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bibliOTECA de

TÉCNiCAS y lENGUAjES CORpORAles

o ELCUER o
Volumen 1
Arthur Balaskas: LA VIDA DEL CUERPO

Volumen 2
Rudolf Labano DANZA EDUCATIVA MODERNA
ENS o
Volumen 3
Jean Le Boulcho HACIA UNA CIENCIA DEL MOVIMIENTO HUMANO

Volumen 4
Gerda Alexander: LA EUTONIA

Volumen 5
María Fuxo DANZA, EXPERIENCIA DE VIDA

Volumen 6
Patricia· Stokoe y Alejandro Schachter: LA EXPRESION CORPORAL

Volumen 7
Daniel Oenis: EL CUERPO ENSEI\iADO

Volumen 8
Michel Bernard: EL CUERPO

.:1! ~
Volumen 9
Moshe Feldenkraiso AUTOCONCIENCIA POR EL MOVIMIENTO

Volumen 10 ewcmnes
Jean Le Du: EL CUERPO HABLADO. Psicoanálisis de la
expresión corporal
PAIDOS
Barcelona . :. . Buenos Aires
Volumen 11
Patricia Stokoe y Ruth Harf: LA EXPRESION CORPORAL
EN EL JARDIN DE INFANTES. C6mo soy y c6mo era

Volumen 12
Alicia Espárza y Amalia S. Petroli: LA PSICOMOTRICIDAD EN
EL JARDIN DE INFANTES

VOLUMEN 7
Título original: Le corps enseigné. .
IN DICE
Publicado en francés por Editions Universitaires, Pans

Traducción de Alberto Luis Bixio

Introducción 11
El cuerpo perdido 15
lUn cuerpo subversivo? 18
El cuerpo enseñado 24

Cubierta de Joan Batallé Primera Parte


En el corazón de la institución pedagógica
J.a edición, 1980
l. RENACIMIENTO DE LA ESCUELA Y RECONOCI·
MIENTO DE LA EDUCACION FISICA 29
Jugar con el tiempo... 29
jugar con fuego 31
ljugar con el cuerpo? 34
ijustificar la educación física! 38
Preguntas sin respuesta 42

11. UNA REHABILITACION PARADO)ICA DEL CUERPO 47


La omnipresencia de la palabra 49
Un cuerpo sabio 50
Un espacio-tiempo cerrado y petrificado 52
© Editions Universitaires, S.A. 1 Jean~Pierre Delarge Editeur.
© de todas las ediciones en castellano,
De Merleau-Ponty a Piaget... 56
Editorial Paidós, SAICF; Estructuras lógicas y motricidad 57
Defensa, 599; Buenos Aires. Descifrar el movimiento 61
© de esta edición, Un cuerpo extrañamente mudo sobre sí mismo 63
Ediciones Paidós Ibérica, S.A.; Un cuerpo creador: invento del pasado 66
Mariano ·Cubí, 92; Barcelona~21; Tel. 200 01 22.

ISBN: 84-7509-038-9 111. LA HISTORIA DE UN RECHAZO 73


Depósito legal: 8-32.443/1980 Una irresistible nostalgia 74
Negación del derecho a lo imprevisible 78
Impreso en A.G. Ampurias, S.A.;
PI. Fragua, s/n; Barcelona-14
Oposición a la irrupción del cuerpo 81
Llegar al futuro andando hacia atrás 84
Impreso en España - Printed in Spain
Segunda Parte ¿Dónde encontrar pues la especificidad de la
En las márgenes de un ambiente impuesto educación física? 152
Del "silencio de los órganos" al "terrorismo del
orgasmo" 154
El deseo de otra cosa 89 Del avestruz al camaleón ... 15(,
La hipoteca deportiva ... 90
IX. DE LA COYUNTURA A LA CONJETURA 161
IV. PARTIENDO DE LA PRACTICA DEPORTIVA ... 93 La inmersión no convencional en la duración 161
¿Estar en su propio cuerpo o evadirse de él? 94 Las relaciones de incertidumbre 164
Extrañas fronteras 97 lProspectiva o previsión? 167
Los fracasos nos hacen volver al cuerpo 100
El miedo de hacerse pedazos 103 X. UNA ESCUELA ATIPICA 172
La cultura en mosaico 172
V. SE INSTITUYE UNA ARQUITECTURA 108 El espectro de la anomia 175
Una pedagogía del ambiente 108 Inventar normas 177
La intervención de los artistas 110 Microcultura y experimentación social 180
Espacio vivido y espacio soñado 112 Elegir... 183
Cómo la idea de espontaneidad se desvanece Del ''no ha lugar" a la utopía 185
radicalmente ... 114 Una dialéctica de lo inaccesible y de lo inaceptable 188
Hacia la aventura esteticocientífica ... 120
CONCLUSION 193
VI. EL ESPEJISMO COBRA CUERPO 123
Una geopolítica del cuerpo 123
Extensión y centralidad 126

Tercera Parte
fiada una pedagogía aleatoria ...

Mirar más allá de la 1ínea azul de Jos Vosgos ... 133


El problema del horizonte 136

VII. DE LA NOCION DE INFORMACION AL CONCEPTO


DE SISTEMA 140
La medida de la imprevisibilidad 140
El poder creador del "ruido" 143
Una advertencia 145

VIII. LA COYUNTURA ES EL PEDAGOGO ... 148


La autoorganización 148
Coyuntura y situación 150
INTRODUCCION

De todas maneras es muy curioso, muy extraño y muy equívoco:


un espíritu del cuerpo flota en nuestra época ...
El cuerpo, el cuerpo, el cuerpo ...
Y siempre el cuerpo ...
iEI cuerpo irrumpe en la atmósfera de la época!

Nietzsche ya lo había dicho: "iHay que tomar el cuerpo como


guía!" Entonces ...
iSeñoras y señores, sigan ustedes esa guía!
Pero ... , lde qué guía se trata? lDe qué cuerpo se habla? lA qué
metáforas hay que referirse?

El cuerpo perdido
Varios pasajes de este libro fueron redactados en apoyo de un In-
forme de la Escuela Normal Superior de Educación Física Y Deportiva En la revista Actuel leemos: En ciertas investigaciones percibi~
44

(Chatenay-Malabry) titulado: "Motricidad creadora abierta al ambien- mas los signos de un retorno al cuerpo que nos parece el camino más
te" (junio de 1973). El profesor G. Mialaret tuvo la gentileza de super- positivo que pueda tomar toda 'ciencia humana' u. 1
visarlo por lo que deseamos hacer constar nuestro agradecimiento.
' .
También somos sensibles al hecho de que la Escuela, gracias a su nue- iPor Dios! iNos encontraremos en vísperas de un gran debate fun-
va estructura, nos haya dado la oportunidad de ahondar en una pers- damental? iBastará hablar del cuerpo (o soñar con él) para colocarnos
pectiva crítica que no coincide en absoluto con las tesis oficiales. de oficio en el centro de la contienda?
En primer lugar, nos parece algún tanto paradójica. la pretensión
de entablar tal debate en términos científicos cuando la proposición
misma se apoya sin discernimiento alguno en una ideología del retorno

1 Actuel, diciembre de 1972.

11
que -con mucha frecuencia- sirve de pasaporte a la reflexión sobre el bre es la imaginaciónu. 3 De manera que salir en busca de un cuer~
cuerpo ,,, Observemos que hoy y en todas partes no se habla sino de po ~~auténtico" consistirá en tratar de inventarlo ... Y que el discurso
"rehabilitar" el cuerpo, de 1'reconquistarlo", de 11reencontrarlo" ... que informe sobre el cuerpo se convertirá en el discurso del poeta que
Semejante programa sugiere que deben restituirse al cuerpo sus ante~ se mueve a la deriva por las fronteras de un cUerpo sin límite, con lo
riores derechos, lo cual supone que en algún momento de nuestra his· cual escapa al terrorismo del sabér médico que quiere trazar con él
toria el cuerpo haya estado presente. En otras palabras, trátase de una una geografía cerrada a fin de imponer una 11 evidencia corporal 11
invitación a salir en busca del cuerpo perdido ... que no esté sujeta a discusión alguna ...
Al rechazar semejante evidencia, la idea de retorno al cuerpo, que
Cuando G. Vigarello, al hablar de la actual vivencia cotidiana dice: se funda en la nostalgia, expresa en realidad la búsqueda del cuerpo utó·
1
'EI cuerpo está ausente en un espacio frío" 2 expresa ciertamente la pico, vehementemente deseado como espacio de rechazo, Esto equi-
idea de una distancia respecto del cuerpo, el cual -bajo la doble die· vale a significar que un cuetpo de esta suerte 14 perdidoll no pertenece
tadura del ojo y de la técnica- se borra al no tener ya del mundo una a nadie y que continuamos siendo extrañamente imprecisos en lo to·
experiencia realmente activa y al encontrarse sobrepasado de alguna cante a la cartografía de una eventual "toma de posesión". Y esto se
manera por la ubicuidad contemporánea. Convertido en objeto entre explica: el cuerpo se ha convertido en el teatro primordial de la incer-
los objetos, el cuerpo como tal puede ser manipulado en un am· tidumbre entre naturaleza y cultura. 4
biente (la casa o la ciudad) que perdió él mismo su referencia simbó-
lica e inmediata al cuerpo, iY lo desconcertante es que el cuerpo se Con un empeño explícito de clarificación ( ise comienza a ver cuán
convierte en una abstracción! Si buscamos vivencias "auténticas 11 en el necesaria es!), M. Bernard quiere precisamente hacer justicia a la idea
esparcimiento o en la relación con la naturaleza, quedamos irreme· de un cuerpo que uno pretenda experimentar como el 14 bastión in~
diablemente decepcionados: tales vivencias no son en modo alguno expugnable de nuestra personalidad", 5 Según este autor; debemos
auténticas, sino que son sólo prácticas enteramente determinadas por persuadirnos de que el cuerpo no es nada de eso: 14 En realidad, siem·
la cultura de nuestro tiempo ... pre es la sociedad la que se mira, la que se experimenta y obra sobre
También debe uno interrogarse: les concebible un "retorno al ella misma por medio del cuerpo vivo que yo le ofrezco". 6 Pero esa
cuerpo" cuando es Jo extraño Jo que parece caracterizar las represen- modelación social del cuerpo no va en un sentido único, pues el cuer-
taciones Contemporáneas "debidas a exigencias inconscientes e inespe- po también constituye un modelo que se impone de manera extrema
radas que son otras tantas imágenes de un cuerpo trastornado"? 2 No
tenemos más que mirar la pintura de Hans Bellmer o considerar el tea- 3 N. O. Brown, Le corpsd'amour, DenoCI, 1968 1 pág. 162.
tro de Artaud o los textos de Bataille para comprobar que el cuerpo 4 La interpretación escénica de A. Vitez. del Robínson de M. Tournier es sig-
quiere tomar su desquite de la norma del lenguaje, que quiere desem- nificativa en este sentido. En efecto, a través de las aventuras del célebre hé-
roe refugiado en el Pacífico, Vitez propone una metonimia perpetua según
barazarse de un academicismo superficial para expresar una realidad la cual la isla se convierte en cuerpo: "como si un sólo ser pudiera contar to·
vivida apasionadamente, profundamente, paradójicamente ... lVivi~ da la historia sobre su propio cuerpo" {"Notas de trabajo". Texto mimeo-
da? iNada es menos seguro! iNo se trata aquí de un espacio soñado? grafiado, págs. 6-11). Hay aquí una conjunción casi milagrosa de temas ca-
pitales {la isla, el cuerpo, la interrogación sobre naturaleza y cultura), ta-nto
Así parece pensarlo Brown cuando dice: "El cuerpo eterno del hom- más interesante, pues la intención del autor es la de conmover a la infancia ...

11
s M. Bernard, Le corps, P-arís, Editions UniverSitaires, 1972, pág. 140. [Hay
2 G. Vigarello, Anthropologie du corps". Ciclo de conferencias dadas en la versión castellana: El cuerpo, Buenos Aires, Paidós, 1980.]
Escuela Normal Superior de Educación Física¡ lamentamos q'ue no hayan si-
do publicadas. 6 /dem, pág. 140.

12 13
ya que se encuentra 11 en el origen de todos los otros símbolos, es el Así se aleja el espejismo y aparece un cuerpo tatuado, tatuado con la
punto de referencia permanente, el símbolo de todos los símbolos tinta poco deleble de las clases sociales ...
existentes o posibles". 7 Este u simbolismo de dos rostros" explica por
cierto muchas dilaciones y justifica la confusión que se ha creado en
torno a las primeras reflexiones sobre un objeto aparentemente tan
E1cuerpo tatuado
sencillo y tan poco sujeto a condiciones. Pero en la segunda parte de
la obra de Bernard nos sorprende esta aseveración: u Estos dos vectores
Al hablar del sistema social de Atenas, M. Polack observa: "Los ri-
10
cos Y pobres no tienen en ella exactamente el mismo cuerpo".
del simbolismo de nuestro cuerpo se complementan y al propio tiem-
Esta comprobación incita al autor a considerar posible el proyecto de
po nos entregan la clave de su realidad última que precisamente y de
una 11 historia política del cuerpo que, más allá de las variaciones mor-
manera paradójica estriba en no tener una realidad determinada ... La
fológicas, daría cuenta de una evolución que podría explicarse direc-
realidad del cuerpo es el horizonte inaccesible e ilusorio de los 'mitos
tamente por la organización socioeconómica del medio de vida 11 • 11
que pretenden prestarle verdad". •
En efecto, si es exacto que experimentamos nuestro cuerpo menos
De esta manera se bosqueja la imagen de un cuerpo modelado por
que la imagen que de él proyecta el contorno social, es claro que esa
una entidad social ... fascinada por el cuerpo, por la imagen del cuerpo
imagen no pueda sino depender estrechamente del lugar que ocupa
como realidad grandiosa y espléndida, cuando de pronto advertimos
brutalmente que ese cuerpo es inasible, evasivo: el cuerpo es un espe~ el individuo en la sociedad.
jismo. lCuerpo espejismo? Partiendo del concepto de "habitus corporal" estudiado por P.
Se convendrá entonces en que hablar del cuerpo puede ser una ma- Bourdíeu en medios rurales, L. Boltansky considera que cada clase so-
nera elegante de decir cualquier cosa y -eventualmente- de hablar cial produce una ucultura somática" específica, la cual constituye la
de otra cosa. Hay que resolverse pues a hablar del cuerpo ... y así base de las diversas conductas físicas (cualquiera sea su objeto) al des-
comprendemos mejor lo que quiere decir Fédída cuando nos lanza arrollar un conjunto de normas que rigen la relación de cada individuo
esta idea: "Sí se habla tanto del cuerpo, es para evitar hablar del in- con su propio cuerpo. 12 A es~e respecto, resulta claro que cuanto
consciente!" 9 más elevada es una clase social mayor es el interés que presta al cuer-
Luego volveremos a ocuparnos de estas cuestiones, pero hay que te~ po. 13 Por lo demás, las clases populares, que mantienen una relación
ner. en cuenta que nuestro propósito no es el de entregarnos al puli~
t o Idem, pág. 48.
miento esotérico de esta imagen caleidoscópica. No ponemos en tela
de juicio su interés, pero no vemos la urgencia de desarrollar el tema. 11 P. Fédida, transmisión de la 3a. cadena de la O. R. T. F., 16 de octubre de
1973. Esta afirmación parece significar también una reacción agresiva contra
En efecto, sí puede ponerse en tela de juicio el cuerpo en cuanto ob- el auge del cuerpo, entendido como un golpe contra el psicoanálisis· ésta
jeto filosóficamente discernible, no hay que olvidar que las condicio- parece ser también la opinión de Beaudrillard que tendremos ocasión de ex-
nes concretas de su uso plantean problemas que distan mucho de ser poner después.
teóricos. De manera que hablaremos menos del cuerpo que del hecho 12 L. Boltansky, "Les usages sociaux du corps", Annales (Economie Société
de que se hable de él y analizaremos el espacio-tiempo de su actividad. Civilisation), n° 1, enero de 1971. A. Colin (págs. 205-234). También hemo~
consultado, del mismo autor, uconsommation médicale et rapport au corps"
(texto mimeografiado del Centró de Sociología Europea).
7 Jdem, pág. 134.
s M. Bernard, op. cit., págs. 134~ 135.
13 Esto se traduce también en las tasas de prácticas deportivas, en la frecuencia
con que se prodigan cuidados al cuerpo, en las consultas médicas en el tipo
9 M. Polack, La médicine du capital, París, Maspéro, pág. 8. de alimentación, etcétera. '

14 15
instrumental con el cuerpo, desaprueban sumejante complacencia de truoso poder de legislar, de un orden normativo fundamental ... , la
las clases elevadas que sueñan con la "forma", en tanto que las clases medicina apuntala -mediante una práctica necesariar:nente acampa~
populares piensan en la 11 fuerza". Cuanto menos emplea uno su cuer~ Bada por una pedagogía- un sistema de representación del cuerpo que
po en las tareas cotidianas de la producción, cuanto menos invierte las es cOmpatible con la marcha de la economía, con el orden y con los
fuerzas corporales en el trabajo obligatorio más piensa uno en atender valores de la clase dominante". 1 s
al cuerpo, en escucharlo. Es evidente que ese "sistema de representación no queda petrifi-
Y esta circunstancia no deja de tener relación con el hecho de que cado, sino que el modelo corporal forjado por la clase dominante se
muchas veces se presta atención al cuerpo con la ayuda de categorías reactualiza· sin cesar. Esto se advierte bien en el proceso de difusión de
de percepción establecidas por la medicina, con su inclinación por las la imagen de un cuerpo joven (especialmente en la prensa destinada al
taxonomías morbosas y sintomáticas, que evidentemente son conoci- mundo femenino), un cuerpo perfecto, perfumado, desodorizado, que
das e interpretadas de manera diversa según el medio sociocultural. se siente a sus anchas y lleno de vida, respondiendo a una finalidad
Así, la enfermedad -que en las clases superiores suele prevenirse (pre- que se presenta claramente a la atención de la clase media y de la clase
cisamente porque Jos individuos están atentos a su cuerpo y a las cla- popular, de conformidad con una tendencia que ya había presentido
ves semiológicas)- es experimentada como una fatalidad en las clases Beaudrillard: el cuerpo se ha convertido en "el más hermoso objeto de
populares, puesto que no pudieron descifrarse a tiempo los 11 signos consumo''. 16 De manera que el mercado en el cual hay que vender es
precursores" y en la medida en que llamar al médico constituye el enorme -abarca todas las gamas--: regímenes para adelgazar, desodo-
último recurso, recurso al que apela la gente cuando ya no puede tra- rantes, baños espumosos, lociones, cremas depilatorias, productos de
bajar, cuando siente agotadas sus fuerzas. Boltansky saca la siguiente maquillaje, lámparas bronceadoras, oxígeno en envases de plástico, ma~
conclusión: "Las reglas que en las clases populares organizan las rela- sajes donde se quiera, ropa interior ( ien ocasiones transparente!). To-
ciones de Jos individuos con su cuerpo ... quizá tengan al principio una do esto constituye una /{cultura físiCa" destinada -si hemos de pres~
función de regulación, que tiende a impedir que aquellos que por su tar crédito al muy increíble lema publicitario de las medias Dim- a
condición económica deb_en utilizar intensamente su cuerpo establez~
11
devolver a las mujeres su cuerpo de mujer"- .... 17 El hecho de que
can con éste una relación reflexiva y consciente. El establecimiento de puedan crearse al infinito semejantes necesidades 18 significa que se
semejante relación no podría tener otro efecto que el de disminuir la desencadena sin cesar una 11 VergUenza del cuerpo" en quienes no viven
resistencia que Jos _individuos pueden oponer a su cuerpo y, por Jo tan- espontáneamente el modelo corporal propuesto, vergüenza que sin du-
to, el de reducir la cantidad y la calidad de trabajo que el cuerpo da es una forma de la "vergüenza de clase". Dice Boltansky: "El cuer-
realiza". 1 4 po es, Jo mismo que todos los otros objetos técnicos cuya posesión
marca el lugar del individuo en la jerarquía de las clases ... , un signo
Pero sin duda hay que ir' más lejos en la crítica de la institución
que desempeña un papel principal en esta empresa, pues toda veleidad 1s M. Polack, op, cit., págs. 8 y 60.
de reivindicación corporal se re~iliza en un terreno que está sometido 16 j. ~eaudrillard, La société de consommatlon, Denoel, SGPP, pág. 196.
a la acción rectora y tiránica de la medicina. Verdadero "guardaespal-
17 iTanto más sutil por cuanto la mujer representada tiene un carácter fuerte·
. das" del cuerpo, la medicina apela a su éxito en su misión protectora mente lascivo!
para conv~rtir el cuerpo en un objeto enteramente sometido a sus
18 Esta lista no es completa y el autor se reserva el derecho de "lanzarJJ al mer-
prescripciones moralizantes. En tal condición, "dotada de un mons- cado barnices para los dientes (para que la sonrisa se haga multicolor) y nari~
ces postizas en forma de sexo (para que se sepa lo que quiere decir tener
14 L. Boltansky, op, cit., pág. 222. buen olfato). La subasta de la demagogia corporal queda abierta ...

16 17
de status -tal vez el más íntimo y el más importante de todos-, cuya la identificación de un doble mecanismo: el mecanismo de la subli-
eficacia simbólica es tanto más fuerte cuanto que en general no se lo mación (encauzamiento de las pulsiones y de los deseos hacia un fin
percibe como tal y nunca se lo disocia de la persona que Jo habita". 19 socialmente valorizado: el trabajo) y el mecanismo de la desublima-
Pero en el fondo, ies verdaderamente el cuerpo lo que está afecta- ción (manipulación de la libido en cuanto valor de mercancía fetichi-
do en tal proceso? lNo se trata, en lugar de vivir el propio cuerpo en zada con fines de compensación). Como sublimación y desublimación
el orden del goce, de vivir un intercambio de signos en el cual el cuer~ son inseparables, según estos autores, el conjunto es característico de
po mismo desaparece y se agota? En efecto, así lo hace notar Beaudri~ un sistema ultrarrepresivo; y lejos de expresar un cierto deseo humano
llard: "lo que fascina es la marca, el objeto de deseo es el artefacto. de 11 retorno al cuerpo", esta rehabilitación es, por el contrario, un es-
Los signos están para convertir el cuerpo, en virtud de un largo trabajo tadio avanzado del desarrollo del sistema capitalista; para mantener
específico de refinamiento, en un objeto perfecto que no deje traslu- y garantizar el funcionamiento del cuerpo herramienta, necesario para
cir nada del proceso de trabajo real del cuerpo (trabajo del incons- la producción y la reproducción, la lógica capitalista forja artificial-
ciente o trabajo físico y social). Lo que crea la fascinación de la belle- mente un cuerpo mercancía propuesto con enorme complacencia y
za fetichizada es ese largo proceso de abstracción, es lo que la abstrac- encubierto con una serie de derechos: el derecho al placer, el derecho
ción niega y censura en su sistematicidad". 20 al esparcimiento, el derecho al bienestar que instituyen una 11 ideología
Así volvemos a alimentar la ilusión de pensar que nuestra época es del cuerpo" ...
la época de la 11 reposesión" del cuerpo, en la medida en que el interés Este análisis permite, en efecto, comprender bien la actitud aparen-
creciente que se le presta está acompañado por las acrecentadas acti~ temente paradójica del estado que -por ejemplo, a través de la comi·
vidades corporales 21 y por la adquisición de un arsenal de objetos, sión de censura cinematográfica- manifiesta un extraño laxismo (fren-
junto con consejos, que tienen la finalidad de mantenerlo según nor- te al cuerpo en situación de explotación pornográfica) y una rigurosa
mas de dependencia. intransigencia (frente al cuerpo en situación de desafío). Considérese
la prohibición de la película Histoires d'A dispuesta por el ministro de
Asuntos Culturales. Que la llamada "autoridad competente" en-
lUn cuerpo subversivo?
cuentre un mensaje de alcance "cultural" en las redundancias sadoma-
soquistas que se exhiben en las pantallas de salas periféricas (a oscuras)
En el plano más directamente afectado por las luchas poi íticas coti-
y encuentre un contenido "anticultura/ 11 en un testimonio sobre el
dianas, otros autores formulan una crítica global y áspera del nuevo
aborto es un hecho muy elocuente. Y no es que aquí se mida con dis·
~~humanismo del cuerpo". Por ejemplo, dentro deJa corriente freudia~
tinta vara, como pudiera pensarse. Lo que está en juego no es tanto la
na (es decir, la 1ínea de la Revolución sexual de W. Reich y Eros y ci-
Hmoral'' como la relación del cuerpo con la institución poi ítica, la re-
vilización de Marcuse), ). M. Brohm 22 propone un análisis basado en
lación del cuerpo con el poder. 2 3
19 L. Boltansky, op. cit., pág. 232.
20 J. Beaudrlllard, "Fétichisme et idéologie: la réduction sémiologique",
Nouvel/e revue de psychana!yse, n° 2, pág. 218. Del mismo autor puede con-
sultarse también "le corps ou le charnier de. signes", Topique, nos. 8·9, 23 No puede considerarse admisible la explicación de que la prohibición se fun·
El sentido del cuerpo, pág. 92. da en el hecho de que "el aborto es un crimen castigado por la ley", si con·
sideramos que de cada tres películas dos tienen por argumento la descrip·
21 Véase a este respecto la reciente campaña publicitaria del ,;Vitatop fitness clón minuciosa de atracos, asaltos, asesinatos, secuestros, torturas, etc.,
club", Le Monde, octubre y noviembre de 1973. prácticas que -salvo error- no son consideradas en la vida corriente como
22 "Sport, culture et répression", Part!sans, Maspéro, septiembre de 1968. eminentemente recomendables.

]()
18
Pero este ejemplo nos permite también percibir los 1ímites de la tió hoy ,en el objeto de un debate público permanente, 26 ya se trate
explicación freuQianomarxista; evidentemente esta explicación tiene del continuo incremento de las informaciones sobre práctica'$ homo-
interés por cuanto estimula a una toma de conciencia, pero no propor~ sexuales, 2 7 ya se trate de la Hpequeña guerra" que alimenta regular-
ciona un marco apropiado para fundar un enfoque prospectivo de la mente la crónica estival del "naturismo", 28 ya se trate de. la denun-
realidad social contemporánea. En efecto, denunciar que el 11 Sistema"
poi ítico tiene la voluntad de perpetuarse es poner en evidencia que se
26 ... debate desgraciadamente planteado en términos inapropiados, en ·el cual
refiere a la definición misma de "sistema". 24 Pero hablar en semejanR los conceptos que se emplean recurren a una ciencia que tiene mucho de im-
tes términos impone la obligación de afrontar la complejidad de inter- postura ( iconsidérese la idea de la vida de un huevo fecundado de dos mi-
límetros erigido en símbolo de la grandeza humana!), cuando el verdadero
acciones que entran en juego en la circulación de la información. Y es- enfrentamiento se realiza en el nivel de una ideología de la represión del
to nos lleva a recusar toda interpretación unívoca de un fenómeno so- cuerpo de la mujer a la que se opone una ideología contraria, especialmente
cial. En otras palabras, la inflación del cuerpo en las preocupaciones la de los militantes freudianomarxistas a los que acabamos de referirnos. De
manera que es lícito hablar de la limitación de la explicación teórica de esos
contemporáneas no puede entenderse de manera unívoca, así como no militantes en la medida en que ella no incluye en su esquema la teoría de su
puede obrar en los hechos sociales como un fenómeno unívoco. Po- propia acción (que estriba en promover prácticas corporales conflictuales),
demos formular la hipótesis de que en su conjunto los discursos sob.re con las consecuencias psicosociofógicas del positivo eco social que esa acción
puede engendrar y que no es posible atribuir sólo a los efectos de la difusión
el cuerpo (el discurso médico, el pornográfico, el jurídico, el hedonis- de su prensa (que no es importante). Todo ocurre, pues, como si esos mili·
ta, el publicitario, etc.) lejos de apuntar a un único y mismo fin (que tantes pretendieran teorizar sobre el "sistem¡¡." considerándose elfos mismos
sería el de la ultrarrepresión) resuenan en un punto del que nadie fuera de él. Evidentemente esto no es así; por el contrario esos militantes
desempeñan en el sistema un papel motor mediante la proPagación de "ru·
-ni los encargados de mantener el orden político ni los gate-keepers mores" que son la fuente misma de la dinámica de toda realidad evolutiva.
de los medios masivos de difusión- es siquiera capaz de identificar su Más les valdría ser claramente conscientes (en Jugar de aspirar a la condición
naturaleza. de irrecuperables, lo cual es fruto de una ilusión irreversible) y plantear la
verdadero cuestión de las fronteras del cuerpo: las fronteras que se le recono-
En efecto, que la intención mistificadora se exprese principalmen- c~n Y las fronteras que se le niegan (véase lnfra el apartado "Una geopofí·
te fomentando la "demanda" corporal en un consumo de objetos y t1ca del cuerpo") apelando a las ciencias humanas para establecer las causas.
en un conjunto de prácticas a menudo fútiles (cuando no nocivas para Es ésta una cuestión que puede desencadenar una fructífera polémica en la
qu~ sería posible ·esbozar una estrategia jurídica de ruptura (lejos de toda
la salud)· 2 s no impide en modo alguno que cada día surjan explícitas tentación de "doctrina del cuerpo"}¡ esto eliminaría el enfrentamiento ac-
"reivindicaciones corporales", que cada vez están menos sometidas a tual que ·-con el pretexto de un debate entablado sobre el "derecho al cuer-
la ideología tranquilizante de los "órdenes" (el orden jurídico, el p~"- es un choque ideológico entre el miedo visceral del placer y la afirma-
CIOn exacerbada del goce (conceptos ambos igualmente poco claros).
orden médico y ... el orden arquitectónico) y que chocan cada vez más
vivamente con el poder que la ley ejerce sobre el cuerpo. 27 Véase la detallada información sobre el coloquio de la asociación Arcad/e,
en Le Monde, 2, 3, 6 y 7 de noviembre de 1973.
Ya se trate de la inmensa resonancia dada al aborto, que se convir-
28 Decinios ' 1 pequeña guerra" para relativizar la delirante escalada verbal del
alcalde de Erdeven, quien, armado del Código Penal, se opuso al deseo de
algunas personas agrupadas en una asociación y quien hubo de exclamar:
"iSi ellos lo quieren, este verano tendremos otro Verdun!" (Le Monde
del 14 de julio de 1973). Uno no sabe si afligirse (esta operación le costó
24 En la tercera parte profundizamos este concepto.
la alcaldía. .. ) o reírse (cuando se" considera el limitadísimo alcance del movi·
25 Considérense las nefastas consecuencias de los desodorantes en el equilibrio miento naturista que se presenta como movimiento apolítico y que está
psicosexual (estudio de· la revista médica inglesa Lancet, citado en "A vue comprendido en el naturismo llamado ~'salvaje", como lo muestra c. Table
de nez", Le nouvel observateur del1° de octubre de 1973, pág. 62). en su estudio sobre "la crítica de Sugitton". Texto mimeografiado del Cen-
tro de Sociología Europea).

20 21
29
cía sobre la condición del cuerpo del detenido, lo que aquí hay que rígida de nuestros marcos mentales; no basta persuadir a alguien de
tener en cuenta es la convergencia de reivindicaciones que, si bien son que es necesario renovar su propia estructura para que ésta se renue-
multiformes, indican todas ellas el deseo explícito de afirmar un dere- ve. Nuestra historia judeocristiana nos ha marcado suficientemente el
cho: el derecho de EMPLEAR EL CUERPO. cuerpo a bastonazos para que ahora el cuerpo se haga de pronto sensi-
Y más que la impugnación monolítica de un sistema unívoco, nos ble al simple toque de una varita mágica ...
parece digna de interés la evolución de la pareja de conceptos de "mis- Por lo demás, aceptamos el argumento de Beaudrillard, quien sa-
tificación" y "apropiación", 30 descontando por supuesto que la liendo de la torre de marfil de su economía de los signos nos dice en
variedad de las informaciones relativas a ellos y la complejidad de sus tono agrio: ''Tomar el partido del cuerpo es caer en una añagaza''. 31
interacciones hacen de este sistema un conjunto en el que entran datos El hecho de que los demagogos no tengan remedio no debe hacernos
aparentemente ajenos a la esfera de reivindicaciones corporales. Pero olvidar la lección: no basta tomar metáforas sobre el cuerpo (que son
lson realmente ajenos? La denuncia de los transportes colectivos, lno el producto de nuestras represiones ancestrales) para erigirlas, sin más
tendrá nada que ver con la dinámica del contacto (impuesto/rehusa- trámites, en hechos revolucionarios.
do)? iNo tendrá algo que ver la denuncia de las condiciones de traba- iQué hacer entonces?
jo con la relación del cuerpo y la máquina bajo el signo de la agresión Movilizados y desmovilizados por las reflexiones sobre el cuerpo,
y del stress? El mal humor engendrado por el hábitat colectivo, ino divididos entre la obsesión del geógrafo anatomista, el delirio cósmico
tendrá relación con la represión del deseo lúdico (esto abarca desde del ideólogo y el derivar inquietante del poeta, seducidos por las vir-
la concepción de los cuartos de baños hasta la falta de espacios para tudes revolucionarias de un cuerpo político, antes de quedar desenga-
ejercitar el cuerpo)? ñados bajo el yugo del poder inmenso que ejerce el Poder sobre el
iHabrá que ver en el (plausible) encadenamiento de estas expresio- cuerpo ... , lqué hacer?
nes la impugnación fundamental del orden poi ítico? iN o se perfila iCultivar la danza? iLa escultura? iCallarse?
acaso cada vez más claramente una cierta lógica de la apropiación (del H. Lefebvre dice: "Hay que inventar un nuevo modo de cultura del
espacio, del instrumento de producción)? iEI surgimiento de una nue- cuerpo. No sé si es posible". 3 2
va sensibilidad corporal no se manifiesta potencialmente como factor Yo tampoco lo sé ... por lo menos todavía ... Pero de todas maneras
de trastorno del orden de las cosas tradicionalmente mejor integradas? nos encontramos aquí en el punto en que advertimos la complejidad
Pero justamente la potencialidad revolucionaria de semejante ac- de la urdimbre de signos que estrechan al cuerpo y nos damos cuenta
titud constituye también el principal freno de su realización, en la de la inocencia culpable que consiste en no ver en el cuerpo más que
medida en que la relación con el cuerpo tiene que ver inmediatamente un simple objeto "dado", natural, puro, transparente, sin sombra de
con la estructura profunda y ( ihará falta decirlo?) profundamente duda o equívoco ... Lo que se manifiesta es todo lo contrario ... Tanto
mejor.
29 En el libro de S. Buffard Le froid pénitentiaire (Seuil, 1973) puede leerse
un penetrante estudio sobre el "cuerpo carcelario".
30 Estamos entregados a ese estudio a fin de hacer aparecer en detalle las líneas
de fuerza del "sistema" de las reivindicaciones corporales, profundizando la
idea de la apropiación (dentro de los límites ya descritos) como eventual
"ruptura" cultural. Como semejante proyecto exige enfoques múltiples
31 j. Beaudrillard 1 "le corps ou le charnierde signes" (artículo citado), pág. 100.
(económico, jurídico, histórico, político, sociológico) no podemos sino efe~
sear la colaboración de todos aquellos que se sientan interesados en inter~ 32 H. Lefebvre, conversación mantenida con la revista Actuel, diciembre de
venir en un equipo de trabajo que está en vías de constituirse. 1972.

22 23
El cuerpo enseñado danos exclusivamente en textos recientes publicados después de la
decisión ministerial del 7 de agosto de 1969 que instituyó el "tercer
iSerá necesario todavía disipar la ambigüedad del título de este
tiempo pedagógico". Estudiaremos primero esos textos fundamenta-
libro? Si lo es, precisemos entonces que nuestra intención no es la de les y luego, partiendo de las orientaciones que proponen y de los auto-
postular el principio de un ucuerpo enseñado", concebido como el rizados comentarios que ellos han suscitado, consideraremos las prác-
negativo del "cuerpo enseñante" ... Proponer la existencia formal de ticas pedagógicas presentadas que deberían difundirse en el futuro.
semejante contrapoder infantil procedería del turbio deseo de ava- Estudiaremos, pues, el presente enfocado desde el ángulo particular
sallar a la infancia ... 3 3 Abordar el cuerpo enseñado no supone preten- de prácticas pedagógicas que parecen manifestar una 11 tendencia pro-
der describir una realidad institucional, sino que se trata de determi- nunciada" de evolución. Esto sugiere que tales prácticas imprimirán
nar una realidad institucionalizada. Y si es cierto, como dice M. Ber- su marca a la futura pedagogía de las actividades físicas. Tal circuns-
nard, "que toda nuestra educación es en cierta medida ... el ajuste de tancia explica el interés que mostramos por las prácticas de innovación
nuestro cuerpo de conformidad con las exigencias normativas de la que, agrupadas a veces con el título genérico de educación psicomo-
sociedad 34 no será insensato organizar el combate ficticio, la con~
11
, triz, aspiran a fomentar la expresión corporal. 3 5
tienda simbólica de enseñante y enseñado. Después de realizado este estudio, no carecerá de interés cotejar
Si admitimos el anclaje cultural y la complejidad de la red de las la imagen obtenida en el ámbito pedagógico con el contexto social
representaciones y de las vivencias corporales, si estamos dispuestos descrito en la introducción de este libro. Las preguntas serán innu-
a disipar el mito de un cuerpo pasando a través de la mallas de esa red, merables: iSe ha roto, por fin, el silencio que rodeaba tradicionalmen-
debemos interrogarnos: te el cuerpo del niño en la escuela? iCómo se percibe hoy ese cuerpo
iCómo se transmiten los modelos? iCuáles son las normas que les que antes era el objeto de una represión considerada normal (por obra
prestan apoyo? de los castigos y la inmovilidad)?
iCuál es el cuerpo que se forja en el espacio escolar? Si se ha verificado una ruptura con el pasado, ide qué naturaleza
iCuál es el cuerpo manejado por la institución pedagógica a través es ella? Si hay rehabilitación, icuáles son sus móviles? iPodrá tam-
de sus consignas y de sus silencios? bién hablarse aquí de una u irrupción"? En caso afirmativo, len qué
sentido? Y si no cabe hablar de una irrupción, ipor qué?
Pero el tema es muy vasto y debemos limitarnos a concentrarnos En una segunda fase de nuestro trabajo procederemos, dentro de
esencialmente en el estudio del sistema preescolar y elemental y sobre los márgenes de un ambiente impuesto por la escuela y el deporte, a
todo en la disciplina en la que el cuerpo del niño es explícitamente analizar ciertas iniciativas actuales que expresan el deseo de ver surgir
exigido: la educación física. una nueva racionalidad en las prácticas corporales. Esto ·nos llevará
Temerosos de caer en una imagen del pasado -que, atendiendo al a interrogarnos sobre las fronteras del cuerpo ...
contexto actual de las <~reivindicaciones corporales", correría el ries- P()r último, al profundi~arla idea gel ~rmil~o del cu~rpo~~ ambien-
go de ser una caricatura- desarrollaremos nuestro estudio apoyán- tes pl~sticos ;-una. tecnonat.ur~l~z.ac:J<mnularemos lahipótesis~i~~a.
"pedagog(a aleatoiíá"'eiíia cual e.f enfrentamiento lúdico .con el azar
33 iEsto no quiere decir que confiemos en el milestro único y respetado! En se COiíStífUye·en aventura··e~teti~~~¡~~tífica_... ... ,..
·'o""",.,,,,,,,.•
realidad, nos oponemos a estas dos concepciones al exponer en la tercera par-
te de este libro la hipótesis de la "coyuntura pedagógica" y antes de decir:
El pedagogo es la coyuntura. .. 35 Justificamos esta elección por el lugar importante que ocupan tales preocu-
34 M. Bernard, op. cit., pág. 123. paciones en las revistas pedagógicas (véase lnfra, pág.47).

24 25
Menester es decirlo: no pretendemos ser objetivos. Sin embargo, PRIMERA PARTE
la crítica del jjespacio-tiempo11 pedagógico y de la ¡¡condición del
cuerpo" no procede de un estéril ensueño fantasioso o (lo que sería EN EL CORAZON DE LA INSTITUCJON PEDAGOGJCA
peor) esterílízante: ella expresa más bien el deseo de obrar sobre bases
profundamente diferentes que intentaremos justificar y que, en todo
caso, expondremos a la crítica.

26
Capítulo 1

RENACIMIENTO DE LA ESCUELA Y RECONOCIMIENTO


DE LA EDUCACION FISICA

Jugar con el tiempo ...

1
El decreto ministerial del 7 de agosto de 1969 dispone:
- reducir la duración de la semana escolar,
- un reordenamíento del tiempo sobre nuevas bases.
La formulaCión lapidaria de la decisión ministerial no debe ocultar
un hecho en alto grado significativo. iEI legislador juega con el tiem·
po! En el desarrollo de este libro frecuentemente nos referiremos al
diálogo del hombre y de la duración. Este tema -que a veces es ob·
jeto de esotéricas especulaciones- está en realidad en el comienzo
mismo de toda acción: la medida administrativa que nos ocupa aquí
constituye la prueba de ello. Cuando la institución escolar propone
un nuevo uso del tiempo, no se limita a formular un discurso pura~
mente cuantitativo, sino que expresa una nueva actitud frente al he·
cho eduéativo y expone un proyecto fundamental que autoriza al
ministro de educación a declarar: "Digámoslo tranquila pero resuelta··
mente: el año 1969 debe marcar el principio de un verdadero renací·
miento de la enseñanza primaria''. z En efecto,
- reducir la duración de la semana escolar para permitir perfec·
cionarse al cuerpo docente significa reconocer implícitamente la nece-
sidad de una evolución permanente del contenido de la enseñanza y,
por consiguiente, suscitar una renovación de ésta;

1 B. O. E. N., n° 32 del 28 ~7 agos~o de 1969, pág. 2724.


2 O. Guichard en L 'Education, n° 123 del 6 de enero de 1972, pág. 111.

29
_ reordenar el tiempo de acuerdo con las bases definidas el 7 de sobre la modalidad de esa intervención docente: ¿cuál es la definición
agosto de 1969 significa consagrar explícitamente el valor de la dis· dada a lo que se ha convenido en llamar u¡a animación pedagógica¡¡?
ciplina de educación física y deportes, significa otorgarle un incontes~ La circular no IV 69499 del 5 de diciembre de 1969 nos permite
ir al~o más lejos en este análisis. 6 Esa circular 01 fija Jos métodos y
table derecho de ciudadanía.
La circular n° IV 69-371 3 destaca bien este cambio producido en los medios de realización" precisando que el legislador Hconvierte una
la actitud institucional al decir del decreto del 7 de agosto: "En su la· excepción cada vez más difundida en una regla de la que habrá que
apartarse cada vez menos"; 7 esto parece referirse al auge creciente de
conismo, es un texto capaz de engendrar movimiento y permitir el
la escuela activa de la que se afirma que la generalización de sus prin~
progreso pedagógico ... ", texto que vale sobre todo por la apertura
cipios está bien fundada, puesto que se los erige en un modelo en el
que ofrece a la imaginación creadora de los maestros y a la investiga·
que conviene inspirarse concretamente.
ción pedagógica. 4 Esa apertura queda confirmada cuando el legislador
HLa experiencia muestra claramente que todas las empresas pedagó-
esboza el proyecto pedagógico:
gicas se fundan en el cuestionamiento de antiguas costumbres y en el
ulnsistir en la importancia de los lenguajes fundamentales, que entusiasmo creador. En esta perspectiva, hay que comenzar por re-
son el francés y la matemática. cordar que si la voluntad de renovación pedagógica desémbocase en
Mostrar que la comunicación, la reflexión, la expresión son siempre una rigidez institucional Y en una norma impuesta, esa voluntad iría
posibles en virtud de un mejor conocimiento del medio. contra los fines buscados". 8 Si se apela de nuevo a la aptitud creado-
Incluir la disciplina de educación física y deportes (que no debe ser ra del maestro, impónese observar que se manifiesta una nueva dimen-
una simple distensión, ni un lujo, ni una medida de higiene) en la obra sión en el propósito oficial, lá libertad de ejercer en una cultura que
global de la educación del niño. afloja su presión en el nivel de la institución y de las normas que esa
Eliminar los tabiques de separación que hubieran podido levantarse institución imponía. Este hecho nos parece fundamental. El legislador
entre las diversas disciplinas. llega a precisar que "esperar directivas precisas y detalladas es una de
Superar el concepto apremiante de programa, como hoy parece po· las actitudes que conviene reformar", 9 con lo cual viene a considerar~
sible y deseable en una escuela que la reforma de 1959 convirtió en se que la dependencia respecto de la institución es una característica
preparatoria, pero que continúa siendo esencial porque afecta al alum· que debe modificarse en provecho de una actitud 11 Jibre y voluntaria".
no en un momento decisivo de su vida". 5
Cuando leemos, firmado por H. Gauthier, que "el decreto del 7 de Jugar con fuego
agosto no es una medida rígida adoptada en aras de un modernismo
incontrolado", no podemos dejar de ver que se trata aquí de una aper~ Ante una perspectiva definida de esta manera no podemos sino
tura real al futuro. Cierto es que todavía hay que definir ese futuro, sorprendernos al comprobar que aún persista la idea tan corriente en
pero la originalidad del proyecto oficial está precisamente en esta im- Francia, de que los textos oficiales ejercen una p¡esión intolerable
precisión: se invita a los docentes a que con su acción creadora contri~
buyan a definir ese futuro y a realizarlo. Conviene pues interrogarnos
6 B. O. E. N., n° 47 del11 de diciembre de 1969, pág. 3603.
7 Ibídem, pág. 3604.
3 B. O. E. N., n° 35 del18 de septiembre de 1969, pág. 2910.
4 Ibídem, pág. 2911.
8 Op. cit., pág. 3604.
--- ___'L.__Op. cit., pág. 3604.
s Ibídem, pág. 2911.

