Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Mister O (Saga Big Rock)
Mister O (Saga Big Rock)
Esta traducción fue realizada sin fines de lucro por la cual no tiene costo
alguno.
2
Sinopsis
Llámame simplemente Señor O. Porque TU placer es mi súper
poder.
Claro, tengo una adicción con dar, pero presta atención y también
encontrarás a un hombre con un exterior ardiente, un trabajo genial,
un ingenio agudo y un corazón de oro. Sí, la vida es buena…
Big Rock #2
3
Prologo
P
regúntame mis tres cosas favoritas y las respuestas son tan
fáciles que se resbalan de mi lengua: golpear un homerun
para mi liga de softbol, dibujar un panel de dibujos
animados asesino, y, oh sí, hacer a una mujer venir tan duro que vea
las estrellas.
¿Lo quiere suave, duro, rápido, ligero, rudo? ¿Le gusta con
dientes, juguetes, mi pene, mi lengua, mis dedos? ¿Desea algo extra,
como una pluma, un vibrador o una combinación de lo anterior? Cada
mujer es diferente, y cada camino a su placer es su propio viaje erótico
4
con tantas paradas fantásticas que hacer a lo largo del camino. Tomo
notas mentales, estudio sus señales y siempre salgo y hago trabajo de
campo.
5
1
D
icen que los hombres tienen sexo en el cerebro el 99.99
por ciento del tiempo. No vas a atraparme tratando de
disputar eso.
—Sí —dice el chico con ojos anchos y serios—. Las ayudó mucho.
6
Es raro, porque probablemente tiene dieciséis años, y hay una
parte de mí que piensa ¿por qué mierda estás viendo mi asqueroso
programa de televisión? Pero por otro lado, lo entiendo. Cuando yo tenía
su edad, tampoco tenía idea de las chicas. Lo que probablemente
explica por qué comencé a dibujar Las Aventuras del Señor Orgasmo, la
caricatura una vez en línea, ahora sensación de televisión a altas horas
de la noche, que incluye la historia sobre el acto de buena ciudadanía
antes mencionado realizado por el héroe titular.
Titular.
Dije titular.
En mi cabeza.
Oh, mierda.
7
bastante para dejar a un hombre completamente en trance, esa mirada
vidriosa y estúpida que solo las tetas pueden inducir en un hombre. No
soy inmune a eso, porque… tetas.
8
—La devoción es mi segundo nombre —le digo con una sonrisa y
empujo mis gafas más alto. Ella me pone nervioso, y no se trata del
amplio escote, sino más bien lo que hizo en la fila hace unos minutos en
su bolsillo.
Abortar.
La rubia se sobresalta.
9
—¿Estás segura? —El tono es de completa y absoluta
preocupación.
Harper Holiday.
Atrapada.
10
imitación de las seguidoras de Señor Orgasmo, dice—: Nick Hammer.
¿Es ese tu verdadero nombre?
11
2
M
i verdadero apellido es Hammer.
—¿Funcionó el truco?
12
Ella asiente, sus labios curvándose en una sonrisa.
—Es evidente que te debo el café. Tal vez incluso una rebanada de
pastel, solo para que sepas cuánto te agradezco por haberme salvado de
Vicious.
—Hay una tienda en East Village que los vende. Necesitan ser
ordenados, pero puedo conectarlos —dice, luego busca en su bolso. Es
como el bolso de Hermione. Sí, leí todo Harry Potter. Es solo la mejor
historia jamás contada.
Le lanzo una mirada cuando veo el recibo dentro del libro. Ella lo
compró aquí.
Cuando miro hacia arriba, Harper está usando las gafas moradas.
Parpadeo.
—¿Funcionan, Nick?
14
Absolutamente, pero ni siquiera necesitas gafas para que yo quiera
ser follado con la mirada por ti. Además, estoy imaginando como te ves
solamente con ellas.
—Hmm. ¿Hay algún lugar en esta ciudad para tomar café? —Se
golpea la barbilla, como si realmente lo considerara.
15
café dentro de, digamos, un radio de quince metros de la tienda, te
enviaré un mensaje de texto con la ubicación.
—Cambio y fuera.
—Lo hiciste bien, cariño. Siento haber estado PEA1 durante esto
—dice, retorciendo su cabello negro rizado con un broche antes de que
ella se ponga de pie y recoja los marcadores en su bolso. Se acaricia el
vientre—. Lo juro, por unos minutos pensé que iba a tener al bebé en el
cuarto de baño de la librería.
16
porque creó un espectáculo hace años que se desvaneció rápidamente y
ninguno de sus esfuerzos por fabricar otro fructificó.
—Perfecto.
Ella sonríe.
La vida es buena.
17
primer mundo? El otro día fui a Ben y Jerry’s y nos dieron una pinta
para llevar a casa. Yo quería dos sabores. Coconut Seven Layer Bar
para mí, y Mango Sorbet para mi esposo. ¿Pero adivina qué?
Arrugo la frente.
¿Está mal desear que ella todavía tuviera esas gafas puestas?
18
3
C
ompartimos un trozo de pastel de chocolate doble.
Sé cómo se ve esto.
19
Y es una jodida maga. Para ganarse la vida. La chica paga sus
propias cuentas por sus habilidades de prestidigitación y deslizar la
lana sobre los ojos de la gente.
—En una escala del uno al diez. ¿Qué le darías a este pastel?
—Éxtasis.
20
—Yo dije que el pastel era una religión.
—Creo que este pastel puede estar mezclado con algo más.
Mierda, ¿ves lo que quiero decir? Ella es demasiado. Hace que sea
muy difícil no pensar en cómo sería en la cama. Opera en este estado
constante de bromas verbales flirteando, pero no coqueteando
demasiado. ¿El efecto neto? Soy un gato y ella está trabajando el
puntero láser. Estoy persiguiendo la luz roja, pero no puedo alcanzarla.
El hecho de que esté soltero no ayuda. No tengo nada en absoluto
contra los acostones de una noche, pero soy menos un tipo de ligue de
una noche y más un monogamista serial, aunque nunca me he
enamorado de alguien con quien he monogamiado en serie, incluyendo
a la última mujer, que está en Italia ahora, trabajando en un libro.
21
mesas de madera están casi desbordadas con su diversidad de gente del
Upper West Side; mamás, papás y niños pequeños, junto con personas
de veintitantos y parejas.
—¿Se supone que tengo que fingir que es una cita? —Dice esto
como si fuera la idea más loca del mundo, lo que me dice que necesito
dejar de contemplar cualquier pensamiento de Harper Holiday pasando
sus manos por mi pecho. No es como si necesitara saber que dibujé una
imagen de su cara con un O hace unas semanas. ¿Qué? ¿Eso estuvo
22
mal? Es lo que hago para ganarme la vida. No es tan raro. Además,
eliminé el archivo. Estaba jugando en el ordenador, lo juro.
—Ella lo hizo.
—Sí.
23
—Terminó —le digo con un encogimiento de hombros. No estoy
molesto por eso. Pasamos un buen tiempo para los pocos meses que
estuvimos juntos.
—¿Por qué?
24
Me encojo de un hombro a modo de respuesta.
Sonríe.
25
atractivo, porque no encuentro a los hombres atractivos. Solo se puede
decir que alguien es apuesto cuando él tiene un tono de voz parecido a
Chris Hemsworth. Harper se levanta y se tambalea. Extiende su mano,
acomodándose en nuestra mesa.
¿Qué…?
Creo, pero no puedo estar seguro, que ella dice que sí. O podría
ser yei, dado su repentino ataque de “no puedo recordar una jodida
palabra en español”.
26
Silencio. Simplemente desciende por toda la articulación, como si
alguien rompiera un vaso y todos tuviéramos que mirar los restos en el
suelo.
—¿Vicious?
Me pongo de pie.
Saludo a su hija.
Ahh…
27
Después de un adiós torpe, Simon lleva a su hija a la única mesa
libre, en el lado opuesto de la tienda. Miro fijamente a Harper. No puedo
resistirme. Tengo que burlarme de esto. Además, me ayudará a dejar de
pensar en ella desnuda.
Baja la cabeza.
Mí.
Y sip.
—Qué bueno que sea día de la colada —le digo, y estoy pensando
que tiene que haber una historia en algún lugar de esto donde el Señor
Orgasmo salve el día.
28
4
H
arper echa su brazo hacia atrás, luego hacia delante y
lanza la bola rosa neón. En una gloriosa línea recta, la
bola acelera en el carril, que se ilumina con luces
plateadas y contengo la respiración hasta que golpea tres bolos.
Odio hacer esto, pero envío una oración silenciosa para que todo
termine ahí.
Y todos caen.
Ah, mierda.
29
Mala idea pensar en sus habilidades de reparación de autos,
porque mientras se pavonea hacia mí, estoy haciéndome una imagen de
Harper como una caliente mecánica pelirroja usando pantaloncillos
Daisy Dukes, una camisilla blanca amarrada en su pecho y sexis rayas
de grasa en sus piernas. No sé por qué, pero las mujeres tienen que
llevar Daisy Dukes en cualquier fantasía de chicas mecánicas. Está en
las reglas de chicos y no puedes cambiarlas. No es que yo quisiera.
Existen por una razón: son calientes como el infierno.
—Puede ser cierto —digo, bajando la voz aún más, aunque sería
difícil que alguien oyera una palabra por encima de la música
resonando a través del sistema de sonido de los bolos—. Pero si sigues
así de buena, yo podría ser hombre muerto en las negociaciones.
30
rápidamente se fue cuando vio a Harper a mi lado. Ahora, está con
Gino, lo cual es perfecto, ya que él va a pensar que me ganó en eso
también. Pero lo que no sabe es que yo me voy a reír de último. Hace
unos meses, Franci trató de encontrarme en Tinder. En su lugar,
resulta que encontró a mi hermano Wyatt, ya que yo no estoy ahí.
Wyatt es un carpintero convertido en un gran contratista, con un
negocio que está creciendo como loco, y al parecer ella estaba muy
contenta con sus herramientas. O eso me dijo. Le dije que era mucha
información, pero mucha información describe a mi hermano.
—¿De verdad?
Suspira pesadamente.
Asiento.
—Esto me duele.
31
Lo bueno es que puedo sostener esta bola por un buen rato. Toda
la noche, si tengo suerte.
Parpadeo y se la doy.
—Definitivamente lo es —secundo.
33
Mis brazos son fuertes. No soy vanidoso. Realmente son fuertes,
cortesía de mi devoción al ejercicio y quizá mi adicción a los beneficios
que trae. Su mano se enrolla sobre mi brazo izquierdo, y síp, ahora
mismo las horas en el gimnasio valen la pena.
—¿Estuve bien?
34
—Este es mi amigo, Nick —dice y me aprieta el brazo de nuevo—.
También fue a Carlton. Pero él estaba en último cuando nosotros
estábamos en primero.
—Sí.
—Sí. Le gustas.
