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DISLOCACIONES
Cuando se supera la tensión de límite elástico las deformaciones dejan de ser reversibles y comienza el
régimen plástico. En este tema intentaremos entender por qué sucede esto y como estas deformaciones
irreversibles tienen lugar a escala microscópica. Puesto que una deformación permanente debe conducir a una
nueva situación de equilibrio, donde los átomos se enlazan de nuevo en nuevas posiciones de equilibrio que
respeten la estructura cristalina del sólido, es evidente que este tipo de deformaciones deben producirse mediante
deslizamiento atómico y no simplemente por estiramiento de los enlaces, ya que una tracción pura de los enlaces
sería reversible hasta su rotura. Por tanto, las deformaciones plásticas no pueden ser producidas más que por
tensiones de cizalladura
tan x / a
x 2x G
G G 0 0
a a 2
Si se afinan más los cálculos usando una función más realista que la sinusoidal que hemos utilizado se
G E
obtiene que la tensión de límite elástico teórica 0 . Estos valores sin embargo, discrepan
15 30
tremendamente de los valores experimentales, especialmente en el caso de los metales, donde las tensiones de
límite elástico experimentales son entre 10 y 10000 veces menores que 0.
Esta discrepancia entre predicción teórica y resultados experimentales se conoce como paradoja del límite
elástico. Si el modelo anterior no conduce a resultados próximos a los reales, ¿cómo se produce realmente la
deformación plástica? En 1934 Taylor, Orowan y Polanyi desarrollan un modelo de deformación plástica que
introduce el concepto de dislocación, defectos cristalinos unidimensionales o lineales, cuya existencia se verificó
experimentalmente en 1956. Según este modelo, el valor teórico 0 sería un límite superior para la tensión de
límite elástico, que solo se alcanzaría en un cristal ideal, libre de defectos, libre de dislocaciones. En efecto, en
whiskers—cristales con forma de fibra de pequeño tamaño, muy perfectos y prácticamente libres de
dislocaciones—se ha verificado experimentalmente que su tensión de límite elástico se aproxima al valor teórico.
El plano sobre el que se desplaza la dislocación se denomina plano de deslizamiento. Para que la dislocación se
mueva también debe sobrepasar una cierta barrera de energía (vencer una fricción), si bien, ésta es mucho menor
que la necesaria para desplazar todo un plano atómico sobre el subyacente. La tensión de fricción de red, f,
asociada a esta barrera (que se calcula a partir de la derivada de la energía) es muy inferior a 0, y para
dislocaciones estrechas puede calcularse según la expresión (Peierls y Nabarro):
2a
f Ge (1 ) b
donde a es la distancia entre planos de deslizamiento y b la distancia de deslizamiento (es decir, el módulo del
vector de Burgers, ver más abajo). Como puede apreciarse la tensión de fricción que se opone al movimiento de
la dislocación es menor cuanto mayor es a y menor es b el deslizamiento se produce generalmente en planos
densos (separación máxima) y en direcciones densas (mínimo desplazamiento) dentro de dichos planos, como
veremos más adelante. Esta tensión de Peierls es aún superior a los valores experimentales de tensión de límite
elástico o, más correctamente, de cizalladura crítica, y. Esto es debido a que esta expresión considera que la
distorsión atómica se limita al núcleo de la dislocación, cuando en realidad abarca un mayor número de vecinos
próximos. Teniendo en cuenta esta anchura, w, de la dislocación, la tensión de fricción de red toma la expresión:
2w
f Ge b
de forma que esta tensión decrece al crecer la anchura de la dislocación y los valores así calculados se ajustan a
los reales. Las dislocaciones en metales son “anchas” mientras que en materiales con fuertes enlaces
direccionales (covalentes, iónicos, metales BCC) las dislocaciones son estrechas y f es grande
Por tanto, la tensión de Peierls depende de las fuerzas locales en el núcleo de la dislocación (a través de w).
Además, y aunque no aparece explícitamente recogido en las expresiones anteriores también depende de la
energía térmica disponible y por tanto de la temperatura, de forma que conforme aumenta la temperatura
disminuye la tensión de Peierls y se facilita el movimiento de las dislocaciones. Esto conduce al fenómeno de la
transición frágil-dúctil que veremos al estudiar la fractura más adelante. El efecto de la temperatura es menor
conforme aumenta la anchura de la dislocación, puesto que entonces el movimiento requiere la cooperación de
un mayor número de átomos y la probabilidad de que se produzca por fluctuación térmica es menor.
La mejor forma de describir una dislocación es considerar su proceso hipotético de generación, siguiendo el
procedimiento de Volterra. Supongamos un cristal ideal que se corta según el plano de la figura, hasta la línea
AB, y que desplazamos todos los átomos situados a un lado del corte un periodo de traslación. Si volvemos a
enlazar ahora los átomos a ambos lados del corte la estructura será casi perfecta salvo en la proximidad de la
línea AB donde se encuentra deformada. Según como hayamos realizado el desplazamiento las situación varía,
pero todas estas estructuras tienen en común la presencia de un defecto lineal que se denomina dislocación. A la
línea AB se le denomina, por tanto, línea de la dislocación.
Los dos primeros casos representados corresponden a dislocaciones rectas con desplazamientos en
dirección perpendicular (dislocación en arista) o paralela (dislocación helicoidal) a la línea de la dislocación:
- Dislocaciones en arista: se localizan en la arista de un plano atómico extra y se denotan por de forma
que el trazo recto marca el plano de deslizamiento de la dislocación y el rabito de la T la posición del plano
extra. En esa dirección el cristal se encuentra localmente en compresión por la inclusión del semiplano extra,
mientras que en la opuesta el cristal está localmente en tracción (si dos dislocaciones opuestas se encuentran, se
aniquilarían entre sí).
- Dislocaciones helicoidales: reciben su nombre de la disposición de los átomos en forma de hélice
alrededor de la línea de la dislocación que se genera debido a un desplazamiento atómico paralelo a dicha línea.
Este tipo de dislocaciones puede deslizar en múltiples planos, siendo por tanto mucho más móvil que las
dislocaciones en arista.
