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NUTRICION 0 A 10 AÑOS
Cuidados al niño
MEDELLIN- COLOMBIA
2018
Alimentación en el recién nacido y lactante
Se recomienda dar lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses o más (indicado
hasta el 1 o 2 años) y en caso de que la mamá no pueda brindarle al RN lactancia
natural (fallecimiento, enfermedad, creencias, cultura, abandono, o la mama no
desea dar seno), se le debe recomendar a los padres o sustitutos el tipo de leche
que se le debe dar al RN sin culpabilizar. Afianzar el concepto de “un biberón
ofrecido con amor, puede suplir las necesidades psico-afectivas del niño”. Esta debe
ofrecerse a libre demanda, o sea cuando el niño lo solicite; no debe llevarse en la
alimentación del bebé un horario riguroso o una rutina estricta. Si esta es llevada a
cabo adecuadamente, debe haber entre 8 y 12 amamantadas al día (24 horas).
La leche materna es la primera comida natural para los lactantes. Aporta toda la
energía y los nutrientes que el niño necesita en sus primeros meses de vida, y sigue
cubriendo la mitad o más de las necesidades nutricionales del niño durante el
segundo semestre de vida, y hasta un tercio durante el segundo año.
La leche materna fomenta el desarrollo sensorial y cognitivo, y protege al niño de
las enfermedades infecciosas y las enfermedades crónicas. La lactancia materna
exclusiva reduce la mortalidad del lactante por enfermedades frecuentes en la
infancia, tales como la diarrea o la neumonía, y ayuda a una recuperación más
rápida de las enfermedades.
La OMS y el UNICEF recomiendan:
inicio inmediato de la lactancia materna en la primera hora de vida;
lactancia exclusivamente materna durante los primeros seis meses de vida;
introducción de alimentos complementarios seguros y nutricionalmente
adecuados a partir de los seis meses, continuando la lactancia materna hasta
los dos años o más.
La leche materna también es una fuente importante de energía y nutrientes para los
niños de 6 a 23 meses. Puede aportar más de la mitad de las necesidades
energéticas del niño entre los 6 y los 12 meses, y un tercio entre los 12 y los 24
meses. La lecha materna también es una fuente esencial de energía y nutrientes
durante las enfermedades, y reduce la mortalidad de los niños malnutridos.
Los niños y adolescentes que fueron amamantados tienen menos probabilidades
de padecer sobrepeso u obesidad. Además, obtienen mejores resultados en las
pruebas de inteligencia y tienen mayor asistencia a la escuela.
Alimentación complementaria
Alrededor de los seis meses, las necesidades de energía y nutrientes del lactante
empiezan a ser superiores a lo que puede aportar la leche materna, por lo que se
hace necesaria la introducción de una alimentación complementaria. A esa edad el
niño también está suficientemente desarrollado para recibir otros alimentos. Si no
se introducen alimentos complementarios alrededor de los seis meses o si son
administrados de forma inadecuada, el crecimiento del niño puede verse afectado.
Los principios rectores de una alimentación complementaria apropiada son:
Seguir con la lactancia materna a demanda, con tomas frecuentes, hasta los dos
años o más.
Ofrecer una alimentación que responda a las necesidades del niño (por ejemplo,
darles de comer a los lactantes y ayudar a comer a los niños mayores; darles de
comer lenta y pacientemente, alentándolos a que coman, pero sin forzarlos;
hablarles mientras tanto, y mantener el contacto visual).
Mantener una buena higiene y manipular los alimentos adecuadamente.
Empezar a los seis meses con pequeñas cantidades de alimentos y aumentarlas
gradualmente a medida que el niño va creciendo.
Aumentar gradualmente la consistencia y variedad de los alimentos.
Aumentar el número de comidas: dos a tres al día para los lactantes de 6 a 8
meses, y tres a cuatro al día para los de 9 a 23 meses, con uno o dos refrigerios
adicionales si fuera necesario.
Ofrecer alimentos variados y ricos en nutrientes.
Utilizar alimentos complementarios enriquecidos o suplementos de vitaminas y
minerales si fuera necesario.
Durante las enfermedades, aumentar la ingesta de líquidos, incluida la leche
materna, y ofrecerles alimentos blandos y favoritos.
Al comenzar con los alimentos sólidos, dele a su bebé un alimento por vez, no
mezclas, como cereal y fruta o preparados de carne para bebés. Dele el alimento
nuevo durante dos a tres días antes de agregar otro alimento nuevo. De esta
forma podrá observar si su bebé no tolera o es alérgico a algún alimento.
No existen normas estrictas sobre el orden que usted debe seguir para los
diferentes alimentos. Muchas personas comienzan con un cereal para bebés y
gradualmente añaden frutas, verduras y proteínas.
Cuando el bebé pueda tomar de una taza (alrededor de los seis meses o más)
puede comenzar a darle jugo de frutas sin azúcar. Sin embargo, no es una parte
necesaria de la dieta de un bebé sano y se debe limitar a un máximo de 4 a 6
onzas (120 a 180 ml) diarios. El jugo de frutas se asocia con la obesidad y la
desnutrición en los niños. Las frutas enteras y las verduras son una opción
mucho más saludable.