35
amigos, pero por si acaso alguno de esos otros idiotas que la quieren
están viendo, la rodeo con un brazo.
36
5
T
omamos dos taburetes en Speakeasy, un excelente lugar en
el centro. La camarera, Julia, nos pone dos posavasos y
lleva nuestra orden.
Julia está casada con el tipo que posee el bufete de abogados que
utilizo para todos mis contratos. Ese es Clay Nichols. Él dirige la tienda,
y es prácticamente el abogado más valiente de Manhattan. Su primo,
Tyler, se unió a él recientemente. Tyler también es una bestia, y maneja
el día a día para mí. Quiero que sea él el que trate con Gino.
37
—Es verdad lo que dicen. Los pelirrojos tienen más diversión. Así
que asegúrate de divertirte —dice, luego pone su mano en el brazo de
Harper antes de ir a servir a un nuevo grupo de clientes.
—¿Cómo es eso?
La miro fijamente.
—¿De verdad?
38
—¿De verdad qué?
—¿Sabes que Jason tiene algo por ti? Como te dije en los bolos. Y
Simon, el-papá-parecido-a-Hemsworth, también.
—No lo creo.
—Lo sé.
—Nop.
39
Pero me preocupo por Harper, y puedo decir que esta falta de
fluidez en las cosas respecto a hombres va a convertirse en un gran
problema para ella en algún momento. Viendo que soy todo sobre
ayudar a las damas, voy directo al grano.
—Caso. Cerrado.
—Por supuesto.
40
—El tipo quiere verte en persona porque le gusta verte. —Apunto
hacia mis ojos luego a ella—. Le gusta mirarte.
—Por supuesto.
La corto.
41
Esta vez no hay sarcasmo, ni burla, nada claro en su tono. Es
sólo serio y nervioso.
Asiente emocionada.
—¿Quieres ver?
—¿Qué es eso?
Se estremece.
—Demasiado duro.
—¿Decir eso?
—De acuerdo, mira. No hay que fingir contigo. Ya has visto lo que
pasa cuando me gusta alguien. No puedo hablar. Si puedo manejar
decir algo, sale ridículamente inapropiado. Incluso si le escribiera, no
sabría cómo actuar el viernes a las cinco.
42
—Pero entiendes a las mujeres. Sabías lo que esa mujer estaba
haciendo en la librería.
Quiero ofrecerle mis brazos para que los toque de nuevo, porque
mi ego se está fijando en la parte que trata de mí. Entonces me golpea.
¿La mayor acción que ha conseguido en años?
43
—Primero, cada vez que conozco gente nueva, por lo general lo
primero que quieren es que les muestre trucos. Ven a un mago, no a
una mujer —dice, manteniendo la barbilla en alto, aunque hay algo
subyacente en esas palabras—. En segundo lugar, aunque hago unos
pocos eventos corporativos de vez en cuando, la gran mayoría de las
personas con las que interactúo son madres e hijos. Y en tercer lugar,
la realidad de mi trabajo es que paso mucho tiempo sola. Frente a un
espejo. Practicando trucos —dice, haciendo una pausa en cada frase—.
Si quieres saber por qué apenas podía hablar el otro día, ahí lo tienes.
—Pero, ¿por qué tiene que ser así? ¿Por qué uno tiene que excluir
al otro? No creo que tengas que estar sola.
44
Whoa. ¿Hizo un comentario sucio de nuevo? Y así, me pregunto
qué hace ella exactamente sola en su apartamento en la noche.
—Continúa.
—Te lo debo doble, creo —digo, porque no quiero que olvide todo
lo que estoy dispuesto a hacer con esto—. Una por salvarme de la
fanática con garras y su esposo dragón escupe-fuego, y otra vez por
hacerme la vida más fácil con mi jefe esta noche.
45
Buenas matemáticas, Hammer. Acabas de marcar dos vueltas en
el carrusel de la chica por la que estás caliente.
Manos a la obra.
—Absolutamente.
Da una palmada.
46
6
E
stá bieeeen. Vamos a golpear los frenos mientras me
vuelvo a desviar. Porque mi cerebro estaba en una
dirección, y el suyo estaba girando en otra. No voy a
mentir. Había estado planeando furiosamente cuál es la casa más
cercana, y si un taxi, Uber, o un trote rápido, nos llevaría allí más
rápido.
47
Miro hacia el techo, sopesando su petición. Por un lado, no puedo
dejar que ella pasee por la ciudad de Nueva York tan completamente
poco preparada para conversar. Por otra parte, es la hermana de
Spencer.
—¿Qué?
Hola, patrón.
Quizás Harper tiene razón, pero quiero decirle que solo porque he
salido con mujeres mayores no significa que no me guste. Sin embargo,
no tiene sentido decir eso, ya que ella no siente lo mismo. Si lo hiciera,
se le trabaría la lengua y actuaría extraña conmigo como estuvo con
Simon.
48
respuesta. Esa mezcla de nervios y esperanza en su pregunta refuerza
mi corazonada que su petición no es sobre cómo conseguir liarse o
cómo aterrizar una cita caliente. Se trata de cómo conectar con otra
persona.
Parece confundida.
—Aún mejor.
49
Asiento con la cabeza.
—Si tú lo dices.
—Vamos a conversar.
—Hecho.
—¿Qué digo?
Le acaricio el hombro.
50
Dejo una veintena en el bar como una propina para Julia, y nos
dirigimos a una cálida noche de octubre.
—Está todo bien —dice Harper con una sonrisa rápida. Todavía
tengo el brazo alrededor de su espalda.
—Señor Orgasmo.
51
—Son geniales. Realmente aprecio el apoyo. Un placer conocerlos
—digo, y seguimos nuestro camino.
Una vez que los chicos están fuera del alcance del oído, Harper se
vuelve hacia mí, sus ojos se iluminan.
52
—Quiero decir, tu tinta es impresionante —dice, señalando las
formas y los remolinos que me diseñé. Los tatuajes son líneas y curvas
abstractas, pero en su interior hay un sol, una luna y estrellas, porque
esas fueron las primeras cosas que me di cuenta que era bueno en
dibujar.
—¿Lo leíste?
DEMONIOS, SÍ.
53
7
L
evanta la mano y toca mi mandíbula. Mi respiración se
detiene cuando pasa el pulgar a través de la suave barba.
Soy muy consciente de cada segundo que pasa, un tictac al
siguiente mientras me toca, acariciando mi mandíbula como si
estuviera hipnotizada por la textura.
Así ella sabe que está jugando con fuego si me toca de esta
manera de nuevo.
54
mechones. Mi mente se vuelve loca, imaginando cualquier otro tipo de
escenario donde sus manos podrían enredarse en mi cabello,
acercándome. Unos donde me besa con hambre, consumiendo mis
labios con el tipo de codicia que lleva a ropas arrancadas a medio
camino en un frenesí febril. Eso se convierte en puertas cerradas y sexo
caliente contra la pared, sus bragas cayendo a sus rodillas. O uno de
mis favoritos, el plan alternativo, una de mis fantasías más simples y
sin embargo más calientes, sus piernas envueltas alrededor de mi
cabeza mientras la saboreo en mis labios. Mientras la envío galopando
con mi lengua.
Giro la cabeza al mismo tiempo que Harper. Los dos chicos están
ahora al otro lado de la calle, animándome desde el borde de la acera.
Probablemente piensan que estamos juntos.
55
—¡De prisa! ¡O el virus se extenderá! —grita uno de los chicos, y
Harper se estremece, acercando su mano a su pecho mientras
susurra—: Eres el único que puede salvarme.
Algo desprevenido.
De cerca, sus ojos azules son aún más brillantes, como las aguas
de una isla, y puedo oler el toque de algo como naranjas de su champú.
Es embriagador, y mi boca se hace agua, deseando saborearla,
inhalarla.
56
Quiero chocar sus palmas por incitarla, o por incitarme, o por lo
que sea que haya pasado para hacer posible este momento.
O tal vez sólo soy yo, porque mi cuerpo está tarareando. Mi piel
hormiguea, y este susurro de un beso me emociona por todas partes,
haciendo a mi mente galopar mucho más allá de la recompensa.
—Tus labios son tan suaves —susurro contra ella, y ella responde
con un grito ahogado, luego me presiona la boca una vez más,
murmurando:
Hemos sacado el ardid con aplomo, pero cuando sus labios rozan
los míos una vez más, se siente mucho más que necesario para que el
reto de besa-a-la-chica sea auténtico.
Nos separamos.
57
escena de mi show. Cómo soy el héroe y ella es la chica que rescaté de
la condenación.
—¿Sí?
58
—¿Lo crees? —pregunta ella, con una inquisitiva inclinación de
cabeza.
59
Pero cuando pongo el lápiz sobre el papel, descubro que no estoy
de humor para resolver problemas para un héroe animado. En su lugar,
sólo dibujo. Estilo libre. Lo que sea que venga a mi mente.
60
8
—¿Y si un Gran Danés se aparea con una ardilla?
—Una vez más, te estás alejando del enfoque del juego de mezclas
de razas —le recuerdo mientras el chihuahua que él está paseando de
pelo largo, blanca y marrón intenta perseguir la cola de mi perro.
Bueno, no mi perro, sino el que estoy paseando para un refugio de
animales local, Little Friends, que se especializa en buscar hogares para
perros pequeños. Ambos somos voluntarios ahí.
Choco los cinco con él con mi mano sin correa, porque eso es una
victoria seria en nuestro otro juego de perros, bingo de perros. Somos
multitareas. Podemos jugar dos juegos a la vez.
61
—Diez puntos. Buen trabajo —digo, pero soy competitivo como el
infierno con mi hermano menor, y aunque casi hemos terminado el
paseo, todavía tengo la oportunidad de vencerlo—. Pero no si un camión
de bomberos pasa y el mío aúlla.
Nunca.
—Ouch.
62
—¿Penny?
Lo golpeo en la nuca.
Iguala mi mirada.
63
—Sé lo que ibas a decir, Woodrow —digo, usando el segundo
nombre que odia—. Que querías toquetear eso.
Sigo sus ojos para ver a Harper dar la vuelta y salir de mi edificio,
agarrando su teléfono y una gran bolsa de supermercado en su brazo.
Él es una mierda.
Él sonríe.
64
Ella asiente.
—Esa misma.
Sus ojos brillan hacia nosotros dos, pero cambia su mirada para
encontrarse con la mía.
—Oye —le digo, metiéndome—. ¿No dijiste que tenías que hablar
con Penny sobre martillarla? Oh, lo siento. Me refiero a martillar unas
cosas en su edificio.
65
Cuando Wyatt se va, me vuelvo a la protagonista de mis sueños
sucios. Sus labios están curvados en una sonrisa, y parece
agradablemente sorprendida.
66
decirme que estaba aquí? Demonios, tal vez quería una excusa para
verme.
Gimo.