- Dislocaciones mixtas: La mayoría de las dislocaciones reales no son de ninguno de los dos tipos
anteriores sino que se presentan en forma de líneas curvas que presentan un carácter distinto en cada punto,
dependiendo de la dirección de la línea de la dislocación en dicho punto. En el ejemplo de la figura la
dislocación es helicoidal en A y en arista en B, y tiene un carácter intermedio en el resto de puntos.
- Bucles de dislocación: Todas los tipos de dislocaciones de las figuras anteriores se han creado de forma
que emergen en las superficies del cristal. Una dislocación jamás puede terminar en el interior de un cristal, sólo
puede terminar bien en las superficies externas o bien en imperfecciones del cristal (bordes de grano, otras
dislocaciones, poros, etc.). Sin embargo, las dislocaciones pueden ser completamente interiores al cristal pero
sólo si constituyen bucles cerrados como los de la figura (para su generación siguiendo el proceso hipotético
anterior habría que realizar un corte interior al cristal). Estas dislocaciones cerradas se denominan bucles de
dislocación y bajo tensión se pueden desplazar aumentando su radio (no tienen porqué ser circulares, pueden
presentar cualquier forma, por ejemplo en la figura se muestra un bucle cuadrado ideal). En este tipo de
dislocaciones, cada segmento del bucle tiene un carácter diferente mientras que segmentos opuestos tienen el
mismo carácter pero signos opuestos.
Todos estos tipos de dislocaciones pueden provocar una misma deformación macroscópica del cristal,
aunque evidentemente cada tipo de dislocación debe deslizar en diferente dirección distinta:
Existen sin embargo otros tipos de dislocaciones en forma de bucle que no pueden desplazarse, que no
contribuyen a la deformación plástica (a baja temperatura):
- Dos dislocaciones rectilíneas son idénticas si: (a) sus vectores t y b coinciden o (b) si t1 =-t2 y b1=-b2.
- En una dislocación helicoidal las direcciones de t y b coinciden (t || b). Si además coinciden sus sentidos
se dice que la dislocación es helicoidal izquierda y si son opuestos la dislocación es helicoidal derecha.
El plano de deslizamiento de la dislocación esta definido por b y t, por lo tanto es único para cada
dislocación, salvo en el caso de las dislocaciones helicoidales que pueden deslizar en toda la familia o haz de
planos que contienen a su línea de dislocación, ya que t || b. Por este motivo este tipo de dislocaciones son más
móviles, ya que pueden cambiar de plano de deslizamiento durante su desplazamiento, en un fenómeno que se
denomina deslizamiento cruzado (cross-slip). El hecho de que el plano de deslizamiento de una dislocación
venga determinado por el plano de sus vectores b y t también explica porque los bucles prismáticos no pueden
deslizar, ya que al ser b perpendicular al plano de dislocación, el plano de deslizamiento sería distinto en cada
punto de la dislocación y por tanto la dislocación en su conjunto no puede deslizar por ninguno de ellos.
El vector de Burgers determina la dirección y la magnitud del desplazamiento atómico elemental que sufre
el cristal cuando la dislocación se mueve en su plano de deslizamiento. Para determinar completamente el
desplazamiento se adopta el siguiente convenio: la dirección positiva de deslizamiento de una dislocación se
obtiene girando 90º en el sentido de las agujas del reloj el vector t dentro del plano de deslizamiento. Según este
convenio, cuando la dislocación avanza en su sentido positivo, la parte del cristal situada sobre el plano de
deslizamiento se desplaza una magnitud igual en módulo, dirección y sentido a b.
Finalmente, como ya hemos comentado, las dislocaciones deben terminar en los bordes del cristal, o bien
en algún defecto, como puede ser otra dislocación. De este modo se forman nudos de dislocación (triples o de
mayor rango). Estas dislocaciones no aisladas forman una red tridimensional que se denomina red de Frank. Se
verifica que si dos líneas de dislocación L1 y L2 confluyen en L3, entonces: b3 = b1+b2.
Una descripción completa de las tensiones alrededor de una dislocación implicaría un conocimiento
exhaustivo de los potenciales de interacción atómicos. Sin embargo, si excluimos
el núcleo (core) de la dislocación, podemos describir el resto del material como un
medio elástico y calcular las tensiones asociadas a la dislocación, puesto que
conocemos el desplazamiento atómico, b, entorno a ella.
b
z Gb
2r z
G 2r
En cambio, el campo de tensiones entrono a una dislocación en arista es mucho más complejo pues
involucra tensiones de compresión cerca del semiplano atómico extra y tracción en el lado opuesto. En este caso,
se obtiene:
Gb Gb y 3x 2 y 2
x sin (2 cos 2 )
2 (1 )r 2 (1 ) x 2 y 2 2
y
Gb
sin cos 2
Gb y x2 y2
2 (1 )r
2 (1 ) x 2 y 2 2
z ( x y )
xy
Gb
cos cos 2
Gb x x 2 y 2
2 (1 )r
2 (1 ) x 2 y 2 2
xz yz 0
Cuando la dislocación es mixta el vector de Burgers forma un ángulo con la línea de la dislocación y el
campo de tensiones es la suma del campo correspondientes a una dislocación helicoidal, pero sustituyendo b por
bcos, más el correspondiente a una dislocación en arista sustituyendo b por bsen.
Existe una energía elástica asociada a estos campos de tensiones, es decir, a la distorsión atómica entorno a
la dislocación. Esta energía juega un papel muy importante en el movimiento de dislocaciones y, por tanto, en el
flujo plástico pues las dislocaciones tratan siempre de minimizar su energía, reduciendo su longitud o formando
grupos de forma que se minimice la energía total del sistema. La energía de una dislocación helicoidal se obtiene
fácilmente como:
r r
1 1 1 1 Gb2 Gb2l r1
2 r0 2 4 2 r 2
U 2rldr 2rldr ln
dV r0 dV 4 r0
dU Gb2 r1 dentro de1 orden de magnitud
Gb2
T ln
dl 4 r0 2
donde T es la energía elástica almacenada por unidad de longitud de la dislocación (no se contabiliza la energía
del núcleo), que también se denomina tensión de línea de la dislocación. Análogamente para las dislocaciones
en arista se obtiene:
Gb2
T
2(1 )
de forma que las dislocaciones en arista son más energéticas que las helicoidales. Como vemos, la energía de
cualquier dislocación es proporcional a b2 y por ello es lógico que las direcciones de deslizamiento observadas
en la práctica suelen ser de máximo empaquetamiento (mínimo b). La noción de tensión de línea es importante
pues nos da una idea de la tensión necesaria para cambiar la forma de una dislocación recta a curva (por ejemplo
en un anclaje, ver más adelante) y de la resistencia que opone la dislocación a aumentar su longitud. No debemos
confundir esta tensión con la tensión de Peierls.
