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Carta a mis alumnos (Betancourt, 2003)

La vida del hombre, la vida de ustedes, será lo que se siembre con gozo y responsabilidad en esta época de estudiantes.

Siembren y construyan desde ahora convicciones religiosas, morales, de justicia social, intelectuales, cívicas y políticas, pero sembrándolas con
alegría, constancia, decisión y excelencia.

Los valores, la mayor riqueza del hombre honesto


Los valores aprendidos y aplicados son la moneda universal aceptada y admirada en todas las sociedades y culturas. Los valores resultan ser parte
esencial de la persona cuando se reconocen y se practican en toda ocasión. Aristóteles afirmaba: la excelencia no es una acción, es un hábito.

Rechacen en su vivir de cada día la vulgaridad, la ofensa, el menosprecio, el sectarismo, la irreligiosidad, la violencia, el fraude, la mentira y la
irresponsabilidad.

No se acostumbren a la mediocridad, a la medianía, al conformismo que los rebaja y mimetiza con la caterva intonsa y frívola de tantísimos jóvenes
sin ilusiones ni esperanzas.

Tengan siempre profundo sentido de pertenencia con su familia, su ciudad, su colegio, su fe religiosa, su país. Que esa pertenencia despierte en
ustedes acciones, compromisos y expresiones eficaces. Huyan y rechacen convencidamente con personalidad la droga, el alcohol, la parranda
incontrolada o ese ambiente rumbero y superficial que envuelve a la gran mayoría de los jóvenes de hoy. Apártense de la pornografía y del sexo
irresponsable como mero placer, pasatiempo y juego. Vivan siempre muy alegres, con esa alegría de la paz interior y la satisfacción del deber
responsablemente realizado.

Matricularse en la contracultura social


Lean muchos libros y publicaciones selectas, instructivas, beneficiosas, culturales y literarias. Es una aventura estupenda la lectura. Es un hábito de
excelencia leer para crecer intelectualmente, para enriquecerse espiritualmente. No se idioticen esclavizándose de telenovelas y de alienantes
programas deportivos radiales o televisados.

Los grupos económicos manipulando los medios masivos imponen “una cultura que estimula el hedonismo y el consumismo y que atropella
nuestras culturas con sus valores e identidades” (Doc. Santo Domingo 280).

Zig Ziglar escribió algo parecido sobre las funestas consecuencias para un televidente sin principios ni disciplina: “el peligro de la televisión no es
tanto por el comportamiento que produce como por el comportamiento que suprime”, y Tonino Guerra, el poeta, escribió: “Apaguemos todos
los televisores durante un año. Verán cómo los valores, la fantasía y la espiritualidad renacerán en el corazón de todos”.

Deporte, salud mental y liderazgo moral


Practiquen con constancia, entusiasmo y con la debida técnica su deporte favorito. El ejercicio físico es parte básica de la buena salud mental. Serán
así “alguien” en la vida y no uno de los miles y millares de hombres sin estatura que existen en todas las profesiones y oficios.

Sean auténticos líderes para una sociedad nueva. Atrévanse a ser críticos de esta sociedad erótica, consumista y anestesiada.

Sean honestos, transparentes, leales, hombres de confianza, sanos, de credibilidad para todos. Amen el silencio, la meditación, la oración personal.
Encuéntrense a sí mismos y encontrarán a Dios y a sus semejantes. Si cada día dedican dos o más minutos para silenciosamente hacer oración
personal nunca se torcerán en su vida moral y será la oración una gran fuerza y sostén espiritual en su caminar por la vida. La fe es para expresarla.
Por ello, la participación piadosa en la eucaristía semanal es parte de una fe comprometida y madura, como también la ayuda generosa y solidaria al
necesitado.

Alumnos ahora honestos, luego hombres de bien


Convicciones, pertenencia, coherencia, solidaridad, superación y honestidad son valores definitivos en la vida de toda persona y con mayor sentido
en los jóvenes. Si desde ahora se preparan para ser personas positivas serán luego padres responsables y formarán hogares estables, armónicos,
creyentes en Dios, para transmitir los propios valores a sus hijos. Los mismos valores que ustedes poseen porque los adquirieron y los viven.

He aquí, pues, un resumen de valores y de metas para vivir como alumnos ahora y luego como profesionales, empleados o padres de familia.

Betancourt, L. F. (2003). Aire puro para los jóvenes (5 ed., Vol. 3). Medellín, Antioquia, Colombia: Prográficas y Cía. Ltda.

Pd/. Comparto este fragmento de “carta a mis alumn@s” por considerarla pertinente y relevante para l@s jóvenes de hoy. “Aire Puro son los temas
que tocan la vida misma con las personas y realidades cotidianas. Para los que caminan en el mundo buscando su realización e ideal y superación.”
(Luis Fernando Betancourt, sacerdote salesiano). Jesus Rojas JesusRojasL1204@gmail.com, www.iepedroestrada.net, agosto de 2018

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