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Resumen
La supervivencia de los distintos pueblos precolombinos, entre ellos los
mayas, ha estado condicionada no sólo por el aislamiento al que han estado
sometidas muchas de sus comunidades, sino por distintos mecanismos de adaptación
que han logrado preservar gran parte de sus costumbres y tradiciones integradas en
los patrones sociales y culturales impuestos. En este sentido, los q´eqchi´es han sido
paradigma en la conservación de elementos milenarios procedentes de sus
antepasados en lengua, formas de vida y sociedad, cosmovisión y espiritualidad. En
cualquier caso, las formas que han resistido a la imposición son en parte producto de
transculturación como medio de pervivencia. En el proceso complejo de adecuación
se conservan patrones de cultura tradicionales precolombinos junto a otros que
resultan sincréticos.
Abstract
Different precolonial People survival, among them, Mayan Culture, have
been conditioned on one hand, by the isolation of many of their communities; and
on the other hand, due to different adaptive mechanisms those have preserved an
important part of their customs and traditions, integrated in social and cultural
patterns imposed by the Conquered People. In this sense, the q´eqchí´es are a
paradigm of the conservation of a millenary culture: their language, ways and
society, and their spirituality or cosmovision have survived to the pressure of
external influences thanks to the transculturation. In this intricate process some of
their traditional cultural patterns have been conserved, in combination with other
elements, product of an intense syncretism.
Palabras claves
Mayas q´eqchi´es, transculturación, sincretismo, conservación.
Keywords
Mayans-q´eqchi´es, transculturality, syncretism, preservation.
Introducción
Guatemala, país de tradiciones arraigadas y de fuerte tradición indígena, ha
sufrido el lastre de la discriminación hacia el indígena, a pesar de que posee uno de
los mayores índices de representación maya de toda Centro América, alcanzando en
algunas regiones el 90% de la población local, y superando, en términos generales,
el 50% a nivel nacional (Minigua1 2000, p. 7).
La asimetría social existente entre indígenas-mayas y no-indígenas,
denominados ladinos, ha condicionado toda la evolución sociohistórica del país, el
desarrollo de las bases de identidad y la situación actual del país, que se debate entre
la tradición indígena muy arraigada en diversos sectores, la influencia hispánica tras
la conquista en el siglo XVI, y la discriminación que durante siglos ha sufrido el
maya en su propia tierra (Bastos y Camus, 2004). Otros elementos tanto endógenos
como exógenos, como la ardua exposición a uno de los conflictos armados más
extensos de Latinoamérica, no han conllevado sino un arraigamiento en las
estructuras tradicionales como respuesta de supervivencia ante la represión más
cruda en un presunto ejercicio de aculturación que no ha conducido sino a una
mayor integración de las propias señas culturales.
El desarrollo de la cultura maya experimentó un punto de inflexión tras la
llegada de los conquistadores castellanos en el siglo XVI. Pero la situación del
Altiplano guatemalteco, como la de otras tantas zonas de la región mesoamericana,
ha sufrido un proceso particular y original, que combina elementos históricos y
reales con algunos míticos. Así, la actual Verapaz debe su nombre a una conquista
relativamente pacífica en la que los evangelizadores llevaron a término una labor
crucial que a priori descartó las armas a favor del diálogo y la conversión religiosa.
Sin bien es cierto que Tezulutlán (tierra de guerra) dio espacio a Verapaz, por ser
ejemplo de concordancia aparente (Recorriendo la Historia de la Verapaz 2001), el
desarrollo histórico ha mostrado que la situación se tornó en virulenta en poco
tiempo, pero que los privilegios concedidos y el fuerte arraigo de la tradición
indígena maya han conllevado que muchas manifestaciones y creencias tradicionales
de los indígenas de la región hayan perdurado a lo largo de los siglos, y que gracias
al sincretismo religioso-cultural y a la conservación de lengua y múltiples
tradiciones.
