Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
BE I T U R B Ï >.;
L(r*H*T
1020001814
106308
071XÍM M ALTÍQMYIM AJ
o m i É E z A i d Y scLiasOT
*
U MONARQUÍA EN MÉXICO
DIPUTADO COS8TITOTBST8
P a r 8 M P e d l d 0 8 ! A N G K L P O L A
M É X I C O , C A L I * DS T A C D B A NÚM. 25
jflTüüM
I 8
ÙMMUTI F
CAL^OMAM T ADIV
PRIMIERA PARTE
OO;RCJOF. y O t ó v A n a ó j ^ A ò
IHJR
jflTüüM
I 8
ÙMMUTI F
CAL^OMAM T ADIV
PRIMIERA PARTE
oo;rcjof. y O t ó v A n a ó j ^ A ò
IHJR
flDVEHTEflGIfl
-itovan \£ topiaa^S „ « f e »
^A\scn»)'Vi - --^VWi'j'f'-un ni
3b j;íi tirio) /¡I obin">7 ir/'.kíuH Oíf 9bídi®iT 25
ñnr.~j\q ou obioijocn líe inora.
Este l i b r o tieníe dos partes: l a Una, Vida
de Itvrbide, escrita el a ñ o 1869 en M a d r i d ; p o r
D. Carlos N a v a r r o y Rodrigo, diputado cons-
tituyente, privado d e O ' Donell y ex-ministro
de Fomento del priiner gabinete constitucior.
nalista, presidido por Sagasta; la, otra, Me-
morias, editada el a ñ o 1827 en M é x i c o por
Ontivéros. Esta parte es utia c o n f a l ó n p o -
lítica de ItúÉbidej documentada, q u e con-
firma y a m p l í a la primera, cnyo autor tomó
sus datos de todo lo escrito sobre la materia
y de informes directos de'féstigós présencia-
' les de los sucesos de la época. Así, este libro
debe ser e s t u d i a d a más que leído, porque d a
cabal idea de lo que f u é y lo que hizo A g u s -
tín I. Se verá, que cometió alta traición y
fué también traidor á su partido, y que atra-
só once años la consumación de la indepen-
dencia, porque la combatió sangrientamente
con todo género de armas, denominando
siempre bandidos á su* caudillos, gavillas á
las tropas insurgentes y causa de Dios á la
causa realista. E n esta c a m p a ñ a contra la pa-
tria, en que alguna vez se encontró de cara
con el Cura H i d a l g o , hizo ostentación de su
carrera militar hasta el grado de santificar el
l •ernes &tnlo fy JWhaciendq descender á los
A G U S T I N D E ITURBIDE
profundos rdñsmos como & troníos y cincuen-
ta miserables excomxdgados.
I
S i I U r b i d e no hubiera tenido la fortuna de
morir trágicamente, su recuerdo no pasaría Prólogo
de los recintos de 1a Catedral el d í a 19 d e ju-
lio dft cada año. A l leer el titulo de esta obra, habrá tal vez
E l lector, al recorrer estas páginas, reparará quien murmure el nombre ó los nombres de
en a l g u n o que otro error, que por ser m u y algunos personajes contemporáneos. Protesto
notorio, luego l o echará de ver y enmendará, de estas aplicaciones, como y a he protestado
Y en algunas frases denigrativas para Hi- de ellas en las Cortes españolas. Móviles tan
dalgo y los suyos y para México. E l tiem- mezquinos no guían mi pluma. Confieso, sin
p o >• la historia han rectificado estas frases: embargo, que de haber tenido tiempo á mi
H i d a l g o simboliza la patria y M é x i c o es una disposición, y, sobre todo, de haberme sen-
república ejemplar en l a A m é r i c a Latina. tido con fuerzas, habría acometido la audaz
empresa d e hacer un paralelo entre la revo-
México, Enero 16 de 1906. lución iniciada en México por Iturbide y la
o i M & j ,feA Jttoqa al sb a o t ^ J r ^ ' ^ i ' última revolución española iniciada en las
AVGEX POLA. playas de Cádiz. Tácito describía l a ingenua
sencillez, el fiero amor á la libertad y las vir-
tudes primitivas de los germanos para dejar
en aquel cuadro inmortal u n a sátira del refi-
namiento, de la decadencia y de los vicios d e
Roma. Mirabeau, cuando escribía su gran
con todo género de armas, denominando
siempre bandidos á sus caudillos, gavillas á
las tropas insurgentes y causa de Dios á la
causa realista. E n esta c a m p a ñ a contra la pa-
tria, en que alguna vez se encontró de cara
con el Cura H i d a l g o , hizo ostentación de su
carrera militar hasta el grado de santificar el
l <ernes S<lnto fy IStf hacicidq descender á los
A G U S T I N D E ITURBIDE
profundos cMsmos como & tre^íe'rUos y cincuen-
ta miserables excomxdgados.
I
S i I U r b i d e no hubiera tenido la fortuna de
morir trágicamente, su recuerdo no pasaría Prólogo
de los recintos de 1a Catedral el d í a 19 d e ju-
lio dft cada año. A l leer el titulo de esta obra, habrá tal vez
E l lector, al recorrer estas páginas, reparará quien murmure el nombre ó los nombres de
en a l g u n o que otro error, que por ser m u y algunos personajes contemporáneos. Protesto
notorio, luego l o echará de ver y enmendará, de estas aplicaciones, como y a he protestado
Y en algunas frases denigrativas para Hi- de ellas en las Cortes españolas. Móviles tan
dalgo y los suyos y para México. E l tiem- mezquinos no guían mi pluma. Confieso, sin
p o y la historia han rectificado estas frases: embargo, que de haber tenido tiempo á mi
H i d a l g o simboliza la patria y M é x i c o es una disposición, y, sobre todo, de haberme sen-
república ejemplar en l a A m é r i c a Latina. tido con fuerzas, habría acometido la audaz
empresa d e hacer un paralelo entre la revo-
México, Enero 16 de 1906. lución iniciada en México por Iturbide y la
o i M & j ,feA Jttoqa a l s b a o t ^ J r ^ ' ^ i ' última revolución española iniciada en las
AVGEX POLA. playas de Cádiz. Tácito describía l a ingenua
sencillez, el fiero amor á la libertad y las vir-
tudes primitivas de los germanos para dejar
en aquel cuadro inmortal u n a sátira del refi-
namiento, de la decadencia y de los vicios d e
Roma. Mirabeau, cuando escribía su gran
obra sobre la m o n a r q u í a prusiana y bacía una
exposición tan admirable de sus" principios ble, sólo con imitar el espíritu práctico de los
en materia« de Administración v de política ingleses, sólo con seguir su gran ejemplo de
de legislación y de Hacienda, hablaba de F r u - 1868, sólo con q u e nuestra A s a m b l e a Cons-
sta, es cierto, pero tenía la mente puesta en tituyente hubiera copiado al pie de la letra el
Francia. T a m b i é n en nuestros días, Mr B e u - acta del Parlamento inglés cuando declaró la
LÉ 8 IA caída de Jacobo I I , sin e m p e ñ a m o s en teme-
> d Í ¿L ¿?&ÍV! e n Inginas
ridades, en anticipar los tiempos y en arrai-
elocuentMflmas líi ^ W e m verdad-de la histo-
gar ideas abstrusas, para las cuales no están
ria sobre Augusto y sobre Tiberio, menos p a -
los espíritus suficientemente preparados, lla-
ra abominar de estas muertas tiranías, que
m a n d o á las m u c h e d u m b r e s á la práctica de
para presentarlas como semejanzas del impe-
unos deberes y al ejercicio de míos derechos
n o levantado en su patria que viene á consi-
que no compreuden y que traen la a n a r q u í a
derar tan corrompido como el de Augusto y
en los hechos como consecuencia indeclina-
tan cruel cómo el d'e Tiberio. Pues bien; ¿¿u-
ble de su falta de educación. Quizás en la
fieso que yo, pobre escritor, á quien el fervo-
hora del desengaño, cuando el desorden m o -
roso patriotismo que en su pecho palpita ins-
ral y material amenace y se extienda por to-
pira altísimos propósitos que la menguada
dos los ángulos de la Península, los hombres
condición de su inteligencia rio lfc 'cónsiértfe
de buena voluntad se recojan en su concien-
realizar, deéearíaque alguien cn'iiii'pobre pa-
cia y hagan al fin lo que 110 se hizo en el m o -
tna, con la riqfréza de entendimiento y de
mento fugitivo del entusiasmo. Si también se
fantasía que á mí mé falta, siguiendo las no-
pierde ese momento, IxLsciaíe ogid speranza, la
bles, las luminosas, las inmortales huellas de
revolución española está perdida, y la grave,
Tácito, de Mirabean y dé1 Feúlé, estudiara
solemne, tremenda crisis por que hemos p a -
las faces diversas d é l a revofucfóh mexicana
sado, p u d i e n d o ser regeneración, aurora, vi-
que tantas armonfás y cohsonaricías g u a r d a
da, porvenir, será decadencia, crepúsculo,
con la nuestra, y presentara á todoá cOn vén-
agonía, muerte. Nuestra semejanza con M é -
cedora elocuencia v con claridad terrible el
xico será completa entonces, cosa que no nos
abismo á que caminamos, que nos atrae, q u e
asombrará, porque, después de todo, el fe-
nadie evita y que puéde fácilmente devorará'
nómeno no tiene mucho de extraño. Los hi-
España. Nosotros, después de Alcolea, he-
jos y los padres es natural que se parezcan;
mos p o d i d o realizar una revolución a d m i n i -
son los unoe reproducción en carne y en es-
4
píritu, material y moral de los,otros, prolon- buru, mexicana, que pertenecía á uua anti-
gación de la raza latina y d e la f a m i l i a « s p a - g u a y noble familia del mismo V a l l a d o l i d .
ñ o l a en la cadena de los tiempos. M é x i c o es É n el nacimiento y en los primeros instantes
la España, d e Amerita. Enpaña-serfi ol M é x i - de la existencia de Iturbidé, se vieron algu-
co d e E u r o p a . . nos de esos signos, q u e no por ser naturales
ó hijos de la casualidad, dejan de ser mira-
Dichas estas j>alabr¡us, q u e pudieran servó-
dos por el vulgo como anuncios de predesti-
de prólogo sin dificultad alguna, hablemos
nación. E l parto que lo dió á luz fué m u y
y a de nuestro héroe, h a b l e m o s de Iturbidé.
laborioso, y al cuarto día, c u a n d o se d a b a ca-
si por muerta A l a madre y - p o r perdido el f e -
to, aquélla se acogió con fervor á la interce-
sión del P . Fr: D i e g o B a s e l é n q u e , u n o d é l o s
Nacimiento y primeros pasos eh la vida pública fundadores de lós Padres Agustinos de la
provincia, c u y o ttidáver momificado se con-
Nació Iturbidé el 27 de Noviembre de 1783 serva en fel presbiterio de la iglesia de San
en V a l l a d o l i d de Michoacán ( 1 ) . Fueron sus Agustín en Valladolid, y á quien se adora
padres D . José JoSgúíñdfe IttirMffe, español, por santo; trájbsele, además u n a reliquia de
natural de Pamplona, y T)'.1 Josefa de Arám- esté beato, lá capa que el buen Padre usaba
y g u a r d a b a el cónvento con piedad s u m a ; de
(1) fin la ciudad de Valladolid, en primero de Oc- modo que, habiendo d a d o á luz un niño con
tubre de mil setecientos oohenta y tres el Sr. Dr. D-
toda felicidad, se le puso en la pila bautis-
Joseph de Aregui, Canónigo d® esta spjata Iglesia Ca-
tedral, con mi licencia, exorcis¿ solemnemente, puse mal el nombre de Agustín. A los once meses
oleo, baptizó y puse chrisma, & un infante español que parece que Cl n i ñ o edrtservó también la v i d a
nació el dia veintisiete del próximo pasado Septiem- eoiiio jH»r milagro. Cuéntase que, habiendo
b r e al cual puse por nombre; Agustfc», Cosme, Da-
mián, hijo legitimo de D. Joseph Joachin de Iturbi- puesto tntá criada indiscreta u n a luz cerca
de y de I)» María Josefa Aramburo. Abuelos pater- del pabellón que cubría la cuna en .jue d o r -
nos D. Joseph de Iturbidé» y D* María Josefa Aregui; m í a el niño, se incendió aquél, y habiéndose
maternos D. Sebastian da Aramburo y D* Nicolasa
comunicado'el fuego i Tós cordones q u $ sos-
Carrillo: faó su padrino el fie verendísimo Padre Pro-
vincial de la Provincia de San Nicolás Tolentino de tenían la cuna, el niño, con feliz instinto, se
Michoacan Fr. Lucas Centeno, 4 quien amonestó su a s i ó con fuerza del único que q u e d ó ileso y
obligación. Y para que conste Ib firmé:—Dr. Joseph salvó la vida.
Peredo.—Jostph de ArreguL—(rubricados.)—K. del K.
DUEB• URB,DE ^ PRÍMERAS «P-W aunque se ^cuenta q u e desaprobó altamente la
pueblo „ « t a l , y gramática latina en el Semi- prisión á e Iturrigamy, el nombre de Iturbi-
n a n o Conciliar del mismo. Después, de apareció entonces por primara vez en los
ven aun se dedicó á cuidar !os interesa de periódicos! como el !áe uno de tantos oficíales
u casa, d ta! manera, que á los quince años del país q u e ofrecían sus servidos al nuevo
estaba al frente de una de las mejores fincas g o m e m o , y después, siguieren sin vacilación
padre. Esto no obstante, y s i g u i e n d o ^ la ¿andera española « » O t r a l a de I n d e p e n -
£umbre de las familias distinguidas del dencia, alzada por el cuni H i d a l g o en el p u e -
p a s, con cuyos individuos se constituían Las blo dé Dolores.
milicias indígenas, entró á servir como a l f í -
-•e»:-) n m i i ' f t y KRiuonauia icooptag n¿*fr>a
tovlu [ r * T Í e n t ° d e * * * * * * provincial iíáttittaá wwql* "b t**o» 1
V ^ „ A » U , - . « S H E ^ F _ R « H » ;
ronel .el c o n d e de Casa Real. Casó á los vein-
tidós anos con d o ñ a A n a M a r í a Duarte de
u n a a c o m o d a d a y noble familia del m i s m o V a - Iturrigaray y l a independeneia
lladolid, y pofío tiempo después de su matri-
monio sahó con su regimiento con dirección t i l '¿¿ida de .Go<Íóy v la proclamación de
Femando V Í Í , con ios suceso* que por pn-
f Jalapa - ',ara as ' s t ' r á las maniobras mili-
tonc^es ocurrieron en la metrópoli, tuviefpn
teres que debían e j e c u t e * * , en presencia de,
grande y dolorosa repercusión en los dórtii-
virrey Iturngaray que se había alojado en
n í o s ^pañoles!aí|cnde el Atlántico. Manda-
las mm.xhac.oneR de aquella villa
l a c,n N m ^ ^ n i ñ a 'como virrey Iturriga-
C u a n d o i t u r n g a r a y f u é depuesto de su al-
rav, ) i ^ h u r a ' dé. Ci«)<Ío^ y como tei sospe-
to cargo en la capital de México por conse-
c f c f o á jos mismos españoles _que, aún en
cuencia de la poca confianza q u e inspiraba á
ton lejano* paí«'|i, odiaban también al cri-
os europeos en los instantes en q u e llegaron
mina! f^voriista. N o se h a b í a grangeado I t u -
4 N u " v a I«* noticias de los . X Z
rrigáray basta e n t o i ^ s ni. el respeto de los
2 5 * 2 * » ea UUe8tr° ^ m el comien- naturales] ni la* simpatjias de los e s p a ñ o l e ^
zo del siglo, q u e tanto podían influir é i n f l u - antes j>or e í . w n t r a r i o , atento,sólo á satisfa-
yeron en nuestras p i o n e s americanas, cer la voracidad de G o d o y y la propia, ni los
Iturbidc se encontraba en dicha capital ¿ unos ni 1^5 otros estaban de él enamorados,
guiendo un pleito en aquella audiencia y
de suerte que, cuando súpo la caída de su fa-
v o l a d o r y temió l a suya, quiso buscar por
peos y americanos, formando de ella parte
todos los caminos el modo d e mantenerse en
los oidores y Alcaldes de Corte." .
« u puesto. Buscó el arrimo de los naturales '
L a nueva junta dió pocas muestras de sí,
quiza porque creyó en la disolución de E s p a -
limitándose á decretar la pronta jura de Fer-
ña habiendo caído sobre ella Napoleón con
nando V I I , que se llevó á efecto en 19 de
todo su poder, y l o s criollos, ávidos de levan-
Agosto de 1809; pero en cambio, si goberna-
tarse prepotentes sobre el elemento peninsu-
ba poco por el dualismo que había en su seno
lar, como ocurrió por entonces en todas las
de europeos y americanos, nutría las divisio-
demás posesiones americanas y ocurrirá eter-
nes y los enconos entre criollos y españolee.
namente en casos de esta especie, hallaron
Victoreábase á Iturrigaray; pero los que tal
propicia la ocasión para realizar sus fines v
hacían, era como para buscarse la impunidad
«e dedicaron á lisonjear al Virrey en todo, y
al insultar á los blancos, y aunque en la ca-
más aún á su esposa, que dominaba en su
pital y en las provincias se recibió con entu-
animo, y llegó á abrigar altas aspiraciones
siasmo l a proclamación de Fernando V I I , el
que la adulación despierta fácilmente en ima-
Virrey parecía como que repugnaba recono-
ginación de mujer y fueron la perdición cier-
cer el Gobierno de la metrópoli, pretextando
ta de su marido.
que, dada la multiplicidad de poderes crea-
Quiso el Ayuntamiento de México gober- dos en la Península para rechazar la invasión
n a r e l país durante el cautiverio de Fernan- francesa, no áe podía averiguar cuál era el le-
do \ I I , exponiendo «que el derecho de so- gítimo.
beranía había recaído en el pueblo, á quien
En esta situación, siempre aconsejado de
dicho cuerpo representaba, y que habían de
algunos naturales ansiosos de novedades, ó
cesar todas las autoridades en su ejercicio
que conspiraban por la indejM-ndencia, quiso
hasta que hubieran recibido nueva investi-
reunir Iturrigaray una especie de Congreso
dura; y el Virrey, que no veía con malas ojos
en donde estuvieran representados los pue-
esta propuesta, y de quien se sospechaba que
blos del Virrey nato; pero la Audiencia, y so-
estaba de acuerdo con sus promovedores si
bre todo el Auditor de Guerra, D. Miguel Ba-
bien a n d u v o vacilante algunos días por la're-
taller, combatieron enérgicamente este pro-
suelta actitud de la Audiencia, contraria á
vecto, como encaminado á producir la inde-
esta medida, al fin resolvió constituir una
pendencia. Irritóse el Virrey; quiso hacer
j u , * a en que tuvieron representación eüro .
dejación de su mando y al saber que el Real
Acuerdo se disponía á a d.,,¡tír renjinpia, brillante prueba de patriotismo, m u y rara en
los i n d m d u o s del Ayuntamiento, que creye- conspiradores, d e no querer tornar parte a l -
ron perdida su camisa con esto, consiguieron g u n a en el nuevo poder que se creaba, depo-
de I t u m g a r a y q u e no llevara á e f e ^ o su di- sitado íntegramente en manos del mariscal d e
misión, y le alentaron para q u e se ochara p o r campo D. P e d r o Garihay, así como renun-
completo en sus brazos y procediera vigoro- ció los premios q u e luego se le dieron, soste-
samente contra Jos europeos, para lo que " el niendo á España, á veces con riesgo d e s u vi-
\ írrey dispuso reforzarJ a guarnición, d e ] a ca- da, y siempre con gran perjuicio d e sus inte-
pital. reses.
H a b í a , p u e s , sobre el antagonismo tradi- E s cierto que l a prisión de Iturrigaray era
cional entre criollos y europeos, verdadera un golpe terrible para el principio d e autori-
animosidad entre Iturrigaray y s u s c o m p a - dad, cuyo mantenimiento era de importancia
triota* los españoles, á quienes txató con ás- tan decisiva en América; pero de no haber
pero desvío, cuando sin patriótico y ac^VQ salido los españoles al encuentro de loa pro-
concurso era imposil/le de tpdo p u n t o copser- pósitos que aquol abrigaba, el Congreso se
var aquel rico florón engastado en la corona habría reunido y habría ocurrido lo que pasó
de E s p a ñ a en momentos tan angustioso? y en análogas circunstancias en Buenos-Aires,
solemnes. U n o s y otros fatigaban las man<¿ en Santíi F e y en Caracas; el Congreso habría
e s c n W e n d o á la m a d r e patria contra los que depuesto al mismo Virrey «pie lo convocó, y
consideraban antagonistas, y la p o b r e E s p a - * habría rehusado reconocer á cualquier go-
ña, q u o harto hacía con d a r ejemplo ¡\ la aco- bierno establecido en E s p a ñ a que no fuera el
bardada E u r o p a de dignidad v de heroísmo de Fernando V I I , y esto sólo porque so tenía
resistiendo á Napoleón, veía amontonarse potr seguro que no saldría nunca del poder de
aquellos conflictos en las regiones americauas Napoleón ( 1 ) . Consciente 6 inconscientemen-
con la desesperación de la i m p o t e n c i a Situa- te, si la Audiencia «pieria la unión á toda cos-
ción tan crítica en México tuvo su desenlace; ta do México con España, a u n q u e se hubie-
puestos de acuerdo los europeas, depusieron ra arraigado a q u í la dinastía de José B o n a -
al Virrey, y el que dirigió l a conspiración, D .
Gaforiel de Y e r m o , persona riquísima y de
(1) Seguimos qn esto, como en otras muchas cosas
gran autoridad entre los españoles, p u d o evi- de esta obrita. al excelente y verídico historiador de
tar la efusión d e sangre, y adem4p dió una México, S r D. Lucas Alam¿n, ministro que ha sido
de la República Mexicana.
13
parte, como ocurrió durante la guerra entre
la Casa de Austria y la de Borbón, Iturriga-
ray y los suyos, hablando mucho de Fernan-
IV
do V I I , tendían á la independencia y procu-
Venegas
raban su completa emancipación de la metró-
poli. U n a amnistía de la Regencia de C6diz
N i Garibay, que accidentalmente desem-
absolvióle de toda culpabilidad por el delito
peñó el gobierno en aquellas circunstancias,
de infidencia; pero no la fama entre los espa-
débil anciano que había de ser el juguete de
ñoles y el juicio severo de la historia. N o sa-
los partidos, ni el arzobispo de México Leza-
lió tan bien de la causa de residencia en que
ma, que por su carácter era imposible que tu-
fué condenado por varios fraudes y por gra-
viese aquellos arranques de energía que recla-
tificaciones que él ó su mujer aceptaron i»or
maba su puesto en aquellas circunstancias,
concesión de empleos y gracias. Por cier-
ni el mando colectivo de la Audiencia que ne-
to que su mujer y sus hijos, cuando se fué á
cesariamente había de carecer de unidad en
cumplir la sentencia, emancipado México ya
sus pensamientos y «le vigor en sus actos, po-
de España, pasaron á América y solicitaron
dían evitar que viniese una catástrofe sobre
que no se diese á ella cumplimiento, hacien-
Nueva España, ahogando los gérmenes de in-
do valer los méritos que su marido y padre
dependencia y discordia sembrados en tiem-
habían contraído, siendo el primer autor y
p o de Iturrigaray. Gracias que, cuando la ca-
promovedor de la independencia. Así,aquella
tástrofe vino y empezaron á desarrollarse es-
mujer, que aceptaba de sus criados el trata-
tos gérmenes con el grito dado por el cura D .
miento de magostad, cuando soñaba con ser
Miguel Hidalgo en Dolores, llegó á México
Reina; y sus hijos que tanto aprovecharon las
Venegas, nombrado Virrey i»or la Regencia
debilidades del padre por su familia, deshon-
de Cádiz, soldado valeroso, formado en las
raron la memoria de Iturrigaray y hacen pre-
primeras campañas de nuestra guerra de la
sumir fundadamente que quiso ser traidor á
Independencia, y cuyo patriotismo, del tem-
su patria.
ple de aquella generación varonil del año 12,
no había de retroceder ante ningún obstáculo,
ni acobardarse ante ninguna de las sangrien-
tas vicisitudes de aquella crisis tremenda.
22
23
Puebla, setenta y cuatro de Frontera, diez y
inmediato jefe: «Para hacer algo por mi par-
siete granaderos de la Corona y veinte solda-
te con objeto de quitar la impresión que en
dos del Mixto. D e b í a suponer Aibino García
algunos estúpidos y sin educación existe, de
que las tropas que le hostilizaban harto te-
que nuestra guerra es de europeos á america-
nían que hacer con poner en seguridad el con-
nos y de éstos á los otros, digo: que en esta
voy, de modo que, habiendo fornido la mar-
ocasión ha dado puntualmente la casualidad
cha por la noche Iturhide con su pequeña co-
de que todos cuantos concurrieron á ella han
lumna, llegó á las dos de la madrugada al
sido americanos sin excepción de persona, y
pueblo del Valle de Santiago, en donde esta-
tengo de ello cierta complacencia, porque
ba Albino, sin que nadie se apercibiese de su
apreciaría ver lavada por las mismas manos
llegada Todos dormían tranquilamente y
la mancha negra que algunos echaron á este
despertaron con sobresalto al ruido que ha-
país español, y convencer de que nuestra gue-
cía la gente de Iturhide. « A q u í los granader
rra es de buenos á malos, de fieles á insur-
ros de la Corona.« « A l l á el batallón Mixto.»
gentes y de cristianos á libertinos.» Tal era
«¡Que ocupen los cañones las booaealles!»
entonces el lenguaje y tal la conducta del que,
«Listo el escuadrón de Frontera.» »Venga acá
andando el tiempo, había de ser el verdade-
el de P u e b l a « Y los de Albino García se cre-
ro autor de la Independencia
yeron perdidos, porque con estas voces pen-
saron que se las habían con toda la división Iturbide fué ascendido por el Virrey al gra-
de García Conde. Todavía quisieron resistir do de teniente coronel, y cuando llegó á Mé-
en algunos cuarteles, pero era ya tarde: la xico con García Conde acompañando el con-
sorpresa se había verificado con toda felici- voy de plata, todas las miradas se dirigían á
dad. Trescientos hombres murieron de los in- él, y la multitud lo señalaba como á un héroe.
surgentes, ya en la acción, ya fusilados, to- ¡Proféticoe anuncios de su elevación futura,
dos ellos de los más bravos del Bajío, y A l - revelaciones del destino anticipadas por el
bino García y tres compañeros más, que Itur- instinto de las muchedumbres, que adivinan
bide Uevó consigo, fueron también fusilados á RUS favoritos!
después por García Conde.
\
nocimiento: hiriéronle fuego loa insurgentes que fueron necesarios y se manifestó inexo-
y se retiró, con lo que cargaron reciamente rable en el castigo de los insurgentes que
sobre él, creyendo una victoria suya aquella caían en Su jx>der. N i el sexo débil encontró
retirada Iturbide, que tenía aplazado el ata- piedad en él, dando cuenta al Virrey, al po-
que para el día siguiente, comunicó rápida- ner en su conocimiento las personas fusiladas,
mente sus instrucciones á todas sus fuerzas, d e «haberlo sido también María Tomasa Es-
y «queriendo santificar el día—era Viernes tévez, comisionada pana seducir la troj>a, y
Santo—aprovechando la oportunidad que el habría sacado mucho fruto por su bella figu-
enemigo le proporcionaba,» cargó con ímpetu ra, á uo ser tan acendrado el patriotismo de
sobre el puente, llevando por delante al ene- estos soldados,» que en la guerra y sobre to-
migo en completa dispersión, de modo que do en regiones americanas, no hay recurso,
se apoderó de su artillería y ocupó la ciudad por inmoral que sea, qne no seemplce, y &e
á la par que una columna que destacó por un pierde el pudor y hasta todo sentimiento hu-
vadó, sin que los insurgentes pudieran revol- mano.
verse apenas y sin sufrir los disparos de aqué-
Valiente, audaz, temerario, habíase mani-
lla. Grabóse una medalla de honor para to-
festado iturbide hasta entonces^ faltábaleacre-
dos los individuos de tropa que liaiiían to-
ditar su previsión v su prudencia, cualidades
mado parte en este glorioso hecho de armas
no menos necesarias á un buen capitán que
con esta inscripción: «Venció en el puente de
el valor y la temeridad. Estas y aquellas acre-
Salvatierra,» y á Iturbide se le nombró coro-
ditó y demostró á un tiempo en el sitio de
nel, dándole el mando del regimiento de in-
Cóporo. Era este punto un cerro áspero sólo
fantería de Celava y la comandancia general
accesible en su frente, el cual estaba defendi-
de la provincia de Guanajuato.
do por cuatro baluartes regularmente cons-
Iturbide estableció su cuartel general en el truidos, tres baterías en los intermedios for-
pueblo de Irapuato y en poco tiempo organi- madas con saquillos, un ancho foso y como
zó Ja defensa de las pueblos principales «le la á distancia de cuarenta varas una fuerte trin-
provincia, obrando con su genial actividad. chera ó estacada oon ramas de espino. A l ex-
Construyó fortificaciones, formó cuerpos de tremo izquierdo d e este frente había nna vere-
patriotas, se buscó recursos para pagarlos, d a apenas perceptible y poco practicable por
ahuyentó las partidas que infestaban la pro- lo tanto. Defendían esta posición casi inex-
vincia, condujo felizmente todos los convoyes pugnable setecientos hombres; cuatrocientos
con fusil y los restantes artilleros 6 indios que la gente; que debía haber perecido toda en
debían hacer caer las peñas sobre los asaltan- una acción cuyo éxito bien sabía que debía
tes, como nuestros antepasados en Covadon- ser funesto; pero en que el pundonor militar
ga, y la atacaban tres mil de todas armas á no le permitió poner dificultades cuando se
las órdenes del brigadier Llanos, con quien le dió la orden para el ataque.»
Iturbide á la sazón operaba. Celebrado conse-
Levantado el sitio de Cóporo, Iturbide vol-
jo de guerra para acordar el asalto, Iturbide
vió de nuevo á su provincia de Guanajuato,
manifestó por escrito con gran copia de razo-
en donde habían surgido nuevas partidas, y
nes la imposibilidad de llevarle á cabo, bien
se situó otra vez en Irapuato. Siempre ansio-
que si se decidía, debía realizarse por el fren-
so de acometer empresas extraordinarias, am-
te con tres columnas, á cuya cabeza se pon-
bicionando ya hacer destacar su figura sobre
dría él, jK>rque de esta manera creía segura
todas, cuando vió medio pacificada su pro-
la victoria, cuando de intentar el asalto por
vincia, propuso reservadamente al Virrey ve-
la vereda de que hemos hablado, juzgaba in-
rificar una sorpresa á los insurgentes que die-
minente la derrota, porque se agolparían ha-
ra por resultado la captura del gobierno y
cia aquel punto todos los sitiados, mucho
congreso que tenían establecido y vagaban
más si á la par no se les atacaba de frente.
d e lugar en lugar ó de bosque en bosque, se-
El brigadier Llano, decidido á dar el asal- gún las circunstancias y apuros de la guerra
to, no siguió los consejos de Iturbide, y ob- El plan era atrevido, pero no de imposible
tuvo el resultado que éste le anunció, aunque realización. Debíanse los insurgentes con-
Iturbide,que mandaba la columna de ataque, siderar completamente seguros colocados co-
después de salvar su responsabilidad por el mo estaban á larga distancia de todas la<? co-
mal éxito que preveía, no economizó precau- lumnas que operaban contra ellos, y el plan
ción de astucia ó arranque de heroísmo para de Iturbide se apoyaba precisamente en esto,
alcanzar el triunfo. N o pudieron sorprender porque dividiéndose su fuerza en pequeñas
loíf soldados de Iturbide que subían uno á partidas que, forzando las marchas y cami-
uno por la vereda, á la guarnición de Cópo- nando por veredas excusadas, se reunieran
ro, y fueron rechazados, aunque no con las todas en un punto no distante de Ario, en
pérdidas que eran de temer, pudiendo Itur- donde estaban el gobierno y el congreso insur-
bide decir en sus memorias, «que tuvo la gentes, claro es que, cayendo sobre ellos an-
suerte de salvar las cuatro quintas partes de tes de que pudieran recibir aviso de parte al-
guna, no tenían retirada y la operación se lle-
vaba á cabo con toda felicidad. El Virrey
VIH
aprobó este plan que se frustró al fin. porque
al llegar al lugar de la cita á las nueve de la
Iturbide expoliador
noche, tuvo que esperar algunas de las parti-
das sueltas que se extraviaron en el camino, N o hay duda alguna de que Iturbide pres-
las cuales se retardaron de cinco á seis horas, tó valerosa ayuda, á los españoles contra loa
de modo que era imposible andar las diez y insurgentes, sus compatriotas; pero sus servi-
ocho leguas qué faltaban para caer en Ario al cios están manchados con crueldades infini-
amanecer y aplazando la operación para la tas y con infames expoliaciones. U n a de las
noche siguiente, por más precauciones que veces que vino á Guanajuato trajo consigo mi
tomó, tuvo de ella conocimiento el enemigo cargamento de azogue y otros artículos mine-
una ó dos horas después de la en que había ros de primera necesidad para esta industria,
calculado Iturbide caer sobre él al salir de los cuales vendió muy caros, estando en su
Irapuato. Desesperóse Iturbide de no haber mano como estaba, retardar el envío de otros
conseguido el objeto q u e se proponía con es- cargamentos, siendo jefe de las fuerzas que
ta excursión y desfogó su ira, cebándose crue- custodiaban los convoyes, y si se agrega que
lísimamente en todos los insurgentes que hi- los mineros tenían que hacer sus pagos en
zo prisioneros, de los cuales ninguno alcanzó pasta de plata al ínfimo precio de cuatro pe-
gracia, y a la pidiera su debilidad, ya su ca- sos y medio el marco, porque el numerario
rácter mofensivo ó ya el mismo Iturbide la escaseaba mucho, se comprenderá lo que es-
prometiera antes á los ruegos y lágrimas de te comercio activo y bien organizado produ-
los deudos y parientes de las víctimas. cía á Iturbide, bien que arruinando la indus-
tria minera en aquel rico Bajío. E l escánda-
lo llegó á punto de que las casas principales
de Querétaro y Guanajuato, á pesar de que
todo el mundo estaba acobardado y temeroso
de que por cualquier pretexto se le tratase co-
mo á insuigente, se quejaron vivamente al
Virrey, tanto que éste, condescendiente y
blando en d e i n ^ í a con los desmanes de un
guna, no tenían retirada y la operación se lle-
vaba á cabo con toda felicidad. El Virrey
VIH
aprobó este plan que se frustró al fin. porque
al llegar al lugar de la cita á las nueve de la
Iturbide expoliador
noche, tuvo que esperar algunas de las parti-
das sueltas que se extraviaron en el camino, N o hay duda alguna de que Iturbide pres-
las cuales se retardaron de cinco á seis horas, tó valerosa ayuda á los españoles contra loa
de modo que era imposible andar las diez y insurgentes, sus compatriotas; pero suaservi-
ocho leguas qué faltaban para caer en Ario al cios están manchados con crueldades infini-
amanecer y aplazando la operación para la tas y con infames expoliaciones. U n a de las
noche siguiente, por más precauciones que veces que vino á Guanajuato trajo consigo mi
tomó, tuvo de ella conocimiento el enemigo cargamento de azogue y otros artículos mine-
una ó dos horas después de la en que había ros de primera necesidad para esta industria,
calculado Iturbide caer sobre él al salir de los cuales vendió muy caros, estando en su
Irapuato. Desesperóse Iturbide de no haber mano como estaba, retardar el envío de otros
conseguido el objeto q u e se proponía con es- cargamentos, siendo jefe de las fuerzas que
ta excursión y desfogó su ira, cebándose crue- custodiaban los convoyes, y si se agrega que
lísimamente en todos los insurgentes que hi- los mineros tenían que hacer sus pagos en
zo prisioneros, de los cuales ninguno alcanzó pasta de plata al ínfimo precio de cuatro pe-
gracia, y a la pidiera su debilidad, ya su ca- sos y medio el marco, porque el numerario
rácter mofensivo ó ya el mismo Iturbide la escaseaba mucho, se comprenderá lo que es-
prometiera antes á los ruegos y lágrimas de te comercio activo y bien organizado produ-
los deudos y parientes de las víctimas. cía á Iturbide, bien que arruinando la indus-
tria minera en aquel rico Bajío. E l escánda-
lo llegó á punto de que las casas principales
de Querétaro y Guanajuato, á pesa» de que
todo el mundo estaba acobardado y temeroso
de que por cualquier pretexto se le tratase co-
mo á insuigente, se quejaron vivamente al
Virrey, tanto que éste, condescendiente y
blando ep demasía con los desmanes de un
32
jefe valeroso y útilísimo para la guerra como haciendo justicia á Iturbide cu U> bueno y
Iturbide, ge vió obligad? á suspenderlo del <11 lo main, de cuyo informe resultaba que si
mando, haciéndole venir á México para que había demostrado valor y decisión por la cau-
respondiese á los cargos que se Je hacían. sa española, con sus tráficos» con sus exaccio-
Calleja, que entonces era el Virrey, no te- nes, con sus crueldades, con sus hipocresías,
nía ciertamente la intención de inutilizar á había hecho él solo más insurgentes que des-
Iturbide, porque es fenómeno repetido con truido con toda su tropa, asegurando al V i -
dolorosa frecuencia que autoridades y gobier- rrey «que si Iturbide se fuera á España y se
nos y partidos transijan con aquellos grande» pusieran edictos convocando acusadores y
malvados que se conceptúan necesarios ó úti- quejas, no habría uno que no lo fuera, ex-
les por el momento, 6Íendo así que, .quand»y ceptuando sus parciales; y que si quería sa-
un miserable egoísmo los ladea hacia otra, ber bien aquellas cosas, no las preguntase á
causa, vienen á ser el mayor peligro para los los tímidos habitantes del Bajío, sino al ge-
mismos que en ellos se apoyaron. Animado neral Cruz, al obispo de Guadalajara, de
de estos propósitos, Calleja, al mismo tiempo quien Labarrieta tenía una carta en que se
qUe pedía informes á las corporaciones y per- explicaba con amargura, y á los vecinos y
sonas notables de Guanajuato sobre la conduc- corporaciones de las provincias limítrofes.»
ta civil, política, militar y cristiana de Itur- Iturbide quiere lavarse de estas manchas en
bide, le encargaba de una comisión militar sus Memorias, diciendo que «las casas de la
importantísima sólo para hacer ver que no condesa viuda de Rui y de A l a m á n dieron
había caído de su favor, de modo q u e todos una prueba de que fueron sorprendidas ó en-
en la provincia ó dieron informes lisonjeros, gañadas, abandonando la acusación;» pero el
ó callaron lo que sabían, ó vinieron A ence- benévolo historiador que lleva el nombre de
rrarse en incomprensibles ambigüedades, 'te- esta última familia por pertenecer á ella, di-
merosos como estaban de la venganza de. Itur- ce á propósito de esto que «la verdad es que
bide, mocho más cuando él informecn la estas casas no querían comprometerse á apa-
provincia 6e pedía por uno de sus cómplices recer como acusadoras en una causa crimi-
y amigos. Sólo un sacerdote, compatriota y nal; su intento de que Iturbide se apartase
antiguo compañero de colegio de Iturbide. del mando de la provincia de Guanajuato es-
sólo el cura de Guanajuato, I-abarrieta, fué taba logrado y no pedían otra c o s a » Iturbide
snperior al miedo y dijo la verdad ai Virrey, fué absuelto, eá verdad, pero lo fué porque el
34
Virrey Calleja, porque el Auditor dé güerra
Bataller lo favorecieron abiertamente, lo fué ción, hubieran enviado entonces á España á
porque el fiscal y loe jueces que debían acu- Iturbide con el grillete de presidiario! Los ele-
sarle y condenarle fueron sus abogados. Bas- mentos podridos de un país, apoyen la bue-
te decir que Bataller, empeñado en salvar á na ó la mala causa, siempre son peligrosos,
Iturbide, no pudiendo negar la evidencia, no porque no tienen más criterio moral que BU
püdiendo negar el tráfico indigno con que se propio interés, y se atreven á todo cuando vi-
había enriquecido su ahijado, decía que «no ven entre gentes que cubren los crímenes con
perteneciendo aquel jefe á las tropas de línea, el aplauso y con la simpatía. No, no debe
sino á las cuerpos provinciales, podía, según transigirse con estos elementos. Nunca serán
las leyes, ejercer el comercio.» ¡Sofísticadis- ellos los regeneradores de un pueblo caduco ó
tinción que queíía igualar el caso anormal, esclavo. Jamás fundarán nada glorioso y fe-
extraordinario y castigado por todas las le- cundo que los inmortalice. Están condena-
yes, de la autoridad superior de una provin- dos por Dios á la esterilidad, cuando no á ser
cia que abusa de su mando para arruinarla el castigo y la expiación de las sociedades que
con sus monopolios, con el caso natural y los toleran ó encumbran.
frecuente de los oficiales y voluntarios de tro-
pas del país que ejercían por lo regular la
profesión del comercio!
IX.
A pesar de su absolución, Iturbide no p u -
do volver á ejercer su mando de Guanajuato, El ejéreito, el elero y los españoles
pero quedó habilitado para llevar á cabo, an-
dando el tiempo, lo que menos podían'sos- A fines de 1817 la formidable insurrección
pechar por entonces Calleja y Bataller, que- de México estaba completamente dominada,
dó habilitado para realizar la independencia aquella insurrección cuyo triunfo, según un
de Méjico, siguiendo los consejos de su am- escritor mexicano, nada sospechoso, como
bición y haciéndose perdonar esta historia de Alamán, hubiera sido la mayor calamidad
sangre y de crueldad contra los insurgentes que hubiese podido caer sobre el país. N o
que rápidamente hemos trazado. ¡Ah! ¡Cuán- fué ella, dice este insigne historiador, una
to no hubiéramos ganado los españoles si Ca- guerra de nación á nación, como se ha que-
lleja y Bataller, cumpliendo con su obliga- rido falsamente representarla; no fué un es-
fuerzo heroico de un pueblo que lucha por
el nuevo Virrey D. Juan Ruiz de Apodaca
su libertad para sacudir el yugo tic un ¡>oder
planteaba una Administración honrada y be-
opresor: fué, sí, un leVantalmente de la clase
névola, las rentas alcanzaban ya las cifras de
proletaria contra la propiedad y la civiliza-
loe períodos de prosperidad, y todo hacía pre-
ción; por esto vemos entre los .jefes del parti-
sumir que parecía completamente asegurado
do independiente tantos hombres perdidos,
el dominio del Gobierno español en aquel in-
notados por sus vicios ó salidos de las cárce-
menso territorio de América, para nosotros
les, á quienes en vano.se esforzaban en redu-
el más - importante.
cir á un orden regular, los pocos hombres
apreciables que entraron en aquella carrera, Pero la fatalidad perseguía á España, y
deslumhrados por ideas lisonjeras, cuya rea- desde a q u í , desde la metrópoli, habíamos de
lización conocían ser imposible luego que es- enviar la chispa que encendiese de nuevo el
taban en situación de palpar el desorden y incendio para acabar de esta vez, y definiti-
la confusión de qUe se veían rodeados. Esto vamente, oon nuestra dominación.
produjo una reacción de toda la parte respe- Triunfantes las armas españolas en Méxi-
table de la sociedad en defensa de sus bienes co, en Venezuela, en Santa Fe, Quito, Perü
y familias, que dió fuerzas y proporcionó re- y Chile, solo el Virreinato d e Buenos Aires
cursos al gobierno: esto fué lo que sofocó el aparecía emancipado de España y para vol-
deseo general de independencia, y esto, final- verlo á la antigua obediencia dispuso el go-
mente, por-lo que combatieron bajo los estan- bierno enviar una expedición de diez mil sol-
dartes reales muchos hombrea cuyas opinio- dados que, oporando allí en combinación con
nes eran decididas por ella, pero no querían las demás tropas do Castilla de los territorios
recibirla con el acompañamiento de crímenes vecinos, contribuyese á la completa pacifica-
y desórdenes con que se presentaba ción d é l a A m é r i c a española. Pero sublevado
Riego y extendido el fuego de la rebelión por
Así, muertos ó en el destierro, ó en duras toda la Península; do tal manera que Fernan-
prisiones, los principales caudillos de la in- do V i l , p a m salvarse, tuvo que jurar la Cons-
surrección, pacificadas todas las provincias, titución del año 12, claro efl que se levanta-
sólo en pie guerrilleros poco importantes que ba un nuevo orden de coisas *n España que
se sostenían al abrigo del clima mortífero por alentaba á los insurrectos americanos y á los
que vagaban, la Nueva España volvía "á su amigos de l a independencia de aquellos paí-
estado normal, sus habitantes á dedicarse á ses, pues no solo no' podían enviarse ya re-
la agricultura, al comercio y á la industria;
fuerzos de tropa, sino que las libertades a q u í
proclamadas y con escaso criterio planteadas ducción en los diezmos « f f p i g I a decretada pa-
sin limitación alguna en nuestras antiguas ra E s p a ñ a ; » p o r q u e «todas las personas pia-
colonias, iban á proporcionar grandes medios dosas, y en general todo el pueblo, no veían
de combate y hasta de triunfo á nuestros ene- en la ley de reforma de regulares y prohibi-
migos. ción de profesiones, otra cosa que el intento
solapado de su completa extinción y todos
Tres eran los elementos más poderosos q u e
eran otros tantos enemigos del sistema, n o
mantenían nuestra dominación en México: el
mirando á las Cortes más que como u n a reu-
ejército, el clero y la población directamente
nión de impíos que aspiraban á la destruc-
española. Pues bien, la revolución c o n s u m a -
ción de las religiones y q u e no trataban más
da en la metrópoli, á los tres los i b a á con-
que de aniquilar el culto católico, comenzan-
mover y dividir, convirtiendo alguno en de-
d o por la persecución de sus ministros.» A ñ á -
clarado enemigo de la madre patria.
dese á esto que el O b i s p o de Puebla, Pérez,
Conmovía al ejército, porque después de último Presidente de las Cortes d e Cádiz, uno
una c a m p a ñ a d u r a y sangrienta para resta- de los Persas que invitaron al Rey á destruir
blecer la autoridad de España, estaba des- la Constitución y eí Prelado con más influen-
atendido, lo m i s m o el indígena que el e x p e - cia en su diócesi^ se veía amenazado de per-
dicionario, y h a b í a jefes, coroneles y briga- der sus temporalidades, según acuerdo de las
dieres que, después de haber d a d o pruebas Cortea españolas; que no se creía menos com.
de heroísmo, continuaban en la misma situa- prometido el O b i s p o de G u a d a l a j a r a y otros,
ción ( e j e m p l o funestísimo que hoy damos por sus pastorales contra las nuevas ideas, y
también en C u b a ) , a i paso que, aparte del l>or último, que e| pueblo de México, adicto
deletéreo contagio que lleva consigo toda se- á los jesuítas, como lo son hoy en Filipinas
dición militar, los jefes, oficiales y soldados á algunos Institutos de frailes, vió con dolor
que habían tomado parte en el movimiento y asombro que SÍ? les e x p u l s ó de las casas y
de las Cabezas de San Juan, se veían pródi- colegios q u e estaban bajo su dirección ( 1 ) .
gamente remunerados.
Conmovióse la población europea, la po-
Conmovíase el clero, p o r q u e — y en esto se-
blación española, porque arrebatados unos
guimos á un escritor tan autorizado como D .
por las ideas liberales, y otros temiendo que
Lucas A l a i n á n — « t o d o s los Cabildos eclesiás-
ticos temían la baja d e sus rentas por una re-
(1) El mismo A laman. tqm. f>, pAg. 40.
