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Universidad de Colima

DOCTORADO EN CIENCIAS, AREA: BIOTECNOLOGÍA

EFECTO DE LA TEMPERATURA, HUMEDAD RELATIVA Y


HUMEDAD DE SUELO, SOBRE LA PATOGENICIDAD DE
Metarhizium anisopliae (Hyphomycetes) EN LARVAS DE Anastrepha
ludens (DIPTERA: TEPHRITIDAE).

TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE

DOCTOR EN CIENCIAS, AREA BIOTECNOLOGÍA

PRESENTA

EZEQUIEL GONZÁLEZ REYES


ASESOR: DR. ROBERTO LEZAMA GUTIÉRREZ
COASESOR: DR. OSCAR REBOLLEDO DOMÍNGUEZ

TECOMÁN COLIMA, MÉXICO 14 DE NOVIEMBRE DEL 2003


Agradecimientos

A la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación; a la


Dirección General de Sanidad Vegetal; a la Dirección de la Campaña Nacional contra las
Moscas de la Fruta por el suministro de larvas de Anastrepha ludens.

Al Dr. Carlos Salazar Silva, Rector de Universidad de Colima; al Dr. Carlos E. Izquierdo
Espinal e Ingeniero Rodolfo V. Morentín Delgado, Delegado Regional y Director de la
Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (FCBA) respectivamente, a ellos gracias
por haberme permitido la entrada a sus aulas del saber, con lo que me permitió alcanzar una
de mis metas.

Al C. Lic, Marco Antonio Aguilar Cortés, ex Rector de la Universidad Michoacana de San


Nicolás de Hidalgo (U.M.S.N.H.), por el apoyo brindado para l a realización de mis estudios
doctorales; al MC Salvador Jara Guerrero, ex Secretario Académico de la U.M.S.N.H.; al
Biól. Mario M. Romero Tinoco, ex Director de la Facultad de Biología, a todos ellos mi más
profundo agradecimiento por la confianza que depositaron en mí.

A los Doctores Roberto Lezama Gutiérrez y Oscar Rebolledo Domínguez, Profesores-


Investigadores de la FCBA de la Universidad de Colima, asesores de este trabajo, por sus
valiosas sugerencias y comentarios; por la paciencia, confianza y amistad que me brindaron.

A los integrantes del Comité Revisor, Doctores Edmundo C. López Barbosa, Marilú López
Lavín, Sergio Aguilar Espinosa, Alfonso Pescador Rubio y Jaime Molina Ochoa, quienes
con sus acertadas observaciones hicieron posible mejorar la calidad de este trabajo.

Al Ingeniero Emilio Arévalo y a la Maestra Teresa Castillo, profesores de la FCBA de la


Universidad de Colima, por los apoyos recibidos, por los atinados consejos y su gran calidad
humana.

A mis amigos y compañeros del posgrado: Argelian Juárez Alcaraz, Alejandro Michel
Aceves, Ramiro Ruiz Nájera por brindarme sus conocimientos, experiencias, apoyo y
amistad, estimulando en mí el deseo de superación, sin los cuales no hubiera logrado mis

i
propósitos, así como por los momentos tan difíciles e inolvidables que compartimos.

Al programa de mejoramiento para profesores (PROMEP), por la beca otorgada.

A todas aquellas personas que escapan a mi mente y que de alguna manera contribuyeron a
que continuara mis estudios, para hacer posible la realización de este trabajo, mil gracias.

ii
Dedicatoria
A Dios

Que siempre está conmigo y por permitirme alcanzar una meta más en la vida.

A mis padres, J. Jesús González Ochoa y Ma. Isabel Reyes Alcántar. Por su profundo amor,
gran apoyo, comprensión, paciencia e impulso dado para alcanzar esta meta. Con todo mi
amor, respeto y gratitud eterna.

A mis esposa Leticia

Por su apoyo incondicional en mi desarrollo personal y profesional.

A mis hijos

Ezequiel Jr, Eduardo, Ezequielito, Verónica y Pedro Daniel, por su gran cariño, motivo que
me impulsó a seguir adelante a formarme profesionalmente, por esa comprensión
manifestada ante la consciente y constante ausencia de un padre en aras de la realización de
este magno trabajo.

A mis Hermanos

Por su cariño, comprensión y respeto que siempre me han mostrado.

A mis primos y familiares

Por sus consejos y espíritu de ayuda en los momentos angustiosos

A todos mis compañeros y amigos

A todas aquellas personas que escapan a mi memoria, gracias por su ayuda y el compartir
estos momentos conmigo.

iii
Contenido
Agradecimientos ...................................................................................................... i
Dedicatoria................................................................................................................ iii
LISTA DE CUADROS ................................................................................................. vii
LISTA DE FIGURAS ................................................................................................... ix
ABSTRACT ............................................................................................................... xi
RESUMEN ................................................................................................................. xii

I INTRODUCCIÓN ..................................................................................................... 1
II REVISIÓN DE LITERATURA .......................................................................... 11
2.1 Las moscas de la fruta Diptera:Tephritidae ............................................. 11
2.1.1 Distribución del género Anastrepha ............................................... 12
2.1.2 Cultivos hospederos de Anastrepha................................................. 13
2.1.3 Mecanismos de control para Tephritidae ........................................ 15
2.1.3.1 Control químico y radiaciones ................................................. 15
2.1.3.2 Control biológico de las moscas de la fruta........................... 17
2.1.3.2.1 Virus ...... .................................................................. 18
2.1.3.2.2 Protozoa ..................................................................... 20
2.1.3.2.3 Bacterias ..................................................................... 20
2.1.3.2.4 Nematoda ................................................................... 23
2.1.3.2.5 Hongos ...................................................................... 23
2.1.3.2.6 Parasitoides ................................................................. 25
2.1.3.2.7 Técnica del insecto estéril ............................................. 27
2.2 Hongos entomopatógenos ........................................................................... 30
2.2.1 Aislamientos de hongos a partir de insectos ...................................... 31
2.2.1.1 Aislamientos de los hongos M. anisopliae y B. bassiana ......... 34
2.2.2 Aislamientos de los hongos Hyphomycetes a partir de suelo ............. 38
2.2.3 Efecto de los factores abióticos sobre los hongos entomopatógenos.. 39
2.2.3.1 Efecto de la temperatura en las principales especies de hongos 40
entomopatógenos ........................................................................................
2.2.3.1.1 Efecto de la temperatura sobre el crecimiento de los 40
hongos .........................................................................................................

iv
2.2.3.1.2 Efecto de la temperatura sobre la patogenicidad de los 42
hongos ........................................................................................................
2.2.3.2 Efecto de la humedad relativa en las principales especies de 44
hongos entomopatógenos ............................................................................
2.2.3.2.1 Efecto de la humedad relativa sobre el crecimiento.... 44
2.2.3.2.2 Efecto de la humedad relativa sobre la patogenicidad de 46
los hongos ......................................................................................
2.2.3.3 Efecto de la luz, substrato y productos químicos en los hongos 47
entomopatógenos ............................................................................
III MATERIALES Y MÉTODOS ............................................................................ 50
3.1 Lugar de la experimentación ....................................................................... 50
3.2 El insecto plaga ........................................................................................... 50
3.3 Cría de G. mellonella ................................................................................... 50
3.4 El hongo entomopatógeno ........................................................................... 52
3.4.1 Multiplicación y cuantificación de los conidios ................................. 53
3.5 Experimentos ............................................................................................. 53
3.5.1 Efecto de la temperatura a humedad relativa constante de 96%, sobre 54
la patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en larvas del
tercer estadio de A. ludens .........................................................
3.5.2 Efecto de la humedad relativa a temperatura constante de 25°C, sobre 56
la patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en larvas del
tercer estadio de A. ludens ...........................................................
3.5.3 Efecto de la humedad del suelo a temperatura constante de 25°C, 58
sobre la patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en larvas
del tercer estadio de A. ludens .......................................................
IV RESULTADOS .................................................................................................. 61
4.1 Efecto de la temperatura a humedad relativa constante de 96%, sobre la 61
patogenicidad de los aislados de M. aniopliae en larvas del tercer estadio
de A. ludens ................................................................................................
4.2 Efecto de la humedad relativa a temperatura constante de 25°C, sobre la 69
patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en larvas del tercer estadio
de A. ludens ...............................................................................................
4.3 Efecto de la humedad de suelo a temperatura constante de 25°C sobre la 77
patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en larvas del tercer estadio
de A. ludens ...............................................................................................

v
V DISCUSIÓN ....................................................................................................... 85
5.1 Efecto de la temperatura a humedad relativa constante de 96%, sobre la 85
patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en larvas del tercer estadio
de A. ludens ...............................................................................................
5.2 Efecto de la humedad relativa a temperatura a constante de 25°C, sobre la 91
patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en larvas del tercer estadio
de A. ludens ...............................................................................................
5.3 Efecto de la humedad del suelo a temperatura constante de 25°C, sobre la 98
patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en larvas del tercer estadio
de A. ludens ...............................................................................................
VI CONCLUSIONES .............................................................................................. 102
VII SUGERENCIAS DE INVESTIGACIÓN ......................................................... 103
7.1 Sugerencias acerca del bioensayo del efecto de l a temperatura, humedad 103
relativa y humedad de suelo sobre la patogenicidad de los aislados de M.
anisopliae en larvas de tercer estadio de A. ludens ..................................
7.2 Sugerencias al experimento del efecto de la temperatura a humedad 104
relativa constante de 96%, sobre la patogenicidad de los aislados de M.
anisopliae en larvas de tercer estadio de A. ludens .................................
7.3 Sugerencias al experimento del efecto de la humedad relativa a 106
temperatura constante de 25°C, sobre la patogenicidad de los aislados de
M. anisopliae en larvas de tercer estadio de A. ludens .............................
7.4 Sugerencias al experimento del efecto de la humedad del suelo a 106
temperatura constante de 25°C, sobre la patogenicidad de los aislados de
M. anisopliae en larvas de tercer estadio de A. ludens ..............................
7.5 Sugerencias en cuanto a formulación de M. anisopliae ante los factores 108
ambientales ..............................................................................................
VIII LITERATURA CITADA ................................................................................. 114

vi
Lista de cuadros
1 Ejemplo de virus de la polihedrosis desarrollados como insecticidas m icrobianos 19
para el control de Lepidoptera.: ......................................................................
2 Protozoa entomopatógenos en uso, desarrollados o considerados para desarrollo 21
como agentes de control microbiano de insectos .............................................
3 Bacterias entomopatógenas en uso, desarrollados o considerados para desarrollo 22
como agentes de control microbiano de insectos.............................................
4 Nematodos entomopatógenos en uso, desarrollados o considerados para 24
desarrollo como agentes de control microbiano de insectos. ...........................
5 Hongos entomopatógenos en uso, desarrollados o considerados para desarrollo 25
como agentes de control microbiano de insectos..............................................
6 Plagas objetivo de M. anisopliae ....................................................................... 36
7 Efecto de la temperatura (T°) sobre el desarrollo en las principales especies de 41
Hyphomycetes ..................................................................................................
8 Composición de la fuente de vitaminas utilizados en la dieta de larvas de G. 51
mellonella ..........................................................................................................
9 Ingredientes utilizados en la dieta para el cultivo de G. mellonella .................. 51
10 Propuesta de tratamientos para evaluar el efecto de la temperatura sobre los 54
aislados de M. anisopliae sobre el tercer estadio larval de A. ludens ................
11 Humedad relativa (ID) que se utilizaron dentro de los desecadores en función de 56
las concentraciones de glicerina .....................................................................
12 Análisis físico químico del suelo utilizado en el experimento ......................... 59
13 Valores del análisis de varianza de la mortalidad de larvas de A. ludens por M. 61
anisopliae bajo la influencia de la temperatura .................................................
14 Porcentajes de mortalidad con transformación angular (TA) de L3 de A. ludens 63
por aislados de M. anisopliae a diferentes temperaturas (T°)........................
15 Análisis de correlación y regresión entre el porcentaje de mortalidad de L3 de A. 65
ludens con los valores de temperatura.............................................................
16 Análisis de varianza de la mortalidad de larvas de A. ludens por M. anisopliae 69
bajo la influencia de la humedad relativa e inoculación directa ......................
17 Porcentajes de mortalidad con transformación angular (TA) de L3 de A. ludens 70
por aislados de M. anisopliae a diferente humedad relativa (HR). ...............

vii
18 Análisis de correlación y regresión entre el porcentaje de mortalidad de L3 de A. 73
ludens con los valores de humedad relativa (HR)............................................
19 Valores del análisis de varianza de la mortalidad de larvas de A. ludens por M. 77
anisopliae bajo la influencia de la humedad de suelo ..........................................
20 Porcentajes de mortalidad con transformación angular (TA) de L3 de A. ludens 78
por aislados de M. anisopliae a diferente humedad de suelo (HS).................
21 Análisis de correlación y regresión entre el porcentaje de mortalidad de L3 de A. 81
ludens con los valores de la humedad del suelo (HS). .................................

viii
Lista de figuras
1 Porcentaje de mortalidad en larvas de tercer estadio de A. ludens inoculadas con 62
el hongo M. anisopliae expuestos a diferentes temperaturas. .........................
2 Porcentaje de mortalidad en larvas de tercer estadio de A. ludens por los aislados 64
del hongo M. anisopliae expuestos a diferentes temperaturas............................
3 Porcentaje de mortalidad total en larvas de tercer estadio de A. ludens por 65
diferentes aislados del hongo M. anisopliae expuestos a diferentes temperaturas.
4 Porcentaje de mortalidad con micosis en larvas de tercer estadio de A. ludens por 66
diferentes aislados del hongo M. anisopliae a diferentes temperaturas.
5 Porcentaje de mortalidad total y con micosis acumulada en larvas de tercer 67
estadio de A. ludens por el aislado ARSEF3290 del hongo M. anisopliae a
diferentes temperaturas .................................................................................
6 Porcentaje de mortalidad total y con micosis acumulada en larvas de tercer 68
estadio de A. ludens por el aislado ARSEF3295 del hongo M. anisopliae a
diferentes temperaturas ...................................................................................
7 Porcentaje de mortalidad total y con micosis acumulada en larvas de tercer 68
estadio de A. ludens por el aislado Ma16 del hongo M. anisopliae a diferentes
temperaturas .....................................................................................................
8 Porcentaje de mortalidad en larvas de tercer estadio de A. ludens por el hongo 71
M. anisopliae a diferente humedad relativa y temperatura de 25°C...................
9 Porcentaje de mortalidad en larvas de tercer estadio de A. ludens por los aislados 72
del hongo M. anisopliae expuestos a diferente humedad relativa y temperatura
de 25°C ............ ............ ............ ............ ............ ............ ............ ................
10 Porcentaje de mortalidad total en larvas de tercer estadio de A. ludens por 72
diferentes aislados del hongo M. anisopliae expuestos a diferente humedad
relativa y temperatura de 25°C.
11 Porcentaje de mortalidad con micosis en larvas de tercer estadio de A. ludens por 74
diferentes aislados del hongo M. anisopliae a diferente humedad relativa y
temperatura de 25°C .........................................................................................
12 Porcentaje de mortalidad total y con micosis acumulada en larvas de tercer 75
estadio de A. ludens por el aislado ARSEF3290 del hongo M. anisopliae a
diferente humedad relativa y temperatura de 25°C.............................................
13 Porcentaje de mortalidad total y con micosis acumulada en larvas de tercer 76
estadio de A. ludens por el aislado ARSEF3295 del hongo M. anisopliae a
diferente humedad relativa y temperatura de 25°C .....................................

ix
14 Porcentaje de mortalidad total y con micosis acumulada en larvas de tercer 76
estadio de A. ludens por el aislado Ma16 del hongo M. anisopliae a diferente
humedad relativa y temperatura de 25°C ......................................................
15 Porcentaje de mortalidad en larvas de tercer estadio de A. ludens por el hongo 79
M. anisopliae a diferente humedad de suelo a 25°C............................................
16 Porcentaje de mortalidad en larvas de tercer estadio de A. ludens por los aislados 80
del hongo M. anisopliae expuestos a diferente humedad de suelo a 25°C ..........
17 Porcentaje de mortalidad total en larvas de tercer estadio de A. ludens por 80
diferentes aislados de M. anisopliae expuestos a diferente humedad de suelo a
25°C.................................................................................................................
18 Porcentaje de mortalidad con micosis en larvas de tercer estadio de A. ludens por 82
diferentes aislados del hongo M. anisopliae a diferente humedad de suelo a 25°C
19 Porcentaje de mortalidad total y con micosis acumulada en larvas de tercer 83
estadio de A. ludens por el aislado ARSEF3290 del hongo M. anisopliae a
diferente humedad de suelo a 25°C ...............................................................
20 Porcentaje de mortalidad total y con micosis acumulada en larvas de tercer 84
estadio de A. ludens por el aislado ARSEF3295 del hongo M. anisopliae a
diferente humedad de suelo a 25°C .................................................................
21 Porcentaje de mortalidad total y con micosis acumulada en larvas de tercer 84
estadio de A. ludens por el aislado Ma16 del hongo M. anisopliae a diferente
humedad de suelo a 25°C ................................................................................

x
ABSTRACT

Effect of temperature, relative humidity and soil moisture on the pathogenicity of three
isolates (ARSEF3290, ARSEF3295 and Ma16) of Metarhizium anisopliae against last instar
of Mexican fruit fly, Anastrepha ludens was assessed in the laboratory. Larvae were exposed
by immersion in a conidial suspension at a concentration of 1x10 8 conidia/mL and incubated
at a range of temperatures (10, 15, 20, 25, 30, 35 and 37°C). Fungal infection occurred at all
seven temperatures, but at 25°C mortality rates caused by isolates ARSEF3290 y
ARSEF3295 decreased to 68 and 46%, whereas this percentage increased to 94% with the
isolate Ma16. The effect of relative humidity on pathogenicity by M. anisopliae was tested
at 35, 53, 75, 84, 90, 95 and 100% relative humidity. At all humidities ARSEF3290,
ARSEF3295 and Ma16 caused infection: with ARSEF3290 and Ma16, larval mortality
increased from 60-95% and 43-92% as relative humidity increased, whereas at 90% and
100% relative humidity, isolate ARSEF3295 caused mortality rates of 76 and 93%,
respectively. At 5% and 20% moisture soil treatments, a proportionately greater percentage
of mortality of 92 and 91% become obtained with all three isolates. The Mexican fruit fly
larvae showed that they would be susceptible to infection by Metarhizium anisopliae
isolates at the temperature, relative humidity and moisture soil conditions at which these
flies are active in the field. Data support actual hypothesis.

KEY WORDS Metarhizium anisopliae, entomopathogenic fungus, Mexican fruit fly,


Anastrepha ludens, biological control.

xi
RESUMEN
El efecto de la temperatura, humedad relativa y humedad de suelo sobre la patogenicidad de
tres aislados (ARSEF3290, ARSEF3295 y Ma16) de Metarhizium anisopliae en contra del
último estadio de la mosca Mexicana de la fruta, Anastrepha ludens fue evaluado en el
laboratorio. Larvas fueron expuestas por inmersión en una suspensión de conidios a
concentración de 1x10 8 conidios/mL e incubadas en un rango de temperaturas (10, 15, 20,
25, 30, 35 y 37°C). En las siete temperaturas ocurrió la infección fúngica, pero a 25°C los
porcentajes de mortalidad causados por los aislados ARSEF3290 y ARSEF3295
disminuyeron a 68 y 46% mientras que para Ma16 se incrementó a 94%. El efecto de la
humedad relativa sobre la patogenicidad de M. anisopliae fue probada a 35, 53, 75, 84, 90,
95 y 100% humedad relativa. En todos los tratamientos de humedades los tres aislados
causaron infección: con ARSEF3290 y Ma16, la mortalidad se incrementó de 60-95% y 43-
92% conforme aumentó la humedad mientras que en la humedad de 90 y 100% ARSEF3295
causó infección de 76 y 93% respectivamente. En la humedad de suelo de 5% y 20%
aumentó la patogenicidad de los tres aislados al causar porcentajes de mortalidad de 91 y
92% respectivamente. Las larvas de la mosca Mexicana de la fruta mostraron que pueden ser
susceptibles a la infección por aislados de Metarhizium anisopliae en las condiciones de
temperatura, humedad relativa y humedad de suelo en las cuales estas moscas son activas en
el campo. Los datos soportan la hipótesis planteada.

PALABRAS CLAVE Metarhizium anisopliae, hongos entomopatógenos, mosca Mexicana


de la fruta, Anastrepha ludens, control biológico.

xii
RESUMEN # palabras= 229

1.1(29)

1.2(33)

1.3(33)

1.4(25)

1.5(38)

1.6(26)

1.7(39)

1.8(6)

x
EZEQUIEL GONZÁLEZ REYES 1

ABSTRACT # words= 205

1.1(25)

1.2(33)

1.3(27)

1.4(23)

1.5(41)

1.6(23)

1.7(29)

1.8(4)

x
Abstract titulo, autores utilizados.
Gillespie DR Opit G Roitberg B (2000). "Effects of temperature and relative humidity on development, reproduction, and predation in
Feltiella acarisuga (Vallot) (Diptera : Cecidomyiidae)." Biological Control 17(2): 132-138. 1091.
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Entomophthoraceae) conidial germination and survival in the onion agroecosystem." Environmental Entomology 15: 1154-1160.1337.

Abstract. Autores utilizados. Lezama-Gutierrez et al., 2000 #660; Krueger, Nechols y


Ramoska, 1991 #1355; Doberski, 1981 #1389; Quintela y McCoy, 1998 #1589.

1.b Larvas del tercer estadio de la mosca Mexicana de la fruta, Anastrepha ludens fueron inoculadas 25
con conidios de tres aislados del hongo Metarhizium anisopliae (Ma)

HOJA 001: Oficio donde se autoriza la impresión de la tesis

Hoja 002:

EFECTO DE LA TEMPERATURA, HUMEDAD RELATIVA Y HUMEDAD DE SUELO SOBRE LA


PATOGENICIDAD DE Metarhizium anisopliae (Hyphomycetes) EN LARVAS DE Anastrepha ludens

(DIPTERA: TEPHRITIDAE). Arial T 14;


EFFECT TEMPERATURE, RELATIVE HUMIDITY AND SOIL MOISTURE ON THE
PATHOGENICITY OF Metarhizium anisopliae (Hyphomycetes) ON Anastrepha ludens LARVAE
1
(DIPTERA: TEPHRITIDAE). EZEQUIEL GONZÁLEZ REYES

The Metarhizium anisopliae isolates could be a valuable prospects for their evaluation as
biological control agents against Mexican fruit fly under different temperature, relative
humidity and moisture soil conditions.
los tres aislados de Metarhizium anisopliae pueden ser considerados buenos prospectos para
su evaluación como agentes de control biológico contra la mosca Mexicana de la fruta en
diferentes condiciones de temperatura y humedad (33 palabras).
I. INTRODUCCIÓN

Las moscas de la fruta de la familia Tephritidae son una de las plagas de frutales más
importantes en el mundo (Aluja, 1994; Hallman, 1999); en ésta, destaca el género
Anastrepha Schiner considerado como una de las plagas más devastadoras en la
agricultura (Aluja, 1994; Peña, Mohyuddin y Wysoki, 1998; Aluja, 1999) tanto por el
daño que ocasionan directamente a la fruta, como por las medidas cuarentenarias que
impiden la exportación de los productos frutales (Aluja, 1994; Hallman, 1998), las
cuales impactan en gran magnitud el mercado internacional (Peña et al., 1998).

De las 185 especies registradas en los trópicos de América (Baranowski, Glenn y


Sivinski, 1993), 19 están reportadas en México, cuatro de ellas son de importancia
económica (Aluja, 1994). Sin embargo, los trabajos realizados sobre el complejo
mosca de la fruta hasta ahora sólo contemplan tres especies: Anastrepha obliqua
Macquart, Anastrepha suspensa (Loew) y Anastrepha serpentina (Wiedemann) (Jacome,
Aluja, Liedo y Nestel, 1995; Jacome, Aluja y Liedo, 1999), no obstante que la especie
Anastrepha ludens (Loew), es una de las mayores plagas sobre frutales comerciales,
plantas hospederas cultivadas y silvestres (Aluja, 1994).

La familia Tephritidae tiene una amplia distribución en las regiones templadas,


subtropical del mundo, con la mayor concentración y diversidad de especies en los
trópicos (Headrick y Goeden, 1998). En el género Anastrepha los registros señalan que
se extiende desde los Estados Unidos Americanos (EUA) hasta el norte de Argentina y
la especie A. ludens, llamada mosca Mexicana de la fruta por su probable origen en
México, está presente en grandes poblaciones desde Norte América hasta Guatemala
(Aluja, 1994).

Las moscas de la fruta presentan algunos atributos sobresalientes como: capacidad en


crecimiento (Hansen y Sharp, 1997; Hansen y Sharp, 1998; Hallman, 1999; Hansen y

1
Sharp, 2000), reproducirse aún en ciertas estaciones del año (Buntin y Chapin, 1990),
movilidad acentuada para buscar sitios de oviposición y alimento (Kovaleski, Sugayama
y Malavasi, 1999), capacidad de adaptación, para explotar virtualmente todo tipo de
fruta y vegetal (Carey y Dowell, 1989). Atacan a hospederos frutales en el orden en que
van floreciendo (Aluja, Celedonio, Liedo, Cabrera, Castillo, Guillén, y Rios, 1996); en el
plano económico, los tratamientos para el control de infestaciones de plagas son caros,
y su eliminación rara vez es cierta; no se sabe con exactitud el qué tan seria es una plaga
en su región nativa, para predecir cuán serio puede ser el problema si se llega a
establecer en otro lado.

Con base en estos atributos nos lleva a plantear el siguiente señalamiento, que conlleva
muchas probabilidades de realizarse:

La mosca de la fruta A. ludens tiene capacidad de invadir nuevos cultivos y ampliar su


rango de hospederos. Los frutos infestados favorecen que la plaga infeste frutos de
huertos adyacentes.

La mosca de la fruta enfrenta los cambios estacionales en las zonas templadas y


tropicales del mundo (Headrick y Goeden, 1998) y factores ambientales tales como
lluvia y temperatura, influyen en su crecimiento y reproducción (Aluja et al., 1996;
Hansen y Sharp, 1997; Hansen y Sharp, 1998; Hallman, 1999; Hansen y Sharp, 2000).
En el trópico seco, el ciclo anual más aparente es la pluviosidad (Aluja, López y
Sivinski, 1998), con fuerte influencia en la presencia y número de moscas de las
especies de Anastrepha (Kovaleski et al., 1999). La temperatura es un factor que
determina la distribución y abundancia de las especies de Anastrepha restringidas a
ambientes tropicales y subtropicales (Headrick y Goeden, 1998), sobre más de 20
cultivos hospederos cuyos huertos proporcionan grandes superficies sombreadas con
fluctuaciones de temperatura y humedad (Aluja et al., 1996) que varían en el tiempo y
para cada región biogeográfica (Aluja y Liedo, 1986). Como consecuencia, es
imperativo combinar los requerimientos termales e higroscópicos a nivel de la plaga

2
objetivo con las cepas fúngicas a estudiar (Fargues, Goettel, Smits, Ouedraogo y
Rougier, 1997).

En los Estados Unidos Mexicanos existe una gran superficie establecida con árboles
frutales en desarrollo y otras superficies están a punto de entrar al proceso de
producción en diferentes regiones geográficas, con una gran diversidad microclimática,
mismos que representan hospederos expuestos al ataque de las moscas de la fruta
(Aluja et al., 1996; Aluja et al., 1998; Kovaleski et al., 1999; Sivinski, Aluja y Holler,
1999).

En la actualidad, el control de moscas de la fruta se realiza con gran cantidad de


insecticidas químicos sintéticos, cuya utilidad va más allá de la mortalidad del insecto
(Hoffmann y Lorenz, 1998; Perring, Gruenhagen y Farrar, 1999) pues la aspersión
periódica de los plaguicidas (Aluja, 1994; López, Aluja y Sivinski, 1999) ha permitido a
los insectos vencer varias tácticas de control (Cantelo y Nickle, 1992) con resistencia
mejorada cada vez más rápida, a casi todos los insecticidas registrados actualmente, y
tolerancia a las toxinas que producen los agentes microbianos (Berry, Liu y Reed,
1997); además, los plaguicidas tienen impacto ambiental con efectos deletéreos (Aluja,
1994), consecuencias biológicas y económicas, que incluyen el impacto sobre especies
no-objetivo, benéficas y humanos (Lacey y Goettel, 1995; Foster y Harris, 1997;
Perring et al., 1999).

El reducir el uso de plaguicidas y mantener una producción adecuada en la agricultura


propicia el desarrollo de alternativas efectivas, que incluye a los agentes de control
biológico como enemigos naturales (parasitoides, depredadores y patógenos) que no
perjudiquen al ambiente (Lacey y Goettel, 1995; Samish y Rehacek, 1999), pero hasta
ahora no se ha desarrollado un método efectivo (Scheepmaker, Geels, van Griensven y
Smits, 1998); no obstante el establecimiento de varios "tipos de control", el problema
de la mosca de la fruta permanece como una plaga muy seria y abundante en los
trópicos (Baranowski et al., 1993), por lo que la búsqueda de otras alternativas capaces

3
de ser incluídas dentro de un programa de manejo integrado sigue latente, y actualmente
la investigación se orienta hacia la evaluación de agentes de control biológico, entre
ellos los hongos entomopatógenos.

El número de entomopatógenos registrados como agentes de control biológico se ha


incrementado enormemente en los últimos años (Eilenberg, Wilding y Bresciani, 1992;
Pfeifer y Khachatourians , 1993; Ehlers y Hokkanen, 1996; Nakai, Takeda y Kunimi,
1997). Estos agentes representan un riesgo mínimo hacia los invertebrados que no son
blanco específico (Ekesi, Maniania, Ampong-Nyarko y Onu, 1999), así como para aves
y mamíferos (James, Croft, Shaffer y Lighthart, 1998). Por lo que se tiene espectativa
de que los entomopatógenos tendrán un impacto ambiental mucho menor que los
plaguicidas tradicionales (Lee, 1992; Hodgson y Levi, 1996; Jacobsen, 1997;
Choudhary y Hugh, 1998; García, 1998; Zahm y Ward, 1998).

La relación entre patógeno- hospedero y ambiente varía con la combinación patógeno-


hospedero, región geográfica y características del campo (Barker y Koening, 1998); las
interacciones del ambiente, con agentes de control biológico (ACB) y plaga, son
complejas y la mayoría de ACB son altamente dependientes del ambiente (Fletcher,
Axtell, Stinner y Wilhoit, 1991; Janssen, Pallini, Venzon y Sabelis, 1998).

Una de las principales causas que impiden que los ACB alcancen su potencial pleno de
control es su sensibilidad a los cambios de temperatura y humedad (Kaya y Gaugler,
1993); así la aplicación de organismos entomopatógenos puede resultar ineficaz, a
causa de que las especies y cepas presentan diferencias en sobrevivencia y virulencia
dependiendo del ambiente donde se les aplique (Barker y Koening, 1998), las cuales las
hacen apropiadas para programas particulares de control (Lezama-Gutierrez et al,.
2000).

