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¡Feliz Lectura!
CONTENIDO
K. A. LINDE
K
.A. Linde es autora más vendida de USA Today de más de quince
novelas, incluidas las series Avoiding y Record. Tiene una maestría
en ciencias políticas por la Universidad de Georgia, fue la
principal trabajadora de campaña para la campaña presidencial de 2012
en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, y se desempeñó
como directora del equipo de danza de la Universidad de Duke. Le encanta
leer novelas de fantasía, ver La Guerra de las Galaxias, Supernatural, y bailar
en su tiempo libre.
Descubre cómo Bryna pasa de ser una chica de oro a una caza
fortunas en este primer libro tentadoramente escandaloso de la serie All That
Glitters de la exitosa autora mejor vendida del USA Today K. A. Linde.
EPÍGRAFE
Escucha, no soy alguien que
para quemar.
—r.m. drake
1
R
ota… mente, cuerpo y alma.
Se negaba a dar dos mierdas sobre lo que alguien pensaba sobre ella,
especialmente sus padres. Su mundo podría haber cambiado con la
turbulencia de su matrimonio, pero se había mantenido fuerte para todos
los ojos que siempre la miraban.
—U
n whisky sin hielo.
Perfecto.
—Gracias.
Banda de plata
Casado.
No. No camines.
Él sonrió.
—¿Cuestiones de papi?
—Bingo.
—Quédate.
El barman les sirvió los tragos y los tomaron de golpe. El líquido ardió en
su garganta, pero ignoró el dolor mientras chupaba el limón. Sus ojos
viajaron a sus labios. Intencionalmente se lamió el jugo de su dedo. Su
lengua agitó su pulgar, y él la miró con absoluta fascinación y anhelo.
No poseía la idiotez de los tipos con los que había salido antes, ni
siquiera Gates. La persona frente a ella era un hombre. Y completamente
delicioso. Como mínimo, tenía alrededor de treinta años. No menos de diez
años mayor que sus diecisiete.
—¿Y
qué me dices de ti?
Ella rio ligeramente y bajó la barbilla hacia su pecho. No, por supuesto
que no era soltera. Pero por lo que sabía, a Gates no le importaba si
coqueteaba con todos los hombres de Hollywood mientras estaba en su
brazo cuando él la necesitaba. Se conocían desde hacía mucho tiempo, y
le gustaba que no tuviera que explicárselo a ella, y mucho menos hacer que
se burlara de él por hacer algo por lo que siempre había sido bueno
naturalmente. Lo trataba exactamente de la misma manera que a todos los
demás, y su relación había florecido naturalmente por su mutuo
entendimiento.
Sacudió su cabeza.
Su relación nunca había sido así. A veces, pensaba que ella era más
conveniente para él.
—¿Por qué? Él es un hombre muy seguro. Dudo que piense que alguien
podría venir y llevarme.
Dio un paso hacia ella, y ella tuvo que inclinar la cabeza para mirarlo.
—No lo conoces.
—¿Debería?
Ella se mordió el labio. No quería que él supiera quién era ella. Si le decía
que estaba saliendo con Gates Hartman, bueno, ese sería el final de su
juego. Y a realmente le gustaba jugar a este juego.
—Bien.
Su mano se deslizó alrededor de su cintura donde sus largos dedos se
extendieron por su espalda baja. Su corazón vibró al ritmo de su toque.
Estaba cálida en todas partes a la vez. Si mantenía este fuego hirviendo en
su núcleo, sabía que no habría marcha atrás.
Su lengua rozó sus labios, y ella abrió su boca para dejarlo entrar. Sus
lenguas se encontraron, y estuvo perdida. Empujó vorazmente su boca
hacia la de ella, sin querer separarse.
—No lo sabes.
4
L
a inclinación a dejarlo la comía como un virus infectando su
cuerpo. Ella ha estado con hombres mayores antes, no tan
mayores como él, normalmente chicos universitarios, así que no
solo era el factor tabú lo que la obsesionaba.
No sabía su nombre, de dónde era, qué hacía. Ella no sabía nada. Solo
que él estaba casado. Separado. Ella se dio cuenta de que él era rico por
el hecho de que estaba en este club, usando un traje caro, y bebiendo
whisky escocés de primera calidad. Todas estas cosas importaban en su
mundo, incluso si su padre había decidido ignorarlas casándose con alguien
inferior a él.
Estaba segura de que era algo más que el hecho de que quería
follárselo. Era algo en sus ojos que decía que la entendía. Era algo en su
sonrisa que decía que se identificaba con lo que ella estaba pasando. Era
algo en su confianza que decía que reconocía el acto que ella estaba
montando. Era algo sobre el deseo en ese beso que decía que él la
adoraría.
Él sonrió satisfecho como si siempre supo que las cosas terminarían así.
Tal vez lo hacía. Ella no se lo había puesto exactamente difícil. Podría
haberlo hecho, pero estaba segura que habría seguido presionándola.
—Cerraré mi cuenta —le dijo a ella.
—Estoy terminándolo.
—Sí.
—Porque estoy al otro lado del país y no soy capaz de darte lo que
necesitas. Cuando vuelva, lo resolveremos.
Ella sacudió su cabeza. ¿Por qué tiene que tomar esto tan calmado?
Jodido cabrón.
Ella colgó antes de que él pudiera decir otra palabra. Bueno, esa fue
una interesante conversación. De todas las cosas que esperaría de Gates,
no había apostado por incredulidad. Ella era Bryna Turner. Podía conseguir
a cualquier tipo que quisiera. ¿Cómo pudo no creer que encontraría a
alguien más? ¿Era así de presuntuoso?
—Sí.
—Bien.
Ella alzó sus cejas en apreciación, su padre coleccionaba autos, así que
había sido enseñada a conducir una palanca tan pronto como sus pies
pudieron alcanzar los pedales. No le molestaría tomar esta belleza para dar
un viaje de placer. Sus ojos viajaron de vuelta al hombre que estaba
subiendo al lado del conductor. Tal vez un viaje de placer de diferente
naturaleza.
—Lindo auto —dijo—. XKR-S, el modelo del próximo año. Estas cosas van
de cero a sesenta en cuatro segundos y tienen una velocidad máxima de,
¿Qué? ¿Ciento Ochenta? ¿Doscientos?
—Sé una cosa o dos —dijo, pasando su mano por el lateral del auto. Se
hundió en el asiento del pasajero y miró hacia él curiosa—. Entonces, ¿qué
haces?
Oh.
Está bien.
Como sea.
—Lo siento. La última mujer que me preguntó eso era una caza fortunas.
—¿Y tú crees que soy una caza fortunas solo porque te pregunté sobre
tu trabajo?
Él se encogió de hombros.
—Está bien.
Él se encogió de hombros.
—Bastante justo.
Él le dio una mirada curiosa y luego caminó hacia el bar al otro lado de
la habitación. Sirvió dos vasos de escocés de una licorera y le trajo uno. Ella
lo sopesó en sus manos y casi sonrió encantada ante la calidad.
—¿Hacer qué?
Ella se estremeció.
—Sí.
Era medio cierto. Había tonteado con chicos que había conocido solo
algunas veces en fiestas, pero nunca les había permitido llegar así de lejos.
Él suspiró.
—Un nombre.
—¿Cualquier nombre?
Ella se volvió para enfrentarlo y miró fijamente sus intensos ojos oscuros.
¿Qué secretos está escondiendo? ¿Podrían ser posiblemente tantos como
yo escondo?
—Jude.
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—¿Q
ué está pasando en esa linda cabecita tuya?
—Tomó un trago de su escoces. Sus ojos mirando
directamente a través de ella.
—Pero yo sí. Veo lo que tienes escondido, lo que no quieres que nadie
más vea.
—Este cuerpo —murmuró, bajando sus manos por los costados y sobre
sus caderas—, esconde cuán vacía estás por dentro.
Clavó sus dedos en sus caderas, y ella luchó por recordar cómo
responder.
—Yo... no.
—Jude —susurró ella. No sabía qué más decir. Quería discutir. Pero en
realidad, ¿cuál era el punto? ¿Cómo podía ver lo que nadie más había
podido ver?
—Tienes razón.
Girando para apartarse de él, extendió sus piernas más allá del ancho
de los hombros, estirando la tela elástica hasta que el vestido subió por sus
piernas. Entonces, alcanzó la cremallera en la espalda y la arrastró con
mucho cuidado. Primero, reveló el sujetador azul real de La Perla, luego las
bragas de encaje a juego y, finalmente, la curva de su culo. Dejó caer el
vestido de cada hombro y luego con cuidado lo empujó sobre sus caderas,
donde se amontonó a sus pies.
No te muevas.
Volvió a trabajar en sus tetas. Alternó entre darle dolor y placer mientras
él se agachaba en los picos sensibles y los rodaba entre sus dedos. Estaba a
punto de arder bajo la atención y todo eso antes de que él le tirara la ropa
interior al suelo para descubrir cuán mojada estaba.
Se inclinó hacia adelante, así que una de sus manos descansó sobre
sus muñecas atadas, y luego empezó a meterla en un frenesí. Salió despacio
y luego la embistió tan rápido como pudo. Una y otra vez y en cada
momento agonizante una y otra vez, él empujaba dentro de ella hasta que
ella temblaba con la necesidad de ser liberada, pero entonces él era
intencionalmente suave y la retenía un minuto más.
Sus labios cayeron hambrientos sobre los suyos, y ella sintió que de
alguna manera se expandía aún más dentro de ella. Estaba tan cerca como
ella. Ambos estaban listos para colapsar por el agotamiento y la energía
acumulada.
L
a mañana siguiente, Bryna se despertó en una cama vacía. Se
sentó, agarrando la sábana en el pecho, y miró alrededor de la
oscura habitación.