67
Tan cerca que si, por ejemplo, la persona que caminara detrás de mí
convenientemente me golpeara, podría tener mi cara en el pecho de
Harper. Mi boca se hace agua y mi pulso truena, y nunca he pedido
tanto ser golpeado en mi vida.
—Sí.
Una vez que se va, encuentro una llamada perdida de ella de hace
cinco minutos. Como esperaba. Lucho como el infierno para no leer
nada en ella, recordándome que mañana tiene su cita con otro tipo.
68
9
D
espués de una reunión de todo el día de lluvia de ideas
con los escritores, regreso a casa, recojo la ropa sucia, y
agarro mi nuevo detergente de la bolsa de lona. Mi mano
raspa en el cartón en la parte inferior. Miro dentro de la bolsa y
encuentro un polizón. El detergente no va solo. Tiene compañía.
Nick,
Xoxo
Harper
69
ronda de pesas. Una hora y media más tarde, abro la puerta de mi
apartamento cuando el teléfono zumba con una respuesta de ella, bajo
el nuevo apodo que le di en mis contactos.
Su respuesta es rápida.
70
Me despojo de mi ropa de gimnasio y me dirijo directamente a la
ducha, abriendo el agua tan caliente como puedo manejar.
Considerando que creo que incluso sus cejas son sexis, claramente
necesito sacar a esta chica de mi sistema. Una ducha con una paja sin
restricciones, sin remordimientos hará el trabajo.
71
esas cosas sucias envueltos alrededor de mi pene mientras chupa, lame
y me toma profundo.
Ya no la imagino sirviéndome.
72
Coloco las manos detrás de la cabeza, un hombre satisfecho. Sip,
llegue, vi, conquisté mi lujuria. Misión cumplida, Harper Holiday ha
desaparecido el 99.99 por ciento de mi cerebro dedicado al sexo, y
ahora puedo concentrarme en ayudarla mañana sin ni siquiera un solo
pensamiento sucio que se interponga en el camino.
73
10
D
espués de la tarde, me siento en la cafetería, audífonos
puestos, escuchando música y trabajando en la siguiente
historia de Las Aventuras del Señor Orgasmo después del
gran festival de lluvia de ideas con el personal de redacción. En este
episodio, nuestro héroe tiene que irrumpir en una misteriosa casa de
trescientos años de edad para rescatar a una mujer que está siendo
perseguida por el Fantasma de los Orgasmos Pasados.
Es por eso que dibujo una burbuja cerca de la boca del héroe y
escribo las palabras: “Soy un amante no un luchador”.
74
marionetas, sobre una mecánica caliente que está lavando su auto bajo
el sol, su camiseta sin mangas aferrándose a su pecho sudoroso. Ella
quita su cabello rojo de su rostro y lo lanza hacia atrás en un arco…
—¿Secretos de estado?
Inclino mi cabeza.
75
Asiente y aprieta sus labios.
Respondo inmediatamente.
Asiento.
—Tenía curiosidad, así que miré más de cerca. Ahí fue cuando
noté el tatuaje en tu pecho.
—Te vas a reír, pero soy una completa cobarde cuando se trata de
agujas. —Se estremece—. Me aterran. Odiaba las vacunas cuando era
niña, y realmente tengo que sonreír y soportarlo cuando dono sangre
cada ocho semanas.
Muerdo el anzuelo.
—¿Qué?
77
—Plumas. ¿Quieres dibujar al gato Bucky3 sobre mí?
Arqueo una ceja. —¿En el pecho? ¿Ahora mismo? Sí, solo quítate
la camiseta.
—A mí también.
78
—¿Cómo supiste que querías ser maga? —pregunto a medida que
agrego una desordenada ráfaga de pelo en el vientre del gato mientras
ella responde.
79
Tiene sentido todas las veces que nunca me dijo cómo había
hecho un truco. El número es oficialmente cero. Dejo que esto ruede
por un poco más de tiempo, mantener secretos es quien ella es. Pero los
guarda porque tiene que hacerlo, no porque sea una persona
desconfiada.
—¿Parte de qué?
—Algunos días, todo es una ilusión —dice con voz tranquila, con
un suave suspiro. Se sale de ella en un nanosegundo—. ¿A qué le tienes
miedo?
Levanto la mirada.
—Ese es uno.
—Tengo que creer eso. Me mantiene con los pies sobre la tierra.
Me mantiene enfocado en hacer el mejor programa que pueda. Es por
eso que le sigo la corriente a la mierda de Gino. Porque quiero que todo
80
esto continúe —digo, tocando el dibujo en su brazo—. Quiero seguir
haciendo esto por tanto tiempo como sea posible.
—Lo amo más que a las duchas. Y realmente amo jodidamente las
duchas —digo, completamente en serio. En este momento, no me refiero
a la ducha como un eufemismo. Me refiero a la completa y
absolutamente asombrosa sensación de abrir el agua después de un
buen y duro entrenamiento, o poco después de despertar, o después de
una larga y sudorosa tarde en la cama con la mujer de tus sueños.
Estalla en risas.
—¿Lo hacemos?
81
—¿Él te gusta?
—¿Qué le dijiste?
—Le dije que sí. ¿No es eso lo que se supone que debo decir? Me
dijiste que lo intentara con él, entrenador. Así puedo aprender cómo
tener una cita y sin ser una completa burla.
Sacudo la cabeza.
82
Mi bolígrafo se detiene. Un rayo ardiente de celos se estrella en mi
interior. Estoy tan jodidamente contento de estar mirando hacia abajo,
porque no quiero que vea mi rostro, o que me vuelve loco que le guste
él.
83
llena de ruido blanco. Ahora mismo, sólo somos Harper y yo, y sus
hombros se hunden hacia adelante, como si hubiera un tirón magnético
entre nosotros.
Estoy sonriendo.
—Touché.
—Por supuesto.
84
probablemente una prueba de beso. Y la tercera cita es para… —Dejo
que mi voz se desvanezca, y ella levanta una ceja.
Ese es el problema.
85
11
—Bond. James Bond.
Solo que siento que lo estoy. Como si cada pequeña cosa, incluso
la más inocua, revelara mi mano. Tengo que juntar mi mierda,
86
especialmente dado que tengo una cena con Spencer, Charlotte y
Harper en unos días.
—Hmm.
—¿Qué gato?
Oh. Verdad.
Nota para mí: Descubre por qué demonios Harper no se duchó hoy.
Spencer ríe.
87
sartén a la cabeza de Woody Woodpecker, me golpea el porqué Harper le
dijo a Charlotte la simple verdad. El hecho de que estamos saliendo no
es algo que Harper tenga que esconder.
—Sí.
Él sacude la cabeza.
88
—No te das cuenta que ni yo ni mi cabello tenemos el más
mínimo miedo de ti. Eres como la definición de no miedo, ¿verdad?
Spencer se ríe.
89
12
D
ebo haber perdido su mensaje cuando llegó antes.
Sí. Tengo esa imagen cien por ciento clara. Pero una foto
siempre ayuda.
90
Cuando encuentro la sección, mi teléfono zumba.
Y realmente quiero.
Y me desinflo.
91
ayer, y la historia de su locamente ardiente mecánica pelirroja que está
coqueteando con un tipo que acaba de dejar su auto para un trabajo de
lubricación.
92
—Pero el trabajo de lubricación4 se sentirá mucho mejor en
el eje de transmisión.
4Lube Job: Juego de palabras que puede significar trabajo de lubricación o hacer una
mamada.
93
cómo se alinearían todas las partes. Hice mi servicio. Ella insistió en
que nos pusiéramos en la ventana, también, para que pudiera presionar
sus manos en el vidrio de su ático de Park Avenue y yo la follara por
detrás.
Princesa: Sí, creo que sí. Dijiste que eres un libro abierto.
Quiero saberlo.
94
Casi…
Una lenta sonrisa se extiende por mi cara mientras leo esa última
palabra.
95
Princesa: ¿Haces el crucigrama del domingo?
Bibliotecaria atractiva.
96
No puedo pensar en nada mejor que un buffet con todo lo que
puedas comer.
Princesa: Dime.
Mi teléfono repica.
Imagina…
97
Princesa: Lo hago. Ahora mismo.
98
13
P
uedo cortarlo y diseccionarlo en un millón de formas, pero
no me puedo negar a sextear con Harper. O que ella me
sextee en respuesta.
99
¿Qué más?
Oh, sí. Tienes tu número allí. Antes de que pueda pedir cualquier
otra cosa, mi teléfono vuelve a sonar.
Que te excitan.
Princesa: Ojos :)
101
Princesa: Quiero mirar a los ojos de alguien y sentir que me
conoce, me entiende, me comprende. Quiero que vea mis
peculiaridades y las acepte, no trate de cambiarlas. Quiero saber
cómo es eso.
102
programa. Debido a que este próximo episodio se está desarrollando
como un sueño, y después de salir de una reunión con el animador
principal al día siguiente, me dirijo al ascensor para poder despegar de
la ciudad para encontrarme con Tyler en Nichols & Nichols.
—Señor Hammer.
—Oye, Gino.
—¿Eso es cierto?
Tira de su corbata.
—Fue un programa muy bueno. Pero aquí está la cosa. No fue tan
atrevido como el tuyo. Lo que me llevó a pensar —dice, mientras arruga
la frente. Sus cejas son como dos orugas de río—. ¿Y si Las Aventuras
del Señor Orgasmo fueran más, digamos, aptas para toda la familia? Me
pregunto si podríamos ir más allá, ¿hacerla menos traviesa, y encontrar
una audiencia aún mayor? —dice, dándome un latigazo cervical con su
idea de Señor Orgasmo se une The Brady Bunch—. Piénsalo.
103
favorita: mis mensajes de texto. Es como sacarse el premio mayor,
porque hay un mensaje esperando por mí.
Cuéntame. Ahora.
Levanto mi cara y miro por la ventana. Tal vez hay una tienda en
algún lugar con una bañera llena de hielo. Tal vez pueda sentarme en
ella por un par de horas para hacer que esta lujuria se disipe. ¿Lazos en
las bragas que se pueden desatar? Vamos. Ningún hombre es lo
suficientemente fuerte como para soportar esas palabras.
Y lo seguiré.
104
Jodido Jesucristo. Jalo de mi camisa. De ninguna manera podré
atravesar esta reunión. Pero no hay forma de detenerme.
¿Miras pornografía?
105
—Gracias, Lily.
106
—Déjanoslo a nosotros. Es nuestro trabajo averiguar lo que
quiere, y si eso está alineado con lo que tú quieres —dice Tyler, y
durante los siguientes treinta minutos nos sumergimos en su plan de
cómo quieren manejar la renegociación a finales de este mes, a menos
de dos semanas. Todo suena razonable para mí, y francamente, es por
eso por lo que trabajo con estos chicos. Cuando hemos terminado, les
pregunto qué estarán haciendo esta noche.
Clay va primero.
—Tengo una cita con mis dos chicas favoritas. Mi esposa y mi hija
se encontrarán conmigo en el patio de recreo en unas pocas horas. Este
hombre —dice, acariciando el hombro de su primo—. Está tratando de
recuperar una vieja llama.
