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Editorial del Número Especial

Saúl Fuks
Universidad Nacional de Rosario

El complejo campo que constituye hoy la Psicología Comunitaria ha permitido la


confluencia de diferentes corrientes teóricas, campos de prácticas y concepciones diversas
acerca de la acción. Esto la ha convertido, en la última década, en una fuente de
producciones científicas que han trascendido su ámbito específico, convirtiéndola en un
espacio para la reflexión tanto epistemológica, metateórica como metodológica.
¿Cuáles han sido aquellos ejes que han caracterizado al ámbito específico de la
Psicología Comunitaria y que aún hoy son considerados componentes ineludibles de la
identidad disciplinaria?

Un Modo de Posicionarse respecto a la Población con la que se Trabaja

A diferencia de otras áreas de las Ciencias Sociales, surgieron tempranamente en


la Psicología Comunitaria los cuestionamientos acerca de las relaciones emergentes en/de
las acciones que se planificaban. Esta preocupación se evidenció en el modo en que se
adecuó la metodología de investigación/acción para jerarquizar su aspecto participativo,
cooperativo y transformador. La noción misma de empowerment, –concepto fundacional
del campo– implica la paradoja de alguien que "da" poder a quién no lo tiene y, al mismo
tiempo, está haciendo referencia al proceso de acompañamiento y de esclarecimiento en el
cambio de condiciones de vida de la población. Uno de los puntos en los que se ha
asentado esta aparente paradoja es la construcción de la categoría de poder como "objeto"
material, fuera de su dimensión relacional y constructiva (Gergen, 1996).
Las vicisitudes en el desarrollo de la noción de empowerment ilustran el tipo de
turbulencias producidas por las tensiones entre la eficacia técnica y el cuidado de la
autonomía de los miembros de las comunidades.

La Expresa Intención de Cambio de las Condiciones de Existencia

Es posible reconocer etapas diferentes en la evolución de este eje articulador; éstas


van (en los orígenes de la disciplina) desde una visión "esclarecida/esclarecedora", de
"compromiso", hasta una posición "co-constructivista" que ha ganado en presencia en la
última década.
La abierta intención de transformación de lo estudiado fue una presencia constante,
un elemento diferenciador y un signo de identidad para este campo. Este eje fue afectado
de diversas maneras (en sus dimensiones epistemológicas, teóricas, metodológicas, etc.)
por las turbulencias post-modernistas. Sin embargo, dentro de este eje, la noción de
"intervención". (Fuks, 1998) ha sido la más afectada por las transformaciones que han
agitado las Ciencias Sociales en los últimos años.
En sus comienzos, la noción de intervención había estado en sintonía con el papel
asignado al científico social: un estudioso que a través del método científico podía
descubrir las leyes que regulaban la vida social. Este modo de concebir el rol del psicólogo
comunitario produjo a un "operador externo", alguien con conocimientos que lo
habilitarían para "intervenir", para cambiar la vida (la mentalidad, las creencias) de
aquellos que no tenían –aún– ese nivel de comprensión.
Este modelo de psicólogo –alentado por los ideales "científicos" de la
Modernidad– entró en contradicción con los presupuestos éticos que constituirían la base
fundacional de la Psicología Comunitaria. En este conflicto entre la "eficiencia"
transformadora y el respeto por el poder de decisión de los otros, se puso de manifiesto el
papel jugado por el componente "ético" de la utopía fundacional: el de una brújula que
posibilitó atravesar las crisis mediante la transformación de las propias visiones y métodos.
La posición ética, es decir, el plantear las acciones como guiadas por "valores" que
otorgan fundamento a las mismas, ha permitido atravesar los cambios, manteniendo el
rumbo puesto en el "sentido" de la tarea, más que en el resultado de la misma (Rorty,
1991).

