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Sacada del libro El Tao de la Salud y la Larga Vida de Daniel Reid.

LA DUCHA NASAL NETI

La mejor manera de mantener limpia la nariz y conservar los conductos nasales despejados y
sin obstrucciones consiste en la administración regular de una ducha nasal, conocida en el
lenguaje del yoga con el nombre de «neti». La ducha nasal neti es una forma de higiene
especialmente importante para los practicantes de la respiración profunda, sobre todo en esta
época de contaminación atmosférica, tabaco y dietas productoras de mucosidades. El neti
desprende y elimina las incrustaciones de mocos secos, disuelve y expulsa el polvo, la grasa y
demás contaminantes, y lava a fondo las sensibles terminaciones olfativas, con lo que aumenta
su capacidad para extraer y asimilar el Qi del aire.
He aquí cómo se lleva a cabo el neti: caliente dos tazas de agua limpia (a ser posible destilada)
hasta la temperatura del cuerpo y disuelva en ella 1/2 cucharadita de sal más o menos, «al
gusto». La idea consiste en aproximarse a la temperatura y la salinidad de los conductos
nasales, para que la solución limpiadora no dé lugar a un intercambio osmótico de líquidos con
las membranas nasales. Vierta la solución tibia y salina en una tetera pequeña o en un
«recipiente neti» especial. Póngase en cuclillas, ladee la cabeza e inserte el pico de la tetera en
el agujero de la nariz vuelto hacia arriba. Siga ladeando la cabeza hasta que la solución salina
comience a penetrar en el agujero superior y salga por el inferior. Unos conductos muy
obstruidos no permitirán el libre paso del agua de uno a otro lado, en cuyo caso deberá taponar
la ventana inferior de la nariz con el pulgar libre y aspirar suavemente la solución por la ventana
superior (figura 3.2). Siga aspirando por la nariz hasta que note correr el agua tibia por el pala-
dar, pero no la trague. En vez de hacerlo, escúpala al suelo según va bajando. Preste atención
a no inhalar nada de aire mientras vierte el agua en la nariz. Tras hacer pasar
aproximadamente la mitad del líquido por una ventana, cambie de costado, ladee la cabeza en
sentido opuesto y repita la operación.

Figura 3.2
La ducha nasal neti
Cuando se termine la solución, tápese alternativamente una de las ventanas de la nariz
y sople con fuerza por la otra. Le asombrará ver la basura que sale: aparte de las mucosidades
habituales, a veces encontrará ásperas partículas negras, masas de polvo y borra, grumos de
grasa, cuerdas fibrosas y otros residuos hasta entonces incrustados en las fosas nasales. Tras
expulsar estos residuos con los restos de agua por ambos agujeros, seque los conductos
nasales. Para ello, debe situarse en pie con las manos en las caderas e inclinarse hacia
adelante; en seguida, efectúe una serie de vigorosas sacudidas de cabeza arriba y abajo,
mientras sopla con fuerza por la nariz. Todo el proceso parece mucho más complicado de lo
que en realidad es: el principal obstáculo es psicológico, no mecánico, y el requisito más
necesario para llevar a cabo el neti es mantener la calma y prestar atención a lo que se está
haciendo.
El enorme aumento de la sensibilidad olfativa tras una ducha nasal bien hecha debería bastar
para convencer a todo el mundo de su eficacia terapéutica y su importancia fundamental para
la respiración y la salud general. Olores que hasta el momento le pasaban inadvertidos
interpretarán de pronto sinfonías aromáticas en su nariz, y su sentido del gusto -que depende
en gran medida de la nariz- mejorará perceptiblemente. Lo más importante, empero, es el
pronunciado incremento de la vitalidad que experimentan quienes practican el control de la
respiración con los conductos nasales limpios.
Si practica usted el control respiratorio y realiza el neti con regularidad, ya puede despedirse de
los resfriados. A pesar de todas las afirmaciones de los médicos occidentales en el sentido de
que son los «gérmenes» los culpables de los resfriados y otros trastornos respiratorios, la
causa básica es una toxicidad patológica de las membranas nasales, que hace que se inflamen
y se incrusten de mucosidades tóxicas, formando así un caldo de cultivo ideal para los
gérmenes. A medida que se acumulan estas toxinas, dañan gravemente las membranas nasa-
les y las vuelven vulnerables al ataque de los gérmenes. Los gérmenes son un síntoma, no una
causa de los resfriados. Una o dos duchas nasales por semana, realizadas como parte de su
régimen habitual, mantendrán limpia su nariz y la harán invulnerable a esos resfriados que tan
«corrientes» se han vuelto en esta época de contaminación y de dietas desnaturalizadas.

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