107
Me hundo en el asiento de plástico del tren y mis ojos son rehenes
de estas imágenes. Alguien dice: “perdón”, mientras pasa, y apenas
presto atención. No puedo mirar a ninguna otra parte. Imposible. No
factible. No hay nada más en el universo que estas fotos, y no puedo
borrar la sonrisa maliciosa de mi cara.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras, pero tal vez eso
debería ser revisado. Una foto vale mil latidos, porque eso es lo que el
mío saltó mirando esta serie dementemente sexy que ella me envió.
Porque estas fotos son todo lo que veo. La foto que sigue tiene una
mujer sobre su espalda, extendida a través de la cama, desnuda, sus
labios en una O, mientras el tipo con el que está devora su coño con su
boca. Sus manos están dobladas alrededor de su culo, apretándolo,
mientras él entierra su cara entre sus piernas. Ella está en una especie
de dicha salvaje.
En estas fotos, acabo de aprender que tiene una fijación total del
culo.
108
Esta podría ser una nueva línea divisoria en mi vida. No hay
manera de que pueda volver a no saber esta insanamente excitante
inclinación suya. No puedo volver a un momento en mi vida cuando no
pensaba en lo que sería hacerle esto a ella. A esta mujer que es lo
suficientemente audaz para decirme que no sabe lo que los hombres
quieren y también lo suficientemente audaz para mostrarme lo que
quiere.
109
14
H
arper llega tarde y no estoy cabreado.
No estoy irritado.
No estoy molesto.
—En los tiempos medievales, se creía que una chica que ponía un
aciano bajo su falda podía tener a cualquier soltero que ella deseara —
dice, con un destello en sus ojos sólo para Spencer—. Y conseguí al
único que deseaba.
—¿Ya comenzó?
110
Me enderezo con el sonido de la voz de Harper. Finalmente está
aquí, sacando la silla a mi lado. Esta es la primera vez que la veo en
días, y se ve… comestible. Lleva un suéter rojo con pequeños botones
negros en la parte delantera, y una especie de camiseta de encaje negro
debajo de ella. Su cabello está bajo, largo y sedoso, cayendo sobre sus
hombros.
111
Después de que Harper abraza a Charlotte, me da el abrazo más
breve y amistoso. Capto el tenue aroma de naranjas en su cabello, y el
olor de los cítricos es una nueva forma de tortura porque despierta el
recuerdo de ese beso de quince segundos fuera de su apartamento.
Tengo que mantenerme fuerte. Debo luchar contra esta lujuria. Me está
clavando al suelo, luchando conmigo, tratando de hacerme sucumbir.
Odio hacer esto, en serio lo odio mucho, pero evoco la imagen de Gino
siguiéndome por el pasillo, y síp, eso resuelve el problema.
—Siento llegar tarde —le dice a todos—. Tenía una cena mañana
por la noche que reprogramé para beber esta noche, así que tuve que
meterla antes de esto.
Maldito Jason.
112
Los ojos de Harper se ensanchan, y me mira.
—¿J?
Sacudo la cabeza.
—Sí, claro.
Él se ahoga.
113
Charlotte lanza su brazo y le cubre la boca con su mano.
114
15
E
l viernes por la tarde saco una maleta y me dirijo a Grand
Central para encontrarme con mis padres, así como
Wyatt, Josie y Harper, para que todos podamos tomar un
tren a New Haven para la boda. Una nueva tensión de culpa me
atraviesa mientras me encamino a la terminal, culpa por ignorar los
esfuerzos de Harper por entender a los hombres, debido a mis propios
celos. He arruinado su proyecto, y me siento como un idiota por
hacerlo. Después de dibujar en su brazo, todo se hizo sobre mí, y mi
apetito voraz de aprender todos sus gustos y disgustos.
Su respuesta es inmediata.
115
abruptamente cuando Harper dice hola. Está frente a ellos, y ella le da
una palmadita al asiento a su lado. Tiro mi bolsa en la parte de arriba y
tomo el asiento.
Se encoge de hombros.
Mi mandíbula se cae.
116
—Apenas dijiste nada —dice, y hay un poco de dolor en su voz—.
Sólo enviaste una respuesta.
Sonrío por la feliz pareja desde mi lugar cerca del novio, y Harper
sonríe frente a mí. Su vestido es elegante, simple y azul Francia. Cae
117
hasta sus pantorrillas, muestra sus hombros y hace que su cabello se
vea jodidamente increíble. Esos rizos rojos se amontonan en lo alto de
su cabeza y unos zarcillos sueltos caen por su cara.
—Ella me quiere.
—Suena genial.
—Si, quería.
118
si ella lo siente también, esta falta de atracción. No es porque no sea
bonita. No es porque no sea inteligente. Es sólo una de esas cosas: la
chispa está allí o no. Natalie y yo no tenemos esa chispa.
Ella separa sus labios para decir algo, cuando siento un golpecito
en mi hombro.
—¿Puedo entrometerme?
Se ríe ligeramente.
—Tal vez me sentía mal por tu hermano. Pude notar que él tenía
ojos para ella, y me sentiría terrible si lo derrotaras. Pobre Wyatt.
Siempre en segundo lugar después de su hermano mayor.
119
—Nunca hemos luchado por las chicas. Aunque, sí en todo lo
demás.
120
Eso es todo lo que puedo soportar. La franja de espacio entre
nosotros está llena de lujuria. Está muy apretado de deseo, y estoy
seguro por primera vez de que no se trata de algo no correspondido. Sus
ojos son claros y están enfocados en mí, sólo en mí, e incluso si ella no
es buena leyendo hombres, tiene que saber lo que está sucediendo con
nosotros. Ya he terminado de luchar contra esto.
Uf.
Sí.
121
16
D
oy un paseo por el vestíbulo, iluminado por la luz, fuera
de la recepción, esperando a que ella salga también. Pero
dos, tres, cuatro minutos después de su mensaje, y
todavía no hay ningún signo de la chica en el vestido azul.
Habitación 302.
122
Me las arreglo, sin embargo, para apuñalar el botón de apagar y
luego reviso mi teléfono.
Eso mató diez minutos, pero sigue sin haber mensaje de Harper.
No pierde tiempo.
Una sonrisa tira de mi boca ante todo lo que acaba de decir, pero
me centro en la última parte.
—Sí.
Suspira de alivio.
123
—¿Qué hiciste para que esto sucediera? —Empujo algunos
cabellos sueltos de su espalda. El vestido tiene dos tiras delgadas, y sus
hombros están expuestos. Su piel es pálida, y quiero besarla.
Encontrarme.
124
17
E
lla vino a buscarme… y su cabello está atrapado en su
cremallera. Tengo que concentrarme en la segunda parte.
Muevo la cremallera para un lado, luego hacia el otro,
luego de nuevo, hasta que por fin, su cabello está libre y la cremallera
se mueve más.
—Sé qué hacer y lo que quiero hacer con ellas —digo, mientras
mis dedos viajan hasta el borde de su hombro. Incluso este pequeño
toque me excita como loco—. Y quiero jodidamente tocarte.
—Oh, Dios, por favor, tócame. —Las palabras salen sin aliento.
—Harper.
—Probablemente me derrita.
Suelto su mano y volteo su cara hacia mí. Mis ojos atrapan los de
ella, tan abiertos, tan vulnerables, tan listos. Paso mi pulgar por su
mejilla y se estremece. Sus labios se separan, y quiero aplastar su boca
con la mía en este segundo, pero quiero darle más anticipación. Porque
en sus ojos veo tanta necesidad, tanto deseo, tanto de todo lo que he
ansiado de esta chica, todo de lo que he visto destellos en las últimas
semanas. Quiero que lo sienta todo. Experimentar cada segundo de este
momento antes de besarla.
126
esta parte de ella, este lado que rara vez muestra. El lado donde me
deja entrar, donde se deja ir.
Besar nunca ha sido así. Nunca ha sido tan bueno, tan intenso.
Estoy borracho de ella, intoxicado por su sabor, su lengua, su boca, su
dulzura.
127
Ella sacude la cabeza, luego toma mi cara en sus manos, pasando
sus dedos sobre mi barba.
Rompo el beso.
Me pongo aún más duro cuando ella empuja. Luego incluso más
cuando alcanzo la parte superior de las medias. Son a medio muslo, y
quiero mirarlos, verlos embobado y fijamente. Pero no la voy a alejar de
mí. No hay posibilidad de eso. No cuando respira rápidamente, cada
una más rápida que la anterior. No cuando se aprieta contra mi pene. Y
no cuando muevo mis manos a su delicioso culo, deslizándolas sobre el
encaje.
128
Ella grita, y su cara cae a mi cuello. La entierra allí, gimiendo
mientras aprieto esas deliciosas mejillas.
129
estremecimiento en sus hombros. Quiero recordar cada detalle de lo
que se siente hacer que se rompa esta primera vez.
Pasa sus dedos sobre mi cara y roza sus labios sobre los míos.
130
18
N
unca he sido un gran admirador de esas palabras, así que
es hora de que me ponga mi propio escudo de confianza.
Desato la espada del humor y la blando.
—Lo hago.
Bueno, seguiré con esta táctica. Dado que esa arma en particular,
si sabes lo que quiero decir, está completamente alzada.
Suspirando, me paso una mano por el pelo, sin saber por qué
estamos de vuelta en este tema.
—¿Lo hiciste?
131
susurra—, pero nunca he sido atada a una nevera. O lo he hecho en un
escritorio.
—Fui virgen hasta los veinte. Sólo he tenido sexo con dos chicos,
y ninguno de ellos fue muy memorable. Nada de eso fue en una
encimera, o en la secadora, ni siquiera en la cama de un hotel —dice,
palmeando el colchón.
Tal vez es la oscuridad de la noche, tal vez es ella, tal vez sólo lo
único mejor que tener sexo caliente con la mujer que deseas es estar
hablando de sexo caliente con la mujer que deseas. O, posiblemente, es
que ella se está abriendo a mí de verdad ahora. Quizás por eso me abro
a ella.
—¿En serio?
—Cuando dije que tocar tus brazos en Central Park fue la mayor
acción que había tenido en años, lo decía en serio. No he hecho tanto.
Pero quiero hacerlo, Nick. Realmente quiero hacerlo —dice, su voz
increíblemente suave—. Siento que no sé lo que estoy haciendo.
133
—Eres increíble, Harper. Me montaste como una campeona
ecuestre. Amé cada segundo. Espera. Amé cada milésimo de segundo.
—Sacudo la cabeza—. Haz eso cada nanosegundo.
—Montarte fue fácil. Pero más allá de eso, quiero saber lo que te
hace sentir bien y lo que quieres. Y quiero saber lo que me gusta. Puedo
decirte lo que creo que me gusta. Dios mío, me encanta mirar fotos
sucias, y fotos sexys, y gifs traviesos, así que creo que tengo una buena
idea.
