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Capacidad jurídica internacional:

Corte Internacional de Justicia vs Corte Penal Internacional

Patricia Mendoza Maya

El presente trabajo busca realizar un análisis de la Corte Internacional de


Justicia (CIJ) y la Corte Penal Internacional (CPI) para dictaminar cual de las
dos instituciones tiene mayor capacidad para hacer que se cumplan sus
decisiones puesto que ambas han recibido un gran número de críticas sobre su
capacidad para responder a su mandato y si sus resoluciones realmente son
cumplidas por los Estados, puesto que no existen mecanismos que obliguen a
los Estados a cumplir con sus sentencias, sino que más bien, depende de la
voluntad de los Estados parte.
Aunque han pasado pocos desde la creación de la Corte Penal
Internacional, este organismo sólo ha sentenciado a dos individuos de los
veintidós casos que le fueron remitidos. Lo que genera dudas a muchos
Estados parte, acerca de si realmente tiene la capacidad para hacer cumplir su
mandato. Por otro lado, aunque la Corte Internacional de Justicia fue fundada
desde la declaración de la Carta de Naciones Unidas, no siempre las
resoluciones emitidas son seguidas por los Estados parte, pues en ambos
casos siempre hay una constante tensión entre la jurisdicción internacional y la
soberanía estatal. Este ensayo busca examinar ¿Qué organización tiene más
capacidad para hacer cumplir sus decisiones, la Corte Penal Internacional o la
Corte Internacional de Justicia?. Nuestro primer argumento es que la CIJ tiene
más capacidad para hacer cumplir sus decisiones e incidir en los Estados parte
que la CPI porque desde el momento de su fundación, la CIJ a diferencia de la
CPI, es facultada como órgano principal y órgano judicial de la ONU en un
documento anexo a la Carta de Naciones Unidas, y es esta relación orgánica la
que genera que todo Estado miembro de la ONU, sea parte también del
Estatuto de la Corte. Un segundo argumento y partiendo del carácter vinculante
del órgano ejecutivo de la ONU, es la relación estrecha que tiene la CIJ con el
Consejo de Seguridad (CS), a diferencia de la relación entre la CPI y el CS, la
cual se basa en la remisión de casos a la CPI por parte del CS.
Sin embargo, ninguna de las dos instancias tiene realmente la
capacidad de hacer cumplir sus sentencias a los Estados, pues estos se
refugian en el principio de soberanía estatal. Además, no existe ningún
instrumento ni mecanismo jurídico efectivo que obligue a los Estados a seguir
las resoluciones de ninguno de estos dos organismos jurídicos internacionales
y ambos organismos jurídicos tienen bastantes limitaciones orgánicas
intrínsecas y también en su relación con la jurisdicción interna de los Estados
parte.

