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Poliakov Leon - La Europa Suicida 1870 - 1933 PDF
Poliakov Leon - La Europa Suicida 1870 - 1933 PDF
1870-1933
LEÓN POL1AKOV
Muchnik Editores
Título original:
Hístoire de rantisémitisme
L’EUROPE SUICIDAIRE 1870-1933
ISBN: 84-85501-36-5
Depósito legal: B. 31.474-1981
de Jorge Semprún
II. FRANCIA
este caso como una vergüenza nacional y otros como una gloria
nacional — sin duda, fue las dos cosas a la vez— , la cuestión
es que, a partir de 1894, reavivó decuplicándola una agitación
que, como ya ocuría en los países germánicos, comenzaba a di
luirse. Durante algunos años, Francia llegó a ser prácticamente
la segunda patria de todas aquellas personas que de uno u otro
modo se sentían afectadas por el debate internacional en tomo
a los judíos. Sus perspectivas históricas han quedado falseadas,
hasta tal punto que un brillante autor ha querido considerar
el Caso como un ensayo general (felizmente abortado) del na
zismo.93 Lo que pasa es que, aun antes de su estallido, Francia
fue, en el mundo occidental, el segundo centro de las campañas
antisemitas de tipo moderno, y que asimismo no hubo tercer
centro; a tal fin, por lo tanto, se entabló una especie de diá
logo franco-alemán, que provoca la tentación de preguntarnos
si no fue indicio de una cierta afinidad, remontándonos qui
zás a épocas muy lejanas, cuando los descendientes de Carlo-
tnagno reinaban en las dos márgenes del Rín y la futura Ale
mania se llamaba «Francia oriental»...94 Pero, sea como fuera, si
por un lado el antisemitismo francés copió el antisemitismo ger
mánico por el otro correspondía a una tradición diferente y pro
cedía de fuentes autóctonas.
De uno u otro modo, influían en Francia ciertas secuelas
de la Revolución. Prolongaciones ideológicas directas, ante
todo: ya hemos visto hasta qué punto los movimientos socia
listas, fueran «utópicos» o «científicos», con la sola excepción
del saint-simonismo, estaban manchados de antisemitismo.95
Durante la década de 1880, sin embargo, tomaron el relevo
los militantes del campo adverso, católicos sobre todo para quie-
nes la Revolución era la encarnación del Mal, un Mal atribuido
i un complot tramado por fuerzas anticristianas y antifrancesas
¡ocultas.
; Fue en Francia precisamente donde, al cristalizar el drama
revolucionario, se formó esa escuela de pensamiento según la
cual los complots montados por enemigos del género humano
constituyen la máxima clave de la historia universal. Esta es
cuela, que durante el siglo xx ha tenido en los nazis a sus
principales aunque no únicos adeptos, posee la enojosa tenden
cia de basar sus pruebas más perentorias en la ausencia de
50 La Europa suicida
El «Caso»
de otros países, dio pie para que Herzl escribiera L ’État juif
y convocara el primer Congreso sionista.216 Este congreso, reuni
do en Basilea en verano de 1897, inspiraría a su vez el mito
terrorífico de los «Sabios de Sión», también forjado en París, el
gran laboratorio de modas e ideas de toda índole.
Así pues, el Caso estallaba en noviembre de 1897, cuando
se produjo el primer golpe de teatro que consistió en identificar
ai traidor verdadero, el comandante Esterhazy; dos semanas des
pués, Le Fígaro publicaba las famosas cartas en donde dicho ofi
cial manifestaba el odio patológico que sentía por Francia.217
Como Esterhazy no era judío, sólo hubo un grupo de «intelec
tuales» que creyera en su culpabilidad. El mundo político sobre
todo, para quien la traición de Dreyfus se había convertido en
dogma, seguía atacando a los judíos, «esa oculta y misteriosa
potencia lo bastante fuerte como para cubrir de sospechas a
aquellos que, llegado el día en que el ejército tuviera que cum
plir con su deber, se hallarían presentes para dirigirlo» (interpe
lación de Albert de Mun, el 4 de diciembre de 1897); poco
después, el ministro de Justicia, Georges Lebret, aconsejaba a
los pocos diputados disidentes o confusos que «vigilaran sus
propias circunscripciones»).218 La fábula del «sindicato judío»
dueño de todo el oro del mundo había arraigado con fuerza.