Puesto que la virulencia contra una plaga objetivo es un criterio clave (Altre,
Vandenberg y Cantone, 1999), las investigaciones se han incrementado en la búsqueda
de especies y cepas más virulentas (Kooyman y Abdalla, 1998; Zhioua, Ginsberg,

4
Humber y LeBrun, 1999a), el combinar agentes de control biológico (CB) (Alberola,
Aptosoglou, Arsenakis et al., 1999; Lacey, Horton, Chauvin y Stocker, 1999; Rang,
Lacey y Frutos, 2000), con mutantes benéficos adecuados a varios aspectos del proceso
de infección (Hegedus y Khachatourians, 1994; Cantone y Vandenberg, 1999), o el
obtener clones de aislamientos con objeto de mejorar su virulencia (Leal, Bertioli, Ball
y Butt, 1994; Leslie, 1996) lo que prepara el terreno para la generación de cepas
‘superiores’ al combinar las características deseadas de diferentes cepas (Segal y
Glazer, 2000).

Existen varios factores que afectan la virulencia de los ACB como son el substrato de
crecimiento (Genthner, Foss y Glas, 1997), viabilidad y concentración de conidios y la
dieta del hospedero (Knutson y Gilstrap, 1990). Otros factores que afectan la
virulencia, desarrollo y esporulación de los hongos entomopatógenos son la luz,
productos químicos, humedad, (Ferron, 1978; Fargues, Maniania, Delmas y Smits,
1992; Fargues et al., 1997) y la temperatura (Genthner et al., 1997; Noma y Strickler,
1999; Rath, 2000), pues la mortalidad de la plaga disminuye en la medida que la
temperatura aumenta (Inglis et al., 1999); en temperaturas altas, aunque el hongo
entomopatógeno sobrevive, tiene un control muy bajo por lo que son necesarias cepas
que sean efectivas en temperaturas altas (Rath, 2000).

La temperatura tiene un efecto mayor en todas las actividades celulares y es uno de los
principales factores que limitan a los hongos entomopatógenos (Roberts y Campbe ll,
1977). Por debajo de 0°C los hongos generalmente sobreviven, pero raramente crecen,
y arriba de los 40°C la mayoría de los hongos detienen su crecimiento y mueren
rápidamente. Dentro de este rango, el crecimiento de los hongos puede aumentar o bien
disminuir dependiendo del aislamiento, la especie y la temperatura (Ouedraogo,
Fargues, Goettel y Lomer, 1997; Bidochka, Kasperski y Wild, 1998; Rath, 2000). Sin
embargo, dentro de una misma especie los rangos son muy variables y los óptimos se
distribuyen de manera muy diferente entre las cepas de hongos; por ejemplo en
Metarhizium anisopliae (Metschnikoff) Sorokin, el 33% de los aislados se desarrolla

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dentro del rango de 8/11 – 35/37°C, pero tiene un notable crecimiento a 35°C (Fargues
et al., 1992), otras cepas se desarrollan en el rango de 11- 32°C y temperaturas menor
o iguales a 25°C estimulan mayor crecimiento (Ouedraogo et al., 1997); muy similar es
el caso de Beauveria bassiana (Balsamo) Vuillemin (Moniliales: Moniliaceae) cuyo
rango es de 8 – 32°C con un óptimo a los 28°C (Fargues et al., 1992), en otras cepas el
rango va de 25- 32°C y el óptimo a los 30°C (James et al., 1998).

De manera semejante, la temperatura también influye en la patogenicidad de los hongos


con temperaturas que fluctúan entre 20 y 30°C (Ferron, 1978; Carruthers y Haynes,
1986; Fargues et al., 1992; Ouedraogo et al., 1997).

La temperatura óptima para el desarrollo de los hongos no necesariamente es la misma


que para el desarrollo de la enfermedad (Ferron, 1978; Fargues et al., 1992). De
manera semejante, el porcentaje de infección por hongos entomopatógenos está
relacionado directamente con la temperatura. Las temperaturas bajas provocan que el
tiempo de desarrollo del entomopatógeno sea mucho mayor dentro del hospedero
(Guzman y Axtell, 1987), retardan de manera significativa la micosis sin afectar la
mortalidad (Ferron, 1978) de tal suerte que a 15°C Lagenidium giganteum Couch
(Oomycetes: Lagenidiales) no puede formar oosporas en ninguno de los cuatro
estadios de Culex quinquefasciatus Say (Diptera: Culicidae) (Patel, Rueda, Axtell y
Stinner, 1991).

La humedad relativa (HR) – agua en estado líquido o vapor- por lo general es requerida
por los hongos entomopatógenos, para la germinación de propágulos infectivos y
formación de las estructuras reproductoras en el exterior del hospedero (Roberts y
Campbell, 1977; Ferron, 1978; Griggs, Vandenberg y Sawyer, 1999; Rath, 2000).

La humedad determina la presencia de los organismos entomopatógenos, aumenta su


predominio (Vandenberg y Soper, 1978; McDaniel y Bohls, 1984) pues hay especies
más psicrofílicas que otras (Bidochka et al., 1998). La humedad también afecta la
estabilidad y sobrevivencia de los hongos en otras formas (Hajek, Olsen y Elkinton,

6
1999). La HR tiene función importante durante el proceso de infección y sobre los
diferentes procesos epizoóticos (Ferron, 1978). Las condiciones de humedad que
favorecen las epizootias de los Entomophthorales requieren generalmente de tres a 10
horas con una humedad relativa mayor a 91%, con periódos prolongados de lluvia o
rocio presentes en un periódo de 2 a tres días (Vandenberg y Soper, 1978; Millstein,
Brown y Nordin, 1982; McDaniel y Bohls, 1984; Carruthers y Haynes, 1986; Hajek et
al., 1999). Se requieren condiciones similares para B. bassiana, M. anisopliae y otras
especies de Deuteromycetes ( Ekesi et al., 1999).

La HR conforme aumenta (77- 100%) mejora la virulencia de Verticillium lecanii


(Zimmermann) Viégas como un insecticida microbiano contra los áfidos (Hall y
Burges, 1979); en cambio, en niveles bajos limita la virulencia (Yasuda, Takeyesu y
Uehara, 1997; Lo y Chapman, 1998) y causa reducción en la sobrevivencia de los
hongos (Noma y Strickler, 1999).

En el suelo, los patrones de precipitación afectan los niveles de humedad,


especialmente cuando la precipitación es esporádica, deficiente y la capacidad de los
suelos, para retener el agua es pobre (Jansson, 1993). La mayoría de los hongos del
suelo se encuentra concentrada en la capa superficial a una profundidad de 2.5 cm
(Soon, 1991) en donde las fluctuaciones de humedad son mayores (Rupe, Robbins,
Becton, Sabbe y Gbur, 1999). No obstante, los hongos entomomopatógenos
permanecen activos año con año, lo cual indica que están particularmente bien
adaptados a ambientes de suelo húmedo -seco (Aeschlimann, Ferron, Marchal y Soares,
1985; Akhurst y Bedding, 1986; Samish y Rehacek, 1999) con una variación de 9 a
18%HR a 25 días de un riego en un suelo de textura areno-migajonosa (Lezama-
Gutierrez et al., 2000).

La HR también afecta la longevidad de los conidios (Ferron, 1978; Hong, Jenkins, Ellis
y Moore, 1998; Hajek et al., 1999). Hall (1980) encuentra que los conidios de V.
lecanii unidos al conidióforo parental sobreviven 13 días (a 58% HR) y cuando se les

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separan sobreviven menos de 24 horas. En ciertos hongos, la mayor sobrevivencia
ocurre sólo a humedades altas, por ejemplo en Entomophthora (Entomophthorales:
Entomophthoraceae), los conidios no pueden sobrevivir si se exponen debajo de 75%
HR (Ferron, 1978) y en Zoophthora radicans (Brefeld) Batko (Zygomycetes:
Entomophthorales) la viabilidad disminuye 50% si se exponen a 80% de HR, ya que su
HR óptima oscila entre 95 y 100% (Griggs et al., 1999). Sin embargo, en los
Hyphomycetes el rango de sobrevivencia es más amplio, ejemplo Metarhizium
flavoviride Gams & Rozsypal cuya sobrevivencia de conidios es mayor a 50 y 60% de
HR (Hong, Jenkins y Ellis, 2000), 34% para B. bassiana y Paecilomyces farinosus
(Holmsk.) A.H.S Br. & G.Sm. y los conidios de M. anisopliae sobreviven en humedades
bajas y altas (Ferron, 1978).

Los hongos entomopatógenos (HEPs) en particular, viven en la mayoría de hábitats;


tienen amplia dispersión y distribución mundial (Zimmerman, 1993; Hajek y St. Leger,
1994; Samish y Rehacek, 1999), con frecuencia son propagados y almacenados con
facilidad, haciéndolos atractivos como bioplaguicidas (Hwang, 1968; James et al.,
1998; Hong, Jenkins y Ellis, 1999; Shah, Aebi y Tuor, 1999); muchos de estos HEPs,
que ocurren de forma natural, han mostrado un potencial considerable para el manejo
de los insectos plaga (Feng, Poprawski y Khachatourians, 1994), actualmente se siguen
haciendo trabajos de investigación la determinación de rangos de hospederos y
porcentajes de infección, de prospectos de hongos entomopatógenos, en condiciones
artificiales o en laboratorio (Grace y Wilcox, 1988; Valovage y Nelson, 1990; Hajek,
Humber, Walsh y Silver, 1991), con virulencia muy variable de 15% (Taylor y Franklin,
1973), 2.7 - 15% (Aeschlimann et al., 1985) y 100% de mortalidad (Zoberi y Grace,
1990). Muchos de estos experimentos se han realizado a HR altas ( 90%) (Milner,
1985; Knutson y Gilstrap, 1990; Harrison y Gardner, 1991; Mohan, Lakshmi y Devi,
1999; Roy, Pell y Alderson, 1999).

Varias especies de hongos Entomophthorales han sido utilizados en experimentos para


el control biológico de moscas de diferentes familias; aislamientos de Entomophthora

8
muscae (Cohn) Fresenius (Zygomycetes:Entomophthorales), Conidiobolus apiculatus
(Thax.) Remaud & Séller, Erynia sp. (Entomophthorales:Entomophthoraceae),
Strongwellsea castrans Batko & Weiser (Zygomycetes:Entomophthorales), entre otros
organismos, han mostrado resultados poco exitosos, para reducir la incidencia y
severidad de la plaga de moscas, con algunos resultados como 83- 94% de infección de
E. muscae en Musca domestica (L.) (Diptera:Muscidae) (Watson y Petersen, 1993), 0%
de mortalidad (Benoit, Wilson, Pryor y Bull, 1990) y de 50- 0% en Psila rosae Fab.
(Diptera:Psilidae) (Eilenberg y Philipsen, 1988).

Las diferencias en las condiciones ambientales entre el laboratorio y un invernadero


tienen un enorme efecto sobre la micosis producida por B. bassiana sobre Hippodamia
convergens Guérin –Méneville (Coleoptera:Coccinellidae) (James et al., 1998).

Bajo condiciones de campo, evidencias sugieren que las condiciones ambientales


limitan la eficacia de los agentes de control biológico y tiene como resultado un
control reducido o variable (Berisford y Tsao, 1975; Feng, Johnson y Halbert, 1991;
Steinkraus, Hollingstworth y Boys, 1996).

El análisis de la literatura publicada recientemente muestra que es posible infectar


insectos con hongos en forma experimental a humedades relativas bajas, y que en
condiciones naturales las epizootias llegan a ser aparentes sólo en condiciones muy
húmedas. Con base en los datos publicados, es probable que el proceso de actividad de
las cepas del hongo M. anisopliae se desarrolle en varios pasos, de acuerdo con la
humedad relativa. Desafortunadamente, las grandes discrepancias entre resultados de
laboratorio y de campo han hecho difícil predecir el efecto real que tienen estos
hongos, se puede atribuir a varios factores, el porque los resultados de campo difieren
con los de laboratorio, entre ellos las condiciones ambientales, que influyen en la
eficacia de los hongos entomopatógenos (Hannusch y Boland, 1996; James et al.,
1998).

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Los antecedentes de investigación antes citados muestran la importancia de conocer el
efecto de los factores ambientales sobre los diferentes microorganismos, que existen
en la naturaleza, y la influencia de estos factores para la selección de las cepas mejor
adaptadas al medio; así como conocer su efecto sobre los insectos hospederos,
especialmente en regiones subtropicales y templadas, donde tienen su origen muchos
insectos plaga.

En trópico no se han realizado estudios detallados sobre las condiciones de temperatura


y humedad del ambiente, dentro del cual se desarrollan los HEPs; la información
existente en varios países sobre ocurrencia y distribución, señalan que las cepas de M.
anisopliae son habitantes comunes del suelo (Chandler, Hay y Reid, 1997) y que algunas
de ellas ofrecen una buena alternativa a los productos químicos para el control
biológico de la mosca Mexicana de la fruta (Lezama-Gutierrez et al., 2000). Por otra
parte, es importante señalar que las cepas tienen un comportamiento diferente al
esperado para la especie (Ferron, 1978). A pesar de su diversidad en los trópicos, los
hongos entomopatógenos han recibido poca atención sobre su incidencia en plagas
agrícolas (Maniania, 1991) por lo anterior, la presente investigación plantea la
siguiente pregunta científica e hipótesis:

La presente investigación plantea la siguiente pregunta científica e hipótesis:

¿Cuál es el efecto de la temperatura, humedad relativa y humedad del suelo sobre la


patogenicidad de los aislados de M. anisopliae (Hyphomycetes) en larvas del tercer
estadio de la mosca Mexicana de la fruta?

Hipótesis:

La temperatura, humedad relativa y humedad de suelo afectan la patogenicidad de los


aislados de M. anisopliae en larvas del tercer estadio de A. ludens .

Para aceptar o rechazar la hipótesis anterior, se plantean los siguientes objetivos:

10
1. Evaluar el efecto de la temperatura a humedad relativa constante de 96%, sobre la
patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en larvas del tercer estadio de A. ludens.

2. Evaluar el efecto de la humedad relativa a temperatura constante de 25°C, sobre la


patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en larvas del tercer estadio de A. ludens.

3. Evaluar el efecto de la humedad del suelo a temperatura constante de 25°C, sobre la


patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en larvas del tercer estadio de A. ludens.

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II REVISIÓN DE LITERATURA

2.1 Las Moscas de la fruta Diptera: Tephritidae

Las moscas de la fruta pertenecen a la familia Tephritidae (Muscomorpha:Tephritoidea)


la cual es una de las familias más grandes del Orden Diptera, con alrededor de 4, 200
especies descritas en 500 géneros (Headrick y Goeden, 1998) y están consideradas
como los insectos plaga de frutales y hortalizas más importante en el ámbito mundial
(Gingrich, 1987; Aluja, 1994; Hallman, 1999). En familia Tephritidae, se reconocen
tres subfamilias: Dacinae, Trypetinae y Tephritinae. Dacinae y Trypetinae utilizan como
fuente alimenticia larval el fruto carnoso de plantas hospederas de una amplia variedad
de familias (Headrick y Goeden, 1998).

La subfamilia Tephritinae comprende aproximadamente 200 géneros en el ámbito


mundial con 1, 800 especies (Headrick y Goeden, 1998). Sin embargo, la mayoría de
los trabajos se han enfocado en unas cuantas especies de los géneros Bactrocera
Macquart (antiguamente Dacus), Ceratitis MacLeay, Ragholetis Loew y Toxotrypana
Gerstaecker (Jacome et al., 1999).

Las especies del género Anastrepha se consideran como una de las plagas agrícolas más
devastadoras del mundo (Aluja, Guillén, De La Rosa, Cabrera, Celedonio, Liedo,
Hendrichs, 1987a; Aluja, 1999) tanto por el daño que ocasionan directamente a la fruta
(las larvas se alimentan del fruto) (Aluja et al., 1987a; Aluja et al., 1996) como por las
medidas cuarentenarias que impiden la exportación de los productos frutales (Beavers
y Calkins, 1984; Malavasi, Duarte, Cabrini y Engelstein, 1990; Greany y Rhierd, 1993;
Purcell, Daniels, Whitehand y Messing, 1994a; Hennessey, Knight y Schnell, 1995). En

12
la agricultura, pocos insectos impactan con tal magnitud en el mercado internacional y
comercio mundial como lo hacen las moscas de la fruta (Peña et al., 1998).

Dentro de los factores climáticos que afectan a la expresión poblacional del género
Anastrepha se encuentran principalmente a la temperatura y la humedad ambiental. Los
insectos que viven en zonas templadas y tropicales deben enfrentar los ambientes
estacionales. En ciertas regiones tropicales el ciclo anual más aparente es la cantidad
de pluviosidad (Aluja et al., 1998). La pluviosidad tiene una fuerte influencia en la
presencia y en el número de moscas presentes, que disminuyen en periodos lluviosos
(Kovaleski et al., 1999). Bajo condiciones con 300 mm de lluvia, la mosca es muy
abundante en huertos comerciales de mango; estos niveles de precipitación coinciden
con el punto máximo en la disponibilidad del mango (Aluja et al., 1996).

La especie A. obliqua es una plaga importante de mango en altitudes bajas y A. ludens a


altitudes más altas (Aluja et al., 1996), puesto que A. obliqua requiere de temperaturas
más cálidas para sobrevivir, mientras que A. ludens muestra una distribución más amplia
(desde el nivel del mar hasta 2,000 msnm) y es más tolerante a la temperatura y a otras
condiciones abióticas (Aluja et al., 1996). En la mosca de la arpilla Mayetiola destructor
(Say) (Diptera: Cecidomyiidae) la temperatura determina el incremento o disminución
del número de crías y el número de generaciones que ocurren en un año (Buntin y
Chapin, 1990).

2.1.1 Distribución del género Anastrepha

La familia Tephritidae está distribuida en regiones templadas, subtropicales y tropicales


del mundo, con la mayor diversidad de especies (Headrick y Goeden, 1998). En el
trópico húmedo –seco, estas especies están condicionadas por la humedad (Schmidt,
Stewart y Ashwath, 1999).

13
Las especies de Anastrepha son endémicas del Nuevo Mundo. El rango del género se
extiende desde el sur de los Estados Unidos Americanos (EUA) hasta el norte de
Argentina, e incluye la mayoría de las Islas del Caribe (Aluja, 1994). Se espera que
nuevos parásitos con habilidades especializadas puedan encontrarse puesto que 185
especies de Anastrepha viven en los trópicos de América (Baranowski et al., 1993). De
las 184 especies de Anastrepha descritas (Aluja, 1994), 19 especies están reportadas en
México y cuatro de ellas son de importancia económica (Aluja y Liedo, 1986; Aluja,
1994).

En el caso de Anastrepha, el limitado conocimiento acumulado hasta ahora se deriva de


los trabajos realizados con sólo tres especies A. obliqua, A. suspensa y A. serpentina
(Jacome et al., 1995; Jacome et al., 1999).

La mosca mexicana de la fruta A. ludens es una de las plagas más importante en Norte
América (Blanco y Sánchez, 1990), México, Belice, Guatemala y el Valle Río Grande
en Texas (Aluja, 1994; Thomas y Loera-Gallardo, 1998). Esta mosca prefiere el fruto
de los cítricos, pero se le encuentra en casi todo el país (Jacome et al., 1999).

El primer paso para el planteamiento de un manejo racional de este problema debe ser
delimitar el área problema de acuerdo a sus características biogeográficas, y considerar
a la mosca de la fruta como un complejo de especies en lugar de la práctica común de
escoger a A. ludens como la única fuente del problema. El complejo enfermedad y plaga
no sólo varía en el tiempo, sino que también es único para cada región biogeográfica
(Aluja y Liedo, 1986).

2.1.2 Cultivos hospederos de Anastrepha

La producción frutícola tiene un papel preponderante en la economía de muchos países


tropicales, entre ellos México (Aluja et al., 1996); de las 19' 000,000 hectáreas
dedicadas a la agricultura, el 10 % están plantadas con árboles frutales, que producen

14
alrededor del 30% del valor total de la producción agrícola, destacando por su
importancia con base en la superficie sembrada los cultivos de cítricos, manzana,
durazno, guayaba, papaya y mango, mismos que son susceptibles a ser afectados por
moscas de la fruta (Aluja y Liedo, 1986; Aguiar y Menezes, 1997; Kovaleski et al.,
1999). En el mango, existen más de 260 especies de insectos y ácaros registradas
como plagas, de las cuales 87 se alimentan del fruto, 127 viven del follaje, 36 comen la
inflorescencia, 33 habitan en el botón floral y 25 se alimentan de ramas y tronco;
incluída en estos registros la mosca de la fruta. Todas estas plagas requieren medidas de
control anuales (Peña et al., 1998).

Infestacion y ampliación de hospederos de Anastrepha. Las larvas se pueden desarrollar


en frutos maduros (Kovaleski et al., 1999). Los datos recabados sugieren que no hay
poblaciones de moscas residentes en los huertos comerciales debido a la baja
disponibilidad de frutos inmaduros como substratos larvales (Sugayama, Kovaleski,
Liedo y Malavasi, 1998). Aluja et al., (1996) y Kovaleski et al., (1999) señalan que la
captura con trampas de Anastrepha fraterculus (Wiedemann) es mayor en la periferia
que en el interior de los huertos. Los adultos de A. fraterculus permanecen en los
árboles durante la fotofase pero no pasan ahí la noche, debido a la falta de sitios de
abrigo apropiados (Sugayama, Branco, Malavasi, Kovaleski y Nora, 1997). La búsqueda
de alimento y sitios de oviposición pueden ser los factores determinantes en los
movimientos de los adultos de A. fraterculus dentro de los huertos (Kovaleski et al.,
1999).

Las moscas de Anastrepha en su gran mayoría son atraídos a los huertos por estímulos
bióticos y abióticos (como el olor de la fruta al madurar); los huertos comerciales
ofrecen condiciones de abrigo ideal por su microhábitat amortiguador (grandes
superficies sombreadas con fluctuaciones reducidas de temperatura y HR durante el
dia) además que ciertas especies de árboles emiten compuestos volátiles similares a la
feromona sexual de las moscas, ejemplo las hojas de Citrus atraen a Ceratitis capitata
(Wiedemann), pues sus componentes volátiles son análogos a los componentes

15
encontrados en la feromona sexual de la mosca del Mediterráneo (Aluja et al., 1996).
‘Después de la colonización de tales fuentes nutritivas, la plaga puede invadir nuevos
frutales y ampliar su rango de hospederos.’

El mango se produce en conjunto con o cerca de cultivos de cítricos, donde A. ludens


ataca a ambos hospederos para producir grandes poblaciones que se pueden desplazar a
los mangos que florecen primero y después a los cítricos que florecen tardíamente o
viceversa (en aquellos casos donde se aplica nitrato de potasio para forzar la cosecha
temprana (Aluja et al., 1996). El ataque por oviposición de las hembras es intenso, y
lleva a malformaciones y caída de la fruta principalmente en la periferia del huerto
(Sugayama et al., 1997; Kovaleski et al., 1999); así, cuando se exportan las frutas, se
hacen necesarios costosos tratamientos y procedimientos de inspección para prevenir
la introducción de la mosca de la fruta a EUA y a otros países (Purcell et al,. 1994a;
Purcell, Jackson, Long y Batchelor, 1994b; Mangan, Shellie, Ingle y Firko, 1998).

2.1.3 Mecanismos de control para Tephritidae

2.1.3.1 Control químico y radiaciones

La mosca de la fruta tiene una larga historia en México, con los primeros esfuerzos
documentados a finales de 1800's (Aluja et al., 1987a; Aluja, Cabrera, Rios, Guillén,
Celedonio, Hendrichs, y Liedo, 1987b). Hasta ahora, el control de moscas de la fruta en
condiciones de campo, ha consistido casi exclusivamente con aspersión de productos
químicos (Aluja, 1994) y durante muchas décadas la efectividad se ha evaluado
mediante la instalación de trampas para monitoreo, exámen y deteccción de mosca de la
fruta (Duarte, Do Amaral y Malavasi, 1991). Se han realizado muchos estudios para
determinar la preferencia de las diferentes especies hacia trampas visuales de
diferentes colores, formas y olores (Aluja, Cabrera, Celedonio y Ayora, 1989a),

16
atrayentes alimenticios (Robacker, Garcia, Martinez y Kaufman 1991a; Aluja y
Prokopy, 1993; Mondor, 1995; Robacker, 1995; Robacker, Martinez, Garcia, Bartelt,
1998; Robacker, 1999) o atrayentes sexuales (Robacker y Hart, 1986; Robacker,
1988; Liquido, Teranishi y Kint, 1993; Papadopoulos, Katsoyannos, Kouloussis,
Economopoulos y Carrey, 1998; Robacker, 1998).

Las frutas que probablemente albergan huevos y larvas de mosca la fruta deben ser
tratadas para controlar virtualmente el 100% de cualquier tefrítido (Hallman, 1999).
Los tefrítidos han sido el grupo de plagas cuarentenarias más estudiados utilizando para
su control (Mangan et al., 1998; Hallman, 1999). La radiación es única entre los
tratamientos de cuarentena, ya que es el único tratamiento utilizado que no causa
mortalidad aguda, en su lugar, se impide que maduren los insectos o bien son
esterilizados (Hallman, 1999).

Se ha realizado un número considerable de trabajos con la mosca del Mediterráneo, C.


capitata, una de las plagas cuarentenarias más importantes en el mundo, y las dosis
sugeridas de radiación de 50 a 250 Gy varían ampliamente para dar seguridad en la
cuarentena; el hecho de que los insectos permanezcan vivos por algún tiempo después
de la radiación ha sido uno de los mayores obstáculos para su uso (Hallman, 1999).
Existen dos obstáculos principales para su aplicación comercial, el hecho de que los
insectos no se mueren inmediatamente y la oposición del consumidor a la radiación
(Hallman, 1998).

En los últimos 45 años se ha presentado un desarrollo sustancial de insecticidas


sintéticos y actualmente hay una variedad de químicos cuya utilidad abarca más que la
mortalidad del insecto (Hoffmann y Lorenz, 1998). Históricamente, ha existido una gran
confianza en la aspersión de insecticidas para el control de estas moscas (Mangan et
al., 1998; Scheepmaker et al., 1998; Sugayama et al., 1998; López et al., 1999).
Actualmente se utilizan aspersiones semanales y 4-6 rocíos durante la etapa de
fructificación. La alta concentración de insecticidas aplicada contra esta plaga clave

17
lleva al surgimiento de plagas potenciales incrementándose así la cantidad de
plaguicidas utilizadas en la agricultura. Esto hace que el desarrollo de nuevas prácticas
de control sea de crucial importancia en el contexto del Manejo Integrado de Plagas
(MIP) (Jacobsen, 1997; López-Llorca y Carbonell, 1998).

Las metas conflictivas de reducir el uso de plaguicidas y mantener una producción


adecuada en la agricultura ha impulsado el desarrollo de alternativas efectivas en costo
a los plaguicidas químicos convencionales (Lacey y Goettel, 1995).

La estrategia del MIP, en la cual los enemigos naturales (parásitos, depredadores y


patógenos) (Lacey y Goettel, 1995; Samish y Rehacek, 1999) de artrópodos plaga y
otras alternativas que juegan un papel significativo en la protección de la cosecha, es un
aspecto de la agricultura sustentable que intenta minimizar el impacto ambiental
negativo y otros efectos deletéreos debido al uso de insecticidas (Lee, 1992; Aluja,
1994; Lacey y Goettel, 1995). Puede haber consecuencias biológicas y económicas
adversas relacionadas con el uso de plaguicidas. Problemas notables incluyen (a)
desarrollo de resistencia de las plagas (Jacobsen, 1997), (b) resurgencia de plagas y
desarrollo de plagas secundarias, (c) eliminación de enemigos naturales y (d)
biomagnificación e impacto sobre especies no-objetivo, incluyendo especies en
peligro y humanos (Lacey y Goettel, 1995; Foster y Harris, 1997; Perring et al., 1999).

Los envenenamientos y enfermedades humanas por plaguicidas son el precio más alto
que se paga cuando los plaguicidas llegan a áreas no objetivos (Pimentel, Acquay,
Biltonen et al., 1992; Hodgson y Levi, 1996; Choudhary y Hugh, 1998; García, 1998;
Zahm y Ward, 1998). Con base en datos disponibles, los costos de la salud y
ambientales por el uso de plaguicidas utilizados en los EUA son aproximadamente $8
billones cada año (Pimentel et al., 1992). Los costos ambientales incluyen
envenenamiento de animales domésticos; reducción y pérdidas de peces y poblaciones
silvestres; pérdidas de ganado; destrucción de enemigos naturales benéficos; muerte de
abejas silvestres y domésticas; destrucción de cosechas no-objetivo y vegetación

18
natural; muerte de pájaros y mamíferos silvestres; contaminación de suelo y agua;
efectos sobre la salud humana como cáncer y esterilidad (Pimentel et al., 1992; Lacey y
Goettel, 1995; Pimentel, 1995).

Además, la efectividad de los insecticidas contra insectos patógenos de plantas es


variable (Perring et al., 1999) y existe una necesidad urgente de encontrar alternativas
para el control de moscas de la fruta.

2.1.3.2 Control biológico de las moscas de la fruta

El control biológico se define operacionalmente como la acción de enemigos naturales


que mantienen una población hospedera a niveles más bajos que los que podrían ocurrir
en ausencia de estos enemigos (Ehler, 1990a). Los enemigos naturales incluyen
insectos parasitoides, artrópodos depredadores, nematodos, y patógenos microbianos
(Samish y Rehacek, 1999); los enemigos naturales utilizados como indicadores de
sustentabilidad son importantes en la regulación de especies plaga, y por consiguiente
contribuyen a la producción económicamente sustentable (Suckling, Walker y Wearing,
1999). Los productos naturales están recibiendo más atención y la búsqueda de
compuestos biológicamente activos, ambientalmente aceptables, se expande (Perring et
al., 1999).

El moderno control de insectos esta cambiando de la confianza en los insecticidas


orgánico sintéticos a favor de un manejo de plagas más integrado. El control biológico
es una táctica mayor en el Manejo Integrado de Plagas (MIP) y con el movimiento
actual hacia una agricultura “sustentable”, se puede esperar que el control biológico
juegue un papel aún más sustancial en el MIP (Ehler, 1990a).

Actualmente, las preocupaciones ambientales publicadas de manera muy amplia y los


riesgos de la salud asociados con el uso de insecticidas sintéticos han estimulado los
esfuerzos para desarrollar agentes de control biológico como alternativas o

19
suplementos a estos químicos (Hajek y St. Leger, 1994). El uso de agentes
microbianos para el control de insectos plaga es una práctica común en muchos países
(Pfeifer y Khachatourians , 1993; Crump y Flynn, 1995; Nakai et al., 1997). Una de las
principales razones para esto es que los agentes microbianos pueden aliviar los
problemas asociados con el uso de químicos para el control de plagas (López-Llorca y
Carbonell, 1998).

Los insectos plaga pueden ser afectados por un grupo diverso de microorganismos
como virus, protozoarios, bacterias, nematodos y hongos.

2.1.3.2.1 Virus

Los baculovirus, entre otros virus de insectos, estan considerados como


bioinsecticidas seguros y selectivos, restringidos a invertebrados. Estos han sido
utilizados en todo el mundo contra muchas plagas de insectos, principalmente
Lepidoptera (Cuadro 1). Su aplicación como insecticidas microbianos, sin embargo,
aún no encuentran su potencial para el control de plagas en cultivos, bosques y pastos,
con la excepción del virus de la polihedrosis nuclear (NPV) del gusano cogollero
Spodoptera exigua (Hübner) (Lepidoptera:Noctuidae) (SeNPV) el cual mata > 98% de
la población sobre pimienta y garbanzo (Kolodny-Hirsch, Warkentin, Alvarado-
Rodriguez y Kirkland, 1993), o el virus LdNPV sobre el desarrollo larval de la polilla
gitana Lymantria dispar L., (Lepidoptera:Lymantridae) que disminuye la ganancia de
peso, demora en el impulso inicial de la apólisis, inhibe la muda y bloquea pupación
(Burand y Park, 1992).

