
billones).

La Reserva Federal, por su parte, redujo la tasa de interés del


5,25% a 2% en el plazo de un año. Sin embargo, eso no fue
suficiente y a principios de 2009 la tasa fue reducida al rango
de entre 0 y 0,25%. No contento con esta flexibilización
monetaria, Ben Bernanke, presidente de la Fed, lanzó el
programa de expansión más grande que jamás se haya visto en
los Estados Unidos. La base monetaria se multiplicó por 4,8
desde julio de 2008 a agosto de 2014, pasando de USD
847.000 millones a USD 4,1 billones.

A los ojos de muchos, las acciones del gobierno lograron


salvar el capitalismo norteamericano y evitar la debacle
económica que estaba por venir.

Sin embargo, esa no es la realidad. De hecho, otra de las


características del sistema capitalista es que cada uno es
responsable de su porvenir. En este marco, los empresarios son
completamente dueños de sus ganancias cuando hacen las

111
cosas bien, pero también deben hacerse responsables de sus
pérdidas cuando hacen las cosas mal.

La vigencia de este sistema es vital para alinear los objetivos


particulares con los objetivos generales. Si una compañía que
fabricara productos no deseados por los consumidores pudiera
obtener una tasa de ganancias elevada a lo largo del tiempo,
probablemente seguiría fabricando y, por tanto, consumiendo
recursos productivos en una actividad no deseada por la
sociedad.

La ganancia, en este caso, es de unos a costa de otros, no de


unos y de otros. Es por esto que las pérdidas son tan
importantes en un sistema de mercado. En definitiva, el cuadro
de resultados es la señal más fundamental acerca de qué y
cómo se debe producir en la sociedad.

Se hace evidente, entonces, que si el estado rescata empresas


que, en condiciones de mercado, deberían quebrar, no está
rescatando al capitalismo, sino más bien socavándolo.

El profesor de finanzas de la Universidad de Chicago, Luigi


Zingales, grafica bien este punto44:

“Imaginemos que un largo asteroide está por chocar contra la


tierra (como sucede en la película Armagedón) y que la
probabilidad de impacto es de 5 por ciento, lo que crearía un
daño de USD 10 billones a los Estados Unidos. Ahora
digamos que usted es el presidente. ¿Debería autorizar una
misión de USD 700.000 millones para destruir el asteroide y
evitar el desastre? Si se razona en términos puramente

44
Zingales, Luigi (2012): “A Capitalism for the People: Recapturing the Lost
Genius of American Prosperity”. Basic Books, New York.
112
estadísticos, el costo esperado de no actuar (0,05*10 billones
= 500.000 millones) es mucho menor que el costo de actuar.

Pero si usted gasta ese dinero para frenar el asteroide, nadie


se enterará si, efectivamente, el elemento hubiera golpeado la
tierra en caso de que usted no actuara, por lo que pasaría a la
historia como el presidente que salvó al mundo. En contraste,
si no hace nada, tiene un 5 por ciento de probabilidades de
pasar a la historia como el presidente que, a sabiendas,
decidió no evitar una catástrofe. ¿No se ve mucho más
atractiva, ahora, la operación Armagedón? Además, después
de todo, a la industria aeroespacial le va a encantar recibir un
nuevo contrato para formar parte de la misión. Y lo
presionarán a que actúe, iniciando una campaña para asustar
al público. ¿Quién realmente podrá, con algún grado de
certeza, advierten los representantes de la industria, que la
probabilidad de desastre es de solo 5 por ciento? Tal vez
porque todos los expertos se verían, directa o indirectamente,
beneficiados con la misión propuesta, empezaría a escuchar
que las chances de impacto son, en realidad, del 10 o del 20
por ciento (…)

Las circunstancias que hacen que los políticos sucumban a la


doctrina del “demasiado grande para caer” son similares a
las del escenario del Armagedón. Una diferencia importante,
sin embargo, es que un banquero central que está dispuesto a
rescatar bancos termina incrementando las posibilidades de
desastre, ya que su promesa implícita de rescate tiene un
influencia perversa en los bancos dispuestos a tomar riesgos”

Como se observa, cuando una industria opera con una garantía


implícita de rescate, claramente deja de moverse en un entorno

113
capitalista. Cuando los beneficios son privados, pero las
pérdidas son públicas, entonces el sistema de libre empresa
deja de funcionar.

Y aquí entra otro factor en juego: el poder de lobby de


determinadas empresas o sectores específicos.

Es claro que cada empresa tiene sus intereses particulares. A


los bancos les interesará poder ofrecer más créditos y recibir
más depósitos, a la industria aeroespacial le interesará hacer
más viajes al espacio, a los zapateros vender más zapatos y a
las fabricantes de armas, vender más armas.

Ahora en un sistema plenamente capitalista, estos objetivos


tendrán que hacerse por la vía de la seducción al consumidor.
Sin embargo, en un sistema distinto, puede acudirse a otras
tácticas, como el lobby gubernamental, que consiste en
acercarse a los funcionarios de turno para conseguir privilegios
especiales.

Así, los bancos pueden conseguir rescates, los zapateros


pueden conseguir la imposición de un arancel a las
importaciones, la industria aeroespacial conseguir el contrato
para combatir un asteroide y los fabricantes de armas, una
guerra.

Cuando el éxito de una empresa depende más de las


conexiones políticas que de la calidad de los productos y
servicios ofrecidos, entonces tenemos que dejar de hablar de
capitalismo y sustituir esa palabra por otra.

114
El estatismo empresarial

La literatura económica ha denominado a este sistema como


capitalismo de amigos o capitalismo clientelar. Sin embargo,
me parece más apropiado que se hable de estatismo
empresarial, ya que se trata de un sistema en que, si bien
existen nominalmente las empresas, su éxito depende de la
intervención y gestión del estado.

El estatismo empresarial es un tema de debate en Argentina y


en el mundo. Como veníamos describiendo, la situación de la
banca y los rescates estatales en el país del norte despertaron la
ira de un gran número de personas, que organizaron
manifestaciones de todo tipo en las calles de Nueva York.

El movimiento más eminente fue el llamado “Ocuppy Wall


Street”, crítico de la desigualdad y de la trasferencia de
ingresos que implicaban los salvatajes.

Nuestro país no está ajeno a estos temas y, de hecho, también


nos indignamos cuando vemos que algún empresario o
funcionario, logra escalar en la pirámide social gracias a que
posee los contactos adecuados. En la actualidad los ejemplos
abundan y generalmente los asociamos a la corrupción. Pero
ya sea un funcionario que ingresó a la función pública gracias
a su condición de “militante”, o una empresa que gana una
licitación poco transparente, o una deuda privada que pasa a
manos del estado, todos son ejemplos de un sistema de
estatismo empresarial, donde el esfuerzo y el ingenio valen
mucho menos que las aptitudes que cada uno tenga en sus
“relaciones públicas”.

115
Un ejemplo muy reciente pudo verse a pocos días después de
la primera vuelta de las elecciones en Argentina en 2015.

La empresa Caputo S.A es una constructora que se dedica a la


edificación y el mantenimiento de obras públicas y privadas.
Ahora dado que el director de la compañía, Nicolás Caputo, es
un amigo íntimo del actual presidente y ex Jefe de Gobierno
Porteño Mauricio Macri, son numerosas las denuncias que le
adjudican a esta amistad la creciente participación de Caputo
S.A. en las obras públicas de la Ciudad de Buenos Aires
durante la gestión de Macri.

Ahora si bien el tema todavía se encuentra debatido, lo cierto


es que la percepción acerca de que la empresa se ha
beneficiado de este contacto personal es muy elevada.

Y esto es lo que se plasmó de manera completa en el último


período electoral. El 23 de octubre de 2015, último día en que
operó la Bolsa de Valores de Buenos Aires antes de la primera
vuelta de las elecciones presidenciales, las acciones de Caputo
S.A. se negociaban a $ 6,70.

El domingo 25, a pesar de haber perdido técnicamente,


Mauricio Macri había quedado a una muy estrecha distancia,
por lo que todos comenzaron a esperar un triunfo suyo en la
segunda vuelta, a disputarse el 22 de noviembre.

Las acciones de Caputo S.A. treparon al día siguiente (26 de


octubre) un 20,9%, saltando hasta los $ 8,1. Esto no fue todo.
Por los próximos días el precio de las acciones de la compañía
constructora no paró de subir. El día 23 de noviembre, un día
después del triunfo definitivo de Macri en el ballotage, las

116
acciones llegaron a un máximo de $ 25,1, una espectacular
suba de 275% en 20 ruedas.

Hoy en día, no podemos saber si el gobierno terminará


beneficiando, o no, a esta empresa. Sin embargo, a juzgar por
la historia argentina, parecería evidente que sí, y la evolución
del precio de la acción demuestra que no somos los únicos que
pensamos esto.

Otro indicador de que el sistema económico argentino está


más cercano al estatismo empresarial que a otra cosa lo devela
una encuesta. Según un sondeo realizado por la Universidad de
Palermo, consultados acerca de cuáles creen que son las
cualidades que generan el acceso a los niveles económicos
más altos de la sociedad, la opción más elegida fue la
corrupción o el fraude45.

Si bien la lista Forbes, como comentábamos, demuestra que a


nivel mundial esto no es cierto46, es comprensible que en
nuestro país estos sean los resultados. Sin ir más lejos, los
funcionarios públicos multiplicaron su patrimonio en los
últimos años por motivos que, en muchos casos, son una
incógnita47.

45
“La mayoría de los argentinos cree que para hacer dinero hay que ser corrupto”, 6
de octubre de 2015. Infobae. Disponible en:
http://www.infobae.com/2015/10/06/1760234-la-mayoria-los-argentinos-cree-que-
hacer-dinero-hay-que-ser-corrupto

46
Véase, Carrino, Iván: “Facebook y Twitter contra las creencias argentinas”11 de
octubre de 2015. Diario Infobae. Disponible en: http://opinion.infobae.com/ivan-
carrino/2015/10/11/facebook-y-twitter-contra-las-creencias-argentinas/
47
Véase: “El crecimiento de la fortuna de los Kirchner: de 7 a 100 millones” 8 de
diciembre de 2015. Diario La Nación. Disponible en:
http://www.lanacion.com.ar/1852228-el-crecimiento-de-la-fortuna-de-los-kirchner-
de-7-a-100-millones y también “Los bienes de los funcionarios, en una news
117
Cuando el acceso a la riqueza no depende del esfuerzo
personal y de la creación de valor para la sociedad, entonces el
sistema meritocrático se rompe y, con razón, la gente empieza
a indignarse y rechazarlo. Sin embargo, dado que, en
apariencia, el sistema sigue luciendo capitalista, o empresarial,
el rechazo se enfoca en el capitalismo, y no en lo que
verdaderamente existe.

El profesor de la Universidad de Florida, Randall Holcombe


explica que dichas críticas están mal dirigidas. En realidad, el
estatismo empresarial o crony capitalism, como dicen en
Estados Unidos, no es una consecuencia de la excesiva codicia
empresaria o de la libertad absoluta de los mercados, sino un
derivado directo del intervencionismo48.

Según Holcombe:

“Cuando los negocios pueden beneficiarse de las políticas


gubernamentales, ese potencial empuja a las firmas a buscar
los beneficios a través de los favores que ofrece el gobierno,
en lugar de hacerlo a través de la actividad productiva.
Cuanto mayor es la intervención del gobierno, más depende la
rentabilidad de una empresa del apoyo público que de la
producción de valor, por lo que las conexiones políticas se
transforman en el elemento más importante para el éxito
empresario”

Zingales comparte esta visión:

application de LA NACION” 13 de mayo de 2013. Diario La Nación. Disponible


en: http://www.lanacion.com.ar/1546303-los-bienes-de-los-funcionarios-en-la-
primera-news-application-de-la-nacion
48
Holcombe, Randall: “Crony Capitalism, By-Product of Big Government”. The
Independent Review, v. 17, n. 4, Spring 2013, pp. 541–559. Disponible en:
https://www.independent.org/pdf/tir/tir_17_04_04_holcombe.pdf
118
“El primero u más obvio motivo para hacer lobby con el
gobierno es la elevada recompensa que esto tiene. Cuanto más
grande sea el gobierno, mayor será el pastel para repartirse y
así, mayores serán los incentivos de las empresas para
obtener una parte de ese pastel. En 1900, el gasto federal no
destinado a la defensa representaba solamente el 1,8% del
PBI, mientras que el gasto en defensa ascendía al 1%. En el
año 2005, incluso antes de la reciente disparada del gasto
producto de la Gran Recesión, el gasto público no destinado a
defensa representó el 16% del PBI y el gasto en defensa el
4%. En el período de un siglo, la tajada del gobierno sobre la
producción se multiplicó por 7.

El monto real que el gobierno gasta ha explotado mucho más.


En 1900 solo gastaba USD 8.000 millones (en dólares de
2005) en otras cosas que no fueran defensa, mientras que en
2005 gastó USD 1,98 billones. Algo de este dinero se gastó en
educación y salarios públicos, de manera que las empresas
privadas no tuvieron mucho acceso a él. Pero hubo mucho por
agarrar. De esos 1,98 billones, 900.000 millones fueron a
crédito subsidiado, investigación, apoyo al marketing, y pagos
en efectivo a empresas (actividades comúnmente conocidas
como ‘bienestar empresario’)”

Algo similar, aunque en un período de tiempo mucho menor,


ha sucedido en la Argentina. El gasto público en el año 2003
ascendió al 20,6% del PBI pero año tras año fue creciendo
gracias a la política expansiva de los gobiernos kirchneristas.

Como se observa en el gráfico de la página siguiente, el gasto


del gobierno llegó en 2015 a representar el 40,3% del PBI, lo
que equivale a $ 2,1 billones (es decir, 2.100.000.000.000 de

119
pesos). No debe haber un país en el mundo que, en tan breve
lapso de tiempo haya duplicado el tamaño de su sector público
en proporción a la producción nacional. Si se mide en pesos, el
incremento del gasto fue de 2182%, o un 29,78% anual en
promedio.

Medido en dólares, el gasto del gobierno se multiplicó por 4,2


si consideramos el dólar en el mercado paralelo y 6,4 al tipo de
cambio oficial vigente en cada período considerado.

Cuadro 4.1 - Gasto público como % del PBI

40,3%
45%

38,1%
35,4%
40%
33,9%
31,7%

35%
29,6%
29,4%
26,1%

30%
24,6%
22,4%
22,0%
20,8%
20,6%

25%

20%
Gasto Público en % del PBI
15%
2014
2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

2015

Elaboración propia en base a FMI

La distribución de este gasto deja mucho espacio para


favorecer a amigos y contactos del poder. Según estimaciones
privadas, el 28,5% del gasto se destina a salarios de empleados
estatales, considerando municipios, provincias y la
administración central. Estos son alrededor de $ 600.900

120
millones que pueden ser distribuidos no siempre de una
manera transparente y de acuerdo a la capacidad técnica de
cada contratado.

De hecho, con el cambio de gobierno se disparó una polémica


en cuanto a la cantidad de “ñoquis” que trabajan en el estado.
Un ñoqui es una persona cuya función en la administración
pública no está claramente definida y cuyas capacidades
suelen resultar incompatibles con las necesidades del gobierno.
Sin embargo, todos los días 29 (de ahí la comparación con las
pastas mencionadas) reciben su salario pagado por el
contribuyente. Con semejante gasto en personal, no extraña
que abunden este tipo de pseudo-empleados.

Cuadro 4.2 - Distribución del Gasto Público (2015)

% del
Concepto Millones de pesos
Total

Gasto Global 2015 2.111.589 100%


Gasto Corriente 1.844.386 87,3%
Remuneraciones 600.913 28,5%
Transferencias Corrientes (subsidios
económicos y sociales) 557.326 26,4%
Seguridad Social 455.840 21,6%
Bienes y Servicios 140.627 6,7%
Otros Gastos Corrientes 89.679 4,2%
Gasto de Capital 194.768 9,2%
Intereses 72.434 3,4%
Elaboración propia en base a FMI y ponderaciones de Espert Consultoría
Macroeconómica

121
Otro espacio donde existe una enorme “torta” para que se
repartan los bien contactados es el gasto en obra pública, que
representa el 9,2% del total, o $ 194.800 millones.

Con que una empresa consiga quedarse con el 1% de ese total,


estaríamos hablando de un ingreso de $ 1.948 millones anuales
o $ 162 millones por mes. No extraña que muchos escándalos
de corrupción estén ligados a la obra pública y los
sobreprecios que allí se pagan.

Es que no es lo mismo cuando paga el gobierno que cuando el


dinero lo debe poner una empresa privada. Los gobiernos,
como decía Milton Friedman, gastan el dinero de terceros en
bienes y servicios para terceros. De esta forma, y a diferencia
del que gasta el dinero propio en sí mismo, los incentivos para
que el gasto sea eficiente es muy bajo. En línea con esto, si los
costos de la obra son demasiado elevados, a nadie le importará
mucho, ya que la factura deberá pagarla el contribuyente y no
el político que autorice dicha obra.

Por otro lado, los cuantiosos subsidios entregados por el


gobierno también generan ganadores y perdedores. En primer
lugar, si bien las ayudas sociales son gastos muchas veces
necesarios, no puede negarse que se genere a partir de ellas
una gran red clientelar, en donde algunos terminen generando
un reparto de acuerdo a lealtades políticas en lugar de a
necesidades concretas.

En segundo lugar, los subsidios a las empresas crean industrias


ineficientes que solo sobreviven gracias a la ayuda estatal,
perjudicando a la sociedad toda. Además, como también
menciona Holcombe, los subsidios crean barreras a la entrada
de nuevos competidores en beneficio de quienes ya se
122
encuentran operando en el mercado. Finalmente, generan una
dependencia total de estas transferencias ya que, de no existir,
las empresas beneficiadas deberían ir a la bancarrota.

Ahora bien, el incremento del tamaño del estado en términos


de gasto no es la única fuente de donde emerge el estatismo
empresarial o capitalismo de amigos. También de las
regulaciones pueden surgir ganadores y perdedores de manera
arbitraria.