Vinieron a continuación otros golpes de teatro, el Yo acuso de
fimile Zola y su condena por los tribunales, ía absolución de
Esterhazy, el arresto de su acusador, el coronel Picquart. No
había modo de quebrantar la fe de quienes se oponían a Dreyfus,
que eran casi todos los franceses. Manifestaciones y disturbios
antijudíos2,9 exteriorizaron esta fe a partir de enero de 1898,
mientras que la buena sociedad imponía la destitución del direc
tor de Le Fígaro (Fernand de Rodays), defensor de Dreyfus. Así
nos describe Proust los sentimientos y argumentos de dicha
sociedad:
Parece ser que en efecto los judíos del siglo pasado lo
graban superar a los cristianos de una forma hoy inconcebible,
sencillamente porque ya habían experimentado desde mucho
antes, y a su modo, las alteraciones, desarraigos, urbanizaciones
y revoluciones que las poblaciones cristianas, en cambio, sólo
iban a conocer masivamente durante la primera mitad del si
glo xx.254 Deberemos tener muy presente esta cuestión.
Dicho esto, volvamos a Clemenceau. Veinte años después,
en otoño de 1917, tuvo palabras muy duras contra los judíos,
demostrando nuevamente el poder que les atribuía, pues acu
saba a estos apátridas (ese «pueblo que alcanzó una grandeza*
pero que precisamente manifestó su incapacidad de constituir
una patria por sí solo») de ser los promotores de la Revolu
ción y la defección rusas. Podemos creer que acaso se trataba
de una intoxicación del 2 ° Buró o de cualquier otro servido
secreto. Más adelante ya examinaremos detalladamente estos
nuevos resortes d d hundimiento de Ocddente, intentando des
montar sus mecanismos.
¿Qué condusiones podemos sacar? Una primera, que re
sultaría trivial: a saber, que cuando un gran hombre comenta
un gran tema (gran raza trágica, escribía aún Clemenceau), tien-
de a contradedrse más que cualquier otro. Una segunda con
sistiría en afirmar que antaño antisemitismo y sionismo no eran
jnuy incompatibles, tal como lo demuestran las palabras o los
escritos de Martín Lutero, de Fichte, de H. Stewart Chamber-
lain o de Drumont, por no dtar más que a unos cuantos anti-
semitas de importanda. Pensándolo bien, este planteamiento
podría extenderse a Clemenceau, que no tituló su libro de re
batos A l pie de los Cárpatos, tal como aconsejaba la geografía,
a Por consiguiente, a ojos de los europeos del pasado, y sin-
ígularmente a los de los antisemitas, Palestina era el lugar na-
líural de los judíos; sucede sin embargo que bastó que los ju
díos ocuparan nuevamente dichas tierras para que algunos de
86 La Europa suicida
III. RUSIA
La rebelión
Los precursores
ran en sus pisos a los judíos, sin que por ello inte
rrumpieran su obra de destrucción. Por lo que ata
ñe a la pertenencia étnica de los pogromistas, las
nacionalidades que se sienten oprimidas no han
participado en los pogroms, mientras que las na
cionalidades dominantes y las que las secundan
desempeñaban un papel activo en estos aconteci
mientos. Armenios y polacos por un lado, rusos,
moldavos y griegos por el otro, demuestran plena
mente la exactitud de esta generalización...» 448
Por esa época, eran muy diversas las posturas que con
relación a los judíos adoptaban los filósofos y otros intelec
tuales germanos. La menos original no era la de Oswald Spen-
gler, que trabajó durante la guerra en su célebre ensayo sobre
La decadencia de Occidente. Inspirándose sobremanera en la
Génesis del siglo X IX de Chamberlain, aunque aparentemente
intentara disimular esta fuente de inspiración, refutaba «los ri
dículos clichés de semita y ario»; en su lugar, establecía una
dicotomía entre «naciones faustianas» — en primer lugar, por
supuesto, los germanos— y «naciones mágicas», que incluía
a los judíos, que también eran, junto a los árabes, un «pueblo
fellah». Así cabía explicarse el pensamiento de san Agustín,
«el último gran pensador de la escolástica árabe», como asimis
mo el de Spinoza, «en [quien] aparecen todos los elementos
de la metafísica mágica». Según Spengler, entre los hombres
mágicos y los hombres fáusticos reinaba una incomprensión
total:
V. EL IMPERIO RUSO
rar tres días francos, durante los cuales el código militar queda
ba suspendido de jacto, y es obvio que degeneraban en violen
cias muy diversas. Añadamos que los «verdes» y otras pandi
llas ucranianas rivalizaban en crueldad con el llamado ejército
regular; una proclama colectiva de los principales jefes de
banda («atamanes») invocaba incluso el recuerdo de los grandes
santos nacionales, exhortando en su nombre a los cristianos
para que de una vez por todas acabaran con la diabólica ralea
judía.6* Se calcula que la cifra total de judíos asesinados en
, Ucrania entre 1918 y 1920 superaba los 60.000.641 Por lo que
atañe a las tropas blancas, el general Denikin condenaba los
pogroms y otros excesos, pero era incapaz de impedirlos: por
lo demás, solían acusarle de «haberse vendido a los judíos».6®
Así pues, aún se hallaba menos capacitado para frenar la propa
ganda antisemita o para evitar la publicación de embustes que,
en algún caso, darían la vuelta al mundo, durante los años
inquietos de la primera posguerra.