El Modelo de Observación/Participación: la Investigación-Acción

En la modalidad de investigación característica de la Psicología Comunitaria, el


flujo investigación/acción/participación/reflexión requería de ciertos "cortes temporales"
en las secuencias que iban a ser estudiadas, para permitir la sistematización del
conocimiento y así posibilitar el análisis microscópico de un momento determinado; una
aproximación al objeto de conocimiento que organiza cortes de "escenarios sociales"
sucesivos, para poder así analizarlos sistemáticamente.
Este "modelo fotográfico" ha demostrado su utilidad como método para simplificar
y focalizar aquello que se intentaba profundizar. Como parte de este modelo, las

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categorías de exterioridad, interioridad, distancia, racionalidad, etc. (fundamentales a la
hora de asegurar el rigor científico) sufrieron también el impacto de los cuestionamientos
de la objetividad científica. Estas categorías de análisis están construidas sobre metáforas
que hacen referencia a lo social como un "espacio", y en su uso alentaron la creencia en la
"real" existencia de "espacios interiores" y "exteriores, "centralidades" y "periferias",
"superficial" y "profundo", "inclusión" y "exclusión"; imágenes que describían una
territorialidad con poco espesor. A pesar de esto, esta perspectiva posibilitó la descripción
de "estructuras" (superestructuras, infraestructuras, etc.) de un modo gráfico y
visualmente funcional. Sin embargo, esta manera de describir las relaciones sociales alentó
una concepción del mundo social como existiendo "allí fuera" y posible de ser estudiado
cuasi-objetivamente. Una paradoja que se ha hecho evidente en estos desarrollos es que
los intentos de borrar al "observador implicado" y substituirlo por "tecnologías
científicas", desnudaron lo que intentaban encubrir: que toda observación habla más de las
interrelaciones entre quien observa y lo observado que del "objeto" de estudio.
En la Psicología Comunitaria hemos enfrentado estas contradicciones de maneras
creativas: tratando de ser más críticos con nuestros presupuestos que con las "teorías" de
aquellos con quienes trabajamos e intentado mantener una conexión abierta a la novedad y
un tipo de posición que nos permita cuestionar el "saber académico" respetando el "saber
popular".

La Problematización: una Operatoria Transformadora, Éticamente Coherente


y Poderosa

La búsqueda de modos de aproximación a las realidades naturalizadas, a lo "obvio"


de la vida cotidiana, a la transparencia de "las cosas son como son", impulsó al desarrollo
de modos de conversación complejos, respetuosos de los diferentes saberes y de sus
dimensiones relacionales.
Hemos construido así, modos más sofisticados de escuchar/preguntar (menos
preocupados por "hablar"/"argumentar" y más por la conexión con el otro), lo que ha sido
–en parte– posible por efecto del pasaje de la posición de intervención a la de co-
construcción. Desde la perspectiva "moderna", –fuertemente arraigada en nociones de
objetividad, verdad, realidad– problematizar podía ser considerado como una acción
heredera del método de "iluminar" a quienes no tenían los medios para develar la realidad
y alcanzar a la verdad. "El modo de posicionarse frente a una realidad a la que se concibe
como "real"; en la cual los interpretantes pre-suponen tener las "claves" para descifrar el

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"significado verdadero" de cada suceso, estructura un entramado de certezas que
"producen" la identidad personal y relacional como parte de ese proceso" (Fuks, 1998, p.
7).
La ruptura de estas certidumbres dejó, como saldo positivo, la convicción de la
necesidad de construcción conjunta del significado para los mundos que compartimos.
Estos enfoques (herederos de la tradición de Buber, de Lewin, de Freire, de Bateson) nos
ha hecho crecer en el mismo proceso de transformación que intentábamos facilitar (Dumas
& Seguier, 1997).
"Problematizar" es –hoy– algo que nos sucede a todos los que participamos en las
interrogaciones acerca de lo que parece ser incuestionable.

El Lenguaje: de la Representacion a la Generatividad

La recuperación del rol central de las construcciones narrativas en la producción


del mundo social, instaló nuevamente al lenguaje en el centro de la escena y este proceso
estuvo acompañado por un interés creciente en el estudio de sus dimensiones
hermenéuticas y constructivas.
Cuando hablamos de narrativas, estamos haciendo referencia a las tramas
conversacionales como ámbito en el que las prácticas construyen realidades e identidades;
donde las historias son contadas, negociadas y obtienen su "realidad".
El lenguaje, considerado durante mucho tiempo en su función puramente
instrumental, recuperó con los aportes de la Psicología Crítica, el Construccionismo Social
y los desarrollos sistémicos, su dimensión generativa (Rorty, 1991).
La construcción social del significado, en su dimensión relacional y existencial,
reformuló uno de los clásicos temas de la Psicología: la identidad (Shotter, 1996).
Esta noción, fuertemente signada por modelos de estabilidad, coherencia,
regulación, y planteada desde estos presupuestos, construyó un modelo de mundo social
estable y determinista, en el que las personas encontraban sus límites y posibilidades. La
Psicología tradicional, con su larga tradición individualista y subjetivista, tuvo que
enfrentar el desafío de analizar la identidad en su dimensión relacional y desde una
perspectiva no "esencialista": es ésta una cuestión aún no saldada. La Psicología
Comunitaria, que siempre reconoció al estudio de la "identidad colectiva" como un tema
cercano a sus áreas de investigación, al incorporar los aportes de los modelos narrativistas,
encontró caminos alternativos a los tradicionales. La noción de identidad entendida como
narración socialmente construida, como fruto complejo de negociaciones sociales de