30 31
tudio: ies posible suscitar la espontaneidad ... pretendiendo al propio
sobre el educador ... No es posible compartir semejante punto de vista tiempo orientarla de antemano?
5¡ consideramos la imagen del educador bosquejada en el texto¡ es la Esto se postula considerando que "la animación no es un fin en sí
imagen de un docente que debe "ejercer su imagin~ción cre~~ora, te- mismo", 12 que se la valoriza en la medida en que permita un trabaw
ner en cuenta las contingencias del medio en que v1ven los nmos, pre- jo concreto cumplido en equipo y en reuniones de concertación y de
ferir una pedagogía basada en la comunicación y en la reflexión, su- realización. A Jo que parece, la cohesión del equipo -en interés de
perar la noción apremiante de pmgrama e intervenir en una estruc.tura Jos propios niños, según se nos dice- es Jo que más preocupa al le-
de anímación 11 • En esas condiciones, lcómo dudar de que tales dlre~­ gislador, 13 y hasta sería menester "atenuar el entusiasmo de un gruw
tivas no sean capaces de engendrar movimiento y progreso pedago- po de maestros, si ese entusiasmo provocara en otros colegas del mis~
gicos, sobre todo cuando advertimos la audaz apertur~ del c~mpo de mo establecimiento una actitud de repulsa, que no dejaría de dañar a
posiblidades? A Jo sumo podemos temer que esa aud_a~ra de mrras pue- Jos alumnos". De manera que se celebrá. el entusiasmo creador siempre
da desconcertar y desorientar en el contexto pedagogJco; pero en mo- que sea unánime, lo cual, considerando el estado actual de cosas,
do alguno cabe reprochar a Jos textos la pretensión de inn~v~r la for- puede parecer singularmente restrictivo. Asimismo leemos que "la
ma y el fondo, puesto que precisamente se trata de permrtrr que el libertad y la espontaneidad necesarias a la iniciativa pedagógica en-
educador ejerza su profesión con autonomía, puesto que se trata _de cuentran un 1ímite en la exigencia pedagógica misma". 14 y aquí
explotar un margen muy grande de libertad, que es el que necesrta buscaremos en vano los criterios pertinentes que definan 11 1a exigen·
todo creador que interviene en una estructura de animación. Podemos cia pedagógica 11 ...
pensar que el legislador emplea a propósito est~ ter~in~Jogía Y qu~ Así y todo, estas críticas dirigidas al proyecto oficial resultan mar-
mide bien su gran alcance. Aunque no nos sentimos mclmados a en~ ginales si consideramos la conclusión de la circular ya citada que afir-
ticar el proyecto oficial, creemos que se impone señalar ciertos puntos ma: "Sería paradójico pretender cerrar con medidas definitivas una
( ide detalle?) que parecen estar en contradicción con el conjunto empresa que, por su esencia misma, debe permanecer abierta". 15
del proyecto .. Ahora que conocemos mejor el marco y el espíritu del movimiento
de renovación pedagógica, debemos enfocar el problema desde el pun-
Por ¡0 menos parece que los responsables de la institución pedagó- to de vista del contenido de esta renovación. En Jo que se refiere a
gica, al manejar los conceptos de animación y de creación, tienen plew este punto, debemos observar que si el legislador aborda sin rodeos
na conciencia de que están jugando con fuego: .. la cuestión en Jo concerniente a Jos lenguajes fundamentales (que
"Si Ja renovación pedagógica no puede ser objeto de una p\anrfr- constituyen el objeto de trabajo de las comisiones Lichne Rowicz y
cación rigurosa ni de una organización coercitiva, tampoco debe dew Rouchette) y si el texto alude a las conferencias pedagógicas dedica-
jarse abandonada al azar, 10 de manera que, proscribiendo tanto das a Jos estudios del medio, ese mismo texto nada dice tocante a la
¡0 autoritario como la lenidad, hay que imaginar estructuras de educación física. Más exactamente, nos presenta esta disciplina en
animación capaces de mantener y orientar un movimiento colectivo
espontáneo". 11 •
12 Ibídem, pág. 3606.
Retengamos bien esta afirmación, pues encontraremos semeJante
postulado de manera cada vez más obsesiva en el curso de nuestro esw 13 A fin de que los niños no sean víctimas de experimentaciones anárqui'tas y
\ mal coordinadas.
10 Observemos esta condenación del azar y de la identidad que parece sugerirse \Ibídem, pág. 3609.
entre azar y lenidad.
15 Ibídem, pág. 3609.
11 Ibídem, pág. 3605.
33
32
término's "negativos": sabemos lo que esta disciplina no debe ser eliminar por ello la ambigüedad de la expresión. Pero hemos de reco·
(simple distensión, lujo, medida de higiene). Sin duda deberá ser algo nacer que en el actual estadio de nuestro análisis esto no es Jo esencial.
más que eso y tal vez otra cosa. En todo caso, la definición que ul~ Nada parece mostrar con mayor claridad todo el interés de la ins-
teriormente se nos proponga debería ser más ambiciosa. titución escolar por la educación física y los deportes que las pala-
Atendiendo a la imagen de las reformas relativas a la enseñanza bras pronunciadas por el ministro de educación con motivo de consti-
de la lengua materna y a la enseñanza de la matemática (que encuen- tuirse la. Comisión Nacional de Renovación Pedagógica: 11 La educación
tran su razón de ser en las investigaciones fundamentales llevadas a ca~ física es la actividad fundamental en el sentido estricto del término:
bo en el campo de la lingüística y en el de la matemática), cabe espe- es la actividad en la que se fundan la conquista del conocimiento (pri-
rar que aparezca una concepción de educación física y deportes reno- mero motor, luego sensible e intelectual) y la formación de la perso-
vada en sus fundamentos y que incluya en ella las nociones más mo· nalidad". 20 De manera que, el mayor tiempo dedicado a la educación
dernas respecto de la motricidad. física Y los deportes, que constituye 14 1a innovación más llamativa'' 21
de las medidas renovadoras, se encuentra justificado ahora por el ca-
rácter fundamental de la actividad motriz en el plano cualitativo, Ha
i)ugar con el cuerpo? causa de la indispensable contribución que ella aporta a la cultura del
hombre moderno como medio auténtico de elevarse de la instrucción
Renovación pedagógica, tercer tiempo, deporte en la escuela: se
j
1
a la educación". Este reconocimiento de la educación física~ Ha pe-
pasa insensiblemente de una cosa a la otra -hasta en los textos oficia- sar de la pesada herencia de sus orígenes militares", 22 ha de entender-
les-, 16 en virtud de una asimilación abusiva pero, en última instan~ se pues en el sentido que tiene la palabra ureconocimiento" en el len-
cía, rica de sentido". 1 7 guaje diplomático. Trátase aquí de un derecho de ciudadanía que con-
La expresión 14 tercer tiempo" aparece en la redacción de la circular sagra oficialmente la educación física como disciplina íntegra, que le
no 69-897 B del 8 de diciembre de 1969, 18 cuyo objeto era precisa- da una existencia de pleno derecho al integrarla de manera privilegiada
mente el de situar la educación física dentro del nuevo marco pedagó- en la obra educativa global. Una vez establecido esto, es 1ícito que nos
gico. No sorprende pues que se emplee frecuentemente esta asociación interroguemos sobre el lugar que la educación física ocupará concreta·
de los dos conceptos. Pero, a nuestro juicio, esto es una lástima por~ mente y sobre la naturaleza del modelo que definirá su acción.
que ninguna empresa nueva tiene nada que ganar si se la instaura con
una denominación equívoca. Así 10 advierte Georges Belbenoí't: "Ter~ La circular no 69-897 B del 8 de diciembre de 1969 nos instruye
cer tiempo: los puristas dicen con razón que es un barbarismo ... pero sobre este punto. 2 3 La educación física y los deportes deben "contri-
es un barbarismo triunfante. iHemos de desear que lo que designa buir a formar hombres capaces de realizar, adaptándose a las condicio·
esta expresión tenga el mismo éxito que el tercer estado!" 19 Esto nes de la vida moderna, su plena expansión en el plano personal (tra-
equivale a hacer resaltar el aspecto revolucionario de la empresa, sin bajo Y esparcimientos) y en el plano social, moral y cívico", lo cual ha·
ce que esta disciplina tenga cuatro objetivos:

16 L 'Education, n° 37 del 9 de octubre de 1969, pág. VIII, y n° 37 del 17 de


septiembre de 1969, pág. V (páginas rosadas). 20 O. Guichard en L'Education, n° 41 del16 de octubre de 1969, pág. 22.
21 Ibídem,
17 G. Belbenoit en Les A mis de sevres, n° 1,-1971, pág. 39.
1s B. O. E. N., n° 48 del 18 de diciembre de 1969, pág. 3.676. 22 M. Delmer en L 'Education, n° 62 del 9 de abril de 1970, pág. 11.
19 L'Education, n° 93 del18 de diciembre de 1971, pág. 10. 23 B. O. E. N., n° 48 del18 de diciembre de 1969, pág. 3676.
ti
34 35
"Desarrollar las aptitudes físicas y las facultades básicas. 27
Asegurar la disponibilidad corporal. 24 nas", "poniendo cuidado en que las actividades propuestas en edu-
Participar en la educación sanitaria y moral. cación física y deportes sean atrayentes y realicen una pedagogía
28
Preparar para la vida de los momentos de ocio. activa".
Estos objetivos pueden alcanzarse gracias a la práctica de tres ti- El modelo así esbozado en 1969 no se propone sin embargo como
pos de actividad: ejercicios naturales, educación psicomotriz y juegos una medida definitiva, y la circular ya citada anuncia la creación de
y deportes". una comisión de renovación para el año 1969-70. Pero transcurridos
El informe de los trabajos de la Comisión Nacional de Renovaci.ón tres años; dicha comisión aún no había publicado oficialmente sus tra-
Pedagógica 2 5 nos instruye algo más sobre la importancia relativa que bajos. Por su parte, el ministro de educación se sintió llevado a for-
debe darse a cada tipo de actividad: la educación psicomotriz debe ser mular ciertos conceptos destinados a orientar proposiciones de la
objeto de la "preocupación constante del maestron, debe ser consi~ comisión:
derada como "una educación básica tanto en la escuela elemental co- "Si llegan ustedes a desbordar el marco tradicionalmente asignado
mo en el nivel preescolar". Verdad es que no se le asigna una impor- a la gimnasia y si prolongan ustedes su acción enderezándola a las ar-
tancia exclusiva y que las autoridades invitan a los docentes a no des- tes, a la danza, a la música, no han de juzgar que sobrepasaron el cam-
cuidar el desarrollo general del niño ni la satisfacción de sus necesida- po de su competencia, sino antes bien deben alegrarse por haber mos-
29
des lúdicas, pero así y todo la piedra angular de este sistema de tres trado el buen camino". "No hay fronteras de separación entre las
elementos, que es la educación física y deportes, está repreSentada actividades físicas, las actividades estéticas o el descubrimiento del me-
por la educación psicomotriz cuya práctica se recomieJ:lda con tanto dio. No hay tales fronteras así como no las hay entre este conjunto y
~~L ' . los dos grandes lenguajes básicos (el francés y la matemática) en los
Este homenaje tributado a los iniciadores de la educacié>n por el que se conquista el espíritu Y éste se conoce como potencia autó-
movimiento, hace eco aquí al homenaje tributado de una manera noma ... La actividad motriz, psicomotriz y sociomotriz es actividad
primera y fundamental". 30
general a los iniciadores de la escuela activa, pues tanto los unos co-
mo lo otros dan vida al proyecto del legislador, si quiere dársele un Estas palabras están dentro de la 1ínea definida por la Comisión
sentido práctico al modelo propuesto. El ministro de educación tie- Nacional de Renovación Pedagógica reunida en 1969 31 y dan un sen-
ne en cuenta esta circunstancia cuando dice: "La reforma no parte de tido más preciso a la profecía de G. Vermeil: "El futuro estriba en
la nada. Se apoya en la experiencia y el éxito de maestros innovadores un entrelazamiento de las actividades físicas y de las actividades in-
que tomaron la iniciativa hace ya mucho tiempo". 26
No se trata, telectuales... Este redescubrimiento en pedagogía abre perspectiv~s
32
pues, de disociar el contenido del modelo y los médios de realizarlo; muy vastas".
para qué la educación física y los deportes puedan integrarse armonio-
samente en la acción educa.tiva de conjunto jjel docente debe enseñar-
los con igual título que el francés, la matemática y otras discipli- 27 Y 28 B. O. E, N., n° 48 del18 de diciembre de 1969, pág. 3676-77;· Repro-
ducimos aquí la definición del pedagogo capaz: '~aquel que sabe,suscitar
motivaciones y dosificar hábilmente una pedagogía liberal y una peda'gogía
dirigida". · · '

24 lbídem,la bastardilla es nuestra. 29 O. Guichard en L'Education, n° 123 del6 de enero de 1972 pág.lll.

25 L 'Education, n° 41 del16 de octubre de 1'969, pág. 23, 30 ~b ídem, n° 133 del 16 de marzo de 1972.

¡
26 O. Guichard, lb ídem, pág. 18. 31 L'Educatlon, n° 133 del16 de octubre de 1969, pág. 21.
32 G. Vermeil en ~.'Ecjucatlon, del 16 de marzo de 1972, pág. 24.
36
37
ijustificar la educación física! por el placer del cambio, sino que encuentra su justificación en un
notable informe. En éste se denuncia el surmenage y se estipula que el
Es interesante analizar la manera en que se justifica la introducción niño, como todo animal joven, tiene necesidad de movimiento des-
masiva de la educación física. El hecho mismo de que semejante pués de haber sido forzado a la inmovilidad y se estipula también que
justificación parezca necesaria es índice del estado de espíritu de la hay que respetar el crecimiento del niñon. 35 Este punto de vista es-
mayoría de los educadores. Al comentar la circular del 8 de diciembre tá confirmado por j. Treffel: "La finalidad de las 6 horas de la educa-
de 1969, Georges Belbeno1t escribe: "La circular se resiente de la pri- ción física es la de preservar el capital de salud del niño y darle ese
sa con que debió elaborarse, pues el decreto del 7 de agosto tomó a equilibrio fisiológico y psicológico necesario para adquirir el saber". 3'
todo el mundo desprevenido, 3 3 de modo que aquélla viene a ser E! mismo autor agrega: "Estamos convencidos de que los caminos del
una especie de componenda entre dos intenciones poco compatibles: conocimiento pasan por esta expansión físici", lo cual significa atri-
la de no trabar la iniciativa y la de tranquilizar a los educadores a buir'\ la actividad física una dimensión suplementaria capaz de justi-
quienes bruscamente se invita a destinar 6 horas semanales a educa- ficar su práctica: no se trata tan sólo de una compensación de la inmo-
ción física y deportes, siendo así que del 80 al 90 por ciento de los vilidad, sino que se trata además de una intervención positiva que faci-
maestros se dispensaba de cumplir las dos horas y media dispuestas an- lita el aprendizaje intelectual mismo.
tes en el horario oficial, sin experimentar escrúpulos de conciencia y - Favorecer el aprendizaje:
contando con el silencio cómplice de la jerarquía... Salvo un puñado "El desarrollo físico y mental del niño está relacionado con una se-
de maestr9s originales o maniáticos que transponían sus gustos perso- rie de procesos psicomotores, con el dominio de los movimientos. Hay
nales a la práctica educativa, nadie -ni en el cuerpo docente, ni entre que asegurar pues lo que se llama la disponibilidad corporal, ese domi-
las autoridades responsables, ni en el gran público- creía realmente nio del cuerpo que favorece aprendizajes en apariencia intelectuales
en la necesidad de la educación física". (la lectura o la matemática)", 3 7 escriben G. Belbenolt y G. Guiller-
min. También desde este punto de vista la Comisión Nacional (ya ci-
Ahora estamos en condiciones de medir mejor el interés de analizar tada) justifica el carácter fundamental de la educación psicomotriz:
los argumentos expuestos por los promotores de la reforma a fin de ésta "condiciona todos los aprendizajes (que no pueden realizarse bien
imponer la práctica de la ~ducación física, y de paso podemos aplicar si el niño no llega a cobrar conciencia de su cuerpo, a lateralizarse, a
a nuestro propósito esta conclusión a que llegaron P. Ferran y L. Por- situarse en el espacio, a dominar el tiempo, es decir, si no adquiere su-
cher y que se refiere al conjunto de la renovación: 11 La nueva escuela ficiente habilidad y coordinación en sus gestos y movimientos). Tam-
se define por su diferencia con el pasado y por ser una reacción con- bién es la educación psicomotriz la que previene las inadaptaciones es-
tra la escuela tradicional. Lo que esa escuela debe ser se deduce casi colares". Con el mismo espíritu se recomiendan igualmente los juegos
exclusivamente de lo que es menester que ella ya no sean. 34 y el desarrollo básico "pues ellos influyen en la capacidad·de atención
En esos argumentos aparecen dos preocupaciones principales que Y esfuerzo, es·decir, en la eficacia de todos los aprendi.zajes". 3 8
pueden formularse masivamente así:
35 L'Educat~?n, n° ]07 del 10 de junio de 1971, pág. IV. El informe a que se
- La salud: ésta es la primera preocupación. "El tercer tiempo alude es La fat1gue des écoliers franyais", Debré et Douady, I.P.N., 1962.
no es el invento de espíritus presas de la imaginación. No fue creado 36 L. Treffel en Média, diciembre de 1969, pág. 8.
37 G. Belbenoí't Y G. Guillermin, L 'Education, n° 93 del18 de febrero de 1971,
33 lCómo no sorprenderse? (o p. cit., pág. 41 ). pág. 10.
34 P. Ferran y L. Porcher, Pour comprendre le tiers-temps, Armand Col in, 1970.

38
1 38 L 'Education, n° 41 del16 de octubre de 1969, pág. 23.

39
En realidad, lo que triunfa es el deporte: 11 AI orientar a Jos niños
De manera que se emplean dos argumentos con miras al corto pla~ hacia la práctica del deporte se los prepara también para la vida mo-
zo para ganar a los educadores a la causa de las actividades físicas: derna, en la cual el deporte ocupa el importante Jugar que se sabe"; 41
"la simple higiene y un buen rendimiento en el trabajo .de los escola- el deporte "ofrece la actividad física que mejor se adapta al mundo
res exigen que se dé una parte suficiente a las actividades físicas Y moderno, la única que lleva en sí misma su motivación inmediata,
a los juegos, y esto en la propia escuela. Cuando se triplica el horario pues es escuela de formación moral y social mediante la acción". El
de educación física y deportes ... ello no significa que se quiere ins- secretario de estado para la Juventud, los Deportes y los Esparcimien-
truir menos a los niños o que se prefiera (no sin alguna oculta inten- tos continúa diciendo: "las actividades físicas pueden ser la base de
ción) formar hombres fuertes antes que hombres sabios. Se ha tomado una verdadera enseñanza moral y cívica mediante la acción, Pues en-
esta disposición porque se sabe que se Jos instruirá mejor si se atienden señan a los niños el espíritu cívico, la solidaridad, el altruismo y tam-
las exigencias de su- naturaleza infantil, que de esta manera se asegu- bién la equidad, la lealtad, el espíritu deportivo, al contribuir a la for-
39
rará un rendimiento mejor, en suma, se atiende a laproductividad". mación de individuos responsables". 42 Un autor que cree necesario
La justificación es bien clara y con derecho 'podríamos inquietarnos insistir en estos conceptos (demasiado poco difundidos, según él) re-
al comprobar cómo los argumentos aducidos apuntan a un mejor ren- coge esta afirmación y torna a formularla: "La educación física bien
dimiento en el aprendizaje escolar. iEs esta convergencia de natura- practicada contribuye mucho a la educación moral del niño. Y hasta
leza táctica y tiene la finalidad de convencer a los escépticos colocan- es irreemplazable en tres aspectos:
do la cuestión en el terreno intelectualista que les es más caro y mos-
trándoles que la educación física, lejos de dañar el aspecto intelec- Apreciar los beneficios del esfuerzo.
tual, lo fecundará por el contrario? iO bien significa esta actitud una Aprender a participar en la acción de un equipo.
incapacidad para hablar de la educación física en términos que le sean Aprender a ganar sin experimentar una vana ufanía o a perder
propios, una incapacidad de encontrar en· ella misma su razón de sin caer en el desaliento". 43
ser?
Nos parece que estos dos interrogantes están fundados, por lo me- De manera que estas miras a largo plazo no escapan al discurso
nos, en la definición que se da de la disciplina de educación físiCa. moralizador. En verdad, mediante el deporte, se sitúa explícitamente
y deportes a breve plazo, es decir, dentro del marco de la escolaridad. al niño en un eje de integración con la sociedad: "La actividad motriz
Y si la educación física encuentra una justificación específica, sól() que parte del juego termina a su debido tiempo en el deporte ... y es-
es con miras a uri largo plazo y como medio de formación para una ci- pecialmente en los deportes que se practican hoy en día. Aquí se tra-
vi-lización de esparcimientos. ta, no d.e coherencia lógica, sino de realismo. La escuela prepara a
Jos niños, no para un mundo ideal, sino para el mundo en que deben
En este terreno se sitúa sin ambigüedades 40 el futuro campo de vivir. Esto no quiere decir que la escuela considere que ese mundo es
aplicación de las actividades físicas y deportivas, es decir, en el nivel bueno o que lo acepte ... , pero para modificarlo, es menester conocer-
de las prácticas realizadas al aire libre y de las actividades que ofre-
cen los estadios.
41 L'Education, n° 41 del16 de octubre de 1969, pág. 22.
39 L'Education, n° 41 del 16 de octubre de.1969, pág. 22.
42 J. Comiti en L 'Education, n° 123 del 6 de enero de 1972, pág. 111.
40 Aunque el concepto de ocio diste mucho de ser transparente, tanto es así
que G. Frledman (La pufssanse et la sagesse} nos propone "liberar el tiémpo 43 G. Vermeil en L 'Educatfon, n° 133 del 16 de marzo de 1972, pág. 24.
libre" ...
41
40
lo y conocerlo por experiencia, no de oídas". 44 Este fatalismo prag~ tran respuestas ni en los textos oficiales ni en los comentarios autori~
mático no dejará de influir en la práctica de las actividades realizadas zados que aparecieron alrededor de la publicación de aquéllos.
en la propia escuela: ¡¡Todo esto justifica que, desde la escuela elemen~ La circular del 8 de diciembre precisa: "La educación psicomotriz
tal, nuestra educación física sea también 'deportiva' Y que se pr~pon~ (ejercicios de expresión y de creación corporal, etc., cuyas aplicacio~
ga llevar al niño (así como del dibujo libre se pasa al arte) de su JUego nes se encuentran en Jos juegos bailados, en la danza y en la gimnasia
espontáneo, desorganizado que es expansión pura y saludable de su deportiva)". ¿No cabe abrigar reservas sobre esta aplicación en un
vitalidad a la disciplina libremente elegida del deporte en la cual se dominio netamente identificado cuando se apela a la creación la que,
asocian ~1 juego la lucha y la norma para placer Y honor del hom- por definició.n, se refiere a una producción que no se conoce de ante~
bre". 4 s Esta· te~dencia se afirma en una declaración de Georges Be!~ mano? Por otra parte, son esos ejercicios de expresión y de creación
benolt: ''La educación física, tal como la concebimos hoy, asume una corporal los que, por lo visto deben suministrar al niño esa disponi-
forma dom·inantemente deportiva, pero no exclusivamente deportiva, bilidad' corporal, de la que G. Belbeno1t y G. Guillermin nos dicen
46
(actividades al aire libre, actividades rítmicas ... )". que "es ese dominio del cuerpo que favorece aprendizajes aparente~
Esta última declaración no deja de recordarnos las directivas de la mente intelectuales, que hace que el niño se sienta bien dentro de su
Comisión Nacional que hacía de la educación psicomotriz la preocu~ cuerpo y capaz de servirse eficazmente de él para realizar todas las
pación constante (pero no exclusiva) del maestro. Se pla-~tea ~~tonces tareas que se le exijan". 48 lSe habla siempre de la misma 11 disponi~
la cuestión de saber si es posible practicar una educac1on f1s1ca que bilidad"? ¿No será que este término tiene dos acepciones?
sea fundamentalmente psicomotriz (para favorecer los aprendizajes ¿y cuál es la condición del cuerpo mismo? La interrogación no ca~
a corto plazo) y al mismo tiempo que sea predominantemente depor- rece de importancia, sobre todo si tenemos en cuenta la insistencia
tiva (con el objeto de preparar al individuo para las actividades de con que se valora la educación física como disciplina y si tenemos en
esparcimiento a largo plazo). cuenta el mutismo respecto del cuerpo humano del cual decíamos
-al comienzo de este libro- que hada irrupción en la sociedad con-
temporánea. Debemos preguntarnos .qué sentido ha de darse a este
Preguntas sin respuesta resumen del informe de la Comisión Nacional: "Es bueno que la preo-
cupación por el cuerpo esté presente en todas partes, aun cuando uno
Aun cuando consideremos "absurda" 4 7 la polémica entre el de* de los objetivos de la disciplina de educación física y deportes sea el
porte y la educación física, no podemos dejar de obser~ar el ~arácter de hacer olvidar el cuerpo, como instrumento siempre disponible y
equívoco del proyecto oficial y de asombrarnos. Ademas, esta la am- nunca molesto: la salud es también el silencio de los órganos, la au-
bigüedad conceptual que caracteriza la opción entre psicomotri~idad sencia de molestias y tensiones". 49 Esta fórmula revela la posición
y deporte, puesto que en el texto oficial se asigna predominio solo a cultural marcada por el sello de la tradición dualista mejor estable-
la educación psicomotriz. Aquí se plantean cuestiones que no encuen- cida y no puede dejar de sorprender en semejante contexto. 50

44 O. Guichard en L 'Educatlon, n° 133 del 16 de marzo de 1972, pág. l.


48 J. Belbeno1t y G. Guillermin (op, cit., pág. 10}.
45 L 'Education; n° 41 del 16 de octubre de 1969, pág. 23.
49 L 'Education, n° 41 del 16 de octubre de 1969, pág. 24.
46 L 'Education, n° 93 del 18 de febrero de 1971, pág. 1O.
50 El "silencio de Jos órganoS" no es ciertamente una improvisación de la Comi·
47 M. Bernard en la revista E. P. S., n° 74, pág. 83. sión de Renovación Pedagógica, y !':1sta puede uno preguntarse si no tiene

42 43
ter 11 hermético" s 2 de sus trabajos y hasta por la 41 terrible jerga" 53
De suerte que en la oportunidad tan importante de promover -en de· sus formulaciones ... Parece que esas críticas están enderazadas
el plano nacional- una disciplina considerada fundamental, no se rew principalmente contra Jos trabajos de P. Parlebas. Luego tendremos
gistró una reflexión sobre ella que fuera fundamental. .. No carece de ocasión de conSiderarlas. Así y todo, permítaseme citar aquí un texto
interés señalar que en la revista L 'Education -que elegimos por la de este autor escrito en marzo de 1967 que desgraciadamente no pare·
preocupación que dicho órgano manifiesta· en asegurar una difusión ce haber sido entendido a pesar de su claridad:
de calidad que tiene en cuenta Jos últimos resultados y conclusio·
nes de las diversas disciplinas- la mayor parte de Jos artículos que HHay que dejar de considerar la educación física de manera frag-
versan sobre educación física y deportes están redactados por adw mentaria, como si fuera un exutorio, una liberaCión, un desquite,
ministradores. S.I una derivación, una compensación o una sublimación. Hasta llegamos
Estos son sensibles a las opciones de innovación presentadas por a poner en tela de juicio la idea de que la educación física es necesa·
la práctica y nos remiten a esa misma práctica sin ofrecernos ninguw ria por cuanto permite alcanzar el equilibrio de la enseñanza. Pero es-
na fase aclaratoria, con lo cual se ahorran el trabajo de una investi- to supone todavía el riesgo de pensar de conformidad con una posi·
gación fundamental. Los pocos que llevan a cabo una reflexión de ción dualista; decir que la educación física es útil para obtener una
este tipo son a menudo objeto de críticas justificadas por el carác· formación equilibrada significa considerarla en relación con la educa-
ción intelectual, sigrifica definirla en términos negativos. Preconizar
la educación física oponiéndola a las condiciones sedentarias y cerra·
das de la ensefianza intelectual equivale a denunciar <;.ondiciones evi-
un sentido contrario. La obra de G. Canguilhem, Le normal et le patholo- dentemente depl~rables, pero no es fundar una concepción de la edu·
gique es esclarecedora sobre este punto. El autor cita a Descartes: "Por más cación física. Ella debe encontrar su justificación en sí misma y no
que la salud sea el mayor de todos los bienes referentes al cuerpo es sin em- en cierta compensación respecto de otras disciplinas". 54
bargo aquel en el que menos reflexionamos y aquel que menos gozamos. El
conoclmlerito de la verdad es como la salud del alma: cuando se la posee, De manera que, faltando un movimiento de investigación funda-
ya no se piensa más en ella" (pág. 180) y también cita a Kant: "El bienestar mental, las instancias de animación pedagógica de nivel más elevado
no se siente pues es la simple conciencia de vivir" (ídem). Por fin, Canguil-
hem estudia los textos de Leriche, publicados entre 1931 y 1940, en los que nos obligan a buscar en el nivel de las prácticas innovadoras respues·
este médico dice: "La salud es la vida en el silencio de los órganos". Inversa- tas y esclarecimientos de las cuestiones teóricas que planteamos antes.
mente la enfermedad es lo que traba a los hombres en el ejercicio normal de En otros términos, analizando Jos actos de Jos que ejercen la prác·
su vida y sobre todo lo que los hace sufrir (op. cit., pág. 52). Pero. en el punto
en que podría verse una simple filiación, hay también una rUptura sensible ti ca misma podremos determinar el sentido del proyecto oficial mis·
ya que "SI la salud es la vida en el silencio de los órganos, no cabe hablar mo, por cuanto éste valora experiencias relativamente nuevas sin resw
propiamente de ciencia de lo salud" (pág. 59). Semejante interpretación con- ponder a las cuestiones que ésa~ experiencias podrían suscitar. Convie-
sidera, pues, la contribución de Leriche como un elemento de lucha· contra
el positivismo tal como lo desarrolló la "escuela francesa~'- de epistemologí;t
(Bachelard, Canguílhem, Foucault). Parece que la comisión de renovación ·pe-
dagógica no asigna en esta perspectiva a la educación física el objetivo (en-
tre otros) de "Hacer del cuerpo un instrumento disponible y nunca molesto",
s 1 De 27 artículos sobre educación física y deportes en la escuela elemental pu-
52 G. Belbenoft en Les Amls de sevres (op. cit., pág. 44).
blicados entre el16 de octubre de 1969 y' el 31 de noviembre de 1971, 16
expresan los puntos de vista de altos funcionarios, 2 están dedicados a infor- ·, 53 O. Guichard en L ~Education, n° 135 del 13/4/1972, pág. VI.
maciones corporativas, 8 redactados por periodistas están dedicados a inno-
vaciones pedagógicas (6 tratan de actividades al aire libre y 2 sobre la dan- 54 P. Parlebas en E. P. S., n° 85, marzo de 1967, pág. 12.
za) y uno está redactado por un investigador en ciencias de la educación.

44
Capítulo 11
ne, por consiguiente, analizar la condición del cuerpo efectivamente
empleado en la práctica, y este .análisis no puede separarse de una re~
UNA REHABILITACION PARADOJICA DEL CUERPO
flexión sobre tres palabras que frecuentemente escribe la pluma del
legislador y del comentarista autorizado: creación, animación Y dis~
ponibilidad.

Ya dijimos la razón que nos llevó a interrogarnos sobre las prácti·


cas innovadoras y a qué tipo de ellas íbamos a limitarnos: las prác-
ticas referentes a la psicomotricidad, a la rítmica y a la educación
corporal, pues tenemos empeño en dilucidar ciertas aparentes contra-
dicciones que aparecen en los textos oficiales y a las cuales no dan una
respuesta clara los comentarios. Con este objeto analizaremos el con-
tenido de tres revistas pedagógicas especializadas: Education physique
et sport (E.P.S.) -Dossier Tiers-Temps 71-72 -, L'éco!e Maternel/e
Franraise (E.M. F.)- de septiembre de 1969 a septiembre de 1971 -,
y Bul!etin de la Société fran,aise d'éducation et de rééducation
psycho-motrice (Bull. de la S.F.E.R.P.M.).
Ante todo se impone destacar el notable auge de estas prácticas
innOVadoras. Esta circunstancia nos autoriza a describirlas como la
expresión de tendencias pesadas de evolución: consideradas hasta
hace ·poco como categorías accesorias de la educación física, esas
prácticaS ·a'parecen hoy como representativas de una corriente. peda~
gógica. muy :importante. 1 Esto hace necesario su estudio crítico.
La idea fundamental, sobre la cual están de acuerdo muchos auto-

1 En el Dossier Tiers~ TempS de la revista E. P. S., en los años 1971 y 1972, 25


artículos están dedicados a informes sobre experiencias o a proposiciones
de actividades explícitamente relacionadas con la psicomotricidad, la rít-
mica y la educación corporal, independientemente de toda preocupación
deportivaj 22 artículos están dedicados a las actividades deportivas tradicio·
naies, cuatro a las actividades al aire libre, y cinco a disciplinas diversas (ti·
ro al blanco con 'arco, ping-pong). En E. M. F., de cuatro series de artículos
dedicados a educación física y deportes, tres tratan esencialmente de expre-
sión corporal y de rítmica¡ uno solo manifiesta la tendencia de una educa·
ción física que podríamos calificar de histórica.

47
46
res, es la que formula bien A. Lapierre, presidente de la Sociedad
Francesa de Educación y Reeducación Psicomotriz, 2 cuando define en artículos destinados a maestras jardineras y de la escuela primaria.
así su acción educativa: Debemos examinar esta tendencia y establecer si lo que G. Calmy
"Colocamos al niño en una situación concreta que le hacemos vivir considera una dialéctica "de la vivencia al concepto" no termina por
en su globalidad corporal, afectiva, intelectual.
En seguida le pedimos que extraiga de esta situación un cierto
\ resolverse en un imperialismo del concepto sobre la vivencia. Puede,
en efecto, temerse semejante orientación cuando comprobamos hasta
número de nociones abstractas de valor general: intensidad tamaño
\ qué punto el saber -reservado antes al espacio de los libros- invade
. ' '

)
velocidad, dirección, relación. las preocupaciones del práctico en motricidad.
Luego asociamos esas diversas nociones para hacerle descubrir
relaciones Y estructuras cada vez más complejas: relaciones temporo-
espaciales, lógicas, topológicas. La omnipresencia de la palabra
A medida que se desarrolla este trabajo le pediremos que exprese
mediante gestos, mediante grafías, mediante el lenguaje verbal lo que La acción motriz en el espacio y en' el tiempo no parece que pueda
fue percibido, analizado y estructurado no sólo para el propio niño ser gratuita, desinteresada y constituir un campo en el que sólo se bene-
sino también para los demás. ficiaría el sujeto agente. El educador está en efecto atento a que el ni-
Así nace un lenguaje común". 3 · ño describa lo que hace: "El niño debe decirme lo que está hacien-
Trátase pues de ir, _como lo indica la señora G. Calmy, "de la vi~en­ do" 6 a fin de que sea capaz de 11 V.erificar que posee los términos que
cia a la conceptualización", 4 proceso que esta autora considera "una implican adquisiciones tempÓroespadalesu. 7 Cqnviene aprovechar
dialéctica incesante del plano perceptual al plano conceptual, de la situaciones que 11 favorezcan el conOcimiento de los verbos, de los sus-
acción al lenguaje". s De suerte que en esta perspectiva el cuerpo tantivos, cuyo sentido se precisa en el curso. de la acción y cuya adqui-
posee una condición privilegiada y la motricidad está concretamente sición se verifica". 8 Esta adquisición mismá'' justifica que se recurra
valorizada p.ues se aborda la personalidad del niño en su globalidad. a la motricidad: "la adquisición del sentido de las palabras por el mo-
Así Y todo, estaremos atentos al modo de proceder preconizado por vimiento es un medio de integración del pensamiento y un medio de
estos autores al notar una convergencia de sus intenciones -en el pla- . relación". 9
no práctico- tendientes a definir situaciones capaces de facilitar la Así, apelar a la motricidad parece un pretexto, como lo confirman
adquisición de conceptos de orden lingüístico o matemático, los cua- múltiples ejemplos tomados del jardín de infantes: "La pobreza del
les pueden introducir al niño en el solfeo o prepararlo para la escritu- lenguaje infantil, sus carencias, sus contrasentidos" justifican que las
ra. Veremos luego la importancia extremada que asume esta tenden- situaciones ·motrices sean propicias para introducir términos, diluci-
cia y observaremos que ella en modo alguno se circunscribe al terreno daciones y verificaciones. 10 Para enriquecer 1as- actividades conviene
de la reeducación, sino que la encontramos frecuentemente ex~~eSada
6 De!angere, Bu/l. de la S. F. E, R. P. M., febrero de 1971, pág. 11.
2 Cuya concepción de la psicomotricidad ("en continuo devenir") hac_e 'de su 7 lb ídem, pág. 12.
sociedad un lugar dinámico de investigación y rico en interesantes trabajos.'
s Delangere, op. cit., pág. 12.
3 A. Lapierre, Bul/.de lo S. F. E. R. P. M., fe~ re ro de 1971, pág. 6.
9 lbídem,pág.11.
4 G. Calniy, Bu//, de lo S. F¡ E. R. P. M., octubre de 1971, pág. 69.
10 P. Rouvier en E. M. F., n° 6, febrero de 1970, pág. 52. El autor incita a los
s Ibídem, Bull. de lo S. F. E. R. P. M .. , mayo de 1971, pág.16. docentes a suscitar movimientos acompañados por la articulación de pala·
bras. (Véase también E. M. F., n° 7, marzo de 1970, pág. 52.)
48
49
"introducir expresiones topológicas", 1 1 ~~explotar ampliamente los 11
hacer accesible el método psicocinético", utiliza material suelto y
juegos, las rondas", 12 y asegurar que "el niño adquiera y precise su menudo e incita a sus alumnos a construir figuras geométricas, a esta~
conocimiento del espacio sin el cual no podrá desarrollar ni transcri~ blecer cuantas figuras en forma de ocho pueden concebirse entre los
bir los conceptos matemáticos de los que Cobrará conciencia en el objetos dispuestos en el suelo, a descubrir la 1ínea, el círculo, el semi~
curso del año". 13 círculo. 18 A. Lapierre y B. Aucouturier desarrollan sesiones vivas
La expresión corporal misma es objeto de esta preocupación: en que son notables cursos de topología, de geometría, de vocabula-
artículos de significativos títulos, M. Dumont y M. Bertrand dan cuen- rio. 19 . P. Faure propone ejercicios jugados que consisten en integrar
ta de sus experiencias y explican que use trata a la vez de un control las nociones de propiedad/no propiedad, de correspondencia de tér-
del saber y de una toma de conciencia de las posibilidades motrices mino con. término, e :insiste en la ocupación racional del espacio. 20
del cuerpo". 1 4 Sin embargo, este autor se abstiene de llevar a cabo la iniciación mate-
La verbalización, que desempeña, según un autor, un papel deter~ mática. Con todo dice: "Por más que estén orientados hacia el fin de
mi nante puesto que permite asociar el acto con el pensamiento, 1 5 la educación corporal, los ejercicios pueden explotarse y convertirse
no se limita sólo a la palabra. La simbolización por transcripción grá- en eficaz auxiliar de la iniciación matemática, ... ciertos juegos pueden
fica es igualmente importante: "es deseable hacer que los niños repre- considerarse como ejercicios preparatorios del trabajo matemático o
senten situaciones vividas. Esto exige una comprención precisa y lapo- como aplicación o control de nociones adquiridas anteriormente". 20
sibilidad de librarse de los elementos afectivos y concretos". 1 6 Una maestra jardinera confirma este_ punto· de vista -"la educación
motriz favorece la iniciación en la matemática"- 21 tan corriente que
en la revista E.M. F. encontramos situaciones motrices propuestas con
Un cuerpo sabio la denominación de "actividades matemáticas" y ejercicios 11 COn mi~
ras al cálculo" con la denominación genérica de "actividadeS corpo-
El itinerario se va precisando y, si se apela a las vivencias del niño, rales,. 22 Nos hallamos aquí frente a un naciente entrelazamiento de
se trata de vivencias muy particulares: en realidad, el niño debe vi_vir elementos que atestigua de una evolución digna de tenerse en cuenta.
nociones a fin de expresarlas verbalmente o por escrito. 1 7 De suerte Condicionadas por intenciones exteriores a la motricidad misma, las
que las situaciones que ponen en juego la motricidad constituyen ver- evoluciones pueden preparar también para la escritura 23 (trazando en
daderas sesiones de "trabajos prácticos". S. Sorin, que se propone el espacio redondeles en el sentido siniestrógiro y recorriendo letras
simbolizadas). o iniciar también en el mecanismo de la oración gra-
11 H. Pohren Hoisy en E. M. F., n° 2, octubre de 1970.
12 E. M. F., n° 2, octubre de 1969. 18 S. Sorin en E, P. S., n° 110, pág. 25. Véase también H. Buridan, n° 114,
pág. 42 y 0° 115, pág_ 39.
13 Ibídem.
19 A. Lapierre y B. Aucouturier, Bu/1, de la S. F. E. R. P. M., mayo de 1971,
14M. Dumont y M. Bertrand, "A propos des mathématiques", E. P. S., n° 114, págs. 3G-44. ·
pág. 39¡ "A propos du vocabu!aire", n° 113, pág. 23.
20 P. Faure en E. P. S., n° 111, pág. 25.
15 Lepoudje, Bu/l. de la S. F. E. R. P. M., febrero de 1971, pág. 41.
21 E. M. F., n° 8, abril de 1970, pág. 52.
16 B. Minne en~· M. F., n° 4, diciembre de 1969, pág. 33.
22 S. Benoist, Actividades matemáticas "A partir de l'expérience corporelle",
17 El método "fuente clara", enfoque sensorial de la lectura. "Las diez primeras E. M. F., n° 1, septiembre de 1971. B. Minne, "A partir d'activités motri-
nociones, primero vividas, luego jugadas, después interpretadas activamente ces", E. M. F., n° 3, septiembre 1972.
por el lenguaje antes de ser objeto de una toma de conciencia minuciosamen-
te controlada". E'd. Magnard. 23 Lepoudje, op. cit.

50 51

l.
matical -trabajando aquí en el nivel lingüístico- partiendo de situa- tiempo, los educadores se los hacen aprender: esto lleva a la construc-
ciones motrices que tengan la finalidad de organizar el tiempo: HPa~ ción de un sistema simplista de referencia, a una esvucturá éerrada
rece que la contribución de la psicomotricidad al aprendizaje del len- y petrificada. Existe un espacio-tiempo pedag~gico ...
guaje es muy importante puesto que favorece el control mental sobre
la expresión motriz y puesto que se esfuerza en organizar globalmen~ Hay que "reconocer el valor de las divisiones del tiempo, distinguir
te al hombre' • 1 24 los diferentes valores de las notas (las blancas para los movimientos
Vemos así claramente afirmada la omnipresencia de la palabra en lentos, las negras para el caminar, las corcheas para la carrera, las se~
el cuerpo, un cuerpo verdaderamente asediado por la palabra, un micorcheas y las fusas para los saltitos), las diferentes medidas, pues
cuerpo sabio: cuerpo gramática, cuerpo solfeo, cuerpo cálculo, cuerpo la trama de la mayor parte de los movimientos -consciente o incons~
que no habla su lenguaje sino el lenguaje. Un cuerpo hablado. 25 ciente en el niño debe ser siempre consciente en la maestra jardinera
No es necesario que multipliquemos indefinidamente los ejem- que ha de estar lo suficientemente hecha al ritmo para entonar negras
plos para hacernos cargo de la amplitud del movimiento pedagógico que sean exactamente la mitad de las blancas o el doble de las corche-
que tiende a hacer intervenir profundamente la motricidad del niño as". 26 A esta división arbitraria del tiempo (que se realizó para faci-
en la aventura de la lectura, de la escritura, de la matemática. lPue~ litar la notación y la reproducción de los mensajes musicales clásicos
de pensarse que esta voluntad de hacer intervenir deliberadamente al del Occidente) .se· refiere igualmente j. Le Boulch. Este autor admite
niño agente en el proceso de aprendizaje de una determinada noción sin embargo una definición del ritmo -"estructuración de los fenó·
no tendrá influencia -en caÍrtbio- en su motricidad misma? Para los menos en el tiempo"- 2 7 que permite múltiples enfoques. iPor qué
at,.~tores citados esta cuestión no parece presentar un problema y con- limitar la práctica básica a ser tan sólo u.na ((interiorización de la regu~
tinúan profundamente empeñados en definir situaciones educativas laridad de un~ cadencia" recurriendo al metrónomo· y al cronóme-
determinadas enteramente por los conceptos que se proponen hacer tro? 2 8 lPor qué considerar como único campo de aplicación de esta
adquirir a los niños. Y no son sólo elementos sectoriales o sólo deta- formación básica la práctica de danzas folklóricas? iPor qué todas esas
lles los que responden así a una voluntad exterior a la acción motriz actividades constituyen una introducción exclusiva a las formas sono-
del sujeto, sino que todo el conjunto de la concepción pedagógica ras y visuales de la época clásica? 2 9 Sencillamente para integrar al
lleva este sello. niño en una sistemática cultural del pasado, para "aproximar este·tra-
bajo a los estudios de solfeo". 30 En este sentido S. Sorin asocia gol·

Un espacio-tiempo cerrado y petrificado 26 G. Compag~on Y M. Tho~et en "Education du sens rythmique", Cahiús


de pédagogre moderne, Pans, Bourellier-Armand Colin, París, 1968, pág. 1o.
El niño se ve así conducido con su cuerpo a un espacio~tiempo 27 J. Le Boulch, "L'organisation temporelle'.', E. P. s., no 69, pág. 36.
racionalizado, profundamente estructurado en función de los impera- 28 J• •Le Boulch, ~'éducation par le mouvement, París, Editions sociales fran-
tivos de la conciencia: tiempo y lógica gramatical. Espacio y lógica ya¡ses, 1966, pag. 149. (Hay versión castellana: La educación por el movi-
miento, Buenos Aires, Paidós, 1977].
matemática. En lugar de dejar que los niños vivan el espacio y el
29 Y ni siquiera, como se dice, populares o folklóricas. Los cantos tradiciona·
les de tipo moda_! fueron en efecto modificados cuando se los transcribió
24 Delangere, op. cit. tonalmente. Lo mismo ocurre con las estructuras rítmicas cuando se las ha·
ce, ~asar por la horma de las medidas que caracterizan la notación musical
25 Observemos que j. Azémar niega el derecho del educador a interrumpir las claSICa,
acciones "so pretexto de verbalización o de reflexión intelectual", Bu/l. de
la S. F. E. R. P. M., mayo de 1971, pág. 20. 30 S. Sorin en E, P. S., n° 110, pág. 27.

53
52
pes con volúmenes y simboliza la duración con la ayuda de objetos que lización del espacio está gobernada por normas de la geometría, así
presuntamente representarían las posibilidades de sucesión de los he- com~ las normas clásicas de la música sirven de apoyo a la concepción
chos sonoros en el tiempo; ésta es también la posición de H. Buri- del tiempo. Encontramos esta tendencia también en la utilización del
dan. 3 1 Ante semejante enfoque de la duración -que raya en el sim- ambiente que sugiere H. Bouvard-Verdié: 36 Se disponen bancos, es-
plismo- bien podemos hacernos cargo de la difícil posición del peda- teras Y aros de una manera· tal que satisfaga a un espíritu formado en
gogo: no se trata de abordar el tiempo mismo sino que se trata de la la geometría de un jardín de estilo francés ...
escritura y la notación. Cuando M. Rebourg observa "que el niño no Parece pues que en pedagogía se utiliza el espacio de acuerdo con la
percibe el tiempo de la misma manera que el adulto, quien lo aprecia manera preconizada por P. Sivadon, quien Jo considera como "uno de
en función de un reloj y no ya según su ritmo vitaP', 3 2 no lo hace pa- los instrumentos de que se vale el psiquiatra para controlar y normali-
ra oponerse a esta evolución sino que, por el contrario, lo hace para zar el comportamiento de los enfermos". 37 Por consiguiente se con-
proponer evoluciones en las qué el metrónomo es rey absoluto. 3 3 cibe e.l es~~cio como un agente terapéutico que 11 debe ser seguro,
34
Este Htotalitarismo del reloj" denunciado por un músiCo cana- es dem, facllmente explorado e integrado", lo cual justifica el empleo
diense se manifiesta estrepitosamente en el contexto pedagógico de 1as "b uenas f armas ,, ... . 3 s No ¡uzgaremos
. sobre el valor que pueda
que estudiamos. Revela un innegable prejuicio cultural en favor de un tener este punto de vista en psiquiatría, pero nos parecería abusivo
espacio,tiempo tonal, geométricamente representado, que difícilmente transferir al universo pedagógico la hipótesis de normalización que
puede expresar una estética del siglo XX y ni siquiera tenerla en cuen- constituye la base de ese punto de vista. Tememos, sin embargo que
ta. Nos parece, antes bien, que esas intervenciones pedagógicas se apo~ éste se haya deslizado a la realidad del hecho pedagógico y no 'cree-
yan en concepciones del espacio y el tiempo propias del Siglo de las mos que esta circunstancia sea satisfactoria. 3 9
Luces. Por supuesto que sólo se trata de una hipótesis, pero la exi- De esta manera cobra forma una interpretación crítica de los tex-
gencia de racionalidad que aflora en todo momento nos autoriza a tos que preconizan la aplicación de las prácticas innovadoras. Si
emitirla. en los hechos se solicitan efectivamene las vivencias del niño antes
"Ayudaf al niño a cobrar conciencia, dentro del esp-acio, de la no- de conducirlo .a la conceptualización," es innegable que desde el co-
ción de superficie y a ocupar ésta de manera equilibrada (los lugares mienzo esas vivencias están ampliamente determinadas por los con-
vacíos son 'anormales', y se hace juzgar a los niños sobre la distribu- ceptos cuya integración constituye el verdadero objetivo del educador.
ción más o menos 'buena' de objetos). Es menester iniciar al niño a Son los conceptos los que guían la acción, los que la dirigen; son los
fin de que estructure esa superficíej se oriente en ella, se desplace conceptos los que hacen que el niño, por voluntad del docente, se
en ella o se detenga en ella de diferentes maneras; hay que iniciarlo
en formar grupos y en construir figuras geométricas variadas". 3 5 Bien 36 H. B?uvard·V_erdié, jeux et mouvements avec accessoires pour f'éducation
phys1que, Pans1 Bourre/ier-Armand Colin, 1964.
se percibe aquí el aspecto normativo de esta visión del espacio. La u ti-
. 37 Y 38 P. Sivadon YF. Gantheret, "La rééducation corporelie des fonctions
mentales", E.S.F., 1965, págs. 51~56.
31 lb ídem y también H. Buridan en E. P. 5, 1 , n° 116, pág. 41. 39 La proposición de tratamiento por el espacio -que se inspiró en los traba-
32M. Rebourg, Bu!/, de la S. F. E. R. P. M., febr.ero de 1971, pág. 14. jos ~e pr?x~mica llevad?s a cabo por E. T. Hall y que animó la concepción
ar~u1tecto.~1ca del .hosp¡taf de la M. G, E. N. en La Verrihe- aspira a una
33 Ibídem, .. iy que culminan en evoluciones que tienden a reforzar el aprendi· remtegr~c¡.on afect1va de los e~ferm.os. La hipótesis de intervención no puede
zaje de las letras simétricas! pues as1m1larse con la que d¡scermmos en los textos pedagógicos. Lo que
34M. Shaffer, Ear C/eaning, Toronto, B. M. 1., 1965, pág. 21. queremos poner de relie've aquí es la idea (común) que estriba en hacer del
es~ac.io un agente conscientemente entendido como elemento auxiliar de!
3S A. Huet en E. P. S., n° 110, pág. 29,. practico en una conducta de normalización.

54
55
represente el espacio-tiempo de conformidad con una ~oncep~ión ~~ja
y cerrada. Acordes perfectos y jardines de estilo frances: la S1tuac1on ta más eficaz y más feliz. La educación física hace que el niño tenga
pedagógica innovadora es una trampa que un saber omnipresente en cuenta todo aquello que atenúa una explosión motriz incontrola-
tiende al cuerpo. da ... /No significa esto ayudar a nuestro alumno a adquirir los datos
indispensables para las disciPlinas instrumentales?" Comprobamos
así cómo se verifica un desliZamiento. entre una acepción filosófica
De Merleau-Ponty a Piaget ... (en reacción contra la esfera de menosprecio que rodea al cuerpo)
y una acepción operacional (que recupera el cuerpo a los fines de la
Conviene ahora que nos interroguemos sobre la naturaleza del pro- integración). Le Boulch no oculta tampoco su intención de "facilitar
43
ceso que conduce al docente práctico a fundar filosóficamente su ac- la tarea escolar" Y· explica que "el verdadero remedio es preventi-
ción. en· un ·rechazO del primado del espíritu 40 para intervenir prác- vo"; apela al éxito obtenido por el enfoque psicomotor en el trata-
ticamente dentro del marco de situaciones en las que lo que reina en miento de personas deficientes para justificar la aplicación de este
el fondo es el espíritu más formal. Creemos que se verifica aquí una enfoque en el dominio escolar: "Lo que da buenos resultados en
transformación mal dilucidada q':Je, cual u.na secuencia de transfor- los sujetos deficientes los daría asimismo en sujetos normales duran-
mación cinematográfica, nos lleva insensiblemente de Merleau-Ponty te todo el período en el que se produce la maduración de su esquema
44
corporal".
a Piaget, del concepto de cuerpo al concepto de moUicidad. .
Ya hicimos notar la indiscutible preponderancia que aSignan al En realidad, el educador se dirige al cuerpo del niño para asegurarse
cuerpo los educadores partidarios de la psicomotricidad. Con insis- del eficaz ejercicio de la motricidad del alumno. Y lo que propone
tencia marcada se habla de "vivencia corporal u ,de la "necesaria ex- que éste viva no es ya su propio cuerpo, sino un dominio de investi-
periencia de· lo vivido>'. Esta circunstancia parecería laborar en favor gación de naturaleza lógica, con lo cual concreta un itinerario que
de una rehabilitación del cuerpo inspirada en la corriente fenomeno- -habiéndose inspirado en la fenomenología- sigue en realidad un ca-
lógica para' Oponerse al dualismo que, según muchos autores, había
mino jalonado por los psicólogos.
marcado excesivamente el pensamiento occidental. Un texto de Y. Su-
rrel ilustra bien este punto de vista: 11 La educación corporal tiene
Estructuras lógicas y motricidad
enorme importancia puesto que el niño descubre el mundo, aprecia
el mundo asegura su dominio sobre el mundo mediante su cuer- En una serie de notables artículos, P. Parlebas puso de relieve la
po". 41 Sin ambigüedades podemos poner de manifiest~ la fili~~ión importancia que tiene la obra de Piaget y todo el interés que despier-
fenomenológica de esta actitud: Merleau-Ponty la garantiZa, leg1t1ma ta su lectura en quien pone en práctica las actividades físicas del ni-
la intervención pedagógica. 42 Pero después de haberse asegurado de ño. Parlebas hace también la crítica de la obra de Piaget, al señalar
esta manera una base, Y. Surrel prosigue diciendo: "La apropiada ciertos límites de la concepción piagetiana de la motricidad 45 y pone
utilización de las posibilidades físicas ·abre el campo para una conduc-
43 Le Boulch, op. cit., pág. 15.
40 J. Le Boulch, op. cit., pág. 15.
44 Para una información más detallada sobre este fenómeno de secularización
41 Y. Surrel, "Ce méme enfant" en L 'Educatlon, n° 156, 3 de noviembre de de las prácticas pedagógicas de reeducación, véase infra, la nota 2 de la pá·
1972, pág. 12. gina 134.