Esto es lo que sucedió con un supuesto informe secreto
del gobierno francés, elaborado en Nueva York por un emi
grado ruso643 que daba la lista de los principales dirigentes
comunistas, todos judíos con excepción de Lenin, y que des
cribía sus ansias de un dominio universal sionista: «Los judíos
ya han obtenido el reconocimiento formal de un Estado formal
en Palestina; asimismo, han logrado constituir una república
judía en Alemania y en Austria-Hungría; han dado los prime-
tos pasos para llegar a dominar el mundo, y seguirán.» Este
documento, que se hizo público en Rostov el 23 de septiembre
de 1919, apareció reproducido en 1920 por La Vieille France
de París y por The Mortiing Post de Londres; 644 a su lado, po
demos situar el «informe del camarada Rappoport» (reprodu
cido por L ’Intransigeant en mayo de 1920, para luego servir
de fuente a una compilación americana).645 Por muy sionista
que fuera, el camarada Rappoport ponía sus miras en Ucrania,
y no en Palestina:
Más alarmante era aún la carta que ese mismo día mandaba
a su amigo Valentine Chirol, ex jefe de los servicios extran
jeros del Times:
¿Cuál era sin embargo esta secta y quiénes eran esas men
tes? Al cabo de dos meses* Churchill parecía concretar esta
eáestióo, valiéndose de útidiscurso en dondeatacaba a los de
rrotistas, pacifistas y socialistas: «...Pretenden destruir todas
las creencias religiosas; que dan consuelo e inspiración al alma
humana. Creen en el Soviet internacional de los judíos rusos
y polacos. Nosotros, en cambio, seguimos confiandoen el Im
perio británicó.»'.».™ Cabe .suponer: que sus amigos judíos o
judeoaristócratas le apremiaron para: que concretara aún mejor
sus conceptos; en tpdo caso, el 8 de febrero de 1920, publi
caba un extenso, artículo que dividía al judío en tres categorías:
por uti lado, los que se portan como leales ciudadanos de sus
países respectivos y los que aspiran a reconstruir su propia pa
tria, «templo de la gloria judía»; por el otro, los judíos inter
nacionales, "fes decir «judíos :terpo*istas»>73f i
La descripción que Churchill hacía de esta tercera catego
,
ría alcanzaba límites .deíiraotes, cofi gran satisfacción; de los
antisemitas más frenéticos. En efecto, acusaba a dicha catego
ría ,de que -.tramara! •v m ctínjura iroiviérsaiL desde el siglo xvux;
«mt-¿^ij^ y Q >-€it4.Ja;-objai.qiíft-.tósilwba-^e'.|i0l»íi<» y«a tal Ne$-
tá' WiebsterT sobre las;fu6ntesi; ocaltas de, la Revolución france
sa.732 También aseguraba que en Rusia «la hostilidad universal
de los bolcheviques no vulnera los intereses judíos ni los cen
tros de culto judío»; Haciéndo excepción; de :esos judíos gri
ses,-, integrados y leales, que según él sólo podían ofrecer una
«resistencia negativa» al bolchevismo, realzó sobre todo la opo-
sición éxistenfce entre el iDr. WeizroaDn, con todos sus parti
darios y León Trotski, «¿suyos ptioyfectos .de un, ¿Estado comu
nista bajo dominio judie? sés ve»! contrariados y^-comprometidos
por te l lluevo ¡ideal ¡i sionista^ »^, AsíigueSv los-.proyectos de
Trotski; "eran merámetiteijwdíos» vernos^ la?: conclusiones
del;;ministfo d e h :Gúeita Segundaban una;tesis!que, según tu-
m otea se había, eWbórado y.^opagadobdesde^sú propio minis
terio^ ; OÍj;s :rra ■;;)?:
, E l título idei artículo WMomstno, .contra el bólcbevts-
trn, ha íMchA por S alma ,d^y^u^blo< su exordio,
Gran Bretaña 243
V III. FRANCIA
38. Cf. Moritz G oldstein, Ger 47. Der Sieg..., ed. Berna, 1879,
mán Jetory's Düemma, The p. 30, p. 46.
