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HECHOS 1.

15-26 – Parte 3
En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los reunidos eran
como ciento veinte en número), y dijo: Varones hermanos, era necesario que se
cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David
acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús, y era contado con
nosotros, y tenía parte en este ministerio. Este, pues, con el salario de su iniquidad
adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus
entrañas se derramaron. Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de tal
manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama, que quiere decir,
Campo de sangre. Porque está escrito en el libro de los Salmos: Sea hecha desierta
su habitación, y no haya quien more en ella; y: tome otro su oficio. Es necesario,
pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que
el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de
Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho
testigo con nosotros, de su resurrección. Y señalaron a dos: a José, llamado
Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías. Y orando, dijeron: Tú,
Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has
escogido, para que tome la parte de este ministerio y apostolado, de que cayó
Judas por transgresión, para irse a su propio lugar. Y les echaron suertes, y la
suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles.

INTRODUCCIÓN
Ya hace dos semanas comenzamos a estudiar este pasaje, y aunque, como he
mencionado varias veces, el pasaje trata de la selección del doceavo apóstol,
Matías, en remplazo de Judas Iscariote, al ver a los tres hombres que son
mencionados aquí, ver sus vidas, sus historias, y el propósito para el cual Dios
los había destinado aprendemos muchos principios para nuestra espiritual.

SUMARIO
Tema: La iniciativa de Pedro de postular un remplazo para Judas. Y al final el
Señor escogió a Matías.
Título: Tres Hombres, Tres Historias y Tres Grandes Destinos.
Bosquejo: Primero Pedro, el siervo humillado convertido en líder. Segundo Judas,
el siervo traidor convertido en recuerdo. Tercero Matías, el siervo olvidado
convertido en testigo.

TRES HOMBRES, TRES HISTORIAS Y TRES GRANDES DESTINOS


Ya hemos visto primero al apóstol Pedro, el siervo humillado convertido en líder, y
aprendimos la necesidad de que el Señor trate con nuestro carácter
humillándonos, llevándonos de fracaso en fracaso muchas veces para que
aprendamos a ser sobrios y humildes, todo esto para cumplir en nuestras vidas
su propósito con nuestra victoria. Pedro es un ejemplo maravilloso de que nada
hay imposible para Dios y que no importa qué tan difícil creamos que somos para
ser moldeados, el Señor nos moldeará. La semana pasada estudiamos al ex –
apóstol Judas, el siervo traidor convertido en recuerdo, y aprendimos como una
persona puede estar profesando la fe y no ser salvo. En Judas no había un
cambio radical, porque seguía siendo igual de malo que siempre. Vimos que era
un farsante, oportunista y un gran hipócrita, maestro del disfraz. Vimos que
muchas veces alguien puede llegar a engañar a todos, y al final no ser nada. Por
recuerdo quedó su traición, su cobardía, su falta de arrepentimiento y la macabra
escena de muerte y el campo en el que fue enterrado, fue convertido en recuerdo,
un recuerdo de la vergüenza y el despropósito, porque solo a alguien como él se le
ocurriría vender al dador de la vida, habiendo visto tantas cosas. Pedro nos
produce en nosotros esperanza, al ver que Dios puede transformarnos; Judas nos
produce temor, al ver que alguien puede aparentar ser sin ser mientras se forma
una falsa esperanza y camino recto hacia el infierno.

TERCERO MATÍAS, EL SIERVO OLVIDADO CONVERTIDO EN TESTIGO


Es interesante que este libro se llame “Los Hechos de los Apóstoles” cuando nos
habla especialmente de Pedro y de Pablo. Casi podríamos decir que todos los
apóstoles además de estos dos suelen ser olvidados. Matías, sin embargo, creo
que es uno de los más olvidados de todos. ¿Quién era Matías? No sabemos con
exactitud, pero sí podemos deducir algunas cosas:

21 Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros
todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, 22 comenzando
desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido
arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección.

Matías, según este pasaje, era uno de los primero discípulos del Señor. Porque
uno de los requisitos para ocupar el lugar de Judas era haber estado con el Señor
y los apóstoles todo el ministerio del Señor, desde su bautismo hasta su
ascensión. Matías para cumplir estos requisitos debía ser de los primeros.
Seguramente estuvo en la cruzada evangelística de los setenta, cuando estos
adelantaban al Señor predicando el evangelio y preparando las ciudades para su
llegada. Esto es todo lo que podríamos decir de Matías en la biblia. Algunas
fuentes extra bíblicas dicen que era de Belén y de la tribu de Judá. Además de
esto, este siervo olvidado como muchos otros, fue escogido por Cristo para
convertirse en su testigo. Pedro, como vimos hace dos semana se levanta y toma
la iniciativa de elegir al remplazo de Judas. Pedro aplica dos salmos en los cuales
al parecer David hablaba de la traición que recibió de Ahitofel cuando este se
suma al golpe de estado de Absalón, que era hijo de David. Y él aplica el Sal.
69.25 para hablar del trágico final de Judas, y el Sal. 109.8 para hablar de la
necesidad de remplazarlo. Entonces Pedro da los requisitos que vimos hace un
momento; caminar con el Señor desde su bautista hasta su ascensión y notemos
que el apóstol Pedro deja claro que la elección era indirectamente hecha por ellos,
pero directamente por el Señor porque él no dice hagámoslo testigo con nosotros,
él dice uno SEA HECHO testigo con nosotros, que eso define el siguiente requisito,
ser escogido por el Señor mismo. Matías fue elegido por Cristo para ser el
remplazo de Judas. Y quiero aclarar algo como información para ustedes, es
importante decir que él no fue el SUCESOR de Judas sino su REMPLAZO. No fue
necesario remplazar a Judas porque este hubiese muerto, sino más bien porque
este fue un traidor.