42 Véase también A. Sheedy en HEtude taxonomlque de l'éducatio~ physique" 45 P. Gréco admitió en nuestra presencia lo bien fundado de la crítica, lo que
en la revista Mouvement, volumen 2, n° 3 y 4, Montréa!, 1967, pag. 158. no deja de ser una preciosa garantía (conferencia en ENSEPS, noviembre
de 1971). ·
56
57
l
representativo. Se trata de algo más que de formular o de proseguir
en guardia contra una indiscriminada aplicación d:
las ideas de· Piaget. la obra comenzada: primero es necesario reconstruirlo todo en un nue- ..,.
Nos parece útil examinar esta tesis pues -despu.es d~ haber co~pro~ vo plano". 49
bada el imperio que ejerce la lógica sobre las s1tuacwnes motnces- La cuestión fundamental que hay que plantear ahora es pues:
ella puede ofrecernos un elemento de explic~ció~. . . ¿Qué importancia tiene la motricidad una vez que el individuo alcan-
Píaget atribuye un indiscutible papel pnmano a la motr1C1dad en zó la forma de equilibrio a la que acabamos de referirnos? Parlebas
el plano genético. Esta idea repetida con insistencl~ en numerosos responde: ese equilibrio ~•es un juego de operaciones totalmente li-
textos tiende a relativizar la importancia del lenguaje y_aponer e~ beradas de la motricidad, totalmente al margen de la motricídad ... y
tela de juicio la idea capital de que el lenguaje sería el umco pnncl- si la motricidad desempeñó un papel importante, lo hizo en la medida
pío organizador del individuo. Partiendo de sus acc1~nes sobre lasco- en que ahora se ha hecho inútil)}; y este autor llega a la conclusión:
sas y sobre los demás1 el niño se va construyendo segun u.n eJe de desa~ u Lejos de llevar la motricidad al pináculo, la teoría de Piaget, tomada
rrollo que Parlebas describe como "un trabajo de encajes ordenados al pie de la letra, sería una desvalorización de la motricidad". 50 En
de estructuras que se preparan las unas a las otras Y en el. cu~l, cad~ efecto, según Parlebas, esta teoría no tiene suficientemente en cuenta
nuevo escalón corresponde a una nueva y más rica coordmac1on de el movimiento recíproco, la influencia del desarrollo de la inteligencia
elementos". 4 6 De esta manera el niño llega progresivamente a un e~~ en el desarrollo de la motrícidad y sobre este punto sugiere: "En un
tadío de operaciones que poco a poco se liberan de lo real par~ culmi- primer flujo, el pensamiento operatorio se libera poco a poco de
nar en el razonamiento hipoteticodeductivo. Este razona~1ento se lo figurativo y, en un reflujo posible, este pensamiento racional puede
desarrolla partiendo de hipótesis simples y puede caractenzarse. p~r incorporarse a los comportamientos motores concretos suministrán-
la reversibilidad de las operaciones. Según Píaget, es esa reverSibili- doles modelos operatorios muy fecundos ... lo cual puede determinar
dad ¡0 que marca "el límite de un proceso continuo, límite de pro~ que tengamos que crear nuevas estructuras matemáticas adaptadas
piedades muy diferentes de las de las fases anteriores, pue:to. que ese. ·a la acción. No satisfechp con una inteligencia cmotricizada', pro~
47
límite indica la llegada al equilibrio mismo". Por consigUiente, es pone que se tenga en cuenta una inteligencia 'motricizante', lo cual
hacía esa forma de equilibrio final a lo que tienden las funciones sen- significa oponerse al dominio exclusivo de las estructuras /ogicomate-
soríomotríces y representativas durante el desarrollo. Es pues ciar? máticas que actualmente prevalecen en nuestra cultura. Se interroga,
que Píaget insiste sobre la importancia de la motrícidad en un _senti- en efecto, sobre 'la posibilidad de escapar a la predeterminación de
do bien determinado: "Es enteramente evidente que la motr1c1dad las estructuras lógicas y de sus leyes de composición después de haber-
desempeña un papel esencial en la coordinación de l~s a.ccio~es, ~oor~ se definido la inteligencia por ellas' ". 51 Este punto de vista crítico
dínación a la que se atribuye la propiedad de const1tu1r la mtehgen- nos parece extremadamente fecundo, pues nos propone una interpre-
cia ... en la medida en que la coordinación de los movímíen.ros ~eter­ tación nueva de la motricidad, interpretación que procuraría liberar-
mina Ja formación de esquemas que pueden aplicarse a s1tuac1ones se de modelos forjados para otro fin, interpretación creadora que inci-
múltiples que pueden generalizarse e integrar nuevos eleme~tos por taría a tener en cuenta modelos específicos. Las condiciones para lle-
asimilaciÓn". 48 Ha de entenderse también que "el pensamiento no var a cabo semejante interpretación parecen reunidas, pues Parlebas
puede ser una simple continuación de lo sensoríomotor en el plano
49 J. Píaget, Psychologie de 1'/ntelligence, op, cit., pág. 130.
4 6 P. Parlebas en "Structure, genese et motricité''. E. P. S., no 92, pág. 40. so P. Parlebas, E. P.. S., n° 101, Pág. 30.
186.
47 j. Piaget, Psychotogie de /'intel/igence, París, A. Colin, 1967, pág. 51 P. Parlebas, E. P. S., n° 103, pág. 29.
48 J, Piaget, documento ENSEPS, "La motricité de l'enfant", pág. 9.
59
58
observa -siguiendo a Piaget por lo demás- que no hay paralelismo
entre estructuras motrices y estructuras lógicas. Hasta muestra que las poral un medio de facilitar la introducción de! niño en un universo
estructuras motrices se oponen severamente a las nociones capitales de signos abstractos culturalmente predeterminados.
de invariancia, de reversibilidad y de asociatividad. iNo será acaso jus-
tamente esta originalidad lo que habría que tratar de formalizar?
Pero al llegar a este punto ya no comprendemos las proposiciones Descifrar el movimiento
propiamente pedagógicas de nuestro autor. Basándose en esa diferen-
cia Parlebas escribe: "la simple práctica de las actividades físicas Y Cuando observamos con G. Vigarello que u el movimiento es porta-
de~ortivas no entraña ipso focto el desarrollo de las posibilidades dor de una riqueza que lo sobrepasa" 55 no deberíamos hacerlo para
operatorias ... ; lo importante es proponer situaciones educativas pro~ asignar al docente de educación física el papel de "facilitar el acceso
picias para la elaboración de esquemas. Sólo éstos permitirán depurar a las operaciones concretas (clasificaciones, formación de series,
la motricídad de sus aspectos inmediatos y contingentes y formar constitución de una representación estable del espacio y del tiempo)
sistemas generalizables en otras situaciones~~. 52 No podemos dejar de asegurando no sólo la adquisición de una motricidad organizada"
manifestar reservas sobre esta idea de depuración de la motricidad. Se- sino adiestrando además al niño a abstraer partiendo de la acción ;
mejante depuración puede, en efecto, permitir una nueva negación de ''11560
en 1a aCCJon . e esta manera e 1 educador marca la personalidad
la originalidad de la motricidad; y cuando Parlebas desea ver la educa- activa del niño al imprimirle esa urepresentación estable del espacio
ción física "favoreciendo el paso desde el plano sensoriomotor al pla- Y del tiempo'' que, en realidad, no es otra cosa que una visión petri-
no de la reflexión" 53 al anunciar que ése será el objeto de la muta- ficada. No creemos que al aplicar las ideas de Piaget se entienda bien
ción de esta disciplina, nos interrogamos: lNo es ese principio de mu- a este autor que desea ver al niño u desplegando su inteligencia en un
tación lo que percibimos cuando describimos las tendencias innova- campo infinitamente vasto en el espacio y móvil en el tiempo"; 5 7
doras? iNo conducen éstas a una extraña concepción de la motri- en efecto, en la práctica se enfoca al niño dentro de un marco simplis-
cidad? No ·pretendemos afirmar. aquí que Parlebas salga fiador de se- ta dentro del cual se lo confina. En verdad, el movimiento no es por-
mejante punto de vista; sólo queremos hacer notar que sús proposicio- tador de una riqueza que lo sobrepasa, sino que es portador de una
nes nos parecen, a pesar de las promesas que contienen, relativamente riqueza que sobrepasa... al observador, y que lo sobrepasa porque éste
equívocas en el plano estricto de las relaciones entre la motricidad y la trata de descifrar el movimiento según un modelo establecido de con-
lógica. 54 Si 1 por otra parte, señalamos -en la práctica- ciertos ex ce~ formidad con las normas de la lógica y no de conformidad con las
sos (que no proceden todos de una aplicación ortodoxa de la concep- normas de una lógica que sea justamente adecuada a su expresión. El
ción psicológica), lo hicimos para mostrar mejor los peligros de una modelado motor refleja la impotencia del pedagogo para descifrar
pedagogía de las actividades físicas enterame'nte sometida -y no siem- manifestaciones motrices (que le son ininteligibles desde el punto de
pre conscientemente- a una ciencia _que sóld ve én la educación cor~ vista de su propio sistema de análisis).
Con este mismo espíritu criticamos las ideas aportadas a la pedago·
gía de la toma de conciencia del cuerpo, pedagogía que aparentemen-
52 P. Parlebas, E. P. S., n° 101, pág. 29. te podría refutar nuestra interpretación del "cuerpo sabio". En efecto
53 Ibídem. también aquí nos choca la exploración que se ha hecho de la relaja:
54 Y nosotros precisamos que en este estadio no nos proponemos abordar el
nivel de la afectividad, en el cual Parlebas asume posiciones que lo distinguen
netamente de Piaget. ss Y 56 G. Vigarello en La motrlcíté de /'enfant, págs. 7~6.

57 J. Piaget, Psycho!og/e de 1'/ntel/igence, pág. 133.


60
61
ción; que tiene cierta tendencia a transformar la toma de conciencia to con ser un "cuerpo hablado", será un 11 cuerpo parlante" un cuer-
del cuerpo en y na lección viva de anatomía, 58 lo cual puede dar lugar po que exprese una realidad profunda y original... '
a transcripciones gráficas, 59 a confecciones de monigotes, de esquele~ iNo definen acaso Pinock y Matho la expresión corporal con refe-
tos que hay que animar para poner de manifiesto las posibilidades bio- rencia "al grito, al aliento, al orgasmo y al arraigo"? 6 2
mecánicas del cuerpo. 6 0 Esto expresa una orientación singu\armen~ Pero esta esperanza no tarda mucho en quedar defraudada ... Al-
te restrictiva, que no deja de influir en la representación que el niño se gunas páginas más adelante los mismos autores nos dicen que 44 hay
forja de su propio cuerpo. Pero, iqué habremos de decir cuando lee- ~ue someter las pasiones al rigor de la geometría, pues la expresión
mos que esquemas geométricos representan adecuadamente para el sin reglas es una prostitución". 63 Lo que nos sorprende en este
niño la· imagen de un rostro "porque son topológicamente equiva~ contexto no es tanto la afirmación de la necesidad de las reglas en la
lentes al conjunto de las 1íneas del rostro en el cual el niño fija su aten- expresión como la exigencia de racionalidad que preside la elaboración
ción" o que una silueta de alambre Hrepresenta apropiadamente a de tales reglas, siendo así que aquí se trata de considerar fenómenos
un señor puesto que en ella se encuentra lo esencial de la arquitec~ cuya realidad es profundamente irracional. Lo que hay que cuestionar
tura hum'ana"? 61 Son éstas asevera,ciones bien singulares, Y lo cierto aquí no es la técnica {"que permite movimientos que la espontanei-
es que los mismos autores no vacilan en afi!-mar que las situaci_ones dad no es capaz de_9ar,.la técnica que depura y exalta las formas"64),
matemáticas pueden representarse ~'tomando a los niños como f¡chas smo que hay que.cliestlonar lo que la técnica implica cuando se ad-
a fin de ayudarlos a construir su espacio". El propósito es coherente mite -y éste es el caso- que puede (jdescorporizar el cuerpo para c~n­
y los objetivos están claramente definidos: se trata de llegar a la com- vertirlo en una máquina perfecta al servicio de la inteligencia que es
prensión de conjuntos provistos de ciertas estructuras (espac1os topo- la que da vida y significación al movimiento". 6 s iN o habrá que disi-
lógicos), de los que sabemos que ya no tienen ninguna relación con el par aquí algún equívoco? iNo obtendremos así de nuevo la imagen
espacio comúnmente vivido. de un cuerpo sabio -un cuerpo mecánico· expresión de la razón- del
Formulemos de nuevo la cuestión: ese cuerpo que de esta manera que la erudición excluiría el estudio de su propio enigma?
se pone en juego en las situaciones pedagógicas, ese cuerpo que está
al servicio de un cierto número de aprendizajes, los cuales apuntan a
objetivos ajenos al propio desarrollo del cuerpo, ese cuerpo pasado Un cuerpo extrañamente mudo sobre sí mismo
una y otra vez por la criba de la razón (topológica, proyectiva, eucli-
diana, lingiHstica, anatómica), lpodrá transponer sus adquisiciones Las ideas de M. Bertrand y M. Dumont no dejan de recordar la
y obrar en otros campos? En efecto, se afirma esta pretensi~n, .p~esto obr~ d~ Emile Jaques Dalcroze que debemos considerar ahora, pues
que la pedagogía innovadora aspira paralelamente a formar md1v1duos la ntm1ca fundada por el ginebrino parece haber ejercido una influen-
creadores. cia decisiva en las actuales prácticas innovadoras.
Si ello es así, veremos aparecer entonces un cuerpo que, no conten~ Dalcroze es un precursor que a principios de este siglo predicaba
una acción educativa que celebrara las nupcias del alma y del cuerpo

ss T. Franceshi, E. P. S., n° 117,.pág. 23.


62 M. pum?nt Y M. Bertrand, Expression corporelle. Mouvement et pensée
59 B, Aucouturier, Bu/l. de la S. F. E. R. P. M., mayo de 1971, págs, 54-55. Pans, Vnn, pág. 1O.
60 J. Guesnier, E. P. S., n° 112, pág. 20. 63 M. Du?"ont,y M.,Bertrand, op. cit., pág. 68. (la Última parte de fa frase es
de Alam en 'Systeme des Beaux arts".)
61 1. y S. Sauvy, L'enfant O la découverte de l'espace, París, Castermann,
1972, pág. 86. 64 y 6S Ibídem, pág. 109.

62 63
ssimo, crescendo, diminuendo)". 74 Así puede elaborarse un solfeo
y que se dirigiera a la totalidad del ser. Desde esta posición condenaba corporal enteramente determinado por la métrica. "La rítmica tiene
la iniciación musical y la gimnasia de la época y así vino a echar los por objeto la representación corporal de valores musicales mediante
cimientos de una "educación psicofísica basada en la cultura de los la ayuda de búsquedas especiales que tienden a reunir en nosotros mis-
ritmos actuales". 66 Para Dalcroze, el cuerpo humano es "el instru- mos los elementos necesarios para realizar esta configuración". 7 s
mento musical por excelenciall, 6 7 un instrumento aun más complejo Sin embargo, sería erróneo interpretar esta relación ·ehtre el cuerpo
que la orquesta sinfónica y que exige, para utilizarlo bien, que uno se y la música como la "representación plástica de una simple imita-
someta a un proceso pedagógico largo y riguroso. ~~El fin de los estu- .' " . 76 Y es t o es, segun
c1on " Da1croze, lo que distingue·su enfoque del
dios rítmicos es el de regularizar los ritmos naturales del cuerpo Y de los partidarios de la gimnasia armónica; conviene hacer hincapié
crear, gracias a la automatización de esos ritmos, imágenes rítmicas en esta distinción porque ella es capital. Para el pedagogo suizo, el
definitivas en el cerebro". 6 8 Dalcroze concibe estas ideas dentro de cuerpo humanq ·no es un simple instrumento de ejecución sino que es
una óptica que tiene una dimensión liberadora: "esta educación tien- algo en el que todo cambia gracias a la música. Fascinado por el siste·
de a restituir al niño su mecanismo corporal íntegro y a liberar su rit- ma nervioso, Dalcroze escribe: "En el laboratorio del organismo se
mo natural (es decir, la expresión motriz espontánea de su tempera- opera una .transmutación que convierte al rítmico en espectador y
mento) de todos los obstáculos que impiden el pleno desarrollo del actor de su obra al mismo tiempo", 77 y lo importante no estriba en
niñon. 6 9 lCómo alcanzar ese pleno desarrollo? u Incitando al cuerpo los efectos percibidos del exterior sino en el hecho de que el sujeto
a vibrar al unísono con la músican, 70 haciendo que "la frase corporal vive una experiencia de fusión con la música. Esta fase, de naturaleza
sea una misma cosa con la frase musicaP'. 71 En efecto, el músico más alquímica que clásicamente mecanicista, culmina en 'Un cuerpo
postula que "hay un alfabeto de la plástica animada cuyos elementos totalmente sublimado. "Mecanismo maravilloso el de este cuerpo ad-
todos forman la fraseología del movimiento". 72 Si se admite "que mirable que nos ha sido dado, no para que lo despreciemos sino antes
el cuerpo acepta la colaboración de la música o, mejor dicho, que con- bien para que lo preparemos a alojar dignamente nuestra ~lma" ... 18
13
siente en ··someterse sin restricciones a la disciplina de los sonidos", ucu~ntos más automatismos posea nuestro cuerpo más se elevará
parece que todo un reino se abre frente a él: "Con nuestro cuerpo nuestra alma por encima· de la materia con plena alegría. Si estamos
podemos realizar todos los matices del tiempo (allegro, andante, acce- obligados a pensar en el cuerpo, forzosamente perdemos una parte de
lerando, rituendo), todos los matices de la energía (fortissimo, piani· nuestra libertad de espíritu, pues la mayoría de las inteligencias son es-
clava: ~e sus,formas corporales, prisioneras· de la materia. En realidad,
la mus1ca no puede hacerse enteramente pura mientras el cuerpo no
se haya purificado"." 79 Según Dalcroze, el goce de la música no es de
66 j. Oalcroze, Le rythme, la musique et J'éducation, F oelish, Lausana, 1965,
pág. 8.
74 Ibídem, pág. 57.
67 Ibídem, pág. 143.
75 Ibídem, pág. 132 (también pág. 64).
68 Ibídem, pá~.. 137.
76 Ibídem, pág. 122.
69 Ibídem, pág.173. 77 Ibídem, pág. 133.
10 lb ídem, pág. 66. 78 J. Dalcroz.e, op. cit., pág. 59. Véase también pág. 91: 11 Maravilloso mecanis-
71 Ibídem, pág. 148. mo que D1os nos ha dado para... ".
12 lb ídem, pág. 146. 79 Ibídem, pág. 58.
73 J. Oalcroze, op. cit., pág. 146.
65
64
82
"aquellos que puedan considerarse ficticios, ocasionales y anormales" céntrico, tiene el propósito de apartar deliberadamente a los niños
{aunque no precisa más ... ); el goce consiste en "exteriorizar sin res~ del mundo actual que es el mundo que les ha tocado vivir. Sería sin
tricciones nuestros dolores y alegrías, _nuestras aspiraciones y nuestros embargo inconcebible que llegáramos a una conclusión idéntica al
deseos, en aliar eurrítmicamente nuestros medios de expresión con los examinar las prácticas innovadoras que se dirigen explícitamente a
de los demás para ampliar y estilizar las emociones inspiradas por la la creatividad del niño al incitarlo a crear formas nuevas. Así y todo,
música y la poesía". 80 pondremos ahora de manifiesto semejante paradoja e ilustraremos
De manera que el famoso "Yo no sé, sino que experimento", tan concretamente nuestra exposición con el -análisiS de textos escritos
frecuentemente citado e interpretado como un himno a la corporei~ por C. Boucquey Y ampliamente difundidos en la revista E.P.S. con
dad, debe situarse en el contexto que acabamos de exponer y de inter- el título de "Nuevas perspectivas". 83 ·
pretar. Dalcroze no ve en el cuerpo sino un medio de recuperar el Al censurar ciertas aplicaciones de una Hr(tmica mal comprendida"
"maravilloso mecanismo", de manipularlo para que el niño tenga acce- Christiane Boucquey dice: "Desgraciadamente la enseñanza de la rít~
so a la música en un universo desencarnado. Es éste un ejemplo bien mica fue con demasiada frecuencia vaciada de su sentido inicial: en
paradójico de rehabilitación del cuerpo al que se canta un himno para lugar de partir de movimientos rítmicos, se partió de los valores de no-
impedir mejor que exista y que se convierte en el lugar de un discurso tas convencionales y sobre la base de esos valores se trató de incorpo~
" . 84 Luego la autora ofrece el procedimiento capaz
procedente de otra parte, 81 discur~o guiado por una visión social · •
rar mov1m1entos
virtuosa en la que la fantasía está cuidadosamente circunscripta. Ese de renovar la pedagogía de esta disciplina: 11 Descubriremos los ritmos
discurso se apodera de la motricidad, la organiza rígidamente y la con- ~naturales' de! niño, y ese retorno a las fuentes nos permitirá volver a
dena a no expresarse como potencia creadora, porque la convierte dar su verdadero sentido a la educación por el ritmo". 85 Se tratará
en una realidad racionalizada por el lenguaje que se quiere hacerle u de hacer que el niño cobre conciencia de los ritmos inherentes a sus

hablar. movimientos para estabilizarlos"; ésta es, por lo demás, una de las
preocupaciones de Dalcr<>ze. Poniendo cuidado en no proponer movi-
mientos que sean el resultado de una intervención organizada del adul-
Un cuerpo creador: invento del pasado to, C. BoUcquey se propone observar al niño librado a sí mismo, en la
calle, en los parques y en los patios de recreo. Partiendo de esta obser-
Decir que el contenido pedagógico depende del conjunto de los he- vación la autora distingue movimientos espontáneos que clasifica en
chos culturales de una sociedad es señalar una evidencia. Hoy ya es dos categorías: las jjformas libres" (ejecutadas inconscientemente: caM
menos frecuente interrogarse sobre la historicidad de los hechos cul- rredllas, saltitos) Y las "formas fijas" (q~e se encuentran en el reper-
turales en cuestión. En Jo tocante a este particular, ya sugerimos la tono de rondas Y danzas). La autora estima entonces que ya tiene una
idea de que esa dependencia se instauraba en provecho de la época base para proponer en el marco escolar esas mismas formas espontá~
clásica y no de la época contemporánea. Esta apreciación, aun esbo~ neas a los chicos. Se trata de jjprovocar los movimientos observados
zada como una hipótesis, no dejaría de tener su gravedad: significaría,
en efecto, que una posición pedagó)\ica de tipo autoritario, magistro- 82 J. Vial en Traité des sciences pédagogiques, con la dirección de G. Mialaret
Y M. Debesse, P. U. F., 1971, pág. 385.
83 C. Boucquey ~n E. P. S., nos. 79, 80, 81, 82 y 83 (después de haber sido
este tema el ob¡eto de una tesis de doctorado, Lovaina, 1958).
80 Ibídem, pág. 151,
84 C. Boucquey en Le rythme, París, Ed. E. P. S., 1970, pág.l1,
81 Conviene no olvidar la preocupación esencialmente didáctica que derivaba
al principio de una pedagogía del solfeo. ss Ibídem.

66 67
en las fOrmas libres mediante estímulos" 86 qu~ '··respeten su ritmo. lCómo no asombrarse ante semejante triunfo de la simetría? Al
C. Boucquey sugiere que se denomine movimiento tipo (saltos sobre improvisar la contradanza los niños viven el espacio y dividen el tiem-
un pie o sobre los dos pies, carrera hacia adelante, etc.)" el movimien~ po de conformidad con un modo geométricamente racional. No pode~
to que repite el ritmo de los estímulos propuestos que deben ser sufi- mas sino llegar a la conclusión de que el movimiento de expresión es-
87
cientemente bien definidos para que puedan reproducirse". Ese pontánea encuentra su culminación natural en una forma que muy
movimiento tipo sería entonces p~elpuesto a los niños colectivamen~ bien habría podido firmar un maestro de baile de siglo XVIII. iNo
te, pero la autora precisa que no corresponde que intervenga el adulto estará presente el espíritu de Lulli en el fondo de cada uno de Jos pe-
para mostrar con un gesto el movimiento; el propio niño (que respeta queños? iCómo justificar que, dentro del marco de una pedagogía
mejor el estímulo) debe encargarse de esta tarea. Sin embargo, parece que ~e define como una pedagogía que no aspira a dirigir, el niño so~
que el educador estuviera calificado para distinguir entre los movi- licitado en su espontaneidad pueda crear así un sustituto de ballet?
mientos tipos aquellos que son "válidos" (de forma definida en re- La cuestion merece que por Jo menos se la plantee explícitamente ...
lación con el estímulo) y aquellos que no lo son (de forma indefini- En realidad, cuando Christiane Boucquey ve dos resultados en su
da, arrítmica). _proceso nosotros sólo vemos uno, en el cual nos parece totalmente au-
El ¡(movimiento de expresión espontánea" está constituido por ·sente la espontaneidad motriz del niño. En efecto; desde la fase misma
cinco elementos (saltitos, carrerillas, saltos, paso vivo, marcha nor~ de observación, la autora reconoce que selecciona los movimientos
mal) que, en una forma rítmica precisamente determinada, constitu- espontáneos que "expresan un cierto ritmo", es decir, los movimien~
yen las formas fundamentales en las que se basa la acción educativa: tos que convienen a su proyecto. Con los ojos del clasicismo la autora
11 Si se quiere llevar a cabo un trabajo eficaz es esencial, cualquiera s~a la. descifraba los movimientos libres que los niños realizaban en la calle
edad de los principiantes, que se comience el proceso desde el priri- y aislaba algunos de ellos para verlos reproducidos en clase. En seme-
dpio mismojJ. 88 La programación en e! tJ~mpo claramente diseñad~ jantes condiciones, ies posible pretender que el adulto no interviene
culmina, según la autora, en dos resultados· cumbres: por un~ parte, cuando en el fondo su presencia es constante? No es necesario mostrar
la práctiCa de Hformas fijas" ya existentes y, por'otra parte, la Campo~ un movimiento con un gesto para imponer su ejecución. Basta propo~
sición de formas nuevas. Este segundo objetivo justifica "apelar a ner una estructura sonora rudimentaria y exigir que una realización
1~ imagin~ción creadora de los alum-nos" 8.9 y cargar el acento en· el motriz le corresponda en el espacio. Confiar la ejecución de la fór,
90
"principiÓ metodológico básico: la' improvisación". En estas mula sonora a un niño -cuando se trabaja con material de Orff-
condiciones resulta, pues, interesante estudiar el ejemplo con el no cambia en nada los datos del problema. Verdad es que las cartas
cual C. Boucquey ilustra el coronamiento de numerosos ejercicios de del juego se redistribuyen, pero las reglas del juego son las mismas:
improvisación. 9 1 es siempre el mismo Frere jacques quien dirige la danza a la manera
de los títeres de Castelet. So color de apelar a la expresión espontá-
nea del niño, el pedagogo transmite e impone un modelo bien pre-
86 Ibídem, págs.13·15. ciso. Si no fuera así, lcómo descubriría arritmias? lSobre qué bases
87 Ibídem, pág. 16. definiría como uválido 11 un movimiento?
88 C. Boucquey,op, cit., pág. 24. El hecho de que se hayan dado rodeos para imponer este modelo
89 Ibídem, pág. 29.
-en lugar de transmitirlo directamente- muestra bien la ambigUe-
dad de una actitud pedagógica que quiere endilgar a la "naturaleza"
90 Ibídem, pág. 31.
el producto de una cultura. Pero nosotros creemos que es inapropiado
91 c. Boucquey en la revista E. P. S., n° 83, pág. 45.
68 69
DESeRIPeiON DE LA DANZA e 3 y o 3: como en e 1 y o 1.
Las alumnas forman grupos de a ocho como para una contradanza (fig. 1 ). Observación: si las parejas cambian de lugar durante la cadena de da
bian por eso de número. mas no cam-
Primera copla. -A 1: las alumnas se dan las manos y ejecutan pasos vivos y en
círculo en el sentido de las agujas del reloj ... cuarto copla.- A 4: como A 1.

Una negra= una pulsación= un paso. B 4: las ".a" se dirig~n hacia el centro, dan una vuelta en círculo en el sentido
de las agu¡as del reloJ tomadas de las manos y vuelven a encontrar en seguid
B 1: las "a" ejecutan dos pasos vivos y un sal tito no en punta de pie (sino a la su compañera con la cual ejecutan una vuelta en círculo en el otro sentidao~
pata coja) hacia adelante (hacia el centro del círculo) y en seguida hacia atrás.
En el estribillo, las "b" hacen lo mismo y las .ca" permanecen en su lugar. e .4 y D 4: como e 1 y D 1.

Dos negras= un movimiento de saltitos (fig. 2).

e 1: las compañeras, ·de a dos en dos y frente a frente en círculo, se golpean 1"- copla. A 1
tres veces la mano derecha contra la mano derecha y en el estribillo tres veces a
la mano izquierda contra la mano izquierda.
...........
o o Fíg. 2
¡, ....
D 1: cadena de damas que comienza tomando cada cual la mano derecha de
su compañera. Pequeña vuelta en círculo con la tercera b3.ilarina vuelta a encon·
trar y a quien se le dan las manos y que no es otra que la compañera encontra-
da ahora en otro lugar.
o"'
4 { o¡, ¡,
<lO
012.
Estribillo: Jo mismo.
... b
o o
segunda copla. A 2: como en A 1. ............
Fig, 1 1
8 2: las parejas 1 y 3 se cruzan dando pasos vivos, la pareja 3 pasa el arco
formado por la pareja 1 y las dos quedan mirando al centro al dar una media
vuelta hacia la izquierda mientras se sueltan un instante las manos.

En ef estribillo, la misma operación en la que la pareja 4 pasa bajo el arco for·


mado por la pareja 2 (fig. 3).

e 2: como en e 1.
D 2: como en O 1.

Tercero copla. - A 3: como A 1.


Fig. 3
B 3: como en B 2: cada pareja cambia de Jugar, pero esta vez las parejas 3 y 4
forman ar~os bajo los cuales pasan las parejas 1 y 2.

70 71
emplear expresiones- como creatividad e imaginación creadora cuando Capítulo 111
se quiere designar con ellas la aptitud de organizar elementos previa-
mente elegidos que deben integrarse en un único modelo definido des- LA HISTORIA DE UN RECHAZO
de el comienzo como el ideal que es menester alcanzar. Estamos de
acuerqo con Xénakis, cuando sublevado éste dice: "Es inconcebible
que toda la humanidad se forje en la infancia su concepción del espa-
92
cio y del tiempo para no modificarla ya nunca más''. Lo cierto es
que, por debajo de las afirmaciones de pedagogos aparentemente abier-
tos a la idea de creación, se manifiesta la verdadera finalidad de la in-
tervención educativa: conjugar la infancia en el pretérito indefinido. En
este contexto, crear significa vivir por poder de otro. O. Dejeager y Ac_aba~_osdecolllp:o~ar_quel~. cr~ativi_da~ p~edeseryir d.,_ excusa "~
E. Messin expresan esta idea cuando describen el estado de espíritu para JUStlflca_re_l_ ma~t_e~'n"t;~~? d~ ':or111a~ culturales que tienclen a
de sus alumnos en la expresión corporal: u Arrebatados por la músiM r " ' ' ., - . ' ." . .
desaparecer del ambiente cotidia p .
no. or e¡emp o, en nuestra epoca
r··· ' ' ... -· ,. ,,,.,
ca y solos con ella, los niños reciben a Bach y a Mozart sin resisten- en a que "la música concreta está en todas partes'\. 1 un pedagog~
cia alguna, transparentes, penetrados por la voz misma del composi· escribe:
tor". 93 La misma concepción orienta también actividades propues- ."Después de haber explotado la creatividad del niño Lno es lo
tas para el jardín de infantes: después de una fase del dominio del mas natural conducirlo al equilibrio tonal?" z '
tiempo (que consiste en ''dominar el propio ritmo interior y en some- ~-ªL'.'.creac_io.n.e:s.~~- . it.9.Y.~ ...9~. -'.~?ar la ''creatividad'' son objetoS cultu-
terlo a un ritmo exterior") 94
y del espacio (conviene hacer de él una r~le? 9l!.~L~>pqnden .. eoter~me.rt(a·_ ri()rfrjas fu ndaaas erf cona ieiones
s~E~'?.~~!~ygi.~>..Y~--.d~s~J?<~re¡;J<J¡ts. E.1 . .9.~J~.!!? . ~.r.e:~~9:e!;·é,;··reáfiiiad;·üna
95
''evaluación justa"), lo que se busca es promover el desarrollo pJeM
no de la personalidad mediante la "liberación de la espontaneidad y cop1a de un modelo ca.i desa are ·,d d 1 d · :···;-·---. .................. .
- ................................... R...... F... g._.,e ~_ury.,() cot1d1ano cuyas hue-
mediante la creación". 96
Pero en lis sesiones que se nos dan como llas >e encuentran esencialmente en los 1 · d......................i""'"''""····
.YgA.r.~~- ....e ~on~ervac1on del pa-
ejemplo se trasluce la preocupación- por la eficacia, por el rendimiento, sa··d··o..·¡--··--·
museos ................
salas _......
de _ .............................
· ) · · • · . ··• •· .......................
..... , , ............L ........J<Onclertos.. El hecho de que ese modelo apa-
por las condiciones que hay que respetar. Pero, ¿qué se propone en el rezca sm embargo en el ámbito escolar se debe evidentemente a la in-
fondo el pedagogo? Ofrecer el acceso a la armonía -en el sentido pla- tervención pedag~gica. Y sin embargo el deseo de adaptar al niño al
tónico- al niño que sepa estructurar -Hbien"- el espacio y el tiempo. mu~?o actual esta presente en todas las tesis que estudiamos: preocu-
LEs concebible que se invoque el concepto de creación dentro de p.aclon por hacerlo capaz de aprender a aprender, de aprender a evolu-
un marco normativo tan minuciosamente trazado? Cionar, ~e aprender a ser, preocupación por hacerlo capaz de adaptarse
al camb1o, de_ adaptarlo a la adaptación;en suma preocupación por ha-
cerlo un creador del si_glo XX d d · '·· ·· ' " · ·· ·-:·;··--·--···-·----·
"oeo-""·-~•·'"""''""·''"""""·-f~P.i\~•...•~.--. . ~!!!J.~!!:.'.~ ~Y?Iuc1on.
e emos tomar nota de este objetivo, pero no'sfn''o~servar que los
92 l. Xénakis, Mus/que et ar~hitecture, París, Castermann, 1971, pág. 118. arg~m~ntos pe~a~ógicos -y especialmente esa plúmbea base del es-
93 O. Oejeager y E. Messin, E. P. S., n° 11 ~'pág. 30. pacio-tiempo claSico- no nos parecen estar de acuerdo con aquél. Es
94 R. Hubert, E. M. F., n° 7, marzo de 1970, pág. 29.
1 P. Shaeffer, op. cit., pág. 45.
95 R. Hubert, E. M. F., n° 8, abril de 1970, pág. 28.
2 !~;.'; ~~opérat/Ve, no 4, marzo de 1968, Ministerio de Educación de Quebec,
96 Ibídem, n° 9, mayo de 1970 y n° lO, junio de 1970, pág. 28.

72 73
f

indispensable pues clarificar esta noción de creatividad y creemos que


lo más urgente e importante es interpretar la confusión que la rodea. determi~ado por el pasado -aunque su contenido esté cuidadosa~
Antes de intentar el esbozo de una defJnición, nos parece útil procurar mente. filtrado- lo que constituye el objeto de las preocupaciones
establecer la razón por la cual esta cuestión no se aclaró. educativas. Pero, desde luego, no es esto solo lo que plantea el proble-
ma: e~ papel de la educadora consiste en "preservar el ritmo personal
del mno,_ en ayudarlo a adaptarse al grupo a que pertenece y a adap-
Una irresistible nostalgia tarse al filmo de la sociedad y la época en general". •
Ahor? bien, el mismo autor observa: 11 La sociedad actual se aparta
En las profundas justificaciones que los educadores dan a su acción dt". los Tltmos -~a;~r;le_s, !o
cual constituye una fuente de desadapta·
lo que resulta más notable es la fundamental nostalgia de un pasado c1on para el nmo . ¿Como conciliar entonces la integración con es-
·pleno de equilibrio frente al mundo moderno, que evoluciona de ma- ta fuente de perturbaciones preservando al mismo tiempo al niño co-
nera incomprensible, según esos educadores. Es grande el deseo de mo naturaleza?
convertir la escuela en un espacio cerrado que esté a cubierto de las P. Rouvi~r nos responde: "Manteniendo el orden y la armonía''.?
turbulencias culturales, políticas y económicas y que sea. un lugar Lo cual equ_1vale a definir situaciones pedagógicas en las que retozan
donde se reconstruye artificalmente una coherencia desvanecida. oseznos, ardillas, gat~s y rato.nes, mariposas y conejitos, en las que se
¿Se lamentan los educadores de que las madres ya no canten como recogen flores y se !Tilla el tflgo. Así concebido, el jardín de infantes
antes canciones de cuna a sus hijos? 11 EI jardín de infantes se encargará evoca en nosotros. la Imagen del arca de Noé, un paréntesis mítico
en lo sucesivo de esta iniciaciónll 3 a fin de que quede asegurado "el :n ~n ~-und? hostil. La necesidad de .seguridad manifestada por el ni-
germen de la primera educación ártísticall. lNo hay, pues, ninguna no JUst1f1cana la creación de este universo de orden
música producida en nuestro ambiente? justamente: "Hay que pro~ En r~alidad y a nuestro juicio, es interesante c;mprobar que todas
teger al niño de esta marea musical del mundo moderno haciéndole e_sas sesiones de actividades corporales en el tiempo y el espacio cons-
descubrir el mundo maravilloso de la música auténtica" a fin de permi~ tituyen un microcosmos que responde a la imagen de un macrocos-
tirle "que se desarrolle cantando y a fin de darle un poco de optimis- :;'os d_eseado por el educador y en el cual éste aspira a integrar al niño.
mo durante largos años JI. 4 Si nos preocupamos por saber cuál sea es- Un ntmo de :~da :~gu.lar en un espacio también rítmico es indispen-
ta música auténtica, se nos dice: 11 EI folklore nos ofrece sus inago~ sable ~ara el nmo .... S1 el pequeño se siente desamparado ante lo des-
tables tesoros. Habiendo llegado hasta nosotros a través de la tradición conocido, hay que desarrollar para él una serie de actividades que en-
oral, esos cantos alcanzaron una especie de ~equilibrio' ... Sin embargo tran en un orden y una repetición diaria de ese orden. El niño ~~cono­
no hay que olvidar que a menudo surgieron de la inspiración popular ce así la jornada". "Así vuelve a encontrarse en la tranquilidad y en
y que una aparente ingenuidad puede ocultar realidades algún tanto li- una seguridad perfecta". 8
geras. Aun cuando los niños no los comprenden, conviene dejar .a un Otra edu~adora confirma este punto de vista: "Una jornada que
lado 1\ls cantos que tienen palabras equívocas". 5 o~rezca el r~tmo de la alternancia regular de ocupaciones y movi-
De manera que es un modelo cultural del pasado, ente;amente mientos habituales es tranquilizadora"; 9
y luego indica que los can-