Story of a Provocative Es- 48. El racista francés Vacher de
soy, «Leo Baeck Institute Lapouge había intentado in
Yearbook», II (1957), pá vocar al respecto la ley mo
ginas 236-254. netaria de Gresham, según la
39. Bajo el título de Deutsch- cual la mala moneda ahuyen
jüdischer Parnass, en la re ta la buena. Cf. Le mythe
vista Der Kunstwart, III, aryen, p. 282.
1912. 49. Sobre El problema judio de
40. Johann Andreas Eisenmen- Marx, así como sobre su
ger, Entdecktes Judentum... actitud en general, cf. nues
{cf. al respecto nuestro vol. tro volumen III, pp. 432-
I, p. 263). 440.
41 Las traducciones de Víctor 50. Der Sieg..., op. cit., p. 50.
Palmé, París, de Albert Sa- 51 Cf. Paul Massing, Rehearsal
vine, París, y del Padre for destruction. A study of
Maximilien de Lamarque, political Anti-Semitism in
Bruselas; cf. R. F. Byrnes, Imperial Germany, Nueva
Antisemitism in modern York, 1949, pp. 10-12.
France, New Jersey, 1950, 52. Ibid., p. 15.
p. 91. 53. Cf. Norman C oh n , His-
42. La excepción fue la condena toire d’un mythe..., París,
de Leopold Hilsner, Bohe 1967, p. 38.
mia, 1899. No obstante, el 54. Cf. Colette Guillaumin,
jurado sólo retuvo la acusa L’idéologie raciste, Genése
ción de asesinato, y no la et langage actuel, París,
de crimen ritual. 1972, XIV, pp. 213-221 «El
43. Cf. Dra. Charlotte Klein, categorizante».
Damascus to Kier, Civilta 55. Cf. P. Massing, op. cit.,
Caltolica on Ritual Murder, pp. 22-31.
«The Wiener Library Bulle- 56. P. Massing, op. cit., p. 75.
tin», XXVII, 1974, pp. 18- 57. Sobre R. Wagner, ver nues
25. tra Histoire de Vantisémhis-
44. Los datos estadísticos aquí me, t. III, De Voltaire a
referidos proceden del exce Wagner, pp. 440-467.
lente estudio de P. G. J. 58. Sobre la influencia de las
Pulzer, The rise of political doctrinas raciales en Alema
antisemitism in Germany nia, ver Le mythe aryen,
and Austria, Nueva York, pp. 85-122 y passim.
1964, pp. 11 y ss. 59. Cf. I. S c h o r s c h , Jewish
45 Dirk Van Arkel, Antise reactions to Germán antise
mitism in Austria, tesis uni mitism, Nueva York, 1972,
versitaria, Leyde, 1966, pá pp. 238-239.
gina 46. 60. Cf. P. G. J. Pulzer, The
46. Der Sieg des Judentums über rise of political antisemit
das Germanentum. ism..., op. cit., p. 96.
Notas 393
26% Cf. Nuestro vol. III, De ruso (en ruso), Nueva York,
w ’ Volt aire ¿ Wagner, pp. 263- 1960, p. 353.