40
ellas renovaran la lucha y fueran ocasión pa- H u í m o s de juzgar por nuestro propio cri-
ra que se proclamará la independencia, la d i - terio aquellos sucesos, y apelamos ahora tam-
visión debilitó la fuerza y y a no se presenta- bién á una autoridad irrecusable, al mismo
ban como temibles á los criollos. Iturbide, que en un manifiesto publicado en
Todos los ánimos, pues, estaban agitados Italia, después de su destierro, se expresa
en México, y contribuían m u c h o á aumentar así: « E l nuevo orden de cosas; el estado de
ésta agitación de los espíritus los folletos que fermentación en que se hallaba la Península,
cada día se publicaban en u s ó ' d é la libertad las maquinaciones de los descontentos, la fal-
de imprenta, con los títulos m á s extraños, y ta de moderación en los causantes del nUevo^
en los cuales, en el estilo más propio para h a - sistema; la indecisión de las autoridades y la*
cer impresión en el pueblo, se le excitaba á conducta del Gobierno de Madrid y dé las Cor-
la revolución, se declamába contra la conquis- tes, que parecían empeñadas en perder estas
ta y lós horrores de ella, se exponía que to- posesiones, según los decretos que expedían
dos los productos d e l reino, qúe apenas bas- y los discursos que por algunos diputados se
taban para cubrir sus gastos, se exportaban pronunciaban, avivó en los benévolos patri-
para enriquecer á E s p a ñ a ! dejando exhausto cios el deseo de la independencia; en los es-
el país, todo con el objeto de hacer odiosa la pañoles establecidos en el país, él temor d e
metrópoli y prevenir la opinión contra el g o - que se repitiesen las horrorosas escenas de l a
bierno: Reimprimíanse además, y eran leí- insurrección; los gobernantes tomaron la ac-
dos con empeño, todos los pápeles que se p u - titud del que recela y tiene la fuerza, y los
blicaban en el mismo sentido en E s p a ñ a . E l que antes habían vivido del desorden se pre-
gobierno no p o d í a consentir que sé castigase paraban á continuar en él. E n tal estado, l a
á los aútorés de estos papeles sediciosos, por- más bella y rica parte de la América del S e p -
que la Junta de censura, compuesta de indi- tentrión iba á s e r despedazada por facciones.
viduas n o m b r a d o s p ó í las Cortes, y que p r o - Por todas partes se hacían juntas clandesti-
fesaban las m i s m a s opiniones que los escri- nas en que sé trataba del sistema de gobier-
tores, los d é é l a í a b a absuéltoér, y si alguna vez no que debía adoptarse; entre los europeos y
los condenaba en Ja primera calificación, en sus adictos, unos trabajaban por consolidar
la segunda los absolvía completamente ( 1 ) . la Constitución, que mal obedecida y trunca-
da, era el preludio de su poca duración, otros
pensaban en reformarla, porque, en efecto,
( l j El mismo Alajuán, tom. 5, pág. 40.
42
tal como Ja dictaron las Corles de España era
inadaptable en lo que se. llamó Nueva Espa-*
ña, y otros suspiraban por el gobierno abso- X
luto, apoyo de sus empleos y de sus fortunas,
que ejercían con despotismo y adquirían con La ConstitaeiÓQ y la independencia
monopolios. Las clases privilegiadas y los
poderosos fomentaban estos partidos, deci- N o es extraño que siendo tal la situación
diéndose á uno ó á otro, según su ilustración de México por consecuencia de la revolución
y los progresos de engrandecimiento que su consumada en España, los espíritus previso-
imaginación les presentaba. Los americanos res anunciaran una catástrofe. E l Fiscal de
deseaban la independencia, pero no estaban la Audiencia de México, D. José Hipólito
acordes en el modo de hacerla ni en el go- Odoardo, hijo de Cuba, dirigió al ministro de
bierno que debía adoptarse; en cuanto á, lo Gracia y Justicia en 24 de Octubre de 1820
primero, muchos opinaban que ante todas, co- un luminoso informe en que demostraba, que
sas debían ser exterminadps los eu:opeos y de plantearse allí la Constitución, se seguía
confiscados sus bienes; los menos sanguina- la pérdida irreparable de México para Espa-
rios se contentaban con arrojarlos del país, ña, proponiendo que se suspendiese su obser-
dejando así huérfanas un millón de familias; vancia hasta que la tranquilidad estuviese
y otros más moderados los excluían de todos asegurada y desapareciesen las tendencias que
loa empleos, reduciéndolos al estado en que había dejado la revolución, debiendo entre
ellos habían tenido por tres siglos á los natu- tanto gobernarse aquellos países por las leyes
rales. E n cuanto á lo segundo, monarquía de Indias, revistiendo al Virrey de facultades
absoluta, moderada con la Constitución espa- extraordinarias. Este remedio, que Odoardo
ñola, con otra Constitución, república fede- dice no propondría si no estuviese convenci-
ral, central, etc., cada sistema tenía sus joar- do de que se perdía el reino con la ruina uni-
tidarios, los que llenos de entusiasmo se afa- versal de todos sus actuales habitantes, era
naban por establecerlo.» también el que juzgaba conveniente el Virrey,
«quien había indicado sus verdaderos senti-
mientos, ya en la renuncia de su cargo, por
no considerar suficiente su actual magistra-
tura para conservar el reino á través de loe
44
obstáculos que encuentra, y ya con la mani-
entraba Iturbide, añadiéndose que el Conde
festación que nos hizo consternado ( á la A u -
del Venadito lo aceptaba porque le había es-
diencia formando acuérdo) el día de la jura
crito una carta Femando V I I , en que le ma-
sobre que iban á malograrse todos los traba-
nifestaba la violencia que se le hacía y la in-
jos qué había empléalo felizmente en la pa-
tención en que estaba de evadirse de España
cificación del reino por el abuso que se haría
y pasar á México, donde se prometía encon-
de las nuevas instituciones;»
trar vasallos más leales y obedientes.
Así el general Dávila, que mandaba e t í Y e -
Pero el temor que tenía el Virrey de que la
racruz, cuando juró la Constitución p a r a dar
sedición militar de la Península, debida prin-
gusto á los comerciantes españoles de aque-
cipalmente á los esfuerzos do la Masonería,
lla plaza, muy liberales dási en su totalidad,
cundiese entre las tropas expedicionarias de
pero á l a par muy españoles, anunciaba tam-
México, también tocadas de este mal enton-
bién:-—Señores, ya ustedes me han obligado
ces, y la jura de la Constitución por la guar-
á proclamar y jurar la Constitución; esperen
nición de la plaza de Veracruz, hicieron abor-
ustedes ahora la independencia, que es fo que
tar todos estos proyectos y obligaron al Virrey
va á ser el resultado d e todo esto; palabras—
á apresurar el propio juramento por parte de
según dice un escritor americano—tenidas en-
todas las corporaciones, autoridades y fuerzas
tonces por los que las ¡oyeron¡por temores ri-
que había en la capital. Apodaca juró é hi-
dículos de un anciano servil, pero que no pa-
zo jurar la Constitución, bien á su pes^r y á
saron muohos meses sin que las viesen cum-
sabiendas de la tempestad que se le venía en-
plidas.
cima,' de tal modo que, cuando dos de lbs di-
Así muchos españoles de la capital de Nue- putados nombrados para las Cortes españolas
va España, cuando tuvieroh noticia de la in- se despidieron de él y le manifestaron el na-
surrección triunfante en la Península, cele- tural deseo d e encontrarle allí en buena salud
braron varias reuniones para impedir la pu- á la vuelta, les interrumpió diciendo: ¡Encon-
blicación de la Constitución, declarando que trarme á la vuelta de ustedes! ¿Saben uste-
el Rnv'estaba sin libertad, y que mientras la des todo lo que tiene que suceder en este país
recobraba, México continuaría gobernándose durante su ausencia?
por las leyes de Indias con independencia de
la metrópoli; plan tjue se suponía d é l a apro- Mientras así se hacinaban combustibles pa-
bación del Virrey, de la Audiencia y en que ra incendiar las posesiones españolas de A m é -
rica, mientras en México se creaba una sitúa-
ción en que sólo faltaba un hombre de auda-
cia que se pusiera al frente de Ja revolución
para realizar la independencia, los america- XI.
nos se agitaban en España, subordinados á
llamos Arispe, diputado en las Cortes de Cá- itarbide y la independencia
diz y enemigo capital de nuestro país, para
remover á los virreyes Apodaca y Pezuela y Acabamos de decir que á consecuencia de
, á las generales Morillo, Cruz y demás jefes la situación creada en México por la revolu-
militares que hasta entonces habían domina- ción española de 1820, aquel país no necesi-
do la insurrección. N o en poca parte compla- t á i s mas que un hombre de audacia para rea-
cieron á los americanos el Gobierno y las Cor- lizar su independencia, y ese hombre de au-
tes españolas, en donde los partidos exalta- dacia apareció.
dos aumentaban sus huestes con los diputa- Era Iturbide.
dos americanos, que en su totalidad, empe-
Iturbide, simpático á los europeos porque
zando por los eclesiásticos, se asociaban á las
había combatido á su lado contra los insu-
reformas y á las innovaciones entonces más
rrectos, no sospechoso á los hijos del país por-
temerarias, por la esperanza que se les daba
que era mexicano valiente, y ejercía sobre los
de que se iba á proclamar la independencia
demás la fascinación de su valor, hábil y so-
de las Américas.
lapado como buen criollo, pero tanto más te-
Bajo este criterio fué elegido para mandar mible cuanto parecía más franco y abierto,
en México el teniente general D. Juan O ' D o - de afables y corteses maneras, insinuante y
nojú, hombre de ideas m u y exageradas, in- de amena conversación, joven aun, algo co-
fluyente en las logias masónicas de España y rrompido en verdad, pero de esa corrupción
que aspiraba á eclipsar á Riego entre loe li- brillante con que transigen las honradeces del
berales. siglo, despilfarrado como todos los ambicio-
sos que improvisan por malos medios su for-
tuna y se la dejan arrancar con calculada in-
diferencia por los amigos, porque esperan en-
contrar en ellos cómplices obligados de sus
nuevos robos y de sus nuevas liviandades;
Iturbide era el hombre que necesitaba Méxi-
Co, para alcanzar su emancipación de Espa- y siempre, tanto se distinguía por su fideli-
ña. Soñaba de antiguo Iturbide con la inde- dad á España, renunció el cargo por el mal
pendencia y el mismo encarnizamiento con- ¡ estado de su salud, y obligado el Virrey á acep-
que trataba á los insurgentes, nacía de que tar su renuncia, tuvo el mal pensamiento de
con su conducta de foragidos con los españo- nombrar á Iturbide para su reemplazo, con-
les la retardaban más, cuando no la hacían tra quien en honor de la verdad ninguna sos-
imposible; pero ya desde entonces se insinua- pecha al parecer podían abrigar los españo-
ba en el ánimo de algunos europeos para con- les. Habíalo recomendado un español de im-
seguir la emancipación de una manera regu- portancia en México, el Dr. Monteagudo, que
lar y ordenada en momento oportuno aho- tomó parte en la deposición de Iturrigaray y
gando antes aquella inicua insurrección que centro á la sazón de todos los españoles des-
por tan atroces medios buscaba el triunfo. contentos con el Código de 1812; ej teniente
Cuando con el restablecimiento de la Consti- coronel D. Miguel Badillo, español también,
tución española de 1820 ofendíamos y lasti- y á cuyo cargo corría el ramo de guerra en
mábamos intereses, clases y personas en M é - las oficinas del Virreinato, dió buenos infor-
xico, de la importancia de que hemos hecho mes á Apodaca cuando le preguntó por él, de
mérito, á la par que abríamos horizontes y modo que, en la dificultad de encontrar un
acalorábamos á los hijos del país que estaban jefe á propósito para confiarle el mando del
en contra de la madre patria, Iturbide con- único distrito en que quedaban algunas reli-
sideró llegado el momento de obrar, solici- quias de la pasada insurrección, el Conde del
tado como estaba por españoles para impe- Venadito lo llamó, y después de celebrar con
dir que se proclamase la Constitución tal co- Iturbide una larga conversación á solas, dis-
m o en España regía. L o que deseaba y pedía puso que se le nombrara "Comandante gene-
Iturbide, era un mando cualquiera que p u - ; ral del Sur y rumbo de Acapulco con las mis-
siese algunas tropas á su disposición y nues- mas facultades que había tenido el coronel
tra desgracia quiso que entonces mismo se D. José Gabriel de A r m i j o , " no sin recomen-
ofreciera una ocasión propicia para lograr su darle de palabra que evitase en cuanto fuese
designio. posible la efusión de sangre, atrayendo á in-
dulto á Guerrero y á Asensio, únicos guerri-
E l coronel mexicano D . José Gabriel de
lleros que no se habían sometido.
Armijo, que desde 1814 mandaba el distrito
del Sur, y antes de aquella lucha, y después, Nada podía ser á Iturbide tan agradable
corno este nombramiento, pero procuró disi- le confiaran el mayor número de tropas posi-
mular su júbilo con aquella p r o f u n d a h i p o - ble y fondos en a b u n d a n c i a E n 19 del mismo
cresía, sin la cual los conspiradores y los a m - mes, desde la hacienda de San Gabriel, escri-
biciosos son siempre poco temibles por c u a - bía á A p o d a c a la carta siguiente, monumento
lidades que tengan. E l mismo d í a en que re- insigne de doblez y de ironía: " M i m u y a m a -
cibió el nombramiento manifestó al V i r r e y : do y respetado general: Si la verdadera ad-
" q u e aunque h a b í a sido funesta á su salud hesión á la persona de V . E . y mi constante
la tierra caliente, pues en el a ñ o de 1811 se anhelo por el mejor servicio del Rey y de la
vió en I g u a l a atacado de disentería mortal, patria, m e hicieron admitir luego el m a n d o
que fué preciso lo sacasen en hombros de i n - militar de la demarcación del Sur, el mismo
dios, y en el V a l l e de Urecho, en V a l l a d o l i d , interés del buen servicio, la adhesión misma
le h a b í a atacado una fiebre aguda, por la q u e á la m u y apreciable persona de V . E . , no me-
le aplicaron la extrema-uneíón, se p o n d r í a nos que el honor comprometido por el buen
prontamente á la cabeza de las tropas que se éxito de un encargo y porque jamás tenga V .
habían puesto á sus órdenes, en el concepto E. motivo de arrepentirse de la confianza que
de que, concluida la c a m p a ñ a que i b a á e m - ha librado en mis cortas luces y genio en asun-
prender, el V i r r e y lo relevaría como se lo h a - to gravísimo y en circunstancias tan delica-
b í a prometido verbalmente ( 1 ) . " H i z o m á s das, m e obligan á manifestar á V . E. los m a -
Iturbide para disimular sus propósitos; pues les que y o noto; pero siempre será, no con
la víspera de marchar para su nuevo destino, ponderaciones, sino con la exactitud de mi
remitió á las oficinas del virreynato u n a soli- carácter y que ea inseparable del hombre de
citud para la Corte de E s p a ñ a en que preten- b i e n . " Seguía diciendo en su carta q u e " s u
d í a el g r a d o de Brigadier, pidiendo al Secre- fin era y sería siempre el de restaurar el or-
tario Badillo, de quien hemos hablado, l a re- den y cooperar á la gloria de que el Virrey
comendase con eficacia viera en poco tiempo pacífico todo el reino.
Así, pues, mi amado y respetado General, m e
Iturbide salió para su destino el 16 de N o -
tomo la libertad de rogarle particularmente
viembre y todo su e m p e ñ o se dirigía á que se
con el mayor encarecimiento, q u e se digne
(1) Esta y otras comunicaciones y cartas de Itur- poner á mis órdenes toda la tropa q u e . le he
bide qne se citarán, figuran en el tomo V dt>l Cuadro pedido para esta c a m p a ñ a ; un esfuerzo digno
Histórico de la Revolución de la Amerita Mexicana de de V . E. hecho en el momento, es lo q u e v a
D. Carlos Bustamante.
(OZOOO t f ' V
á decidir de la acción. Ejecutado el golpe que
tengo meditado, las tropas podrán volver á sus y reverentes gracias j>orque nos haya con-
sus demarcaciones." seguido la paz completa de este reino y au-
nados loe intereses de todos los habitantes."
Iturbide consiguió que se pusiera á sus
Aseguraba también Iturbide al Virrey que te-
órdenes y saliera con él desde México el re-
nía necesidad de muchos fondos, que al efec-
gimiento de Celaya, que había mandado y a
to había pedido, bajo su responsabilidad, va-
como coronel. N o le costó mucho en el trán-
rias cantidades, tomando á rédito sobre sus
sito seducir á los oficiales de más influencia,
fincas 35 mil duros, y facilitándole otros 25
y llegado á Teloloapan escribió de nuevo al
mil Cabanas, el obispo de Guadalajara, que
Virrey pidiéndole que dejase en aquel distri-
en honor de la verdad los prestaría con su
to el batallón de Murcia, que debía salir pa-
cuenta y razón, porque ya hemos dicho que
ra la demarcación de Tejupilco, y Apodaca,
este obispo era de los más comprometidos en
á más de acceder á lo que se le pedía, man-
contra del sistema liberal triunfante. Pedía
dó que dicha comandancia quedase agregada
aún más recursos con el objeto de "distribuir
á la del Sur con todas sus tropas, por preten-
la moneda con prudente liberalidad, pues por
der retirarse del servicio el jefe que en élla
ella aventuran los hombres sus vidas y hacen
había. Consiguió también que se le uniese el
esfuerzos que no practicarían por ningún otro
cuerpo de caballería de Frontera y otros je-
estímulo." E n consecuencia de tantas súpli-
fes de su particular confianza, á todo lo cual
cas y ruegos, el Virrey dispuso que se depo-
accedía el Virrey, porque éste había deposi-
sitasen en Cuernavaca doce mil duros á dis-
tado toda su confianza en Iturbide, quien por
posición de Iturbide, y al mismo tiempo pro-
otra parte sabía lisonjear sus gustos oportu-
curó que se le remitiesen municiones y todo
namente. " E l sistema piadoso seguido por
cuanto necesitase para dar principio á la cam-
V . E., decía al Virrey, que le había grangea-
paña.
do la pública estimación y había producido
tan buenos efectos para la pacificación gene- El plan de Iturbide, que tenía á sus inme-
ral del reino, era el que debía de conducir tam- diatas órdenes unos 2,500 soldados, se diri-
bién á la de aquel distrito. Plegue al cielo gía á barrer rápidamente de insurrectos el te-
que antes de concluir Febrero podamos ben- rritorio de su mando antes de declararse él
decir al Señor Dios de los ejércitos, y tribu- mismo en rebelión; pero aunque al principio
tarle en ej sacrificio incruento las más sumi- tuvo la fortuna de que se le presentaran al-
gunos á indulto, conoció que no reduciría tan
fácilmente á Guerrero y á Asensio, mucho recibió esta carta de Iturbide, pero bien pron-
más cuando el último había conseguido al- to el desengaño más cruel había de hacer
gunas ventajas sobre pequeños destacamen- abrir los ojos ya tarde á aquel iluso anciano.
tos de sus tropas y el primero rechazó desde- Habiendo conseguido imprimir en Puebla
ñosamente el indulto que le ofrecía en nom- el manifiesto que dirigía á los mexicanos pa-
bre del Virrey, exhortando de paso á Iturbide ra explicar su alzamiento, y habiéndose pro-
á que siguiera el ejemplo de los militares es- visto, venciendo grandes dificultades, de pren-
pañoles en las Cabezas de San Juan, decla- sa y letras suficientes para formar una im-
rándose por la causa de la independencia de prenta de cam[>aña en el cuartel general, no
su patria, y empleando contra el gobierno las faltaba á Iturbide mas que dinero para mon-
fuerzas que éste había puesto á sus órdenes. tar á caballo y dar el grito de rebelión. T a m -
Iturbide, pues, viendo que no podía ani- bién en esto le favoreció grandemente la for-
quilar á Guerrero, llegó á entablar formales tuna, pues debiéndose remitir á Filipinas....
inteligencias con él, las cuales se redujeron á 525,000 pesos por el puerto de A capul co, con
que el último, con todos los suyos se adhirie- la que se llamaba Nao de China, y no ha-
ran al plan de independencia que había idea- biendo completa seguridad por los caminos,
do el primero. Iturbide, sin embargo, nece- cuando había de por medio el cebo de tal bo-
sitaba de fondos abundantes para empezarla tín, se le encargó que protegiese la marcha
campaña y de una imprenta para dar á co- del convoy, y en efecto, Iturbide lo hizo como
nocer sus propósitos á los mexicanos: no po- se le mandaba, pero tuvo muy bien cuidado
día aún descubrirse, y entonces, para justi- de declararse su dueño cuando el convoy lle-
ficar su inacción en frente del enemigo, tuvo gó á Iguala, en donde había reunido todas
un golpe de verdadera audacia, cual fué par- BUS trojKis de confianza para tremolar al aire
ticipar á Apodaca " q u e á consecuencia de los el estandarte de la independencia.
pasos de que había dado parte, se habían
puesto á sus órdenes, y por consiguiente á las
del Virrey, Guerrero con 1,200 hombres ar-
m a d a s ; " añadiendo que también se somete-
rían todas las pequeñas partidas que recono-
cían á Guerrero por jefe superior.
» 6
Y hay míis aún. Las l>elías artes que na tesano entrando en concurrencia con los de
florecen grandemente en América, en Méxi- los principales señores del país. Consuela
có'rayaban á tal altura q u e nada tenían que ciertamente el observar que bajo todas las zo-
envidiar á Europa. Con 12,000 pesos »1 afio nas el cultivo de las ciencias y artes estable-
auxiliaba el Gobierno español á aquella Aca- ce una cierta igualdad entre los hombres, y
demia. N o en vano decía k propósito de esto les hace olvidar, fi lo menos por algún tiem-
el ilustre sabio alemán: " S e admira uno al po, esas miserables pasiones que tantas tra-
ver que el Apolo de Belbeder, el grupo de bas ponen á la felicidad social."
Laoconte y otras estatuas más colosales han Y no pecaba de exclusiva la dominación es-
pasado por caminos de montaña«, que por pañola ni en México ni en ninguna de sus
lo menos son tan estrechos como los de San provincias ultramarinas. H a b í a muchos más
Gotardo, y se sorprende al encontrar estas empleados indígenas que peninsulares, sobre
grandes obras de la antigüedad reunidas ba- todo en Nueva España; en prueba de lo cual
jo la zona tórrida y en un llano 6 cuesta que véase el siguiente estado de americanos em-
# está á mayor altura que el convento del gran pleados en México en 1811, así como de lo»
San Bernardo. I>a colección de yesos pues- europeos, sin contar el ejército regular y las
ta en México, ha costado al Rey cerca de.... milicias del país, formadas de indígenas ex-
40,000 pesos." I>a enseñanza era gratuita y clusivamente, lo mismo en la clase de solda-
se daba á todos los mexicanos y españoles sin dos que en la de oficiales y jefes:
distinción de clases. " T o d a s las noches—aña-
de H u m b o l d t — s e reúnen en grandes salas
m u y bien iluminadas con lámparas de A r -
gand, centenares de jóvenes, de los cuales unos
dibujan al yeso ó al natural, mientras otros co-
pian diseños de muebles, candelabros ú otros
adornos de bronce. En esta reunión (era bien
notable en un país en que tan inveteradaáSon
las preocupaciones de la nobleza contra las
castas), se hallan confundidas las clases, los
colores y las razas; allí se ve el indio ó mes-
tizo al lado del blanco, el hijo del pobre ar-
Cerca de medio siglo hace que se proclamó
la independencia de México, y que allí d o m i -
CUADRO COMPARATIVO na con los fugaces imperios d e Iturbide y
Maximiliano, la repóblirti, ora federal, ora
DE! AMERICANOS Y EUR0PE08 EMPLEADOS
unitaria. ¿Qué cultura social alcanza aquel
EN MÉXICO E N 1811 (1)
país? El m u n d o salw que existe México, co-
Europeo; AaerícuM mo sabe que existen esas turbas de caníba-
Secretario del virreynato... 1 les en Africa por las frecuentes hecatombes
Oficiales de dicha secretaría.... 4 10 humanas que entre ellos celebran. ¿Qué m a -
Escribano de guerra y alguacil yor riqueza alcanza? A r r u i n a d a está su agri-
mayor.. :...:....—v— 2 cultura, perdido su comercio, sus ricas m i -
Escribanos de Cámara, relatores
nas Se encuentran abandonadas, « m í o Te-
etcétera..... 7 88
xas y la California en jxxler de los Estados
Juzgado general de bienes de d i -
funtos... .'. 1 Unidos. ¿Qué es de aquellas universidades,
I d de indios............. 2 qué de aquellas suntuosos conventos, q u é de
•Juzgado ordinario de México.:. 1 3 aquellos soberbios edificios, qué de los i n n u -
Cabildo eclesiástico.........^ 10 19 merables colegios que E s p a ñ a edificó en prue-
T r i b u n a l eclesiástico. -... 3 17
ba de su barbarie? R u i n a s y escombros todo,
Regidores perpétuos.... 2 12
cuarteles y casas de prostitución, y allí d o n -
Honorarios id - — 2 2
E m p l e a d o s del ayuntamiento... 2 24 dé resonaba la voz serena y augusta de la cien-
Id. en el ramo de alcabalas 8 16 cia, las aves nocturnas dejan oír ahora 6U l ú -
Subalternos de esta renta 7 24 gubre graznido, ó el vicio y el crimen cele-
E n el T r i b u n a l de Cuentas 10 54 bran sus báquicas orgías. ¿En dónde, en dónde
E n la tesorería del ejército 6 14
están los mexicanos contemporáneos ilustres?
E n la contaduría de azogues.... 2 5
E n la dirección de pólvora y ¿Qué muestras ha d a d o de sí esa nueva gene-
naipes 3 11 ración amamantada á los robustos pechos de
E n loterías 6 22 la república? Q u e se nos cite una nueva ilus-
tración: Juárez, ese gran hombre, ese gran
Total 76 338
carácter, el último de los mexicanos, "bien que
sea lo que sus admiradores pintan, educado
fué por un fraile español, recogido fué en un
(1) Torrente, Sutoria de la revolución kiapano-ame-
ricana.
87
seminario español, y teólogo arrepentido y Los hijos no tienen nunca derecho para escu-
abogado formado en establecimientos de e n - pir al rostro de sus {mires. E n todo caso noso-
señanza españoles. tros haríamos lo q u e el piadoso lxijo de Noé,
Nuestro amor á la h u m a n i d a d , ó más bien extenderíamos nuestra capa y cubriríamos la
el sentimiento inmortal d e justicia, se sohre- desnudez de nuestro padre.
pone en nosotros al escluaivismo patrio que
abomina ó a m a todo lo que a b o m i n a ó a m a el
pueblo en que nacimos. .Reconocemos d e buen
grado q u e no siempre fué justa, sabia y pre-
visora nuestra administración colonial; pero
España y la independencia
nos hemos permitido el anterior desahogo,
Pero prescindamos de estas pequeñas in-
porque son muchas las exageraciones, injus-
jilsticias, y prescindamos de la perfidia é in-
ticias é iniquidades q u e se cometen en men-
gratitud de los mexicanos, aprovechando se-
g u a de nuestro nombre. Iturbide, q u e tantas
gunda vez la libertad que pródiga y algo te-
protestas de a m o r hacía en favor de los espa-
merariamente les daban nuestras Cortes para
ñoles cuando proclamaba la independencia,
sublevarse contra la madre patria, especie de
f u é injusto también con nosotros. Mas lo han
vileza m ú y parecida á la de aquellos que se
sido otros mexicanos, y h a h a b i d o alguno,
doblegan con suma docilidad ante u n tirano,
liijo de español, que ha dicho públicamente:
y deshonran con s u s abusos la libertad, que
'-'si y o supiese por donde corría la sangre es-
Be les conquista sin d u d a p o r lo q u e dice el
pañola, me la extraería á puñaladas (l)."
más profundo de los historiadores: nihil in
vulgo modieitm: terrere ni paveant (1). Noso-
(X) D Pedro Garmendia, vecino de Puebla, bijo de tros créetííAs que Iturbide en sus primeros
un honrado vizcaíno, lo decía asi delante de sus dos
tiempos, en el período de incubación de su
hermanas y sobrinas, quienes lo llenaban de imprope-
rios porque pensaban de distinto modo,como ocurre péhsamiento de independencia, quería lo me-
de ordinario, al bello sexo aún hoy.lq cual exalta mas jor para M é x i c o y l o menos m a l o para Espa-
v más á los criollos en contra nuestra. Es antiguo en ña; la realización del proyecto atribuido con
ia América española el refrán usado por las mujeres ó sin razón al Conde de Atonda, el levanta-
desde la niñez: Mnríxio. vino y breiata (1) xU Espato.
ftf Bretafíi es na lienzo del departamento francés de este ra El vulgo no consiente medios: 6 ha de causar 6
nombre, que llevaban á América los espafioles. ha de tener miedo. Tácito: Anule».
miento d e nri trono en México para un prín- Iguala destruía la odiosa diferencia de cas-
cipe de Ja casa reinante en España, con lo tas; presentaba á todo extranjero la más se-
cual allí podía levantarse un imj)erio tan flo- gura y cómoda hospitalidad: dejaba expedi-
reciente como el del Brasil, una monarquía to el camino al mérito para llegar á obtener
poderosa que representase en América los in- recompensa; concillaba las opiniones razona-
tereses eurojjeos y contuviese el desenvolvi- bles y oponía un valladar impenetrable á las
miento colosal de los Estados Unidos, la len- maquinaciones de los malvados.«
ta é irresistible absorción de la raza latina por Estas ideas no ]>odían dar fruto entonces
la raza anglosajona, cosa que entonces era la ni en México ni en Esjwiña. N o en México,
ocasión más oportuna de realizar, y España, ]K>rque allí los criollos, aun haciendo la eter-
si perdía á México, ,1o perdía salvando su ra- na desdicha de su país, lo que querían era
za en el Nuevo Mundo, el honor de su ban- expulsar á toda costa á los españoles. N o en
dera, y hasta obteniendo ventajas para el España, porque aparte de que no hay nación
porvenir é indemnizaciones para lo presente, que se resigne j«acientomente á perder una
qup no ,con gran dificultad se habrían podido de sus más ricas colonias sin luchar, había
alcanzar. demasiada irritación, demasiado encono, y
por decirlo así, estaba demasiado sobreexci-
« E l p í a » de Iguala, decía Iturbide defen-
tado el patriotismo para que reconociese la
diendo su obra, garantiza la religión que be-
independencia de México desde luego, aun
redamos de nuestros mayores; á la casa rei-
con las ventajas que se la ofrecían y hubiera
nante de España proponía el único medio
podido obtener. L o mismo en Méjico que en
que le restaba para conservar aquellas dila-
España, cuando se llegó á conocer la bondad
tadas y ricas provincias: á los mexicanos con-
de ese pensamiento, era ya tarde N o sin ra-
eedía la facultad de darse leyes y tener en su
zón dice el distinguido historiador de la re-
territorio el gobierno: á los españolas ofrecía
volución de México, que el tiempo y las des-
un asilo, que no habrían despreciado si hu-
gracias han hecho conocer, como Iturbide
bieran tenido previsión: aseguraba los dere-
preveía, el mérito é importancia del plan de
chos de igualdad, de propiedad, de libertad,
Iguala, el cual ha tenido más adictos cuando
cuyo conocimiento ya está al alcance de to-
ha venido áser impracticable, que en la épo-
dos, y una vez adquiridos, no hay quien no
ca en que se promulgó.
haga cuanto está en su poder para conservar-
los ó para reintegrarse en ellos. El plan de
•je 91
comisionado por Iturbide, se presentó en Pa-
lacio para evacuar su encargo, el Virrey no
XX quiso recibir el pliego y dirigió á Iturbide el
mismo día la comunicación siguiente: « E l P.
Piedras se me lia presentado hoy á la una
Itarbide y Femando V i l
con pliego do V. S., cuyo sobrescrito tiene
la advertencia de jxirüaJar. Por aquélla, y
N o era Iturbide amigo de perder el tiem-
por haberme impuesto el referido P. de su
po. Agí que, declarado en rebelión, se diri-
contenido, no puedo abrirlo ni lo abro, ma-
gió al mismo Virrey, al Regente de la A u -
nifestando á V- S. en sólo este heoho, cuan-
diencia D. Miguel liataller, al general Cruz,
to cabe sobre su inconstitucional proyecto de
al brigadier Negrete, á Fonte, Arzobisjx» de
independencia Espero, pues, que V. S. lo
México, á Cabafias, Obispo de Guadalajara,
separe inmediatamente de BÍ, y la prueba de
á todos los europeos y americanos de alguna
esto será seguir en su fidelidad al rey y en
importancia, invitándoles á que aprobaran
observar la Constitución que hemos jurado,
au plan y á q u e tomanin parte en el movi-
y continuar la conducción del convoy á Aca-
miento que había iniciiido y consideraba ya
pulco, para seguir las operaciones militares
irresistible. Revelan estas cartas en su autor
que le tengo ordenadas, dirigidas á la total
verdadero talento, porque el lenguaje de ellas
pacificación de este reino.»
se acomodaba con singular delicadeza á la
posición, sentimientos ó aficiones de cada Aunque el Virrey envió cerca del padre y
una de las personas á quienes se dirigía esposa de Iturbide á una persona de confian-
I-turbide previno á los comisionados porta- za para asegurarles que nada tenían que te-
dores de estas cartas, que la del Virrey fuesé mer éllos, cosa que agradeció en extremo el
la última que entregasen, á fin de que éste rebelde de Iguala, éste se inquietó grande-
no pudiera sospechar que se enviaban al mis- mente por la contestación, digna del Virrey y
mo tiempo otras y dispusiese el secuestro. la noticia de estarse reuniendo fuerzas en las
Cuando recibió la suya el Arzobispo Fonte, inmediaciones de México. Dirigióse entonces
en que se le incluía copia de la dirigida al Vi- Iturbide al rey y á las Cortes españolas, dán-
rrey, fué á verse con Apodaca al momento, doles cuenta de todo lo ocurrido y remitien-
de modo que cuando el P. Piedras (siempre do copia del plan de independencia y de las
los frailes interviniendo en esta sublevación), comunicaciones dirigidas á A p o d a c a
lí
93
Decía á Fernando V I I que los sublevados var aquella sagrada herencia, aquella heren-
no procedían por desamor ó infidelidad á BU cia de tres siglos que se les iba de entre las
pérsdna y familia, sino por sentimiento de manos. Entregado el reino á la más comple-
verlo tan lejos, por lo que le suplicaba que ta anarquía, convertido todo café en un club
admitiese su plan, que atendía á la par á la revolucionario, infestado el país «le socieda-
fidelidad debida al rey y á la ventura del pue- des patrióticas y de logias secretas que lla-
blo mexicano. maban reaccionario al mismo Argüelles, per-
H a d a á las Cortes la historia de los suce- seguidos i>or el desprecio y por la hostilidad
sos de 1810 y la descripción del estado pre- de Europa, amenazados de una intervención
sente de México, y concluía con estas pala- que desafiáliamos con fanfarronadas diplomá-
bras: «Finalmente, señor, la separación de ticas, divididos los ánimos, conspirando los
la América Septentrional es innevitable; los unos por la reacción, por la revolución otros,
pueblos que han querido ser libres, lo han la fiebre política dominaba en todos, y nadie
sido sin remedio; llena está la historia de es- veía que entretanto se consumaba nuestra
tos ejemplos, y nuestra generación los ha vis- ruina en América Dícese que así como Fer-
to recientemente materiales. Hágase, pues,' nando V I I tuvo el pensamiento de escaparse
señor, si debe ser, sin el precio de la sangre de España y de trasladarse á México, en don-
de una misma familia; salga el glorioso de- de favorecían esta idea el gran número de es-
creto del centro de la sabiduría, y sean los pañoles opuestos á la Constitución de 1812,
padres de la ]>atria los que sancionen la pa- todo el clero y las autoridades, aparte de los
cífica separación de la América. Venga, pues, muchos mexicanas que á la sazón pensaban
un soberano de la casa del gran Fernando á como Iturbide, los lil>erales españoles en la
ocupar aquí el trono de felicidad que le pre- previsión de otra proscripción tan brutal co-
paran los sensibles americanos y establézcan- mo la do 1814, querían prepararse una reti-
se entre los dos augustos monarcas, en unión rada segura, un puerto de refugio en México
de los soberanos Congresos, las relaciones independiente, á la manera que lo pretendió
más estrechas de amistad, pasmando al mun- con calaveresco heroísmo, pero traidor á su
do entero con su dulce separación.'' patria, un valeroso guerrillero de nuestm gue-
rra de la independencia, el coronel Espoz y
N i las Cortes ni el rey tenían para qué en- Mina, sobrino del que llegó á general entre
tenderse con Iturbide y nada le contestaron^ nosotros, 1.a historia no tiene datos suticien-
pero no por eso tomaron medidas para sal"
tes para asegurar lo que se decía así de los Inglaterra en frente «le los fenianos d e Irlan-
absolutistas como de los liberales españoles; da, como han obrado los Estados Unidos en
pero la historia no conoce tampoco las medi- nuestros días contra los Estados separatistas
das que adoptaran el gobierno y las Cortes del Sur, ejemplos que no por tomados de
liberales para retener la rica joya que se des- pueblos reaccionarios rechazarán los ultrali-
prendía á toda prisa de la corona de E s p a ñ a berales españoles; pero éstos, parecidos á la
No, no había español entonces en España, casa de Austria, en donde, por no faltarse al
no había personaje alguno dentro de la situa- ceremonial de la corte, se dió el « « s o do «pie
ción que conspirara conscientemente por la una archiduquesa, cuyos vestidos se habían
emancipación de México, había ilusos, pero incendiado, muriera abrasada por no estar
no monstruos. H a b í a ilusos, arrebatados por presente la dama que debía desnudarla, de-
un fogoso patriotismo, volcan izados por un cían entonces: ¡sálvense los principios y piér-
ardiente amor á la libertad, q u e creían sal- danse las cplonias! y en efecto los principios
var y retener á México extendiendo á aquel no se salvaron, pero las colonias se perdieron.
país todos los progresos, todas las garantías, Todas las esperanzas del gobierno y de las
todos los derechos de 1812, que acaso poco Cortes en este período para conservar á Mé-
conocedores de los beneficios que las colonias trico en la obediencia de E s p a ñ a estaban ci-
habían reportado de nuestras leyes de Indias, fradas en O' Donojú, general que era cél«>bre
calumniaban la dominación de nuestros an- por el radicalismo de sus ideas, nombrado
tepasados, haciendo coro á nuestros enemi- para mandar en México á instigación de los
gos, y ponían en sus manos por esto mismo americanos y singularmente de Ramos Ariz-
armas, elementos, intereses, clases, sin cuyo pe, entonces de gran influencia ¡»or haber «w-
concurso no se podía realizar la independen- tado mucho tiempo preso en Valencia «Juran-
cia. Si México había de conservarse, debía te la ominosa reacción última y antes y des-
obrarse con la energía, con la rapidez y con pués y siempre enemigo de España, como
la audacia de Venegas, que no temió arros- que, andando el tiempo y y a vuelto á su tie-
trar la responsabilidad de suspender en par- rra y á pesar de su carácter eclesiástico, sa-
te el planteamiento de la Constitución en el lía trabuco <*n mano á matar gachupines.
movimiento insurreccional de 1810, cosa que O' Donojú llegó á México y aunque tengamos
pensó también y no tuvo valor de realizar á por calumnioso el rumor <|ue corrió de que
tiempo Apodaca; debía obrarse como obra «•staba previamente comprometido á realizar
haciendo el Virrey que se dirigieran á Itur-
la independencia, de donde le venía l a sin-
bide su anciano padre, su esposa y algunos
gular protección de los mexicanos que resi-
de sus amigos para apartarle de sus propósi-
dían en España, Como iba muy cargado de
tos é inspirarle confianza en las buenas dis-
libertades, pero sin un soldado para hacer
posiciones del gobierno. N o lüzo caso Itur-
respetar nuestro gobierno, en el momento de bide do estas exhortaciones, y entonces fué
pisar tierra se apresuró á tratar con Iturbide cuando Apodaca, Gaceta mexicana del 15 de
y á reconocer la independencia proclamada, Marzo, declaró " q u e estaba fuera de la pro-
pasando por indignas humillaciones de que tección de la ley; que había perdido los de-
en su lugar hablaremos. rechos, de ciudadano español, y que toda co-
municación con él era un delito, que castiga-
rían los magistrados y jueces conforme á las
XXI ltyres," declaración que no se ajustaba mu-
cho ciertamente á la Constitución, cuya ¡ob-
Iturbide en eampaña servancia recomendaba sin embargo y enca-
recía; pero declaración al fin. que, apretando
Sabida en México la rebelión de Iturbide, la necesidad, pienipre se ha hecho y eterna-
el virrey dispuso formar al punto un cuerpo mente se hará aún por los gobiernos más po-
de tropas de cuatro á cinco mil hombres con pulares y que confeccionan con entusiasmo
el nombre de "Ejército del S u r , " cuyo man- los códigos más democráticos con el sincero
do se confirió al mariscal de campo D. Pas- deseo de ajustarse á sus rigorosas prescrip-
cual de Lifián, soldado bizarrísimo que se ciones.
distinguió en las ojieracionos de la última
Estas disposiciones del Virrey produjeron
campaña y fusiló al coronel ESJKJZ y M i n a
su efecto. H o y unas, mañana otras, fueron
de quien hemos hablado en el capítulo ante-
presentándose ¿ México las tropas expedicio-
rior por incidencia A l mismo tiempo, como
narias que estaban con, Iturbide, hasta el e x -
se creía que parte de las tropas de Iturbide
tremo de que no quedaron con él más que
iban engañadas ó para dar lugar al arrepen-
dos ó tres compañías. N o faltaron tampoco
timiento, se ofreció un indulto general ó los
hijos cjel país que siguieran el mismo rum-
sublevados, á condición de que se presenta-
bo, y á poco el ejército de Iturbide estaba re-
ran al ejército de Liñán para reiterar el jura-
ducido á la mitad. Es más, como en las re-
mento de fidelidad al rey y á la Constitución,
Votaciones, bien que sean muchos los com* cima el ejército enemigo, pura guarecerse en
prometidos, pocos son los que dan la cara y Teloloapan, en donde creía fácil defenderse.
menos si el riesgo es grande y perentorio, lo Aun sufrió deserción durante el tránsito, y
cual ha solido retraer en más de un país has- mal seguro de su aliado Guérrero, de quien
ta fanfarrones que la leyenda trasforma en sospechó más adelailte qué quisiera apode-
héroes, el virrey recibía de todas partes pro- rarse de los fondos de la insurrección, y cu-
testas calorosas de fidelidad, organizaron al- yas tropas se avinieron tan mal con las su-
gunos pueblos milicias provinciales para re¿ yas, que mutuamente se insultaban y estu-
chazar á los nuevos insurgentes, y casi todos vieron á punto más de una Vez de frenir á las
los ayuntamientos la cabeza de todos, el Ulanos,' se dirigía á Teloloapan bajo la in-
de México, en cuyo seno Iturbide lisonjeába- fluencia de funestos augurios.
se de contar con cómplices y amigos, conde-
Sin duda alguna que si en este momento
naron enérgica y ruidosamente la rebelión.
solemne y décisiVÓ hubiera avanzado Liñán
Y hubo un hecho todavía más grave que con todo su ejército^ Iturbide se hubiese visto
debió desconcertar á Iturbide y alentar á Apo- grandemente comprometido. PeroLifian, qué
daca. Habíase proclamado el plan de Igua- en la anterior campaña habíft dado prüebas
la en el puerto de Acapulco; pero habiendo de singular bizarría, y siempre se distinguió
llegado las fragatas de guerra Prueba y Ven- por su lealtad, se¿ún dice Alamán, "¡lerma-
ganza de la América del Sur, mexicanos fie- néció todo el mes de Marzo sin alejarse dé la
les á España, de acuerdo con los jefes y do- vista dé México, no oI>stante las reiteradas
taciones de los buques, hicieron la contrarre- órdenes del Virrey para avanzar, pretextan-
volución y tuvieron que huir, sin intentar la do ya falta de artillería y j>ertrecho6 dé que
resistencia, los emisarios y tropas que Itur- inmediatamente se le proveía, y ya descon-
bide había enviado para sublevar aquella pla- fianza de la oficialidad y tropa, perdiendo
za y mantenerla por la independencia. así en una inexplicable innacción el tiempo
Así Iturbide se veía en una posición so- más precioso para obrar con actividad, y dan-
brado crítica en aquellos momentos, tanto do apariencias para confirmar la sospecha de
que habiéndose adelantado la vanguardia del que el Virrey Apodaca estaba de acuerdo con
ejército de Liñán, mandó retirar sus avanza- Iturbide" ( 1 ) .
das, huyendo de un encuentro y abandonan-
do la posición de Iguala por si se le venía en- (1) Historia Je Méxieo. tom. 5.*, pág. 147.