3 G. Bonnet, E. M. F., n° 2, octubre de 1969, pág. 1. 6 P. Rouvier, E. M. F-, n° 4, diciembre de 1969, pág. 52.
4 tdem. 7 P. Rouvier1 op, cit.
s A. M. Gille, "Le chant al'école maternelle", E. M. F., n° 2, octubre de 1969, 8 A. Garnier, E. M, F., n° 3, noviembre de 1969, pág. 52.
pág. 20.
9 P. lequeux, E. M. F., n° 8, abril de 1971, pág. 55.
74
75
tos, los textos y las c;anciones infantiles deben marcar las principales Y amor el movimiento de expresión espontánea a fin de proteger las
horas del día para que el niño se sitúe en el tiempo. Otro autor aduce fuentes vitales de la infancia y de la adolescencia". 1 '
los misnlos argumentos para facilitar la orientación en el tiempo pro- Precisamente ~n este tema "milenarista" se manifiesta el fondo de
longado, cuando se trata de "cobrar conciencia -mediante frecuentes un debate interno dolorosamente vivido por el educador que siente
repeticiones de cantos y poesías- de la sucesión de las estaciones". 10 la responsabilidad de conducir al niño a una sociedad y a un futuro
De manera que, así como en un año hay cuatro estaciones y doce cuyas 1íneas resultan tan inestables. En tales condiciones, el educador
meses, el alumno encontrará ocho corcheas en una redonda. El calen- n~ puede pensar que su acción educativa deba tender a hacer que el
11
dario y el metrónomo _están presentes para crear un mundo estable, nmo se adapte a ese universo profundamente reprobado; existen
un mundo que se encuentra al abrigo del tiempo, pues calendario Y pocas probabilidades de que se preste oídos a la reflexión de Gastan
metrónomo lo divide:n ·mecánicamente. ~erger: ''S.iJ9<l8 .~s.. I))H9.~.9.1,e,..~i.. Y~.n~9? ..e.!. >egurq,.iR.Uede.pre~ecse..
un~ vez admitkiÓ e-Ste principio, resta sólo observar que "los niños •R?lY..~.~.!.r.;. ~?~ 1()..":1":~?$1,.g(ll¡erno~c.onvenic e.n que Y<l.JJo,J9.R9f!~m.9~.•.
~~~fl~a~,~~~ ,Jf:seri~t~~·TI?ff,-~~~~%9cf~-~·;·~~a-~9H!--·,.9.9_.~!~iS,:ftJ~?,,.-.~n. ~:Y,tt1-ci1~."''--
que poco a poco se h.¡¡nhecho sensibles a esta regularidad, la buscan
y
en sus propios gestos se sienten impulsados a seguir con toda natura- ...... ··, ..............,,.........., ......... ,.. ,..,.,,.... ,.!.......... ,.P . ,......... ,.x... r H .....q . .~s~, 1.rnag~n.
lidad los movimientos· é~ el tiempo, sin tener conciencia de estar obe- re!c()~P..O,C..:~~!:.P.<::~rí\l .• sJ~¡ryo~. 'ª·'configur~ci9~..d~.l. m\Wdp, fuWrf\':,.i 4
deciendo a una consigna'-'. 1 2 Para sen:1rse seguro fren:e a la incertidumbre, el educador consÚÚye
En el libro de C. Boucquey que tuvimos ocasión de criticar antes, un refugio en el que el tiempo queda detenido y en el que el niño se
se manifiesta también .la. nostalgia de un pasado transparente y los te- inicia en la eternidad. ·
mores por el futuro: · Aun· cuando en lo tocante a otras actividades se afirme claramente
"Atendiendo a la evolüCión actual de la civilización, con sus fac- la voluntad de abrir la escuela a la vida y al mundo, creemos que la
tores de tensión y con la influencia que ejercen los medios masivos de educación básica así liberada obliga a que tal apertura se realice de
difusión sobre la juventud, podemos preguntarnos si, en un futuro u~a manera que n.o. pe:n;ite al niño comprender el medio contempo-
próximo, la espontaneidad del niño, en sus fuentes profundas, no se raneo. Es como SJ InVItáramos a un niño japonés a recorrer y medir
verá afectada y canalizada por vías menos serenas que las que le ofrece las calles de Tokio después de haberlo formado en un sistema eu-
el movimiento de expresión espontánea. lPodrán observarse toda- ropeo de referencias espaciales o como si le enseñáramos el alfabeto
vía en las futuras generaciones los caracteres inherentes al movimiento cirílico para introducirlo en ''el imperio de los signos" de su propia
de expresión espontánea? lO bien 'la.~:,n~~X~~JlPX~~i-~!~!L<;.,'!WJJ~J­ cultura. 15
das .. ~~.HOH~.!~i.g.p;>,LH~i!,~l~i!J.z.~~J.8~Ji9nicgl))~!i.r.J~L!.IJª,)l~BfiiL~~::.
valorizado 1~ .¡¡rad~ X. el ~nc~pt?.9~ l,~pi~~~~e~H.~.tP~~1?~~.~~J,tn· Frecuentemente se afirma que la tolerancia libertaria de dejar ha-
güir'·defi niiív~lll~n~.~n~I.IA l.~~•·f<?r)n~~ 9~.~1'er;,sJ~D.i. cer no conduce a ninguna parte y que conviene rechazarla. Si por otro
··pa:ra'Todo.éduéador los peligros que podemos prever debieran ser lado, se recusa también la línea de acción que consiste en Íntervenir
una razón más para esforzarSe en salvaguardar con máxima atención autoritariamente para integrar al niño en nuestra "cultura mosaica"

13 C. Boucquey, op. cit., pág. 29.

10 Y. Gueur, E. M.' F., n° 9, marzo de 1971 1 "pág. 55. 14 G. Berger, L'homme moderne et son éducatlon París p U F 1967 pág
128. • ' . . ., ' .
11 P. Rouvier, E. M. F., n° 5, pág. 52¡ n° 6, pág. 52; n° 7, pág. 52 y n°8, pág. 52.
1 S R. Barthes, L'empire des signes ~ Les sentiers de fa création Par 1"s Sk"Jra
12 P. Rouvier, E. M. F., n° 4, diciembre de 1969, pág. 52. 1969. ' ' ' •

76
77
-de la que no se sabe a dónde conduce- iqué queda entonces? ~!l. fina la aptitud de crear 19 no deja acaso entrever una impGtencia para
!S~~i.no, ~.~~!~~.9.iQ,.N!l.ll i.g~Q, ~n..~.L.9H~ ?~. . m~D.iP~I~.I~.e2P'2~.!~1l~..if!-ª.g
1
..i .. ..
formular lo que sólo podía proceder del don, del genio, de lo inefable?
Muchos autores norteamericanos 20 rechazaron precisamente este a
J e~,.H.ó:~.~~W!L~.~,,,:;,r~,~~~m~.e. ~&?g.!91:,:~.~---~.Y--~rsJ...9~.~. -~~---~~;~~J!E~-~,~-S~-~,~~,l-~"~~: priori. Proponen determinar la noción de creatividad definiendo las
¡
'
pulsa de la naturaleza como la repulsa ,O'-·,
.•• , ···: ., , '· .•. ·.~,i·.'·'·~l'-'•-/'•c, ... ;" ",''"·'· ..: _ , ·:"" •",•':
.>-,·-·- •. , ,_..;,;
de.'•'"'nuestra cultura. Solo una so-
,. '·.·,.< .. •-·.-_._, •. ·.:: '• ;•,;;~
'' ciología de la confusión permitiría seguir las oscilaciones perpetuas relaciones que ella puede guardar con la inteligencia e identificando
entre estos dos polos y permitiría comprender que una pseudonatura- (Guilford y Lowenfield) factores que se disciernen en individuos crea-
leza pueda justificar una cultura del pasado y al mismo tiempo pre- dores para erigirlos en criterios mensurables y, por lo tanto, apropia~
tender abordar los hechos del siglo XX. dos para suministrar pruebas. Si efectivamente puede resultar intere-
sante medir la sensibilidad, la receptividad, la movilidad, la originali-
dad, las facultades de análisis y de síntesis de un individuo, el proble-
Negación del derecho a lo imprevisible ma educativo no queda empero resuelto afirmando que el desarrollo
de esos factores enunciados determinará que el individuo sea sistemá-
Una definición clara de la creatividad no bastaría, por cierto, para ticamente creador. Además tropezamos también aquí con el escollo de
resolver mágicamente el profundo malestar cultural al que acabamos la indeterminación de naturaleza y cultura, 21 de suerte que debemos
de aludir. Pero de todas maneras es indispensable tratar de encontrar comprobar el carácter extremadamente normativo de estas nociones
una 1ínea de orientación en esta delicada cuestión. que, en consecuencia, pueden entenderse en acepciones muy diversas.
Maurice Debesse dice, hablando de la creatividad, que es "la nueva La aspiración de la heurística estriba precisamente en postular
lengua de Esopo" de la pedagogía. 1 7 Esta afirmación parece fundada el principio de la metodología del descubrimiento. Esta disciplina ya
cuando tenemos en cuenta las múltiples variaciones esbozadas sobre no considera la creatividad como un "proceso sacromágico" 2 2 y
un tema tan mal definido, 18 que se vulgarizó aun antes de que el tér- trata de esclarecer las nociones de valores que están irremisiblemente li-
mino corre§pondiente figurara en nuestro diccionario. Por lo demás, gadas a la creatividad cuando la cuestión se enfoca desde el punto de
resulta significativo el hecho de que hayamos tenido que importar una vista de la sensibilidad. Por eso nos parece muy pertinente la defini-
palabra anglosajona para llenar el vacío que se sentía entre el concepto ción que nos propone A Moles: ':Ei'f.~l@,<l 9~Lespíritu para reorgani-
de 11 Creéldor" y el de "creación". lLa ausencia de un término que dew zar elen:!~!!~QD!.e_lQ[I).pQ..Q.e_pgrcepci.Q"'·~e ..n:~~eú •.9riaío!ilyjÜ_sci.iíJi'
~.Qe dar lug-ªLfLQJ?.~.~~~~~?~~:_:.:.~. c~~-~,~-~,i.:~,.:~~po fenoménico",
23

16 Tomamos esta expresión citada por j. Vial considerando que el sentido que 19 "Creativity..Creativeness: The quality of being creative. Ability to create: to
él le da es menos acusado que el que describimos nosotros. Por otro lado,
bring into existence. To make out of n·othing and for first time. To cause to
este autor hace de la óptica "retropedagógíca" una característica de la peda~ be. To produce along new and inconventionallines" (Webster's 3rd New ln-
gogía tradicional, en tanto que para nosotros es también un criterio domi- ternational Dictionnary, volumt,n 1, pág. 532).
nante de la pedagogía activa... por lo menos dentro del marco de las activi-
dades físicas. Mialaret-Debesse, Traité des Sc.péd., P. U. F., 1971, tomo 11, 20 Torrance, Guilford, Cropley, etc. en Alain Beaudot La créativité a !'école
pág. 386. col.l'Educateur, P. U. F., 1970. ' '
17M. Oebesse en- Traité Se. péd. (Debesse y Mialaret), P. U. F., 1971, tomo 1, 21 R. Gloton Y C. Clero, L 'activité créatrlce de /'enfant Castermann E3 1972·
pág. 16. "El niño es por naturaleza creador", pág. 36; ~<Los ~étodos educati~os ha~
18 iEI propio Maurice Oebesse no nos facilita la tarea! En un texto de 1968 la demostrado que la creatividad es una aptitud que se adquiere", pág. 14.
palabra creatividad defin'e a la vez un hecho dado (el grito del recién nacido, 22 A. Moles y R. Caude, Créativité et méthodo/ogie de /'innovation, Col. Mana-
el gorjeo), una actividad ("forma menor de la creación") y taffibién un medio gement méthode, n° 5, Fayard, 1970.
de influir en uno mismo en situaciones psicológicas difíciles (en '¡le jeune
enfant et la musique", E. M. F., n° 6, febrero de 1968, págs. 1~5). 23 Ibídem, pág. 48.

79
78
en la medida en que cada término aporta un sentido preciso dentro del
luz de los elementos que consideramos en la introducción de este
marco general de la teoría de la información. r·
libro: lqué ocurre con la irrupción del cuerpo en la escuela?
Tendremos ocasión de volver a considerar la fecunda explicación
de A. Moles. Nos limitaremos ahora sólo a observar que ya no es sólo
la noción de creatividad lo que plantea un problema, sino que también Oposición a la irrupción del cuerpo
lo plantea el concepto de originalidad, que hace referencia a la impro-
babilidad de que se dé un fenómeno o una situación. 24 No puede Claude Pujade-Renaud escribe: "Practicar una psícomotrícidad 'de
'lpues concebirse la posibilidad de .hablar de creatividad sí nose admire laboratorio', llevar al pequeño a que controle sin cesar Jos impulsos
Jar ti)EifloJierniíf:eJ:~~~~fE?il~2ii~~§!>i1.·r?í-_¡;; i~n!\>;:~.-,2:i;}pre- y a que desarrolle la capacidad de inhibición, condenarlo a la inmovili-
lvi~to y hasta aloímprevísíble_.. Ahora bíen,hem~s obseryad() q~e las dad para que pueda interiorízar los gestos y aguzar la toma de con-
a
'1prácticaS p·ectagóg¡~~s ·-~~--;~c·~n~~~~ --~~~----~r~ré~h'o. .,~~~"'i;.;;pr~~i~t~~- ·s¡oo ciencia de éstos, lno se opone esta concepción a un dinamismo que
qtJe ¡)ioi:éaen· en'úna'hl'áhi6bfiCñome6sfatica redücieíidi'ilas 'solicira- precisamente se trata de facilitar y a veces de restaurar?" 26
~(O!l~S~T~~i~_2.:,~__.!.L~TIJ.t~~.RLttY15.19:~ª-~~~!it~ili-~h-9';·-··E-sta~co·ncepc'f6ñ"ñOS· Después de haber observado que el adulto tolera mal los juegos
parece inconciliable con la concepción de la creatividad, de manera del niño, la autora prosigue diciendo: "Una, motricidad que aparente~
que designaremos como pedagogías del statu qua a aquellas prácticas mente no sirve para nada, que se afirma como puro placer y que se
(tradicionales o activas) que garantizan tal concepción. Seria tenta- pierde como fuerza de trabajo se hace escandalosa". Luego se interro~
dor dar a nuestro análisis un carácter ejemplar. Podrfamos sugerir ga acerca de una finalidad de la educación psicomotriz: "lNo se en-
que esta actitud, descrita en el dominio de una educación activa por carará la recuperación de la espontaneidad motriz con fines de rendí·
'obra del cuerpo, corresponde a la imagen de la pedagogfa activa en miento escolar?" 2 6
general en que aquélla dice inspirarse. Y no sería inconcebible emitir A nuestro juicio, la respuesta es indiscutiblemente afirmativa y
esta hipótesis si se consideran ciertos preceptos fundamentales como todo cuanto hemos dicho para demostrarlo se ve corroborado por G.
los de Claparede tan frecuentemente citados; por ejemplo, "que los Belbenoit quien recuerda que la disciplina de educación ffsíca y de-
niños obren, no que sufran la acción de los demás", 25 precepto que portes sólo encontraba -en el seno de la comisión de renovación pe-
no es tan transparente como parece. Que los ·niños obren no excluye dagógica de 1969- "escepticismo indulgente, cortés indiferencia o
en modo alguno la posibilidad de que sufran la acción de los demás. impaciencia apenas disimulada" y quien dice: 11 Sólo dio en el blanco
Pero en el espacio reducido de esta indagación no podemos hacer un argumento que yo consideraba entonces secundario: la ayuda que
otra cosa que proponernos abordar el estudio de esta cuestión en el aportaba a la lectura la educación psicomotriz". 2 7
futuro. Por lo demás, este autor no ·propone que lo que él consideraba co-
En cambio, lo que debemos profundizar ahora es el análisis de la mo accesorio se convierta en la meta esencial, puesto que, por el con-
condición del cuerpo que efectivamente entra en juego en esas prác- trario, observa "que sería perjudicial redücir la educación psicomo-
ticas cuya crítica va coi]rando forma. Porque en efecto, si expusimos triz a servir de p'rope'déutica para IÜs aprendizajes intelectuales". 2 R
hechos conviene ahora extraer de ellos la lección, especialmente a la De todas maneras, el problema es bien real y la amplitud misma del

26 Claude Pujade-Renaud, texto que aparecerá en Traité des Sciences pédago-


24 A. Moles, Théorle __ dl '!'lnformatlon et perceptlon esthétlque, Flammarion, g/ques (Debesse y Mialaret), P. U. F., 1974.
1958, pág. 31.
27 Georges Belbenoí't, Le sport O l'écofe, Col. E3, Castermann, 1973, pág. 56.
25 L 'education fonctionne/Je, pág. 252.
28 Jbídem,pág.128.

80 81
movimiento que estamos describiendo nos autoriza a pensar que de manifestaciones concretas aparecen, según creemos, en la renovación
un simple plumazo no se logrará eliminar sus efectos. Antes bien tene~ pedagógica actualmente en curso.
mos razones para creer que ese movimiento se acentuará, pues se apo-. En lo que se refiere al lenguaje, la educación física se justifica por
ya en una conjunción de elementos que parecen serie extremadamente cu_anto las instrucci.~nes oficiales recalcan la importancia que hay que
favorables. as1gnar a la expres1on oral, de manera que la educación física sería
Vimos que el argumento más importante que consagraba el rena- un medio de favorecer la integración de los mecanismos básicos, así
cimiento de la escuela consistía en la introducción de ese tercer tiem~ como favorecería la iniciación en el solfeo -en la edu·cación musical-
po que es la educación física y deportes, Cabría deducir de ello que partiendo del descubrimiento de universos sonoros. La importancia
éste es uno de los medios elegidos para modificar el universo pedagó- asignada a la educación física muestra un cambio de orientación en la
gico. Pero nosotros no lo creemos; en realidad, ese medio se constitu- escuela, Y su práctica puede en realidad sustituirlo que la escuela tra-
yó de acuerdo con los principios convencionales del espacio que pre- dicional hacía en el terreno de las adquisiciones preparatorias para los
cisamente él debería modificar. No habrá pues subversión sino que ha- a~ren~izajes; éstos así liberados permitirían el ejercicio de una pedagoM
brá sustitución; y lo que pudiera parecer una ruptura constituye en g1a ab1erta.
realidad un desplazamiento de competencia. La psicomotricidad . El es~uema no sería censurable, si en él el propio cuerpo no estuM
(que tiene su origen en la esfera reeducativa en la cual adquirió su VIera veJado. Porque en efecto, aun cuando se admita que la tentativa
experiencia) llega a la escuela en un momento oportuno para rele- de rehabilitación es sincera, no obstante queda en pie este hecho: se
var (con un aspecto diferente) a ciertas prácticas propiamente escola- juzga .que e_l, cuerpo es digno de someterse a una gimnasia que es !a
res que noy se cuestionan y hasta están descalificadas. Atacada por la transf1gurac10n en el tiempo y en el espacio de la "gimnasia intelec-
crítica, la enseñanza tradicional cede: "Ni siquiera es capaz de ·afir- tual" de que hablaba Valéry. El espacio del libro se amplía: ahora se
mars~ a sí misma, ni posee los medios ni el coraje de llevar hasta el ll~_ma ambiente. E.n pedagogía esta circunstancia autoriza una integraM
fin sus ptopias exigencias", las cuales son muy estimables, como nos c1o_n del cuerpo SI~ que por ello éste haga irrupción, puesto que se
lo recuerda con insistencia G. Snyders. 29 Un sentimiento de culpa- lo mcluye en un d1scurso bien ordenado. Que en tales condiciones la
bilidad se propaga entre los doctores de la racionalidad que ven volar e.~ucación física no pueda desempeñar la parte de una auténtica expreM
hechos pedazos sus modelos a impulsos de una arremetida icono- Slon corporal se debe al hecho de que una corporeidad que se expre-
clasta que no es fácil· interpretar. sara fu~ra de la gramática impuesta designaría realidades que la escue-
Este intelectualismo institucional -que si bien declina, dista mu- la se n1ega a conocer, en primer lugar, la dimensión sexual del comM
cho de estar desvanecido- va acompañado por el profundo deseo de portamiento humano.
revalorización profesional por parte de un número creciente de prác- Para la institución escolar, rehabilitar el cuerpo habría sido plan-
ticos en motricidad que pueden aspirar a abandonar su condición de tearse un problema al que ella misma no quiere dar respuesta por falta
hombres de terrenos 14 accesorios" para convertirse en expertos indis~ de una reflexión fundamental sobre el tema. Si bajo la presión de he-
pensables -en virtud de la acción que ejercen en un terreno central- chos que hacen ruido y que encuentran un eco importante en el cam-
para la escolaridad libresca de sus alumnos. po social (por ejemplo, el librito del doctor Carpentier), la institución
Están reunidas las condiciones para que se dé un concenso psico- ~scolar debe afrontar esta cuestión, da a entender que debería ser ob-
sociológico, al cual convendría prestar atención y cuyas primeras jeto de estudio de las ciencias naturales, con lo cual separa la sexua!i~
dad Y la toma de conciencia del cuerpo (tema que constituía precisa-
29 G. Snyders, Pédogogie progressiste, Col. L'Educateur, P. U. F., 1971, págs. mente el objeto del libelo). En un caso tan claro es evidente que si
5-12. el cuerpo hubiera sido auténticamente rehabilitado, el acontecimiento
82 83
ruidoso se habría !,'.integrado' dentro del marco de una problemática
1
que acabamos de hacer respecto del espíritu de los métodos pedagó-
del cuerpo explícitamente planteada y eventualmente podría ser obje- gicos valorizados en esos textos.
to de crítica. 30 El hecho de que esto no haya ocurrido es prueba de Habíamos observado que ellos gravitaban alrededor de tres concep-
que, en el espíritu del legislador, eJ3!~~sont[!l~ª".il~wJo.~.n.ª~~!'.!? t~s: a~~}L~~~E},9~~,, c!_:,~~~D, d-~~f:.~Dj~?lllit~~· El proyecto oficial nos pare-~
de pizarra escolar más g·~-~.}:D.~,.~X.R~X.i~n<;i;;t,,Y(Y!4~· Convenimos en que Cla en extr~mo coh~rente: estar disponible, lno es ser idealmente libre ~
porera5SUra<f-:::pe'ra·ra quereiia no deja de ser absurda- se demuestra en las prop¡as elecciones, no depender de un compromiso anterior? 3 1 i
que si bien se reconoce el derecho a. la educación física, no se recono~ La ide_a de disponibilidad no puede divorciarse de la de una aptitud \
ce empero el derecho a poseer su'propio cuerpo. La omnipresencia de para diSponer del futuro de acuerdo con una intención del sujeto que !
la palabra no se debe pues al azar, sino que forma parte de una estrate- no puede consistir tan sólo en la simple áplicación de un proyecto l
gia tal vez inconsciente, pero objetivamente discernible. ~ul~o~~ · J
La escuela se rige por una imagen nostálgica, la de la clase del si- Ahora bien, es notable la convergencia de esta idea de disponibili-
glo pasado dominada por el húsar negro de la República. Nos parece dad Y la Idea de creación a que antes nos referimos. 3 2 Un ser disponi-
que subrepticiamente la educación física, recién promovida, lleva el ble debe ser
":-'-"'~-------- --------necesar¡amen(e
'•·· · - - ···· ·. . _.,, .._.creadnr
._ ,___ . _...,.,&>. .d-~-\St[~<;aP
· "'""'~"""'""~'*'-'"
.~-d. e...,e.te.rminar ..una. . .
traje gris del magíster. Podrá replicarse que no hay nada de eso, pues- Situación
---·--·~-~--
ri
nueva
...... ~
que
d
no
................... ~
<e>
...
· ~"
'm""P"a
·. "·"--~".
nor
'"' "O
--~ . a..llo ¡u nt a d . . ·-t.· • .
ar..,Jtraaª
· ..........te-
ex ,..__ __
to que precisamente ya no existen los castigos corporales. Pero noso- .9J:.a..e$.. :e.L.frJla.. m"m,tsmR,¡;¡ue. uJ.tedo'mente..dará..vid<t.a.AU----RWY,~."~---­
tros pensamos, en cambio, que esa desaparición expresa bien la índole ._!g,. InsenSiblemente acabamos de introducir la definición de anima-
de la evolución cumplida en este terreno. La vejación impuesta al cuer- ción. De manera que la idea de animación es inseparable de la idea de
po.no castiga ya una ignorancia o un error. La vej'ación al cuerpo es . creació~. u La an.im.ació.n es el proceso por el cual una potencia creado-
el saber que se le impone. El signo de la represión no es ya el dolor o \ ra confiere movJmJento a su criatura". 3 3 Verdad es que reco&emos
la inmovilidad ... con su acompañamiénto de 11 manos sobre la cabeza" estas expresiones del vocabulario metafísico y religioso, pero es
y brazos cruzados.". L~ vejación se ejerce en el plano simbólico: en
11
evidente que no podemos hacer abstracción del origen de estas pala-
plena acción se castiga al cuerpo y se lo ''coloca en el rincón". bras,. puesto que es precisamente ese origen mismo el que les confiere
La afirmación podrá parecer exagerada. Y sin duda lo es, pero un sem:Ja~te p~der de evocación. Ese poder, ese sentido fuerte, puede
argumento tendencioso, considerado inaceptable, es lo que nos inci- subsJstJr, segun creemos, aun cuandO· tales términos ya no se refieran a
ta a echar sobre el presente una mirada crítica y a tratar de forjar un la creación del mundo. La trilogía en cuestión puede conservar un
porvenir conforme a lo que realmente podemos desear. Esta reflexión sentido auténtico y vigoroso en una reflexión desprovista de toda
no tiene otra finalidad que la de provocar un estimulante debate. referencia mítica.
Guardar silencio sería ruinoso. Si en el empleo de esas palabras comprobamos un desplazamiento

31 Lalande, citado por Robert.


Llegar al futuro andando hacia
3'2 Robert (pág. i 024), Creador:..EI qUe s.aca algo de la nada. Por extensión, au~
tor de. una cosa nueva. Creoc10n: ex nihilo... sacar de la nada, Poi extensión
Podemos interrogarnos ahora sobre el sentido que deba atribuirse el conJUn~o ?e las cosas que existen. Acción de hacer de organizar una cos~
a los textos oficiales fundamentales atendiendo a las consideraciones que no ex1st1a. '
33 L. F.errugia, "~e l'idée a l'idéologie. De l'idéologie ala psychologíe" Confe-
renc¡a pronun¡;;1ada en la ENSEPS el 8 de junio de 1972· texto · · f"
30 Que es lo que precisamente haremos nosotros en la tercera parte. do, pág. 2. • m1meogra 1a-

84 85
de sentido en relación con una práctica correspondiente a un determi~
nado contexto socioeconómico y sociopolítico, podemos comprender~ SEGUNDA PARTE
lo, pero nada nos obliga a aceptarlo. Y menos aún cuando compren-
demos que en realidad se trata de una total inversión de sentido. Es- EN LAS MARGENES DE UN AMBIENTE IMPUESTO
to ocurre cuaildo 'animación" se convierte en sinónimo de "integra-
1

ción" o cuando "creación" se convierte en "copia de un modelo".


El concepto de disponibilidad tampoco escapa a este fenómeno de
cambio de sentido: ien el lenguaje administrativo, disponibilidad sig-
nifica u ser apartado, ser despedido"! 34 Y precisamente en el sentido
administrativo del término debemos tomar la expresión, si la referi-
mos a la paradójica rehabilitación del cuerpo, tal como la interpreta-
mos nosotros.
Por fin, si consideramos el itinerario seguido desde el comienzo de
nuestras consideraciones· no podemos sine;> mostrarnos decepcionados
tocante a un punto: el carácter abierto de los textos oficiales se ha
ido estrechando poco a poco a la luz de las prácticas que se propo-
nen. como modelos.
iY es lícito preguntarnos si tales prácticas no sirvieron, en pri-
mera instancia, de modelo al propio legislador! En efecto, podemos
discern.ir aquí con toda precisión las mismas ambiglledades, la misma
indeterminas;ión, la misma tendencia a la homeostasia Aquí se nota
duramente la falta de una reflexión fundamental en pedagogía, fal-
ta que denunciamos múltiples veces en este texto. Porque lo que he-
mos hecho es recorrer una verdadera circunferencia para descubrir,
}. por así decirlo, 1'el futuro andando hacia atrás11 • 3 5 No creemos que
f ésta pueda ser una relación racional con el futuro. Una empresa de re~
novación no puede limitarse a modernizar el miedo a lo desconocido.

34 Robert.
35 P. Shaeffer, L 'avenir il recu/ons- Mutations Orientations, Castermann, 1970,
pág. 9.

86
El deseo de otra cosa

iPor qué nos hemos concentrado en las prácticas corporales que


hacen referencia a la expresión, a la imaginación y a la creatividad?
Decíamos al comienzo del libro que esas prácticas pueden entenderse
como susceptibles de ofrecer una alternativa a una educación física
masivamente penetrada por el deporte. 1 Este se ve combatido cada
vez más violentamente como sistema preeminente de integración en
las normas sociales de la ideología dominante, y un deseo -a veces
furiosamente expresado- de otra cosa se manifiesta como lacerante
leitmotiv. -···""-¡

"Hay que llegar a constituir una cultura, una pedagogía del cuer- \
po", dice H. Lefebvre que agrega:·'j iNo sé si eso es posible!" 2 Por su \
parte, M. Bernard propone 11 Crear y' controlar Ufl modo de cultura que 1
nos presente una imagen del cuerpo lo menos alienante posible, que 1
permita la expresión libre de todos. los cuerpos en sus deseos y sus ac-
3
i
ciones recíprocas". Por fin, un grupo de docentes de educación fí- ¡·''
sica desea "erigir una pedagogía no autoritaria que tenga en cuenta ,
la actividad corporal y que culmine en actividades de carácter lúdico,
capaces de favorecer el conocimiento del cuerpo a través del placer y !
de una manera no alienante 11 • 4 \
lCuáles son los obstáculos que ven estos autores y cuáles son SúS__.,.
proposiciones? El primero de ellos dice "Explorar las disciplinas del
cuerpo de las que el deporte no es sino su parodia y caricatura". s
"La sociedad futura debe modificar la perspectiva del espacio, debe

1 Si es bastante probable que esto sea en efecto así para un buen número de
docentes prácticos, conviene recordar que el propósito del político es menos
claro. El político no valora las prácticas corporales como un medio de conduw
cir al niñ.o a la práctica deportiva, "la única actividad f(sica que se adapta al
mundo moderno" (véase supra, pág. 45).
2 H. Lefebvre, revista Actuel, diciembre de 1972.
3 M. Bernard,op. cit., pág. 141.
4 Publicación de L'Ecole Emancipée,juniode 1973,
s H. Lef~bvre, op. cit.

89
Pero, lbasta tener ese ~•sentimiento" de las virtudes del deporte
llevar a cabo una sustitución revolucionaria, un encuentro subversiM para responder a las cuestiones planteadas por su desarrollo intensivo?
lQué decir de la hipocresía tocante al dinero? iDe la ineluctable
vo con el cuerpo". 6
Por su parte, M. Bernard observa que "al pretender liberar el cuerM apología de la droga (aunque virtuosamente denunciada)? iDe la ex-
po por el movimiento, el deporte a menudo lo enajena o, por lo meM plotación y de la manipulación del papel psicosocial de la élite depor-
nos lo manipula ideológicamente", 7 observación que explotan acM tiva para propagar el nacionalismo, cuando no ya el racismo?
tiv;mente tos militantes de la Escuela Emancipada cuando jjrecusan lSon estas sólo desviaciones perversas de un noble proyecto? Así
radicalmente la cultura dominante del cuerpo y el alistamiento cor- parece pensarlo el secretario de estado: "No hay que confundir lo
que gravita alrededor de la delgada capa de espuma que rodea a los
poral, que son fruto de la institución deportiva".
campeones con la enorme ola de deportistas anónimos" ... En cuanto
a q.uienes ven en el deporte una enajenación del hombre, "son sólo
La hipoteca deportiva ... teóricos que llevan a cabo una repulsa 'intelectual' del deporte". 9
No es éste el parecer de Jos tales "teóricos", quienes ven en los exceM
En otras palabras, la idea de que "el deporte es educativo" se r~M sos de la práctica deportiva de alto nivel la aplicación de la implaca-
cibe cada vez peor o, más exactamente, se la recibe de manera cn- ble lógica de una institución que se constituyó en "ciencia experiM
tica desde que se comenzó a inquirir sobre el papel del deporte en el mental del rendimiento humano". 10
sistema socioeconómico, tanto en el Occidente como en el Oriente. Puede creerse, pues, que sea necesario ~<un cuestionamiento funM
El deporte es sin duda educativo ... pero, len relación con qué proyec- damental del deporte", como decía F. Simon con motivo de un re-
to educativo? Acusado de esta suerte, resulta difícil defender el depor- ciente coloquio cuya reseña ofreció en Le Monde: la hipoteca depor-
te sobre todo porque a través de él lo que se critica es el tipo de so- tiva es demasiado gravosa para continuar invadiendo el campo de las
ci~dad. Por lo demás, quienes están encargados de defenderlo tienen prácticas corporales sin que se hayan dilucidado las normas sobre las
plena conciencia de esta circunstancia cuando afirman: "El depor~e que aquélla se funda. Pero, len qué direct;ión buscar, si recordamos
no es un lujo, sino que es una necesidad esencial ... Sin el deporte, sm que, poniendo nuestras miras en las actiVidades corporales capaces
el gusto por el riesgo, sin el espíritu de competencia, la sociedad es- de sustituir a los deportes, nosotros mismos fuimos a dar en un caM
taría en crisis. Con el sentimiento de que el dep.orte es una necesidad, llejón sin salida?
de que el deporte nos libera en lugar de enajenarnos, la sociedad se ha- lDónde descubrir ese modo de cultura que nos presente "la imagen
rá más humana". 8 Con estas palabras del secretario de estado para la del cuerpo menos alienante posible''?
juventud, el deporte se eleva a la dignidad de proyecto de. ~iviliza­ 1Habrá que buscar en la esfera del propio deporte? Tal posibi-
ción. Más exactamente, se trata de llevar a cabo una operac1on para
sostener a la civilización que sin el deporte estaría comprometida.:.
i El deporte que acude en socorro de una sociedad tambaleante! 9 P. Mazeaud, citado por F. Simon. "Aiiénation ou libération de l'homme?"
discurso pronunciado en el congreso de la FSCF, Le Monde del1° de diciem~
bre de 1973.

6 Lefebvre, C'est demaln la vei/le, Le Seuil, 1973, pág. 104. IO J, M. Brohm, conferencia dada en la ENSEPS el 25 de noviembre de 1973
Habrá que leer el análisis completo y radical que este autor hace de la institu:
1 M.Bernard,op,cit.,pág.137, ción deportiva en Sociolog/e politlque du sport (que publicará la editorial
Maspéro) recordando que este <~teórico" es además un profesor de educación
a P. Mazeaud, discurso pronunciado en la Asamblea Nacional con motivo del
física.
debate sobre el presupuesto de 1974. Citado en Le Monde del31 de octubre
de 1973.
91
90
lidad no carecería de ironía ... Comenzaremos nuestra búsqueda dan- Capítulo IV
do a conocer los términos de un debate en el que ~oce~tes de educa-
1
ción física cambian con toda libertad ideas sobre v¡vencJas corporales PARTIENDO DE LA PRACTICA DEPORTIVA ...
exPerimentadas en diferentes situaciones motrices de las que esos
especialistas tienen un profundo conocimiento ...

D. D. - iPuede hablarse en la práctica deportiva de las propias vi-


vencias corporales?
C. P. -Tengo la impresión de que en educación física es muy difí-
cil emplear un lenguaje sobre el cuerpo que no se refiera al lenguaje
fisiológico ya impuesto. Cuando uno hace hablar sobre este tema a
los alumnos de educación física, Jos chicos evocan sensaciones pro-
pioceptivas... luego aparecen otras cosas que proceden sobre todo de
l.os deportes de combate ...
R. C. -Especialmente cuando se practican los deportes de comba·
te con grupos mixtos, uno se da cuenta muy bien de que las miradas,
los contactos, l.os palpamientos desempeñan un papel importante.
Hasta se puede decir que cuando los encuentros son libres, los adver-
sarios se eligen en virtud de una· comunicación que se establece -o no
se establece- en el enfrentamiento ... Hay personas con las que uno·
trabaja agradablemente, con las que se trabaja bien, con las que se sien-
te placer; pero en otros casos eso no es posible ... Recuerdo que en el
CREPS de X... , algunos alumnos franceses se negaban a combatir con

loS participantes de este debate se designan de la siguiente manera: A. C.


(Aiain Connan), R. c. (Robert Crang), A. G. (Aiain GuyotL A. H. (Aiain
Hébrard), P. l. (Paul lrlinger},:A. J. (Annie josse), C. P. (Claude Pujade·
.. :. Renaud}. Independientemente de su especialización en una determinada
··disciplina deportiva (actividades al aire libre, combate, natación, atletismo,
deportes colectivos, danza y expresión corporal} estos docentes están entre-
gados todos a trabajos de investigación en ciencias humanas (biomecánica,
psicología del aprendizaje, psicología social, semiología, psicología. clínica}.
les agradecemos calurosamente por haber participado en esta conversación,
cuyo carácter de intercambio libre de ideas hemos tratado de mantener en
la transcripción. D. D.

93
92
chicos de Camerún a causa de su olor, que aquél\os_no podían _sopor- los esquíes con la nieve ... En este sentido es posible hablar de una
tar: Lo cierto es que en las artes marciales hay re~ac10nes m~y tmpor- evasión del cuerpo ...
tantes con el adversario, con la lona, con uno mtsmo, re~actones que R. C. -No estoy completamente de acuerdo contigo. Cuando hablo
tienden a disimularse con las medallas, los diplomas, ~os ntos de paso¡ del esquí, me refiero a la mediación a través de los esquíes mismos,
y esta circunstancia es válida tanto para el que practtca como para el pero el goce corporal es enorme. i Es como un orgasmo! Abandonarse
espectador ... procura placer. En realidad, yo no me coloco fuera de mí mismo, no
me evado, sino que estoy completamente dentro de- mi cuerpo y no
junto a éste ... Si hablo de los esquíes es porque los considero un me-
¿Estar en su propio cuerpo o evadirse de él? dio de realizar esta relación conmigo mismo .. En el agua, por ejem~
plo, a menos de tres metros de profundidad, ciertas personas se sien-
ten liberadas, sin pesantez, en éxtasis ... mientras otras se sienten terri-
En lo que se refiere a mis otras actividades (la navegación _a la ~e­ blemente angustiadas. Para mí, el angustiado es aquel que no está en
la y el esquí), me siento en mediación con el aire Y el a~ua... 1La me- su cuerpo, aquel que huye de su cuerpo. En cambio, el que goza es-
ve es algo extraordinario! Cuando me deslizo por ra_ meve. pr~funda tando dentro del agua o en otro lugar está por entero dentro de su
he resuelto mis problemas personales; y cuando me stento mcomodo cuerpo, vive plenamente su cuerpo.
con un grupo de alumnos, soy incapaz de ~acerles a~re_nder n~da ... Al C. P. -No comparto en modo alguno esa opinión. El angustiado
principio atribuía esas dificultades a defictenctas tecntcas m1as, _pero es el que vive precisamente dentro de su cuerpo, el que se relaja en la
cada vez advierto con mayor claridad que no hay nada de eso. St uno angustia ... , en tanto que el ser que goza estando en el agua se evade de
no se abandona totalmente a lo que está haciendo, es m~apaz de e~­ su cuerpo, escapa de su cuerpo. Hay que tener en cuenta que el cuerpo
trar en una relación delicada y sutil con ese elemento delicado Y suttl es una realidad insoportable para comprender que el goce, lejos de
que es la nieve ... Lo mismo ocurre en un velero que asegura una con- ser una garantía de contacto, es una evasión ...
junción del. viento, del mar y del hombre. Moitessier dice: "Navegar R. C. -Yo digo que el goce es garantía de presencia, de circula-
es un acto de amor" y esto es muy cierto¡ creo que cuando ese ~cto ción ...
queda más 0 menos frustrado, ello se debe a ten_s~ones Y a angusttas..: D. D. -Parece que Jos dos no tienen la misma "visión" del propio
D D. -Es curioso ... Has pasado de una relacton de cuerpo a cuer cuerpo.
p.o ~ una relación de cuerpo a objeto sin que se note una diferencia- A. C. -iTal vez sean dos visiones que .dependen de las circunstan-
cias, de la situación? En el agua me siento a mis anchas y sin embargo
ción neta... .
P. 1. -Eso me hace recordar lo que decían mis alumnos del liceo un día viví una experiencia bastante extraña. Hacíamos ejercicios de
cuando yo los incitaba a que hablaran de sus vivenci~s cor~orales; inmersión submarina en un paraje poblado de tiburones. Esa circuns-
ellos se evadían continuamente, de manera que me vet~ obligado a tancia hizo que yo asumiera un comportamiento de presunta presa.
hacerlos concentrar sin cesar en el cuerpo. Cuando otgo hablar. a Aunque bien adaptado al medio acuático, me sentía singularmente pe-
R. c., siento el mismo tipo de fuga: el bote en el agua, los esq~ tes netrado por sensaciones de inquietud ...
en la nieve etc. Habla de lo accesorio (que .él ciertamente poettza), D. D. -Sí, pero la situación a que te refieres es una situación de vi-
pero yo te~go la impresión de que el punto de co~ciencia está f_uer~ da o muerte. iHay analogía entre esa situación y aquellas sobre las
del cuerpo ... Todo se organiza como si una especte de e~ono~ta fi- que R.C. y C. P. no estaban de acuerdo?
siológica global del ser hiciera que la sensibilidad proptocepttva se R. C. -Por supuesto, los deportes de combate son artes de vida y
encuentre en el punto de contacto de la raqueta con la pelota o de de muerte.

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A. C.- iLa navegación también! En un velero uno está en contacto parte, en el cinematógrafo por ejem lo .
con los elementos y la índole de ese contacto es muy variable: cuando rra. En situaciones de vuel'o lp 'mirando una peJ(cula de gue~
s norma es tampo · . .
brilla el sol, yo haría cualquier cosa y realmente me siento bien den- do con la máquina Soy 1 ' co me Siento Id. entJfica~
··· una so a cosa con el ¡ ¡ . d .
trn de mi pellejo; en cambio, cuando e\ tiempo no es bueno, no me ner !a fuerte sensación de encont e e, o... sm ejar de te-
siento completamente a mis anchas... Existe una especie de simbiosis. el af:e. iEs una situación carcela;i~~: :~a~~:~arc.el ~nAfa .que falta
Tal vez esto se deba a que viví largo tiempo en ultramar; pero cuando dommar un espacio (y en efecto en , . . sm¡_ca. spJra uno a
hay buen tiempo tOdo- me parece extraordinario, el velero avanza vic~ en el que los fenómenos ma's . . ~f~tlma mstancJa se lo domina),
d . ms1gn1 !cantes nos h
toriosamente, hay una oleada de estrave ... , uno realmente vive ... Uno epend1entes. Alcanza uno la d. . • acen por entero
con 1e1on de un d" d
pe~o dominado por ¡0 ínfimo . lOS to opoderoso
es el propio barco ... No hay diferencia entre uno, el velero y los ·"· ...
elementos.
C. P. -Es lo que yo decía hace un rato. Tu cuerpo ya no existe.
iNo hay más cuerpo!
A. C. -No ... , Es una sensación interna más compleja. El barco no Extrañas fronteras
es un mediador, sino que es una parte de uno mismo. Cuando todo
marcha bien es como una respiración fácil y acompasada... Luego, . R. C. -Yo también traté de volar ..
cuando el ambiente se hace amenazador, el temor, el miedo se super~ la angustia que experimentaba en 1 ' per~ me resulto Imposible por
ponen a esa primera s~!lsaciót:~~ De manera que el mismo individuo s.o una relación amorosa con mi v~~e·~~ernza¡esj e~ ca~bio, manten~
puede experimentar a la vez esa sensación interna de bienestar, sentir~ Siente algo extremadamente pie P . En esa Vlvene~a de amor se
ción amorosa hay tensiones nRo. or supuesto, como en toda rela~
se cómodo dentro de su piel y tener conciencia de su fragilidad y ' ... econozco sin embar h
deseos de superarla ... un momento reaccioné con demas· d . ' go, que ace
que e ji • . la a VIVeza ante la idea de la f
D. D. -Estoy bastante de acuerdo sobre el aspecto paradójico de ' n e ecto, es liCito interrogarse· iD. d . . uga Y
la experiencia corporal en ese tipo de situaciones. No diría sin embar- mento en que lo exterior y lo i t : on e esta el cuerpo en el mo-
presencia? n enor se unen en ese estado, en esa
go que se trata de. un arte de vida y muerte, pues esto no quiere de-
cir gran cosa, si pensamos en los riesgos que corremos cruzando a • C. P. - iAh! Lo único que puedo decir es • .
pie la calle Antin para ir a la oficina. La más trivial de las acciones es donde se encuentra el cuerpo. - que cada vez se menos
''arte de vida y de muerte" ... En lo tocante a la práctica del vuelo a R. C. -Ciertamente uno puede hacerse
vela, me ·fascinan sus paradojas. A menudo se habla de 11 formar un uno se encuentra en resonancia con 1 besa pr~_?unta. En el fondo,
dT
1 ICI·¡ d eterminar las fronteras E a1 em arcac1on
• ' con el mar... Es
mismo cuerpo con la máquina" y yo experimenté ese sentimiento
sólo una vez, un día en que, durante_ el remolque, el aire estaba per~ con la relación de atacante y ~~a ~e. caso del ¡udo ocurre lo mismo
fectamente tranquilo. Me sentfa en una especie de estado de irrespon- de. una manera extraordinaria ·en~~ o~ ~n~ se encuentra sobrecogido
sobre la lona sabe exactamente 1 movlmle~:o. Cuando se halla uno
sabilidad, de euforia sin consecuencias, de evolución en un acuario y d . ' o_que ocurno en uno m··
en completo eqJ,Jilibrio ... En cambio, cuando las co~~s comienzan a a versano. No se necesita árbitro··¡ ISmo y en el
echarse a perder, siento claramente las diferencias: por ejemplo, diata. Proyección caída relació . a.. g. ulno,. La···comunicación es inme-
'
t e Y atacado, interior ' n con a ona:-ldónde t 1A
durante un aterrizaje difícil, identifico inmediatamente el viento que y exterior t ··d.· • . .· ...,.... es oy · tacan-
' o o es muy Impreciso y· • b
sopla de través, el planeador que se inclina peligrosamente, la pista se ~ata de una relación carnal. .· ·:. sm em argo
que corre por debajo ... En modo alguno formo una sola cosa con el . D. -lY qué ocurre en el agua.coi, los niños?
aparato. Por el contrario, tengo la impresión de encontrarme en otra A. G. -Ante todo quisiera acfára(que esto'y contra el hecho de
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. N uede expresarse el cuerpo fue~ anteriores del niño antes que éste se meta en el agua. Pero esta circuns~
hablar de éxta:~s o de angu~ti~S. o p está inmerso. El cuerpo no se tanda no debe incitamos a proponerle una situación inmediatamente
ra de la s'¡tuacwn en la cua_ e cul er.~o con· el cuerpo que se pueda te~ descifrable, que es Jo propio de la situación deportiva. Cuando se tra-
balmente La me¡or re ac1on · ta de avan?ar lo más rápidamente posible, la relación del cuerpo con
expresa ver . stab\ece de noche cuando uno perma~
ner en el agua es aquella que se e tiendo esto a través de técnicas el agua va en el sentido de una resistencia cada vez mayor, de suerte
. • ¡¡ Desde Juego que no en que el individuo va sin cesar tras su cuerpo. En el caso extremo, no
nece mmov . d 1 ·- entra en relación con el agua,
deportivas: c.ua!ldo el c~er~o. e~ c:~~oo sumergido ya no es nada. Ob~ puede recobrarlo. Si se deja establecer otro modo de relación, dife-
ese cuerpo pierde todo limJte, d' . pne's es muy instructivo: mante~ rente del de la técnica deportiva, resulta mucho más difícil verbalizar~
1 niños en tales con ICIO 'd lo, pues aquí no hay ningún código preestablecido.
servar a os d ben de la parte sumerg1 a.
niendo la cabeza fuera del agua, na a sa h Por Jo demás R. C. -Con Jos alumnos yo no siento así la gestión pedagógica. Por
. f ·nadas sus pies durante oras. '
Ciertos niños miran ase! es sólo visual o kinestésica: uno supuesto que en el agua no se verbal iza, puesto que con la opacidad del
la relación del cuerpo con el agua not 1 falta de límites del cuerpo agua uno descubre la perturbación de la comunicación. En el agua se
no busca el cuerp~, pues expenm~~ a a ~is alumnos que verba\icen; ve mal, se oye mal; hay que encontrar, pues, otro modo de relación.
en el agua. Por mi parte, n~nca _PI o Y esto es Jo que resulta interesante verbalizar, pues cada·cual estable-
no me parece que esto tenga mteres... b . , n como de una ce su propio sistema de representación. Por supuesto que no se presen-
-N . se trata aquí tanto de una compro aCIO ..
D. D. o. . . t p 1 hablaba de evas¡on, cuando ta ningún problema de este tipo cuat:Jdo uno, en su condición de téc-
petición de pnnctptos... H~ce u~ ra o .. nico, se instala en el borde de una piscina para limitarse a transmitir
se trataba de verbalizar la vtvencta corporal... , . una receta de natación ...
G-Tal vez se trate de una diferencia de las pracucas ...M
A. . . blema es fundamental. e acerco A. G. -Observo que tú tiendes a participar en la práctica; yo por
p 1 No s1ento que este pro . d mi parte me abstengo cada vez más de hacerlo, pOrque me di cuenta
• • - ... , ue yo creo en la existencia e un
mucho al parecer de~· G:, so o q e la a\ abra es muy poco apropia-
1
de que (después de haber estudiado Jos desplazamientos de los niños
filtro en la verba\¡zaclon. Cle;~;:ln~ivel ~el cuerpo, pero por otra par- en función de mis propios desplazamientos) mi posición en el agua era
da para expresar~~ que se ~~~as excepcionales- no es gran cosa lo que determinante ... Ahora bien, pienso que la relación del niño con el agua
te -y salvo en. ctrcuns~cuer o La vivencia corporal resulta esencial~ es algo que sólo concierne al niño. Mi papel se reduce a permitir que
realmente se v¡ve en e d 1 pq~e se sabe a través de las técnicas, de lo pueda establecerse la relación. Que ella se establezca no puede ser
mente de lo que se ve, e o, . do pero poco es lo que constitu- asunto mío. Y menos me corresponde a mí dar una interpretación
d' en los que nos es tan m¡ran ' b.,
que nos" ~e cía" propiamente dicha. Casi todo es provocado. Tam ten (a la manera de Bachelard, por ejemplo) o tratar de hacer hablar al
ye una v1ven idad" reúnes un máximo de niño. .·. ._-:
. uestar inmóvil en 1a oscur
cuan do d tces . , sobre el cuerpo condiciones C. P. -En mis experi€mciás-·-·cte· animación en expresión corporal,
condiciones para c?ncentrar ': a~ennec~~~ivamente en jueg~ a su cuerpo a menudo sentí que erarie~esariopasar a li palabra ... 2
que no puede reunir aquel qu p ·¡ ni sabe mucho de
y que precisamente por eso no se preocupa por e
él... ·- que A G observa en el agua
D D -Sin contar con que 1os nmos .. ; . d 2 SObre los trabajos en cuestión, invitamos al lector a consultar los artículos
. . . historia La inmerston mtsma no pue e · de C. Pujad.e.~Renaud, "L'expression corporelle", en Revue de Thérapie
no dejan de tener ;u propia . los modelos anteriormente in- psycho~ffJOt(/Ce.; nos. 15 y 16. ·C. Pujade comenta en ellos el auge de la ten-
constituir de por SI una ruptura con dencia "el ín'ica~>· de la educación corporal y expone los problemas que ella
legrados... cuenta Jas relaciones encuentra en el ~IJ!":'erso "experimentallsta" (frecuentemente bastante vul-
A. G. -Evidentemente ... Hay que tener en
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A. G. _ iSiempre es ese asunto de la fuga! a concentrarse en sí mismo. En el nivel descriptivo, siempre ocurre lo
mismo cuando uno habla de los deportes practicados con aparatos
e p -Sí tal vez pero no siempre... ·
A. T-De todas' maneras los'alumnos son diferentes: tratan de ra~ o máquinas: o bien se trata de una simbiosis perfecta, de una unidad
cion~liz~r para huir. Creo que el que se siente a sus anchas en el agua vivida, de una síntesis milagrosa o bien se trata de un desfasaje, una
ruptura, una catástrofe. Y en última instancia ocurre lo mismo en atle~
no tiene necesidad de hablar de ello... . . t 1
R. C. -Sí, es como cuando u~o. ha hlecho satlsfactonamen e e tismo: cuando todo va bien (cuando se da lo que se llama una "bue-
na" carrera) el centro no es el cuerpo. Existe un cierto goce que pro~
amor. iNo siente la necesidad de felic~tarse. .• • e
D. D. -Volvemos siempre a esa idea de la evaSio~··: Despues d' cede sobre todo de satisfacciones de orden social. La facilidad se fun- ·
todo hablar de su propio cuerpo ... ¿no es apelar al ultimO recurso. de con una especie de aureola que es exterior a la sensación corporal
pura. En cambio, esta última se presenta con agudeza en ocasión de
{Si/e~cio). un fracaso. Si en una carrera de vallas no logro salvar un obstáculo,
me acuerdo con gran claridad de mi cuerpo. En realidad, es el fracaso
Los fracasos nos hacen volver ;il cuerpo lo que me hace volver al cuerpo.
Así y todo hay un elemento específico en la vivencia corporal del
D. D. -Observo que desde el principio se han referido u;t~des a atleta entrenado para competir, cuando el sujeto entra en el ciclo de
actividades en las que es posible sobrepasar las condiCio.nes claSicas de los enfrentamientos institucionalizados: mientras es pródigo en palaw
t:Jna práctica codificada. lPor qué no se dan espontaneamente. los bras sobre su cuerpo orgánico (se queja continuamente de dolores,
testimonios de quienes enseñan a los atletas o a los que practican habla de su sueño, de su digestión, etc.), percibe el cuerpo de la prác-
tica atlética a través del cuerpo del competidor (éste es el modelo de
deportes colectivos?
A H. -Aparentemente porque las actividades con aparatos son la demostración técnica perfecta). Si quiere uno establecer niveles
pródigas en sensaciones exacerbadas y mu~tiplicadas por el aparat~ dirá que se percibe un cuerpo orgánico, las más veces descrito con re~
mismo ... Seguramente se sienten muchas mas cosas cua~do uno se en ferencia a la enfermedad, y luego un cuerpo instrumento que se per-
cuentra en el aire 0 en el agua o deslizándose sobre la meve q~;e cuan~ cibe como objeto técnico. En cuanto al cuerpo sujeto, no aparece
do uno corre por una pista ... Pero lo que me llama la aten:IO~ ~s 1~ nunca, nunca, pero nunca... por lo menos aparentemente ...
diferencia que se establece entre el momento en el que el mdividu C. P. - iMe parece muy interesante lo que dices sobre el cuerpo del
