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Después de mucho tiempo, has logrado ahorrar lo suficiente como para

comprarte tu primera réflex. O te ha llegado el regalo de tu vida y tienes una


maravillosa y nueva cámara con controles manuales en tus manos. Eres más
feliz que una perdiz, crees que vas a conseguir por fin esas fotos que ves y que
te hacen suspirar. Porque siempre has creído que con una cámara de estas
harás mejores fotos.

Llega el momento de comenzar a disparar, de estrenar tu nueva máquina, de


ver los resultados y comprobar que con ella logras mejores fotografías. Y no. No
es así. Tu felicidad se convierte en frustración antes de la décima foto. Casi que
llegas a pensar que con tu compacta te salían mejores fotos, ¡e incluso con tu
Smartphone! “¿Por qué?”, “¿qué pasa?”,“¿estará defectuosa?”, son preguntas
que empiezan a rondar por tu mente…

¿Te suena esta historia? Apostamos a que sí. Nosotros conocemos la respuesta,
y no es porque seamos adivinos, sino porque somos muchos amantes de la
fotografía los que hemos pasado por ahí. Todas aquellas personas que un día
comenzamos la casa por el tejado, todas las que nos creímos que las réflex
hacen mejores fotos (y quien disparaba pintaba poco), todas las que
pensábamos que cuanto mejor era la cámara, mejor era la fotografía. Esto
último tiene una pequeña parte de verdad, pero es muy pequeña, la verdad
verdadera es que quien hace buenas fotos es la persona que aprieta el
disparador, no la cámara.

Y la respuesta de por qué esas primeras fotos son un fracaso total suele ser
porque dejamos la responsabilidad a la cámara creyendo firmemente que hará
mejores fotos. Ponemos el Modo Automático en funcionamiento y nos
limitamos a encuadrar y disparar. Resultado: decepción y frustración.
La verdadera responsabilidad recae sobre la persona que sujeta la cámara, la
que dispara, la que sabe lo que quiere, la que tiene el poder de hacer magia. La
máquina es sólo un instrumento. Y dicho esto, te dejamos 5 razones para
olvidarte del Modo Automático y pasarte al Modo Manual. ¿Para siempre? No,
no somos tan rígidos. El Modo Automático puede tener sus momentos de
emergencia y existen los Modos Semimanuales para esos instantes en los que
necesitas una ayuda. De momento te dejamos nuestras razones, después decide
tú si quieres utilizar el Modo Manual, el Modo Automático, los semimanuales y
cuándo usar uno u otro.

Con el Modo Automático, tal y como hemos adelantado, tú no decides nada


más allá del encuadre.

Supón que quieres leer un libro y entras en una librería. ¿Dejarías que la
persona que hay detrás del mostrador eligiera el autor y el título que vas a leer
sin ningún tipo de opción? Otro ejemplo, ¿te imaginas a un compositor
poniendo un piano en automático para que le componga una melodía? Las dos
situaciones nos parecen extrañas e incluso ridículas, ¿verdad? Entonces… ¿por
qué dejar que la cámara decida por ti?

¡Ah! Que tú sólo quieres un recuerdo del momento, que te da igual cómo quede
la foto… Perdona, no nos lo creemos. Si eso fuera verdad no te habrías
comprado una réflex y tampoco estarías leyendo esto ;).

Creemos que la razón más importante para pasarse al Modo Manual y


comenzar a disfrutar de tu trabajo es el hecho de poder decidir cada parámetro:
ISO, balance de blancos, tipo de enfoque, velocidad de obturación o apertura,
entre otros. Una vez que los controles tú, comenzarás a ver de verdad la magia,
comenzarás a impactar con tus imágenes, a emocionar, a sentir satisfacción por
los resultados. Eso sí, requiere entrenamiento. Nadie dijo que la fotografía fuera
fácil (tampoco lo es nada que realmente merezca la pena ;) ). Pero para eso
estamos en Blog del Fotógrafo, para ayudarte en este aprendizaje y
acompañarte en este maravilloso camino.
Aparte de que las cámaras tienden a subexponer y de que el hecho de disparar
en manual te permite controlar la entrada de luz para corregir esto, existen
otras razones por las que este control es importante.

¿Has intentado lograr una foto como esta y te ha salido una patata porque te ha
saltado el flash? Tiene que ver con los modos de medición de la luz y no es
posible controlarlo en automático.

Fotografía de Misku bajo licencia Creative Commons

¿Alguna vez has obtenido una foto tan amarilla que se te han torcido los ojos
del susto? Tiene que ver con la temperatura del color y se soluciona con el
balance de blancos.

Esto son sólo dos ejemplos de lo que puedes mejorar cuando controlas tú la luz.
Pero hay mucho más, atardeceres, contraluces, clave alta o baja, altos
contrastes, etcétera. La luz es el alma de una fotografía y la única forma de que
permanezca viva es trabajando en manual (o semimanual).

Existe un aspecto que es lo que lanza a muchas promesas de la fotografía a


comprarse una réflex y es el hecho de lograr un fondo desenfocado.
Fotografía de Caro Musso bajo licencia Creative Commons

Este efecto de aislar al sujeto del fondo a través del desenfoque, tiene que ver
con la apertura (y más con el objetivo que con la cámara). Lo que está claro es
que cuando disparas en automático, no consigues ese efecto. Para ello es
necesario disparar en Manual o en el Modo Prioridad a la Apertura para decidir
si quieres más o menos desenfoque.

Y, hablando de enfoque, existe otro aspecto más. No es sólo el hecho de poder


decidir cómo quieres tu fondo de desenfocado, sino qué parte de la imagen
deseas nítida. Cuando todos los planos están en foco no hay que tomar esta
decisión pero cuando tienes un desenfoque importante, tú puedes decidir si lo
que deseas que quede nítido es el fondo o el primer plano. Pero eso sólo lo
puedes lograr en manual, otra razón más para olvidarte un rato del automático,
¿verdad?
La creatividad en fotografía tiene dos límites claros: el Modo Automático y tú.
Tú porque decides hasta qué punto quieres dejar volar tu creatividad y el Modo
Automático porque por mucho que tú desees volar, por mucho que quieras
originalidad en tus fotos e ir más allá de lo convencional o lo esperado, el Modo
Automático te frenará en seco. Cada paso que quieras dar hacia delante en
creatividad, éste te llevará dos pasos hacia atrás y el deseo de creatividad se
convertirá en frustración.

Si quieres lograr fotos parecidas a esta, no te queda más remedio que probar a
trabajar con el Modo Manual.

Fotografía de Georgie Pauwels bajo licencia Creative Commons

¿Te hemos convencido? ¿Crees que son suficientes razones para probar a
disparar en manual (o utilizar los modos semimanuales)? Si es así, nos invade
una inmensa alegría, porque, a partir de ahora, alguien más logrará hacer magia
con su cámara. Tú.

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