No recueste a su bebé en la cama con un biberón en la boca. Esto se asocia a
infecciones de oído y atragantamiento. Cuando su bebé ya tiene dientes, el
dormirse con el biberón en la boca puede provocar caries.
No limite las elecciones de alimentos para su bebé a aquellos que a usted le
agradan. Ofrecer una amplia variedad de alimentos desde temprano sembrará
el camino para los buenos hábitos alimentarios en el futuro.
VIH y alimentación del lactante
La lactancia materna, y en especial la lactancia exclusivamente materna y precoz
es una de las formas más importantes de mejorar las tasas de supervivencia del
lactante. Sin embargo, las mujeres infectadas por el VIH pueden transmitir el virus
a sus hijos durante el embarazo o el parto, y también a través de la leche materna.
Las pruebas existentes revelan que la administración de antirretrovíricos a la madre
infectada por el VIH o al niño expuesto al virus puede reducir de forma significativa
el riesgo de transmisión a través de la leche materna y también mejorar la salud de
la madre.
La OMS recomienda actualmente que todas las personas infectadas por el VIH,
incluidas las embarazadas y las madres que amamantan a sus niños, tomen
medicamentos antirretrovíricos de por vida en cuanto sepan que han contraído la
infección.
Las madres que viven en lugares de alta prevalencia de morbimortalidad por
enfermedades diarreicas, neumonía o malnutrición y donde las autoridades
sanitarias recomiendan amamantar a los niños deberían alimentar a sus niños
exclusivamente con leche materna hasta que estos cumplan seis meses y, a partir
de ese momento, añadir una alimentación complementaria adecuada y mantener la
lactancia hasta que cumplan un año.
Alimentación en niño de preescolar
La alimentación Los niños en edad preescolar tienen un apetito variable: unos días
ingieren gran cantidad de comida, otros menos y otros muy poca; los padres deben
respetar los niños y no obligarlos a comer en horas impropias ni en cantidad
exagerada. La alimentación de los niños preescolares debe ser balanceada y
suficiente para cubrir sus requerimientos nutricionales. Se les deben ofrecer cinco
comidas al día: el desayuno, un refrigerio en la mañana, el almuerzo, un refrigerio
en la tarde y la cena. El desayuno, almuerzo y cena deben contener los nutrientes
básicos: agua, proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales; además,
fibra. Los refrigerios no necesitan aportar todos los nutrientes; su función es
proporcionarles energía para continuar las actividades propias de la edad. A los
niños se les debe enseñar a comer siempre en el sitio dispuesto para tal fin en la
casa, usualmente el comedor.
No es aconsejable que los niños —ni tampoco los adultos— coman
desordenadamente en lo relacionado con sitios u horarios; por ejemplo, es una
pésima práctica permitir o inducir a que los niños coman cuando ven televisión.
Los niños en edad preescolar todavía están desarrollando sus hábitos de
alimentación y necesitan que los alienten a comer bocadillos y comidas saludables.
Estos niños están ansiosos por aprender, especialmente de otras personas y a
menudo imitarán las conductas de alimentación de los adultos. Necesitan
supervisión a la hora de la comida ya que están todavía trabajando en las
habilidades de masticar y tragar.
Los siguientes son consejos útiles a la hora de la comida para los niños en edad
preescolar:
Prepare comidas, proporcione bocadillos programados con regularidad y limite
la alimentación no planeada.
No debe permitirse la mala conducta a la hora de la comida. Concéntrese en
comer, no en jugar con la comida o jugar en la mesa de la cena.
Correr o jugar mientras se come puede causar que el niño se atragante. Haga
que el niño se siente cuando esté comiendo.
Ofrezca una variedad de alimentos. Tenga la actitud de que tarde o temprano,
aprenderá a comer la mayoría de las comidas.
Haga la hora de la comida lo más placentera posible. No ponga presión para que
el niño coma, ni fuerce a que "limpie" su plato. Esto podría causar que coma en
exceso lo que puede ocasionar que gane demasiado peso. Los niños tendrán
hambre a la hora de la comida si se han limitado los bocadillos durante el día.
Proporcione ejemplos de hábitos saludables de comida. Los niños en edad
preescolar imitan lo que ven hacer a sus padres. Si tiene hábitos de comida no
saludable, el niño no aprenderá a comer en forma saludable.
El ícono Choose My Plate (Elija Mi Plato) es una guía para ayudarle a usted y a
su hijo a ingerir una dieta saludable. My Plate (Mi Plato) puede ayudarle a usted
y a su hijo a comer una variedad de alimentos y al mismo tiempo alentar a ingerir
la cantidad correcta de calorías y grasa.
El ícono My Plate (Mi Plato) se divide en cinco categorías de grupos de alimentos
y destaca la ingesta nutritiva de lo siguiente:
Granos: Alimentos que se hacen a partir de trigo, arroz, avena, harina de maíz,
cebada u otros granos de cereales son productos de granos. Los ejemplos
incluyen salvado, arroz y harina de avena.
Frutas: Cualquier fruta o jugo con 100 por ciento de jugo de fruta cuenta como
parte del grupo de frutas. Las frutas pueden ser frescas, enlatadas, estar
congeladas o secas, y pueden ser enteras, estar cortadas o en puré.
Proteína: Elija carnes con poca grasa. Varíe su rutina de proteína: elija más
pescado, nueces, semillas, arvejas y auyama.