Nada de Jude.
—¡Jude! —gritó.
No hubo respuesta.
Vacío.
¿Qué carajos?
Habían tenido una conexión increíble y una noche aún más increíble.
Entonces, ¿él la había abandonado? ¿Qué clase de basura le haría eso?
¿Había estado jugando todo el tiempo? ¿Había sido una conquista?
—JUDE
Apretó los dientes. Ella no quería pensar que estaba bien que él ni
siquiera dijera adiós. Pero había dejado una nota. Bueno, si todo fuera
verdad, entonces él se pondría en contacto con ella de nuevo. Garabateó
su número en la parte inferior del papel y lo firmó Bri.
»¿Eh, Bri?
Ella cerró los ojos para tratar de controlar sus emociones. Necesitaba su
duro exterior en este momento para lidiar con esta mierda.
—Solo mis amigos me llaman Bri. —Se giró y lo miró con una mirada
helada que le dijo que estaba muy lejos de ser un amigo—. Para ti, Bryna
está bien.
—No tengo que responder nada. Podrás haber dejado el Valle, Pace,
pero aún eres una basura para mí. —Le escupió a la cara—. Así que,
mantente fuera de mis asuntos y fuera de mi vida.
—Mamá, ¿no crees que sería bueno si llevara a Bryna hoy al juego?
—llamó Pace, saliendo de la puerta de la cocina.
—¡Eso sería genial! —dijo Celia—. Qué dulce de tu parte sugerirlo, Pace.
—No iré a ningún lado contigo —dijo Bryna. Sus ojos estaban helados
mientras fruncía el ceño a la pareja.
—No. —Se tiró boca abajo sobre su cama y se quedó allí, mirándola.
—El hecho de que tu puta madre se haya casado con mi padre no nos
convierte en familia. Sin embargo, hace que tus comentarios sean más
desagradables.
Pace solo mantuvo sus ojos fijos en los de ella. Ni siquiera tuvo la
decencia de negarlo.
—Acabas de regresar.
—Vamos, Bri. Vamos al mismo lugar, y tenemos que estar allí al mismo
tiempo. Solo déjame llevarte —dijo Pace.
Todo lo que ella quería hacer era golpearlo en la cara, pero tenía que
lograrlo. No podía dejar que Pace la viera nerviosa.
—Pace, no sé cómo hacer esto más claro. —Ella apretó sus manos en
puños—. No quiero estar en el mismo lugar que tú si alguna vez puedo
evitarlo.
—Es muy divertido sacarte de quicio, hermanita. —Le guiñó un ojo antes
de volver a entrar.
L
anzando su bolsa de porrista en el asiento trasero de su Aston
Martin, cerró la puerta con una ferocidad que hubiera enfurecido
a su padre. Salió del estacionamiento y se dirigió hacia Harmony.
Perfecta. Reina.
Bryna ignoró las miradas de sorpresa del resto del equipo mientras
entraba al edificio temprano y directamente al fondo de la habitación.
Arrojó su bolso al lado de su silla y tomó asiento.
—¿Tú qué?
Avery se sonrojó.
—Tara está exagerando. Fue solo un beso. No es gran cosa. Nunca sería
algo serio con Brian. Él es un estudiante de primero.
Bryna les sonrió. Sintió una victoria en sus manos incluso antes de decir
las palabras. Esto iba a apretar las riendas que se le habían escapado de los
dedos desde que su padre se volvió a casar.
—Si deben saberlo, rompí con Gates anoche.
—¿No lo creen? —Bryna las miró con una mirada que hacía que
cualquier respuesta que no fuera sí pareciera inaceptable.
—Vaya —dijo Tara—. Tienes mucha razón. Puedes hacerlo mejor que
eso.
—Lo sé.
—¿Qué te importa?
Inhala, exhala.
—Las buenas noticias viajan rápido. Sí, rompí con Gates anoche. Ahora,
si me disculpas.
—Está bien. ¿Oíste sobre los cazatalentos que vendrán al juego esta
noche? —Hizo una breve pausa y luego continuó como si supiera que no
iba a responder—. Se supone que el Entrenador Asistente de la Estatal de
Las Vegas, Matt Cason, vendrá a verme jugar.
Bryna se congeló.
Él sonrió con una sonrisa enorme, y ella se fue, pero no antes de que
viera el desafío en sus ojos.
El juego de fútbol llegó y se fue con una victoria liderada por su baboso
hermanastro.
Él no iba a llamar.
8
—P
ensé que tú y Gates rompieron —Se quejó
Avery.
Esto no funcionará.
Pero tal vez podría girar esto. Si pareciera que la estaba persiguiendo...
bueno, mucho mejor.
Él sonrió, esa sonrisa magnífica solamente para ella, y todas las chicas
suspiraron mientras que soñaban mirándolo.
Ella solo arqueó una ceja en una réplica silenciosa. Tú empezaste esto,
y yo voy a terminarlo.
—Sí. Bien, Bri —dijo, incrédulo. Incluso puso sus ojos en blanco por si
acaso—. Estamos juntos. Sabes que es verdad. Sé que es verdad. Todos los
demás aquí saben que estamos juntos. Eso no se detiene por una llamada
telefónica. Eres mi chica. Ahora vamos a salir de aquí.
Fin de la función.
Él sonrió.
—Bueno, vas a venir a mi casa quieras o no. Así que puedes quitar esa
mirada de tu rostro.
—¿Y?
—No debería tener que luchar tan duro para que quieras esto.
Ella lo miró.
—¿Por qué no te importa eso?
—Sé exactamente cuánto cambia esto las cosas. —Su respiración era
pesada, su pecho agitado, mientras fruncía los labios y entrecerraba los ojos.
Gates le sacó la blusa por la cabeza y luego les quitó el resto de la ropa.
De repente, el aire era denso en la habitación, y ella tenía problemas para
respirar. La tensión sexual era alta. Los pensamientos se hicieron añicos
cuando el deseo se hizo cargo.
—Esa es mi chica.
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—M
e alegra que finalmente entraste en razón
—dijo Gates.
—¿Qué?
—¿Blanco virginal?
—Bueno, soy tan pura. —Bryna deslizó su mano por su muslo expuesto.
—Te estoy hablando de eso. He estado de vuelta por dos semanas. Este
juego del gato y el ratón ha durado lo suficiente.
Ella simplemente no podía dejar de pensar en Jude. Ella sabía que era
ridículo. Él nunca había llamado, lo que significaba que no estaba
interesado. Aun así, sentía que había habido una conexión, una que le
faltaba con Gates. Y ella no quería llevar a Gates. Ella siempre se
preocuparía por él, pero estaba empezando a ver más y más que la ruptura
no había sido solo porque ella quería acostarse con otra persona.
Era incluso más baja que Bryna, con cabello largo y delicioso y grandes
ojos marrones. Ella había comenzado a actuar a una edad temprana y
después de una temporada exitosa en Disney, había conseguido el
liderazgo frente a Gates. No solo era una buena actriz, también podía
cantar canciones como Christina Aguilera.
—Acabamos de llegar.
No era necesario que Chloe supiera que había algo diferente entre ella
y Gates. Ella podría poner una fachada para cualquiera.
—Me alegra que estés aquí. Vamos a algún lado, así podemos
ponernos al día. —Chloe juntó sus brazos y caminaron hacia una sala de
estar privada—. Dímelo todo. ¿Cómo es la vida? ¿Cómo va Harmony? A
veces desearía haberme quedado en la escuela. Odio a los tutores.
Chloe asintió.
Correcto.
—¿Hola?
—Jude?
10
—E
s bueno escuchar tu voz Bri. He estado
pensando en ti —respondió Jude.
—No soy algún ligue —dijo a la defensiva—. Ahora cuelgo. —Colgar era
lo último que quería hacer, pero quería que él suplicara—. Buenas noches,
Jude.
—Bri, espera.
—Eso es lindo.
—Perdóname si no te creo.
—No, Jude, no puedo pensar en una sola razón para ir a verte esta
noche. Encuentra a alguien más.
Jodido idiota.
—¿Se supone que soy amiga de ella? Cuando ella es amable conmigo,
la miro y me cuesta un enorme esfuerzo, quiero decirle —admitió Chloe.
Bryna no podía quedarse allí y escuchar esto por más tiempo. Había
escuchado suficiente.
—No podía decirte quién era —dijo Gates. Parecía un ratón atrapado
en una trampa.
Gates se encogió.
—No lo harías.
Una vez que llegó a la salida del club, se dio cuenta, para su sorpresa,
de que Gates no la había seguido. Apretó los dientes con ira.
B
ryna había estado pensando en este momento por semanas.
Mierda. Es hermoso.
—Solo un poco.
—Déjame adivinar —dijo él, caminando hacia ella hasta que solo
centímetros los separaban—. Un evento formal. Tu novio te llevó como su
adorno de brazo.
—Ex novio. —Apretó los labios y sacudió la cabeza—. ¿Es en serio sobre
lo que quieres hablar?
Ella bufó y se alejó de él. Hechizo roto. ¿Cree que soy idiota? Si ha
estado pensando en mí, ¿entonces por qué no llamó hace cinco semanas?
—¿Disculpa?
—Creo que no voy a ver porque pretendo ser muy, muy malo —puntuó
su última palabra con duras estocadas.
Ella gimió con placer. Era justo lo que necesitaba después de la noche
que tuvo. No, era lo que necesitaba todo el tiempo. Necesitaba olvidarse
de Gates y la preparatoria y sus padres y Pace y todo lo demás en su vida y
perderse en esta fantasía. Perderse en Jude.
—Más duro —gimió ella. Quería que fuera tan profundo, duro y rudo
que no tendría que sentir nada más.