En la.« guerras civiles la presteza es el to- disminuirse después cuando llegara algún
do, y nunca con más razóu que hablando de trance afortunado para Iturbide, en vez de
ellas se puede recordar aquel adagio de que las deserciones que hasta aquella hora había
" q u i e n da primero da dos veces." Un mo- venido experimentqr^do.
tín que dura horas en ciudad es de ordi- Era, pues, preciso á toda costa dar la ba-
nario rebelión abierta, que con dificultad y talla á Iturbide, comprometer en favor de
á fuerza de sangre se domina. Un grupo de España á la tropa que mandalia Liñán, ha-
tropas que en son de guerra se mantiene en ciendo fuego sobre el enemigo, y aventurar
el campo días y días sin que se le bata ó se el todo por todo en un supremo trance de
le persiga al menos, acaba por extender la guerra, en la inteligencia de que mejores y
revolución á las ciudades, mucho más si las más tropas mandaba el general español que
encuentra preparadas. Los días que pierde el coronel mexicano, y que de otro modo no
el gobierno los gana la revolución, y mien- había salvación p a r a l a causa nuestra en Mé-
tras por acumular fuerzas para batir al ene- xico, sin un milagro visible de la Providen-
migo con plena seguridad, si ésta en la gue- cia. cuya intercesión en Jas cosas humanas
rra se tiene alguna vez, pasa el tiempo, tam- no se prodiga tan fácilmente, bien que en to-
bién el enemigo se prepara, y hoy una, y dos tiempos tanto necesite de ella la eterna
otra mañana, se alzan ciudades de importan- imprevisión española.
cia que aumentan la rebelión, sin que enton- N o se hizo así, y entonces Iturbide, para
ces haya soldadas que basten para atender á ganar tiempo y hacer cundir la revolución,
tantos puntos y pueda dominarse de modo tuvo la feliz idea de dirigirse á la tierra ca-
alguno el movimiento sedicioso. Si esto por liente del Sur, y de posesionarse del Bajío de
regla general ocurre en todas partes, con más ííuanajuato, asegurándose la fidelidad de sus
razón debía esperarse que ocurriese en Méxi- tropas con hacer promociones escandalosas
co, porque cometido el error de diseminar en tocias las jerarquías, en virtud de Lis cua-
las tropas expedicionarias españolas, domi- les los capitanes pasaban á coroneles, y así
nada la insurrección del cura Hidalgo, no las demás clases subalternas, con lo cual, si
era va fácil reunirías, y ni era posible alle- aumentaba las probabilidades de triunfo pa-
gar mayores refuerzos á Liñán, ni si descon- ra su empresa, empezaba por sembrar los gér-
fianza tenía entonces de la oficialidad y tro- menes de l a disolución del ejército y de los
pas que mandaba, esta desconfianza pudiera eternos pronunciamientos en que éste había
de ser actor principal, cuando no único, pa- gran valor, remiso primero á las insinuacio-
ra eterna desdicha del pueblo mexicano. nes de Iturbide, se pone de nuevo en campa-
ña en contra nuestra; los españoles, conduci-
dos por el bizarro Hebia, sitian y atacan á
XXII
Córdoba, pero atravesado este héroe por un
balazo, cuando dirigía la puntería de un ca-
Santa Ana, Bravo y l é g r e t e
ñón para ensanchar la abierta brecha, y ro-
Desde este momento no hubo más que deados de enemigos por todas partes, tienen
apoetasías, deslealtades y traiciones para la qye retirarse á Puebla, sosteniendo un com-
causa española. A q u í se sublevaba una ciu- bate por día; toma Santa Ana á Jalapa, y no
dad, allí volvían á tomar la« armas los in- encontrando quien se le opusiera, se atreve
surgentes indultados; el capitán graduado D . á llegar en sus correrías hasta las puertas mis-
Manuel López Santa Ana, ascendido á te- mas de Veracruz. E n vano Márquez Dona-
níante coronel |>or Ajtodaca, pasábase poco lio, que mandaba la vanguardia del Ejército
después á Iturbide, viendo la causa real de del Sur, ahuyenta á Guerrero y penetra en
vencida, movido de aquella ansia inextingui- Acapulco, limpiando de enemigos el camino
ble de medros que distingue á algunos mili- que conducía á este puerto; en vano H u b e r
tares, leales y traidores, alternativamente á con un puñado de soldados y con los mozos
todas las causas, según su interés; las elec- de una de las haciendas de la casa de Yer-
ciones de Diputados para las Cortes de 1822 mo, nombre tan grato á los españoles que co-
á 1823, favorecían á los eclesiásticos enemi- nocen la historia de México, derrota á Pedro
gos de España, porque y a hemos dicho que Asensio que sitiaba á Petecala, matando á
en México había general oposición á las re- este terrible insurgente el bravo español D.
formas religiosas que se intentaban entre,nos- Francisco Aguirre, que dependía de Yermo.
otros, y la imprenta, que es un ariete tan for- En vano conseguíamos rechazar á Santa A n a
midable, .de destrucción, no cesaba de vomi- de Veracruz, pues por aquella demarcación
tar horror<s> contra España, burlándose de la no quedaban en nuestro poder más que el
junta de censura y excitando á la sedición recinto de la plaza misma y el Castillo de San
con los títulos alarmantes de las publicacio- Juan de Ulúa. y
nes diarias, que se anunciaban con gran vo-
Entretanto Bravo, e} insurgente mejicano
cerío j>or las calles; Bravo, otro indultado de
más simpático, cuando no el más ilustre y
valiente de esta época y de la anterior, pro- dolid, y desde las afueras de la ciudad enta-
cediendo con actividad asombrosa, se dirige bló negociaciones con el coronel Quintanar,
¿i Tulancingo, en donde tenía fitf cuartel ge- que mandaba en ella, y que, después de de-
neral el coronel español Concha, que, al sa- clarar á Iturbide en contestación " q u e sus
ber la aproximación del guerrillero se puso obligaciones más sagradas y su honor esta-
en franquía preéipitadamente, lo cxial no im- ban en contradicción con la propuesta que le
pidió que Bravo le persiguiera y le alcanza- había hecho, y que en aquella plaza no se re-
ra, apoderándose de la artillería y municio- conocía mas que al legítimo gobierno;" ( p r o -
nes que Concha llevaba, después de lo que, testa de lealtad que venía en pos de otras no
se dirigió de nuevo á Tulancingo para orga- menos solemnes, públicas y privadas, hechas
nizar su tropa debidamente, al mismo tiem- al V i r r e y ) acabó por tomar una actitud bien
po que planteó una fábrica de pólvora para rara, que venía á ser en ol fondo una verda-
hacernos la guerra materialmente, y una i m - dera traición, porque en presencia del ene-
prenta con la que nos hizo una guerra moral migo y casi en los mismos momentos de em-
sin tregua, fomentando la revolución en to- pezar las hostilidades, llamó reservadamente
das partes. Bravo, en el momento que tuvo ft uno de los jefes de la plaza y le hizo entre-
organizada una pequeña división, se dirigió ga de ella para que obrase como tuviese por
á Puebla y tomó posesión del cerro de San conveniente, pués él se pasaba al campo ene-
Juan, que domina la'ciudad por el Ponien- migo; conducta que seguía para salvar el ho-
te, al propio tiempo que hactfá ocupar con nor militar v que lo hacía infis odioso, por-
destacamentos el puente de México, y con que después de aquella escandalosa deser-
otras tropas el extremo opuesto por el cami- ción, las. tropas tenían que capitular, como
no dé VeraCruz, formando el resto de la cir- en efecto lo hicieron.
cunvalación de partidas sueltas que se comu-
Al mismo tiempo qfie Valladolid caía en
nicaban uñas éort otras.
manos de íturbidé, la importante plaza de
Guadalajara se pronunciaba por la indepen-
N o estaba ocioíto tampoco Iturbide, que
dencia. movida la guarnición por las intrigas
consiguió jlaral iza* al general Cruz, qué man-
de aquél, y apoyada sobre tocio por la acti-
daba en Guadalajara, y se atrajo decidida-
tud de Negrete, español renegado, que aho-
mente al brigadier Negrete, militar español
ra fué traidor á su patria para hacerse el sa-
que tenía una columna á sus órdenes. Des-
télite de Iturbide, y después fué traidor á
pués de esto se presentó en ftente de V a l l a -
Iturbide para ser el campeón de la República, de Veracruz, á ün de que no cayera en po-
der del enemigo.
y por último fué expulsado por Gachupín de
El brigadier Luaces, pues, no podía espe-
México, muriendo en tierra extraña, lejos de
rar refuerzo alguno v Querétaro debía sucum-
España, en donde su nombre inspiraba ho-
bir, habiendo servido'lás mal dispuestas y
rror, y lejos de México, en donde no inspira-
completamente abortadas tentativas de soco-
b a confianza por su origen español, de que
rro, para desacreditar más y más al Virrey,
había torpemente apostatado.
qi\e se hiz,o sos|»echoso al mismo Luaces por
De todas las provincias del interior, sólo creer q,ue el conde del Yenadito no trataba
quedaba en poder del gobierno español la ya de otra-cosi, como Luaces decía, en caita
importante plaza de, Querétaro, y ésta, que dirigida á Iturbide, q u e " d e cubrirse .oportu-
se comunicaba con la capital, apoyada en la namente con Jos. diferentes jefes que había
posesión de San Juan del Río, bien pronto comprometido, poniendo en ridículo las ar-
tuvo que sucumbir, tomada aquella posesión mas nacionales, ':' y murmurando todos abier-
por las fuerzas de Iturbide. E l brigadier Lua- tamente, entre las troj>as expedicionarias, de
ces, que mandaba en Querétaro y n o tenía á Ja marcha desastrosa de aquella campaña en
que todo era oonfnsióft, incertidumbres, trai-
sus órdenes mas que unos 700 soldados, pe-
ciones y ¡desastres^
día refuerzos á Apodaca; pero los pedía en
vano, porque el coronel Concha, que salió (le El brigadier Luaces tu yo, que capitular, pero
México con 1,000 hombres con este objeto, se eondujo.apn hidalguía y con valor. El gol-
tuvo que retirarse á la capital, y las tropas pe era terrible, y sise une á que con este yino
del coronel Bracho, que estaban en San Luis á coincidir la sublevación de las provincias
Potosí y recibieron la orden de pasar á Que- internas de Oriente, resultaba que el poder
rétaro, desde Duraogo, conduciendo un con- de España en México había «incluido. No
voy con barras de plata, tuvieron que capi- nos quedaba, ya mas que á Veracruz en la
tular ante fuerzas muchísimo mayores que costa,, medio sitiada por Santa A n a ; á Duran-
Iturbide destacó para copar aquella fuerza y go, que t(enía enfrente á Negrete, y k Puebla
apoderarse del precioso depósito que condu- sitiada también' por Bravo, á donde se diri-
cía, depósito que para mayor seguridad de- gía á Usía prisa Iturbide para apresurar las
bió ser embarcado en el vecino puerto de operaciones,del .sUio y, con todas sus tropas
T.ampico, y ser puesto en salvo en la plazí* ya $ü) dejar enemigos j>ur
108
guió, porque Cruz desde entonces, bien que
la espalda, dirigirse á la capital y dar el gol-
110 entrara en los proyectos de Iturbide y le
pe definitivo.
propusiera una suspensión de hostilidades
l>ara entenderse con el Virrey, permaneció en
XXIII mía inacción absoluta, que se comprende,
más no justifica, porque no hay general de or-
Itarbide, militar y politieo dinario» por bravo y pundonoroso que se le
supouga, que emitido llega una situación de-
Sería injusto desconocer el singular tino y
sesperada, como la en que consideraba Cruz
consumada habilidad que desplegó Iturbide,
á España entonces, se crea obligado á dar la
ora como militar, ora como político, desde
vida por la honra.
que inició su campaña.
Cuando capituló Valladolid, Iturbide em-
Halagando siempre Íí los españoles y depo-
peñó su palabra de honor de que la guarni-
sitando en los que se le unían la confianza
ción saldría con los honores de guerra, diri-
más absoluta, quería poner de sU lado un ele-
giéndose con las armas al punto que eligíase
mento tan vital para sus miras ulteriores.
y facilitándole los fondos y auxilios necesa-
Buscando ¡i los insurgentes á quienes antes
rios para el viaje. En una alocución que p u -
había combatido; como meros auxiliares y
blicó, depía que todos los europeos que qui-
manteniéndolos siempre á cierta distancia,
sieran separarse de sus banderas voluntaria-
seguía protestando contra l o » horrores de la
mente y seguir la de la independencia, serían
brutal insurrección del'éura Hidalgo y se cap-
incorporados pon el mayor gusto á su ejérci-
taba las simpatías de los hombres de orden,
to ó dedicarse á la ocupación que tqviesen
de las gentes acomodadas ó ricas.
por conveniente, y que á los que quisieran
N o le importaba aventurarse á celebrar utia regresar á España, se les darían sus alcances
conferencia á solas y lejos de sus fuerzas con y se les facilitaría transporte, aunque su más
el general español Cruz, quemandabaen G ü a - vivo deseo era «que ni uno sólo saliese del
dalajara, porque confiaba en su hidalguía, y país, en prueba de lo cual había pasado con
además era para él de grande importancia ascenso á los cuerjios independientes á todos
asegurarse de su apoyo, ó si tanto 110, cbnse-, los que se habían querido presentar.»
guía paralizar su acción, haciéndole compren-
E^ta moderación de Iturbide en medio de
der que BU resistencia nadá podía contra la
sus triunfos, este lenguaje lisonjero con el
revolución ya tan pujante, cosa que consi-
108
guió, porque Cruz desde entonces, bien que
la espalda, dirigirse á la capital y dar el gol-
no entrara en los proyectos de Iturbide y le
pe definitivo.
propusiera una suspensión de hostilidades
l>ara entenderse con el Virrey, permaneció en
XXIII mía inacción absoluta, que se comprende,
más no justifica, porque no hay general de or-
Itarbide, militar y politieo dinario» por bravo y pundonoroso que se le
supouga, que cuando llega una situación de-
Sería injusto desconocer el singular tino y
sesperada, como la en que consideraba Cruz
consumada habilidad que desplegó Iturbide,
á España entonces, se crea obligado á dar la
ora como militar, ora como político, desde
vida por la honra.
que inició su campaña.
Cuando capituló Valladolid, Iturbide em-
Halagando siempre Íí los españoles y depo-
peñó su palabra de honor de que la guarni-
sitando en los que se le unían la confianza
ción saldría con los honores de guerra, diri-
más absoluta, quería poner de sU lado un ele-
giéndose con las armas al punto que eligíase
mento tan vital para sus miras ulteriores.
y facilitándole los fondos y auxilios necesa-
Buscando ¡i los insurgentes á quienes antes
rios para el viaje. En una alocución que p u -
había combatido; como meros auxiliares y
blicó, depía que todos los europeos que qui-
manteniéndolos siempre á cierta distancia,
sieron separarse de sus banderas voluntaria-
seguía protestando contra l o » horrores de la
mente y seguir la de la independencia, serían
brutal insurrección del'éura Hidalgo y se cap-
incorporados pon el mayor gusto á su ejérci-
taba las simpatías de los hombres de orden,
to ó dedicarse á la ocupación que tuviesen
de las gentes acomodadas ó ricas.
por conveniente, y que á los que quisieran
N o le importaba aventurarse á celebrar una regresar á España, se les darían sus alcances
conferencia á solas y lejos de sus fuerzas con y se les facilitaría transporte, aunque su más
el general español Cruz, quemandabaen ííua- vivo deseo era «que ni uno sólo saliese del
dalajara, porque confiaba ^n su hidalguía, y país, en prueba de lo cual había pasado con
además era para él de grande importancia ascenso á los cuerj>os independientes á todos
asegurarse'de'su apoyo, ó si tanto 110, cbnse-, los que se habían querido presentar.»
guía paralizar su acción, haciéndole compren-
E^ta moderación de Iturbide en medio de
der que su resistencia nadá podía contra la
sus triunfos, este lenguaje lisonjero con el
revolución ya tan pujante, cosa que consi-
vencido, era hijo «leí cálculo, és cierto. por- dos los trances de su vida, porque el ánimo
que Iturbide quería unir á BU suerte á los es- altivo y generoso que no se abate ante el in-
pañoles, pero no honraba menos al vencedor. fortunio, nunca olvida al que lo honra y le-
Si Iturbide hubiera vejado, perseguido, -mal- vanta en esas horas de angustia suprema
tratado á loS españoles, cóttio lo hicieron lbs Formalizado el sitio de Querétaro, Iturbi-
antiguos insurgentes, ñ o habría terminado tah de interceptó una carta del Virrey dirigida al
rápida y tan felizmente su campaña. Toleran brigadier Luaces que mandaba en la plaza,
los hombres el daño alguna vez, pero lo que que contenía términos ambiguos muy propios
no perdonan nunca es la humillación, es el de quien, considerando que debía Bucumbir
insulto, es la vileza cuando se junta al daño. Querétaro, quería descargar la responsabili-
dad de sobre sus hombros y cargarla sobre
L a previsión, oportunidad y rapidez cO'n
los del pobre Luaces, cosa muy corriente en
que dispuso y concertó sus tropas para cor-
la milicia que los jefes carguen las faltas ó las
tar á Bracho que venía en auxilio de Queré-
desdichas sobre los subalternos y les usurpen
taro conduciendo un convoy de barras de pla-
por igual razón sus aciertos y sus fortunas, y
ta que habla de pasar á México, son admira-
aprovechando aquella oportunidad, Iturbide
bles, aunque no tanto como la insigne torpe-
dirigió la carta á Luaces, acompañándola de
za de Apodaca, de enviar esto tardío refuer-
notas un tanto cáusticas á propósito para mo-
zo cuando todas las fuerzas de Iturbide acam-
ver el ánimo de Luaces contra el Virrey y
paban por los contornos de Querétaro, y co-
disponerle á la capitulación á que necesaria-
mo el singular descuido de no haber embar-
mente tenía qye venir no habiendo recibido
cado en Tampico aquel depósito. Bracho se
ningún refuerzo, por más que con oportuni-
vió rodeado de fuerzas m u y superiores y tu-
dad y con urgencia los había pedido.
vo que rendirse, dándose el triste y conmo-
vedor espectáculo de que muchos soldados, Cuando entró en Querétaro y supo que Lua-
viéndose vencidos sin combatir, rompieran ces estalia postrado en cama, Iturbide, por la
sus fusiles antes que entregarlos y alguno de noche, sin más acompañamiento que el de
ellos prorrumpiera en quejas tan sentidas al un ayudante, se dirigió al convento en que
entregarlo que, al saberló Iturbide, forinara aquel habitaba, y cuando el centinela del re-
empeño de tomarlo á su Servicio; con lo que gimiento de Zaragoza, uno de los más bri-
daba pruebas de conocer bien el corazón "hu- llantes cuerpos que España envió, preguntó
mano y Se hacía con un amigo leal para to- •¿quién vive?», contestó al momento: «Iturbi-
de:» prtieba de confianza en la lealtad espa-< mer puesto, es casi accesorio ó nulo lo que
ñola que halagó á los soldados de la guardia, nos dieron nuestros padres, es lo principal lq
quienes, llenos de curiosidad, se precipitaron que los mismos hombres se dan y dan á los
á su entrada y le dieron muestras de tanta demás con su virtud, con su valor, con su ca-
admiración como respeto. rácter y con su genio.
E n este mismo Querétaro publicó Iturbidé Por cierto que Iturbidé en este mismo ban-
un bando en que, parodiando á loe virreyes, do echaba en cara al gobierno español las pro-
que por hacer ostentación de ilustre alcurnia, videncias duras y crueles á que apeló para
desenterraban los apellidos de sus antepasa- cobrar las contribuciones que consideró indis-
dos, d a b a á conocer á las gentes toda su ge- pensables para acabar la última guerra, olvi-
nealogía en estos términos: « D . Agustín de dándose sin duda de que ninguno como él en
Iturbidé y Arámburu, Arregui, Carrillo y Guanajuato desplegó tanta severidad y ex-
Villaseñor, primer jefe del ejército imperial plotó en provecho propio aquella mina, y abo-
mexicano de las Tres Garantías.» Pueril va- liendo entonces muchos impuestos para cap-
nidad que indica chico corazón y no muy tarse popularidad—cuando después como go-
grande inteligencia. En ciertas posiciones, los bierno tuvo que restablecerlos en parte, y
apellidos no valen, valen los hechos. Bolívar porque no los restableció del todo tuvo que
en la América del Sur, Washington en los Es- apelar á empréstitos que arruinaron comple-
tados Unidos, Napoleón en Europa no fasci- tamente á la nación—dispuso que sólo se co-
naban á nadie con su abolengo: fascinaban brara una contribución general espontanea, co-
con su valor ó con su virtud ó%con s u genio. mo si dijéramos un empréstito voluntario, de
L a ilustración de los abuelos sirve á las m e - los que tantos hemos visto en España, que
dianías para levantarse á poca costa, ó á los estuvo muy lejos de producir los lisonjeros
tribunos del pueblo que vienen de la aristo- resultados que se prometía, porque es preci-
cracia, porque instintivamente infunda» ma- so desengañarse, en todos los países el patrio-
yor respeto en las muchedumbres que los su- tismo se entiende de ordinario de la misma
ponen más desinteresados viendo que al ¡ME- manera, estrepitoso y vocinglero siempre, me-
recer descieudeu hasta las clases deshereda- nos cuando llega la hora de los sacrificios pe-
das, como ocurrió en los Gráeos, como en Mi- cuniarios.
rabeau, como en I^afayette y tantos otros, pe- Concluiremos este capítulo haciendo notar
ro cuando se aspira al poder sumo ó al pri-
la única falta verdaderamente gravé que co- lo iban á saber, y no lo iban á propalar los
metió Iturbide en la campaña político mili- españolee?
tar que tocaba ya á su fin. L a cometió con el Es más, si su objeto era establecer una mo-
bando que publicó en Cuernavaca, por cuyos narquía templada y constitucional con Fer-
alrededores andaban los españoles que derro- nando V I I ó con alguno de sus hermanos,
taron al terrible Pedro Asensio. E n éste ban- como había dicho solemnemente en el plan
do decía, aludiendo á éllós, y dirigiéndose á de Iguala, y siempre hasta aquel momento,
los mexicanos: « Y a no sufriréis el yugó'de ¿cómo en este bando omitía esta base esencial
unos opresores, cuyo lenguage es el insulto, de su proyecto de independencia? ¡Ah! L a
él artificio y la mentira, y cuya ley está ci- fortuna tiene vértigos en medio de sus favo-
frada en la ambición, venganzas y resenti- res. Si Iturbide hubiera encontrado más di-
mientos. L a Constitución española, e n l a p a r - ficultades, si le hubiera costado más llegar al
te que no contradice á nuestro sistema de in- punto en que se encontraba si no hubiera
dependencia, arregla provisionalmente nues- cedido todo fácilmente á su paso, de modo
tro gobierno, mientras que reunidos los dipu- que, casi sin haber corrido ningún peligro
tados de nuestras provincias, dictan y sancio- personal, venía á ser el ídolo momentáneo de
nan la forma de gobierno, la forma qué más la revolución, aquella ambición que confusa-
convenga á nuestra felicidad social. Serán, mente fermentaba en su alma y le hacía des-
pues, respetadas vuestras propiedades, prote- deñarlos bordados de teniente general y arran-
gida vuestra seguridad individual y gozaréis car de su manga los distintivos de coronel,
en su lleno las dulzuras de la^ibertad civil.» no habría tendido tan alto su vuelo, y no se
ofrecería concreta ya y definida con la púr-
Si Iturbide buscaba á toda costa el apoyo
pura cesárea á su audaz pensamiento. Difí-
de los españoles, j o r q u e había militado á su
cil es en verdad conservar la moderación en
lado y conocía su valor; si conocía que por
el triunfo; pero es aún más difícil conservar
su taíento, por sil riqueza, por sus instintos
la serenidad en las alturas y retener á los fa-
de gobierno, superiores en estas cualidades á
voritos de la fortuna eso que se llama senti-
los mexicanos, habían d é constituir la cl'ave
do común, en SUB fáciles y repentinos encum-
de toda dominación futura, regular y orde-
bramientos.
nada, ¿por qué los insultaba? ¿Cómo desmen-
tía sus anteriores propósitos? ¿Era por estar Iturbide vió claro que era una necesidad
entre los suyos y suponía puerilmente que no para México la monarquía, y viendo lejos del
trono á aquel que voluntariamente había pro- y la revolución tienen siempre para el ejérci-
clamado, aquel de cuyo nombre se valió para to medros positivos y sus primeros favores.
seducir y comprometerá tanta gente en su em- Creyó Iturbide que los borlx>nicos por monár-
presa, se deslumhró con el brillo de aquella quicos, y los republicanos por liberales, se
corona que pedía una cabeza, como una po- unirían á él que se lisonjeaba de ser un tipo
bre mariposa con una luz, se lanzó temera- de monarca liberal, y 110 sospechó sino ya
riamente hacia ella, la agarró con sus manos, tarde que los republicanos y los liorbónicos
se la ciñó á su cabeza, y no comprendió que podían celebrar su alianza en una conjunción
se perdía para siempre, y lo que es más tris- terrible, ¡jodian convenir eir una fórmula de
te, que perdía para siempre á su país. despecho, en su odio á Iturbide que frustra-
ba la monarquía mexicana con un príncipe
Los españoles que le siguieron, ó fueron
español, y no permitía el establecimiento de
neutrales en la lucha, porque creyeron que
la república.
iba á levantarse en México una monarquía
con un infante de España, se declararon des-
pués sus implacables enemigos. Otro tanto XXIV
hicieron los radicales, enamorados de la Re-
pública de los Estados Unidos como ideal de Apodaea y Novella
gobierno, que como á instrumento lo halaga-
ban. Iturbide creyó que dispensando con es- Seguía entretanto su curso la revolución,
candalosa prodigalidad grandes mercedes al y sus éxitos no interrumpidos vinieron á aca-
ejército, podía prescindir de todo v de todos, bar de dividir á los españoles do la capital.
error muy común en los hombres políticos Si la fortuna continuada es en ocasiones m o -
que .salen de las campos de batalla. N o hay tivo de reveses en los gobiernos, porque, lejos
nada que más pronto falte á las gobiernos que de todo peligro, el ánimo se engríe y descui-
el ejército, porque sufre la influencia, porque da toda previsión, la desgracia es disolvente,
responde á las palpitaciones de la opinión; y más enérgica aun en los Estados; porque en-
allí en donde por desgracia el ejército e.s ele- tonces, encima los riesgos, los que sólo ven
mento político activo, el ejército va y viene los hechos externos y las catástrofes que se
de 1.a revolución á la reacción, y de la reac- suceden, sin atender al espíritu, á las causas
ción á la revolución con las oleadas del espí- lejanas y remotas, á los motivos internos que
ritu público, mucho más cuando la reacción más bien las producen y crean con virtuali-
d a d incontrastable, se juzgan de buena fé más su propio ejército y sus compatriotas lo vio-
capaces para regir el timón de la nave que lentaran para entregar el m a n d o á otro que
zozobra, y entonces se lanzan á quejas, á cons- pasase por esta afrenta. A s í que, cuando en
piraciones y á rebeliones contra los que m a n - vísperas de la explosión, avisaron particular-
dan, sin advertir que de esta suerte fortalecen mente á A p o d a c a d e la trama u r d i d a contra
á los enemigos, y má6 aún, sin prever que, él entre las tropas expedicionarias españolas,
llevados á la altura y puestos en el y u n q u e lejos de tomar medidas para atajar la conju-
del mando, tienen que seguir, inexorablemen- ración, tuvo una verdadera alegría de que de
te e m p u j a d o s por la d u r a necesidad, la mis- tal manera se le fabricase uu puente de plata
m a marcha que poco antes criticaran, impo- para hurtar el cuerpo á tantas dificultades co-
tentes voluntad y entendimiento ante la fata- mo le a b r u m a b a n , y abrazó á quien le d a b a
lidad del destino ó los decretos de la Provi- la noticia ( 1 ) . A p o d a c a sólo tiraba y a á sa-
dencia, ó más bien ante el encadenamiento lir c o n el decoro posible de aquel conflicto, de
lógico y regular de los sucesos humanos. ipodo que, cuando los conjurados se presen-
Esto ocurrió á los españoles de México taron en la junta de guerra que aquél presi-
cuando ya el movimiento de Iturbide era i n - día, bien que el bravo L i ñ á n les afease áspe-
Apodaca, haciéndole único responsable de to- fiase, y bien que Apodaba, por m á s que n o
d o lo que pasaba, pensando que, m u d a n d o opusiera rc&isteucia á hacer dejación del man-
de Virrey, cambiaríau presto en favorable el do, sí la opusiera á firmar un documento in-
tristísimo aspecto de las cosas. Esta medida digno, en que se le hacía declarar, " q u e sus
era y a una violencia, sobre tardía é inútil, só-
lo buena para Iturbide, en c u y o c a m p ó s e ha-
(1) 31e ha coatado el hecho I>. Miguel Batallar, hi-
bían d e celebrar las divisiones del nuestro, y ¿o del regente de aquella audiencia, oficial de artille-
favorable en todo caso, cosa rara en verdad, ría entonces, magistrado y conde de Valdeprado des-
pero n o menos cierta, al mismo conde del V e - pués, hoy residente en Madrid. Fué comisionado pa-
nadito, contra quien se d i r i g í a Sí: porque al ra dar la noticia al Virrey por su minino padre, que
lo aupo por oh sacerdote, á quien lo dijo todo un pe-
estado á que habían llegado las cosas, si se
nitente en el secreto de la confesión. También el co-
rendían D u r a n g o y Puebla, como era n a t u - ronel Vigil, ayudante que fué del general Liñán. y
ral que ocurriese, México tendría q u e capi- que vive aún en el mismo Madrid, lléno de un vigor
tular, y para Apodaea era u n a fortuna que que sorprende en 9u edad de más de ochenta años; mu
lía contada lo del puente de plata.
enfermedades no le permitían continuar des- y reprobándolo enérgicamente otros, sólo sir-
empeñando el empleo", cuando era público su vió para halagar la vanidad pueril de Nove-
buen estado de salud; al fin todas las dificul- lla, general de pocos alcances, y de quien se
tades se vencieron, extendiendo el del Vena- reían en México por su afición á prodigarse
dito la rénuncia en términos que demues- en aquellos sitios públicos, en donde las guar-
tran que, si no tuvo siempre previsión en to- dias establecidas tenían que hacerle los hono-
das las cosas dé su mando, no le faltó en aque- res prescritos por la ordenanza, castigando se-
llos momentos, cuando se trataba de su per- veramente á los qUe por descuido no los ha-
sona y familia. Decía así el dicho documen- cían. Reveló su carácter hueco y vanidoso el
to: "Entrego libremente el mando militar y que, en momentos tan conturbados y tristes
político de eátós reinos, á petición respetuo- para todo español, no dejó de celebrarse en
sa que me han hecho los señores oficiala y la capital su elevación al mando con funcio-
tropas expedicionarias, en el señor mariscal nes de teatro, felicitaciones y demás solemni-
de campo D. Francisco Novella, con sólo la dades y fiestas, propias tan sólo de tiempos
circunstancia de que por los oficiales repre- normales. Necesitábase en verdad un carác-
sentantes se me asegure la seguridad de mi ter como el de Novella para ambicionar ó no
persona y familia, manteniendo la tropa de resistir, al menos por decoro, una herencia
marina y dragones que tengo, y se me dé ade- tan desesperada como la que dejaba el conde
más la escolta competente para marchar en del Venadito, cosa que no debe maravillar-
el siguiente día á Veracruz para mi viaje á nos á los que vemos en nuestra España de
España, dejando á cargo de dicho Sr. Nove- hoy gentes que, por satisfacer la vanidad de
lla, con toda la autorización competente, dar un día, llegando á determinados puestos, no
las disposiciones y órdenes para la continua- se perdonan oculta infamia ó habilidad p ú -
ción del orden y tranquilidad pública, y en- blica, cuando saben que en nada han de re-
tenderse, en vista de esta cesión que hago, mediar los males de sus antecesores, y que
con las autoridades tanto eclesiásticas como comprometen su reputación, la tranquilidad
civiles y militares del reino. México 5 de Ju- de su vida y acaso su honra con alcanzar lo
lio de 1821.—El conde del Venadito." que pretenden.
Este suceso doloroso, precipitando la diso- Por lo demás, aunque Novella fué pródigo
lución de nuestro gobierno en México, habién- eu proclamas para alentar el desmayado es-
dose separado de la** filas jefes de pundonor,- píritu público, nada consiguió de bueno, ni
pudo hacer otra cosa que seguir las huellas ción fuera entusiasta y solemnísima. • L o fué
de Apodaca. Con A p o d a c a ó con Novella, en efecto: el pueblo se a g o l p a b a ó verle, los
rendida Puebla y dominada Durango, M é x i - aire» se estremecían con los vivas; de cuando
en cuando salía á los balcones del {»alacio
co d e b í a sucumbir. México debía capitular.
episcopal, en donde se alojó, para satisfacer
la curiosidad pública, y entre los aplausos de
XXV la muchedumbre pedíanle casi todos el resta-
blecimiento d é l o s jesuítas, al p a s o q u e a l g u -
Entrada de Itapbide en P u e b l a . — U n Obispo, uos amigos de Iturbide, no sabemos si dis-
modelo de eínieo cretos ó indiscretos, clamaron entonces por
primera vez: " v i v a Agustín 1 . "
Estrechada P u e b l a con gran número de
H u b o una función magnífica en la cate-
fuerzas, clamando el paisanaje por la rendi-
dral para ceJebrar la j u r a de la independen-
ción, no habiendo podido auxiliar en n a d a á
cia, y pronunció un sermón intencionadísimo
los sitiados el coronel Don Manuel de la Con-
el obispo Pérez. E l . que tanto había a d u l a d o
cha, que con este objeto salió de México, al
á los españoles, calumniaba negrísimamente
frente de una considerable división, y que des-
su dominación en México; él, que fué, el úl-
pués de moverse con actividad febril en todas
timo presidente de las Cortes de 1812, las in-
direcciones, por lo que se le puso el mote ri-
sultaba ahora; él, que llegó al obisj>ado por
dículo de " l a t r a g i n e r a " , tuvo que retirarse
la infamia vometida firmando la exposición
á la capital, el brigadier Llano, que manda-
de las Pereus, y por sus bajas adulaciones á
b a en Puebla, capituló con las siguientes hon-
Fernando V I I , preparaba y a los ánimos pa-
rosas condiciones: " S a l i d a de las tropas e x -
ra facilitar la exaltación d e Iturbide. él, en
pedicionarias con los honores militares; reti-
fin, liombre mundano, c u y a vida era un te-
rada de las internas á Tehuacán, aparte de
jido de vilezas políticas y hasta de livianas
aquellos individuos que se unieran á l,os in-
concupiscencias ( 1 ) , declaraba modesta y fa-
dependientes, y compromiso de pagar los me-
xicanos los haberes de aquéllas, lo mismo que
su trasporte á la H a b a n a " .(1) Llegó á México con dos buenas mozas que en
el »se de lavanderas se embarcaron con él en Cádiz y
Iturbide, algo cómico y aficionado á las es- se alojaron en su palacio de Puebla Me lo ha refe-
cenas aparatosas, no entró en P u e b l a hasta rido una persona muy respetable que vive boy en es-
to corte.
q u e estuvo todo preparado para que la reeep-
risáicamente que era un hombre absorto en el escudo de los militares para pasar con gran
la contemplación de los caminos ocultos, y imperturbabilidad de un campo á otro en la
dirigiéndose á Iturbide le decía éstas pala- política: el traje que visten y que deshonran
bras: " N o hace un año que apenas quedaban los malos eclesiásticos es el seguro de que se
de los pasados conatos de independencia unos valen para desafiar la reprobación de las gen-
miserables restos y en cinco meses, tal vez no tes honradas. I/)8 primeros, y más aún los
llegan á cuatro los pueblos del Septentrión en segundos, no se guían por lo que forma, por
que no esté admitida y proclamada esta mis- decirlo así, el código moral de los hombres
ma independencia. U n o de los caudillos más constituidos en sociedad, por aquellas reglas
valerosos que entonces la perseguían por cruel de consecuencia de lealtad y de decoro, que
y sanguinaria, es el general que hoy la corri- guían la conducta de las gentes profanas y
ge y dulcifica, la suaviza y perfecciona ¡Pro- vulgares. ¿Quién se extraña de un general,
seguid en vuestra empresa, hijo de la dicha servidor y explotador de todas las causas al-
y de la victoria! Prestaos con docilidad á los ternativamente, ídolo hoy de los partidos que
altos designios que tiene sobre vos y por vos la ayer le execraban? ¿Quién de un obispo que
eterna Providencia, entretanto que nosotros llama gavilla de perdidos á los mismos que
humildemente la bendecimos, satisfechos con ayer servía, y cuyas manos humildemente be-
la parte que nos ha tocado de un bien tan ines- saba?
timable, que no deja lugar al arrepentimien-
De esta madera fueron el militar Iturbide
to de poseerlo, q u e no puede ser cambiado
v el eclesiástico Pérez, el adulado y el adula-
por la inconstancia, y que nos hará eterna-
dor del sermón de Puebla: Iturbide, azote
mente reconocidos, para cantar á todas ho-
ayer de la independencia y el ídolo de los vi-
ras con el profeta: Quebrantóse el lazo y nos-
rreyes españoles, poco después azote de Es-
otros quedamos en libertad. LaqUeu» conlri-
paña y el ídolo de la independencia; Pérez,
lu* est, el nos tiberati sumus."
el familiar de Fernando V I I , el presidente de
N o hay nadie, ni aún entre los militares, las Cortes de Cádiz, el protegido y el protec-
siempre por regla general tan abonados á ser- tor de los españoles, después ferviente após-
vir todas las causas alternativamente con tal tol de la independencia, consejero de Iturbi-
de reportar medros, como un eclesiástico sin de y el que gritaba con el Profeta desde la sa-
conciencia para modelo de cínico. I A obe- grada cátedra de la catedral de Puebla: Isi*
diencia, que recomiendan las ordenanzas, es qxtewi ctmlrilus e&, et no* tíbernti «mww.
\
10
toda ella, pues creían un deber de conciencia des por su varonil fortaleza, grandes porque
auxiliar á Iturbide, viendo en él é un nuevo reconquistaron á la patria, grandes por la in-
Moisés destinado por Dios para libertar 6 su gratitud y por la proscripción de que fueron
pueblo de la tiranía de Faraón. El subins- objeto, no supieron nacionalizar la revolución
pector de la provincia de Goatemala, repre- en España como aconsejó el inmortal Jove-
sentante del gobierno español, D. Gabino llanoa, y enajenándose las simpatías del cle-
Gainza, pensando en que si la revolución ro y provocando el odio de los grandes, y no
triunfaba en México, era imposible que Coa- interesando á todas las clases en el manteni-
te mal a se conservase, permitía que se reco- miento de su obra y olvidándose de que no
giesen firmas para invitarlo á que él mismo estaba preparado nuestro puoblo para recibir
hiciese la independencia y bien que manda- y hacer fecundas todas las libertades q u e pro-
ra formar sumaria, por si se malograba la clamaban, entonces último ideal de progreso,
revolución en México, no dispuso que se pren- cuando ser grande en política consiste, no en
diera á nadie y acabó por jurar la indepen- estar á la altura de la civilización en el mun*
dencia de su provincia en los términos más do, sino a la altura de las necesidades en su
absolutos. propio país, no vieron que hacían una Cons-'
titución democrática y que no tenían la base
XXXI de un pueblo con educación liberal, no ob-
Iffhii •!( ii. ijaíiq 1 .) ül ;ix>-» Utiuu- : 'iñun n <»*•' servaron el vacío que hacían alrededor de su
obra, no comprendieron que estaba destina-
Los culpables de la pérdida del dominio da á sufrir la suerte de todos los seres abor-
de España en Jfléxieo tivos y que el rey, apoyado en todos los ele-
Así calló el dominio español en México y mentos hostiles,' podía barrerla de un soplo.
puede decirse que en toda América. F u é hi- Si no tuvieron en cuenta las fuerzas sociales
ja la insurrección de Iturbide, de la del ejér- constitutivas de la nación, más desconocieron
cito de la isla de León, ejército formado para todas las circunstancias de la América espa-
acabar de afirmar el dominio español en el ñola, á la cual extendieron su obra íntegra-
N u e v o Mundo y originó su pérdida, vinien- mente, sin comprender que acaso en aquellos
d o á ser causa do ruina lo que se consideró momentos ésta era el arma más formidable
motivo de salvación. I-as Cortes de Cádiz, «¡de ponían en sus manos para realizar su in-
grandes por su magnánimo patriotismo, gran- dependencia. Los revolucionarios de 1820 á
pueblo j>edía el restablecimiento de loe jesuí-
1823 reincidieron en el misino error, si cabe tas. Como un antiguo cruzado 6« considera-
en mayor escala, porque no aprovecharon la. ba. Iturbide, y sus soldados combatían por la
anterior experiencia. Las libertades casi ab- pureza de la religión.
solutas que dieron á nuestras colonias, no N o ; no hacemos nosotros un cargo á los
eran medios de procurar su bienestar y unión' hombres de 1820 á 1823 por su despreocupa-
á la metrópoli; sino, factores permanentes ción ó BU impiedad; se lo hacemos por su im-
de anarquía y facilidades imprudentemente previsión política, por su torpeza como hom-
otorgadas á los amigos de la independencia bres de Estado. Podían abrigar en el santua-
para conseguir sus fines, como las reformas rio de la conciencia las ideas religiosas que
religiosas que pretendieron realizar con tanta quisieran, condenar el fanatismo que les ro-
precipitación, convirtieron en declarado ené- deaba, no creer en Dios; pero podían gober-
migo el elemento más importante de nuestra nar á E s p a ñ a y á sus colonias partiendo de
dominación. Cuando se supo en México la los elementos sociales que en ellas existían,
rovolucáón española de 1820 y se conocieron bien que caminando siempre, con la madu-
las primeras medidas tomadas por nuestras rez que asegura las reformas, y no con la ver-
Cortes, el clero se decidió, casi en su totali- tiginosa precipitación que las pierde ó retar-
dad, á coniBpirar por la independencia El da, en la dirección inmortal, en la corriente
canónigo Monteagúdo, antes tan apasionado generosa y purísima del progreso humano.
de España, que determinara en gran parto el N o era Bonapurte mahometano por cierto,
movimiento que depuso á Iturrigaray, fué el pero cuando saludaba las pirámides de E g i p -
primero que buscó á Iturbide, como brazo. to y se quería atraer á log árabes, no £e cui-
E l o b i s p o d e Puebla, Pérez, conspiraba abier- daba de hacer la apología del cristianismo^
tamente contra E s p a ñ a E l obispo de Gua- antes bien se decía el continuador del profe-
cíalajara prestaba su dinero al rebelde de Igua- t a N o se le podía tachar de ultramontano,
l a E l obispo y el cabildo de Chiapas se de- y sin embargo censuraba acerbamente á s u
claraban por la emancipación y sé unían á hermano José cuando en nombre de la filo-
México. Todos los conventos de frailes y de sofía volteriana cerraba conventos de frailes
monjas eran otros tantos clubs de conspira- y de monjjvs en el reino de Ñapóles, insul-
ción. I * « soldados que desertaban, en ellos tándolos en los preámbulos de sus decretos.
encontraban asilo y auxilios para incorporar- N i loe sectarios ciegos por una idea religiosa,
se á loe independientes. Por todas partes el
ni los fanáticos políticos dominados por una inamcnto de los indígenas, que era constituir
pasión, ni aun los filósofos que sólo viVen en núcleos ó cuadros de fuerzas filibusteras, al
las altas regiones de la metafísica, sirven pa- revés de lo que la necesidad ha aconsejado
ra ocupar el puesto de los hombres de Esta- en Cuba, en donde se han organizado y ar-
do, atentos únicamente á la realidad prácti- mado todos los españoles. Influyó la incon-
ca de la sociedad y de la vida, á procuriar la cebible inacción del general Liñán que acaso
ponderación de todas las fuerzas sociales, á hubiera podido sofocar la rebelión obrando
respetar la antigua tradición mientras tenga con rapidez y energía en los pri meros momen-
raíces en el pueblo y á acoger la nueva ideá tos. Influyó la llegada de O ' Donojú, exclusi-
cuando ya deja de ser utopía, única manétfá vamente consagrado desde que llegó á Méxi-
de construir el magnífico puente q u é enlaza co á evitar que se prolongase una resistencia
lo pasado con lo porvenir y de evitar convul- que hubiera acabado por dividir á los inde-
siones y catástrofes á los Estados. pendientes y les habría privado de los grandes
Pero aparte de estas causas moraleB de la recursos que encontraron en la capital. In-
emancipación de México, sin desconocer no- fluyó la división de los españoles, entre los
sotros que posesiones de la importancia y e x - cuales los h a b í a unos, amantes del absolutis-
tensión de Nueva España acaban por decla- mo d e la autoridad q ue no querían reconocer
rarse independientes algún día, confesando la Constitución y conspiraban por la inde-
que desde que reconocimos y cooperamos á pendencia, llamando á Fernando V I I ; otros,
la independencia de los Estados Unidos, amante» del absolutismo de la libertad que
nuestros gobiernos debieron estar apercilñdos pretendían llevar todas las libertades á Mé-
para el momento dé aquella emancipación, xico y construirse un país á su gusto para
que podía considerarse como inevitable, hay huir de las reacciones futuras de España, sin
otras causas inmediatas y ocasionales que de- pensar en que hay algo superior á IDS princi-
terminaron este suceso infausto pura la na- pios políticos, á la grandeza de la libertad y
ción española. Influyó, como hemos ya di- á la majestad del poder, que los debía unir
cho, la disminución de las fuerzas españolas, á todos en momentos tan solemnes, el senti-
que debieron concentrarse ó distribuirse al miento inmortal de la patria, único que con-
menos de modo que hubieran podido acudir suela, vivifica y levanta á los pueblos en sus
prontamente á donde la necesidad del mo- mayores adversidades.
mento reclamase su presencia. Influyó el ar-
Así no es de extrañar que un escritor ame-
ricaao se exprese en estos "términos, de una 6ión, y para que fuese más destructora y san-
enseñanza tan dolorosa para nuestro país: grienta, dejó formados y puestos frente á fren-
«España perdió por la revolución de Itúrbi- te loe partidos que habían de hacerln, -habien-
do, originada en Ja del ejército en la Isla de do organizado durante su vida, para defensa -
León, toda,la parte que le pertenecía eni el y apoyo del poder absoluto, loe voluntario»
continente de la América Septentrional, con reales q o e se declararon por su hermano D.
Utí ejército numeroso y grande® acopios de Garlos, y llamado á su muerte á los libcmles
artillería y municiones;; en loft dos años se- que tan encarnizadamente había perseguido,
guientes perdió también por la misma causa los cualee sostuvieron los derechos de su hi-
loque* todavía poseía'en ¡el de la América M e - ja D o ñ a Isabel; y con los recursos-que les
ridional, y así. f u é como una sedieión militar proporcionaba tener en sus manos el gobier-
y l»s indiscretas disposiciones de las Cortes no, hicieron triunfar su causa, no sin porfia-
destruyeron una ^dominación formada por l a , da resistencia de sus contrarios."
- sabiduría de tres siglos; pues aunque en Jos
Así todos los españoles, los de aquí y los
designios eternos de la Prpvidenoiá divina en-
de allá, tenemos ndostrapjrrte de responsabi-
trase la independencia de las Ahléricasj en el
lidad por la pérdida primero de México y
tiempo quq debía verificarse, como lqe súce-:
después de toda América. L a tienen las fciMfc
sos¡ humanos pe efectúan por medios también
tes de Cádiz y Fernando V I I , á quieues fal-
humano?, Jas causas expresadas fueron las
tó moderación en sus alternados días de po-
q u e produjeron tan grandes consecuencias.
der y de grandeza L a tienen los militares de
E n compensación de tan inmensas pérdidas,
la isla de León y la Asamblea que se reunió/
sacó cuatro años,de desorden y guerra civil;,
después. 1.a tienen los españoles de las A m é -
una invasión esxtranjera, cuyo enorme costo ¡
rioas (jue se creyeron en disposición «le eman-
tiene-que pagar; préstamos ruinosos que re-
ciparse de la madre patria, ó que llevaron á
conocer, y Restablecimiento de la antoridad
las eolonias el virus y el frenesí de las cues-
absoluta del rey por diea años más, la que.
tiones políticas, cuando de esta manera vi-
notoesó hasta la muerte de Fernando, el cual
nieron á ser muy luego víctimas de los -crio-
cqn sus vacilaciones sobre disposición testa-
llos. jDios quiera inspirar HÍern¡ire templan-
mentaria y declaración de heredero d e la co-
za y serenidad á los poderes futuros que se
rona, legó á su nación por última calamidad
levanten en España en las graves crisis por-
de tan funesto reinado, una guerra de suce-
que podamos pasar! (Dios quiera que en las
Antillas, en donde hoy arde la rebelión, no todos, haciendo verdad en ésta como en tantas
ocurra lo mismo que en México, y el gobier- revoluciones aquellas profundas palabras del
no, y loe partidos, y los españoles d e aqui y historiador romano: facMorem inler malón con-
de a l l á sepamos aprovechar las duras ense- sensuad, bellum quam inpace ad concordiam ( i ) .