Corte Penal Internacional

Desde la fundación de la ONU, se consideró la creación de una Corte Penal


Internacional, sin embargo, factores como la Guerra Fría hicieron que este
objetivo fracasara. Después de la Guerra Fría y ante los crímenes de guerra y
violaciones a los derechos ocurridos en ese lapso de tiempo, el Consejo de
Seguridad creó tribunales especiales para enjuiciar y sancionar a quienes
biolentaron la Convención de Ginebra de Derecho Internacional humanitario
sobre conflictos armados. (Guevara, 2007:60-62)
Con los aprendizajes de los Juicios de Nuremberg y Tokio y de los
tribunales especiales para Ruanda y Yugoslavia, además de la evolución de la
sociedad internacional, se logró que en Julio de 1998, fuera aprobado el
Estatuto de Roma con el cual se establece, con 120 votos a favor, la Corte
Penal Internacional, que es un organismo permanente y que acaba con el
doble criterio de actuar en contra de los criminales de ciertos países y no de
otros. (Guevara, 2007: 63). El 1º de Julio de 2002, la CPI entra en vigor
después de su sexagésima ratificación.
La creación del Estatuto de Roma, tuvo un proceso difícil por el cual,
puede haber muchas críticas solidas en cuanto a su funcionamiento, pues hay
que recordar que este estatuto es producto de una serie de negociaciones en
un contexto de muchas controversias, pues fueron siete países los que votaron
en contra de la creación de la CPI, entre ellos China, Estados Unidos e Israel.
El argumento de EE.UU. (miembro permanente del CS) fue que el CS debía
determinar qué era un acto de agresión y también le preocupa cómo se
aplicaría el concepto de jurisdicción a los Estados no-partes. Por otro lado,
Israel se reusó a considerar el traslado de habitantes a un territorio ocupado
como un crimen de guerra (Vallarta, 2012: 461).
La Corte Penal Internacional es “una institución judicial, permanente,
independiente y vinculada con el sistema de Naciones Unidas que tiene
competencia sobre los crímenes más graves de trascendencia para la
comunidad internacional”. En el artículo 5º, se determina que la CPI, tiene
facultad para juzgar crímenes de genocidio, de guerra, de lesa humanidad y de
agresión (Vallarta, 2012: 461).
Sin embargo, la definición de crimen de agresión se dejó pendiente para
que después pudiera incorporarse al estatuto mediante una enmienda. La ONU
en 1974 había definido el término agresión, sin embargo estos lineamientos
eran puramente recomendatorios y para muchos, fue una resolución politizada.
Esto, que puede parecer simple, tiene una gran implicación para la CPI, pues el
Consejo de Seguridad es el órgano facultado por la carta de la ONU, para
decidir cuando ocurre un acto de agresión, lo cual crea una controversia, pues
si la CPI enmendara su estatuto, añadiendo la definición de agresión, esto
afectaría la facultad del Consejo de Seguridad para determinarla, por lo que la
definición de agresión de la Corte Penal Internacional sería nula, pues en el
artículo 103º de la Carta de Naciones Unidas, dictamina que en caso de
controversias entre las disposiciones de un tratado y de la Carta de Naciones
Unidas, prevalecerá lo que se prevé en la Carta. Sin embargo, se encontró la
siguiente solución, la CPI tiene facultad para determinar el delito de agresión de
un individuo pero no es un Estado, por lo que no afectaría las atribuciones del
Consejo de Seguridad (Vallarta, 2012: 462).
La creación de la CPI dio pie a otros tras grandes preocupaciones por
parte de los Estados, a continuación se enumeran: (Vallarta, 2012: 460).
1. Pérdida de soberanía y falta de cooperación de los Estados para que
la CPI pueda ejercer su jurisdicción penal dentro de sus territorios.
Esta cuestión fue resulta con el carácter complementario de las
jurisdicciones nacionales penales de la Corte Penal, Internacional,
esto quiere decir que si un individuo ya fue juzgado por violar el
Estatuto de la Corte, por un tribunal nacional, y siguiendo el principio
de la ​cosa juzgada,​ la CPI ya no tiene jurisdicción sobre él, pues no
se puede juzgar a una persona dos veces por el mismo delito, y
además los Tribunales internos son los que se encargarán de juzgar
en primera instancia. Sin embargo, la CPI cuenta con la ​facultad de
tutel, que significa que la corte puede vigilar que los Estados juzguen
de forma correcta en sus Tribunales internos.
2. Poca posibilidad de que los Estados parte acepten la jurisdicción de
la CPI, en espacial para juicios contra sus militares.
3. Problemas para acordar normas universales de Derecho Penal.
Otra preocupación constante por parte de los Estados es que la Corte
Penal Internacional tiene la facultad de decidir, cuándo el proceso jurídico
nacional ha sigo ilegítimo. (Vallarta, 2012: 482).
La CPI, en su artículo 11º, responde al principio de no retroactividad,
esto quiere decir que solo pueden juzgarse los delitos que fueron cometidos
después de la entrada en vigor del Estatuto, y si un Estado posteriormente se
adhiere como Estado parte, la no retroactividad, tendrá a efecto a partir de la
entrada en vigor del ese Estado miembro.