Jude soltó su cabello y le sonrió. La mirada que le dio dijo que aceptaba
el reto. Un segundo después, la levantó de la encimera y la lanzó sobre la
esponjosa alfombra... estaba de nuevo en su interior de inmediato,
levantando sus piernas a sus hombros, plantando su cadera en el suelo, y
entonces golpeando en ella tan fuerte como podía.
—Uh, no lo creo.
Era lo último que quería hacer después del más maravilloso sexo con él,
pero no podía dejarlo pensar que ella no era mejor que una aventura de
una noche. No era lo que quería. Disfrutaba el sexo, y aunque podría ser del
mejor que había tenido, podía conseguirlo en otro lado. Era lo que le dijo a
Gates también.
Había disfrutado de su tiempo con Jude porque pensó que había una
conexión. Sin esa conexión esto era… solo sexo sin sentido.
—Lo hacía. Por supuesto, ¿Cómo no podría? Pero llamé porque quería
verte. He estado pensando mucho en ti. De hecho, no puedo sacarte de mi
cabeza —le dijo. Pasó una mano por su brazo y la acercó—. Desde esa
noche, pensé que sería más fácil olvidarte. Estoy separado de mi esposa,
pero estoy casado con mi trabajo. No te aburriré con los detalles. A pesar
de todo, te llamé esta noche y no por sexo, sino por esto.
Las palabras le fallaron mientras abría la caja para revelar los más
hermosos pendientes de candelabro en diamantes que había visto. Tenía
una pequeña colección de joyería que había acumulado al paso de los
años, pero la mayoría de las cosas buenas habían pertenecido a su madre.
Todo lo demás que usaba usualmente era rentado por su padre para
ocasiones especiales. No poseía absolutamente nada como esto.
»No podía dejar de pensar en ti. Sabía que tenía que arreglar las cosas,
y quería comenzar por darte algo tan hermoso como tú.
—Si.
B
ryna estaba casi terminando con su maquillaje de día de juego
cuando su teléfono vibró a su lado.
—¡Mierda! —gritó.
El único problema era, que tenía un juego de futbol esta noche. Solo
quedaban dos juegos en casa en la temporada, y después ella habría
terminado. Tendrían el campeonato estatal y luego algunas competencias
en primavera, pero esta noche era una de sus últimas oportunidades de
animar en Harmony. Sin mencionar, que nunca antes se había perdido un
juego. Si no se aparecía, todo el mundo se volvería loco.
Más te vale.
Suspiró.
—¡Bri! ¡Hola!
—Tengo que faltar al juego de esta noche. Así que estás a cargo en mi
lugar. No arruines esto, y realmente trata de hacerle justicia a mi título.
—No, no. Disculpa Bri. Solo… nunca te has perdido un juego. —Sonaba
frenética y asustada.
—Es por eso que vas a tener que hacer un trabajo espectacular esta
noche o tendré que reconsiderar tu lugar como mi número dos.
—Estoy enferma.
Bryna colgó el teléfono con frustración. No había pensado que sería tan
difícil perderse el juego. Sacudiéndose la preocupación de Avery, marcó el
número de la entrenadora de las porristas, la entrenadora Baker. Le dio una
explicación más creíble por su ausencia, y para el final de la conversación,
la entrenadora estaba completamente apoyando que se quedara en casa
y se lo tomará con calma. Perfecto.
—¿Por qué?
—¿Bri?
—¿Sí? —preguntó, saliendo de su trance.
Él rio y miró el menú. Ella hizo lo mismo y suspiró suavemente con alivio
de que él no hubiera insistido en el asunto.
Cuando el mesero llegó a pedir su orden, Jude pido una botella de vino
tinto junto con su comida, y luego fueron dejados a solas de nuevo.
—Me alegra que pudiéramos hacer esto esta noche —dijo Jude.
—A mí también.
—No había tenido citas en mucho tiempo Bri, pero realmente quiero
que esto funcione, y me gustaría llegar a conocerte mejor.
—Así que, podemos empezar despacio y luego descubrir cómo van las
cosas en el camino —sugirió.
—Pienso que esto puede ser el inicio de ir lento —dijo con un guiño.
Sacó del bolsillo de su chaqueta una caja plana y cuadrada de Tiffany’s y
la deslizó a lo largo de la mesa.
—Si Tiffany’s y Cartier es ir lento. ¿Qué sería ir rápido? ¿Un jet privado y
un fin de semana en San Bartolomé?
—Me gusta dar regalos y dado que obviamente amaste los pendientes
que te di —su mano fue a los pendientes de diamantes en sus orejas—,
quería darte algo que combinara.
—Me encanta.
—Bien. —Jude se inclinó sobre la mesa y tomo su mano con las suyas.
Gentilmente pasó su pulgar por su muñeca en donde el brazalete
descansaba, observando todos los diamantes que brillaban en la joya que
le había dado.
— ¡Bri!
—Claramente te conocía.
—No eres una modelo o actriz caliente sobre la que debería saber y
que me hará sentir estúpido por no reconocerla antes, ¿verdad?
—No. No soy una modelo o actriz. Solo soy yo, y eso es suficientemente
bueno para atraer la atención.
—S
í, señora Mathison. Entiendo completamente la
cantidad de trabajo que llevará dirigir el Evento
Benéfico Rosa para Harmony. Pero también sé que soy
exactamente la chica para el trabajo.
—Bueno, tendré que mirar las solicitudes restantes, por supuesto. —La
señora Mathison bajó la mirada a la gran pila sobre su escritorio, y luego miró
otra vez a Bryna—. Pero estoy segura de que eres perfecta. Nuestra
distinguida ex alumna, Felicity Rose, estará dirigiendo el comité este año. Le
enviaré tu solicitud, y ella te contactará hacia el descanso.
Pasó junto a las chicas sin pensarlo dos veces. Era la reina. Por supuesto
que iba a presidir el comité. Pensar que alguien más realmente tenía una
oportunidad era irrisorio.
—¿Quería verme?
—¿Lo que tengo que decir? Estuve en cama toda la noche y apenas
me podía mover.
—Bryna, lo siento. Sé que las cosas han estado rudas con tu vida
hogareña últimamente. Has sido muy consistente todos estos años, y esta
fue solo una falta de una vez, así que dejaremos todo entre nosotras. Solo
vayamos a practicar.
—Por supuesto.
El juego comenzó.
—Bien.
—Nunca habría salido con un don nadie. Sabía que serías grandioso.
Ella no sabía sus planes para Navidad ni Año Nuevo. Se suponía que su
papá estaría en la ciudad, hasta donde le había dicho, y generalmente ella
dejaba todo para pasar tanto tiempo con él como fuera posible. Además,
no sabía si para finales del mes tendría organizada una cita caliente de Año
Nuevo con Jude.
—No lo sé. Si nada más sale, cuenta conmigo entonces. Pero solo como
amiga, Gates.
Gates se rio.
—No estoy fisgoneando. Tengo que volver. Espero verte en Año Nuevo,
Bri.
Sentía que estaba caminando sobre la cuerda floja. Cada paso hacia
adelante la dejaba tambaleándose y en una posición más precaria que el
paso anterior, pero ahora no podía darse la vuelta. Todo lo que podía hacer
era seguir caminando por la inestable cuerda y esperar pasar al otro lado
sin caer y romperse el cuello.
14
—E
ntonces, B —dijo Pace, apoyándose en la pared al lado
del casillero de Bryna—, ¿vas a la fiesta en casa de
Jemma este fin de semana? Sus padres están fuera de
la ciudad. —Meneó las cejas de arriba abajo.
—Apenas.
Ella negó con la cabeza y juró que no lo dejaría meterse bajo su piel.
Solo porque le hubiera dicho a la entrenadora Baker que había salido en
una cita, no quería decir que lo supiera en realidad. ¿Cómo podría saberlo,
cuando estaba en el juego de fútbol y la única persona que me reconoció
fue solo una promotora sin importancia del club?
Pace sonrió con la sonrisa llena de dientes que hacía erizar su piel.
—Me alegro por ti. Ahora, adiós. —Le dijo adiós con los dedos y luego
caminó hacia inglés, su última clase del día.
Dando zancadas hasta la parte de atrás del salón, tomó su puesto entre
Avery y Tara. Avery inmediatamente se inclinó hacia ella y comenzó a
parlotear sobre algo que había pasado en su última clase. Bryna no podía
concentrarse en ese momento en su tontería.
Pace tenía que quedarse fuera de sus asuntos, y ella tenía que
comenzar a evitarlo a toda costa. Si bien su hermanastro idiota era basura
del Valle, a ella no le extrañaría que recurriera a cualquier cosa para
descubrir a quién estaba viendo. Y si lo descubría, revelaría su secreto, y no
podía arriesgarse a que Jude descubriera que estaba en la preparatoria. Al
menos, no todavía. Tendría que socavar a Pace antes de que pudiera saber
algo.
—Pero sus padres están fuera de la ciudad. Escuché que incluso invitó
a chicos de Covenant —le dijo Avery.
Covenant era otra escuela privada local. Se rumoraba que tenía los
chicos más calientes, y todas las chicas de Harmony acudían hacia ellos en
masa para averiguar si era verdad. Bryna siempre pensó que el rumor había
sido propagado por gente que no podía entrar a Harmony.
Bryna se rio.
—H
as planificado todo, ¿verdad? —preguntó Pace,
irrumpiendo en su habitación.
—¿Crees que todo esto es un juego? ¿Es eso lo que significaba tu jodido
texto? —demandó.
—Y todo sucede en la misma noche que la fiesta más grande del año.
¡No es una maldita coincidencia!
La sonrisa de ella solo se amplió.
—¿Crees que vas a salir de esta casa e ir a una loca fiesta mientras
estoy atrapado aquí? —Pace se cruzó de brazos y se interpuso en su camino.