Como consecuencia del campo de tensiones que cada dislocación genera a su alrededor, cuando dos
dislocaciones están próximas se ejercen entre sí fuerzas de interacción (iguales y de signo opuesto, principio de
acción y reacción). Estas fuerzas pueden afectar a la tensión externa necesaria para desplazar las dislocaciones,
es decir, para iniciar la deformación plástica, pues estas fuerzas que se ejercen entre sí las dislocaciones han de
sumarse a la tensión externa y comparar la suma de ambas con la tensión de Peierls.
En el caso de dislocaciones helicoidales, la fuerza (por unidad de longitud) que se ejercen mutuamente dos
de éstas dislocaciones paralelas entre sí se dirige según la línea más corta que las une s, y tiene una magnitud:
Gb 2
Fs
2r
donde r es la distancia entre ambos puntos. Fs es repulsiva si ambas dislocaciones tienen vectores de Burgers
paralelos y atractiva si son antiparalelos. Como puede apreciarse, esta fuerza es inversamente proporcional a la
distancia entre las dislocaciones. Cuando el plano de deslizamiento de ambas dislocaciones contiene a la
dirección de la fuerza, si las dislocaciones son opuestas pueden acercarse hasta aniquilarse entre sí. Si en cambio
ambos planos son paralelos, entonces las dislocaciones se deslizarán hasta quedar una sobre la otra. De esta
forma se pueden crear asociaciones de dislocaciones como, por ejemplo, subjuntas de grano.
En cambio, las fuerzas que se ejercen entre sí dos dislocaciones en arista paralelas vienen dadas por:
Fx b xy
Fy b x
donde xy y x son los correspondientes valores del campo de tensiones entorno a la dislocación, y el signo
depende de que las dislocaciones sean del mismo o distinto signo (es decir, con vectores de Burgers paralelos o
antiparalelos). Nótese que si las dislocaciones son del mismo signo existe una configuración de equilibrio justo
cuando ambas se encuentran una sobre la otra (se atraen hasta esta posición siempre y cuando estén a menor
distancia que la que separa sus planos de deslizamiento, ya que en caso contrario se repelen) de esta manera se
forman los llamados límite de inclinación (tipo de subjunta de grano, ver transparencias). El movimiento
coordinado de este tipo de agrupaciones de dislocaciones, debido a la presencia de este tipo de interacciones, está
en el origen del fenómeno de maclaje. Por otro lado, cuando son de distinto signo la situación de equilibrio se
alcanza cuando las componentes de separación son iguales (x = y, de forma que si y=0 se aniquilan) y de nuevo
se pueden formar subjuntas de grano (ver transparencias).
Finalmente, cabe destacar que no existe interacción entre dislocaciones de distinto tipo (por ejemplo,
helicoidales y en arista) que tengan sus líneas paralelas entre sí.
por otro lado, el trabajo interno ejercido por las fuerzas internas que se
oponen al movimiento de la dislocación viene dado por:
f b
La fuerza que actúa sobre la dislocación es siempre normal a ésta, aunque las tensiones de cizalladura que
la originan sean paralelas a la línea de dislocación como en el caso de las helicoidales.
La familia de planos densos en FCC es la {111}, que consta de 4 planos: (111)(111)(1 11)(11 1). En estos
planos, las direcciones densas son del tipo <110>. Por cada plano existen 3 direcciones densas en total. Por
11] y [10
ejemplo, para el plano (111) serían las direcciones [110], [0 1]. Por tanto, el número total de sistemas de
deslizamiento en un cristal FCC sería 3x4=12.
2 2
a a a
b 2R
2 2 2
1 10 1 10 1
1 10
1 10· 1 10 2
b
a 1
1 10 a 1 10
2 2 2
En los cristales BCC no existen planos completamente densos, pero sí direcciones densas: las del tipo
<111>, que serán pues las direcciones de deslizamiento. Los planos de deslizamiento preferente son los del tipo
{110} que son los más densos y contienen 2
direcciones tipo <111>. Sin embargo, también se
observa en determinados materiales, y dependiendo
de la temperatura, deslizamiento de dislocaciones en
planos del tipo {112} y {123}, cada uno con una
única dirección densa <111>. El máximo número de
sistemas de deslizamiento en cristales BCC es, por
tanto, de 6x2+12x1+24x1=48.
En cuanto al vector de Burgers, su magnitud en un cristal BCC vendrá dada por
3
b 2R a
2
mientras que el vector unitario en la dirección de deslizamiento, <111>, vendrá dado por
111 111 1
111
111·111 3
3 1 a
por lo que finalmente b puede escribirse como: b a 111 111
2 3 2
El hecho de que existan muchos planos de deslizamiento conteniendo la misma dirección de deslizamiento
facilita que las dislocaciones helicoidales puedan cambiar de plano de deslizamiento (cross slip), un mecanismo
que favorece la deformación plástica al permitir a las dislocaciones esquivar obstáculos (ver figura). Este
fenómeno se da también en otros tipos de cristales.
En los cristales HCP el plano denso es el plano basal (0001), siendo las direcciones densas (son 3) en dicho
plano las del tipo <1120> (ver figura).
El reducido número de sistemas de deslizamientos en cristales HCP implica que es difícil deformar
plásticamente estos metales, especialmente los policristales donde, como veremos, las deformaciones de cada
grano deben ser compatibles con las de los vecinos. Por este motivo, para cumplir con estas ligaduras, los
cristales HCP son propensos a deformar por maclaje. Además, en general los metales HCP son más frágiles que
los BCC o FCC.
En cuanto al vector de Burgers, su magnitud en un cristal HCP es b = a y como el vector unitario en la
1
dirección de deslizamiento viene dado por 1120 , finalmente b puede escribirse como:
3
a
b 1120
3
En la siguiente tabla se resumen los diferentes sistemas de deslizamiento en estructuras metálicas, que
acabamos de estudiar:
En materiales no metálicos las dislocaciones también se mueven pero la determinación de los planos de
deslizamiento no es tan trivial como en metales y ha de determinarse en cada material atendiendo a su estructura.