está en estrecha relación con el ambiente (momento en que aparente- deportista! El atleta sería, pues, un hipocondríaco que se olvida de
mente todo marcha bien: el velero avanza, uno se desliza velozment~- .. que sufre cuando está en acción ...
sobre la nieve, uno se cree dentro de un acuario, etc.) Y el momento· R. C. -Eso equivale a cargar el acento sobre el cuerpo sufriente,
en el que ya nada marcha, que es el momento en el que uno vuelve y me pregunto si nuestra sociedad no valora semejante percepción,
prefiriendo dar predominio al cuerpo del trabajo y no al cuerpo del
placer.
C. P. -Es lo que yo decía antes: uno se siente más cerca del cuerpo
enfermo ... L<i perfidia que se comete con la gente es colocarla en si-
gar) de la educación física convencion~!· Adeinás, !~n~~i:~;aq~~o~~~=re~~ tuación de relajamiento frente a su cuerpo, frente a sus tensiones,
T1 · 't' del concepto de expres¡on corpora,1
~~\~z ~~n~~~ ~~~tos puntos de esta discip!ina "que tfat~ ~e ~:v:e~~r~~:r: ~~ ~~: y también frente a sus angustias. iNo se puede escapar a esto y no
chazo de un lenguaje inteligible o estétiCO Y la nosta g1a es divertido!
calco" (pág. 71). ·

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A. H. -Hay que observar también que en las actividades de tipo mientas, trate de encontrar una señal que pudiera corresponder a la
atlético, la verbalización no existe en modo alguno. Nunca es espon~ vivencia de cada uno ... iy nunca la encontré! Sobre el mismo terreno
tánea y cuando pedimos a un deportista que verbalice obtenemos Y en el mismo momento unos decían HSiento que el terreno es blan·
palabras extremadamente pobres y limitadas. Claro está que se hacen do'' y otros decían Yo lo siento duro" ...
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comentarios sobre una carrera que a menudo rayan en el lirismo, P. l. -Me pregunto si lo que decía C. P. no se refería a un conoci·
pero el corredor mismo que oye tales palabras de un redactor piensa: miento no técnico del movimiento del cuerpo ...
"Este tipo está completamente chiflado", porque si durante el esfuer~ A. H. -Sí, una misma palabra puede tener significaciones más
zo el atleta piensa en algo, será en su mujer, en sus hijos, o en alguna profundas ...
otra cosa que" nada tiene que ver estrictamente con su vivencia corpo~ C. P.. -Exactamente. Por lo demás, es muy interesante considerar
ral del momento. Y tanto es así que resulta extremadamente difícil el lenguaje que se emplea en la relajación para determinar ... (Silencio).
explotar la verbalización en el plano pedagógico. Esta circunstancia
pone bien de manifiesto el desfasaje que hay entre la explicación ver-
bal y la situación de aprendizaje. El miedo de hacerse pedazos
P. 1. -Así y todo, tengo la impresión de que puede sacarse partido
de la palabra del pedagogo, en la medida en que éste renuncie a un D. D. -Todos nosotros hemos participado en equipos de deporte
lenguaje técnico para emplear un lenguaje de imágenes. Por ejemplo, colectivo Y hasta ahora este tema nunca ha aparecido en nuestra
oí que un entrenador nacional de salto en alto decía a un atleta: discusión ...
<~Salta más 'con el vientre' Jl •••Aparentemente e! ejecutante sabía A. G. -~ lNo será en ese terreno donde la vivencia corporal está
reaccionar a este tipo de metáfora que no significaba nada preciso paw más reprimida?
ra el espectador ... A. J.. - ..• o es más tranquilizadora. Es seguro que recurrir a una téc-
C. p" -.Sí, también en la danza empleamos un lenguaje que parece nica deportiva constituye una manera de luchar contra cierta angustia.
absurdo; a veces me sorprendí diciendo a mis alumnas ~~subid desw Yo mismo lo experimenté personalmente y lo compruebo también en
cendiendo'', u girad alrededor de vuestro propio cuerpo~~ o Hcomed el aquellos a quienes entreno. Los que se lanzan gustosos a competir
espacio con las piernasu. (aun cuando se trate de competencias de un nivel no muy elevado)
A. 1-1. -Para mí, todo eso sigue siendo poco claro. Cuando se dice generalmente· viven su cuerpo de manera muy angustiada, como un
Hsaltar COn el vientreH, estaS palabraS no representan más que el esw elemento que no pueden dominar. En esos casos observé una especie
tí mulo en un proceso de condicionamiento. La respuesta está deter· de obsesión de dominio, en tanto que las chicas que acuden a entre-
minada por esa señal. Pero todo es una cuestión de código, pues si narse, no sólo para la comp~tencia, parecen entregarse a un placer de
el mismo entrenador dijera las mismas palabras a un atleta desconoci- índole autoerótica. ·
do ellas no tendrían el mismo resultado en cuanto eficiencia mo· A G. -iNo vienen acaso para tratar de recomponer los pedazos?
triz.' Por lo que hace a las metáforas de la danza, representan un caso Se da un gran parcelamiento del cuerpo en la vida cotidiana en la que
diferente porque con ellas tú traduces, expresas tu propia sensa· siempre se satisfacen separadamente la boca, Jos esfínteres, los miem-
ción. El problema podría plantearse así: ipuede haber adecuación bros... ·
entre tus propias sensaciones y las de otro? Responder afirmativa· A. J. -Yo no sé si los que vienen con el deseo de experimentar
mente me parece que significa formular una hipótesis arriesgada. En el placer del movimiento sienten eso, pero lo cierto es que no hablan
el caso de atletas que realizaban -ópticamente-- los mismos moví· de esa angustia del fracaso corporal. Ser vistos por los demás en un mo-
vimiento técnico logrado no les preocupa; en cambio, Jos que quieren

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perfeccionarse a toda costa sienten qu~ el .c..uerpo se les escapa. Rela- transpira cuando hace el amor. El ejercicio de las grandes funciones
multiplica la vida.
ciono esta circunstancia con una observacton de Gant~eret sobre los
prepsicóticos: se entregan a una práctica física muy mtensa por el D. D. - iEsa es una rehabilitación de lo fisiológico tan despres-
tigiado!
deseo de reunificar el cuerpo que ellos viven como algo hecho peda-
zos. lNo es éste el mismo problema que se observa en los adolesce~~ A H. -Nosotros lo describimos así porque hemos estudiado ana-
tes y también en los adultos que se entrenan con miras a la competi- tomía, fisiología, etc.; me pregunto si el que practica deportes lo per-
cibe de la misma manera.
ción, esto es, una lucha continua contra un cuerpo que~~ les es_capa?
c. P. -En todo caso, creo que este tipo de preocupac10n esta muy R. C. -Por supuesto. El placer de la ducha, el contraste de lo frío
y lo caliente ...
presente en e! profesor de educación física ... que siente un sordo te-
mor de dividirse en pedazos ... A. H. -Tú siempre vuelves a las sensaciones con referencia al mun-
do exterior ...
A. J. -Conozc6 a personas que intervienen e~ el campeonato ~.e
Francia (cuya técnica debería estar perfectamente Integrada) Y que sm R. C. -De ninguna manera, pues ya dije que en ese estado lo inte-
embargo tienen problemas de este tipo; sienten el fracaso de una ma- rior y lo exterior forman un conjunto redondo ... Sí, redondo ... CUan-
nera muy viva como una falta de dominio del cuerpo Y no como un~ do haces footing al sol sientes el sol hasta en el vientre ... ; sí, así lo
falta de dominio del movimiento que deben realizar. Me pregunto SI sientes ... Cuando te vuelves, tienes el sol a la espalda ... Y lo sientes ...
lDónde está el cuerpo entonces?
éste no será un factor determinante que lleva a la gente a practicar de-
portes de competencia ..... D. D. -lEs esta discusión típica de todos los medios de educación
física?
A. G. -es precisamente lo que yo decía antes, c~ando_ha?laba de la
natación. Es ese permanente ir tras el cuerpo ... y st las .te~n.tcas depor- A. J. -No. En modo alguno. Cuando los profesores de educación
tivas pueden procurar placer, se trata de un placer ftct!CJO, pues se física hablan del cuerpo, lo hacen siempre en el nivel de la técnica y
lo experimenta en función de la medida. . . . de acuerdo con una concepción muy mecánica. El cuerpo es idealiza-
do y al propio tiempo es algo neutro.
A. H. -No necesariamente. En el entrenamiento no hay nmguna
medida. A. H. -Verdad es que el principal discurso es el discurso técnico.
A. G. -Sí. La medida es de previsión y se relaciona con el proyecto El cuerpo de que se trata en él es el cuerpo de otra persona, la imagen
de la competencia. . del campeón. O si los profesores hablan entre sí de su propio cuerpo,
c. P. -No sé si se trata sólo de eso. Recuerdo convers~cto~e: con generalmente se quejan de los dolores que experimentan ... Por lo
alumnos de educación física y deportes; una chica. dec1a: S1ento demás, me parece que el clima del deporte ha penetrado en el medio
placer en correr. Cuando cubro los cien metros expenmento una ten- pedagógico. Lo importante estriba, no en la práctica misma, sino en su
sión que va subiendo de punto ... hasta qu: bruscamente se descar- ambiente social. Aun cuando el entrenamiento tenga proporciones
ga" ... Eso es bastante claro, lno? Luego esta la res~~est~ ~que ahora enormes, se pasa lo más rápidamente posible por él, para gustar del
ya se ha hecho clásica entre los alumnos de educac1on f~;1ca- de los placer que viene después y que depende del resultado, para gozar del
ambiente posterior al partido ...
izquierdistas que acuden a practicar danza y expres1on corporal
después de haber decretado que era inconcebible encontrar placer en R. C. -Es cierto. Los motivos de la satisfacción deportiva son am-
el deporte: "Si usted experimenta placer en el deporte, hay algo sos- biguos. La fiesta se celebra después, nunca durante el desarrollo de
la competencia.
pechoso". . . . .
R. C. -También quiero hablar del e¡erc1c1o de las grandes fun~'?' A H. -Por otro lado, es evidente que una práctica corporal inten-
sa no incita a reflexionar sobre el cuerpo ...
nes. La transpiración no está solamente ligada al trabajo; uno tamb1en

104 105
C. P. -En otras palabras, el cuerpo es un lujo.
P. l. -La vivencia corporal en la práctica deportiva está tan cerca
sin más, .la verosimilit~d.de
. semejante perspectiva·, lacaso este "d eseo "
pe d agog1co no denva del mito?
de la vivencia corporal e·n la práctica obrera, es una forma tan per·
fectamente integrada y ajustada a nue;tro tipo de sociedad que no
será en las técnicas de alto rendimiento donde habrá que buscar una
Un~ ve~ planteada así la cuestión, nos parece útil considerar otras
expenenc1as antes
. . de que nos ocupemos de la sombra que Incesante-
·
nueva vivencia corporal. En ese terreno hay pocas probabilidades
mente se mamf1esta en esta apasionante discusión, la sombra proyec-
de encontrarla. lPodrá surgir esa nueva vivencia corporal por el lado tada por el lenguaje ...
de la eutonía o de una educación física original? Sin embargo, me pre-
gunto si todo esto no corresponde al nivel del mito, al nivel de la tri-
logía 11 libertad, fraternidad, igualdad" ... , cuando la búsqueda tiene un
objeto que nuestra sociedad no puede incorporar.
Provisionalmente y a los efectos exclusivamente prácticos, pode-
mos retener lo siguiente del debate transcripto:

-El deporte, como fenómeno fuertemente institucionalizado, no


parece propicio para ofrecer ¡¡vivencias" corporales originales. Sin
embargo sería imprudente revocar las situaciones codificadas sin !!e~
var a cabo un análisis más profundo de la realidad psicológica en que
aquéllas se basan. Queremos decir que si las prácticas deportivas pue-
den considerarse efectivamente como modos de represión del cuerpo,
hay que establecer en qué medida esos modos no corresponden a una
aspiración fundamental de los que practican deportes.
-~En las márgenes de este ambiente impuesto por el deporte, parece
que podrían instituirse prácticas corporales de un tipo nuevo, en las
que el individuo entraría en relación con otros, con el agua, con el aire
o con la nieve, una relación experimentada a veces de manera tan ex~
traña que parece difícilmente verbalizable. 3 Pero no puede admitirse

3 Podemos relacionar esta conclusión con ciertas· observaciones de Guy Haye


sobre niños que se encuentran en situaciones de "aire libre": "Cuando se
les permite quitarse los esquíes, los niños se revuelcan en la nieve para incor~
pararse literalmente a ella, utilizan su anorak a manera de pequeño trineo,
hacen bolas de nieve para lanzarlas o comerlas... , y encuentran en estas cosas
un placer indiscutiblemente mayor que el que les procura el dominio técnico
del esqu(". A! citar otros ejemplos, G. Haye observa que !os deportes co!ecti·
vos (a pesar de su elevado potencial)' ofrecen menos campo para realizar ob·
servaciones demostrativas, "pues los fenómenos de comunicación y de con~
tracomunicación, fuertemente institucionalizados por la regla, están siempre
en el primer plano". Véase, de G. Haye, "L'homme et l'eau vive. Etude pros~ pective des loisfrs corpore!s en plefne nature". Memoria de la ENSEPS Cha-
tenay-Malabry, junio de 1972, págs, 27-28. '
106
107
fuera de la vista de los adultos, destinados a permitir que los peque-
Capítulo V ños -en condiciones de plena seguridad- corran riesgos. Dice Dattner
que se trata de prever un espacio en el que pueda verificarse una "in-
SE INSTITUYE UNA ARQUITECTURA teracción creadora entre el niño y su ambiente". 3 Los realizadores de
estos proyectos también ponen a disposición de los niños múltiples
objetos que pueden combinarse y asociarse según el antojo de los par-
ticipantes y con un fin definido sólo por ellos. Ese espacio es un reino
de construcciones heteróclitas, de singulares reuniones de piezas
sueltas Y es también un lugar de riñas y altercados. En ese espacio
los movimientos de los pequeños no están regidos por un instructor
Una pedagogía del ambiente que les indique lo que deben hacer, los trayectos que deben reco-
rrer. Tampoco están ya acompañados por melodías pentatónicas. ((No
Ante la incapacidad de la institución pedagógica para integrar un basta hacer vivir al niño dentro de un marco bien concebido. Hay que
lenguaje verdaderamente nuevo, hoy se registran ciertos intentos darle la posibilidad de obrar sobre ese medio, de adaptarlo, de des-
originales que se desarrollan fuera del sistema escolar y se expresan truirlo en caso tiecesariou, dice Dattner al presentar el proyecto que
en algunos museos, en tiendas de grandes dimensiones, en campos concibió para el campo de juegos de Central Park de Nueva York. 4
de juego, en exposiciones o ferias internacionales; a veces asumen la· Podrá uno decir, como el doctor Matthei, que eso no es más que "un
dimensión de provocaciones antipedagógicas. De esta manera y el) sustituto de la libertad y la autenticidad perdidas". 5 Así y todo nos
medio de la diversidad de los proyectos vemos perfilarse una 'J!!)~ parece, por más que puedan percibirse aquí ciertos acentos nostálgi-
dagogía del ambiente" que sólo ahora comienza a manifestarse e~'" cos, que las intenciones básicas distan mucho de referirse al pasado y
..... -.- ···;·.·'"''"~·'-"'"...~'"'""""'". . que la mirada que se fija en el niño es visiblemente distinta de la mira-
Francia, pero que ya tiene una historia bastante larga en los países
anglosajones. 1 da propia del universo escolar. Los representantes de esta tendencia
Estas nuevas tendencias nacieron de una comprobación: !asocie~ ven al niño "compensando sus frustraciones, descargando sus miedos,
dad industrial no se preocupa de los niños fuera de los horarios en sus angustias, sus pulsiones agresivas", 5 reconstruyendo y destruyen-
que la institución de la escuela y la institución de la familia controlan do sin cesar el producto de su acción. Esto es educativo, según Jos ini-
direct~mente la actividad infantil. "El niño se ve frustrado por falta ciadores de tales proyectos, y es algo que no pueden alcanzar las in-
de un' espacio que le sea apropiado 11 • 2 Así nació en Dinamarca en tervenciones programadas de un educador. 41 Sin actos pedagógicos im-
1943 y a impulsos de Sorensen la idea de los campos de juego para la perativos, sin obligaciones de demostración, aparecen todas las for-
aventura (adventure play - grounds). Esos lugares están concebidos mas de vida y todas las posibilidades". 6
para ofrecer a los pequeños ciudadanos espacios propios, cercados,
3 Dattner, Design for play, Nueva York. Van Nostrand Reinhold C0 •
\ """t Sobre esta cuestión puede consultarse: Lady Allen of Hurtwood _Pianning
fQr..P/aY.,, Ed. Thames and Hudson, Londres; ArVid Bengson, En~f'rOftffTéht
.:j \
4 Dattner, op, cit.
' p!anning for Chlldren's play, Crosby Lpckwood and Son, Londres; Seymour, 5 Pourquoi?_ (revista de la Liga de Enseñanza y Formación Permanente)
'¡ Whitney North, New York Unlversity·Press. En Francia existen dos organis- n° 85, noviembre de 1972, pág. 40. '
l
mós: el CODEJ {33, rue Campagne-Premi6re, París 14e) y el OPAL (66,
_,,.,_Chaussée d'Antin, París 9e), que publican folletos y suministran informaci6n. 6 G_roup Ludie en "L'enfant et I'Architecture", Architecture d'aujourd'hu'1
numero de marzo de 1971, pág. 84. '
2 P. Chombard de Lauwe, Des hommes etdes vi/les, Payot,_1965, pág. 73.
109
108
Los campos de juegos para la aventura influirán profundamente importancia de esta declaración que tanto contrasta con las concep~
en las nuevas concepciones de la instalación de establecimientos edu~ cienes del desarrollo del niño mediante el ejercicio de la motricidad
cativos. Según Danancher, los campos de juego concebidos Y equipa- en el ámbito escolar. Esta pedagogía del ambiente postula, en cam-
dos "según las instalaciones deportivas" 7 tendrán que reconsiderarse bio, la libertad que debe tener el niño para experimentar su cuerpo en
por completo. Para no cansar a los niños, se imaginan siempre nuevos las situaciones más diversas, para sentir placer en vivir su cuerpo en el
planes: formas insólitas, colores poco habituales, materiales nuevos pa~ movimiento. El cuerpo es en sí mismo un objeto de atención, es !o
ra fomentar e! placer de los niños en crear su propio ambiente. Los es~ que permite construir una cabaña o destruirla, es lo que permite lanzar
pacías están concebidos de una manera no convencional, con diver~ pintura sobre una pared o tocar una campana.
sos niveles de circulación, dotados de equipos móviles (hilos de colo~ En nuevas concepciones del museo volvemos a encontrar esta vo-
res, máquinas variadas, tetraedros desarmables, globos de poliéster), luntad de la intervención corporal del niño. Según ellas el niño se en-
con suelos de densidades diferentes. 8 Así, "los niños se revuelcan, cuentra inmerso en la obra del artista. 11 lObras de arte? Son lugares ... ,
dan saltos peligrosos, pueden armar jaleo, liberarse~~.
9 ambientes que no están hechos para ser mirados a la distancia y a
través de los habituales conocimientos culturales que exige todo co-
mercio con el arte ... Esos ambientes instauran de entrada un diálogo
sin intermedia~ios con el cuerpo y los sentidos". 11 Aquí nada está
La intervención de los artistas concebido para suscitar respeto ni admiración. Por el contrario, son
¡¡obras que tienden a descondicionar los comportamientos habituales
Al comentar el nacimiento del Kinderspielhaus de Francfort, W. que se oponen a un libre diálogo con el arte", 12 Los pequeños ges~
Gutermuth observa: HEs un campo de acción en el que el niño tiene la ticulan, corren, lanzan gritos de gozo al atravesar "lo impenetrable'' de
posibilidad de retozar a sus anchas en un verdadero paraíso lúdico Soto, al arrastrarse por la bruma de vapor concebida por Rosenquist ...
10
que le ofrece un máximo de libertad y de libre expansión". El lu- A nosotros nos parece notable el hecho de que estas experiencias
gar preferido es el "centro de movimientos", verdadero paisaje de no se lleven a cabo en la esfera·de la institución pedagógica y que en
montaña con sus grandes cubos y elementos de material plástico, ella sólo despierten un débil eco. Son las revistas de arquitectura las
11 en el que los niños dan libre curso a sus energías y se lanzan con brío que nos informan sobre estas experiencias al comentar las innovacio-
a la acción". Lo que, según el autor, caracteriza ~sta experiencia es nes observadas en diferentes exhibiciones internacionales (fa Feria
su "falta de ambiciones pedagógicas"; convi~ne tener en cuenta la. Internacional del Libro de Francfort, 13 la Exposición 67 de Mon-
tréal, 14 la Fiesta Eléctrica del E.D.F., 1 s los juegos Olímpicos de

Observemos que éste parece ser el mismo caso de Jos campos del Robinson 11 J. Michel, "Le musée désenvironneur", Le Monde, 25 de noviembre de 1972.
suizo. En efecto, el Robinson suizo es un salvaje muy bien instruid?, que Véase también Art Vlvant, marzo de 1972, y Pourquoi?, "La lumiere qui
elige desde su tierli'la juventud un gobierno, reúne un parlamento, acuna una vient de l'Ouest", n° 85, noviembre de 1972, pág. 45.
moneda, etc.
12 Ibídem.
7 Pourquoi?, op, cit., pág. 35.
13 Gutermuth, op, cit.
8 Archítecture d'aujourd'huf, o p. cit., pág. 80 (la experiencia de los grandes sa~
Iones de venta). 14 Le Centre d'octions créatrices, lmprimerie nationale du Canada, octubre de
1967.
9 :..e No uve/ Observateur, n° 299, 3 de agosto de 1970.
1s Documento sobre la experiencia de la meseta Beaubourg, E. D. F. Relations,
10 W. Gutermuth, "Un paradis sans ambitions pédagogiques", La Tríbune publiques, Parfs, 1972.
d'A//emagne, n° 243,21 de noviembre de 1972.

i 11 o
111

1
!'
l
Munich, la Exposición 70 de Osaka) o la gran prensa que se hace eco "consideran primordiales las relaciones entre su pedagogía y la arqui-
del movimiento (por ejemplo la experiencia de los salones del centro tectura". Esto no hace sino confirmar el sentido de lo que nosotros
de compras de Belle-Epine). mismos pensamos.
Corresponde hacer notar que aquí se ha dejado la iniciativa a crea~ "La escuela mirador, la escuela cuartel" 20 forma un todo coheren-
dores, a artistas. Esta "intervención de los artistas" en el juego educa~ te con el contenido pedagógico geometrizado. El hecho de que las pa-
tivo, esta acción de hombres que repudian los valores tradicionales, redes estén pintadas de colores vivos o el hecho de que un fresco abs-
las convenciones, los puntos de referencia fijos y que, por otro lado tracto adorne la fachada de un edificio no cambia, en el fondo, la es-
experimentan una verdadera pasión por la infancia, es sin duda un heM tructura del lugar. Lamentémonos pues, con R. Sommer, de la circuns-
cho promisorio. lHabremos de mostrarnos sorprendidos ante la oriM tancia de que exista "más información seria sobre las necesidades de
ginalidad de semejantes proyectos que tanto se diferencian del proceso espacio que tienen los animales cautivos de los jardines,zoológicos y
de simplificación y desnaturalización del espacioMtiempo, proceso que, circos que información sobre las necesidades espaciales de los hombres
según creemos, es característico de la pedagogía del statu quo? Losar- en el hogar, en la oficina, en la fábrica 21 y prestemos nuestro interés
tistas sienten el deber de promover "esos lugares de experiencias en a las experiencias del arquitecto J. Boris, entregado a estudiar las inter-
los que la libertad física es óptima y está protegida del mundo de los acciones que el ser humano mantiene con su marco vital, con "Su se-
16
adultos, estructurado y clasificado de conformidad con éstos"; gunda envoltura". Al comparar el espacio vivido y el espacio soñado,
los artistas sienten el deber de cumplir una misión: "por sus vínculos J. Boris pone de relieve variaciones importantes según la edad de los
sensibles con el mundo de la infancia, el artista puede desempeñar el niños. "El aspecto genético de los estudios ha revelado un gran nú-
papel de mediador". 16 mero de significaciones en los elementos arquitectónicos, cuya impor-
tancia no puede ignorarse si se pretende crear espacios apropiados pa-
Espacio vivido y espacio soñado ra el adulto y para el niño". 22 Las paredes, los pisos, los techos, las
puertas son percibidos y vividos de maneras muy diferentes por los
niños.
En una segunda serie de experiencias, el autor ofrece a los niños el
Georges Mesmin, quien considera ''la arquit~~Y:tt-H::.~.,--~~Q.!ªr"'.2J~ID,9."" medio de volver a crear su ambiente 2 3 con bloques de material
una fQEme. ...~i.~Df1Q?;t_áe).a~.!ilUSJ~fi.Ml?.a.!:.,, 17"-'Sé'a'SOrñbra de que los mo- plástico. Si el primer contacto de los niños .con los materiales .-"un
éféfO-~s edificios escolares continúen construyéndose de acuerdo con
baño de espuma de nailon"- parece caracterizarse por cierta excita~
una estructura napoleónica. 18 Para explicarlo aduce razones financie-
ción, el autor afirma que le sorprendió la extremada atención con
ras, 19 pero para él el factor principal es la actitud de los docentes
quienes, aun tratándose de representantes de la escuela nueva, no

16 Pasquini, Devenir espace humain, n° 1, 1972, pág. 18.


20 Boris y Hirschler, Architecture d'aujourd'hui, op. cit. pág. 7.
17 G. Mesmin, L 'Enfant, I'Architecte et I'Espace, Paris, Castermann E3, 1971,
pág. 104. 21 R. Sommer, "L'espace personnel", La Recherche, n° 3, febrero de 1973,
pág. 142.
18 Ibídem, pág. 105.
22 J. Boris, Les cahiers pédagogiques, n° 95, diciembre de 1970, pág. 64.
19 Con Conocimiento de causa, puesto que fue director de equipamiento del
Ministerio de Educación. 23 J, Boris, Architectured'aujourd'hui, op, cit., pág. 7.

112 113
que los nmos construyen ulteriormente su hábitat. Este último se no se trataba ahora de reproducir a Frere Jacques-, las únicas mani-
caracteriza por una variedad de formas extremadamente comple~ festaciones de espontaneidad consistían en imitaciones de gritos de
jas 24 y relativamente estables (según los grupos, duran de 10 días a·nimales, de una trivialidad desesperante. lHabría pues que admitir
a 3 meses). J. Boris observa: 11 La fase de construcción ofrece, a la incapacidad de creación? lSería indispensable integrar práctica~
nuestro juicio una importante oportunidad para apropiarse de un es- mente una teoría del sonido, del gesto, de la forma, de la gramática
- pacio de·- tres' dimensiones .mtensamente VIVl
. 'd o por e1 cuerpo " 2 5
antes de superarla intencionalmente en una manifestación realmente
y asegui-a que esta apropiación corporal estimula enormemente la creadora? lSería, pues, cierto que sólo una ínfima minoría (la de los
11
aptitud- de crear en otras· circunstancias. Por fin considera este autor niños dotados") es capaz de distinguirse de la gran masa de todos
que Jos niños que participaron en este tipo de experiencia suelen aquellos a quienes se hace integrar modelos? El fracaso en nuestros
expresar 11 reivindicaciones muy claras, a menudo lúcidas y duras, en intentos de expresión libre confirmaba sin discusión estas ideas.
!o tocante a lo que ofrece el contexto social", 26 lo cual lo incita a
En una situación diferente, 2 9 el azar nos. indicó otro camino de
desear que '"se creen envolturas de formas variables, cuyo interior Y
investigación: habiendo registrado en el magnetófono los productos
cuyo exterior se modificarían según el gusto de Jos niños y de los
sonoros de los niños y deseando hacérselos oír a sus autorés, u·n:e.rror
adultos quienes vivirían así la situación escolar normal u. 2 7
Nue~tras propias experiencias nos llevan a conclusiones (parcial~ que cometimos en cuanto a la velocidad con que debía pasar·se:·Ja···dhta
magnetofónica provocó una explosión de hilaridad. Los sonidos re-
mente) idénticas, y creemos que ha llegado el momento de exponerlas
producidos, evidentemente desfigurados, desencadenaron una serie
en su evolución.
de productos sonoros infantiles sorprendentes; cada niño rivalizaba
en ingeniosidad para emitir sonidos capaces de asombrar. RepetitTioS/a
experiencia varias veces y comprobamos siempre una sensibilidad a la
Cómo la idea de espontaneidad se desvanece radicalmente ...
creación -es decir, a la producción de algo imprevisto-, pues el apa~
Comenzamos trabajando con niños en edad preescolar 2 8 y aplican~ rato devolvía al grupo de niños una imagen transformada de la pro-
do procedimientos cuya validez refutamos en la primera parte de esta ducción sonora inicial. Se nos ocurrió entonces la idea de establecer
obra ( i la crítica se dirigía, pues también a nosotros!); utilizábamos la diálogos entre los niños y el magnetófono ampliando el universo de
música tonal e incitábamos a los niños a que realizaran evoluciones objetos capaces de producir sonidos: ruedas de bicicletas, papeles,
agua, rejillas, chapas onduladas, caños, planchas, elásticos, etc. El am~
geométricas. Despu_és, con esos mismos niños, intentamos experiencias
biente todo se convertía en orquesta y, por supuesto, no era cuestión
de <~libre expresiÓn": tuvimos que convencernos del fracaso de tales ex~
de afinar aquí los instrumentos. La necesidad de colgar ciertos objetos
perienciJ.s, que en el plano corporal se limitaban a estereotipias repe~
tidas indefinidamente y en el plano sonoro a golpes dados con cierta pesados -para que pudieran liberar sus sonidos- planteaba un pro-
cadencia. Cuando solicitábamos la expresión vocal del niño -como ya blema que el temible conformismo de los arquitectos no permitía
resolver: el cielo raso no estaba concebido para que sirviera como una
superficie útil. ..
24 Ibídem, pág. 9. Véanse las láminas.
Tuvimos pues que refugiarnos en los subsuelos de las escuelas;
2 s. lb ídem, pág. 8.
allí las cañerías permitían suspender gongs, caños, barras, etc., y de
26 Ibídem. una manera general era posible que el espacio se ¡¡amueblara" con to-
27 j. Boris, Les cahlers pédogogiques, op. cit., pág. 75.
28 jardín de infantes de la Pigacihe, Caen, 1966-1968. 29 Comisión escolar de Hull {Quebec), 1969·1971.

114
115
da libertad. El espacio se convertía en selva que había que inventar
antes que explorar. Las dificultades que surgían para explotar las
riquezas potenciales del lugar exigían esfuerzos de imaginación. Por
ejemplo, las pelotitas de ping~pong, proyectadas en el aire, permitían
obtener por percusión ciertos sonidos, antes de convertirse a su vez
en instrumentos, cuando caían al suelo; y el magnetófono podía
reproducir esas aventuras rítmicas complejas. 30
Las sesiones de expresión de esta suerte concebidas llegaron a ser
sorprendentes polifonías en un espacio que estaba al alcance del
cuerpo de·! niño. Moviéndose dentro de ese marco del que era coau~
tor, el niño se convertía en compositor de música. La anif!lación cor~.
poral entablaba un diálogo con el ambiente en evolución. Cubos y pa-
ralelepípedos de material plástico, grandes globos, paneles de papel
tendidos podían integrarse de diferentes maneras para formar espa~
cios habitables, túneles, rascacielos. Cada uno de esos ambientes
ofrecía un pretexto a la acción motriz, y aquí debemos observar que
se desvaneció radicalmente la idea de una motricidad "libre''. Lamo~
tricidad continuaba siendo inducida, provocada. Lo qL!e diferencia
la inducción producida por el ambiente de la inducción provocada por
una consigna verbal es la posibilidad de elegir. En efecto, entre las
múltiples sqlicitaciones del ambiente, el niño puede elegir la acción
que quiere emprender. Ante él se abre una gama enorme de posibili~
dades, lo que no ocurre cuando se le pide que corra en una deter-
minada dirección o a través de un determinado pasillo o que lance
un objeto de determinada manera. P~mR.Ql.J,'!9~fi.9.~.\JJ.!ll..S..\t<!,.]amoJ;.rL.
cid.•sLestá orientada intencionalmente por eiJ?!SW.ÍQ...l.\Jiru:Q•..S.~lL~<Íi'­
hablar ~-ast·ae-··n:rorr'iCiéfáa"''Orren~tacra.,a,··"a·e;;p¡;iZar cuerpos, a animar
s~íi'erfiCiés"'y
. ........ _...........'tormas''''a'pró'o\!cii"''soiHCfos;···¡;sa"tñoiriéicíad-~;;~-;;:-
..,..........,.................. ·-·-·····-·~·--""'·-·- ..~-- ......... e.....
P<?.~ _ ,~o~siguiente variaciorieS eñergé.ticas .e~ ...~L.~!JJJ?l~nt~}·Jª~-~~1-.!~t§.$._
puede·n.serrecogia·a:s-enTorma··mnlaros:''Ño· ha~ de confundirse esos
_, ....- ---~'''"" ...~'"''<·•·~-~y.,'"''"'"='~··'"-'•'"-"''""''"""'_...,..," •• ~......~.····"·""'""""' .
datos 11 objetivos" con la SignifiCación que pueda asignárseles; tampo~

30 Una película, en cuya concepción y animación pedagógica hemos interve~


nido, fue filmada por el Ministerio de Educación de Quebec; en ella se mues~
tran situaciones análogas. "Quebec IV, V, VI", 35 mm, en colores. (0. F.Q.
y SMTE) Distribuida en Francia por la embajada de Canadá.
Los dibujos que ilustran el texto son de Tony Marcha! (trabajo que le agrade~
ce mos vivamente), realizados según fotograffas de !a filmación de esa película.

116 117
co ha de creerse que sean el motivo de la acción en el espacio que
permite obtenerlos.
En un artículo, 3 1 expusimos situaciones vividas de acuerdo con
esta modalidad pedagógica y no nos proponemos consignarlas aquí
detalladamente. Nos bastará recordar tan sólo que esos ambientes mo-
dificables y polivalentes provocan situaciones en que alternan mamen~
tos de construcción, de hábitat y de destrucción, que nosotros a nues~
tra vez alternábamos con sesiones de. lectura (con el magnetófono y
el magnetoscopio) de los hechos pasados. Esa lectura de lo vivido
podía ser fiel o bien manipulada (alterando la velocidad con que nor-
malmente debe pasarse la cinta, deteniéndonos en una determinada
imagen, desarrollando la cinta a la inversa) y hacía el mensaje reprodu-
ducido un motivo de apertura a otros modos de expresión¡ no se tra~
taba, por consiguiente, de un retorno fijo al pasado.
Debemos insistir sobre el hecho de que las situaciones se encadenan
con una lógica propia del sistema y no con una lógica impuesta des-
de afuera. Nace así un aliento de ritmo propio en cada grupo colec-
tivo de niños que, dialogando con el ambiente, modifican sin cesar
la forma de éste. Evolución en el módulo sonoro. Audición de los
sonidos. Danza en la oscuridad. F/ashes de luz. juegos de sombras.
Sombras chinescas (los cuerpos de los niños proyectados en paredes
de papel). ·Discusión sobre la imagen del cuerpo así producida. Re-
presentación dramática con muñecos de tamaño natural. Creación
de un hábitat para los muñecos mediante los bloques de material
plástico. .
Este ritmo expresa un rh·¡¿ro'C6snlos .cultural, de manera que pre~
tender modificarlo en nombre de principios lógicos de regularidad y
. de continuidad equivaldría a destruir su dinámica y a desfigurarlo.
Como las posibilidades de combinar de maneras diferentes los ele-
mentos del ambiente son múltiples y reales (y es éste el caso del
"mobiliario" cuyo principio describimos), se constituye una cultura
de grupo que expresa una disposición particular de su espacio-tiempo.
Se impone una "arquitectura", se impone una expresión corporal, se
impone una expresión sonora de la que cada niño es coautor y

31 D. Denis, "Créativité et éducation corporelle", Education et Déve/oppe~


ment, n° 72.

118
119
que evoluciona según las innovaciones buscadas o las innovaciones
aleatorias, según acciones deliberadamente queridas o retroacciones. tribuye a instituirlo~ C_uan~.Q. JD_-ª~ _del_ic~,?_o,s _s~an_,_l_os aparatos tanto
Las formas creadas por los niños en semejante contexto se carac~ rn~s,.~9.1!1T'#:J5~f\0[[>1r••lá'é~mplejidad.de losménsa)es:tuiiñto rÍíasfie:C.
terizan por su complejidad. Y es esta complejidad lo que asusta al les. s.?n, t~nt()mejord~n suent:a. de la riqÚeza cléí'alnbient~'iífforñeriiaf"
pedagogo 32 y lo que lo incita a encubrirla presentando a los niños .la·.~?T.a.sf~ c,\)nci,ncia de fenómenos que'ríabilarísldo imperceptibles~
elementos simples ciue no son más que groseras caricaturas de la rea~ Püedet.PH"''· 7ntreverse la riquez~ de lo qüePauiTrfir\gernossugi!;¡:¡;
lidad. ~sti_ma_mosqu~ nuestr() _ papel ~'?_consiste e~ Ílllpone~ UlL<L.f.Q.IDl~---- __ _qy_~"l;l,ii_f!1,~~8~~-H-~~---~'t~cr.!~l~~-í~--e·s·pejo-n. -~·a-~~·'_P't§fq9-:9I?~tJa~-~XPe'rie_rlaa 1
•:ü ~:irg¡;o, ~~: ~.i~9.¡; .~iiiji .9~.<i:.ªi~~m~í::S2!~~.\ii~L~2!ü9~.g&~:
~1~A~~~~t~~~;~~~t~~~~~r~w~fl~~~~l~!Jt~~~~~:rf~:r:~: 1~
si m pie .
.r~t<ó~s:_t:ésni.«Q>.R.ªr.a... d~yqly~¡. . .al .. grypg,.:;ol~c;tjyq,;;::~Ht?~.~.~ ..•~nil•.S!?J.~..
· coJ11pi~I~;::;.J~.. imªg'n.g~ .. ,Ys9m8!~ül1Nt . !l-,.<;~~ri.~.~.•~Ri\r.~!.?.~.,\~~D.!~??
no es un expediente _qt,~e debamos lamentar, _pues
;· ..-•. --"---•• .·.· .__.,..·. ··""· .: . ,_ •,,. ,.- . ·:- ·• ';• · · ,.,. '· -..-•.. _,, ..,.,. ,,_,.•,,..:.,_.,,_,_,,,."'·< <·'""Y·:··:-c
"·"'>;;;-·~,
aquí la tecnica se
.,.,:-~'·'.--:.-;~-,,~:-o~.'"\~~!""-'·''·"'';_,-.
....---
vlifá''tohiaildcE.ís:tit>éH:wair-¡ii';<C:il'iifpléfi~a&
En. modo alguno res~ ita
1mpone. ilógico valorizar el magnetófono y rechazar el metrónomo preferir
-
'"'~-----.·-·
la rueda de bicicleta al xilófono, valorizar el magnetoscopio ~ntes que
la cronofotografía. Nosotros aspiramos a tener en cuenta la riqueza y
Hacia la aventura esteticocientífica ... la _extensión del hecho vivido y creemos que es antipedagógico recu.
bnrlo de una pseudosimplicidad. 34
b·-----La técnica se impone porque sus aparatos permiten superar el esta~
~-, Subsiste empero un problema importante. lCómo explotar la
Z dio de las reproducciones mecánicas de figuras triviales. Lo que provo~ complejidad? Si bien es cierto que los medios audiovisuales, al regís·
l. có productos sonoros inesperados fue el magnetófono y lo que indujo t~ar el hecho vivido, nos permiten reflexionar sobre él, no pueden de
\ actitudes corporales no comunes fue el magnetoscopio. Estos dos ins~ nmguna manera reflexionar ellos mismos sobre la complejidad de que
i trumentos deben explotarse porque, por un lado, permiten memorizar se hacen eco. Partiendo de la información bruta que transmiten esos

~,~ formas fugaces y también porque permiten una confrontación del gru~ medi.os no son capaces de enseñar conocimientos formalizad-os. 's¡ se
I po y de su obra vivida. Verdad es que el mensaje reproducido no es ya considera que el acceso a éstos es deseable para el niño, sin aceptar
!~ el mensaje producido: la imagen no equivale a la realidad, 3 3 aun por .~so que .esos conocimientos desnaturalicen las conductas de ex~
~1 cuando esté reproducida sin intención deliberada de modificar ,las ca- preSion motnz del niño, debemos formular nuevas hipótesis.
\ racterísticas de la realidad. Lejos de constituir ~bstáculos, ~sas diferen- En un primer momento pensábamos -como queda expuesto en
~;· : ,; j'~.-~.~
,.• .• cias son potencialm~nte _ ric:i5;~PU"ff~l-'Ii1lr'04,Y.~If~:~.D.~.§.(gf.~.P.<i.~I~~5B?Y­ una nota sobre investigaciones dirigida al Ministerio de Educación
~- ,_ . dáiO~·~q-ueson ·nú·evó'f"é'fl""reíac·¡o·n CO'rf1o5., d·atos producid_o_~,. so.n.""etlaS' de Quebec-
35
que sería posible extraer de esas situaciones movedi·
~ las··que~fi.áceñ'P'rü'iié'5ar. aí-~r~¡;j;JrY:fiiQ~l-t~~:~féóJ9rin~rend~Ji
V }.•~~~:Y~~.té?~,~~···~.s0'1b9.9. ,i.~~;.~e ~.~~-.r~;ti.~lr~eJAn""r~.~<:l.?r,~=~:-
1/
•.
zas,. que poseen un dinamismo creador específico, elementos capaces
de Introducir al niño en las ciencias del espacio y del tiempo tales
como se las formaliza habitualmente. Pero después hubimos de' repa-
::t 32 D. Denis, Comunicación a E. N. S. E. P. S., de diciembre de 1971 (versión rar en que esos dos enfoques eran contradictorios. La experiencia
Y. mimeografiada). Estudiamos allí situaciones aleatorias nacidas de interac-
ciones del ambiente y de niños del curso preparatorio de Chatenay-Malabry
al considerar las dificultades de una maestra jardinera para adaptarse a la diná- 34 lPodrá decirse, por ejemplo, que nos parece absurda la técnica de explotar
mica de un sistema que no está enteramente determinado por sus consignas. el agua -:-como fuente sonora- cuando se trata de llenar vasos i:ratando de
reproducir los grados de la gama?
33 M. Tardy, Rapport de la Commissíon d'enqutte sur /'enseignement des arts
au Québec (Comisión Rioux), tomo 111, pág. 14. 3s D.' o:nis, "Recherches sur l'éducation physique a l'école maternelle" MI·
01steno de Educación, Quebec, octubre de 1968, pág. 10. '
120
121
Capítulo VI
estética como la definimos nosotros, es irreductible. Como no se la
manipuÍa en función de las representaciones a las que se quiere hacer EL ESPEJISMO COBRA CUERPO
36
llegar a tos niños, como se deja que se exprese el "metabolismo"
del grupo, ya no hay ningún punto de referencia ni de unión con las
;¡ construcciones lógicas establecidas. Sin embargo, para mantener el
J principio de que puede haber relaciones entre la motricidad Y el cono-
J- cimiento debemos formular otra hipótesis: como ya no se trata de

l ~~~;;;r~~~~;i~;;r~;;;~~~~:~~:,~~-;!~;;~:~~;i~~~~~-~;~i~~;~:s~~~~~~--
~ fid~cj_):\9~~r"ªJ.;L<I~.PQ!lO,f]A~.st~.m•mt!~~~g,,_.~-~r•-':l~n.~st~r..<!n¡¡IJ,~~L.-ºX:
Una geopolítica del cuerpo
1 ma; -c~yg,surgimíeo.to..no ... podía_,pJex~r.s~..-.HU.-W,~I~'1t~--ª9J~í.,,);¡,~~ra
Aventura esteticocientífica ... , motricidad creadora abierta ~
1 qú-e ·a~~l,i~-ªL-~~ri.~.?.),Jnx.~JJ19:.L~At~gqr.(~,,o~n~JFJ.~,. . ~·~Rit~~.i,~_..,tprxn~J_~,~:;~.~:
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b1ente ... En el estado actual de cosas, 1r mas lejos en la definición de
semejante proyecto equivaldría a hacer un malabarismo pedagógico
(y hasta sería caer en el ilusionismo), si no se esclarece antes una
\ cuestión que se nos presenta continuamente como problema desde

' el comienzo de nuestro análisis. Al tratar sin cesar de determinar la


realidad del cuerpo vivido en diversas situaciones, comprobamos cada
vez con mayor claridad el lugar determinante que ocupa -en esta mis-
nía reflexión- la reflexión sobre ... el lenguaje.
Al pasar del cuerpo sabio al cuerpo deportivo, del cuerpo creador
al cuerpo imitador, del cuerpo constreñido al cuerpo presuntamente
libre, el lenguaje no nos abandona en ningún momento ni de ninguna
manera ... En todo caso, 1es realmente el cuerpo lo interpelado por la
psicomotricidad, o por la rítmica, o por las actividades al aire libre o
por el judo, o por el campo de aven.tura, o por nuestro ambiente t:c-
niconatural? 1No se tratará más bien de la imagen del cuerpo que
quiere imponer la ideología de cada una de estas prácticas? Nos sen-
timos impulsados a creerlo así; las confusiones y malentendidos corren
parejos con una carencia: no puede existir una geopolítica- del cuerpo
cuando el principal problema estriba en las fronteras que se le recono-
cen al cuerpo y en las fronteras que se le niegan. Estamos demasiado
engañados por nuestra evidencia corporal y demasiado convencidos
de que ella no puede estar sujeta a discusión para formular claramente
la cuestión principal, partiendo de la cual podría razonablemente en-
tablarse una fructífera polémica. Dicha cuestión es: ldónde comienza
36 j. Qury, Part/sans. Pédagogie: éducation ou mise en conditlon?, Maspéro,
1972, pág. 81.
123
122
el cuerpo y dónde termina? Si es bien evidente que las fronteras del No sin experimentar cierta fascinación tomamos nota de esta rea*
cuerpo están expresadas por el lenguaje (y esto no puede ser de otra parición del ·~cuerpo espejismo 11 -al que nos referíamos al principio
manera), debemos admitir que también el lenguaje es el que las traza. de este libro considerándolo del dominio propio del ensueño- en el
La actitud higiénica moralizante y la psicología de la inteligencia ha- campo de las nuevas prácticas. 4 Esto debe incitamos a cuestionar, no
cen del cuerpo deportivo y del cuerpo sabio un cuerpo tan delimitado el lenguaje de una manera general, sino tan sólo el uso que de él se
y jalonado que no siente ningún gusto por la aventura, por la transgre~ hace en la elaboración de los códigos de cada práctica...
sión, por el contrabando: semejante cuerpo es un cuerpo am.ojonado. El código es el conjunto de reglas y consignas que estructuran la
Pero el hecho de que el lenguaje pueda imponer contenc1on Y en- situación motriz. El código suministra el vocabulario que instituye la
carcelamiento al cuerpo no debe hacernos olvidar que también es el . práctica y al propio tiempo suministra las normas que permiten si-
cuerpo lo que nos permite lanzarnos a la deriva, evadirnos hacia un tuarse al que practica. Cuanto más riguroso sea ese código (como ocu-
cuerpo vivido como espacio de deseo, desquitarnos, proyectarnos rre en el caso de las prácticas deportivas convencionales y en el de las
furiosa o desenfrenadamente hasta las márgenes de un cuerpo sin 1í- situaciones programadas de psicomotricidad) y cuanto más intensa
mítes, caleidoscópico y flotante entre dos aguas, un cuerpo sin pe- sea la práctica cuantitativamente, menores serán las posibilidades de
santez ... iAngustia exacerbada o goce extremado? /Espacio de fusión captar de la situación otra cosa que lo que se encuentra inscrito -en
0 abismo sin fondo? La respuesta es una cuestión de ideología; pero lo ella para el agente. En ese estadio y como lo dice Paullrlinger: ~~~Ls§;]
esencial del planteamiento es que mi cuerpo no tiene los 1ímites
digo termina -salvo accidente_- por -~blit~_rar_ 1.4Yi~.e~_cia ~orpor_~P_'~ 5 ~)l..
que nos quieren hacer creer. ..-La esÚ-;;~t;;;~cióñr1gf(Jtaefespaclo:Ú~mp;;''(q~~ ';~'Cfefie alcód igo)
y no hay ninguna necesidad de probar semejante afirmación lan- tiende a impedir que se establezca toda relación fantasmática con el
zándose a empresas riesgosas dentro del ambiente, como pudo hacerlo
cuerpo, a impedir toda deriva creadora, toda transgresión de una fron-
pensar el debate sobre las prácticas deportivas. En efecto, Claude Pu-
tera tenida por "segura" (y tranquilizadora). Y con razón. Se trata
~-
1
jade·Renaud nos dice que '1_~--~·~--~~~~-~~,.~,~-~.}!.~.i.~'~"'t}~,~~~~~~,~~~~:,_:_~-~~ de salvaguardar "esa esfera que rodea al cuerpo como las aguas terri*
t sión corporal es_ una explt?r.~~l9"ó,5l!l,~t.UH.P~Sf(<\~~:.~'l~B!~j,,~;;~m"'e!~.!!!.~~:p~ toriales rodean la costa de un país", 6 se trata de no franquear la en-
j' tibie~ae~·pr?fú'ñdiZiC'ibO''j<;''·:t·' uOa irlvitación al viaie""en e·¡ que "todo voltura epidérmica, detrás de la que cada cual se siente seguro: iAten-
~ oc~r;~' ~-;,m'o'slél 0Cti'~fjl'li''se dilatara o se hiciera poroso frente a lo que
ción ... ! iFirmes! ... iTomar distancia!. .. iDescanso! 7
'' lo rodea ... de manera que los 1ímites corporales y la frontera del aden-
tro con el afuera se esfuman". 2 Según esta ·· · ·

4 Al interpretar ;as
palabras de una, ~lumna,·<:.··p··~i.i'd~·.dié~: ,;M~ni~iéSttis~·
el
sueño de un cuerpo desligado, desasido, de un cuerpo hecho de fluidez Y mo-
vimiento, en un puro derramarse. Pero tal vez lo que el individuo trata de
1 c. Pujade*Renaud, "L'expérience de soi et d•autrui dans la ·ctan~", memoria volver a encontrar es también ese cuerpo dúctil y proteiforme del sueño.
de la ENSEPS, junio de 1973, págs. 37*38. (Las diversas referenc1as que hare- la danza permitirá, en cierta medida y bajo el control vigilante del 'yo', esa
mos a los trabajos de Claude Pujade-Renaud remiten a textos diseminados. extensión y esas metamorfosis de la imagen del cuerpo y hasta esos mismos
Por ese indicamos la publicación de una síntesis que la autora presenta en cambios de materia admitidos por el'ello' en la experiencia onírica" (pág. 54}.
L'expressíon corpore/le, París, Editions Sociales Franyaises, Coll. Sciences
de l'éducation, 1974. Recomendamos vivamente la lectura de esta obra.) s P. lrlinger, comunicación personal.
2 lb ídem, pág. 42. 6 E. Strauss, citado por C. Pujade en L 'expressíon corporelle, op. cit.
3 lb ídem, pág. 44. 7 Ante semejantes palabras de mandato que significan una prohibición del con-
tacto, la revista Actue/ dice: '' iDiablos! lA dónde va a parar nuestra vida?
124
125 ·'
el espejismo cobre cuerpo en las márgenes de un campo pedagógico
hiperfigurativo? Formular la pregunta en este tono significa darle ya
una respuesta. Rechazar tal perspectiva implica que estimamos bien
sus dificultades~ no puede tratarse de convertir la educación en una
inmensa cura terapéutica de sere:s delirantes, refrectarios por esencia
a la física nuclear, al código genético o a la gramática generativa. Tam-
poco se trata de soñar con una pedagogía de lo no verbal en un reino
de un cuerpo todopoderoso. lEs el cuerpo una ciudadela inviolable?
La fortaleza vacía no está lejos.
Lo cierto es que no es ése nuestro designio. lEntonces? No quere-
mos resolvernos a convertir nuestras fluctuaciones en el símbolo de
lo que A. Moles observa en el enfrentamiento del arquitecto y del ha-
bitante, es decir, una oposición esencial y contradictoria entre dos sis-
temas, entre dos gramáticas del espacio. Uno de los sistemas represen~
taría una filosofía de la centralidad, la filosofía del individuo situado
en el' centro del mundo que percibe, dentro de su '~envoltura fenome·
nológica", el áquí y el ahora de manera específica. El otro sistema re-
presentaría una filosofía de la extensión cartesiana, y el individuo
sería Ún observador imparcial de su propio espacio, percibido como un
triedro de coordenadas. 9 Esta dicotomía puede ser objeto de una re-
Extensión y centralidad flexión importante, que podría esclarecer buen número de enfrenta-
mientos entre quienes manejan y administran la imagen del espacio,
Debe interesarnos especialr:nente este hecho de que en el uni~erso del tiempo, del cuerpo y quienes los viven. Esa dicotomía sitúa en todo
de las actividades físicas pueda abrirse semejante brecha; pero, ¿bas- caso la 1ínea de demarcación entre las pedagogías innovadoras (que as-
ta que lo imaginario forme por momentos parte de lo real, basta que piran a introducir al niño en un universo racionalizado) 10 y las peda-
gogías del ambiente, que se proponen dejar que el niño viva en un
espacio de deseo. A un espacio-tiempo pedagógico, que es una proyec-
~erpo es el portador de ella y bien merece que se piense en él" (pág. 7), ción del planisferio y del calendario, se oponen un jjaquí y un ahora",
antes de ordenar "Agrupaos los unos con l~s otros" (p~~· 9L orden cuy~ aparentemente gratuitos, sin miras estructurantes. A diferencia de un
acento bíblico no carece de humorismo ... , 0° 26, d!ctembre de } 972.
Hay que leer el número de marzo de 1973 de la revista ~.echer;he: (nu~~r~
prohibido) que está dedicado a las prácticas sexuales margmahzad~ ·:··
"Queremos hacer volar en pedazos el cuerpo frígido, el cuerpo car~elano, el 9 A. Moles y E. Rohmer, Psychologie de l'espace, .París, Castermann, 1972,
cuerpo mortificado que el capitalismo no deja de querer co.nstrulr. con los págs. 7-8 y págs.13-14.
restos de nuestro cuerpo vivo. Queremos Hberar ese cuerpo vtvo, qUJtarle las
manillas, descongestionarlo para que manifieste libremente to~as sus en:r· 10 Al hacer notar los vínculos existentes entre la res extensa cartesiana y la
gías, todos los deseos, todas las intensidades aplastadas por el Sistema soc1al danza clásica tradicional, que divide racionalmente el espacio en el cual el
de doma y amaestramiento" (págs, 159·161). cuerpo se adapta a una geometría euclidiana, C. Pujade dice·: ' 1 En el siglo
XVII, el cuerpo demente ingresa en el asilo y el cuerpo danzante ingresa
s C. Pujade, artículo citado, pág. 22. en la Academia" (op. cit., págs. 29 y 115).

126 127
sistema exclusivo de referencias (que modela al individuo según nor- otra, sino de la alternancia de los elementos internos de cada obra--