Cuadro 1. Ejemplo de virus de la polihedrosis desarrollados como insecticidas


microbianos para el control de Lepidoptera.
Insecto hospedero Virus Cultivo Nombre Referencia
comercial

20
Lymantria dispar LdMNPV bosques Glypchec Slavicek, Podwaite y
Lanner-Herrera, 1992
Lymantria dispar LdNPV bosques Glypchec, Burand y Park, 1992
Ldg
Spodoptera exigua SeMNPV tomate, Kolodny-Hirsch,
pimienta Warkentin, Alvarado-
y Rodriguez y Kirkland,
garbanzo 1993
S. frugiperda NPV Maíz Fuxa, Weidner y Richter,
1992

Los problemas que han limitado la expansión del virus de baculovirus incluyen un
estrecho rango de hospederos, baja rapidez para matar, dificultades técnicas y
económicas para la producción comercial in vitro periodicidad de la aplicación basada
en un frecuente monitoreo de la población hospedera, variabilidad de eficacia en el
campo debido a condiciones climáticas, y a la actitud de los productores hacia el
control de plagas, la cual ha estado basada en la aplicación de insecticidas químicos de
muerte rápida (Moscardi, 1999).

Los viriones de VPN estan encerrados en cuerpos de oclusión protéicos capsulares o


polihédricos (OB) algunas veces con diferencias fenotípicas y proteicas (Slavicek,
Podwaite y Lanner-Herrera, 1992) y tienen rangos limitados de hospederos,
generalmente restringidos a una especie hospedera o género (Moscardi, 1999). Las
larvas por lo general se infectan por la ingestión de los cuerpos de oclusión, aunque
puede ocurrir la transmisión vertical con porcentajes de mortalidad de 5.6% en la F5 de
Spodoptera frugiperda (J.E. Smith) (Lepidoptera:Noctuidae) (Fuxa y Richter, 1992), y
cuando VPN se aísla de adultos las infecciones no son letales (0-1% de infección) a S.
frugiperda Fuxa, Weidner y Richter, 1992).

21
2.1.3.2.2 Protozoa

Los protozoos entomopatógenos son un grupo diverso y heterogéneo de organismos


asociados con insectos en relaciones que varían desde comensales a patógenos. Estos
son generalmente específicos al hospedero y de acción lenta, con frecuencia producen
infecciones crónicas caracterizadas por un debilitamiento general del hospedero; la
mayoría de las infecciones inactividad, crecimiento lento o irregular, y reducen la
alimentación, vigor, fecundidad y longevidad. Las esporas deben ser comidas en
cantidad suficiente por el hospedero para iniciar la enfermedad (Lacey y Goettel,
1995).

Existen numerosas especies de protozoos patógenos a insectos, sin embargo


actualmente sólo unos cuantos se consideran como agentes de control biológico
(Cuadro 2). Aunque han sido varios los intentos para desarrollar protozoos como
agentes de control microbiano, sólo uno, Nosema locustae Canning (Microsporida:
Nosematidae) está registrado y comercialmente diponible para uso en contra de
saltamontes. Sin embargo, su utilidad como agente de control de saltamontes
permanece cuestionable, y una de las dificultades más grandes yace en evaluar su
adecuada eficacia, como factores tales como disminución de la alimentación son
difíciles de evaluar en insectos altamente móviles tales como los saltamontes (Lacey y
Goettel, 1995).

2.1.3.2.3 Bacterias

Aunque las epizóticas naturales causadas por otros grupos de patógenos (virus, hongos,
etc) por lo general son más prevalescientes, las bacterias constituyen el grupo de
agentes de control microbiano más ampliamente utilizado para el control de plagas en
la agricultura e insectos que afectan al hombre y animales (Cuadro 3). El desarrollo de

22
Bacillus thuringiensis como un bioplaguicida es efectivamente el inicio del práctico
control microbiano moderno (Lacey y Goettel, 1995).

Además de plagas de lepidópteros, el rango de hospederos y utilidad de cepas de B.


thuringiensis que ocurren naturalmente se ha incrementado significativamente desde
1977 con el descubrimiento y desarrollo de aislados que son activos en contra de varias
familias de Diptera (mosquitos y mosca negra) y Coleoptera, y más recientemente
contra nematodos, ácaros, piojos, áfidos, hormigas y especies adicionales de Diptera.
Las plantas transgénicas que producen toxinas de B. thuringiensis suministran protección
contra insectos masticadores tan pronto como la planta es atacada (Lacey y Goettel,
1995).

Cuadro 2. Protozoa entomopatógenos en uso, desarrollados o considerados para


desarrollo como agentes de control microbiano de insectos.
Protozoa Grupo objetivo Refrencia seleccionada
Crithidia bombi (sp.n.) Bombus terrestris Imhoof y Schmid-
(Trypanosomatidae:Zoomastigo (Hymenoptera:Apidae) Hempel, 1999.
phorea)
Nosema locustae (Microsporida: Zonocerus variegatus Lomer, Bateman,
Nosematidae) (Orthoptera: Acrididae) Johnson, Langewald y
Thomas, 2001.
Ovavesicula popilliae Popillia japonica Hanula, 1990
microsporidio (Coleoptera:
Scarabaeidae)
Vairimorpha sp microsporidio Lymantria dispar Hoch, Schopf y Maddox,
(Lymantriidae:Lepidoptera 2000.
)
Edhazardia aedis (Microsporida: Aedes aegypti (Diptera: Becnel y Johnson, 2000.
Culicosporidae) Culicidae)

23
Cuadro 3. Bacterias entomopatógenas en uso, desarrollados o considerados para
desarrollo como agentes de control microbiano de insectos.
Bacteria Grupo objetivo Refrencia seleccionada
Bacillus sphaericus Aedes aegypti, Culex sp Servant, Rosso, Hamon, Poncet,
Delecluse y Rapoport, 1999.
Bacillus popilliae Cyclocephala hirta Kaya, Klein, Burlando, Harrison y
(Coleoptera: Scarabaeidae) Lacey, 1992.
Cyclocephala hirta Kaya, Klein y Burlando, 1993.
Amphimallon solstitialis Glare, Jackson y Zimmermann,
(Coleoptera:Scarabaeidae) 1993
Bacillus thuringiensis Plutella xylostella Baur, Kaya, Tabashnik y Chilcutt,
(Lepidoptera:Plutellidae) 1998.
Spodoptera exigua Porcar, Martinez y Caballero, 2000.
(Lepidoptera:Noctuidae)
Simulium Cavados, Fonoseca, Chaves,
(Diptera:Simuliidae) Rabinovitch y Araújo-Coutinho,
2001
C. capitata (Dipt. Gingrich, 1987.
Tephritidae)
Bactrocera oleae (Dipt. Alberola, Aptosoglou, Arsenakis,
Tephritidae) Bel et al., 1999)
A. ludens Robacker, Martinez, Garcia, Díaz y
Romero, 1996.
A. ludens, A. obliqua y A. Toledo, Liedo, Williams e Ibarra,
serpentina (Dipt. Tephritidae) 1999.

24
Sin embargo, su utilidad como agente de control permanece cuestionable, y una de las
dificultades más grandes yace en evaluar su impacto sobre organismos no objetivo s,
con organismos tales como los polinizadores. La evaluación del riesgo que significa la
producción de toxinas a través de las plantas no ha sido medida en sus consecuencias
secundarias, pues el polen del maíz de B. thuringiensis transgénico tiene efectos letales
sobre la mariposa monarca Danaus plexippus L. (Lepidoptera:Danaidae); así pues, es
necesario evaluar de forma más completa los los efectos ecológicos de los cultivos
con insecticidas transgénicos antes de que sean plantados sobre áreas extensivas (Jesse
y Obrycki, 2000).

2.1.3.2.4 Nematoda

Numerosas especies de nematodos son patógenos a insectos y otros invertebrados


(Poinar, 1979; Poinar, 1990; Lacey y Goettel, 1995). Las especies parásitas más
comúnmente encontradas pertenecen a las familias Seinernematidae y
Heterorhabditidae. Varias especies parásitas en estas dos familias han sido o están
siendo como agentes de control microbiano de insectos (cuadro 4). En realidad, el
potencial para el control microbiano de insectos es debida a la relación mutualista entre
nematodos esteinernematodos y heterorhabdítidos y la bacteria simbionte en los
géneros Xenorhabdus y Photorhabdus, respectivamente (Lacey y Goettel, 1995). Las
bacterias son llevadas en el intestino de los juveniles infectivos de vida libre, que no se
alimentan (etapa dauer) y, despues de entrar en nuevos insectos hospederos, con
liberadas por los nematodos y rápidamente colonizan y matan al hospedero (Akhurst y
Boemare, 1990).

2.1.3.2.5 Hongos

Los hongos Hyphomycetes están registrados como los principales patógenos de plagas
y las poblaciones plaga con frecuencia son disminuidas por grandes epizóticas (Hajek,
1999) con la ventaja de penetrar directamente por la cutícula y por consiguiente no

25
necesitar ser ingeridos para infectar muchos insectos plaga (López-Llorca y Carbonell,
1998). Esto los hace los primeros para uso en contra de insectos chupadores de plantas
(Lacey y Goettel, 1995). Numerosas especies de hongos tienen potencial y están en
etapas variadas de desarrollo (Cuadro 5)

Cuadro 4. Nematodos entomopatógenos en uso, desarrollados o considerados para


desarrollo como agentes de control microbiano de insectos.
especie de nematodo Grupo objetivo Refrencia
seleccionada
Heterorhabditis bacteriophora Mochis latipes Gonzalez-Ramirez,
(Lepidoptera:Noctuidae) Lezama-Gutierrez,
Molina-Ochoa et al.,
2000
H. bacteriophora, S. carpocapsae, S. Frankliniella occidentalis Ebssa, Borgemeister,
feltiae (Thysanoptera: Thripidae) Berndt y Poehling,
2001
Heterorhabditis megidis Hylobius abietis L. Armendariz, Downes
(Coleoptera:Curculionida y Griffin, 2002
e)
G. mellonella Boff, Wiegers y
(Lepidoptera: Pyralidae), Smits, 2001 b
O. sulcatus
(Coleoptera:Curculionida
e)
O. sulcatus Boff, Wiegers y
Smits, 2001 a
S. feltiae Lycoriella auripila Grewal y Richardson,
(Diptera:Sciaridae) 1993.
Lycoriella solani Jess y Kilpatrick,
(Diptera:Sciaridae) 2000
S. feltiae, S. carpocapsae, H. Bradysia coprophila Harris, Oetting y
Bacteriophora (Diptera:Sciaridae) Gardner, 1995

26
S. feltiae, S. bibionis, H. D. radicum (Anthomyiidae: Bracken, 1990
bacteriophora, H. Heliothidis Diptera)
S. feltiae C. capitata, Dacus Lindegren y Vail,
cucurbitae, D. dorsalis 1986.
(Diptera: Tephritidae)
S. feltiae, S. carpocapsae, S. C. capitata (Diptera: Gazit, Rossler y
riobrave, S. glaseri, H. bacteriophora Tephritidae) Glazer, 2000.
y Heterorhabditis sp.
S. feltiae, S. glaseri, H. heliothidis, H. A. suspensa (Diptera: Beavers y Calkins,
bacteriophora Tephritidae) 1984
S. feltiae, S. carpocapsae, S. glaseri, A. ludens (Diptera: Lezama, Molina,
S. riobravis, H. bacteriophora Tephritidae) Contreras et al.,
1996.

Cuadro 5. Hongos entomopatógenos en uso, desarrollados o considerados para


desarrollo como agentes de control microbiano de insectos.
Fungi Grupo objetivo Refrencia
seleccionada
Entomophthora schizophorae Musca domestica Kalsbeek, Pell y
(Zygomycetes :Entomophthorales) (Diptera: Muscidae) Steenberg, 2001
Lagenidium giganteum (Oomycetes: Culex quinquefasciatus Patel, Rueda, Axtell y
Lagenidiales) (Diptera:Culicidae) Stinner, 1991.
M. anisopliae, B bassiana, M. Delia antiqua (Diptera: Poprawski,
flavoviridae, N. rileyi, P. farinosus, P. Anthomyiidae) Majchrowicz y Boivin,
fumosoroseus, Tolypocladium 1985.
cylindrosporum
B bassiana, P. fumosoroseus Delia antiqua (Diptera: Majchrowicz,
Anthomyiidae) Poprawski, Robert y
Maniania, 1990.
Metarhizium anisopliae Blattella germanica (L.) Pachamuthu y

27
(Dictyoptera: Kamble, 2000
Blattellidae)
Aedes albopictus Ravallec, Riba y Vey,
(Diptera:Culicidae) 1989.
Inopus rubriceps Samuels, Pinnock y
(Diptera:Stratiomyidae) Allsopp, 1989.
M. anisopliae, P. fumosoroseus, C. capitata (Diptera: Castillo, Moya,
Aspergillus ochraceus, B bassiana, V. Tephritidae) Hernandez y Primo-
lecanii, Penicillium chrysogenum. Yufera, 2000
M. anisopliae Anastrepha ludens Lezama-Gutierrez,
(Diptera:Tephritidae) Trujillo, Molina-
Ochoa et al., 2000.

2.1.3.2.6 Parasitoides

Se ha utilizado el control biológico clásico y las liberaciones aumentativas de


parasitoides criados en masa para suprimir poblaciones de Anastrepha (Aluja, 1994;
Whitfield, 1998). Las especies parasitoides que han sido utilizadas son: Phaenocarpa
hyalina Trostle y Phaenocarpa pericarpa Wharton y Carrejo (Hymenoptera:
Braconidae:Alysiinae) (Trostle, Carrejo, Mercado y Wharton, 1999).

El método más común ha sido liberar parasitoides de pupas, o larva- pupa nativos y
exóticos (todos Hymenoptera), tal como: Doryctobracon (=Opius, Diachasma) areolatus
(Szépligeti), Doryctobracon crawfordi (Viereck), Utetes (Bracanastrepha) anastrephae
(Viereck), Opius hirtus (Fisher) (todos Braconidae), Aganaspis pellenaroi (Brethes) y
Odontosema anastrephae Borgmeier (Eucoilidae) (todas especies nativas) y
Diachasmimorpha (=Biosteres) longicaudata (Ashmead) y Aceratoneuromyia indica
(Silvestri) (Braconidae y Eulophidae, respectivamente; especies exóticas las dos) y dos
parasitoides de pupas, Coptera haywardi (Ogloblin) (Diapriidae, nativa) y

28
Pachycrepoideus vindemiae (Rondami) (Pteromalidae; exótica) (Aluja, Guillén, Liedo,
Cabrera, Rios, De La Rosa, Celedonio, Mota, 1990; Aluja, 1994; Aluja et al., 1998;
López et al., 1999). La especie parasitoide más común es D. longicaudata (Aluja et al.,
1990).

También, los bracónidos D. areolatus, U. anastrephae y D. longicaudata son introducidos


en Florida en un intento por tener bajo control biológico a la mosca de la fruta del
Caribe (Baranowski et al., 1993; Sivinski, Calkins, Baranowski, Harris, Brambila, Diaz,
Burns, Holler y Dodson, 1996; Sivinski et al., 1999).

Sin embargo, debe hacerse énfasis que la literatura contiene información engañosa del
rango de hospederos de Diachasmimorpha tryoni (Cameron) y las imprecisiones de las
listas de hospederos pueden guiar al fracaso en los programas de colonización al
utilizar parasitoides para el control de hospederos no adecuados (Ramadan, Wong y
Herr, 1994).

Las liberaciones inundativas de parasitoides son más eficientes en densidades altas de


la plaga (Aluja, 1994), como en el caso de que sólo unos cuantos bracónidos alcanzan
niveles de parasitismo de 50%, y C. haywardi, promedios tan bajos como 20%
(Menezes, Sivinski, Holler, Aluja, Jerónimo y Ramírez, 1998), o solamente se suprime
un 37.5% en las poblaciones de tefrítidos en invierno y primavera (Duan, Ahmad,
Kailash y Messing, 1997), un 5-10% (Sivinski et al., 1996), 0.44 – 29.23% ( Aluja et al.,
1990), 4.5% (Purcell et al., 1994b), 3.8% (Baranowski et al., 1993) y algunas moscas
se vuelven a capturar a más de 9 km del punto de liberación (Thomas et al., 1998). De
manera significativa, ninguna de las seis especies de Anastrepha sirve de hospederos
para estos parasitoides (Aluja et al., 1998) y estos parasitoides no son específicos y
atacan otros tipos de moscas (Baranowski et al., 1993), y son más susceptibles a
insecticidas (Purcell, Stark y Messing, 1994c).

Las moscas de la fruta tienen fecundidad y habilidades de dispersión más grandes que
sus parásitos y depredadores y las fluctuaciones frutales estacionales ofrecen a la

29
mosca de la fruta oportunidades muy frecuentes para escapar (Baranowski et al., 1993).
Las larvas pueden escapar de sus parasitoides al adentrarse en la pulpa (Aluja et al.,
1990; Sharp y Gould, 1994; Sharp y McGuire, 1996) I-2 mm debajo de la cáscara
(Sharp, Ouye, Thalman, Hart, Ingle y Chew, 1988) donde el ovipositor del parasitoide
no es capaz de alcanzarlas (Aluja et al., 1990; Baranowski et al., 1993) o los
parasitoides son incapaces de perforar a través de la gruesa cáscara de ciertos frutos
(Aluja et al., 1990).

Aunque la información es preliminar, los porcentajes de parasitismo parecen ser muy


bajos como para considerar a los parasitoides como un factor significativo de
mortalidad en la mosca de la fruta (Aluja et al., 1990). Los parásitos liberados de forma
inundativa deben probar que son útiles para el control de las moscas de la fruta; además,
existe aún otra barrera para su uso: lo caro de la producción (Baranowski et al., 1993).
Sin embargo, es dudoso si esta estrategia pudiese bajar las infestaciones de la mosca de
la fruta a los niveles que requieren los países que importan fruta (Aluja et al., 1990).
Desafortunadamente, nunca se ha documentado de manera adecuada el impacto de estos
programas de liberación sobre las poblaciones nativas de moscas (Aluja, 1994). Sin
embargo, López et al., (1999) señalan que puede haber ventajas en la cría masiva de
parasitoides nativos.

2.1.3.2.7 Técnica del Insecto Estéril

Otra estrategia para el control de la mosca de la fruta es el uso de la Técnica del Insecto
Estéril (TIE) (Aluja y Liedo, 1986) para mantener zonas libres de moscas como un
procedimiento relativamente benigno para el ambiente (Ponce, Nation, Emmel, Smittle,
y Teal, 1993). La investigación con la TIE contra las moscas de la fruta tropicales y
subtropicales inicia en 1950 (Hendrichs, Franz, y Rendon, 1995). La técnica del macho
estéril se ha utilizado exitosamente en programas de erradicación, generalmente en
combinación con otros métodos como aspersión, en contra de poblaciones de severas

30
plagas económicas incipientes o aisladas donde el riesgo de reintroducción es bajo,
como es e l caso de varias moscas de la fruta Tephritidae (Foster y Harris, 1997).

Esta técnica con frecuencia requiere la reducción de la población silvestre de la mosca


con aspersión aérea del insecticida malatión. Cuando la TIE se utiliza en grandes áreas,
se aplica la aspersión sobre grandes áreas (Gingrich, 1987; Hendrichs et al., 1995). Esto
causa problemas ambientales (Gingrich, 1987) y los tratamientos probados para
desinfectación de insectos deben ser eficaces, no persistentes y no carcinogénicos
(McDonald, Miller y Mitcham, 1993).

El método puede ser utilizado como control para suprimir la población, pero el alto
costo de producir grandes números de insectos de alta calidad necesaria para inundar o
competir con los machos silvestres generalmente hace esta estrategia antieconómica
(Baranowski et al., 1993; Foster y Harris, 1997). Un problema perenne en la cría de
mosca de la fruta para producción y liberación de insectos estériles en gran número es
la presencia de hembras. Estas hembras no contribuyen de manera significativa al
control pero sí consumen la mitad de los recursos en el programa de cría (Baranowski
et al., 1993). Además de un programa de cría en gran escala para producir insectos de
alta calidad, el método requiere esterilizar gran número de insectos (generalmente por
exposición a rayos X o rayos ã ) y un sistema de monitoreo efectivo que pueda ser
utilizado para detectar las plagas y estimar el tamaño de la población plaga (Foster y
Harris, 1997).

Sin embargo, para vencer el obstáculo del daño que sufre la fruta comercial por la
picadura de la hembra estéril, la FAO juega un papel sobresaliente al promover y llevar
a cabo investigaciones para desarrollar cepas de sexado genético en la mosca del
Mediterráneo, que permita sólo liberaciones de machos. Como resultado de esta
investigación, las regiones que producen frutos comerciales están reconsiderando la
liberación de machos estériles para control rutinario (Hendrichs et al, 1995).

31
Se debe señalar que la liberación de parásitos en masa tiene dos ventajas potenciales
sobre la liberación de machos estériles. Primero, los parásitos no dañan la fruta como
sucede cuando las moscas hembras se liberan junto con los machos estériles. Segundo,
no hay potencial para el error, confusión, y demora que pueden enfrentar los
productores en áreas libres de moscas cuando sus trampas capturan moscas, las cuales
deben ser examinadas y determinar que son parte de liberación de estériles (Baranowski
et al., 1993).

Aún cuando la TIE puede ser una alternativa viable bajo estas condiciones, su uso es
improbable en regiones diferentes, debido al gran número de especies presentes en un
simple huerto o región. La erradicación de una especie permitiría a otra tomar su lugar,
y el costo de liberar moscas estériles de diferentes especies sería astronómico (Aluja y
Liedo, 1986) y las liberaciones de estériles son más efectivas en densidad baja de la
plaga (Aluja, 1994). Aún en las regiones del norte, se debe de tener cuidado de
identificar siempre la especie invasora puesto que la fruta que llega a esa región viene
de los estados del Sur, mientras que A. ludens es sólo una de un complejo de especies
de moscas de la fruta (Aluja y Liedo, 1986).

El uso de métodos de control seguros al ambiente está apoyado por consumidores y el


gobierno, pero hasta ahora no se ha desarrollado un método efectivo (Scheepmaker et
al., 1998) y aún con el establecimiento de esta batería de “armas biológicas”, la mosca
de la fruta permanece como una plaga seria y abundante (Baranowski et al., 1993).

2.2 Los hongos entomopatógenos

32
Los hongos entomopatógenos tienen una distribución en la mayor parte del mundo
(Zimmerman, 1993) con gran capacidad de dispersión asociados con insectos que viven
en diversos hábitats, que incluye agua dulce, lugares aéreos, superficie y capas
interiores del suelo (Hajek y St. Leger, 1994; Samish y Rehacek, 1999).

En la actualidad se están realizando intentos para desarrollar un manejo integrado de


plagas al utilizar estrategias de control biológico (Aguiar y Menezes, 1997) que
incluyen el uso de hongos entomopatógenos (HEPs) como agentes de control
biológico en plagas de insectos de muchas especies diferentes (Hajek y St. Leger,
1994).

Los hongos son capaces de iniciar infección en nuevas poblaciones de hospederos


(Mietkiewski, Pe ll y Clark, 1997). Los gérmenes del hongo se mueven continuamente
en diferentes ambientes durante la penetración cuticular (Hajek y St. Leger, 1994);
aunque la respuesta inducida se describe como no específica, la infección por
diferentes especies de hongos producen diferentes intensidades de respuesta (Paine,
Raffa y Harrington, 1997) causada, en parte, por el porcentaje de crecimiento del
hongo en el hospedero; sin embargo, el patrón de respuesta es similar en los diferentes
hongos: inicia con una demora en los cambios visuales y químicos, sigue un
crecimiento rápido en el tamaño de la lesión y termina en expansión de la lesión (Paine
et al., 1997); los hongos responden a estos cambios con procesos bioquímicos
adaptativos y diferenciación celular para formar estructuras morfológicas como
apresorios, ganchos de infección, hifas y placas penetrantes y cuerpos hifales en forma
de levaduras (blastoporas) para dispersarse por el hemocele (Hajek y St. Leger, 1994).

Consecuentemente, el reciente interés por los mico insecticidas ha llevado al mercado


a varios de ellos. No obstante, de las 700 especies de hongos entomopatógenos que se
conocen, sólo 10 especies han sido o están siendo desarrolladas para el control
biológico, y su potencial no se ha aprovechado por completo (Hajek y St. Leger, 1994).

33
Además de que los registros de patógenos en poblaciones naturales son escasos (Glare,
Jackson y Zimmermann, 1993; Charlet y Seiler, 1994).

Uno de los primeros pasos en el desarrollo de un hongo entomopatógeno para


biocontrol es escoger una cepa adecuada, o armonizar los requerimientos del agente de
control con las condiciones climáticas en el ambiente objetivo y/o nivel del hospedero
(Fargues et al., 1997). La búsqueda para mejorar la virulencia ha llevado a combinar
agentes de control biológico (CB); sin embargo, la aplicación de dos hongos, B.
bassiana y M. flavoviride (M. anisopliae var. acridum =(flavoviride) (Arthurs y Thomas,
2001a) no afecta de manera significativa el predominio de la enfermedad sobre ninfas
de Melanoplus sanguinipes F., (Orthoptera:Acrididae) lo que indica que existe un grado
de antagonismo entre especies (Inglis et al., 1999).

Uno de los factores que afecta la virulencia es el tipo de substrato de crecimiento


donde se desarrollan sus esporas (Genthner et al., 1997); otro factor es la temperatura
que cambia la virulencia de los HEPs (Rath, 2000) pues B. bassiana es virulenta a 25ºC,
menos virulenta a 15ºC y 35ºC (Noma y Strickler, 1999) o aún si se presenta la
infección y producción de hifas, no se forman apresorios (Genthner et al., 1997). El
utilizar concentraciones conocidas de conidios ayuda a definir las diferencias en
mortalidad de los estadios (Knutson y Gilstrap, 1990).

2.2.1 Aislamientos de hongos a partir de insectos

La información sobre los hongos entomopatógenos Hyphomycetes (Deuteromycetes)


se ha acumulado gradualmente desde finales del último siglo (Vanninen, 1996). Sin
embargo, la información sobre aislamientos de hongos a partir de insectos es mucho
más reciente.

En el proceso de búsqueda de especies y cepas con gran virulencia contra una plaga
(Altre et al., 1999), se ha detectado que las cepas manifiestan gran variabilidad en

34
patogenicidad que influye en su infectividad y virulencia y ésta variabilidad puede ser la
responsable en las diferencias de mortalidad (Knutson y Gilstrap, 1990); además, las
cepas existentes están adaptadas a varios hospederos, al frío, sobrevivencia, en habilidad
saprofítica competitiva por lo que se influyen profundamente los resultados al
recuperar estos hongos del suelo (Bidochka et al., 1998). Fargues (1976) manifiesta
que con frecuencia los insectos son más susceptibles a cepas de hongos aisladas de
insectos de la misma especie, por lo que los aislamientos de hongos se han realizado,
en gran medida, a partir del insecto plaga o su microhábitat, y otros se han aislado de
insectos de Ordenes diferentes (Lepidoptera para probar las cepas contra Dictyophora)
(Mohan et al., 1999), con objetivo de igualar o armonizar los requerimientos del agente
de control con las condiciones climáticas en el ambiente objetivo y/o nivel del
hospedero (Fargues et al., 1997).

Los bioensayos a partir de insectos se han realizado para aislar el hongo degradador
Oligoporus balsameus (Peck) (= Polyporus balsameus) (Basidiomycetes:Polyporaceae)
de madera habitada por la termita subterránea Reticulitermes hesperus Banks (Isóptera:
Rhinotermitidae) en California EUA; éste el primer aislamiento definitivo del hongo
café de la pudrición O. balsameus y es el primero asociado con R. hesperus; la mayoría
de estudios de asociaciones entre hongos y termites investigan los efectos de hongos
conocidos en laboratorio o metabolitos de hongos identificados previamente, más bien
que utilizar hongos aislados de madera colectada en campo para examinar asociaciones
naturales (Grace y Wilcox, 1988).

En los hongos Entomophthorales (Zygomycetes) los aislamientos a partir de insectos


registran sólo a Entomophaga grylli (Fresenius) Batko (Zygomycetes:
Entomophthorales) obtenido de varias especies de saltamontes (Orthoptera: Acrididae)
y las tres especies más importantes de saltamontes son susceptibles a E. grylli
(McDaniel y Bohls, 1984; Valovage y Nelson, 1990).

35
En Lepidoptera se obtiene al hongo japonés Entomophaga maimaiga Humber, Shimazu
& Soper (Zygomycetes:Entomophthorales) de la palomilla gitana Lymantria dispar L.
(Lymantridae) y a un miembro no identificado del grupo Entomophaga aulicae
(Reichard in Bail) Humber de la ensillada prominente Heterocampa guttivitta
(Notodontidae); ambos lepidópteros son univoltinos y sus etapas larvales se traslapan
en ocurrencia estacional en EUA; el grupo Entomophaga aulicae está muy poco
estudiado para designar un nombre específico al aislamiento de H. guttivitta y no se
sabe si este aislamiento es específico a H. guttivitta o puede infectar otras especies de
lepidópteros (Hajek et al., 1991).

De Homoptera (Aphididae), se obtienen seis especies de hongos: Entomophthora


chromaphidis Burger & Swain, Conidiobolus obscurus (Hall y Dunn) Remaudière,
Conidiobolus thromboides Drechsler, Conidiobolus coronatus (Constantin) Batko,
Pandora neoaphidis (Remaudière & Hennebert) Humber (Zygomycetes:
Entomophthorales) y Zoophthora sp. en EUA, a partir de los afidos del cereal Diurapis
noxia (Mordvilko), Metopolophium dirhodum (Walker) y Sitobion avenae (F.)
(Homoptera:Aphididae), donde se observa relación débil entre hongos y factores del
clima y la precipitación está más relacionada con la infección de S. avenae que vive en
la parte superior del hospedero, pero tiene poco efecto sobre M. dirhodum y D. noxia
(Feng et al., 1991); la especie Erynia neoaphidis Remaudière and Hennebert, ha sido
aislada del áfido del chícharo Acyrtosiphon pisum (Harris) (Homoptera:Aphididae), en el
que se reconocen dos biotipos de acuerdo a su susceptibilidad (S) o resistencia (R) a E.
neoaphidis en Australia (Milner, 1985).

En el Reino Unido, el no estar saludables impide a los afidos responder a la feromona


de alarma y recolonizar la parte superior de la planta (Roy et al., 1999); en Suiza se
producen formulaciones granulares de micelios de E. neoaphidis en polímeros de
alginato, se identifican aditivos útiles para su producción y reportan que con granulos
frescos hubo un incremento de 14.2 veces de 6.3 a 89.7 conidios mm -2 al utilizar
sacarosa; con almidón y quitina hubo incremento de 76 y 46.5 veces, de 0.4 a 30.4 y

36
18.6 conidios mm -2 respectivamente y plantean conocer los regímenes de desecación y
almacenamiento para mejorar la vida de repisa (Shah et al., 1999); estudios similares
plantean conocer densidades y tipos de esporas aéreas (conidios primarios) de
Neozygites fresenii (Nowakowski) Batko (Neozygitaceae) a partir del afido del algodón
Aphis gossypii Glover (Homoptera:Aphididae) en EUA (Steinkraus et al., 1996).