Una excavadora podría haber sido menos formidable—. Joder, no.
—Eso es lindo. —Ella agitó sus dedos hacia él, tratando de permanecer
desconcertada—. Pero no soy parte de la reunión familiar que hayas
planeado para esta noche. En lo que a mí respecta, eres una especie de
enredadera que vive en mi casa, así que aléjate de mi camino.
—Bryna, cariño, ¿has visto a dónde se fue Pace? Se suponía que debía
agarrar un suéter y luego ir directo hacia abajo. Los gemelos simplemente
eligieron una película.
»No te ves como si estuvieras en una noche de familia con ese atuendo.
—Celia pareció querer decir "jovencita" al final de la oración, pero de
alguna manera logró contenerse.
—Sé que no siempre te gusta lo que tengo que decir, Bryna, pero creo
que, si sales con ese atuendo, les darás a los chicos una idea equivocada.
—En primer lugar, no estoy atrayendo chicos, y segundo, creo que les
estoy dando exactamente la idea correcta.
—Oh vamos. Sabemos que estás saliendo con alguien. ¿Quién es?
—preguntó Avery—. ¿Es un tipo Covenant? ¿Es por eso que estamos
evitando la fiesta de Jemma? ¿Todavía no estás lista para que los vean
juntos?
—No vamos…
La habitación estaba oscura con una luz roja que brillaba a través de
cortinas transparentes. Hermosas chicas con lencería roja y negra bailaban
sobre pedestales. Un ritmo hip-hop sonaba con fuerza en el fondo. Las
parejas ya se besaban en la pista de baile o se acariciaban en los rincones
más oscuros. Era obsceno y atractivo y todo lo que ella quería en un solo
lugar. No era tan sofisticado como Allure y no tan de preparatoria como
Luxe.
—Por supuesto. ¿Por qué no? —Le dedicó una irresistible sonrisa y luego
se bebió la copa de champán.
Él agarró su mano y la alejó de la cabina. Tara la siguió poco después
con otro tipo de una mesa cercana. Bailaron a través de tres canciones al
lado de Avery y Tara. Entonces, Bryna se fue a buscar otro trago. Agarró su
teléfono mientras se servía una copa de champán. Se detuvo con la bebida
en la mitad de los labios cuando se dio cuenta de que se había perdido dos
llamadas de Jude.
—¡Joder!
—Hola, Bri.
Bryna pensó qué hacer. No había forma de que Avery y Tara supieran
que Jude era el tipo que había estado viendo, y simplemente no podía
presentarle a Jude a sus amigas de la preparatoria. Ambas cosas tendrían
que terminar en un desastre. Sin embargo, no podía abandonar
exactamente a Avery y Tara después de exaltar a X toda la semana.
Sospecharían por qué se iba, y luego pensarían que realmente se estaba
yendo a toda prisa para ver a su misterioso novio.
—Estoy escuchando.
—Cuando colguemos, te enviaré un mensaje de texto con la dirección
del club nocturno donde estoy, y me aseguraré de que tu nombre esté en
la lista. De repente, he olvidado quién eres. Entonces, ven a buscar a una
rubia caliente con un vestido rojo y sedúcela. Podría irse a casa contigo, si
tienes suerte.
16
U
nos minutos más tarde, Jude tenía la dirección de X, y su nombre
estaba en la lista. Bryna se ocupó de bailar, cambiando de
pareja para evitar que un tipo monopolizara su tiempo. Estaba
mareada y nerviosa al mismo tiempo.
El sentimiento se hizo más fuerte, pero Jude nunca apareció. Ella se dio
la vuelta y lanzó sus brazos alrededor del tipo delante de ella. Sus ojos
examinaron la oscura habitación para tratar de averiguar dónde podía
estar escondido. No sabía por qué él la estaba mirando cuando podía estar
participando.
Bueno, tendría que pelear sucio para conseguir que él jugara. Bryna
deslizó su mano por el cuello del tipo, por su pecho, y por la cintura de sus
pantalones. Giraba sus caderas en círculos lentos mientras lo enfrentaba a
distancia una vez más. Se apoyó en su contra y rodó su cuerpo hacia atrás
contra el suyo. Él se apoderó de sus caderas con fuerza en sus manos. Su
cabeza cayó y le acarició el cuello. Ella le siguió la corriente, inclinando la
cabeza hacia atrás y cerrando los ojos.
—Muy buen gusto —dijo, acercándola aún más—. Pero ¿quién dijo que
otros tipos podían besarte?
—No hay besos de nadie más entonces —aceptó. Una emoción corrió
a través de ella—. ¿Qué hay de tocar? —Corrió su mano por sus pantalones
y a lo largo de la longitud de su polla.
—Muéstrame.
—Trabajo.
Los ojos de Bryna se abrieron ante eso. No solía mostrar su sorpresa, pero
¿Jude acaba de admitir que está involucrado en los calabozos?
Él se rio suavemente por la sorpresa en su rostro y la besó.
Él se rio.
—Dije que no más preguntas —dijo con un brillo en sus ojos. Entonces,
la empujó bruscamente hacia el diván—. Recuéstate.
Ella hizo lo que ordenó y se quedó mirando al techo. Él empujó más sus
piernas hasta que se extendieron a su placer de disfrute. Su núcleo pulsando
en previsión. Dios, no podía esperar a su polla. Se quedaría despierta por la
noche, pensando en la forma en que la usó para llevarla al borde, e
inevitablemente, también se llevaría ahí.
Si esta era su idea de seducción, ella era una causa perdida. No estaba
acostumbrada a estar completamente fuera de control, y su cuerpo ya le
rogaba que la dejara correrse.
Se burló de ella y siguió hasta que ella se retorcía contra él. Sus dedos
presionaron la piel lisa y húmeda, se curvaron dentro de ella, y rozaron
contra su pared interior. Se apretó hasta que pensó que iba a reventar antes
de llegar al clímax. Sus paredes se contrajeron alrededor de sus dedos
mientras él se escabullía. Se quedó jadeando.
Bryna empezó a cerrar las piernas, pero él las golpeó dos veces con los
dedos. Ella lo miró interrogativamente. Su cuerpo seguía pulsando, y apenas
podía concentrarse.
»Date la vuelta.
Empezó a ponerse de pie, pero él agarró sus caderas con las manos y
la volteó con facilidad. Sus codos la sostuvieron mientras su culo desnudo
estaba en el aire para su placer visual.
—Sí —susurró.
—¿Mmm? —preguntó.
—¿Estás segura?
Bryna tragó, y su cuerpo tarareó ante sus palabras. ¡Santa mierda, eso
fue caliente!
Miró hacia atrás y vio a Jude caminando por la habitación. Abrió una
pequeña puerta corrediza que ella ni siquiera había notado en la tenue luz.
Tomó algo de un estante y luego se volvió hacia ella. Rápidamente se
enderezó. No podía creer que esto iba a pasar... que iba a hacer esto. Pero
ella quería tomar lo que él le diera.
Simplemente esa idea le hizo poner los ojos en blanco. Esto no estaba
tan mal. En realidad, era... realmente bueno. Le gustaba la forma en que le
dolía el coño por su toque y la forma en que se sentía un poco sucia por
intentar algo que nunca antes había hecho. Pero, sobre todo, le encantaba
cómo afectaba a Jude.
—Joder —gruñó.
B
ryna estaba contenta por el receso de la escuela por las
vacaciones de Navidad. El lunes por la mañana, no tenía que
explicarle a nadie a dónde había ido el sábado por la noche o
lo que había sucedido. Ella más bien lo dejaría todo a la especulación que
enfrentar las miradas interrogadoras de Avery y de Tara. Ya le habían
enviado suficientes mensajes texto, preguntándole sobre el hombre con el
que había desaparecido aquella noche. Se alegró de no tener que mentirles
de frente.
Ella le había dicho que tendría que consultar su horario. Se suponía que
su padre regresaría pronto a casa, así que sería un poco más difícil salir
furtivamente, aunque no por mucho. Tampoco estaba segura cómo se
saldría con la suya con alejarse el día de Navidad. Pero se aseguraría de
que funcionase. Esta sería una de las pocas veces que ella conseguiría está
completa atención de Jude y la iba a tomar.
Esto era justo el tipo de mujer que Bryna debía imitar. Era un verdadero
modelo a seguir, a diferencia de las otras mujeres en su vida. Por suerte, el
padre de Bryna estaría en casa pronto de regreso del rodaje, y no tendría
que lidiar con la bruja malvada de su madrastra. Su padre manejaría esta
situación por ella. Tal vez entonces las cosas podrían regresar a la
normalidad.
Todo lo que quería hacer era decirle a esta mujer que se vaya a la
mierda, pero estaba bastante segura de que perdería su posición. Y no iba
a perder su lugar ganado duramente porque una sombra de lo que fue
estaba tratando de derribarla algunos niveles.
—Maravilloso. ¿Puedo ser clara con usted en cuanto a por qué apliqué
a este cargo en primer lugar? —Bryna no esperó para que respondiera. No
le importaba lo que la perra tenía que decir. Tenía una impresión
equivocada sobre ella y Bryna no la dejaría seguir—. Este es mi último año
en Harmony. Actualmente soy quinta en mi clase. Dirijo la Asociación
Nacional de Estudiantes Distinguidos, al mismo tiempo actuando como
capitana del equipo de porristas. Trabajo por las cosas en mi vida, algo que
me parece que puede entender. El Evento Benéfico Rosa es el evento más
extenso de Harmony cada año, y quiero ser parte de algo que contribuye
tanto a la comunidad. Por favor, permítame trabajar igual de duro para
devolverlo.
—Uhm.
