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Barrán, José Pedro - Dos Discursos
Barrán, José Pedro - Dos Discursos
Los dos textos publicados aquí fueron leídos en la recepción de dos de los premios que
recibió en su vasta trayectoria. Los subtítulos pertenecen a la redacción de este
suplemento.
1
Todos tienen su relato. ¿Y por qué digo que la historia está en todos nosotros?
Bueno, mis amigos psicoanalistas, que no han podido sentarme en el diván -y
que entonces no han podido cobrarme tampoco-, pero que me han enseñado
muchísimo, me han enseñado por ejemplo que los hombres todos, ni qué decir
los niños (luego llegan a ser hombres), tienen su relato, su relato de la familia,
su historia personal y viven pensando en ello, rehaciéndola. ¿Cuántas veces la
rehacemos y nos mentimos y nos ocultamos cosas y descubrimos otras en
medio del asombro de nosotros mismos? Esa historia, esa novela que urdimos
de nosotros, es Historia y es parte de la Historia y es nuestra Historia.
Con ese vínculo tan visceral, tan carnal que tenemos con nuestra novela, con
nuestro pasado, es que de ese vínculo nace nuestra pasión -la mía en particular
sin duda alguna- por la Historia. No es lo mismo la historia personal, la novela
personal, que la Historia. Bueno, se parecen y a veces se nutren. Hay que tener
cuidado con eso para no caer en el solipsismo absoluto ni hablar sólo de uno
mismo porque esta historia personal siempre tiende a lo endogámico, a hacer
referencia exclusiva de uno. Eso nos pasa con nuestros padres, estamos llenos
del recuerdo de ellos, que a veces nos hieren y a veces -es asombroso- nos
acarician y eso es así. Y si uno lo piensa es lógico. Y no sigo porque me
emociona que puedan acariciarnos.
Esa historia tan subjetiva se transforma en la Historia el día que en vez de ver a
nuestros padres desde nuestra óptica de hijos los vemos como ellos son, como
ellos fueron. Los padres no fueron sólo padres, en algún momento fueron
padres, pero antes y después fueron también ellos. Aquí está el principio de
descubrir la esencia de la Historia, que es ver al otro, porque cuando uno
advierte que los padres no se agotan en eso, que fueron personas, con sus
pasiones, con sus crueldades, con sus amores, bueno ya llego a la Historia,
porque la Historia es el otro, es también uno, pero es el otro fundamentalmente.
Hay un cordón umbilical que nos ata a ellos -sobre eso los psicoanalistas
siempre insisten, que hay que cortarlo- pero la verdad es que también nosotros
lo urdimos cuando pensamos que ellos sólo fueron nuestros padres y no, ellos
lo cortaron antes, fueron también otra cosa.
2
La mirada perdida. Siempre recuerdo de mi padre la mirada perdida que tenía
en esos últimos años. Mi madre no tanto -la mujer es mucho más activa-. Creo
que nunca tuvo la mirada muy perdida, pero mi padre sí. Es la misma que ha
retratado el maestro Anhelo Hernández en mí, en el sentido de cuando él hizo
un cuadro sobre mí, me pintó… [ríe] me habrá creído interesante... Lo dudo: el
interesante es él, pero no yo como motivo. Lo cierto es que las miradas perdidas
de mi padre fueron de las primeras que me hicieron pensar en todo lo que allí
había de ensoñación, de amores no realizados o realizados... pero, bueno, en
algún momento concluidos.
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entendía la pasión (eso no es cierto): "¿Por qué no puede ser lo que nunca fue?".
Y eso es la historia.
¿Por qué no puede ser lo que nunca pasó? ¿Por qué no puede pasar? Ese es el
origen de la historia, el cambio, la novedad absoluta. ¿Por qué no pueden en
algún momento, sin que la sociedad los estigmatice, amarse dos mujeres,
amarse dos hombres o pensar en la sociedad sin clases? Son sueños, pero
sueños que a veces la realidad se acerca a ellos y si no los soñamos, nunca lo
que no fue va a ser. Muchas gracias.
4
¿Cuál es la naturaleza del vínculo entre lo macro y lo microsocial, entre las
llamadas estructuras y las formas reales de la sociabilidad, la primera de las
cuales ha resultado ser en la historia de Occidente esa construcción que es el
individuo? Durante casi todo el siglo XX los historiadores hemos estado
fascinados por las explicaciones que atendían a lo macro, lo estructural. El
marxismo y la escuela de los Annales en sus diferentes épocas, alimentaron esta
verdadera obsesión. Las descripciones macroeconómicas decían dar cuenta de
todos los niveles de la vida material de los hombres, y las que aludían a las
estructuras sociales se postulaban como las únicas que podían volver
inteligibles los acontecimientos colectivos y aun las historias personales,
siempre inscriptas dentro de ellos. La Historia de las mentalidades, centrada
más en lo que los hombres sentían y pensaban que en lo que producían,
también afirmó que la clave de los comportamientos, los valores y las creencias,
residía en la influencia del todo social, cuya existencia real nunca se puso en
duda, sobre las partes, que ya por serlo (¿o designarse así?) eran protagonistas
secundarias del drama humano.
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una de ellas participaba en la ejecución de aquel destino. No había en el
acontecer espacios para la indeterminación y la diversidad, ya que las
estructuras enmarcaban el campo de lo posible, a no ser algunos
acontecimientos de las vidas personales.
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esperarían nuestro escudriñamiento para manifestarse. Y así, consciente o
inconscientemente, los historiadores postulamos que el resultado no pudo ser
otro que el que fue. Por ello el determinismo siempre nos seduce y nos acecha.
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Los intersticios libres. Observemos algunos ejemplos en que se combinan los
poderes y la rebelión personal y sus resultados, a veces la derrota del rebelde, a
veces la burla a los poderes, a veces acuerdos dificultosos con estos, en otras
ocasiones, el comienzo de sus ocasos. El molinero de Friuli del siglo XVI que
estudió Carlo Guinzburg, al ser interrogado por la Inquisición y confesar su
concepción del mundo, reveló una lectura contestataria del dogma católico y no
se ciñó al orden mental e ideológico establecido. La existencia real de
intersticios libres del poder dictatorial uruguayo en los años setenta y ochenta
es lo que puede explicar el triunfo democrático de noviembre de 1980. Y yendo
a las esferas de lo íntimo, pocos hombres y mujeres concretos hicieron caso de
las recomendaciones de los médicos higienistas del Novecientos sobre la
conveniencia de dormir separados los matrimonios… a fin de evitar el
"surmenage" sexual de los maridos. En el plano del "cansancio" parece que las
mujeres eran inmunes.
Conozco hoy tantos uruguayos de izquierda y de derecha que, por vivir como
pasión personal su ideología, se obnubilan ante lo real y no lo entienden. O lo
que es más interesante aún, terminan influyendo en lo real. Los hombres
siempre queremos transformar nuestras añoranzas y ensueños en objetos
sólidos. Y a veces podemos. Es el estudio de los sujetos históricos concretos el
que permite descubrir y describir al individuo y a los grupos actuando en los
espacios libres que dejan los poderes. La historia, además de dar cuenta de los
poderes, debe advertir también las maniobras, estrategias y estratagemas del
hombre y la mujer comunes para cuestionarlos y aun violentarlos y de ese
modo modificarlos.
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esta forma, el sin sentido del discurso del idiota se transforma en una lucha por
la libertad. Y eso es la historia, una hazaña por la libertad.
http://www.elpais.com.uy/Suple/Cultural/10/10/15/cultural_521218.asp