' L 264.' 271 Cf. el artículo «Cantonistas*
264. Cf. S. W. Barón, op. cit., de la Gran Enciclopedia so
’ ■ p. 17. viética, 2 .* ed., Moscú, 1953,
?65. Cf. De Vdtaire á Wagner, t. XX, p. 33.
pp. 266-270. 272. A. Herzen, Byloie i dumy,
266. Théorte du judáisme appli- ed. Londres, 1861, t. I, pp.
quée ¿ la réforme des Is- 308-309.
raélites..., por el abate 273. Cf. Louis Greenberg, The
C h i a r i n i , catedrático de an Jetos in Russia, t. I, Nueva
tigüedades orientales en la York, 1955, p. 51.
Universidad de Varsovia, Pa 274. En la Rusia zarista, se clasi
rís, 1829, cf. De Vdtaire a ficaban en la «primera guil-
Wagner, pp. 377-378. Por da» aquellos comerciantes
«versión del Talmud», el que pagaban más dé 500 ru
.abate Chiarini entendía pro blos de impuestos al año.
bablemente su traducción en 275. Cf. Barón, op. cit:, p. 48.
■ yiddish. En 1853, el porcentaje de
alumnos judíos en las es
Cf. Barón, op. cit., p. 44.
cuelas imperiales era del
268. La censura, bajo Nicolás I,
i ’25 96; en 1873,1alcanzaba
era capítulo aparte. En este
el 13’2%. -
caso la ignorancia de dertos
276. Cf. L. GReénbbrg, óp. citíf-
censores era tanta que en p. 79. Macaulay y Disraeli
1844, el ministro del Interior habían militado ambos, y
ordenó el secuestro del «li- activamente, entre 1830 y
. bro secreto Rambam» (Ram- 1850; en favor de la total
bam era el signo usual de emancipación de los judíos
Moisés Maimónides), por ingleses.
suponerse que prescribía el 2~n. Cf. al respecto nuestro vol.
crimen ritual de los niños III, pp. 163 y sigs.
icristianos. Hubo otros cen 278. En ruso, el término fid te
sores de Nicolás I que recu nía (y sigue teniendo) una
saron el título Las almas tonalidad espedal, interme
muertas de la obra maestra dia en cierto modo entre
de Gogol, por considerar que «chueta» y «judío», y es de
un alma cristiana sólo podía difícil traducción. Lo más
ser inmortal, o asimismo un sencillo parece ser que se
manual de física que aludía escriba jid, cuando esta pa
a las «fuerzas de la natura labra salé así en el original,
leza», sin ninguna referencia y esto es lo que haremos de
a la omnipotencia divina. aquí en adelante. El artículo
269. A propósito de la «predica en cuestión se titulaba: Los
coattiva» en Roma, ver nues- jids de las provincias occi
- tro vol. II, De Mahotna a los dentales rusas y su estado
marranos, p. 323. actual.
?^D. Cf. El libro del judaismo 279. Cf. S. W. B arón, The Rus-
406 La Europa suicida
362. Véase más adelante, p. 142. ción judía en las aldeas hizo
363. Cf. Materiales históricos so que bajara tanto el valor
bre los pogroms antijudíos como la calidad del trabajo
en Rusia, t. II, «Año 1880», judío. El resultado fue una
Petrogrado, 1928, pp. 425- indigencia de la población
429. judía rayana en una miseria
364. Ibid., pp. 232-241. total.»
365. D ubnov , op. cit., pp. 126- 370. Cf. La situación de los ju
127. díos en Rusia, informe diri
366. Acróstico hebraico del ver gido al gobierno de Estados
sículo II, 5 de Isaías: «Casa Unidos por sus delegados
de Jacob, venid, y vayámo J.-B. Weber y el Dr. W.
nos [¡a la luz del Eterno!]». Kempster, s.l.ni., pp. 33-34.
367. Cf. G. A ro nso n , «La lu 371. Cf. Constantino Pobiedo-
cha por los derechos», Kni- nostsev, procurador general
ga..., op. cit., p, 218. del Santo Sínodo, Mímoires
368. «Informe del príncipe Svia- pditiques, Correspondance
topolk-Mirski, gobernador officielle et documents iní-
general de Vilna, sobre la dits... (1881-1894), París,
situación de la región del 1927, pp. 364-369 y 428429.