Por ejemplo, en materiales formados por capas débilmente ligadas entre sí como el grafito o el talco, el
deslizamiento se produce siempre en los planos de las capas. En sólidos iónicos el plano de deslizamiento viene
determinado por la minimización de la interacción electrostática entre iones. Así, en NaCl con estructura FCC
las direcciones de deslizamiento siguen siendo del tipo <110> pero los planos de deslizamiento no son {111}
sino {110} (ver figura). En la tabla se muestran los sistemas de deslizamiento más habituales en algunos
materiales cerámicos:
Los átomos de la región situada entre ambas dislocaciones parciales han deslizado sólo parcialmente (los
situados a la derecha de L3 aún no han deslizado y los situados a la izquierda de L2 lo han hecho un periodo
completo). Estos átomos situados sobre el plano de deslizamiento se encuentran desplazados con respecto a la
capa de átomos inferior, alterando la secuencia de apilamiento: ABCA/BCABC ABCA/CABC (donde el
plano antes de / es el plano de deslizamiento). La presencia de estas faltas de apilamiento, que tienen un espesor
de varios espaciados atómicos, debe ser energéticamente más favorable que el deslizamiento directo para que la
disociación de la dislocación en 2 parciales tenga lugar. Además, dependiendo del valor de la energía asociada a
esta falta de apilamiento, la distancia entre dislocaciones parciales será mayor o menor (mayor cuanto menor sea
la energía). Las faltas de apilamiento son bastante frecuentes en FCC y HCP y bastante menos en BCC (al no ser
una estructura compacta la energía asociada a las faltas de apilamiento es mayor).
Cuando una dislocación helicoidal se disocia en parciales ya no puede cambiar de plano de deslizamiento, a
no ser que se recombinen las dislocaciones parciales, puesto que éstas tienen componentes en arista. Por tanto,
en materiales propensos a las faltas de apilamiento se disminuye su movilidad.
Las dislocaciones están siempre presentes en los materiales cristalinos, formando la denomindad red de
Frank. Para cuantificar su número se define la densidad de dislocaciones, , que representa el número de
dislocaciones que cortan la unidad de área o la longitud total de dislocaciones contenida en la unidad de volumen
(en cualquier caso se mide en unidades de inverso de área, por ejemplo, cm-2). toma valores típicos de 106-107
cm-2 en monocristales, 1010-1012 cm-2 en monocristales deformados en frio y sólo en cristales excelentes,
preparados cuidadosamente, se pueden alcanzar valores tan bajos como 10 3-104 cm-2.
Puesto que las dislocaciones en un cristal son tan numerosas, forman un bosque tan intrincado que es
inevitable que en algún momento durante su desplazamiento se topen unas con otras, especialmente si hay varios
sistemas de deslizamiento activos. Estos cruces alteran la estructura de la dislocación y, en general contribuyen a
disminuir su velocidad y movilidad aunque, como veremos, pueden dar lugar a configuraciones que permiten su
multiplicación.
Movimiento de subida
La única forma de que el segmento QQ’ siga el movimiento de la dislocación es mediante movimiento de
subida. El movimiento de subida (ver figura) es no conservativo y sólo es posible en dislocaciones en arista.
Además, involucra la creación y difusión de defectos puntuales (vacantes o intersticiales) y, por tanto, se trata de
un proceso térmicamente activado. En particular, si el movimiento de subida se produce por supresión de una fila
de átomos en el semiplano extra (por difusión de vacantes hacia la dislocación o bien creación de intersticiales
que difunden alejándose de la dislocación) se dice que es positivo, y si se crea una fila extra (por difusión de
intersticiales hacia la dislocación o bien creación de vacantes que difunden alejándose de la dislocación),
negativo. Puesto que el movimiento de subida involucra difusión, a bajas temperaturas es prácticamente
inexistente mientras que, como veremos, se convierte en un mecanismo de deformación dominante a altas
temperaturas. Por tanto, los codos en dislocaciones helicoidales dificultan enormemente su movimiento a baja
temperatura, obligando a la dislocación a
curvarse (a). Si se activa el mecanismo de subida
los codos van dejando tras de si un rastro de
vacantes (a). Cuando además la magnitud del
codo es mayor (debido a varias intersecciones) el
movimiento de subida se ve aún más dificultado
pues necesita de muchas más vacantes para
producirse. Si la magnitud del codo es intermedia
aparecen largos segmentos en arista paralelos que
se denominan dipolos (b) y cuando son muy
grandes, los dos segmentos helicoidales se
mueven de forma independiente después de
describir grandes curvas (c).
La velocidad de movimiento de las dislocaciones puede ser medida de forma razonable por diversas
técnicas, siempre que se garantice que las interacciones entre ellas es despreciable. El límite máximo de
velocidad viene determinado por la velocidad del sonido en el material. Para valores de tensión muy inferiores a
los que provocarían tales velocidades límites, la relación entre velocidad, v, y tensión aplicada viene dada por:
p
v vo
0
Esta última relación es típica de los fenómenos de transporte en Física y expresa que la velocidad con que
se produce el efecto del transporte (velocidad de deformación plástica en este caso) es igual a la densidad de
partículas responsables del transporte (dislocaciones), por la capacidad de transporte de cada partícula (b en este
caso) y por la velocidad de dichas partículas. Por último, sustituyendo la expresión para la velocidad de
movimiento de dislocaciones (sección 4.3.5) se obtiene:
b n n
Relación que recordaremos al estudiar la fluencia a alta temperatura. Notar que para n =1 se obtiene la expresión
típica de un flujo viscoso Newtoniano que vimos en el tema anterior al estudiar los modelos de viscoelasticidad.