Denuncias ante la Corte Penal Internacional

A partir de la creciente importancia de la defensa de los derechos humanos en


el sistema internacional, la relación entre jurisdicción y soberanía de los
Estados ha venido presentado cambios. La idea de justicia internacional tiene
que coexistir con el principio de soberanía estatal. El Estatuto de Roma,
justamente genera una tensión entre la soberanía estatal y el sentido de justicia
internacional y de evitar la impunidad ante la gran cantidad de crímenes que
atentan contra los derechos humanos. (Salmon, 3).
“Resulta más fácil castigar a una persona responsable del asesinato de otra,
que a una persona responsable del asesinato de cien mil personas” (Salmon,
1) esta frase de forma muy general, nos muestra las grandes dificultades a las
que se enfrenta la CPI para emitir juicios y sentencias contra un individuo.

Adicionado a lo anterior, el tema procesal, no recibió la atención que requería,


durante la creación del Estatuto de Roma, se le consideró un tema muy técnico
y especializado, por lo que existe un déficit de especificación de las normas
que regulan a la Corte Penal Internacional, el Estatuto no cuenta con una
sección específica para esto, sino que más bien, todo el tema procesal se
encuentra distribuido a lo largo de todo el texto lo cual dificulta la correcta
comprensión del sistema procesal de la corte. Y este es un punto muy
importante para el Derecho, pues mientras exista una buena definición y
compresión del tema procesal, que debe ser claro y especifico, es mucho más
factible que los casos que se presenten ante la CPI, terminen favorablemente,
mientras que si el procesos se torna borroso, confuso y complejo, es muy
probable que termine en lo contrario. Por ejemplo, ni siquiera hay un consenso
para el numero de años en prisión que le corresponden a cada crimen, ni
tampoco se establecen las penas mínimas, sólo las máximas. (Salmon, 2).
La Corte Penal Internacional, no tiene una jurisdicción universal, sino que se
basa en dos principios, el primero es el de ​territorialidad lo que indica que sólo
se pueden juzgar los actos cometidos dentro del territorio de un Estado
miembro; el segundo principio que atiende la corte es el de ​nacionalidad (o
principio de personalidad activa), que se traduce en que un individuo nacional
de un Estado parte del Estatuto, puede ser juzgado, sin importar el territorio en
el que haya cometido los crímenes especificados en el Estatuto de Roma. Sin
embargo, el Estatuto no reconoce el principio de personalidad pasiva, por lo
que la corte no tiene jurisdicción en función de la nacionalidad de la víctima. El
único supuesto en el cual la CPI puede tener una jurisdicción universal es
cuando el Consejo de Seguridad, es quien remite el caso a la corte. Y los casos
de crímenes pueden ser remitidos a la Corte por un Estado Parte, por el Fiscal,
o por el Consejo de Seguridad de la ONU. (Salmon, 4).