»Es mi papá llamando desde Nueva Zelanda. Debe ser importante. Voy
a tener la misma ensalada —dijo antes de levantarse y contestar su celular.
—¡Papá!
—Está bien, papá, suena bien. —Sabía que nunca iba a suceder.
Después del tercer grado por el que Felicity me acaba de hacer pasar,
¿va a entregar la posición?
C
on el padre de Bryna fuera de la ciudad para Navidad,
encontró la excusa que necesitaba para desaparecer durante
una semana.
—Bueno, por supuesto que quiero que pases un buen rato con tu
madre, pero te extrañaré muchísimo, cariño. Toda la casa te extrañará.
—Estoy segura.
Bueno, sí. Algo así pensó. Había sonado bastante maravilloso. Sin drama
durante toda una semana. Solo Jude.
Arqueó una ceja, pero no discutió. Mientras estuviera con él, entonces
sabía que le iba a gustar lo que había planeado.
—Sorpresa.
—Sorpresa... ¿qué?
—¿Qué cosa?
Una cosa fue muy clara. Esta iba a ser la mejor navidad de la historia.
El avión privado tenía una cabina interior equipada con un lujoso sofá
de cuero color crema, dos sillas a juego y un televisor de pantalla grande
montado.
Una asistente privada con un corto uniforme azul les sonrió a su llegada.
Bryna se sentó en una de las sillas y miró su celular. Tenía dos llamadas
perdidas y un mensaje de texto de Celia. ¡Uf!
Bryna, por favor, avísame cuando llegues a salvo con tu madre. Que
tengas una gran Navidad ¡Te echaremos de menos! Además, Pace dice
que te diviertas.
Apenas llegué. Todo seguro. Dile a Pace que se divierta con Jemma
durante las vacaciones.
Una confiada sonrisa se visualizó en sus facciones. Si su madrastra era
autoritaria con ella, entonces seguramente sería así con Pace. Bryna no
podía esperar a que todas las preguntas fueran lanzadas en su dirección.
Jude asintió.
Una suave tos sonó desde la parte posterior del avión, y al instante,
ambos parecían recordar exactamente dónde estaban. El avión ni siquiera
había despegado. Ni siquiera habían salido de la ciudad. Tendrían una
audiencia hasta que estuvieran a seis mil metros de altura.
Le acarició suavemente el cabello hacia atrás, y ella cerró los ojos ante
el movimiento relajante.
—A mí... también.
—¿Por qué no tratas de dormir? Tengo algo de trabajo que debo hacer
de todos modos.
Le dio la mirada, la que ella había llegado a asociar con cosas de las
que no quería hablar. Nunca lo presionó. Le diría cuándo estuviese listo. Así
como ella también le diría que tenía diecisiete años... tan pronto como ya
no los tuviera. Dios, ¿por qué tengo que cumplir años en julio?
—Nada. Solo vete a dormir. Cuando te despiertes, estaremos en el
paraíso.
Un día, no tendría que esconder las cosas que todos los demás ya
sabían de ella, pero no creía que fuera capaz de compartir cosas que solo
él sabía sobre su corazón con alguien más. A pesar de los secretos
amontonados entre ellos, sintió que se estaba enamorando total e
inequívocamente de este misterioso hombre.
19
E
llos aterrizaron en el diminuto aeropuerto de San Bartolomé cerca
de las dos de la mañana. Jude tenía un auto esperando para
recogerlos de cualquier forma, y Bryna se acurrucó contra él en el
asiento posterior mientras se dirigían a su destino a corta distancia.
Su iluminada casa de playa reveló una enorme villa de teja roja justo
sobre el agua. Incluso en la oscuridad, se veía como algo que no podía
haber soñado siquiera. La villa en sí tenía seis dormitorios y siete cuartos de
baño con una piscina rectangular clara como el cristal, una cabaña
cubierta, y la vista más espectacular al océano.
O tal vez era que no vería a nadie de su familia. Trató de no dejar que
ese hecho la hiciera quejarse, pero tuvo la inesperada sensación de
malestar tan pronto como despertó. Ella no había tenido noticias de su
madre en meses. Su padre estaba ocupado en Nueva Zelanda. ¿Quién
sabe si siquiera hoy voy a saber de él? Ella no tenía hermanos ni hermanas,
y se rehusaba incluso a considerar a su familia adoptiva como parientes a
los que debería estar extrañando en estas vacaciones. Aunque la gente la
rodeaba constantemente, se sentía muy… sola.
Jude.
Entonces, se iría por el Año Nuevo. Suponía que eso hizo más fácil
decidir sobre sus planes. Aunque ella hubiera preferido pasar el Año Nuevo
con él, entendía si realmente tenía que irse a un viaje de trabajo.
Pendiente resbaladiza.
Bryna se asomó por la esquina y lo vio pasar una mano irritada por su
cabello. Su rostro estaba contorsionado en un ceño fruncido que ella nunca
antes lo había visto tener alrededor de ella. Tragó saliva al darse cuenta de
quién podría ser en realidad.
Sabía que debía darle un minuto, pero quería que supiera que había
escuchado al menos parte de su conversación. No hay razón para ocultar
eso.
—Bri.
—Oh. Feliz Navidad —dijo ella—. En California, sé que tienes que estar
separado por al menos seis meses antes de que el divorcio esté finalizado.
—¿Podemos no hablar de esto? —preguntó. Se veía cansado de
discutir sobre este tema.
—¿Nunca?
—No.
Jude la empujó hacia atrás hasta que quedó tendida en la isla y luego
la deslizó hacia abajo hasta que su culo estuvo casi colgando del borde.
Arrastró fuera su ropa interior dejándola caer al suelo y él continuó. Sus dedos
probaron suavemente su coño, girando alrededor de su abertura hasta que
quedó resbaladizo, entonces acarició con su pulgar su clítoris. Con su toque
la calentó.
B
ryna silenció su teléfono por segunda vez esa mañana. Celia
seguía llamándola y sencillamente no quería hablar con ella. Si
mi propio padre no había llamado, ¿por qué mi madrastra
pensaría que querría hablar con ella?
Sus ojos cruzaron la piscina hacia donde Jude estaba nadando. Sus
hombros y espalda eran rápidos. Si bien no era voluminoso, tenía una gran
definición. No podía apartar los ojos. Habían tenido sexo antes del
desayuno, pero cuando estaba medio desnudo frente a ella, no era justo
sentir cuánto lo deseaba. La hacía insaciable.
—Sí, es solo una llamada desde casa —le dijo, tratando de mantener
una sonrisa en su rostro.
—No lo sé, Bri —dijo exasperado—. Tal vez porque soy el único amigo
que tienes.
—Por favor.
—Y soy tu ex, por lo que sería razonable suponer que nos hubiéramos
escabullido juntos, que es lo que le dije a Celia cuando llamó.
—Ya cállate. No tienes que mentir por mí. Te conozco demasiado bien.
Lo hiciste porque quieres algo. ¿Qué es? —preguntó. Estaba agradecida de
que Gates le hubiera dicho a Celia que ellos se encontraban juntos, pero no
lo había hecho por su propia buena gracia. Era un intrigoso como ella, y si
había hecho algo generoso, era porque quería algo a cambio.
—Tuve que mentir por ti. Mientras tú eliges creer que tienes otros amigos,
yo sé que tú eres lo más cercano a una verdadera amiga que tengo. Incluso
si eres una psicópata total a veces, Bri.
—Que encantador.
—Y ahí está —murmuró. Por supuesto, debió haberlo visto venir—. Sabía
que querrías algo de esto.
—Tienes que prometer, maldita sea, no decirle a nadie que me fui sola
—insistió.
—No todo es cosa de “Voy a jodidamente decir la verdad si tu no...”
—gritó Gates—. Le dije a Celia que estabas conmigo y lo estarás hasta que
regreses. Soy un hombre de palabra.
—Solo me aseguraba.
No podía dejar que nadie descubriera que estaba lejos con Jude. Las
cosas finalmente estaban comenzando a ir en el camino correcto, no podía
arriesgarse a que nada saliera mal. Por mucho que quisiera confiar en Gates,
siempre era más fácil ensuciar a la otra persona para asegurarse de que
mantuviera la boca cerrada.
—Lo hago. —Con sus dedos entrelazados, se recostó sobre él—. Amo
esto.
Pero él tenía planes, y ella no iba a alejarlo de ellos si los había hecho
por ella.
La besó hasta que ambos quedaron sin aliento, consideró evitar que se
fuera al spa para que ambos se quedaran en la habitación. Pero se retiró de
mala gana con una sonrisa y la arrastró hacia la casa. Ella lo miró con
melancolía, y luego corrió adentro para cambiarse antes de encontrarse
con el auto esperándola abajo.
Bryna pasó toda la tarde en el spa. Ell spa del complejo llevaba la
comodidad a un nuevo nivel. Necesitaban este tipo de cielo en Los Ángeles.
Cuando dejó el lugar, se sintió más relajada que en años.
Lo miró, sin palabras. ¿Cómo pude ser tan afortunada esa noche en
Allure al ir a casa con este hombre increíble? No tenía idea de en qué se
estaba metiendo, y no se arrepintió ni un minuto. Él era guapo y encantador.
La cuidaba, la valoraba, disfrutaba su compañía. De hecho, su compañía
era suficiente para él, algo que nunca antes había experimentado.
—Mi turno.
—¿Harry Winston1?
1
Harry Winston: Es uno de los imperios más grandes y prestigiosos en la industria de la joyería
de lujo.
Tomó la caja de su mano y la abrió para que pudiera ver el contenido.
Dentro, había un colgante de oro de una B en cursiva con una serie de
exquisitos diamantes en una delgada cadena de oro.
—Ahí. Es perfecto.
—¡B
ryna! ¿Cómo estuvo tu viaje con Gates? —preguntó
Celia en cuanto Bryna cruzó la puerta.