El esquema mediante el cual se pueden engendrar dislocaciones a partir de las ya existentes fue propuesto
por Frank y Read, y se denomina comúnmente molino, manantial o fuente de Frank-Read. Consideremos una
línea de dislocación AB en un plano de deslizamiento que está inmovilizada, anclada, en estos extremos ya sea
por la presencia de defectos, jogs, nodos con otras dislocaciones, etc. Si una tensión de cizalla actúa en el plano
de deslizamiento, la línea de dislocación se curva por efecto de la fuerza por unidad de longitud, f =b, que
genera dicha tensión sobre la dislocación (ver sección 4.3.3) y produce deslizamiento. Calculemos la tensión
necesaria para conseguir que la dislocación adopte un cierto radio de curvatura R (ver figura):
El deslizamiento en un monocristal puede producirse según varios sistemas de deslizamiento distintos. Cuál de
ellos se active (y a qué tensión lo hace) cuando se aplica sobre el cristal una tensión de tracción o compresión
depende de la geometría del cristal y la orientación de éste con respecto al eje de carga (anisotropía). Según la
Ley de Schmid, “para un sistema de deslizamiento dado, el deslizamiento comienza cuando la tensión de
cizalladura resuelta, R, para dicho plano y dirección de deslizamiento, alcanza un cierto valor crítico
denominado tensión de cizalladura crítica,c”. Esta tensión de cizalladura crítica depende fundamentalmente
de la composición del cristal, de la presencia de defectos y de la temperatura (este valor puede ser tan bajo como
1 MPa). En ausencia de defectos, el valor de c coincide con el de la tensión de Peierls.
F cos F cos F
R cos cos cos cos M
As A0 A0
cos
El factor M = cos cos se denomina factor de Schmid, y tiene un valor máximo igual a 0.5 debido a la
relación entre los ángulos y (puede verificarse fácilmente para el caso en que las 3 direcciones sean
coplanares ya que entonces + = 90º M cos λcos( 2 ) 12 sen 2 λ 12 ). Si alguno de los dos
ángulos ( o ) es 90º entonces M = 0. Como la tensión crítica c no depende del sistema de deslizamiento, la
activación de un sistema de deslizamiento es tanto más probable cuanto mayor sea su tensión de cizalladura
resuelta, es decir, su factor de Schmid.
c
Y 2 c
M
Por tanto, la tensión de límite elástico
obtenida en un ensayo uniaxial sobre un
monocristal variará considerablemente según su
orientación (ver figura). Esto es especialmente
cierto si hay pocos sistemas de deslizamiento
disponibles (p. ej. en metales HCP), ya que
entonces se pueden producir grandes variaciones
de orientación entre el plano de deslizamiento y
el eje de carga sin que se active un nuevo
sistema de deslizamiento. En cambio, en
cristales FCC hay tantos sistemas de
deslizamiento que sólo es posible llegar a
duplicar el límite elástico por variación de la
orientación del plano de deslizamiento con
respecto al eje de tracción antes de que se active
un nuevo sistema de deslizamiento.
El valor de la tensión crítica de cizalladura en un cristal está determinado por la interacción mutua entre sus
dislocaciones y con defectos tales como vacantes, átomos intersticiales e impurezas. De hecho, se observa un
aumento en esta tensión cuando se eliminan dislocaciones del sólido, por ejemplo, mediante recocido.
Discutiremos estos mecanismos de endurecimiento al estudiar la deformación en policristales, donde el número
de mecanismos es mayor. La tensión de cizalladura crítica de un cristal es, por tanto, mayor que la que se
necesita para deslizar una dislocación aislada (tensión de Peierls), pero sustancialmente menor que la necesaria
para producir deslizamiento en una red perfecta en ausencia de dislocaciones.
A continuación os transcribo algunos ejemplos de problemas resueltos sobre lo que acabamos de explicar:
Ejemplo 1: Considera (ver figura) una tensión de tracción aplicada en dirección [100] y el sistema de
deslizamiento (111)[101̄]—Se puede verificar haciendo el producto escalar que la dirección [101̄] efectivamente
está contenida en el plano (111)—y calcula su factor de Schmid:
[100] [111] 1
cos
[100] [111] 3
M cos λcos 16
[100] [10 1 ] 1
cos
[100] [10 1 ] 2
Si para este cristal, c =5 MPa, determina la tensión que necesitamos aplicar para activar ese sistema de
c
deslizamiento: R c c M 5 6 MPa
M
Ejemplo 2: Estás diseñando una pieza de una turbina a partir de un monocristal FCC. Utiliza la ley de Schmid
para determinar la tensión de cizalladura crítica que debe tener el cristal para que la pieza exhiba una tensión de
límite elástico uniaxial de 200 MPa en la dirección [331]:
Calculando los factores de Schmid correspondientes a cada sistema de deslizamiento del cristal FCC para
esa dirección de aplicación de la tensión se obtiene:
Por tanto el máximo valor del factor de Schmid es M 19206 , por lo que c MY 19206 200 86 MPa.
La mayoría de estudios acerca de las propiedades mecánicas de los monocristales se realizan sometiéndolos
a ensayos de deformación uniaxial. En un ensayo uniaxial convencional, el hecho de que la muestra esté fijada
por sus extremos a la cabeza de la máquina impone restricciones a la deformación de la muestra, que no puede
deformarse libremente por deslizamiento uniforme. En efecto, como
se ilustra en la figura, al deformarse el cristal, los planos de
deslizamiento giran (y cerca de las mordazas se flexionan los
escalones de deformación), tendiendo a alinearse paralelamente al eje
de carga (tanto más cuanto mayor sea la deformación de la muestra).
Así pues, conforme avanza la deformación, disminuye el valor del
factor de Schmid para el sistema de deslizamiento primario, de modo
que ha de aplicarse una carga de tracción mayor para superar el valor
de la tensión crítica de cizalla para este sistema de deslizamiento.
Pero, mientras el factor de Schmid disminuye para el sistema
primario, aumenta eventualmente para otros sistemas que giren hasta
formar aproximadamente 45º con el eje de carga. Cuando la tensión de
cizalladura resuelta sobre el nuevo sistema de deslizamiento es igual
(aproximadamente) a la tensión de cizalladura sobre el sistema
primario original, se activará un nuevo sistema de deslizamiento
(secundario), y se abandonará el primero, que tiene ahora un menor
factor de Schmid. La aparición de más de un sistema de deslizamiento
durante la deformación se denomina en general deslizamiento
múltiple.