Casos de la Corte Penal Internacional

Caso Uganda
En julio de 2004, se inició la investigación contra los miembros del ejército
“Lord´s resistence army” por los crímenes delimitados por el Estatuto y que se
cometieron posterior a su ratificación en julio de 2002. Los resultados fueron,
cinco órdenes de detención, sin embargo, uno de los presuntos culpables murió
durante el proceso y los otros cuatro sospechosos siguen en libertad.
Caso República Democrática del Congo
Esta investigación comenzó en Abril de 2004. Este caso cuenta con 7 órdenes
de detención, tres acusados detenidos, un sospechoso en libertad y tres casos
en fase de apelación y sólo dos condenados Thomas Lubanga Dyilo, fundador
de la Unión de Patriotas Congoleños y de las Fuerzas Patrióticas para la
Liberación del Congo, la dificultad para poder sentencia al resto de los
sospechosos, reside en la falta de cooperación por parte del gobierno.
Caso Darfur
Se inicia la investigación en junio de 2005, aunque se dictaron 5 órdenes de
detención, hoy en día, casi once años después, cuatro de los sospechosos
siguen libres y sólo un juicio sigue en curso.
Caso de la República Centroafricana
El caso es Remitido por el gobierno de la República Centroafricana, se inicia la
investigación en mayo de 2007, ​este caso cuenta con dos órdenes de
detención, cinco acusados en detención, un juicio en curso y un caso en fase
preliminar, sin embargo, hasta la fecha aún no hay culpables.
Caso Kenia
En marzo de 2010, el fiscal autoriza iniciar la investigación sobre la violencia
postelectoral que sufrió el país en 2007. Este caso cuenta con dos casos, un
juicio sigue en curso, seis ​órdenes de comparecencia, un sospechoso en libertad y
no hay acusados detenidos, tampoco se ha emitido ninguna condena.
Caso Libia
En 2011, el Consejo de Seguridad remitió el caso de Libia a la Corte Penal
Internacional, en esta caso hay únicamente un caso en el cual se desprenden
tres órdenes de detención, de las cuales, una de ellas fue retirada, no hay
sospechosos en custodia, los dos presuntos culpables siguen en libertad y no
hay ningún juicio en curso, este caso tampoco ha presentado condenas.
Caso Costa de Marfil
Aunque Costa de Marfil no era parte del Estatuto de Roma, el Fiscal aprobó
iniciar una investigación del caso de Costa de Marfil, sobre crímenes cometidos
a partir de noviembre de 2010, este caso cuenta con tres casos, no hay ningún
juicio en curso, tres órdenes de comparecencia, 2 sospechosos detenidos y un
sospechoso en libertad. Tampoco este caso desembocó en ninguna condena.
Caso Mali
En enero de 2013, el Fiscal decide abrir una investigación sobre crímenes
cometidos en Mali desde el año anterior.
En catorce años, y respecto a los 22 casos presentados ante la corte
internacional, dos de ellos (Sudán y Libia) referidos a la Corte Penal
Internacional por el Consejo de Seguridad, sólo dos de ellos han tenido
sentencia y cuatro de ellos siguen abiertos.
Por otro lado, la relación con el Consejo de Seguridad no es tan
horizontal como la que tiene la CIJ, ya que la relación que mantiene con la CIJ.
El CS puede remitir un caso ante la CPI, sin embargo, aquí existe la posibilidad
que uno de los casos no sea remitido a razón del veto de uno de los cinco
miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Sumado a esto, dentro del
Estatuto de Roma no existe ningún artículo que envíe a la CPI directamente al
CS para pedirle que haga cumplir a un Estado parte, o un Estado que ha
celebrado un acuerdo de cooperación con la CPI y que se niegan a respetar el
Estatuto de Roma (Salmon, 8)