25 para que tome la parte de este ministerio y apostolado, de que cayó Judas por
transgresión, para irse a su propio lugar

Por eso la sucesión, que es la doctrina herética del papado no se puede sustentar
desde este pasaje. Ahora, Matías era un desconocido para nosotros, no lo era
para la iglesia, lo es para nosotros. Porque no conocemos mucho acerca de él,
pero el Señor permitió que este hombre fuese convertido en un testigo.

23 Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo,
y a Matías. 24 Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos,
muestra cuál de estos dos has escogido, 25 para que tome la parte de este
ministerio y apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su propio
lugar. 26 Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con
los once apóstoles.

No importó que él no fuese conocido en los evangelios, ni importó que no llegara a


ser muy conocido para los santos de nuestro tiempo, sólo importó la
determinación de Cristo de hacerlo su testigo. Matías se convierte en un gran
defensor de la fe según la tradición, y hay dos tradiciones acerca de su ministerio
y muerte: La primera dice que predicó en Etiopía y después de mucho tiempo
murió martirizado, torturado de hecho. La otra tradición dice que predicó en
Judea y luego estuvo en algunos lugares de Asia y Europa, para luego en
Jerusalén ser juzgado injustamente por el Sumo Sacerdote, apedreado hasta la
muerte y luego cercenada su cabeza. No importa qué tradición sea cierta, sino
más bien cómo todos lo recuerdan, como un mártir. Matías se convirtió en un
testigo, porque cumplió su ministerio, vivió su ministerio y murió para Cristo.
Testigo de Cristo en su vida y en su muerte, siendo hecho para siempre uno de
los Doce Jueces Finales de la Tribu de Israel.

Matías es alguien que nos debe enseñar que ser recordados y distinguidos no es
más importante que ser siervo de Jesucristo. No digo que su elección como
apóstol fuese por obras, sino más bien por gracia, pero creo de manera personal
que Matías tenía un corazón aprobado para servir en este ministerio. Porque
Pedro ora inicialmente diciendo Tú, Señor, que conoces los corazones de todos,
muestra cuál de estos dos has escogido. Matías sería la antítesis de Judas, Judas
era un traidor, Matías era fiel, Judas era un farsante, Matías era íntegro, Judas
era un oportunista, Matías era un servidor, Judas era un hipócrita, Matías era
sincero. Eso puede enseñarnos que no es necesario ser perfectos para cultivar
estas virtudes en nuestras vidas, pero más aún, que todas estas virtudes no
tienen que ser conocidas por los hombres para estar en nosotros. Pedro es el
apóstol que nos llama a ser formados, Judas el ex apóstol que nos llama a
examinarnos, Matías es el apóstol que nos llama al reconocimiento por parte de
Dios y no de los hombres. Porque aunque Matías es el siervo olvidado por la
iglesia contemporánea, no ha sido olvidado por Dios, y sus obras serán
recompensadas y él se levantará como uno de los jueces de las tribus de Israel, y
recibirá reconocimiento eterno.

Es triste ver cristianos que están tan preocupados por ser reconocidos, por auto
promocionarse, por buscar ser distinguidos entre los hombres, pero es más triste
aún ver que a su vez hay poca importancia en ser reconocidos y distinguidos por
Dios. Algo especial que aprendemos en el cp. 6 de Mateo en el sermón del monte
es que nuestra devoción a Dios debe ser privada y el propósito no es ser vistos de
los hombres sino por Dios. Matías nos recuerda que aunque nadie nos distinga
Dios nunca nos olvidará. Y todo lo que hagamos para el reino de Dios será
reconocido por Dios, aunque nadie se dé cuenta. Y si el Señor tiene que seamos
reconocidos él lo hará. El Señor siempre llevó un ministerio sobrio y prudente, sin
embargo era el tal impacto que las multitudes le seguían y le reconocían y le
distinguían, ¿Pero quién era el Señor? ¿Alguien lleno de pretensiones y de orgullo
que solo le importaba lo que él hiciera y nada más? No, era manso y humilde de
corazón. En Cristo se cumple aquella palabra que aquel que se humilla será
enaltecido, y su nombre será reconocido para siempre, porque es sobre todo
nombre y toda lengua confesará que él es el Señor y toda rodilla se doblará
reconociendo su señorío. Eso lo hace el Señor, y nos da ejemplo de que la vía no
es la búsqueda del reconocimiento del mundo, sino con humildad buscar el
reconocimiento de Dios.

ENSEÑANZAS Y APLICACIONES
Este pasaje nos enseña que la obra de Dios en nosotros no es imposible, que
Cristo nos tiene paciencia amorosa a pesar de nuestros muchos defectos, así
como a Pedro, pero que a su momento nos perfeccionará y nos exaltará. Este
pasaje nos enseña que nunca debemos dejar de examinarnos a nosotros mismos,
más aún, debemos confrontarnos con la palabra no sea que seamos farsantes,
oportunistas e hipócritas, como Judas, pero que en su momento fue descubierto
y convertido su recuerdo en vergüenza. Y este pasaje nos enseña que la
motivación de nuestro corazón no debe ser nunca el ser reconocidos, recordados
o distinguidos por los hombres, sino buscar con humildad el reconocimiento y la
distinción de Dios buscando en todas las cosas serle agradables, como Matías,
que aunque mucho ni pensamos en él, es un gran ejemplo de alguien que aunque
ha sido olvidado, fue testigo y será recompensado.

Que el Señor nos ayude a tomar estas enseñanzas y ponerlas en práctica en


nuestras vidas. Amén.

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