—Sí, quiero.
Sus palabras me recuerdan otro sí, quiero, uno que escuché más
temprano durante el día. Estamos en la boda de su hermano, y estoy
teniendo una aventura con la hermana de mi mejor amigo. Durante un
breve instante, un rayo de culpa parpadea como una señal de
advertencia en la carretera. Peligro adelante. Pero diablos, es muy difícil
pensar en alguien excepto ella cuando está conmigo. A decir verdad,
134
tampoco es fácil el resto del tiempo. Es como si mi deseo por Harper se
apoderara del control remoto y pasara por todos los canales hasta
regresar a ella.
Me muerde el dedo.
—Te voy a dar una A + hasta ahora —digo con mi voz diligente—.
Y espero que ganes estrellas de oro en mi curso intensivo para la
próxima semana.
La muerdo en el cuello.
136
—Por supuesto —dice rápidamente—. Tiene sentido, profesor
Hammer. ¿Significa esto que me machacarás con tu martillo5?
—Jen.
137
Harper agarra el cuello de mi camisa, me acerca y dice:
Obviamente.
138
19
A
la mañana siguiente en el tren, ella me mira de reojo.
139
están ocupados, así que levanto el teléfono, mostrando brevemente la
pantalla hacia ella.
El deseo se choca contra mí, con toda su fuerza, sin cesar. Haría
casi cualquier cosa para agarrar su mano, jalarla dentro del baño del
tren, y comerla a besos. Porque sé lo que está haciendo. Esta
recordando cómo la toqué, cómo la besé, cómo se dejó ir conmigo
anoche.
Levanta el rostro una vez más y traba sus ojos conmigo. Artículo:
¿Estás húmeda?
140
Una interminable hora de una constante erección más tarde, el
tren llega a Grand Central y se detiene. Toma más tiempo de lo que
quiero salir de aquí porque estamos todos juntos, descendiendo sobre la
plataforma, vagando por la terminal, buscando los últimos taxis y autos
de la tarde del domingo. El grupo se divide con algunos dirigiéndose al
centro, algunos al Upper East Side, y otros al West Side, como Harper,
Josie y yo.
Verifico la hora.
Veinte minutos hasta que ese show que te gusta esté al aire.
141
—Hola —dice.
Traga y asiente.
—En ti.
La forma que dice esa palabra desata una corriente de deseo bajo
mi piel.
—¿Qué te he hecho?
142
—Fue lo que yo te hice.
—¿Es algo que quieres hacer? ¿Algo que quieres que incluya en
nuestro plan de lecciones? —Llevo mis manos a sus atractivos
pantalones cortos y abro el botón, luego bajo la cremallera.
Pero no ahora.
—Es bueno saberlo. Ahora tienes que esperar por ello. Porque te
dije que iba a encargarme de ti primero, y no voy a cambiar de opinión,
princesa, solo porque estás jodidamente desesperada por mí.
—¿En un día?
Traga y asiente.
144
—Mírate. Mira lo mojada que estás, incluso después de correrte —
digo mientras deslizo los dedos por el cielo.
—¿Así?
Con una caricia más a través de todo ese calor, empujo dentro, y
grita:
145
Gime, agarrando mis bíceps, montando mis dedos, follándome en
un loco y febril frenesí. Se aferra a mi alrededor, tan apretada, tan
caliente, tan jodidamente buena. Entonces grita, un salvaje y magnifico
sonido que me hace querer bajar mis pantalones vaqueros y enterrar mi
pene dentro de ella en este preciso segundo. Mi pene palpita, rogando
que lo libere de la cárcel en la que lo he encerrado.
146
Pero no es su personalidad en la que estoy pensando en este
segundo, mientras me arrodillo en el piso entre sus piernas, colocando
una mano sobre cada una de sus rodillas.
Asiento.
147
20
—Quítate la camiseta —le digo.
—Eres tan sexy, Nick —dice, luego sonríe con culpa—. Dije eso
anoche. Debo sonar como un disco rayado.
—Sí —digo, mientras sus dedos trazan líneas entre los surcos de
mis abdominales—. Lo estás haciendo estupendo.
148
pasando su mano sobre mi cintura ahora. Placer puro fluye por mi
cerebro.
149
—¿Qué quieres que haga? —pregunta, sin aliento, como ansiosa
por mi dirección.
—Oh, créeme, será tan jodidamente bueno para los dos. Déjame
darte algunas sugerencias. Sin detenerme mucho a pensar —digo con
ironía, y ella se ríe—, puedes decir cosas como, eso se siente tan bien o
voy a follar tu cara, Nick o voy a venirme con tanta fuerza por toda tu
cara.
Aprieto su trasero.
Paso mi lengua contra ella, luego lamo una larga y deliciosa línea
por su carne rosa para luego subir, atrayendo su clítoris entre mis
labios y succionando. Ella gime.
150
—Me gusta todo. Tu lengua, tu cara, tus labios —susurra en un
jadeo entrecortado—. Mucho.
Puedo notar que ella casi está allí. Puedo decirlo por la manera en
que sus piernas caen abiertas. Por cuánto más mojada se pone con
cada golpe de mi lengua. Por esos sonidos salvajes cayendo de su boca.
Requiere de toda mi fuerza apartarme por un segundo para hacerla
recordar.
Recordándolo, tomo una foto mental. Sin dudas voy a dibujar esta
imagen después. No me juzgues. Solamente he estado obsesionado con
151
capturar el rostro de una mujer al llegar al O desde, bueno, siempre. Y
el de ella fue como el santo grial.
Excelente.
152
codiciosos. Su mano baja provocativamente a mi pecho, sus uñas
pasando a través del vello en mis pectorales, y en segundos su mano
está en mis vaqueros, desabotonando, bajando la cremallera y
bajándolos.
153
Hace un morrito pero acelera el ritmo, cerrando más fuerte su
mano.
—¿Una paja?
—Seguro.
Las pajas…
154
—Mmm. Eso suena delicioso —susurra con un movimiento
ascendente, sus ojos ardiendo con deseo mientras me observa.
Inhala excitada.
—¿Y qué hay de esto? —pregunta, luego lleva su otra mano a mis
bolas y ahueca, jugando con ellas.
—Amo eso —digo con los dientes apretados—. Amo cuando las
lames también.
155
Es como un ataque furtivo. Un orgasmo emboscada. Ni siquiera
tengo tiempo para advertirla. Me corro con fuerza en su garganta en
cuestión de segundos.
Se aclara la garganta.
Nos reímos con más fuerza y se acurruca contra mí. Maldita sea,
esto se siente fantástico también. Harper acurrucada a mi lado. Nos
quedamos de esa manera por unos pocos minutos. Cuando se estómago
gruñe, paso una mano sobre su suave vientre.
156
21
—Lo hicimos en el orden incorrecto. —Harper niega con la cabeza
y suspira pesadamente.
—Sí.
Resoplo.
157
—Quiero que sea bueno para ti también, porque para mí, fue
increíble.
La señalo.
158
—Verte desnudo para mí —dice, y su voz se desliza en ese tono
vulnerable que usa de vez en cuando. La más suaves de las sonrisas
tira de sus labios y hala de mi corazón. Estamos hablando de sexo, pero
no lo estamos. Parece que está diciendo algo más, algo sobre lo que
significa abrirse a alguien, dejarlo entrar. O tal vez solo quiero pensar
eso. Medio deseo tener ese anillo decodificador de Harper y poder
traducir lo que acaba de decir en lo que una parte de mí desea que
signifique. Pero no estoy seguro de cómo ponerme en contacto con esa
parte. Por tanto tiempo, he estado principalmente centrado en una cosa
con las mujeres: volverlas locas. Con Harper quiero eso un montón,
pero también quiero algo más.
Más.
Me encojo de hombros.
159
—A mí también —añade, y a veces tenemos tanto en común que
me asusta.
—¿Por qué?
—¿Así cómo?
—Sí. Exacto. Nueva York fue hecha para el otoño —dice, mientras
una morena alta y un todavía más alto rubio caminan hacia nosotros, el
brazo de él envuelto alrededor del hombro de ella. Harper y yo nos
movemos un poco hacia la derecha, y sus ojos permanecen en ellos un
momento.
—¿Tienes frío?
—Ya no.
160
El silencio cae entre nosotros por la siguiente manzana. Es raro,
porque por lo general somos conversadores. Pero está bien así,
caminando a través de la ciudad, Nueva York desplegándose ante
nosotros en todo su esplendor otoñal, edificios elegantes a nuestra
izquierda, una joya de parque a la derecha.
—No.
161
—Ni idea. Tengo las manos vacías.
¡Yuju!
—Es Simon.
162
Aprieto los puños y aparto la mirada. Mi mandíbula se tensa y
odio el recordatorio en este momento. Es el hombre que a ella le gusta
realmente. Mierda, es para él que la estoy entrenando, ¿verdad? Por un
momento, deseo que a él no le guste, que la rechace. Pero me siento
terrible queriendo eso para ella.
163
—Abre los ojos. De verdad. Te dije que no he dormido con nadie
en unos años. Te dije que apenas sé lo que estoy haciendo en la cama.
No voy a dormir contigo y alguien más a la vez. Ni siquiera voy a salir
con él en este momento. —Baja cortante una mano a través del aire—.
Nunca estaría contigo y alguien más. Nunca.
Y soy un idiota.
164
22
D
espierto demasiado temprano para mi gusto. Cuando
agarro mi teléfono de la mesa de noche, una punzada de
esperanza se alza en mi pecho. Luego es frustrada por la
ausencia de una respuesta.
Mierda.
Todavía nada.
Buena pregunta.
165
Princesa: Creo que los penes deberían usarse para el bien, y
referirse a ellos de manera positiva.
¿Qué tal culo? Espera. Tacha eso. Culo sufre del mismo
destino injusto. Nunca debió ser un insulto. También, me gusta tu
culo. Aunque amar podría ser un verbo más aproximado para
expresar la profundidad de mi admiración por esa particular
parte de tu cuerpo.
Lo estamos. Mucho.
Princesa: ¿Sí?
166
Esta noche vamos a salir. ¿Qué quieres hacer? ¿Cena?
¿Película? ¿Lección de trapecio? ¿Muestra de arte? ¿Carruaje
tirado por caballos?
167
—Hay una fiesta de cóctel al final de semana. El viernes a la
noche —dice, luego me resume los detalles. El viernes es unos días
antes de las conversaciones de contrato que Gino tiene programadas
con Tyler.
—No es algo serio. Pero es quien vino conmigo a los bolos hace
unas semanas.
—Es temporal.
168
Juro que el sujeto tiene un mecanismo direccional instalado para
rastrearme, lo que es aterrador. Me muestra una enorme sonrisa
cuando se une a mí, dándome palmadas en la espalda.
—¿Es así?
La tensión me envuelve.
—Sí. Por las bromas de bodys rojos —murmuro a la vez que se va.