mas lógicas), tiende a afirmarse ahora una práctica en la cual la falta ~o cumplirá una función pedagógica precisa, no tendrá una acció~
de referencias puede parecer la única regla establecida ... liberadora". 1 2
Pero nadie quiere ver perpetuada semejante cristalización alrededor Al citar a este autor no pretendemos asimilar la experiencia estética
de dos polos, pues ella supone una división tajante: vivir, construir, de un grupo de niños que crean formas con la obra de arte concebida
producir el espacio y el tiempo de acuerdo con nuestros deseos puede por los creadores de nuestra época. Es evidente que no puede estable-
no ser inconciliable con toda formalización, con toda conceptualiza- cerse ninguna correspondencia en el plano de la significación. Pero
ción de la experiencia. Reconocer el derecho del niño a vivir profun- queremos hacer notar en los dos casos una fructífera similitud en ¡0
damente su cuerpo y no limitarlo a recorrer la geometría (poi ítica) tocante a la estructura de la información ofrecida. Eco continúa
de su antomía, reconocer el derecho del niño a disponer su espacio sin diciendo: "El acento carga sobre la posibilidad de captar muchos ór-
escuadras ni compases, reconocer el derecho del niño a situarse en el denes. En la recepción de un mensaje estructurado de manera abierta
tiempo sin referencia exclusiva al metrónomo y al cronómetro implica la esp~ra im~lica menos una previsión de lo esperado que una esper~
muy probablemente rechazar un código único de referencias, pero no d~ lo ~~~revJSto ... Se nos manifiesta entonces el valor de la experien-
significa negar todo sistema de referencias. Es concebible conciliar Cia estet1ca, no cuando una crisis, después de haberse declarado, se
la extensión (puesto que ella no es ineluctablemente cartesiana) y la resuelve de conformidad con costumbres estilísticas adquiridas sino
centralidad. cuando, después de habernos hundido en crisis continuas y en u~ pro-
El desafío es quizá demasiado ambicioso, pero iqué importa! ceso en el que la improbabilidad es el rasgo dominante ejercitamos
La c.uestión es afirmar que el ejercicio del cuerpo en un ambiente una libre elecciónll. I3 '

plástico y móvil es el factor determinante de una pedagogía que pone De n;an~"a que nuestro proyecto puede cobrar forma: partiendo
en tela de juicio el principio mismo de la escuela como lugar de trans- de la practica sensual de un medio físico y humano -la tecnonatura-
misión de la cultura y que propone, en cambio, la idea de escuelas leza permite desbrozar nuevas fronteras corporales-, se tratará de arti-
entendidas como espacios de creación multiforme; prestemos atención cular las informaciones producidas por las variaciones energéticas del
a lo que dice Xénakis: ambiente. (q~e. son el ~ruto de los que obran en ese ambiente) en una
"Si la humanidad adquiriera conciencia de la relatividad de las nor- cultura c~ent1f1ca en v1as de formación ...
mas mentales básicas, podría superar una etapa e imaginar métodos re- lmpónese aquí una lectura doble: interrogar la 11 realidad'' simbó-
volucionarios para modelar arquitecturas de base que son la estructura lica del ejercicio del cuerpo y descifrar la "forma" de la obra produci-
del espacio y del tiempo, y crear así otro tipo de hombre y otra rea- da por_ todo.s, la cual instituye las normas del espacio y del tiempo.
lidad del mundo". 1 1 El e¡ercJcJo del cuerpo en un ambiente plástico es una introducción
Tengamos también en cuenta esta observación de Umberto Eco: al movimiento, a lo imprevisible, a lo discontinuo. y la acción del
uPodríamos preguntarnos si el arte contemporáneo, al acostumbrarnos cuerpo no deb: estar orquestada por un compositor nostálgico. Es
a una continua ruptura de modelos y esquemas, al tomar como mode~ menester, pues, Inventar una pedag<?gía aleatoria ...
lo y como esquema el carácter perecedero de todo modelo y de todo
esquema y la necesidad de su alternancia -no sólo de una obra con

12 U. Eco,op. cit., pág.108,


11 Xénakis en el Prefacio a L 'initiation musico/e des jeunes de M. Gagnard
París, Castermann, 1972, pág. 11. ' ' 13 Ibídem, pág. 105.

128 129
TERCERA PARTE

HACIA UNA PEDAGOGIA ALEATORIA ...


Mirar más allá de la línea azul de los Vosgos...

Formular la hipótesis de una educación concebida como ''aven~


tura esteticocientífica" (y no como un recorrido académico de adqui-
sición de bienes cultivados) nos lleva a plantear dos series de cuestio-
nes. La primera es de orden deontológico: i tenemos el derecho de
desestructurar la imagen convencionalmente establecida del cuerpo,
del espacio y del tiempo en el nivel de un terreno pedagógico que está
inmerso -por la fuerza de las cosas- en una cultura, en la cual las re-
ferencias al cuerpo, al espacio y al tiempo permanecen sometidas a
los principios simplificadores y lineales de regularidad y univocidad?
Una pedagogía empeñada en promover la complejidad del instante
y del Jugar, en poner de manifiesto los diversos niveles de las cosas
y Jos móviles equívocos que animan a todo ejercicio del cuerpo, lno
representa una "ruptura~~ respecto de las pedagogías del statu quo?
Y si ello es así, lqué derecho tenemos a contribuir a formar coneji-
llos de Indias que vivan fuera del aire de la época y que habrían tenido
otros esquemas de análisis y otras categorías de percepción de sí
mismos, de los demás y del mundo?
La cuestión no es accesoria y es menester plantear el problema sin
ocultar una realidad que vivimos cotidianamente: itodos nosotros
somos conejillos de Indias! Metido dentro de un sistema forjado por
la tradición, cada educando es un conejillo de Indias por cuanto es
el producto de múltiples azares de la genética, del medio, de las ideo-
logías que lo forman. También hay cierta inocencia calculada en hacer
creer en los riesgos de una experimentación pedagógica que se salga
de los senderos trillados cuando éstos mismos son caminos plagados
de trampas. Por lo demás, la institución pedagógica tiene plena con-
ciencia de ello, a juzgar por la energía verbal con que apela a un caba-
llo de batalla (el de la igualdad de oportunidades), batalla de la que
bien puede pensarse que está perdida de antemano. Querer ganarla
(realmente) supondría una reforma total y general que debería apun-
tar, no sólo a la organización social y a Jos procesos de distribución
de la información, sino también y sobre todo -a las estructuras men-
tales de adquisición de esa información por parte de cada uno. No
puede uno dejar de estremecerse ante la idea de que semejante em-

133
presa pueda salir del universo de la ficción científica (política) para
T taciones podrían ser (por el hecho mismo de que no se conoce su re-
implantarse en gran escala ... lEs el temor a un horizonte que traduzca sultado) peligrosas? iPor supuesto! Esos riesgos existen y especial-
en los hechos la síntesis del ''mejor de los mundos posibles" y de mente el riesgo de que la hipótesis presentada se revele falsa o nula ...
7984 lo que hace que la institución pedagógica se sienta tan desazo- pero, lcómo saberlo mientras no se la someta a pruebas prácticas?
nada? Lo cierto es que al rechazar la inaceptable injusticia en rela~ Por lo demás, los detractores de los proye:;;tos atípicos, levaluaron
ción con el desarrollo cultural (sin recusarla empero de manera radi~ alguna vez estadísticamente los riesgos que corren los niños dentro
cal) y al temer el futuro de una sociedad experimental, el aparato del aparato pedagógico cuando deben hacer frente a la incompeten-
pedagógico propone continuamente un camino ."mediand': la inves- cia, la neurosis o el sadismo, defectos que, tenemos que admitirlo,
tigación que se realiza en su seno se reduce a un proyecto de aplicaM son menos fácilmente discernibles que el no conformismo? lPuede
ción en el cual el corto plazo es una verdadera obsesión, y así se pre- afirmarse seriamente que una situación 14 mediana" y "normal" consti-
coniza un orden mediano, poblado de niños medianos, dirigidos tuye un campo del que está excluido todo riesgo grave? Evidente-
por docentes medianos que viven en la ciudad mediana de un depar- mente ocurre todo Jo contrario y circunstancias de esa índole son sufi-
tamento mediano... iTal es la 1ínea azul de los Vosgos del paisaje cientemente numerosas para que se tengan en cuenta los peligros de
pedagógico! ciertas experimentaciones, peligros que son infinitamente mayores
lSe dirá que se trata de una preocupación laudable ... , expresión de que los que presentan proyectos cuyos objetivos -por extraños
una voluntad democrática? No. Emprender investigaciones pedagó- que parezcan al funcionario- son explícitos y en los cuales están pre-
gicas bajo la dictadura de lo cotidiano y la apología de la trivialidad 1
refleja menos la preocupación del mayor número (que debería ser la ción cultural para seres que carecen naturalmente de la facultad de integra·
preocupación de no hipotecar el futuro) que el deseo de amordazar la ción. En cierto modo, esas situaciones excepcionales sirven como laborato-
rio para la pedagogía del mayor número,
imaginación por miedo a que se realicen verdaderas experimentacio- ·la lectura del reciente (y muy interesante) libro de Lapierre y Aucouturier
nes pedagógicas según principios audaces que podrían poner en tela (Les contrastes et la découverte des notions fondamentales, Doin, 1973) es
esclarecedora sobre este punto: ~'Este libro fue escrito partiendo de nuestra
de juicio la Situación "medi.ana" hasta el punto de interpelar a la ideo- experiencia cotidiana. .. con débiles mentales, disléxicos, disortográficos, dis-
logía dominante ... 2 lSerá necesario decir que semejantes experimen- calcúlicos, aquejados de tics, tartamudos, torpes, agitados, inestables, apá·
ti_cos... Y esa multitud de inadaptados escolares anónimos, todavía no cata! o·
gados en clases que sirvan para disculpar a los educadores... Esas dificultades
no son específicas de Jos niños llamados Inadaptados. Los procesos de adqui·
1 Conviene observar que cuando el principio de trivialidad se pone en tela de sición y adaptación son idénticos en todos los niños. Nos parece, pues, que
juicio -oficialmente-, se lo hace para experimentar... Iniciativas•.. tomadas los principios básicos que hemos elaborado partiendo del estudio pedagó-
hace tiempo en otros lugares, especialmente en los pa(ses anglosajones, como gico de tales procesos tienen valor general y pueden aplicarse con provecho
por ejemplo, las "arcas abiertas" o los "equipos integrados", La represión de en el plano de la enseñanza 'normal'" {págs, 11-12 y también págs. 35·37).
l<f intuición educativa provoca un estado· de carencia aguda frente a las prác- Estas iniciativas propuestas como 0 mode/os" por los propios innovadores y
ticas inglesas y norteamericanas, a las que se acostumbra uno perfectamente... valorizadas por la institución pedagógica conducen a la larga a una ultraesco-
cuando la droga venida de otras partes cambia súbitamente de fórínula, larización del gesto más trivial (es decir, el más normal, el menos susceptible
de entrar en la nosograf(a). Hay que tener en cuenta pues que las críticas
2 Lo cierto es que principios pedagógicos audaces sólo parecen admisibles enderezadas contra las prácticas innovadoras se refieren más a su aplicación
si se refieren a una población escolar seriamente deficiente (en el plano mo- en el mundo de lo cotidiano que a su despliegue en el sector de la reeduca·
toro en el plano cerebral). Ante tales situaciones educativas, tan fuertemente ción. Así como respetamos la obra de Jos realizadores de prOyectos pedagó-
hipotecadas desde el principio, la autoridad pedagógica da "carta blanca"a gicos para "niños problemas", somos hostiles a la secularización de esas
los pedagogos. Estos despliegan entonces tesoros de imaginación que en prácticas. En efecto, si es cierto que somos todos anormales en potencia,
todo caso son dignos de admirar. Pero esos empeños (como se compr:nde !abstengámonos de invocar la norma y dejemos que estallen los marcos del
fácilmente) tienen la finalidad de i_nventar procesos reforzados de integra- aparato educativo!

134 135
vistos los medios para "controlar" la evolución y afrontar los desór- acompañar a Garaudy en un camino que puede parecer. bastante se-
denes que pudieran sobrevenir. Corresponde afirmar que -la- hbstili- mejante al nuestro ...
dad de la institución pedagógica por la HteoríaJJ o por .proyectos Al recoger ciertas ideas de H. Dieuzede que tienden -'-utilizando
Hfuturistas" se debe más a razones de ideología que a un análiSis- se- la tecnología educativa- ' a metamorfosear la clase en cooperativa
1

rio de los riesgos claramente evaluados. de exploración y de descubrimiento", Garaudy echa las bases de un
Pero el conejillo de Indias tiene buenos lomos. proyecto cuyas tres columnas serían la informática, la prospectiva y la
estética. Es evidente que nuestras preocupaciones se sitúan dentro de
esta perspectiva. En lo que se refiere a la estética, Garaudy la conci-
El problema del horizonte be no como una especulación sobre lo bello, sino, por el contrario,
11

como una reflexión sobre el acto creador del hombre y como una
En lo tocante a nuestra hipótesis, el problema ya no estriba en el pedagogía de la participación en ese acto". 3 Este autor define la pros-
derecho a rechazar ciertas normas, sino que consiste en poder postu- pectiva como '1el arte y la ciencia de promover el cambio oponién-
lar otras partiendo de una posición en la que se tiene en cuenta la dose a la extrapolación positivista y a la utopía especulativa; la prin-
complejidad de las creaciones en el tiempo y el espacio, con el fin de cipal virtud de la prospectiva consiste en desarrollar la imaginación
instituir una nueva racionalidad, un nuevo sistema de conceptualiza- creadora y en ayudar a cobrar conciencia de que lo posible también
ción. De manera que lo que plantea el verdadero problema es, no tan- forma parte de lo real"; también estamos de acuerdo sobre este se-
to la idea de desestructurar la imagen del cuerpo, del espacio y del gundo punto. Queda todavía la tercera columna, la informática. "En-
tiempo según interacciones no provocadas deliberadamente por una señar a dialogar con la calculadora es tal vez la única manera de en-
autoridad pedagógica, como la interrogación sobre la posibilidad de señar al niño una lógica concreta, un rigor de pensamiento". Debemos
marcos teóricos capaces de constituir un discurso científico original discutir este último punto porque afecta al corazón mismo de nues-
(partiendo de creaciones estéticas) sin desnaturalizar el proceso lúdico tro problema. Si estamos de acuerdo con Garaudy en pensar que esos
de enfrentamiento con el azar. nuevos medios técnicos pueden desempeñar un papel capital ("no
También habrá que encontrar: empleándolos en la enseñanza tradicional como elementos auxilia-
los medios de recoger la información producida en ocasión del diá- res, sino en su capacidad de suscitar la creación de un sistema educa-
logo con el ambiente, tivo de nuevo tipo"), 4 no podemos admitir en cambio que sea la
los medios de descifrar esa información, lógica de la calculadora lo que se imponga. Si es indispensable dia-
los medios de asegurarle un tratamiento conceptual. logar con ella, no lo es hacerlo de manera programada y con fines
El hecho mismo de que sea posible esbozar semejante gestión (si de enseñanza, como lo desea nuestro autor. El hecho de llegar al saber
se considera la evolución de las técnicas de almacenar, reproducir a través de pequeñas etapas fáciles de franquear y lógicamente enca-
11

y analizar la información) nos llevará a dar al proyecto una cierta le- denadasu se opone a la voluntad de hacer de la experiencia estética
gitimidad filosófica y luego a aventurarnos a situarlo en el plano ins- el auténtico punto de partida de la acción pedagógica.
titucional sobre un eje plausible. La máquina electrónica debe pues intervenir, no como sustituto
de un manual o de un método, sino asociándose a la tarea de desci-
iEs pedir demasiado? Sin duda. En el estado actual de las cosas,
los puntos que acabamos de mencionar son más obstáculos que. es pre- 3 R. Garaudy, Cah/ers de !'éducation permanente, de la liga Francesa de En-
ciso identificar para avanzar, para profundizar los obstáculos que de- señanza, n° 55, octubre de 1972, pág. 58.
bamos superar de nuevo. Atendiendo a esta circunstancia es útil 4 Ibídem, pág. 59.

136 137
frar las formas complejas, propias de la experiencia estética. Esto suM situación original de la teoría, a la interacción de cadenas de inter-
pone exigir a la calculadora una ~'actitud" semejante a la que esperá 8
cambios dentro de un sistema complejo que se desarrolla según una
bamos antes de los medios audiovisuales. Entre la calculadora que ayu- lógica propia, abordaremos la teoría de los sistemas autoorganizado-
da en la enseñanza y la calculadora que nosotros deseamos integrar res, la cual nos parece capaz de ofrecer un nuevo modo de interpre-
en nuestro ambiente pedagógico debe haber una diferencia de la mis- tación de la "realidad" pedagógica ... 9
ma índole de la que hay entre un electrófono y un magnetófono,
entre un receptor de televisión y un sistema magnetoscópico. Es la
situación lo que alimenta un programa y no a la inversa. Claro está
. que esto no dejará de plantear problemas técnicos, pero el examen
de las generaciones recientes de calculadoras 5 nos permite pensar
que podrían combinarse medios visuales de participación y calcula-
doras a fin de obtener de las situaciones datos formalizados que les
sean propios. En esta perspectiva -que evidentemente debe ser obje-
to de indagaciones mucho más profundas parece que podrían evi-
tarse los escollos señalados por M. Tardy (inapropiada utilización
e infrautilización de las técnicas) y se podría responder al deseo de
este autor, que quiere ver la pedagogía atenta a "la historia que se
está haciendo)J. 6
Desde luego que semejante proyecto supone tener ante todo en
cuenta ~'la necesidad de una modificación del universo mental en el
que deben desplegarse las técnicas audiovisuales" y supone empeñar-
se en forjar· nuevos esquemas pedagógicos. 7 Nos parece fundamental (
emprender profundos trabajos en este camino qUe consiste en conver- \
tir el soft-ware de la industria pedagógica 8 en lo que nosotros llama-
ríamos un p!ay-ware que es menester descifrar ...
El hecho de que ese play-ware no pueda resumirse en un diálogo
programado entre docente y educando nos lleva a interrogarnos sobre
la evolución de ciertos principios científicos surgidos de la teoría
de la información. Pasando así del intercambio de "persona a per-
sona" -a través de un canal de comunicación-, que constituye la

s La Recherche, n° 29, diciembre de 1972, pág. 1059.

6 M. Tardy (informe Ri~ux, op. cit., pág. 15).


7 lb ídem, pág. 16. 9 El esbozo que damos se basa en una aplicación de teorías sostenidas por un
grupo muy importante de matemáticos (Wiener, Shannon, Bertalanffy, von
S J, de Rosnay, "L'industrie pédagogique en crise" (en los Estados Unidos), Foerster... ). No reproduciremos las demostraciones y fórmulas del caso, que
en La Recherche, n° 11 1 abril de 1971 1 pág. 385. podrán encontrarse en los trabajos originales que se citan en el texto.

138 139
Capítulo VIl ti dad: "La cantidad de información no puede estar directamente liga-
da a la longitud del mensaje sin una ponderación referente al valor
DE LA NOCION DE INFORMACION intrínseco de éste". 2 El problema del valor así postulado llevó a los
AL CONCEPTO DE SISTEMA teóricos a establecer una cuidadosa distinción entre información y
significación y entre significación y valor (en el sentido de norma):
11
Si un mensaje es algo que tiende a modificar el comportamiento de
un receptor, el valor de un mensaje es tanto mayor cuanto más suscep-
tible sea ese mensaje de aportar mayores modificaciones al comporta·
miento; es decir, no importa que sea más largo sino que sea más nue-
vo ... La información es lo que se agrega a una representación'' . .3

Sin querer negar la importancia del factor genético, no puede dis- De manera que el valor de un mensaje guarda relación con su OJÍ·
cutirse que los individuos están considerablemente determinados por ginalidad, y la medida de la información se convierte en la medida tfe
los· mensajes surgidos de su ambiente. 1 Esos mensajes son comple~ su imprevisibi!idad. "La información, o la originalidad, es función
jos (de una o múltiples dimensiones espaciales y temporales) y consti- de la improbabilidad del mensaje recibido". 4 En efecto, no es un
tuyen estructuras de elementos tomados de un repertorio" que dew
11
mensaje esperado el que nos informa sino que es aquel cuya probabili-
pende principalmente de las posibilidades de discernimiento del su- dad de darse era la más cercana a cero.
jeto receptor. Los mensajes pueden resultar de acciones inmediatas En este punto podemos pues replantear el problema de la creati-
ejercidas sobre el ambiente y pueden ser percibidos mediante canales vidad al que nos referimos varias veces en este libro y del que dimos
naturales o ser diferidos y restituidos al medio de los canales artifi- la definición de A. Moles: "Facultad del espíritu de reorganizar los
ciales de comunicación. Por lo demás, se debe al gran desarrollo de es- elementos del campo de percepción de manera original y sv>ceptible
tos últimos (y especialmente del teléfono, de la radiotelefonía y de la de dar lugar a operaciones en un campo fenoménico cualqUI~ra". s
televisión) el hecho de que los estudios sobre la materialidad del men- Aceptar esta definición supone poner el acento en dos puntos:
saje (además de los trabajos sobre la idealidad de la comunicación) - La posibilidad de destruir el orden existente en el campo de percep-
hayan cobrado un vuelo considerable. ción (conjunto de semantemas) y de sustituirlo por otro orden.
- El hecho de que la imprevisibilidad de la nueva disposición de
los semantemas es lo que caracterizará la originalidad del mensaje
La medida de la imprevisibilidad producido.
Las consecuencias pedagógicas de este enfoque teórico se manifies-
Convertidos en objetos materiales, los mensajes podían ser cuanti- tan con toda evidencia. Sin embargo se presentan dificultades: en el
ficados. Y lo son por la medida de la cantidad de información que caso de un número de símbolos dados (tomados de un repertorio),
aportan. Atendiendo a esta idea -que está en la base de la teoría-
consideraremos ahora el análisis que de ella hace A. Moles, no sin acla- 2 Ibídem, pág. 27.
rar que este autor la aplica a los problemas de la percepción estética.
3 Ibídem.
No debe prestarse a confusión la idea de que la información es una can-
4 A. Moles, Théorie de l'information, op, cit., pág. 31.
1 A. Moles, Théor/e de l'information et percept(on esthétlque, op, cit., pág. 11. s A. Moles, Créatívité et méthodo/ogie de l'innovation, pág. 48.

140 141
la información max1ma caracteriza una estructura de tal condición
1 en consecuencia, a disminuir la -originalidad del mensaje). El· r,uido
que cada símbolo tiene una probabilidad igual de darse (la unidad de -que sin embargo no puede distinguirse morfológicamente de la señal
información se resume en un dilema). El mensaje más informativo transmitida con deliberación- se considera como algo informe. En
puede pues estar totalmente desprovisto de sentido, si el individuo tal condición y a causa de su origen aleatorio, se lo recusa. 10
receptor no es capaz de estructurarlo. El problema mayor se rela-
ciona con el hecho de que la inteligibilidad varía en razón inversa
de la información. 6 Por eso hay que introducir la noción de redun- El poder creador del "ruido"
dancia, la cual interviene para asegurar la eficacia del lenguaje ...
no en términos absolutos, sino con el fin de transmitir efectivamente Partiendo de la explotación que puede llevarse a cabo del fenó-
la información. El "despilfarro de símbolos" 7 es, en efecto, lo que meno del ruido, debemos ahora abordar un marco teórico menos rí*
permite la transmisión de un mensaje dado. Lo que está enunciado gido y menos dogmático que el que pío nacimiento a la teoría de la
"en demasía>~ es lo que permite la comprensión del mensaje con un información (un emisor, un canal y un receptor). De todas maneras
riesgo reducido de errores. Esta noción de redundancia es igualmente debemos tener en cuenta que una serie de conceptos (especialmente
importante por cuanto con ella se puede explicar la percepción de el concepto fundamental de originalidad) se aclara cuando se admite
formas que, teniendo un grado elevado de coherencia, permiten pre- la noción de la materialidad del mensaje. Si nos atenemos a una comu-
ver, en el orden del desarrollo del mensaje, lo que ha de seguir a par- nicación de "persona a persona" o de persona a grupo" dentro de la
11

tir de lo que ya ha sido transmitido. 8 Con esta circunstancia se rela- perspectiva de una transmisión de contenido formal, esos conceptos
ciona el concepto de periodicidad que crea la espera (condición esen- mantienen así y todo una significación relativamente conservadora.
cial de la previsibilidad). Esa espera no consiste en una certeza (a no Se continúa negando el ruido por cuanto éste deteriora la inteligibi-
ser que la forma sea de una trivialidad extrema), sino en una apuesta lidad y la inteligibilidad se establece a expensas de la originalidad.
tanto más arriesgada cuanto más original sea la forma. 9 ·
Este tipo de postulado no puede satisfacernos, de maneraqlrelsi que-
A estas consideraciones que suponen una serie· de oposiciones remos comprender lo que sobreviene en una coyuntura, debemos
(trivialidad/originalidad, redundancia/información, forma inteligible/ considerar los intercambios de información desde un ángulo dife-
rendimiento informativo, previsibilidad/imprevislbilidad) viene a agre- rente. La teoría de la información no cesará de desempeñar aquí
garse un concepto muy importante: el ruido. Se lo define como "to- un papel importante, pero lo hará dentro de un marco conceptual más
da señal indeseable en la transmisión de un mensaje a través de un vasto y hasta capaz de tener en cuenta toda la complejidad de la
canal", lo cual puede entenderse tanto en la esfera sonora como en la situación.
En primer lugar, se impone precisar que ((.un sistema es un conjun-
esfera visual y también -como veremos- en la esfera sociológica.
Fenómeno transmitido sin intención, perturbación fortuita, ·ef ruido to de relaciones entre objetos y no un conjunto de objetos". 11 Se
dan dos categorías opuestas de·sisteinas, según éstos mantengan o no
es algo cuyos efectos se trata generalmente de eliminar, sobre todo au-
intercambios con su ambiente. Se habla entonces de sistemas cerrados
mentando la redundancia del mensaje transmitido (lo cual contribuye,
(que mantienen intercambios de energía con su ambiente) y de sis-
temas abiertos (cuyos intercambios de energía con el ambiente desem-
6 A. Moles, Théorie de l'informotion, pág. ~7.
7 A. Moles, ibídem, pág. 49.
10 Ibídem, pág. 84.
8 A. Moles, Théorie de l'information, op. cit. pág. 72.
11 Y. Barre!, Prospective et ona/yse de systeme; ·Tfilv'oux et recherches de pros-
9 Ibídem, pág. 78. pectlve, n° 14, Documentación francesa, ParíS~ 197.1, pág. 92.

142 143
principios mecanicistas (arder from arder) o estadísticos (arder from
peñan un papel esencial en la capacidad del sistema para perpetuarse desorder), según fueron designados por Schrodinger.
15
De esta mane-
y modificarse). Buckley aporta algunas ideas precisas: mientras los sis- ra el fenómeno aleatorio se encuentra rehabilitado y el evento, que so-
temas cerrados tienden a un equilibrio entrópico, los sistemas abiertos breviene sin relación con el encadenamiento de los fenómenos de la
tienden a un orden creciente de complejidad. Entre los sistemas abier- historia anterior del sistema, es lo que permite que el sistema se madi~
tos conviene distinguir·:· fique. En otras palabras -y Henry Atlan hace de esto una demostra-
- sistemas homeostáticos (que funcionan para mantener su estructura ción matemática basada en análisis de fenómenos físicos Y biológi-
dentro de límites preestablecidos); cos-, no hay evolución si se mantiene el orden. La perturbación es
- sistemas adaptativos (que están abiertos tanto al exterior como al una necesidad. Y Anthony Wilden agrega: "Lo que rompe el circuito
interior). Los intercambios pueden engendrar modificaciones en homeostático es, no la 'contradicción interna', sino !a relación entre
los componentes mismos del sistema, y éste evoluciona no sólo en contradicción y ruido"; luego, retomando la fórmula de Bateson,
función de la variedad y de las coacciones del ambiente, sino también 16
dice "el ruido es la única fuente posible de nuevos esquemas".
en función de sus propios estados internos. 12 Esto vuelve a plantear una vez más el problema de la inteligencia del
Evidentemente son los sistemas abiertos los que nos interesan, y sistema. iEs éste equiflnal? iPuede decirse con Barre! que el sistema
muy especialmente los sistemas adaptativos; seguimos aquí a Anthony . b'. "?17p arece
<~persigue, metafóricamente hablan do, su prop1o o JetiVO .
Wilden: un sistema homeostático es morfostático, es decir, que manR sin embargo que en lo tocante a los sistenlas autoorganizadores cabría
tiene su elaboración en relación con el ambiente y en función de esR hablar de multifinalidad. 18 En todo caso y aun cuando no quede ex-
tructuras que están programadas en las 11 Ínstrucciones" del sistema. cluida la posibilidad de que el sistema pueda tratar de reducir el ruido
En cambio, un sistema adaptativo es morfogenético por cuanto ela- a algo insig~ificante y de impedir el cambio mediante una redun?ancia
bora nuevas estructuras que son el fruto de sus propias actividades. masiva, debemos comprender que la ev~luc~~n sólo e~ pos:~al ~re­
El sistema así analizado es teleonómico, "inteligente". 13 Este rasgo cio de una integración y de una memonzac1on del rUido. El rUido
se debe a la <~.actitud" del sistema frente al "ruido": u El proceso del debe convertirse en huella.
incremento de los niveles de complejidad, visible en la evolución, es
en última il)stancia el resultado de la variación aleatoria y del ruido,,
en la medida en que éste conduce a una organización improbable. El Una advertencia
ruido, cuyo aspecto destructor era preponderante en el nivel de una
sola vía de comunicación, tiene ahora -en el nivel de un sistema com~ Debemos prestar atención a este marco teórico, pues en él se trata
piejo- un poder constructivo. El fenómeno aleatorio, el parásito se de abarcar toda la urdimbre de interacciones de un sistema dado y
convierte en principio de organización. De esta suerte puede hablar~ porque de esta manera se relativizan las di5tinciones clásicamente es-
se de sistemas autoorganizadores -los sistemas capaces de integrar el tablecidas entre sistemas vivos y sistemas no vivos. Por lo demás, no
ruido-, que evolucionan, como dice von Foerster, de acuerdo con el
principio del order from noise, 14 y no ya tan sólo de acuerdo con los 15 Schrodinger, citado por E. Morin, Communicotion, op, cit., pág. 185.
16 A. Wilden, op. cit., pág. 66.
12 Buck/ey, en Barre/, op. cit., pág. 156. 17 Y. Barre!, Prospective et ono/yse de systeme, op. cit., pág. 94.
13 A.Wilden, "L'écriture et le bruit dans !a morphogénese du systeme ouvert", 18 Buckley, en Barre!, op. cit., pág. 123.
Communicotion, n° 18,1972, pág. 51.
19. A. Wilden, op. cit., pág. 64.
14 Von Foerster, citado por H. Atlan, Communicotion, op. cit., pág. 28.
145
144
1
es indiferente la circunstancia de que este nuevo enfoque sea obra de realidad dinámica, es decir, en toda su complejidad. Ahora bien,
investigadores pertenecientes a campos científicos muy variados. iesa aprehensión total es imposible!
Desde nuestro punto de vista particular, creemos que es posible "Es imposible construir un modelo isomorfo (es decir, que traduz-
(dentro de este marco) hallar modos de lectura de la "realidad" pe- ca la realidad en toda su diversidad). El modelo es necesariamente ho-
dagógica. Sin embargo es importante que estemos en guardia frente momorfo, es decir, que procede a simplificar la realidad reagrupando
a ciertas circunstancias: los fenómenos que presentan una característica común considerada
Por un lado, "ante Jos sistemas sociales que se encuentran en el importante en categorías, clases, géneros, que hacen abstracción de las
dominio de lo aleatorio y hasta de lo incierto, hay que desconfiar diferencias consideradas secundarias y que subsisten entre fenómenos
de los esquemas que introducen desde afuera el determinismo clásico. de la misma clase ... La contradicción estriba en el hecho de que el
Al aplicar modelos físicos apropiados al tratamiento de los universos enfoque sistémico, que aspira a ser ciencia de la complejidad, es al
seguros ... se crea el determinismo, así como por las mismas razones y mismo tiempo ciencia de la simplificación". 22
por el mismo procedimiento se crea la homogeneidad. En numerosos No carece de importancia señalar estas dificultades cuando se con-
esquemas de análisis de sistema, hay una asimilación de !os sistemas sidera que la teoría general de los sistemas apunta nada menos que a
sociales a cuasisistemas físicos, aunque esto se verifica dentro de una intentar una especie de discurso unificador de la ciencia. Esto no dejó
cierta óptica económica y operacional. La coherencia interna de esta de provocar un intenso debate científico que nos concierne estrecha~
lógica es impecable y sus debilidades sólo se manifiestan cuando se mente. lNo muestra acaso Piaget una preocupación idéntica cuando
confrontan el sistema y su ambiente. Puede haber falta de adecuación propone el concepto de "transdisciplinaridad"? Merece tenerse en
entre el análisis del sistema y el sistema mismo, entre ia esfera estudia- cuenta la oposición a este proyecto formulado por Eric Jantsh en el
da y el método de estudio". 20 Nos parece que estas importantes coloquio de la O.C.D.E. de Niza: "No existe un sistema único de la
observaciones de Yves Barre! deben tenerse en cuenta cuando se con~ ciencia, sino que existen tantos sistemas (es· decir, tipq/de unifica-
sidera el papel que desempeña el análisis de sistema c:;omo auxiliar en ción) como objetivos posibles a que deba contribuir esta unifica-
la toma de decisiones. El análisis tiende, en efecto, a suplir la indaga- ción''. 23 Nosotros estamos completamente de acuerdo con este
ción operacional, puesto que la cuestión que se investiga es tributaria parecer.
de un gran· número de datos que influyen recíprocamente los unos en
los otros. 21 La explotación decisional puede ser pues la causa de es-
ta tendencia a querer doblegar la realidad a exigencias preexistentes.
Esto hace muy necesario un enfoque sistemático 11 cognitivo" (el cual
no se opondría necesariamente al enfoque decisional).
Por otro lado, el análisis de sistema -por más que esté desembara-
zado de un máximo de contingencias- debe resolver una contradic-
ción real que representa un problema de fondo. En efecto, el análisis
de sistema se propone como objetivo aprehender un sistema como

22 Y. Barrel, op. cit., pág. 97. Hay que considerar la dificultad del manejo de
los-instrumentos que permiten aprehender la complejidad: variedad, coac~
20 Y. Barrel, op. cit., pág. 89. ción, diferenciación, invariancia (véase Barre!, págs. 119 y siguientes).
21 G. d' Aumale, La programmation des décisions, P. U. F., 1968, pág. 61. 23 Versión mimeografiada del coloquio de la O. C. D. E., Niza, octubre de 1970.

146 147
Capítulo VIII
servar que no se juzga en modo alguno su valor (normativo) ni su sig-
LA COYUNTURA ES EL PEDAGOGO ... nificación. El derecho a la creación (que es también el derecho a lo im-
previsible) se reconoce como un derecho fundamental: extraer infor-
mación de algo producido no significa en modo alguno que se preten-
da reducir la experiencia creadora a una serie de cifras que traduzcan
la amplitud o la frecuencia de un sonido, la longitud de onda de un co-
lor, la forma de un hábitat o el gráfico de los desplazamientos de un
grupo en el espacio. Esos datos deben introducirse en la situación, de
suerte que obren a su vez sobre el grupo creador para enriquecer y ha-
La autoorganización cer más compleja la operación. Lo importante es que la experiencia
corporal de apropiación del tiempo y del espacio pueda evolucionar
La definición clásica de coyuntura es perfectamente clara: ''situa~ nutriéndose de principios abstractos formalizados y partiendo de la
ción que resulta de un encuentro fortuito de eventos". 1 La defini~ experiencia misma, y no que la experiencia corporal esté determinada
ción pone el acento en el aspecto aleatorio que caracteriza la asocia~ por principios formales impuestos desde afuera que no le permiten
ción de diversos fenómenos que constituyen una "situación". Así existir como algo original.
concebimos nosotros mismos la situación pedagógica que viene a ser Esta circunstancia hace delicada la posición de los adultos en seme·
un complejo en el que obran, influyendo los unos en los otros, niños, jante proyecto: al hablar de adultos no nos referimos-csolamente a las
adultos y una tecnonaturaleza constituida por objetos arquitectóni· personas facultadas por el Estado para transmitir co0}cimientos, sino
cos móviles y polivalentes, además de los equipos que reproducen, que pensamos en una comunidad de personas de diversas esferas que
almacenan y descifran información. Así definida, la coyuntura peda- pueden integrarse de manera no programada en la obra educativa. Los
gógica puede-considerarse como un sistema autoorganizador, puesto tales adultos no pueden ser los pedagogos, no pueden "dirigir al niño"
que sabe integrar y memorizar los fenómenos de "ruido". Ese modo pero pueden contribuir en la evolución de la acción integrándose e~
de estar abierto al evento no hace del ruido un fin en sí mismo, pero la coyuntura. Así debemos imaginar la colaboración de jardineros
supone estar atento para explotarlo, es decir, hacerlo inteligible pa· ceramistas, físicos, poe,tas, ignorantes, cerrajeros, matemáticos, co~
ra quienes son involuntariamente responsables de su surgimiento. En mediantes o psicólogos, todos ellos capaces de arrojar luz sobre un
primera instancia, se perfila así la posibilidad de que el enfoque sis- aspecto del debate sin intentar reducirlo a sus propios lenguajes. Es-
témico contemporáneo Ofrezca un marco conceptual que permita tas gentes contribuyen a hacer complejo el ambiente mismo apor-
tratar en un medio plástico la complejidad y la originalidad potencial tando, por así decirlo, cajas de resonancia, simuladores dispositivos
de toda realidad pedagógica. o 1ogra'f"1cos, etc. 2 En otras palabras, la población adulta debe
'
integrar-
Por otra parte, las modificaciones energéticas del ambiente (de se en la coyuntura para contribuir a que ésta evolucione sin ser tefe·
las que dijimos que su apropiación corporal daba nacimiento a la ex- guiada.
periencia estética) pueden tratarse como cantidad de información. Pe-
ro si la preocupación por traducir en información el resultado de la
2 ~o insistimos en este punto para no caer en los defectos de la ficción cientí-
acción motriz ejercida sobre el ambiente es manifiesta, conviene ob- fica, pe~o en todo caso es fundamental que el ambiente ofrezca múltiples
op~rtumdades de qu? cada cual· viva su cuerpo en diferentes niveles y en un
1 Robert, tomo 1, pág. 897. un¡ye_rso que no remegue de las situaciones de ilusiones (sonoras, ópticas)
ofrecidas por la tecnología.
148
149
Esto equivale a poner en práctica la proposición de E. Morin: 5
por un código que debe ser reproducible. En lo que concierne al
"desarrollar dos estrategias cognitivas: una que reconozca lo singular, contenido pedagógico, evidentemente no puede existir un modelo
lo individual, lo contingente, lo improbable; la otra que acepte la re- estricto, puesto que ese contenido se va definiendo progresivamente a
gla, la ley, el orden 11 • 3 Para ello 11 es menester que el sistema sea rico medida que evolucionan las coyunturas (y las rupturas y coincidencias
en posibil!dades asociativas y en estrategias de asimilación cognitiva. desempeñan un papel primordial e~ esta evolución). El contenido pe-
El aprendizaje es la adquisición de información que el sistema extrae dagógico será, pues, el que produzcan Jos seres humanos que intervie-
del ecosistema. En un sentido, el aprendizaje consiste en hacer que los nen en el diálogo abierto con el ambiente plástico.
eventos signifiquen algo, en transformar el evento ruido en evento se~ Ahora puede comprenderse mejor nuestra oposición a los métodos
4
ñal y, eventualmente, en evento signo". llamados activos, tales como se manifiestan en la práctica, pues si bien
!as usituaciones" de ejercicio del cuerpo constituyen sistemas abiertos
(no puede negarse que mantienen relaciones con el ambiente), tales re-
Coyuntura y situación laciones están regidas por instrucciones programadas que no les permi-
ten evolucionar fuera de 1ímites preestablecidos y claramente identifi-
Lo que acabamos de decir es capital y previene la objeción de un cados. Esas "situaciones" representan sistemas hdmeostáticos, morfos-
discurso que se agota por falta de elementos que integrar (lo que ocu- táticos y por eso podemos calificarlos, según ya hicimos, como peda-
rriría efectivamente en un ambiente pobre, de tipo estrictamente "na~ gogías del statu quo. Estas pedagogías no permiten el surgimiento de
tural", por ejemplo). Esto nos lleva a proponer contextos pedagógicos lo imprevisto, el hecho que aporta ruptura, el hecho capaz de deso-
en que sean innumerables las posibilidades de asociación de elementos rientar y reorientar la acción. /''--.....~..._
entre sí; el carácter plausible de una pedagogía aleatoria reposa en es- De manera que cuando A. Hébrard -al experimentar con condicio-
ta afirmación. Cuanto más restringido sea el ambiente (por naturaleza nes nuevas y propicias para los apren9izajes motores- habla de usitua-
o por deliberada voluntad pedagógica), mayor es la necesidad de un ciones definidas casi al milímetro", hay que admitir que el método,
método estructurado, definido, impuesto. La pobreza del ambiente por libre, atrayente y activo que sea, tiene un solo objetivo: el apren-
corre pareja con el contenido preconstruido, con la defin_ición rigurosa dizaje en cuestión. 6 En semejante óptica, que es la óptica de uná 1'pe-
de las articulaciones de cada prógrama educativo. En este aspecto esta- dagogía de las situaciones", 7 se comprueba que la situación es, en
mos de acuerdo con P. Parlebas cuando éste dice que un Hmétodo es realidad, el sustituto del magister, un magister que, habiendo cobrado
una aberración epistemológicau. Es oportuno aq-uí considerar de to- conciencia de los 1ímites de la explicación mediante consignas verba-
das maneras la significación etimológica de la palabra. Un método es les, se empeña en imponer su voluntad. Disponiendo el espacio en fun-
un trayecto. Por lo tanto nuestra concepción puede constituir muy ción de un proyecto preciso, el maestro se impone rigurosamente
bien un método que, por las fuerzas de las cosas, es un trayecto dife- -por más que en apariencia esté ausente- por interpósita situación.
rente según la coyuntura, y cada trayecto constituye un uviaje" Y esta situación sólo evoluciona dentro de las 1íneas marcadas desde el
único ... Nosotros proponemos un método que sea un eje de enfoques
alrededor del cual todo puede surgir en función del carácter original s Por lo tanto estandarizado y antialeatorio.
de cada coyuntura, y no un método entendido como práctica regida 6 A. Hébrard, comunicación personal. El proyecto pedagógico se refiere al
aprendizaje de saltos con obstáculos. Se informa sobre él en "Etude de la
représentation du corps en mouvement et pédagogie des gestes sportifs".
3 E. Morin, en la revista Commun/cation, op. cit., pág. 177. Memoria de la ENSEPS, junio de 1973.
4 lb ídem, pág. 179. 7 G. Azémar, Anales de la ENSEPS (Estudios e investigaciones), no 1.

150 151
"musical" o de una educación "plástica 11 ? cada coyuntura posee el
principio y conserva cierto número de tabiques de separación estable~
potencial de explotación y desarrollo que es el motor de una progra-
cidos a imagen de nuestras estereotipias culturales. 8
mación. Nos parece muy probable y en alto grado deseable que seme-
jante programación no haga recordar en nada las instrucciones oficia-
les yuxtapuestas en cada uno de los sectores. 9 Si de todas maneras
1Dónde encontrar pues ia especificidad de la educación física?
deben aparecer tabiques de separación, dejemos que ellos mismos se
constituyan y no impongamos fronteras artificiales entre unidades
Nuestra concepción de la coyuntura pedagógica nos lleva a rechazar a priori diferentes. Nos parece, en efecto, que todo enfoque secto-
la imposición de prácticas corporales institucionalizadas y a favorew rial del quehacer educativo (cualquiera sea el valor del andamiaje
cer la expresión de creaciones que se orientan hacia productos diversi~ teórico que lo sustenta) está desprovisto de validez.
ficados y ligados entre sí. Esas situaciones de interacción con el am- No creemos que sea fecundo demorarse en la ta¡ea de buscar la es-
biente son suficientemente ricas en conductas psicomotrices y sociow pecificidad de esta o aquella disciplina (la educación física, la educa-
motrices para que tengamos que introducir tabiques de separación. ción musical o la educación matemática). No creemos que sea sensato
En efecto, lpor qué disociar una educación 41 física" de una edu~ación emprender en cada uno de estos dominios estudios de orden praxeo-
lógico o de orden epistemológico.
8 Debe reconocerse un lugar aparte a la pedagogía del proyecto de la Funda- Podrá verse en esta afirmación una crítica a la obra realizada en
ción Nuffield, que está en vías de desarrollo. El proceso de adquisición de co· educación física y deportes por P. Parlebas. Sin duda era necesario
nacimientos parece asignar un amplio papel a las coincidencias. Sin embargo,
que se fundara una Heducación física que fuera la más coherente y
en el proyecto se habla de "condicionar el ambiente" y de "situación espon-
tánea aunque cuidadosamente estructurada~~, (fe faís et je comprends, OCDL, científica posible ... , desembarazada de to~un fárrago moralizador
1972, págs. 16-17). El modo de proceder científico (que es el del tanteo y pseudopedagógico ... frente a la educación física variada, abigarra-
experimental tan caro a Freinet) hace de la clase un laboratorio en el cual
cada alumno -progresa según su propio ritmo en el proceso de Integración
da, desarticulada y convertida en un verdadero polipero de téc-
en la cultura. La clase no es un lugar de creación estética, y este proceso de nicas¡,. 10 Esta posición, que pudo tener un efecto saludable, puede
investigación se lo ejerce partiendo de una recomposición renovada de for- continuar teniéndolo para el conjunto de profesores de educación
mas (visuales, sonoras, corporales}. Se explota aquí la necesidad de experien-
cias sensoriales de los niños para ir hacia la abstracción. El azar (si bien se lo física en la medida en que Parlebas invita a abandonar el camino de
tiene en cuenta en el encaminamiento teórico de los niños) no es el origen de la guerra de los métodos y a e;uestionar un empirismo a veces vulgar.
la creación del medio de vida. Por lo demás, no podría ser de otra manera en Pero el mérito de Parlebas -que no es poco cuando se considera
un marco estandarizado sobre el que no se tiene un dominio objetivable (co-
mo por ejemplo, paredes, pupitres, balanzas, termómetros). Sólo un marco hasta qué punto la educación física soporta el peso de su fatalismo
parce!able (y parcelado por las circunstancias de Jos individuos que intervie- histórico- no debe impedir que continuemos interrogándonos. En
nen en la coyuntura) puede constituirse en Jugar de creación estética, sólo efecto, lqué hacer con una teoría de la educación física, qué hacer
una tecnología refinada puede dar cuenta de la complejidad de cada situa-
ción. En lo tocante a la condición del cuerpo en esta pedagogía Nuffield, con una u ciencia de las conductas motrices' 1, 11 si sólo se aspira a
comprobamos que se trata de un tema que da lugar a investigaciones varia- refinar y depurar conceptualmente el enfoque de un campo de acti:
das (las cuales van desde la temperatura a la fusión de cuerpos sólidos pasan-
do por el color de la sangre de los africanos y el tamaño del corazón de la
paloma), en las cuales empero el cuerpo humano permilnece extrañamente
mudo y es algo totalmente asexuado. Bien· se comprende entonces lo que 9 A menos que Jos niños descubran ~~espontáneamente" las reglas del hánd-
bol, las de la armonía clásica y la regla de tres... ipero no lo creemos posible!
quiere decir una "situación espontánea aunque bien estructurada~~... (véase
Actívités scíentifiques d'éveil, OCDL, 1972, págs. 52-61). De todas maneH 10 P. Parlebas, E. P. S., n° 88, pág. 22.
ras valdría la pena hacer una experimentación más detallada de este proyec-
to en lo que concierne a la educación corporal. 11 lb ídem, n° 92, pág. 8.

152 153

l
vidades -dividido según parcelas de espacio (el patio, el gimnasio) ñanza sexualmente depuradas, vueltas sexualmente inofensivas, y !a
y de tiempo ( iel tercer tiempo!)- que continúa caracterizado por el fuerza de la negación que se opone a las pulsionesu. 12
sello totalitario de concepciones (del cuerpo, del espacio y del tiem-
po) en las cuales la teoría no hace mella? iPara qué puede servir un Claro está que no será un programa (!siempre el programa!) de
concepto esClarecedor como el de 11 Conducta motrizn, si aquello que información sexual lo que modificará este esquema. lEs necesario.
aclara está determinado enteramente por normas exteriores a la teo~ insistir en el carácter absurdo de un ejercicio del cuerpo que -en eduM
ría, las cuales tienen toda la capacidad de propagar la hegemonía que cación física- permanece sometido ·a una ideología muy próxima a
describimos en la primera parte de este libro? la del u silencio de los órganos", mientras se perfila una sexualidad de
Si se quisieran tener en cuenta las observaciones que formulamos pizarra escolar que sería objeto de estudio de las ciencias llamadas na-
sobre el espacio-tiempo pedagógico y el cuerpo pedagógico, no basta- turales? lEs necesario insistir? Sí. Por haber observado a los niños en
ría que se estableciera tal práctica en horas y lugares físicos, pues ser- el agua o en tierra firme, en la oscuridad o a la plena luz del sol, no
ría menester considerar el espacio~tiempo escolar en su conjunto y me cabe duda de que el ejercicio del cuerpo está motivado p6c la b.ls-
considerar el lugar que en él ocupa el cuerpo. queda de satisfacciones de orden sexual (y desde luego que la} prác-
Esto nos hace pensar que mucho más urgente que la tarea de depu- ticas codificadas no la pueden hacer posible). Pero entendámonos
rar la disciplina de educación física y deportes es·la de echar una mira- bien: no puede tratarse de reducir la dimensión sexual del comporta-