En Diptera se han aislado tres especies de hongos entomopatógenos: E. muscae, C.


apiculatus y Erynia sp., de larvas de la mosca de la zanahoria P. rosae presentes durante
dos estaciones sucesivas; el hongo E. muscae es el más común y causa epizootias en
esta mosca en Dinamarca (Eilenberg y Philipsen, 1988) y ocasiona 0% de mortalidad en
la mosca M. domestica (Benoit et al., 1990); así mismo, en el Reino Unido, se evalúa el
aislamiento y cultivo in vitro de extractos de hifas de S. castrans en la mosca de la col
Delia radicum (L.) (Diptera:Anthomyiidae), plaga de crucíferas en las partes templadas
del mundo pero no se producen conidios (Eilenberg et al., 1992).

Los aislamientos de hongos Hyphomycetes a partir de insectos se han hecho para


identificar los hongos patógenos de la chinche escama de la cera Ceroplastes destructor
Newstead y Ceroplastes sinensis Del Guercio (Hemiptera:Coccidae:Ceroplastinae) del
limón en Nueva Zelanda y miden los niveles de mortalidad en huertos sin insecticidas
para minimizar disturbios, aún cuando se les aplica los programas estándar de
funguicidas; se identifican a dos especies: V. lecanii y Fusarium spp de C. destructor y C.
sinensis; los porcentajes de mortalidad varían de 7 a 20%para el tercer instar de C.
destructor y C. sinensis (Lo y Chapman, 1998).

El primer reporte para el control de áfidos con Paecilomyces fumosoroseus (Wize)


Brown & Smith, es con un aislamiento de la mosquita blanca Bemisia tabaci (Gennadius)
(Hemiptera:Aleyrodidae) de Pakistan para utilizarlo contra el áfido ruso del trigo D.
noxia, en Francia; la dosis letal 50 (DL 50) y la dosis letal 90 (DL 90) fue de 1.78 10 3 y
4
1.43 10 conidios/cm 2, respectivamente (Mesquita, Lacey, Mercadier y Leclant,
1996).

37
2.2.1.1 Aislamientos de los hongos M. anisopliae y B. bassiana

Los hongos entomopatógenos Hyphomycetes con mayor respaldo de investigación son


Metarhizium (Kooyman y Abdalla, 1998; Maniania y Odulaja, 1998; Braga, Destefano y
Messias, 1999; Jaccoud, Hughes y Jackson, 1999; Pachamuthu, Kamble y Yuen, 1999;
Poprawski, Parker y Tsai, 1999; Smits, Johnson y Lomer, 1999; Vestergaard, Butt,
Bresciani, Gillespie y Eilenberg, 1999; Ekesi y Maniania, 2000; Magalhaes, Lecoq, De
Faria, Schmidt y Guerra, 2000; Wright, Lax, Henderson y Chen, 2000) y Beauveria
(Doberski y Tribe , 1980; Chase, Osborne y Ferguson, 1986; Kaaya, Mwangi y Ouna,
1996) son utilizados contra insectos terrestres por su amplia diseminación geográfica,
rango de hospederos y su excepcional habilidad para germinar aún en humedades
relativamente bajas (Samish y Rehacek, 1999) utilizándose de manera creciente en
formulaciones comerciales contra insectos y posibles vías alternativas para mejorar las
formulaciones pueden hacer de ellos candidatos promisorios para su uso como agentes
comerciales de control biológico de plagas (Samish y Rehacek, 1999).

M. anisopliae es un hongo que ha sido muy utilizado para control biológico de plagas de
insectos, que incluye más de 200 especies en siete órdenes (Zimmerman, 1993)
(cuadro 6).

La especie B. bassiana ataca insectos al penetrar a través de la cutícula; este modo de


infección hace de este hongo patógeno un agente microbiano particularmente atractivo
para el control de insectos chupadores de plantas, los cuales es poco probable que
ingieran microbios (Hajek y St Leger, 1994; Noma y Strickler, 1999).

Los aislamientos de B. bassiana de Isópteros son escasos; B. bassiana se ha aislado de


obreras de Reticulitermes flavipes (Kollar) (Isóptera:Rhinotermitidae) colectados de un
arbol, y los bioensayos de patogenicidad dan como resultado que las obreras mueren al
tercer día con mortalidad acumulada de 10, 20 y 100% y en campo la infección es
menos exitosa (Zoberi y Grace, 1990) probablemente porque las colonias son difíciles

38
de delinear a causa de que la estructura física del nido está cubierta o es amorfa, y los
limites de la colonia son difíciles de definir (Thorne, Traniello, Adams y Bulmer,
1999).

En Hemiptera, la especie B. bassiana es aislada del insecto chinche Blissus leucopterus


leucopterus (Say) (Hemiptera:Lygaeidae) para determinar su distribución de hábitats y
porcentajes de infección cuando la densidad de población de B. leucopterus leucopterus
es extremadamente baja, y encuentran que más del 60% (37 de 61 muestras) del pasto
Andropogon scoparius presenta B. bassiana. En suelo de trigo y sorgo, la proporción de B
bassiana está relacionada positivamente con la historia y rotación de cultivos en EUA
(Krueger, Nechols y Ramoska, 1992).

Cuadro 6. Plagas objetivo de M. anisopliae


Taxón Especie Región

Isoptera Termites Australia


Orthoptera Acrididae, saltamontes, Locusta migratoria R. & Europa, Africa
F.,
Schistocerca gregaria Forks
Cucarachas USA
Homoptera Insecto salivazo Filipinas
Aeneolamia spp. Brasil
Nilaparvata lugens (Stal.)
Mohanarva posticata
Zilia spp.
Coleoptera Chrysomelidae Taiwan

39
Brontispa longissimus Gest.
Curculionidae Europa
Scarabaeidae Australia
Adoryphorus couloni Burm.
Antitrogus parvulus
Aphodius tasmaniae Hope.
Oryctes rhinoceros L. Pacífico Sur
Brontispa longissimus Gest.
(Zimmerman, 1993)
Diptera Tephritidae Mexico
A. ludens
Lezama-Gutierrez et al., 2000

En Lepidoptera, B. bassiana es aislada de la larva del gusano bolsa, Thyridopteryx


ephemeraeformis (Hawort) (Lepidoptera:Psychidae) donde al identificar los hongos
asociados con T. ephemeraeformis se obtienen 70 especies, en las que diez (14%)
resultan patógenas: B. bassiana, Aspergillus parasiticus Speare, Scopulariopsis koningii
(Ovd.) Vuill., Penicillium lanosum Westling, Penicillium sp. (Asymetrica Secc.), Pestalotia
sp. (Moniliales), Paecilomyces sp., Geotrichum sp., Cordyceps sp. (Ascomycetes) e
Hirsutella sp.; además, 23 especies (33%) muestran ser saprófitas y 20 especies (28%)
no son patógenas ni saprofitas; B. bassiana y A. parasiticus resultan ser agentes de
control efectivos, pues matan 53- 91% del gusano bolsa (Berisford y Tsao, 1975). Un
experimento interesante es la obtención de B. bassiana a partir de los hospederos
Spodoptera litura (Fab) y Helicoverpa (=Heliothis) armigera (Hübner)
(Lepidoptera:Noctuidae) y de suelo, para probar los aislamientos contra la cucaracha
americana Periplaneta americana (L.) (Dictyophora:Blatellidae) al Sur de la India
(Mohan et al., 1999).

40
En el orden Coleóptera, el desarrollo de métodos para el aislamiento de B. bassiana de
gorgojos adultos en campo se realiza con las especies Hylobius pales (Herbst) y
Pachylobius picivorus (Coleoptera:Curculionidae) en EUA (Taylor y Franklin, 1973).

En la Región Mediterránea, B. bassiana resulta ser el enemigo natural predominante de


larvas y pupas de Sitona discoideus Gyllenhal (Coleoptera:Curculionidae); el bioensayo
consiste en utilizar estos aislamientos contra larvas del quinto instar de S. discoideus en
el campo, y obtienen como resultado que la población del gorgojo tiene una correlación
con la enfermedad del hongo sobre sus especies hospederas de Medicago sp, con 100%
de mortalidad, y además uno de los cuatro aislamientos es particularmente virulento
para larva y pupa (L - P) de S. discoideus con una concentración relativamente baja de
10 5 conidios/g suelo (Aeschlimann et al., 1985).

Sin embargo, no obstante tener un amplio rango de hospederos (Zimmerman, 1993;


Samish y Rehacek, 1999), éste puede quedar restringido por barreras conductuales y
ecológicas (Jansson, 1993). Por ejemplo, no todos los hongos entomopatógenos tienen
un amplio rango de hospederos, es el caso de P. neoaphidis que manifiesta cierta
especialización a los áfidos en los que causa epizootias espectaculares, mientras que la
especie P. fumosoroseus, no obstante que tiene amplia gama de hospederos, no se le
registra en afidos en condiciones naturales (Mesquita et al., 1996) y además, no se
conoce patogenicidad de V. lecanii en la escama de la cera (Lo y Chapman, 1998). Otro
riesgo es que el rango de hospederos puede quedar restringido a una etapa larval del
hospedero (Jansson, 1993) como sucede en el caso de los Enthomophthorales
(Vandenberg y Soper, 1978) mientras que en Hyphomycetes, B. bassiana ocurre en
mayor proporción en hospederos adultos (Krueger et al., 1992).

2.2.2 Aislamiento de hongos Hyphomycetes a partir de suelo

El proceso de búsqueda de especies y cepas de hongos con gran capacidad de virulencia


ha llevado al aislamiento de cepas a partir de suelos naturales, hortalizas, agrícolas y de

41
huertos (Vanninen, 1996; Bidochka et al., 1998). El cultivo de mango por ser un huerto,
con características de permanencia de al menos cinco años, presenta las condiciones
ambientales que permiten la estabilidad y persistencia de hongos y puede mejorar la
probabilidad de aumentar el inóculo natural (Harrison y Gardner, 1991), porque los
hábitats permanentes soportan comunidades de insectos más grandes, diversas y
estables (Harrison y Gardner, 1991; Vanninen, 1996; Chandler et al., 1997; Bidochka et
al., 1998; Peña et al., 1998).

El suelo presenta condiciones ambientales que permiten la estabilidad y persistencia de


hongos (Harrison y Gardner, 1991; Vanninen, 1996; Mietkiewski et al., 1997). La
presencia y aislamiento de hongos entomopatógenos han sido estudiados a través de una
serie de factores diversos, entre ellos aislarlos de suelos (Chandler et al., 1997). El
aislamiento de HEPs de arriba de más de un tercio de muestras de suelo británico,
parece indicar a priori algunos factores involucrados en la presencia y distribución
(Chandler et al., 1997), entre ellos el humus, con sus sustancias orgánicas que proveen
condiciones favorables para el desarrollo de algunos hongos y determinan su presencia
en la capa superficial del suelo (Soon, 1991); hasta ahora, es poco claro en qué
extensión los hongos entomopatógenos pueden crecer en el suelo en una etapa
saprofítica verdadera, o si están sobre o muy cerca del cadáver hospedero (Chandler et
al., 1997); no obstante que el tipo de suelo no afecta la presencia de ninguna de las
especies de HEPs, sí existen diferencias en los patrones de distribución,
requerimientos de temperatura y modelos de sobrevivencia a largo plazo (Vanninen,
1996).

En los Hyphomycetes, los aislamientos del hongo B. bassiana controlan huevo y todos
los instars larvarios del barrenador del maíz Diatraea grandiosella Dyar
(Lepidoptera:Pyralidae), con mortalidades que varían de 13 al 100% en condiciones de
laboratorio (Knutson y Gilstrap, 1990); en Georgia EUA, B. bassiana controla larvas de
Galleria mellonella L. (Lepidoptera:Pyralidae) con niveles de mortalidad de 53.8, 65.4 y
43.8% cuando son expuestas en suelo arenoso, limo arenoso y areno limoso,

42
respectivamente; además, otros agentes entomopatógenos causan la muerte de G.
mellonella. Estos incluyen a M. anisopliae (10%), bacterias no identificadas (11.3%) y
nematodos no identificados (1%) (Harrison y Gardner, 1991).

En Finlandia los hongos se aislan de suelo agrícola y no agrícola y encuentran a B.


bassiana en un 19.8%, M. anisopliae 15.6%, P. farinosus 9.2% y P. fumosoroseus en 1.6%
de las muestras; el único factor que controla la distribución de M. anisopliae es la
localización geográfica, mientras que en la especie B. bassiana los factores más
importantes que controlan su presencia son tipo de hábitat y luego localización
geográfica en el norte y sur de Finlandia; por otro lado, P. farinosus se distribuye en
toda Finlandia mientras que P. fumosoroseus sólo en la parte sur del país (Vanninen,
1996). Este hecho puede deberse a la modificación del hábitat, ya que B. bassiana es
recuperado con mayor frecuencia en hábitats no agrícolas o no perturbados, mientras
que M. anisopliae se recupera frecuentemente en hábitats de agricultura (Bidochka et al.,
1998).

En las zonas templadas de Canada, se obtienen 187 aislamientos de B. bassiana y 357 de


M. anisopliae al norte y sur de Ontario, respectivamente, a temperatura de 8°C y 15°C
para B. bassiana y 25°C para M. anisopliae (Bidochka et al., 1998); Alves en 1992
reporta más de 20 géneros de HEPs en Brasil entre los que se encuentran B. bassiana,
M. anisopliae, Nomuraea rileyi (Farlow) Samson, P. farinosus, P. fumosoroseus y
Paecilomyces lilacinus (De Faria, Martins, Mello y Tigano, 1999).

2.2.3 Efecto de los factores abióticos sobre los hongos entomopatógenos

La luz, temperatura, humedad o agua, substrato y productos químicos infuyen en la


estabilidad, sensibilidad y persistencia en las etapas de desarrollo de los hongos
entomopatógenos. Estos factores afectan en forma independiente o colectivamente a
los hongos que se presentan en forma natural y a los que se introducen como agentes de
control biológico, como también afectan el crecimiento y sobrevivencia de los hongos

43
directa o indirectamente vía su hospedero y generalmente los efectos difieren entre las
diferentes especies de hongos (Ferron, 1978; Fargues et al., 1992; Fargues et al.,
1997).

2.2.3.1 Efecto de la temperatura en las principales especies de hongos


entomopatógenos

2.2.3.1.1 Efecto de la temperatura sobre el crecimiento de los hongos.

Las variaciones de temperatura entre 15 y 30°C se reflejan en cambios en los índices


de dominancia de los hongos, que son más bajos en el extracto de trigo que sobre el
agar más rico en malta (Magan y Lacey, 1984). La temperatura también juega un papel
importante en la preservación de cultivos de hongos seleccionados y los especimenes
después de 18 meses de almacenaje llegan a ser activos, normales cuando son
cultivados inmediatamente después del deshielo (Hwang, 1968).

La temperatura tiene efecto en la germinación, crecimiento (Rath, 2000) y predominio


en las especies utilizadas en control biológico (Vandenberg y Soper, 1978), para
superar a las temperaturas altas, se ha tenido que seleccionar cepas capaces de vivir a
temperaturas mayores a 36°C (Rath, 2000). Algunos insectos plaga, como el pulgón A.
pisum se manifiestan y predominan de acuerdo a los rangos de temperatura, pues
existen dos biotipos, el biotipo (S) para la susceptibilidad o el biotipo (R) que le da
resistencia al hongo E. neoaphidis, porque a 25°C el biotipo ‘R’ llega a ser dominante
aún cuando el radio inicial es de 4:1 a favor de la forma ‘S’ (Milner, 1985); sin
embargo, la temperatura óptima para los agentes de control biológico B. bassiana y M.
anisopliae es de 28°C (Fargues et al., 1992).

44
La respuesta de crecimiento ante la temperatura varía considerablemente entre
aislamientos y especies de hongos entomopatógenos con crecimiento óptimo entre 20
y 32°C (Ferron, 1978; Fargues et al., 1992; Ouedraogo et al., 1997).

La influencia de la temperatura sobre el crecimiento in vitro de las principales especies


de hongos Hyphomycetes entomopatógenos han sido estudiados con 31 aislamientos
de hongos: tres cepas de B. bassiana, tres cepas de Beauveria brongniartii (= tenella)
(Saccardo) Petch, ocho de M. anisopliae, una cepa de M. flavoviride, seis cepas de N.
rileyi y 10 cepas de P. fumosoroseus se cultivan in vitro para determinar la influencia de
la temperatura en los porcentajes de crecimiento y rangos de crecimiento a diez niveles
constantes de temperaturas comprendidos entre 8° y 37°C (Fargues et al., 1992).

En general, los valores óptimos de temperatura caen entre 20 y 30°C (por ejemplo,
20°C para B. brongniartii y P. fumosoroseus, 21°C para E. muscae, 25°C para M.
flavoviride y N. rileyi, 28°C para B. bassiana y M. anisopliae con los límites entre 5°C y
35°C (Fargues et al., 1992) o entre 8 y 37°C (Ferron, 1978). Sin embargo, M.
flavoviride manifiesta variación en sus valores óptimos con 25°C (Fargues et al., 1992)
y 25-32°C (Ouedraogo et al., 1997); caso similar ocurre con M. anisopliae con valores
óptimos de 28°C (Fargues et al., 1992) y 25-32°C (Ouedraogo et al., 1997) (cuadro 7).

Cuadro 7. Efecto de la temperatura (T°) sobre el desarrollo en las principales especies


de Hyphomycetes.
Especie T° crecimiento T° óptima Rango Referencia
T°mortal

P. fumosoroseus 11-30°C -- 8 y 35°C Maniania, 1983


11-30 °C 20°C Fargues et al., 1992
B. brongniartii 8- 30°C 20°C Fargues et al., 1992
N. rileyi 15-32°C 28°C 8 y 35°C Maniania, 1983
15-32°C 25°C Fargues et al., 1992
M. flavoviride 11-32°C 25-32°C 8 y 37°C; 40°C Ouedraogo et al.,

45
1997
8-32°C 25°C Fargues et al., 1992
B. bassiana 8- 32°C 28°C Fargues et al., 1992
15- 35°C 30°C 25- 32°C James et al., 1998
M. anisopliae 8/11- 35/37°C 28°C Fargues et al., 1992
11-32°C 25-32°C 8-37°C; 40°C Ouedraogo et al.,
1997

El efecto de la temperatura sobre el crecimiento de los hongos se refleja en el rango de


temperatura que manifiestan las diferentes especies y cepas. Por lo general los hongos
entomopatógenos son mesófilos y los rangos de temperatura para el desarrollo caen
entre 8 y 37°C (Ferron, 1978; Carruthers y Haynes, 1986; Fargues et al., 1992;
Ouedraogo et al., 1997) y ninguno crece a 40°C (Ouedraogo et al., 1997); por ejemplo
1/4 y 27/32°C para E. muscae (Carruthers y Haynes, 1986), 8 - 30°C para B.
brongniartii, 8- 32°C para B. bassiana, 11- 30°C para P. fumosoroseus y 15- 32°C para N.
rileyi (Fargues et al., 1992). Sin embargo, las especies M. flavoviride manifiestan
variación en

su rango de crecimiento con valores de 8- 32°C (Fargues et al., 1992) y 11- 32°C con
temperaturas mayores a 25°C que estimulan su crecimiento (Ouedraogo et al., 1997),
M. anisopliae con valores de 8/11 – 35/37°C (Fargues et al., 1992) y temperaturas igual
o menores a 25°C estimulan su crecimiento (Ouedraogo et al., 1997). La temperatura
entre 15°C y 35°C tiene un efecto significativo en el porcentaje de germinación y
crecimiento vegetativo de B. bassiana con la mayor germinación a 25°C- 32°C (James
et al., 1998) y para B. brongniartii, en donde 8°C estimula su crecimiento (Fargues et
al., 1992) (cuadro 7).

Algunos estudios se han realizado dentro del margen del rango de temperaturas de
crecimiento de los hongos entomopatógenos, que da lugar a resultados esperados. Por

46
ejemplo B. bassiana infecta a gorgojos adultos de la papa dulce, Cylas formicarius
(Fabricius) (Coleoptera: Curculionidae) independientemente de la temperatura entre 15
y 31°C (Yasuda et al., 1997).

2.2.3.1.2 Efecto de la temperatura sobre la patogenicidad de los hongos

La temperatura óptima para el crecimiento de los hongos no necesariamente es la


misma que para infectar a los insectos (Ferron, 1978; Fargues et al., 1992), estos
valores toman gran significado si se toma en cuenta que las temperaturas menores al
valor óptimo retardan de manera significativa el desarrollo de la micosis sin afectar
necesariamente la mortalidad total (Ferron, 1978) y cambios de 4°C están asociados
con restricciones en la enfermedad, que varía de 15 a 100% (Hannusch y Boland,
1996).

La rapidez del desarrollo del micelio y por consiguiente el de la evolución de


infección, depende de la temperatura (Ferron, 1978); como ejemplo el porcentaje de
infección del hongo L. giganteum en larvas del mosquito C. quinquefasciatus está
correlacionada con la temperatura; a temperaturas bajas, o medias como 20.6°C
provocan que el tiempo de desarrollo sea mayor dentro del hospedero infestado; ésto
provoca que el tiempo letal medio ó 50 (TL 50) sea cada vez mayor, es decir, aumenta en
la medida que la temperatura disminuye: a 28, 22 y 16°C y los valores TL 50 son 36, 60 y
110 horas, respectivamente (Guzman y Axtell, 1987) de tal suerte que a 15°C no puede
formar oosporas en ninguno de los cuatro estadios (Patel et al., 1991). En cambio a
temperaturas altas, en los estadios de C. quinquefasciatus, el desarrollo del hongo L.
giganteum es más rápido en el segundo instar cuando se realiza a 34°C (Patel et al.,
1991). Además, las lesiones producidas por el patógeno se desarrollan en todas las
condiciones ambientales pero son mayores a 24°C y 28°C (Hannusch y Boland, 1996).

47
Debe tomarse en consideración la influencia de la temperatura sobre el insecto
hospedero, puesto que periodos muy cortos entre mudas, producto de altas
temperaturas, pueden reducir por ejemplo, la duración del estadio en tal medida que
impide la penetración del hongo a través del tegumento (Ferron, 1978); además
implican la termoregulación del hospedero (Fargues et al., 1997). Por ejemplo,
insectos como los Acrididae (Orthoptera) elevan la temperatura corporal a través de la
selección del hábitat o al calentarse en el sol (Inglis, Johnson y Goettel, 1996) y se ha
demostrado que esta actividad reduce la incidencia de la enfermedad de E. muscae en la
mosca doméstica (Watson y Petersen, 1993), de B. bassiana (Inglis et al., 1999), M.
flavoviride (Inglis, Johnson, Cheng y Goettel, 1997) en acrididos. En la catarinita H.
convergens, la micosis producida por B. bassiana disminuye hasta un 97-100%
conforme aumenta la temperatura (James et al., 1998). Como consecuencia es
importante armonizar los requerimientos termales del probable agente de control
microbiano con las condiciones climáticas esperadas en el medio ambiente objetivo y
/o nivel del hospedero (Fargues et al., 1997), por lo que se han hecho necesarias cepas
con temperatura de crecimiento diferente y efectivas en temperaturas diurnas
fluctuantes (Inglis et al., 1997). Por ejemplo, para el control de curculiónidos en un
clima templado se han seleccionado aislamientos que son virulentos a temperaturas por
debajo de los 15°C (Doberski, 1981).

Germinación. Aunque la temperatura afecta el porcentaje de germinación de los


conidios, sólo algunas veces se presenta una germinación total de 97- 100% en todas
las temperaturas (James et al., 1998). Los aislamientos de hongos muestran una gran
diversidad de respuestas muy amplia a la temperatura de acuerdo a su procedencia, por
lo que su rango y óptimo de temperatura son variables. Los aislamientos de origen
tropical crecen en forma considerable a 35°C, ejemplo M. anisopliae, y los que se
originan a partir de insectos que habitan en suelo en áreas templadas ejemplo
aislamientos de B. brongniartii, exhiben porcentajes de crecimiento muy altos a 8°C
(Fargues et al., 1992).

48
2.2.3.2 Efecto de la humedad relativa en las principales especies de hongos
entomopatógenos

2.2.3.2.1 Efecto de la humedad relativa sobre el crecimiento

Los hongos requieren generalmente periodos de alta humedad o agua corriente para la
conidiogénesis, germinación de esporas e invasión de hospederos susceptibles (Roberts
y Campbell, 1977; Ferron, 1978; Millstein et al., 1982; Griggs et al., 1999; Rath, 2000)
por lo que se sabe la humedad atmosférica alta favorece el desarrollo de la micosis
epizótica (Ferron, 1978).

En condiciones de campo, existe una estrecha asociación entre la HR y la descarga de


conidios en Erynia sp. (antiguamente Entomophthora [= Zoopthothora] phytonomi), pues
la descarga de conidiosg se realiza cuando la humedad relativa excede 91% por casi
tres horas, con un periodo de descarga de 5 a 10 minutos (Millstein, Brown y Nordin,
1982). La presencia y distribución de los hongos Entomophthora sphaerosperma
Fresenius; Entomophthora egressa MacLeod and Tyrrell, Conidiobolus sp.,
(Entomophthorales: Entomophthoraceae) en el gusano del capullo del abeto
Choristoneura fumiferana (Clemens) (Lepidoptera:Tortricidae) se mejora
sustancialmente con los periodos frios y lluviosos y los porcentajes de predominio y
enfermedad son más altos a continuación de los periodos lluviosos (Vandenberg y
Soper, 1978).

Las epidemias causadas por E. grylli en varias especies de saltamontes (Orthoptera:


Acrididae) inician anualmente en suelos de áreas no perturbadas que actúan como
reservorio de esporas de descanso en regiones que reciben 355 mm de precipitación
(McDaniel y Bohls, 1984). Además, la humedad de la hoja tiene una asociación positiva

49
con el flujo de conidios aéreos del hongo entomopatógeno E. maimaiga que es
simultánea o con retardo de 5-14 y 16h (Hajek et al., 1999).

El hongo Hyphomycete B. bassiana es más psicrofílico que M. anisopliae y ha sido


aislado con mayor frecuencia en localidades más al norte en Ontario (Bidochka et al.,
1998) y las epizootias están asociadas con los periodos de lluvias en EUA (Knutson y
Gilstrap, 1990).

Longevidad de las esporas. Es evidente que la HR influye en la longevidad de las


esporas (Ferron, 1978; Hong et al., 1998; Hajek et al., 1999), pues a 60% de HR, la
viabilidad de Z. radicans baja menos de 10% en 1h; mientras que a 75%HR varía la
viabilidad entre los aislamientos, de 24 a 63%; y a 80% declina lentamente con el
tiempo, con sólo 50% de viabilidad a las 4h, alcanzando el óptimo de viabilidad a 95 y
100% de HR (Griggs et al., 1999).

En los Hyphomycetes; los conidios de B. bassiana y P. farinosus sobreviven más


fácilmente en el rango de 0 a 34% que a 75% de HR; en cambio, los conidios de M.
anisopliae sobreviven periodos más largos en humedades altas y bajas, con el mínimo de
humedad cercano a 45% (Ferron, 1978). Además de que existe una relación cuantitativa
entre longevidad, temperatura de almacenaje y contenido de humedad en los conidios
de M. flavoviride, (Hong et al., 1998) hay diferencias en longevidad producto del
porcentaje y forma de desecación en los conidios (Hong et al., 2000). La longevidad de
M. flavoviride es máxima cuando los conidios se cosechan 10 dias después de la
inoculación, y es mucho mayor si se aplica un secado lento que si se aplica un secado
rápido a 50- 60% HR (Hong et al., 2000).

La humedad también se puede observar en la subsistencia de los hongos


entomopatógenos, pues la preservación por liofilización o en nitrógeno líquido tiene
impacto sobre la viabilidad de los conidios; en los conidios almacenadas en nitrógeno
líquido su germinación es menor a 13.3%, mientras que en los preservados por
liofilización, la pérdida de viabilidad varía de 28.6 a 94.5% (De Faria et al., 1999).

50
2.2.3.2.2 Efecto de la humedad relativa sobre la patogenicidad de los hongos

Los ACB son en gran medida dependientes del ambiente en cuanto a eficacia del
control biológico y los cambios de 5% HR están asociados con restricciones en la
enfermedad que varía de 15 a 100% (Hannusch y Boland, 1996).

La humedad es un factor determinante en el desarrollo y propagación (Rath, 2000); a


temperatura y humedad baja, los HEPs pueden parasitar vía ano y las hifas invaden al
ácaro a través del poro genital (Samish y Rehacek, 1999); la humedad alta está
relacionada con los periodos de infección, debido a un incremento en el porcentaje de
inóculo (Guglielmone, Abdala, Anziani, Mangold, Volpogni y Vanzini, 1997) y cuando es
muy baja limita la efectividad de hongos entomopatógenos (Lo y Chapman, 1998) o
causa mortalidad (Noma y Strickler, 1999).

HR alta para infección. El desarrollo del hongo sobre el cadáver del insecto y por
consiguiente la esporúlación está asociada con la humedad cercana al punto saturación.
Bajo estas condiciones la automultiplicación del inóculo produce una contaminación
muy grande en insectos saludables y favorecen el desarrollo epizoótico de la micosis
(Ferron, 1978). En el hongo E. muscae las estructuras de la etapa invasora (tubos
germinales) sólo se pueden producir en una atmósfera saturada (Carruthers y Haynes,
1986).

La HR alta favorece el proceso de infección de M. anisopliae (Ekesi et al., 1999). Las


lesiones producidas por el patógeno se desarrollan en todas las condiciones
ambientales pero son más grandes a 24°C con 95 y 100% HR, y 28°C con 100% HR
(Hannusch y Boland, 1996). Con una HR más alta que en los pequeños invernaderos
experimentales, es posible controlar de manera satisfactoria todas las especies de
áfidos puesto que una sola rociada de V. lecanii es suficiente para producir infección y
control en la duración del cultivo (Hall y Burges, 1979).

51
Cuando la HR es baja, el hongo B. bassiana no puede infectar a gorgojos adultos de la
papa dulce, C. formicarius a humedad relativa menor de 43% (Yasuda et al., 1997).

Sin embargo, en algunos casos, una capa de aire húmedo sobre la superficie cuticular de
los insectos puede suministrar suficiente humedad para el crecimiento inicial de los
hongos sin tomar en cuenta la humedad relativa (Noma y Strickler, 1999).

En las especies de trópico húmedo –seco el contenido de humedad relativa varía de


manera significativa entre la estación húmeda y seca (Schmidt et al., 1999). En la región
Mediterránea, las poblaciones larvales de Sitona que habitan en el suelo se reducen con
una cepa de hongo virulenta; ésto contradice la acepción de que las condiciones de
humedad en el Mediterráneo son demasiado bajas para el crecimiento adecuado de
hongos, pues las cepas pasan el verano in situ, y permanecen activas año con año, lo cual
indica que están particularmente bien adaptadas y tienen un impacto considerable sobre
las poblaciones larvales de S. discoideus bajo un ambiente húmedo -seco tal como
ocurre al sureste de Australia (Aeschlimann et al., 1985).

2.2.3.3 Efecto de la luz, substrato y productos químicos en los hongos


entomopatógenos

La radiación solar puede estimular, ser indiferente o dañar el desarrollo de los hongos,
dependiendo de la identidad del mismo, su etapa de desarrollo y el tipo y cantidad de
radiación utilizada (Alves, Risco y Almeida, 1984); la sobrevivencia de las esporas
depende de la radiación solar pues el exponer los conidios de E. muscae por 24 h
produce una mortalidad hasta del 100% (Carruthers y Haynes, 1986); situación que se
ve mitigada con la interceptación parcial de la luz cuando hay una cobrtura foliar muy
cerrada (Ekesi et al., 1999; Noma y Strickler, 1999) o por el suelo, el cual brinda
protección contra la luz ultravioleta (LU) que influye para que los conidios pierdan su
viabilidad rápidamente en unos cuantos días (Noma y Strickler, 1999).