La Verapaz, constituida en la actualidad desde el punto de vista institucional
por los departamentos de Alta y Baja Verapaz, posee una gran diversidad étnica,
siendo los grupos mayas mayoritarios q´eqchíes, pokomchíes y achíes. La primera
de las etnias mayas es la que mayor representación poblacional tiene, siendo por ello
la suya una de las lenguas más extendidas en el país y, manifestando a su vez,
formas de sociedad muy articuladas. Esta realidad se plasma en sus manifestaciones
religiosas, mayoritariamente católicas, aunque con un componente maya muy
1
.-Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Guatemala.
q´eqchí, moverse con espontaneidad en ambos espacios supone un hecho más que
evidente. Toda la realidad está impregnada por la presencia constante del elemento
sagrado. Así, aunque la creación narrada en el Popol Vuh difiere en muchos aspectos
de la tradición bíblica, hemos de considerar que en ambos casos, el mundo, al
proceder de la mano divina (en la Biblia, en particular, de Dios, y en el Popol Vuh de
mano de los “Formadores”) está inexcusablemente impregnado de lo sagrado y éste
a su vez, se convierte en la razón de ser de lo profano. Sin embargo, en el caso del
pensamiento indígena, la cuestión resulta más compleja y posee un mayor alcance.
No existe una conciencia clara de estar al margen de lo sagrado casi en ningún
contexto y eso revierte en la actuación diaria y en la concepción de la vida personal,
social y familiar. Hemos de tener en cuenta que, como indica Mircea Elíade (1980,
p. 101) “para el hombre religioso, la naturaleza nunca es exclusivamente natural,
está siempre cargada de valor religioso”. El cosmos es concebido como una
creación divina que, por tanto, está impregnado de sacralidad.
En la cosmovisión maya actual, cargada de un profundo sincretismo, el
objeto primordial de veneración es el Ajaw. Derivado este vocablo y su esencia más
directa de la cultura maya-quiché, se puede determinar que éste se constituye en el
creador, pero al mismo tiempo, en el dueño y señor de todo cuanto existe. Atendiendo
a Palma (2006) se trataría del creador, preexistente a todo lo creado. Y tras la
imposición del cristianismo en la colonización, se identifica con su divinidad, aunque
sin perder de base su esencia precolonial, considerando que este hecho en sí puede
someterse a diversas interpretaciones y discusiones (Gallo Armosino, 2001). El Ajaw
es Dios y Señor, pero también es todo. En esta línea se haya el señor Tzul-Taká, que
no es sino una denominación más del Ajaw, aplicado al pueblo maya q´eqchi´. Y es
que no podemos obviar que el inconsciente colectivo, y a pesar de los procesos de
sincretización que ha atravesado esta cultura en su totalidad, la presencia de la
divinidad se refiere en gran medida a aquellos dioses de la tradición maya ancestral
y que pueden hallarse en el Popol Vuh2, esto es, Uk´u´x kaj (“Corazón del Cielo”),
Uk´u´x´Ulej (“Corazón de la Tierra”) (Nájera Coronado, 2004), u otras
denominaciones como Tzakol (Alfarero), B´itol (Formador) o Tojil. La concreción de
la divinidad en la cosmovisión maya se centra en Señor Tzul Taká, esto es, el “Señor
de Cerro de del Valle”, identificado con el Dios del cristianismo (Estrada Monroy,
1993).
Independientemente de todas las implicaciones que tiene la pervivencia del
Kawa3 Tzul Taká en la conciencia colectiva de los q´eqchi´es, hemos de indicar que
éste supone una de las señas de identidad fundamentales de este pueblo. Como
manifiesta Estrada Ochoa (2003) en su interpretación bajtiniana de la adquisición de
la identidad, ésta se construye en relación con el otro. Así, la concepción de la propia
identidad se suele comprender y poner en relieve en confrontación con el resto de
2
.-Recuérdese Popol Vuh, capítulo I, en el que aparecen estas divinidades y su papel relevante en la creación del mundo
y del hombre, en sus diversos “intentos”.
3
.- En q´eqchi´significa “señor”. El mito maya Tun tradicional explica que el maíz es piedra primigenia y semilla
sagrada (Morales Damián, 2007).