Cuando un gobierno establece un precio máximo para un


producto, por ejemplo, beneficia a los compradores de ese
producto en detrimento del productor. Si establece precios
mínimos, por el contrario, privilegia al productor en
detrimento del consumidor.

Por otro lado, con barreras al comercio exterior los gobiernos


pueden ofrecerle mercados cautivos a los fabricantes locales,
quienes operarán con menor competencia.

Además, gracias a legislaciones relacionadas con estándares de


calidad o patentes, los gobiernos pueden impedir la
competencia en mercados específicos como los medicamentos
o los alimentos.

Por último, con licencias o leyes específicas el gobierno puede


hacer que las empresas necesariamente deban obtener su
aprobación para operar, como pasa en el caso de los medios de
comunicación, donde se necesitan licencias para tener
frecuencias de radio o canales de televisión. Es claro que todo
este tipo de intervenciones facilitan el camino para la
discrecionalidad de quien ejerce el poder y, por tanto,
contribuyen a fomentar el sistema de estatismo empresarial.

123
Una economía para pocos

En general, en los debates acalorados en donde se discute qué


rol debe tener el estado en la sociedad, suele decirse que si éste
se corre del medio y deja lugar para que se desarrolle una
economía de mercado, entonces surgirá inevitablemente una
economía para pocos.

Los precios se dispararán, se argumenta, los salarios caerán, el


desempleo subirá, y el acceso a los bienes y servicios quedará
disponible solo para el conjunto de los más acaudalados de la
sociedad. Este mismo argumento sirve para proponer que el
estado tenga una participación activa, que incremente al gasto
para proveer más bienes y servicios estatales y que genere
nuevas regulaciones, para mantener más a raya los “espíritus
animales”.

Ahora como hemos visto en este capítulo, lo cierto es que esta


receta ya se ha probado, y los resultados no han sido una
economía para muchos, con un sistema transparente y
meritocrático, sino un sistema económico, el estatismo
empresarial, que ofrece premios y castigos en función de las
conexiones políticas de las corporaciones.

Frente a esta situación, donde algunos se enriquecen de la


noche a la mañana por utilizar las “palancas” del gobierno,
muchos se indignan y piden, paradójicamente, una mayor
intervención del estado aún.

Esperamos haber dejado claro que, en este tema, el gobierno


no es la solución, sino parte preponderante de la existencia del
problema. La economía para pocos es la que resulta del
intervencionismo, no del capitalismo.

124
Vivir con lo Nuestro
El debate se produjo en un escenario extraño. Al menos para lo
que ambos congresistas estaban acostumbrados. Luces por
todos lados, cámaras y mucho maquillaje alrededor. El
programa de TV solía dedicarse a las historias de amor de los
famosos, las infidelidades de las celebrities y las novedades
relativas a los nuevos espectáculos teatrales o
cinematográficos.

Sin embargo, con el tiempo se había convertido en el


programa por donde pasaba la más importante discusión
política. Con una dinámica descontracturada, un set poblado y
posiciones apasionadas, la emisión diaria se había
transformado en la nueva atracción de la pantalla local.

El conductor fue el encargado de romper el hielo, cuando


preguntó al diputado oficialista sobre la iniciativa para
imponer nuevas trabas al ingreso de productos extranjeros.

“Se trata de una política que llevan a cabo todos los países
del mundo. Usted debería saber que nuestra responsabilidad
como gobernantes es cuidar el trabajo de los ciudadanos del
pueblo, no rifarlo y dejarlo librado a los vaivenes del mercado
y a la desleal competencia extranjera”

Cuando quiso seguir elaborando, el conductor lo interrumpió


súbitamente y le dio la palabra al asesor en temas de comercio
exterior del partido opositor. “¿Usted qué opina?”, fue su
consulta.

125
- Es falso lo que dice el diputado. La realidad es que
detrás de esto hay un gran grupo de lobby que lo que
quiere es conseguir mercados cautivos de manera que
todos nosotros paguemos precios más altos por
productos de menor calidad.
- ¡Eso es mentira! – interrumpió el diputado – la industria
nacional tiene los más altos estándares de calidad.
- ¿Entonces para qué la necesita la protección de los
aranceles? – cuestionó el opositor
- ¿¡Cómo para qué!? Porque no podemos dejar que
cualquier empresario del mundo, pagando salarios de
hambre, venga a vendernos cualquier baratija. ¡Hay que
cuidar los empleos!
- ¡Ustedes no quieren cuidar el empleo sino sus propios
bolsillos!
- ¡Ustedes son los que quieren cuidar sus propios
bolsillos! ¡Es evidente que están operando en favor de
los grandes grupos multinacionales y que quieren
generar desempleo para que los salarios caigan y así
incrementar la ganancia empresaria!

La discusión había tomado un tono que, al mismo tiempo que


elevaba el rating del programa, dificultaba la posibilidad de
comprender cualquiera de las dos posturas.

Lo que era un debate civilizado se convirtió en un griterío y,


finalmente, se terminó la cuestión cuando el conductor decidió
cambiar de tema.

.................................................................................

126
Una de las grandes regulaciones que existen en nuestro tiempo
es la del comercio internacional. Esta gran barrera consiste,
principalmente, en distorsionar el intercambio que se da entre
los individuos cuando estos pertenecen a países diferentes.

En esencia, no hay ninguna diferencia entre una operación de


compra si ésta se efectúa entre dos ciudadanos de la Provincia
de la Pampa, que si se hace entre un sudafricano y un oriundo
de Suecia. Sin embargo, en el segundo caso, como la
operación se encuadrará en el marco de las “exportaciones” y
las “importaciones”, es casi seguro que encontrará algún tipo
de traba, regulación o impuesto gubernamental en el medio.

Lo que el diputado oficialista de nuestro ejemplo ficticio


argumentaba puede sonar algo extraño. Sin embargo, está bien
arraigada la idea de que el comercio internacional debe
cerrarse y que lo mejor es “vivir con lo nuestro”, como decía
Aldo Ferrer.

Al menos esto es así en nuestro país.

Si miramos lo que ha sucedido a lo largo de la historia en los


Estados Unidos, podemos observar que, al menos en cuanto a
los aranceles cobrados a la importación de productos
extranjeros, estos han sufrido una marcada reducción a través
de los años.

Sin embargo, en nuestro país prevalece lo que he denominado


“la teoría Dolina del crecimiento económico”.

Alejandro Dolina es un conocido escritor, periodista y locutor


argentino, conductor de un popular programa de radio llamado
“La venganza será terrible”. Invitado a un canal de televisión

127
antes de las elecciones presidenciales del año 2015, Dolina se
explayó acerca de los beneficios de impedir que los productos
fabricados en el extranjero lleguen al país.

Cuadro 5.1 - Aranceles a la importación en Estados Unidos

50%
Tarifas de Aduanas (en % sobre el valor del producto)
45%
40%
35%
30%
25%
20%
15%
10%
5%
0%
1792
1805
1820
1835
1850
1863
1870
1885
1910
1916
1920
1930
1942
1948
1955
1970
1985
2000
Wikipedia - Tariffs in United States history

El escritor afirmó:

“Yo pienso mucho en un zapatero que vive al lado de casa y


que hace 15 años estaba todo el día parado en la puerta (…)
Sin embargo, empezó un proceso conforme al cual la gente
podría comprar zapatos. Además no venían zapatos italianos
a $ 100. ¡Qué mal! Dirán algunos, a mí me gustaría tener
zapatos italianos a $ 100. Pero el asunto es que a este tipo le
empezaron a comprar zapatos, tuvo empleados, ahora está
todo el día adentro, tiene un montón de empleados que
trabajan, que compran otras cosas – helados, por ejemplo, o

128
bicicletas- entonces prosperan los fabricantes de helados y
bicicletas que toman nuevos empleados, que, a su vez, ganan
dinero y ¿qué compran? Zapatos...”

Dolina expresa, con su elocuencia y simpatía características, el


pensamiento mágico en torno al control de las importaciones.
Como se ve, basta con frenar la compra de bienes extranjeros
para que comiencen a prosperar todo tipo de industrias, y las
fábricas produzcan, los empleados encuentren trabajo y se
amplíen las posibilidades de consumo.

Si las cosas fueran tan sencillas, los gobiernos deberían


enfocarse en hacer una sola cosa: prohibir las importaciones.
Claramente, la realidad es distinta.

Smith versus Dolina

Adam Smith fue el primero que, a fines del siglo XVIII,


comenzó a defender las ventajas del libre comercio frente a las
ideas de los mercantilistas vigentes en su era. Para el
mercantilismo, la fuente de la riqueza era la acumulación
nacional de oro y plata. En este marco, y dado que los metales
preciosos eran la moneda corriente de la época, se buscaba
estimular las exportaciones a la vez que se intentaba frenar las
importaciones.

De esta forma, la positiva “balanza comercial” (diferencia


entre exportaciones e importaciones), generaría ingresos de
metales al país.

Para Smith, sin embargo, la riqueza no dependía de la cantidad


de oro y plata que un país pudiera tener, sino más bien de los
bienes y servicios que ese dinero pudiera comprar. En

129
definitiva, lo que beneficia a las personas es la satisfacción de
sus necesidades, y éstas se satisfacen consumiendo bienes y
servicios, no oro y plata.

Una segunda advertencia de Smith contra los mercantilistas


era los efectos que se derivaban del bloqueo de las compras
externas. El mercantilismo, en su intento por mejorar la
balanza comercial, ponía todo tipo de trabas a las
importaciones, como cuotas, prohibiciones o altos aranceles.

Dolina estaría contento con este arreglo, ya que cuando no


ingresan zapatos italianos en un país, los bicicleteros y
panaderos triunfan. Sin embargo, el pensador escocés
afirmaba49:

“La industria general de una sociedad no puede exceder


aquello que el capital de la sociedad puede emplear (...)
Ninguna regulación comercial puede incrementar la industria
de ninguna sociedad más allá de lo que su capital puede
mantener. Solo puede desviar una parte de éste hacia una
dirección distinta a la que habría tomado; y no está para nada
claro que esta dirección artificial sea más ventajosa para la
sociedad que aquélla que habría tomado por sí mismo.”

Es decir que, cuando se ve que una industria prolifera gracias a


una protección, no se está viendo crecer al conjunto de la
economía, sino simplemente tomar una dirección diferente a la
que habría tomado sin intervención.

49
Smith, Adam: “An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations”,
libro IV, capítulo 2. Library of Economics and Liberty. Disponible en:
http://www.econlib.org/library/Smith/smWN13.html
130
Imaginemos una sociedad conformada por cinco personas, dos
de las cuales producen sillas y tres de las cuales fabrican
mesas. Si el gobierno decide imponer una barrera a la
importación de sillas, los precios de las sillas (producto de la
menor competencia extranjera) se elevarán. Esto hará que haya
un mayor incentivo a producir sillas localmente. Finalmente,
lo que sucederá es que los que antes producían mesas pasen a
fabricar sillas, habiendo un crecimiento de la producción de
sillas pero una caída en la fabricación de mesas.

Obviamente, esto no es crecimiento económico, sino un


cambio en la estructura de la producción. El crecimiento
sucede cuando la producción, tanto de sillas como de mesas,
aumenta de manera conjunta.

Otra cuestión destacada por Smith es que las protecciones


arancelarias dan lugar a monopolios que terminan operando en
perjuicio de los consumidores.

“Al restringir, ya sea por altos aranceles o por la absoluta


prohibición, la importación de tales bienes de países
extranjeros, el monopolio del mercado local queda más o
menos asegurado para la industria doméstica empleada en
producirlos. De aquí que la prohibición para importar ganado
en pie o sal de países extranjeros le asegure a los ganaderos
de Gran Bretaña el monopolio del mercado local de carnes
(...) Muchos otros tipos de manufacturas han obtenido, de la
misma forma en Gran Bretaña, de manera parcial o total, un
monopolio en contra de sus compatriotas.”

La creación de monopolios es evidente en nuestro país. Esto


explica los pedidos de los industriales textiles en Argentina en
favor de una aduana que preserve la “soberanía productiva” y
131
otros eufemismos como la “administración inteligente del
comercio exterior”50. Es que si fuera por los empresarios,
humanos como el resto de nosotros, cobrarían los precios más
altos posibles incurriendo en los menores costos posibles.

Si un empresario pudiera vender un producto de pésima


calidad a un precio ridículamente alto, lo haría. Sin embargo,
la competencia empresaria no se lo permite. Si se diera el caso
comentado, la rentabilidad del empresario sería muy elevada,
lo que incentivaría a otros emprendedores a fabricar dicho
producto, mejorando en algo la calidad, o bien reduciendo el
precio.

Esto no es lo que pasa en nuestro país. La industria textil se


encuentra altamente protegida por aranceles a la entrada de
productos y, además, por un sistema de licencias no
automáticas de importación. Así, una mayor competencia
amenazaría directamente la rentabilidad de la industria y es
por ello que los empresarios del sector hacen lobby para evitar
un cambio en dichas protecciones.

A la hora de exigir el establecimiento de barreras arancelarias


o el cese de las compras externas, muchas veces se ignora (o
sea desea ignorar) que la alternativa es una producción más
ineficiente o menos preparada para servir al cliente que la que
vendría de afuera. Adam Smith también notó esto y sugirió
que las naciones se comportaran de igual forma que lo haría
una familia:

50
Sorabilla, Jorge: “Preservar el mercado interno es garantizar el futuro”, 1 de
febrero de 2016. Diario El Cronista Comercial. Disponible en:
http://www.cronista.com/columnistas/Preservar-el-mercado-interno-es-garantizar-
el-futuro-20160201-0013.html. El autor es director de la Fundación Protejer,
dedicada al lobby proteccionista de la industria textil.
132
“Lo prudente en la conducta de una familia no puede ser
insensato en un reino. Si un país extranjero puede proveernos
con un producto de forma más económica de lo que podemos
hacerlo nosotros, entonces mejor que lo compremos con algo
de la producción de nuestra industria empleada en una forma
ventajosa.”

Por último, el llamado padre de la economía recordaba que el


freno a las importaciones también era un freno a las
exportaciones, ya que si nuestros vecinos no podían vendernos
productos como resultado de los aranceles, entonces no
tendrían fondos para comprarnos, condenándonos a todos a un
menor nivel de vida.

Esto mismo fue formalizado por el economista de origen


Moldavo, Abba Lerner, en su famosa “Simetría de Lerner”.
Para Lerner, el efecto de un impuesto sobre las importaciones
era análogo al de un impuesto sobre las exportaciones. La
explicación puede entenderse comprendiendo lo que pasa con
el tipo de cambio frente a estas medidas.

Si se impone una traba para las importaciones, entonces la


demanda de dólares (o cualquier moneda extranjera necesaria
para el intercambio comercial) caerá, ya que no habrá tantas
compras como antes de la imposición de la traba. Ahora bien,
si cae la demanda de dólares, entonces el precio del dólar (el
tipo de cambio) procederá a caer, lo que afecta directamente la
competitividad de las exportaciones. Así, una traba a las
importaciones, también es una traba para las exportaciones.

133
Una historia de bananas y pescados

Otro emblemático economista que se refirió a las ventajas del


comercio internacional fue David Ricardo. Para Ricardo,
incluso cuando un país fuera más productivo en todos los
sectores de la economía que su país vecino, existirían ventajas
derivadas del intercambio si cada país se especializara en
aquello que hace mejor.

El concepto se puede comprender mejor con un ejemplo


sencillo51. Imaginemos a dos personas, Roberto y Ana. En una
hora de tiempo, Roberto puede recolectar 10 bananas o bien
obtener 10 pescados. Ana, por su parte, puede producir 10
bananas o producir 30 pescados en el mismo tiempo.

Como se observa, Ana es igual o más eficiente que Roberto en


todos los sectores de la economía. Es decir, produce la misma
cantidad de bananas en una hora y también produce más
pescados en el mismo período de tiempo que Roberto.

Si ambos personajes dedicaran media hora cada uno a la


obtención de bananas y pescados, entonces en conjunto
estarían produciendo 10 bananas y 20 pescados (Roberto
obtendría 5 bananas y 5 pescados, mientras que Ana aportaría
5 bananas y 15 pescados).

Sin embargo, si ambos decidieran enfocarse en un solo


producto, aparecería una mayor producción agregada. Si Ana
destinara toda la hora a obtener pescado y Roberto a obtener

51
Este ejemplo está tomado del didáctico video de Don Boudreaux: “Comparative
Advantage and the Tragedy of Tasmania”, disponible en:
http://www.ivancarrino.com/bananas-y-pescados-explican-los-beneficios-del-
comercio/
134
bananas, entonces el total ascendería a 10 bananas y 30
pescados, una notable ganancia.

La clave de esta ganancia está en el “costo de oportunidad”. El


costo de oportunidad de Roberto al buscar una banana es un
pescado. Es decir, cada vez que va a buscar una banana, deja
de ir a buscar un pescado. Cada banana le cuesta un pescado a
Roberto.

En el caso de Ana, el costo de oportunidad de obtener una


banana son 3 pescados. Si Ana dedica toda la hora a buscar
bananas, obtendrá 10 bananas, pero a costa de no obtener 30
pescados. Cada banana, entonces, le cuesta a Ana 3 pescados.

Dado este escenario, Ana saldría beneficiada si pudiera


conseguir una banana por menos de tres pescados y Roberto
saldría beneficiado si pudiera conseguir un pescado por menos
de una banana.

Es decir, si Ana decidiera intercambiar un pescado por dos


bananas con Roberto, entonces ambos saldrían beneficiados.
Ana obtendría, por cada dos pescados, una banana. Es decir,
reduciría su costo por banana. Roberto, por su parte, también
se beneficiaría, ya que recibiría dos pescados por una banana,
es decir que reduciría el costo de adquirir un pescado a la
mitad. Lo que antes le costaba una banana, ahora le cuesta solo
media.

En esto consiste la magia del comercio internacional. Que


ambas partes, incluso cuando una de las dos sea igual o más
eficiente en todo, salen beneficiadas cuando deciden
especializarse en lo que mejor saben hacer e intercambiar entre
ellas. Para Roberto era lo mismo dedicarse a producir una cosa

135
o la otra, pero Ana era mucho más eficiente obteniendo
pescado que bananas, por lo que tenía que especializarse en
ello. Esta especialización, combinada con el intercambio
termina enriqueciendo a todos.