52
La luz induce la descarga de conidios y germinación en las especies de Entomophthora;
sin embargo, retarda el crecimiento micelial de E. sphaerosperma y estimula el
crecimiento micelial de Entomophthora thasteriana. El crecimiento micelial de B.
bassiana y P. farinosus es estimulado por la luz pero se retarda en Metarhizium.

Los conidios pierden rápidamente su viabilidad en unos cuantos días cuando son
expuestas a la luz ultravioleta (LU), esto explica probablemente el porqué los conidios
tienen un periodo de vida muy corto en la partes superiores o expuestas del follaje
(Noma y Strickler, 1999). En la medida que se incrementa la cobertura foliar, se reduce
la degradación por luz ultravioleta (Ekesi et al., 1999).

Respecto al efecto del substrato sobre los hongos, se ha observado que en condiciones
de campo y almacenados, los hongos presentan un índice de dominancia numérica que
varía con la actividad del agua, temperatura y substrato (Magan y Lacey, 1984). Los
hongos compiten entre sí por el substrato, pues sólo dos de cinco hongos, Epicoccum
nigrum y Fusarium culmorum (W. G. Smith) Sacc., son los únicos que compiten
exitosamente por el tipo de substrato, mientras que Alternaria alternata Keissler,
Cladosporium cladosporoides (Fres.) Fries y V. lecanii no son competitivos, y se mezclan
libremente con muchos Aspergillus y Penicillium sp. (Magan y Lacey, 1984).

La aplicación de productos químicos tiene un impacto sobre la ocurrencia, infectividad y


dinámica poblacional de los hongos al restringir o impedir el crecimiento, la
esporulación y germinación de hongos en in vitro y campo; tal es el caso de M.
anisopliae dominante en las superficies donde se aplican herbicidas, mientras que B.
bassiana se presenta en áreas de pasto no tratadas (Mietkiewski et al., 1997); los
plaguicidas afectan también macro y microorganismos que interactúan con los hongos,
tal es el caso de Trichoderma sp. (Smith, 1995), por lo que surge la necesidad de
desarrollar procedimientos de prueba secuenciales si los HEPs se van a utilizar en
conjunto con plaguicidas, pues éstos matan los HEPs en el área tratada o limitan su
colonización en un manejo integrado de plagas (Mietkiewski et al., 1997).

53
En el campo, la aplicación de fungicidas es perjudicial para la sobrevivencia del hongo
E. muscae (Carruthers y Haynes, 1986).

III. MATERIALES Y MÉTODOS

54
3. 1 Lugar de la experimentación

El presente trabajo se llevó a cabo en el Laboratorio de Control Biológico de la


Facultad de Ciencias Biológicas (FCBA) de la Universidad de Colima, Campus
Tecomán, localizado en el crucero de Tecomán, en el Km 260 de la carretera Jiquilpan
–Manzanillo, durante el periodo de Julio de 1999 a Agosto del 2002.

3.2 El insecto plaga

Las larvas del tercer estadio de la mosca Mexicana de la fruta A. ludens que se utilizaron
fueron proporcionadas por el Laboratorio de Producción Masiva de Moscas de la Fruta
(MOSCAFRUT) (SAGAR- USDA), ubicado en Metapa de Domínguez, Chiapas,
México.

3.3 Cría de Galleria mellonella

Las larvas de G. mellonella se obtuvieron de apiarios del municipio de Tecomán, Colima


para su reproducción en laboratorio. El método para la cría de G. mellonella ha sido
utilizado por Akhurst y Bedding, (1978) y Woodring y Kaya, (1988) para la
reproducción de entomopatógenos.

Las larvas se seleccionaron por tamaños de acuerdo a sus instar, y grupos de 40 larvas
se colocaron en frascos de vidrio de 500 mL, con tapa perforada. Cada frasco contenía
115 g de dieta semisintética y tres trozos de cera estampada de 3 x 7 cm (ancho y largo
respectivamente) como substrato de alimentación de las larvas y de oviposición de los
adultos respectivamente; los frascos con las larvas fueron incubados hasta la
emergencia de los adultos a 30±1°C y 70% HR. La dieta empleada fue la propuesta por
(Woodring y Kaya, 1988), con las siguientes modificaciones: se agregó polen de abeja

55
y una mezcla de vitaminas de uso veterinario, como suplemento alimenticio (cuadro 8).
Los ingredientes y cantidades se muestran en el cuadro 9.

Cuadro 8. Composición de la fuente de vitaminas utilizadas en la dieta de larvas de G.


mellonella.
Composición Cantidad

vitamina a palmitato 156.250 U.I.


vitamina d 3 150,000 U.I.
vitamina e 36 U.I.
riboflavina 88 mg
Acido d-pantoténico 160 mg
Niacina 360 mg
cianocobalamina 0.5 mg
tiamina clorhidrato 18.7 mg
menadiona bisulfito 19.2 mg
Acido fólico 3.0 mg
sacarosa c.s.o. 100 g
Vitaminas Geymix plus (Ciba Geigy)

Cuadro 9. Ingredientes utilizados en la dieta para el cultivo de G. mellonella.


Ingredientes Cantidad

Agua destilada 100 mL


Miel de abeja 100 mL
Glicerina 100 mL
Vitaminas geymix plus 5g
Germen de trigo 1,200 mL
Polen de abeja 200 g

56
Los trozos de cera con las oviposturas fueron retiradas de los frascos de oviposición y
se colocaron en otros con dieta, para la posterior emergencia de larvas. Las larvas del
último estadio se desarrollaron en 4- 5 semanas, y eran de 1.5 – 2 cm de longitud. Esta
técnica tiene la ventaja de producir grandes cantidades de larvas con relativa facilidad en
laboratorio, de edades uniformes. La colecta de oviposturas se realizó cada ocho días.

3.4 El hongo entomopatógeno

En este estudio se utilizó el hongo entomopatógeno M. anisopliae con sus aislados


Ma2ARSEF3290 obtenido de Diatraea saccharalis (F.) (Lepidoptera:Pyralidae) de un
cultivo de Saccharum officinarum L. (Gramineae) en el municipio de Cuahutémoc,
Colima, México; Ma8ARSEF3295, aislada de Anticarsia gemmatalis (Hübner)
(Lepidoptera:Noctuidae) de un cultivo de Glycine max L. (Soya max)
(Papilionaceae:Leguminosae) en el Estado de Tamaulipas, México y Ma16 aislada a
partir de suelo con monocultivo de maíz (Zea mays L.) en el municipio de Colima,
Colima, México (Lezama-Gutierrez et al., 2000). Estos aislados forman parte de la
Micoteca del Laboratorio de Control Biológico, de la FCBA de la Universidad de
Colima, México. Dos de ellos están depositados en USDA- Agricultural Research
Service Entomopathogenic Fungi collection (ARSEF), en Ithaca, NY.

Previo al inicio de los ensayos, se inocularon larvas del quinto estadio de G. mellonella
con el propósito de recuperar equipamiento enzimático y virulencia, de acuerdo a las
recomendaciones de Schaerffenberg, (1964) y Aizawa, (1971). La inoculación se
realizó por inmersión directa, durante 30 segundos, en la suspensión de conidios
correspondiente a cada uno de los aislados señalados. Estas larvas son susceptibles a la
infección de varias especies de hongos Hyphomycetes entomopatógenos (Maxwell,
Chen, Webster y Dunphy, 1994; Strasser, Vey y Butt, 2000). Las larvas de G. mellonella
inoculadas se incubaron a 25°C en la obscuridad por seis dias.

57
Cuando se confirmó la presencia de conidios en la superficie del insecto muerto, se
tomaron con un asa estéril y se colocaron en un medio de cultivo a base de Saboraud
dextrosa agar (SDA), para su multiplicación (Harrison y Gardner, 1991; Vanninen,
1996; Chandler et al., 1997; Mietkiewski et al. 1997; Bidochka et al., 1998; Wagner y
Lewis, 2000), incubando por 21 días a 25±1°C y 96% HR.

3.4.1 Multiplicación y cuantificación de los conidios

Los aislados fueron multiplicados en SDA, con 1% de extracto de levadura


(Moorhouse, Gillespie y Charnley, 1993a), 500 ppm del antibiótico cloranfenicol
(Sneh, 1991) y se incubaron en laboratorio a 25±1°C y 96% HR, durante 21 días.

Después del periodo de incubación, los conidios de cada aislado se colectaron con
ayuda de un asa estéril y por raspado se colocaron en agua destilada estéril (ADE) con
Tween 80 al 0.1% (vol:vol), para romper la tensión superficial de los conidios
(Rombach, Rombach, Aguda y Roberts, 1987; Lacey, Lacey y Roberts, 1988). La
suspensión así obtenida se homogenizó en un mezclador vortex (Moorhouse, Gillespie y
Charnley, 1994).

La concentración de los conidios en la suspensión se determinó con el apoyo de un


hemocitómetro de Neubauer (Hall, 1980; Samuels, Pinnock y Allsopp, 1989;
Moorhouse et al., 1993a; Moorhouse, Gillespie y Charnley, 1993b) y se ajustó por
dilución a 1x 108 conidios /mL, con Tween 80 al 0.1% (v/v).

3.5 Experimentos

Para evaluar la influencia de la temperatura y humedad sobre la mortalidad de larvas de


la mosca Mexicana de la fruta, expuestas a los aislado de M. anisopliae se utilizaron las
técnicas propuestas por: Ferron (1977), Maniania (1983), Fargues et al., (1992) y
Sandhu et al., (1993). Para los experimentos de humedad relativa y humedad de suelo,

58
se propone 25°C como temperatura óptima para el crecimiento de los aislados de M.
anisopliae (Ferron, 1977; Maniania, 1983; Fargues et al., 1992).

3.5.1 Efecto de la temperatura a humedad relativa constante de 96%, sobre la


patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en larvas del tercer estadio de
A. ludens

El estudio se realizó en desecadores de vidrio de 9 L de capacidad, dentro de los cuales


se aumentó la tensión de vapor de agua del aire, al agregar 1L de agua destilada para
obtener la humedad relativa de 96% (Maniania, 1983).

Los ensayos para evaluar el efecto de la temperatura ambiental, sobre los aislados de M.
anisopliae, se realizaron con base en estudios antes citados de donde se hace la
propuesta de siete tratamientos de temperatura: 10, 15, 20, 25, 30, 35 y 37°C ±1°C
(Ferron, 1977; Maniania, 1983; Fargues et al., 1992; Sandhu et al., 1993; Moorhouse et
al., 1994) para identificar las repercusiones en la patogenicidad del hongo M. anisopliae
a 96% HR (cuadro 10).

Cuadro 10. Propuesta de tratamientos para evaluar el efecto de la temperatura sobre los
aislados de M. anisopliae sobre el tercer estadio larval de A. ludens.
T° Referencia

15, 20, 25, 30, 35°C Maniania, 1983.


5T° de Maniania + 37°C Fargues et al., 1992.
20, 30°C Sandhu, Rajak y Agarwal, (1993).
Propuesta : siete
tratamientos de T°
10, 15, 20, 25, 30, 35 y Maniania, 1983; Fargues et al., 1992. Sandhu et al.,
37°C 1993.

59
En cada temperatura se utilizaron cuatro grupos de 25 larvas inoculadas para cada uno
de los aislados. Larvas del tercer estadio de la mosca de la fruta se inocularon por
inmersión directa, durante 30 segundos en una suspensión de conidios ajustada a 1x108
conidios/mL, proveniente de cada uno de los aislados (Moorhouse et al., 1993a). Cada
grupo de 25 larvas inoculadas se colocó en cajas de petri (60 x 15 mm ancho y alto)
sobre una capa doble de papel filtro (Whatman No.1) húmeda con agua destilada estéril
(Moorhouse et al., 1994). El tratamiento testigo estuvo constituido por el mismo
número de larvas, pero solamente se le aplicó agua destilada estéril. Los grupos de 25
larvas inoculadas con una de los tres aislados de M. anisopliae, más el testigo, con sus
cuatro repeticiones (Wagner y Lewis, 2000), se colocaron dentro de una incubadora
(Terlab) regulada a cada una de las siete temperaturas señaladas; la incubación se realizó
hasta la emergencia de los adultos. Cada cuarenta y ocho horas se registró el número de
larvas muertas. Las larvas vivas restantes permanecieron en cada desecador y se
regresaron a la incubadora (Moorhouse et al., 1994).

Con el propósito de confirmar la muerte de la larva por hongo, éstas se incubaron, en


forma separada, dentro de una caja de petri 60x15 mm, sobre una capa de papel filtro
húmeda con agua destilada estéril a 25± 1°C (Sandhu et al., 1993). La muerte resultado
de la infección de M. anisopliae se confirmó por la presencia o ausencia de conidios de
M. anisopliae sobre los cadáveres. Los hongos fueron identificados por examen al
microscopio de las estructuras esporulantes (Bidochka et al., 1998).

La mortalidad total se determinó con la mortalidad acumulada hasta la emergencia de


los adultos. A los porcentajes de mortalidad se les practicó la transformación angular
(arco seno de la raíz cuadrada de %) y fueron sometidos a un análisis de varianza y
separación de prueba de medias, de Tukey al 0.05 de probabilidad (SAS Institute, 1985).
Un segundo análisis estadístico, aplicable para calcular la influencia de la temperatura
sobre la patogenicidad de los aislados de M anisopliae mediante análisis de regresión de
los porcentajes de mortalidad con los tratamientos de temperatura señalados. El factor
temperatura se le consideró como un tratamiento fijo y el factor aislados se le

60
consideró como un tratamiento aleatorio, lo cual obliga a obtener la F calculada de los
aislados al dividir cuadrados medios del factor aleatorio entre los cuadrados medios de
la interacción, con sus grados de libertad correspondientes (Zar, 1999).

3.5.2 Efecto de la humedad relativa a temperatura constante de 25°C, sobre la


patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en larvas del tercer estadio de
A. ludens

La influencia de la higrometría a 25± 1°C, sobre la patogenicidad de los aislados de M.


anisopliae en larvas de la mosca Mexicana de la fruta se estudió en desecadores de
vidrio de 9 L de capacidad, dentro de los cuales se fijó la tensión de vapor de agua del
aire, con el uso de soluciones acuosas de glicerina para obtener la humedad relativa de:
35, 53, 75, 84, 90, 95 y 100% (Stevens, 1916; Ferron, 1977; Hall, 1980; Maniania,
1983; Sandhu et al., 1993) (cuadro 11).

En cada desecador, la HR se comprobó con un higrómetro cada 24 h; el ADE se agregó


siempre que fue necesario de modo que se mantuvo la HR propuesta (Sandhu et al.,
1993). El porcentaje de glicerina que se utilizó para lograr la respectiva HR se muestra
en el cuadro 11.

Cuadro 11. Humedades relativas (ID) que se utilizaron dentro de los desecadores en
función de las concentraciones de glicerina.

HR% % Glicerina

100 0
95 10

61
90 40
84 50
75 60
53 79.3
35 1 90
1
Tratamiento propuesto con 1L de disolución glicerina.

El desecador de vidrio estuvo dividido por una reja de cerámica, bajo la cual se
pusieron 1.5L de la solución de glicerina, y sobre el enrejado se colocaron cajas de
petri de plástico de 60x15 mm de diámetro y alto, respectivamente, distribuidas de
manera homogénea de tal manera que las cajas no queden una sobre otra. Las tapas de
las cajas de petri se perforaron, para permitir el intercambio de humedad entre la caja y
el ambiente en el interior del desecador; estas tapas estuvieron forradas internamente
con una malla de tela de algodón (Ferron, 1977; Sandhu et al., 1993), para evitar el
escape de las larvas.

Una capa de papel filtro (Whatman No.1) se inoculó, por inmersión, en una suspensión
acuosa de 1x10 8 conidios/ mL, correspondiente a cada uno de los aislados en estudio.
Una vez inoculada la capa de papel filtro se secó al aire en una cámara de flujo laminar
sin luz, y se colocó dentro de cajas de petri de plástico (Ferron, 1977; Sandhu et al.,
1993); sobre el papel, se adicionó un grupo de 25 larvas, que se inocularon de manera
indirecta al caminar sobre el papel filtro inoculado con el hongo. Para cada uno de los
tres aislados, se utilizaron cuatro repeticiones (Wagner y Lewis, 2000), cada una
formada por un grupo de 25 larvas. Las cajas con las larvas se colocaron dentro de los
desecadores ajustados a cada uno de los siete tratamientos de humedad relativa
señalados (Ferron, 1977; Maniania, 1983; Sandhu et al., 1993). El tratamiento testigo
estuvo formado por el mismo número de larvas colocadas sobre una capa de papel filtro
humedecido con Tween 80 al 0.1% (Ravallec, Riba y Vey, 1989).

62
Cuarenta y ocho horas después, las larvas se cambiaron a otras cajas de petri, con tapa
perforada y capa de papel filtro no tratado con el hongo y se guardaron en el mismo
desecador y humedad relativa correspondiente. Los desecadores se colocaron en
incubadoras (Te rlab) reguladas a 25±1°C sin luz, en la fase de inoculación y
posteriormente, en la oscuridad hasta la emergencia de los adultos (Ferron, 1977;
Maniania, 1983; Maniania y Fargues, 1984; Sandhu et al., 1993).

Cada 72 h se registró el número de larvas muertas. Las larvas vivas restantes se


recolocaron en cada caja de petri y se regresaron al desecador y nivel de humedad
correspondiente hasta la emergencia de adultos (Ferron, 1977; Sandhu et al., 1993). La
mortalidad total se determinó con la mortalidad acumulada hasta la emergencia de los
adultos.

Con objeto de corroborar la muerte de la larva por el hongo, las larvas o pupas muertas
se incubaron en cajas de petri estériles, sobre papel filtro humedecido con agua
destilada estéril a 25±1°C y atmósfera saturada por cuatro días (Sandhu et al., 1993).

A los datos de mortalidad que se obtuvieron se les practicó una transformación angular
arco seno de la raíz cuadrada de %, y se sometieron al análisis de varianza y separación
de prueba de medias con la prueba de Tukey al 0.05 de probabilidad (SAS Institute
1985). Un segundo análisis estadístico, aplicable para calcular la influencia de la HR
sobre la patogenicidad de los aislados de M anisopliae mediante análisis de regresión de
los porcentajes de mortalidad con los tratamientos de HR señalados. El factor humedad
relativa se le consideró como un tratamiento fijo y el factor aislados se le consideró
como un tratamiento aleatorio, lo cual obliga a obtener la F calculada de los aislados al
dividir cuadrados medios del factor aleatorio entre los cuadrados medios de la
interacción, con sus grados de libertad correspondientes (Zar, 1999).

3.5.3 Efecto de la humedad del suelo a temperatura constante de 25°C, sobre la


patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en larvas del tercer estadio de
A. ludens

63
Para evaluar el efecto de la humedad del suelo a temperatura constante, sobre la
patogenicidad de aislados de M. anisopliae, se realizó a porcentajes de humedad
comprendidos entre el punto de marchitez permanente (PMP) y capacidad de campo
(CC) de un suelo migajón arenoso, con cuatro tratamientos que fueron: 5, 10, 15 y 20%
de contenido de agua (peso: vol) (Quintela y McCoy, 1998).

El dispositivo estuvo constituido por desecadores de vidrio de 9 L de capacidad, dentro


de los cuales se colocaron vasos de plástico (5 cm alto x 6 cm diámetro) distribuidos al
azar (Kung, Gaugler y Kaya, 1991).

El suelo se colectó en huertos de mango de la FCBA de la Universidad de Colima,


México. El suelo está caracterizado como migajón arenoso con 75.88% de arena,
19.28% de limo y 4.84% de arcilla. El suelo fue secado al aire, tamizado con una malla
de 2 mm Ø y esterilizado, a 121°C por 24h (Kung, Gaugler y Kaya, 1991). El suelo fue
analizado en el laboratorio de suelos de la Facultad de Ciencias Biológicas de la
Universidad de Colima (cuadro 12).

Cuadro 12. Análisis físico químico del suelo utilizado en el experimento.


Determinación Valores

pH (1: 2) 7.37
pH (extracto) 7.11
C.E. (mmhoms/ cm) 0.24
M. O. (%) 1.16
Nitrógeno (%) 0.05
Fósforo (Olsen) 5 ppm
Potasio (Olsen) 50 ppm
Calcio (Olsen) 480 ppm
Arcilla (%) 4.84
Limo (%) 19.28
Arena (%) 75.88

64
Textura Migajón arenoso
Laboratorio de Suelos de la FCBA, 1998.

La inoculación del suelo se realizó con la adición de una suspensión de 1x10 8 esporas/
g. La titulación de M. anisopliae se determinó con el número medio de UFC que
apareció sobre las repeticiones de agar en cajas, multiplicando por la dilución, y
ajustando por el peso seco de muestra y las concentraciones resultantes se
determinaron con re-aislamiento de conidios en el medio agar selectivo SDA, para
obtener la concentración de 1x10 6 UFC/gss, con cada una de los aislados en estudio
(Krueger et al., 1992).

Del suelo inoculado con M. anisopliae, se colocaron 90 g en cada vaso y se adicionó un


grupo de 25 larvas del tercer estadio de A. ludens, las cuales se inocularon de manera
indirecta al penetrar en el suelo. Para cada una de los tres aislados, se utilizaron cuatro
repeticiones, cada una formada por un grupo de 25 larvas, las cuales se colocaron
dentro de los desecadores para cada uno de los cuatro tratamientos de humedad de
suelo señalados. El tratamiento testigo estuvo formado por el mismo número de larvas
colocadas sobre 90 g de suelo humedecido solamente con agua destilada estéril con
Tween 80 al 0.05%, sin conidios (Ravallec, Riba y Vey, 1989)

Los desecadores se colocaron en incubadoras (Terlab) reguladas a 25±1°C y 12 h de


foto periodo, en la fase de inoculación y posteriormente, en la oscuridad hasta la
emergencia de los adultos (Ferron, 1977; Maniania, 1983; Maniania y Fargues, 1984;
Sandhu et al., 1993). El contenido de humedad del suelo de cada desecador fue checado
y ajustado cada 24 h, si era necesario (Krueger et al., 1992).

Cada 48 h se registró el número de larvas muertas, y las vivas restantes se recolocaron


en cada vaso y se regresaron al desecador e incubadora correspondiente, hasta la
emergencia de adultos (Ferron, 1977; Sandhu et al., 1993). Las larvas muertas se
contaron como infectadas sólo cuando se observó el crecimiento externo del hongo. La
mortalidad total se determinó con la mortalidad acumulada hasta la emergencia de los

65
adultos. A los datos de mortalidad se les practicó la transformación angular arco seno
de la raíz cuadrada del porcentaje, y se sometieron al análisis de varianza y separación
de prueba de medias con la prueba de Tukey al 0.05 de probabilidad (SAS Institute
1985). Un segundo análisis estadístico, aplicable para calcular la influencia de la
humedad de suelo sobre la patogenicidad de los aislados de M anisopliae mediante
análisis de regresión de los porcentajes de mortalidad con los tratamientos de humedad
de suelo señalados. Al factor humedad de suelo se consideró como un tratamiento fijo,
y el factor aislados se le consideró como un tratamiento aleatorio, lo cual obliga a
obtener la F calculada de los aislados al dividir cuadrados medios del factor aleatorio
entre los cuadrados medios de la interacción, con sus grados de libertad
correspondientes (Zar, 1999).

IV. RESULTADOS

4.1 Efecto de la temperatura a humedad relativa constante de 96%, sobre la


patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en larvas del tercer estadio de
A. ludens

Se encontró que la temperatura a humedad relativa constante afecta la patogenicidad de


los aislados de M. anisopliae sobre larvas del tercer estadio de A. ludens con
mortalidades que oscilaron entre 58.75 y 100%. El análisis de varianza mostró
diferencias estadísticas para los factores de estudio temperatura, aislados e interacción
temperatura-aislados (cuadro 13).

66
Cuadro 13. Valores del análisis de varianza de la mortalidad de larvas de A. ludens por
M. anisopliae bajo la influencia de la temperatura.
FV GL SC CM F P>F
Tratamientos 27 53299.02971 1974.03814 30.24 0.0001
Temperatura 6 41259.65149 6876.60858 19.39 0.0001
Aislados 3 5655.05844 1885.01948 28.88 0.0001
T*A 18 6384.31979 354.68443 5.43 0.0001
Error 84 5483.05380 65.27445
Total 111 58782.08351

R 2 : 0.906722 C V: 12.79648 RESM: 8.079260

Con respecto al factor temperatura, la prueba de medias de Tukey separó a las


mortalidades obtenidas en las diferentes temperaturas en tres grupos; las temperaturas
en las que el hongo M. anisopliae mostró mayor patogenicidad fueron a 35 y 37°C; un
segundo grupo se formó con la mortalidad obtenida a la temperatura de 30°C, y el
tercer grupo estuvo constituido por las mortalidades a las temperaturas de 10, 15, 20 y
25°C (Figura 1) (Cuadro 14).

A las temperaturas de 35 y 37°C, la mortalidad fue de 100% y ninguna larva muerta


presentó crecimiento superficial del hongo, ni esporulación. A las temperaturas
comprendidas entre 10 y 30°C se encontraron mortalidades comprendidas entre 58.75
y 91% y las larvas muertas presentaron micosis (Figura 1) (Cuadro 14).

67
120
Porcentaje de mortalidad
a a
100 b

80
c c c
c
60

40

20

0
10 15 20 25 30 35 37
Temperatura

Figura 1. Porcentaje de mortalidad en larvas de tercer estadio de A. ludens, inoculadas


con el hongo M. anisopliae expuestas a diferentes temperaturas.

En lo que respecta al efecto de la temperatura sobre la patogenicidad de los aislados de


M. anisopliae en larvas del tercer estadio de A. ludens, también se encontró que ésta es
afectada por la temperatura. La prueba de medias de Tukey separó a las mortalidades
obtenidas en los diferentes aislados en tres grupos; el aislado de M. anisopliae que
mostró mayor patogenicidad fue Ma16 (Figura 2). La mortalidad osciló entre 76 a 87%.
El aislado Ma16 causó 87.4%, ARSEF3290 y ARSEF3295 lograron un 80 y 76%,
respectivamente y ninguna de las larvas muertas en el testigo presentó micosis (Figura
2).

Cuadro 14. Porcentajes de mortalidad con transformación angular (TA) de L3 de A.


ludens por aislados de M. anisopliae a diferentes temperaturas (T°).

68
Temperatura Aislados Valores Desv estándar Porcentaje de
TA mortalidad
10°C 53.0662 ± 15.1120c 63.89± 6.80
Testigo 36.4500 ± 9.4461 35.30± 2.69
ARSEF3290 49.1750 ± 8.8635 57.26± 2.37
ARSEF3295 55.3425 ± 9.7673 67.66± 2.87
Ma16 71.2975 ± 6.3461 89.71± 1.22
15°C 50.0400 ± 12.7223c 58.75± 4.84
Testigo 34.8650 ± 5.9794 32.67± 1.08
ARSEF3290 56.0250 ± 11.4189 68.77± 3.91
ARSEF3295 48.6675 ± 6.4905 56.38± 1.27
Ma16 60.6025 ± 9.7441 75.90± 2.86
20°C 52.1050 ± 13.9088c 62.27± 5.77
Testigo 36.2050 ± 4.2051 34.88± 0.53
ARSEF3290 62.1925 ± 12.8495 78.23± 4.94
ARSEF3295 55.5900 ± 10.7457 68.06± 3.47
Ma16 54.4325 ± 13.1470 66.16± 5.17
25°C 52.5556 ± 20.1942c 63.03± 11.91
Testigo 33.2525 ± 11.1147 30.06± 3.71
ARSEF3290 59.5150 ± 22.2455 74.26± 14.33
ARSEF3295 42.6625 ± 7.9659 45.92± 1.92
Ma16 74.7925 ± 2.4450 93.11± 0.18
30°C 72.1587 ± 11.8408b 90.61± 4.21
Testigo 60.8550 ± 11.2433 76.28± 3.8
ARSEF3290 72.2450 ± 4.9009 90.70± 0.72
ARSEF3295 76.9800 ± 9.6061 94.92± 2.78
Ma16 78.5575 ± 14.2250 96.06± 6 .03
35°C 90.0000 ± 0.0000a 100± 0 .00
Testigo 90.0000 ± 0.0000 100± 0.00
ARSEF3290 90.0000 ± 0.0000 100± 0.00
ARSEF3295 90.0000 ± 0.0000 100± 0.00
Ma16 90.0000 ± 0.0000 100± 0 .00
37°C 88.5575 ± 3.9416a 99.9± 0.47
Testigo 90.0000 ± 0.0000 100± 0.00
ARSEF3290 90.0000 ± 0.0000 100± 0.00
ARSEF3295 87.1150 ± 5.7700 99.74± 1.01
Ma16 87.1150 ± 5.7700 99.74± 1.01

69
100
Porcentaje de mortalidad
a
90 b b
80
70
c
60
50
40
30
20
10
0
Testigo ARSEF3290 ARSEF3295 Ma.16
Aislados de M. anisopliae

Figura 2. Porcentaje de mortalidad en larvas de tercer estadio de A. ludens por los


aislados del hongo M. anisopliae expuestos a diferentes temperaturas.

En la interacción temperatura- aislados se encontró que éstos modificaron su


patogenicidad de acuerdo a la temperatura a que se les sometió. A las temperaturas de
35 y 37°C, la mortalidad en el testigo fue 100% y a 30°C se redujo a 76%; a
temperaturas comprendidas entre 10 y 25°C los aislados produjeron mortalidad que
osciló entre 46 a 93%; en estas temperaturas la mortalidad en los testigos osciló entre
30 y 35% (Figura 3) (cuadro 14). En todas las temperaturas, en el testigo no se
presentó micosis en las larvas muertas.

El aislado ARSEF3290 en las temperaturas de 10 a 37°C manifestó incremento en su


capacidad de matar de 57 a 100% mientras que el aislado ARSEF3295 en el rango de
25 a 37°C, el incremento fue de 46 a 100% y a las temperaturas de 10 a 20°C la
mortalidad osciló entre 56 a 68%. El aislado Ma16 en las temperaturas de 20 a 37°C
mostró aumento en su patogenicidad de 66 a 100% de mortalidad, mientras que de 10 a
15°C disminuyó de 90 a 76% (Figura 3) (cuadro 14).

Además, se encontraron interacciones entre la temperatura con los aislados. El aislado


ARSEF3290 mostró interacción con el aislado ARSEF3295 en el rango de 10-15°C, a
30°C y a 35°C, mientras que con el aislado Ma16 las interacciones se manifestaron en

70
el rango de 15-20°C, entre 20-25°C y a 35°C. Las interacciones del aislado
ARSEF3295 con Ma16 se manifestaron solamente a 20°C y 35°C (Figura 3).

120
Porcentaje de mortalidad

100

80

60
Testigo
40 ARSEF3290
ARSEF3295
20
Ma.16
0
10° 15° 20° 25° 30° 35° 37°
Temperatura

Figura 3. Porcentaje de mortalidad total en larvas de tercer estadio de A. ludens por


diferentes aislados del hongo M. anisopliae expuestos a diferentes temperaturas.

El análisis de regresión entre la temperatura y la mortalidad total y con los aislados,


permitieron determinar asociación significativa con mortalidad total y con la
mortalidad con el aislado ARSEF3290 mientras que no hubo asociación significativa
con los aislados ARSEF3295 y Ma16 (cuadro 15).