ñanzas de lo pasado! ¡Dios quiera q u e el rei- Procedióse á constituir el poder supremo
nado d e la libertad no sea ahora entre noso- que, conforme al tratado de Córdoba, d e b í a
tros tan efímero como de 1820 á 1823, que) estar representado en una junta provisional.
no venga u n a reacción tan brutal c o m o la d e Tuvieron en ella representación todos los par-
esta última fecha, y por término d e todo u n a tidos por medio de sus hombres más nota-
guerra ci vil,^ como la de los siete años, en la bles. Desde el principio de la revolución, y
infinidad de pretendientes dinásticos creados más a ú n desde Córdoba, venía elaborándose
ó que vaya creando nuestra imprevisión! esa idea de conciliación, que fué l a q u e triún-»
fó, bien que la armonía del momento no p u -
diera sostenerse largo tiempo y contuviera en
su seno el germen do graves dualismos y de
XXXII
futuras tempestades.
v <*>«•> *9fe mamiíiq Bh.ihi.ifq i¡¡ T«q Imtál
Esta Junta provisional de gobierno se cons-
Reta d e independencia del Imperto fflexleano
.1,1 aatmlun
i. »ni, KM IIVftluittnVH
. •• tituyó en f o r m a el 28 de Septiembre, y una
H a s t a a q u í hemos hablado de amigos y vez instalada, su primer acto f u é expedir el
enemigos de la independencia, de españoles siguiente documento:
y mexicanos. Triunfantes en toda la línea, y a
sólo hablaremos de los primeros en adelante; Acta de independencia del Imperio Mexicano
y a u n q u e fenecido el dominio español pare-
cía como q u e ahora se i n a u g u r a l » i m a edad L a nación mexicana, que por trescientos
años ni ha tenido voluntad propia, n i libre
de oro para México, debemos prepararnos á
el uso de la voz, sale hoy de la opresión en
presenciar luchas, miserias, apostasías, trai- que h a vivido.
ciones y deslealtades entre los vencedores, en Los heroicos esfuerzas de sus hijos han¡ si-
m a y o r escala que en el último período, como do coronados, y está consumada la empresa
si conseguida la independencia, que era el la- eternamente memorable, que un genio supe-
zo de la unión para todos, cada cual tirase á
(1) Más fácil es á los ruines concertarse para hacer
hacer triunfar su egoísmo privado á costa de la guerra que para gozar la paz. T á c i t o , Analta,
157
rior á toda admiración y elogio, amor y glo-
g o a g a . — J o s é Miguel Garidi Alcooer.— El
ria de.su patria, principió eu Iguala, prosi-
marqués de Salvatierra. — E l conde de Casa
guió y llévo.al cabo arrollando obstáculos ca,-.
de Heras Soto.—Juan Bautista Lobo.—Fraur
si insuperables. cisco Manuel Sánchez de Tagle.—Antonio de
Restituida, pues, esta parte del Septentrión G a m a y Córdoba.—José Manuel Sartorio.—
al ejercicio de cuantos derechos le concedió Manuel Vélfizquéz de León.—Manuel Mon-
el Autor de la naturaleza, y reconocen por in- tes Argüelles.—Manuel de la Sota Riva. — El
negables y sagrados las naciones cultas de la marqués de San Juan ue Rayas.—José I g n a -
tierra, su libertad de constituirse del modo cio García Illuesa.—Jogé María de Bustamau-
que más convenga á su felicidad, y con re-
te.—José María Cervantes y Velasco.—Juan
presentantes que puedan manifestar sü volun-
Cervantés y P a d i l l a.-—José Manuel Velázqúez
tad y sus designios, comienza á hacer uso de
d ^ W C a d e n a — J u a n de Horbegoso.—Nico-
tan preciosos dones, y declara solemnemente,
lás C a m p e r o . — E l conde de Jala y do Regla.
w » ¡medio de la Junta suprema del imperio,
—JJosé María de Echevers y Valdivieso. —
que es nación soberana é independiente d é l a
Manuel Martínez M a n c i l l a — J u a n Bautista
antigua Éspafia, con quien en lo sucesivo no
Ranz y Guznián.—José María de Jáuregui.
mantendrá otra unión que la de una amistad
osé R^faelSüárez Pereda.—Anastasio Buq-
estrecha en los términos que prescribieren los
tamante.—isidro Ignacio de Icaza — J u a n
tratados: que entablará relaciones amistosas
José Espinosa de los Montero», vocal secre-
con las demás* potencias, ejecutando respec-
tario.
to de ellas cuantos actos pueden, y están en
posesión de ejecutar las otras naciones so- Parece itnposible que O' Donojú, que Mori-
beranas: que va á constituirse con arreglo á teagudo, qué Bárcena, qué los muchos esta-
las bases que en el plan de Iguala y tratado
ñóles que formaban parte de la Junta, suscri-
de Córdoba estableció sabiamente e'l primer
jefe del ejército imperial de las Tres Garan- biesen un documento por el que se declaraba
tías'; y en fin, que sostendrá á todo trance, y á su 'patria la opresora de la nación mexica-
con el sacrificio de los haberes y vidas de sus na durante tres'teiglos, hasta el punto de que
individuos (si fuera necesario) esta solemne ni aún el uso de la voz le había én ellos con-
declaración, hecha en la capital del imperio, sentido. Debiéronlo resistir aunque fuera ver-
á 28 de Septiembre del año de 1821, 'prime-
dad, siquiera para recordar á Iturbide el cum-
ro de la independencia mexicana.-—Agustftí
déTturbide.—Antonio, obispó de la P u e b l a . — plimiento del plan de Iguala, cuanto itiás
Juán O ' Dono j ó . — M a n u e l de la B á r c e n a — siendo una evidente calumnia N i el México
Matías Monteagudo.—José Yañez.—Licen- que encontró el gran Cortés era la nación 'de
ciado Juan Francisco Azcárate. —Juan José 1822, porque México ya no era más que u n
ÍEspiuósa de los Monteros.—José María Far hijo de España desarrollado en aquella zona,
ni España había establecido el plan bárba- callaron también cuando constituida la regen-
ro de conquista que, guiados por un odio es- cia con Iturbide, O ' D o n o j ú , Doctor D. M a -
túpido hacia su primitiva madre, suponían nuel de la Bárcena, gobernador del obispado
aquéllos, casi en su totalidad malos hijos de de Michoacán; D. José Isidro Yañez, oidor
españoles, que suscribían el documento en de 1a audiencia, y D. Manuel Yelázquez de
cuestión. León, secretario del virreinato, no se quiso
Faltóles el valor, 6 no se consideraron con aceptar la fórmula de que la regencia gober-
fuerza, aunque la razón les sobrara para echár- naba por ausencia de Fernando V I I , y se acor-
selo en cara á Iturbide, quien si antes hala- dó esta otra: " L a regencia del imperio, go-
gaba á los españoles, presentándoles en lon- bernadora interina por falta del emperador. "
tananza la creación de una monarquía á su
gusto, era porque necesitaba á toda costa de
su concurso para no ser arrollado en su em-
xxxm
presa, y ahora los iba humillando y reducien- Itarbide y la Junta provisional
do aisladamente, porque se consideraba ya
fuerte con la posición que se había creado, y Pocos días después de instalada la Junta
decidido á ser el único dueño de la situación provisional, murió O ' D o n o j ú de pleuresía,
que se levantase. Ocurrióles entonces á los aunque se extendiera sin razón algún vago
españoles que se fiaron de Iturbide, lo que á rumor que manchaba la reputación de Iturbi-
las clases conservadoras cuando entran en de por los que estaban dispuestos á fomentar
una revolución que, si las halaga al princi- la rivalidad entre estos dos principales perso-
pio, porque las necesita, las humilla sistemá- najes de la revolución mexicana Nombróse
ticamente, ó sistemáticamente las proscribe para reemplazarle á Pérez, obispo de Puebla,
cuando la revolución triunfa y es fuerte, bien y quedando vacante el puesto de presidente,
que luego las clases conservadoras hagan lo se eligió á Fonte, arzobispo de México, aun-
que los españoles de México, que se revuel- que éste, que no veía con buenos ojos la re-
ven airadas y hunden en el polvo á quien volución consumada, y no quería compro-
fuera causa de su humillación y ruina. meterse con ella, se excusó de admitir la hon-
ra, pretextando enfermedad por de pronto, y
Callaron, pues, entonces los españoles de
más tarde se alejó de la capital, y por fin se
la Junta provisional de gobierno, y no pusie-
trasladó á la isla de C u b a
ron obstáculos á la marcha de Iturbide, como
A l constituir la Junta provisional do go- no abiertamente enemigas, la una represen-
bierno, Iturbide se creó el fiscal de su con- tación de toda la fuerza material del imperio,
ducta y el enemigo de sus planas; pero tam- la otra de la fuerza moral. Procedió Iturbi-
bién la Junta, al nombrar generalísimo de de á formarse un estado mayor en el ejérci-
mar y tierra á Iturbide por toda la vida, se- to que le asegurase la dominación en todas
ñalándole el sueldo de ciento veinte mil -pe- las eventualidades, y nombró por de pronto
sos anuales, y haciéndole el regalo, en prue- un teniente general, tres mariscales de cam-
ba de gratitud nacional, de un millón de d u - po, nueve brigadieres y varios coroneles, anun-
ros.asignado sobre los bienes de la extingui- cio de las escandalosas promociones que des-
da inquisición, con una extensión de terreno pués -se hicieron, dividiendo el imperio en
de veinte leguas en cuadro en la provincia de cinco capitanías generales que confió natu-
Texas, y dándole el tratamiento de alteza se- ralmente á sus hombres de mayor confianza.
renísima, que suele ser, según dice un escri- La Junta, por su parte, en donde Iturbide te-
tor y acredita la experiencia, señal de ruina nía amigos decididos, como que por él fue-
para todos aquellos á quienes se les da sin ha- ron nombrados, empezó por no ser tan dócil
ber nacido sobre las gradas del trono, créó un como el generalísimo esperaba. El obispo de
poder tan superior y tan anómalo dentro de Puebla, Pérez, siempre tan dispuesto á todas
una monarquía, que Iturbide ó había de aca- las adulaciones, propuso que constase que al
bar por declararse emperador, ó hacía impo- constituirse por primera vez la Junta, habíase
sible la monarquía sin necesidad de esfuerzo nombrado presidente por aclamación á Itur-
alguno, ya que su ambición no l e empujase bide, pero el español Fagoaga, uno de sus in-
á prescindir de la bandera con que hizo la re- dividuos más considerables como también de
v o l u c i ó n y por la que le siguieron muchas México, hablando en contra manifestó: " D í -
gentes, que sí le empujaba, como lo demues- gase que por unanimidad: no demos este mal
tra el plan de Córdoba, bien diferente al de ejemplo, porque en lo sucesivo en soltando
Iguala, en la parte que hacía relación al lla- esta voz y considerándose ya los demás sin
mamiento de las personas que debían oeujwir libertad, se verán en el caso de convenir, aun
el trono. en contra su intención". También Fagoaga
se opuso á que Iturbide, ya presidente de la
Iturbide y la Junta, como más adelante el regencia, lo fuera también de la Junta, en
Congreso lo fué en mayor escala, debían ser honor de la verdad con razones plausibles,
dos entidades antagónicas y rivales, cuando
• 162
porque de reunir en sí una misma persona Toda la administración quedó en cuadro, y en
ambos cargos, podría resultar gran confusión vano se pedía á los españoles q u e no se mar-
entre los poderes legislativo y ejecutivo, aquél chasen; en vano se les hacían deslumbradores
por entonces ejercido por la Junta, y éste por ofrecimientos y se les daban toda clase de se-
la regencia. Acordóse en el fondo como F a - guridades. Iturbide que debía atenciones á
goaga pedía, es decir, que otro individuo pre- D. Miguel Bataller, porque quizás sin la deci-
sidiese la Junta, pero para cicatrizar la heri- dida protección de este magistrado, aquél no
da abierta en el amor propio de Iturbide, se habría salido tan bien de la causa que se le
formó por sus tropelías en el bajío de G u a -
acordó que " s e le diese la presidencia, es de-
najuato, tenía empeño especial de que siguie-
cir, la preferencia en el lugar, asiento y de-
ra en el puesto de regente de la audiencia que
más actos honoríficos de ambas corporacio-
desempeñaba bajo el dominio español. Bata-
n e s " , cosa que no se consiguió, porque ya
ller, hombre maduro y previsor, deshacía to-
Iturbide empezó á mirar como enemigos per-
dos los argumentos del mexicano, y le anun-
sonales á los que tales observaciones hacían.
ciaba que no veía seguridad alguna en lo que
se iba á establecer, lo cual negaba con gran
calor Iturbide; respondiendo de ello con su
XXXIV cabeza " ¿ L a cabeza de V?—replicó Bataller.
—¡Triste seguridad! Es la primera que tiene
Emigración de españoles que caer en esto p a í s . " Profecía que no tar-
dó en realizarse y que deben tener presente
El art. 16 de la capitulación de Córdoba es- todos los que están al frente de revoluciones
tablecía que la regencia señalaría el término que no saben, ó no quieren, ó no se atreven
dentro del cual debían de salir del país todos á encarrilar, quizás confiados en su popula-
los empleados públicos ó militares que no fue- ridad y en su fortuna, como Iturbide, cuan-
sen afectos á la independencia. l a Junta pro- do las revoluciones son como el mi notan ro de
visional fijó de una manera ambigua la cali- la antigüedad que piden víctimas ilustres pa-
ficación de los casos en que procediese la ex- ra aplacarse, quizás porque les es doloroso
pulsión, pero en honor de la verdad, lejos de descender de la altura y se enamoran de lo
haber necesidad de órdenes para expulsar á desconocido, como á Iturbide ocurría, á pe-
españoles, hubo bien pronto precisión de evi- sar de sus eternas protestas de retirarse á la
tar la gran emigración que se experimentaba
• 162
porque de reunir en sí una misma persona Toda la administración quedó en cuadro, y en
ambos cargos, podría resultar gran confusión vano se pedía á los españoles q u e no se mar-
entre los poderes legislativo y ejecutivo, aquél chasen; en vano se les hacían deslumbradores
por entonces ejercido por la Junta, y éste por ofrecimientos y se les daban toda clase de se-
la regencia. Acordóse en el fondo como F a - guridades. Iturbide que debía atenciones á
goaga pedía, es decir, que otro individuo pre- D. Miguel Bataller, porque quizás sin la deci-
sidiese la Junta, pero para cicatrizar la heri- dida protección de este magistrado, aquél no
da abierta en el amor propio de Iturbide, se habría salido tan bien de la causa que se le
formó por sus tropelías en el bajío de G u a -
acordó que " s e le diese la presidencia, es de-
najuato, tenía empeño especial de que siguie-
cir, la preferencia en el lugar, asiento y de-
ra en el puesto de regente de la audiencia que
más actos honoríficos de ambas corporacio-
desempeñaba bajo el dominio español. Bata-
n e s " , cosa que no se consiguió, porque ya
ller, hombre maduro y previsor, deshacía to-
Iturbide empezó á mirar como enemigos per-
dos los argumentos del mexicano, y le anun-
sonales á los que tales observaciones hacían.
ciaba que no veía seguridad alguna en lo que
se iba á establecer, lo cual negaba con gran
calor Iturbide; respondiendo de ello con su
XXXIV cabeza " ¿ L a cabeza de V?—replicó Bataller.
—¡Triste seguridad! Es la primera que tiene
Emlgraeión d s españoles que caer en esto p a í s . " Profecía que no tar-
dó en realizarse y que deben tener presente
El art. 16 de la capitulación de Córdoba es- todos los que están al frente de revoluciones
tablecía que la regencia señalaría el término que no saben, ó no quieren, ó no se atreven
dentro del cual debían de salir del país todos á encarrilar, quizás confiados en su popula-
los empleados públicos ó militares que no fue- ridad y en su fortuna, como Iturbide, cuan-
sen afectos á la independencia. l a Junta pro- do las revoluciones son como el mi notan ro de
visional fijó de una manera ambigua la cali- la antigüedad que piden víctimas ilustres pa-
ficación de los casos en que procediese la ex- ra aplacarse, quizás porque les es doloroso
pulsión, pero en honor de la verdad, lejos de descender de la altura y se enamoran de lo
haber necesidad de órdenes para expulsar á desconocido, como á Iturbide ocurría, á pe-
españoles, hubo bien pronto precisión de evi- sar de sus eternas protestas de retirarse á la
tar la gran emigración que se experimentaba.
da calle, eran otros tantos focos de perversión
vida privada, 6 quizás, porque viviendo lejos y antros de delitos. L a falta de tribunales, di-
de la multitud y adormecidos por la lisonja de sueltos con la revolución, y el temor de los po-
la gente baladí que les rodea y por ellos vive y cos jueces que quedaban, hacían interminables
sin ellos no viviría, no ven, no sienten la hon- las causas ó aseguraban la impunidad de los
da sima que se abre á sus plantas y que, so- delincuentes, que se envalentonaron por esta
bre sepulcro de su soberbia, viene á serlo tam- época mucho más, en vista de lo relajados que
bién de la honra, de la prosperidad y del por- estaban todos los resortes de la autoridad y
venir de la nación que les fiara su suerte, co- de los indultos generales que por motivos pa-
mo ocurrió á Iturbide y á México en la tris- trióticos se prodigaron en aquella época
te historia que desenterramos.
Algunos hechos que por entonces tuvieron
L a inseguridad personal en que se vivía en lugar, aumentaron considerablemente la emii
México, el poco respeto á la propiedad, los gración. Tales fueron el asesinato del coronel
temores de una revolución que, sin embargo D. Manuel de la Concha, ocurrido cuando
de presentarse en sus comienzos con fórmu- aquél se dirigía á Veracruz con el objeto de
las aceptables, no se le veía término por las embarcarse para España, y la prisión del con-
inquietas y obscuras ambiciones de los que de de la Cortina, aunque había obtenido pa-
se resolvían en ella y con ella medraban, hi- saporte del gobierno para embarcarse, que al
cieron emigrar á muchas gentes, á casi todas fin logró evadirse de la prisión. Estos hechos
las que tenían recursos para vivir en el ex- y las vejaciones de que eran objeto los espa-
tranjero. Frecuentes los robos en las calles, ñoles en muchas partes, explican la publica-
las casas y en los campos, nadie se creía se- ción de un folleto titulado "Consejo pruden-
guro. Los malhechores espiaban á los tran- te sobre una de las garantías", en que su au-
seúntes en las calles menos frecuentadas pa- tor incitaba á los españoles á vender sus bie-
ra asaltarlos, y los había de aquellos que, nes y salir del país en la previsión de las des-
montados á caballo, se valían del lazo para dichas que les esperaban y que no podría evi-
hacer caer y arrastrar á los que sorprendían. tar el mismo Iturbide.
I a falta de disciplina en los soldados, la in-
troducción de muchos oficiales perdidos en Este folleto, como toda obra política que
el ejército y la protección que les dispensaba dice la verdad á una situación y pone el de-
Iturbide,'tenían aterrada á la capital. Las ca- do en la llaga, produjo una sensación inmen-
sas de juego establecidas públicamente en to- sa en México. Los generales y jefes del ejér-
tantos los que pedían su pasaporte con arre-
cito se reunieron apresuradamente aquella no-
glo al artículo 15 del tratado de Córdoba, que
che para pedir á la regencia que sostuviese
Iturbide se presentó á la Junta provisional
las bases del plan de Iguala, cuya defensa ha-
hacia fines de Diciembre para que se suspen-
bían jurado todos; hubo empeño en castigar diera la ejecución de este artículo, evitando
el autor de tal escrito; se suspendió que cir- una emigración que ' 'era un desconcepto del
culase por las provincias, al menos hasta qué gobierno en todas las naciones, cuando ni las
fuese acompañado de la protesta de los mili- relaciones de la sangre ni las de los intereses
tares, y hasta ee publicó un bando en que se habían bastado á embarazarla," por lo q u e la
hacía público el desagrado de la Junta y de la Junta dispuso en 9 de Enero del año siguien-
regencia por el dicho folleto, al mismo tiem- te, " q u e no se diesen pasaportes para salir
po que su firme decisión de sostener á todo del imperio hasta la decisión del Congreso,
trance la seguridad de las vidas y bienes de quedando suspensos hasta el mismo tiempo
los europeos. ¡Esfuerzos desesperados por los ya dados."
sostener una conciliación, una armonía rio Quedaron, pues, en Ml-xico contra su vo-
aceptada de buena fe por todos, y euyo rom- luntad y como prisioneros los españoles, y
phniento, sin embargo, iba á ser su común como además se gravó con una fuerte contribu-
ruma! ción, primero la extracción de caudales y lue-
Los españoles, no fiándose de palabras que go fué completamente prohibida, el plan, de
désmektían los hechos, cuando podían reali- Iguala y el tratado de Córdoba quedaban
zar sUS bienes, lo hacían y pedían pasaporte igualmente ilusorios por lo que se refiere á las
para su patria, apartándose poco á poco los garantías establecidas en este punto en favor
qué1 quedaban en el país, ó por sus intereses ó de los españoles. Conducta indigna de los me-
por sus familias ó por carecer de medios para xicanos, pero terrible expiación de los espa-
emigrar, de aquellos de sus compatriotas que ñoles que favorecieron con su activo concurso
se habían comprometido con la revolución y ó con su neutralidad benévola ó con su inac-
figuraban en la regencia ó en la Junta, ó en ción cobarde una revolución que al fin y al
los puestos oficiales, bien que éstos también, cabo debía dirigirse contra ellos, anuladas las
aunque Obligados á intervenir en la cosa pú- garantías que se les dieron, como hacen todas
blíóa, empezaron á ver claro en las miras de las revoluciones con sus auxiliares cuando ya
Itdrbide v se apercibieron para frustrarlas. no necesitan de ellos, y como vendría fi ocu-
Así, pues, la emigración era tan general, eran
ico
rrir también con todos los que habían que- pularidad, pues, versando sobre asuntos reli-
rido oponerse á las reformas religiosas de Es- giosos y sosteniendo ellos principios no muy
paña por medio de la independencia 6 esta- ultramontanos, por fuerza habían de chocar
blecer una monarquía templada que asegu- con loe muchos elementos que habían concu-
rase el orden y la libertad en México; que to- rrido á la independencia á pretexto ó con el
dos, todos habían de ver por tierra sus ilusio- deseo de defender la religión que se suponía
nes ante la realidad brutal de una república en peligro por las medidas de las Cortes es-
traída por el despecho de los que vieron con- pañolas. Así que, obrando con estrategia con-
vertida la que consideraron fecunda y glorio- sumada, abandonaron á sus adversarios loe
sísima revolución en el coronamiento irriso- puntos que no consideraron capitales en la
rio de Iturbide. cuestión y para impedir que se tomase reso-
lución favorable sobre los demás que no que-
XXXV rían dejar pasar, se hicieron fuertes en el ca-
rácter provisional que tenía la Junta, según
el tratado de Córdoba, por lo que no debía
Elementos hostiles á Itarbide
ocuparse sino de materias urgentes, que no
pudieran esperar la resolución del Congreso.
Dejamos dicho que en la Junta provisional
Cinco eran los puntos de la cuestión que se
existían elementos hostiles á Iturbide, y aho-
debatía: los dos primeros, á que Fagoaga y
ra debemos añadir que bien pronto dieron se-
sus amigos se oponían, se referían al resta-
ñales de existencia en cuestiones de verdade-
blecimiento de los jesuítas y á las tres reli-
ra importancia Capitaneábalos don José M a -
giones hospitalarias; los otros sobre si se per-
ría Fagoaga, español afecto á la independen-
mitirían las profesiones suspensas por decre-
cia, partidario del plan de Iguala, rico, ins-
tos de las Cortes, si habían de abrirse loe no-
truido, de opiniones liberales m u y pronun-
viciados y seguirse el orden y sistema de las
ciadas, de firme carácter, en torno de quien
prelacias. E n efecto, se resolvió aplazar los
se agruparon casi todos los abogados, milita-
dos primeros puntos á la resolución del Con-
res y personas de ilustración que figuraban
greso y satisfechos de haber obtenido loe li-
en la Junta.
berales esta victoria sobre el partido eclesiás-
L a cuestión que escogieron para romper las tico, no hicieron cuestión de los otros tres que
hostilidades con los amigos de Iturbide, no se resolvieron en sentido afirmativo.
-era de las más favorables para captarles po-
E n vano f u é que los del partido religioso gía, declarando que aquel reglamentó era n u -
renovaran u n a y otra vez la cuestión para q u e lo porque n o h a b í a sido aprobado por la re-
la Junta volviera sobre su anterior acuordo; genaia y q u e era preciso que l o s dé la Juutá
en vano que agitaran los ánimos y trataran se ajustasen á las bases juradas por todos y
de ejercer presión sobre sus compañeros. La principalmente por el ejército. T o d a v í a me-
Junta se mantuvo firme y por die» y seis vo- diaron más contestaciones entre el presiden-
tos contra catorce se . i m p i d i ó el restableci- te de là regencia y el de la Junta; p e r ò siti
miento de los jesuítas y se sostuvo la contra- duda por evitar un conflicto ó porque la úl-
dicción que resultaba de qtfe las religiones tima no tenía fuerzas bastantes para líieftár
hospitalarias estuviesen suprimidas en l a ca- con la primera y sobre todo con IturWde, se
pital, cuando subsistían en las provincias. revocó el acuerdo anterior, la regencia tóhíó
Si en esta cuestión fueron sólo derrotados parte en la discusión de la ley electoral y aUtí
los amigos de Iturbide, surgió otra bien protv se tuvieron en cuenta las proposiciones más
to en que el mismo generalísimo sufrió el importantes hechas p o r Iturbide. 1
cia v á varios generales y diputados, al pre- ocurrido y resolvieran sobre asunto de tanta
sidente del Congreso y á algunas de las per- importancia.
sonas notables de la capital, casi todos ami- Iturbide, todavía en aquella misma no-
gos y comensales. Manifestóse sorprendido y che, quiso dirigir una alocución á los mexi-
pidió que se le aconsejase. L a sorpresa era canos . Dábales cuenta de lo que el pueblo y
natural, porque los ambiciosos no renuncian el ejército de la capital unidos habían hecho,y
á la hipocresía, ni aun entre cómplices; y el decíales que al resto de la nación tocaba apro-
consejo fué el que era de esperar de los que, barlo ó rechazarlo. Recomendábales, como
en su mayor parte, tenían enlazado entona* amante del orden, el respeto á las autoridades
sus intereses al interés de Iturbide. I * dije- constituidas, y concluía con estas palabras,
ron que cediese á la voluntad general y acep- farisaica y y a monótona protesta de todos ios
tase la corona. Iturbide se resignó, supone- ambiciosos: « L a nación es la patria: la repre-
mos que con cierta alegría interior, bien que sentan hoy sus diputados: oigámoslos: no de-
mos un escándalo al mundo, y no temáis se-
nada de esto digan las crónicas, , y se conv.no
guir mi consejo. L a ley es la voluntad del
en que se convocaría al Congreso a las siete
pueblo; nada hay sobre élla: entendedme, y
de la mañana próxima para darle cuenta de
ro cediendo al consejo de sus amigos, se deci-
dadme la última prueba de amor, que es cuan-
dió á presentarse en el Congreso, y no bien
to deseo y lo que colma mi ambición».
salió á la calle, la plebe quitó las muías del
jAh! Sabía bien Iturbide que no debía te-
coche y lo llevó por sí misma con renovado
mer el fallo del Congreso, y obraba con pre-
entusiasmo y con vivas atronadores.
visión cuando quería dar aquella sanción á
Al entrar Iturbide en el salón de sesiones,
un poder tan alto que venía de tan bajo, á
el público inundó las galerías, y el pueblo y
aquel imperio de la América mexicana crea-
el ejército, oficiales, soldados, fraile«, léperos
do en una noche de orgía por IOB soldados y
y gentes de todas clases, deseosos de disputar
los léperos de la capital, esto es, la gente va-
el primer puesto en la adulación ó en la ser-
gabunda, los lazzaroni de México.
vidumbre del César que proclamaban, toma-
ron asiento entre los mismos diputados, con
lo que es de inferir qué linaje de libertad que-
XLIV daba á éstos para emitir su opinión ó dar su
voto. A excitación del presidente hizo Iturbi-
Itorbide aclamado por la plebe de como que quería calmar tanta efervescen-
cia, y aprovechando la ocasión recordó los
Sobre noventa diputados se reunieron en la esfuerzos que tantas veces había hecho para
sesión del Congreso mexicano, celebrada el día impedir que el entusiasmo del pueblo lo ele-
siguiente. Comenzó por ser secreta, y algunos vase á un puesto que nunca había ambicio-
protestaron contra lo que se hiciera en públi- nado, esfuerzos que había redoblado, según
co, porque la discusión no podía ser libre ba- decía, el día anterior en el momento que su-
jo la presión de los soldados y de las muche- po de lo que se trataba, á lo que fué comple-
dumbres que rodeaban el edificio y luego inun- tamente ajeno, y ahora se dirigía igualmente
darían las galerías. E n efecto, bien pronto se al público para exhortarle á que se sometiese
vió que el tumulto hacía imposible todo de- á la decisión del Congreso, cualquiera que ella
bate, porque no se oía más que este grito: ¡Vi- fuese.
v a Agustín I! Acudió el Congreso á la regen-
cia, pero ésta contestó que no podía respon- Fué varias veces interrumpido el mismo
der del orden, y entonces se apeló al mismo Iturbide por el pueblo, impaciente por ver
Iturbide para que asistiese á la sesión. Vaciló realizado su deseo de que su favorito fuese
el generalísimo en lo que debía de hacer; pe- proclamado inmediatamente emperador, de
aquellos mismos tratados á dar su voto para
modo que apenas pudo oírse la voz de aque-
que Iturbide fuese declarado emperador, con-
llos diputados que, con más sereno p a n a -
firmando de esta manera la aclamación del
mo 6 con intención de aplazar toda resolucmn
pueblo y del ejército, recompensando debida-
definitiva, pedían que.se esperase algún tiem-
mente los extraordinarios méritos y servicios
po hasta que por lo menos dos terceras partes
del libertador del Anahuac, y afirmando al
de las provincias hubiesen ampliado los po-
mismo tiempo la paz, la unión y la tranqui-
deres de sus representantes, quedando Itu lu-
lidad, que de otra suerte desaparecerían acaso
de entretanto de único regente. N o se adhirió
para siempre; pero este voto que los diputa-
el generalísimo á esta proposición que concen-
dos que lo suscribían aseguraron ser el general
traba en sus manos todo el poder ejecutivo,
de sus provincias, lo daban bajo la condición
lo cual, unido á la verdadera popularidad que
precisa é indispensable de que el generalísimo
l í a entonces en las provincias, debía hacer-
almirante, en el juramento que había de pres-
le considerar el éxito como seguro, con la in-
tar como emperador, había de obligarse á obe-
apreciable, con la inmensa ventaja para el de
decer la Constitución, leyes, órdenes y decre-
que de esa manera su exaltación al trono no
tos que emanasen del soberano Congreso me-
habría sido el resultado del motín de la a *
xicano".
dadesca y de la plebe de la Demás está que digamos que se ahogó con
expresión solemne, fría y severade la volun gritos y amenazas la voz de los diputados que
tad de todos; la f ó r m u l a incontrastable y au- tuvieron el raro valor de hacer algunas ob-
gusta de la soberanía nacional. • servaciones contra esta proposición, así como
g Rechazadas estas proposiciones, V ^ J se aplaudió frenéticamente á aquellos otros
discusión la que debía satisfacer á la ^ p a - que la apoyaban con frases lisonjeras para
ciente muchedumbre, l a q u e suscribía la ma Iturbide. Después de este debate, ó por mejor
yoría de los diputados presentes, la que ^ decir, después de esta sucesión alternada de
f i a s t e panegírico de silbas y aplausos, de esta serie de gritos y
traordinarios méritos, de Bu buena fe e n ^ amenazas, de lisonjas y adulaciones, declara-
cumplimiento del plan de I g u a l a y d do el punto suficientemente discutido, el ge-
L i o de Córdoba, q u e lo apartaba d e l ü o n o neralísimo dirigió de nuevo la palabra al pue-
a que decía: " q u e rotos éste y el blo "exhortándole á guardar el mayor orden
Iguala tK>r no haber aido aceptado por Lspa y respeto á la soberanía nacional, exigiéndo-
ña los diputados estaban autorizados P<*
14
le que si amaba á su persona, le prometiese que tomaron parte en pro y en contra del im-
someterse respetuosamente al resultado de la perio, apoyado en la soldadesca y en la plebe
votación, cualquiera que fuese, pues en aque- como los Augústulus del Bajo Imperio: sin el
lla Asamblea residía la voluntad reunida de prestigio de la legitimidad, sin el esplendor
la nación representada por sus diputados". de la gloria, sin la grandeza del genio, desti-
Este discurso fué también interrumpido por nado gor lo tanto á pronta desaparición, á
los gritos del pueblo, cada vez más impacien- una catástrofe segura y á causar la eterna des-
te porque se aclamase á Iturbide emperador, ventura de México; resultado natural de to-
de modo que, sosegado un poco el tumulto, dos los poderes que la ambición y el egoísmo
procedióse á la votación, que dió por resulta- y las pasiones humanas crean para satisfacer
do el que era de esperar. Setenta y siete di- á intereses efímeros, á popularidades pasaje-
putados contra quince que opinaron por la ras y á estrechas banderías, cuando debían
consulta á las provincias, asentaron á D. Agus- atender á las grandes, á las verdaderas, á las
tín de Iturbide sobre el trono de México. A permanentes necesidades de una nación para
.las cuatro de la tarde se publicó el resultado asegurar su dicha, con el llamamiento y fun-
dé la votación, y entonces el presidente del dación de una dinastía, en la dilatación del
Congreso invitó al César electo á ocupar el tiempo y en la sucesión de las generaciones.
asiento que le correspondía bajo del solio. El
pueblo prorrumpió de nuevo en ruidosas acla-
maciones y extremeciendo los aires con sus
vítores y aplausos, acompañó á Iturbide hasta XLV
su casa. Así se levantó el imperio de México
sobre las ruinas del plan de Iguala y del tra-
dapaoento de Iturbide ante el Congreso
tado de Córdoba, de que se valió Iturbide pa-
E l Congreso tuvo que aceptar los hechos
ra atraerse á los españoles y ocultar su pro-
consumados, y en la sesión del día 21, cedien-
pia ambición, sobre el falseamiento de todos
do á las exhortaciones de su presidente, los
los principios que hicieron la independencia,
disidentes se asociaron al voto de la mayoría,
sobre la abierta violación de todas las formas
acordándose por ciento seis diputados que
legales, puesto q u e las votaciones del Congre-
asistieron aquel día, el decreto para publicar
so no eran válidas si n o concurrían ciento y
la elección con la supresión de todas aquellas
un diputados, y sólo ochenta y dos fueron los
frases que indujesen á la sospecha de cual-
Prestado el juramento, Iturbide, que pre-
quier violencia sobre el voto de los diputados,
sumía de fácil y elocuente, dirigió un corto
y el nombramiento de una comisión de vein-
discurso al Congreso y á la nación, terminan-
ticuatro individuos de su seno para poner di-
do con estas palabras: "Quiero, mexicanos,
cho decreto en manos del emperador. Acor-
que si no hago la felicidad del Septentrión, si
dóse la fórmula del juramento que había de
olvido algún día mis deberes, cese mi impe-
prestar, y el mismo día 21 juró en el Congre-
rio".
so en estos términos: "Agustín, por la divina
Providencia, y por nombramiento del Con- Por su parte el Congreso, con motivo de
greso de representantes de la nación, empera- esta solemnidad, también dirigió mi mani-
dor de Méjico, juro por Dios y por los Santos fiesto al pueblo, manifiesto verdaderamente
Evangelios, que defenderé y conservaré la re- de conciliación en que declaraba que había
ligión católica, apostólica, romana, sin per- elegido á D. Agustín de Iturbide emperador
mitir otra alguna en el imperio; que guardaré constitucional de México, "porque habiendo
y haré guardar la Constitución que formará sido el libertador de la nación, sería el mejor
dicho Congreso, y entre tanto la española que apoyo para su defensa: porque así lo exigía
está vigente, y asimismo las leyes, órdenes y la gratitud nacional; así lo reclamaba impe-
decretos que ha dado y en lo sucesivo diere riosamente el voto uniforme de muchos pue-
el repetido Congreso, no mirando en cuanto blos y provincias, expresado anteriormente,
hiciere, sino al bien y provecho de la nación: y así lo manifestó de una manera positiva y
que no enajenaré, cederé, ni desmembraré par- evidente el pueblo de México y el ejército que
te alguna del imperio: que no exigiré jamás ocupaba la capital".
cantidad alguna de tratos, dinero, ni otra co- L a armonía, pues, entre Iturbide y el Con-
sa, sino las que hubiere decretado el Congre- greso parecía restablecida. N o hubo nadie en
so: que no tomaré jamás á nadie sus propie- la capital ó en las provincias en lo militar, en
dades, y que respetaré, sobre todo, la libertad lo civil, en lo eclesiástico, corporaciones ofi-
política de la nación y la personal de cada in- ciales ó populares, que n o felicitase ardiente-
dividuo; y si en lo qu> he jurado 6 parte de dio, mente al emperador. Todo eran fiestas y te-
lo contrario hiciere, no debo ser obedecido, antes deum, y misas de gracias, y alegría en mu-
aquello en que contraviniere sea nulo y de ningún chas partes, y querer adelantarse en el ánimo
valor. Así Dios me ayude y sea en mi defen- del César con servilismos y adulaciones, á tal
sa, y si no me lo demande''. punto que el Congreso tuvo que decretar que
al presentarse al emperador se usase de frases la penuria y la miseria en México, cosa bien
más conformes al sistema liberal que la na- natural en quien, como Iturbide, era modelo
ción había adoptado, bien que el mismo Con- de esos aristócratas de ocasión que suplen la
greso no escasease por aquellos días sus prue- falta de abolengo con las fastuosas exteriori-
bas de adhesión á Iturbide y á todos los in- dades de-que se rodean, y que, blasonando
dividuos de su familia, mujer, hijos, padre y de liberalismo, de ideas populares y senti-
hermana, hecho príncipe el que menos, de- mientos de igualdad, pretenden convertir en
clarando que se hiciese la solemne consagra- siervos á los propios amigos, y se hacen inso-
ción del emperador como prescribe el ceremo- portables y hasta ridículos con la etiqueta que
nial romano, disponiendo que á las fiestas na- en sus casas establecen.
cionales se agregase el 19 de Mayo, aniversa- Añadamos también que el emperador, pa-
rio de la proclamación, y los días del empera- ra celebrar su elección, concedió con munífica
dor y príncipes de su casa, y mandando por largueza ascensos y grados á muchos jefes y
fin, que en la moneda se pusiese el busto des- oficiales; gastado procedimiento de hacer pro-
nudo del emperador con el lema "Augustinqs sélitos, que crea por de pronto muchos de»-'
Dei Providentia," el águila imperial en el re- contentos y hace después muchos ingratos.
verso y en la circunferencia este texto: " M e -
xici primus imperator constitucionalis''.
15
dieron nn acta de todo lo ocurrido, Cortazar,
que era de la madera de aquellos hombres
que no quieren cerrarse ninguna puerta del XLIX
porvenir, escribió de su pufio estas palabras:
" D e j a n d o á salvo mis respetos y en ahorro Caadales de españoles en poder de Iturbide
de mayores malee, he procedido". Los di-
putados después se retiraron y no hubo pro- Como no hay poder que, al verse obligado
testa ni mucho más resistencia á faltar á la ley, no quiera fundarse en la ley
misma á que falta para inspirar respeto y obe-
Iturbide desfogó 6U saña contra el Congre-
diencia, Iturbide, cuando disolvió el Congre-
go en el preámbulo de su disolución. Dado
so, manifestó que la Representación nacional
el ejemplo de arriba, todos los allegados al
continuaba hasta que se reuniese la nueva
Imperio tiraron su piedra y escupieron su in-
Asamblea, constituyendo una junta con el
sulto á la Cámara. Los sucesos, sin embar-
nombre de ' 'instituyente,'' compuesta de dos
go; vinieron á justificar la previsión calcula-
diputados por cada una de la« provincias que
dora, si miserable también, del brigadier Cor-
daban mayor número de representantes y de
tazar encargado de disolverlo por la fuerza.
uno solo de las demás. Instalóse esta Junta,
Surgió pronto una nueva revolución, cayó
compuesta á gusto del emperador, que se re-
Iturbide y se levantó otra vez como único po-
servó el derecho de designar sus individuos,
der legal aquel desdichado Congreso, que vi-
un día fúnebre, el 2 de Noviembre, en que
no á ser el generador de la república, como
se conmemora á los muertos; y no le señaló
antes f u é el apoyo del plan de Iguala y la
Iturbide buen derrotero para el porvenir,
base del imperio; Congreso sucesivamente
pues le recomendó la conveniencia y la nece-
elogiado y maldecido, siempre solicitado por
sidad de arbitrar recursos para atender á las
todos, porque en los tiempos de revolución,
penurias del Tesoro, indicándoles la escasez
cuando toda legitimidad viene á tierra, es
de que se quejaba el intendente de Veracruz
cuando todos, gobiernos y partidos, tienen
en ocasión en que se había dirigido á Perote
más empeño en aparecer revestidos con el
una gran cantidad de propiedad de españoles
máyór número de garantías legales, con la
que salían del reino, lo cual era tanto como
mayor suma de legitimidad posible, acaso
decir que se apoderasen de ella.
para disimular mejor su debilidad y ocultar
la violencia Así se hizo en efecto, y maravilla el refi-
namiento de mala fe que se empleó para ins-
ceta de Mkrico como un asalto frustrado de los
pirar confianza á los españoles, á fin de que
españoles sobre Veracruz, y fué ocasión de
pusieran en camino sus caudales y pudiera
nuevas gracias militares qne otorgó Iturbide
el gobierno apoderarse de éllos. E l brigadier
con la loca prodigalidad que le distinguía;
español Echávarri, de los más adictos á Itur-
pero en oficio reservado descargó Echávarri
bide, había sido nombrado capitán general
su pecho, manifestando al emperador las sos-
de Puebla, y los españoles no tuvieron in-
pechas que había concebido contra Sania
conveniente en confiarse á su antiguo com-
Anna, carácter inquieto por la ambición, mas
patriota^ á quien se encargaba la escolta del
no regido por la conciencia, de esos que se
dinero; mas apenas éste salió para el puerto
levantan con todas las revoluciones y están
en que debía ser embarcado, Echávarri recibió
dispuestos lo mismo á servir al Estado q u e á
orden apremiante para dirigirse á Veracruz,
perderle, según los espolea el acicate del in-
én donde se temía nn ataque de los españo-
terés ó los arrastra la violencia de 6U8 pasio-
les posesionados del castillo, y entre tanto el
nes. Por cierto que esta denuncia de E c b á r a -
ministro de Hacienda dispuso de aquello«
rri, viniendo sobre las muchas quejas queito-
fondos particulares, que debían ser sagrados,
dos daban contra Santa Anna, decidió á Itur-
como si fueran propios. ¡Inicua expoliación
bide á separarlo de su mando de Vcracrul,
que hacía más odiosa la perfidia con que Itur-
bien que temiendo ya sus intrigas, el mismó
bide y sus ministros tendieron tan torpe lazo
emperador para frustrarlas creyó necesaria
á los confiados españoles!
eu presencia y dispuso su viaje sólo con este
Entre tanto Echávarri se dirigió á Vera- objeto.
cruz, y allí se convenció de que, más que
hostilidades de los españoles, había una ase- L
chanza miserable de Santa A n n a dirigida con-
tra él, pues todo se redujo á una escaramusa
Santa Anna en desgracia
verificada ñ altas horas efe la noche, dispues-
ta de modo por este ambicioso febril que ei Salió Iturbide de México el 10 de Noviem-
no daba por resultado la sorpresa del castillo bre, y llegó el 16 á Jalapa, en donde, prer
de San Juan de Ulúa, al menos le desemba- dominando el elemento español, que le ero
razaría del que venía á ocupar un puesto que hostil, fué recibido con tanta frialdad, que
tanto codiciaba. Pintóse el hecho en la Ga- le hizo decir que no parecía sino que Espa*
que ciertamente mancha más la memoria del
fia empezaba en Jalapa. Echávarri, como
que lo mandó que de la víctima Pero no de-
capitán general del distrito, le acompañó en
be extrañar este sucesó á quien conozca los
el viaje, y Santa Anna, como gobernador de
desvanecimientos del orgullo humano, mayo-
Veracruz, también se le presentó, comunicán*
res aun en los que suben á lo alto d$sde la
dose entonces á un brigadier que había que-
medianía ó desde la oscuridad de las últimas
dado en esta plaza la orden de que se hiciera
capas sociales. Iturbide no toleraba ya la con-
cargo del mando, siempre que ocurriesen cir-
tradicción, sufría el áltimo paroxismo, f cU lp
cunstancias extraordinarias; y á Santa Anna
vanidad y exigía en su corte de advenedizo
se le dijo, sin manifestarle desagrado alguno^
una etiqueta que habrían encentrado rigoro-
que el emperador necesitaba en México de
sa los cortesanos del Czar d e Rusia ó del em-
sus servicios. Santa A n n a conoció que había
perador de Austria Por cierto,que cuenta, el
caído en desgracia, pretextó varias excusas
mismo Santa Amia, que babiéndpse^ sentado
para no hacer el viaje, entre otras la de no te-
en presenciado Iturbide, el capitán, 4© l a g u a r -
ner dinero, pero habiéndole franqueado Itur-
dia le dijo: «señor brigadier, delaqte <}.el em-
bide diez m ü reales de su bolsillo, n o le que-
perador nadie se sienta^ y que ^tp.pbrió U n
dó más recurso que aparentar obediencia, pi-
hondo resentimiento en su pecho, ¿fte habien-
diendo sólo algunos días para verificar la en-
do salido á alguna distancia de Jalapa á des-
trega de la comandancia.
pedirlo, cuando se »lejaba Iturbide con su co-
D a d o este golpe, Iturbide creyó realizado mitiva en dirección á México, Santa Anna,
todo el objeto de su viaje, y en Jalapa se entre- contemplándolos por última vez, murcpuraba
gó á violencias con los españoles, que se con- con voz siniestra: «pronto veremos, señor bri-
ceptuarían Verdaderamente indignas aun en- gadier, si delante del emperador nadie se sien-
tre salvajes, pues no habiendo aprontado el ta-, , , v .
alcalde D. Bernabé Elias, español respetable,
Esta sombría imprecación iba á forjar él
con numerosa familia y gran patrimonio en
rayo que fundiese el trono de Iturbide.
el pueblo, las bestias de carga q u e necesitaba
el tren imperial, Iturbide, atribuyéndolo á
mala voluntad de los españoles, quiso ven-
garse de todos éllos en la persona dignísimade
aquel alcalde, y le mandó poner una albarda,
hecho que atestigua el general Echávarn y
para seducir y explotar alternativamente á
todos los partidos, bien que para ser en defi-
LI nitiva la gran calamidad de su patria.