Ahora bien. A pesar de que años de teoría económica muestran


las ventajas del comercio internacional, Argentina sigue
dándole la espalda al mismo.

Le damos la espalda al mundo

Una de las formas de medir el grado de apertura de un país es


sumar sus exportaciones, sus importaciones y dividirlas por el
Producto Bruto Interno. Si observamos un gráfico de cómo ha
evolucionado este indicador a lo largo de nuestra historia,
vemos que luego de un período de crecimiento, el mismo
comenzó a estancarse, luego decrecer a partir de la década del
‘50, volver a crecer y luego volver a caer a partir de 2003.
Desde 2003 a 2014, el índice pasó del 34,0% al 25,2%,
reduciéndose 10 puntos la apertura de la economía.

Si bien el indicador no es el más fiable para medir la apertura


de la economía, ya que influye mucho la volatilidad del PBI
medido en dólares (como puede verse en el gráfico con los
grandes picos y fuertes caídas) no está demás compararlo con
otros países en el globo para tener una idea de dónde estamos
ubicados.

Según el Banco Mundial, en 2014, el índice de apertura


medido de esta forma ubicaba a Hong Kong al tope de la tabla
(con un 439%), a Luxemburgo en segundo lugar (374%) y a
Singapur en el tercero (351%). En estos tres países, el volumen
del comercio internacional es largamente superior a lo que

136
producen sus economías durante un año. Argentina, según esta
institución, se ubicaba en el puesto 158 de la tabla, con un
ratio de 29%.

Cuadro 5.2 - Apertura de la economía (Comercio


Internacional en % del PBI)

60% 54,2% 56,3%

50%

40% 34,0%

30% 25,2%

20%

10%
(Exportaciones + Importaciones) / PBI
0%
1850

1920
1810
1820
1830
1840

1860
1870
1880
1890
1900
1910

1930
1940
1950
1960
1970
1980
1990
2000
2010
-10%

Elaboración propia en base a Orlando Ferreres e INDEC

Como decíamos, si bien esta es una manera de ver cuán abierta


es una economía, depende mucho del tamaño del PBI de un
país y su variación. Estados Unidos, con una apertura del 30%,
no parece un país muy abierto, pero esto no es porque imponga
trabas y aranceles a la exportación, sino porque cuenta con un
considerable mercado interno, lo que hace que las
exportaciones e importaciones, por cuantiosas que sean, no
llegan a ser importantes en comparación con el Producto
Bruto.

137
Es por esto que tenemos que recurrir a otros indicadores. Uno
de ellos lo elabora la Fundación Heritage de los Estados
Unidos. Al considerar los aranceles aduaneros promedio y las
barreras no arancelarias, asignan un puntaje a cada país y, en
función de él, elaboran un ranking de los países más y menos
abiertos al comercio internacional52.

En este índice, los primeros tres puestos están compartidos por


8 países: Hong Kong, Macao, Singapur, Suiza, Swazilandia,
Georgia, la Isla de Mauricio e Israel. Luxemburgo, en este
ránking, se ubica en el puesto 5, mientras que Estados Unidos
está en la décima posición. Argentina, por su parte, ocupa un
lejano puesto 81, lo que refleja un alto cierre al comercio
internacional.

Las importaciones no generan desempleo

Quienes reivindican esta ubicación para nuestro país, e incluso


quisieran que retrocedamos todavía más, suelen argumentar
que la apertura comercial genera desempleo.

Este es el caso del comentario del periodista Roberto Navarro,


que en su programa de TV, Economía Política, emitido a
principios de 2015, delineó el supuesto plan macabro que el
gobierno de Mauricio Macri quería llevar a cabo abriendo las
importaciones.

Para Navarro, el nuevo presidente busca deliberadamente


generar desempleo y pobreza en Argentina puesto que, en su
visión eso es lo que hace “la derecha” cuando gobierna.

52
Más información acerca de la metodología que toma este indicador puede
encontrarse en: Trade Freedom – Heritage Economic Freedom Index:
http://www.heritage.org/index/trade-freedom
138
El maquiavélico plan del gobierno consistiría en buscar subir
el nivel de desempleo en el país, de manera que las hordas de
desocupados presionen a la baja los salarios y, de esta forma,
los capitalistas explotadores puedan llenarse sus bolsillos.

Ahora bien, la cuestión pasa por cómo hará el gobierno para


generar ese desempleo, y es ahí cuando, entre otras cosas, se
menciona a la “apertura indiscriminada de importaciones”
como una de las estrategias.

Lo curioso del asunto es que en el propio gobierno, que en la


superficie parecería estar en las antípodas de lo que se dice en
el programa de Navarro, también comparten esta visión.

Consultado acerca de la liberalización de las importaciones en


noviembre del año pasado, Macri respondió:

“No podemos abrir las importaciones. Nosotros tenemos que


crear trabajo, no destruir el poco que tenemos.”

Paradójicamente, y como puede verse, el gobierno y Navarro


coinciden en que la industria nacional debe “protegerse” y que
abrir importaciones dejaría a la gente sin trabajo.

La realidad, empero, es que ambos están equivocados. Aquí


abajo hay un gráfico que muestra a todos los países que
ocupan los primeros diez puestos en términos de apertura al
comercio internacional según el Índice de Libertad Económica
de la Fundación Heritage53. Como se ve, existe una amplia
variedad, aunque el promedio se ubica en el 9,4%.

53
Los primeros diez puestos están ocupados por más de diez países puesto que
muchos comparten ubicación debido a obtener un puntaje igual.
139
Cuadro 5.3 - Tasa de desempleo para los 10 primeros
puestos en apertura comercial

30% Tasa de Desempleo Promedio


25%
20%
15%
10%
5%
0%
Austria
Bélgica

Finlandia
Alemania
Hungría
Italia

Malta

Eslovaquia
España
Holanda
Portugal

Estados Unidos
Hong Kong
Macao

Lituania

Rumania
Eslovenia
Dinamarca

Reino Unido

Nueva Zelanda

Perú
Mauricio
Israel

Chipre

Irlanda

Luxemburgo

Noruega
Singapur

Albania
Suiza
Georgia

Bulgaria

Letonia

Suecia
República Checa

Polonia

Islandia

Croacia
Bosnia Herzegovina
Canadá
Swazilandia

Estonia

Elaboración propia en base a Fundación Heritage y Banco Mundial

Si el promedio se compara contra países que ostentan altos


niveles de desempleo, estamos hablando de una tasa baja.
Piénsese que el desempleo en la Zona Euro en 2015 fue del
10,9%, pero en España y Grecia la cifra seguía superando el
20%. Durante la crisis de 2001-2002, en nuestro país el
desempleo llegó a afectar a 24,5% de la población, por lo que
una tasa de 9,4%, si bien no es baja, tampoco puede
considerarse excesivamente elevada.

Ahora lo que llama la atención es que dentro de este grupo que


obtuvo el mismo elevado puntaje en términos de su apertura
comercial, haya países con niveles de desocupación tan bajos.
Hong Kong posee un 3,2%, Singapur un 3,0%, Suiza un 4,5%,
Austria un 5,0% y Estados Unidos un 6,2% de acuerdo a datos
de 2014. En este sentido, el motivo del desempleo en los

140
países no puede ser la apertura comercial, ya que abundan los
ejemplos de países extremadamente abiertos que gozan de un
nivel de ocupación sustancialmente elevado.

Ahora lo que sí se observa con claridad meridiana es la


diferencia de riqueza que existe entre un grupo y otro. Los
países seleccionados anteriormente son los 43 países de mayor
apertura comercial. Si bien existe una variedad entre ellos, el
promedio de su PBI per cápita es de USD 41.000, ajustado por
el poder de compra. Ahora si uno tomara el promedio del PBI
per cápita de los últimos 43 países de la lista elaborada por
Heritage, se encontraría con que éste es de solamente USD
7.700.

Es decir, los países más abiertos son 5,3 veces más ricos que
los países menos abiertos, confirmando las enseñanzas de
Adam Smith y David Ricardo.

La conclusión es sencilla, el libre comercio no genera


desempleo, pero definitivamente es un enorme creador de
riqueza.

A pesar de ello, en Argentina seguimos creyendo en el dogma


de “vivir con lo nuestro” y, a causa de ellos, el gobierno
kirchnerista distorsionó con un sinnúmero de medidas el
comercio internacional.

Entre estas, destacan las retenciones a la exportación


(aplicadas a productos como la carne, el maíz, el trigo, la soja,
y también productos industriales entre otros), las
Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (conocidas
por sus siglas, DJAI, y tristemente célebres por su uso
arbitrario para frenar el ingreso de productos extranjeros), el

141
control de cambios (que al imponer un valor ficticio para la
divisa extranjera, redujo el incentivo a exportar a la vez que
incentivó las importaciones, y también los viajes al exterior y
el consumo en el extranjero), los Registros de Operaciones de
Exportación (que se utilizaron también para restringir de
manera arbitraria los envíos al exterior tanto de carnes como
de granos), o la manipulación de los cupos de dólares que el
Banco Central decidía entregar a importadores para que
cancelen sus deudas con proveedores extranjeros.

En este marco, debe mencionarse que la administración que


asumió en diciembre de 2015 se ha movido en la buena
dirección. La eliminación de casi la totalidad de las
retenciones a la exportación, el fin del manejo arbitrario de los
dólares del Banco Central y la supresión del tristemente
célebre “cepo cambiario” son medidas que tienden a
normalizar nuestros vínculos comerciales con el mundo.

Sin embargo, aún queda mucho por hacer. En primer lugar,


porque como se ha divulgado, el sistema que sustituirá al de
las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación todavía
impone medidas que servirán de protección para varios
sectores de nuestra economía.

Como explicaba el diario El Cronista54:

“... la medida no representa la liberación absoluta de las


compras al exterior porque reemplazó el modelo
instrumentado por el ex secretario de Comercio Interior,

54
“El Gobierno protegerá a casi 20% de la industria con el nuevo sistema de control
de comercio” 24 de diciembre de 2015, diario El Cronista Comercial. Disponible
en: http://www.cronista.com/economiapolitica/El-Gobierno-protegera-a-casi-20-de-
la-industria-con-el-nuevo-sistema-de-control-de-comercio-20151224-0085.html
142
Guillermo Moreno, por otro instrumento llamado Sistema
Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI), que si bien
agilizará las importaciones para aquellos sectores que
compren en el exterior componentes para producir en el país,
o productos que no se fabrican en la Argentina, frenará la
importación de bienes de la denominada industria sensible, es
decir, de los sectores menos competitivos pero que concentran
una gran cantidad de empleos”

El concepto de industria sensible puede entenderse como lo


hace El Cronista, o bien como aquélla industria que, gracias a
su buen poder de lobby, consiguió el privilegio de la
protección gubernamental.

Siguiendo con el análisis, el periódico informaba que gracias a


las “licencias no automáticas”:

“Los productos que seguirán gozando de un margen de


protección contra la importación según el Gobierno, son,
entre otros, tractores y motos; línea blanca (heladeras,
cocinas, etc); artículos para gimnasia deportiva; cañas de
pescar; calzado de vestir y deportivos; prendas de vestir y
alfombras.

También estarán protegidos las manufacturas de caucho y los


neumáticos; los químicos inorgánicos, jabón, artículos de
tocador; y los plásticos y manufactura, madera, muebles y
manufacturas de madera, productos editoriales, productos
cerámicos y manufacturas de vidrio y juguetes”

Queda claro que existe una buena cantidad de productos por


los cuales los argentinos tendremos que pagar precios mayores

143
recibiendo, a cambio, una calidad inferior a la que
recibiríamos si el comercio fuera libre.

El Mercosur, otra traba

Otro chaleco de fuerza que tiene la Argentina en su


vinculación con el mundo es el Mercosur. Este bloque regional
que el país ayudó a fundar en 1991 buscó ser, en su momento,
una zona de libre comercio que eliminara por completo los
aranceles internos al tiempo que se establecía un Arancel
Externo Común. Sin embargo, nunca terminó de concretarse,
ya que el Mercosur, formado por Argentina, Brasil, Paraguay,
Uruguay y, recientemente, Venezuela y Bolivia, no posee una
uniformidad en su Arancel Externo y no tiene un comercio
totalmente liberado entre sus miembros.

Por otro lado, esta unión regional no deja de compartir las


premisas proteccionistas de muchos de nuestros políticos. En
definitiva, el Arancel Externo va del 0% al 20% y, en
circunstancias, también puede ser superior a este guarismo,
mostrando que la convicción está lejos de ser la de la apertura
comercial.

Por último, como describe el analista Martín Simonetta, el


Mercosur solo puede firmar acuerdos con terceros países en
bloque. Es decir, si Argentina quisiera, al margen de la unión
regional, trabar un acuerdo con un tercer país, debería
convencer a todo el bloque o bien desistir de la iniciativa55.
Esto es un enorme problema, ya que la capacidad para abrirse

55
Simonetta, Martín: “Mercosur: ¿Fin de un matrimonio por obligación?”,
publicado en la página web del Instituto Cato. 16 de junio de 2015. Disponible en:
http://www.elcato.org/mercosur-fin-de-un-matrimonio-por-obligacion
144
al mundo se ve severamente restringida y se vuelve
dependiente de interminables negociaciones burocráticas.

Es por eso que un buen ejemplo en materia de comercio


internacional nos lo ofrece nuestro vecino Chile. A partir de
mediados de los años ’70 el país transfronterizo comenzó un
proceso de apertura unilateral al comercio internacional,
reduciendo aranceles, cupos y prohibiciones para importar sin
ningún tipo de negociación con otras naciones o pedidos de
“reciprocidad”.

Más adelante, desde los años ’90 y hasta el día de hoy,


comenzaron a firmar Acuerdos de Libre Comercio con una
enorme cantidad de países, entre los que destacan Canadá,
Estados Unidos, China, Australia y, más recientemente, la
Alianza del Pacífico.

En paralelo con este proceso de apertura, Chile multiplicó por


5 su riqueza per cápita, llegando al primer puesto de los países
de América del Sur. Además, siendo el país más abierto del
continente, su tasa de crecimiento fue del 4,5% promedio en
los últimos 10 años mientras que el desempleo pasó del 10,0%
en 2004 al 6,3% el año pasado. Por si esto fuera poco, la
inflación se ubica en el 4% anual y el promedio de los últimos
6 años no superó el 3%.

Vivamos no solo con lo nuestro

Las restricciones al comercio internacional, ya sean en la


forma de cuotas para importar, impuestos para comprar y
vender, prohibiciones o controles paraarancelarios, constituyen
una de las grandes trabas para el sector privado que produce en
la economía.

145
Y si bien existen algunas teorías que buscan ensalzar los
beneficios del proteccionismo, lo cierto es que el mismo es
totalmente contraproducente.

Es que, como explica el economista Don Boudreaux56, el libre


comercio mejora el acceso de la población a productos de
mayor calidad a precios más bajos; ayuda a promover el
crecimiento económico (especialmente cuando, como en el
caso argentino, el 80% de lo que se importa son insumos para
la producción); mejora la eficiencia y la innovación; fomenta
la competitividad; y promueve la justicia, ya que elimina la
posibilidad del surgimiento de monopolios al calor de la
protección oficial.

Negarse a recibir estos beneficios, no solo no redundará en una


mejora en los niveles de desempleo, que son independientes
del grado de apertura comercial, sino que nos condenarán a
vivir de manera mediocre y por debajo de nuestras
posibilidades.

A la hora de pensar en el comercio internacional, la única


dirección en la que hay que moverse es en la de más y mayor
apertura.

56
Boudreaux, Donald J.: “The Benefits of Free Trade: Addressing Key Myths”. 20
de abril de 2015. Mercatus Center, Universidad George Mason. Disponible en:
http://mercatus.org/sites/default/files/Benefits-Free-Trade-EP.pdf
146
Estrangulados
El diputado estaba contento. Ese día por la mañana irían a
colocar la placa que tanto había deseado tener en la entrada de
su despacho. Sabía que luego de su período, si no era re-
reelecto, alguien procedería a quitarla, generando daños al
inmueble que se repararían, nuevamente, con dinero del
estado. Sin embargo, consideraba que tal costo valía la pena,
ya que la frase lo identificaba cabalmente y funcionaría como
tarjeta de presentación para cualquiera que deseara entablar
una relación con él.

Se trataba de una frase. Una que no recordaba si había


escuchado de un filósofo griego, o bien de un político
contemporáneo. Le daba igual. De cualquier manera,
solamente le interesaba que la frase figurara en el bronce. Iría
sola, sin firma ni fecha. El contenido era lo que importaba, no
quién la había dicho, ni cuándo, ni en qué contexto, ni con qué
tono.

Llegaron los encargados de la colocación. El trabajo sobre el


bronce estaba hecho hace semanas, por lo que solo faltaba que
vinieran estas dos personas a adosarla a la pared. Además,
tenían que coordinar con el resto de los representantes para
que estuvieran presentes en el pequeño acto preparado para la
inauguración. Incluso se habían dado cita algunos medios de
prensa, más de los que comúnmente trabajan a diario en el
congreso.

El trabajo no llevó más de 40 minutos.

147
La placa estaba cubierta con un paño de tela, y los
camarógrafos preparaban sus flashes para obtener la mejor
imagen del momento en que la misma fuera develada.

Finalmente, tras unas palabras del diputado, el momento llegó.


La placa quedó descubierta y los fotógrafos hicieron sus
imágenes. El nuevo despacho del legislador estaba listo, y su
mensaje a la puerta lo decía todo:

“Si se mueve, ponle impuestos. Si se sigue moviendo, regúlalo.


Y si se para de mover, subsídialo”

.................................................................................

En los últimos años, Argentina se convirtió en el ejemplo de lo


que no hay que hacer. Para que la economía crezca y, por
tanto, mejore de manera sostenible la calidad de vida de la
gente, es importante que el sector privado pueda desarrollarse.
Para esto se necesita seguridad jurídica, respeto por la
propiedad privada, regulaciones razonables, previsibilidad e
impuestos bajos.