da global a la problemática de la condición que tiene el cuerpo en la miento de los niños a la práctica exclusiva de esa !ección de las coM
11

escuela. sas" propuesta por el comité de acción para la liberación de la sexua~


lidad en el célebre folleto "Aprendamos a hacer el amor". 13 El con-
cepto de placer, que en todo caso es fundamental, de ninguna manera
Del Silencio de los órganos" al fjterrorismo del orgasmo"
14
debe ser el objeto de un conjunto de consignas que constituirían un
11
CÓdigo del erotismo", pues de otra manera sólo se concebiría el ejerM
ciclo del cuerpo en función de la búsqueda de un orgasmo que repre-
Por cierto que semejante indagación supone una consideración per~ sentaría una frontera impuesta. 14 11 EI interés de la masturbación está
manente de i:ómo evoluciona la condición del cuerpo en la sociedad especialmente en la posibilidad de conocer nuestro cuerpo y los pla-
misma, si quiere admitirse el hecho de que la escuela no es un espacio ceres que nos puede procurar, lo cual parece indispensable para cono-
irreal, independiente de las 1íneas de fuerza que sacuden el campo so- cer otros cuerpos (por lo demás, obsérvese que ella puede llenar el
cial. Esta actitud supone, pues, admitir que el cuerpo hace irrupción vacío de una hora de clase o de una velada tediosa)". 15 La apología
en la forma de una exigencia de liberarse de tabúes metafísicos y reli- es proporcionada a la represión y constituye un 11 evento~ruido" tan
giosos que tienen una dimensión sexual importante. Para la institu- logrado como saludable ... , pero hemos de convenir en que si bien
ción pedagógica esta circunstancia constituye un evento~ruido que
debe integrarse necesariamente y al que va dirigida la crítica de Furs-
12 P. Furstenau en Pédagogie: éducation ou mise en condition ?, op. cit., pág. 66.
tenau: u cuando nos preguntamos qué es lo que la enseñanza no trans-
mite, lo que ella mantiene en silencio, comprobamos que niega o, por 13 J. Carpentier, Textes libres, París, L'impensé radical, 1972, pág. 80.
lo menos, minimiza toda la vida pulsional del hombre, en particular el 14 Es lo que ciertas militantes del MLF llaman el "terrorismo del orgasmo" en
L 'a/ternative: libérer les corps ou libérer /'avortement, París, Ed. des Femmes1
placer y la violencia de las pulsiones y todas las implicaciones que la 1973.
vida pulsional tiene en la sociedad, en la historia y en el arte. Podemos
15 J. Carpentier, op, cit., pág. 82.
establecer una relación directa entre el consumo de materias de ense-

154 155
la masturbación constituye un medio de conocer el cuerpo, no es el gra, como lo deseaba, integrar esos tres aspectos, antes dispersos,
19
único medio ni el más rico, y en que una práctica sensual y creadora en una educación física homogénea.
con el ambiente 16 es capaz de ofrecer felices perspectivas ... En cuan· - La evolución promueve la idea de movilidad, la idea de cambio,
to a 41 aprender a hacer el amor porque éste es el camino de la felici· sin el cual el concepto de adaptabilidad carecería por completo de
dad y la manera más maravillosa de comunicarse y conocerse'', ha· sentido.
bría que demostrar que un "aprendizaje" concentrado en la prácti· Que una educaCión física coherente y de esta manera federada
1
ca sexual no es tan discutible y alienante como el aprendizaje del lan- pueda orientarse a promover el cambio debe incitarnos.a preguntar:
zamiento de la jabalina o del estilo de natación mariposa. lde qué cambio se trata? lCómo se lo orienta? lQuién lo realiza? lSe
trata de propugnar la movilidad por la movilidad misma, b >dapta-
bilidad por la adaptabilidad en un sistema cuyo elemepto principal
sería lo efímero? Esto nos conduce a perspectivas que A:'T:offler nos
Del avestruz al camaleón ...
revela del modo siguiente:

Por otro lado, debemos interrogarnos sobre la finalidad atribuida al " ... Los psicotrusts del futuro 2 0 (que sin duda alguna trabajarán
ejercicio de las conductas motrices. Este es un punto fundamental en estrecha relación con los servicios sociales de salud mental) procu-
pues, según Parlebas, las conductas motrices son lo que aseguran rarán de alguna manera una 1ínea directiva a quienes lleven una exis·
la especificidad de la educación física. Parlebas opina que las conduc- tencia demasiado caótica o demasiado poco estructurada. En realidad,
tas motrices deben apuntar a desarrollar la adaptabilidad del sujeto: les dirán: 'Dejad nos a nosotros el cuidado de organizar (en parte) vues-
"adaptabilidad a su propia realidad evolutiva, a las variaciones de tra vida, en lugar de hacerlo vosotros'. En el ef{mero mundo de maña·
las situaciones sociales, a las modificaciones del medio; en suma, la na, saturado de cambios, mucha gente estará dispuesta a aceptar esta
adaptabilidad es la capacidad de adaptarse a adaptarse".
17
proposición". 21
Podemos observar que entre esta definición y las más antiguas
(conocimiento de uno mismo, adaptación al medio y aprendizaje En modo alguno es necesario insistir en el carácter inaceptable de
de la vida en grupo) -definiciones que encontramos en la antigua semejante proposición, que apunta a instituir la obligación de reac-
clasificación (método natural y método deportivo)- hay una evolu- cionar siempre a estados de hecho, a cambios provocados en nombre
ción digna de tenerse en cuenta y también una permanencia indis· del cambio mismo. No queremos dar a entender aquí que Parlebas se
cutible. adhiera a la postura del ideólogo del futuro que acabamos de citar.
- La permanencia se manifiesta en el hecho de que Parlebas se atiene Bien comprendemos que Parlebas procura que el niño tome decisiones
al análisis de Ulmann, 1 8 quien postula la necesaria presencia de esas y no que padezca las decisiones de otros; pero no basta que las deci-
tres finalidades en toda educación y en el hecho de que el autor lo- siones se tomen en el espacio o en el tiempo de una competencia de-
portiva o de un enfrentamiento con la naturaleza. Lo cierto es que,
16 Es decir, Crin referencias a los demás (la mirada, el toque, la caricia, el puñe· partiendo de tesis sobre la adaptabilidad que son muy laudable-s en sí
tazo, el beso, la bofetada, pues todo el cuerpo es erógeno), a las materias
(la espuma, el agua, el fango ... ) y ... a las máquinas (electrónicas o no elec·
trónicas), pues ila relación que se maritiene con ellas dista mucho de ser 19 P. Par!ebas, E. P. S., n° 85, pág. 9,
asexuada!
20 iEsta denominación entraña todo un programa!
17 P. Parlebas, E. P. S., n° 92, pág. 22.
21 A. Toffler, Le choc du futur, París, Oeno(H, 1971, pág. 227.
18 j. Ulmann, E. P. S., n° 82.
157
156
mismas -en sector restringido-, el sistema pedagógico puede tomarlas sobre el espacio~tiempo que .le es dado vivir al cuerpo. Pero un estudio
en su conjunto y formar a los niños para que éstos reaccionen única~ de esta naturaleza no puede ser neutral, y nosotros afirmamos que hay
mente a las modificaciones de su ambiente social, C! 1Je ellos mismos que tender hacia una apropiación del cuerpo, es decir, que debemos
ni habrán deseado ni habrán comprendido. tener en cuenta este objeto íntimO, singular y paradójico, puesto que
Después de haber descalificado en la primera parte de este libro la la relación que mantenemos con él probablemente sea el factor más
poi ítica pe<le.~ógica del avestruz -la del pedagogo que se refugia en determinante en la elaboración de nuestro modo de vida. Estamos em-
el pasado-, .Jescalificamos ahora la del camaleón. El concepto de peñados en confirmar que esa relación es socializada y nos hallamos
adaptabilidad, por no estar puesto en práctica en un sistema pedagó- convencidos de que no puede ser de otra manera. ¿Quiere decir enton-
gico en el que el niño influye sobre su ambiente, puede significar la ces que el cuerpo está ineluctablemente hipotecado y que la idea de
rápida extensión en el hombre de toda veleidad de acto creador. Des- su posesión es sólo ilusoria? No afirmamos tal cosa, pues la hipoteca
de luego que el cambio debe ser importante, lo mismo que la ev~lu­ s: refiere al ¡¡cuerpo enseñado" y porque, en nuestra perspectiva, pre-
ción, pero sólo en la medida en que el espacio educativo plantea UQ ctsamente ese cuerpo desapareció, en la medida en que ya no se le im-
interrogante que podría formularse con los términos de Foucault: ponen fronteras fijas y la imagen del cuerpo es el fruto de una inmer-
"Antes que invocar el cambio (como si éste fuera su propio principio), sión en una complejidad, en la que cada cual tiene la oportunidad de
y antes que buscarle sus causas (como si el cambio fuera un puro Y aprehender un orden de cosas que no es el del vecino. Unicament~:t.en
simp 1e efecto), tratemos de establecer cuál es el sistema de transforma- este sentido puede hablarse de apropiación del cuerpo es d~cir de
ción ... Hay que analizar las transformaciones". 22 disponer de un objeto cuya imagen es singular y debe est~r libre d; los
Estas observaciones, como el lector lo habrá comprendido, no tien- prejuicios de su propia cultura. De manera que también en este sen-
den a refutar la pretensión de la educación física, a ser científica, sino tido puede uno decir de la coyuntura del ejercicio del cuerpo que es,
antes bien invitan a criticar la explotación de los modelos científicos en re,alidad, una afirmación del yo del cuerpo. 23 de un cuerpo sin
de la educación física. Si esos modelos llegan, en última instancia, a fronteras fijadas por decreto, de un cuerpo que obra dentro de un am-
garantizar reaiídades educativas dominadas siempre por normas no biente de geometría variable ...
explícitas, los instrumentos científicos no son otra cosa que elementos Sólo en lo aleatorio -único refugio de la libertad-, el sujeto puede
de una intervención de orden ideológico. for¡arse una identidad específica, y el campo de lo aleatorio ofrece
Para superar este estadio de la ciencia académica, es menester inmensas posibilidades: "lo aleatorio se extiende por las innumerables
echar las bases de una ciencia crítica, que no se contentaría con una transiciones entre lo seguro inclusive y lo imposible inclusive". No pa-
reflexión sobre la teoría de su propio saber sino que impondría tam- rece éste un camino fácil puesto que se trata no sólo de tener en cuen-
bién una reflexión sobre su papel ideológico. En nuestra propia esfera
particular, comprobamos que semejante ciencia crítica era particular-
mente necesaria. Esa ciencia crítica debería tener por objeto el exa-
men de la acción educativa global, vista desde el ángulo del ejercicio 23 Nos sentimos interpelados por esta rechinante aseveración de BaudriUard
del cuerpo. Esto exige -en cualquier sector educativo y no sólo en el ~uando éste i~pugna el "des_cu~rimiento" del cuerpo por la ideología;
. El cuerpo esta presente para ilqu¡dar al inconsciente, para dar fuerza al su-
campo de la educación física- una doble reflexión: por un lado una ¡eto. un?, Y homogéneo,. base de los sistemas de valores y del orden ... Lasa-
reflexión sobre la condición del cuerpo y,,por otro lado, una reflexión crallz~cl~n. de una glonosa instancia llamada cuerpo, que se convertirá para
cada mdtvlduo en el santuario de su propia 'alienación'. Alrededor de ese
cue.rpo en~eramente positivizado como capital de derecho divino se restau-
22 M. Foucault, L 'archéo!ogie du savolr, N. R. F., Gallimard, 1972, págs. r?ra el su¡eto de fa propiedad privada". Fét!chisme et !déo!ogie artículo
224-225. c1tado, pág. 220. '

!58 159

L
ta los acontecimientos esperados o deseados, sino también de conside·
rar el papel motor de las irrupciones imprevisibles. Si la coyuntura es Capítulo IX
el pedagogo, se trata de un pedagogo exigente ... que aun hay que si·
tuar en una corriente epistemológica ... , que todavía debe encontrar DE LA COYUNTURA A LA CON) ETURA
su legitimidad ...

La inmersión no convencional en la duración

"Hay que liberarse de dos modelos que desde hace mucho tiempo
impusieron sin duda alguna su imagen: el modelo lineal de la palabra
(y, por lo menos en parte,el de la escritura), según el cual los aconte·
cimientos se suceden unos a otros, salvo en casos de coincidencia y
de superposición, y el modelo del flujo de la conciencia en el cual el
presente se escapa siempre de sí mismo para abrirse al futuro y rete·
ner el pasado'', 1 dice M. Foucault.
Emplear semejante lenguaje significa rechazar lo lineal, la conti·
nuidad, la homogeneidad y simplicidad aparente. Esta complejidad
de la duración se manifestará, tanto cuando nos proyectamos al fu·
turo, como cuando consideramos el pasado o vivimos el instante. Ba·
chelard afirma: "Para durar, hay que confiarse a ritmos, es decir, a
sistemas de instantes que no se fundan en una base uniforme y regu·
lar ... , 2 y la duración sólo se percibe en su complejidad. No podemos
tomarla como un dato uniforme y simple". 3 Esta heterogeneidad
que Bachelard comprueba en el tiempo vivido -"tos tiempos se su·
perponen", dice Bachelard- 4 es discernida por Foucault en la his·
toria, en la cual cada época está constituida por muchos planos entre
los que es posible determinar "juegos de desencajes" en profundi·

1 M. Foucault, L 'archéologie du savolr, N. R. F., Gallimard, 1972, pág. 220.


2 G. Bachelard, La dla/ectlque de la durée, P. U. F., 1972, pág. X.
3 !b(dem, pág. 37.
4 Ibídem, pág. 97.
160
161
dad. 5 Noel Mouloud observa lo mismo -en el plano del evento: "No cac1on y hace difíciles los pasos, Foucault responde: 0 Nosotros no
se podría reducir e! acontecimiento a un ritmo simple y unívoco sin multiplicamos las diferencias, simplemente nos negamos a reducir-
debilitar sus caracteres dialécticos. Debe caracterizárse!o como un las, invirtiendo así los valores tradicionales, que procuran jerarquizar
acontecimiento total, en cuyo seno las diferentes tramas de los even- las diferencias hasta el 1ímite ideal que sería la no diferencia de la
tos racionales y técnicos, culturales y sociales coinciden o se desbor- continuidad perfecta". 13
dan según ritmos multiformesll. 6 Nuestros autores persisten en este empeño de inversión cuando
"Es esta heterogeneidad lo que disipa la ilusión de la continuidad: abordan el principio de causalidad. Bachelard considera que afir-
la fundamental heterogeneidad, que está en el seno mismo de la du- mar la causalidad contribuye a negar la duración. Juzgar que un
ración vivida, activa, creadora... , es tan grande que la sucesión de los vínculo entre dos estados presenta un carácter ineluctable no incita,
términos es propiamente una discontinuidad", 7 dice Bachelard cri- en efecto, a interrogarnos sobre el tiempo que los separa, ni sobre el
ticando a Bergson para quien u El valor creador del devenir está limi- papel que el tiempo podría desempeñar. "La caus;vy,el '-
efecto racio-
tado por el hecho mismo de la continuidad, 8 por el hecho de que el nalizados quedan petrificados en su individualidad desde el momento
ser, el movimiento, el espacio y la duración no pueden presentar nin- en que los une un rasgo que los define y los jerarquiza". 14 Lo que
guna laguna". 9 Pero Bachelard observa todo lo contrario: la dura- sobre esto dice Foucault es de suma importancia, pues, más allá de
ción está llena de brechas. 10 ''No nos reconocemos el dereche de im- la crítica, se manifiesta un modo de lectura de la duración expl íci-
poner lo continuo, cuando en todas partes comprobamos sin cesar tamente expresado: "Desde luego que la historia, desde hace ya mu-
lo discontinuo ... Súmense todas las series que se quieran, nada.prue~ cho tiempo no trata de comprender los acontecimientos c9mo un jue~
ba que se obtendrá lo continuo de la duración. Y ni siquiera tenemos go de causa y efecto dentro de la unidad informe de. un gran devenir,
el derecho de totalizar todas las series agregando demasiado frecuen- vagamente homogéneo y debidamente jerarquizado; pero esta actitud
temente lo conocido a Jo desconocido". 11 Por su parte, Foucault de la historia no tiene la finalidad de encontrar estructuras anteriores,
afirma: "La discontinuidad rompe e invalida las pequeñas unidades extrañas y hostiles al acontecimiento. Tiene la finalidad de estable-
tradicionalmente reconocidas o las menos fácilmente negadas: el cer las diversas series, entrecruzadas, frecuentemente divergentes, pe-
instante y .el sujeto son como cesuras que quiebran al uno y dispersan ro no autónomas, que permiten determinar el lugar del aconteci-
al otro en una pluralidad de posiciones y de funciones posibles". 12 miento, el margen de su azar, las condiciones de su aParición. Los con-
Y cuando se reprocha a este autor que así desata los hilos paciente~ ceptos fundamentales que ahora se imponen no son ya los de c;on-
mente tendidos por los historiadores, trastorna las líneas de comuni- ciencia y de continuidad (con los problemas de la libertad y de la 2au-
salidad que les son correlativos), ya no son tampoco los conceptos
del signo y de la estructura; son los de acontecimiento y serie con el
s Foucault, op. cft., pág. 191. juego de nociones que está ligado a tales conceptos: regularidad, azar,
6 N. Mouloud, Les structures, la recherche et fe savoír, Payot, 196~, pág. 212. discontinuidad, dependencia y transformación". 15 Después de haber
7 G. Bachelard, op. cit., pág. 23. dicho Bachelard "que no hay lugar para ninguna experiencia fuera
8 lb (de m, pág. 3.
9 Ibídem, pág. 5.
10 lb(dem, pág. 105. 13 M. F oucault, L 'archéologie du savoir, op. cit., pág. 223.

11 lb ídem, pág. 28. 14 G, Bachelard, op. cit., págs. 52~53.

12 M. Foucau!t, L 'ordre du discours, N. R. F., Gallimard, 1'972, pág. 60. 15 M. Foucault, L 'ordre du discours, op. cit., pág. 58,

162 163
1

l
. "d eneJas
de 1as comc1 . " , 16 Foucau
· 1t anuncta. "que hay que avenirse ponemos en tela de juicio todos los conceptos claves del sistema tem-
a introducir el azar como categoría en la producción de los acon~ poroespacial pedagógico (lo que hemos llamado el espacio-tiempo
tecimientos". 17 cerrado Y petrificado). Es asimismo interesante comprobar que las
lSe comprenderá así la negativa a recurrir a medios que niegan la reflexiones filosóficas que acabamos de presentar son aquellas misw
complejidad de las cosas cuando lo que se busca es precisam,ente mas en que se funda el actual discurso prospectivo.
ponerla de manifiesto? "Terminamos por arrancar los fenómenos com~ "Todo discurso que no admita lo discontinuo y el azar como caw
piejos de su tiempo particular -tiempo siempre confuso, siempre per- tegorías fundamentales se sitúa necesariamente fuera del tiempo"
. Decou fl,e z 1 antes de agregar: ((No hay prospectiva causal posible,
d 1ce
turbado- para analizarlos en un tiempo ficticio, eltiempo de nuestros
instrumentos". 1 8 Bachelard nos invita a distinguir el "tiempo que ne~ Y todo intento de asociar el discurso determinista con el procedimien-
gamos y el tiempo que utilizamos, el tie'mpo ineficaz, disperso en una to de preferencia hace que éste se desvíe en seguida hacia una futu-
' segura de SI' miSma
ro 1og1a . " . 22 Cuando la prospectiva trata del acon-
multitud de instantes heteróclitos, por una parte, y el tiempo organi-
zado, coherente, consolidado en duración, por otra Parte". 19 ; tecimiento, no lo hace para calificarlo a priori; cuando aborda series
no lo hace para colocar artificialmente los acontecimientos en una caM
Las relaciones de incertidumbre dena lógica Y continua. Por el contrario, aquí se trata de dejarles ex-
presar sus diferencias. Cuando la prospectiva trata el azar, no lo nie-
iNo deberá influir todo esto en nuestra concepción pedagógica del ga. De manera que rehusando establecer una distinción de naturaleza
tiempo? lCreeremos que al exponer estas reflexiones filosóficas nos entre el pasado, el presente y el futuro, la prospectiva constituye un
hemos alejado de los problemas estrictamente educativos? El propio intento de enfoque global de la duración. En última instancia, ese
Bachelard nos recuerda que no hay nada de eso, cuando cita un re- enfoque viene a ser una 11 teoría de las relaciones de incertidumbre"
sumen de la historia de la lengua musical de M. Emmanuel: "Hay que el eje de una disciplina que convierte la incertidumbre en el funda:
cerrar la puert_a del santuario rítmico a la medida qÚe, siendo metrow mento sistemático del análisis de la duración. La prospectiva -~~que

nómica, sólo cumple un bajo oficio. jalona regularmente el camino trata de las categorías serias de la sombra y no de las falsas luces de
y no tiene el derecho -como no lo tienen los jalones militares- de la razón natural"- 23 dialoga más con lo incognoscible que con lo
pretender formar parte del paisaje". 20
Observemos al pasar que, sin desconocido, más con lo imprevisible que con lo imprevisto. Por eso,
embargo, la medida no deja de imponerse al paisaje pedagógico y que, la prospectiva es algo más que una profundización de sistemas de pro-
en lo tocante a los puntos considerados con Bachelard y Foucault, yecciones probabilistas, como el expuesto por Bernoulli en su Ars
Conjectandi (1713) y el expuesto por de jouvenel en su Arte de fa
conjetura (1964), separados ambos por el grado de confianza que se
16 G. Bachelard, op. cit., pág. 28.
pone en ellos ... El primero de estos autores habla, dos siglos atrás
el arte de conjeturar, considerado como el arte de evaluar 1~
17M. Foucault, op, cit., pág. 60. 11
de
18 G. Bachelard, op. cit., pág. 64. ":'ás exactamente posible las probabilidades de las cosas, a fin de que
19 Ibídem! pág. 78: Con~ideremos también la distinción que establece Berger Siempre podamos, en nuestros juicios y actos, orientarnos hacia lo que
entre t1em~o ex1;tenc1al y tiempo operatorio en Phénomeno/ogíe du temps
et prospectJve, pag. 201. De todas maneras, el pensamiento del ''fundador"
de la prospectiva no está exento de vacilaciones ni de contradicciones, como 21 A. Decouflé, op. cit., pág. 93.
lo muestra Y. Barre! en Prospectíve et Analyse de systJme, Documentación
francesa, n° 14, pág. 14 7. 22 Ibídem, pág. 93.
20 G. Bachelard, op. cit., pág. 118. 23 A. Decouflé, op. cit., pág. 99.

164 165

l
sea mejor". El segundo autor observa: 11 Nuestro problema podría ser conocer el futuro, y Jos que hoy lo creen habrían creído ayer en la
el de distribuir las probabilidades entre los diferentes futuros posibles hechicería. El principal mérito de la matematización consiste en obli·
sólo si antes ese conjunto fuera de nuestro conocimiento. Ahora bien, garnos a co b rar conc1enc1a a e o que suponemos " . 29
. . cabldl
nada de eso ocurre. Nuestra imaginación, en un trabajo de preferencia,
debe primero construir.esos futuros posibles". 24 Este procedimiento
de proferencia es, para de jouvenel, la piedra angular de la actividad ¿Prospectiva o previsión?
previsional, el proceso del espíritu que sirve para afirn:ar-:~n fu_turum
partiendo de un conjunto de facta. 25 Pero hay mil.marieras de pro- 14
La escuela nueva debe volverse hacia el futuro y adoptar una ac~
yectarse hacia adelante, y "todo pensamiento sobre :1
futuro no ~s titud prospectiva ... al rechazar la idea de una adaptación pasiva al
necesariamente prospectivo: puede uno pensar en el ano 2000 lo mis- futuro'', escribe G. Mialaret. 30 Estamos completaméhte de acuerdo
mo que en el Egipto de Ramsés 11", como nos lo ha hecho notar G. con este parecer y podemos tratar de señalar las consecuencias de tal
Berger. 2 6 Al sistematizar el análisis del procedimiento de proferen- posición.
cia, .de j ouvenel hace notar la falta de pertinencia de muchas de es_as En primer lugar, podemos descartar la idea de una escuela que se
maneras de proyectarse cuando se establecen como modos de pred1c~ conforme a la imagen que pudiera forjar de ella un organismo de
ción: ya se trate de razonar prolongando una tendencia actual, ya se planificación. Esa sería sólo una escuela pseu~opr9spectiva o más
trate de hacerlo por analogías o en virtud de leyes causalistas, ya ·se exactamente una escuela Hprevisora" -en el se'ntido que Con¡te da~
trate de hacerlo por apriorismo o espíritu de sistema, no puede uno ría a la expresión- en una sociedad programada._ un·a escuela así
dejar de observar en el curso de los siglos los yerros y fracasos de se- concebida correría, por lo demás, dos riesgos: pof\ma parte, -el ries~
mejantes procedimientos. 27 De Jouvenel los considera como o_tros go relacionado con los inevitables errores de toda cartografía del futu-
tantos diques levantados contra la incertidumbre, cuando en realida~ ro y, por otra parte y sobre todo, el riesgo de verse privada del dere-
convendría, según él, constituir la incertidumbre en importante p:mc1~ cho a influir en el evento, puesto que "en principio la perfección de la·
pio del comercio con el futuro. El futuro no puede :er cartografiad~'. previsibilidad está ligada a la perfección de la no libertad". 31 Si pre-
Jo cual no impide que nos entreguemos a un traba¡o de proferenc1a tendiera alcanzar la imagen forjada por expertos en el horizonte
que consista en construir futura, algunos de los cuales -los futUri~
11
temporal X o Y, la escuela sólo aspiraría a resignarse al futuro. De
bies"- podrán considerarse como plausibles en función de la si,tua~ manera que una escuela auténticamente prospectiva debería hacer
ción presente. 2 8 El presente no debe prolongarse como tal, sino"'que suyo el discurso prospectivo. Sería erróneo pensar que la cuestión
hay que buscar en él tendencias firmes, susceptibles de determinar se reduzca a un asunto de simple detalle y que el discurso prospectivo
un marco de representación del futuro. Esas conjeturas son, pues, pueda integrarse paralelamente con los otros discursos pedagógicos
razonadas y calculadas, pero de jouvenel nos pone en guardia: "Es si11 que éstos hagan sentir sus importantes efectos. La observación
completamente inverosímil que una expresión matemática nos haga de Vermot-Cauchy se aplica bien a esta situación: "el sistema edu-
cativo se manifiesta como un vasto tablero de ajedrez. El desplaza-
24 B. de jouvenel, op. cit., pág. 32.
25 Ibídem, pág. 17. 29 Ibídem, pág. 219.
30 G. Mialaret, Educatlon nouvelle et monde moderne,cofi •. L'éducateur, PUF,
2 G. Berger, Phénomenologie du temps, op, cit., pág. 270.
6
1969, págs. 15-18.
21 De jouvenel, op. cit., págs. 81 · 103.
31 De Jouvenel, op. cit., pág. 304.
28 B. de jouvenel, op. cit., pág. 34.

166 167
miento de un peón modifica el equilibrio interno del juego. Antes de, pues, disociarse de tomas de posJcwn en relación con el futuro
de echar mano de un dispositivo, es sensato prever las consecuen~ deseado o con eventos a los cuales se atribuye una cierta probabili-
cías de la interdependencia de los hechos educativos~~. 32 dad de darse en función de lo actual. A partir de un momento T de
Ahora bien, el mensaje profundo de la prospectiva actual es un la coyuntura, se trata de reflexionar sobre su desarrollo, se trata de
mensaje subversivo en la medida en que incita a hacer una lectura do~ imaginar múltiples resultados y de preferir algunos, lo cual, propia-
ble del tiempo. En lo tocante al pasado, es evidente la influencia que mente hablando, es la definición de la conjetura. 3 5
esta interpretación tendrá en el resultado. 33 Pero el aquí y el ahora Teniendo en cuenta todo esto, digamos que no es cuestión de trans-
no serán menos desestructurados; las normas que los rijan no serán Formar el escenario educativo en una escuela de profecía empeñada a
ni podrán ser dictadas según una medida arbitrariamente simplifi- toda costa en ~~transformar" los ensayos conjeturales en esquemas pro-
cadora. 34 En cuanto a! futuro, será abordado como un juego de babilistas. El fracaso de una conjetura no es menos formativo que su
hipótesis que la escuela tendrá la vocación de formular. Sería pues éxito, si no lo es aun más, al enfrentar al niño con lo imprevisible. La
improbable que una escuela así concebida pudiera satisfacerse con conjetura no debe tampoco sustituir a la programación impuesta des-
un Jugar único de toma de decisiones en lo referente al futuro, siquie~ de el exterior. El hecho de que la conjetura pueda constituir un pro-
ra en Jo referente al futuro pedagógico mismo. Porque, en efecto, si grama nacido de un encadenamiento de acciones es un punto capital,
la prospectiva legitima. el deseo de imaginar un futuro, sería incomM pero ese programa debe poder someterse a revisión y modificación
prensible que lo hiciese incitando a una práctica imaginativa fundada según acontecimientos imprevistos que se hubieran vivído y que fue-
en las normas ... que ella se empeña en denunciar. En otras palabras, ran potencialmente ricos en desarrollo. La pedagogi'a aleatoria no es
querer una escuela prospectiva significa rechazar la escuela y sugerir contraria a fa idea de una planificación flexible, si ésta se instituye de
la idea de múltiples escuelas, de múltiples foros previsionales. acuerdo con una dialéctica de coyuntura-conjetura.
Aceptar lo imprevisible no significa postular una comunidad edu- De suerte que la experiencia estética, que constituye la columna
cativa resignada a la fatalidad. El sistema que describimos no está li- vertebral de toda esta concepción, se verá continuamente enriquecida
brado al azar. El azar no es el pedagogo, el azar no es el guía supre- por cartografías del presente y además por hipótesis de cartografía
mo. En cambio, lo educativo está en la explotación y el dominio del del futuro. Las primeras aclararán el debate, las segundas contribuirán
surgimiento' del azar; ésta es la única manera de echar las bases de un 11
a orientarlo. Pero por Calculada" que sea 1 la aventura esteticocien-
comercio pertinente con el futuro al cual los niños puedan estar tífica no puede en modo alguno estar regida por un plan fijo.
asociados. Claro está que semejante proposición no simplifica la tarea de los
Esta sensibilidad al azar nacerá del análisis de la coyuntura y de coordinadores, pero no sería razonable -en una óptica prospectiva-
su evolución. Por lo demás, este análisis es un elemento que pue~ rechazar su idea respondiendo a impulsos irracionales. Sin embargo
de hacer evolucionar el sistema: se dará preferencia a ciertos caminos esto es lo que ocurre frecuentemente cuando se espera que un futuro
según lo que se desea alcanzar, se preferirán ciertas formas a otras. imaginado no haga sino adornarse con lo ya sabido, lo ya conocido.
El análisis de la coyuntura y de su sistema de transformación no pue- La institución pedagógica que exacerba la imaginación creadora de
sus miembros -según ya observamos-está siempre dispuesta a denun-
ciar como utopía o como subversión el menor apartamiento de (a lí-
32 Vermot-Cauchy, Prospective et Société, PUF, 1967, pág. 140.
nea tradicional. En otras palabras, la invención se valoriza en la medi-
33 En el sentido de que no hay una sola historia, sino que hay muchas...
34 En la medida en que el decámetro, la escuadra, el compás, el péndulo y el
cronómetro no ejercerán el totalitarismo exclusivo que actualmente ejercen. 35 Robert, tomo l, pág. 896.

168 169
da en que lo que e!la engendra uno haga olas", lo cual traduce el pro~ ~os de se~al~r. que ~sta significa nada menos que poner en tela de jui-
fundo deseo de navegar en una superficie inmóvil. CIO los pnnc1p1os mas _estables de la acción pedagógica? lllegaremos
a.dar c~erpo a Jos fenomenos ininteligibles que sobrevienen sin orden
lSólo a tareas de previsión se limitaría el uso que el sistema peda~ n1 c~nc¡e:t? fuera de t~da senda marcada por la lógica?
gógico pueda hacer de lá prospectiva? iSería útil la prospectiva sólo lSe d1r~ que s:meJ:~te proposición expresa un deseo de regresión
para indicar cuántas pizarras escolares o cuántos campos de hándbol a_ u~ estadw precJentlfJco? E. Morin responde: "Rechazar el aconte-
o proyectores se necesitarán en 1980? iO para calcular los cuadros de C!mJe?to tal vez fuera necesario en las primeras fases de desarrollo de
docentes profesionales que habría que colocar en funciones hoy con la racionalidad científica. Pero este hecho también puede deberse a
miras a lo que podría ser la sociedad francesa en 1985? Conviene una preocupación de racionalización casi enfermiza que hace a un lado
recordar que fue una consideración semejante la que justificaba la el azar porque el azar es·et riesgo de lo desconocido" 3 7
existencia del tercer tiempo pedagógico: las actividades físicas y ma- El .so~i~!ogo no nos invita ciertan;ente a seguir ~ste camino, pues
nuales se estimaban necesarias porque el deporte y los trabajOs manua~ nos ?Ice. Ya está en germen una CJencfa del· devenir que sería una
les representan maneras de utilizar los rat()S libres para adaptar al leona de la improbabilidad ... La integración del azar si bien pone un
niño a la civilización de los esparcimientos. Es cierto que semejante lfmite _al conocimiento, también le hace dar un salt; hacia adelante:
proyecto es de naturaleza prospectiva, pero nos parece que en parte la azandad (randomness) es una conquista del siglo XX". 3 s
está falsificado. La lección que debemos extraer de la prospectiva no
es tan sólo interrogarnos sobre el arte de utilizar los momentos libres.
No debe tratarse únicamente de explotar un tiempo liberado de un
tiempo prisión. La lección de la prospectiva es la de que hay que libe-
rar el tiempo.
Esa finalid'ad se expresa de manera coherente en el proyecto ya
esbozado sobre la creatividad, la animación y la disponibilidad. Al
rechazar una concepción simplista y totalitaria del tiempo y del
espacio (concepción que según acabamos de ver es seriamente enjui-
ciada por la epistemología contemporánea y de la cual pensamosque
aprisiona al ser humano en una red organizadora arbitraria -cuerpo
pedagógico prisionero de un espacio-tiempo pedagógico-), una peda-
gogía prospectiva se diferenciará de una pedagogía previsora (que se
limita a permanecer al acecho del futuro) al tener en cuenta tanto el
cuerpo pedagógico como el espacio-tiempo pedagógico. .
iSe llegará alguna vez a implantar esta concepción en la realidad
pedagógica ''o·t por lo mé'nos, en la realidad de una investigación pe-
dagógica? 11 5ituados en el no man 's land donde se esboza un.a teoría
de sistema·s autoorganizadores", 36 lpocÍemos imaginar la acción de
una práctica experimental de la pedagogía aleatoria ... cuando acaba-
37/bídem,pág.19.
36 E. Morin, op. cit., pág. 4. 38 Ibídem, pág. 174.

170
dos, que provienen esencialmente, no de la contribución de conocí·
mi en tos articulados, sino de la contribución permanente del medio ex·
Capítulo X
terior en todos sus aspectos ... , proceso en el cual los medios masivos
UNA ESCUELA ATIPICA de comunicación desempeñan un papel preeminente .... Lo que no
pasa a través de esos medios sólo tendrá en el futuro un valor insig·
nificante. 5
Ahora bien (y en esto estriba todo el interés del estudio.de A. Mo-
les), los objetos culturales circulan en esta cultura en mosaico según
un ciclo que supone la existencia de hecho de dos medios diferentes:
el micromedio de los creadores (la ciudadela intelectual) y el macro-
medio (las masas). 6 Estos dos medios, por diferentes que sean -y de·
La cultura en mosaico ben serlo, según A. Moles- obran recíprocamente el uno en el otro y
ambos están inmersos en el macromedio e influidos por él. Ya no hay
"Las estructuras de nuestra sociedad occidental descansan. ~~n torre de marfil.
por inercia en una concepción humanista qu~ falsea nuestra VISion La cuestión que hay que considerar en este punto es la de saber
de la cultura ... a la que convierte en una telarana perfectamente orde- dónde se sitúa la escuela en este ciclo sociocultural. Moles no lo dice,
nada11. 1 . . -~ " pero nos parece que implícitamente la coloca en er macromedio y,
Ahora bien, hoy y a causa de los medios mas1vos_de d¡fus1on, _las por lo tanto, en disposición de recibir los mensajes cotidianos del mi-
bordinaciones lógicas en las que se funda nuestro Sistema educatiVO, cromedio difundidos por los organismos masivos de comunicación.
su . l'd 2 lPor
)J
como si continuaran siendo eficaces, ya no ttenen va 1 ez · Según el autor, esta situación aleatoria, en cuanto a recibir informa-
'? Porque hoy "descubrimos el mundo al azar ... Nuestra cultura ción, debe compensarse mediante un desarrollo programado. 7 En ver
q~. . 1 • N

es un mosaico que se presenta como algo esencialmente a eatono, dad, es ésta una proposición poco imaginativa, y si el análisis de A.
como una r~uníón de fragmentos yuxtapuestos, sin puntos de refe- Moles parece capaz de dar cuenta de la situación actual, nosotros no
rericia sin construcción¡ en nuestra cultura ninguna idea es forzo- podemos aceptarlo en nuestra hipótesis prospectiva. Nuestro futuro
3
samen'te general, pero en ella muchas son importantes'.'. Es esta cul- imaginado no debe depender de extrapolaciones masivas de lo actual,
tura en mosaico lo que determina nuestro comportamtento, de mane- y nos parece útil subrayarlo en este momento en que los responsables
ra que el pensamiento fuertemente estructurado sobre la ba~e de un; de la política educativa, en Francia y en todo el mundo, están adqui·
lógica universal no es más que un ideal por el cual susp~ramos. riendo conciencia del divorcio producido entre el academicismo esco-
Nuestra cultura ya no se nos da como una actividad orientada de lar y la cultura en mosaico. En efecto, ahora se plantea la cuestión
nuestra personalidad a impulsos de la educació~ clásica, sino que se de las estrategias del desarrollo.
nos da como un fluir de puntos granulares, mas o menos aglomera~ 41
La renovación de la educación, que se ha hecho necesaria a causa
de las disfunciones de la práctica educativa y exigida por la transfor-
1 A. Moles, Socíodynamique de la culture, París, Mouton, 1971, 2a. ed., pág.
21. [Hay versión castellana: Sociodínámica de fa cultura, Buenos A1res,
Paldós, 1978. s lb ídem, pág. 102-1 03.
2 Ibídem, pág. 27. 6 lb ídem, pág. 327.
3 Ibídem, pág. 28. 7 Ibídem, pág. 319.
4 A. MoJes, Socíodynamíque de la culture, op. cit., pág. 315.
173
172
mación de las estructuras socioeconómicas y por la revolución cientí~
tic~mente las iniciativas (lo cual implica renunciar a reglamentaciones
fica y tecnológica, se hace posible gracias a la toma de conciencia
Uniformes, sobre todo en el dominio educativo y cultural) prestando
de los pueblos, a la investigación científica y al progreso de las tec~
apoyo financiero a las innovaciones, ya sea mediante cont;atos de es-
nologías que interesan a la educación)!. 8 tudios, ya sea previendo sistemáticamente fondos para la experi·
Si, como dice E. Faure, la escuela ya no puede ser lo que era, ¿qué mentación". 1 1
debe ser? Tememos que aquí la cultura en mosaico -después de
haber despertado la aversión de los medios pedagógicos- convierta El espectro de la anomia
la escuela en un lugar en el que sus miembros se resignen a integrar
los objetos culturales cuya circulación describe A. Moles. Cuando A estas visiones audaces, por cuanto sustentan la preocupación
se conoce la casi imposibilidad de controlar la circulación de esos del largo plazo (y la audacia consiste precisamente en alimentar esta
objetos (ni siquiera en el nivel de los gate-keepers) y cuando se obser- pref)cupación) se oponen los gestores de lo cotidiano que entran en el
va que esa circulación obedece a diferentes motivaciones (comercia- futuro marchando hacia atrás y que tienen por escrúpulo esencial
les, -políticas, etc.) que rayan casi ine\uctablemente en la manipula- el de "cambiar sin cambiar". 12
ción de las masas, puede uno temer que se mantenga un "elitismo" El, informe de la comisión (Comisión Joxe) de estudios sobre la
de hecho, especialmente en el nivel de los creadores, es decir, de func10n docente nos ofrece un ejemplo bastante bueno sobre este
aquellos cuya visión se impone... Nosotros quisiéramos sustituir el punto. Calificado a veces de texto casi subversiVo, 1 3 el informe
esquema cíclico de A. Moles por un sistema de redes. En lugar de la toma nota de las "rupturas de coherencia en el sistema actual" t4 y
imagen de un micromedio inmerso en un macromedio, preferimos re~omienda "abandonar un modelo único en beneficio de estab\eci-
la imagen de microculturas creadoras -en las que se operan mesti- ml~~tos ~scolares dotados de autonomía, células básicas de la edu~
zajes socioculturales- ligadas las unas a las otras y en la cuales la es- cac10n abierta a la vida y concentrada en los alumnos lJ
cuela sería su centro nervioso. 9 En realidad, este informe insiste sobre los riesg~~ de tal empresa
Este proy.ecto de descentralización, de creación socioeducativa y la delimita cuidadosamente.
y sociocultural (y, por lo tanto, sociopolítica) responde a una ten- "Aba~donar un modelo único no significa fragmentar la escuela
dencia que se está afirmando actualmente, incluso en los textos pro- en una d¡versidad infinita de métodos y de prácticas".
cedentes de organismos oficiales. u Esta transformación radical no creará entre los establecimientos

El "hacia la ciudad educativa" de la UNESCO, 10 que es un con- !_os maestros diferencias tan grandes como pudiera creerse en el prr-
cepto presentado ~~a modo de presagio", nos parece revelador de es- mer mon:ento. En e~ecto, los problemas parecen particulares a quie-
ta situación. También merece citarse la siguiente proposición del gru- nes los Vl.ven i pero VIStos desde arriba son extrañamente semejantes.
po de estudios prospectivos del plan VI: "Es indispensable que el es- Las solucJOnes de esos problemas parecen originales a quienes las in-
tado favorezca este florecimiento de la creatividad alentando sistemá-
11 "19.85, Plan et prospective du CorTimissariat général au plan" no A d
Cohn, 1972, pág. 15. • 8 , rman
8 E. Faure y otros, Apprendre ó ttre, París, UNESCO-Fayard, 1972, pág. 120.
12 lb ídem, pág. 146.
9 Observemos que A. Moles dice de las microculturas que "ellas pierden su sig-
nificación en una época en la que las comunicaciones nivelan pensamiento 13 Le Monde del 24 de noviembre de 1972
e historia" {pág. 32), lo que nos recuerda la aldea global de Mac Luhan. Nos de septiembre de 19 72 . • Y Le Nouve/ Observateur del 16
parece que este juicio es de cortas miras.
14 ~fo;me de !a Com~~ión de Estudios sobre la Función Docente de Segundo
10 E. Faure, op. cit., pág. 184. ra o. Documentac10n francesa, págs. 35 a 50 y especialmente pág. 44,

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175
ventan en la experiencia cotidiana, pero no existe una infinidad de menos que la lógica de las situaciones es una impostura ya que aquí
soluciones, de manera que con frecuencia la imaginación de los ac~ se trata de una situación de geometría fija.
tares pesa menos que la lógica de las situaciones. En verdad, el cambio En lo que nos concierne, la coyuntura tiene su propia lógica y
·"decisivo no se sitúa en el nivel de los resultados". 1 s no.sotros p~stulamos que esa lógica es fecunda en desarrollos si se la
Afirmar luego que se quiere volver a dar a los docentes una ures~ deJa e~oluc10nar. Aquí es absolutamente necesario tener en cuenta
ponsabilidad real" tiene mucho de hipocresía, puesto que desde el mec~~lsmos"au!oo;,ganizadores que respondan al principio de inte-
principio se los encierra en una visión tan restringida de la realidad. ~a gracJOn del rUido y no, como lo indica la Comisión Joxe, mecanis-
Comisión, consciente de que el sistema debe necesariamente evoluciO- mos autorreguladores que tienen la finalidad de ahogarlo.
nar ("renunciar a la empresa sería aceptar que nuestra enseñanza se La proposición pedagógica que hacemos no entraña una ausen-
desmorona en fragmentos 11 ) 16 y, por lo tantO, preocupada por rom~ cia de normas, sino que supone la creación de normas diferentes.
per con lo demasiado conocido, pone cuidado en no tender puentes Lo que postulamos es el derecho a la diferencia y no el derecho a
hacía lo desconocido, pues "es real el riesgo de que desaparezca toda la desintegración en el vacío. En modo alguno significa caer en la ane-
norma y de que la enseñanza caiga en una anemia total. Es necesa- mia tratar de encontrar en la experiencia estética las fuentes de un
rio erigir garantías contra esta posible evo\.ución y poner en funcio~ saber que podrá no ser el saber teórico oficial. Por el contrario pro-
namiento mecanismos autorreguladores que hagan improbables o poner normas propias significa forjar instrumentos de desarroll~ cul-
difíciles pedagogías totalmente apartadizas". 17 tural Y desenclavar el campo educativo. Este es el desafío que deben
Resulta interesante observar que esta comisión, hostil a todo pro- recoger las comunidades educativas.
yecto utotalmente apartadizo'\ haga suyas en lo esencial las propo-
siciones de los pedagogos estimados como utotalmente apartadizos"
a comienzos de este siglo, esos pedagogos que se atrevían a hablar Inventar normas
de pedagogía activa y de trabajo de grupo en un momento en que sólo
se practicaba la enseñanza magistral, que hablaban de un texto libre La aptitud dinámica de ser creadoras que tienen las comunida-
cuando había que hablar de redacción, en suma, pedagogos que enjui- d~s_educ~tivas tendrá una fuente más vigorosa en la coyuntura peda-
ciaban la escuela cuartel y los métodos de adiestramiento propios del gogJca ab1erta, que se caracteriza por la actuación aleatoria de Jos n¡.
ejército... 18 ños en un ambiente plástico. En esta perspectiva, la escuela es el lu-
La anemia es el mito que se esgrime para asegurar el mantenimien- gar prominente de la comunidad educativa pues de consumidora
to de la ideología dominante, y el proyecto de renovación pedagógica de imágenes -como lo es actualmente-, la escueÍa se convierte en
queda de manifiesto en toda su realidad cuando se apela a la creativi- productora de imágenes. Estas deben permanecer en la memoria de
dad sólo para que ésta se ejerza en un número limitado de soluciones lo que progresivamente llega a ser -por el almacenamiento de la in-
por descubrir. Afirmar luego que la imaginación de los actores pesa formación y por la formalización- una microcultura.
.con todo eso, sería posible temer que semejante proceso -por
1s Ibídem, pág. 53. abierto que sea- pueda petrificarse, pueda cristalizarse. El. temor pa-
rece fu~d~do; por eso conviene que el microgrupo creador no llegue
16 Informe Joxe, op, cit., pág. 75.
a constitUirse en una célula aislada de la cultura en la cual aquél
17 Ibídem, pág. 75.
está necesarian:ente inmerso. No querer que las normas fijas de nues-
18 Lo mismo ocurre -según lo hicimos notar al comienzo del libro- con la Co· tra cultura se Impongan exclusiva y arbitrariamente no significa ne-
misión de Renovación de la Enseñanza Primaria. gar su existencia. Desear que nazcan hechos culturales originales en
176
177
nerse al ¡¡proyecto de reducción generalizada" que consiste en pasar
la experiencia pedagógica no significa soñar con elaborar células progresivamente de "la diferencia a lo in-diferente (a !o repetitivo), de
autárquicas que, propiamente hablando, serían utopías y ucron_ías. lo complejo. a lo simplificador y lo simplificado, de lo plural alomo-
Hay que encontrar todavía un camino entre la escuela ultradetermtna- nótono, de lo placentero (que procura placer) a lo interesante y de lo
da por normas impuestas y una microescuela con trazas de gueto. interesante a lo tedioso". 20 Es el 11 derecho a la diferencia" el que
Si la microcultura debe poseer su propia memoria (en virtud del presta fundamento a los otros derechos. 2 1
registro de los actos llevados a cabo en su s~_no, lo cual perm.ite r_etor- Esto nos lleva a discutir una modalidad de pensamiento de natura-
nar a hechos pasados, apreciar una evolucwn, cobrar conc1encta de leza estadística que -no satisfecha con ocuparse a justo título de los
rupturas, de 11 momentos-ceroJJL hoy es también necesario que esa grandes números- termina por imprimir su marca en las concepcio-
microcultura guarde memoria de los hechos y estructuras de la macro- nes y percepciones del propio ser humano. Hay aquí un deslizamien-
cultura en la que está incluida y que debe continuar siendo un punto to inadmisible que, sin embargo, constituye la base de muchos razo-
de referencia (aunque no el único punto de referencia). Inventar nor- namientos actuales. En el culto del individuo "medio" -concepto
mas -que ése es el objetivo que asignamos a las microcultura~- no sobre el cual se desarrolló una cierta física social, como lo demues-
significa olvidar los hechos y las normas propios de la macrocultu- tra el texto siguiente escrito por Quetelet en 1935- podemos ver uno
ra. Negarse a verse obliterado exclusivamente por las normas de la de los pilares del orden de la indiferencia:
macrocu\tura no es pretender construir .en el vacío. Lo que deseamos 11
EI hombre que considero en la sociedad es un elemento análogo
es que partiendo de nuestra cultura y valiéndose de los i_nstrume~tos al centro de gravedad en el cuerpo; es el elemento medio alrededor
que ella ha forjado, múltiples centros inventen normas mdep~ndren­ del cual oscilan los elementos sociales; será, si se quiere, un ser ""-"\"
temente de fa norma. Cada microcultura debe poder comunrcar sus ticio para quien todas las cosas pasarán de conformidad con los re-
imágenes a otros establecimientos microculturales y recibir las imá- sultados medios obtenidos por la sociedad. Si trata uno de estable-
genes que produzcan éstos. Debe encararse la posibilidad, pues, de cer las bases de una física social, deberá considerar ese hombre medio
que se forme ·una red de microculturas creadoras, cada. un~ de las sin detenerse en los casos particulares ni en las anomalías y sin tratar
cuales exPerimentará y formalizará a su manera el espacJO-ttempo Y de establecer si un determinado individuo puede desarrollar más o
la comunicará a las demás microculturas. menos una de sus facultades ... Ante todo debemos perder de vista
Desde luego que, según ya dijimos, los contenidos pedagógicos no al hombre tomado aisladamente, al que sólo debemos considerar
pueden ser idénticos en las diversas microculturas. El contemdo como una fracción de la especie. Al despojarlo de su individualidad,
dependerá de la complejidad particular de cada coyuntura, lo c~al ha- eliminaremos todo lo accidental ... " 22
ce improbable toda similitud. Esas diferen<:ias -que no serran un El consejo de este eminente estadístico fue seguido, pero nosotros
obstáculo al intercambio, pues siempre queda una macrocultura como no podemos aceptar esta negación deliberada de los márgenes: "Todo
punto de referencia -deben ser sistemáticamente bus~ad~s, pue_s son lo que cuenta pasó por lo anómico y Jo anormal. .. Sólo la aberración,
fuentes de nuevos caminos, bases de perpetuos mest1za¡es SOCIOCUl- que es algo exterior a la sociedad, puede colocarse frente a ella y
turales. Por \-o demás, éstos son una necesidad, pues hacen que lama-
crocultura no caiga en una uconsanguineidad" de orden moral e inte-
lectual y obligan a las microculturas mismas a no petrificarse en un 20 Ibídem, págs. 94-95.
comportamiento de tipo tribal. Hay que considerar pues lo que H. 21 lb ídem, pág. 44.
Lefebvre ll;:ima "estrategias de la diferencia", 19 susceptibles de opa- 22 Quetelet, Sur l'homme et le développement de ses facultés. Essai de phy-