Cuadro 15. Análisis de correlación y regresión entre el porcentaje de mortalidad de L3


de A. ludens con los valores de temperatura.
Variable Variable r2 r Y= a + bx Prob >F
independient dependiente
e

temperatura Mortalidad 0.7895 0.8885 Y= 0.0075


36.1397+1.6597x
temperatura ARSEF3290 0.8864 0.9414 Y= 41.0175+ 0.0015
1.5864x

71
temperatura ARSEF3295 0.5192 0.7205 Y= 0.0678
38.0915+1.5427x
temperatura Ma16 0.4332 0.6581 Y= 68.0777- 0.1080
0.8166x

Por otro lado, se encontró que la temperatura influyó en la esporulación de los aislados
de M. anisopliae sobre el cadáver del insecto, con porcentajes de larvas con fungosis
que oscilaron entre 8 y 92%. En las temperaturas de 35 y 37°C no se manifestó
micosis.

En las temperaturas comprendidas entre 20 y 30°C se manifestaron micosis en las


larvas de 31 al 92%. En las temperaturas de 10 y 15°C se presentaron porcentajes de
larvas micosadas que oscilaron de 8 a 36% (Figura 4).

En los tres aislados del hongo M. anisopliae, la micosis se presentó entre las
temperaturas de 10 y 30°C. El aislado ARSEF3290 exteriorizó a las temperaturas de 20
a 30°C con porcentajes que oscilaron de 39 a 68% y a las temperaturas de 10 y 15°C se
obtuvo un 12 y 13% respectivamente (Figura 4). En el aislado ARSEF3295 a los 25 y
30C° de temperatura presentó esporulación con porcentajes de 31 a 59% y en las
temperaturas comprendidas entre 10 y 20°C se obtuvieron porcentajes que variaron de
8 a 36% (Figura 4). El aislado Ma16 en las temperaturas entre 25 y 30°C manifestó
porcentajes de micosis de 92 y 55% y en el rango de temperaturas entre 10 y 20°C los
porcentajes de fungosis fluctuaron de 16 a 43% (Figura 4). Los aislados ARSEF3290 y
ARSEF3295 a los 30°C manifestaron los porcentajes más grandes de micosis con 68 y
59% respectivamente, mientras que el aislado Ma16 a 25°C se manifestó con 92% de
micosis (Figura 4).

72
% mortalidad con micosis
100
ARSEF3290
90
ARSEF3295
80
Ma.16
70
60
50
40
30
20
10
0
10° 15° 20° 25° 30° 35° 37°
Temperatura

Figura 4. Porcentaje de mortalidad con micosis en larvas de tercer estadio de A. ludens


por diferentes aislados del hongo M. anisopliae a diferentes temperaturas.

En lo que respecta al porcentaje de mortalidad total comparado con el grado de


fungosis que se manifestó con los diferentes aislados en las larvas de A. ludens, se
encontró que en el aislado ARSEF3290 del hongo M. anisopliae, la micosis se
desarrolló a las temperaturas de 10, 15, 20 y 25°C con porcentajes de 12, 13, 50 y
39%, respectivamente; a la temperatura de 30°C la fungosis se incrementó al
porcentaje de 68% (Figura 5). El aislado ARSEF3295 manifestó un aumento gradual de
micosis conforme se incrementó la temperatura. A las temperaturas comprendidas
entre 10 y 20°C se obtuvieron porcentajes que oscilaron entre 8 y 36%, a 25C°
disminuyó a 31%, mientras que a 30°C incrementó la micosis a 59% (Figura 6). El
aislado Ma16 expresó micosis más alta que los demás aislados. A las temperaturas
entre 10 y 20°C se obtuvieron porcentajes que oscilaron 16 y 43%; a 25°C la micosis
fue muy similar a la mortalidad total con 92%, mientras que a 30°C disminuyó a 55%
de micosis (Figura 7).

73
120
Total
Porcentaje de mortalidad
100 micosis

80

60

40

20

0
10 15 20 25 30 35 37
Temperatura

Figura 5. Porcentaje de mortalidad total y con micosis acumulada en larvas de tercer


estadio de A. ludens por el aislado ARSEF3290 del hongo M. anisopliae a diferentes
temperaturas.

120
total
Porcentaje de mortalidad

micosis
100

80

60

40

20

0
10 15 20 25 30 35 37
Temperatura

Figura 6. Porcentaje de mortalidad total y con micosis acumulada en larvas de tercer


estadio de A. ludens por el aislado ARSEF3295 del hongo M. anisopliae a diferentes
temperaturas.

74
120
Porcentaje de mortalidad

total
100 micosis

80

60

40

20

0
10 15 20 25 30 35 37
Temperatura

Figura 7. Porcentaje de mortalidad total y con micosis acumulada en larvas de tercer


estadio de A. ludens por el aislado Ma16 del hongo M. anisopliae a diferentes
temperaturas.

4. 2 Efecto de la humedad relativa a temperatura constante de 25°C, sobre la


patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en larvas del tercer estadio de
A. ludens

Se encontró que la humedad relativa a temperatura constante de 25° afecta la


patogenicidad de los aislados de M. anisopliae sobre larvas del tercer estadio de A.
ludens, con mortalidades que oscilaron entre 46 y 81%. El análisis de varianza señaló
diferencias estadísticas para el factor de estudio humedad relativa, aislados e
interacción humedad relativa-aislados (Cuadro 16).

Cuadro 16. Análisis de varianza de la mortalidad de larvas de A. ludens por M. anisopliae


bajo la influencia de la humedad relativa e inoculación directa.

75
FV GL SC CM F P>F
Tratamientos 27 32327.31590 1197.30800 10.48 0.0001
HR 6 5358.87349 893.14558 3.63 0.01
Aislados 3 22548.61365 7516.20455 65.79 0.0001
HR*A 18 4419.82876 245.54604 2.15 0.0103
Error 84 9596.21720 114.24068
Total 111 41923.53310
R 2 : 0.771102 C V: 19.50161 RESM: 10.68834

La prueba de diferencia entre medias de Tukey señaló que existe similitud en los
tratamientos de humedad relativa evaluados de 75 a 100%; en los tratamientos de
humedad en los que el hongo M. anisopliae mostró mayor patogenicidad fueron a 95 y
100% (Figura 8) (Cuadro 17).

En la humedad de 90 y 100%HR, se presentaron mortalidades comprendidas entre 71 y


81%. En la humedad comprendida entre 35 a 84% se encontraron mortalidades de 46 a
67%, respectivamente (Figura 8) (Cuadro 17).

Cuadro 17. Porcentajes de mortalidad con transformación angular (TA) de L3 de A.


ludens por aislados de M. anisopliae a diferente humedad relativa (HR).
% HR aislados ValoresTA Desv estándar Porcentaje de mortalidad
35% 42.7443 ± 13.9042c 46.066± 5.77
Testigo 27.3450 ± 13.2088 21.09± 5.22
ARSEF3290 50.9450 ± 8.0352 60.30± 1.95
ARSEF3295 51.8350 ± 11.8017 61.81± 4.18
Ma16 40.8525 ± 8.2161 42.78± 2.04
53% 48.0025 ± 16.3078bc 55.23± 7.88
Testigo 30.2925 ± 14.4873 25.44± 6.25
ARSEF3290 63.3975 ± 8.2218 79.94± 2.04
ARSEF3295 46.2425 ± 8.3789 52.16± 2.12
Ma16 52.0775 ± 14.8851 62.22± 6.59
75% 54.3550 ± 12.8733ab 66.038± 4.96
Testigo 37.4075 ± 3.6450 36.90± 0.40
ARSEF3290 67.5950 ± 5.4691 85.47± 0.90

76
ARSEF3295 54.5750 ± 7.9826 66.40± 1.92
Ma16 57.8425 ± 9.4192 71.67± 2.67
84% 55.0287 ± 20.9693ab 67.148± 12.8
Testigo 26.1175 ± 10.2657 19.37± 3.17
ARSEF3290 73.2325 ± 13.9689 91.67± 5.82
ARSEF3295 53.2650 ± 5.9298 64.22± 1.06
Ma16 67.5000 ± 9.7495 85.35± 2.86
90% 57.5700 ± 24.4722ab 71.24± 17.16
Testigo 24.2375 ± 3.0030 16.85± 0.27
ARSEF3290 80.4725 ± 12.5968 97.26± 4.75
ARSEF3295 61.2575 ± 9.0463 76.87± 2.47
Ma16 64.3125 ± 22.0316 81.21± 14.07
95% 62.0350 ± 17.6151a 78.01± 9 .15
Testigo 45.1500 ± 10.7396 50.26± 3.46
ARSEF3290 72.3950 ± 12.0154 90.85± 4.33
ARSEF3295 52.3850 ± 10.4959 62.74± 3.31
Ma16 78.2100 ± 13.6139 95.82± 5 .54
100% 63.9168 ± 21.53491a 80.66± 13.47
Testigo 30.5400 ± 9.48221 25.82± 2.71
ARSEF3290 79.1625 ± 8.3148 96.46± 2.09
ARSEF3295 76.7175 ± 9.0381 94.72± 2.46
Ma16 69.2475 ± 5.1382 87.44± 0.80

100
ab ab a a
Porcentaje de

80
mortalidad

ab
c bc
60

40

20

0
35 53 75 84 90 95 100
Humedad relativa

Figura 8. Porcentaje de mortalidad en larvas de tercer estadio de A. ludens por el hongo


M. anisopliae a diferente humedad relativa y temperatura de 25°C.

77
En lo referente a patogenicidad de los aislados de M. anisopliae sobre larvas del tercer
estadio de A. ludens, se encontró que también ésta es afectada por la humedad relativa,
con mortalidades que oscilaron entre 70 y 88%. La prueba de medias separó las
mortalidades obtenidas en los diferentes aislados en tres grupos. El aislado
ARSEF3290 de M. anisopliae mostró la mayor patogenicidad, seguido por los aislados
ARSEF3295 y Ma16 (Figura 9). El aislado ARSEF3290 causó 88%, Ma16 y
ARSEF3295 lograron un 77 y 70% respectivamente, (Figura 9).

En cuanto a la interacción humedad- aislados se encontró que los aislados modificaron


su patogenicidad de acuerdo a la humedad relativa a que se les sometió. El aislado
ARSEF3290 en los tratamientos de humedad comprendidos entre 35 a 100% manifestó
incremento en su capacidad de matar de 60 a 96%. El aislado ARSEF3295 en la
humedad comprendida entre 90 a 100%HR causó mortalidad que osciló entre 63 y
95%, mientras que en los tratamientos de humedad comprendidos entre 35 y 84% la
mortalidad fluctuó entre 52 y 66%. El aislado Ma16 en los tratamientos de humedad
comprendidos entre 90 y 100%HR causó mortalidades que oscilaron de 81 a 96% y en
la humedad comprendida entre 35 y 84%HR mostró incremento paulatino en su
patogenicidad entre 43 a 85% de mortalidad (Figura 10) (Cuadro 17).
Porcentaje de mortalidad

a
100
b
b
80

60
c
40

20

0
Testigo ARSEF3290 ARSEF3295 Ma16
Aislados de M. anisopliae

78
Figura 9. Porcentaje de mortalidad en larvas de tercer estadio de A. ludens por los
aislados del hongo M. anisopliae expuestos a diferente humedad relativa y temperatura
de 25°C.
Porcentaje de mortalidad

Testigo
120 ARSEF3290
ARSEF3295
100
Ma16
80
60
40
20
0
35 53 75 84 90 95 100
Humedad relativa ID

Figura 10. Porcentaje de mortalidad total en larvas de tercer estadio de A. ludens por
diferentes aislados del hongo M. anisopliae expuestos a diferente humedad relativa y
temperatura de 25°C.
Además, se encontraron interacciones entre la humedad relativa con los aislados. El
aislado ARSEF3290 mostró interacción con el aislado ARSEF3295 a 35 y 100%HR,
mientras que con el aislado Ma16 las interacciones se manifestaron a 93 y 97%HR.
Las interacciones del aislado ARSEF3295 con Ma16 se manifestaron en el rango
comprendido entre 35-53% y a 98%HR (Figura 10).

El análisis de regresión entre la humedad relativa y la mortalidad total y con los


aislados, relativa, permitieron determinar asociación significativa con mortalidad total
y con la mortalidad con los aislados ARSEF3290 y Ma16, mientras que el aislado
ARSEF3295 la asociación no es significativa y tiene un rango amplio de tolerancia a la
HR (Cuadro 18).

Cuadro 18. Análisis de correlación y regresión entre el porcentaje de mortalidad de L3


de A. ludens con los valores de humedad relativa (HR).

79
Variable Variable r2 r Y= a + bx Prob >F
independient dependiente
e

HR Mortalidad 0.9725 0.9861 Y= 27.7309 + 0.0001


0.5076x
humedad ARSEF3290 0.8897 0.9432 Y= 48.2391+ 0.0014
relativa 0.4724x
humedad ARSEF3295 0.4357 0.6600 Y= 40.1599 0.1066
relativa +0.3644x
humedad Ma16 0.9140 0.9560 Y= 0.0008
relativa 21.5263+0.68104x

Con respecto al porcentaje de larvas que presentaron micosis sobre la superficie del
cadáver, se encontró que la humedad relativa influye en la esporulación de los aislados
de M. anisopliae, con porcentajes de larvas con micosis que oscilaron entre 26 y 93%.
En los tratamientos de humedad de 90 a 100% la micosis se manifestó en porcentajes
de 45 a 93%, mientras que en la humedad de 35 a 84% los porcentajes de larvas
micosadas oscilaron entre 26 y 83% (Figura 11).

La esporulación de los tres aislados del hongo se presentó en los siete tratamientos de
humedad relativa evaluados. El aislado ARSEF3290 en la humedad relativa comprendida
entre 75 y 100% mostró micosis con porcentajes que oscilaron de 78 a 93%, mientras
que en la humedad comprendida entre 35 y 53%HR mostró un aumento paulatino de
micosis con porcentajes de 48 y 67% (Figura 11). En el aislado ARSEF3295 los
tratamientos de humedad comprendidos entre 90 y 100% causaron micosis con
porcentajes que fluctuaron 45 a 86%; en la humedad comprendida entre 53 y 84%, la
micosis se incrementó conforme aumentó la HR, con porcentajes de 26 a 47% con un
incremento en la humedad de 35% con 54% de larvas con fungosis (Figura 11). En el

80
aislado Ma16 la humedad comprendida entre 90 y 100% causó porcentajes de micosis
de 67 a 75%. El nivel más alto de fungosis en Ma16 apareció en la humedad de 84%
con 80% de larvas micosadas, mientras que en la humedad comprendida entre 35 y 75%
la micosis se incrementó conforme aumentó la HR, con porcentajes que oscilaron
entre 31 a 58%. A HR superior a 84% la micosis se presentó entre 67 y 75% (Figura
11).

100
% mortalidad con micosis

ARSEF3290
90
ARSEF3295
80
Ma16
70
60
50
40
30
20
10
0
35 53 75 84 90 95 100
Humedad relativa ID

Figura 11. Porcentaje de mortalidad con micosis en larvas de tercer estadio de A. ludens
por diferentes aislados del hongo M. anisopliae a diferente humedad relativa y
temperatura de 25°C.

Al comparar la mortalidad total con el porcentaje de larvas con micosis se encontró que
en el aislado ARSEF3290 de M. anisopliae, la micosis se incrementó en la medida en
que aumentó la humedad relativa. En la humedad relativa comprendida entre 90 y 100%
los porcentajes de micosis variaron entre 84 y 93 % mientras que en la humedad
relativa comprendida entre 35 y 84%, los porcentajes de micosis oscilaron entre 48 a
83% (Figura 12).

81
En el aislado ARSEF3295 de M. anisopliae la humedad comprendida entre 53 y 90%
indujo esporulación con porcentajes que oscilaron entre 26 y 57% de micosis; sin
embargo la humedad de 95% provocó un descenso a 45% de fungosis; la humedad
extrema de 35 y 100% produjo 54 y 86% de esporulación del hongo, respectivamente
(Figura 13).

100
total
90
Porcentaje de mortalidad

micosis
80
70
60
50
40
30
20
10
0
35 53 75 84 90 95 100
Humedad relativa ID

Figura 12. Porcentaje de mortalidad total y con micosis acumulada en larvas de tercer
estadio de A. ludens por el aislado ARSEF3290 del hongo M. anisopliae a diferente
humedad relativa y temperatura de 25°C.

En el aislado Ma16 la humedad relativa comprendida entre 90 y 100% produjo


porcentajes de micosis que oscilaron entre 67 a 75%, mientras que en la humedad
comprendida entre 35 a 84% la fungosis aumentó conforme se incrementó la humedad
relativa, con porcentajes que fluctuaron entre 31 a 80%; la esporulación más alta del
hongo se manifestó a la humedad relativa de 84% con 80% de micosis (Figura 14).

82
Porcentaje de mortalidad
100
90 total
80 micosis
70
60
50
40
30
20
10
0
35 53 75 84 90 95 100
Humedad relativa ID

Figura 13. Porcentaje de mortalidad total y con micosis acumulada en larvas de tercer
estadio de A. ludens por el aislado ARSEF3295 del hongo M. anisopliae a diferente
humedad relativa y temperatura de 25°C.
Porcentaje de mortalidad

100
90 total
80 micosis
70
60
50
40
30
20
10
0
35 53 75 84 90 95 100
Humedad relativa ID

Figura 14. Porcentaje de mortalidad total y con micosis acumulada en larvas de tercer
estadio de A. ludens por el aislado Ma16 del hongo M. anisopliae a diferente humedad
relativa y temperatura de 25°C.

83
4. 3 Efecto de la humedad de suelo a temperatura constante de 25°C sobre la
patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en larvas del tercer estadio de
A. ludens

Se encontró que la humedad del suelo (HS) a temperatura constante de 25° afecta la
patogenicidad de los aislados de M. anisopliae sobre larvas del tercer estadio de A.
ludens con mortalidades que oscilaron entre 64 y 92%. El análisis de varianza mostró
diferencias estadísticas para el factor de estudio humedad de suelo y aislados (Cuadro
19).

Cuadro 19. Valores del análisis de varianza de la mortalidad de larvas de A. ludens por
M. anisopliae bajo la influencia de la humedad de suelo.
FV GL SC CM F P>F
Tratamientos 15 23334.89799 1555.65987 15.03 0.0001
HS 3 5320.59066 1773.53022 10.98 0.001
Aislados 3 16561.43588 5520.47863 53.32 0.0001
HS*A 9 1452.87146 161.43016 1.56 0.1549
Error 48 4969.45895 103.53039
Total 63 28304.35694

R 2 : 0.824428 C V: 15.86720 RESM: 10.17499

La prueba de medias de Tukey separó a las mortalidades obtenidas en los diferentes


tratamientos de humedad de suelo en dos grupos; los tratamientos en los que el hongo
M. anisopliae mostró mayor patogenicidad fueron a 5 y 20%; un segundo grupo se
formó con las mortalidades obtenidas en la humedad de 10 y 15% (Figura 15) (Cuadro
20). En la humedad de 5 y 20% se presentaron mortalidades de 92 y 91%
respectivamente; a 10% de humedad el hongo causó 70% de mortalidad y a la humedad
de 15%, 64.4% de mortalidad (Figura 15) (Cuadro 20).

84
Cuadro 20. Porcentajes de mortalidad con transformación angular (TA) L3 de A. ludens
por aislados de M. anisopliae a diferente humedad de suelo (HS).
HS Aislados ValoresT Desv estándar Porcentaje de
A mortalidad

05% 73.9156 ± 24.2023a 92.32± 16.80


Testigo 35.8825 ± 8.5008 34.35± 2.18
ARSEF3290 82.6650 ± 14.6700 98.37± 6.41
ARSEF3295 90.0000 ± 0.0000 100.0 ± 0.00
Ma16 87.1150 ± 5.7700 99.74± 1.01
10% 56.8456 ± 19.0547b 70.09± 10.65
Testigo 30.8150 ± 8.1151 26.24± 1.99
ARSEF3290 55.6475 ± 4.8050 68.15± 0.70
ARSEF3295 67.7775 ± 13.3756 85.7± 5.35
Ma16 73.1425 ± 11.3461 91.6± 3.87
15% 53.3700 ± 15.7019b 64.40± 7.32
Testigo 33.6125 ± 6.9350 30.64± 1.45
ARSEF3290 54.1900 ± 10.0739 65.76± 3.05
ARSEF3295 65.4400 ± 16.5495 82.72± 8.10
Ma16 60.2375 ± 5.5485 75.35± 0.93
20% 72.3850 ± 18.3398a 90.83± 9 .90
Testigo 47.3650 ± 4.9007 54.12± 0.72
ARSEF3290 78.2900 ± 13.7639 95.88± 5.66
ARSEF3295 76.7700 ± 15.4566 94.76± 7.10
Ma16 87.1150 ± 5.7700 99.74± 1.01

85
100 a a
Porcentaje de mortalidad

90
80 b b
70
60
50
40
30
20
10
0
5 10 15 20
Porcentaje de humedad de suelo

Figura 15. Porcentaje de mortalidad en larvas de tercer estadio de A. ludens por el


hongo M. anisopliae a diferente humedad de suelo a 25°C.

En lo que respecta a la patogenicidad de los aislados de M. anisopliae sobre larvas del


tercer estadio de A. ludens, también se encontró que ésta es afectada por la humedad de
suelo (Cuadro 19). La prueba de medias de Tukey separó a las mortalidades obtenidas
en los diferentes aislados en un solo grupo, en el cual destacó el aislado Ma16 de M.
anisopliae que mostró mayor patogenicidad y sin diferencia entre ellos; el segundo
grupo lo formó el testigo. La mortalidad osciló entre 86 a 95%. El aislado Ma16 causó
95%, ARSEF3295 y ARSEF3290 lograron un 93 y 86% respectivamente (Figura 16).

En la interacción humedad de suelo- aislados se encontró que no hubo modificación en


la patogenicidad de los aislados en la diferente humedad de suelo a que se les sometió.
En la humedad de 5 y 20%, la mortalidad fluctuó entre 95 y 100% y en los testigos
osciló entre 34 y 54%; en la humedad de 10 y 15% los aislados produjeron mortalidad
que osciló entre 66 a 92%; en estos tratamientos de humedad la mortalidad en los

86
testigos se manifestó entre 26 y 31%. En ninguno de los testigos las larvas murieron
por micosis y no se les observó crecimiento de micelio en su superficie (Figura 17)
(Cuadro 20).

a a
100
a
Porcentaje de mortalidad

90
80
70
60
50
40 b

30
20
10
0
Testigo ARSEF3290 ARSEF3295 Ma16
Aislados de M. anisopliae

Figura 16. Porcentaje de mortalidad en larvas de tercer estadio de A. ludens por los
aislados del hongo M. anisopliae expuestas a diferente humedad de suelo a 25°C.

87
Porcentaje de mortalidad
120
100
80
60
40
20
0Testigo
ARSEF3290 5 10 15 20
ARSEF3295
Ma16
Porcentaje de humedad de suelo

Figura 17. Porcentaje de mortalidad total en larvas de tercer estadio de A. ludens por
diferentes aislados de M. anisopliae expuestos a diferente humedad de suelo a 25°C.

Los tres aislados de M. anisopliae ARSEF3290, ARSEF3295 y Ma16 manifestaron


reducción en su capacidad de matar conforme se aumentó la humedad de suelo de 5 a
15% y en la humedad de suelo de 20% esta capacidad se incrementó. Así, el aislado
ARSEF3290 disminuyó su patogenicidad de 98 a 66% y en la HS de 20% la
patogenicidad se incrementó a 96%. En el aislado ARSEF3295 la mortalidad estuvo
comprendida entre 100 y 83%, mientras que en la HS de 20% la mortalidad se
incrementó a 95%. En el aislado Ma16 los porcentajes de mortalidad se redujeron de
100 a 75%, mientras que en la HS de 20% aumentó a 100% (Figura 17) (Cuadro 20).

Además, se encontraron interacciones entre la humedad de suelo con los aislados. El


aislado ARSEF3290 mostró interacción con los aislados ARSEF3295 y Ma16 a 5 y
20%HS. Del mismo modo, las interacciones del aislado ARSEF3295 con Ma16 se
manifestaron a 5 y 20%HS y además en el rango entre 10 y 15%HS (Figura 17).

El análisis de regresión entre la humedad de suelo y la mortalidad total y con los


aislados, permitieron determinar que no hubo asociación significativa con mortalidad
total. La HS, como factor, no se relaciona con la mortalidad y no es significativa sobre
ninguno de los tres aislados de M. anisopliae (Cuadro 21).

88
Cuadro 21. Análisis de correlación y regresión entre el porcentaje de mortalidad de L3
de A. ludens con los valores de la humedad del suelo (HS).
Variable Variable r2 r Y= a+ bx Prob >F
independient dependiente
e

humedad del Mortalidad 0.0082 0.0905 Y= 81.8850 - 0.9090


suelo 0.2002x
HS ARSEF3290 0.0057 0.0754 Y= 82.0000 - 0.9244
0.1800x
HS ARSEF3295 0.2095 0.4577 Y= 94.0000 - 0.5423
0.5800x
HS Ma16 0.0253 0.1590 Y= 94.0000 - 0.8409
0.2800x

Por otro lado, se encontró que la humedad de suelo influyó en la micosis de los
aislados de M. anisopliae, con porcentajes de larvas con fungosis que oscilaron entre 28
y 68%. En la humedad de 5 y 20% se manifestaron porcentajes de micosis
comprendidos entre 40 y 68% en la larva. En la humedad de 10 y 15% se presentaron
porcentajes de larvas micosadas que oscilaron de 28 a 53% (Figura 18).

Los tres aislados del hongo M. anisopliae produjeron micosis en la humedad de suelo de
5 al 20%. Los aislados ARSEF3290, ARSEF3295 y Ma16 en la humedad de suelo de
5% manifestaron los porcentajes más grandes de micosis, con porcentajes de 68, 67 y
63% respectivamente (Figura 18).

El aislado ARSEF3290 en la humedad del suelo de 10 a 20% la fungosis se hizo patente


en forma gradual conforme se incrementó la humedad con porcentajes de 28 a 40%
(Figura 18). El aislado ARSEF3295 en el rango comprendido entre 10 y 20% de
humedad de suelo presentó fungosis similar, con porcentajes que oscilaron entre 46 y

89
51% (Figura 18). En el aislado Ma16 la micosis disminuyó conforme fue en aumento la
humedad del suelo; así, en el rango comprendido de 5 a 15% de humedad los
porcentajes de micosis descendieron de 63 a 39% y en la humedad de 20% ascendió a
63% (Figura 18).

80
ARSEF3290
ARSEF3295
% mortalidad con micosis

70
Ma16
60

50

40

30

20

10

0
5 10 15 20
Porcentaje de humedad de suelo

Figura 18. Porcentaje de mortalidad con micosis en larvas de tercer estadio de A. ludens
por diferentes aislados del hongo M. anisopliae a diferente humedad de suelo a 25°C.

En lo que respecta al porcentaje de mortalidad total acumulada y su relación con el


grado de fungosis en las larvas de A. ludens, se encontró que en el aislado ARSEF3290,
en la humedad de 10, 15 y 20%, la micosis se desarrolló de manera progresiva con
porcentajes de 28, 39 y 40% respectivamente y en la humedad de 5% logró el mayor
grado de micosis de 68% (Figura 19). El aislado ARSEF3295 en la humedad de suelo
comprendida del 10 al 20% manifestó una micosis constante y con poca variación, con
porcentajes comprendidos entre 46 y 51%, mientras que en la humedad de suelo más
baja de 5%, logró un 67% de fungosis (Figura 20).

90
100 total

90 micosis
Porcentaje de mortalidad

80
70
60
50
40
30
20
10
0
5 10 15 20
Porcentaje de humedad del suelo

Figura 19. Porcentaje de mortalidad total y con micosis acumulada en larvas de tercer
estadio de A. ludens por el aislado ARSEF3290 del hongo M. anisopliae a diferente
humedad de suelo a 25°C.

El aislado Ma16 en los cuatro tratamientos de humedad de suelo, la micosis se


manifestó en más del 50% de las larvas muertas obtenidas en los diferentes
tratamientos. Así, en la humedad de 5 y 20% con porcentajes de mortalidad de 99%, los
niveles de micosis fueron de 63%, mientras que en la humedad de 10 y 15% con 89 y
75 por ciento de mortalidad, los niveles de fungosis obtenidos fueron de 53 y 39%
(Figura 21).

91
120
total
Porcentaje de mortalidad 100 micosis

80

60

40

20

0
5 10 15 20
Porcentaje de humedad del suelo

Figura 20. Porcentaje de mortalidad total y con micosis acumulada en larvas de tercer
estadio de A. ludens por el aislado ARSEF3295 del hongo M. anisopliae a diferente
humedad de suelo a 25°C.

120
Porcentaje de mortalidad

total
100 micosis

80

60

40

20

0
5 10 15 20
Porcentaje de humedad del suelo

Figura 21. Porcentaje de mortalidad total y con micosis acumulada en larvas de tercer
estadio de A. ludens por el aislado Ma16 del hongo M. anisopliae a diferente humedad de
suelo a 25°C.

92
V. DISCUSIÓN

5.1 Efecto de la temperatura a humedad relativa constante de 96%, sobre la


patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en larvas del tercer estadio de
A. ludens

La patogenicidad de M. anisopliae sobre las larvas del tercer estadio de la mosca A.


ludens fue afectada por las diferentes temperaturas. Sin embargo, en las temperaturas
bajas de 10 a 25°C, los niveles de mortalidad oscilaron entre 59 y 64%.

Los resultados de este experimento son semejantes a los de Doberski (1981) quien al
considerar el efecto de la temperatura en la patogenicidad de tres patógenos fúngicos
subsiguiente a la inoculación en larvas del escarabajo Scolytus scolytus
(Coleoptera:Scolytidae) a temperaturas de 2, 6, 10, 15 y 20°C encuentra que B.
bassiana y P. farinosus causan muerte larval aún a 2°C y que M. anisopliae no causa
infección a 10°C, mientras que a 15 y 20°C produce de 70 a 100% de mortalidad.

De la misma manera, al examinar el funcionamiento de M. anisopliae a temperaturas de


10, 15, 20 y 25°C sobre la mortalidad de Otiorhynchus sulcatus (Fabricius)
(Coleoptera:Curculionidae) se encuentra que la disminución de temperatura mengua la
patogenicidad y en el rango de temperatura de 25 a 10°C los porcentajes de mortalidad
descienden de 98 hasta 49% respectivamente (Moorhouse et al., 1994). Estos
resultados se obtienen puesto que O. sulcatus es común de regiones templadas y el
umbral de desarrollo de las larvas está entre 2 y 6°C y no obstante que el hongo
utilizado es de regiones templadas, no existe un lazo aparente entre el perfil de
temperatura del hongo y el del hospedero. Un razonamiento parecido se puede utilizar
en el caso del escarabajo; puesto que las larvas de S. scolytus se colectan del Olmo, y
estos árboles al parecer son de regiones templadas con temperatura media por debajo

93
de 6°C, mientras que los aislados de M. anisopliae parecen tener un umbral de
desarrollo adecuado a las regiones tropicales ó subtropicales.

Al incrementarse la temperatura de 25 a 30°C, y de 30 a 35 y 37°C, M. anisopliae


mostró aumento en su patogenicidad a 90 y 100% de mortalidad; un fenómeno similar
se observa con los adultos del escarabajo de la corteza del olmo S. scolytus, donde al
incrementarse la temperatura de 15 a 20°C, M. anisopliae produce un incremento de 70
a 100% de mortalidad, respectivamente (Doberski, 1981).