Claramente, si uno analiza los últimos años, el camino tomado


ha sido en la dirección exactamente opuesta. Sin embargo, el
amor por las regulaciones, la inestabilidad y excesivo peso del
sector público no son exclusivos del gobierno de Néstor y
Cristina Fernández de Kirchner. En la historia económica
argentina abundan los ejemplos y el intervencionismo
excesivo ha sido su característica distintiva al menos desde
comienzo de la década del ’30.

Pero no solo nuestro país está lleno de ejemplos de


distorsiones que asfixian el crecimiento económico, sino que

148
estas se repiten, en mayor o menor medida, en todas las
latitudes. Las trabas a la inmigración en los Estados Unidos,
los subsidios agrícolas en Europa, o los planes de
megaestímulo monetario y fiscal en Japón son algunos
ejemplos de que “la alegría no es solo argentina”.

A continuación veremos cuáles son las más frecuentes


distorsiones, trabas, regulaciones y malas intervenciones que
los gobiernos imponen sobre el normal desenvolvimiento de la
economía, o bien aquellas que siempre están tentados de
imponer y que, más allá de las intenciones, siempre terminan
afectando el crecimiento y la mejora de la calidad de vida de la
población.

Empecemos.

La inflación

Las tarifas de luz subirán un 500%. El gobierno acordó un


incremento de 6% para los combustibles. Los sindicatos
exigirán aumentos no inferiores al 30%. El dólar se disparó un
40%. Todos estos son titulares que pueden leerse en cualquier
diario, especializado o no, de la Argentina de 2016.

La idea que uno se arma luego de pasar revista por ellos es


bastante concreta: ¡todo sube en Argentina!

Efectivamente, así es. Desde hace muchos años que los precios
suben de manera permanente. Según un relevamiento del
diario Infobae57, desde 2003, el asado de novillo aumentó

57
“Doce años de inflación: algunos precios”. Diario Infobae, miércoles 9 de
septiembre de 2015. Disponible en: http://www.infobae.com/2015/09/09/1753820-
doce-anos-inflacion-algunos-productos-subieron-mas-1000-los-super
149
1.827%, las galletitas “Bagley” treparon 1.341%, el litro de
agua se disparó un 1.032% y el pan lactal voló un 1.937%.

Detrás de estos incrementos no se encuentra otra cosa que la


inflación, que para la mayoría de los economistas se define
como el proceso de aumento generalizado de los precios.

En este sentido, si mañana aumentara la carne pero todo lo


demás permaneciera constante, no deberíamos hablar de
inflación. Sin embargo, si junto con la carne se eleva el precio
del pan, la leche, la nafta y el corte de pelo, entonces estamos
viviendo un proceso inflacionario.

Ahora bien, definir de esta forma a la inflación es un tanto


problemático. Es que al enfocarnos en los precios, estamos
poniendo el énfasis en la consecuencia más que en la causa. En
definitiva, lo que nos interesa es saber por qué están subiendo
esos precios. En este marco, cobra interés una segunda y mejor
definición de la inflación: la pérdida sistemática del poder de
compra de la moneda.

Uno podría preguntarse ¿por qué pierde poder de compra


nuestra moneda? Y la respuesta debe encontrarse en un simple
análisis de oferta y demanda.

En economía, se sabe que, si todo lo demás permanece igual,


pero se incrementa la oferta de determinado producto,
entonces su precio cae. Esto se puede ver en el supermercado
con las frutas de estación. Cuando llega el verano, por
ejemplo, la sandía abunda y su precio baja, mientras que en
invierno sucede lo contrario.

150
Con el dinero pasa lo mismo. Cuando la cantidad de billetes en
circulación es abundante, entonces su precio tenderá a caer, y
una caída en el precio del dinero no es otra cosa que una caída
del poder de compra del mismo. Por ello, como decía el
premio nobel de economía Milton Friedman, la inflación es un
fenómeno monetario, ya que depende de la cantidad de
moneda que haya dando vueltas en la economía.

Si crece mucho esa cantidad, entonces su poder de compra


caerá y los precios subirán. Si la cantidad de dinero se
mantiene constante, o en línea con su demanda, entonces el
poder adquisitivo del dinero se mantendrá en el tiempo.

Lo que pasó en Argentina en los últimos años no es más que


una aplicación práctica de este sencillo concepto teórico.

Si consideramos cómo fue evolucionando la base monetaria en


los últimos años (es decir, los pesos que emite el Banco
Central, única entidad autorizada por ley a emitir el dinero de
curso legal del país), vemos que la misma pasó de $ 45.400
millones en el año 2003 a nada menos que $ 622.200 millones
en 2015. El incremento total es de 1271%, es decir que la
cantidad de pesos en circulación se multiplicó por casi 14 en
los últimos 12 años. Así, el promedio anual de crecimiento
ascendió a 24,4%. Es decir, cada año había un 24,4% más de
pesos en circulación, una cifra extraordinaria si se la compara
con el incremento en otros países durante el mismo período.

151
Cuadro 6.1 - Base monetaria (datos anuales, fin del
período)

700.000 70%
Base Monetaria (millones de $)
600.000 Variación en % (eje der.) 60%

500.000 50%

400.000 40%

300.000 30%

200.000 20%

100.000 10%

0 0%
2009
2003
2004
2005
2006
2007
2008

2010
2011
2012
2013
2014
Elaboración propia en base a BCRA 2015

Naturalmente, semejante crecimiento de la oferta de moneda


terminó generando una caída en su valor o poder de compra.
La contracara de este proceso fue un sideral incremento de los
precios, que durante todo el período crecieron un 972%.

El gráfico que sigue nos da una idea de la magnitud de la


destrucción de la moneda que tuvo lugar durante los últimos
doce años. Entre diciembre de 2003 y diciembre de 2015 el
poder adquisitivo del peso se desmoronó un 90,3%.

Poniéndolo en perspectiva, si con un peso en diciembre de


2003 uno podía comprarse 10 caramelos, en diciembre de
2015 ese mismo dinero no le alcanzó ni siquiera para uno.

152
Cuadro 6.2 - Poder de compra del peso (diciembre 2003 =
100)

100
90 Poder de compra del Peso
80
70
60
50
40
30
20
9,71
10
0
Mar.-06

Mar.-09

Mar.-12

Mar.-15
Jun.-05

Jun.-08

Jun.-11

Jun.-14
Dic.-12
Dic.-03
Sept.-04

Dic.-06
Sept.-07

Dic.-09
Sept.-10

Sept.-13

Dic.-15
Elaboración propia en base a IPC-CQP Blog

Teorías para explicar la inflación hay de las más disparatadas.


Algunos intelectuales argentinos han llegado a decir que los
precios suben porque, como la gente está feliz, incrementa el
consumo y eso presiona los precios al alza. Obviamente, a la
luz de los datos, la observación es errónea. Aún cuando
hubiera más consumo, sin un incremento de la oferta
monetaria, el dinero destinado al consumo debería salir de
algún otro lado. Así, si por ejemplo, el mayor consumo se
financiara con una menor inversión, subirían los precios de los
bienes consumo pero caerían los precios de los bienes de
capital, lo que finalmente no generaría un incremento del nivel
general de precios.

153
Ahora como decíamos en el inicio del capítulo, los problemas
de Argentina no son patrimonio exclusivo de los últimos
gobiernos, ni tampoco patrimonio exclusivo del país. A lo
largo de la historia se han verificado procesos inflacionarios en
muchos y muy diversos países, desde Bolivia hasta Alemania.

En una compilación de datos elaborada por los economistas


Steven Hanke y Nicholas Krus58, puede apreciarse cuáles
fueron los procesos de inflación más aguda en el mundo. En
todos estos casos, por la magnitud del fenómeno, se deja de
hablar de inflación y comienza a hablarse de hiperinflación.

En el gráfico de la página siguiente recorté los 10 más


representativos y, a la vez más bestiales. En Hungría, a finales
de la Segunda Guerra Mundial, la inflación fue tan alta que
tomaba 15 horas para que los precios se dupliquen. Algo
similar, pero más acá en el tiempo, sucedió en Zimbabue,
donde la inflación llegó a tocar un máximo de 98,0% por día.
Una verdadera locura.

La hiperinflación de 1989 en Argentina está lejos en la tabla,


ya que los precios “solamente” subieron 197% por mes
durante ese período.

58
Hanke, Steven y Krus, Nicholas: “World Hyperinflations”, publicado en el
Routledge Handbook of Major Events in Economic History p. 367. Routledge.
2013.
154
Cuadro 6.3 - Las 10 mayores hiperinflaciones de la historia

Tiempo
Tasa
requerido
equivalente
Inflación mensual más para que
País Comienzo Fin de
alta los precios
inflación
se
diaria
dupliquen
Hungría ago-45 jul-46 4190000000000000000% 207,0% 15 horas
Zimbabue mar-07 nov-08 7960000000000% 98,0% 24,7 horas

155
Yugoslavia abr-92 ene-94 313000000% 64,6% 1,41 días
Alemania ago-22 dic-23 29500% 20,9% 3,7 días
Grecia may-41 dic-45 13800% 17,9% 4,3 días
China oct-47 may-49 5070% 14,1% 5,3 días
Armenia oct-93 dic-94 438% 5,8% 12,5 días
Turkemistán ene-92 nov-93 429% 5,7% 12,7 días
Taiwán ago-45 sep-45 399% 5,5% 13,1 días
Perú jul-90 ago-90 397% 5,5% 13,1 días
Ahora bien, aún cuando la inflación aparezca en diferentes
lugares del planeta, lo cierto es que sus costos son siempre los
mismos.

A continuación, veremos al menos 4 problemas que la


desvalorización de la moneda genera.

1) Reduce los ingresos: si los precios suben pero nuestros


ingresos no lo hacen al mismo ritmo, todos los meses
podemos ganar más pesos, pero esos pesos cada vez
comprarán menos bienes. Así, la inflación nos va volviendo
más pobres

2) Castiga el ahorro: supongamos que se emiten nuevos $


100.000 para financiar algún gasto del gobierno. En primera
instancia, el gobierno puede usar esos nuevos pesos para
comprar en la economía con los precios vigentes. Sin
embargo, esta nueva cantidad de pesos presiona al alza los
precios, que comenzarán a subir. Si en el mismo momento
uno tenía dinero ahorrado en una caja de ahorro, cuando
quiera comprar lo hará con los precios nuevos, que ya han
aumentado producto de la emisión.

Así, cuando hay inflación se castiga a los que ahorran, que


tienen que empezar a buscar alternativas para preservar el
poder de compra de lo que pueden guardar mes a mes.

3) Distorsiona la producción: como los nuevos pesos


emitidos ingresan por determinados lugares específicos en la
economía, algunos sectores se ven más estimulados que
otros. Así, los empresarios comienzan a volcarse a esos
sectores cuando, en realidad, no hay una verdadera demanda
de mayor producción de ese sector. Es por esto que se dice

156
que la inflación genera malas inversiones, porque cuando se
termina, esos sectores sobreestimulados tienen que ajustarse
a la verdadera situación.

4) Recesión: la inflación, especialmente cuando es alta,


termina generando recesión. Esto sucede porque, llegado un
punto, los incentivos a invertir desaparecen. La inflación por
sí misma genera mucha incertidumbre hacia el futuro y,
además, refleja la irresponsabilidad del gobierno en materia
fiscal, algo que los inversores del mundo prefieren evitar. Por
último, si la inflación es muy alta, llega un punto en que
todos los agentes huyen de la moneda, se refugian en el dólar
y dejan de consumir e invertir hasta que el sistema monetario
vigente colapsa.

Los controles de precios

Los gobiernos, a lo largo de toda la historia, han sido los


principales responsables de generar inflación. Esto es así
porque, en primer lugar, son quienes están en control de los
Bancos Centrales, que son las entidades legalmente
autorizadas a emitir el dinero de curso legal de cada país. En
segundo lugar, porque al gastar por encima de lo que les
ingresa por impuestos, terminan acudiendo a estas entidades
para que cubran el bache, lo que hace que los bancos centrales
terminen emitiendo dinero en exceso y se desvalorice la
moneda.

No obstante, bajo ningún concepto el gobernante de turno


asumirá que es él mismo el causante de todos los
inconvenientes que la inflación le genera a la gente de a pie.
Es por ello que, muy a menudo, frente a la aparición del

157
proceso inflacionario, los gobiernos suelen responder
aplicando controles de precios.

Así, los funcionarios se lanzan a una guerra retórica (y a veces


no tan retórica) contra empresarios, especuladores, financistas,
distribuidores, y cualquier persona que ejerza libremente el
comercio. El objetivo es doble: por un lado, mostrarle a su
electorado que están “haciendo algo” para resolver el
problema y, por el otro, desligarse de toda responsabilidad.

Sin embargo, el problema de los controles de precios es que el


remedio termina siendo mucho peor que la enfermedad.

Es que cuando por cualquier motivo el gobierno impone un


precio máximo para un producto determinado, lo que termina
sucediendo es que dicho producto desaparece del mercado.
Esto es así porque, frente al precio menor (en comparación con
el del mercado libre), la cantidad demandada crece. Cuando
vamos al supermercado, si vemos que un producto está a mitad
de precio, probablemente compremos dos unidades en lugar de
una.

Otra consecuencia de la reducción del precio por la vía del


mandato coactivo del gobierno es que la rentabilidad del
producto cae. Asumiendo costos constantes (o crecientes
durante los procesos inflacionarios), un menor precio de venta
comprime la rentabilidad empresaria, por lo que muchas
empresas cierran o deciden cambiar sus líneas de producción,
dedicándose a fabricar bienes no controlados.

El resultado inevitable es la escasez, que perjudica


directamente a quienes se buscaba beneficiar con la política de
precios bajos impuestos de manera coercitiva.

158
Un ejemplo extremo de este tipo de políticas fue el “Dakazo”,
que tuvo lugar en Venezuela en noviembre de 2013, poco
antes de las elecciones municipales. Durante la segunda
semana de noviembre, el presidente Nicolás Maduro anunció
que tras inspeccionar 400 comercios, solo 5 vendían a los
“precios justos” que el gobierno deseaba59. El paso siguiente
fue la ocupación por parte del “Servicio Desconcentrado de
Bienes y Servicios de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana”
de la popular tienda minorista de electrodomésticos “Daka”, a
la que obligaron a reducir sus precios de venta entre un 50% y
un 80%. Las colas al ingreso fueron enormes y los militares
tuvieron que ordenar la venta de productos, ya que, como
quería el presidente, se “vaciaron los anaqueles”.

Luego de la medida, el partido oficialista triunfó en las


elecciones y los compradores tuvieron una alegría extra
durante fin de año. Sin embargo, un año después, las tiendas
Daka permanecían vacías, “con unas planchas, unos hornos
pequeños, unas ollas, unas licuadoras y una tostadora de pan
(...) De línea blanca, nada”.

Como dice el refrán, “el que se quema con leche, ve la vaca y


llora”, y este fue el caso de lo que sucedió con la brutal
política de control de precios en Venezuela. ¿Quién vuelve a
invertir para reponer la mercadería cuando el gobierno, cual
mafia, decide ocupar y saquear los negocios a voluntad?60

59
Los precios impuestos por el gobierno tienen muy poco de “justos”, ya que la
verdadera justicia radica en respetar el contrato voluntario entre partes del cual
emerge el precio de mercado.
60
“La resaca del “dakazo”, un año después”. Diario El Tiempo, 9 de noviembre de
2014. Disponible en http://eltiempo.com.ve/venezuela/situacion/la-resaca-del-
dakazo-un-ano-despues/161509
159
Cuando llegan a estos niveles, los controles de precios se
transforman en verdaderos robos a los sectores productivos. Y,
como cualquier ser racional, cuando el empresario intuye que
si ingresa a tal lugar será saqueado, decide evitarlo. La caída
de la inversión profundiza la escasez y empeora aún más la
calidad de vida de la gente.

En Venezuela esta situación abarca a casi todos los productos,


desde harina y pollo hasta medicamentos y papel higiénico.
Sus dirigentes, sin embargo, eligen vivir en una burbuja y
seguir engañando a la gente, afirmando disparates semejantes
como que falta pasta dental porque la gente se cepilla tres
veces al día, o que no hay papel higiénico porque los
venezolanos comen mucho61.

En nuestro país tenemos ejemplos concretos de las políticas de


control de precios impuestas por el gobierno. La más evidente
es la de los carteles que figuran en innumerable cantidad de
supermercados y que a ciertos productos los distinguen como
para “Consumo Familiar”, limitando la cantidad que puede
comprar cada persona.

Sin embargo, otras consecuencias se han dado en sectores más


amplios de la economía, como el sector del petróleo y gas, los
combustibles, la producción de carne, de trigo y la
infraestructura en general.

61
“Ministra de salud: ‘escasez de crema dental existe porque la gente se cepilla tres
veces al día’”. Diario InfoVzla, 27 de enero de 2016. Disponible en:
http://infovzla.net/nacionales/ministra-de-salud-escasez-de-crema-dental-existe-
porque-la-gente-se-cepilla-tres-veces-al-dia/ y “Afirman que en Venezuela falta
papel higiénico porque la gente come más”. Diario Clarín, 23 de mayo de 2013.
Disponible en http://www.clarin.com/mundo/Afirman-papel-higienico-
venezolanos-comen_0_924507763.html
160
Analicemos uno por uno.

La producción de petróleo y gas se redujo en el país 28,1% y


18,6% desde el año 2003. El gobierno buscó controlar los
precios del sector, primero, cobrándole retenciones a las
exportaciones de crudo del 20% en 2002 y subiéndolas al 25%
en 2004. Finalmente, frente al alza del precio internacional de
este commodity, se impuso un sistema de retenciones móviles
que dejó el precio del petróleo fijo en USD 42 para los
exportadores, quedándose el estado con la diferencia entre ese
precio y el de mercado. Ese valor fue elevado a 70 USD más
adelante. Por otro lado, se le fijó un precio máximo al barril de
petróleo “puertas adentro” para desvincular el precio local del
internacional. Esto hoy funciona como un precio mínimo, ya
que el petróleo en el mundo se derrumbó más del 50%.