4.5.3 Otro mecanismo de deformación plásica: el maclaje.
Otro mecanismo que puede dar lugar a deformación plástica en cristales es el maclaje o maclado. El
maclado (c) difiere del deslizamiento de dislocaciones (b)
descrito más arriba en varios aspectos fundamentales:
- En el deslizamiento, la orientación de los cristales
por encima y por debajo del plano de
deslizamiento es la misma antes y después del
deslizamiento, mientras que en el maclado se
produce una diferencia de orientación con respecto
al plano de macla, como en el movimiento de
dislocaciones parciales.
- Normalmente, el deslizamiento tiene lugar en múltiplos enteros del espaciado reticular, mientras que, en
el maclado, los movimientos de los átomos son muy inferiores a una distancia reticular.
- El deslizamiento se produce sobre planos aislados, relativamente muy dispersos en el cristal, pero en la
zona maclada de un cristal, todos los planos atómicos intervienen en la deformación.
- Las maclas se pueden producir por deformación mecánica (maclas mecánicas) o por tratamientos
térmicos (maclas de recocido).
- La deformación macroscópica por maclado es, en general, muy inferior a la deformación por
deslizamiento. En efecto, el importante papel que juegan las maclas en la deformación plástica no se
debe exclusivamente a la magnitud intrínseca de la deformación por maclado, sino a que las variaciones
de orientación resultantes pueden producir la activación de nuevos sistemas de deslizamiento con una
orientación favorable con respecto al eje de tensión. Es por esto que el maclado es importante
fundamentalmente en cristales con pocos sistemas de deslizamiento primarios—por ejemplo, las maclas
mecánicas son típicas en cristales HCP, especialmente cuando son deformados a bajas temperaturas y
altas velocidades de carga, pero muy raras en metales FCC.
- Cuando se forman maclas en el seno de un cristal, aparecen “dientes” en la región plástica de la curva
tensión-deformación.
- En cada estructura cristalina, el maclado se produce en una dirección definida sobre un plano
cristalográfico específico, y se desconoce si existe una tensión crítica de cizalla para el maclado.
El incremento en el límite elástico que se aprecia en un policristal respecto del correspondiente monocristal
viene dado por el factor de Taylor, que se obtiene promediando la tensión aplicada entre todos los sistemas de
deslizamiento posibles y que resulta ser próximo a 1.5. Es decir, la tensión crítica en policristal viene dad por
1.5 c , siendo c la tensión crítica de un monocristal del mismo material. Por tanto, la tensión de límite
elástico en policristales verifica: Y 2 3 c .
El valor concreto de c, y por tanto de Y, depende de cada material, tanto de su composición como de su
microestructura e historia mecánica previa. Cada material tiene una tensión crítica (o resistencia) intrínseca, que
puede relacionarse con la tensión de Peierls, y que por tanto depende de su naturaleza química y de enlace así
como de la temperatura. Pero además, este valor crítico puede alterarse, incrementarse, con la presencia de
defectos que dificulten el deslizamiento de dislocaciones. Estos defectos actúan por tanto como mecanismos de
endurecimiento del material. El incremento de resistencia a la deformación (Y), de dureza (H), que cada tipo de
defecto proporciona al material estará relacionado con la tensión necesaria para sobrepasar esos obstáculos.
Como vimos al estudiar las fuentes Frank-Read, la tensión necesaria para superar 2 obstáculos completamente
Gb
inmóviles es máx . donde l es la distancia entre los obstáculos.
l
Entonces, podemos considerar que el incremento en tensión crítica
vendrá dada por:
Gb
L
donde L es la distancia promedio entre obstáculos. La constante de proporcionalidad en esa ecuación será mayor
cuanto más impenetrables sean los obstáculos y viceversa. Estudiaremos a continuación los diferentes
mecanismos de endurecimiento que se conocen.
Las propias dislocaciones constituyen un obstáculo para el movimiento de otras dislocaciones al generearse
jogs inmovilizados cuando se cruzan entre sí. Este mecanismo es muy efectivo para incrementar la resistencia a
la deformación plástica (Y, H) y su efecto se ve incrementado conforme aumenta la deformación plástica sufrida
por el material, puesto que aumenta la densidad de dislocaciones (siempre que
estemos a baja temperatura, es decir, si la deformación es en frío). Esta técnica se
emplea desde la antigüedad (Edad de Bronce) para mejorar las propiedades
mecánicas de los metales: doblándolos o golpeándolos con un martillo sobre un
yunque para aumentar su dureza.
Este mecanismo actúa también en monocristales donde, como se aprecia en la
figura de la derecha, al aumentar la densidad de dislocaciones, primero se observa
una fuerte caída en la resistencia a deformación plástica (si no hay dislocaciones
no se puede activar su deslizamiento), luego la resistencia aumenta conforme el
aumento de densidad comienza a dificultar el avance de las dislocaciones.
Así, en un monocristal convencional (no whisker) se aprecian 3 regiones en la curva tensión deformación a
baja temperatura (ver figura):
Fase I: Región de fácil deslizamiento. Debido a la baja concentración de
dislocaciones se producen escasos cruces y por tanto el endurecimiento es
lento.
Fase II: Región de endurecimiento lineal, más rápido, debido al continuo
incremento de la densidad de dislocaciones.
Fase III: Región de recuperación dinámica o de endurecimiento parabólico,
dónde comienzan a activarse los mecanismos de deslizamiento cruzado
(cross slip) y las dislocaciones helicoidales empiezan a evitar los obstáculos
que dificultan su movimiento haciendo más ineficiente el mecanismo de endurecimiento.
c Gb
Esta expresión se ha verificado experimentalmente para un gran número
de materiales, obteniéndose, por ejemplo, que en metales BCC y FCC la
constante de proporcionalidad es próxima a 0.4 y a 0.2, respectivamente.
n
c d
Gb
siendo d el diámetro del grano. Por tanto,
c d
2
* n y c y
Gb
y finalmente se obtiene:
Gb *
y c c k y ' d 1/ 2
d
o equivalentemente:
y 0 k y d 1 / 2
Esta ecuación se conoce como ecuación de Hall-Petch y nos dice que la tensión de límite elástico es
inversamente proporcional a la raiz cuadrada del tamaño de grano. Es decir, es posible endurecer un material
policristalino simplemente reduciendo su tamaño de grano. Sin embargo, la validez de la ecuación de Hall-Petch
es limitada y deja de ser válida a valores muy pequeños del tamaño de grano (tamaño nanométrico), ya que
predice tensiones de límite elástico superiores incluso a los valores teóricos en ausencia de dislocaciones.