4
.-El mito maya Tun tradicional explica que el maíz es piedra primigenia y semilla sagrada (Morales Damián, 2007).
con Dios y con nuestra fe. Más aún, ayuda a encontrarla mejor” (D.
Ac Hauec, Sacerdote Católico, Comunicación Personal, 29 de julio de
2008).
7
.-Según el Popol Vuh, las deidades se denominarían Tepeus y Gucumatz. Pero en la tradición maya del Yucatán,
serían los Bacabes.
en la comunidad en particular dan fe de ello. Así los xe´ton o ancianos del lugar8
suelen ocupar un lugar privilegiado en el contexto de la celebración, situados
normalmente cerca del altar o en éste. Se pone de manifiesto la autoridad conferida a
los ancianos en una sociedad patriarcal, a menudo, mutilada por los estragos del
conflicto armado. Al frente de este grupo se halla el “yucua´choch” (Parra Novo,
2004, p. 2) o mayor de toda la comunidad, que posee los privilegios que pueden
derivarse de esta condición.
La mujer ocupa un lugar que puede parecer secundario, pero que en realidad
no lo es. Simplemente tiene otra posición de servicio y entrega. Va ataviada con sus
mejores galas, el corte y el güipil. Pero en señal de respeto, suele llevar una
servilleta9 sobre la cabeza. Esto muestra la actitud de estupor y respeto que la mujer
indígena posee ante el misterio y lo sagrado en general.
En lo concerniente a la liturgia, profundamente adaptada a la cultura,
encontramos un profundo sustrato maya que se percibe claramente. Dos elementos,
unidos a los cantos (en su mayoría en lengua maya tradicional) se muestran de forma
permanente: candelas y “pom” o incienso (Preuss, 2000, p. 10-12). Las candelas
ponen de manifiesto la simbología del fuego como luz que ilumina y que hace honor
al sol, elemento ineludible en el pensamiento maya, al que tradicionalmente se le ha
rendido culto por ser portador y fuente de vida. Los inciensos, símbolos de lo etéreo,
pretenden ser una ofrenda al Corazón del Cielo. Desde la Tierra, lugar donde habitan
los vivientes, se ofrece un tributo al Corazón del Cielo, Creador y dueño de todo
cuanto existe. Y como humo, ligero, sube al cielo, se une al aire y se diluye,
volviendo a formar parte de ese todo del que procede. De hecho, el incienso se
obtiene de la resina de ciertos árboles.
Dos de los momentos cruciales se corresponden con la oración comunitaria
y el momento de la consagración. El primero, de clara procedencia indígena-maya,
consiste en la oración espontánea y conjunta de toda la comunidad. La aclamación
es individual y de acuerdo al modo en el que cada cual siente. En lo que refiere a la
consagración, junto a la solemnidad del momento, bombas o cohetes son lanzados,
incidiendo en la importancia del hecho10.
Antes de comenzar la ofrenda, los mayas se dirigen al Corazón del cielo y
de la Tierra. Más tarde, y siguiendo las indicaciones tradicionales mayas, los orantes
vuelven la mirada hacia la montaña para dar gracias a Dios por los dones que han
recibido y para, en actitud oferente, dar a la tierra aquellos primeros frutos que ésta
le ha entregado previamente. De igual modo, piden la protección o ayuda. La
oración se prolonga durante toda la noche, a modo de vigilia. De igual modo, se
prescribe la abstinencia sexual, recordando los sacrificios rituales ancestrales
(Preuss, 2000). Las súplicas se hacen extensivas a toda la humanidad, en una
8
.-Literalmente como el autor indica significa “raíz del árbol”. De nuevo se pone de manifiesto lo importante que
resulta la naturaleza.
9
.-Como es sabido, la servilleta es un tejido de bordados típicos mayas y colores vivos, cuya funcionalidad es
múltiple.
10
.-Al comienzo de la celebración y cuando el sacerdote abandona la comunidad también se lanzan bombas.
petición de paz y justicia para todos los seres humanos. La forma externa de la
celebración, fundada en la peregrinación a la montaña y las plegarias, así como el
ofrecimiento, incluye la quema de candelas y de pom.