Hondamente resentido de Iturbide en la
Santa llnna proclama l a República ocasión de que nos ocupamos, decidido á to-
do por derribarle, Santa Anna no perdió el
N o sin razón temía Iturbide á Santa Auna. tiempo cuando se separó del emperador en
Con una ambición que no le consentía ser el Jalapa; un día y una noche anduvo sin dete-
segundo, y con un carácter moral que no le nerse para llegar á Veracruz antes de q u e se
llamaba ciertamente á ser el primero; habien- supiese su destitución, y en el móntente) mis-
d o recibido recompensas del conde del Vena- mo de llegar recogió la guardia de la capita-
dito por su fidelidad, y de los independientes nía general y la del principal, penetró en el
por su traición; siendo el primero en hincar cuartel en donde estaba elojado su regimien-
la rodilla ante Iturbide, y el primero también to, mandó tocar generala, y proclamó la re-
en proclamar la república; apoyándose hoy pública, recorriendo las calles al frente de sus
en los revolucionarios para aniquilar á los soldados y entre los vivas del pueblo y el re-
conservadores, y mañana en los conservado- pique de las campanas. H a b í a en Veracruz
res para aniquilar á los revolucionarios; no "gran número de elementos hostiles á Iturbi-
dando á las ideas más valor que el de medios de, y además la guarnición española de San
para llegar al mando supremo, y no siendo Juan de Ulúa, preciso es conocer el corazón
éste en sus manos más que un instrumento humano, debía alegrarse de lo que ocurría, y
de fácil fortuna; sucesivamente apasionado, aun era natural que auxiliase en cuanto pu-
al parecer, del dominio español, de la inde- diese, como lo hizo, aquel intento de revolu-
pendencia, del imperio constitucional, del im- ción contra Iturbide. Otra fortuna tuvo Sán-
perio absolúto, de la república, ya central, ta Anna, y fué q u e el ministro de Colombia,
ya federal, de la causa del orden, de la de- Santa María, expulsado por el emperador, se
magogia, hasta del infortunado Maximiliano encontrase en Veracruz y le inspirase en sus
en nuestros días; Santa Anna, á vuelta de al- primeros pasos. Obras fueron de este inteli-
gunos rasgos de valor y de algunas exagera- gente y contumaz revolucionario la proclama
ciones de patriotismo, también quizás fruto y el plan dados por Santa A n n a L a violencia
del cálculo, era el hombre más á propósito de que fué objeto el Congreso para proclamar
emperador á Iturbido, la prisión d é l o s dipu- lución en las tierras del Sur. Por cierto que
tados, la disolucióu de la Cámara, la expolia» Iturbide destacó á un jefe militar con un pi-
oión de los caudales de los españoles, la vio. quete de dragones para aprehenderlos, y ha-
loción, por lo tanto, del juramento prestado biéndolos alcanzado, los dejó escapar de nue-
por el mismo Iturbide, fueron las causas que vo, cohechado por diez onzas y algunas alha-
expuso Santa A n n a para justificar la revolu. jas que le dieron los fugitivos. ¡Tales eran los
cáón, proponiéndose como objeto de ella la jefes y oficiales que había prosperado Iturbi-
anulación del nombramiento de emperador, de, y tales los elementos con que pensó cimen-
la reunión del Congreso eu punto neutral ó tar su imperio y combatir las futuras revolu-
libre de toda influencia, para proclamar la ciones que necesariamente habían de es tal lar I
forma de gobierno que tuviese por coüvehien? Varia fué la suerte de las armas para los de
te, la observancia interina de las garantías uno y otro partido, pues si bien al principio
del plan de Iguala con la Constitución espa- Santa A n n a sorprendió las tropas imperiales
ñola del año 12 y la formación de un ejérci- que había en San Juan del Río, fué derrota-
to «Libertador» que asegurase la ejecución de do después, cuando pretendió entrar en Ja-
todo este plan. L a diputación .proyintioi:se lapa, como lo fueron también Guerrero y Bra-
asoció á él, y de acuerdo con élla Santa Anua vo cuando quisieron dar frente al brigadier
decretó el restablecimiento del comercio con* Armijo, leal entonces con Iturbide, como lo
España y sus posesiones, libertad para la ex- había sido hasta los últimos momentos con
tracción del dinero, y un armisticio con loe los españoles, y ya la insurrección no osten-
españoles de San Juan de U l ú a para $ u e la taba triunfante su bandera más que sobre los
ciudad nada tuviese que temer por aquel la- muros de Veracruz, sitiada por las tropas que
do. mandaba el capitán general de la provincia,
Echávarri, en quien tenía plena confianza el
L a revolución se propagó rápidamente pos
emperador, cuando las lógias masónicas, que
todos los pueblos de las márgenes del río Ai*
en honor de la verdad no habían provocado
varado y encontró grande apoyo en lós jaro-
el movimiento, resolvieron aprovecharle, , di-
chos, ó sea gente de la campiña. D. Guada-
rigiendo con grande habilidad todo su inmen-
lupe Victoria, de los primeros insurgentes,
so y oculto poder contra el trono de Iturbide.
se presentó en la plaza á capitanear á los re-
beldes, y los generales Guerrero y Bravo se
•
- jffl
za y que muchó menos la tenían para pro-
pagar 'con ella la revolución, todos, en fin,
... n< tj:iiiilTl éí-fí Mi •luSüdb é j f ó h l f j f -] cubriendo su egoísmo, su flojedad, su infamia
LII i b i ó s u ambición con el lujoso manto del patrio-
,! • . , . ',1 ,ft obw.An ^olobnaid i tismo, que á veces sirve para esconder tantas
Plan de Gasa fllata vilezas, porque suponían á la patria en peli-
.oftnHi -.< vííryo! sol « o r í ib »1 9flp <-*<L gro por sus oomunes disensiones, y porque
Proponíanse los masones no alarmar oon s u faltaba la representación nacional, acordaron
proyecto á los parciales de Iturbide en el ejér- firmar un acta en que, protestando de que el
cito, por lo cual hablaban hipócritamente de ejército no atentaría nunca contra la persona
su respeto al emperador, presoindían de la del emperador, Be acordaba la convocación de
república, esperando la salvación efe la reu- un Congreso, cuyos fallos sostendría todo el
nión de un nuevo Congreso, como Iturbide ejército, siendo el primero en dar el ejemplo
hablaba en el plan de Igüala tan lisonjeramen- de obediencia.
te de los españoles, quería por emperador á
Este proyectó, en virtud del cual vinieron
Fernando V I I ó alguno d e sus hermanos, y
á'fraternizar sitiados y sitiadores, se llamó el
esperaba también 1a salud de la patria del
plan de Casa Mata, por el lugar en que se dió
Congreso mexicano; todo con el fin de atraer-
á luz; como el proyecto de Iturbide se llamó
se los elementos Ifealee á España y debilitar
el plan de Iguala por la misma razón. Cuan-
las resistencias que temía enoontrar. Hacien- do de él tuvo conocimiento el emperador, se
d o los masones activamente esta propaganda, entregó á las más violentas demostraciones de
destacando discretos emisarios cerca del gor BU despecho. " S e me quiere imponer por la
neral Echávarri y de los brigadieres Cortaxar, fuerza", decía á mis amigos de la Junta insti-
Lobato y demás jefes del ejército sitiador, la tuyen te, y " y o haré vér que no se ha debili-
mayor parte novicios en las logias y dóciles & tado el brazo que conquistó la independencia
las órdenes de sus superiores, empleando el de este país: se ha sorprendido á parte del
mismo recurso cerca de Santa A n n a para que ejército, yo lo desengañaré^. Pero en vez de
no persistiese en proclamar la república, los tomar alguna medida enérgica, viril, á la altu-
sitiadores que no tenían fuerzas bastantes para ra de aquellos momentos terribles para él, se
tomar la plaza y temían pasar por la mengua contentó con enviar una comisión j>ara que
de una retirada, los sitiados sin medios para conferenciase con los jefes militares que h a -
hacer levantar el sitio por medio de la fuer-
bían suscrito el plan de Casa Mata, cabalmente los léperos para que lo victoreasen, quería que
cuando el fuego de la insurrección cundía por se creyese que la causa de la independencia
era su causa personal, la causa de su familia
todas partes, cuando el marqués de Vivanco
y de su imperio; pero sus enemigos se mul-
que mandaba en Puebla, se declaraba por di-
tiplicaban, ponían en ridículo sus pomposas
cho plan y cuando también se pronunciaban
proclamas, fijaban en las esquinas á modo de
por. él todas las diputaciones provinciales, ha-
bando un impreso que decía: " M a n d a nues-
lagadas por los rebeldes, y qne con el vuelo
tro emperador que ninguno lo obedezca", re-
que entonces tomaron, vinieron á constituir la
cordando la fórmula de su juramento; la de-
base de la futura república federal.
serción en su campo era mayor aún que cuan-
Iturbide dirigía los cargos más acerbos con- do Iturbide sitiaba á México en tiempo de
tra Echávarri, á quien había tratado como á Novella, los regimientos enteros desertaban de
un hijo, y que ahora le pagaba con tanta in- s a l a d o y todo, todo se hacía con la protesta
gratitud cuando era uno de los españoles que de que nada se intentaba contra la persona
destinaba á que formasen el vínculo de unión del emperador y que se quería lo mismo que
y fraternidad entre España y México; pero éste, porque también Iturbide había pedido
¿cómo no recordaba Iturbide que también él el restablecimiento del Congreso. Fernando
había sido el niño mimado, el Benjamín del V I I , por el plan de Iguala, proclamado em-
virrey Apodaca, y que encargado de un maiv perador, fué de esa manera despojado de sus
do igual al de Echávarri, había vuelto las ar- Estados. Así Iturbide, por el plan de Casa M a -
mas que se le confiaron para apagar la insu- ta, tan respetado como emperador, se vjó obli-
rrección en contra de su cándido favorece- gado á abdicar su corona E n poco más de un
dor? año tuvo lugar esta coin cidencia histórica que
Iturbide tronaba contra los españoles, su- se presentó á los ojos de muchos como expia-
ponía que la revolución se debía á sus intri- ción providencial.
gas y manejos contra la independencia, hala-
gaba á los soldados, decíales que él los había
defendido cuando el Congreso los llamaba
"carga pesada é insoportable, asesinos paga-
d o s " ; quería evitar por todos los medios la
deserción, fatigaba la prensa con los elogios
que se tributaba á sí mismo, emborrachaba a
de que se desató en toda clase de injurias con-
V
tra aquél. |Ahl Quien faltó al general Cruz,
Lin quien faltó al conde del Venadito, quien fué
traidor á su patria, como lo fué Negrete, ¿po-
Proscripción de Iturbide día ni debía inspirar confianza á Iturbide?
Bien dice éste en sus Memorias publicadas en
Natía consiguieron los comisionados envia- Europa después de su abdicación, que el amor
dos por Iturbide para tratar con los jefes mi- propio le había hecho creer que ¡xmeía cuali-
litares qne firmaron el plan de Casa Mata dades capaces de fijar la inconstancia y la in-
Antes por el contrario, volvieron á México fidelidad de Negrefb, por más que al fin se
sin el más caracterizado, el teniente general convenciera de que era uno de esos caracteres
Negrete, gran personaje del imperio y decano tornadizos que se pliegan sin dificultad á to-
del Consejo de Estado, que se quedó entre los das las circunstancias.
sublevados; d e modo que habiendo hecho Iturbide, reducido á la mayor extremidad,
anunciar Iturbide, para evitar torcidas inter- meditó sobre su situación y tomó, sea dicho
pretaciones, que este general había quedado en justicia, el acuenio más patriótico.
en Puebla por asuntos de la comisión que pre- Podía haber renunciado al título de empe-
sidía, Negrete publicó un manifiesto en que rador y ponerse al frente del ejército, en el
declaraba haber dado cuenta al emperador de que le quedaban aún bastantes simpatías, pa-
todo lo ejecutado y que, cumplidos de esta ra dirigir el movimiento revolucionario en fa-
manera sus deberes como hombre de Estado, vor de su persona, oonservando la autoridad
los que tenía como ciudadano lo habían de- suprema con uno ó con otro nombre, según
cidido á adherirse al plan de Casa Mata, segu- dice en las citadas Memorias. No lo hizo, se-
ro de que la causa que el ejército defendía era gún manifiesta, porque le eran insoportables
la más justa y de que, cuando el Estado se los negocios públicos y le abrumaba el peso
ve agitado por convulsiones que amenazan de sus deberes, aunque los hombres que lle-
una guerra civil, el ciudadano no puede ser gan á la altura de Iturbide, y acaso sin llegar
neutral sin hacer traición á la sociedad á que á tanta elevación, no tienen más retirada que
pertenece. N o cabía, pues, hacerse ilusiones el patíbulo ó la anulación y la oscuridad en
sobre la ausencia de Negrete; y esta defección lo que lee queda de vida; ó lo que es lo mis-
quitó ya hasta la última esperanza á Iturbi- mo, su muerte civil, la anticipación de su
muerte. Sí: los hombres que ocupan el trono en que 8e encerró el presidente al contestarle
ó aun meramente sus gradas, si al bajar déla y la frialdad con que le recibieron los dipu-
altura conservan por milagro la vida, pueden tados, le debieron desengañar bien pronto. De
hacer lo que Carlos V en Yuste, celebrar vi- todos modos, el mismo Congreso poca autori-
vos sus propios funerales, 6 no preocuparse dad tenía si la Junta nacida de la última re-
más que de asuntos domésticos, como con volución, instalada en Puebla, no se allanaba
gran sentido práctico lo está haciendo, ha mu- á reconocerle; cosa que hizo al fin, aunque
chos años, nuestro duque de la Victoria. declarando que respetaría su autoridad cuan-
do el Congreso se reuniera en un punto neutral
Podía haber convocado un nuevo Congre-
ó libre de la influencia iturbidezca, de cuyo
so; pero al estado á que habían llegado las co-
gobierno no quería admitir comunicación al-
sas, pidiendo tiempo la ejecución de esta me-
guna, fundándose en que era ministro de la
dida, divididos los ánimos respecto al méto-
Guerra Sotarriba, que había mandado disol-
do electoral, tirando las diputaciones provin-
ver el Congreso, cuando en la Junta revolu-
ciales al federalismo, amenazando la anar-
cionaria de Puebla bullía y se agitaba en pri-
quía, habría sido hacer imposible todo go-
mer término—jeternas y miserables inconse-
bierno y disolver el poder público, sin espe-
cuencias de partido!—el brigadier Cortazar,
rar que en la nueva Asamblea tuviera Itur-
que disputó encarnizadamente la honra de di-
bide gran número de prosélitos, apoderados
solverle por la fuerza
como estaban sus enemigos de las provincias.
Decidióse por el restablecimiento del anti- Cuando se supo en México que la Junta
guo Congreso y así lo hizo público en decre- de Puebla había resuelto ««que el ejército y
to de 4 de Marzo. Tres días después, se reu- la Junta reconocerían como legítimo el Con-
nieron en junta particular hasta cincuenta y greso disuelto ilegítimamente, y subsistente
ocho diputados, quienes acordaron que podía en derecho si ee completaba el número com-
procederse á la celebración de sesiones, aun- petente de diputados para hacer leyes, y lo
que sin dictar ley alguna hasta que se reunie- obedecerían tan luego como Jo viesen obrar
se el número reglamentario. Quizás acarició con absoluta libertad", Iturbide pidió que
Iturbide la loca esperanza de establecer co- se reuniera la Asamblea en sesión extraordi-
rrientes de inteligencia con la Asamblea, y así naria, y por medio del ministro de Justicia
la halagó en el discurso que pronunciara en presentó la abdicación en una nota escrita .
bu nueva instalación; pero los términos vagoe toda de su letra, ofreciendo salir del país en
ha ya de resistir con la fuerza toda agresión;
breve plazo y no pidiendo otra cosa sino que
á punto estuvieron de venir á las manos las
el Congreso mandase pagar las deudas que
escasas tropas imperiales con las tropas li-
había contraído para los gastos de su casa.
bertadoras, y se hffbieran roto las hostilida-
Todavía la abdicación se presentó de una
des si Gómez Pedraza, que mandaba las pri-.
manera más formal tres días después en la
meras, no hubiese firmado un convenio con
Besión del 20 de Marzo, en nota dirigida por
los jefes militares del bando opuesto, com-
el secretario de Iturbide al ministerio y por
puesto de estos tres artículos: 1? E l ejército
los ministros transcrita al Congreso, acordan-
libertador se obligaba á reconocer á Iturbide
do éste que pasara á una comisión; pe*> co-
con el carácter con que le considerase el Con-
mo no había el número suficiente de diputa-
greso cuando estuviese reunido legalmente y
dos y los sucesos se precipitaban, dispuso la
en la plenitud de su libertad; 2? Iturbide sal-
Asamblea que dos individuos de su «eno, el
dría en el término de tres días con su familia
brigadier Herrera y D. Cayetano Ibarra pro-
para T^i lancingo, escoltado por el general
pusieran á los jefes del ejército "libertador-
Bravo, como aquél había pedido; 3? las tro-
la celebración de una entrevista con Iturbi-
pas que habían permanecido fieles al empe-
de, idea en que éste convenía; pero los jefes
rador en México y Tacubaya debían ser tra-
militares, á quienes debía ser n f u r a l m e n t e
tadas como «i perteneciesen al ejército liber-
desagradable esta entrevista con el que habían
tador..
jurado como emperador, cuando no temen*
sos de su influencia sobre el m i s m o ejército, . Las tropas revolucionarias tomaron pose-
acordaron que mientras el Congreso resolvía sión d? la capital, en cuyas ínfimas clases te-
sobre las cuestiones pendientes, el e m ^ r a d o r nía grau partido Iturbide, con lo que m u -
eligiese para su residencia el i * ¡ d b l o ^ é chos diputados, alejado todo temor de vio-
lancingo ó alguna de las tres villas de Jala- lencia, se presentaron en el Congreso, y ya
p a Córdoba ú Orizaba, llevando como ^ o l - el 29 de Marzo declararon solemnemente su
la quinientos hombres municionados á se- instalación le&al, procediendo á la elección
senta cartuchos por plaza Estacontestacife del poder ejecutivo, que se compuso d e tres
irritó sobremanera á Iturbide, mucho mtó individuos y resultaron ser —consecuencia
cuando se le exigía la respuesta en el térmmo fatal de revoluciones que son hijas de un
. perentorio de doce horas: sus parcial«, po- pronunciamiento militar— los generales Ne-
nían el grito en el cielo; el e n t r a d o r habte- grete, Bravo y Victoria, por 72, 57 y 54 votoe.
Consignemos, sin embargo, de pasada, que Iturbide. L a comisión que debía formular
en los primeros días de esta revolución los dictamen acerca de ella, manifestó que la ab-
generales Negrete, Echávarri y Vivanco re- dicación no podía tomarse en cuenta por ha-
nunciaron sus empleos, reduciéndose al gra- ber sido la coronación obra de la violencia y
do de coroneles, y que los jefes y oficiales de de la fuerza, y por lo tanto nula en todos sus
todos los cuerjxra del ejército libertador re- efectos; proponiendo que así se declarase al
nunciaron á todo premio para que no se cre- mismo tiempo que se obligase á Iturbide á
yese que habían tomado parte en la revolu- fijar su residencia en Italia, dándosele una
ción por medrar en su carrera, cediendo ade- asignación anual de veinticinco mil pesos y
más la tercera parte de su sueldo, mientras el tratamiento de excelencia mientras no se
exigiesen esta disminución los apuros del Te- pusiese en rebelión. D e todos los amigos de
soro. Quizás sabían de antemano que el Con- Iturbide sólo siete se opusieron á la primera
greso n o había de aceptar su abnegación ; aca- parte del dictamen, siendo uno de loe que
so se adelantaban con ella para que lo que, votaron ahora por la nulidad el mismo que
andando el tiempo, había de ser sacrificio hiciera la proposición para exaltarlo al trono,
impuesto por la penuria del Estado, fuese en- j Espectáculo no nuevo en la historia, acos-
tonces rasgo delicado y generoso de virtud tumbrada á que los partidos y loe hombree
que agradeciese el país; pero aun así y todo, devoren BUS propias obras cuando el interés
¡qué diferencia entre los revolucionarios que de bandería ó loe egoísmos particulares se lo
derribaron á Iturbide y otros militares revo- aconsejan!
lucionarios anteriores y posteriores á Iturbi-
Aprobado en todas sus partes el dictamen
de, dándose premios exorbitantes por servi-
de la comisión, aunque hubo quien negó á
cios imaginarios, haciéndolos retroceder á las
Iturbide todo mérito en el movimiento de la
olvidadas fechas de BU rebelión para cobrar
independencia y lejos de concederle ninguna
cantidades mayores y persiguiendo con ver-
gratitud, pretendía llevarlo al patíbulo, que
dadero encarnizamiento los fondos públicos
eeta es la consecuencia natural de las guerras
hasta en sus escondrijos más reservados!
civiles, como más de una vez hemos visto en
Pero, prescindiendo de esta triste conside- nuestra propia España, y habiendo acordado
ración sobre un mal inherente á todas las re- el Congreso que el poder ejecutivo dispusiese
voluciones militares, hablemos y a de la se- que el ex-emperador y su familia se embar-
sión en que fué aceptada la abdicación de casen con toda brevedad. Iturbide, con las
escasas personas que le quedaron adictas, que cruz, p i ó escolta á la Rotcllins la fragata de
había salido y a de Tacubaya para Tulancingo guerra, también inglesa, James. Las dos fra-
el 30 de Marzo, tomó el camino de Veracruz gatas levaron anclas y se dieron á la vela á.
escoltado por el general Bravo, quien, consi- 1^6 opee y canco minutos de la mañana. Po-
derándose como un mero ejecutor de las órde- co después arreció el viento y los buques se
nes del gobierno, trataba á Iturbide como á pi ¡ dieron de vista en el horizonte.
un prisionero de guerra, y aunque no le negó Loe generales Bravo y Victoria pusieron
nada de lo que le era necesario, acabó por tra- en,,conocimiento del gobierno la salida de
tarle con aspereza, ya desarmando la fuerza Iturbide; hicieron constar la tranquilidad de
que era adicta á Iturbide, ya prendiendo á al- la provincia, y en un banquete que dieron
guno de sus amigos y apoderándose de la im- k>s veracruzanos en honor del primero, se en-
prentadecampañaquellevabaconBigo, ya ne- tregaron todos á las más lisonjeras esperan-
gándose á toda demora en el viaje, que creía zas. ¡Desdichados! L a república que iban á
Bravo dirigida á ganar tiempo para reanimar proclamar, como el gigante de Camoens, que
al bando vencido, ya, en fin, poniéndole cen- puesto de pie sobre el cabo de las tempesta-
tinelas como á un preso vulgar, cuando cer- des, remueve el Océano y cierra el paso á loe
ca d e la. costa declaró Iturbide que no se em- intrépidos náutas que no se asustan de su as-
barcaba BÍ no escoltaba el buque mercante en pecto, debía levantarse entre ellos para devo-
que dehía verificar la travesía la goleta ame- rarlos á unos después de otros, haciendo la
ricana Iguala, suponiendo que algún buque eterna desventura de su patria.
español podía apresarle para vengar la inde-
pendencia que había dado á su patria, arran-
cándola al poder de la nación española
- « Ü L ^ LIV
A l fin, vencidas todas las dificultades, Itur- . i M o h E O S T M " ' " . ' > S " ! A U N •.;» « U O Í I P TOFE»O n j d
bide con toda su familia y personas que le Itafbide en el destierro. — Regresa á Jléxieo
acompañaban, hasta el número de veintio-
cho, se embarcó en la fragata mercante in- Llegó l a Rowllins á las costas de Italia en
glesa Rouilins el 11 de Mayo de 1823, pasan- el mes de, Agosto. Desembarcó Iturbide en
d o á bordo desde la boca del río de la Anti- U o r o a ul 2 de Septiembre de 1823. Alojóse en
gua, en donde ancló el buque, á fin de excu- u n a c a s a d e c a m p o desús alrededores, propia
sar al ilustre desterrado la entrada en Vera* dp 1»,princesa; Paolina Bonaparte. Allí, eo-
por sus parciales y desvanecido con la ilusión
mo Napoleón escribió sus memorias en San-
de que todos en México iban á recibirle con
ta Elena, se dedicó también á escribir las su-
trasportes de júbilo, pensó en regresar á su
yas para la posteridad, las cuales llevan la fe-
patria, pa«ó una nota al ministro inglés di-
cha del 27 d e Septiembre, segundo aniversa-
riéndole que, con gran insistencia y de pun-
rio de su entrada én México, y fueron publi-
tos diversos, le pedían sus compatriotas que
cadas primero en inglés por M . J. Quin, y
regresase, anunciando que uno de sus prime-
luego eh francés por J. T. Parisots ( París,
ros cuidados sería establecer ventajosas rela-
1824), -que es la edición que hemos tenido á
ciones entre México y la Gran Bretaña ¡ V a -
la vista en el presente trabajo. Después de nas palabras con que creyó Iturbide conquis-
un corto Viaje hecho á Florencia, en donde tarse el decidido apoyo de un hombre de Es-
fué recibido con mucha consideración por el tado tan superior y tan práctico como Mr.
gran d u q u e de Toscana, y no conceptuándo- Canning, y con que 6e creyó autorizado para
se segtíro en Italia por miedo á la Santa Alian- invitar á lord Cockrane á que le acompañase
za, se trasladó á Londres, á donde llegó el 1? para arrancar el castillo de San Juan de U l ú a
de Enero de 1824. del poder de los españoles?
Iturbide, en exposición de 13 de Febrero,
Iturbide sé embarcó en el bergantín inglés
dirigida'al Congreso mexicano, dió cuenta de
Sprint) con dirección á México el 11 de M a -
su llegada á Londres, explicando su salida
yo de 1824. Acompañábanle su esposa, sus
de Italia por el deseo de ser útil á su patria
dos hijos menores, su sobrino D. José Ramón
en los peligros de que suponía amenazada su
Malo, los padres López y Treviño, Morando
independencia por los manejos de la Santa
ni y el polaco Beneski, militares que habían
Alianza; bien que estando en Londres y ha-
estado á servicio de México, y llevaba ade-
biendo hablado con el ministro Canning, sa-
más consigo una imprenta dé campaña con
bía mejor que nadie que los esfuerzos de Mr.
gente para servirla. Con esta comitiva y con
Chateaubriand por restablecer una monar-
estos instrumentos pensaba reconquistar el
quía con un príncipe español en México, tan
trono perdido, creía quizás que iba á ser el
porfiados y generosos como consta de sus me-
Napoleón americano, con quien sus adulado-
morias diplomáticas, eran tardíos y se estre-
res le comparaban, y que su salida de la isla
llaban eti la Oposición sañuda de Inglaterra
de Wight, en donde se embarcó, tendría el
y Btl l a impotencia orgullosa de Fernando
mismo término que la fuga de Napoleón de
V I I . Así es que cuando Iturbide, alentado
la isla de Elba. Figurábase que su águila im-
perial volaría también de pueblo en pueblo
hasta llegar á posarse sobre la cúpula de la LV
catedral de México, en donde fué coronado,
y no le detenía en su temeraria empresa el ha república
recuerdo de la suerte sangrienta de Murat.
A l cabo de algunos años de destierro, dice Destronado Iturbide, los partidos que agi-
Macaulay, el hombre llega á ver, las más da taban á México y determinaron su caída, sé
las veces, á través de un prisma engañoso, dividieron. Mezcla de republicanos y de mo-
todo lo que se refiere á la sociedad que ha nárquicos los que figuraban en el movimien-
abandonado. to triunfante, después de la victoria no hubo
Este fenómeno se observaba ya en Iturbide más que republicanos, bien que éstos forma-
por este tiempo, á pesar de que bacía sólo un ban á su vez dos partidos, los unitarios y los'
año que había dejado las costas de México, federales; los unitarios, á quienes se unieron
Creía que todos en su patria estaban pidien- los restos del partido borbónico, que ya con-
do y esperando su vuelta, se hacía la ilusión sideraban como cosa, imposible la monarquía,
de que iba á ser recibido de nuevo como el y los federales, entre los cuales se confundie-
libertador del A n a h u a c y como el padre de la ron los partidarios de Iturbide para vengarse
patria, y no podía comprender la transfor- de los que le habían destronado y poder gri-
mación profunda que en ella se había obrar tar y moverse impunemente bajo la protec-
do. ¡ Desdichado! Soñaba, con el glorioso dea- ción de los principios liberales más exagera-
embarco de Napoleón en Cannas, y tuvo el dos.
trágico fin de Murat en las costas de Nápolea. E l triunfo por de pronto fué de los centra-
listas ó unitarios, como que estaban en ma-
yoría en el Congreso; pero para conseguirlo
habían puesto en movimiento á las diputacio-
nes provinciales, que venían á ser la potente
matriz del federalismo. Llamados á interve-
nir activamente en la cosa pública estos cen-
tros, crearon los hombres de la revolución en
cada provincia un poder, celoso de su auto-
la isla de Elba. Figurábase que su águila im-
perial volaría también de pueblo en pueblo
hasta llegar á posarse sobre la cúpula de la LV
catedral de México, en donde fué coronado,
y no le detenía en su temeraria empresa el La repábliea
recuerdo de la suerte sangrienta de Murat.
A l cabo de algunos años de destierro, dice Destronado Iturbide, las partidos que agi-
Macaulay, el hombre llega á ver, las más de taban á México y determinaron su caída, sé
las veces, á través de un prisma engañoso, dividieron. Mezcla de republicanos y dé mo-
todo lo que se refiere á la sociedad que ha nárquicos las que figuraban en el movimien-
abandonado. to triunfante, después de la victoria no hubo
Este fenómeno se observaba ya en Iturbide más que republicanos, bien que éstos forma-
por este tiempo, á pesar de que hacía sólo un ban á su vez dos partidos, los unitarios y los'
año que había dejado las costas de México, federales; los unitarios, á quienes se unieron
Creía que todos en su patria estaban pidien- los restos del partido borbónico, que ya con-
do y esperando su vuelta, se hacía la ilusión sideraban como cosa impasible la monarquía,
de que iba á ser recibido de nuevo como el y los federales, entre los cuales se confundie-
libertador del A n a h u a c y como el padre de la ron los partidarios de Iturbide para vengarse
patria, y no podía comprender la transfor- de los que le habían destronado y poder gri-
mación profunda que en ella se había obrar tar y moverse impunemente bajo la protec-
do. ¡ Desdichado! Soñaba, con el glorioso dea- ción de los principios liberales más exagera-
embarco de Napoleón en Cannas, y tuvo el dos.
trágico fin de Murat en las costas de Nápolea. E l triunfo por de pronto fué de los centra-
listas ó unitarios, como que estaban en ma-
yoría en el Congreso; pero para conseguirlo
habían puesto en movimiento á las diputacio-
nes provinciales, que venían á ser la potente
matriz del federalismo. Llamados á interve-
nir activamente en la cosa pública estos cen-
tros, crearon los hombres de la revolución en
cada provincia un poder, celoso de su auto-
línea, no obstante que Santa Anna, para quien
ridad, hostil á la capital, y naturalmente in-
este sistema no era más que un instrumento
clinado á la independencia. Así los centralis-
de ambición, quisiera resistir aún en ; la pro-
tas ó unitarios, deseosos de atraerse á las di-
vincia de San Luis, y los iturbidistas en la
putaciones provinciales, hicieron de ellas su
de Guadalajara, impulsados por los generales
propio verdugo. Poco á poco fueron manifes-
Quintañar y Bustamante, jefes de aquel par-
tando las diputaciones su desconfianza res-
tido, siguieran igual conducta, precisamente
pecto á algunos diputados de la Asamblea, y
porque el federalismo no era para ellos más
exigiendo poco después la convocación de un
que un medio de producir revueltas y levanr
nuevo Congreso, acabaron por negar muchas
tar de nuevo lo caído. El general Armijo, sin
su obediencia al gobierno. Atizaban esta dis-
embargo, obligó á Santa A n n a á desistir de
cordia por despecho los iturbidistas, y nada
sus propósitos y á presentarse en México para
más curioso que ver á éstos apoyar á Santa
responder de su rebeldía, y lo mismo ponsi-
Anna, aquel que dió en Veracruz el primer
guieron en Guadalajara los generales Bravo
grito de rebelión contra Iturbide, cuando en
y Negrete, teniendo necesidad el primero de
Tampico y en San Luis se declaró «protector
quedar en observación con un cuerpo de ejér-
del sistema federal».
cito en Celaya para atender rápidamente ,á
E n tal estado las cosas, tuvo que sucumbir ahogar cualquier intento sedicioso de los .mu-
el Congreso, pues no sólo amplió las faculta- chos que todos los días estallaban.
des de las diputaciones, concediéndolas la
L a opinión,, que parecía favorecer la idea
propuesta en terna de sus jefes políticos, la
de federalismo, favorecía del mismo modo á
inspección sobre sus rentas y el nombramien-
los antiguos insurgentes, que deshonraron con
to de casi todos los empleados de sus respec-
sus asesinatos y sus robos l a causa que defen-
tivas provincias, sino que anunció que esta-
dían. D e allí la solemnidad que se dió á la
b a dispuesto á aceptar el sistema federal, en-
fecha del 16 de Septiembre, en que dió en
tonces en boga, y tuvo que concluir por pu-
Dolores su grito el cura Hidalgo, y el olvido
blicar la convocatoria de un nuevo Congreso;
en que se puso la del 27 del mismo mes del
con lo que, de concesión en concesión, como
plan de I g u a l a D e allí que Victoria y Gue-
ocurre siempre á la debilidad que se acobar-
rrero fuesen elevados al poder ejecutivo, y
da y envilece, ni salvó su honra ni salvó su
empezase de nuevo la persecución de los es-
existencia.
pañoles. De allí las honras que se tributaron
E l federalismo, pues, triunfaba en toda la
256 237
á la memoria de Hidalgo, de Morelos, de Mi- ó ninguno por el bien de la patria, la anar-
na y de otros, cuyos nombres se grabaron en quía dominaba en todas partes, y cuando no
letras de oro en el salón de sesiones del Con- las rebeliones políticas en las ciudades, las
greso. D e allí que se tratara de profanar el partidas de ladrones en el campo no consen-
sepulcro de Hernán Cortés aventando sus ce- tían instante de sosiego. Dictóse una ley se-
nizas. D e allí los empleos y pensiones otor- verísima en las |>enas y rápida en los proce-
gados á los antiguos insurgentes y á sus fa- dimientos para aterrar á bandoleros y cons-
milias, dándose el bochornoso espectáculo de piradores, ley que fué el arma de proscripción
que muchos presentasen ahora certificado^ dé que usaron alternativamente unos partidos
mil acciones heroicas para que subiese la r<¿ con otros y se autorizó al gobierno para des-
compensa, cuando antes solicitahán el indul- terrar á las personas que conceptuase crimi-
to de los españoles, fundándose én' que no nales ó sospechosas, sin necesidad do juicio;
habían prestado servicio alguno á la insu- pero las conspiraciones siguieron en aumento
rrección, en la que sólo habían tomado par- y no encontraron disminución tantas desdi-
te cediendo á fuerza mayor, ó á una ligereza, chas, ni aun con la proclamación solemne de
ó á la casualidad; con lo que el presupues- la república federal, que verificó el nuevo
to de las clases pasivas llegó á una cifra ate- Congreso reunido* 011 7 de Noviembre y que
rradora De allí que se considerasen cotno el càndido pueblo, seducido por tantos demar
deudas de la nación las contraídas póralgt- gogos, ilusos ó criminales, como se la predi-
nos generales declarados beneméritos de la caban, creía la panacea universal de todos
patria y por algunas juntas revolucionaria^ sus males. ¡Ah! Seducía la idea federal á los
por lo cual la brecha abierta ert el Tesoro mexicanos porque veían la prosperidad cre-
fué grande, y mayores aún los fraudes á que ciente de los Estados Unidos, y no compren-
dió lugar, en beneficio de gente cínica que ha- dían aquellos desdichados que el federalis-
blaba mucho de libertad y de su amor al pue- mo, habiendo sido en la república de los Es-
blo, pero que no tenía más ideal de gobiérno tados Unidos vínculo de unión y centro de
ni más propósito político que enriquecerse sin unidad de estados diversos que venían á de-
riesgo y sin trabajo á costa de la nación. terminarse y fundirse en una gran nación,
cuando antes nada d e común tenían entre sí,
Constituida de esta manera la república, debía en México dividir lo que estaba unido,
enconados los ánimos, movidos los unos^or determinando la disgregación, la pulveriza-
el despecho, los otros por la ambición, pocòe
17
ción, U disolución molecular de laipatria, España ni nombramiento d e O ' D o n o j ú para
formando di venas naciones de la que era y virrey de México, presentaba ahora á la Asam-
blea una proposición inicua contra los espa-
debía ser una sola.
ñoles? ¿Cómo no había de cundir el espíritu
No, no se cortaron las conspiraciones y las
de indisciplina y de rebelión, cuando Santa
rebeliones con la proclamación de la repúbli-
Ana sublevado en la provincia de San Luis
ca federal. En Querétaro el espíritu de disci-
contra el gobierno supremo, por haberse de-
plina fomentado por tanta revolución, levan-
clarad«» «protector del sistema federal,» con-
taba en armas á la guarnición contra su co-
seguía que se consignase en la Gaceta, por
mandante general, á quien mantuvo preso y
sentencia solemne de tribunal, quo lejos de
le amenazó de muerte, como amenazo con el
merecer castigo por su rebeldía, era digno de
saqueo á la ciudad, bien que evitara estos ho-
elogio y premio, pues habiendo adoptado el
rrores el general Bravo, que acudió de Celaya
país el federalismo, había justificado plena-
con su división. E n Puebla el comandante
mente su conducta? ¿Cómo, cómo no había de
general Echávarri negaba su obediencia al
ocurrir esto cuando el bandido Vicente Gó-
gobierno v se manifestaba decidido á sostener
mez, á la cabeza de una gavilla de asesinos,
á la diputación provincial en sus pretensio- iba cazando á los españoles y ahorcándolos de
nes aunque aproximándose los generales los árboles, y se burlaba de todas las partidas
Guerrero y Gómpz Pedraza con tropas, tuvo que lo perseguían, porque le daba aviso el ge-
que ceder Echávarri y presentarse en Méxi- neral Guerrero, individuo del poder ejecutivo
co E n Cuernavaca el teniente coronel Her- que quería prenderlo y ejecutarlo? ¿Cómo, có-
nández y otros en Cuautla pedían el despojo mo había de existir gobierno, ni nada que se
de los empleos de los españoles los más mo- le pareciese, cuando había tal antagonismo
derados, y algunos su muerte ó su expulsión. entre los individuos que lo formaban?
Pero ¿qué más? En la capital de México d
Pero de todas estas conspiraciones y de to-
general Lobato, al frente d e sus tropa^pc<üa
dos estos movimientos, fórmulas y manifes-
lo mismo que los de Cuernavaca y Cuautla
taciones diversas del mismo mal, del mal de
eon menosprecio del poder ejecutivo y del
la anarquía que se había apoderado de Méxi-
Congreso soberano. ¿Cómo, cómo no había de
co con la proclamación de la república, y que
ocurrir esto cuando uno de los ministros ^
levantaba en armas á unos caudillos contra
poder ejecutivo, Michelena, atizaba a l í b a t e
otros, á éstos contra aquellos generales, y á
y c u a n d o Ramos Arizpe, aquel que pidió en
71
los partidos entre sí, lo más grave era lo que
pasaba en Guadalajara, en donde continua- LVI
ban Quintanar y Bustaraante manteniendo y
organizando la resistencia con la esperanza de Aprehensión y fusilamiento de Iturbide
levantar de nuevo á Iturbide. Quizás en éUos
Hemos dicho que Iturbide dió cuenta al
confiaba el destronado emperador, quizás por
Congreso mexicano de haberse trasladado á
ellos llamado, venía á México; pero aunque el
Londres desde Italia, ofreciendo sus sen-icios
Congreso, temeroso, estaba decidido á concen- para resistir los ataques que en su concepto
trar el poder ejecutivo en una sola mano, pro- Fernando V I I , apoyado en la Santa Alianza,
clamando al general Bravo «supremo director» iba á dirigir contra la independencia de Mé-
con facultades extraordinarias, pudo conju- xico. Pues bien, los periódicos pusieron en
rarse la nube de Guadalajara mediante la in- ridículo este ofrecimiento, y el Congreso, en
tervención de este mismo general Bravo con decreto de 28 de Abril, contestó á él, decla-
las tropas que tenía en Celaya bajo su mando. rando "traidor y fuera de la ley á D. Agus-
Quintanar y Bustamante fueron presos, y ha- tín de Iturbide, siempre (jue bajo cualquier
brían sido embarcados para la América del título se presentase en algún punto del te-
Sur si la muerte de Iturbide no hubiera ve- rritorio mexicano, en cuyo caso y por solo
nido á hacer poco peligrosas sus maquinacio- este hecho, quedaba declarado enemigo p ú -
nes. blico del Estado," y resolviendo también que
Digamos ahora cómo tuvo lugar esa muer- 6erían igualmente declarados traidores á la
te, ya que rápidamente hemos descrito la si- federación "cuantos cooperasen por escritos
encomiásticos ó de cualquier otro modo á fa-
tuación de México cuando Iturbide llego á
vorecer su regreso á la república m e x i c a n a "
sus costas.
Ignorante de todo, Iturbide llegó el 29 de
Junio á la bahía de San Bernardo en la pro-
vincia de Tejas. Su sobrino Malo y el polaco
Beneski saltaron en tierra, pero no habiendo
encontrado población alguna, volvieron á bor-
do, y el Sftritiff sé hizo de nuevo á la vela con
dirección á Tampico. Vientos eontrarios y la
aviso para que México se preparase á defen-
escasez de aguas hicieron que se echase el ancla
derse contra E s p a ñ a E n el pueblo de Soto
en la barra de Soto la Marina, el 14 de Julio.
la Marina cenó y durmió con gran tranqui-
Era comandante general de la provincia D.
lidad. Estaba ya muy adelantada la maña-
Felipe d e la Garza, con residencia en la villa
na cuando despertó e l día siguiente 17. P i -
de este nombre, y & él se presentó Beneski pa-
dió que se le permitiese confesar con un ca-
ra solicitar el permiso de desembarque, pre-
pellán que-había qnedado á bordo, cuando
textando que él y su compañero, que había
se le dijo que iba á ser fusilado en el térmi-
quedado á bordo, venían de Londres á Méxioo
no de tres horas, enviando á Garza el borra-
para presentar al gobierno u n plan de coloni-
dor de una exposición que había empezado
zación. Concedió Garza el permiso, después
y pensaba dirigir al Congnéso. Garza estaba
de preguntarle por Iturbide, de quien dijo
consternado. Tenía motivos grandesde agra-
Beneski que quedaba en Londres con su fa-
decimiento para con Iturbide, y además do-
milia. Bajaron á tierra aquella tarde Iturbi-
líale proceder con tal rigor con un hombre
de y Beneski; pero aquél, k pesar de su dis-
que había llegado solo é indefenso. Resolvió
fraz, tuvo la desgracia de hacerse sospechoso
en su consecuencia suspender la ejecución y
al cabo del destacamento que había en el pun-
dar cuenta al Congreso particular de aquel
to de la pescadería, por la ligereza con que
Estado, poniendo el preso á su disposición.
montó k caballo; sospechas que le fueron con-
firmadas por D . Juan Manuel de Azúnzolo, Púsose en marcha con este objeto el día in-
comerciante que estaba allí por razón de sus mediato 18, tomando en el camino una me-
negocios, y que había conocido k Iturbide en dida bien rara, pues haciendo formar en cír-
México. E l cabo dió cuenta á Clarea, y éste culo á los soldados que los acompañaban,
se presentó en Soto de la Marina en la ma- les dijo que creía á Iturbide de buena fe é in-
ñana del 16. Iturbide tuvo que darse á co- capaz de querer trastornar la paz pública,
nocer, manifestando que venía á ofrecer sus añadiéndoles que, necesitando alguna acla-
sen-icios á la patria, á ]»esar «le lo cual, ha- ración del poder legislativo la ley de pros-
biendo preguntado k Garza la suerte que e cripción, creía que Iturbide no debía ser en-
esperaba, hubo de contestarle éste que la tretanto considerado reo, y que por lo mismo
iba á dejarlo en libertad para que marchase
muerte. • á Padilla, en donde residía el Congreso, á po-
N o dió Iturbide señales de emoción por la nerse á su disposición mandando la tropa.
noticia. Manifestó no sentirlo si servía su
Iturbide llegó á Padilla en la mañana del rosario que llevaba al cuello á fin de que lo
día 19 y quiso presentarse al Congreso como remitiese á su hijo mayor que había queda-
comandante general del Estado por delega- do en Londres; tres onzas y media que en
ción de Garza, pero no lo consintió el Con- pequeñas monedas de oro tenía en el bolsi-
greso hasta que, habiendo llegado éste, se llo mandó que se repartiesen entre los solda-
presentó con Iturbide, ya entonces como reo. dos que asistían á la ejecución, y |»or últi-
Garza habló al Congreso en favor de Itur- mo, dirigiéndose á los concurrentes q u e ha-
bide, insistiendo sobre todo en que no podía • bíaen la plaza, dijo con voz vibrante y en-
sufrir la pena impuesta por una ley de que tera: "¡mexicanos! en el acto mismo de mi
no tenía ningún conocimiento. El Congre- muerte os recomiendo el amor á la patria" y
so se mantuvo inflexible, hizo que la ley se observancia de nuestra santa religión: ella es
cumpliese y ü las tres de la tarde se dijo 4 quien os ha de conducir á la gloria. Muero
Iturbide que se dispusiese á morir en el tér- por haber venido á ayudaros; no quedará á
mino de tres horas. Pidió al Congreso que se mis hijos y su posteridad otra mancha: no soy
aplazase la ejecución ¡«ara «1 día siguiente,, á traidor, no. Guardad subordinación y pres-
fin de oír misa y comulgar; se le negó la p e - tad obediencia á vuestros jefes, que haciendo
tición y después de haberse confesado, él mis- lo que éllos os mandan, es cumplir con Dios
mo avisó á la guardia que lo custodiaba que no digo esto lleno de vanidad, porque estoy
había llegado la hora. ÓÍA ver, muchacho?, muy distante de t e n e r l a " Rezó el credo y
daré al mundo la última vista", dijo al salir un acto de contrición; besó el crucifijo que
de su prisión íi los soldalos dirigiendo su mi- le presentaron, y después cayó atravesado con
rada á. todos lados. A l llegar al lugar del su- ana bala en la cabeza y otras varias en el pe-
plicio, se vendó por su mano los ojos, y aun- cho. Sus restos fueron sepultados en la Igle-
que hizo alguna oposición á q u e se le ataran sia vieja del pueblo de P a d i l l a El general
los brazos, no insistió en ella cuando el que Santa Ana, que lo derribó del trono, fué el
mandaba el piquete le hizo observar que así primero que en el año de 1833 dispuso que
tenía que hacerlo. N i en sus ademanes, ni "las cenizas de D. Agustín de Iturbide fue-
en su modo de andar, ni en su voz se le co- ran conducidas á México y conservadas en
noció alteración alguna I b a al suplicg» con la urna destinada á los primeros héroes de la
entereza. Al eclesiástico que lo acompañaba independencia," para hacer ver de este mo-
entregó una carta para su esposa y el reloj y do " q u e la nación mexicana, tan justa cuan-
do castiga la usurpación de sus derechos, generan la raza humana. Llegado á la fortu-
como cuando recompensa las grandes accio- na de Bonaparte, no tenía su genio, y en vez
nes de sus hijos, lo reconocía como uno de de gloria y de grandeza, dejó á su patria la
los autores de la independencia, por haberla afrentosa anarquía en que se aniquila y di-
proclamado en Iguala y conquistádola por su suelve desde la proclamación de su indepen-
prudencia y valor:" Sus restos, <ñn embargo; dencia. Soñando con el poder supremo como
permanecieron en Padilla hasta q u e en Agos- Cromwell, faltóle su energía do hierro para
to de 1838 el general D. Anastasio Bustaman- ' sostenerse en la a l t u r a « Y o haré que no se
te-( ¡siempre generales gobernando la repú- me caiga la corona», decía Iturbide al ceñir-
blica!) propuso su traslación á México y de la. y sin embargo, nada hizo para mantener-
acuerdo con el Congreso se llevó á cabo. Ce- la en sus sienes, cuando Cromwell, puesta la
lebráronse con gran pompa los funerales y mano sobre su espada, decía á los oficiales
fueron depositadas sus cenizas en la capilla que le felicitaban por su modestia en no haber
de San Felipe de Jesús de la catedral, en un aceptado más que el título de Protector: « E s -
sepulcro aparte del que contenía los restos del ta espada me ha elevado; si intentara encum-
-cuna Hidalgo y demás insurgentes del año 12. brarme más, ella me mantendrá en la esfera
Unirlos habría sido una profanación: en vida que me plazca ocupar«; y aquella espada ate-
y en muerte debían estar separados. rró tanto á los ingleses que Oliverio Crom-
well pudo trasmitir, el protectorado á su hi-
jo. Gigantesca ambición, pero vulgar inteli-
gencia y pobre carácter Iturbide, la casuali-
LVII
dad podía llevarle al trono; más los vientos
y las olas que, como dice Gibbon, sólo favo-
Consideraciones sobre Itarblde recen á los marineros más diestros, debían
bien pronto precipitarle como un náufrago al
Tal fué el trágico v miserable.fin do Itur- abismo. Su plan «le Iguala podía haber rea-
bide á los cuarenta años, ocho meses y vein- lizado la independencia de México sin tras-
tiún días de edad. Hombre de extraordinario tornos, sin violencia, sin anar<{uía, abriendo
valor, bizarrísimo soldado, inteligente, astu- á su nación magníficos horizontes. Quizás no
to, instruido, pero no con la talla q g e da la se propuso con él otra cosa que buscarse a u -
Providencia á esos seres extraordinarios qne xiliares para conseguir sus propósitos. Móvil
fundan las dinastías, salvan los pueblas ó re-
de su conducta no f u é l a inspiración del pa- ximiliano, viven sin jcitria, a b r u m a d o s por
triotismo, sino el cálculo de la ambición. De la fugaz grandeza de. su padre, y el desdicha-
persistir Iturbide en el plan de Iguala, no ha- do México es el país de los motines perpe-
b r í a faltado príncipe de estirpe regia para Mé- tuos, de las eternas tempestades políticas, en
xico. Iturbide, diciendo con sus palabras que donde las revoluciones se suceden cómo las
lo quería y con sus actos lo contrario, f u é el olas de un mar siempre alborotado ( 1 ) . i-Des-
que más obstáculos puso al establecimiento dicha grande f u é jwira Iturbide q u e no pudien-
de la monarquía pactada. A s í es que se apre- do satisfacer la ambición que lo corroía, sino
suró á la capitulación tle Córdoba, á abrirse á costa de su p a t r i a de su gloria, de s u fa-
el camino del trono. A s í es que, cuando an- milia y hasta de su propia existencia, todo lo
tes renunciaba en Iguala á ser coronel, des- sacrificara á su ambición! L o q u e perdió so-
pués en México se hacía alteza y regente y bre todo á Iturbide fué su confianza ciega en
generalísimo, constituyéndose en una altura el ejército, sin comprender q u e los generales,
incompatible y a con la majestad y con el po- | tan escandalosamente improvisados por él,
der d o otro. A s i es que nada hizo cuando ejer- habían de ser los primeros q u e le abandona-
cía el. poder supremo para establecer inteli- sen para hacerse perdonar p o r los nuevos par-
gencias con E s p a ñ a y encontrar un príncipe tidos su injustificada elevación. ¡ A y de aquel
para el solio vacante. A s í es que y a con uno, que f u n d a todo su poder en el imperio de la
y a con otro pretexto mantuvo la interinidad fuer/a! César, apoyado en sus legionarios, en
hasta que p u d o coronarse emperador. Se des- la gloria adquirida en las (.»alias, en la co-
vaneció con la facilidad con que hizo la in- rrupción de Roma, y valiéndose de la fasci-
dependencia; creyó que siempre conservaría nación que ejercía su nombre, llega al poder
la aureola con que entró en México; supuso supremo, pero tarda muy poco en caer, heri-
que nunca pasaría el entusiasmo de los sol- do de muerte, á los pies de la estatua de P o m -
dados y de los léperos que lo aclamaban; oyó peyo. Napoleón, después de sus inmortales
á los aduladores imbéciles q u e lo rodeaban,
y, y a q u e d a atrás dieho, se perdió y perdió á campañas de Italia y de Egipto, ciñe la dia-
0
su f a m i l i a y perdió á su país. H o y Iturbide
(1) El autor escribo el «ño de 18®. Ahora nadie ig-
pasa á los ojos de la historia como un ambi-
nora que México disfruta de plena paz desde hace
cioso vulgar: sus hijos momentáneamente ele- macho tiempo y que su prosperidad crece bajo la
vados á las gradas del trono con el infeliz Ma- prudente administración del general D. Porfirio Diaz.