Otra explicación teórica para la ecuación anterior ha sido propuesta por Li, y consiste en considerar las
fronteras de grano como fuente de dislocaciones, de forma que la longitud de dislocaciones emitidas por estas
fronteras por unidad de área es constante. Entonces se verifica que la densidad de dislocaciones debidas a
1
fronteras de grano viene dada por , y considerando el endurecimiento por deformación asociado a estas
d
nuevas dislocaciones se obtiene:
c Gb c y c 1/ d
Finalmente, conviene mencionar que no todas las fronteras de granos son igualmente eficientes a la hora de
endurecer el material: los bordes de grano de ángulo pequeño son poco efectivos, mientras que las fronteras de
fase son especialmente efectivas. Además, la forma de los granos, y no sólo su tamaño medio, afecta también a
la resistencia y dureza del material.
Hasta ahora hemos considerado mecanismos de endurecimiento que actúan en materiales puros. Cuando
consideramos la posibilidad de añadir nuevos componentes al material, el número de posibles mecanismos se
incrementa. En una solución sólida la microestructura no se modifica puesto que existe una única fase, pero si se
altera localmente la estructura atómica, apareciendo interacciones elásticas, eléctricas y químicas entre los
átomos de soluto y las dislocaciones. De todas estas interacciones las más
efectivas y sencillas de cuantificar son las elásticas. La introducción de un
átomo de distinto tamaño en la red la distorsiona, generando un campo de
tensiones con simetría esférica (isostático) a su alrededor. Este campo
interaccionará con el campo de tensiones de la dislocación de forma que,
por ejemplo, una dislocación en arista se verá atraída por átomos de soluto más pequeños que la red si estos se
encuentran sobre el plano de deslizamiento al permitir estos átomos relajar la distorsión atómica en torno al
plano extra, y lo mismo sucedería con un átomo grande situado bajo el plano de deslizamiento. Por el contrario,
si el átomo de soluto es mayor y se encuentra sobre el plano o si es menor pero se encuentra bajo el plano de
deslizamiento, donde las tensiones de tracción aumentarían con su presencia, la dislocación se vería repelida por
el defecto. En cualquiera de los casos, cuando la dislocación se encuentra estos obstáculos en su camino su
avance se ve dificultado (cuando ha de acercarse a los que la repelen o alejarse de los que la atraen), aunque en
general este tipo de defectos son permeables al paso de las dislocaciones.
Sin embargo, este efecto de tamaño no afectaría a las dislocaciones helicoidales puesto que el campo de
tensiones de cizalladura pura entorno a estas dislocaciones no interaccionaría con los campos isostáticos entorno
a los defectos. A pesar de todo, los átomos de soluto afectan a todo tipo de dislocaciones puesto que además del
efecto de tamaño existe un efecto debido al cambio local del módulo elástico (cambio de energía de enlace)
entorno al átomo de soluto. Este efecto puede sumarse o restarse al efecto de tamaño en dislocaciones en arista.
El incremento de tensión necesaria para superar todos estos nuevos obstáculos, de nuevo vendrá dada
Gb
por: c donde la constante de proporcionalidad será pequeña si los obstáculos son débiles y mayor si
L
son fuertes. Si consideramos que sólo los átomos situados justo por encima y debajo del plano de deslizamiento
afectan a la dislocación, habrá 2c/a2 átomos de soluto por unidad de área (siendo c la concentración de soluto en
tanto por uno y a, el espaciado interatómico). Por lo que el espaciado entre defectos en el plano de deslizamiento
será:
a
L
2c
y finalmente se obtiene:
c Gb c
siendo =0.1-0.2 para obstáculos duros (anisótropos) y < 0.01 para obstáculos blandos (isótropos). El
parámetro puede expresarse en términos de una distorsión o deformación elástica, , que tiene en
3/ 2
cuenta tanto el efecto de tamaño o de la anisotropía del defecto como el de cambio local de módulo elástico.
El endurecimiento por solución sólida, al ser proporcional a la raíz cuadrada de la concentración de soluto,
es un mecanismo muy efectivo para incrementar la dureza y resistencia a la deformación de materiales. Es un
hecho bien conocido que las aleaciones (bronce, plata de ley, acero, etc.) son más duras que los metales puros
que forman sus respectivas matrices. Además, al contrario que en el endurecimiento por deformación, la
inclusión de átomos de soluto no reduce necesariamente la ductilidad del material, pudiendo incluso
incrementarla dependiendo del tipo de soluto (esto sucede, por ejemplo, en los latones: aleaciones Cu-Zn).
Por otro lado, este mecanismo de endurecimiento explica por qué en determinados materiales como el
acero, se observa el fenómeno de punto de fluencia, es decir, la aparición de bandas de Lüder (ver figura, curva
A). En efecto, los átomos de soluto intersticial (N, C, etc.) sienten gran atracción por las
dislocaciones del material y durante los procesos de carburación o nitruración o
cualquier otro proceso de fabricación del material, tienden a colocarse entorno a las
dislocaciones, formando una atmósfera rica en átomos de soluto entorno a ellas. Estas
atmósferas dificultan mucho el inicio de plasticidad, anclando las dislocaciones, y es
necesario aplicar una gran tensión para romper estos anclajes, y por tanto, se registra un
valor de Y más elevado (límite elástico superior). Sin embargo, una vez se liberan las
dislocaciones de esas jaulas iniciales, la tensión necesaria para proseguir la deformación
es mucho menor, de ahí la caída en la curva hasta el denominado límite elástico
inferior. Los sucesivos máximos y mínimos que se aprecian posteriormente en la curva
marcan eventos similares que tienen lugar localmente en diferentes regiones del
material (la deformación plástica no se produce uniformemente en toda la probeta) y
cesan cuando todas las dislocaciones originales se han liberado. A partir de ese momento comienza el tramo de
endurecimiento por deformación convencional. Según lo expuesto, se explica fácilmente por qué una vez
deformada una probeta, si la ensayamos de nuevo no observaremos las aparición de bandas de Lüder (ver figura,
curva B).