Se suelen presentar como exvotos alimentos vegetales, flores, y animales
vivos. Entre los más destacados se han de señalar el cacao, la sangre de animal, el
boj11, las candelas y el pom. Muchas de las ofrendas son destruidas en el momento
de su ofrecimiento. Otras, en cambio, se conservan. Un gesto que llama la atención
es el sacrificio de animales, cuya sangre sirve habitualmente para consagrar otras
ofrendas. Con asiduidad, la carne de los animales sacrificados se entrega como
ofrecimiento. En el caso de bendición de un espacio o casa, el animal puede
enterrarse vivo para pedir la protección.
Trascurrido el procedimiento habitual, las ofrendas permanecen cerca del
altar para ser consagradas. Posteriormente, se lanza una bomba o petardo para
anunciar que la ceremonia ha terminado. Las candelas fundidas permanecen así
varios días sin ninguna ceremonia. Tras todo el procedimiento, se pasa a la
preparación del Wa´tesin o consagración, que se lleva a término en casa del anciano
presidente. Este ritual forma parte del mayejak en sí. Al atardecer, en un periodo
entre dos luces, el anciano esparce pom sobre el altar, en el que se encuentran las
ofrendas, y da comienzo a la consagración. El anciano sale al exterior para invocar
al Ajaw y a los antepasados. Recita el nombre de los trece cerros sagrados de la
cosmovisión q´eqchi´. También invoca a la madre tierra y se dirige a los cuatro
puntos cardinales, esto es, las cuatro esquinas de la tierra en la tradición maya. Por la
noche, la comunidad se reúne para compartir los alimentos. Con anterioridad a la
medianoche, ancianas o jóvenes traen caldo blando con trozos de carne sin
condimentación, y se arrodillan ante el altar para posteriormente presentarlos como
ofrenda. Tras este procedimiento, el presidente invita a los xe´tones o ancianos de la
comunidad, que poseen el peso de la autoridad máxima, (Ciampa, 2004, p. 59-60) a
ungir las ofrendas12. Se realiza una aspersión con caldo blanco, cacao batido y agua
de cocción de la ofrenda o wa´tesink. Es lícito señalar un elemento fundamental
dentro del proceso: el esparcimiento permanente con incienso de pom hasta el final
de la ceremonia. La culminación de este ritual se lleva a término con la comida, la
danza hasta el amanecer y el comienzo del k´alkabiq, que incluye la abstinencia
sexual, de bebidas alcohólicas y de rencillas o conflictos interpersonales en el seno
de la comunidad. La abstinencia sexual se interpreta en imitación a la naturaleza,
con sus periodos de aparente muerte, de la que se renace con fuerzas.
La consonancia con el cosmos resulta muy curiosa y responde en gran
medida a la consideración que han tenido los mayas de la realidad cósmica a la que
pertenecen. Así, en la noche del wa´tesink, el anciano presidente de la comunidad se
dirige al planeta Venus en forma de invocación para que el Espíritu acoja la ofrenda
11
.-Licor de caña de una alta graduación.
12
.-Fundamentalmente se encuentran entre estas ofrendas pom, candelas, cacao en grano, café, bombas o cohetes, maíz,
frijoles, agua de la montaña, sangre de los animales sacrificados y dinero.