—Síp.
Sus fantasías la distrajeron tanto que se perdió lo que Pace había dicho.
—¿En serio? —dijo ella. Sus ojos se ampliaron, y su boca se abrió en una
sorpresa fingida—. Innovador. ¿Quién sabía que el programa Hoy estaba en
Nueva York?
—Estaba nevando.
—¿Y? —siseó ella. Dios, ¿no puede simplemente escupir lo que está
tratando de decir?
—Lo que sea, Pace. Solo porque estés celoso no significa que tengas
que ser un idiota y cuestionar todo —le espetó.
Ella lo miró.
—El hecho de que creas que te quiero, Bri, solo muestra cuán perra
engreída realmente eres. Tú y tu mundo me disgustan más de lo que jamás
podrías saber. Pero si piensas que estoy haciendo alarde ahora, entonces
solo tienes que esperar. —Sonrió hacia ella—. Finalmente, lo entiendo ahora.
Empieza el juego. —Caminó por la puerta y entonces lo pensó mejor—. Que
tengas un buen Año Nuevo. Sé que yo lo tendré.
B
ryna salió de la limosina de Gates y se dirigió a la alfombra roja
que conducía al Chateau Marmont en West Hollywood. Llevaba
un vestido blanco y negro de Oscar de la Renta y tacones color
perla con puntas negras de Chanel.
Se suponía que no debería estar aquí. Él dijo que iba a estar fuera de la
ciudad por negocios. ¿Pero no lo escuché decir exactamente lo mismo a su
esposa en Navidad?
Quería regresar y ver si era él, pero no quería que Gates supiera lo que
estaba haciendo. Por no mencionar, si realmente era Jude, no quería que
la viera con Gates. A pesar de que ella y Gates eran solo amigos, Jude no
querría verla con otro hombre. Y si reconocía a Gates, entonces podría ser
capaz de reconstruir quién era ella... y qué edad tenía. Era todo un gran
dolor de cabeza.
Pero aun así, siguió buscándolo, incluso cuando habían pasado unas
horas, y se dio cuenta de que su esperanza era inútil. La esperanza era solo
un dolor sordo en su pecho por extrañarlo.
—Me lo estoy pasando tan bien —dijo ella mientras salían de la pista de
baile y se dirigían a una esquina del salón de baile.
Bryna echó la cabeza hacia atrás y se rio ante la idea. Estaba mareada
por el alcohol, y su cabeza se sentía pesada. Pero la idea de estar en una
fiesta en Harmony hace solo un año era de alguna manera histérica.
Se alejó de él. No podía creer esto. Fue una mala idea estar aquí con
él. No sabía por qué pensaba que podían ser amigos. Obviamente no
podían. Era hora de salir de aquí.
—Bri —llamó.
La agarró del brazo y la sacó del salón de baile hacia una sala de estar
privada. Apartó su brazo de él.
—Sé que lo haces, pero debes confiar en mí cuando digo que solo
somos amigos.
—Sip.
—¿Es él?
No pudo evitar sonreír ante la idea de Jude llamándola, así que solo
asintió.
—Adelante. —Gates se volvió hacia la ventana para darle una
apariencia de privacidad.
—No sabía que eso era lo que querías decir con trabajo. —Intentó no
sonar como si estuviera haciendo un puchero, pero no estaba segura de lo
bien que lo había logrado.
—Yo también te extraño. Creo que estoy viendo cosas porque juro, vi a
una chica que se parecía a ti.
Bryna se rio.
—¿Un amigo?
Esto no podría estar pasando. No podía estar lidiando con esto. ¿Por
qué demonios está Jude en la ciudad? ¿Y por qué estaba en el mismo hotel
que yo? Se suponía que debía estar en algún lugar del trabajo donde no
importaría que ella saliera con un amigo. Y había visto a Gates besarla, pero
obviamente no la bofetada después.
¡Joder!
Estaba temblando, literalmente temblando en su asiento.
—Jude —susurró.
—Lo siento, Bri. Nunca hubiera hecho eso si lo hubiera sabido. Nunca
querría molestarte.
J
ude no llamó al siguiente día.
Sus sentimientos por Jude eran los mismos que cuando habían pasado
una semana juntos en San Bartolomé. No sabía cómo él podía sentirse de
manera diferente en tan poco tiempo. Tampoco sabía cómo podría estar
tanto tiempo sin hablar con ella y obtener aclaraciones sobre lo que
realmente había sucedido. Si ella lo hubiera visto con alguien más, hubiera
querido una maldita explicación.
Bryna trató de seguir con su vida normal, pero todo parecía surrealista
con la escuela comenzando de nuevo. Era como si todas las vacaciones de
Navidad hubieran sido un sueño... y luego una pesadilla.
—¿Qué? —espetó.
Se giró y la miró.
»Entonces, gracias por eso. —Sonrió y movió sus dedos hacia él—.
Puedes irte ahora.
—Bueno, iba a esperar a que tus amigas te dijeran, pero me acosté con
Avery y Tara durante el Año Nuevo.
Si lo que Pace le había dicho fuera cierto, Jemma sería la menor de sus
preocupaciones.
—Entonces —dijo Avery una vez que tomaron sus bebidas—, ¿a dónde
quieres ir primero?
—Sí… yo también.
Bryna asintió pensativa.
Tara se sonrojó y miró hacia otro lado. Avery intentó mirar a Bryna a los
ojos, pero no hizo un muy buen trabajo. Ambas parecían ansiosas.
Culpables.
Bryna mantuvo su silencio. Las vio sentarse allí y retorcerse. Muy pronto,
lo admitirían. No podía creer esto. Las sucias putas se habían acostado con
su hermanastro. La forma en que actuaban era prueba suficiente de que
algo había caído.
—Lo siento, B.
—¿Por?
—Me acosté con Pace —dijo Tara—. Lo mismo hizo Avery. Uhm... juntas
en Año Nuevo.
—Pace me lo dijo.
»Ahora, estoy preguntándome por qué hice eso. Ustedes dos saben lo
repugnante que es Pace y lo despreciable que es vivir con alguien así. La
razón por la que no me dijeron fue porque sabían que estaría enojada.
Imaginen cómo me siento ahora que sé que lo estaban ocultando.
—¿Es en serio?
Deseó que arreglar la situación con Jude pudiera ser tan fácil como lo
había sido con las chicas.
24
D
oce días.
¡Estaba llamándola!
¿La llamaba ahora, después de todo este tiempo? ¿Por qué se demoró
tanto?
—¿Hola?
—¿Cómo estás?
—Lo sé. Había planeado salir de la ciudad por trabajo, pero terminé
quedándome en la ciudad.
Jude suspiró.
—¿Quién era?
—¿Qué quieres que diga, Jude? Nunca hubiera ocultado que estaba
con mi amigo en Año Nuevo si fuéramos capaces de ser honestos el uno
con el otro. Podrías haberme dicho que ibas a ir a Chateau Marmont por
trabajo, y entonces podríamos habernos reunido y haber tenido un buen
beso de Año Nuevo. En cambio, estamos atrapados detrás de este velo de
misterio. No me confiarás tus secretos, así que ¿cómo puedo confiar en ti los
míos? —preguntó desesperadamente.
—Tienes razón —dijo en voz baja—. Creo que es hora de que te diga
todo y te deje decidir qué es esto, una vez que tengas todos los hechos.
Él gimió.
—Oh. —Genial. Justo lo que quería hacer, esperar otra semana antes
de que pudieran sacar todo esto a la luz. Sin mencionar que lo echaba de
menos y quería estar con él cada segundo. Su trabajo era tan
inconveniente. Aunque tenía sus ventajas.
—Suena bien.
U
na semana más tarde, Bryna entró a su última clase. Su lugar
habitual estaba entre Avery y Tara, pero no había estado
sentándose allí desde que las expulsó del comité. Ella las había
reemplazado con otras dos porristas que habían quedado extasiadas al ver
que sus estrellas se elevaban.
—Es mi padre llamando desde Nueva Zelanda. Tengo que tomar esto
—dijo. Confiadamente salió de la habitación—. ¡Papá!
—¡Hola, cariño!
—Lo siento por eso. Enviaré una disculpa a Harmony, pero tenía que
hablar contigo. ¿Hablaste con alguien de la Estatal de LV? —preguntó, su
tono volviéndose serio.
—Todavía quiero ir allí. No hablé con nadie. Debe haber sido Pace. Él
ha estado jugando a este tonto juego, pero se está yendo de las manos.
Está tratando de sabotear mis perspectivas universitarias —dijo, jugando a
ser dulce e inocente.
—Me haré cargo de tu hermanastro, Bryna. Pero tienes que ir a esa visita
a la universidad que organizaron. Querían que estuviera allí este fin de
semana, pero el hecho de que no esté en la ciudad no significa que estés
exenta —le dijo.
¡Joder! Se suponía que iba a tener la gran conversación con Jude este
fin de semana, y ahora, tenía que cancelar todo. Y ni siquiera podía decirle
dónde estaría, no sin renunciar a todo antes de verse en persona. Todo el
asunto era frustrante.
Tan pronto como dejó la escuela, llamó a Jude para darle la noticia.
Tendrían que planear otro día para hablar sobre sus problemas. Con suerte,
podrían hablar el lunes, siempre y cuando no se fuera de inmediato. Él tenía
una tendencia a hacer eso.
Estaba empacando para Las Vegas cuando Celia llamó desde las
escaleras.
—Hola, B.
Una vez que estuvo dentro, él cerró la puerta. Sus ojos examinaron el
desastre.
—Sí. Sí. Está bien —dijo distraída—. Puedes venir a Las Vegas, también.
Lo que sea.