Cuadro 6.4 - Balanza Energética (millones de USD)

8.000 Balanza Comercial (combustibles y energía)


6.000 5.823
4.000
2.000
0
-2.000
-4.000
-6.000
-6.429
-8.000
2010
1992

1994

1996

1998

2000

2002

2004

2006

2008

2012

2014

Elaboración propia en base a INDEC

161
Otra consecuencia de destruir la producción petrolera fue la
pérdida de la llamada “soberanía energética”, ya que pasamos
de tener un saldo neto exportador de más de USD 5.000
millones, a importar más de USD 6.000 millones. Esto no sería
un problema si respondiera a un crecimiento de las
importaciones superior al de las exportaciones. Pero lo es
cuando lo que se refleja es la pésima performance productiva
del sector.

Algo que contribuyó al deterioro fue el control de los precios


de los combustibles. Todavía recuerdo cuando el entonces
presidente Néstor Kirchner se peleaba públicamente con Juan
José Aranguren, entonces CEO de la petrolera Shell, por la
política de precios de la empresa privada, que simplemente
buscaba acompañar la inflación. Luego de llamar
públicamente a un boicot contra la compañía, el gobierno
generó decenas de “acuerdos de precios” y también controló a
las distribuidoras gracias a la regulación de los precios de
YPF, antes de que ésta fuera finalmente estatizada. Las
consecuencias de tal política fueron, por un lado, el
abaratamiento artificial del precio de la nafta, que redundó en
un boom de producción y venta de autos62.

Por el otro, sin embargo, repercutió en la desaparición de las


estaciones de servicio. Según un estudio publicado por el
diario El Cronista, desde 1999 a 2015 cerraron nada menos
que 2000 de estos establecimientos63. Una economía en

62
Esto es así puesto que si el precio de un bien complementario cae, la demanda del
bien en cuestión sube.
63
“En los últimos 15 años cerraron 2000 estaciones de servicio en el país”. Diario
El Cronista Comercial, 1 de octubre de 2015. Disponible en:
http://www.cronista.com/economiapolitica/En-los-ultimos-15-anos-cerraron-2000-
estaciones-de-servicio-en-el-pais-20151001-0060.html
162
crecimiento debería aspirar a crear negocios y tener cada vez
más comercios. Los controles de precios, sin embargo,
conspiran contra ello, como se constata con claridad en este
caso.

Lo mismo pasó con el trigo y con la carne. Con la excusa de


“cuidar la mesa de los argentinos”, el gobierno controló los
precios, prohibió exportaciones, impuso retenciones y creó
registros para realizar ventas al extranjero que terminaron
convirtiéndose en licencias para vender. Así, durante los 9
años previos a dichos controles, la producción de trigo
promedió las 14,4 millones de toneladas, mientras que cayó a
12,2 millones en promedio a partir de 2006.

La intervención en el mercado de la carne también comenzó en


2006 y el cambio en las existencias de cabezas de ganado fue
notable. En el año 2007 se alcanzó un máximo de 58,7
millones de cabezas de ganado. Sin embargo, en 2011 ese
número cayó a 47,9 millones, puesto que dejó de ser negocio
criar vacas.

Si se hace un ejercicio contrafáctico podemos llegar a una


mejor apreciación de la magnitud del desastre.

De haber crecido al ritmo promedio anual que tuvo la


producción entre 2001 y 2007, el total de cabezas en el año
2014 habría alcanzado las 71,1 millones. La realidad, sin
embargo fue diferente, ya que el ganado bovino total fue de
solo 51,6 millones, una diferencia de 20 millones o casi el
40%.

163
Cuadro 6.5 - Existencias de Ganado Bovino (Millones de
Cabezas)

75 Cabezas de Ganado Total 2014*


Cabezas de Ganado (Potencial) 71,1
70

65
2007
60 58,7

55 2014
51,6
50
2011
45
47,9
40
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
Elaboración propia en base a Ministerio de Agroindustria

Finalmente, los controles de precios no solo no frenaron la


inflación (ya que tanto el pan como el asado tuvieron
incrementos siderales en sus precios al consumidor64), sino
que arruinaron a los productores, generando una escasez que
redundó en una todavía más elevada presión sobre los precios
por la menor oferta.

Los controles de precios también se ven en la infraestructura


consumida del país. Hablar por celular es imposible, las rutas

64
“Inflación: el precio del asado aumentó 1.400% durante el kirchnerismo”. Portal
de noticias web de TN, 10 de febrero de 2016. Disponible en:
http://tn.com.ar/economia/el-precio-sensible-del-asado-como-fluctuo-en-los-
ultimos-20-anos_651861
164
están en mal estado y los cortes de luz en la zona
metropolitana, junto con los cortes de gas a las industrias en
invierno, son moneda corriente. Todo ello es consecuencia de
los controles aplicados a las compañías que prestan todos estos
servicios, conspirando contra los incentivos a invertir.

Una última característica de los controles de precios la explica


acabadamente el economista Javier Milei y tiene que ver con
los valores sobre los que descansa la sociedad civilizada65:

“...más allá de sus efectos económicos directos e indirectos


sobre la economía en su conjunto, la imposición de precios
máximos amenaza el consenso de valores compartidos por la
comunidad, lo cual constituye la base moral de una sociedad
libre. Así, cuando en nombre de la responsabilidad social se
exhorta al público a someterse a estos controles, aquellos que
se someten se terminan dañando a sí mismos y a la
comunidad. Es más, aquella conducta moralmente
cuestionable —evadir los requerimientos de las autoridades y
violar los controles de precios y salarios impuestos— es
beneficiosa, tanto desde el punto de vista privado como desde
el punto de vista social. En este sentido, tales medidas incuban
en el público la falta de respeto por la ley y hacen que los
funcionarios se sientan propensos a emplear poderes
extralegales y pongan en jaque los propios cimientos de la
libertad.

En definitiva, las políticas de controles de precios son


dañinas, porque no sólo posponen en el tiempo las medidas
efectivas para controlar la inflación, al tiempo que
65
Milei, Javier: “Vigilancia de precios: ¿El regreso de Axel Moreno?”. Diario
Infobae, 11 de febrero de 2016. Disponible en: http://opinion.infobae.com/javier-
milei/2016/02/11/vigilancia-de-precios-el-regreso-de-axel-moreno/
165
desorganizan tanto la producción como la distribución, sino
que además crean una fuerte división social y fomentan la
puesta en marcha de restricciones que amenazan la libertad
política de los individuos”

El control de cambios

Otra de las herramientas que los gobiernos emplean a menudo


para ocultar las consecuencias de la inflación que ellos mismos
generan es la de controlar de manera arbitraria el tipo de
cambio.

En general, el precio de las divisas extranjeras no tiene por qué


moverse al mismo ritmo que el resto de los bienes. Que suba el
precio del tomate no quiere decir que también deba subir el
dólar. Sin embargo, cuando estamos dentro de un proceso de
aumento generalizado de los precios, producto de la
desvalorización de la moneda, lo más probable es que veamos
que, en mayor o menor medida, el precio de las monedas
extranjeras, también aumente.

Esto representa un problema para los gobiernos. Si bien se


encuentra muy extendida la idea de que la devaluación es
buena para mejorar la competitividad de la economía, lo cierto
es que cuando sube el precio del dólar, el poder adquisitivo
internacional de quienes reciben sus ingresos en pesos, cae.

Podemos comprender este tema con un ejemplo. El popular


teléfono móvil iPhone cuesta hoy en Estados Unidos alrededor
de USD 300 (en su versión de 16GB ofrecido por la empresa
AT&T). Si el tipo de cambio en Argentina es de $ 10 por
dólar, un iPhone costará $ 3.000, mientras que si el mismo

166
pasa de $ 10 a $ 15, el artefacto tecnológico trepará hasta los $
4.500.

Lo mismo que ocurre con el iPhone se repite en todos los


casos en que los precios estén fijados en mercados
internacionales. El petróleo, la soja, el oro, son todos
productos que suelen tener una cotización internacional
frecuentemente denominada en dólares. En este sentido, toda
depreciación de la moneda local contra el dólar hará que todos
estos productos se encarezcan y, por tanto, lo haga la vida de
los que utilizan la moneda devaluada.

Para evitar críticas por esta situación, los gobiernos acuden a


los controles de cambios, mecanismos por los cuales fijan de
manera artificial el precio de la moneda extranjera, impidiendo
que ésta suba más de lo que el gobernante desea.

A menudo suele confundirse este sistema con el del tipo de


cambio fijo. Así, muchos analistas solían criticar a Kicillof por
utilizar una estrategia similar a la de Cavallo. Es decir,
buscaban endilgarle a un funcionario “de izquierda” que se
parecía a uno “de derecha” por intentar controlar el dólar
(dado que nada puede ser peor en Argentina que hacer las
cosas que hace “la derecha”).

Sin embargo, las analogías entre el cepo al dólar de Kicillof y


la Convertibilidad de Cavallo son totalmente incorrectas.

El control de cambios es un control de precios aplicado al


precio de las monedas extranjeras. En este sentido, no
restringe de ninguna manera la emisión monetaria, que es la
causa de la inflación que hace que el precio del dólar suba. Es
por esto que cuando hay controles de cambios, la inflación no

167
baja, se restringe la venta de moneda extranjera y aparecen los
mercados paralelos.

A diferencia de este sistema, los tipos de cambio fijos no son


controles de precios, sino un compromiso por parte del
gobierno de mantener una paridad fija. De esta forma, el
Banco Central tiene que restringir la emisión monetaria, ya
que si emite en exceso, se arriesga a que el precio de la
moneda extranjera suba, mientras que si emite de menos, se
arriesga a que el precio de la moneda extranjera caiga,
incumpliendo en ambos casos su compromiso. Es por esto que,
cuando impera un tipo de cambio fijo, no hay inflación (o se
reduce a los niveles de la moneda a la cual se decidió fijar la
paridad), se permite la libre compra y venta de moneda
extranjera y no aparece el mercado paralelo.

Los controles de cambios, como decíamos, no son otra cosa


que un control de precios aplicado al dólar. Al igual que con el
precio de la leche o de la manteca, el gobierno puede decretar
un precio tope para el dólar, el euro, el yen, o todas las
monedas extranjeras al mismo tiempo (lo que generalmente
ocurre). Ahora como sucede con todas las medidas de este
tipo, las consecuencias ya vistas no se hacen esperar.

En primer lugar, cuando se imponen los controles, aparece la


llamada “escasez de divisas”. Fue Ludwig von Mises quien
explicó lo insensato de las críticas de los políticos frente a esta
situación66:

66
Mises, Ludwig von: “La Acción Humana”, citado en Carrino, Iván: “Kirchner
debería haber escuchado a Mises”, Mises Hispano, 15 de noviembre de 2013.
Disponible en: http://www.miseshispano.org/2013/11/kirchner-deberia-haber-
escuchado-a-mises/
168
“Cuando las autoridades se lamentan de la escasez de divisas,
de lo que en verdad se quejan es de otra cosa, del efecto que
provoca su política de fijación de precios. Al precio oficial
fijado arbitrariamente, la demanda excede a la oferta”

Esta escasez de divisas, que en el caso argentino se vio


reflejada en una brutal caída de las reservas internacionales,
termina con la imposición de restricciones a la compra y venta
de dólares. Donde hay controles de precios, hay escasez y,
acto seguido, racionamiento.

Ahora ese faltante, dado que se trata de un producto muy


líquido y fungible, genera la rápida aparición de los mercados
paralelos y la consecuente “brecha cambiaria”, que marca la
diferencia entre el tipo de cambio decretado por el gobierno y
el que puede operar libremente la gente. En Argentina la
brecha cambiaria llegó a superar el 100%, implicando que el
tipo de cambio paralelo duplicaba el valor del oficial. En
Venezuela, la situación es más dramática, con una brecha que
en la actualidad supera el 1.000%.

Sin embargo, como muestra el cuadro de abajo, este fenómeno


no es exclusivo de Argentina y Venezuela, sino de todos los
países que probaron con la receta de los controles.

Además de la escasez y la parición del mercado paralelo,


cuando hay controles de cambios se genera toda una serie de
distorsiones en el comercio internacional y en los incentivos a
invertir desde el extranjero.

El comercio internacional se ve afectado porque los


exportadores se resisten a vender a los precios oficiales, o bien
deja de resultarles rentable, por lo que deben abandonar el

169
negocio. Así, las exportaciones se desploman. Por otro lado,
los incentivos a importar crecen, ya que el dólar artificialmente
bajo hace que comprar productos extranjeros sea más rentable.
La balanza comercial se vuelve negativa, reforzando la
mencionada escasez de divisas.

La inversión, por su parte, sufre también porque todo aquél


que desee invertir 100 dólares en el país de manera legal, verá
que el regulado mercado oficial le ofrecerá la cantidad de
pesos que el gobierno decida, cuando en el mercado informal
la cantidad de pesos que recibiría y, por tanto, el poder de
compra de sus dólares, sería mucho mayor.

Cuadro 6.6 - Brecha Cambiaria en 1988

Tipo de Cambio Tipo de Cambio


País Diferencia %
Oficial Paralelo

Angola 25,5 1.576,6 6083%


Cuba 0,8 37,4 4400%
Rusia 0,6 7,2 1087%
Polonia 502,6 3.201,2 537%
Bangladesh 32,3 134,9 318%
Brasil 0,8 1,2 58%
Argentina 13,4 20,1 50%
Israel 1,7 2,0 18%
México 2.281,0 2.623,2 15%
Corea del Sur 684,1 752,5 10%
Italia 6,1 6,2 2%
Francia 1.305,8 1.318,8 1%

Elaboración propia en base a Sachs & Larraín: “Macroeconomía en la


Economía Global”. Primera edición, año 2002. Prentice Hall

170
Si tomamos el caso de Angola en 1988, observamos que si uno
hubiese querido invertir USD 100 en ese país, habría recibido
2.550 Kwanzas (su divisa oficial), mientras que de cambiar ese
monto en el mercado paralelo habría obtenido nada menos que
157.660 Kwanzas, una diferencia astronómica.

Resultado: nadie invierte 100 dólares en Angola.

Por último, debe mencionarse que los controles de cambio


llevan a una profundización de las diferencias sociales. En el
caso argentino esto se vio con mucha claridad. Como expliqué
en el primer capítulo de Cleptocracia67:

“Dado que los consumos en el exterior pueden pagarse con


tarjeta de crédito a precio oficial con un leve recargo, los
argentinos que pueden viajar lo hacen a precio de ganga
mientras, al mismo tiempo, los pobres que apenas pueden
ahorrar algo a fin de mes se ven obligados a hacerlo en pesos,
la moneda que el gobierno emite y a la que le confisca el 20%
del poder de compra por año”

Este sistema perverso se vio profundizado cuando el gobierno


lanzó el “dólar ahorro”, una vía por la cual se permitía a
quienes ingresaran en blanco el doble del Salario Mínimo,
comprar dólares al tipo de cambio oficial, con un recargo que
luego se reintegraba o bien servía como pago a cuenta de
algunos impuestos.

Así, desde enero de 2014 a diciembre de 2015 el Banco


Central vendió USD 9.600 millones al rebajado precio oficial a

67
Carrino, Iván: “Cleptocracia: Así nos robaron nuestro dinero y nuestra libertad”.
Septiembre 2015, Inversor Global, Buenos Aires.

171
aquellos sectores de mayores ingresos, ya que, según
estadísticas oficiales, solamente entre el 20 y el 30% de la
población cobraba el doble del salario mínimo en este período.

La operación fue equivalente a otorgar un subsidio de


alrededor de $ 35.000 millones a los individuos mejor
acomodados de la sociedad. Mientras tanto, a los de ingresos
menores se los condenó a acudir al mercado “ilegal” de la
divisa, o bien a ahorrar en pesos, una moneda que, gracias al
gobierno, perdió un 20% de su poder de compra cada año.

Las regulaciones laborales

La obsesión por regular de los gobernantes llega a todos los


rubros. En el mercado laboral, la intervención por excelencia
es la fijación de salarios mínimos. Un salario mínimo no es
otra cosa que la inversa de un precio máximo.

Así como cuando el gobierno impone un precio máximo, lo


hace porque considera que los precios están demasiado
elevados, cuando impone un salario mínimo, lo hace porque
considera que el mercado está pagando un precio demasiado
bajo por el factor trabajo.

En los últimos años, en Argentina el salario mínimo se


multiplicó. De permanecer fijado en $ 200 durante un largo
período de la década del ‘90, el mismo comenzó a subir a
mediados de 2003. Con el inicio de la presidencia de Néstor
Kirchner, el Salario Mínimo Vital y Móvil trepó a $ 300.
Desde ese momento, el monto se incrementó nada menos que
1752,7%, multiplicándose por 18.

172
Ahora bien, al igual que con los precios máximos, los salarios
mínimos también tienen sus contraindicaciones. Es que cuando
el gobierno fija un precio por encima de su valor de mercado,
el producto en cuestión se vuelve “sobreabundante”. Al precio
fijado, los productores producen más de lo que los
consumidores pueden pagar, por lo cual los bienes fabricados
quedan ociosos en las góndolas. Cuando este sistema se aplica
al mercado de trabajo, entonces el volumen de trabajadores
dispuestos a trabajar por la paga dictaminada por el gobierno
excede lo que las empresas pueden pagar por dichos servicios,
por lo que aparece el indeseable desempleo.

Este desempleo puede no afectar a todos por igual. De hecho,


como explica Walter Block, en Estados Unidos terminó por
afectar a las minorías menos capacitadas técnicamente68.

