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Uno de los elementos fundamentales que necesitarás determinar para

valorar tu empresa es el flujo de caja libre (free cash-flow en inglés).


A diferencia de los demás elementos que intervienen en la valoración,
el flujo de caja libre tiene un fundamento contable. Esto es una
ventaja, ya que podrás usar información de la contabilidad para tener
una primera aproximación de los flujos de caja futuros.
Cómo calcular el flujo de caja libre
El flujo de caja libre se calcula a partir del resultado de la empresa.
Deberemos partir del resultado después de impuestos.
El siguiente paso es añadir el importe de las amortizaciones incluidas
en el ejercicio.
A continuación, restaremos la variación del capital circulante, es decir
la variación los activos circulantes menos la variación de los pasivos
circulantes.
Con esto obtendremos el flujo de caja operativo. Este número
representa el flujo de tesorería que nuestro negocio genera
independientemente de las operaciones de inversión o financiación a
largo plazo.
Hasta aquí todos los elementos que componen el cálculo los puedes
extraer sin ningún problema de la contabilidad. Sin embargo, el
siguiente paso tiene mayor dificultad. Se trata de determinar cual será
la inversión que realizará tu empresa. Como esta inversión varía año a
año. Por lo tanto, la inversión que podamos tener en el año actual no
es un indicador fiable de la inversión que haremos en el futuro. Una
parte de esa inversión se destinará a cubrir el coste de reposición de
los activos que están en funcionamiento. Otra parte deberá financiar el
crecimiento.
En resumen, la fórmula para el cálculo del flujo de caja libre es esta:

+ Resultado neto después de impuestos

+ Amortizaciones
- Variación Capital Circulante (Activos-Pasivos circulantes)

- Inversión

La utilidad del flujo de caja libre

El flujo libre de caja es aquel flujo que se obtiene de las operaciones negocio y
después de descontar el dinero que invertimos. Se denomina "libre" porque nos
permite entender cuál es la cantidad de dinero de la que disponemos para
retribuir a los accionistas y devolver deudas.

La primera utilidad es para analizar nuestra situación actual. Podemos


saber si nuestra empresa está generando suficiente flujo de caja para
satisfacer a las personas que financian el negocio: accionistas y
prestamistas. Un flujo de caja libre positivo significa que tenemos
margen para poder financiar correctamente la empresa.
La segunda utilidad es la de servir de base para la valoración
financiera. Si tomamos una media del flujo de caja durante los últimos
años y aplicamos una tasa de crecimiento anual, podremos tener una
serie de flujos de caja que, debidamente descontados usando el coste
de capital, nos permitirá calcular el valor actual.

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