del K.
dema imperial á su cabeza; pero muere en telio, y contra un Vitelio un V<apasiano, no
una solitaria roca del Océano, atormentado, faltó en México contra Iturbide un simple bri-
como Prometeo, por la desesperación de la gadier como .Santa Auna que lo desposeyese
impotencia. A u n así los Césares y los Napo- y castigase al año de realizar su insensata as-
leones son raros en la humanidad, y los mi- piración.
serables Augústulus que siguen sus huellas, Aprendan, pues, aprendan del caso de Itur-
á quienes la adulación l\ace creer que, de ha- bide los grandes ambiciosos de todos tiempos,
ber nacido en la antigüedad, serían dioses y en vez de prestar fácil oído á las lisonjas
cantados por Homero, ó, de haber nacido en que los deslumhran, repítanse oon voz l ú g u -
la Edad Media, fundadores de dinastías como bre aquellas palabras de la Iglesia: ¡Memen-
Carlomagno; los generales ambiciosos que, to homo!
apoyados en el pomo de su espada, se atre-
ven á alargar sus manos á una corona, en-
i j v i n
cuentran la suerte de Galba, de Otón y de
Vitelio, víctimas sacrificadas sucesivamente,
y en corto espacio de tiempo, por la soldades-
Gonelasión
ca que los elevara, la suerte de Murat y de
Hemos concluido. N o nos hemos propues-
Iturbide, fusilados oscuramente en nuestro
to en esta obra seguir las fases diversas de la
siglo sin drama, sin grandeza y sin despertar
revolución de México y apreciar sus últimas
una emoción en el pueblo que gobernaran.
derivaciones. Consignemos, sin embargo, que
H e aquí una enseñanza que no deben de ol-
no tardaron en anularse todas las garantías
vidar los ambiciosos que acarician designios
del plan de Iguala. Frustrada la monarquía
funestos á su patria, apoyados en un elemen-
por la ambición de Iturbide, vinieron después
to tan frágil y tan movedizo como el ejército
las leyes de expulsión de los'españoles y de
que, cuando no obedece al sentimiento inmor-
proscripción para ei clero. N o valió á los pri-
tal de la patria, es sólo instrumento de güe-
meros acogerse á las leyes del país, naciona-
r a s civiles como en Roma y como en Méxi-
lizarse, haber ayudado á la independencia ó
co, y castigo al fin de los mismos generales
estar proscritos en su antigua patria por trai-
que explotan sus malas pasiones, porque, co-
dores: todos ellos fueron tratados como ene-
mo ya hemos visto, si en Roma contra un
migos, con refinada mala fe y con bárbara
tialba hubo un Otón y contra un Otón un Vi-
crueldad. En el destierro y en la proscripción
dema imperial á su cabeza; pero muere en telio, y contra un Vitelio un V<apasiano, no
una solitaria roca del Océano, atormentado, faltó en México contra Iturbide un simple bri-
como Prometeo, por la desesperación de la gadier como .Santa A n n a que lo desposeyese
impotencia. A u n así los Césares y los Napo- y castigase al año de realizar su insensata as-
leones son raros en la humanidad, y los mi- piración.
serables Augústulus que siguen sus huellas, Aprendan, pues, aprendan del caso de Itur-
á quienes la adulación hace creer que, de ha- bide los grandes ambiciosos de todos tiempos,
ber nacido en la antigüedad, serían dioses y en vez de prestar fácil oído á las lisonjas
cantados por Homero, ó, de haber nacido en que los deslumhran, repítanse oon voz l ú g u -
la Edad Media, fundadores de dinastías como bre aquellas palabras de la Iglesia: ¡Memen-
Carlomagno; los generales ambiciosos que, to homo!
apoyados en el pomo de su espada, se atre-
ven á alargar sus manos á una corona, en-
i j v i n
cuentran la suerte de Galba, de Otón y de
Vitelio, víctimas sacrificadas sucesivamente,
y en corto espacio de tiempo, por la soldades-
Gonelasión
ca que los elevara, la suerte de Murat y de
Hemos concluido. N o nos hemos propues-
Iturbide, fusilados oscuramente en nuestro
to en esta obra seguir las fases diversas de la
siglo sin drama, sin grandeza y sin despertar
revolución de México y apreciar sus últimas
una emoción en el pueblo que gobernaran-
derivaciones. Consignemos, sin embargo, qne
H e aquí una enseñanza que no deben de ol-
no tardaron en anularse todas las garantías
vidar los ambiciosos que acarician designios
del plan de Iguala. Frustrada la monanjuía
funestos á su patria, apoyados en un elemen-
por la ambición de Iturbide, vinieron después
to tan frágil y tan movedizo como el ejército
las leyes de expulsión de los'españoles y de
que, cuando no obedece al sentimiento inmor-
proscripción para el clero. N o valió á los pri-
tal de la patria, es sólo instrumento de güe-
meros acogerse á las leyes del país, naciona-
r a s civiles como en Roma y como en Méxi-
lizarse, haber ayudado á la independencia ó
co, y castigo al fin de los mismos generales
estar proscritos en su antigua patria por trai-
que explotan sus malas pasiones, porque, co-
dores: todos ellos fueron tratados como ene-
mo ya hemos visto, si en Roma contra un
migos, con refinada mala fe y con bárbara
tialba hubo un Otón y contra un Otón un Vi-
crueldad. En el destierro y en la proscripción
de su patria natal y de su patria adoptiva los llevaron á centenares á los Estados l ui-
murieron Negrete y Echávarri, aquél en 1' ran- dos, y á centenares murieron de hambre á
cia y éste en los Estados Unidos, sin que re- poco tiempo, llenando los cementerios de Nue-
cordara la república los grandes servicios que va Orleans: y a s e r v í a n fie rehenes en las . lu-
prestaron primero á la independencia contra chas civiles, amenazados de ser fusilados á
España, y después al sistema triunfante con- toda hora; ya se ocupaban sus rentas ó se con-
tra Iturbide. I¿u> tripulaciones del navio Asia fiscal»an sus bienes (porque de apropiape de
y del bergantín Constante, que se sublevaron éstas ú de sustituirlos en los empleos sólo tra-
en alta mar contra sus jefes, y dirigiendo el taban las criollos, que así han procedido y
rumbo á las costas de México, vendieron los procederán cuando sean fuertes en todas las
buques, la patria y la honra por un puñado colonias, ténganlo bien entendido los espa-
de oro, expulsadas fueron también, sin que ñoles de Ultramar) y hasta los ricos que es-
ablandaran al Congreso mexicano las lágrimas capaban de México por milagro, llevándose
con que expusieron el peligro de caer en las sus capitales, y con ellos la industria que fer-
vengadoras manos de España. Acusados los tilizaba el país, se vieron más de uu^ vez en
españoles de ser los autores de todas las con- peligro, víctimas de la codicia y de la mal-
vulsiones porque pasaba México «como si to- dad de los capitanes de los buques en que se
do lo pudieran los que no podían protegerse embarcaban, entre los cuales hubo uno que
á sí mismos», según dice un escritor america- fué condenado á pena capital en ios Estadas
no; ya decretaba el Congreso «que ningún es- Unidos por el asesinato que intentó de los pa-
pañol por nacimiento podía ejercer cargo ni sajeros y el robo que llevó, á cabo de sus
empleo eclesiástico, civil ó militar, de nom- equipajes. El escritor español que sintiera re-
bramiento de los poderes generales»; ya se moverse y palpitar aún en su pecho la ira do
disponía por el mismo que fueran expulsados la patria, pudiera decir que bien vengada que-
todos los españoles capitulados, á cuya clase dó España con el fin que tuvieron tantos des-
pertenecía aquel gran número de soldados, i dichados de 1a infamia ó cobardía que m u -
quienes se quiso retener á toda costa, y que chos cometieron al abandonar su bandera ó
después tuvieron que salir, dejando abando- al no morir abrazados á élla cuando Iturbide
nados á su familia y á sus hijos, siendo arran- diósu grito de rebelión: limitémonos nosotros
cados á viva fuerza de sus hogares y empuja- á consignar, templada la indignación por el
dos con brutal violencia hasta los buques que tiempo y por la simpatía hacia el infortunio,
274
que el misérrimo espectáculo que, proclama- Ramos Arispe, eclesiástico también, y que,
da la república, ofrecieron los españoles que cuando estaba en España al principio de la
desertaron 6 no defendieron la bandera de la revolución de las Cabezas de San Juan, tan-
patria, nos confirma en nuestra firme creen- to influyó en el nombramiento de O ' D o n o j ú
cia de que, en el encadenamiento rigoroso de y en la conducta de nuestro gobierno con
los sucesos humanos, hay una lógica inflexi- aquella importantísima colonia
ble que hace las veces de Providencia, que no
Así, pues, monarquía, unión de mexicanos
deja en caso alguno, trátese de individuos 6
y españoles, integridad de la fe, esplendor
de naciones, el heroísmo ó la virtud sin pre-
del culto, todas, todas las garantías del plan
mio. y las faltas ó los crímenes sin expiación.
de Iguala desaparecieron bien pronto como
Y lo que ocurrió á los españoles que favo- sueños de una noche de verano, dejando en
recieron la independencia, ocurrió también al cambio la realidad de la república ¿Qué es
clero que la alentó y acaloró por sustraerse á lo que ha sido la república para México? D i -
las medidas reformadoras de los revoluciona- gámoslo rápidamente, como final de nuestro
rios españoles. Atacada fué la jurisdicción de libro, para que la triste y dolorosa experien-
la Iglesia en el modo de proveer los curatos; cia de Nueva Esjjaña sirva de enseñanza á la
menoscabadas se vieron sus rentas, pues se España antigua, hoy que tantos apóstoles tie-
dispuso que el pago de los diezmos quedase ne entre nosotros la república, ora federal,
á la libre conciencia de los fieles sin obliga- ora unitaria, y y a que así la unitaria como la
ción alguna civil; los bienes eclesiásticos y las federal han dado en México tantos y tantos
fundaciones piadosas fueron objeto varias ve- frutos de perdición.
ces de las ávidas intrusiones del poder; los
A l proclamarse la república, México, con-
institutos monásticos, vistos con recelo i>or
tando con las provincias de Yucatán y de
los republicanos, vinieron al suelo; se secu-
Chiapas, tenía una extensión territorial de
larizó 1a enseñanza; fueron extrañados mu-
216,012 leguas cuadradas, y á pesar de que los
chos obispos; confundidos con los españoles
mexicanos se hacían la ilusión d e q u e los Es-
salían los frailes de las ciudades, y los misio-
tados Unidos habían de ayudarles al procla-
neros de la California, que habían constitui-
mar y al sostener instituciones políticas igua-
do ya en aquellas desiertas poblaciones flore-
len, fundando este cándido optimismo en las
cientes, llevados eran á las playas pala ser
calorosas felicitaciones que al principio de su
embarcados por los feroces sicarios de aquel
revolución les dirigió la gran república, lo
da, quiso hacer la Europa, ó en nombró de
la Europa alguno ó algunos de sus soberanos',
cierto es que, después de una guerra sangrien-
al proteger al valeroso é infortunado Maxi-
ta y desdichada, por el tratado de paz que se
miliano, se habría evitado la horrible muti-
celebró á 2 de Febrero de 1848 en la villa d e
lación d e territorio de que hemos hecho men-
Guadalupe, hubieron de cederse las provin-
ción. Se proclamó la república, se aflojaron
cias de Tejas, de Nuevo México y Alta Cali-
todos los resortes do la autoridad, desapa-
fornia, en totalidad, y una porción conside-
reció el ejército, cada Estado se consideraba
rable de los Estados de Chihuahua, Coahui-
independiente, abrió sus fauces el coloso ve-
la y Tamaulipas, esto es, una extensión de
cino y se fué devorando á Tejas, á California,
territorio de 109,944 leguas cuadradas, con
al Nuevo México, á Tamaulipas, á Chihua-
más otras 1,938 como indemnización de una
hua y á Coahuila, comarcas quo en las acti-
suma de quince millones de pesos, de modo
vas y emprendedoras manos de los Estados
que vino á perder México más de la mitad de
Unidos han resultado ser los países del oro y
su territorio. i déla abundancia. ¡ Ah! E s la lCs|>aña una na-
Tenemos por induduble que España ha- ción antigua, cuyos vínculos han apretado en
bría podido ofrecer más resistencia á la am- la dilatación de los siglos la mano de hierro
bición de los Estados Unidos; pero, aun pres- del absolutismo y tantos lazos morales y ma-
cindiendo de esto, si al realizarse la indepen- teriales de religión, de costumbres, de inte-
dencia de México se hubiera establecido la reses, de desdichas y prosperidades comu-
monarquía bajo la« bases del plan de Iguala, nes, y sin embargo, si mañana proclamára-
si allí se hubiese levantado una monarquía, mos la república, no sólo tendríamos que dar
como el imperio del Brasil, con elementos el último, desesperado y supremo adiós á
europeos, reforzando su población indígena aquellas de nuestras provincias que están en
con el contingente de españoles que anual- apartadas zonas, sino que temeríamos por
mente iba á México,, y con parto de los eu- aquellas ricas comarcas que lindan con nues-
ropeos que enriquecen la población yanqui; tro inquieto vecino el francés, que tanto y tan-
si allí hubiera surgido una potente repre- to las ha codiciado en todos tiempos, provin-
sentación de la raza latina en América, en- cias Vascas, Navarra, Cataluya é Islas Balea-
frente de la anglo-sajona que la aniquila y res, ya que no por la disolución completa de
absorbe; si allí, con tiempo, con oportunidad, la patria.
en la hora precisa se hubiera hecho lo que,
tarde quizás, y en malas condiciones sin du-
C u a n d o se proclamó la independencia de no se b a creado, y si no que se diga el b u j
México, este país no tenía ni d e u d a exterior que de guerra que lleva por los mares la b a n -
ni d e u d a interior. Lejos de eso, sus rentas, dera mexicana; segundo, en el mantenimien-
á fines del siglo anterior, ascendían á la can- to de un ejército, que al fin y al cabo ha aca-
tidad anual de 20.462,307 de pesos, y como bado por desaparecer; y tercero, en arraigar
las gastos de administración no pasaban de la república, ora unitaria, ora federal q u e ha
5.250,000 y los de guerra sólo importaban... llegado al último grado de descrédito. E n los
4.650,000, cubiertos éstos, quedaban primeros treinta años de independencia m á s
10.000,000, con que se sostenían otras pose- de seis mil millones de reales se han dedica-
siones españolas, q u e recibían 3.500,000 de do al ejército y á la marina, y más de qui-
-
midades, si Iturbide se hubiese encerrado
carece de las virtudes de las razas primitivas. con verdadera lealtad en las bases salvadoras
La, fuerza manda y la debilidad obedece. El del plan de Iguala, si su ambición no le h u -
único móvil de todos es el dinero, es el bece- biera cegado para constituir una monarquía
rro de oro, es el vil interés. Poseer una for- irrisoria é imposible, y si, con este fracaso y
tuna, no importa cómo; he aquí la única, la este descrédito de la monarquía,^ no se hubie-
suprema aspiración de los mexicanos. De se hecho fatalmente necesaria una república
ahí que siempre los gobiernos se encuentren que es la vergüenza del antiguo y del nuevo
con gentes endurecidas y metalizadas que no mundo. Bastardeóse la revolución, quiso Itur-
les ayudan en sus constantes apuros: de ahí bide convertirla en provecho propio, exclu-
la inmoralidad profunda de la administra- sivamente apoyado en las hechuras que im-
ción: de ahí la eterna infidelidad del ejército provisó con general escándalo en el ejército,
y de los empleados: de ahí la frecuencia de V al verse engañados por él los intereses, las
las revoluciones, porque los que mandan se clases, los elementos y los partidos «jue real-
ven siempre amenazados por la creciente y mente hicieran el movimiento, le dejaron so-
renovada ola de ambiciosos epicúreos que lo y su reinado de un día, le costó la exis-
vienen detrás, ávidos de ocupar los puestos tencia La fascinación que los Estados U n i -
que son la fuente de la riqueza: de ahí que dos ejercían sobre los patriotismos fogosos é
se haya hecho imposible la libertad y que inexpertos de los mexicanos, y el despecho
sólo en la dictadura busquen garantías los y la desesperación, y la falta de una dinastía
intereses y algún reposo la sociedad amena- en los elementos monárquicos, trajeron la
zarla de una completa disolución. república cuando México ]>or sus tradicio-
No, no pensamos nosotros que todos ««tos nes, por sus intereses y por sus costumbres
males hayan sido el resultado lógico «le la reclamaba la monarquía: he aquí todo el ori-
proclamación de la independencia, aunque gen del mal, que nada hay más ocasionado
Bolívar haya dicho que la América española á convulsiones y á catástrofes en los Estados
la conquistó á costa de todos los demás bie- como el antagonismo constante entre el mo-
nes que disfrutaba. Sumariamente hemos do de ser tradicional y constitutivo de los pue-
trazado la última página de nuestra domina- blos y las formas de gobierno que se dan pa-
ción en México, V nuestra firme creencia es ra cumplir su misión histórica en el mundo.
que, ni aun con su prematura emancipación,
Así, pues, si al concluir el capítulo ante-
hubiera pasado por tantas desdichas y eala-
ñ o r decíamos ¡MEMENTO HOMO! á todos los
que se encontraban ó encontrarse pudieran
en el caso de Itnrbide, nuestra última pala-
bra, en esta imperfectísima obra, a l correr de
la pluma, escrita será también e s t a q u e acaso
con n o poca oportunidad pudiéramos dirigir
á los partidos y la nación española: ¡UEMEM-
BEB!
SEGUNDA PARTE
PREFACIO
W m m m
Nueva teipaila,"
glaterra, tan pronto como fuese posible, pero personal, aun cuando aquél fuese duradero,
no estaba capaz de efectuar su intento sin para volverlo popular. Estas cartas deplora-
muchas dificultades; aunque es debido á Mr. ban las miserias de un pueblo sin confianza en
Chateaubriand, decir, que cuando élla y su far sus gobernantes; los destinos de la nación obs-
milia llegaron á París, él se interesó perso- curecidos; los canales de la felicidad pública
nalmente en facilitarle su viaje, juzgando qui- obstruidos; y el imperio de la religión, cami- "
zá. que: era inhumano é .impolítico detenerla nando á gran prisa á su ruina: invocaban á
Esta traducción se concluyó antes del fin I túrbido por,los vínculos del nacimiento,amis-
de Febrero; pero se suscitó la duda de si de- tad y parentesco, por el recuerdo de s u viejo
bía ser publicada inmediatamente* México padre que todavía estaba en México, y por las
vino á estar cada día más y más perturbado; más solemnes obligaciones que había contraí-
y ocurrió á la mente sensible «leí general I túr- do con su país para que volviese á él á redi-
bido, que como esta obra, si se publicaba, ne- mirlo otra vez de la destrucción.
cesariamente llegaría á sus paisanos, obraría, El general Iturbide tuvo además noticias
ó al menos parecería que se intentase que de buen origen, que no dejaban d u d a ó su en-
obrase oomo una nueva tea de discordia en- tendimiento, de que Fernando haría otra ten-
tre éllos: inducido por esta y otras conside- tativa desesperada para imponer de nuevo el
raciones, manifestó su deseo de que la publi- sacmlido yugo de España, á lo menos sobre
cación se difiriese. una porción de sus antiguas, colonias. T u v o
razones inequívocas para conocer que este in -
Entre tanto, casi cada buque que venía de
tentó sería favorecido por cada miembro de
México á Inglaterra, traía las más ardientes
la Santa Alianza, y que la negativa de Ingla-
súplicas para que él volviese á aquel país.
terra para discutir la cuestión de un nuevo
Las cartas aseguraban que la república fede-
Congreso, era el único obstáculo que les es-
ral mantenía con débil lazo solamente unas
torbaba declarar sus miras y ejecutarlas á la
pocas provincias: que los realistas, ó partido
faz del d í a El no ignoraba lo mucho que se
d e los líorbones, ejereital>an todas las artes
podría y se querría hacer por las intrigas se-
de la intriga para fomentar las divisiones in-
cretas y por la corrupción diestramente ma-
testinas, á que la contra-revolución había da-
nejada. que aunque la Francia no se atrevería
do origen ; y que entre los republicanos no ha-
á mandar sus trasportes y legiones á España,
bía suficiente energía ó talento para organizar
como prematuramente había prometido; sin
un gobierno estable; ni bastante influencia
salió con M a d a m a Iturbide, y dos niños pe-
embargo, podría tener una perfecta inteligen-
queños y una corta comitiva, de Cosves, el
cia con los otros poderes continentales, para
11 de M a y o , el mismo día cabalmente que
proveer á Fernando de los medios de equipar
doce meses antes salió de México para Italia.
nuevas expediciones, al mismo tiempo qué
Antes de salir de la ciu<lad dejó la siguiente
los agentes de los aliados en las provincias
carta, como manifestación de sus miras:
"americanas promoverían la discordia.
E n estas circunstancias fué cuando al prin-
«Mi querido señor: es probable que tan
cipio de Abril, recibió Iturbide en F a t h nue- pronto como se sepa mi partida, se susciten
vas solicitaciones, más vehementes que n u n - diferentes opiniones, y q u e algunas sean fal-
ca, p a r a que volviese á México. Juzgó que sas. Deseo por tanto, que V . pueda conocer
la verdad, de una manera auténtica.
no p o d í a por m á s tiempo rehusar aquellas
Por u n a desgracia digna de llorarse, las
súplicas, sin sacrificar lo que d e b í a á su pa- principales provincias de M é x i c o se hallan en
tria. N o a n i m a d o por miras de engrandeci- este momento desunidas: las de Guatemala,
miento personal, sólo tuvo á la vista la inde- Nueva-Galicia, Oaxaca, Zacatecas, Queréta-
ro y otras, atestiguan suficientemente este
pendencia de México que h a b í a tenido la glo-
hechó.
ria de concluir; y determinó tomar el fusil y
Un estado tal de cosas expone la indepen-
mezclarse en las filas como simple soldado, dencia del país á un extremo peligro: si la
para derramar la última góta de su sartgre por perdiera, debería caer por siglos en espanto-
aquella causa segunda. sa esclavitud.
Mi vuelta h a sido solicitada por diferentes
V i n o á l a ciudad, consultó Con sus amigos,
partes del país, que me consideran necesario
arregló sus cosas para Su partida, que estaba para el establecimiento de la unanimidad y
favorecida por u n a extraordinaria combina- la consolidación del gobierno. Y o no presu-
ción de circunstancias, y después poniendo mo formar tal opinión «le mí mismo, ¡ e r o co-
mo estoy seguro q u e está en mi m a n o contri-
seis de sus niños ( í ) en diferentes escuelas,
buir en grah manera para amalgamar los inte-
reses separados <!<• las provincias, y tranquili-
(1) El hijo mayor es un hermoso joven de 16 año* zar en parte a«piellas pasiones irritadas que
está en el colegid de'Amph-forth. certa de York: el son capuces de conducir á la inás desastrosa
segundo, ahora de ceiva de 6 años, está en una escue- ananjuía, voy a n i m a d o de semejante objeto,
la de primaras letras de Ha»p3tead; las dos hyas ma- y sin ninguna otra ambición, q u e la gloria «le
yores, de menos de 12 años, en el convento de lauti- hacer la dicha de mis paisanos y de cumplir
ton: v las dos mis jóvenes en Spetísbury-house, cerca las obligaciones q u e del>o al país que me vió
deülandford, en el condado de Dorre.
plan tiene suceso, como dice arriba, «todas
nacer: obligaciones que han recibido nueva
fuerza desde el evento de su independencia. las provincias reconocerán aquellas cargas,
Cuando abdiqué la corona de México, lo hi- que si el presente gobierno continúa, caerían
ce con placer ; y mis sentimientos son malte- sólamente sobre unas pocas». Cuando estuvo
rabies. . , en este país, atestiguó y expresó frecuente-
Si tengo la suerte de realizar mi plan con mente la aprobación de la conducta el Sr.
Ja extensión que deseo, pronto presentara
Hurtado, con respecto al préstamo de Colom-
México un gobierno consolidado, y un pue-
blo obrando por una sola opinión y coope- bia: declaró la injusticia, y condenó fuerte-
rando al mismo efecto. Ellos todos recono- mente la oposición de Fernando para recono-
cerán aquellas cargas, que si el presente go- cer los empréstitos de las Cortes. Los princi-
bierno continúa, caerían sólámente sobre unos pios para con Iturbide, son un motivo bas-
pocos; y las negociaciones de minas y comer- tante; pero el interés debe también obligarle
cio del país-tomarían una energía y firmeza
á admitir el préstamo existente de México,
que ahora no tienen. E n la anarquía, nada
hay seguro. , . , pues previ ó y aun estaba algo preparado pa-
Y o no dudo que la nación inglesa, que sa- ra la necesidad que el estado de México ten-
be pensar, inferirá fácilmente de esta mani- dría, de otro posterior, tan presto como las
festación la probable política situación de condiciones del uno y a negociado se admitie-
M Concluyo recomendando otra vez á la aten- sen.
ción de V . mis hijos; que en mi separación El general Iturbide, á su partida, dejó á la
de algunos, se verá una nueva prueba de los
discreción de sus amigos publicar el siguien-
verdaderos sentimientos que animan el co-
te manifiesto; y como las razones que lo in-
razón de vuestro muy sincero amigo.—Agus-
tín de Iturbide. , , dujeron originalmente á Suspender su publi-
Señor D. Miguel José Q u i n . — Posada de cación, han sido removidas en gran parte,
Gray». por la circunstancia de su partida j>ara M é -
xico, aquéllos concibieron que no debían por
U n duplicado de esta carta fué puesto por
más tiempo privar al público de una obra,
el general Iturbide en mano de su agente co-1
que aunque limitada en su extensión, derra-
mercial Mr. Fletiher, mercader de la ciudad.
ma luz sobre una época interesante de la his-
Esta carta es una clara indicación de que toria de Sur América.
las intenciones de Iturbide no chocaban" con
Para que algunos j*asajes de ella sean in-
algunos empeños existentes, formados por el
teligibles al lector inglés, puede ser útil reca-
gobierno republicano con este país. Si su
pitular algunos de los principales aconteci- zón de su conducta conciliadora hacia éllos,
mientos de la revolución mexicana que pre- y por la misma razón ora detestado de los es-
cedieron á la aparición de Iturbide en la es- pañoles, que en la mayor j>arte estaban inte-
cena. Siempre desde la conquista de México resados en favor del nuevo rey José. Los eu-
por los españoles, la memoria de sus cruel- ropeos, ayudados por las intrigas de la Fran-
dades había permanecido profundamente gra- cia, depusieron ó Iturrigaray, á quien suce-
bada sobre los corazones de los nativos; y na- dió Venegas, cuya administración le hizo par-
da, sino la espada, los tenia tío subordinación. ticularmente odioso á los americanos. E l ha-
E n el tiempo de aquella conquista los nati- bía ya conocido su fuerza en la unanimidad
vos eran, Y aun todavía permanecen com- de sus sentimientos hacia Fernando, su resis-
puestos de diferentes castas, que cualquiera tencia para reconocer A Jo6é, y la influencia
que sean sus mutuas antipatías, tós conducen' que tenían con Iturrigaray. Su deposición,
siempre'contra los españole* europeo«, la y la conducta de Vonegas, obraron poderosa-
separación del Norte- Am&rica de la domina- mente en su corazón, y se formaban conspi-
ción de Inglaterra, causó una funesta sensa- raciones con el objeto de exterminar á loses-
ción entre los criollos de México y do las pañoles. Fué concertada una insurrección si-
otras partes de Sur América: élloseran la cla- multánea por todo el reino; pero se frustró por
se próxima en la sociedad á los españoles, y un accidente. Un cura de Dolores, llamado
por tanto tenían una más íntima animosidad Hidalgo, erael jefe de la conspiración en G u a -
contra ellos. Ix>s criollos vieron á los espa- najuato, una de las más ricas y más bellas
ñoles elevados á los puestos de confianza y provincias de México. Descubrió su plan á
utilidad, mientras éllos, los nativos del país, Iturbide, que era joven entonces; pero le pa- > .
eran las víctimas de toda suerte de injusti- reció que ofrecía poca esperanza de suceso, y
cias y opresión. Sirt embargo, tan luego co- rehusó apoyarlo. Hidalgo y sus indiscipli-
m o oyeron q u e la junta de Sevilla en i m , nados secuaces, atravesaron diferentes pro-
declaró la guerra contra la Francia, olvida- !
i
vincias y por. Cada una dejalmi señalado su
ron sus agravios, rehusaron firmemente trans- paso con robos y sangre. El, al fin, fué des-
ferir su obediencia á José Bonaparte, y re- truido; pero sus esfuerzos han excitado m u -
solvieron mantener su país para Fernando. chos imitadores, y por nueve ó diez años las
E n aquel tiempo era el virrey Iturrigaray; provincias fueron acosadas, y la industria in-
él era popular entre los americanos, |M»r ra- terrumpida por una sucesión de ignorantes
aventureros, cuyo único objeto era adquirir levantadas eran únicamente aquellas qUe éllos
riquezas por el robo, y una bárbara preemi- querían, y se les enseñaba á mirar á sus co-
nencia por cruel carnicería. Uno de los más mandantes como amos, cuyas solas órdenes
distinguidos corifeos de aquellos bandidos, debían obedecer. Las gentes del campo eran
después de Hidalgo, fué otro presbítero, To- reputadas como vasallos, sin ningún privile-
rres. E n las memorias de la revolución ame- gio, sobre quienes tenían derecho de amonto-
ricana de Mr. Robinsón, se halla un retrato nar injurias, y la soldadesca robar con impu-
de este caudillo, hecho con gran fuerza, y pa- nidad. Cada comandante venía á ser un pe-
rece ser una imagen fiel de los capitanes in- queño tirano en su distrito: los intereses del
surgentes de aquel período. país, ya no fueron mirados como el objeto
primario, sino que fueron suplantados por
«Torres tenía bajo de su mando una inmen- una dedicación á los propios placeres, mien-
sa extensión de país, que había dividido, co- tras el principal objeto y fin de sus enfueraos
mo en el antiguo sistema federal, en distritos era conservar la benevolencia del sultán To-
ó comandancias. Era un rasgo sobresaliente rres. Por su parte, él era aventajado en las
de su política elegir para el gobierno de estos artes necesarias para congraciarse en la bue-
distritos, hombres cuya grosera ignorancia, na opinión de estos hombres. Jugaba y be-
él concibió podría hacerles obedientes á su bía con éllos: corría carreras y jugaba gallos,
voluntad, y sugetos adecuados para promo- en cuya ciencia era extremadamente diestro,
ver sus miras de dominar exclusivamente. hasta que éllos eran despojados de su dinero.
Muchos de estos comandantes siguieron el En surtía, mientras los comandantas se con-
ejemplo que les dió Torres, dirigiendo su formaban con sus instrucciones, ni investiga-
principal atención á sus personales satisfac- ba ni cuidaba de su conducta. N o era,.pues,
ciones. Sin un gobierno capaz de hacerse obe- extraño que Torres, después de haber aido
decer, éllos no se reprimían en sus procedi- nombrado comandante en jefe, mantuviese
mientos, y obraban á su placer en sus res- un poder absoluto, y fuesen sus órdenes obe-
pectivas comandancias. Miraban las rentas decidas prontamente y sin réplica: si ellas h u -
del Estado, no como pertenecientes al públi- biesen emanado de un hombre de conducta
co, sino como su propiedad individual, y con- justa y recta, no habrían sido más respetadas
sideraban como un favor hecho á la repúbli- y atendidas. Sus cuarteles estaban en la ci-
ca, cuando algunos de los recursos d é l a mis- ma de la montaña de los Remedios, que él
ma se destinaban á su servicio. Las fuerzas
El escritor de éllas, general Iturbide, es
fortificó, á costa y ruina de muchas familias
ahora de cosa de 40 años: su cuerpo regular,
de sus alrededores. Allí, cercado de mujens
bien proporcionado; y por su experiencia mi-
y de toda la sensualidad que el país permi-
litar, capaz de sufrir trabajos y privaciones.
tía, vino 6 ser indolente y caprichoso, expi-
8u semblante afable, y sus maneras sencillas
diendo los más arbitrarios decretos, y como
y francas. Es imposible conocerle, sin sen-
un semi-dios, desde su alto asiento, se son-
tirse arrastrado hacia él. Por una buena for-
reía por los efectos de sus imperiosos manda-
tuna que no es común en Sur América, su
tos sobre los fieles americanos, por quienes
educación fué atendida desde su primera
* estaba sostenido. Cuando en el cénit de su
edad. Está cercado en la literatura clásica, y
gloria se le veía r o d e a d o de sicofantas y mu-
su ordinaria conversación está marcada con
jeres, cantando las más obscenas coplas en su
una peculiar concisión y fuerza de expresión,
alabanza, mientras echado sobre un sofá, y
cuando ocupado con algún objeto de impor-
abanicado por una de sus mujeres, escucha-
tancia, su lenguaje se eleva á una elocuencia
ba con éxtasis las más groseras adulaciones y
natural y llega á ser afluente, gracioso é im-
se reía á carcajadas, dimanadas de su viva
ponente. Su entendimiento es de un prof^p-
satisfacción, y regocijado é hinchado de vana-
do y noble orden, y por su previsión, com-
gloria exclamaba frecuentemente: «yo soy jefe
prensión y feliz perspicacia, admirablemente
de todo el mundo». T a l era el carácter del je-
adaptado para la organización de un país na-
fe de los revolucionarios, de las provincias de
ciente. Sus talentos como soldado y su cons-
Occidente. • tante buen éxito en el campo, lo han hechó
Durante el intervalo entre 1810 y 181b, el ídolo del ejército. Su corazón fué rendido
Iturbide tuvo un alto mando bajo de los vi- en su juventud por el afecto á la señora que
rreyes, é hizo varias expediciones afortuna- llegó á ser su mujer, cuando ambos eran jó-
das contra los insurgentes, que eran poco venes, y que es ahora la madre de una nu-
más que unos bandidos, y que venían a ser el merosa familia. Es en el círculo de ésta, cuan-
temor del país. E l l o s fueron al fin casi d £ do BUS hijos la rodean, que se ve á Iturbide
persos al cabo del año de 1819; y en el de más deleitado: de ese mismo círculo sus vir-
1820, poco después d e > proclamación de la tudes públicas han derivado su más refinado
constitución en España, comenzo un nuevo impulso, y en que ellas Encuentran su mejor
recompensa. Con respecto á su poder de oon-
fermento. Este está'descrito en las siguien-
tes páginas.
21
ciliar las opiniones contrarias, un caballera
recién llegado de S u r América, y cuyo testi-
m o n i o es lejos de toda sospecha, dice que
era l a destreza de Iturbide, en cualquiera ca-
so de conquista, que convertía en sus active,
amigos todos aquellos que h a b í a n sido indi-
ferentes antes: pocas veces dejó de ganar pi-
N o escribo para ostentar erudición: quiero
ra su causa los más poderosos de sus enemi-
ser entendido de todas las clases del pueblo.
gos: mientras al mismo tiempo gano la con-
La época en que he vivido ha sido delicada:
fianza y estimación de todos por su invam-
no lo es menos la en que voy á presentar al
ble moderación, h u m a n i d a d y justicia*.
mundo el cuadro de mi conducta política. M i
E l general Iturbide h a declarado que s
nombre es bastante conocido: mis acciones lo
consigue tener ( 1 ) inlluencia á s u l l e g a d a i
son también; pero éstas tomaron el colorido
México, l a ejercitará en introducir, basta don-
que les dieron los intereses de los que las
de el genio del país lo permita, las mstilu-
trasmitieron á regiones distantes. U n a nación
p i o n e s políticas de Inglaterra Mientra^
grande ( 1 ) y muchos individuos en particu-
permanencia aquí, se instruyó de dichas »
tituciones y sintió por éllasla m á s grande ad-
(1) La nación española, sin embargo de que cuan-
miración. E l declaró también su más-vm do resonó en Iguala la voz de independencia, habla
deseo de cultivar las más íntimas relación® dado un ejemplo de cuanto debe apreciar un pueblo
• políticas y comerciales con nuestro gobierno «u libertad civil, condenó en los mexicanos, lo mismo
que ella reputaba como una gloria inmortal. Tal es
y no cabe la menor d u d a que la restaurac** el efecto de las pasiones humanas: conocemos el bien,
de su influjo producirá peculiares ventap le apetecemos para nosotros, y nos desagrada que los
« o sólamente al pueblo mexicano, sino W demás lo apetezcan también para si, cuando éste ape-
tecer se opone á nuestros intereses, reales ó aparen-
bién al inglés. Londres, 3 de Junio de 1 M ta).
—El traductor.
(a) Poco calculadora la nación espafiola, lejos de entrete-
jen® en vomitar injurias contra el caudillo de Iguala, debia
de haber aceptado las estipulaciones celebradas en este lu-
m Véanse los e x a c t o s de un diario escrito gar y en el de Córdoba, porque de perderlo todo, á contar
j">a muy grande parte, hay notabilísima diferencia. De
las costas de Chile, P^rú y México, por el c*p. bla de agradecerle un sesgo tan prudente, tomado en dr-
silio Halb.
BU patria, á quien no le persiguieran enemi-
lar, se creyeron ofendidos y me denigraron.
gos envidiosos?
Y o diré con l a franqueza de u n militar lo <p»
Di la libertad á la mía, tuve la condescen-
f u i y lo que soy; lo que hice y por qué; 1«
dencia ó llámese debilidad, de permitir m e
imparciales juzgarán: mejor a ú n la posto
sentasen en un trono que cree, destinándole
dad N o conozco otra pasión q u e l a de glo-
á otros; y y a en él tuve valor para oponerme
ria, ni otro interés que el de conservar no
á la intriga y a l desórden. Estos son m i s d e -
nombre de manera que no se averguencen
litos; no obstante ellos, ahora y siempre m e
mis hijos de llevarle. presentaré con semblante tan sereno á los es-
T e n g o por puerilidad perder el t i e m p o ® pañoles y á suTey, como á los mexicanos y á
r e f u t a r l o s l i b e l o s que se escribieron ( ^ n t r a r ó sus nuevos jefes; á unos y á otros hice i m -
(I) ellos están concebidos del m o d o más í portantes servicio^: ni aquéllos ni éste« supie-
propósito p a r a desacreditar á sus autores:^- ron aprovecharse de las ventajas que les pro-
Leninspiradosporlasfurias^-engan^y^ porcioné: faltas que éllos cometieron son las
«¿re solamente respiran; y poseídos de pa^ misma« Con que m e acriminan.
^ bajas, ni reflexionar pudieron en sus con-
En el año de 10 era y o u n simple subalter-
S S e s . ¡Miserables! ellos nie —
no ( 1 ) : hizo su explosión la revolución ~pro-
¿Cuál f u ¿ el h o m b r e de bien que trabajó por
ÉÉESSHSSi=
do es que Tos que militan en estos cuerpos no disfru-
tan sueldo alguno; yo tampoco lo disfrutaba, ni la
carrera militar era mi profesión, cuidaba de mis bie-
nes y vivía independiente, sin que me inquietase el
deseo de obtener empleos públicos que no necesitaba,
ni para subsistir ni para honrar mi nombre, pues la
constancias »as más j ^ J ^ t í S
pirita, verdaderameotó gmnde ^ y o ^ ^ ^ ^ ^ Providencia quiso darme un origen ilustre que ja-
renanció al ^ " ^ ^ e ^ e t t e I n d e p e n d i e n ^ mi» desmintieron mis accidentes, y hasta en mi tiem-
tomaron en efecW 4 - » po supieron todos mis deudos conservar con honor (a).
pañula. Folletos de la, I») La vanagloria, dice santo Tomás, qae es sienlpre nn
Se los mexicanos. s ^ r t b l e r o n « ^ e-xpendieron P r£ njfcf pero qae no tiene tal carácter aquel aplauso qne el
•««bre hace de si propio, noreBriéndosoá si. sino á la Pro-
rcleaáa. Algunas veces es tan necesario ese élogjo pereo-
•"«Soe sin él no nos estimularíamos á las acciones grandes.
s á a r s í s i s s B i " - •i -
por entonces!
mis predicciones. H i d a l g o y los que le suce-
yectada por D . M i g u e l H i d a l g o , cura de Do- dieron, siguiendo su ejemplo, desolaron el
lores, quien me ofreció la f a j a do teniente ge- paÍB, destruyeron las fortunas, radicaron el
neral ( 1 ) . L a propuesta era seductora para odio entre europeos y americanos, sacrifica-
un joven sin experiencia y en la edad de am- ron millares de víctimas, obstruyeron las fuen-
bicionar; l a desprecié sin embargo porque me tes de las riquezas, desorganizaron el ejército,
' persuadí á que los planes del cura estaban aniquilaron la industria, hicieron de peor
m a l concebidos; ni podían producir m á s que condición la suerte de los americanos, exci-
desórden, sangre y destrucción, y sin que el tando la vigilancia de los españoles, á vista
objeto que se proponía llegara jamás a verifi- del peligro que les amenazaba, corrompieron
carse ( a ) . E l tiempo demostró la certeza de las costumbres; y lejos de conseguir la inde-
pendencia. aumentaron los obstáculos que á
(1) Don Antonio Lavarrieta, en un infonne que di- ella se oponían.
rigió contra mi al virrey, dice: que yo habrte taud.
Si tomé las armas en aquella época, no f u é
u f o de los primeros l u g a r « en ^ ^ ^
hubiera querido tomar parte en ella. Bien sabia L*- para hacer la guerra á los americanos, sino á
varrieta las propuestas que se me hicieron. los que infestaban el país ( 1 ) ,
S 3 S K W B a m
gre, devastación y llanto? Si se satisfizo ó no el objeto, lo
<iee el fausto dia 27 de Septiembre de 1821. 8in Hidalgo no
tibiera Iturbide: sin Hidalgo no hubiera ilustración: an Hi-
dalgo no hubiera libertad.