En este bioensayo, la temperatura de 30°C proporcionó a M. anisopliae la mayor


patogenicidad, que no demeritó a las temperaturas de 35 y 37°C. Esto está ampliamente
de acuerdo con los resultados de crecimiento de Fargues et al., (1992) quienes al
estudiar la influencia de la temperatura sobre el crecimiento in vitro de seis hongos
Hyphomycetes, con 31 aislados fúngicos, encuentran que los aislados de M. anisopliae
exhiben una combinación casi ideal de porcentaje de crecimiento y un amplio rango de
temperatura de 8- 11°C a 35- 37°C, rango de temperatura que se atribuye a que los
aislados que se originan de áreas tropicales muestran un notable crecimiento a 35°C.

Resultados similares se obtienen al determinar los efectos de la temperatura sobre el


crecimiento vegetativo de 22 aislados de M. anisopliae y 14 aislados de M. flavoviride en
un rango de temperatura de 8 a 40°C, en donde se encuentra que a 25°C o menos, el
porcentaje de crecimiento relativo es mayor en M. anisopliae que en M. flavoviride y a la
inversa, a temperaturas superiores a 25°C, el porcentaje de crecimiento es más grande
en M. flavoviride que en M. anisopliae; este amplio rango de tolerancia al calor se
atribuye a que los aislados de M. flavoviride son originados a partir de hospederos
acrididos (Ouedraogo et al., 1997), los cuales pueden elevar su temperatura corporal
por arriba de 40°C en respuesta a la infección por los hongos entompatógenos (Inglis et
al., 1996).

Fuera de este contexto, las tres cepas más tolerantes al calor a 35°C son de M.
anisopliae. En este aspecto, sin embargo, si se considera que M. anisopliae y M.

94
flavoviride actualmente constituyen una misma especie (M. anisopliae var. acridum
=(flavoviride) (Arthurs y Thomas, 2001a) por consecuencia primera, los 22 aislados de
M. anisopliae y 14 de M. flavoviride (Ouedraogo et al., 1997), en realidad son 36
aislados de M. anisopliae; además, puesto que los 36 aislados de M. anisopliae provienen
de diferentes países de Europa, Sudamérica, México, EUA y otras regiones con
diferentes tipos de clima y hábitats probablemente, por consecuencia segunda, esto
podría explicar los hechos respecto a la variación de la temperatura óptima entre 25 y
32°C y el hecho de que la mayoría de los aislados de ambas especies crecen entre 11 y
35°C y otros entre 8 y 37°C.

En estudios realizados con otros hongos entomopatógenos, también se observa las


diferencias de mortalidad ante diferentes temperaturas. Tal es el caso cuando se evalúa
la efectividad de B. bassiana para el control de Lygus hesperus Knight
(Hemiptera:Miridae) a temperaturas fluctuantes similares a las de campo de 15, 35 y
25°C, en donde se encuentra que el impacto de B. bassiana sobre el insecto se modifica
de acuerdo a la temperatura y a las temperatura media, baja y alta de 25, 15 y 35°C
produce porcentajes de mortalidad de 70, 46 y 20%, respectivamente (Noma y
Strickler, 1999); este fenómeno se atribuye por un lado, a que las temperaturas
similares a las del hábitat de B. bassiana, en este caso 25°C, son las que influyen en la
efectividad del hongo; por otro lado, influye la cobertura y penetración del asperjado,
además que en las temperaturas de campo, el porcentaje de crecimiento de las ninfas es
más rápido que los porcentajes de crecimiento relativo de B. bassiana.

En lo que respecta al análisis del efecto de las condiciones ambientales sobre los
aislados estudiados, se encontró que la patogenicidad de los tres aislados de M.
anisopliae examinados fue afectada por la temperatura. Los resultados denotan que en
las siete temperaturas los tres aislados de M. anisopliae fueron patógenos a A. ludens, tal
como lo reporta Lezama-Gutierrez et al., (2000), pero con diferencias de mortalidad
entre los aislados en las temperaturas comprendidas entre 10 a 37°C donde la
mortalidad se hizo evidente. Dentro de este rango de temperatura, los aislados

95
ARSEF3290 y ARSEF3295, estadísticamente iguales y el aislado Ma16 mostraron
patrones de patogenicidad diferentes al incrementarse la temperatura, con la mayor
mortalidad expresada a los 37°C. Este hecho sugiere que los aislados ARSEF3290 y
ARSEF3295 tienen alguna característica o rasgo en común que proporciona cierto
parecido en su perfil de patogenicidad, por lo que se pudiera considerar la posibilidad
de tener al interior de los aislados dos grupos en relación a su patogenicidad, el
primero conformado por los aislados ARSEF3290 y ARSEF3295 y el segundo grupo
representado por el aislado Ma16. Intentos semejantes se han hecho cuando al
determinar los porcentajes de germinación de 122 aislados en seis cepas de M.
anisopliae var. anisopliae en un rango de temperatura de 2.5 a 37°C, se encuentra que en
los aislados existe diferencia entre los porcentajes de germinación con la temperatura.
El análisis canónico destaca que los aislados activos al frío (aquellos que germinan a
5°C) son distintivamente diferentes de los otros aislados. Los demás aislados se
separan en dos grupos, en uno de los cuales los aislados germinan a 37°C (aislados
activos al calor) y otro en el cual los aislados no germinan ni a 5°C ni a 37C° (meso-
termoactivas) (McCammon y Rath, 1994). Los aislados examinados en este
experimento pueden estar incluidas en el grupo de los meso -termoactivos.

En las temperaturas comprendidas entre 10 y 37°C, los aislados ARSEF3290 y


ARSEF3295 mostraron un aumento en los porcentajes de mortalidad conforme se
incrementó la temperatura. Resultados similares se observan cuando al evaluar seis
cepas de M. anisopliae contra el gorgojo de la vid O. sulcatus, a temperaturas 10, 15, 20
y 25°C, encuentran que la naturaleza de la respuesta ante la temperatura varía entre
aislados, cuando la cepa 101- 82 en la temperatura de 10, 15 y 25°C causa ninguna,
mínima y máxima mortalidad, respectivamente; los factores que inciden en este
fenómeno son en orden de importancia la temperatura, las diferencias en patogenicidad
propias de las cepas, la técnica de inoculación y la concentración de esporas
(Moorhouse et al., 1994).

96
En este bioensayo, en las temperaturas de 30- 37°C, los aislados ARSEF3290 y
ARSEF3295 mostraron el máximo porcentaje de mortalidad, mientras que a 10°C los
porcentajes de mortalidad fueron de 57 y 69%, respectivamente. Estos resultados están
de acuerdo con los de Moorhouse et al., (1994) en cuanto a los factores señalados,
únicamente no se concuerda con que en primer lugar, estos autores utilizaron una
concentración ajustada a 107 conidios /mL mientras que en este experimento la
utilizada fue de 108 conidios/mL; esto puede justificar que a 10°C los porcentajes de
mortalidad obtenidos de 57 y 69% para ARSEF3290 y ARSEF3295, que a diferencia de
estos autores, fueron 1.8 veces más altos que sus porcentajes de mortalidad.

En lo que respecta al estudio del tercer aislado Ma16, el aumento de la temperatura de


10 a 20°C provocó un descenso en los porcentajes de mortalidad de 89 a 67%, el cual
en la temperatura de 25°C se incrementó a 94%, para continuar su tasa de mortalidad en
ascenso conforme aumentó la temperatura hasta llegar al 100% de mortalidad en la
temperatura de 37°C, por lo cual se considera que la temperatura óptima del aislado
Ma16 fue de 25°C. Un rango de temperatura similar lo reportan Thomas y Jenkins
(1997) que registran entre 24 y 27°C el rango de temperatura óptima para las cepas de
M. flavoviride. Estos autores, al examinar los efectos de la temperatura sobre
germinación, crecimiento vegetativo y esporulación de dos aislados de M. flavoviride
sobre el saltamontes abigarrado Zonocerus variegatus L. (Orhoptera:Acrididae) a las
temperaturas de 5, 10, 15, 18, 25, 30, 35 y 40±1°C encuentran que el aislado 191-609
exhibe temperatura óptima más baja para el crecimiento (25.5°C) que el aislado IMI
330189 (27°C).

Resultados similares a estas temperaturas se reportan al investigar cuatro cepas de M.


anisopliae y una de M. flavoviride con respecto a su morfología, crecimiento y eficacia
contra el tercer y cuarto estadio de Locusta migratoria (L.) (Orthoptera:Acrididae), al
utilizar dos regímenes de temperaturas alternantes día/ noche (8/16 h) de 30°C/ 25°C y
36°C/25°C encuentran que en el régimen más frío, todas las cepas causan 50%

97
mortalidad, mientras que en el tratamiento 36°C/ 25°C sólo prevalece M. flavoviride y
un aislado de M. anisopliae (Welling, Nachtigall y Zimmermann, 1994).

Los datos obtenidos sugieren que el aislado Ma16 con capacidad patógena acentuada en
temperaturas altas, apunta para ser un aislado de origen tropical y con adaptaciones para
diferentes hábitats con temperaturas fluctuantes comprendidas entre 10°C y 30°C.
Algunos aislados manifiestan comportamiento similar en temperaturas alternantes, por
ejemplo en el género Metarhizium sp, tres cepas (dos de M. anisopliae y una de M.
flavoviride) son capaces de resistir temperaturas pico diarias superiores a 40°C
(Welling et al., 1994). De manera interesante, Fargues et al., (1992) encuentran que
siete de los ocho aislados de M. anisopliae que se originan de áreas tropicales son
capaces de crecer a 35° y un aislado de Francia a 37°C, mientras que un aislado de M.
flavoviride de Francia cesa de crecer a 32°C. Thomas y Jenkins (1997) registran que el
rango de temperatura óptima de germinación para las cepas de M. anisopliae es
alrededor de los 30°C. Sin embargo, en este bioensayo, los datos obtenidos sugieren
que en temperaturas subóptimas, por debajo de 25- 30°C, los diferentes aislados
producen mortalidades en porcentajes diferentes.

La presencia de varios aislados de Metarhizium sp. en el trópico seco de Colima,


México, es una indicación que el género Metarhizium es un organismo con una
distribución mundial y con alguna adaptación a diferentes zonas de temperaturas y/o
zonas climáticas.

Los resultados del bioensayo indicaron que la micosis de los tres aislados de M.
anisopliae en L3 de A. ludens se presentó en las temperaturas de 10 a 30°C. En la
temperatura de 30°C se presentó la mayor micosis producida por los aislados
ARSEF3290 y ARSEF3295, y en la temperatura de 25°C la mayor micosis del aislado
Ma16.

Estos descubrimientos concuerdan con los requerimientos de temperatura para la


esporulación in vivo de otros hongos Deuteromycetes. Al evaluar cuantitativamente

98
cómo se regula la esporulación de M. anisopliae var. acridum en cadáveres locustidos
micosados de Schistocerca gregaria (Forskål) (Orthoptera:Acrididae) en la combinación
de temperaturas de 10, 15, 20, 25, 30, 35, 40 y 45°C con la humedad relativa (HR), se
encuentra que entre 20 y 30°C se ubica la esporulación óptima, a 25°C se maximiza, a
15 y 40°C se presenta poca esporulación y es nula entre 10 y 45°C (Arthurs y Thomas,
2001b); estos autores sostienen que el contenido de humedad en los cadáveres es el
predictor de esporulación más fuerte bajo condiciones constantes. En este bioensayo a
semejanza de estos autores, a 30°C la esporulación es óptima en los aislados
ARSEF3290 y ARSEF3295 con porcentajes que oscilaron entre 68 y 59%, mientras
que a 25°C se maximiza en el aislado Ma16 con 92%.

De manera semejante a la cepa IMI 330189 de estos autores, a 25°C el aislado Ma16
logra la mayor producción de conidios, ubicándolas en la categoría de meso-
termoactivas (McCammon y Rath, 1994). Sin embargo a diferencia de estos autores, el
aislado Ma16 al igual que ARSEF3290 y ARSEF3295 si produjeron micosis a la
temperatura de 10°C, probablemente porque estos autores utilizaron hospederos
locústidos, los cuales pueden elevar su temperatura corporal por arriba de 40°C en
respuesta a la infección por los hongos entompatógenos (Inglis et al., 1996) y en
nuestro caso el hospedero fue L3 de A.ludens, con la mencionada capacidad reducida o
ausente, o por otro lado, el efecto de la temperatura sobre el hongo entomopatógeno no
es suficiente para explicar el efecto de este factor sobre la micosis. Estas
observaciones sugieren que la temperatura también afectan las interacciones
fisiológicas entre el hospedero y el patógeno (James et al., 1998).

De la misma manera, al reportar los efectos de factores bióticos y abióticos sobre la


producción de conidios del aislado B. bassiana INRA 297 virulento a Rhodnius prolixus
(Stål) (Hemiptera:Reduviidae) en las temperaturas de 15, 20, 25, 28, 30 y 35°C, se
encuentra que en el rango de 15 a 25°C y en un nivel de humedad alto (97%HR), la
temperatura afecta poco la intensidad de la producción de conidios en cadáveres de R.
prolixus, declina de 28 a 30°C y es nula a 35°C; además señalan 25°C como la

99
temperatura óptima para que se multiplique el aislado INRA 297 en los tres estadios
larvales (Luz y Fargues, 1998); el obtener porcentajes diferentes de micosis se atribuye
a que existe una influencia entre el alimento de sangre de las ninfas y si es etapa larval o
adulto. En este bioensayo, no hubo influencia por la dieta del hospedero o si es etapa
larval o adulto.

Varios estudios sugieren que los hongos tienden a matar más rápidamente en su
temperatura óptima para crecimiento vegetativo (Doberski, 1981; Moorhouse et al.,
1994). Sin embargo, en general, parece ser que el efecto de la temperatura sobre la
micosis ha sido menos estudiado que el de la extensión hifal (Thomas y Jenkins , 1997).
Por consecuencia, es difícil confirmar a que se deben los cambios en los porcentajes
de micosis respecto a los porcentajes de mortalidad y si los datos obtenidos en micosis
se pueden incluir en un fenómeno generalizado. Sin embargo, los resultados indican que
los procesos fisiológicos que gobiernan la extensión hifal y producción de conidios son
afectados por la temperatura de manera diferente (Thomas y Jenkins , 1997).

5.2 Efecto de la humedad relativa a temperatura a constante de 25°C, sobre la


patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en larvas del tercer estadio de
A. ludens

El ensayo realizado en el laboratorio mostró que la humedad relativa afecta la


patogenicidad de los aislados de M. anisopliae sobre larvas del tercer estadio de A.
ludens. En las humedades de 35 a 100% los porcentajes de mortalidad aumentaron
progresivamente de 46 a 81%, respectivamente. Resultados similares se observan en
estudios in vivo. Doberski (1981) muestra que la humedad relativa afecta la capacidad
patógena de B. bassiana, M. anisopliae y P. farinosus sobre larvas de S. scolytus. Este
autor, en el rango de 51 a 100%HR encuentra que los porcentajes de mortalidad
producidos por M. anisopliae y B. bassiana aumentan progresivamente de 40 a 100% y

100
de 27 a 100% respectivamente, mientras que P. farinosus no causa infección en las
humedades más bajas de 51 y 74% HR.

Además señala que en las humedades de 100 y 100+ HR, M. anisopliae produce
mortalidades de 100% la cual es mayor que a 95 y 97.5%HR (87 y 100% de
mortalidad, respectivamente) porque el humedecer el sustrato acelera la mortalidad en
las larvas inoculadas. Este autor en el rango de humedades altas de 95 a 100% obtiene
porcentajes de mortalidad superiores a los porcentajes de este bioensayo (78 a 81%),
quizá porque en este experimento no hubo humectación del sustrato y por consecuencia
no se aceleró la mortalidad; sin embargo, en el rango de humedades bajas de 51 a 86%,
este autor obtiene porcentajes de mortalidad de 40 a 47%, inferiores a los obtenidos en
este bioensayo en el rango de 53 a 84% HR (55 y 67%) y equivalente a la HR más baja
de 35% HR (46%). Ambos experimentos demuestran que el efecto de las humedades
bajas sobre la infección de larvas por hongos entomopatógenos es que disminuyen el
porcentaje de mortalidad, más bien que imponer un límite absoluto (Doberski, 1981).

Por consecuencia, si el efecto de la humedades bajas sobre el proceso de infección es


disminuir el porcentaje de mortalidad, se plantea la hipótesis de que, de manera inversa,
el efecto de humedades altas sobre el proceso de infección elevará los porcentajes de
mortalidad, es decir, puede haber una “aceleración del proceso de infección” hasta
culminar en el momento en que la larva muera y conforme los porcentajes de
mortalidad. Esa hipótesis se plantea también con base en el hecho de que cuando
Doberski, (1981) humedece el sustrato, se ‘acelera la mortalidad’ en las larvas
inoculadas con P. farinosus y M. anisopliae.

Los resultados de los estudios realizados que soportan los efectos de la humedad
relativa sobre hongos entomopatógenos con frecuencia son poco claros (James et al.,
1998). Sin embargo, ciertas tendencias similares son aparentes. Una de ellas es cuando
las humedades relativas bajas no tienen efecto sobre la patogenicidad de los hongos
entomopatógenos. Tal es el caso cuando al trabajar larvas de Acanthoscelides obtectus

101
Say (Coleoptera:Bruchidae) inoculados con B. bassiana en humedades relativas de 0,
35, 55, 76, 92, 85, 95, 98 y 100%, se encuentra 100% de mortalidad a 10 días de
empezar la incubación y además, se encuentra que la infección se desarrolla
independientemente de la humedad relativa (Ferron, 1977). Cabe señalar que este autor
también nota el fenómeno antes citado denominado“aceleración del proceso de
infección” de Doberski, (1981) cuando se incrementa la humedad relativa.

De la misma manera, al estudiar del efecto de las humedades relativas de 35 y 90%HR


sobre la mortalidad de ninfas de Triatoma infestans (Klug) (Hemiptera:Reduviidae), se
encuentra que la HR no afecta la mortalidad de las ninfas con todas las cepas y
temperaturas evaluadas. Estos autores señalan que la HR es más importante para la
esporulación fúngica sobre el cadáver del insecto que para la penetración del hongo y la
infección. De acuerdo con sus resultados, los diferentes porcentajes de mortalidad
obtenidos lo atribuyen a varios factores, que en orden de aparición son dosis, cepas y
temperatura. Estos autores aseguran que en el sistema T. infestans- B. bassiana, la
temperatura es el factor más importante involucrado en la expresión de la patogenicidad
sin hacer caso de la HR ambiental (Lecuona, Edelstein, Berretta, La Rossa y Arcas,
2001). De acuerdo con los resultados obtenidos en este bioensayo, se trabajó con una
sola dosis y a una temperatura constante, por lo que es muy difícil hacer comparaciones
con el trabajo de Lecuona et al., (2001) pues se sale del objetivo de este trabajo.

Sin embargo, estos resultados no pueden extenderse a todas la situaciones. Al estudiar


los efectos de la humedad, temperatura y densidad de conidios sobre la infección por B.
bassiana sobre escarabajos adultos de C. formicarius, en las humedades relativas de 32,
43, 64, 76, 88 y 93%HR se percibe que, en las humedades relativas altas de 76 a
100%HR B. bassiana produce niveles de mortalidad de 100%, mientras que a 64%HR
produce 25% y 11% de mortalidad en machos y hembras, respectivamente y en las
humedades relativas bajas de 32 y 43%, B. bassiana no produce infección, todo sin que
le afecte las temperaturas comprendidas entre 15 y 30°C (Yasuda et al., 1997). De

102
acuerdo con los resultados de estos autores, se observa que los diferentes porcentajes
de mortalidad obtenidos lo atribuyen al factor sexo distribuido en machos y hembras.

En el análisis de las humedades de 76 al 100% HR, ellos obtienen porcentajes de


mortalidad de 100%, porcentajes superiores a los obtenidos en este bioensayo de 66 a
78% en las humedades de 75 a 95%; sin embargo, a diferencia de que en las humedades
de 32 y 43% HR B. bassiana no produce infección sobre C. formicarius, en este
bioensayo el hongo M. anoisopliae, en humedades similares de 35 y 53%HR, produjo
porcentajes de mortalidad de 46 y 55%, respectivamente, lo que pone de relieve el
espectro patógeno flexible de M. anisopliae sobre B. bassiana.

En lo que respecta al estudio de la capacidad patógena de los aislados, los resultados


del bioensayo indicaron que los tres aislados de M. anisopliae fueron patógenos a A.
ludens. Sin embargo, hubo variación considerable en la patogenicidad de los aislados
ante la humedad relativa, donde los aislados ARSEF3295 y Ma16 tuvieron un nivel de
patogenicidad similar a diferencia del aislado ARSEF3290 que en las diferentes
humedades produjo un porcentaje de mortalidad superior de 88%. La variación de la
actividad patógena de cepas dentro de las especies de hongos se ha documentado por
diversos autores (Watson y Petersen, 1993; Luz, Tigano, Silva, Cordeiro y Alijanabi,
1998).

Resultados acordes se han reportado cuando al examinar 23 aislados de B. bassiana y 13


aislados de M. anisopliae sobre ninfas del tercer estadio de T. infestans, en dos
humedades relativas se encuentra que en HR a nivel de saturación la mayoría de aislados
inducen mortalidades entre 90 y 100%, pero cuando se someten a una HR de 50%, la
virulencia de los aislados se reduce, y sólo cuatro aislados de B. bassiana y dos de M.
anisopliae causan mortalidades de 90% (Luz et al., 1998). Estos autores atribuyen los
diferentes niveles de patogenicidad observados únicamente en los aislados de B.
bassiana, a que existe una relación de los aislados con su hospedero original
heteróptero. Cabe señalar que estos autores trabajan con una miscelánea de hospederos

103
dentro de los grupos de Hemiptera, Lepidoptera, Hymenoptera, Coleoptera y suelo, la
mayoría de Brasil y Argentina. En este bioensayo, en la HR de 100% los tres aislados
indujeron mortalidades entre 87 y 95%, y cuando estos aislados se probaron a 53%HR,
se redujo la patogenicidad de ARSEF3295 y Ma16 con 52 y 61% de mortalidad
respectivamente, pero en el aislado ARSEF3290 el porcentaje de mortalidad se
mantuvo a 79% y aún a una HR tan baja como 35%HR siguió matando con 60% de
mortalidad.

En cuanto a la relación con el hospedero original, los aislados ARSEF3295 y Ma16 con
capacidad patógena similar, fueron obtenidos a partir de Lepidoptera (Noctuidae) y
suelo respectivamente, mientras que el aislado ARSEF3290 se obtuvo de Lepidoptera
(Pyralidae), todos obtenidos en los Estados Unidos Mexicanos. Como puede
observarse, los resultados de este bioensayo guardan semejanzas con los de Luz et al.,
(1998) en cuanto a tipo de hospedero de donde fueron obtenidos y en el
comportamiento de los aislados en las humedades altas. Sin embargo, difiere en que a
50%HR un número proporcionalmente grande de aislados disminuye su capacidad
patógena al bajar la humedad, 19 de 23 aislados para B. bassiana y 11 de 13 aislados para
M. anisopliae, mientras que en este bioensayo, a 53%HR, solamente en dos de tres
aislados, ARSEF3295 y Ma16 se reduce la mortalidad (52 y 61% respectivamente) se
considera que no en niveles sustanciales. La acepción vertida por Luz et al., (1998) de
que existe una relación de los aislados con su hospedero original es aplicable para los
aislados de B. bassiana, por el siguiente razonamiento: en la especie B. bassiana todos
los aislados (23) excepto uno son obtenidos de heterópteros; en M. anisopliae todos los
aislados (13) excepto dos son obtenidos de Hemiptera y en este bioensayo todos los
aislados (3) excepto uno se obtuvieron de Lepidoptera. Por lo tanto en B. bassiana
existe una gran diversidad de hospederos distribuidos en los diferentes taxones, a los
cuales se puede atribuir los niveles diferenciales de patogenicidad observados; sin
embargo, en este bioensayo, no se puede atribuir los diferentes niveles de mortalidad
obtenidos a la relación de aislados – hospedero original.

104
Continuando con el tema, el aislado con el mayor nivel de patogenicidad fue el
ARSEF3290 obtenido de Lepidoptera, mientras que en los aislados ARSEF3295 y
Ma16 obtenidos de Lepidoptera y suelo respectivamente y con porcentajes de
mortalidad similares, no existe tal diversidad de hospederos, por lo que los resultados
de este bioensayo sugieren que más que existir una relación aislado- hospedero,
probablemente esta relación sea más sólida con el hábitat o lugar donde se encuentran
el hongo entomopatógeno y su hospedero, que no forzosamente tiene que ser una sola
especie o categoría taxonómica adjudicada a un hongo en particular.

Del mismo modo, al examinar los efectos de la humedad relativa y temperatura sobre el
porcentaje de infección, producción de conidios y dinámica de esporulación de un
aislado de California (CA) y un aislado de Nebraska (NE) de E. muscae en M. domestica,
en las humedades de 23, 43, 75 y 98%HR, se encuentra que la humedad relativa no
afecta los porcentajes de infección del aislado NE que son de 83- 94%. Sin embargo, a
pesar de esta aseveración, se observa que la humedad relativa afecta a las cepas en la
producción de conidios e infectividad, pues en las humedades relativas de 97 y 75%HR
el aislado NE produce el número medio más grande de conidios primarios (10,521 y
11,260) respectivamente, mientras que a 43 y 23%HR produce pocos conidios
primarios (7872 y 8791) respectivamente. De manera inversa, a 23 y 43%HR el aislado
CA produce el número más grande de conidios (3515 y 3037), mientras que a 75 y
97%HR se producen pocos conidios primarios (2250 y 2594) respectivamente
(Watson y Petersen, 1993). Estos autores señalan que el peso del cadáver no influye en
el número de conidios producido.

Los resultados del bioensayo indicaron que la micosis de los tres aislados de M.
anisopliae en A. ludens se presentó en las humedades relativas altas y bajas, desde 35%
hasta 100%. En forma general para los tres aislados, a partir de la humedad relativa más
baja de 35%HR hasta la humedad de 90%, los porcentajes de micosis obtenidos
mostraron un crecimiento progresivo en la medida en que se incrementó la humedad
relativa, mientras que en las humedades de 95 y 100% se observó un ligero decremento

105
en los porcentajes de micosis. Este resultado difiere con Ferron (1977) cuando, al
experimentar con humedades relativas en el rango de 0% a 100%HR señala que el
desarrollo de la micosis es proporcional únicamente en las humedades relativas
comprendidas entre 92 y 98%. Este autor encuentra que el desarrollo de B. bassiana
sobre el cadáver de A. obtectus sólo es posible cuando los valores de humedad están
cerca del punto de saturación, o sólo en valores a 92% HR. También observa que el
desarrollo hifal sobre la superficie externa de los cadáveres de adultos Bruchidae es
más extenso a 98% HR que a 92% HR (Ferron, 1977).

De la misma manera, al reportar los efectos de factores bióticos y abióticos sobre la


producción de conidios del aislado B. bassiana INRA 297 contra R. prolixus en las
humedades relativas de 90, 91, 92, 93, 94, 94.5, 95.5, 96.5, 98.5, 98.5 y 100% de RH,
a temperaturas de 15, 20, 25, 28, 30 y 35°C, encuentran que la producción de conidios
requiere de niveles de HR de al menos 96.5% HR. Además, a 97%HR la cantidad de
conidios por insecto varía de 5.3 x 10 6 (en primer instar de larvas) a 1.7 x 108 (en
adultos) dependiendo del tamaño de las diferentes etapas de desarrollo del hospedero
(Luz y Fargues, 1998). Desde el punto de vista control del vector, la HR alta parece ser
la condicionante climática más crucial. Para estos autores, la capacidad de esporulación
de B. bassiana depende del tamaño y etapa del hopedero.

De manera similar, al evaluar cómo se regula la esporulación de M. anisopliae var.


acridum en cadáveres locustidos micosados de S. gregaria al combinar humedades
relativas de 80, 87, 93, 96% con temperaturas de 10, 15, 20, 25, 30, 35, 40 y 45°C, la
evaluación cuantitativa de producción de conidios muestran que a >96%HR y entre 20 y
30°C se optimiza la esporulación; bajo estas condiciones se producen >10 9
conidios/cadáver. Estos autores demuestran que bajo condiciones constantes, el
contenido de humedad en los cadáveres es el predictor de esporulación más fuerte
(Arthurs y Thomas, 2001b).

106
Sin embargo, existen trabajos que señalan que en humedades relativas bajas es posible
la micosis. En las humedades de 51 a 100%HR, la cepa JD-11 de M. anisopliae produce
33 a 100% de mortalidad, mientras que a 51%HR se obtienen porcentajes de larvas
infectadas de 7, 33 y 0% para B. bassiana, M. anisopliae y P. farinosus, respectivamente
(Doberski, 1981). En este bioensayo aún con humedades relativas más bajas, se
obtuvieron porcentajes de micosis de 31 a 93%.

5.3 Efecto de la humedad del suelo a temperatura constante de 25°C, sobre la


patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en larvas del tercer estadio de
A. ludens

En el bioensayo, la patogenicidad de los aislados de M. anisopliae sobre las larvas del


tercer estadio de la mosca A. ludens fue afectada por las diferentes humedades de suelo.

En las humedades de 5, 10 y 15%, la mortalidad causada por M. anisopliae disminuyó


conforme se incrementó la humedad de suelo, con porcentajes de mortalidad de 92, 70
y 64%, respectivamente; un fenómeno similar presenta M. anisopliae a 0, 7 y 14% de
contenido de agua (vol: peso) con reducción de la mortalidad a 82.4, 12.5 y 35%
respectivamente, sobre larvas del primer estadio del gorgojo de la raíz de la naranja,
Diaprepes abbreviatus (L.) (Coleoptera:Curculionidae) (Quintela y McCoy, 1998). La
disminución de la mortalidad larval y micosis se debió a que las larvas retardaron su
movimiento en la medida que la humedad del suelo aumentó, si asumimos que las larvas
utilizadas manifestaron una conducta de enterrarse en el suelo; al entrar en el suelo
permanecieron inmóviles, después de haberse inoculado con las esporas; al respecto,
esta hipótesis es congruente con las observaciones realizadas en D. abbreviatus, donde

107
las larvas recién emergidas manifiestan menor movimiento que las larvas de dos días y
esta pérdida de movilidad impide a las larvas remover los conidios adheridos de la
superficie del sustrato, por lo que la movilidad larval en el suelo está relacionada con la
mortalidad y micosis (Quintela y McCoy, 1998).

De la misma manera, esta hipótesis tiene soporte con el estudio de Krueger, Nechols y
Ramoska (1991), donde observan que los adultos del insecto chinche B. leucopterus
leucopterus tienen el hábito de moverse dentro de las grietas del suelo, lo cual facilita la
infección por B. bassiana al exponer gran parte de la superficie de la cutícula al inóculo
del suelo.

En la humedad de suelo más baja correspondiente a 5%; se presentó el mayor


porcentaje de mortalidad (92%) ocasionado por M. anisopliae; un fenómeno parecido
sucede cuando a diferentes humedades de suelo, se determina si la combinación hongo/
compuesto químico funciona de manera similar en el suelo; para esto, se prueban
concentraciones y formulaciones diferentes de M. anisopliae y B. bassiana con y sin
imidacloprid (insecticida clorinicotinil) para determinar su efecto sobre la movilidad,
mortalidad y micosis en el primer estadio de D. abbreviatus; en este estudio, descubren
que en las condiciones más secas de <1% de humedad de suelo, M. anisopliae logra
porcentajes de mortalidad alto de 82.4% (Quintela y McCoy, 1998). Resultados
similares se obtienen con B. bassiana que infecta a B. leucopterus leucopterus en suelo
seco en porcentajes proporcionalmente más grandes comparado con suelo húmedo,
pues a 10% de humedad de la capacidad saturada de suelo, infecta en un rango que
oscila entre 22 y 80%, mientras que a 50% de humedad el rango de mortalidad fluctúa
entre 4% y 30% en un suelo migajón arcilloso (Krueger et al., 1991).