169
Me estremezco.
Tyler se ríe.
170
23
H
arper me espera en la esquina de Christopher Street y la
Séptima Avenida Sur, usando tacones negros, una
chaqueta rosa claro sujetada con fuerza en la cintura,
una falda gris y pantis negros. De inmediato, decido que tiene lazos
donde se une a las ligas. Porque obviamente está usando ligas. Y por
supuesto voy a estar excitado toda la noche. Y por supuesto no quiero ir
al departamento de Spencer para nuestra cita.
Frunce el ceño.
—¿Así cómo?
—Ya sabes. Dado que vamos a hacer este asunto. —Hago un gesto
entre ella y yo.
171
Ladea la cabeza.
—No.
172
Abre la puerta de la casa de Spencer, y entramos. Fido corretea
de prisa hasta ella.
—Es una sorpresa para después. Pero basta saber que todo es
parte de mi minuciosa preparación para tu cursado, como lo pediste…
Profesor Hammer —dice, prolongándose en mi nuevo apodo en un tono
completamente seductor mientras se inclina para recoger al gato.
173
Nos dirigimos a la puerta, pero cuando vuelvo la vista hacia él, no
está comiendo. Trota hacia Harper, maullando fuerte y frotando su
lateral contra ella.
Harper se ríe.
174
24
H
arper se da la vuelta, caminando hacia atrás en la acera,
travesura bailoteando en sus ojos azules. Un autobús
resuena a nuestro lado, escupiendo cansado, y un taxi
toca la bocina mientras gira en el siguiente carril. Estamos al borde de
Village.
175
—Oh, Dios —dice, llevando una mano sobre su boca—. Me había
olvidado que eso estaba allí.
176
—Confía en mí, he intentado eso.
—¿Podría ayudarte?
177
Serpenteamos a través de las distintas instalaciones de duchas
sin cristaleras, y chorros con más modos que la varita de cincuenta
velocidades de Harper, y tinas de garras también, hasta que llegamos a
la atracción principal.
—¿Te gusta?
—¿De verdad?
—Sí.
178
25
E
ntramos a trompicones a mi departamento, nuestras
manos encima del otro. Sus labios están magullados por
cómo la besé en el taxi y su chaqueta está abierta.
Niego con la cabeza a la vez que paso mis ojos sobre ella.
179
—¿Te vuelvo loco? —pregunta, cuando se une a mí en la sala y se
menea quitándose la chaqueta.
—¿Te gusta?
Asiente.
—Quería usar algo nuevo esta noche. Algo que pensé que te
gustaría —dice, una sexy esperanza en su voz—. ¿Te gustan las
mariposas?
180
¿Se refería a esto esta mañana sobre las mariposas? ¿Era una
pista sobre su lencería? No tengo idea, y en este momento, no me
importa. Me acerco a ella y la beso con fuerza, posesivamente,
reclamando su lujuriosa boca con la mía. Mi mano vaga a su culo y
aprieto.
—¿Cómo quieres?
—Sí.
Esas dos palabras envían una carga de calor a través de mí. Llevo
mi mano a mi pene y lo acaricio mientras ella mira fijamente. Mi otra
mano rodea una nalga redondeada y perfecta. Jadea cuando la toco.
Alzo mi palma para pegarle a su culo cuando veo algo asomándose de
su bolso sobre la mesita de café.
—Por supuesto.
182
retorcerse. Sacando los sonidos más deliciosos de ella. Me arrodillo y
presiono besos en su trasero, tirando del encaje con mis dientes,
acercándome a la grieta de su delicioso trasero, exponiendo su piel.
Muerdo su nalga y gime. Presto atención a la otra, dándole todo lo que
quiere justo donde lo quiere, mordisqueando, lamiendo, besando su
suave y dulce piel.
—Nick, te necesito.
—También te deseo.
183
—Harper —vuelvo a decir, mi voz brusca, ordenando.
—¿Sí?
Sé lo que hará que sea mejor. Sus labios. Bajo mi pecho contra su
espalda, ahueco una mejilla con una mano, y giro su rostro hacia mí.
Esta no es la posición más sencilla, pero no me importa. Sé lo que estoy
haciendo, y la follo por detrás mientras la beso con locura, necesitando
sus labios, adorando su lengua, queriendo esta conexión. Es tan salvaje
debajo de mí, toda gemidos, susurros y empujes, y su lengua busca la
mía, sus labios presionándose hambrientamente a mí.
184
hambrientos y guturales oh Dios que casi son mi perdición cuando se
viene con fuerza, diciendo mi nombre.
Ella asiente, y eso es todo lo que necesito para saber que ella está
preparada para múltiples orgasmos.
No quiero que esto alguna vez acabe. No quiero que esta noche
termine. La deseo una y otra vez. Giro mis caderas y me empujo dentro
de ella, encontrando un nuevo ritmo. Es rápido, pero no frenético. Es
intenso, pero no fuera de control. Es simplemente perfecto, luego más
perfecto cuando alza sus rodillas, deslizándolas hacia arriba por mis
costados, abriéndose todavía más.
185
Su respuesta es un grito bajo y sexy de éxtasis. Me conduzco más
lejos, girando mis caderas, golpeándola en todos los lugares indicados.
186
Mi habitación es simple: pisos de madera clara, una cama King-
size, y una cómoda con un montón de fotos familiares, así como pilas de
cuadernos de bocetos y lápices. En mi pared hay un dibujo de un pato
pegado a los ladrillos, acertadamente titulado “Cinta Adhesiva7”
Me da un golpecito en la nariz.
187
Se encoge de hombros.
O eso parece.
Me encojo de hombros.
—Claro.
188
—Qué bueno que te guste dibujar un caballero con capa que
puede hacer a una mujer arquear su espalda y doblar los dedos de los
pies del placer. Especialmente cuando eres tan bueno en eso también.
Hablando de trabajos…
—¿Verdad? Todos dicen que se joda él, que se joda esto, jódanse.
Pero joder es prácticamente lo mejor que existe en la tierra.
Le rodeo la cadera.
189
La llevo a la ducha y le presento la pared de azulejos, como
también mi insaciable apetito por ella. Es bastante voraz también, y es
fantástico tenerla de nuevo cuando el agua se desliza por mi espalda y
sus piernas me rodean, y se desmorona una vez más en mis brazos.
—Te jodo.
Río suavemente.
190
26
—No sé cómo voy a resistirme a ella —dice Wyatt con ansioso
anhelo en su voz la mañana siguiente en Central Park.
—¿Natalie?
Sacude la cabeza.
Me río.
191
—¿Sabes lo que es aliteración? —pregunto, desviando, mientras
enrollo la correa del perro con más fuerza alrededor de mi muñeca.
Se ríe.
—Vamos, hombre. Deja el acto. Sé que hay algo entre Harper y tú.
Te vi bailando con ella.
Solo bailar. Solo besar. Solo follar. Solo las mejores noches de mi
vida. Mi pecho se entibia con los recuerdos de las últimas noches con
Harper.
Wyatt suspira.
—Nick —dice, y puedo notar que habla en serio, dado que está
usando mi primer nombre—. La vi ir a tu apartamento la semana
pasada. Te vi bailando con ella en la boda. Vi la manera en que la
mirabas en el tren.
Arrugo la frente.
—No hay nada que decir. No es así con ella —explico con un
encogimiento de hombros casual.
Suspira.
193
27
L
as siguientes noches pasaron en una neblina de orgasmos
para Harper, y ey, no me estoy quejando de que yo también
haya conseguido bastantes también. Resulta que Harper es
de las de que da, e insiste en trabajar en su técnica de mamadas.
¿Quién soy para negarle a una mujer su formación práctica? Si le gusta
tomarme en su boca, debería aprovecharse de la oportunidad.
195
Gira sus caderas, se frota más rápido y choca con fuerza hacia
abajo a la vez que grita:
196
quisquilloso, pero también tengo cosas que me excitan. La lencería que
usa, las palabras que dice y las cosas pervertidas que puedo decirle
también.
Frunzo el ceño.
—Dios, no.
Asiente.
197
Quería follarla hasta sacarla de mi sistema. Necesitaba
desesperadamente solo enfocarme en el sexo. Pero cada pequeña cosa
que hace es magia para mí; lencería, helado, showrooms de duchas. Y
la manera que me habla en el calor del momento, abriéndose,
compartiendo, haciéndose tan vulnerable, casi me hace creer que puedo
seguir, y que podemos comer helado cada noche juntos.
—Lo es.
Me río de su analogía.
198
palabras. Estoy tan orgullosa de ti. —Con la otra mano, gira el papel
periódico—. ¿Qué es esto?
Se ríe.
—Lo haría, señorita Pícara Maga, pero podría ser difícil hablar
cuando mi lengua está sobre todo tu cuerpo sexy —digo, luego pongo
un poco de helado en su pezón con la cuchara y lo lamo. Luego en su
vientre, donde paso mi lengua a través del postre helado sobre su piel.
Prácticamente ronronea.
199
28
L
e estoy ganando, y eso pone a Harper como una cabra.
200
—Já. Solo espera hasta que la temporada de softbol regrese. De
verdad te distraeré entonces.
Sonrío.
201
Pero espera.
¿Y si eso no pasaba?
Sacudo la cabeza.
—Apenas no es nunca.
—Cierto.
Baja la voz.
—Son reales. Pero uso lentillas todo el tiempo. Tengo una visión
horrible sin mis lentillas, por lo que traigo mis gafas solo en el caso que
las necesite. También llevo un par que voy a usar para un nuevo truco
de magia.
203
Se da la vuelta, vaga su mirada con gafas por mi cuerpo, y las
comisuras de sus labios se alzan.
Tomo el libro, sin nunca quitar mis ojos de esa cremosa piel y la
turgencia de sus tetas.
Subo su falda hasta sus caderas para luego ofrecerle una mano,
observando mientras se para sobre la silla, sus piernas y trasero
exponiéndose. Está usando una maldita tanga.
204
—Nada de tocar está permitido en los estantes públicos. Solo está
permitido en el silencioso rincón de la biblioteca, y solo si le muestras a
la bibliotecaria… —Deja la frase sin acabar mientras se agacha, ahueca
una mano alrededor de mi oído y susurra ardientemente—, tu larga y
gruesa polla.
Esta mujer.
205
—Jesucristo, Harper. —Un estremecimiento arrasa mi cuerpo
mientras ella se alza sobre mí, luego se frota hacia abajo—. Me excitas
tanto —mascullo, es el eufemismo del siglo.
206
Quiero que Harper me desee así de esta misma manera loca y salvaje,
como si no pudiera tener suficiente de mí. Porque, diablos, se ha vuelto
de esa manera para mí.
Simplemente lo ha hecho.
207
29
G
ino sostiene un vaso de champagne en alto y sonríe.