P o r Octubre del mismo a ñ o de 10 se me servicio (cual- fuera entonces la costumbre)
ofreció un salvo conducto para mi padre y pa- con sola la condición de que me separase de
r a mi familia, é igualmente que las fincas de las banderas del rey y permaneciese neu-
éste y mías estarían exentas del saqueo y tral ( 1 ) . T u v o igual suerte esta proposición
del incendio y libres de ser destinados á su que la anterior. Siempre oonsideré criminal al
indolente cobarde que en tiempo de convul-
ligión: los partos beligerantes se hicieron la guerrea siones políticas se conserva apático especta-
muerte: el desórden precedía & las operaciones de dor de los males que afligen á la sociedad sin
americanos y europeos; pero es preciso confesar que tomar en ellos u n a parte, para disminuir al
los primeros fueron culpables, no sólo por los mal««
que causaron, sino porque dieron margen A los segun-
dos, para que practicaran las mismas atrocidades que (1) Por notoriedad es conocida de los mexicanos
veían en sus enemigos. Si tales hombrea merecen es- esta proposición que se me hito por los jefes de aque-
tatuas, ¿qué se reserva para los que no se separan da lla insurrección desastrosa: yo me hallaba en S. Feli-
las sendas de la virtud? (a) pe del Obraje; me veia mandando un destacamento
de treinta y seis infantes; y & cuatro leguas distante
( . ) Bstá mnv equivocado el Sr. lturblde: los primeros qw de mi estaba la fuerza de Hidalgo, que ascendía i no-
se resistieron á entrar por nn acomodamiento, fueron lo» sá- venta mil hombres: ningún auxilio esperaba, y habría
trapas españoles: calillcaron el esfuerzo por crimen, y el os- muerto en aquel punto, si no hubiera recibido orden
curo gabinete de México destacó tropas en su persecución del gobierno á que pertenecía, para pasar & Toluca,
Los cachupines autorizando los desbaratos en Arenjuez. per-
petrólos por el principe de Asturias « M n r a W j y pad» antes que contribuir 4 la ruina de mi patria (a).
presunto yrepitiendoigual escena con el virrey
dieron al mundo el escándalo más inaudito y 'apraebamü
perentoria de su Inmoralidad y barbarte ¿Que P^kn lado preciso de lasrevoluciones,á mas de que no eran ellas
rer los esclavos, al notar agresiones tan h o - r e n d ^ c ^ rey, en su mayor parte tales. Las tropasrealistas,henchidas do or-
consumadas por los mismos que se jactaban de atócario? lu gullo y rabiosas de venganza, perpetraron sin duda mayores,
éxito lo comprobó: el orgullo español se más en número y más mal circunstanciados los crímenes.
las propuestas de los jefes mexicano», cargó la faerza sobre El robo, el estupro, la violencia, la rapiAa, la obscenidad, la
éUo^dictó suplicios, ejecutó asesinatos. ¿ Q ^ J l ^ f l - blasfemia, el sacrilegio, el homicidio, la crueldad, la sevicia,'
en e<ke caso? ¿Desistir de la empresa para sacrifl<«n,emúlU •1 horror, el estrago, llevaban por divisa esA hordas de fo-
mente? ¿Contentara conrepresentarpara morir e u u n ^ g ragidos; acaudilladas por jefes sin moral, sin patria, sin ho-
bulo dentro de veinte y onatro horas, sin haber conseguí« nor y sin conciencia BUas peleaban sin justicia; las de los
prender la chispa gloriosa de la insurrección? No habla americanos con la más evidente: éllas contaban con los auxi-
que tres términos: ó no haber tomado las annas, sino « B lios de un gobierno sistemado y opulento-, los otros con el
doL árepresentarcon sumisión, y «sto hubiera ado sobre único de sus escasas fortunas y denodados pechos, éllos
ciertamente peligroso, ciertamente inútil; o dejarlas dwpues ¿pero á qué cansarnos? Todas lasrezonesque á unos hace
de empeñada la acción, y era lo mismo con el »parecer comofieras,ó bandidos sin pudor, sin humanidad ni
una estúpida cobanlia; ó continuar la guerra que érelo gloría, constituye á los otros héroes magnánimos, atletas im-
co que prometía esperanzas, lo único glorioso, tanto ntt, pertérritos. constantes adalldades.
f») He aqui una nueva prueba de que los americanos no
cuanto desigual ere la lucha. .i^aihoear deseaban la guerra desastrosa; pues en el caso propuesto,
gi hubo partidas de americanos decididos sólo á desahogar otr» habría sido la conducta del sefior Hidalgo.
sus pasión«, no nos debemos admirar, pues este es el resal-
menos los d e sus conciudadanos: salí, pues, á ve otros contrarios que los que lo eran de l a
c a m p a ñ a para servir á los mexicanos, al rey causa que defendía, ni más rivales que los
de E s p a ñ a y á los españoles ( a ) . que en lo sucesivo m e atrajo la envidia por
Siempre f u i feliz en la guerra: l a victoria mi buena suerte: ¿á quién le faltaron cuando
f u é compañera inseparable de las tropas que le lisonjeó la fortuna? ( a )
mandé. N o perdí u n a acción ( 1 ) : batí ¿cuan- En el a ñ o de 16 m a n d a b a las provincias de
tos enemigos se m e presentaron ó encontré, Guanajuato y Valladolid, y el ejército del
muchas veces con fuerzas inferiores en pro- Norte; todo lo renuncié por delicadeza, reti-
porción de uno á diez y ocho ó veinte. M a n - rándome á vivir conforme á mi natural incli-
dé en jefe sitios de puntos fortificados: de to- nación, cultivando mis pasiones ( 1 ) : la in-
dos desalojó al enemigo, y destruí aquellos
(1) Dos vecinos de Querétaro, á quienes se agrega-
asilos en que se refugiaba la d i s c o r d i a N o t u - ron después cinco casas de Guanajuato^ de los que
tres eran de tres hermanos y pueden reputarse como
(1) Sólo fui rechazado y obligado ¿ retirarme el año por una, representaron contra mi al virrey; varios
de 15 que ataqué & Cóporo, punto militar inaccesible, eran los delitos de que me acusaban, no encontraron
por la naturaleza en el lugar donde yo ataqué, y bien un testigo que depusiese á su favor, sin embargo da
fortificado. Servia yo entonces i las órdenes del gene- que mi renuncia de todo mando no tuvo otro objeto,
ral español Llanos: éste me previno que atacase: la •ino el que no se creyese que dejaba de hacerlo por
delicadeza militar no me permitió poner dificultades temor ó por la esperanza de que les agradeciese el
á una determinación de esta clase: yo bien sabia que servicio. Las casas de la condesa viuda de Bul y Ala-
el éxito debía ser contrario: ya marchando lo mani- min dieron una prueba de que fueron sorprendidas
festé al general por medio de un oficio: volví como y engañadas, abandonando la acusación. Los virreyes
habia calculado: tuve sin embargo la suerte de salvar Calleja y Apodaca conocieron de este negocio, y des-
cuatro quintas partes de mi fuerza, en cuya accón paje de informarse de los ayuntamientos, curas, je-
dpbi perderla toda (b). fes políticos, comandantes y jefes militares mejor
reputados de las provincias y el ejército (que hicie-
(a) Proteger ó servir al rey de Bspana en la ««"pac^n £ ron mi apología), declararon conforme al dictamen
citoa de las Américas. no es acción que ceda en, honoiJW de su auditor y de dos ministros togados: ser la acu-
"señor lturbide. K1 rey de Bspaña no era £ sación calumniosa en todas sus partes, quedarme ex-
del'fcemisferio de Colón, y si solo un poseedor de i « I f t f e *
consigliente protegiendo i éste en su lucha contra los veri* pedita la acción de injuria contra los calumniantes,
^ r a S o k era favorecer á la Injusticia y canonisar el y que volviese & desempeñar los mandos que obte-
t^enoTmalo fuera, que el señor i tur bidé dijes«, que«rnj nía. Ni quise mandar, ni usó de mi derecho y renun-
como tantos, por equivocación, al tirano, que no hacer alarde cié el sueldo que disfrutaba.
de^nosprocedimientos que condena la filosofia y l a r a ^
(b) Dígase lo que se quiera: el sefior Iturbide sabia dirigí
al SdadoTla victoria,sabia entusiasmarlo y precaverlo:«« (a) A varios individuos les oi aplaudir las decantadas
militar. muertes de Salvatierra, como un hecho de justicia, como ec.
333
gratitud de los hombres m e h a b í a herido en que se repitiesen las horrorosas escenas de la
lo más sensible. S ú m a l a fe m e h a b í a obliga- insurrección; los gobernantes tomaron la ac-
d o á evitar las ocasiones de volver á ser el titud del que recela y tiene la fuerza; y los
blanco de sus tiros: por otra parte, deshecho que antes habían vivido del desórden, se pre-
el mayor n ú m e r o de partidos disidentes y ca- paraban á continuar en él. E n tal estado, la
si en tranquilidad el país, ya estaba libre del más bella y rica parte de la América del S e p -
compromiso q u e seis años antes m e ligó. la tentrión i b a á ser despedazada por facciones.
Por todas partes se hacían juntas clandesti-
patria no m e necesitaba y podía sin faltar á
nas en que se trataba del sistema de gobier-
mi deber descansar do los trabajos de la cam-
no que debía adoptarse: entre los europeos y
paña.
sus adictos, unas trabajaban por consolidar
Restablecióse en el año de veinte la llama-
la constitución, q u e mal obedecida y trunca-
d a constitución de las Españas. E l nuevo or-
da era el preludio de su poca duración; otras
den de cosas, el estado de fermentación en
pensaban en reformarla, porque en efecto tal
que se hallaba la península, las maquinacio-
cual la dictaron las cortes de E s p a ñ a era ina-
nes de los descontentos, la falta de modera-
daptable en lo que se llamó N u e v a España;
ción en los causantes del nuevo sistema, la
y ( a ) otras suspiraban por el gobierno abso-
indecisión de las autoridades y la conducta;
luto, apoyo de sus empleos y de sus fortunas,
del gobierno de M a d r i d y de las cortes, que
que ejercían con despotismo y adquirían con
parecían empeñadas en perder aquellas pose-
monopolios. Las clases privilegiadas y los po-
siones, según los decretos que expedían, se-
derosos fomentaban estos partidos decidién-
g ú n los discursos q u e por algunos diputados
dose á uno ó á otro, según s u ilustración y los
se pronunciaron, avivó en los buenos lari-
proyectos de grande cimiento que su i m a g i -
cios el deseo de la independencia: en los es-
nación les presentaba. Los americanos desea-
pañoles establecidos en el país, el temor d e ,
ban la independencia; pero no estaban acor-
des en el m o d o de hacerla, ni en el gobierno
dòn heróica y digna de un genio ^P-nor cnando ^ v l « ^ que debía adoptarse; en cuanto á lo primero,
Y o t e n í a a m i g o s en las p r i n c i p a l e s pobla-
(1) Un folletista ha dicho que es obra desuna reu-
ciones, q u e l o eran a n t i g u o s d e m i casa, ó que nión de serviles que tenian sus juntas en la Profesa,
a d q u i r í en m i s v i a j e s y t i e m p o q u e mandé; edificio de la congregación de San Felipe en México
c o n t a b a t a m b i é n c o n el a m o r d e l o s soldados: (a); cualquiera que haya leído el plan se convencerá
t o d o s l o s q u e m e c o n o c í a n se apresuraron á por solo su contexto que no pudo haber sido dictado
por el servilismo: prescindo de las ideas de aquellos
d a r m e noticias. L a s m e j o r e s p r o v i n c i a s la»
á quienes se atribuye; son cosas en que ordinariamen-
te el vulgo se equivoca; para mi son personas muy
(a) He aqoi como dividida la nación en tres partidos, e» respetables por sus virtudes y saber; este escrito lle-
cnanto al modo de tratar á los espafioles, la lenidad «nex.«- gará á sus manos, y y o no me atrevería á llamarle
na apenas ha estado en parte, no la mayor, por el sistemad« mío, porque tengo bastante delicadeza para exponer-
más moderación, sin embargo de que todos conocen, que es me á ser desmentido. Después de extendido el plan
incompatible la tranquilidad pública con la permanencia «•
éllos entre nosotros. que luego se llamó de Iguala, lo consultó con aque-
M
(b) Entonces habia tres sectas qne acabaron con el goMM- llas personas mejor reputadas de los diversos parti-
no que las nutria; pero no consta que hubiese más q u e » dos, sin que de una sola dejase de merecer la aproba-
cual logia escocesa, y se hizo lo mismo que ahora; una par» ción: ni recibió modificaciones, ni diminuciones, ni
de sus agentes deprimía al clero, otra lo alentaba. I>e es»
modo, luchando los eclesiásticos entre la confianza <lf mejo- aumentos.
ras y desesperación por los ataques bruscos que 1¡» dirigen,
tomaron con empe&o la regeneración y se logró Esta mi*™ (a) Este es don Vicente Kocafuerte, autor del bosquejo
táctica que se usó para destruir al gobierno español, se es»
practicando hoy para hacerlo renacer de sus cenizas. hombre hábil; pero habla más de lo que piensa.
atar el apretado n u d o que ligaba á los dos
de justicia, y voto que se consideró y era me- mundos. Sin sangre, sin incendios, sin robos
d i o único d e que prosperasen ambas nacio- ni depredaciones, sin desgracias, y de una vez,
nes. Los españoles n o han querido conven- sin llorar y sin duelos, mi patria fué libre,
cerse de que su decadencia empezó con la ad- y transformada de colonia en grande i m p e -
quisición de aquellas colonias; los colonos sí rio ( 1 ) . Sólo faltaba á la obra un perfil para
lo estaban de que h a b í a llegado el tiempo de
emanciparse. Los políticos lo dirán, y o no es- (t) Todos los europeos que quisieron seguir la suer-
cribo disertaciones. te del pais conservaron los empleos que obtenían, y
E l p l a n de I g u a l a garantía la religión que fueron ascendidos sucesivamente á aquellos ¿que te-
nían derechos, por sus servicios y méritos. Posterior-
heredamos de nuestros mayores. A la casa rei-
mente fueron llamados á ocupar los primeros desti-
nante de E s p a ñ a proponía el único medio que nos y desempeñar las comisiones más importantes.
le restaba para conservar aquellas dilatadas En el congreso, en el consejo de estado, en los secre-
y ricas provincias. A los mexicanos concedía tarias del despacho, en el ejército, á la cabeza de las
provincias había españoles en no poco número, y l o s
l a facultad de darse leyes y tener en su terri-
había á mi lado cuando yo ocupaba el trono. Los que
torio el gobierno. A los españoles ofrecía un no quisieron ser ciudadanos de México, quedaron en
asilo ^ u e n o habrían despreciado, si hubie- plena libertad para trasladarse con sus familias y
ran tenido previsión. Aseguraba las derechos caudales á donde consideraron conveniente; á los em-
pleados que lo solicitaron se les auxilió para el viaje
de igualdad, de propiedad, de libertad, cuyo i lo menos con la cuarta parte del sueldo que disfru-
conocimiento y a está al alcance de todos; y taban; á los militares se les pagó el transporte hasta
u n a vez adquirido, n o hay quien n o haga la Habana, y esto aun á aquellos que después de es-
tablecido el gobierno, y dada su palabra de no opo-
cuanto está en su poder para conservarlos 6
nerse á él, intentaron trastornarlo de mano armada,
para reintegrarse de éllos. E l plan de Iguala y fueron batidos y desordenados. Tal vez esta gene-
destruía la odiosa diferencia de castas: pre- rosidad mía dió lugar á que se me creyese de acuer-
sentaba á todo extranjero la más segura y có- do con los cuerpos expedicionarios, pero si algo de
esto hubiera habido, éllos lo habrían dicho, aunque
m o d a hospitalidad: d e j a b a expedito el cami-
no fuese más que por echar sobre mi la culpa de un
no al mérito para llegar á obtener: concillaba atoitado que deshonraba á sus jefes, que á éllos les
las opiniones razonables y oponía u n valla- envilecía y que les costó la afrenta de verse batidos
d a r impenetrable á las maquinaciones de los I y desarmados, presos y procesados: el resultado de la
causa debió serles fatal, pero también obtuvieran in-
díscolos. dulto. Ni un solo español fué tratado mal mientras
L a ejecución tuvo el feliz resultado que me 1» guerra de independencia que yo dirigí: la muerte
liabía propuesto: seis meses bastaron para des- j
estar también conforme á las costumbres ad- cerlo todo cuestionable; éstos encontraron en
mitidas: un tratado que agregasen los diplo- el tratado de Córdoba un objeto dé discusión
máticos al largo catálogo de las que y a tienen poniendo en d u d a mis facultades y las d e
y q u e de ordinario sirven d e testimonio de la O ' D o n o j ú para pactar en materia tan delica-
da: sería m u y fácil contestarles q u e en mí es-
m a l a f e de los hombres, pues no es raro que
taba depositada la voluntad de los mexica-
se quebranten cuando hay intereses en hacer-
nos; lo primero porque lo que y o firmé á m i
lo, por la parte que tiene la fuerza. Sin em-
nombre es lo que debían querer; lo segundo
bargo, bueno es seguir la práctica. E l 24 (véa-
porque y a habían d a d o pruebas de que lo
se el apéndice n ú m e r o 11) de Agosto tuve en
querían en efecto, uniéndoseme los que p o -
la villa de Córdoba u n a entrevista con el dig-
dían llevar las armas, auxiliándome otros del
nísimo general español D . Juan O'Donojú,
modo que estaba en sus facultades y recibién-
y en el mismo d í a quedó concluido el que
dome todos en l o s pueblos por donde tran8Í-.
corre con el nombre del lugar en que se for-
té con elogios y aplausos del mayor entusias-
mó, é inmediatamente remitido al señor D.
mo; y supuesto q u e ninguno fué violentado
Fernando V I I con un jefe de l a comitiva de para hacer estas demostraciones, es claro que
O' Donojú. aprobaban mis designios y que su voluntad
E l tratado de Córdoba m e abrió las puertas estaba conforme con la mía. C o n respecto al
de la capital: y o las habría hecho practica- general O ' D o n o j ú , él era la primera autori-
bles de todos modos, pero siempre m e resul- dad con credenciales de su gobierno; y aun
tó la satisfacción de no exponer mis solda- cuando para aquel caso no tuviese instruccio-
dos, ni hacer correr la sangre de los que fue- nes especiales, las circunstancias le facidta-
ron mis compañeras de armas. ban para hacer en favor de su nación todo lo
H a y genios disputadores que gustan de ha- que estaba en su arbitrio. Si este general h u -
biese tenido á su disposición u n ejército de
del coronel Concha fué resultado de un desafio par-
que disponer, superior al mió, y recursos pa-
ticular (a).
ra hacerme la guerra, hubiera hecho bien en
no firmar el tratado de Córdoba, sin dar a n -
(a) Y aun ésta no se puede decir que se ejecutó durante
la guerra de Independencia, sino después de concluida, tu tes parte á su corte y esperar la resolución;
hecho, cualquiera que fuese, muestra evidentemente lo bien
querido que estarla Concha: pocas horas antes de presentir- empero, acompañado apenas de una docena
se en la palestra titubeaba, obraba con irregularidad como de oficiales, ocupado todo el país por mí,
un sonámbulo, y teniendo arbitrios para evitar aquel íracs-
so no supo echar mano de ellos. Leus vUumum Vrmuna-
siendo contraria su misión á la voluntad de neral y jamás me engañé en mis esperanzas:
los pueblos, sin poder ni aún proporcionarse "os resultados siempre correspondieron á mis
noticias del estado de las cosas, sin conoci- deseos. Empezó la junta á ejercer sus funcio-
miento del terreno, encerrado en una plaza nes, me faltaron las facultades que le había
débil é infestada, con un ejército al frente, y cedido; á los pocos días de su instalación ya
las pocas tropas del rey que habían quedado vi cual había de ser el término de mis sacri-
en México mandadas por un intruso ( D. Fran- ficios: desde entonces me compadeció la suer-
cisco de N o v e l l a ) ; digan los que desaprueban te de mis conciudadanos. Estaba en mi arbi-
la conducta de O ' Donojú ¿qué habrían hecho trio volver á reasumir los mandos, debía ha-
en su caso, ó que les parece que debió hacer- cerlo porque así lo exigía la salvación de la •
se? Firmar el tratado de Córdoba, ó ser mi patria ¿pero podría resolverme sin temeridad
prisionero, ó volverse k España: no había inte á tamaña empresa, fiado sólo en mi juicio?
arbitrio. Si elegía el último, todos sus com- ¿Ni cómo consultarlo sin que el proyecto tras-
patriotas quedaban comprometidos, v el go- cendiese, y lo que era sólo amor á la patria
bierno de España perdía las esperanzas de las y deseos de su bien, se atribuyese á miras
ventajas que entonces consiguiera, las que se- ambiciosas y -expreso quebrantamiento de lo
guramente n o habría obtenido, no siendo yo prometido? Además: en el caso de haber he-
el que mandaba, y O ' D o n o j ú un hábil polí- cho lo que convenía, el plan de Iguala se di-
tico, y un excelente español. lataba y yo quería sostenerle, porque lo con-
Entré en México el 27 de Septiembre: el sideraba la egida de la felicidad general. Es-
mismo día quedó instalada la junta guberna- tas fueron las verdaderas razones que me con-
tiva de que hablan el plan de Iguala y trata- tuvieron, á las que se añadían otras de no
dos de Córdoba: fué elegida por mí; pero no menos importancia Era preciso chocar con
á mi arbitrio, pues quise sobre todo en su to- la opinión favorita del mundo culto y hacer-
talidad llamar á aquellos hombres de todos me por algún tiempo objeto de la execración
los partidos que disfrutaban, cada uno en el de una porción de hombres infatuados por
suyo el mejor concepto, único medio en estos una quimera, que no saben, ó no se acuerdan
casos extraordinarios de consultar la opinión de que la república más celosa de su libertad
del pueblo. tuvo también sus Dictadores. Añádase que
Hasta aquí todas las determinaciones fue- soy consiguiente en mis principios: -había
ron raias, todas merecieron la aprobación ge-
343
bonistas fueron mis enemigos, porque una vez
o f r e c i d o f o r m a r la junta, c u t a p l í m i palabráj manifestada la resolución del gobierno en M a -
n o gusto d e destruir m i s hechuras. drid por medio del decreto de 13 de Febrero
A l g u n o s d i p u t a d o s i d ó l a t r a s d e su pasión; (véase el apéndice número 3 ) , expedido des-
d e a q u e l l o s h o m b r e s q u e t i e n e n e n p o c o el pués por la gobernación de Ultramar, en q u e
b i e n p ú b l i c o c u a n d o se o p o n e á sus interósea; se desaprobaba la conducta del general O ' D o -
q u e h a b í a n a d q u i r i d o a l g ú n c o n c e p t o p o r ac- nojú, q u e d a b a sin fuerza el tratado de Cór-
ciones, generosas para los q u e r e c i b e n e l be- doba en cuanto al llamamiento de los B o r b o -
n e f i c i o s i n conocer l a s m i r a s o c u l t a s d e l bien- nes, y vigente con respecto á estar la nación
h e c h o r ; q u e saben intrigar, q u e t i e n e n la fe- en plena libertad para elegir por monarca á
l i c i d a d d e h u m i l l a r s e con b a j e z a cuando les quien considerase más digno. L o s borbonis-
c o n v i e n e y desplegar t o d o e l o r g u l l o d e ca- tas, pues, n o tenían por objeto el q u e reinase
f
rácter c u a n d o p r e p o n d e r a n , y q u e m e odia- un Borbón en México ( a ) , sino que volviése-
ban p o r q u e m i reputación h a c í a s o m b r a a su
v a n i d a d , e m p e z a r o n á f o m e n t a r dos partidos eumplt sus deberes, es un imposible, que sólo cabe en
la cabeza de un vicario. ¡Cuántas razones se podrían
irreconciliables, q u e se c o n o a e r o n de^iés
exponer contra la soñada república de los mexicanos,
con l o s n o m b r e s d e r e p u b l i c a n o s y borboms y que poco alcanzan los que comparan á lo que se lla-
tos- unos y otros tenían p o r o b j e t o principal mó Nueva España con los Estados Unidos de Améri-
destruirme. A q u e l l o s f u e r o n m i s e n e m i g o ^ ca! La3 desgracias y el tiempo dirán á mis paisanos
p o r q u e estaban c o n v e n c i d o s d e q u e j a m á s me lo que les falta. ¡Ojalá me equivoque! (b)
r e d u c i r í a n á contribuir al e s t a b l e c i m i e n t o ^ (a) El plan de Iguala y tratados de Córdoba, si desgracia-
un g o b i e r n o que, á pesar d e damente hubieran tenido su exacto cumplimiento, habriaa si-
I do el instrumento de una ruina irreparable para el Noevo
v o s n o c o n v i e n e á l o s m e x i c a n o s C l ) . Ix>sbor Mando. El primero fué, no hay duda, el que nos acabo de
MI H mi Ka 8tóW fwuiifc»'" 'j emancipar, y á su vez, la obra maestra en polities: pero con
un Borbón en México, ¿cuál habria sido nuestra suerte? L » '
(iTlívnaturaleza nada produce por salto3 Sinopor más desventurada La independencia seria puramente nomi-
nal. Par» mi peor fuera eso. que el sistema antiguo de los
oTMvdo^Liitermedios. El mundo moral sigue las
TU (bl >
U experiencia que se burla de los raciocinios, princi-
f ^ S Í o físico: querer P - ^ ^
L un estado de abatimiento, cual es el de la vy palmente en artes conjeturales como la política, ha demos-
trado que conviene á los mexicana sólo la forma democra-
^ X í T u n estado de ignorancia, comoelque pro- tic* popular federal Con su magisterio dominante nos ha
duMnteescientos años siu libros, sin maestros y sicn- hecho ver. que lo mismo será abandonar este d a s e d e go-
a o T n a b e r un motivo de persecución: querer de re- bierno. que sumirnos en la ananjufca ó en el despoUrao. l x »
mexicanos Üenen virtudes primordial« innatas:
pente y c o m o por encanto para prometerse la duración de su libertad: v£
virtudes, olvidar preocupac.ones p ^ r ^ ^ « tudes son reteüos de éstas, y no hablado esta dase de go-
l s acreedor i reclamar d W i o s eZ AovArt ^ «
345
conocido? N o nos equivoquemos, conozcamos te, que la opinión general está decidida por la
nuestros verdaderos intereses y abracémos- independencia, ¿qué partido más prudente
los sin reparar en accidentes. queda que tomar, que aquel que conociendo
V . E., los Sres. D. Miguel Bataller, Mar- un paso de necesidad, con una sabia previ-
qués de Rayas, Dr. D. Matías Monteagudo, sión, evita los escollos más funestos y trascen-
Dr. D. Miguel Guridi y Alcocer, Lic. D. Juan dentales? L a opinión está decidida; no puedo
José Espinosa, D. José María Fagoaga, D. dejar de referirlo á V. E., ni V . E . , ni yo, ni
otra persona alguna puede variarla. Ni tam-
Isidro Yáñez, Lic. D. Juan Francisco Azci-
poco tiene V. E. fuerza que oponerle. L a tro-
rate, y en defecto de alguno los Sres. D. Ra-
pa toda del país siente del mismo modo, y
fael Pereda, Lic. D. Juan Martínez y D. Fran-
entre la europea (dígolo para la gloria s u y a )
cisco Sánchez de Tagle, unen todas las cir- no tiene V. E. un cuerpo solo completo que
cunstancias que pueden apetecerse en el caso, poder oponer. E s público cómo piensan estos
sin que puedan desconfiar ni de sus luces, ni dignas militares. En ellos reinan las ideas fi-
de su honradez, ni de su firmeza de carácter lantrópicas de ilustración y liberalidad, es-
los partidos respectivos que hasta hoy han si- parcidas en nuestra Península. Casi todos es-
do contrarios, y desde mañana deben formar tán íntimamente adheridos al sistema del
una causa común, abrazar un solo interés, así país. Algunqg pocos buscarán el camino solo
como deben hacer una sola familia. de volver para su patria, y raro y rarísimo
Poniéndose V . E. á la cabeza de los ocho in- será, no el cuerpo sino el individuo que por
dividuos nombrados en primer lugar, y subs- estupidez, ó falta de ideas, ó por capricho,
tituyendo por defecto de alguno el que le co- tenga la resolución necesaria para intentar
rresponda de los tres subsecuentes, se fonnara
una junta gubernativa que pueda reunir, co- oposición, y ésta ciertamente sería nula
mo. he indicado, la opinión general, y llamar Sé demasiado, Sr. E x m o . , en el particular; y
velozmente á los diputados de cortes que exis- así como creo que por el plan que le propon-
tan en el reino de último nombramiento y go se evitará sin duda la efusión de sangre,
anteriores; pues ellos podrán con una repre- creo también que este país será feliz, y lo po-
sentación suficiente y con las conocimientos seería el Sr. D. Fernando V I I si se acomo-
necesarios, promover lo que convenga para dase venir á México ó en su defecto algu-
no de los Serenísimas Sres. Infantes D. Car-
el fin que he propuesto á V . E. en el pnna-
los ó D. Francisco de Paula; y que de otra
pio. Entretanto, la junta como depositaría de
manera, sin entrar en cáleulas de resultados,
la confianza y opinion de todos, paralizara
el mes de Marzo próximo, México será el tea-
cualesquiera proyectos de las sublevaciones tro de la sangre y del horror.
tumultuarias que amenazan por todas part^
M u y grande y ardua le parecera a v . t- Y o no soy europeo ni americano, soy cristia-
no, soy hombre, soy partidario de la razón, co-
mi proposición y llena de inconvenientes; pe-
nozco el tamaño de los males que nos amena-
ro siendo cierto, como lo es inconcusamen-
4 Será su emperador el Sr. D. Femando
Zan. Me persuado que no hay otro medio de
V I I y no presentándose personalmente en
evitarlos, que el que he propuesto á V. E . ; y
México dentro del término que las cortes se-
veo con sobresalto que en sus superiores ma-
ñalaren á prestar el juramento, serán llama-
nos está la pluma que debe escribir: Religión,
dos en su caso el serenísimo Sr. Infante u .
paz, felicidad, ó cmifusiáii, sangre, desolación á
Carlos, el -Sr. D. Francisco de Paula el ar-
la América Scpteiürvmal.
chiduque Carlos, ú otro individuo de casa
H e cumplido, Sr. E x m o . , con trasladar á
reinante que estime por conveniente el ^on-
V. E. mis sentimientos y mis ideas. Sobre V .
areso
E. vendrá la bendición ó la execración de
5. Interin las cortes se reúnen, habrá una
muchas generaciones. L a verdad, la justicia,
la sensibilidad forman mi carácter, no conoz- junta que tendrá por objeto tal reunión, y ha-
co otro idioma. cer que se cumpla con el plan en toda su ex-
E l Señor Dios de los Ejércitos, á quien pi- tensión. . , ,
do ilumine á V . E . , guarde su importante vi- 6. Dicha junta, que se denominara guoer-
da muchos años. Iguala, 24 de Febrero de nativa, debe componerse de los vocales que
1821.—Agustín de Rurbide. h a b í a l a carta oficial del Exmo. Sr virrey.
• 7. Interin el Sr. D. Fernando V I I se pre-
senta en México y hace el juramento, gober-
N U M E R O 2. **
nará la junta á nombre de S. M. en virtud del
juramento de fidelidad que le tiene prestado
P l a n ó indicaciones para el gobierno que debe la nación, sin embargo de que se suspende-
instalarse provisionalmente con el objeto de ase- rán todas las órdenes que diere, ínterin no
gurar nuestra sagrada religión, y establecer la haya prestado dicho juramento.
independencia del imperio mexicano: tendrá el 8 Si el Sr. D. F e m a n d o V I I no se digna-
título de junta gubernativa de la América Sep- re venir á México, Ínterin se resuelve el em-
tentrional, propuesto por el Sr. coronel D . A g u s - perador que deba coronarse, la junta o la re-
tín de Iturbide al E x m o . Sr. virrey de N u e v a gencia mandará en nombre de la nación.
España Conde del Venadito. 9. Este gobierno será sostenido por el ejer-
cito de las tres garantías de que se hablara
1. L a religión de la N . E. es y será católi-
ca, apostólica, romana, sin tolerancia de otra después.^ ^ ^ resolverán la continuación
alguna, de la junta, ó si debe substituirla una regen-
2. L a N . E. es independiente de la a n t i -
cia, Ínterin llega la persona que deba coro-
gua y de toda otra potencia aun de nuestro
narse. -1 i
continente.
3. Su gobierno será monarquía moderada 11. Las cortes establecerán en seguida la
con arreglo á la constitución peculiar y adap- constitución del imperio mexicano.
table del reino. 12. Todos los habitantes de la Nueva Espa-
26
fia, sin distinción alguna de europeos, africa- vacantes y que vacaren por los que no quisie-
nos, ni indios, son ciudadanas de esta monar- ren seguir sus banderas ó cualquiera otra cau-
quía con opción á todo empleo según su mé- sa, y con opción á los que se consideren de
rito y virtudes. necesidad ó conveniencia.
13. Las personas de todo ciudadano y sus 18. Las tropas de dicho ejército se conside-
propiedades serán respetadas y protegidas ran como de línea.
por el gobierno. 19. Lo mismo sucederá con las que sigan
14. E l clero secular y regular será conser- luego este plan. Las que no lo difieran, las
vado en todos sus fueros y preeminencias. del anterior sistema de la independencia que
15. La junta cuidará de que todos los ra- se unan inmediatamente á dicho ejército y los
mos del Estado queden sin alteración alguna, paisanos que intenten alistarse, so considera-
y todos los empleados políticos, eclesiásticos, rán como tropas de milicia nacional, y la for-
civiles y militares en el estado mismo en que • ma de todas para la seguridad interior y ex-
existen"en el día. Sólo serán removidos los terior del reino, la dictarán las cortes.
que manifiesten no entrar en el plan, substi- 20. Los empleos se concederán al verdade-
tuyendo en su lugar los que más se distin- ro mérito, á virtud de informes de los respec-
gan en virtud y mérito. tivos jefes y en nombre de la nación provi-
16. Se formará un ejército protector que sionalmente.
se denominará de las t m garantías, porque 21. Interin las cortes se establecen, se pro-
bajo su protección toma lo primero, la con- cederá en los delitos con total arreglo á la
servación de la religión católica, apostólica, constitución española.
romana, cooperando de todos los modos que 22. En el de conspiración contra la inde-
estén á su alcance para que no haya mezcla pendencia se procederá á prisión sin pasar á
alg\¿na de otra secta y se ataquen oportuna- otra cosa hasta que las cortes decidan la pe-
mente los enemigos que puedan dañarla: lo na al mayor de los delitos del de lesa mages-
segundo, la independencia, bajo el sistema tad divina.
manifestado: lo tercero, la unión íntima de 23. Se vigilará sobre la« que intenten fo-
americanas y europeos; pues garantizando ba- mentar la desunión, .y se reputan como cons-
ses tan fundamentales de la felicidad d e N. E., piradores contra la independencia.
antes que consentir la infraeción de ellas, se 24. Como las cortes que van á instalarse
sacrificará dando la vida del primero al ul- han de ser constituyentes, se hace necesario
timo de sus individuos. que reciban los diputados los poderes bastan-
17. Las tropas del ejército observarán la tes para el efecto; y como á mayor abunda-
más exacta disciplina á la letra de las orde- miento es de mucha importancia que los elec-
nanzas, y las jefes y oficialidad continuaran tores sepan que sus representantes han de ser
bajo el pie en que están boy; es decir, en sus ra el Congri*¡o de México y no «le Madrid,
respectivas clases con opción á los empleos junta prescribirá las reglas justas para las
mecerse, tamañas desventuras. ¿Y qué sacri-
elecciones y señalará el tiempo necesario pa-
ficio no hará gustosa u n a a l m a b i e n formada
ra ellas y para la apertura del Congreso. Y a
si ha de evitar con él, trabajos, sangre, m u e r -
que no puedan verificarse las elecciones en
te v exterminio? H e , V . S., aquí br. Goberna-
Marzo, se estrechará cuanto sea posible el tér-
d o r las reflexiones que m e habrían arreba-
mino. Iguala, 24 de Febrero de 1 8 2 1 . — E s
tado á firmar el tratado que servirá de cimien-
copia. —Iturbide.
to á la eterna alianza de dos naciones destina-
das por la providencia, y ya designadas por
NUMERO 3. la política á ser grandes, y ocupar un lugar
distinguido en el mundo, a u n cuando no h u -
Oficio del E x m o . Sr. D. Juan O'Donojú dirigi- biese estado, como lo estoy, convencido de la
do a l Sr, gobernador d e l a plaza de Veracruz. justicia que asiste á toda sociedad para pro-
nunciar su libertad y defenderla a par de. a.
I n c l u y o á V . S. copia del tratado en que
v i d a de sus individuos: d e la inutilidad de
hemos convenido el primer jefe del ejército
cuantos esfuerzos se hagan, de cuantos di-
imperial y y o ; él tiene por objeto la felicidad
ques se opongan para contener este sagrado
de a m b a s E s p a ñ a s : y poner de u n a vez fin á
torrente una vez que h a y a emprendido su
los horrorosos desastres de una guerra intes-
curso magestuoso y sublime: de q u e es impo-
tina; él está a p o y a d o en el derecho d e las n a -
sible contrariar ni a ú n alterar el orden de la
ciones, á él le garantizan las luces del siglo,
naturaleza: ella puso límites á las naciones,
la opinión general de los pueblos ilustrados, el
hizo lapsos y muelles los miembros de u n
liberalismo de nuestras cortes, las intencio-
cuerpo grande; no nos dió sentidos capaces
nes benéficas de nuestro gobierno y las p a -
de recibir impresiones desde m u y lejos; y si
ternales del rey. L a h u m a n i d a d se resiente
en la infancia nos proveyó de u n a madre tier-
al contemplar el negro cuadro de padres é hi-
na que nos alimentase en la niñez y juven-
jos, hermanos y hermanos, amigos y amigos,
tud de padres v maestros que nos educasen
que se persiguen y se sacrifican: de provin-
v nos dirigiesen, nos dió en la virilidad ra-
cias que habitaron hombres de un mismo ori-
zón v fuerza para ser independientes v n o vi-
gen, de una misma rejigión, protegidos por
vir sujetos á tutela. E l m u n d o moral esta m o -
las mismas leyes, hablando u n idioma y te-
delado por las mismas reglas que el físico.
niendo iguales costumbres, incendiadas y de-
Principios tan luminosos no p o d í a n ocultar-
vastadas por aquellos que pocos meses antes
se á la alta penetración del rey, y la s a b i d u -
las cultivaron afanosos, fiando á su fertilidad
ría del Congreso. ¿Ni cómo podríamos si n o
la esperanza d e su alimento y el de sus fami-
conciliar los progresos de la constitución en
lias, felices cuando gozaron la paz, desgracia-
E s p a ñ a con la ignorancia que era preciso su-
das, indigentes, vagabundas y menesterosas
poner en los españoles que desconociesen es-
en la guerra. Sólo un corazón a m a s a d o con
tas verdades? E n efecto, y a la representación
hiél y con ponzoña puede prever, sin extre-
407 ' •
cia, réunidóí;' cofa élfa; p e n c a d o s d e l ' m á s reunir en su seno todos los poderes y ejer-
vivó sentirnieriteT por l¿s providencias opresi- cerlos despótica y tiránicamente; él quiere
vas de la libertad política de la nación, que imponernos un yugo tan duro, que procla-
don escándalo universal y víólación dé los memos como el mejor el sacudido gloriosa-
dérechoé1 tiráá sagrados'h^ adoptado en estos mente por el venturoso y .glorioso grito de
días él gobierno de V. M : bíbti ciertos de Iguala; él quiere, en fin, comprometer á V . M .
que ellas'tío prócfetfén dé la recta iiitéridón I. con los pueblos, haciendo parecer distin-
dé V : M . 1., Sirio db las arterias' é intrigas dél tos sus intereses cuando están identificados.
ministerio, vcrididb á los partidarios dél go- Señor, nosotros 110 pretendemos establecér
bierno español, pái-a dividirnos y despeda- nuevas formas, ni derogar cosa alguna de las
zarnos: elevamos-áV. M. I. con toda la dig- sancionadas. Queremos, sí, que gobierne la
nidad de hombres libréS la representación dé ley y no el capricho; que el gobierno haga
nuestras quejas y agravios, y la sorpresa que nuestra felicidad y no la suya; que V. M.
nos ha causado la prisión de los beneméritos entienda que no nos guía el espíritu revolu-
Diputados del soberano congreso constitu- cionario, ni innovador, sino el "deseo único
yente, con que ha quedado reducida á mera del bien de la patria. Hemos jurado un go-
nulidad la representación nacional, y bajo la bierno monárquico constitucional, y no tra-
influencia del gobierno; si y a no se ha disuel- tamos de alterarlo, ni atacarlo; pero sí desea-
to. ¿Cómo tan pronto olvidarse V . M. I. mos y pretendemos, que no degenere en ab-
del sagrado juramento que otorgó en el seno soluto: exigimos el cumplimiento del jura-
dél congreso? A l l í protestó V . M. I. del mo- mento de Y . M. , y nada más.
do más solemne ante Dios y los hombres,
Consiguiente á esta resolución que hemos
que respetaría sobre'todo la libertad política
adoptado y jurado sostener, sacrificando, si
de la nación y la personal de cada individuo.
es preciso, nuestras vidas, nuestras fortunas
¿Y cómo se entiende esto, señor, con la des-
y cuanto tenemos de más caro sobre la tierra,
trucción del cpngréso, co¿ las prisiones eje-
suplicamos á V . M. I . :
cutadas en esa capital y las que se han man-
1. Que se sirva mandar poner en libertad
dado hacer en las provincias de hombres pa-
inmediatamente á los diputados del congre-
triotas amantes de su libertad? Se cohonesta,
so aprehendidos en la noche del 26 de Agos-
es cierto, con el especioso velo de subversio-
to, y á todos los demás que después lo hubie-
nes, divergencias 4 e opiniones y trastorno
ren sido.
del estado; pero, señor,,, m quien está la
2. Que el congreso se instale en el punto
verdadera subversión y divergencia, es en el
qpe elija, y donde delibere con absoluta li-
ministerio, cuyos intereses son irreconcilia-
bertad.
bles con los de los pueblos. El, señor, as-
pira á gobernar bajo el nombre de V . M. f-. 3. Que el ministro actual sea "depuesto y
sin sujeción ni responsabilidad; él quiere juzgado con arreglo á la ley.
4. Que se extingan y supriman esos tribu-
Y mientras que V . M . resuelve sobre los
particulares que dejamos asentados no he-
mos permitido se encargue del mando de es-
nales milit&resVle seguridad pública en dón- ta provincia el coronel D . P e d r o José L a n u m
de estén va establecidos. q u e venía á recibirlo, y por quien no quere-
5 Que" igualmente se pongan en libertan mos ser mandados ahora, ni en nmgun.tiem-
todos los demás presos por sospechas que hu- po. E l jele actual que tenemos es de toda
biere en México y en las provincias; por la nuestra confianza y satisfacción y debe serlo
circular de la primera secretaria de Estado de la de V . M. por sus virtudes y patriotis-
de 27 de Agosto, juzgándose con arreglo a las mo, y no dejaremos que se encargue otro tan-
leyes y por los tribunales establecidos por gueo del mando hasta no h a b e r asegurado
ellas' á los que resultaren convencidos de al- nuestra libertad. Tampoco permitiremos que
gún crimen; y por último, que se observen se introduzca tropa de fuera. Si alguna
las leyes fundamentales que hemos adoptado quisiere hacerlo á fuerza de armas, sm oír
interinamente. v ,r ,, T , . la voz de la razón y la justicia que nos asis-
Si ( l o que Dios no permita) V. M. I. des- te, para acudir en cualquier caso a V M.
oye estas sencillas peticiones, el genio del mal como á buen padre de sus pueblos, se les con-
y de la discordia, va á lanzarse sobre el deso- testará también con las armas, sin que ,por
lado Anáhuac y vamos á ser envueltos en una nuestra pártese dé lugar al ¿ e r r a — u t o
guerra cuyo término será siempre por la causa desangre, á m e n o s que no seamos forzados
augusta de la libertad. . . á repeler la fuerza con la fuerza, y siempre
Nosotros á lo menos y toda esta provincia guardaremos el derecho de la guerra y el de
del Nuevo Santander, fieles á nuestros jura- gentes, llorando eternamente la sangre de
mentos y justos apreciadores de la libertad, nuestros hermanos que seamos precisados a
moriremos primero gloriosamente en el cam-
po del honor que sucumbir al fiero despotis-
^ P l e g u e á Dios ilustrar á V . M. I . .por la re-
mo Hemos-tornado las armas no para di-
solución que esperamos por el
rigirlas contra V . M. sino contra los que
ducto y conservar ilesa la preciosa vida de V -
abusando de su nombre quieren esclavizar-
M los muchos años que le pedimos, para
nos con cadenas m u y más pesadas que las
mié haga nuestra felicidad. Soto la Marina,
q u e acabamos de romper; y no las dejaremos
26 de Septiembre de 1822, 2? de nuestra in-
de la mano hasta haber conseguido liber-
dependencia. - S r . Felipe de la Garza - 8 -
tar al congreso, libertar á V. M. de las insi-
auSH las firmas dd ayuntamiento, de loselecto-
diosas asechanzas que le están tejiendo hom- Jres c individuos de Ui diputación provincial, M
bres malvados para perder á V . M. y a la
cura párroca, do los oficialas (U las vuhcws y
nación, y sobre todo hasta salvar a ésta de
721,rio de
los males que la amenazan. E n vuestra ma-
cm, llegó d Pominyo Ü de Octubre dfe IXM.
no, señor, está el-evitarlos. Que diga la pos-
teridad que el grande Agustín I salvo dos
veces á la nación mexicana.
•l! M
m
dice el señor brigadier D. Zenón Fernández,
comandante general de San Luis Potosí, lo
* NÚMERO 6
siguiente: . . : •
Copia de la circular comunicada con fecha de " D i r i j o á V . E. el pliego y documentos
ayer por el E x m o Sr. D. José Manuel de H e - que me acompaña eLcoronel D / Pedro L a n u -
rrera, Secretario de Estado y del despacho de za, y un oficio de D. José Antonio-Quintero:
delaciones Interiores y Exteriores. dé todo resulta que Garza se,fugó solo, y a.
los preocupados que había reunido les entro
el miedo, y cada uno se volvió á su c a í » en
Pocos días después de comunicada á este
vista de nuestras tropas.
gobierno la noticia de una sublevación veri-
Cincuenta legúas cajni,nan)ps }i y sigo, para
ficada en la Colonia del N u e v o Santander
mejor informarme, dando m corto paseo a la
por D . Felipe de la Garza, complicado en la
tropa por la Colonia para que üppouga respe-
conspiración que sofocó l a vigilancia de S.
to, porfci acaso hubiere alguna mala sembla-
M. I. en 26 de Agosto último, se han recibi-
Toda mi- tropa y ^íie^bís están llenos de
do partes oficiales de la completa pacifica-
disgusto por no haberse, batido, lo que no p u -
ción de aquel territorio, debida á las provi-
dieron conseguir,, pues circuladas «>ÍS orde-
dencias que con la velocidad del rayo dictó
nes, oonocida mi,, firma, y ifti tropa, v a no
la actividad de nuestro digno emperador pa-
quisieron seguir á Gat^i.lps líi Colonia, a
ra precaver los movimientos que temía por
quienes ciertamente tejaía engañados. ,
aquella parte, á consecuencia de los antece-
dentes que obraban en la causa contra la con- Suplico á V . E: que de mi parte haga pre-
ducta del expresado Garza, seducido por las sente á S, M . I. qtie la Colpnia : queda pacífi-
intrigas de los agitadores de esta capital, que ca, y que es regular que Gi^za haya ido a
tenían todas sus esperanzas en la cooperación Monterrey para presentarse al señor López,
de aquel incauto jefe. L a completa sumisión bajo e¡L' abrigo del. canónigo Kamos Arnpe,
de todos sus secuaces, y el amargo desengaño que seguramente. ha estado coa el, expresado
de la impotencia de tales esfuerzos paira de- Garza'' .. , v •
rrocar el trono de S. M. cimentado en el Tengo la satisfacción, d e participar a V. es-
amor acendrado de los pueblos, ha sido el ta plausible noticia, q,ue mi?motiempo que
fruto de unas tentativas que jamás dejaráñ acredita el. celo o m qili*»& M. 1. vela sobre
de producir los mismos resultados cuantas la conservación y bienestar <le. -sus ,pqeblos,
veces intenten renovarse. justifica más y más la i m ^ i f e l de las. me-
didas q u e so yió obligado' á tomaSí>ara repri-
E n oficio de 18 del corriente dirigido des-
mir la conspiración, en esta capital y„Pfros
de la Hacienda de Buenavistaal Exmo. señor
puntos de limperio. Espero se sirva V . co-
capitán general de las provincias internas d e
municar á quien le-corresponda este feliz
oriente, y occidente D. Anastasio Busfcamante,
acontecimiento por los conductos de estalo.
ciudad ó pueblo que estimen por mas conve-
niente para dar principio á sus sesiones.
NÚMERO 7
Art 5. IvOS cuerpos que componen este
ejército y los que sucesivamente se adhieran,
Acta de Casa Mata. ratificarán el solemne juramento de sostener
á toda costa la representación nacional:
\rt 6 Los jefes, oficiales y tropa que no
Los Sres. generales de división, jefes de estén conformes con sacrificarse por el bien
^ cuerpos, sueltos, oficiales del estado mayor de la patria, podrán trasladarse adonde les
y no por clase del ejército, reunidos en el
alojamiento del general en jefe para tratar comulga- __ n o m b r á r á Una comisión que
sobre la toma de la plaza de Veracruz y de con copias de la acta marche á ia capital del
los peligros que amenazan á la patria por la
imperio á ponerla én manos de S. M. el effi-
falta de representación nacional (único ba-
luarte que sostiene la libertad civil) después PeArt°r8 Otra comisión con igual copia á
de haberse discutido extensamente sobre su
la plaza de Veracruz, á proponer al goberna-
felicidad con presencia del voto general,
dor v corporaciones de ella lo acordado por
acordaron en este día lo siguiente:
él ejército, para ver sí se adhieren a él o no
Art. 1. Siendo inconcuso que la sobera- ¿t 9 Otra á los jefes de los cuerpos
nía reside esencialmente en la nación, se ins- dependientes de esté ejército que se hallan
talará el congreso á la mayor brevedad po- sitiando al puente y en las villas
sible.