“... el salario mínimo no destruye todas las oportunidades de


trabajo por igual. Los jóvenes sufren más que los adultos.
Cada incremento del salario mínimo impactó de manera
negativa en la tasa de desempleo joven. Así como el salario
mínimo ataca más a los jóvenes que a los adultos, también
ataca a los negros más que a los blancos (...) Cada suba del
salario mínimo se vio seguida por un incremento de la brecha
en la tasa de desempleo entre jóvenes blancos y negros (...) El
problema no es el racismo, sino la falta de habilidades.
Friedman explicaba que los jóvenes negros ‘son menos
productivos que los jóvenes blancos. Tienden a tener niveles
inferiores de educación y un menor nivel de habilidad’. Dado

68
Block, Walter & Sohr, Kevin: “The Minimum Wage: The Minimum Wage Hurts
Those Whom It Is Intended to Most Help”. Foundation for Economic Education, 1
de noviembre de 1997. Disponible en: http://fee.org/articles/the-minimum-wage/
173
este caso, cualquier incremento del mínimo tenderá a afectar
más a los negros que a los blancos”

Como se observa, los salarios mínimos afectan especialmente


a los trabajadores menos productivos.

Supongamos que una empresa tiene dos empleados, Juan y


Pedro. Si el primero genera ingresos para la empresa de $
1.000 al mes, mientras que Pedro solo es capaz de generar
ingresos de $850, ambos pueden seguir trabajando si el salario
de los dos es $ 800. En este contexto, la empresa genera
ingresos netos teniendo a ambos trabajando en sus
instalaciones. Sin embargo, si el gobierno, o los sindicatos,
imponen un nuevo mínimo de $ 900, entonces para la empresa
comenzará a ser una pérdida neta el pagarle el sueldo a Pedro.
Finalmente, por la imposición del salario mínimo, Pedro
terminará siendo despedido de su empleo, pasando a ganar $0.

Los salarios mínimos, a diferencia de lo que se cree, no son un


piso desde el cual empezar, sino una barrea que hay que
sortear para acceder a un empleo.

Ahora volviendo al caso argentino, uno podría preguntarse


cómo es posible que frente a un aumento de 1752,7% en el
Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) no solo no se hubiera
disparado el desempleo a niveles jamás vistos, sino que la tasa
de desempleo haya caído sostenidamente durante los años del
gobierno de Néstor y Cristina. Para dar una respuesta, deben
tenerse en cuenta varios factores.

En primer lugar, lo que hay que incorporar al análisis es que


semejante incremento queda reducido a la nada (al menos en
términos comparativos) si se descuenta la inflación acumulada

174
durante el período 2003-2015. Ajustando los datos, se observa
que, desde diciembre de 2003 a diciembre de 2015, el salario
mínimo en términos reales subió solamente 79,8%. No
estamos diciendo que esto sea despreciable. De hecho, se trata
de un aumento de casi 6% por año en promedio. Sin embargo,
sí se observa que el aumento fue sustancialmente menor a la
suba en términos nominales.

Otro factor a tener en cuenta es que se partió de una base muy


baja, puesto que después de la devaluación de principios del
año 2002, el salario mínimo en términos reales se había
desplomado un 30,5% desde diciembre de 2001 hasta junio de
2003, cuando se dio el primer aumento de $50. Frente a
semejante caída, hay espacio para que el SMVM recupere sus
niveles originales sin crear desempleo.

Un tercer factor que también hay que considerar es el


crecimiento económico. Cuando la economía crece (y lo hizo
con fuerza durante los primeros años posteriores a la salida de
la convertibilidad) la demanda de mano de obra también hace
lo propio y suben tanto el nivel de empleo como los salarios
reales. En este marco, la suba del salario mínimo puede
sencillamente ir acompañando la suba que habría tenido lugar
de cualquier manera producto de un fenómeno de mercado.

Por último, debe mencionarse que en los últimos 4 años el


salario mínimo en términos reales no solo no subió, sino que
cayó un 14%, por lo que es esperable que no tenga un efecto
negativo sobre la capacidad del mercado laboral de absorber
trabajadores.

175
Cuadro 6.7 - Salario Mínimo Vital y Móvil Real (dic-
03=100)

220
SMVM Real (dic-03=100)
210

200

190

180

170

160

150
Mar.-13
Mar.-12

Mar.-14

Mar.-15
Jun.-12

Jun.-13

Jun.-14

Jun.-15
Dic.-11

Dic.-12

Dic.-13

Dic.-14

Dic.-15
Sept.-12

Sept.-13

Sept.-14

Sept.-15
Elaboración propia en base a Consejo del Salario e IPC-CQP

Al margen de los salarios mínimos, los gobiernos también


intervienen el mercado laboral con leyes que imponen
indemnizaciones (simples y dobles) por despidos, seguros de
desempleo, obligación de pagar vacaciones, regímenes de
horas extra y el otorgamiento de un excesivo poder a los
sindicatos.

Esto último es un problema, ya que se termina convirtiendo a


los sindicatos en verdaderos monopolios sostenidos por la
fuerza legal, lo que contribuye a distorsionar el mercado
laboral y, también, generar desempleo y reducir los salarios.

176
Esto último puede parecer curioso pero así lo explicaba el
premio nobel de economía, Friedrich von Hayek, en una
entrevista69:

“La gente no se da cuenta de hasta qué punto el poder de los


sindicatos actuales causa la explotación de la mayor parte de
los trabajadores por parte del resto. Y una de las formas más
extremas de esto es que al subir los salarios de determinados
grupos muy por encima de otros, estos grupos atraen la
mayoría del capital disponible porque cuanto más caro se
vuelve el trabajo, más rentable es reemplazarlo por capital,
con el resultado de que el capital es atraído hacia los sectores
donde los salarios han sido elevado más rápido a expensas de
los otros. La mayoría de los trabajadores no pueden ser mejor
equipados y por lo tanto no se les puede hacer más eficientes
mediante la inversión (...) Los sindicatos no solo generan
desempleo sino que mantienen bajos los salarios de la
mayoría de los trabajos”

Es claro, como se observa, que los sindicatos defienden sus


propios intereses sin considerar el impacto que puede tener en
el resto de la sociedad.

Un caso paradigmático de esta situación que no tiene que ver


con los salarios pero que involucra de manera directa el
accionar de los gremios de trabajadores es lo que sucedió a
inicios del año 2016 entre el sindicato de camioneros y el
Banco Central de la República Argentina.

El problema comenzó cuando la autoridad monetaria intentó


liberar a los bancos privados de la obligación de enviar un
69
Friedrich August von Hayek Los Sindicatos. Disponible en:
http://www.anarcocapitalista.com/HayekSindicatos.htm
177
resumen de cuenta a sus clientes de manera impresa. Así, los
bancos podrían elegir si seguir operando de esta forma o bien
pasarse al formato digital, ahorrando costos y, colateralmente,
reduciendo la creación de residuos contaminantes para el
medio ambiente. Sin embargo, esto cayó mal en las filas del
gremio de camioneros, quienes aducían que la medida tenía el
potencial de reducir las fuentes de trabajo, principalmente, de
los carteros.

Los camioneros, liderados por Pablo Moyano se movilizaron a


la puerta del Banco Central, en el microcentro porteño, en
protesta por la decisión y amenazaron con realizar paros
generales. Finalmente, luego de idas y vueltas, la autoridad
monetaria decidió dejar en suspenso la desregulación del
sector e implementarla de manera gradual a partir de 2017.

Un claro ejemplo de cómo, por defender sus intereses


particulares, un gremio perjudicó al resto de la sociedad
(bancos y clientes principalmente) y puso un freno al avance
tecnológico70.

Subsidios en general

No solo de controles de precios están hechas las políticas


intervencionistas de los gobiernos. Muy a menudo, desde las
arcas públicas egresan fondos para subsidiar actividades

70
Pablo Moyano y camioneros bloquean el Banco Central: "Estos señores buscan el
ajuste echando trabajadores". Diario La Nación, 5 de febrero de 2016. Disponible
en: http://www.lanacion.com.ar/1868491-los-camioneros-de-moyano-protestan-
frente-al-banco-central. Presionado por Moyano, el BCRA pasó a 2017 la supresión
de los resúmenes bancarios en papel. Diario La Nación, 16 de febrero de 2016.
Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/1871395-presionado-por-moyano-el-
bcra-paso-a-2017-la-supresion-de-los-resumenes-bancarios-en-papel
178
determinadas consideradas como deseables por la
administración pública.

En Argentina, los subsidios se llevan alrededor del 25,5% del


gasto total. De acuerdo con el presupuesto del año 2015
relevado por la Asociación Argentina de Presupuesto y
Administración Financiera (ASAP), el gobierno nacional
(excluyendo los provinciales) destinó recursos para
subsidiar71:

 La energía ($ 180.124 millones)


 El transporte ($ 93.166 millones)
 La construcción de viviendas ($ 31.651,5 millones)
 Las comunicaciones ($ 11.672 millones)
 La agricultura ($ 7.723 millones)
 El trabajo ($ 7.762,8 millones)
 La industria ($ 6.647 millones)
 El comercio y el turismo ($ 6.647 millones)
 La ecología ($ 3.970 millones)
 La actividad de seguros y financiera ($ 691 millones)

Entre estos gastos, también se encuentra lo que se destina a


pagar la televisación del torneo de fútbol local, así como los
partidos de la selección argentina de fútbol y también las
competencias automovilísticas y otros deportes considerados
“de interés nacional”. Asimismo, no figura en este detalle lo
que se gasta en concepto de subsidios a la cultura, ya que ese
monto se publica junto con el gasto en educación, por lo que lo
que se va en desfiles, recitales y museos es difícil de medir.

71
Datos del Observatorio Presupuestario de ASAP organizados por destino del
gasto. Disponible en: http://www.asap.org.ar/observatorio/#/paraque (última vez de
acceso 17 de febrero de 2016).
179
Ahora bien, el problema con los subsidios es múltiple. En
primer lugar, porque cada peso gastado en estimular alguna de
las actividades que el gobierno considera que deben ser
estimuladas, es un peso menos gastado en actividades menos
deseables desde el punto de vista estatal.

Si asumimos que para gastar dinero, el estado puede recurrir


únicamente a los impuestos, entonces podemos ver que un
subsidio a la industria deberá ser costeado con un impuesto
que pagará, por ejemplo, el sector de servicios o el del
comercio.

Así, el gobierno estará determinando que haya más industria


en lugar de más servicios. ¿Y quién es el gobierno para
determinar que socialmente es más beneficioso para el país la
inauguración de una fábrica que la inauguración de un banco?

Otro problema de los subsidios es que disfrazan la realidad


económica de los sectores a los que asisten. A menudo sucede
que los sectores favorecidos por la ayuda estatal no puedan
subsistir sin la misma. Cuando esto ocurre, el único rol del
subsidio es mantener a flote una empresa o actividad
económica que los consumidores no desean, lesionando al
bienestar de todos, que debemos sostener con nuestros
bolsillos una organización que, voluntariamente, no elegimos
sostener.

Por otro lado, en el caso de los subsidios que se destinan al


transporte y la energía, se sabe que la mayor parte de estos
tienen la finalidad de mantener las tarifas de estos servicios en
niveles inferiores a los que harían que la actividad sea
rentable. Así, en búsqueda de reducir el costo de vida de los
ciudadanos, el estado fija los precios de los servicios y luego
180
transfiere recursos a las empresas proveedoras para que estas
no quiebren.

Los resultados de esta política han sido nefastos. Los bajos


costos al consumidor incentivan un uso excesivo del recurso y
consumen el capital, dando lugar a la escasez y también al
deterioro de la infraestructura. A esto contribuye el nulo
incentivo que tiene la empresa por invertir, ya que se trata de
una compañía puramente dependiente del subsidio y no de
ofrecer un servicio de calidad para sus clientes. Tal vez no sea
todo responsabilidad de esta política, pero es innegable que los
accidentes ferroviarios de los últimos años (con especial
gravedad en el caso del trágico accidente de la estación Once
en el tren Sarmiento ocurrido en febrero de 2012), tienen
mucho que ver con ella.

Por último, los subsidios contribuyen a incrementar el gasto


público y, si el aumento no se corresponde con una suba de los
ingresos, a incurrir en déficit fiscal, que debe financiarse con
endeudamiento o bien con inflación. En este sentido, fue
particularmente llamativo cuando el exministro Kicillof se
refirió a la política de tarifas energéticas como
“antiinflacionaria”. De ser así, el congelamiento tarifario
vigente desde 2002 para la energía eléctrica debería haber
tenido algún efecto en la inflación. Sin embargo, ésta acumuló
un 972% durante los últimos períodos presidenciales, como
mencionábamos más arriba.

Un subsidio que está “de moda” en estos últimos tiempo es el


destinado a fomentar el uso de energías renovables. A
diferencia de los combustibles fósiles, las energías renovables
son aquéllas cuyas fuentes no deberían agotarse por más que

181
su uso se intensifique, o bien podrían regenerarse. Ejemplos de
estas son la energía eólica, la energía solar, o los
biocombustibles, como el etanol y el biodiesel, que están
elaborados a partir de caña de azúcar y otros aceites vegetales.

En un reciente artículo del diario La Nación, el cronista


sostenía que se trataba de un “tema pendiente” en la agenda
política72:

“La Argentina tiene un enorme potencial para su desarrollo,


pero también un retraso fenomenal en cuestión de inversiones
e infraestructura. Un número ilustra la situación: en el país
sólo 0,7% de la potencia instalada corresponde a energías
renovables, mientras que en países como Alemania o España
ese índice es de 20%. Otro dato: en energía eólica hay aquí
300 megavatios de potencia instalada, mientras que en Brasil
se llega a los 7000.

Las metas locales, no obstante, son ambiciosas. Según las


leyes 26.190 y 27.197, sancionadas en la era kirchnerista,
pero que deberán ser reglamentadas por el actual gobierno,
habrá que pasar de ese 0,7% actual a 8% en 2017, y llegar a
20% en 2025. No pocos dudan de que, con la tecnología
actualmente disponible en el país, se pueda cumplir con ese
objetivo”

Por otro lado, un empresario del sector le comentaba


entusiasmado al periódico El Cronista73:

72
“Energías renovables: tema pendiente en un país en emergencia”. Diario La
Nación, 24 de enero de 2016. Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/1864621-
energias-renovables-tema-pendiente-en-un-pais-en-emergencia
73
"Hay un enorme interés empresario por invertir tras el cambio de política
económica". Diario El Cronista, 25 de enero de 2016. Disponible en:
182
“Hay una ley, la ley Guinle de energías renovables, que fue
propuesta por el kirchnerismo y aprobada. Entiendo que el
Gobierno de Macri estaría por reglamentarla próximamente.
Es muy positiva porque le obliga al sector privado a consumir
energía eólica. Eso le va a dar estabilidad y rentabilidad a
una inversión que tiene un período muy largo de maduración.
La ley Guinle bien reglamentada por el Gobierno va a abrir
oportunidades de inversión en energía eólica.”

Como decíamos antes, si para ser rentable, una actividad


económica determinada necesita, no ya de un subsidio, sino de
la obligación del gobierno para que se consuma dicho
producto, quiere decir que en el mercado esa actividad no
prosperaría. En este caso, el subsidio no lo da el gobierno, sino
que obliga a los consumidores a otorgarlo, forzándolos a
comprar lo que, en realidad, no quieren. Claramente, el
resultado es una estructura productiva distorsionada e
insostenible en el largo plazo.

Un análisis sobre los efectos del fomento público a la


producción de energías renovables fue hecho por el Instituto
Juan de Mariana, con sede en Madrid. En la rigurosa
investigación llevada adelante por el IJM, se estimó el costo,
en términos de puestos de trabajo, que generó el subsidio a la
producción de renovables.

Es que como explicábamos al principio, todo peso destinado a


las actividades subsidiadas es un peso menos que reciben otras
actividades que podrían ser más productivas. Siguiendo esta
idea, el Instituto Juan de Mariana descubrió que por cada

http://www.cronista.com/economiapolitica/Hay-un-enorme-interes-empresario-por-
invertir-tras-el-cambio-de-politica-economica-20160125-0045.html
183
empleo creado en el sector de las energías verdes, se habían
perdido, en sectores más productivos, 2,2 puestos de trabajo.
Es decir, por cada 4 nuevos empleos verdes, había
aproximadamente 9 empleos menos en otros sectores de la
economía74.

Controles a la tasa de interés

La última política de intervención que mencionaremos es la de


las tasas de interés. Como cualquier otro precio de la
economía, la tasa de interés es el precio que se paga por tomar
un préstamo. Así como uno paga por tener un auto o un
pantalón, también tiene que pagar si desea disfrutar de fondos
en el presente, en lugar de ahorrarlos y contar con ellos recién
en un futuro más lejano.

La alternativa a tomar un crédito es ahorrar todos los meses


hasta acumular el capital que se necesita en primer lugar. Así,
lo que uno paga cuando se endeuda es un precio por el tiempo.
Por tener el dinero en el presente en lugar de tenerlo en el
futuro.

Como con otros precios, la tasa de interés se determina en el


mercado de crédito. En él se encuentran quienes ofrecen
fondos para prestar (aquellos que tienen ahorros y quieren
obtener una ganancia de ellos), y quienes tienen necesidades
de esos fondos. La oferta y la demanda de crédito dan lugar a
la tasa de interés.

74
Efectos del Apoyo Público a las Energías Renovables sobre el Empleo. Instituto
Juan de Mariana, marzo de 2009. Disponible (en inglés) en:
http://web.archive.org/web/20150129073346/http://www.juandemariana.org/pdf/09
0327-employment-public-aid-renewable.pdf
184
En este contexto, si una sociedad es muy ahorradora, la tasa de
interés será más baja, ya que los fondos prestables serán más
abundantes. Sin embargo, si es muy consumista, la tasa de
interés será superior, ya que los fondos prestables serán
escasos en comparación con la necesidad que se tiene de ellos.

Ahora bien, cuando las tasas son altas, realizar proyectos


productivos a base de endeudamiento es oneroso. Una empresa
que tiene que pagar, digamos una tasa de interés del 10%
encuentra un panorama más difícil que la que tiene que pagar
una del 5%. Ahora bien, sea 5% o 10%, la tasa de interés
nunca es ni “demasiado alta” ni “demasiado baja”, ya que si
alguna de estas situaciones se diera, aparecerían los incentivos
para prestar más (en el caso de que sea muy alta) o de prestar
menos y consumir más (en el caso de que sea demasiado baja).

Sin embargo, para el gobierno sí existe tal cosa como una tasa
de interés “demasiado alta” y es por esto que suelen intervenir
en el mercado imponiendo topes a los que los prestamistas
pueden cobrar por sus créditos.