Nordeste durante los años 17?. Cf. El informe ya citado de
1902-1903, dirigido al zar Ni los investigadores Weber y
colás II»; cf. Pawel K or - Kempster, pp. 136-137.
je c . Un documento inédito 373. Cf. Jacob L ech tch in sk i,
sobre el problema judío en «La población judía de Ru
Rusia, «Cuadernos del mun sia y el trabajo judío», Kni-
do ruso y soviético», XI ga..., op. cit., pp. 189-190,
(1970), pp. 278-291. y Salo W. Barón, The Rus-
369 Por ejemplo, las conclusio sian Jeto under Tsars and
nes de la «comisión Pahlen» Soviets, Nueva York, 1964,
de 1888: «...Casi el 90% p. 87. Conviene observar
de la población judía consti que existe una cierta diver
tuye una masa de gente sin gencia entre estos dos auto
recursos seguros, que, por res: las cifras que da el se
una parte, recuerda al prole gundo son ligeramente más
tariado, una masa que vive altas que las del primero.
al día, en plena miseria, en 374. Cf. Iván T o l s t o i , Der An-
las más penosas condiciones tisemitismus in Russland,
higiénicas y sociales.» O op. cit., pp. 93-94.
también el informe ya citado 375 Tal como se expresaban los
del príncipe Sviatopolk-Mirs- judíos de Kiev, en su peti
ki: «Tras haber perdido la ción ya citada.
posibilidad de instalarse en 376. Cf. S. W. Barón, The Rus-
la aldea, los judíos, a partir sian Jeu> under Tsars and
de 1887, perdían asimismo Soviets, op. cit., p. 81.
el derecho de trasladarse de 377 Op. cit., p. 394. En este
una aldea a otra (...) La fragmento, Dubnov describ
gran densidad de la pobla los «pogroms militares» que
412 La Europa suicida
536 Z ech lin , pp. 530-531, nota 544. Cf. D. J. G oodspeed , Lu-
74. dendoff, Genius of World
537. Zechlin , pp. 558-559. War I, Boston 1966, pp.
53P. Z ech lin , p. 564, y S. Fried- 212-213.
lander, «Die politischen 545 Aunque de forma distinta,
Veranderungen der Kriegs- todos los abundantes recuer
zeit», en Deutsches Juden- dos de los generales alema
tum ... p. 46. nes evocan estos trastornos
539. Cf. B auer , Der grosse Krieg psíquicos; por lo que res
in Feld und Heimat, Tubin- pecta al ataque de parálisis
gen, 1921 p. 265 y p. 260. histérica, cf. C. Ba rnett ,
540. Cf. B. H uldermann , La vie op. cit., p. 355.
d’Albert Ballin d’aprés ses *>46 Cf. W . G o r l it z , Hinden-
notes et sa correspondance, burg, op. cit., p. 172 (citan
trad. fr., París 1923. El dia do el diagnóstico del Dr.
rio que llevaba Ballin, con Hochheimer).
cluye le 2 de noviembre de 547. Cf. D. J. G oodspeed , Lu
1918, con la siguiente nota: dendorff, op. cit., p. 262.
«Stinnes me manda decir 548. Ibid., p. 277.
que tanto el Centro como 549. Cf. Erich L u dendorff , Sou-
los socialistas creen que yo venirs de guerre, trad. fr.,
debería dirigir las negocia París 1920, p. 207, pp. 217-
ciones de paz. Le he enviado 218. Al comentar el abaste
respuesta diciendo que no cimiento de la Polonia ocu
era mi intención escurrir el pada, Ludendorff escribía es
bulto, pero que preferiría pecialmente: «Los comités
dejar que fuera otro quien judíos que disponían de los
se encargara de esta tarea», mayores recursos proceden
p. 291. tes de América, realizaron
'<41. La Encyclopaedia JJniversa una obra considerable y muy
lís no incluye ningún artícu útil. Su actividad es digna
lo «Ludendorff»; en el fi de elogios y sirve para de
chero de materias de la Bi mostrar el intenso sentimien
blioteca nacional, sólo apa to de solidaridad de este
rece una obra, posterior a pueblo. La primera cocina
1945. popular judía que se orga
542 Cf. Corelli Ba rnett , The nizó en Kovno, llevó mi
Swordbearers, Londres 1963, nombre», (p. 217).