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significados, no era en sí misma una propuesta totalmente original, (las narrativas habían
sido estudiadas como prefiguradas, causalmente lineales, como estructuras
sobredeterminadas); lo que emergió como novedoso fue el énfasis en un modelo abierto
no-determinista. Al remarcar este carácter abierto, generativo y auto-constructivo de las
narrativas sociales se produjeron consecuencias no solo teóricas sino de fuerte impacto en
las prácticas; en este proceso, los participantes de las conversaciones ganaron libertad para
moverse de la posición de "actores sociales" a la de "co-autores".
Las conversaciones son el ámbito en el que es posible compartir significados y
negociar diferencias. Sin embargo, no todas las conversaciones permiten este tipo de
conexión; las que lo hacen son un tipo particular, en el que la colaboración organiza las
condiciones para que sea posible la exploración de las diferencias de manera constructiva.
En este tipo de intercambios, y mediante la cooperación de sus participantes, es posible
hacer emerger significados y conocimientos nuevos. Las conversaciones de este tipo
pueden ser tomadas como el paradigma de las relaciones cooperativas entre personas que
"actúan conjuntamente".

Lenguaje Apreciativo y Emergencia de Recursos

En la Psicología Comunitaria, durante parte de su desarrollo, el interés central ha


estado puesto en los problemas. En consecuencia, las conversaciones han estado
condicionadas por este foco de atención. La predominante preocupación por los
problemas, empuja a la detección de las carencias, imposibilidades, incapacidades,
perturbaciones (Cooperrider,D. & Srivastva, S. 1987) y todo aquello que hoy se ha dado
en llamar "el lenguaje de déficit" (Gergen, 1986).
En Psicología Comunitaria, en función del compromiso con las poblaciones en
situaciones difíciles (por sus condiciones culturales, socio-económicas, de género, de
edad, etc.) y por la adopción de una metodología dirigida a problematizar lo naturalizado,
la manera de describir/explicar el mundo relacional y social se ha apoyado en la detección
de problemas.
Ha sido "natural" y obvio que, si queríamos desnaturalizar la vida cotidiana,
teníamos que detectar y denunciar los problemas y carencias, las imposibilidades y déficits.
Esta "naturalidad" nos veló el modo en que nuestra atención a los problemas limitaba la
emergencia de recursos.
El prepuesto que sostenía esta "natural" manera de aproximarnos a las tareas era
que la "toma de conciencia" de los problemas y carencias, iba a desatar un proceso de

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creación de alternativas. Este presupuesto se alimentaba en la creencia del papel
instrumental del lenguaje; del lenguaje como un "medio" para expresarse, como "medio"
para cambiar las cosas.