Recientemente eso se hizo en Argentina, cuando a través de la


comunicación A 5590, el Banco Central decidió ponerle
límites a las tasas de interés para “expandir el crédito para las
familias en condiciones más favorables”.

Ahora como explicaba Henry Hazlitt, las consecuencias de


estos controles son las mismas que las de los demás controles
de precios75:

75
Hazlitt, Henry (1946): “Economics in One Lesson”, Harper & Brothers
Publishers.
185
“Mantener la tasa de interés artificialmente baja produce
iguales efectos que fijar cualquier otro precio por debajo de
su nivel natural de mercado. Incrementa la demanda y reduce
la oferta. Aumenta la demanda de capital y disminuye la
oferta de auténtico capital. Crea escasez y provoca
perturbaciones y distorsiones de la economía. Es indudable
que la reducción artificial del tipo de interés estimula la
demanda de créditos y en consecuencia fomenta aventuras
económicas de carácter francamente especulativo incapaces
de sobrevivir cuando desaparecen las arbitrarias condiciones
que motivaron su nacimiento. En cuanto a la oferta, la
reducción artificial de la tasa de interés desalienta la
austeridad y el ahorro, conduciendo a una relativa escasez de
capital real”.

El asunto es claro. Frente a una tasa de interés irreal, sobrarán


demandantes de crédito pero no habrá ningún ahorrista.

Otras regulaciones

Las regulaciones que mencionamos hasta aquí no son las


únicas. Además, no solo los temas más estrictamente
económicos son abarcados por los gobiernos, sino una grande
y creciente cantidad de áreas que van desde lo que se puede
comer hasta el horario en que debe cerrar un local bailable. Es
decir, a la hora de regular, no hay privaciones de parte de los
funcionarios. A continuación, una enumeración no exhaustiva
de las regulaciones más innecesarias y absurdas de Argentina.

En algunas ciudades del país se prohíbe que los restaurantes


pongan saleros sobre las mesas para disminuir el consumo de
sal. En la Ciudad de Buenos Aires, se prohíbe a los comercios
cobrar precios distintos si las bebidas que venden están frías o
186
están a temperatura ambiente. En todo el país, a excepción de
la Ciudad de Buenos Aires, las farmacias no pueden vender
productos de kiosco, como bebidas o chocolates. A su vez, los
kioscos no pueden vender ningún tipo de medicamento, ni
siquiera los rotulados como de “venta libre”. Los kioscos,
además, pueden vender pero no prestar encendedores a
eventuales fumadores.

En Buenos Aires, para fomentar el uso de la bicicleta, se exige


a los garajes que cobren, como máximo, el 10% de lo que
cobran a un auto por estacionarse allí. Los medios de
comunicación también tienen estrictas regulaciones, tanto en
cuanto al contenido, como a la forma de transmitir. Tal vez lo
más visible es la introducción de un separador que explicita el
momento exacto en que comienza y termina el espacio
publicitario.

Mientras los políticos sigan creyendo que frente a cualquier


aparente problema, la solución es la firma de una nueva ley,
resolución o decreto, la tendencia a la híper-regulación seguirá
firme. Y nosotros, los ciudadanos de a pie, seguiremos cada
vez más estrangulados.

187
188
Nadar contra la
corriente
A lo largo de las páginas anteriores vimos que las
regulaciones, los impuestos, los controles y la inflación
constituyen un enorme peso para el desarrollo sostenible de la
economía.

Con numerosos ejemplos y casos, intenté explicar que nuestro


país es un exponente concreto de lo que sucede cuando los
gobiernos abusan de todos estos elementos. Frente a esta
situación, uno podría pensar que no tiene mucho sentido
apostar por el país y que la mejor salida, como solía decirse, es
Ezeiza.

Exactamente eso pensé yo por mucho tiempo.

La gran crisis de 2001 fue un momento de inflexión para mí al


igual que para muchos compatriotas. La crisis fue tan grave
que muchos de los descendientes de quienes llegaron al país a
comienzos del siglo XX, no encontraron otra solución que
volver a la tierra de sus orígenes para encontrar un mejor nivel
de vida.

En ese momento yo tenía tan solo 15 años. Sin embargo, la


crisis me pegó de cerca. Mi madre, una profesional que había
decidido lanzar su carrera independiente hacía unos pocos
años, había sido directamente golpeada por la recesión y el
quiebre de la cadena de pagos.

189
La única vía que quedaba era ir a Italia, donde había
posibilidades de trabajo y familiares que nos esperaban con los
brazos abiertos. Por cuestiones familiares, ella sí viajó, pero mi
hermana Ana y yo no pudimos instalarnos en Europa.
Terminamos yendo pero simplemente a visitar. Sin embargo,
una idea me había quedado fija en la cabeza: para los
argentinos, la mejor solución es armar las valijas y buscar un
país más razonable para vivir.

Tiempo después, y aún con eso en mente viajé a los Estados


Unidos a hacer una experiencia de intercambio. Fue realmente
fantástico ver un país dinámico, con poca pobreza, estable y
donde uno gozaba de una enorme sensación de libertad y
seguridad. No hubiera tenido problemas en quedarme a vivir
allí.

Lo mismo me pasó cuando estuve en Madrid por 9 meses,


cursando mi Maestría en Economía de la Escuela Austriaca.
Una fantástica ciudad, con gente amigable y un lugar más que
apto para vivir y formar una familia.

Con el tiempo y con los viajes, sin embargo, fui amigándome


con Argentina. Este cambio no tenía que ver con que el país
estuviera mejorando en algo su ambiente institucional.

En absoluto.

De hecho, en términos políticos, todo fue de mal en peor, ya


que si bien con el kirchnerismo se reactivó la economía,
también regresó la megainflación y los controles de todo tipo
sobre la vida y la libertad de las personas. En los últimos años,
el “populismo cristinista” entró en su peor etapa y la inflación
y los incentivos para invertir se fueron agravando día a día.

190
Sin embargo, en paralelo, veía las vidas de muchos amigos
míos. Muchos de ellos son hijos de padres profesionales, con
carreras en empresas o independientes. Pero otros vienen de
padres que dedicaron su vida al emprendimiento. Tal vez con
una pequeña mueblería, con una concesionaria de autos, o bien
con una empresa dedicada a proveer al sector de la
construcción.

En esas charlas que uno tiene consigo mismo, me preguntaba


frente a esta realidad: ¿cómo es posible que, en un país cuya
única salida viable es Ezeiza, todavía haya gente con ganas de
emprender? ¿Cómo es posible, no solo eso, sino que, a pesar
de todo, muchos empresarios puedan tener éxito en sus
emprendimientos?

Ése fue mi segundo punto de inflexión. Me amigué con el país


y pensé que, a pesar de todo, mucho se podía construir dentro
de Argentina.

Así es que este capítulo se lo voy a dedicar a aquellos


empresarios que nadaron contra la corriente. Aquellos que, con
un ambiente hostil, se animaron a emprender y tuvieron éxito.

Sus historias son valiosas no solo para entender de primera


mano cómo es esto de lidiar día a día con el Leviatán que todo
lo controla, sino también para aprender de su experiencia y
tomar cosas que puedan servirle al lector en su vida
profesional y personal. Después de todo, sean emprendedores,
profesionales, o empleados en relación de dependencia, todos
tenemos que lidiar con ese “socio involuntario” que es el
Estado y qué mejor que aprender de los que lo han hecho de
manera exitosa, o bien están en la lucha permanente por
hacerlo.
191
Adaptarse o morir

Ingresé a trabajar en Inversor Global a comienzos de 2015.


Conocía a su fundador, Federico Tessore, porque en varias
oportunidades me había topado con columnas y análisis suyos
sobre la economía nacional y el estado del país.

Federico no tiene miedo de decir lo que piensa. Incluso cuando


esto sea totalmente incorrecto desde el punto de vista de lo que
políticamente se supone que está bien o mal decir. No tiene
medias tintas, y mucho menos cuando se trata de defender
valores como la libertad y la iniciativa empresarial.

Inversor Global es la empresa que fundó hace más de una


década, cuando abandonó su trabajo en relación de
dependencia en uno de los bancos de mayor importancia a
nivel local.

Al principio, su idea fue hacer una revista, pero luego el


modelo de negocios fue mutando. A esto se sumó la
revolución tecnológica y la sociedad con una de las empresas
de publicaciones financieras más importantes de los Estados
Unidos, Agora, Inc.

Me encontré con Federico un martes a las 15 horas. No fue


difícil. Cuando él está en Buenos Aires, trabajamos en el
mismo edificio, así que solo tuve que subir un piso y comenzar
a charlar sobre su historia como empresario en Argentina.

¿Cómo habían hecho una pequeña empresa de análisis


económico y financiero, y un fundador con ideas liberales,
para crear un negocio rentable que hoy emplea a más de 50

192
personas y que tiene lectores que se cuentan de a cientos de
miles?

No fue una tarea sencilla.

“Trabajando en el banco en el que estaba me daba cuenta que


había mucha gente que era muy capaz en sus profesiones, muy
exitosos, pero a la hora de ver los informes económicos y
financieros que yo preparaba, no los leían porque les
resultaban demasiado técnicos, aburridos. Entonces siempre
pensé que había que, a la vez que escribir algo que aportara
valor en términos de inversiones, hacerlo de una manera fácil
de entender, divertida.”

Así comienza la historia de Federico Tessore como


emprendedor. Ya cuando estaba en el banco había detectado la
posibilidad de explotar un nicho de negocio. Sin embargo, su
abandono de la relación de dependencia se vio empujada por la
crisis de 2001, cuando el banco decidió cerrar el área de
inversiones off-shore. En ese momento tuvo que elegir entre
seguir trabajando recomendando inversiones en el mercado
local, o bien acceder a un retiro voluntario y lanzarse solo.

A partir del 2002 se dedicó a asesorar a quienes eran sus


clientes acerca de qué alternativas de inversión eran las
mejores. Esto lo hacía a través de un newsletter al que llamó
Inversor Global. Sin embargo, veía difícil que éste creciera en
volumen, por lo que se le ocurrió transformar el newsletter en
una revista en 2003.

“La revista Inversor Global surgió con la idea de hablarle a


los argentinos que tenían plata afuera, y que no eran

193
especialistas, para asesorarlos acerca de qué hacer con su
dinero, de una manera divertida y sencilla.”

El primer capital lo aportó un amigo, quien tenía un dinero


ahorrado y creía en el potencial del proyecto.

Federico tenía menos de 30 años y ya estaba trabajando en un


proyecto propio. Siempre se había considerado emprendedor
y, según cuenta, a los 14 años leía con interés el Harvard
Business Review, una revista especializada en el mundo
empresarial, editada por una de las universidades más
prestigiosas del mundo.

Cuando le pregunté por la presencia del estado en su etapa


como emprendedor, no duda en contar las limitaciones que el
intervencionismo le impuso.

“El primer año de la empresa uno se pasa más tiempo


hablando con contadores y abogados, yendo a la AFIP o al
Banco Nación, que efectivamente trabajando y produciendo.
Todo eso implica el proceso de armar legalmente una
empresa.”

Una vez constituida legalmente, Inversor Global comenzó a


rodar, buscando un modelo de negocios rentable y sostenible
en el tiempo. Pero el gobierno llegó nuevamente a tocar la
puerta. En el tercer año del negocio, cuando una de las partes
principales era la de vender cursos vía internet, la facturación
comenzó a crecer. Lo curioso es que el gobierno, a partir de
una facturación determinada, asume que una organización
cuenta con un número dado de empleados y cobra impuestos
por ello.

194
“La verdad es que nosotros teníamos un alto volumen de
ventas porque vendíamos por internet, pero no teníamos esa
cantidad de empleados. Igualmente, tuvimos que empezar a
pagar impuestos por empleados que no teníamos. De ese tipo
de cosas tenés todo el tiempo.”

Otro problema que implicó un cambio en el modelo de


negocios fue una regulación. Al principio, Inversor Global era
una revista que se vendía por suscripción y que podía
encontrarse en cualquier quiosco de diarios. Sin embargo, está
establecido que el kiosquero debe quedarse con el 50% del
precio de tapa, por lo que el negocio se volvía difícil de llevar
adelante. Es lógico, porque ese 50% o bien lo absorbe la
rentabilidad del negocio, o bien se intenta “trasladar” al
consumidor, con una muy posible caída en la cantidad de
ventas.

Esto generó que la empresa gire hacia el negocio online,


donde hoy se dedica 100% a vender servicios de información
económica y financiera a más de 50 mil personas en
Argentina, Chile y España.

Federico pensaba ampliarse a otros países de América Latina


en los últimos años, pero otro escollo estatal apareció en el
camino: el cepo cambiario.

“Hasta hace unos meses el gran problema que tuvimos fue el


cepo o corralito argentino que nos impidió expandirnos al
resto del mundo. El problema fue cómo hacemos para sacar la
plata del país e invertir en otros países. Ese fue el gran escollo
de los últimos años.”

195
A pesar de las trabas, IG y Federico lograron salir a flote y hoy
el negocio es rentable y mantiene satisfechos a clientes y
empleados de manera sostenible. La alianza con Agora Inc.,
una firma internacional dedicada a los newsletters financieros
tuvo mucho que ver con esto, ya que inyectó capital y una muy
particular forma de vender los productos, lo que multiplicó la
escala del negocio.

Cuando le pregunté a Federico a qué se debía el éxito de la


compañía hoy, me contó que descansa en tres cuestiones.

La primera, una enorme capacidad de flexibilidad. Inversor


Global pasó de ser un newsletter a una revista impresa. La idea
inicial era ganar dinero con la publicidad, pero hoy es
financiada 100% con lo que se ingresa por suscripciones.
Además, no solo cambió la forma de generar ingresos sino la
forma de producir, ya que hoy es un negocio 100% online,
muy distinto de cómo comenzó a mediados de los 2000.

“Muchas veces tuve que cambiar el modelo de negocio hasta


encontrar el modelo rentable. Primero intentamos con la
publicidad. Luego con suscripciones. Luego con
capacitaciones presenciales y luego online. Y luego fuimos
cambiando a lo que somos hoy.”

El segundo punto está ligado al primero: la paciencia.

“No es común que muchos emprendedores tengan tanta


paciencia y perseverancia para que un proyecto madure. Y
creo que muchos emprendimientos necesitan tiempo para
madurar. Salvo algunas excepciones, 40-50% muere y el resto
necesita tiempo y perseverancia para subsistir.”

196
Y respecto de cómo lidiar con los obstáculos institucionales,
Federico propone acostumbrarse a vivir con ellos, pero con
astucia.

“Si veo emprendedores que lo primero que quieren hacer es


constituir una Sociedad Anónima, les digo que no lo hagan,
que es caro constituirla y caro mantenerla. Primero tienen que
comprobar que el mercado les demandará el producto, y
después preocuparse por la estructura legal, aunque sin violar
la ley (...) Hay que acostumbrarse a lidiar con esas trabas,
pero, por otro lado tener la picardía necesaria para que
dentro de la ley, puedas saltear esos obstáculos.”

La cultura emprendedora es la clave

Me encontré con Santiago Bilinkis en un café de Pilar, a la


vera de la autopista Panamericana. En esa zona de la provincia
de Buenos Aires él se instala, junto a su mujer y sus hijos
durante el verano, aunque sigue trabajando full-time.

Santiago Bilinkis fue fundador, junto con Andy Freire, de la


empresa OfficeNet, dedicada a la provisión de artículos de
oficina vendida en 2004 a la cadena multinacional Staples.

Con Andy Freire, hoy Ministro de Modernización, Innovación


y Tecnología del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se
conocen desde muy jóvenes, ya que estudiaron economía en la
Universidad del San Andrés.

Antes de fundar OfficeNet, Bilinkis trabajaba en un alto cargo


de la conocida firma internacional Procter and Gamble y eso
fue lo primero que me generó curiosidad.

197
¿Por qué un empleado bien pago, con una carrera corporativa
prometedora, abandonaría la comodidad del trabajo en relación
de dependencia para lanzarse como emprendedor en un país
tan volátil como Argentina?

“Dejame empezar por corregirte la pregunta - me dijo- Yo no


trabajaba cómodamente, sino al revés. Cómodo era mi sillón y
me pagaban bien. Pero trabajaba incómodamente porque
sentía que estaba subido a un colectivo que no iba a donde yo
quería ir en la vida.”

Santiago había salido de la facultad con una enorme deuda que


pagar. Sus padres en su momento no podían afrontar el costo
de la misma y por ello terminó recurriendo a un tío que
accedió a financiarlo. Pero cuando terminó la cursada, su
patrimonio neto era considerablemente negativo.

Es por eso que su decisión de abandonar la relación de


dependencia se hizo tan difícil, pero no porque le gustara
mucho lo que hacía o sintiera que ésa fuera su vocación. En
definitiva, se trataba de que, gracias a su trabajo, estaba
obteniendo los ingresos necesarios para pagar sus deudas.

Sin embargo, ese dilema se resolvió con un “click”.

“Salí a almorzar un día y volviendo solo caminando por la


calle Florida, me di cuenta que cada día que pasara, bajarme
del bondi iba a ser más difícil. Que siempre iba a haber otro
ascenso en el horizonte, iba a haber más gastos. Pensé que si
no lo hacía en ese momento, no lo hacía nunca más. Volví de
almorzar anuncié que me iba.”

198
A partir de ese momento, Santiago se juntó con Andy y
comenzaron a pensar ideas. Ambos sabían que querían
emprender, pero no sabían hacia dónde apuntar sus energías.
Luego de cinco meses de brainstorming apareció OfficeNet,
que se lanzó en 1997.

El crecimiento de OfficeNet no se trató de algo accidental sino


que fue bien planificado. Antes de tener el primer empleado,
Santiago y Andy ya habían redactado 180 páginas de manual
de procedimientos. Según sus cálculos, la empresa contaría el
primer año con más de 100 empleados. El problema: ninguno
de los dos había tenido un empleado a cargo en su vida.

Para venderle ese proyecto a los inversores se necesitaba


mucha preparación. Y así lo hicieron, armaron un plan de
negocios y salieron a levantar capital.