de los hombres, de sus hijos y les otorgue protección, en bendiciones para las
semillas y cosechas (Mass, 2008, p. 202). Con la aparición del planeta Venus en el
firmamento, el anciano presidente sabe que ha llegado el momento exacto de ir a
recoger las aguas puras que nacen del seno del Tzul-Taká. Éstas se mantendrán en el
altar durante la ceremonia completa del mayejak y se usarán para la elaboración de
la comida, bebidas, purificaciones y bendiciones. El segundo día, se repiten las
ceremonias rituales de bendición. Éstas incluye el hecho sahumar con incienso de
pom, dirigirse a los cuatro puntos cardinales y pedir a Dios y a los trece cerros
fundamentales de la cosmovisión maya la bendición y el ser propicio. La
culminación del mayejak llega de la mano de la invocación al Espíritu, o musiqéj
para que esté presente. La invocación al Espíritu Santo o al Espíritu de la Montaña,
que se identifican, muestran la realidad sincretista de la celebración. El mismo hecho
de trasladar la cruz foliada de los antiguos mayas al altar supone la fusión religiosa
de dos caminos espirituales, que a día de hoy, continúan entrecruzados. En la noche
correspondiente al día segundo se alcanza el culmen ceremonial. Después de las
comidas, se invoca de nueve a los trece cerros, a Dios, los antepasados, y toda la
Creación. Y previo a la llegada de las doce de la noche, los ancianos llaman a la
comunidad para que se produzca respeto generalizado antes de la oración. Llegada la
medianoche, el presidente se dirige a los presentes para comenzar la oración
comunitaria. En el centro del altar se coloca una gran vela, rodeada de otras cuatro,
símbolo de las cuatro esquinas de la tierra o cuatro puntos cardinales. Toda la
comunidad, con sus velas respectivas, se dirige hacia ellas. Como vemos, la
presencia de la cosmovisión maya ancestral sigue estando presente. En el exterior,
otro altar con un incensario enorme, exhala pom. Posteriormente, el anciano echa
cacao, sangre, grasa y el corazón de los animales sacrificados al gran incensario.
Tras la comida, de la que tiene que participar todo el mundo, se culmina con la
danza para Dios. Al visualizar Venus, se dirigen a la oración en el cerro, en la
entrada de la cueva. Penetran en ella, y oran de rodillas tras besar la tierra tres veces.
El mayejak supone una clara manifestación de sincretismo. El ritual
tradicional maya se halla presente. Las peticiones al señor Tzul-Taká se entremezcla
con la idea de alabanza a los elementos cristianos, sin conflictividades marcadas. Por
otro lado, el ciclo vital de la siembra y la recolección no halla dificultades de
compatibilidad con los tiempos litúrgicos cristianos. Éste justifica precisamente el
mantenimiento de la abstinencia, la actitud de oración y el sacrificio del mayejak. El
resurgir de la religiosidad tradicional y el arraigo de las creencias católicas han
conllevado una nueva identidad, respuesta a esa transculturación gestada y
concebida inconscientemente por siglos.
El resurgir de la religiosidad tradicional y el arraigo de las creencias
católicas han conllevado una nueva identidad, respuesta a esa transculturación que
se ha gestado a lo largo de los siglos, y que no ha podido con el potente sustrato
tradicional maya que ha pervivido a pesar de todo.
A lo largo de la historia se han dado principalmente tres momentos
fundamentales que han contribuido sobremanera al proceso de integración
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ETNICEX N.º 5-libro:Maquetación 1 20/3/14 08:32 Página 78
Reflexión final
La cultura maya q´eqchi´ continúa viva en la actualidad a pesar de las
presiones externas que ha sufrido a lo largo de los siglos. Aunque es cierto que tanto
religión como cultura maya “han sufrido un proceso de institucionalización
eclesiástica o político-religiosa” (Morales Sic 2004: 145), a lo largo del tiempo se
han ido entrelazando aspectos procedentes tanto de la cultura maya como de la
impuesta occidental europea. La pretendida homogeneidad social fundada en un
cosmopolitismo relacionado con la blancura racial (Rodas y Rodas 2006, pp. 3-24)
ha tenido en realidad logros limitados, por lo que tras una transculturación inevitable
se han conservado importantes elementos tradicionales. Debido a esto, la identidad
q´eqchi´ ha sobrevivido y actualmente sigue presente en Guatemala,
fundamentalmente.
También se puede dar cuenta de la tolerancia que existe en la comunidad
indígena, que ha comprendido la diversidad de creencia en la unidad de un credo y
la integración cultural como respuesta al sometimiento de los pueblos
conquistadores. La supervivencia de ciertas formas de religiosidad implica la
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Referencias bibliográficas
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Akkutan (2002): Fenomenología del las culturas mayas de Verapaz. Akkutan.
Guatemala.
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ETNICEX, 2013, Núm. 5, 65-82 79 ISSN 2172-7635
ETNICEX N.º 5-libro:Maquetación 1 20/3/14 08:32 Página 80