De forma semejante, cuando se determina el efecto de factores físicos como potencial


de agua sobre la mortalidad en pupas de Spodoptera exigua (Hübner)
(Lepidoptera:Noctuidae) expuestas a B. bassiana, se observa que en suelo migajón
arenoso y de turba, la emergencia de adultos del gusano cogollero del betabel, se

108
reduce más en suelos secos que en suelos húmedos en forma significativa, pues a –37 y
–200 bars la emergencia de adultos es de 10% y 8%, respectivamente (Studdert y Kaya,
1990a).

En la humedad de suelo de 20%, se obtuvo un porcentaje de mortalidad alto de 91%


causado por M. anisopliae, este porcentaje es comparable a la mortalidad expresada en
humedades relativas superiores a 95%. Esta capacidad patógena en el suelo se
manifestó tanto en la mortalidad como en la micosis. Este fenómeno es semejante al
obtenido cuando se evalúa el efecto del potencial de agua y tipo de suelo sobre la
formación de colonias de B. bassiana producidas en las pupas de S. exigua, en donde se
encuentra que en tratamientos de suelo de –200 bar (-200 bars = 86% HR en
equilibrio) no se producen colonias de hifas ni conidios en la superficie externa de los
cadáveres pupales, mientras que a –37 bars (-37 bars = 97.4% HR) y en suelos más
húmedos, se desarrollan las colonias en todos los tratamientos.

Además, el porcentaje de crecimiento de la colonia es mayor en los potenciales de


agua contemplados entre –0.3 y –15 bars (HR 98.9%) (Studdert y Kaya, 1990b); esta
hipótesis de comparar la mortalidad en la humedad de suelo a capacidad de campo
(20%) con la HR, surgió al observar las equivalencias humídicas de los autores con los
tratamientos de este bioensayo.

Se observó que de los tratamientos utilizados, comprendidos entre capacidad de campo


(CC) y punto de marchitez permanente (PMP) de 5%, 10%, 15% y 20% de contenido
de agua (peso:vol), el último tratamiento corresponde a la CC (20%), con equivalencias
de -0.33 bars ó 0.999756 de humedad relativa; en este sentido, se conoce que B.
bassiana no crece ni esporula sobre medios artificiales o cadáveres de insectos por
debajo de ciertos niveles de HR. Ferron (1977), también observa que el desarrollo hifal
sobre la superficie externa de los cadáveres de adultos Bruchidae es más extenso a
98% HR que a 92 %HR; de la misma manera, James et al., (1998) encuentran que un

109
nivel igual o mayor a 96% HR es necesario para que B. bassiana logre mayor mortalidad
en H. convergens.

Por otro lado, el alto porcentaje de mortalidad obtenido por M. anisopliae en la


humedad de suelo de 20%, probablemente señaló la efectividad del hongo en esta
humedad de suelo; dicha humedad fue propicia para la sobrevivencia del hongo, para que
permaneciera viable y con capacidad para infectar larvas de la mosca de la fruta.
Resultados similares se observan cuando al determinar la relación entre potencial de
agua y sobrevivencia de B. bassiana en suelos migajón arenoso y de turba, se encuentra
que a –200 bars la sobrevivencia de los conidios siempre es menor que con cualquiera
de los potenciales de agua comprendidos de –0.3 a –15 bars (Studdert, Kaya y Duniway,
1990).

Los resultados de este bioensayo apuntan que el suelo migajón arenoso con 2.27% de
contenido orgánico reunió las características necesarias para facilitar la actividad
patógena de M. anisopliae; resultados similares se observan cuando se evalúa el efecto
del tipo de suelo sobre la formación de colonias de B. bassiana producidas por pupas de
S. exigua, donde se encuentra que el crecimiento más lento de la colonia ocurre en
suelos con alto contenido orgánico y por consecuencia, el crecimiento más alto se
presenta en suelos con bajo contenido orgánico que corresponden a suelo migajón
arenoso fino y suelo migajón arenoso con 0.5% y 1% de materia orgánica,
respectivamente (Studdert y Kaya, 1990b); del mismo modo, cuando se determina la
virulencia de M. anisopliae sobre la emergencia de adultos de A. ludens, se encuentra que
en humedades que fluctúan de 13.5 -8.9% en suelo migajón arenoso y 18.4- 9.8% en
suelo migajonoso, este hongo reduce la emergencia de adultos en 22% y 43%,
respectivamente (Lezama-Gutierrez et al., 2000).

Las investigaciones sobre M. anisopliae como agente de control biológico en diversos


insectos hospederos son numerosas; en contra de este fundamento, desafortunadamente
se tuvo acceso a pocos estudios donde se evalúa a M. anisopliae que infecte a

110
hospederos en el suelo, en el amplio rango de condiciones ecológicas y físicas que esto
significa, por lo que este estudio representa en verdad sólo una simplificación gruesa de
lo que significa el fenómeno.

En las humedades extremas de 5 y 20% ocurrió la micosis más alta de M. anisopliae; un


fenómeno similar se observa cuando, en humedades extremas de <1 y 14% se hace
patente la micosis producida por M. anisopliae; sin embargo, en la humedad de suelo
intermedia de 7% no se presenta micosis, quizás por la falta de un factor sinérgico de
índole químico (Quintela y McCoy, 1998). No obstante, en este bioensayo los
resultados señalaron que en las humedades intermedias de 10 y 15% la micosis aunque
disminuida, se hizo aparente con porcentajes que oscilaron entre 28 y 53%.

Con base en los niveles de patogenicidad obtenidos en este bioensayo y los resultados
de algunos autores se puede especular y hacer la siguiente propuesta. La conducta
manifestada por las larvas de A. ludens de entrar en el suelo y permanecer inmóviles,
similar a la conducta revelada por los tefrítidos de adentrarse en la pulpa para escapar
de los parasitoides (Aluja et al., 1990; Sharp y Gould, 1994; Sharp y McGuire, 1996),
sobrevivir el invierno, o cambiar a la etapa pupal la cual se desarrolla en el suelo
manifestada por éstas y otros organismos (Barker, 1999), puede utilizarse en contra de
la plaga de A. ludens, aunada con los niveles de humedad de 0% de contenido de agua
(vol:peso) (Quintela y McCoy, 1998), o de 5 y 20% de humedad de suelo obtenidas en
este bioensayo; pero el control de las etapas de A. ludens en el suelo solo puede ser
dirigido al tercer instar cuando entra al suelo, o la etapa pupal la cual se desarrolla en el
suelo.

VI. CONCLUSIONES

La temperatura, humedad relativa y humedad de suelo si tuvieron efecto sobre la


patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en larvas del tercer estadio de A. ludens.

111
Los aislados ARSEF3290, ARSEF3295 y Ma16 manifestaron capacidad patógena sobre
las larvas del tercer estadio de A. ludens.

Se demostró que aún en temperaturas tan bajas de 10°C y altas como 37°C los aislados
realizaron actividad patógena.

Se encontró que con el incremento de la humedad relativa aumenta el grado de


patogenicidad de los aislados ARSEF3290 y Ma16,

Se observó que en la humedad relativa de 90 y 100% se manifiesta la mortalidad óptima


producida por el tercer aislado ARSEF3295 en larvas del tercer estadio de A. ludens.

Los datos sugieren que en los cuatro tratamientos de humedad de suelo los tres
aislados presentan actividad patógena sobre larvas de A. ludens y que en las humedades
de suelo de 5% y 20% se producen porcentajes de 92 y 91% de mortalidad.

Los anteriores hallazgos sientan los precedentes para evaluaciones posteriores para el
control biológico de A. ludens en condiciones de invernadero y de campo.

112
VII. SUGERENCIAS DE INVESTIGACIÓN

7.1 Sugerencias acerca del bioensayo del efecto de la temperatura, humedad


relativa y humedad de suelo sobre la patogenicidad de los aislados de M.
anisopliae en larvas de tercer estadio de A. ludens

La posibilidad de utilizar hongos Hyphomycetes como agentes de control biológico en


contra de A. ludens primero fue propuesto por Lezama et al., (2000) quien sugiere que
M. anisopliae puede tener potencial en este respecto.

El experimento que se presentó empieza con el proceso de determinar el efecto de la


temperatura, humedad relativa y humedad de suelo, sobre la capacidad patógena de los
aislados de Metarizhium en contra de larvas de A. ludens. En este respecto, se ha
examinado el porcentaje de mortalidad total así como también mortalidad total debida a
micosis. Ambos parámetros son importantes desde el punto de vista del potencial de
estos aislados para control biológico. La mortalidad alta obviamente es importante,
puesto que asegura una disminución máxima en las poblaciones de plagas objetivo
después del tratamiento. El porcentaje de mortalidad debida a micosis también es
importante desde un punto de vista epizotiológico. Parecería que un aislado que cause
mortalidad alta el cual también colonice y esporule sobre un porcentaje alto de
cadáveres infectados es probable que sea un patógeno mucho mejor desde un punto de
vista control, que uno el cual cause mortalidad equivalente pero es capaz de esporular
sobre pocos hospederos. El aislado anterior incrementaría la carga del inóculo en el
habitat larval, incrementando así la probabilidad de infectar larvas de éste en futuras
generaciones.

Una preocupación primaria en este estudio fue identificar los umbrales altos y bajos en
los tres factores abióticos señalados. La actividad fúngica en temperatura, humedades

113
relativas y humedades de suelo variables, como en el caso del trópico seco y en otros
ambientes, es de importancia crítica en el caso de cualquier hongo a ser utilizado en el
control de larvas de A. ludens.

Este bioensayo ha tenido éxito al identificar el efecto de los factores abióticos sobre la
capacidad patógena de tres aislados (ARSEF3290, ARSEF3295 y Ma16) al ser mejores
con respecto a tres criterios importantes para seleccionar un patotipo apropiado contra
larvas de A. ludens y su hábitat particular. Estos criterios son: (1) patogenicidad a el
hospedero (2) abundante micosis sobre un alto porcentaje de hospederos infectados y
(3) actividad en un amplio rango de temperaturas, humedades relativas y humedades de
suelo. Se sugiere que los aislados ARSEF3290, ARSEF3295 y Ma16 pueden ser
utilizados como un estándar para futuros estudios comparativos y son buenos
candidatos para ensayos de invernadero y de campo.

7.2 Sugerencias al experimento del efecto de la temperatura a humedad relativa


constante de 96%, sobre la patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en
larvas de tercer estadio de A. ludens

Los tres aislados en el experimento indicaron mortalidades equivalentes en la


temperatura de 30°C indicando que todos los aislados tienen un efecto similar a corto
plazo sobre las población plaga en esta temperatura. Sin embargo, con respecto a la
actividad a 25°C y habilidad para colonizar y esporular sobre el hospedero en ambas
temperaturas, el aislado ARSEF3290 es significativamente mejor que los otros
aislados.

En la temperatura de 20°C, el aislado ARSEF3295 en la repetición número cuatro,


solamente en dos o tres ocasiones hubo pupas que manifestaron signos extraordinarios
de micosis, aún a 42 dias de iniciado el tratamiento y a ocho días de haberla puesto en
cámara húmeda. Por ejemplo, en el primer caso, aparecieron dos pupas, una irregular
desinflada, con micelio en forma de maquillaje local (monoestratificado), a diferencia

114
de su aparición normal con presentación multiestratificada en capa uniforme en toda la
superficie de la pupa. Ahora sólo apareció en un manchón solamente (foto:
Ma8Pemaquillad20°C42d41). El paradigma de la micosis bien desarrollada, distribuida
de manera total y uniforme no es aplicable en este caso pupal. La segunda pupa,
aparentemente “normal” en forma, también presentó el mencionado manchón. Esto
lleva a sugerir que la presencia del hongo no es de la manera como lo señala la
literatura con capa micelial en forma de tapete. Esta sola mancha lleva a la suposición
de que el hongo infectó y mató a las pupas, aunque su desarrollo superficial se vió poco
aparente. La cuestión que queda pendiente es: ¿cuántas larvas, pupas y adultos pudieron
ser muertas por este hongo, sin haber presentado la capa micelial o de esporas
aparente?, y ¿cuál es la sintomatología pre y post mortem en los diferentes instars de A.
ludens?.

En un segundo caso se detectó la presencia de una pupa vacía, con solo un manchón de
esporas en la parte anterior, monoestratificada, a manera de maquillaje (foto:
Ma8Peclosión20°C42d41), lo cual lleva a hipótesis de que la infección del hongo pudo
haber sido de una de dos maneras: 1) que el aislado ARSEF3295 atacó e infectó la pupa
desde afuera, cuando el hospedero se encontraba en el estado fisiológico denominado
pupa, y sólo atacó las capas quitinosas de la cutícula pupal sin haber tocado a la larva y/o
adulto. Esta suposición es probable si tomamos en cuenta que la cutícula de la pupa es
gruesa.

Sin embargo, la pupa vacía como tal no parece un sustrato adecuado para el desarrollo
del hongo. 2) que el aislado ARSEF3295 atacó a A. ludens en el estado larvario y la
afectó de manera atenuada, de tal forma que le permitió a la larva la metamorfosis a la
etapa adulta. Sin embargo, el adulto pudo morir al emerger de la pupa por el gasto
energético que esto significa y el hongo que llevaba en su interior pudo vencerlo en
esta etapa crítica aunado a la falta de agua y alimento. De esta forma, las hifas presentes
en la cutícula externa del insecto y en la superficie interna de la pupa prosperaron, y
quedaron patentes en la pupa de manera externa en forma de un manchón que no

115
prosperó debido a la falta del sustrato que representa el insecto. Por lo tanto queda
pendiente la siguiente pregunta: a) en el caso de la pupa irregular y desinflada,
probablemente sucedió que el aislado ARSEF3295 infectó a la larva sin matarla, pero
este efecto se hizo patente en la última etapa de la metamorfosis de pupa a adulto
impidiéndole la transformación a adulto, o en el caso de que haya matado a la larva, la
tomó como sustrato desapareciéndola en su actividad saprozoica; probablemente por
esta razón ARSEF3295 apareció solamente como un manchón, aunque faltaría
verificarlo. Con base en lo anterior se sugiere una investigación que trate sobre cada
una de las actividades del hongo en sus diferentes etapas (infección, desarrollo,
germinación) y sus efectos sobre los diferentes instars de la mosca de la fruta.

7.3 Sugerencias al experimento del efecto de la humedad relativa a temperatura


constante de 25°C, sobre la patogenicidad de los aislados de M. anisopliae en
larvas de tercer estadio de A. ludens

De acuerdo con las aseveraciones antecitadas, en un ambiente dado la humedad relativa


baja puede obstruir las epizootias al disminuir la micosis y propagación del hongo (Luz
y Fargues, 1998). Sin embargo, estos aspectos pueden no ser tan críticos para utilizar el
hongo como bioinsecticida, y se pueden remediar con un microclima adecuado que
promueva la infección, como es de las membranas intersegmentales en la cutícula de
los insectos (Doberski, 1981; James et al., 1998) o el poro genital y ano en las
garrapatas (Samish y Rehacek, 1999). Por tanto, son necesarios estudios adicionales y
evaluaciones de campo para determinar si en el suelo existen macro o micro hábitats
con niveles de humedad y temperatura apropiados para la germinación y crecimiento
acorde con los requerimientos de los diferentes aislados de M. anisopliae.

116
7.4 Sugerencias al experimento del efecto de la humedad del suelo a
temperatura constante de 25°C, sobre la patogenicidad de los aislados de M.
anisopliae en larvas de tercer estadio de A. ludens

El experimento que se presentó empieza con el proceso de determinar el efecto de la


humedad de suelo sobre la patogenicidad de los aislados de Metarizhium en contra de
larvas de A. ludens. En este respecto, bajo el exámen de los porcentajes de mortalidad
total de A. ludens logrados por el hongo M. anisopliae a diferentes humedades de suelo,
se obtuvo una campana invertida perfecta en la curva de mortalidad dada por el
comportamiento de los tratamientos examinados, lo que sugiere dos líneas de
investigación: 1) a partir de la Humedad de Suelo (HS) de 5% plantear tratamientos
inferiores que probablemente pueden ser de 4, 3, 2 y 1% de HS, para obtener los
gradientes de HS más precisos requeridos por los diferentes aislados de M. anisopliae.
2) A partir de la HS de 20% plantear tratamientos superiores que probablemente
pueden ser de 21, 22, 23, 24, 25%HS etc; el último tratamiento puede corresponder a
la capacidad de saturación del suelo, con objeto de obtener el gradiente de HS sobre la
capacidad de campo requeridos por los aislados de M. anisopliae.

En el experimento bajo condiciones de temperatura constante, los tres aislados


indicaron mortalidades equivalentes en las HS de 5 y 20% indicando que todos los
aislados tienen un efecto similar a corto plazo sobre las población plaga en estas
humedades. Sin embargo, en las humedades de suelo de 5 y 20% el promedio de los
tres aislados con respecto a la habilidad para colonizar y esporular es de 66 y 51%,
respectivamente.

Debe señalarse que en el rango de humedades de suelo de 5 a 20%, en los aislados


ARSEF3295 y Ma16 los porcentajes de mortalidad total y porcentajes de mortalidad
con micosis fueron equivalentes, mientras que en el aislado ARSEF3290, el salto de 5
a 10% HS significó fuerte reducción en su capacidad patógena, por lo que se deduce

117
que su rango de humedad es más estrecho que en los aislados restantes, por lo que
faltaría delimitar el rango de ARSEF3290 en niveles finos alrededor la humedad de
suelo de 5%. Además, el mismo fenómeno se manifestó en el porcentaje de micosis
acumulada, por lo que se debería extender la investigación a este rubro.

7.5 Sugerencias en cuanto a formulación de M. anisopliae ante los factores


ambientales

Introducción. El control biológico con patógenos puede jugar un papel importante en la


estrategia de manejo integrado de plagas (MIP). La investigación extensiva de la
patogenicidad y viabilidad de esporas ha guiado a la selección de M. anisopliae para el
desarrollo comercial como un bioplaguicida microbiano. El desarrollo industrial de
este bioplaguicida microbiano encara muchos desafíos; además de maximizar la
producción de esporas, las esporas deben ser secadas para asegurar una adecuada vida
de estante y la inactivación de esporas en el campo debido a la radiación solar continúa
siendo un problema serio a pesar de los esfuerzos extensivos de investigación. El
objetivo de este capitulo alude a la formulación de un plaguicida microbiano con una
posible tolerancia a la radiación solar. El desarrollo de esta formulación debería
integrar información sobre la biología de la espora, proceso de secado y formulaciones

118
de cubierta relacionadas de forma particular, a la sobre vivencia de la espora durante la
formulación, infectividad y tolerancia de la espora a la radiación UV. Este trabajo esta
basado en la información disponible en la literatura científica relacionada a la biología
de Metarhizium spp, tolerancia al estrés en sistemas biológicos y a las formulaciones de
bioplaguicidas microbianos. La formulación de bioplaguicidas microbianos ha sido un
área de investigación poco estudiada, lo cual puede brindar una oportunidad para
mejorar de manera significativa la utilidad de M. anisopliae para el control de insectos.
Sin embargo, son necesarios muchos esfuerzos para generar una mayor comprensión de
la biología de la espora, particularmente en relación a la tolerancia al estrés, integrada
con condiciones culturales, formulación, almacenaje y aplicación.

La primera especie de el género Metarhizium (Subdivisión Deuteromycotina; Clase


Hyphomicetes; Orden Moniliales), Metarhizium anisopliae fue aislada de la especie
Anisopliae austriaca por Metchnikoff en 1878. Metarhizium spp ocurre de manera
ubicuista en todo el mundo en etapas de vida alternantes entre una etapa saprofítica de
suelo y una etapa patógena al insecto. Metarhizium spp tiene amplio rango de
hospederos; sin embargo, hay especificidad entre los aislados de este género.

Bajo condiciones naturales, Metarhizium spp produce dos tipos de esporas. Los
conidios aéreos, los cuales se producen sobre fiálides durante la etapa de vida
saprofítica o sobre el cadáver del hospedero, y están definidas como esporas asexuales
producidas en hifas esporogenas especializadas conocidas como fiálides. Un segundo
tipo de esporas se produce en la hemolinfa del insecto que se conoce comúnmente
como una “blastopora”, la cual está caracterizada sobre la base de poseer características
similares a la pared celular de la hifa y son referidas como “blastoporas”, a causa de su
propagación por producción a través de un poro (producción de espora blástica).

Metarhizium spp produce tres tipos de esporas in vitro. Conidios aéreos y blastoporas
pueden producirse en cultivos sólidos y cultivos líquidos, respectivamente. Además, los
conidios sumergidos, los cuales se producen en cultivos líquidos contienen nitrógeno

119
limitado y exceso de carbono, han sido caracterizados sobre la base de carácterísticas
similares de tamaño y coloración a los conidios aéreos y a la producción de esporas
sobre las céluas esporógenas semejantes a fíálides (Jenkins y Prior, 1993).

Tipos de esporas de Metarhizium. La ventaja práctica de producir conidios sumergidos


en cultivo líquido que tengan características similares a los conidios aéreos son la
facilidad de producción en cultivo líquido combinado con la estabilidad ambiental
agregada que se piensa presentan los conidios verdaderos sobre las blastoporas
(Jenkins y Goettel, 1997). Las condiciones de cultivo en fermentación líquida pueden
monitorearse cercanamente y la tecnología esta bien establecida en la formulación
(Sandoval-Coronado, Luna-Olvera, Arevalo-Nino, Jackson, Poprawski y Galan-Wong,
2001). Los conidios aéreos poseen una cubierta de monoaminas conocida como
hidrofobinas que pueden ofrecer alguna protección ambiental e incrementar la
hidrofobicidad de la espora. Se ha demostrado que las hidrofobinas también están
presentes sobre la superficie de los conidios sumergidos (Bidochka et al., 1995). Sin
embargo, los conidios sumergidos de Metarhizium anisopliae son hidrofílicos y no se
pueden ser formulados en aceite fácilmente (Jenkins y Thomas, 1996)

Se han hecho comparaciones de las características de la superficie de la pared celular


en los tres tipos de espora de B. bassiana; sin embargo, no se han hecho comparaciones
similares para los tres tipos de espora de Metarhizium spp. Las blastoporas, conidios
sumergidos y conidios aéreos de B. bassiana se pueden diferenciar por la morfología de
la espora, morfología de la célula esporógena, características de la superficie de la
espora, infectividad, y vida de repisa. La hidrofobicidad de los conidios y conidios
sumergidos son similares, mientras que la hidrofobicidad de las blastoporas es
significativamente menos. Aunque no se examina la unión de la espora, las diferencias
en hidrofobicidad global no se relacionan con diferencias en virulencia (Hegedus y
Khachatourians, 1995). Las blastoporas son las menos hidrofóbicas, poseen
relativamente poca superficie de carbohidratos, y no sobreviven bien al almacenaje,
pero son la forma más virulenta de la espora. Los conidios sumergidos muestran

120
similaridades con los conidios aéreos con respecto a la hidrofobicidad, superficie de
carbohidratos y virulencia; sin embargo, tienen una vida de repisa más corta que los
conidios aéreos a temperaturas sub glaciales.

Necesidad de bioplaguicidas más persistentes. La adquisición secundaria de Metarhizium


anisopliae ya sea por esporas persistentes en la vegetación o transmisión horizontal por
esporulación de cadáveres puede contribuir de manera significativa al control de plagas
acrídidas Africanas (Shah, Kooyman y Paraíso, 1997).

La transmisión horizontal de esporas de cadáveres infectados es significativa sólo en


ambientes donde la humedad es alta lo suficiente para permitir la esporulación de
cadáveres infectados, aunque Metarhizium puede infectar en humedades mucho más
bajas (Arthurs, Thomas y Lawton, 2001). En climas áridos donde las epizóticas no
pueden ser establecidas, el control del insecto esta limitado al contacto directo con el
rocío residual o por la adquisición secundaria de la vegetación, con lo que se
incrementa la necesidad de formulaciones que mejore la persistencia de la espora en el
ambiente.

Viabilidad de las esporas ante el ambiente. Cuando se desarrolla un bioplaguicida


fúngico, la viabilidad de la espora debe ser evaluada en cada una de las etapas durante el
proceso; esto incluye: la viabilidad inicial posterior a la producción de esporas,
sobrevivencia durante el proceso de formulación, vida de repisa de las esporas, y
persistencia de las esporas formuladas en el ambiente. Se deben tomar medidas en cada
una de estas etapas con objeto de mejorar la persistencia del producto final en el
campo. La fisiología y morfología de la espora son afectadas por las condiciones de
cultivo durante la producción de esporas, las cuales influyen en la tolerancia de la
espora al estrés (Hong, Jenkins y Ellis, 2000).

Al evaluar la viabilidad de los conidios de 25 cepas de hongos entomopatógenos en


cultivos de la colección y preservados por liofilización y en nitrógeno líquido, se
encuentra que el porcentaje de germinación disminuye menos de 13.3% en cultivos de

121
16-84 meses almacenados en nitrógeno líquido, mientras que en los cultivos de 29-49
meses preservados por liofilización, la perdida de viabilidad varía de 28.6 a 94.5% (De
Faria et al., 1999).

Se pueden agregar materiales protectores a las esporas durante el proceso de


formulación para mejorar la tolerancia al calor, desecación y UV. Las esporas pueden
ser almacenadas bajo condiciones que maximize su vida de repisa. Se requieren
estudios adicionales en regímenes de desecación y almacenamiento para mejorar la vida
de repisa a corto plazo (Shah, Aebi y Tuor, 1999).

La selección de momento oportuno para la aspersión puede minimiza los efectos del
estrés ambiental. Las esporas pueden morir durante el almacenaje y en el ambiente por
estrés de agua; esto incluye estrés osmótico y desecación extrema, estrés termal y luz
solar. De estos factores, el estrés termal es el más significativo para las esporas
formuladas antes de la aplicación. Sin embargo, el efecto del estrés termal sobre las
esporas puede ser mitigado por secar las esporas con 4-6 % de humedad y guardarlos
secos en el material formulado (McClatchie, Moore, Bateman y Prior, 1994; Hong, Ellis
y Moore, 1997; Hong, Jenkins , Ellis yMoore, 1998).

Formulación del hongo Metarhizium. Formulación granular. Las estrategias para la


aplicación de formulaciones granulares de hongos entomopatógenos incluyen la
aplicación de micelio seco o esporas formuladas como carnadas de contacto. Las
estrategias que utilizan la aplicación de micelio seco estan basadas sobre la
esporulación en el campo para producir los conidios aéreos infectivos y son por lo
tanto, poco prácticos para control en climas áridos (Pereira y Roberts, 1991). Sin
embargo, las carnadas de contacto que utilizan tecnología de expulsión de fécula de
maíz (Nankinga y Moore, 2000) han mostrado resultados promisorios en el control de
Cosmopolites sordidus (Germar) (Coleoptera:Curculionidae). Las carnadas de contacto
protegen las esporas de la luz solar (Edgington, Segura, De la Rosa y Williams, 2000) y
atraen al perforador del grano más grande Prostephanus truncatus (Horn)

122
(Coleoptera:Bostrichidae) (Smith, Moore, Karanja y Chandi, 1999) y por consiguiente,
incrementa el contacto con las esporas.

Formulación en líquido. Cultivos en líquido para producir blastoporas de Paecilomyces


fumosoroseus fueron formulados con diferentes materiales inertes y orgánicos anterior
al secado con aire, para evaluar la sobrevivencia inicial y a largo plazo del formulado de
las blastoporas a las temperaturas de 4 y 28°C. Se encuentra que en estas condiciones: -
-la viabilidad inicial de las blastoporas es afectado por el material de formulación y por
el medio de producción de blastoporas. --La composición del medio, secado y
temperatura de almacenaje tienen impacto sobre la sobrevivencia a largo plazo de las
blastoporas. --La formulación LM1, un medio basal de sales suplementado con ácidos
Casamino y glucosa produce las concentraciones más altas de blastoporas que no sólo
sobreviven al secado sino que también mantienen viabilidad más larga durante el
almacenamiento. Bajo las condiciones de secado y almacenaje utilizadas en este
estudio, en la producción, las formulaciones de arcilla kaolin calcinada almacenadas a
4°C tienen la mejor estabilidad de almacenaje. En todas las formulaciones probadas, la
sobrevivencia de la espora sobre el tiempo es reducida para las formulaciones de
blastoporas almacenadas a 28°C más bien que a 4°C (Sandoval et al., 2001).

Por otro lado, sin embargo, el inóculo basado en grano de arroz seco tiene
preponderancia sobre el inóculo en grano de arroz seco humedecido y la isuspensión
acuosa de conidios de B. bassiana en contra del perforador del tallo Chilo partellus
(Swinhoe) (Lepidoptera:Pyralidae), el cual es fácil de producir, induce los porcentajes
de infección más altos en la población de larvas dos semanas después de la aplicación
(Maniania, 1993). Del mismo modo, al evaluar el potencial de formulaciones de
micelio en arroz seco de tres especies de los HEPs M. anisopliae, B. bassiana y P.
farinosus de acuerdo a cinco criterios: 1 vida de almacenaje, 2 eficacia en el campo
contra dos plagas subterráneas del arándano, 3 persistencia y eficacia contra el primer
instar en la larva del gorgojo negro de la vid y 5 persistencia en el campo en un pantano
de arándano, se encuentra que los números del gorgojo negro de la vid O. sulcatus son

123
–2
significativamente más bajos en parcelas tratadas con 100 gm con la formulación de
M. anisopliae que en parcelas sin tratamiento (Booth y Shanks, 1998).

Formulación basada en aceite. El uso de formulaciones basadas en aceite proveen


cuatro ventajas importantes sobre las formulaciones basadas en agua, estas pueden ser :
1) Metarhizium anisopliae es más infectivo en humedades más bajas en formulaciones
basadas en aceite (Inyang, McCartney, Oyejola, Ibrahim, Pye, Archer y But, 2000); 2)
Cuando feromonas y conidios de B. bassiana son incorporados a los pelets, ellos
pueden ser almacenados en un congelador o refrigerador a –10°C y así retienen más del
80% de viabilidad después de 51 semanas, mientras que a 27°C muestran germinación
significativamente más baja de 20.7 a 27.2% después del mismo tiempo (Smith et al.,
1999); 3) las formulaciones basadas en aceite permiten aplicar al bioplaguicida fúngico
en un estado desecado, lo cual reduce los efectos del estrés termal (McClatchie et al.,
1994; Hong, Ellis y Moore, 1997; Hong, Jenkins, Ellis yMoore, 1998); y 4) las
formulaciones basadas en aceite son compatibles con aplicaciones de volúmenes muy
bajos, lo cual es importante para reducir el volúmen de rocío cuando se controlan las
plagas en áreas remotas. Estas ventajas pueden ser de particular importancia cuando se
usan hongos entomopatógenos para el control de plagas de insectos en ambientes con
alta temperatura, baja humedad y alta insolación. Las formulaciones solubles en aceite
con bloqueadores del sol tienen poco impacto para mejorar la eficacia de Metarhizium
anisopliae en ensayos de campo (Shah, Duoro-Kpindou, Sidibe, Daffe, Pauuw y Lomer,
1998), aunque algunos de estos materiales como la albúmina de huevo y leche en polvo
(Edgington et al., 2000) mejoran la protección UV en experimentos de laboratorio.

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VIII. LITERATURA CITADA

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