“Fuimos a ver a gente que conocíamos, que estaba en una


buena posición económica y que podía interesarles apoyar un
proyecto así. Los principales que nos apoyaron fueron dos ex
banqueros quienes hicieron un acto de arrojo enorme al
convertirse en accionistas.”

Hablando de esa primera época, le pregunté a Santiago por las


trabas para abrir una empresa que describe muy bien el índice
Doing Business del Banco Mundial.

Su respuesta me sorprendió:

“Sé que esto es algo que se discute mucho, pero el


emprendedor que deja de emprender porque le toma 60 días
abrir una S.A, que se dedique a otra cosa. 60 días no pueden
ser algo que le mueva la aguja a nadie (...)

199
El problema es cultural e institucional. El aspecto cultural
tiene que ver con el rol más o menos prestigioso que ser
empresario tiene en la sociedad.

Uno cuando es chico quiere ser algo que admire y a su vez


sienta que otros van a admirar cuando sea grande. Si tenés
una sociedad que glorifica mucho a los médicos, vas a tener
más gente que quiera ser médico para ocupar ese lugar
valorado en la sociedad. Si ser empresario en Argentina en la
cabeza de los pibes es sinónimo de corrupción, de negocios
con el estado, de testaferros... ¿Quién va a aspirar a ser eso?
Sólo un loco.”

El tema que pone sobre la mesa Santiago es vital, pero


podríamos preguntarnos qué viene primero. En las páginas de
este libro está expresada la visión de que la corrupción y los
negocios turbios con el estado no son características inherentes
de los empresarios, sino consecuencias del sistema en el que
está organizada la sociedad.

Por ende ¿qué determina esa imagen cultural que tiene el


empresario? ¿Es el empresariado o es el sistema de
hiperregulación e intervencionismo que prevalece hoy?

Bilinkis también menciona que una traba para emprender


viene dada por un factor institucional. Para él es de vital
importancia que haya un mercado de capitales desarrollado y
fondos de capital de riesgo, condimentos clave del desarrollo
tan extraordinario de las start-ups en Estados Unidos.

“El factor institucional tiene que ver con la existencia de


mercado de capitales y capital de riesgo. Cosas muy ligadas
una a otra. Argentina no tiene ninguna de las dos cosas.”

200
Otro tema interesante. En Estados Unidos, la capitalización
bursátil es de 19,7 billones de dólares, mientras que en
Argentina está alrededor de los 0,04 billones. Es decir, el
mercado de capitales en Estados Unidos es 490 veces superior
al nuestro. Pero EE.UU. es un país mucho más estable, mejor
ubicado en todos los índices de calidad institucional, con baja
inflación y respeto por la propiedad privada. No es casualidad
que sea allí donde se desarrollen emprendimientos exitosos.

Volviendo a OfficeNet, Santiago me contó cómo se vive la


experiencia de comenzar en “un galpón semivacío al que le
entraba agua por todos lados” y terminar con una empresa de
nivel internacional:

“Lo que no estaba en los planes de Officenet, porque como


pibe de 25 años no me imaginaba, era lo fascinante que es
construir una organización, una cultura, un equipo...

OfficeNet fue una empresa muy especial. Estuvimos varias


veces entre las mejores empresas para trabajar en el país.
Teníamos una imagen de marca muy positiva a pesar de que
nunca invertimos un peso en publicidad.”

A pesar de que no invertían en publicidad, la empresa llegaba


cada vez a más clientes.

La clave pasó por la calidad del trabajo y también por la


prensa que obtuvo el emprendimiento.

“Lo novedoso de dos pibes de 25 años, que habían armado


una gran empresa y les iba muy bien nos dio mucha cobertura
mediática. Uno de los grandes dolores a medida que los años
fueron pasando es que todas las notas sobre OfficeNet

201
empezaban con la frase ‘dos jóvenes emprendedores’ y, con el
tiempo, lo de jóvenes fue desapareciendo.”

Si bien Santiago no está tan convencido de que la intervención


estatal sea totalmente contraproducente para el desarrollo de
las empresas, sí menciona algunos temas que le llaman la
atención del mercado laboral.

Por ejemplo, que la diferencia entre el costo laboral y el salario


neto de bolsillo sea tan elevada, le “suena a locura”. Además,
Santiago vivió en carne propia como se manejan los sindicatos
en el país a la hora de imponer sus normas.

“(Alrededor de 2007-08) quedamos en medio de un fuego


cruzado de gremios, durante el conflicto entre el sindicato de
camioneros y el de comercio. Los de camioneros nos
bloqueaban la salida de camionetas y no podíamos cumplir
con los pedidos. Así, terminamos pasando parte de los
empleados al sindicato de camioneros cuando, en realidad,
pertenecían a comercio.

Eso fue bravo. Lo más delicado fue el mecanismo cuasi-


mafioso con el cual nos impusieron la regla. No negociamos
libremente, teníamos tipos bloqueando la salida de nuestros
vehículos.”

A pesar de las trabas y los contratiempos, Santiago Bilinkis y


su socio Andy Freire se convirtieron en un caso de éxito
notable en esta nueva era de emprendedores argentinos.

Sobre su experiencia destaca que tuvieron mucha suerte,


porque no se equivocaron mucho, pero que para eso fue
necesario mucha planificación y también una mirada

202
retrospectiva, de manera de no cometer dos veces el mismo
error.

Cuando le pregunté cuál fue la clave del éxito y qué le


recomendaría a los nuevos emprendedores, me llevó a la
película Rocky, protagonizada por Silvester Stallone.

“No todos tienen que aspirar a ser emprendedores, pero al


que le gusta esto, le digo que es una profesión muy linda. Para
el que sueña con construir una compañía y modelar una
cultura, tiene que tener perseverancia, y si te pegan en la
nariz y te volvés a parar, como Rocky, entonces en algún
momento vas a meter una mano y ganar la pelea.”

Consultado acerca del rol del gobierno en la promoción de los


emprendedores, destacó la importancia de que haya reglas
estables de juego, y se mostró escéptico respecto de las
iniciativas que proponen la intervención directa del gobierno
en el mercado.

“Cuando vos empezás a poner fondos públicos en la


promoción de una actividad privada, es súper peligroso. Se
puede generar un sistema de incentivos perverso donde el
privado tiene un riesgo bajísimo y por lo tanto va a revolear
guita en proyectos con una vara de calidad bajísima. Vas a
tener un montón de improvisados y chantunes haciendo
compañías que no sirven para nada.”

Bilinkis dejó OfficeNet en el año 2010. Hoy dirige Quasar,


una “constructora de empresas” dedicada fundamentalmente a
potenciar emprendedores. Lo particular de la compañía es que
no busca que la gente llegue con proyectos a desarrollar, sino

203
que simplemente busca personalidades emprendedoras para
luego ayudar a concretar emprendimientos exitosos.

A pesar del contexto hostil hacia las empresas y el capitalismo,


Santiago Bilinkis sigue avanzando y teniendo éxito en sus
desarrollos empresariales.

La bondiola que quiso cruzar General Paz

Después de mi reunión en Pilar con Santiago Bilinkis, me


dirigí a mi encuentro con Gustavo Lázzari en el barrio porteño
de Mataderos. En el GPS que tengo en mi teléfono celular
ingresé la dirección y el dispositivo me hizo tomar la ruta 8,
cuando podría haber llegado mucho más rápido por la
autopista.

Todavía no me amigo del todo con las nuevas tecnologías.

El largo paseo por dicha ruta, sin embargo, me hizo pensar en


la importancia de las empresas para el desarrollo del país. En
definitiva, a la vera del camino abundaban los mayoristas de
productos de consumo, las casas de venta de materiales para la
construcción, los talleres mecánicos, de repuestos para autos y
motos, locales de venta de vehículos usados, estaciones de
servicio. En fin, una infinita cantidad de emprendimientos y
negocios, gracias a los cuales los ciudadanos de la provincia
de Buenos Aires satisfacen sus necesidades día a día.

Llegué a mataderos y fui directamente al Frigorífico Cárdenas,


empresa fundada por el padre de Hugo Lázzari en 1964 y que
dirige hoy su hijo Gustavo, economista recibido en la
Universidad de Buenos Aires y ferviente hincha del equipo de
fútbol Nueva Chicago.

204
Lo primero que me dijo fue: “A mí no me pongas como caso
de éxito. Yo soy un sobreviviente.”

Me hizo reír, pero la realidad es que se trata también de eso.


Ser un sobreviviente de nuestro enmarañado contexto
macroeconómico y regulatorio no es poca cosa. Diría que es,
al contrario de lo que me dijo Gustavo, un caso de éxito
rotundo.

El frigorífico, que se dedica a la producción de chacinados


derivados del cerdo, comenzó a funcionar en la planta baja de
donde vivía el viejo Lázzari, luego de la exitosa incursión de
éste en el negocio de la provisión de materiales para la
construcción. Llegado de Italia antes de la década del ’30, el
abuelo de Gustavo era un emprendedor nato y con un socio,
también italiano, decidieron incursionar en este nuevo rubro de
los derivados del cerdo.

En lo que sería el garaje de la casa pusieron la fábrica y allí


ofrecían algunos productos como paleta, salchicha y chorizo.

Luego de la muerte del abuelo, el frigorífico, que se llama


Cárdenas por la calle donde está ubicado, quedó en manos de
Hugo Lázzari y un cuñado suyo.

Cuando se recibió de economista, Gustavo tenía la idea de


trabajar unos años fuera de la fábrica y luego eventualmente
seguir el negocio familiar. Comenzó a trabajar en una
consultora y también a hacer investigación académica en la
Escuela Superior en Economía y Administración de Empresas
(ESEADE). Sin embargo, los conflictos internos de la
compañía lo obligaron a ingresar en el negocio antes de
tiempo.

205
“La pelea entre los familiares empezó por un tema de
personalidad. Es una familia que en lugar de llamar a un
psicólogo llamó a un abogado.”

Así es que Lázzari se transformó en empresario casi sin


quererlo. Y, sin embargo, es un apasionado de lo que hace.
Además, lo caracteriza un gran sentido del humor.

De hecho es famoso por declarar que pasar una bondiola de la


ciudad de Buenos Aires a la Avenida General Paz requiere
más papeles que cruzar el Muro de Berlín76.

“Es verdad. Se necesitan más papeles. No es más fácil que


cruzar el muro de Berlín, pero se necesitaban más papeles.
Para cruzar el Muro a la gente le hacían falta 4 formularios.
Dificilísimos, imposibles, todo lo que vos quieras, pero eran 4.
Nosotros para sacar una camioneta cargada de mercadería de
la Capital Federal necesitamos 14.

De esos 14, 6 son normales. Seguro del vehículo, cédula


verde, registro de conducir, etc. Pero ocho no son normales.

Necesitamos un certificado sanitario del SENASA, una


habilitación del lugar de destino, una habilitación del lugar de
origen, un registro especial de conducir otorgado por el
sindicato de camioneros, el certificado de fumigación en el
municipio de origen, la declaración jurada de los kilos que
entregás en el municipio de destino. Y a todo esto le tenés que
sumar las facturas, remitos, y el resto de los papeles
comerciales”
76
Del precio de los alimentos, un 40% está compuesto por impuestos. Diario La
Nación, 5 de septiembre de 2015. Disponible en:
http://www.lanacion.com.ar/1825379-del-precio-de-los-alimentos-un-40-esta-
compuesto-por-impuestos
206
El peso y la importancia que tienen todas estas autorizaciones
y exigencias es tal que, en una época en que se robaban
muchas camionetas, lo único que le preocupaba a los choferes
era conservar la carpeta en la que llevaban todos los papeles.

El negocio de Gustavo Lázzari es la producción de chacinados,


entre los que hay jamón crudo, jamón cocido, bondiola y
lomito. Conocer el frigorífico fue una experiencia para mí.

En mi ignorancia, pensaba que un frigorífico se trataba


simplemente de una enorme heladera. Sin embargo, me
encontré con una verdadera fábrica, con máquinas de todo tipo
para transformar la materia prima, el cerdo, en los productos
terminados.

En una época, todo el sector importaba el 30% de la materia


prima. Sin embargo, el gobierno de un día para el otro decidió
que eso tenía que cambiar.

“La industria hasta 2011 importaba el 30% de la materia


prima principalmente de Brasil pero también de Chile y un
poco de Dinamarca.

Un día llamó Guillermo Moreno77 a la cámara y dijo ‘mañana


no pueden importar nada’.”

La medida fue dramática. Si se importa en promedio el 30% de


la materia prima eso quiere decir que algunos importan cero,
pero que otros importan casi todo, por lo que la medida de la
Secretaría significaba, para algunos, frenar por completo la
producción. Los siguientes dos años fueron difíciles. Y luego

77
Guillermo Moreno fue Secretario de Comercio entre 2005 y 2013 y se caracterizó
por su prepotencia e intolerancia.
207
lo que ocurrió fue una gran transferencia de recursos entre los
frigoríficos y los productores de porcinos.

Es que una vez cerrada la competencia internacional, comenzó


a aparecer la sustitución por productos locales, pero estos se
ofrecían a precios más altos. Así, los frigoríficos tuvieron que
resignar márgenes de ganancias, en beneficio de los
productores de cerdos, que los vieron aumentados al ritmo que
incrementaban la producción.

Pero el fin de las importaciones producto de la aplicación


arbitraria de las DJAI (Declaraciones Juradas Anticipadas de
Importación), también afectó a la industria por otra vía.

“Donde más nos afectó fue en la importación de maquinaria.


En ese rubro el 95% es importado. Un colega tenía un
repuesto de 3000 USD que como excedía el monto que podía
ingresarlo al país vía courier, tenía que importar, cosa que no
podía hacer. Finalmente, terminó diciéndole a su proveedor,
que estaba en Alemania, que lo corte y le mande tres pedazos
vía courier, cobrándole mil dólares por cada uno.”

Otra de las trabas que menciona Lázzari es la situación del


país a nivel macroeconómico y la elevada carga tributaria. Al
comparar contra un frigorífico italiano, por ejemplo, observa
que la carga tributaria en Argentina es enorme pero que ésta
no vuelve en términos de buena infraestructura pública o
seguridad.

El gasto en gomas debido a las malas rutas eleva los costos de


producción, y la falta de seguridad también, ya que los
camiones y camionetas deben ir con custodias privadas para
evitar los siniestros. Por otro lado, la elevada inflación elimina

208
el crédito de largo plazo, por lo que se hace imposible
encontrar buen financiamiento a tasas bajas.

A pesar de todas las trabas que el gobierno le pone al negocio,


Gustavo tiene hoy una empresa con 46 empleados y hace más
de 50 años que produce y vende en el mercado de manera
rentable.

Su secreto es la pasión.

“Viste la canción pasan los años pasan los jugadores pero lo


que no pasa es la pasión. Es así. Transformar la materia es
alucinante. Recibir carne y ver cómo se elabora un jamón
crudo y sacarlo y después salir a venderlo como si estuvieras
luchando con una lanza es alucinante. Nunca me asusta
ninguna crisis económica. Sé que en algún lado me la voy a
rebuscar.”

Los comentarios de Gustavo reflejan confianza en sí mismo,


como primera cosa. Pero a ello lo ayuda un criterio particular
para administrar el negocio que aprendió de su papá. Según él
en el negocio hay cuatro destinos que hay que priorizar para el
dinero que se obtiene de las ventas. El dinero para pagar los
sueldos está en el primer lugar, luego el de los proveedores.
Después recién viene el de la AFIP y en último lugar el del
dueño. Si uno sigue ese criterio, entonces va a poder sobrevivir
en este río revuelto que es la economía argentina.

Nadar contra la corriente

Sin lugar a dudas el ecosistema emprendedor en Argentina


está, cuanto menos, escasamente desarrollado.

209
Sin embargo, como las historias de Federico, Santiago y
Gustavo existen cientos de miles. Son los emprendedores que
nadan contra la corriente y que a pesar de las trabas impuestos
y regulaciones subsisten y mejoran nuestra vida ofreciendo
más y mejores productos y servicios.

210
Menos estado, más
Libertad
A lo largo de este trabajo busqué mostrar con una combinación
de análisis teórico y empírico cómo el gobierno puede asfixiar
la economía e impedir que ésta se desarrolle plenamente.

Ahora si bien cuando hablo de la economía puede sonar algo


abstracto, lo cierto es que me estoy refiriendo a cada uno de
nosotros. Porque la economía o la sociedad no son más que la
suma de todas las personas que la componen.

Incluso cuando el gobierno actúa con las mejores intenciones,


la combinación de regulaciones, controles, impuestos e
inflación atacan directamente nuestra libertad. Atacan nuestra
libertad para comerciar, para emprender, para ahorrar e incluso
para trabajar.

Y yo creo que ya estamos grandes para que los que se sientan


detrás de los escritorios crean que tienen el derecho de manejar
nuestra vida.

A lo largo de estas páginas, además, también intenté mostrar


los daños económicos que este avasallamiento de la libertad
genera.

Las economías menos reguladas y más amigables con la


actividad privada son las que más crecen, las más ricas y
donde menor es la inflación y el desempleo.

211
Por el contrario, el modelo intervencionista que se aplica en
Argentina nos condenó a vivir con una destrucción monetaria
permanente, un crecimiento mediocre y un ingreso
ridículamente inferior al que podríamos haber tenido de haber
perseguir otro camino.

Ludwig von Mises solía decir que “el gobierno no puede hacer
más rico al hombre, mas sí puede empobrecerlo”. Nuestro país
es una clara muestra de la sabiduría y la vigencia de estas
palabras.

Sin embargo, a pesar de esta larga decadencia que acarrea el


país, creo que hay un halo de esperanza. En el último capítulo
de este libro vimos apenas un milímetro de nuestra capacidad
para emprender y para producir. Los seres humanos en
general, y los argentinos en particular, contamos con una
enorme disposición para trabajar y para emprender actividades
productivas.

Pero solo necesitamos que el gobierno nos permita explotar


ese potencial. Que nos quite el pie de encima. Que nos
devuelva nuestra libertad.

Mi deseo más profundo es, con esta obra, haber contribuido en


algo a que esto finalmente se concrete.

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