—Siempre que lo que pase sea bueno —digo, y lanzo mis ojos
hacia Harper esperándome sobre un diván de terciopelo rojo en el borde
del bar, su bebida en una mesa baja de madera oscura. Da una
sonrisita en mi dirección, una pequeña curva en sus labios tanto dulce
como sexy, y se siente completamente como una sonrisa privada solo
para mí. Estoy intentando saborear estos momentos con ella, sabiendo
que los perderemos dentro de cuarenta y ocho horas.
Mierda.
208
Gino sigue mis ojos.
—Oh. —Lo dice con un tono lascivo, mientras se lame los labios—
. Trajiste a tu amiga contigo de nuevo.
—¿Qué dem…?
Suspira deseosamente.
Alza su ceja.
—¿Disculpa?
209
—Hola, guapo —dice suavemente Harper, y su saludo me
sorprende enormemente. Ella no es del tipo de saludar con un hola,
guapo, pero disfruto el nuevo término de cariño, en especial dado que es
como un disparo directo a ese loco y palpitante sentimiento en mi
pecho—. Te ves algo demencialmente apuesto aquí.
210
Me levanto y ayudo a Serena a sentarse, incluso aunque me echa.
Se ríe.
Me rasco la cabeza.
211
—Serena —dice Harper suavemente—. Creo que tenemos que
sacarte de aquí.
—De una adicta al trabajo a otro, voy a estar bien. Es bueno para
mí estar aquí. Me da otra cosa que hacer que contar los segundos. —
Exhala con fuerza—. Pero, ¿sabes qué? Creo que tengo que orinar de
nuevo.
—¿Qué sucede?
212
que lo haya hecho, pero me alegra que Harper esté aquí guiando la
situación, porque no tendría idea de qué hacer.
213
—Muchas gracias —dice, sus ojos enormes y ansiosos, un toque
de nervios en ellos también, lo que es comprensible.
—¿No es increíble que en muy poco tiempo, tal vez unas horas, tal
vez más, sus vidas van a cambiar completamente, y tendrán un bebé en
sus brazos? —dice, con una mirada brillosa en sus ojos.
Me encojo de hombros.
214
—Tonterías.
—¿Qué?
Acurrucar bebés. Una noción tan extraña para mí. Pero toda esta
última hora ha ocurrido en otro planeta, Bebélandia, y no es uno que
esté entusiasmado en visitar pronto. Aun así, sigo maravillado por lo
rápidamente que ella manejó la situación.
Se ríe.
—No es difícil.
215
dado que nunca sabría en mi trabajo si alguien se lastimaba o
enfermaba. Y esa es una de las cosas que explicaron. Qué hacer si
alguien entra en labor de parto.
Me da un codazo en el costado.
—Vayamos.
Santo cielo.
Parpadeo.
Vuelvo a parpadear.
216
30
D
esde encima de las estanterías, me ve. Una sonrisa de
qué agradable sorpresa verte se extiende por su cara, y J.
Cameron sale de detrás del exhibidor, usando unos
vaqueros ajustados, tacones negros y una ceñida blusa roja.
—¡Qué emocionante!
217
Harper minimiza su rol de nuevo.
Sale corriendo.
—No. Tú lo estás.
—Eso es ridículo.
218
Apenas proceso lo que está diciendo. No es calculado. Es
demasiado extraño escuchar a mi ex psicoanalizarme, así que le doy la
vuelta.
—Lo sé, pero tal vez ella lo quiere. —Jillian inclina la frente hacia
el baño.
—Como digas.
Jillian entreabre los labios para responder pero los cierra unos
segundos después cuando Harper regresa a mi lado.
219
Luego de que Jillian se marcha, Harper carraspea.
—Suena perfecto.
—Es lindo que seas amigo de alguien con quien solías salir —dice
Harper casi melancólicamente cuando regresamos a mi casa, la puerta
cerrándose.
Me encojo de hombros.
Alza un hombro.
—No estaba molesta. Pero fue un poco raro, para ser honesta. —
Su voz baja una octava—. En su mayoría porque siento que no puedo
compararme.
220
Mis hombros se hunden.
Mejor momento.
—Me-sigo-preguntando-si-piensas-que-seremos-así.
Ella asiente.
Y deseo poder decirle que quiero ser mucho más que compinche y
compañero. Pero si le digo eso, ¿me arriesgaré a perderla como amiga
también?
Asiento. Me dijo que tenía algunas fiestas allí este fin de semana
para algunas de las madres de Manhattan para que las había trabajado,
que se mudaron a los suburbios, y me pide alimentar a Fido el
domingo. Ni siquiera sé por qué quiere que vaya con ella a Grand
Central. Pero iré.
—Claro.
223
—Quiero tenerte. Tantas veces como sea posible.
—Me tienes.
224
31
M
e paseo de un lado a otro por la calle Sesenta y dos.
Arrastro mi mano a través de mi cabello. Miro fijamente
mi teléfono otra vez.
Hayden va primero.
225
—Fue de las mejores. Anna la increíble hizo los trucos más
asombrosos.
Ups.
226
lo que será requerida. Tienes que convencerla. —Harper chasquea los
dedos y se ríe.
Pero espera.
Pensemos en ello.
227
Nick, nadie me hace sentir como tú, eso sonó un tanto más cálido que
simple cariño.
Palmea su bolso.
—Aquí está.
Asiente y sonríe.
—Así es.
—Claro.
228
—Español. Has adquirido un completo control del lenguaje
alrededor de Simon.
Asiente feliz.
—No me gusta más él. De hecho, cuando me pidió salir por café la
semana pasada por un mensaje de texto, lo rechacé.
—Lo hice porque supe que te gustaría —dice, y pasa los dedos por
mi nuca hacia mi cabello. ¿Esas chispas? No vuelan. Son un torpedo a
229
lo largo de mi piel. Corren a través de mí. Viven dentro de mí con esta
chica. He ido tan lejos por ella, que es ridículo.
—Me tienes. ¿No sabes eso? No podría hacer las cosas que hemos
hecho en la cama y sentirme de esa manera con nadie más. Lo juro,
Nick, no he sentido nada por él desde la noche que nos besamos. Desde
antes de enviarte los lápices. Desde antes del jabón de ropa, incluso. Y
nunca sentí nada por Jason.
—Mi tipo eres tú —digo, y sus irises azules brillan de emoción, tal
vez un tipo salvaje de felicidad.
230
—Ven cuando regreses.
Me río.
—Dilo.
Asiento.
231
—Sí. —Me estoy muriendo por decirle que ella es la primera en
muchas cosas. La primera mujer por la que me he sentido de esta
manera. La primera mujer que me ha importado más que mi trabajo. La
primera mujer que ha inspirado una caricatura solo por diversión.
Porque… desnudos.
232
32
V
oy al cine con Wyatt esa noche, viendo una peli de espías
que nubla mi cerebro con dos horas de explosiones, peleas
de cuchillos, y una persecución estupenda de motocicletas
por un conjunto de escaleras sin fin.
233
El domingo a la mañana, despierto con mi teléfono repiqueteando
en la mesa de noche. Debe ser otro mensaje de Harper. Sonrío con
anticipación cuando agarro el teléfono.
Una sonrisa más grande se extiende por mi cara por las buenas
noticias, y porque sé que a Harper le gustará la foto, se la reenvío.
Me quedo inmóvil.
234
Cierro mis ojos, dejando que mi mente vague a todas las cosas
que conozco de Harper. Adora entretener, contar bromas, pasar tiempo
con sus amigos y familia, ayudar a la gente que le importa. Adora el
otoño, y el pastel, los bolos y vencerme en competencias. Le gusta
ocuparse de Fido, y aprender nuevos trucos de magia, y le encanta dar
regalos.
235
Le respondo de inmediato con la única solución posible.
Iré a recogerte.
Sí. ASÍ.
Mi respuesta es instantánea.
236
DE NINGUNA MANERA.
237
no puedo dejar salir todo lo que estoy sintiendo por ella todavía. Sube
besando mi mandíbula, luego va hacia mi oído.
238
33
—Santo cielos —digo con lentitud. Mi mandíbula podría
encontrarse contra la madera dura.
Su cabello cae suelto sobre sus hombros. Está usando una capa
negra, stilettos y bragas de encaje blancas con lunares rosas. Eso es
todo. Sin sujetador. Mi boca está babeando. Mi polla imita al suelo y
está como madera dura también. Mi corazón hace un salvaje foxtrot
mientras me siento en la cama y froto una mano sobre mi mandíbula.
La monto a horcajadas.
—Bésame, por favor. Nada me excita más que tus besos, Nick.
239
Me inclino hacia ella y la beso como demente. Se derrite en mis
brazos, derritiéndose como helado en un día caliente de verano, y sabe
aún mejor. Ella es cálida y acogedora debajo de mí, y murmura en mi
boca, suspirando contra mis labios, y sus dedos juegan con las puntas
de mi cabello de una manera que me hace gemir. Succiona mi lengua,
mordisquea mis labios y luego roza esa dulce y suave boca sobre la mía.
Estoy repleto de un deseo tan extremadamente intenso que la única
manera de aplacarlo es ser consumido por este. Dejar que me abrume,
como esta chica ha abrumado mi mente, mi corazón y mi cuerpo. La
deseo con cada parte de mí.
Cuando tiro de sus bragas hasta sus rodillas, luego sus tobillos,
luego fuera, sé con una certeza profunda que Harper es para mí. El
camino comienza y termina aquí: con esta magnífica belleza en capa
sobre mi cama luego de medianoche.
—Hola, hermosa.
240
Nuestras voces suenan diferentes. Tiene que escucharlo también.
Tiene que sentirlo como yo. Doblo su pantorrilla y presiono un beso allí.
Cuando alzo mi cara, jadea por ese pequeño toque.
—¿Sí?
—Dime.
Nada.
Oh, Dios.
¡Sí!
Eso.
241
Aprieto y amaso su culo mientras beso su coño, y ella se
encuentra en el paraíso. Agarro esas nalgas más fuerte, separándolas
un poco con mis pulgares, y se sacude en mi boca. Adoro ese culo. Y su
culo me ama. Encajamos de todas las maneras, especialmente cuando
dobla sus manos con fuerza alrededor de mi cabeza como si nunca
fuera a dejarme ir, y se mece en mi cara hasta que pierde el control y se
deshace con un grito.
Una primera vez importante. Una que significa mucho más que la
pureza del placer. Una que podría volcar mi futuro y convertirlo en un
color completamente nuevo.
Me introduzco suavemente.
242
rostro mientras bajo sobre mis antebrazos. Engancha sus tobillos con
más fuerza y me sumerjo con más fuerza, más profundo.
—Lo mismo que me estás haciendo —dice, pasando sus uñas por
mi espalda mientras arquea las caderas.
—Oh, Dios —digo, mientras una onda de placer choca contra mí.
Sus palabras. Me destrozan. Me arruinan—. Por favor, vente. Por favor,
vente ahora.
Gimo, todavía en las nubes junto con ella, respirando con fuerza.
Otra exhalación, cuando comienzo a bajar.
