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La juventud es una etapa dilatada en la trayectoria vital, que da comienzo alrededor de los 12
años y se puede dar por clausurada sobre los 21 años. En este rango de edad, las
manifestaciones de los problemas, necesidades e inquietudes, son diversas. La necesidad de
afecto y comprensión es el punto clave, y a la mínima que el joven encuentra una laguna en
este sentido, se dispara su susceptibilidad, y amplia el efecto hasta límites insospechados.
Por este motivo debemos estar muy atentos a las formas a la hora de comunicarnos con un
adolescente, si encuentran cercanía y sintonía con quien le habla, queda resuelto más de la
mitad del problema.
La siguiente etapa comprende hasta los 17 ó 18 años, momento en el que, en caso de sufrirla,
se produce la mayor crisis vital de la vida, es un momento muy complicado marcado por
cambios continuos, sentimiento constante de confusión, y donde los jóvenes necesitan
compartir sus inquietudes con alguien ajeno a su entorno más cercano, para sentirse liberados
de presiones familiares que pueden existir.
Por último, hasta los 21 años, se desarrollan con más detalles esos problemas anteriores que
no han podido ser solucionados con tiempo, y en algunos casos se fijan en la persona, dando
lugar a problemas de adultos.
Pos esto, consideramos de vital importancia el auténtico conocimiento de la persona, tanto del
terapeuta hacia el joven para poder enmarcar el camino a la solución de la forma más
adecuada, como del joven hacía sí mismo, ya que el hecho del auto-conocimiento ayuda de
manera muy eficaz, no sólo para resolver el problema, sino para prevenir disfunciones futuras,
que de manera natural acontecen en la vida cotidiana de cualquier persona joven.
LA ETAPA DE LA JUVENTUD
Han recibido mayor confort y prosperidad económica comparada con los de sus
padres.Al nacer los primeros hijos, los padres pretenden complacerle en aquello que
no disfrutaron, su interés es darle lo mejor. Es así que la juventud ha tenido lo que
otros no han disfrutado, son dichosos.
Definición y tipos
Dentro del ámbito de la psicología, los diferentes autores
han definido la timidez como "la tendencia a evitar
interacciones sociales y a fracasar a la hora de participar
apropiadamente en situaciones sociales" (Pilkonis, 1977a, p.
585); ansiedad y disconfor con situaciones sociales,
particularmente en aquéllas que implican evaluación por
parte de la autoridad, "auto-observación de sí mismo,
infelicidad, inhibición, preocupación sobre sí mismo..."
(Crozier, 1979, p. 121); reacción de tensión, preocupación,
sentimientos de incomodidad y disconfor e inhibición del
comportamiento social normalmente esperado (Buss, 1980);
disconfor, inhibición, y respuestas de ansiedad, auto-
observación de sí mismo, y reticencia en presencia de los
otros (Jones, Briggs y Smith, 1985).
Algunos autores señalan la existencia de diferentes tipos o
dimensiones de timidez. Uno de los primeros en establecer
una clasificación de los sujetos tímidos fue Zimbardo (1977),
quien distinguió tres grupos: el primero incluye a aquellos
individuos que no temen la interacción social, simplemente
prefieren estar solos, sintiéndose más cómodos con sus ideas
y sus objetos inanimados que con la gente; el segundo grupo
hace referencia a aquellos sujetos con baja confianza en sí
mismos, pobres habilidades sociales y sentimientos de
vergüenza que hacen que eviten el contacto con los demás; y
el tercero integra a aquellos individuos que se sienten
atemorizados ante la posible no consecución de sus
expectativas sociales y culturales.
Por otro lado, Zimbardo y Radl (1985) se refieren a la
timidez como un mecanismo de defensa que permite a la
persona evaluar situaciones novedosas a través de una
actitud de cautela con el fin de responder de forma adecuada
a las demandas de la situación. Así mismo, Buss (1986)
distingue entre la timidez ligada al miedo a los demás
(fearful shyness) y la relacionada con la auto-observación
(self-conscious shyness). La timidez ligada al miedo a los
demás surge durante el primer año de vida del niño, se
manifiesta a través de la ansiedad provocada por la
inseguridad ante la presencia de extraños, normalmente
adultos, y se caracteriza por un elevado arousal autonómico,
una marcada inhibición comportamental y preocupaciones
excesivas por el miedo a ser evaluados negativamente por
otros. La timidez relacionada con la auto-observación surge
a partir de los 4-5 años cuando el niño toma conciencia de sí
mismo como un ente social expuesto a la evaluación crítica
de los demás, y se caracteriza por un bajo arousal fisiológico
y una preponderancia de cogniciones centradas en la
evaluación negativa, así como cierta inhibición
comportamental, aunque menos que la que se manifiesta en
el primer grupo.