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Sesión 1: La consciencia del espacio.

Ponerse en la perspectiva de quienes buscan,


y quienes no saben qué buscan.

Pensarse en otro Yo, como visitante imaginario de


un espacio, como explorador, husmeador, curio-
so, ¿qué me puede interesar de este?, ¿que me
muestra, que me llama a volver de él? ¿Hay
vestigios, testimonios, arte rupestre, señales de
vida de otros visitantes a este espacio, tiempo?
¿Hay mundos visibles, un planeta, varios planetas...
atmósferas?

¿Cómo leo esto? Desde lo físico, desde cómo se pre-


senta, -¿el lenguaje?- y desde quienes lo promueven,
siendo quienes atraen, quienes vuelven atractivos los
espacios, y en últimas la disponibilidad, desde que
esta sea clara y se vea que se ejercita lo anunciado,
(disciplina)

¿donde puedo encontrar esta información actualizada


sobre la agenda de la biblioteca si no es evidente in situ?
Desde quienes entregan: Imaginarse en los zapatos bi-
bliotecarios.

Visión, postura, y apuesta. La esperanza del


gestor bibliotecario es que sienta que tiene algo que
decir, cómo los escritores, una apuesta de verdad que
entregar, (y permitir a sus lectores que la debatan) para el
escritor el papel, para el bibliotecario un espacio
en tres dimensiones. Sucede que el escritor demora
mucho en recibir esa retroalimentación de sus lectores,
el o la bibliotecaria la pone en juego con la gente que
recibe en el espacio, si permite finalmente que se den
esos espacios o algún mecanismo de retroalimentación.

[ buzones físicos o virtuales, grupos de amigos


de la biblioteca, laboratorios participativos de
tormenta, lluvia o cualquier tempestad meteoro-
lógica de ideas, etc ]

Permitir que expresiones de vida (niños, jóvenes, etc)


proyecten en esta lo que cada uno se imagina de ella,
contribuyendo a la diversidad de ideas y propuestas
de las que se puede nutrir el espacio, así el gestor
bibliotecario retroalimenta su apuesta en el espacio
de lectura y está en un constante aprendizaje, invitan-
do a que cierto nicho, grupo o comunidad se haga más
cercana, experience mayor vínculo con este espacio,
que comparto a otros que no son un yo, que pueden
tener otras perspectivas, no podría ser de otra forma
si no hay consenso con el que tiene las llaves, el gestor
bibliotecario, como también es posible convertir
en un lugar donde todos los que no vean lo mismo que
el gestor bibliotecario sean censurados, y la biblioteca
sea una comoda vitrina de sus expectativas de
orden y experiencia en capitalizar material para
exhibirlo, quizás usarlo en actividades fragmentadas.

¿Cómo me apropio del espacio, cómo lo gestiono?

En lo físico, en cómo lo presento, que busco


orientar de mis imaginarios en él, -ya que por algún lado
hay que comenzar- ¿será posible que los usuarios
pudieran tener la posibilidad de proyectar cosas en él?
¿a quienes puedo convocar para aprender con y de
ellos? permitir potenciar estas mismas acciones para
otras y otros, entendiendo que este lugar no es como mi
dormitorio, donde todo debe estar en un orden que entienda
y acceda principalmente yo, olvidándose de lo que se bus-
ca y debe permitirse, o querer entregar desde este espacio.

Al buscar hacer de este espacio de lectura un lugar de


aprendizaje no binario, un lugar donde hago parte de
una experiencia para aportar a lo social conviviendo,
conversando y generando preguntas, perspectivas sobre
lo que se vive, lo que se lee, (lo que se escribe y cómo se
habla) sobre nuestras realidades. También encontran-
do que este espacio de aprendizaje busca alejarse de la
carrera canónica escolar y educativa, -binaria- lo
correcto u incorrecto, abrir las posibilidades, las
diferentes lecturas y lectores, afianzar mis crite-
rios, también, desequilibrarse, o cómo pretendo
aprender cuando ya lo sé todo, y ¿cómo aportar
a mis pensamientos y el de los otros? Aportar a las
autonomías. ¿Que veo en la biblioteca, que intencio-
nes entrego en y desde mi biblioteca desde que la veo?
¿Que pretendemos cuando hablamos con nuestro
espacio de lectura?... ¿comunicar, provocar, inspirar.?

Conclusiones de la Sesión 1.

Los gestores bibliotecarios, y en quienes recaiga un


rol de generar oferta en un espacio de lectura están
llamados a reflexionar y proyectar que buscan del
uso de ese lugar, y encadenar en él no solo unas
actividades que exhiben su uso, y ocupan una agenda,
debe existir un proceso hacia una consolidación ética
propia, autónoma de su búsqueda y proyección social.

Todos los aprendizajes que se desencadenan en


el espacio no solo deben ser percibidos desde lo
temático nuclear relacionado a la carrera educati-
va, por lo cual todo tipo de aprendizajes emociona-
les que parten del compartir, expresar y reflexionar,
son parte del proceso de un espacio de lectura que
se pueden registrar y para dar cuenta de un proceso.
Registrar las actividades, pensar en la memoria del
lugar, en cuanto a lo que sucede allí, al exponerse los
momentos en el mismo espacio puede reflejar de él parte
de la experiencia y coherencia en pro de describir
una consciencia, lo cual deja un testimonio de quie-
nes han tenido una experiencia en el espacio de
lectura, esto comunica a todos los involucrados pasados,
presentes y futuros de la finalidad del lugar. Por lo
cual comunicación del espacio de lectura no solo está
dispuesta en sus dimensiones y organización, si no
en quienes promueven el espacio y le dan atractivo.

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