\rt 10 En el Ínterin contesta el sxipre-
Art. 2. L a convocatoria para las nuevas mo gobierno, con presencia de lo acordado
cortes sé hará bajo las bases prescritas para por el ejército, la diputación provmcial de
las primeras. esta provincia será la que delibere en l a s a r -
Art. 3. Respecto que entre los señres di- te administrativa, si aquella resolución fuese
putados que formaron el extinguido congre- de acuerdo con Ta opinión.
so hubo algunos que por sus ideas liberales Art 11 E l ejército nunca atentara con-
y firmeza de carácter se hicieron acreedores tra la persona del emperador, pues lo con-
'al aprécio público, al paso que otros no co- templa decidido por la representación nacio-
rrespondieron debidamente á la confianza nal: aquél se Situará en , 1 ^ villas o en donde
que en ellos se depositó; tendrán las provin- las circunstancias lo exijan, y no se desmem-
cias la libre facultad de reelegir á los prime- brará por pretexto alguno hasta que no Lo
ros y substituir á los segundos con sujetos disponga el soberano congreso, a W i e n d o a
más" idóneos para el desempeño de sus árduas que seni el que lo sostenga en sus delibera-
obligaciones.
Art. 4. Luego que se reúnan los represen -
el °Cuartel general de Casa Mata, á 1? de Fe-
. tantes de la nación, fijarán su residencia en la
tria se interesa grandemente en el acierto de
brero de 1823.—Por el regimiento infantería vuestros pasos; Y o estoy seguro de la recti-
número 10:.Simón Rubio, Vicente Neri y tud ide vuestras intenciones y os amo cor-
Barbosa, L u i s de la Portilla, Manuel María dialmente como ár hijos los más beneméritos,
Hernández, .José María González Arévalo. porque vosotros cambiasteis momentánea-
Id. por. el número 7: Andrés Rangel, Anto- mente y sin estragos el gobierno español en
nio Morales, Id. por el número •>; Mariano mexicano, haciendo independiente nuestro
Garcia .Rico, Rafael Rico, José Antonio H e - suelo del dominio extranjero, porque sois
redia,; Rafael de Ortega. Id. por el número los primeros soldados del mundo que sabéis
2: José Sales, José Antonio Yalenzuela, Juan reunir al furor en la batalla la compasión
Bautista Morales, Juan de Andonegui. Id. con el vencido y débil, á la fortaleza la gene-
por los .granaderos de infantería: Joaquín rosidad; porque soy testigo de vuestra resig-
Sánchez Hidalgo. Id. por la artillería: Fran- nación en las privaciones y fatigas. Os amo,
cisco Javier Berna. Portel 12 de caballería: finalmehte, porgue me amaís y porque siem-
José de Campo. Id. por el 10: José María pre habéis unido gustosos vuestra suerte con
Leal,^Esteban d e la Mora, Anastasio Busta- lamía.
mante, Juan Nepomuceno Aguilar Tablada.
Id. por el 1: Manuel Gutiérrez, Luciano M u - Sí, saldados, mi suerte y la vuestra están
ñoz, Ventura Mora, Francisco Montero. M a - hoy íntimamente unidas á la de la patria:
yor de órdenes de la izquierda: Andrés Mar- las desgracias de: ésta son nuestras y en su
tínez. Id. de la derecha: Rafael de Ortega. prosperidad' y bienes tendremos la mejor
Id! del ejército: José María Travesí. Jefe parte, porque nadie ñas quitará l a gloria de
suelto, Juan Arago. Jefe del centro, Juan haberla'dado libertad, consolidado el gobier-
José Codallos. Id. de la izquierda, Luis de no q u e deseaba y precavicióla de males in-
Cortazar. Id. de la derecha, José María calculables, á costa de sacrificios y fatigas,
Lobato. General del ejército, José Antonio que sabrá apreciar !a posteridad.
de Echávarri. — E s copia. — F e c h a ut supra. — Soldados: libertasteis por dos veces-á la
Gregorio de Arana, secretario. patria de la anarquía; estáis en el caso y
obligación de hacerlo la tercera. L a división
en los pueblos es causa precisa de su desola-
ción; e$to es lo que procura el gobierno espa-
iSÚMKKO 8
ñol para dominamos de nuevo, y esto es por
Proclama de S. M . el Emperador al ejército lo mismo, lo que más cuidadosamente debe-
trigarante. mos evitar. Sabed que las intrigas inhuma-
nas y astutas- del gabinete de Madrid, son
Soldados tr i garantes: nunca os dirigierais, eausa de las guerras intestinas de Buenas
palabra con más necesidad ni con mayor inir- Aires, aunque tó España no haya sacado otro
portancia que cuando se empeñan en extra-* fruto que el triste sacrificio de cien mil hom-
viaros de la sendia del bien y cuando la pa-
429
bies. El mismo empeño tiene en Colombia
y en el Perú*. sepamos, pues, en México dencia de nuestro país y conservar la unión
frustrar sus miras, imitando el carácter firme entre sus habitantes. Jurasteis también man-
y constante de los chilenos. tener la monarquía moderada constitucional,
M i voz debe ser para vosotros el norte mas porque así es conforme al voto unánime de
seguro. H e llegado á la última dignidad los pueblas del septentrión. Y o estoy ligado
(aunque contra mi voluntad y deseo): no con iguales juramentas, los hice en Iguala y
tengo á qué aspirar, y por lo tanto no nece- los he ratificado solemnemente ante el L)ios de
sito hacer escala de cadáveres, como otros la verdad, con la mayor efusión de mi cora-
quieren para subir. Acordaos que siempre zón, porque estoy plenamente convencido de
os dirigí á la victoria; siempre en favor de la haberlo hecho con la mayor justicia y nece-
patria; siempre por el camino del bien, y sidad Me vereis siempre á vuestro lado pa-
siempre evitando la efusión de sangre, por- ra desempeñar mis deberes, por los cuales
que para mí es de mucha estima la de cual- haré sacrificio gustoso de mi comodidad de
quier hombre. mi reposo y de mi existencia: 111 un padre
anciano, ni ocho hijos tiernos, ni una esposa
Sabéis que cuando algunos representantes amable, ni cosa alguna me servirá de obs-
del pueblo, extraviados en el santuario mis- táculo para obrar conforme á mis principios;
mo de las leyes, á tiempo que acabais de es- por el contrario, en todas esas caras prendas
tablecer la representación nacional os llama- de la naturaleza descubre mi honor nuevos
ban carga pesada é insoportable, asesinos estímulos. N o salga de vuestras labios ni
pagados y se empeñaban en hacer desapare- se aparte de vuestros corazones el-deseo de
cer el ejército, vo fui quien lo sostuvo a todo sacrificaros conmigo, si es preciso por la^re-
trance, v lo sostuve porque vuestros servicios ligión santa que profesamos, por la libertad
inestimables os hacían acreedores á ello y de nuestra patria, por la unión y orden entre
porque era preciso pata conservar nuestra todos sus habitantes y por la monarquía mo-
independencia precaver las convulsiones in- derada constitucional, pues que asi lo juras-
teriores y consolidar nuestro gobierno en su teis, así es conveniente y esta es la voluntad
mismo establecimiento. Considerad con aten- general de la nación. -
ta circunspección la conducta y las operacio-
nes de los que os hablan, qué es lo que tie- México, 11 de Febrero de 1823. Agustín.
nen que perder y á lo que pueden aspirar, y
esta regla os será muy útil para evitar el en-
gaño.
Finalmente, soldados, tened presentes vues-
tros juramentos; la denominación de tnga-
rantes os lo recuerdan. Debeis de sostener
la religión cristiana, mantener la imtepen-
sufrir los remordimientos del arrepentimien-
to: por desgracia aun íbs consejos que se dan
NÚMERO 9
de buena fe no son siempre los que producen
el acierto.
Exposición del ex-Emperador al congreso Los qué hoy sobre las providencias que
nacional. más han fijado la atención, m e persuadieron
que la felicidad de la patria exigía hacer lo
Señores diputados.—La expresión d é l a que hice, y á lo que se atribuyen resultados
verdad jamás ofendió á la delicadeza ni al que habrían sido los mismos de otro modo,
más pundonoroso decoró: jamás tampoco la con solo la diferencia dé que la causa verda-
oyera con desagrado el hombre de bien: en dera ó aparente (esto lo decidiría el tiempo)
el palacio y en la cabaña siempre dió honor habría sido en un caso debilidad y en otro
al que la pronunció, y no menos a! que nb despotismo: ¡triste es la situación del que no
se resintió de oiría. puede acertar y más triste cuando está pe-
netrado de esta importancia! Los hombres
Próximo á alejarme de la corte es mi de-
no son justos con sus contemporáneos; es
ber manifestarla á la nación, dirigiéndome á
preciso apelar al tribunal de la posteridad,
sus representantes.
porque las pasiones se acaban con el corazón
Subiendo al trono no se deja de s e r hom-
que las abriga.
bre: el patrimonio de éstos es el error: los mo-
narcas no son infalibles, por el contrario, Se habla mucho de la opinión, de su vio-
más disculpables en sus faltas, ó llámeseles lento desarrollo: siempre se yerra de prisa, y
delitos, si cabe tal contradicción con i los por lo común sólo despacio se acierta: la
principios del día; sí, más disculpables, por- opinión tiené su crisol, sus efectos no son
que colocados en el centro d e los movimien- efímeros; esto me persuade que todavía no
tos, en el punto á q u e se dirigen los nego- podemos fijarnos en cuál sea la de los mexi-
cios, ó lo que es lo mismo, en -que chocan canos, porque ó no la tienen, ó no la han
todas,las pasiones de los que forman los pue- manifestado: en doce años bien podían con-
blos, su atención dividida en. multitud innu- tarse casi otras tantas opiniones tenidas por
merable de objetos, su alma atiifdida flüetúa tales. Comenzaron las diferencias, no m e
entre la verdad y la mentira, la franqueza y era desconocido su término, ni me era dado
la hipocresía, la amistad y el interés, la adu- tampoco evitar los efectos del destino: y ó
lación y el patriotismo: todos usan un mis- debía aparecer como débil ó como déspota:
mo lenguaje, todo se presenta al príncipe m e decidí por lo primero, y no me pesa: Sé
con iguales apariencias: él bien podrá desear que no lo soy: economicé males á los pue-
lo mejor, y este mismo deseo le precipita al blos: puse un dique á caudales de sangre;
mal; pero el filósofo descansa en su concien- esta satisfacción es mi recompensa.
cia, y si está expuesto á sentir, no lo está á N o desconozco la adhesión que se tiene á
433
mi persona en diversas partes, ni puedo du- blecí cuando supe que había en México sufi-
dar de ella á* vista de testimonios que la ciente húmero de diputados para formarlo:
convencen. Tampoco ignoro que dando ener- le manifesté el día de su restablecimiento que
gía al genio de la discordia y activando la era dispuesto á cualquiera sacrificio que exí-
marcha de la anarquía que amenaza á la na- g e s e el derdfiderobien de la nación: dejé á su
ción, los pueblos que ahora están desunidos elección lo del lugar dónde juzgase necesario
"harían votos diversos y pronunciarían volun- reunirse y t e n e r sus sesiones: le reiteré mi res-
tad distinta. peto á la voluntad general de la nación y al
Pero mi sistema jamás será el de la dis- congreso que la representa: propuse que si
cordia. Miro con horror la anarquía, detes- para su libertad v seguridad, estimaba nece-
to su influencia funesta y deseo la unidad en sario que se retirasen todas las tropas, su
bien de la nación donde he. nacido y por tan- acuerdo sería decisivo y el congreso delibe-
tos títulos debe ser cara á, mis ojos. raría sin ver armas en derredor de el: le hice
El plan que elegí para terminar diferen- presente por el ministerio respectivo que si
cias ha sido de paz y armonía, de orden y no creía bastantes para verse libré y seguro las
tranquilidad, no mirando á mi persona, fi- medidas hasta entonces tomadas,^ acordase
jando la vista en la nación, haciendo sacrifi- las que. creyese necesarias, convencido de que
cios por mi parte, procurando.excusar los de el gobierno dispondría al instante su ejecu-
los pueblos, evitando que la revolución ten- ción y cumplimiento: abdiqué la corona, ex-
g a el carácter siempre de reacción física, presando q ú é si era origen de disensiones, no
trabajando para que tenga-el de un movi- quería lo que embarazase la felicidad de los
miento indicado solamente por los pueblos pueblos: añadí que decidido este punto me
y ejecutado con prudencia por las autori- expatriaría, saliendo d e esta América y fijan-
dades. do mi residencia y la de mi familia en un
Mandé á Jalapa comisionados que hablan- país extraño, donde distante de México no se
d o en la confianza de la armonía con los g e - presumiese ' jamás influjo mío en la marcha
nerales y jefes del ejército, se. terminasen en qué siga esta gran sociedad: expuse que mien-
paz y sosiego las diferencias ocurridas: pre- tras se resolvía el artículo de abdicación me
senté a l a deliberación de l a júntalos pun- retiraría d é l a Corte, para dar esta prtréba mas
tos q u e iban embarazando la conclusión de de'mis deseos pór la libertad del congreso en
un negocio tan serio como trascendental: de- negocio tan gravé: pedí que él mismo comi-
creté el restablecimiento del congreso, .cuando sionase individuos de su seno para que tra-
se m e manifestó primero por los comisiona- tando con los generales del ejército, fijase,
dos y después por la diputación de esta pro- oída su voz y la mía, el modo decoroso con
vincia que la reposición del que existía antes que debía retirarme: ncj quise hacer uso dé la
era conforme á la voluntad de la mayoría y elección que' se me daba para nombrar los
á los deseos de los generales y jefes: lo resfo. quinientos hombres que debían servir de es-
colta á m i persona: propuse yo mismo que el si gozando de los que le da la naturaleza,
general D. Nicolás Bravo, que merece justa- trabajan sin ser distraídos por convulsiones,
mente la confianza pública, fuese el jefe de en abrir ó limpiar las fuentes de riqueza: si
aquella escolta: he querido que vistos mis pa- protegidos por un gobierno que deje en li-
sos, oidas mis voces, presenciadas mis accio- bertad el interés individual de los labradores,
nes, las de los pueblos caminando á su feli- artesanos y comerciantes, llegan todos á ser
cidad ó alejándose de ella, no se crean jamás ricos ó menos pobres: si la nación mexicana,
influidas por mí. feliz con la felicidad de sus hijos, llega al pun-
N o se ha presentado al pensamiento la ne- to que debe ocupar en la carta de las nacio-
cesidad de otro sacrificio. Si en la extensión nes, y o seré el primer admirador de la sabi-
de la posibilidad hay algún otro que exija el duría del congreso, me gozaré de la felicidad
verdadero interés de la nación, yo estoy dis- de mi patria y terminaré gustoso los días de
puesto á hacerlo. A m o la patria donde lie mi existencia.—Tacubaya, 22 de Marzo de
nacido y creo que dejaré á mis hijos un nom- 1823.— Agusún.
bre más sólidamente glorioso sacrificándome
por ella, que mandando á los pueblos desde
la altura peligrosa del trono. NÚMERO 10
Salgo con toda mi familia: antes de salir
debía ponerlo en noticia del congreso, desen- Oficio de l a secretaría del soberano congreso.
volver los planes de mi gobierno y desarro-
llar los de mi alma. E x m o . S r . — E l soberano congreso general
Conocí que esta parte rica d e la América constituyente ha oído la exposición que de
no debía estar sometida á Castilla^ Presumí Londres le hace D. Agustín de Iturbide, fecha
que ésta era la voluntad de la nación: sostu- 13 de Febrero último, y en consecuencia man-
ve sus derechos y proclamé su independencia. da se publique la referida exposición acompa-
H e trabajado en su gobierno y abdico la co- ñada del decreto de 28 de Abril próximo pa-
rona, si l a abdicación es necesaria para su fe- s a d o . — L o que comunicamos á.V. E . , con co-
licidad. pia del mencionado documento, para su debi-
E l congreso es la autoridad primera que va do cumplimiento—Dios y Libertad, México,
á dar dirección al movimiento de los pueblos. 7 de Mayo de 1824.—Luis de Cortazar, dipu-
Si éstos llegan al objeto de sus deseos, sin de- tado secretario. —José Agustín Paz, diputado
rramar la sangre de sus individuos: si uni- secretario.—Exmo, Sr. secretario de estado y
dos en derredor de un centro común, cesan del despacho de relaciones.
las divergencias y divisiones siempre emba-
razadoras del bien: si constituidos por uñas
leyes sabias, levantadas sobre bases sólida",
quedan asegurados en el goce de sus derechos;
utilidad para reunir los votos d é l o s pueblos,
y contribuir con ellos y con mi espada á ase-
gurar la independencia y libertad de ese país:
E n consecuencia, de orden de S . A . S. se in- á mí toca sólo manifestar la disposición en
sertan los documentos siguientes: que me hallo para servir y con sabido f u n d a -
mento puedo ofrecer que llevaría conmigo ar-
mas, municiones, vestuarios y dinero, y pro-
PRIMERO
testar solemnemente que si viese á México
con su libertad asegurada, con una voz sola
Exposición del Exmo. Sr. D. Agustín de Iturbide.
y con un interés á todos sus habitantes y sin
enemigos poderosos que combatir, 110 haría
E l amor á la patria a n i m ó el grito de Igua-
sino -felicitarla por tantas venturas y congra-
l a : él me hizo salir de ella arrostrando graves
tularme cordialmente con ella desde mi reti-
obstáculos y ardo h o y en mi peeho de la mis-
ro. N i mis deseos, ni mis palabras deben
m a manera sin que hayan sido bastante para
interpretarse; la felicidad verdadera de mi
sacrificarlo, ni los términos en q u e f u é conce-
patria es lo que siempre quise y por ella h a -
bido el decreto de 8 de A b r i l de 1823, m las
g o al Todopoderoso fervientes v o t o s . — L o n -
expresiones que algunas autoridades y al-
dres, 13 de Febrero de 1824.—Agustín de Itur-
g u n a corporación lian vertido contra mi buen
bide.—Al soberano congreso constituyente de
nombre, sin provecho y sin verdad; todo lo
la nación m e x i c a n a — E s c o p i a — M é x i c o , 7
he visto como resultado de equívocos y de
de M a y o d e 1824.—Antonio de Micr.
pasiones de individuos: respecto de la nación
mexicana no encuentro sino motivos de reco-
nocimiento y gratitud eterna.
SEGUNDO
Por esto, luego que se descubrieron de un
m o d o claro las miras europeas contra las
Soberano decreto que se cita en 28 de Abril
América.«, lo que estuvo de tiempo m u y atraa
próximo pasado
en mi previsión, resolví pasar á un punto don-
de estuviese expedito para volver á servir a
Primera secretaríade estado, sección de go-
los mexicanos, si ellos lo querían, y frustrar
b i e r n o . — E l supremo poder ejecutivo m e ha
las medidas que para impedirlo presumí to-
dirijido el decreto que sigue:—-El supremo po-
m a b a n algunos ministros enviados ante el go-
der ejecutivo n o m b r a d o provisionalmente por
bierno de Toseana y «pie p«>sterK>rmente he
el soberano congreso mexicano, á todos las
visto confirmadas por hechos públicos que
que las presentes vieren y entendieren, sabed:
supongo en conocimiento de vuestra bobera-
que el soberano congreso general constituyen-
nííi •/
te ha decretado lo que s i g u e : — " E l soberano
A los representantes de esa gran nación
congreso general constituyente se ha servido
pertenece calcular y decidir si mis ser vicia«
£omo un simple militar, por el prestigio que
acaso subsistirá en mi favor, pueden ser u*
decretar:—1? Se declara traidor y fuera de la
ley á 1). Agustín de Iturbide siempre «jue ba-
j o cualquiera título se presente en algún punto En carta oficial que ha recibido el supremo go-
de nuestro territorio. E n este caso queda por bierno, fecha en Londres á 9 de Febrero último,
el mismo hecho declarado enemigo público •e dice l o siguiente:
del Estado.—2? Se declaran traidores á la fe-
deración, y serán juzgados conforme á la ley Iturbide suplica ó e x i j e que le den 12,000
de 27 d e Septiembre de 1823, cuantos coope- pesos fuertes del préstamo que acaba de ha-
ren por escritos encomiásticos ó de cualquiera cerse, á cuenta de su sueldo ó á cuenta de
otro modo á favorecer su regreso á la repúbli- los intereses que tiene en México, para lo q u e
ca mexicana.—3 1 ? LBí misma declaración se está comisionado el Sr. N a v a r r e t e . — V . E.
hace respecto de cuantos de alguna manera bien verá q u e estas solicitudes del Sr. Iturbi-
protegieren las miras de cualquiera invasor de me son penosas; pues sin instrucciones de
extranjero, los cuales serán juzgados con arre- nuestro gobierno, nada puedo hacer por él;
glo á la misma l e y . " — L o tendrá entendido el por otra parte, según el examen que m e pare-
supremo poder ejecutivo y dispondrá su cum- ce he hecho bien, creo que Iturbide no tiene
plimiento, haciéndolo imprimir, p u b l i c a r y recursos numerarios. E l mismo Iturbide me
circular. México, 28 de Abril de 1 8 2 4 . — ha asegurado, que para suljsitstir ha vendido
3.—José Maña Cabrera, presidente.—Francis- ya algunas alhajas, y á su ¡MISO por Francfort
co Elorrmga, diputado secretario.—José Ma- dejó un hilo y sarcillos de perlas de su m u j e r
ría Jiménez, diputado secretario.—Por tanto, que costaron en México 14,000 pesos y le ade-
mandamos á todos los tribunales, justicias, je- lantaron por ellos en Francfort 3,500 pesos.
fes, gobernadores y demás autoridades así ci- S. A. S. tiene dispuesto que por ningún ¡nati-
viles como militares y eclesiásticas, de cual- vo se imprima aisladamente en ningún pei-iódico
quiera clase y dignidad, que guarden y hagan m papel suelto la exposición del Exmn. Sr. Don
guardar cumplir y ejecutar el presente decreto Agustín de Iturbide, sin ir acompañada de los
en todas sus partes. Tendréislo entendido para documentos que se han insertado á su continua-
su cumplimiento, y dispondréis se imprima, ción.
p u b l i q u e y circule. E n México, á 28 de Abril
NÚMBRO 11
de 1824.—Nicolás Bravo, presidente. —Miguel
Domínguez.—-A D. P a b l o de la L l a v e . — Y lo
Decreto
comunico á V . para su inteligencia y cntnpli-
rtneiíto.—Dios guarde á V . m o c h o s afios. Mé-
E l soberano congreso constituyente m e x i -
xico, 28 de Abril de 1824 —Llave.
cano en sesión del día de ayer h a decretado
lo siguiente:
í . Q u e siendo la coronación de D . Agustín
de Iturbide obra de la violencia y de la fuer-
441 "
za y nula de derecho, no ha lugar á discutir Que se tenga por traidor á quien proclame
sobre la abdicación que hace de la corona. al expresado D . Agustín de Iturbide con vivas,
2. D e consiguiente, también declara ntila ó influya de cualquiera otro m o d o á recomen-
la sucesión hereditaria, y títulos emanados darle como Emperador.
de la coronación, y que todos los actos del g e L o tendrá entendido, etc.—México, 16 de
bienio pasado, desde el 19 de M a y o hasta Abril de J823.
29 de Marzo último, son ilegales, quedando
sujetos á que el actual los revise para confir- NÚMERO 13
marlos ó revocarlos.
3. E l S. P. E. activará la pronta salida de Carta al ministro Canning.
D . Agustín de Iturbide del territorio de la
nación. El amor á mi patria y la obligación que
4. A q u e l l a se verificará por Uno de los puer- contraje haciendo su independencia, me p o -
tos del Golfo Mexicano, fletándose por cuenta nen en la necesidad de volverá ella, y prescin-
del Estado un b u q u e neutral, que lo conduzca dir de mi propia conveniencia y gusto que h a -
con su familia al lugar que le acomode. go consistir en el pequeño círculo de mi fa-
5. Se asignan á D . Agustín de Iturbide do- milia
rante su vida, veinticinco mil pesos anuales, M i objeto es contribuir á la consolidación
pagaderas en esta capital, con la condición de un gobierno que haga feliz aquel país dig-
de que establezca su residencia en cualquier no de serlo, y que ocupe el rango que le co-
punto de la Italiá. Después de su muerte go- rresponde entre las demás naciones. H e sido
zará su f a m i l i a de ocho mil pesos, b a j o las re- llamado d e diversas puntos repetidamente y
glas establecida« p a r a las pensiones del mon- no puedo hacerme sordo por m á s tiempo.
tepío militar. V o y no á buscar un imperio que nada me
6. D . Agustín de Iturbide tendrá el trata- lisonjea, ni quiero; voy como u n soldado, no
miento de Excelencia. á fomentar la discordia ni la guerra, sino á
L o tendrá entendido, etc. - - M é x i c o , 8 de mediar entre los partidos opuestos y á pro-
A b r i l de 1823. curar la p a z . — U n o de mis primeros cuidados
será fijar bases para establecer relaciones só-
NÚMERO 12 lidas y de interés recíproco con la Gran Bre-
taña. Siempre opiné del mismo modo.
Decreto.
H a b r í a manifestado á V . E . anticipadamen-
E l soberano congreso constituyente mexi- te mi resolución, pues es bastante conocido
cano, en atención á estar declarado por el el modo de pensar de V . E . y su finísima pe-
netración, pero creí que podría comprometer
artículo primero de 8 del corriente que D.
en alguna manera la alta política de este go-
Agustín de Iturbide no ha sido Emperador
bierno.
de México, ha decretado lo siguiente: , ,
442
zade la regencia de aquella n a c i ó n . — M e li-
Por la misma razón n o me procuré el ho-
sonjeo <le que la milicia y tripulación ^ería
nor de ofrecer mis respetos personalmente k
bien recompensada de sus fatigas, y el l » r d
S M el rev d e la G r a n B r e t a ñ a , y a u n ahora
Cochrane aumentaría con esta operación sus
n o p u e d o s i n o r o g a r á V . E. p r o c e d a c o m o j
glorias; y la nación mexicana las reconocería
tiníe más i n v e n i e n t e en este punto ca-
con m u c h a gratitud.—Si L o r d Cochrane se
biendo mi carta como la exposicmn del alto
decidiese por la afirmativa, será útil anticipe
aprecio y afecto con que se r e p i t e del S r U j
un oficial de su confianza para acordar en
ning—Agust'i 11 de Iturbide. Londres, 6 de Ma- México los puntos que estimaré convenien-
y o de 1824. tes, pues ahora n o puedo hablar sino con ge-
neralidad, y asegurarle que es un admirador
NÚMERO 14
justo de las virtudes relevantes del Sr. Co-
chrane, con la mayor consideración y afecto.—
Sr. Almirante. — L o n d r e s , 6 de M a y o de
Agustín de Iturbide.
1824.—Soy llamado con mucho empeño por
personas respetables de muchos l u c r e s de
México que m e honran con el concepto de
qu(Tpuedo contribuir ' » u y eficazmente a reu- NOMBRO 15
nir la opinión v á consolidar la mdependen
d a v libertad de aquel país. N o puedo ne- Oopia de « n a carta escrita de M é x i c o por el
garme á los ¡clamores de una patria tan ca- diputado D. Carlos María Bustamante & su ami-
ra y m e he resuelto á d e ar la tranquilidad go D . Manuel Vasconcelos, preso en P eróte,
del retiro, en que estaba d ^ i d u l o á perma- por amigo y subordinado del Sr. I t u r b i d e (fusi-
necer hasta el fin de mis d í a s . — } a resueiw lado en P a d i l l a . ) con f e c h a 23 de abril de 1823.
L o s m i s m o s e n e m i g o s q u e t i e n e el territo- Decreto
r i o q u e c o m p u s o el v i r r e i n a t o d e M é x i c o tie-
nen las p r o v i n c i a s del re.no d e G u a t e m a k El soberano congreso general constituyen-
m i d i s p o s i c i ó n p a r a servir á esta es igual k te se ha servido decretar lo que sigue:
¡ a q u e t e n g o en f a v o r d e a q u é l : con m i paso 1. Se declara traidor y fuera de la ley á D .
á E u r o p a a d q u i r í a l g u n o s conocimientos y Agustín de Iturbide, siempre que b a j o cual-
c o n t r a j e relaciones q u e p o d r é hacer v a t e « quiera título se presente en algún punto de
f a v o r d e m i p a t r i a : ( p o r tal reputevfcnngén nuestro territorio. E n este caso, queda por
k las p r o v i n c i a s u n i d a s d e la A m é r i c a ten el mismo hecho declarado enemigo público
t r a l ) d i n e r o en abundancia, a r m a s y cuanto del Estado.
sea necesario para m a n t e n e r ^ i n d e p e n d e ^ 2. Se declaran traidores á la federación y
cia y p r o m o v e r su p r o s p e r i d a d tendrán unos serán juzgados conforme á la ley de 27 de
v otros, c o n s o l i d a n d o el g o b i e r n o y unifor- Septiembre de 823 cuantos cooperen por es-
m a n d o la o p i n i ó n , y y o t e n d r é g - g k * » critos encomiásticos ó de cualquiera otro m o -
sen-irlas eficazmente, a p r o v e c h a n d o las cir- do á favorecer su regreso á la República M e -
cunstancias q u e e n m i f a v o r se presentan pa- xicana.
3. L a misma declaración se hace, resjiecto
^ Deseo" q u e m i s p l a n e s sean generalmente de cuantos de alguna manera protegieren las
conocidos d e los americanos, y p o r eso acom- miras de cualquier invasor extranjero, los
cuales serán juzgados con arreglo á la misma
p a ñ o á ese soberano congreso.. .ejemplar^
ley.
d e l a s e x p o s i c i o n e s q u e con f e c h a 1 3 d « ^
brero v . r e m i t í al soberano congreso gene- Lo tendrá entendido, & c . — M é x i c o , 28 de
m deMéxico- del impreso que cito en Abril de 1824.
Useeundav ... d e l a e x p o s i c i ó n q u e tam-
NÚMERO 19
S T S S f e "los congresos d e W g
e n t e n d i e n d o vuestra soberanía q ú e l o i t e s n o Carta despedida del general I t u r b i d e á su h i j o
q u e d i j e á a q u é l l o s , d i g o : á t o d o s y a c^-adan«« mayor
de los estados q u e se f o r m e n d e las p r o m
cias u n i d a s d e l a A m é r i c a C e n t r a l Vamos á separarnos, hijo mío Agustín; pe-
de Iturbide. ro no es fácil calcular el tiempo de nuestra
ausencia: ¡tal vez no volveremos á vernos! Esta
consideración traspasa el corazóu mío y casi
aparece mayor m i pesar á la fuerza que debo
oponerle; ciertamente, me faltaría el poder
99
para obrar, ó el dolor rué consumiría, si no timable que nadie puede quitar al hombre;
acudiese á los auxilios divinos, únicos capa- los demás valen poco, y se pierden con ma-
ces de animarme en circunstancias tan exqui- yor facilidad que se adquieren.—Es probable
sitas y tan críticas.—A tiempo mismo que que cada día fleas más observado, por consi-
m i espíritu es más débil, conozco que la Pro- guiente, tus virtudes ó tus vicios, tus buenas
videncia divina sé complace-en probarme cualidades ó tus defectos, serán conocidos de
con fuerza: sí, h i j o Jj<% quisiera entregarme muchos, y ésta es otra razón auxiliar para
á meditaciones y á cierto repo.o, cuando loe conducirte en todo lo mejor posible.—Es
deberes m e impelen y el amor mei o b b ^ f c preciso que vivas muy sobre tu genio: eres
hablar, porque nunca necesitas más de nffl demasiado seco y aun adusto, estudia para
consejos y advertencias, que cuando no po- hacerte afable, dulce, oficioso: procura servir
W S oirme, y es preciso que te proporcione á cuantos puedas; respeta á tus maestros y
en pocos renglones que leas frecuéntemele gentes de la casa en que vas á vivir, y con
los Recuerdos más saludables y más preciso^ los de tu edad sé también comedido sin fa-
para que por tí mismo corrijas tus defect^J miliarizarte.—Procura tener por amigos á
te d i r í a s sin extravío al bien. % conjgg hombres virtuosos é instruidos, porque en su
aquí i r á n , más que otra cosa, una indicación compañía siempre ganarás.—Ten una defe-
que recuerde, lo que tantas veces, y con a rencia ciega, y observa muy eficaz y puntual-
mayor eficacia, te he d a d o . - T e h a l l a s e « £ mente las reglas y plan de instrucción que se
edad más peligrosa porque e ^ l a de l ^ p * te prescriban. Sin dificultad, te persuadirás
siones más vivas, la de a irreflexion y d e > que varones sabios y ejercitados en el modo
mayor presunción; en ella se cree que odose ae dirigir y enseñar á los jóvenes, sabrán me-
puede, ármate con la constante lectma^de jor que tú lo que te conviene.—No creas que
buenos libros y con la niayor desconfia^igd sólo puede aprenderse aquello á que somos
tus propias fuerzas y de tu inclinados naturalmente: la inclinación con-
das jamás de vista cuál es el fin d e l h o m b j tribuye, es verdad, para la mayor felicidad;
estando firme en .él, r e c o l á n d o l o frecuente^ pero también lo es, que la razón persuade, y
mente tu marcha será recta: nada te impor la voluntad obedece. Cuando el hombre,
tela crítica de los impíos y Ubcrtinos: c o ^ conoce la ventaja que le ha de producir una
padece de éllos, y desprecia ^ s maximas obra y se decide á practicarla, con el estudio
por lisonjeras y brillantes que se te presen y el trabajo vence la repugnancia y destruye
ten.—Ocupa todo el t i e m p o en obras dorio- loa obstáculos.—¿Qué te diré de tu madre y
ral cristiana y en tus estudios: arf hermanos? Innumerables ocasiones te he
más contento y más sano, y tej^jgg repetido la obligación que tienes de atender-
en pocos años capaz de servir á l a S f l r a e H « « * los, y sostenerlos en defecto mío. Dios na-
que pertenezcas, á tu familia y á tí da hace por acaso; y si quiso que nacieses
L a virtud y el saber son bienes de valor mes- en tiempo oportuno para instruirte y ponerte
e n d i s p o s i c i ó n d e s e r l e s ú t i l , t ú n o de^es
NÚÜEBO 20
d e s e n t c n d e r t e d e tal o b l i g a r o n y.kb»„por
e l c o n t r a r i o , g a n a r t i e m p o Con l a m u l t i p l i c a -
S f i , á ün d e Ponerte e n a p t u n d d , Catástrofe deD. Agustín de Ituxbide, aclama-
do emperador de México el 18 de Mayo del año
d e s e m p e ñ a r c o n l u c i m i e n t o l o s d e b e r e s <jeui) 1822, ó relación exacta de las circunstancias
b u e n h i j o y (fe u n b u e n h e r m a n o . M « ' «" que han acompañado el desembarco y la muerte
• rmrWSftó siempre, est o y p e r s u a d i d o de de este hombre célebre
que tu m a d í e y tus hermanos enconUarane«
tí u n b u e n apoyo,_tendre el m a y o r consudo El 14 de Julio de 1824, Iturbide llegó á la
de q u e es susceptible m i espíritu y m « barra de Soto la Marina en el bergantín in-
zón; pero si por desgracia fuere lo con m r £ glés Spring, acompañado de su esposa, sus
m i muerte seria en cxtrevw dos hijos menores» dos eclesiásticos, su so-
r r a r í a tal c o n s i d e r a c i ó n m u c h a j j d a brino D. José llamón Malo y él coronel po-
t r a n q u i l i d a d d e e s p í r i t u q u e c u a q u e l l o s mo- laco Carlos Beneski. Inmediatamente envió
m e n t o s e s t a n i m p o r t a n t e , y t u d e b ^ desear á éste á tierra para que Sé informase del es-
y p r o c u r a r á t u p a d r e e n c u a n t o d e t í de, tado de la nación, y Si podría ser útil su
p e n d a - E n o t r a c a r t a te d i r é l a s p e r s o n a s _a presencia en ella para reunir los diversos
q u i e n e s c o n t u s h e r m a n o s te d e j o a s p e e n - partidos y preparar la defensa para él caso
m e n t e r e c o m e n d a d o , l a m a n e r a c o n q u e de- d e que el gobierno español protegido por la
b S ? i n d u c i r t e c o n e l l a s , c o n o t r a s instruc- Santa Alianza intentase Ja reconquista. Al
k^^hM
d o n e s para tu gobierno; y c o n c l m r e e s t a ^ efecto, llevó Beneski una carta de recomenda-
R i t i é n d o t e p a r a q u e j a m á s lo o l v i d e s : que á ción del religioso Ignacio Trcviño, confesor
s i a de Iturbide, para el brigadier T). Felipe de
la Garza, comandante de ¡trinas del Estado
d e Tamaulipas, á que i>erteúece el puerto d e
ras corteses s o n l a s c u a l i d a d e s q u e h a r á n * «
Soto la Marina. Entregó Beneski este carta á
ZZera felicidad y t u ^ n a para
Garza, quien al momento escribió á Iturbide
l a s í Unenos libros y cmvpam<u m i « ^ « P ^ J
dándole el tratamiento de Mágestad y .-impli-
ción y sunw cuida de..-Adiós, hqomíomuy
cándote que v i n i ó s c l u e g o p o r q u e sin él se
a m a d o - e l T o d o p o d e r o s o te c p n c e d a l o s b i e - ,
perdía seguramente l a nación por l o s diversos
* n e s q u e t e d e s e o : y á m í el ^ ^ ^
partidos q u e la d e v o r a b a n , O f r e c i é n d o l e su
tente d e verte adornado d e t o ^ 'as l u ^ }
persona, todos s u s r e c u r s o s , el g r a n d e influjo
Tequisitos necesarios y convenientes para
q u e tenía en aquel , Estado y la fuerza arma-
u n b u e n hijo, u n buen hermano, U a g r
da q u e estaba a s u s órdenes. En vista de es-
Soto V p a r a d e s e m p e ñ a r d i g n a m e n t e
ta carta saltó inmediatamente Iturbide á tie-
S Í J s á q u e l a P r o v i d e n c i a d i v i n a , te
rra, a c o m p a ñ a d o s ó l á n i c n t é de Beneski, s e
B u r y Street e n L o n d r e s a 2/ de A b n l
1824.—Agustín de Iturbide. rb
en disposición de serles útil, tú no de^es
desentenderte de tal o b l i g a r o n y . k b » „ p o r NÚMERO 20
el contrario, ganar tiempo Con la multiplica-
S f i , á fiu de ponerte enaptitud * Catástrofe d e D . A g u s t í n de Ituxbide, aclama-
desempeñar con lucimiento los deberes <jeuB do emperador d e M é x i c o el 18 de M a y o del año
b u e n filio y ¿e un b u e n hermano, ¿>i% 1822, ó relación exacta de las circunstancias
• r m r W S f t ó estoy persuadido de que han acompasado e l desembarco y l a muerte
de este hombre célebre
que tu m a d í e y tus hermanos enconUarane«
tí un buen apoyo, tendre el m a y o r consudo El 14 de Julio de 1824, Iturbide llegó á l a
de que es susceptible m i e s p m t u y m « barra de Soto la Marina en el bergantín in-
zón; pero si por desgracia fuere lo c o . m n o , glés Spring, acompañado de su esposa, sus
m i muerte seria en cxtrevw amarga,Ji»e bo- dos hijos menores, dos eclesiásticos, su so-
rraría tal consideración m u c h a j j d » brino D. José l l a m ó n M a l o y él coronel po-
tranquilidad de espíritu que en aquellos mo- laco Carlos Beneski. Inmediatamente envió
mentos es tan importante, y tu d e b i e s e « á éste á tierra para que Sé informase del es-
y procurar á tu padre en cuanto de tí d * tado de la nación, y S¿ podría ser útil su
nenda - E n otra carta te diré las personas _a presencia en ella para reunir les diversos
quienes con tus hermanos te dejo e s p ú - partidos y preparar la defensa para é l caso
mente recomendado, la manera con que de- de que el gobierno español protegido por la
bS?conducirte con ellas, con otras instruc- Santa Alianza intentase Ja reconquista. A l
d o n e s para tu gobierno; y c o n e l m r e e s t a ^ efecto, llevó Beneski u n a carta de recomenda-
Ritiéndote para que jamás lo olvides: que á ción del religioso Ignacio Treviño, confesor
de Iturbide, para el brigadier T). Felipe de
ras corteses son las cualidades que h a r a n w la Garza, comandante de :trmas del Estado
Z Z e r a felicidad y tu ^ n a para de Tamaulipas, á qué pertenece el puerto de
las: buenos libros y Soto la Marina. Entregó Beneski este carta á
ción y suvw cuidado.—Adiós, h l £ mío Garza, quien al momento escribió á Iturbide
amado- el Todopoderoso te cpnceda los bie-, dándole el tratamiento de Mágestad y .-upli-
* nes q u e te deseo: y á m í el i g é f c cáridote que viniÓFC l u e g o p o r q u e sin él se
tentó de verte adornado de ^ 'as l u ^ perdía seguramente l a nación j>or l o s diversos
Tequisitos necesarios y convenientes paja partidos q u e la d e v o r a b a n , O f r e c i é n d o l e su
u n b u e n hijo, u n buen hermano, U a g r persona, t o d a s s u s r e c u r s o s , e l g r a n d e influjo
S o t o y p a r í desempeñar dignamente que tenía en aquel,Estado y la fuerza a r m a -
S Í J s á que l a Providencia divina^te da que estaba a sus órdenes. En vista de es-
B u r y Street en Londres a 2/ de A b n l ta carta saltó inmediatamente Iturbide á tie-
1824.—Agustín de Iturbide. rb rra, a c o m p a ñ a d o s ó l á n i e n t é de Beneski, s e
4Ó5
de l a Guerra.
N Ú M E B O 25
NÚMERO 24
R e p l i c a Garza al Ministro, se ofrece á responder
en juicio y rehusa admitir l a oferta.
¿Tws'SSfíi
cución de D . Agustín de Iturbide el 19 del
pasado, advierto con dolor que se m e culpa
de poca resolución para ejecutarlo en los pri-
t ^ j ^ s m s a í
meros momentos de haberse presentado. N o
está á mi alcance ciertamente manifestar á
V . E. los remordimientos q u e pesaban en mi
conciencia al cumplir la ley, hasta salvar el
paso con la declaración del honorable con-
greso del Estado. Por otra parte, obraban vi-
vamente en mi alma la sensibilidad y la gra-
tos sobre el c u m p b m i e n t o d e l a r e y i titud, hacia un hombre que parece reclama-
sumisión con que el refendo b a aquella consideración con que á m i m e
sentó á cometer el d e s l i o mas de trató en otro tiempo. Hallábanse también &
para nuestra patr.a r e p u t o ^ i del S(V
su favor razones poderosas q u e encontrará
una ley tan saludable y p r e s e r v a ^ ^ V . E. en sus escritos, en sus pasos y palabras
berano congreso, que i ^ W » la ruina hasta el suplicio. U n a reunión de circuns-
y previsión con que trató de eviui tancias m e interesaron, y en mi concepto ha-
bría pecado de ingrato, si no las hubiese m a -
nifestado al cuerpo legislativo, sin que por
de la nación. . s q u e ¿ su eso se dudase un momento de mi sana inten-
ción y deferencia de las leyes. Así se declaró
en sesión del 20, honrándoseme además con
el apreciable título de benemérito del Entadn
b r i g a d a efectivo,
Vri>A DB AQCSTÍM T>K ITOBNMI
Advertencia
L—Prólogo .
I L — N a c i m i e n t o y primero» pasos en la vi-
da pública.
ITT.—Iturrigaray y la independencia.'.
IV.—Venenas
V.—Iturbide en la batalla del Monte de las
Cruces.
VI.—Sorpresa y fusilamiento de Albino Gar-
V I L — L i c é a g a y Rayón.—Iturbide en Cóporo
V I I I . — I t u r b i d e expoliador.
I X —El ejército, el clero y los españoles....
X . — L a Constitución y la independencia...
XI.—Iturbide y la independencia
X l L — I t u r b i d e y Apodaca
XIII.—Manifiesto de Iturbide
XIV.—Iturbide rehusa el tratamiento de te-
niente general Y ...
XV.—Juramento de Iturbide
X V L — L a s ideas capitales del plan de Iguala.
X V I I . — " L a naturaleza nada produce por saltos,
sino p f t grados intermedios."
Vri>A DB AQCSTÍM T>K ITOBNMI
Advertencia
L—Prólogo .
I L — N a c i m i e n t o y primero» pasos en la vi-
da pública.
ITT.—Iturrigaray y la independencia.'.
IV.—Venegas
V.—Itnrbide en la batalla del Monte de las
Cruces.
VI.—Sorpresa y fusilamiento de Albino Gar-
V I L — L i c é a g a y Rayón.—Iturbide en Cóporo
V I I I . — I t u r b i d e expoliador.
I X —El ejército, el clero y los españoles....
X — L a Constitución y la independencia...
XI.—Iturbide y la independencia
X I I . — I t u r b i d e y Apodaca
XIII.—Manifiesto de Iturbide
XIV.—Iturbide rehusa el tratamiento de te-
niente general Y ...
XV.—Juramento de Iturbide
X V L — L a s ideas capitales del plan de Iguala.
X V I I . — " L a naturaleza nada produce por saltos,
sino p f t grados intermedios."
483
p««.
"" 79 . XLVII.—Conspiración contra el Imperio 218
XVHI-—La cultura de México
XLVIH.—Disolución del Congreso 222
XIX.—España y la independencia ^
XLIX.—Caudales de españoles en poder de
XX.—Iturbide y Fernando V I I ^
Iturbide 227
XXL—Iturbide en campaña. •••••••
L.— Santa Anna en desgracia 229
XXII.—Santa Anna. Bravo y Negrete ^
LI.—Santa Anna proclama la República.. 232
XXIU.—Iturbide, militar y político ^
LH.—Plan de Casa Mata 286
XXIV.—Apodaca y Novella
LEO.—Proscripción de Iturbide 240
XXV.—Entrad» de Iturbide en Puebla.
Un obispo modelo de c í n i c o ^ - . LiV.—Iturbide en el destierro.—Regresa á '
XXVI.—Conferencia entre Itorb'de y O Do- México 249
nojú en la Villa de Córdoba. j* LV.—La república 253
X X V I L — ¿ Q u i é n g a n a b a con la capitulación? 13*
LVL—Aprehensión y fusilamiento de Itur-
XXVHL—O'Donojú iturbidista.. - — •• bide 261
XXIX.—Entrada de Iturbide en México LVIL—Consideraciones sobre Iturbide......' 266
XXX-—Emancipación de Yucatán y Chía- LVI1L—Conclusión 271
i t z ' ^ ^ B ^ -
teriores 424 bide al ministro de la Guerra. 468
Número 24.—Contestación del Ministro de la
Guerra, extrañando la morosidad de C.arza pa-
ra la decapitación de Iturbide y ofreciéndole
la primera vacante de general de brigada 478
X K S ^ W * ^ - « Número 25.—Replica Garza al Ministro, se ofre-
ce 4 responder en juicio y rehusa admitir la
oferta 479
no congreso
Extracto de una carta del h i j o primogénito del
Número l l . - D e c r e t o 440
señor Iturbide al gobierno supremo de la fe-
Número 14.—• - •
£ deración 480
X S S » 1 » ^ * ? 443