243
—No quiero que esto termine tampoco —digo, y mi boca reclama
la suya. Si no la beso, se lo diré, y ahora no es el momento. Ella dejó
eso claro hace unas semanas, y amo sus peculiaridades. Trago todas
las palabras con mis labios sobre los de ella, pero todo el tiempo, estas
se reproducen en mi cabeza.
244
34
H
arper es una durmiente campeona. Nunca he visto a
alguien dormir como ella puede.
—Considéralo hecho.
Cuando cuelgo, agarro una hoja de papel, dejo una nota para
Harper que regresaré pronto y que me espere, y salgo del edificio a una
abarrotada cafetería en Columbus. Tyler espera en una mesa de pie, su
traje azul marino almidonado y hecho a la medida, con dos tazas de
café en sus manos.
245
—Para que te olvides de tu hora, las noticias deben ser
estupendas, lo que me sorprende, dado cómo Gino fue un imbécil el
viernes —digo, y le doy un trago a la bebida. Dado que no acabé el que
tenía en casa, este lo compensará.
—No, dime —digo, ansioso por más buenas noticias, porque esto
es mucho más de lo que esperaba.
Parpadeo.
—Mierda.
246
—Lo hacen. Y quieren hacer el cambio tan pronto como sea
posible. Incluso bosquejaron algunas promociones sobre el cambio de
horario, y están planeando el cambio a principio de año nuevo.
—¿Qué es?
247
Estoy pensando en una cosa que Los Ángeles no tiene.
Tomo un trago del café, bajo la taza y hago una pregunta dura.
—Todo suena genial. Pero hay una cosa que quiero saber.
248
35
H
arper está retorciendo su cabello en una coleta cuando
abro la puerta. Está apoyada sobre el mostrador de mi
cocina, sus piernas cruzadas, pateando un pie hacia
atrás y adelante. Usa vaqueros, un suéter y botas. Debe tener todo su
guardarropa dentro de ese bolso gigante.
Frunce el ceño.
—¿Qué sucede?
—¿En serio?
249
entre nosotros y me rodea con sus brazos en un abrazo de
felicitaciones.
Me separo de ella.
—Sí, lo sé. Pero esto —digo, señalando entre ella y yo. ¿Por qué
nunca nadie mencionó lo difícil que es desnudar tu corazón? Es como
arrancarte una capa de piel—. Esto apenas está comenzando, ¿cierto?
Asiente pero no dice nada. Cierra los labios y luego forma una
línea. Mira a su reloj.
No, quiero gritar. No puedes irte. Dime que no vaya. Dime que me
quieres más de lo que puedes soportar.
250
Se apoya contra mí, y bajo la nariz a su cuello, oliendo. Huele a
mi jabón.
—Dilo.
251
—Maldito infierno —murmuro.
El amor apesta.
252
36
S
pencer saca un taburete, se sienta encima, y deja caer una
bolsa plástica blanca de Duane Reade sobre el mostrador
de la cocina. No dice nada mientras abre las manijas y
metódicamente saca cada objeto.
Frunce el ceño.
Se rasca la cabeza.
253
—Mira —digo, porque no estoy de humor en este momento—.
Estoy seguro que lo averiguaste. Estoy seguro que me viste bailando
con ella en tu boda. ¿Cierto? ¿Tengo razón?
Lo miro.
254
amigo. Es momento de que él lo sepa—. Sucedió, y volvió a suceder, y
ahora aquí estoy. —Golpeo mi esternón—. Estoy enamorado de tu
hermana. Así que ahí lo tienes. Saca la tintura, aféitame. Lo que sea,
hombre. No va a cambiar el hecho que le dije que la amo, y me dijo que
era libre de irme a L.A.
Frunce el ceño.
—¿Por qué?
255
Asiente.
Iguala mi mirada.
—Lo sé.
256
—Muy bien. No quería tener que hacer esto, pero claramente
tenemos que llamar a los refuerzos.
—¿Quién sería?
—Sí.
—¿Lo es?
—¿Lo saben?
257
Lo que significa… ding, ding, ding… Harper Holiday tiene todo el
derecho de creer que haría lo que fuera por trabajo. Iría a cualquier
parte por mi show. No tiene razones para creer otra cosa.
—Al soltar que la amas con el mismo aliento que le dices que te
vas a mudar a L.A. —dice Charlotte con calma mientras acaricia a Fido.
—Sí, y se preocupa por ti, así que quiere que seas libre de tomar
la decisión por ti —dice, señalándome.
258
—Más vale que sean maneras distintas —dice Spencer con un
resoplido.
259
Es brillante. Completamente brillante. He hecho esto todo mal, y
tengo que arreglar el lío que he hecho. Me pongo de pie.
260
37
S
i esta fuera una de las novelas románticas de J. Cameron,
el héroe contrataría a un acróbata aéreo para escribir el
nombre de la heroína a través del lienzo azul encima de
nosotros. O él detendría el avión en las puertas y profesaría su amor.
Tal vez incluso le diría a la mujer que adora que solo tuvo ojos para ella
en un Jumbatron en un abarrotado juego de béisbol.
Una cosa que sé con certeza de la mujer por la que estoy loco es
que aunque puedan gustarle los besos en público, no es alguien de
declaraciones públicas de amor.
Respiro hondo.
Vuelvo a tocar.
Espera. Chasqueo los dedos. Dijo que iba a tomar una clase.
Luego hacer la colada. Deslizo la pantalla para llamarla y cuando veo
un mensaje de ella, mi corazón se acelera. Conteniendo el aliento, abro
el mensaje.
261
Comprendo que no está haciendo ninguna de las cosas
anteriores.
—Caminando.
262
La brisa del otoño sopla su cabello, mechones rojos flotando junto
a sus mejillas mientras marcha directamente hacia mí, me mira
directamente a los ojos y dice:
—Porque no iré.
263
—¿Qué? —Palmea mi pecho—. ¿Estás loco? Esta es la
oportunidad de una vez en la vida.
Me encojo de hombros.
Se estremece.
—Pero lo haría. Lo haría por ti. Soy muy buena en lo que hago y
hay madres por todas partes que me contratarían. Una referencia y me
vendería como oro en L.A.
Me encojo de hombros.
—Le dije a Tyler que rechace la oferta. Gino cree que me tiene
entre la espada y la pared, pero no es así. Porque aquí está la realidad.
Gino es un imbécil, y no me gusta trabajar para él. Se piensa que es mi
dueño porque me descubrió, pero el show es portable. Va a donde sea.
Gino podría poseer todo lo que he creado hasta el momento, pero lo que
sea que venga luego… —me detengo para darme un golpecito en la
264
sien—, eso está todo aquí. Me pertenece. Es mi creación. Y Tyler y yo
pensamos que alguien más lo querrá. Está tratando de venderlo.
—Hay una nueva idea que tengo. Quiero mostrártela. Una cierta
princesa sexy que amo fue mi inspiración.
—Tuve esta idea la primera vez que fuimos a jugar a los bolos —
digo, y busco el sobre y saco las copias de las viñetas en las que trabajé.
Aunque trabajo apenas es la palabra. Jugar es mejor, porque dibujar a
Harper siempre se sintió como algo divertido—. Te imaginé como esta
loca mecánica sexy.
Asiento.
—Sí, lo eres.
265
Es mi turno de reír.
—Como dije, L.A. sería terrible para nosotros. Eres toda una
ciudadana de Nueva York.
—¿Eres tú?
Me encojo de hombros.
Se carcajea.
—Nop.
266
—Entonces, ¿cuándo? —pregunto con curiosidad.
—Estoy escuchando.
Alza la barbilla.
—Práctica.
—¿De verdad?
—Nómbrala.
267
—Siempre fue real para mí también —digo suavemente—.
Siempre fue verdadero.
Me río.
—Esta ha sido una tarde perfecta. Solamente existe una cosa que
puede hacer que mejore.
—Diablos, sí.
—Simplemente te amo.
268
Es una cita. Sin dudas es una cita.
269
Epilogo
Varios meses después…
S
e tambalean. Se mecen. Luego, con un estrépito resonante,
los diez pinos caen. Harper alza las manos y se pavonea
frente a mí.
—¡Chuza!
—¿Y alguna vez tengo que perder a propósito un juego otra vez?
—dice, sus ojos brillando.
Me da un beso rápido.
—Nunca jamás.
270
Eso es porque no trabajo más para Gino. Mi show no está en
Comedy Nation. El trato no ocurrió de la noche a la mañana, pero una
semana después de rechazar la oferta de Comedy Nation, llegué a una
nueva. El nuevo hogar del show está en la cadena televisiva para la que
trabaja el marido de Serena: RBC.
Es por eso que cuando acaba el partido, y ella gana con todas las
de la ley, la dejo disfrutar de su baile de la victoria por unos cuantos
segundos hasta que se da la vuelta y me encuentra sobre una rodilla
sobre la bolera.
271
Cae de rodillas y arroja sus brazos alrededor de mí, tirándome de
espaldas sobre el suelo en la bolera.
—Sí, sí, sí, sí —repite una y otra vez, yaciendo sobre mí, y esta no
podía ser una respuesta más perfecta a una proposición.
—Te amo tanto, nunca te pediría que hicieses algo tan horrible,
Harper Holiday.
272
Otro epilogo
P
regúntame mis tres cosas favoritas y las respuestas son tan
sencillas que ruedan de mi lengua: besar a Harper, follar a
Harper y amar a Harper.
273
Fin
274
Próximamente
Esto es lo que tienes que saber de mí: soy
rico, bien dotado y rápido con los chistes. A
las mujeres les gusta un tipo que las haga
reír, y no me refiero del tamaño de su p**e.
No, los quieren divertidos y con una faceta
enorme… por no mencionar leales. Tengo
todo eso más una gran cuenta bancaria,
gracias a mi floreciente negocio de
construcción. Sep. Sé cómo usar mis
herramientas.
Hasta una noche en las Vegas… Sí, escuchaste esto antes. Malas
noticias en el frente comercial, ahogar nuestras penas en demasiados
cócteles Harvey Wallbanger y luego la estoy follando. En mi cuarto de
hotel. En su cuarto de hotel. Detrás de la máquina tragamonedas del
Titanic en el hotel Famingo (no preguntes). Y antes de que pueda
hacerla decir “¡Oh sí, justo allí SÍ! una vez más, ambos estamos
diciendo sí, el gran sí, en una capilla al costado de la carretera frente a
un tipo con patillas postizas y un traje brillante dorado.
Big Rock #3
275
Sobre la autora
276
Creditos
Moderadoras
Cili
Flochi
Traductoras
Anna
Cafecito
Carilo
Flakita Shula
Flochi
Lili-ana
Mariela
Nix
Corrección
Flochi
Mariela
Nix
Sisbelmari
Recopilación y Revisión
Flochi
Diseño
Orwzayn
277
Realizado sin fines de lucro para promover la lectura.
Apoyemos a los autores comprando el original.
278
279