—Lo amas, ¿verdad? —preguntó Gates. El típico humor en sus ojos fue
reemplazado por tristeza.
No con Gates.
Ni con nadie
—Hecho.
Ella tuvo una reunión al día siguiente, por lo que tuvo el muy necesario
descanso antes de dirigirse al edificio del presidente en la mañana. Su
asistente la condujo por el pasillo hacia una gran sala de conferencias. Entró
a una habitación llena de otros estudiantes. Se preguntaba para qué los
reclutaban. ¿Con cuántos padres se contactó personalmente el presidente
para tenerlos aquí?
—Adelante.
Empujó la puerta.
—¿Cómo le va a tu padre?
—Yo también.
—Eric Wilkins.
—Bueno, tengo más asuntos que atender aquí. Fue genial verte de
nuevo, Bryna. Probablemente haga una aparición sorpresa en el almuerzo
de despedida del domingo, así que volveremos a hablar allí.
Se encogió.
Él rio.
—Suena como mi estilo —le dijo con sinceridad. Si hiciera amigos ahora,
estaría un paso más cerca de hacerse cargo de la escuela.
B
ryna se reunió más tarde con Gates y Eric en el campus esa noche
para ir a Posse. Los chicos parecieron medirse el uno al otro
cuando fueron presentados. Ellos eran más o menos de la misma
estatura, pero Eric tenía una mayor complexión. Gates había perdido un
poco de la descabellada definición que había tenido mientras estuvo en el
estudio filmando para Carretera Destrozada.
Ellos caminaron fuera del campus hacia el club que Eric había
recomendado. Gates y Eric hablaron fácilmente todo el camino mientras
Bryna estaba perdida en sus pensamientos.
Ella no estaba deseando explicarle todo eso a Jude una vez que ellos
finalmente decidieran hacer sus confesiones. Pero de nuevo, eso no era
nada comparado con el hecho de que ella tiene diecisiete años y estaba
todavía en preparatoria.
Posse era un edificio colosal con una señal brillante de color verde neón
en el frente. Eric consiguió pasarlos al interior pasando al portero. El interior
era un gigantesco espacio abierto con múltiples bares y balcones en niveles
con vistas a la pista de baile. Un DJ tocaba música hip-hop. Afuera, había
una piscina con varios bares acuáticos. La habitación tenía una energía que
ella no podía explicar. Era hipnótico.
Gates y ella siguieron a Eric a través de la multitud hacia uno de los
bares. Él estrechó su mano con un grupo de gigantescos jugadores de
fútbol, y luego se los presentó. Ella obtuvo un par de miradas apreciativas y
mantuvo la sonrisa en su rostro. Esto era lo que quería estar haciendo el
próximo año; animando en los márgenes, saliendo con jugadores de fútbol,
y sobre todo, ser la persona más deseado de la escuela. Necesitaba sacar
a Jude de sus pensamientos esta noche y disfrutar su tiempo aquí.
—Todo.
—Estoy dentro.
—Oh, y, ¿Gates?
—¿Sí, B?
—No creo que esa tampoco sea una buena idea. Tú estás realmente
borracha.
—Cada chico en este lugar piensa que eres caliente, Bri. Porque lo eres.
Y si no supiera que amas a alguien más en Los Ángeles, te arrastraría fuera
de este bar, de vuelta a nuestro cuarto de hotel y te follaría.
Bryna palmeó suavemente su mejilla.
—Le haré saber a Eric que nos vamos. No muevas tu loco trasero fuera
de este asiento.
—¿Bri?
Él suspiró.
—¿Dónde estás?
—¿Estás a salvo? ¿Todo bien? ¿Necesito ir por ti? —Poco a poco fue
volviéndose más asustado.
—Sí. ¡Pero estoy visitando la Estatal de LV, y Eric Wilkins está aquí!
—Ese es Gates. ¡Aquí, habla con él! —le pasó el teléfono a Gates y se
dejó caer de nuevo en la silla.
—¡Hola, amigo! Estoy seguro de que esto suena realmente mal, pero
estoy llevando a tu chica de vuelta a su habitación, así puede dormir.
—¿Pero por qué? Pensé que era el tipo de todos. —Entrecerró sus ojos
hacia él, y luego sus ojos se abrieron ampliamente—. Oh, por Dios, ¿es gay?
¿Por eso nunca hizo un movimiento hacia mí?
—Sí.
Él recorrió su mano sobre sus ojos y luego le contó lo que pasó el resto
de la noche. Si no hubiese estado ya enferma, estaba bastante segura de
que volvería a estarlo de nuevo. Su rostro palideció, y agarró el edredón
entre sus manos.
Sacudió su cabeza.
—Les diré que estoy enferma. No puedo creer que le dije esas cosas a
Jude. No puedo creer que hablaste con él. No puedo creer que Eric es gay.
Tan pronto como Bryna regresó de Las Vegas, saltó a su auto y condujo
hacia el apartamento de Jude. No podía dejar que él se sentará ahí y se
obsesionara sobre lo que había pasado. Si Año Nuevo era alguna
indicación, no escucharía nada de él por más de una semana… no hasta
que se calmara. Pero ellos tenían mucho que discutir para esperar tanto
tiempo.
Todavía nada.
Está bien.
Rechinó sus dientes. Tenía mucho que quería decir en ese momento.
—G
ates, por aquí —gritó un reportero.
—¡Por aquí!
Bryna, por el contrario, había estado fuera de sí por las pasadas dos
semanas a causa del silencio de Jude. Era pura tortura. Ella quiso saber qué
demonios estaba haciendo con su esposa, pero su corazón y estómago se
retorcieron porque la pregunta era peligrosa. Le guiaría a un camino de
preguntas adicionales que no quería preguntarse a sí misma, pero que no
parecía poder detenerse. ¿Acaso él le había mentido acerca de estar
separado? ¿Había estado con su esposa todo este tiempo? ¿Todas las
veces que afirmaba estar en el trabajo eran realmente una excusa para
estar con ella? ¿Era esa la razón por la que no podía verme? ¿Están
durmiendo juntos? ¿Después de todo, no soy mejor que mi madrastra?
Toda esa tensión dejó a Bryna estresada y errática. Así, que enfocó su
atención en la beneficencia de caridad. Sumergió su cabeza en la
planeación y mañana por la noche todos sus esfuerzos habrán valido la
pena. Si pudiese superar la beneficencia, entonces las cosas volverían a ser
tan perfectas como habían sido en San Bartolomé.
Eso significaba ser una amiga comprensiva para Gates en su gran día.
Había salido, usando un deslumbrante vestido azul original de Alberta Ferretti
combinado con tacones altos de un deslumbrante estampado de
Louboutin. Gates estaba en un esmoquin clásico y se veía elegante.
—Gates, una foto con tu cita, por favor —solicitó una reportera
femenina.
Gates asintió.
—Eso es correcto.
Bryna mantuvo su falsa sonrisa en su rostro, pero estaba lista para salir
de esta situación. Fingir con Gates estaba bien para la alfombra roja, pero
era suficiente que su madrastra pensara que ellos seguían saliendo. No
necesitaba que el resto del mundo también lo supiera.
—¿Saber qué?
Bryna había estado aquí antes para los estrenos de su padre, así que
rápidamente les encontró una habitación vacía. Empujó a Gates dentro y
miró con furia hacia él.
Bryna puso los ojos en blanco. ¿Realmente está jugando este juego?
—No, no lo haces.
—Si pudiese amar a alguien más, ¿no crees que ya lo hubiera hecho?
Eres una perra psicótica la mayor parte del tiempo y me vuelves loco, pero
te amo. —Lanzó sus manos hacia afuera y pisoteó a través de la habitación,
lejos de ella—. Por alguna jodida y desconocida razón.
—Solo estás diciendo eso porque estoy con alguien más. —Dios,
esperaba que ese fuera el caso.
—¿Te escuchas a ti misma? Estás lcoa. Y no atrevas a traer a ese cabrón
a esta conversación.
—¿Jude? —preguntó
Lucía maniático.
—Después que le dije que solo te llevaría de vuelta al hotel para que
durmieras, dijo que si ponía un dedo sobre ti, me desgarraría miembro por
miembro. Que necesitaba hacer lo correcto y mantenerme alejado de ti…
por tu propio bien. Me preguntó si entendía que si se enteraba de lo
contrario habría mucho que pagar.
La miró fijamente.
Lo observó inquietamente.
R
osa era el color de la noche.
Felicity revoloteó por la mesa con una gran sonrisa en su rostro. Ella
estaba prácticamente brillando. Era lo más feliz que Bryna había visto a la
perra desde que comenzaron a trabajar juntas.
—Bryna, todo está yendo de maravilla. Gracias por todo el arduo
trabajo que le has invertido.
—Estoy tan feliz de ser capaz de ayudar, Felicity —dijo Bryna con una
sonrisa falsa.
—¿Papi?
Bryna se veía sorprendida. ¿Mi padre voló desde Nueva Zelanda para
estar aquí para mí? Su mirada fue a la de Celia, quien sonreía
educadamente, y luego a la persona junto a ella. Pace. Él la miró como si
supiera todos sus secretos y rápidamente desvió la vista.
—Estoy tan contenta de que estén aquí.
—Ahora, Celia me dijo otra cosa. ¿Algo sobre un novio? ¿Dónde está
Gates? Necesitamos tener una charla.
—La próxima vez, niña. —Él palmeó su hombro y luego se presentó ante
Felicity.
—Sin Gates esta noche, ¿eh? ¿El novio falso no quiso hacer su
aparición?
Él sonrió.
Felicity rio ante algo que dijo el padre de Bryna. Ella sacudió su mano y
luego desapareció entre la multitud con Celia.
—Lo es —concordó.
—Bueno, mantén el buen trabajo. Voy a entretener a los invitados.