p. 304 y p. 344. 550. Cf. Kriegsführung und Poli-
M3. Cf. W. R athenau, Tage- tik, Berlín 1923, en espe
buch 1907-1922, Dusseldorf cial p. 126, p. 133, p. 141:
1967, p. 211; M. von - «Los que se aprovechaban
Eynern, Walther Rathenau y sacaban ventajas de la
in Brief und Bild, Frank- guerra eran judíos sobre
furt/M 1967, p. 13 y pp. todo... Los ambientes pa
444-445; W. GÓrlitz, Hin- trióticos («deutsch empfin-
denburg, Ein Lebensbild, denden Kreise») advertían
Bonn, 1953, p. 137. que el pueblo alemán, que
422 La Europa suttída
and the Dreyfus case, «The 664. Cf. Francis D onaldson , The
Month», enero de 1899; y Marconi Scandal, Londres,
R. F. G larke , S. J., en The 1962.
Nineteenth Century, febrero 665. Cf. St. Aris, Jews in Busi
de 1900, cf. Malcolm Hay, ness, Londres, 1971, p, 32.
The Foot of Pride, pp. 191- 666. Cf. The Jewish World, 15
192 y p. 131. de julio de 1914, p. 6.
660. Cf. Kurt G runwald , «Wind- 667. F. G a lto n , Eugenics and
sor-Cassel», The Last Court the Jeto, «The Jewish Chro-
Jeui, «Yearbook of the Leo nícle», 30 de julio de 1910.
Baeck Institute», XVI 668 . Cf. The letters and friend-
(1969), p. 120-121; y Philip ships of sir Cecil Spring
G raves , Britons and Turks, Rice, op. cit., vol. II, pp.
Londres, 1941, pp. 145-156. 218-219 (informe del 25 de
661. Sobre estas interpretaciones agosto de 1914).
de la revolución tutea, ver 669. Ibid., p. 245.
el estudio ya citado de K. 670. Ex ministro alemán de las
Grunwald, así como Leo- Colonias, encargado en 1914
nard Stein , The Balfour De de dirigir y coordinar la pro
clararon, Londres, 1961, pp. paganda alemana en Estados
37-40; sobre los demencia- Unidos.
les artículos del «Morning
671. Ibid., pp. 242-243.
Post», ver la obra antisemita
672. Ibid., p. 373.
The Cause of the World Un-
673. Ibid., p. 422.
rest, Londres, 1920, pp. 144-
150. Los adversarios musul 674. Cf. The Times, 11 de mayo
manes de los jóvenes Turcos de 1915. Valentine Chirol
adoptaba la forma de una
fueron quienes primero pro
pagaron rumores de esta ín «carta de lector», que le ser
dole. En efecto, la secta vía para asegurar que la in
criptojudia de los Doenmeh fluencia de Albert Ballin ha
. desempeñó un cierto papel bía superado «la repugnan
en su revolución; podemos cia natural que persistía en
consultar al respecto los ar los círculos marítimos profe
tículos «Imperio otomano» sionales contra la adopción
(de B. Lewis) y «Doenmeh» de métodos de guerra tan
(de G. Schoíem) de la ]e- descarados» por parte de la
uñsh Encyclopaedia. marina alemana.
662. Cf. The letters and friend- 675. Cf. K. G runwald , Windsor-
ships of sirCecil Spring Cassel..., op. cit.
Rice, ed. by St. Gwynne, 676. Cf. The Times, 12 de mayo
Londres, 1929, vol. II, pp. de 1915, bajo el título
422423 (entrevista con Louis «Through Germán eyes».
Brandéis) y vol. I, pp. 342- 677. Cf. The Jewish World, 19
343. de mayo de 1915 y The Je
663. ¿Hace falta decir que Ben wish Chronide, 14 de mayo
jamín Disraeli era un judío de 1915.
converso? 678. Cf. The Jewish Chronicle, 11
Notas 429
Introducción, 11
CONCLUSION, 355
NOTAS, 389
Este cuarto volumen de la His
toria del Antisemitismo, LA
EUROPA SUICIDA 1877-1933,
compuesto en tipos Garamond de
8 y 10 puntos por Gráficas Dia
mante, se terminó de imprimir
el 20 de setiembre de 1981 en
los talleres de Gráficas San Ju
lián, Avda. San Julián s/n, Gra-
nollers.