Si además de modificar la composición del material se actúa sobre la microestructura, las posibilidades de
endurecimiento se incrementan. En particular, la existencia de precipitados o partículas de una segunda fase
dispersas en una matriz puede incrementar considerablemente su tensión de límite elástico, incluso para
fracciones en volumen de fase dispersa tan bajos como 1-10%. Esto es debido a que las partículas dispersas son
mucho más impermeables a las dislocaciones que los átomos de soluto dispersos en una solución sólida.
El grado de endurecimiento que proporcionan las dispersiones de partículas o precipitados depende de una
serie de factores:
Este último factor es determinante para entender el mecanismo elemental por el que se produce el
endurecimiento, así que lo analizaremos en primer lugar. La naturaleza de la interfase depende de diversos
factores, pero principalmente del tamaño de la partícula y de la forma en que estas se introducen en la matriz. Si
las partículas son introducidas por precipitación a partir
de una solución sólida sobresaturada (ver figura) y son
pequeñas (lo que se consigue para tiempos de
precipitación cortos) habitualmente las interfases serán
coherentes con la matriz. En este tipo de interfases todos
los enlaces entre partícula de precipitado y matriz se
satisfacen, se trata pues de una interfase ordenada. En
cambio, cuando la partícula precipitada aumenta
demasiado de tamaño (mucho tiempo de precipitación) o
cuando la partícula se introduce artificialmente en la
matriz (por ejemplo, por pulvimetalurgia o procesado
cerámico de polvos), la coherencia en la interfase no se
obtiene, los enlaces no se ven satisfechos y la interfase es
desordenada.
- Endurecimiento por coherencia: Es un mecanismo análogo al efecto de tamaño propio del endurecimiento
por solución sólida, es decir, la diferencia en tamaño entre precipitado y matriz genera una distorsión en la red y,
por consiguiente, un campo de tensiones que interacciona con las dislocaciones. En este caso, el incremento de
tensión crítica que se obtiene es:
3
a p am 2
rf
c 7 G
am b
a p am
donde f es la fracción en volumen de partículas, es la deformación asociada a la diferencia de
am
parámetros de red entre matriz, am, y partícula, ap. Esta expresión es análoga a la obtenida para endurecimiento
por solución sólida pero sustituyendo c por f, con la excepción del término r/b que aparece y que es un factor de
escala para tener en cuenta las diferencias de tamaño entre la partícula (r) y un átomo de soluto (~ b).
3
G p Gm 2
rf
c 0.01 G
Gm b
con G=Gm.
3
2 rf
c 2 s G
Gr b
Este endurecimiento químico no es muy importante salvo cuando las partículas de precipitado son muy
pequeñas (primeros etapas de precipitación) en cuyo caso, la dependencia r-3/2 domina sobre la r1/2.
Una expresión similar, pero sustituyendo SF por APB y, por supuesto, con diferente constante de
proporcionalidad sería la expresión asociada a la creación de faltas de apilamiento.
Casi todas estas expresiones que acabamos de ver (salvo el endurecimiento químico, la menos importante)
predicen una dependencia con el tamaño de partícula de r1/2. De forma que independientemente del o los
mecanismos activos en cada material en endurecimiento por partículas sigue esta es la dependencia con r y
podemos expresarlo en general por:
3 rf
c 2 G
b
Puede obtenerse de forma aproximada el tamaño de partícula óptimo por precipitación para un determinado
sistema a partir del cruce de las curvas para partículas permeable e impermeables (esto puede no ser válido para
determinados sistemas donde la curva de curvas permeables alcanzan máximos antes del cruce). En la figura se
muestran comportamientos reales de una aleación de aluminio (2014 Al-0.9%Si, 4.4% Cu, 0.8%Mg, 0.5%Mn)
para diferentes temperaturas de tratamiento en función del tiempo de tratamiento (varía r y f e incluso la forma
de los precipitados). Se aprecia que en general el endurecimiento va acompañado de un descenso en la ductilidad
(esto es una regla de oro).
Existen otros mecanismos de endurecimiento, aunque los anteriores son los más importantes. Por ejemplo,
la presencia de tensiones residuales de origen térmico (p. ej. en las interfases de materiales laminados o en
partículas no coherentes introducidas a alta temperatura) o mecánico (entorno a punzonamientos o ensayos de
indentación) constituyen un mecanismo de endurecimiento muy importante. Estas tensiones actúan de forma
análoga a las tensiones generadas entorno a las interfases coherentes.
Por otro lado, el endurecimiento del material puede venir originado por una transmisión de las tensiones
aplicadas a componentes microestructurales más resistentes. Este es el caso en materiales compuestos reforzados
con fibras, donde son éstas las que soportan la tensión, protegiendo a la matriz, en tanto resistan las interfases.
Este tipo de refuerzo mecánico se estudia en detalle en la asignatura de materiales compuestos.
4.8 DUREZA.
A lo largo del tema hemos hablado de resistencia a la deformación plástica que medíamos en términos de la
tensión de límite elástico, resistencia a tracción, etc. Sin embargo, también hemos hablado indistintamente de
endurecimiento y mostrados resultados de una magnitud que denominamos dureza. La dureza, H, es una
magnitud muy importante para caracterizar la plasticidad de un material y mide la resistencia del material a ser
penetrado por otro que denominamos indentor, indentador o penetrador. Por tanto, esta magnitud mide la
resistencia del material a la deformación plástica localizada (es decir, por rayadura o abolladura).
Existen multitud de ensayos de indentación o dureza. El ensayo original de dureza se basaba en clasificar
los materiales según su capacidad de rayar a otros y de ser rayado por estos. Un método cualitativo para ordenar
arbitrariamente los materiales según la dureza es debido a Mohs, que sugirió una escala de 1 (talco) a 10
(diamante). Más recientemente, los ensayos de dureza se han racionalizado y permiten obtener valores
cuantitativos a partir del área de contacto (o indirectamente a partir de la profundidad de penetración, que
permite calcular el área matemáticamente) y la carga aplicada a un indentador o penetrador que se pone en
contacto con el material a ensayar. Los indentores pueden tener varias formas (esféricos, piramidales, cónicos) y
estar construidos con diferentes materiales (diamante, acero, CW, zafiro) lo que da lugar a numerosos tipos de
ensayo normalizados de dureza (Brinell, Knoop, Vickers, Rockwell, ver tabla).
Pt P Pt
H t2
A a h p tan 2
2
con
Pt
hp ht ha ht
dP dh