sique socia/e, tomo 11 pág. 21, citado por de Jouvenel, op. cit., pág. 122.
19 H. Lefebvre, Le manifiestedifférentialiste1 col!. ldées, N.R.F ., 1970, pág. 101.
179
178
concebir la sociedad en su conjunto u. 2 3 Henri Lefebvre continúa No puede tratarse aquí de fagricar prototipos destinados a ser repro-
diciendo: ¡¡Uno de los pseudoconceptos más infames lanzados por la ducidos en serie; se trata de favorecer la creación de unidades de vida,
ideología es el concepto de lo atípico, de la desviación. Lo diferente cada una de las cuales se desarrolle de acuerdo con un principio de
se encuentra marcado por el sello de la exclusión"; y nuestro autor originalidad ejemplar.
no deja de denunciar el_ "papel represivo que desempeñan las disci~ "La experimentación en una escala verdaderamente grande es ahora
plinas científicas o presuntamente científicas en esta empresa. 24 Re~ decisiva para hacer progresar la sociedad", dice Serge Antaine¡ y la exw
cardemos que E. Morin sostiene una tesis idéntica cuando ataca el perimentación tiene que ser global: 11 Temo, en efecto, que no haya
afán de racionalización ·casi enfermizo que en las ciencias humanas verdadero progreso, si la sociedad avanza sólo de a pasitos en 'sectores'
responde a un esquema rriecanicista, causalista y estadístico inspi~ particulares". 2 7 Georges Balandier confirma que es menester "enca-
rado en la física; sin atéñder a que esta disciplina se apartaba radical· rar la experimentación·, no sobre una técnica o sobre un conjunto de
mente de semejante camino para tornar a interrogar al evento sin~ técnicas, sino sobre un conjunto de transformaciones". 28 En este
guiar. 2 5 nuevo contexto, la conclusión que se impone en el terreno educativo
En otras palabras, la sociedad futura debe hacer de la marginal/dad está formulada por un industrial. .. "La clave de ~uestra empresa es !a
un valor central, no para "recuperarla 11 , es decir, normalizarla al des~ experimentación en la enseñanza y la enseñanza favorable a la expe·
naturalizarla, siho para evolucionar constantemente gracias a la ex~ rimentación social". 2 9 El arquitecto tonel Schein piensa también que
presión pura de la marginalidad. En tanto que el himno al individua· hay que poner por obra una pedagogía del cambio y de la experi-
lismo puede traducirse en términos que se aproximan a un ideal de mentación social ¡jconjugando continente y contenido, la población
conformidad, la valoración de lo atípico, en el nivel de comunidades y su ambiente edificado en el campo de la experiencia arquitectónica
que forjan sus propios instrumentos de desarrollo cultural, permite, y urbanística". 30
a nuestro juicio, garantizar el derecho a la diferencia. Una pedagogía Al precio de llevar a cabo semejante empresa el campo educativo
digna de tal nombre debe contribuir a desarrollar múltiples aberracio- hallará soluciones a su incapacidaa fundamental de inventar medios de
nes estadísticas; pues estas aberraciones son portadoras de futuro, aprehender el futuro ( isin aprensiones!). Pero precisamente en este
ya que "estar alienado" no es 11 Convertirse en otra cosa ... sino que sector es donde se registran las resistencias más vixas, !o cual, a nuestro
significa verse llevado atrás, verse bloqueado, impedido de marchar parecer, excluye la posibilidad que se produzcan cambios reales en
hacia lo posible ... (hacia lo otro de la diferencia)". 26 gran escala y nos lleva a desear experimentaciones globales, pero en
pequeña escala. Nos encontramos ahora en la prehistoria de un movi·
Microcultura y experimentación social miento en favor de la experimentación social de verdadera magnitud.
Debemos pues convencernos de la necesidad absoluta de plantear
De acuerdo con este principio esencial puede concebirse la posibi- claramente los problemas del caso, si pretendemos ser capaces de in-
lidad de una sociedad que dé amplio lugar a la experimentación so- tentar su solución. Las "ciudades nuevas", que deberían ofrecer la
cial inspirada en la preocupación de formar comunidades educativas.
27 S. Antaine, "Pour une société plus expérimentale", Revue 2.000, n° 14
23 H. Lefebvre, op, cit., pág. 149~ 150. octubrede1969,págs.4·12. '
24 H. Lefebvre, op. cit., pág. 167. 28 Ibídem, pág. 6.
25 E. Morin, op. cit., pág. 6. 29 j. Bertin en "Pour une société plus expérimentale'', pág. 5.

26. H. Lefebvre, op. cit., pág. 179. 30 l. Scheiti, pág. 15.

180 181
ocas10n de llevar a cabo esta experimentación social global, lo hacen darios: el 'estancamiento' moral transfigura e! progreso técnico y hace
sólo raramente y precisamente esa rareza nos incita a seguir de cerca de éste el único valor seguro, la instancia definitiva de nuestra socie-
los trabajos que se realizan en la Ciudad Nueva de Grenoble: los fu- dad. Al propio tiempo se encuentra disculpado el orden de produc-
turos habitantes fueron invitados a participar en la concepción de la ción. Con la excusa de una contradicción moral, se alude la contradic-
ciudad 31 y las escuelas están en espacios abiertos. 3 2 El S.E.S. dis- ción real que estriba precisamente en el hecho de que el sistema de
pone de un equipo audiovisual con el cual puede difundirse por toda producción actual se opone a un progreso técnico real y, por lo tan-
la ciudad 3 3 un programa local --la Video-Gazette-, concebido por to, a una reestructuración de las relaciones sociales". 3 s
los propios habitantes del lugar, de conformidad con una impor~ A nuestro juicio, es posible concebir escuelas experimentales que
tante tendencia nacida en América del Norte y especialmente en no estén integradas en una especie de taller cultural y laboratorio so-
Quebec. 34 cial de lo que es y de lo que podría ser la historia en vías de realiza-
Este es el camino que hay que seguir, yendo cada vez más lejos en ción. La tecnología evidentemente no puede estar ausente en este de-
la autogénesls del contenido educativo abierto al azar y desarrollando bate: ella es la que hace posible (y deseable) la aventura microcultu-
una reflexión de prospectiva social y de prospectiva tecnológica. Es~ ral; ella es la que convierte nuestra hipótesis en un "futurible" y no
tos dos tipos de discurso sobre el futuro deben estar indisolublemente en una utopía del siglo del ({universo sin distancias" y de ciudades
36
ligados, lo cual implica que el uno permanezca abierto al otro. En es~ retorcidas. Hay pues que trabajar para llegar al dominio de la tec-
te aspecto, j. Baudrillard disipa un mito particularmente tenaz, 11 el nología y asociarse a los espíritus distinguidos que, en lugar de seguir
mito del progreso ininterrumpido de las técnicas y del 'atraso' moral el progreso, tratan de preguntarse hacia donde va éste y se interro-
de los hombres respecto de esas técnicas. Los dos aspectos son soli~ gan, con Pierre Schaeffer, sobre "lo que son, después de las máqui-
nas de la era industrial, las de nuestra revolución cultural". 37 En fun-
31 L'anti-Sarcelles, legajo del Nouve/ Observateur, 15 de mayo de 1972, pág. 73. ción de esta tecnología que es preciso dominar necesariamente, pue~
32 El novedoso tratamiento espacial de la escuela, bien conocido ya por Jos an- den imaginarse comunidades educativas en las que las actividades
glosajones, indiÚ la nueva actitud de los responsables de Grenoble. Véase humanas fueran totalmente redistribuidas a fin de dar a algunas de
el documento publicado por el C. E. P. A. S. C., n° 95, galería de l'Arlequin, ellas un sentido que parecen haber perdido (si alguna vez tuvieron
38100 Grenoble.
alguno).
33 Le Monde del 25~26 de febrero de 1973. La Video-Gazette anuncia y prece~
de la TV por cable.
34 Nos hubiera gustado desarrollar más este pÚnto: sobre él puede consultarse:
-G. Métayer, "La 'Société d.blée': communication meilleure ou consomma-. Elegir ...
tion accrue", Le Monde, mayo de 1972.
- J, Pomonti, "Vers une société ciiblée", Preuves, n° 8, octubre de 1971.
-J. P. Clerc, "les citoyens a la conquéte de l'image", Le Monde, 24 de mayo Cuando se desarrolla una estrategia del cambio hay que tener
de 1972.
-A. Holleaux, "Canada: le petit écran, nouvelle place du village", Le Monde,
plena conciencia de la necesidad de elegir. O bien se proyecta cam-
24 de mayo de 1972. biar las reglas del juego en el ámbito de una colectividad nacional,
-G. Métayer, "Vers une télevision communautaire", Le Monde, 30 de octu·
bre de 1972.
-L. Marcore!les, " 'les vidéographes du Québec', créateurs en liberté", Le 35 j. Baudrillard, Le systeme des objets, N. R. F., Gal!imard, 1968, pág. 174.
Monde, 28-29 de enero de 1973.
36 Informe del gobierno canadiense sobre las telecomunicaciones, Ottawa,
-"La TV contre les frontieres", editorial, Le Monde, 12 de agostoide 1972. 1971, pág. 26.
-"L'éco!e et la TV. Deux mondes qui continuent de s'ignorer", Le Monde,
16 de septiembre de 1972. 37 P. Schaeffer, en el informe citado en nota 36, pág. IX.

182 183
con lo que se colocará a ésta en un estado de Hcrisis controlada" mente con la sociedad- no debe hacer creer que nosotros tengamos la
que determina amplias zonas de incertidumbre, 3 8 o bien se elige intención de terminar nuestro estudio con las sempiternas lamenta~
jugar con las reglas del juego, es decir, permitir la experimentación clones de los que quisieran hacer algo ... pero ... Será mejor que in-
efectiva (y, por lo tanto, dotada de medios) sin abrigar la preocupa- tentemos descifrar el sentido de las palabras de Bertin. iNo acusa
ción inmediata de la generalización. 39 Tenemos la impresión de que éste a la sociedad de asumir el papel de juez sin tratar de reunir los
en Francia y muy espeCialmente en el dominio educativo no se sabe elementos que le permitirían realmente juzgar, haciendo así a la inno-
o no se quiere elegir. Lo más frecuente es que se eche a andar por un vación una especie de proceso de intención en el cual la sociedad de-
camino intermedio. clara el 44 no ha lugarH antes de haber siquiera tratado de reUnir las
En la priméra parte describimos el resultado de esta poi ítica que pruebas?
coloca al mayor número ante un estado de hecho n.uevo, pero -sobre
bases mal definidas, sectoriales, y sin poner a disposición de la opera~
ción los medios suficientes que permitirían "controlar" la crisis Del (jno ha lugar" a la utopía
suscitada por la reforma (sin hablar de los apoyos terapéuticos que se
impondrían en muchos casos). Tampoco las experimentaciones caw
Acusar ... juzgar... proceso judicial ... pruebas ... no ha lugar ... iEs-
bales se ven favorecidas y, en todo caso, el conjunto da la impresión
tas expresiones se agolpan bajo la pluma y merecen que nos deten-
de una multitud de experiencias que no pueden-dar lugar a una ex-
gamos a considerarlas!
plotación racional de los resultados. 1Qué hace la sociedad frente a un hecho que considera una infrac-
Es menester que elijamos. Y nosotros elegimos el camino de la ex- ción? Hace que la persona de un juez (que 11 instruye" la causa) con-
perimentación global. Esto entraña necesariamente riesgos, porque, fronte ciertos individuos (los sospechosos de haber participado en el
como decía G. Berger, ser prospectivo significa saber correr riesgos. hecho) con el hecho mismo a fin de "confundirlos" ... El juez se in-
Cualesquiera sean las reacciones que expresan la necesidad y la omni- formará, controlará, verificará, ordenará una reconstrucción. En su-
potencia del principio de realidad (que no son sino la preocupación ma, para confirmar o invalidar una hipótesis, el juez dispone de todos
del corto plazo), nos parece que éste es el único enfoque capaz de los medios de investigación y lo que lleva a cabo es una verdadera ex-
hacer frente a los desafíos de largo plazo lanzados por la sociedad perimentación (los términos lo expresan bastante bien). Si la hipó-
postindustrial. Pero todavía falta ver si semejante proyecto saldrá tesis queda confirmada, si se reúnen las pruebas de la relación entre
alguna vez siquiera a la luz del día. J. Bertin nos indica el obstáculo: el acusado y el hecho, la sociedad decide que corresponde proseguir
"En todos los dominios encontramos esta imposibilidad de fran- las acciones. En el caso contrario dispondrá el Hno ha lugar". 41
quear la barrera del potencial de una organización social que reclama No deja de tener interés considerar ahora la actitud de la organiza-
pruebas concretas de éxito antes de tomar decisiones, pero que recha- ción social frente a un proyecto que constituye una innovación poten-
za la experimentación, que podría suministrarle esas pruebas". 40 cial, frente a un hecho que -para realizarse- exige la adhesión de la
El hecho de citar estas palabras que expresan tanta decepción colectividad (en el plano psicológico, institucional, financiero) y que
-pronunciadas por un creador de innovaciones enfrentado continua- constituye una ruptura -Y esto es lo propio de una innovación autén-
1

38 Groupe d'études prospectives du VI plan, op. cit., pág. 151. {l "Si los elementos de la .infracción no se han reunido o si los cargos son insu·
) ficientes ... Irrevocable faltando motivos de derecho... Una insuficiencia hace
39 Groupe d'études prospectives, op. cit., pág. 151. posible la apelación". j. Larguier, Droit pénol généro/ et procédure pénale,
40 J. Bertin en Revue 2000, op. cit. París, Dalloz, 1968, pág. 166.

184 185
tica- con lo ya conocido. Lejos de nombrar a un juez encargado del hostilidad de los defensores de lugares comunes e ideas recibidas, con
trabajo de instrucción, es decir, de experimentación, de hacer lo impo- los campeones de la buena norma y de la cultura oficial. Estos perso-
sible para que la idea se confunda con lo real, la sociedad nombra un najes obligan a los innovadores -después de haber hecho todo lo po-
juez que tiene la misión de ordenar el <jno ha lugar", de expresar la sible para impedirles actuar- a refugiarse en una especie de isla en la
voluntad de no ptoseguir las acciorles... En lugar de juzgar una idea que sin disponer de medios ·elaborarán sus concepciones ...
por el hecho ya cumplido, la sociedad se ahorra el trabajo de la inves- Después de haberse negado a aceptar la ruptura, la organización
tigación y desde el comienzo pronuncia la invalidez del proyecto. Si social trabaja, veinte o cincuenta años después, para recuperar y reha-
la represión jurídica se ejerce a posteriori, la represión sociológica se bilitar las ideas antes sacrílegas y procura al propio tiempo imponerlas.
ejerce a priori. Si en el plano judicial el ' 1 no ha lugar'' significa una Pero, lqué queda de Freinet si sólo recordamos la imprenta o el texto
exculpación, una 11 liberación", en el plano social significa una condena. libre? ¿Puede ignorarse Jo que daba sentido al empleo de las '~técnicas"
Paradójicamente el uno ha lugar" sociológico entraña un encarcela- para quien veía "en la escuela actual (de 1924) una servidora del capi-
42
miento, pues la cárcel de un proyecto es su no realización. Cuando talismo"? Se comprende mejor la rehabilitación -en el plano de
sería menester, a los efectos de resolver sobre el proyecto, darle pri- los instrumentos- cuando se lee al propio Freinet: "Si los grandes pe-
mero' Jos medios de realizarse, precisamente se le rehúsan esos medios. dagogos fueron en general ardientes revolucionarios, preocupados so-
En realidad, la paradoja es sólo aparente. El juez, tan tenaz en su bre todo por desarrollar al niño en el sentido social y humano sin
empeño de obtener pruebas cuando hay delito, cuando hay transgre- atender deúiasiado a las contingencias, no ha ocurrido lo mismo con
sión caracterizada en el plano del hecho consumado, es igualmente aquellos que, esclavos de la sociedad, interpretaron las doctrinas
tenaz en su empeño de no obtener pruebas cuando se trata de un pro- de los primeros para que sirvieran de fundamento al orden social
yecto innovador. Y lo cierto es que fodo proyecto innovador consti- existente..,, 42
tuye un delito virtual: al relacionar eventos originales es portador de Esta clarividencia debería recordarse hoy, cuando se pretende,
lo imprevisto y choca contra una ley -las más veces tácita- que por incluso en los textos oficiales, seguir las lecciones de un hombre al
su esencia trata de ''contener" Jo imprevisible. Lo atípico es perse- que ahora se considera un "admirable maestro de escuela" después
guido en los dos casos: declarando el "ha lugar" en el caso de la in- de haber sido lapidado en su propia época.
fracción, en. el caso del delito (transgresión caracterizada, prevista) y Desde luego que este caso no es una excepción. En el momento
declarando el "no ha lugar 11 en el caso de la innovación {transgre- en que los organismos internacionales preconizan el empleo de la
sión potencial, imprevista}. En un caso, se aplica la represión. En el alfabetización funcional, recordemos lo que dice de ella uno de sus
otro, se ejerce la prevención. Y en ambos la motivación es la misma: iniciadores, Paulo Freire: " [La alfabetización funcional] debe iniciar
condenar lo atípico. en el saber partiendo de la consideración de las contradicciones so-
Ofrecido así en holocausto en aras del corto plazo, lo atípico ciales, económicas y poi íticas y de la toma de conciencia de la opre-
proseguirá empero su camino ... ipero en qué condiciones! Considé- sión, a fin de obrar contra lo que la realidad tiene de insoportable". 43
rese la historia de las pedagogías auténticamente innovadoras: son des- El proyecto de "concientización" es bien explícito. Freire agrega:
cripciones de exilios, catálogos de excomuniones, glosarios de anate- "A diferencia de la educación por domesticación, la educación por la
mas. Desde Froebel, expulsado de su instituto de Keilhau por los pru-
sianos, hasta Neil excluido de Viena; desde Freinet que debió aban- 42 C. Freinet, "Vers l'école du prolétariat ... ", Partisans, op. cit., pág. 143.
donar a Bar-sur-Loup, hasta Paulo Freire despedido del norte de Bra- (Texto publicado en 1924 en C!orté.)
sil. .. sin hablar de las tribulaciones que debió sufrir j. j. Rousseau. En 43 P. Freire, Pedagogy of the oppressed, Nueva York, Herder and Herder,
todos Jos tiempos y lugares, los verdaderos innovadores chocan con la 1970, pág. 19.

186 187
liberación es utópica, profética, optimista. Es un acto de conocimien~ comprobar que están concebidos a imagen del cosmos. La utopía
44
to y un medio de acción que permite transformar la realidadll. comienza con Hipodamo de Mi!eto, el arquitecto más famoso de
Grecia y también el gran meteorólogo, el especialista en fenómenos
Transformar la realidad social. .. Utopía... 1Utopía? celestes. "Hipodamo, al trazar el plan general y al prever las grandes
U-TOPIA: NO-LUGAR. líneas de una organización administrativa, no trata de crear estruc~
turas nuevas sino que, por el contrar.io, procura acercarse a la pureza
de los orígenes y reproducir, en el fondo, la rigurosa geometría de las
Una dialéctica de lo inaccesible y de lo inaceptable leyendas de la fundación, las estructuras'rígidas propias de cierta con·
cepción de la armonía del cosmos". 46 A lo largo de toda la historia
De Platón a Skinner, pasando por Rabelais, Thomas More, Restif de las utopías encontramos análogo afán: la utopía se sitúa en lo
de la Bretonne, Morelly, Huxley y muchos otros, la literatura de las 14
negativo" en relación con la historia de Jos .hombres y tiende a una
utopías es prodigiosa. El genio humano encuentra libre curso en ese cosmogonía que 11 hace de la ciudad humana un mecanismo, un reloj,
espacio irreal del libro. es decir, algo cuya energía no se gasta ni aum~nta, tan impecable es
"Utopía es ninguna parte -en latín nusquama-" escribe el inven~ el ajuste de sus piezas" ... . 4 7
tor de la palabra, Thomas More, a Erasmo; un país cuya capital es Universo de orden, que limita siempre el número de sus miembros,
una ciudad de nieblas, situada a orillas de un río sin agua, gobernado universo regulado según leyes glaciales en el que la ciencia desempeña
por un príncipe sin pueblo ... en el cual se cortó el istmo que lo unía frecuentemente el papel principal. En la isla de Bensalem (la Nueva
al continente. Esta "onomástica y toponimia de la nada" de que habla Atlántida de Francis Bacon), ino es acaso el centro de la nación un
). Servier •s pone de relieve un rasgo característico Y fundamental instituto científico, la Casa de Salomón, cuyos investigadores son lla-
de las utopías: Hartlib escribe la crónica de Noland, la república de mados "mercaderes de luz"?
ninguna parte, W. Morris nos ofrece sus News from Nowhere ... Este Las utopías nacen a menudo de una rebelión contra el absolutis-
profundo deseo de irrealidad no debe inducirnos empero a confusión. mo, contra· la in}Ú~tida;:-:;c_ontra el cinismo de la sociedad. Bertrand
Más allá de las ficciones descritas con talento y fantasía, está la perma- During, al estudi~r la yidade Thomas More, dice: "Su pensamiento
nencia del género y se perfila una sistemática: el país utópico existe -someticJo._-a·la viole~cia·· de una época rica en contradicciones- de~
y siempre es un espacio cerrado. bió guardarse de una sensibilidad que lo habría invadido para hacerlo
Las más de las veces es una isla, pero púede ser un lugar rodea- refugi_ar e·~ oú_o:mtindo"_.. ,~ 8 Pero ese otro mundo, si bien es más jusM
do de altos muros ( iy hasta de siete murallas en el caso de la Ciudad to, es también más implacable: sociedad de abejas, colonia de'corales ...
del Sol de Campanella!), cuando no se trata de una "isla bajo una cam- triunfo delaorganización.Gilles Lapouge se muestra severo: "A mitad
pana", como la que se nos describe en el texto de Xavier de Langlais. de camino entre la madrépora y el platónico, el mamífero hombre no
En la construcción de estos paréntesis que flotan en el espacio Y en el es apto pára vivir en la organización que le propone el juego utó-
tiempo, sin puntos de referencia, se afirma la voluntad de elaborar
un universo protegido. Cuando nos interrogamos sobre el funciona~
miento interno de esos mundos divorciados del mundo, nos asombra 46 lb !dem, pág. 29.
47 G. Lapouge, "L'Eden et l'Ordinateur", Nouvel Observateur, número especial
44 P. Freire, documento de la C. l. D. E., serie "Opinions", n° 36, París, UNES~ sobre ecología, julio de 1972, pág. 27.
co, 1971, pág. 7. 48 B. During, Poi/tique et mora/e dans I'Utopie et le Lévlathan (diploma de es·
45 J. Servier, Hlstolre de /'Utopie, Col. ldées, N. R. F., 1967, pág. 126. tudios superiores), pág. 13.

188 189
pico,,. 49 En realidad, esas sociedades soñadas con tanta pasión es- res de verdadera magnitud instituidos por quienes tienen el deseo de
tán reguladas en los menores detalles. "Ninguna utopía, ni siquiera obrar así (y los medios masivos de comunicq.ción deberían desempeñar
aquellas que exigen la mayor fantasía, imagina un 'templo de la con· este papel si no estuvieran concebidos como obstáculos al intercam-
tradicción', una escuela abierta a todos en la cual pudieran exponerse bio) es una perspectiva que nosotros llamaríamos eu-tópica y que para
libremente todas las filosofías~~. s 0 instaurarse depende de una voluntad poi ítica de descentralizar la ini-
De manera que, de Hipodamo a los fisiócratas del siglo de las luces, ciativa y fomentar la creatividad. Es preciso que se reconozca a lo
lo que se manifiesta es el deseo de lo inmutable y de la eternidad, el atípico el derecho a la diferencia, que convengamos en que las esta~
miedo a la discusión, el miedo al desequilibrio, la obsesión del pro- dísticas -si bien son capaces de dar cuenta de la distribución de fenó-
ceso evolutivo. Se sueña al hombre según normas algebraicas Y la isla menos en un momento dado- nunca deben tomarse como guía cuan~
es el lugar soñado para dominar sin desfallecimiento las variables de do se trata de una opción sobre el futuro; hay que comprender que de-
la experiencia. cidir en el nombre del mayor número, dando el privilegio a la norma
Para Servier, 11 [a utopía es la reacción de una clase sociaiJ la visión central y mofándose de sus márgenes significa hipotecar la evolución;
tranquilizadora de un futuro planificado, visión que expresa median- hay que admitir que es menester burlarse de Gauss para financiar el
te los símbolos clásicos del sueño el deseo profundo de volver a futuro ...
encontrar las estructuras rígidas de la ciudad tradicional -la quietud Por lo demás, la prospectiva tiene clara conciencia de esto cuando
del seno materno- en la cual el hombre, liberado de su libre arbi- Grémion y Worms fustigan la tendencia a identificar lo nuevo como
trio, se aprisiona a!ivfado en !as correspondencias cósmicas Y las patología social, Hlo cual equivale a juzgar de acuerdo con los crite~
prohibiciones~~. 51 rios de un sistema de valores actualmente dominante lo que bien pue-
Por nuestra parte, agregaremos que entendemos la utopía, la de ser el aspecto fenoménico de una nueva racionalidad, de un nuevo
u-topía, como el Jugar del Hno ha lugar,,, Y' éste no es un juego de P~­ sistema de valores que se está gestando en las profundidades del
labras. Es la sociedad la que segrega la utopía. Al no aceptar el moVI· cuerpo social". s 3 Así opinamos también nosotros y 11 Si la prospecti-
mientoJ al impédir que se produzca el evento nuevo, al reprimir lo va no puede sino fracasar en su tarea, si aparta a priori de su campo un
atípico, la organización social se basa en una dialéctica de lo inacep- fenómeno que se le manifiesta como irracional en su inmediatez~', 53
table y de lo inaccesible. Y si bien es cierto que el paroxismo utópico no nos parece que una actitud ¡¡permisiva'' sea patrimonio exclusivo
corresponde siempre a épocas turbulentas, creemos que hoy es impor-
tante pensar en inventar prácticas que sean a la vez aceptables Y ac-
a Marx y Freud, si no contenía ya los análisis de estos autores. Por lo demás,
cesibles. todo este período es muy interesante con Flora Tristan (la liberación de la
Apartarse de la u-topía, s 2 negarse a trabajar en la definición de mujer), con Prosper Enfantin (la liberación del cuerpo), con jeanne Lecoin
un inaccesible "otro lugar,, para empeñarse en la elaboración de luga- (la liberación de Jos consumidores).
Sobre esta cuestión deben consultarse las obras completas de Fourier, pu·
blicadas recientemente por la editorial Anthropos (con la dirección de S.
Debout).
49 G. Lapouge, op. cit., pág. 28. Recienternente este autor dedicó un hermoso D. Desanti, Les Socia listes de /'utopíe, Payot, 1972.
libro a tal tema: Utopie et civi/isations, Terra Universalis, Weber, 1973. j. Lacroix, Actualité de Fourier. Le regne du désir.
R. Sherer, L 'utopíe retrouvéi!, Une stratégie révo/utionnaire pour l'époque
so j. Servier, op. cit., pág. 203. moderne.
s 1 lb ídem, pág. 262. D. Desanti, Les Socia/ístes de l'ímoginaire (Le Monde, 2 de junio de 1972).
La revista freudiana Topique, nos. 4·5, París, P. U. F., 1972.
52 Fourier debería tener, a nuestro juicio, un lugar aparte. Especie de Salvador
Dalí de principios del siglo XIX, cuya palabra "paranoico-crítica" anunciaba 53 Grémion y Worms en Prospective et société, op. cit., pág. 39.

190 191
de la pr~vi.sión. En ~fecto, la previsión llega en última instancia a u· ~
nes admmJStran el SIStema político y ella permite que , t q le CONCLUSION
¡ · ¡ es e encuentre
;,o ucJOnes. y u.ego las aplique ... antes de integrar, en definitiva la
nueva racwnafldadu en cuestión. Es, pu.es, el sistema político el 'ue
debe hacer suya esta doctrina y practicar la eutopía, q

Descifrar la condición del cuerpo en un lugar dado y estudiar el


campo en que el cuerpo se pone en juego supone algo más que entre-
garse al análisis de ciertos objetos teóricos. En efecto, concentrar la
mirada en el cuerpo significa interpelar directa y profundamente a
la institución que maneja las representaciones del cuerpo. Aquí de-
bemos rendirnos a la evidencia: durante todo el desarrollo de este
libro la cuestión fundamental fue un ir y venir entre el cuerpo "que
obra" (el del enseñado) y la estructura del poder (académico, ideoló-
gico y político) que lo convierte en un cuerpo 11 manejadd'. Tal ac~
ción podrá parecer sorprendente; sin embargo, comprobamos que se
impone progresivamente en los hechos. Al inclinarnos sobre el cuer-
po. para examinarlo no podíamos sino instruir el proceso a la institu~
ción que forja los criterios de la evolución del cuerpo. Desde luego que
nos encontramos aquí en el límite del proceso, en la medida en que
el análisis revela móviles implícitos, inconfesados ... , iinconfesables? ...
que se constituyen en una especie de inconsciente institucional. En
consecuencia, el análisis es discutible y no deseamos Otra cosa que ver~
lo discutido ... Es menester también que estos enfrentamientos -por
poco amenos que sean- se sitúen en el mismo terreno, un terreno
que deberá ser fundamental.
Desde el comienzo anunciamos la índole del enfrentamiento:
cuerpo enseñado/cuerpo docente;· este enfrentamiento no podía ser
sino ficticio porque no ignorábamos que sólo podía ser simbólico.
Pero ahora hemos de admitir que, independientemente de lo que pu·
diéramos pensar, el terreno del duelo es el que sugiere M. Bernard
cuando dice del cuerpo que es el "símbolo de que se vale una sociedad
192
193
para hablar de sus fantasmas". 1 Desde este punto de vista, puede En nombre de la incertidumbre de naturaleza y cultura y con el
aclararse el sentido de nuestro análisis: por encima y más allá de las pretexto del papel principal que desempeña la motricidad en la ela-
oposiciones ya señaladas entre el cuerpo 11 amojonado" Y el "cuerpo boración de las estructuras lógicas, el cuerpo es desmovilizado, el cuer-
sin fronteras"; y más allá de los límites trazados por la manipulación po es licenciado de la historia. Debemos tener presente la circunstan-
de Jos códigos propios. de cada práctica, está el deseo fundamental cia de que las prácticas derivadas de esa ideología apuntan en primer
de la autoridad pedagógica (ya sea una autoridad represiva o permi- lugar a los niños pequeños (puesto que, según vimos, esas prácticas
siva, ya sea totalitaria o libertaria). Cuerpo sabio, cuerpo deportivo, se instauran ya en el jardín de infantes y en la escuela elemental,
cuerpo erógeno, cuerpo creador de lo imprevisible, no basta identifi- siguiendo en esto la lógica del desarrollo genético de Piaget). La ins-
carlo como tal, sino que en cada caso hay en el cuerpo sólo una ima- titución pedagógica quiere infundir a Jos niños Jo más pronto posible
gen proyectada inconscientemente por el poder que la ley ejerce el gusto por Jo eterno y lo inmóvil y protegerlos del "ruido" y del
sobre el cuerpo, y esa imagen revela el discurso profundo de la ley desenfreno ...
misma. El hecho de que muchas imágenes puedan proyectarse al mis-
mo tiempo en la pantalla de la realidad pedagógica no hace sino po-
ner de relieve la ambivalencia del deseo institucional. Considérese En el caso del cuerpo entregado a la práctica deportiva, la peda-
la siguiente circunstancia: gogía oficial aplica otra estrategia: aquí se trata, como dijimos, del
Cuerpo sabio y cuerpo deportivo, ambos están delimitados por cuerpo delimitado por la l(cuadriculaciónn del espacio-tiempo: del
fronteras fundamentalmente diferentes. En el primer caso, en el cual ~~área chica" al Hcírculo central", de la "línea de saque" a la "línea
el empleo del cuerpo -legitimado por el depurado aparato de la psi- media", de la "línea de partida" a la "línea de llegada", del "tiempo"
cología genética- puede parecer de un avanzado modernismo, el de- al "set", del udesquite" al 11 desempate" ... iEstos marcos temporoes~
seo institucional al que nos referimos aspira a un paisaje estable, paciales impuestos no son más inocentes que los otros! Sólo que aquí
inmóvil, cerrado, que niega la duración, por cuanto en ese paisaje el el cuerpo no se encuentra delimitado por el mismo código; se aplica
tiempo está dividido según el principio lineal de la regularidad y el una lógica profundamente, fundamentalmente diferente de la primera:
cuerpo soñado asume una forma que encubre una coherencia desva- en cada match se encuentra convocada la historia, comentado el even-
necida. Paréntesis m ftico, pompa ucrónica, el cuerpo así concebido to, postulada la incertidumbre como un principio, 2 deificado el en-
lleva por la senda de la búsqueda utópica, y aquí nos hallamos en ple- frentamiento, erigida la turbulencia en opio de las muchedumbres.
na desazón nostálgica. La historia de una negación, decíamos antes ... Si el cuerpo sabio está delimitado por una referencia atemporal a la
sí, historia de una negación de la historia, de una negación del evento, historia, el cuerpo deportivo está determinado precisamente por los
de una negación de Jo imprevisible, de la turbulencia, del enfrenta- princiPios económicos y sociales de la era industrial, está marcado por
miento, de lo equívoco. la interpretación de la historia entendida como apología del enfrenta-
El clásico modelo temporoespacial, implantado con verdadera fuer- miento y realización dialéctica.
za en este tipo de situaciones, no debe engañarnos. El objeto del con- Desde este punto de vista hay que comprender el entusiasmo de
nubio no es tanto la época misma como una muestra lógica y desen- los docentes marxistas por la práctica deportiva y el deseo que tienen
carnada de su contexto sociocultural. Se desea, pues, menos el pasado de mantener a toda costa esta "taJada" de vida en el espacio escolar; lo
(del cual se presiente que siempre fue turbulento) que un modelo cierto es que en esa práctica aquéllos pueden encontrar el campo
puro y libre de todo compromiso.
2 Dentro de los límites tan intangibles de! código, que prohíbe toda fantasía
1 M. Bernard, op. cit., pág. 134. o toda explotación ulterior de lo que no está previsto.

194 195
En el encubierto tablero de ajedrez del estadio o del gimnasio, el
de demostración y de explicación de sus análisis y ahorrarse así el cuerpo es mane'jado como un peón. iY esto es lo que da gusto al cuer~
ejercicio de un pedagogismo didáctico. po al vivir una práctica que es una trampa de la historia ... que es la
En este punto no debemos engañarnos y denunciar la práctica cor~ trampa de la evolución poi ítica ortodoxa! El sistema no corre ningún
poral de enfrentamiento codificada por los deportes como la expre· riesgo; está seguro de embolsarse la apuesta, seguro de recuperar la
sión lisa y llana del deseo de manipular que abriga la ideología domi- postura: este tipo de situación motriz es el terreno prominente de in-
nante únicamente en el Occidente. 3 En realidad, cada clase saca pro- tegración social, de preparación para la vida bajo el signo de una pó-
vecho de esa práctica y también saca provecho de ella cada grupo de liza que asegura los movimientos que hay que hacer.
presión pues el cuerpo deportivo es un cuerpo movi!izab/e, es un cuer- Adiestrado y hablando el lenguaje del código, el cuerpo es perfec-
po um~rcado" y los estrategas hacen de manera que sus veleidades tamente "disponible", es decir, dispuesto a hacer lo que se le pida que
4
de udesmarquell sean previstas para ajustar a ellas la réplica... haga ... Aquí se apunta al cuerpo, así como se apunta al blanco, para
suprimir su dimensión de gran teatro de sombras ...
El que pierde (su poder) gana (su adaptación).
3 La argumentación de los militantes comunistas (véase ,Les c?'!lmunist~s et En una segunda fase de nuestra indagación, nos pusimos a consi-
le sport, de P. Laurent, R. Barran y J. J. Faure, Pans, Ed1t1ons sociales,
Notre temps, 1972) no nos parece ni clara ni convincente. En efecto, esos derar los márgenes de estos ambientes codificados ... En ellos, en
teóricos afirman que ~'la práctica de las actividades físicas no puede resolver un no man 's land, donde están revocados el saber hacer y el saber
las relaciones sociales ni modificar las relaciones de producción, pero que es saber, el espejismo cobró cuerpo en la forma de una instancia difícil
la única práctica capaz de corregir las consecuencias orgánicas de nuestro
modo de vida actual" (sin tener que caer en el biologismo), págs. 70-71. de circunscribir, extraña, paradójica, penetrada de deseos... Apare-
Alentar la práctica puede, pues interpretarse como una contribución, "ob· cieron así nuevos esquemas, surgió una nueva racionalidad y se rei~
jetiva" al mantenimiento de la situación actual, y no comprendemos b1en 1~ vindicaron nuevas normas: ir a la deriva entre dos aguas antes que
vehemencia con que se acusa a la ideología dominante de no hacer lo sufi-
ciente por el deporte ... Por otro lado, a menudo se habla de luchar "pa~a devorar el espacio obedeciendo a la dictadura del cronómetro, desli-
conservar ·el sentido profundo del deporte" (pág. 12) y de hacer la apolog1a zarse sobre la nieve espontáneamente y abandonar la pista de slalom,
de las competiciones <~por razonés fundamentales que son Inherentes a 1~ tenderse y revolcarse en la espuma de nailon ... ¿y después? nos pre-
naturaleza misma del deporte" (pág. 32L aunque no se nos dice explícita-
mente ·cuáles son esas razones ni se nos exponen los motivos para valorar!~. guntábamos en un tono que ciertamente no era el del censor que agi~
La argumentación se desarrolla como si se diera a entender que una vez d1· ta el espectro de la decadencia. Sí. ¿y después?
vorciado del actual contexto de mercantilismo y de manipulación id:ot?gica Lo promisorio está en el hecho de que semejantes perspectivas
burguesa, el deporte -en sí- pudiera establecerse como proyecto _autentiCO .Y
maravilloso y operador ideológico neutro ... Semejante perspectiva nos deja pueden provocar -por la búsqueda de situaciones abiertas- una vi-
pensativos: lacaso se han expuesto esas razones fundamentales? vencia corporal original basada en la negación de la frontera del cuerpo
Habría que admitir con Paul lrlinger que ~<en un partido pocas son las cosas impuesta por el saber reunido sobre él (es decir, la frontera de la evi-
4
que pueden preverse de antemano 1 por más que sea constante la te~tación dencia anatómica) ... Pero hay que tener cuidado: no basta jugar con
de la planificación y por más que la historia de los deportes colectivos es- la materia, no basta experimentar la conciencia del cuerpo sin· 1Í·
té jalonada por la introducción de sistemas tendientes a organizar el jue?o ·
como mecanismo previsible. Esto tropieza con el obstáculo de las necesanas mites y fundirse en el contacto con lo otro ... , hay que desconfiar
adaptaciones a las reacciones y las iniciativas de los a~vers~~ios, las cuales aquí de una mitología del cuerpo todopoderoso. Ya es por lo menos
pueden considerarse como la fuente fundamental de la S1tuac1on de constan~
te incertidumbre rasgo esencial y específico de los deportes colectivos".
sospechoso el hecho de querer prescindir del lenguaje considerándolo
En ''Essai sur Ja 'communication dans les sports collectifs", memoria de la
ENSEPS {junio de 1973L págs. 5-6·. Véanse también pá~s. 151·15~! en las bas). Este instrumento conceptual es im.portante porque permite "leer"
que el autor analiza el paso de las concepciones mecamzadas del ¡uego a la situación sin imponerle una forma definitiva.
su lectura como urdimbre de comunicación motriz (que es la tesis de Parle-
197
196
como perversión y deterioro de una "auténtica" expresión corporal. admitir que nuestras proposiciones sólo son balbuceos, imaginamos
En efecto, sin ser el resultado de consignas estrictamente dictadas que de--todas maneras sería posible echar a andar por este camino:
por el maestro, las prácticas pedagógicas continúan siendo así y to· Hacer por entero disléxico al horno po/iticus, a ese hombre que fa-
do el fruto de la propia palabra del maestro, de suerte que los niños brica certezas, forja puntos de referencia para sentirse cómodo en un
expresan el deseo del pedagogo de vivir el cuerpo de manera diferente. paisaje social que él mismo contribuye a petrificar de esta manera. No
iNo vayamos a invocar lo indecible para suprimir el lenguaje! Sumer· nos proponemos llevar a cabo la reeducación psicomotriz de ese ser
gir al niño en un medio deliberadamente querido como medio vacío pero sí pretendemos contribuir a hacer aun más móvil el paisaje e~
de signos revela el oscuro deseo de erigirse en autoridad última y, en cuestión al lanzar en él "objetos virtuales'', al integrar lo posible en
definitiva, el deseo de avasallar al niño ... lo real sin afianzar lo ya sabido.
Por el contrario, es menester teorizar -partiendo de situaciones Una comunidad no es educativa cuando transmite cánones a priori
abiertas- la experiencia de un nuevo 11 espacio·tiempd', hay que el a· cualesquiera sean éstos y cualquiera sea el horizonte de que proven~
borar un lenguaje múltiple y construir rejas de paso para simbolizar gan ... Sólo son educativos los procesos de creación de normas de ins·
lo singular, lo complejo y lo móvil... De esta manera tomamos posi· titución de lenguajes, de conceptualización de formas en int~raccio­
dones para hacer de la escuela un lugar de creación cultural en el que nes de adultos, niños y tecnonaturaleza. La educación existe cuando
la estructura misma del saber (y, en primer lugar, la conceptualiza- hay un proyecto cultural singular ...
ción del espacio y del tiempo) depende de emprender una aventura Ahora bien, por vehemente que sea el actual debate sobre la escue-
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esteticocientífica en un medio plástico, el cual es estudio y !abarato· la, debate en el que se enfrentan los partidarios de una desescolari-
río en el que el contenido u pedagógico" está en perpetuo- cambio zación total con los partidarios de una ultraescolarizacfón permanen-
gracias al medio tecnonatural que es móvil y polivalente, construi- te, los partidarios de un retorno a la tradición republicana ortodoxa
b\e y desconstruible... Hemos afirmado la presencia necesaria de con los partidarios de una desnaturalización de la escuela en virtud
un pedagogo: la. coyuntura. Y hemos afirmado la necesidad de un en- de la modificación del discurso ideológico sostenido hoy, nosotros
foque metodológico: la pedagogía aleatoria. m1smos no sacamos provecho alguno de ese debate ni nos situamos en
Como no. podemos situar nuestro proyecto en ninguna de las có· él. Y esto no se debe a que nuestro proyecto pretende ser apolítico
modas órbitas que invocan a la tradición (el maestro sabe) o a la in- sino a q~~ en todas esas posiciones encontramos un punto estructurai
novación (el niño redescubre), pues ambas proceden de modelos del común: la . escuela continúa siendo un lugar de transmisión de normas,
statuo qua, y como tampoco podemos situarnos dentro del espontá- un espaciO penetrado de parte a parte por una ideología (la "dominan-
nelsmo de los llamados sistemas 1'salvajes" que se apartan del siste· t~" que tiende a frenar, o bien la de la "oposición desenfrenada", o
ma para experimentar -según los casos- con el vacío o la entropía ... , b1en la de la audacia sin 1ímites que acecha un futuro "reformado"
nos sentimos en wna posición un poco frágil. .. Pero, iqué importa! o bien la de un "milenarismo" angustiado). En todos los casos, se trata
No hemos recorrido todo este camino para renegar de 1as diferencias de ver en la escuela un medio que habrá de recibir imágenes en fun-
o para lamentarnos de que existan diferencias; no tratamos de trans- ción de un proyecto de conservacion, de reforma o de destrucción de
formar los marcos clásicos de la percepción en esquemas de geometría acuerdo con programas de contenido impuesto.
variable, no pasamos del cuerpo delimitado o amojonado al cuerpo Al decir esto cobramos conciencia aun más aguda de la fragilidad
sin fronteras para no alegrarnos de ver que resulta difícil hacer entrar de nuestra posición. lNo significa proponer lo imposible recusar la
nuestra proposición en una nosografía bien establecida por el uso ...
Y si se quiere creer que toda esta postura no es más que una ilusión y s Que, po.r lo demás, no es tan reciente como generalmente se cree {véase de
P. Gaud¡bert, "Animation, intégration ou subversion?").

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escuela como medio de integración de modelos para convertirla en mo de lo improbable" que funcione con fondos públicos, 6 conside-
estudio y laboratorio de creación en el cua_J se experimente la ruptu~ rando que ha llegado el momento de romper con Descartes cuando
ra con un saber impuesto por la ideología? Convencidos de que for- éste opone -puesto que se trata de realizar- "la voluntad de algunos
mamos orgánicamente parte del sistema sociopolítico, convencí~ hombres que usan de la razón a las disposiciones del azar". 7
dos de que no podemo!;i ser otra cosa que "re~uperadores recupe~ Entonces, terminemos con:
radas" podemos a lo menos llevar lo más lejos posible el fenómeno
del "ruido" tratando -en la medida de lo posible- de plantear proble- Extensión contra centralidad,
mas en lugar de formular consignas. En esta posición -que es la con- Razón contra azar.
secuencia lógica de semejante conciencia- debemos colocar al sistema
frente a la necesidad de integrar el Hruido", es decir, la necesidad de Para sostener:
lanzar programas de experimentación" social que no sean el fruto de
los habituales ~'coloquios de expertos" o la suma de ~~las competen~ Extensiones y centralidad,
cias técnicas", sino que sean la realización de proyectos eutópicos Razones y azar.
formalizados por quienes desean vivir estrategias de cambio, por más
que éstas estén decididas a atacar el principio cultural en su fuente. Tener influencia en nuestro ambiente: la ciudad ocupa el centro
Nuestra ambición no es la de apuntalar el sistema (procurándole la y hacia él debe tender la acción pedagógica. Motricidad creadora
conciencia limpia de las excusas de un ~'Jugar común"} como no es abierta al medio: el proyecto está en germen.
la de pretender destruirlo globalmente. Un proyecto en el que se pone Crear lugares en que el cuerpo pueda entrar en juego y afirmar
en tela de juicio la imagen del cuerpo, del tiempo y del espacio -en- su yo ... , Jugares que no sean tan sólo canchas marcadas con cal, de
juiciamiento que constituye la base de toda acción radical- difícil- acuerdo con los reglamentos de la Federación de Fútbol, sino lugares
mente pueda constituir un proyecto revolucionario que un buen día que asuman su forma según Jos principios de una arquitectura móvil
sea susceptible; como dice Gentis, de ser "hecho Y deshecho por instituida por quienes participan en la acción. Así nacerán ciuda-
todos'' ... des bajo la pluma de seres humanos que habrán de escribir con verda-
Proponer que cada grupo colectivo establezca sus propias catego- dera grandeza -mediante el sonido, mediante la imagen, mediante
rías de percepción y forje los instrumentos de desarrollo, ipuede cons- la forma -en el espacio y el tiempo ... Cuerpo trans-figurado que
tituir un proyecto educativo aplicable en gran escala? El hecho de que asume la ubicuidad ...
la hipótesis pueda tal vez dar esta impresión no debe engañarnos ... Este es un proyecto deliberadamente antiutópico, por cuanto no
No puede ser partiendo de lo cotidiano, aprisionado entre las coaccio- hace del niño el objeto de una nostalgia regulada por un reloj ... Hay
nes y los 1ímites de las estructuras mentales fijas, como hay que enfo- que tener en cuenta también que destruir el reloj no es la solución:
car los actos de ruptura capaces de dar testimonio de la diferencia. Por así lo comprende el niño que nos describe Colette -perseguido por
el contrario, es menester partir de creaciones artificiales privilegiadas sus sortilegios-, cuando sale vencido de un combate en el que su úl·
que se constituyan en una red de bocetos experimentales en los que timo recurso es aquello mismo de que quería desembarazarse ... Tam~
se tratará de buscar el mediad ía a las 14 horas...
Lo nuevo -y en todo caso indispensable- estaría en que el esta-
do (que es una de las partes constitutivas del sistema Y no el sistema 6 iHabrá que preferir esto a !a reaJizaclón de tales proyectos por la acción de
compañías multinacionales! lExisten otras opciones?
mismo) se hiciera cargo de financiar el ((ruido", de crear un Horganis~
7 Citado por A. Chatel, "La villeetl'utopie", Le Monde, 23 de marzo de 1973.

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::::;r-.

poco hay que concebir el futuro bajo el signo del pájaro lira cantado
por Prévert: '~Que la pluma vuelva a ser pájaro ... que .Ja tiza vuelva
a ser acantilado ... " La escuela se evapora: queda lo demás. lQué?
Es siempre esa obsesión del retorno: retorno al orden de las cosas,
retorno a la naturaleza. No es de esta manera como podremos libe-
rarnos de la lógica, de modo que nuestra reflexión debe enderezarse
contra esa ideología del retorno que es también la ideología de la
dependencia. Hay que ser deliberadamente antinostálgico.
Esto no supone proyectarse furiosamente al futuro, como propo-
nía Marinetti, quien propugnaba la destrucción total del pasado en
arte y en poi ítica. El futuro no es algo a lo que pueda uno lanzarse
desenfrenadamente... Es menester construir muchos futuros antes
de echar a andar por un camino y es menester aceptar la incerti-
dumbre y rechazar la fatalidad ... También seremos i"prospálgicos"!
pues lamentaremos que entre las múltiples conjeturas que podemos
forjar, entre las innumerables uposibilidades 11 que tenemos el deber
de poner de manifiesto, sólo pueda haber una que sea verdadera~
mente por~venir. i
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Sería ingenuo -afirma el autor de esta obra- no ver en
el cuerpo más que un objeto "dado", natural, trans·
parente... La relación de cada individuo con su propio
cuerpo se rige por un conjunto de normas de elabo-
ración social; su experiencia del cuerpo se realiza a
través de categorías de percepción establecidas, de
modo que, más que el cuerpo mismo, se percibe la
imagen qlie de él próyecta el contorno social.

Y es la educación, precisamente, la encargada de


incorporar esas categorías, de modelar nuestro cuerpo
de modo que se conforme a las exigencias normativas
de la sociedad. Hay, pues, un "cuerpo enseñado", un
anclaje cultural de la compleja red de nuestras viven-
cias corporales.

Daniel Denis encara el análisis de esa acción formativa


planteando algunos interrogantes fundamentales: lCó-
mo se transmiten los modelos? ¿Cuáles son las normas
que les prestan apoyo? lCuál e.s el cuerpo que se forja
en el espacio escolar? ¿Cuál es el cuerpo manejado por
la institución pedagógica a través de sus consignas y sus
silencios? Para contestarlos recurre al estudio de
la legislación más reciente y de los autorizados comen-
tarios que ella ha suscitado, como también de las
prácticas innovadoras que, agrupadas a veces con el
título genérico de educación psicomotriz, aspiran a
fomentar la expresión corporal. Por último, busca
quebrantar la rigidez de esos modelos proponiendo una
"pedagogía aleatoria" que constituye la elaboración
teórica de las brechas presentes en las prácticas edu-
cativas de la actualidad.

BIBLIOTECA DE TECNICAS Y LENGUAJES CORPORALES

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