Recursos y Carencias: Caminos que se Bifurcan

No obstante lo anteriormente señalado, la detección, potenciación, recuperación,


recreación y co-construcción de recursos ha sido otra dimensión de la Psicología
Comunitaria que la ha convertido en un conjunto de prácticas abierto y creativo. Este
aspecto - a veces catalizador y otras elemento central del proceso– que cuando falta, o es
minimizado, empuja todo el proceso hacia diseños de colonización (personal, ideológica,
cultural, etc.).
Es la convicción de la capacidad del otro para generar sus propios recursos, para
diseñar su vida, es la confianza en que esto es posible aún en las peores condiciones, lo
que permite una conexión transformadora para todos los involucrados.
"Apertura" y "conexión" son términos que aparecen a la hora de comenzar a hablar
del hablar acerca de los recursos (posibilidades - alternativas - creatividades) de los otros.
El "escuchar", posición fundamental de una relación constructiva con otros, se fundamenta
en la misma ética que nos constituye como seres lingüísticos: el respeto mutuo, la
aceptación del otro como diferente, la legitimidad de tal diferencia y la aceptación de su
capacidad de tomar acciones de forma autónoma (lo que no quiere decir "sin
condiciones").
Tal como Gadamer remarcaba: "en las relaciones humanas, lo importante es (…)
experimentar el Tu como realmente un "Tu", lo que implica no pasar por alto su
planteamiento y escuchar lo que tiene para decirnos (… ) sin esta clase de apertura mutua
no pueden existir relaciones humanas genuinas. (…) La apertura hacia el otro, por lo
tanto, incluye el reconocimiento de que debo aceptar algunas cosas que van en mi contra,
aún cuando no haya nadie que me lo pida" ( Gadamer, 1984, p. 324).
¿Cuáles son las cosas que afectan esta apertura, en tanto requisito fundamental del
escuchar? Cada vez que ponemos en duda la legitimidad del otro, cada vez que nos
planteamos como superiores al otro sobre la base de género, raza o religión; cada vez que
sostenemos tener un acceso privilegiado a la verdad y a la justicia; cada vez que
presumimos que nuestra particular manera de vivir es la mejor; cada vez que nos
olvidamos que somos "observadores" particulares dentro de una gama infinita de

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posibilidades de observación; cada vez que nos posicionamos de esta manera, nuestro
escuchar se empobrece.
Tenemos que problematizar al mundo relacional/social con otros, para que la
visión de las cosas pueda enriquecerse y surjan alternativas no evidentes; pero si no
conectamos con la legitimidad y la autonomía del otro, esa problematización deviene en
relación de asimetría y colonización relacional.
Tenemos que afrontar las dificultades de la vida de aquellos con quienes
trabajamos, pero si privilegiamos la mirada de déficit, reciclaremos las imposibilidades.
Necesitamos de un acercamiento apreciativo para recuperar la capacidad generativa de las
situaciones críticas, pero corremos el riesgo de banalizar de manera ingenua las
complejidades de nuestro mundo.
La co-construcción de un campo común de transformación requiere además de la
escucha y apertura, de un posicionamiento particular, de un modo de construir un diálogo
transformador que nos incluya en "primera persona"; pero necesitamos de la distancia que
nos permita sistematizar el conocimiento producido con otros.
Estos desafíos mantienen abiertas nuestras prácticas: a la novedad, a los cambios, a
los riesgos y a la pasión por un futuro abierto. Todo esto ha hecho de la Psicología
Comunitaria algo más que una sub-disciplina académico/profesional, la ha vuelto una
"estética de la existencia".

Referencias

Gergen K. (1996). Realidades y Relaciones. Aproximaciones a la construcción social.


Barcelona: Paidós.
Cooperrider, D. & Srivastva, S. : Appreciative Inquiry in Organizational Life. Research in
Organizational Change and Development. Vol. 1. 129-169
Fuks, S. (1998). Systems Theory Perspective and Community Psychology. Journal of
Community Psychology, 26, 243-253.
Rorty, R. (1991). Contingencia, ironía y solidaridad. Barcelona: Paidós.
Fuks, S. (1998). Transformando las conversaciones acerca de las Transformaciones.
Psykhe, 7, 3-11.
Dumas, B. & Séguier, M. (1997). Construire des actions collectives. Développer les
Solidarités. Paris: Chronique Sociale.
Shotter, J. (1996). El Lenguaje y la Construcción del sí mismo. En M. Pakman (Ed.),
Construcciones de la Experiencia Humana (pp. 213-217). Barcelona: Gedisa.
Gadamer, H-G. (1984). Truth and Method. Nueva York: Crossroad.

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Nota del autor:

Saúl I. Fuks, Universidad Nacional de Rosario.


- Facultad de Psicología. Carrera de Especialización de Posgrado en Psicología Clínica,
Institucional y Comunitaria.
- Centro de Asistencia a la Comunidad (CeAC). Centro de Salud Comunitaria.
La correspondencia relativa a este artículo debe ser dirigida a Saúl Fuks, España 1172.
2do. A. 2000 Rosario - Santa Fe - R. Argentina, e-mail: cocofuks@usa.net

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