Regresaré para buscarte cuando termines —dijo Felicity.
—¿Jude?
¡N
o, no, no, no, no! Esto no podía estar pasando.
¡Oh, mierda! Ella solo le había dicho que su nombre era Bri.
Ella cerró los ojos de nuevo, esperando hacer desaparecer todo esto.
¡Por favor funciona!
Los ojos de Jude se encontraron con los de Bryna con incredulidad y...
horror. Estaba segura de que ella reflejaba su expresión. Ella quería decirle
tanto en ese momento, pero ¿qué podía decir?
—¡Sí! ¿No es maravillosa? Ella hizo el trabajo más increíble —dijo Felicity.
Ella sonrió alegremente a Bryna.
Tranquila.
—Qué... —gritó.
¿Qué tan malo sería para él tomarme aquí con su esposa en la otra
habitación?
—¡No antes de que me digas la verdad! —dijo él. Sus ojos, que habían
sido tan hermosos y reconfortantes, la miraban con ira y confusión.
—Treinta y dos.
La boca de Bryna se abrió levemente. Ella sabía que él era mayor, pero
siempre se había dicho a sí misma que probablemente tenía veintisiete años.
Solo diez años mayor que ella. No quince. ¡Jesús!
—¡No soy una niña! Y consentí todo lo que me hiciste. —Ella lo miró de
arriba abajo.
Él ni siquiera parpadeó.
—Te daré todo lo que quieras para que esto desaparezca —insistió—.
¿Qué deseas? ¿Dinero?
—¡Me diste esto como un regalo de Navidad! Todo lo que quería era a
ti —le dijo ella con seriedad.
—No tenía que haberlo hecho —gruñó—. ¿Quién eres tú, Jude?
¿Dónde está el hombre del que me estaba enamorando? —Sintió que su
resolución se debilitaba, el dolor se apoderaba de su corazón, las lágrimas
amenazaban con derramarse de sus ojos. No podía ocultar el tormento,
pero se negó a llorar frente a él. Él no se merecía sus lágrimas, su máscara
de pestañas era demasiado costosa.
—El hombre que pensabas que conocías era un sueño, Bri. Una ilusión.
No puedo ser esa persona para ti.
—Ahora lo veo —dijo. Su voz era de acero.
L
a puerta se abrió, Jude y Bryna se separaron.
—Estaba hablando con Bryna sobre el evento y cómo fue un gran éxito.
Pensé que podríamos ofrecer una donación más grande —respondió Jude
sin problemas.
—No estoy segura de que suene como una buena razón para que estés
a puertas cerradas con una estudiante de preparatoria —dijo Felicity
deliberadamente.
—Por favor —dijo Felicity, poniendo los ojos en blanco—. No soy una
idiota, Jude. No me trates como una.
—No creo que la tenga. Ahora, dime, Jude, ¿cuánto tiempo hace que
conoces a la señorita Turner?
—Oh sí, estoy segura de que mi esposo no te dijo que tiene preferencia
por las jóvenes rubias... o que tú no fuiste la primera —escupió.
Podía ver que él quería que ella guardara silencio, pero ¿cómo podía
pedir eso? Ella ni siquiera era la primera persona que había seducido así.
El propio padre de Bryna casi había firmado con ellos cuando iba a ser
profesional. No es de extrañar que Jude supiera sobre los clubes sexuales y
cómo actuaban los jugadores de fútbol y por qué se había ido todo el
tiempo en el otoño. Explicaba los clientes que había tenido en Chateau
Marmont en Año Nuevo. No le había dado su apellido porque ese nombre
era increíblemente conocido en Los Ángeles. No hubiera querido que ella lo
buscara.
Bryna no esperó para escuchar lo que Jude tenía que decir. Sus ojos se
movieron a través de la habitación hacia Pace que todavía estaba de pie
en el pasillo, supervisando lo que estaba pasando. Ella lo fulminó con la
mirada, y él solo sonrió. Ella vio todo lo que tenía que decir en esa única
sonrisa.
Estúpido.
»Sé que las cosas están mal, pero ¿al menos no puedes pensar en Alex
por una vez? —preguntó Felicity, atrayendo la atención de Bryna hacia la
conversación.
—¿Quién es Alex?
2
En ingles Game, Set, Match. Se utiliza para indicar que una persona ha vencido
definitivamente a la oposición en una situación determinada.
tenía hijos, pero nunca lo había pensado. La había usado para escapar de
su vida, y ella ni siquiera sabía por qué. Tenía una bella esposa consumada,
que claramente lo amaba a pesar de sus defectos. Tuvieron un hijo juntos.
Todo eso la hizo sentir enferma.
—Eres joven —dijo, su voz llena de disgusto—. Aprenderás con qué jugar
y con qué no.
—¿Por qué siquiera quieres estar con él? —logró decir Bryna.
Felicity la ignoró.
Pace se rio entre dientes desde la puerta y luego desapareció sin decir
una palabra. Ni siquiera había necesitado asestar un golpe. Ella ya había
tenido suficiente.
Ella no estaría triste por Jude. ¿Cómo podría estarlo cuando todo lo que
realmente sabía sobre él se hizo añicos en cuestión de minutos? ¿Cómo
podría estar cuando él se fue sin siquiera la decencia de decir adiós? Ella
era realista. Ella supo en cuanto Felicity cruzó la puerta que su oportunidad
había terminado.
No, Jude había dejado en claro que nunca había sido suyo. Eran solo
extraños con recuerdos.
Ella no estaba triste. Ella estaba enojada. Ella quería destrozar todo.
Destruirlo. Quemarlo hasta los cimientos. Solo para que el mundo pudiera
sentir una fracción de lo que estaba aniquilando su corazón.
Ella había perdido todo desde la primera noche que se había ido con
Jude. Ella había abandonado y descuidado a Avery y Tara y luego las aisló
expulsándolas del comité. Parte de eso había estado relacionado con Pace,
pero estaba tan irritada con lo que estaba sucediendo con Jude que no fue
capaz de pensar con claridad.
Ella había bajado la guardia una vez. Solo una vez por Jude. Ahora,
todo le había sido arrojado a la cara.
Nunca más.
Ella nunca más sufriría así. Ella tomaría el control. Ella tomaría las
decisiones. Ella ya tenía un plan de juego y sabía lo que tenía que hacer.
—r.m. drake
GOLD
L
a presa se convierte en el
depredador.
... y follar.
N
o hay peor furia que una mujer despreciada.
Bryna agitó sus dedos hacia su amiga y caminó hacia ella. Era extraño,
en cierta forma, tener amigas. En la preparatoria, siempre tuvo a Gates
Hartman, su ex novio, estrella de cine, pero eso se había estrellado y
quemado. Por otro lado, normalmente, consideraba a las otras chicas ya
fueran sus seguidoras o su competencia. Con Trihn, no había nada de eso.
Trihnity Hamilton podía ser la modelo alta y exótica con largo cabello
marrón y rubio, pero era la persona más agradable, segura de sí mima que
Bryna había conocido alguna vez. Se habían conocido en este mismo club
la primera semana de escuela. Trihn había comentado con confianza sobre
la siguiente temporada de Christian Louboutins a Bryna. Después de una
noche de tragos y baile, una amistad había florecido.
—Te vez impresionante en Chanel esta noche después del gran juego
—dijo Trihn. Ella tiró de Bryna para un abrazo—. Creo que lo brillante es tu
color.
Bryna se rio.
—Oh, por favor. —Stacia movió su cabello rubio deslavado fuera de sus
ojos—. Todos los chicos aquí saben que soy una porrista. Además, Blaine ni
siquiera está aquí todavía. Acabo de hacer un circuito para ver si podía
encontrarlo.
Blaine era el mariscal de campo inicial del equipo de fútbol Gamblers.
Stacia estaba determinada a engancharse con él. Aunque su meta real era
casarse con un mariscal de campo de la NFL.
—No me hables de chicos más grandes. Blaine es de último año, Bri. Eso
es lo suficientemente bueno para mí.
Eric era gay. Ese era el por qué nunca intentó engancharse con ella en
su visita y el por qué no le había hablado desde entonces.
—Lo que sea. Escuché a los chicos hablando sobre cómo es que salió
con una psicótica el año pasado. ¿Cuál es su nombre?
—Eso es.
—La elusiva Bryna Turner —dijo Trihn con un guiño—. Vamos. Debes
tener la suficiente confianza para ser capaz de pedirle salir. Yo lo haría.
Ella sintió los ojos de todos los demás jugadores de fútbol calentándole
su piel, pero se mantuvo centrada en Eric. Humedeció sus labios y levantó su
mirada hacia él debajo de sus largas pestañas. Uno que otro de los chicos
murmuró algo vulgar en voz baja y Eric los detuvo.
Bryna señaló con su uña con manicura francesa a un lugar más privado.
—¿Te importa si vamos a hablar allá?
—¿Qué sucede?
»¿Bryna?
Ella ni siquiera sabía por qué estaba tomando esto a la ofensiva. Había
estado esperando que la rechazara. Había esperado que le dijera que no
quería salir con ella. Pero estaba segura como el infierno que no había
esperado que básicamente la llamara una puta de putas. ¡Personas como
ella! ¿Qué demonios significa eso?
—No quiero entrar en eso, Bryna. Pero es… lindo que me lo pidieras.
Lindo.
Él había dicho que era lindo. Esto había ido de irritante a humillante con
una palabra. ¡Qué idiota!
Bryna se giró para alejarse, pero Eric la alcanzó y la agarró del brazo.
—Déjame ir —gruñó.
Jude.
No debería haber dejado que esto llegara a ella. Gates estaba fuera
de su vida. Jude estaba fuera de su vida. Y Eric Wilkins no importaba.