Corte Internacional de Justicia

La Corte Internacional de Justicia es uno de los órganos principales de la ONU


facultado por la Carta de Naciones Unidas (1945) para ejercer jurisdicción en
controversias y al Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Naciones
Unidas define a la CIJ como “un cuerpo de magistrados independientes
elegidos sin tener en cuenta su nacionalidad, de entre personas que gocen de
alta consideración moral” (Naciones Unidas, 2000:2). El objetivo principal de la
Corte Internacional de Justicia es “logra por medios pacíficos, y de conformidad
con los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo
de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a
quebrantamientos de la paz” (Naciones Unidas, 2000:3). El mandato de este
organismo, como lo señala la Carta de Naciones Unidad en su artículo 1.1 es
el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales.
La CIJ resuelve las controversias jurídicas de manera imparcial, entre
Estados y también entre organismos internacionales, entidades privadas o
particulares y emite opiniones consultivas de acuerdo con el derecho
internacional. Aunque sólo los Estados son quienes pueden remitir casos a la
CIJ, lo cual representa una falla en el sistema de justicia. Actualmente la CIJ
participa en una gran cantidad de conflictos comerciales y financieros. Sin
embargo la Corte Internacional de Justicia no tiene autoridad sobre tribunales
internacionales, ya que es un tribunal civil con una competencia concreta, la
Corte Internacional Judicial tampoco tiene jurisdicción penal por lo que no
puede juzgar a particulares, (Naciones Unidas, 2000:10-11).
La Corte Internacional de Justicia no atiende a la jurisdicción universal
contra funcionarios que estén en ejercicio de sus funciones. Esto quiere decir
que ningún particular que esté ejerciendo como funcionario podrá ser
enjuiciado.. Lo que representa una clara limitación de la CIJ, pues el crimen
mantiene su gravedad sin reparar en la función ejercida por las personas.
(Salmon, 2007:10).
Entendemos por jurisdicción un “poder o autoridad que le es conferida a un
órgano especial para que sea el encargado de decidir sobre un caso, aplicando el
derecho respectivo a la situación en concreto” (Urdaneta,2013:69) y este órgano quien
tiene la facultad de emitir un pronunciamiento al conflicto establecido.
A pesar de que la jurisdicción de la CIJ tiene un carácter universal, no tiene un
carácter obligatorio, lo cual limita en gran medida la impartición de justicia, incluso
cuando una controversia, realmente lo amerita. La única razón por la cual se
implementarás las decisiones tomadas por la Corte Internacional de Justicia es por la
voluntad de los Estados Miembros, de la misma manera en la que únicamente por
voluntad y consentimiento de todas las partes involucradas en la controversia, se
pueden recurrir a la jurisdicción de la Corte. (Urdaneta, 2013:82).
No existe un solo instrumento o mecanismo realmente eficiente que pueda
adoptar la CIJ, ni ningún otro organismo de Naciones Unidas, para hacer cumplir las
sentencias emitidas por la Corte Penal Internacional, salvo el Consejo de Seguridad,
sin embargo estas medidas, no se especifican ni tampoco los parámetros bajo las
cuales pueden ser utilizadas. Tampoco existe ningún tipo de mecanismo judicial que le
permita a la CIJ, hacer cumplir las resoluciones que ella emite, por lo que muchas
veces el carácter ejecutivo de ésta, se pone en duda. (Urdaneta, 2013:82).
Por otro lado, se debe recordar que el Consejo de Seguridad es el órgano
ejecutivo de la Corte Internacional de Justicia, y este puede ordenar, en vez de
recomendar a las partes que se sometan a un procedimiento de la CIJ, por lo cual no
hay manera de que los Estados, tengan otra alternativa, más que a arreglar de manera
pacífica sus controversias. (Urdaneta, 2013:83).
A diferencias de al CPI, la CIJ esta orgánicamente ligada a la ONU a
través del artículo 7.1 de la Carta que lo establece como órgano principal de la
organización, mientras que los artículos 92 y 1 de la Carta y del Estatuto de la
CIJ, respectivamente, le dan el carácter de órgano principal judicial. Lo anterior
significa que una de las primeras consecuencias de la relación entre la CIJ y la
ONU es que todo miembro de la organización es a su vez parte del Estatuto de
la Corte y esto implica que implican que toda interpretación de cualquiera de
estos documentos esté intrínsecamente conectada de acuerdo a las normas
del Derecho de los Tratados (Torreblanca, 2009:166).
El carácter de órgano principal también significa que la CIJ tiene un
papel preponderante dentro Naciones Unidas, y debido a que ningún artículo
dentro de Naciones Unidas establece una jerarquía, al menos entre los órganos
principales con la CIJ, la relación entre ellos debe establecerse en un principio
de igualdad. Lo anterior no implica que cada órgano tenga funciones exclusivas
y que muchas veces estas se interrelacionen y que las acciones de uno puedan
ser revisadas por otro órgano (Torreblanca, 2009:171-172).
Ya que la ONU se basa en un modelo de cooperación entre naciones,
resultaría imposible que dentro de la organización se actué de manera
unilateral, pues muchos de los objetivos no podrían alcanzarse de esta manera
porque cada órgano posee facultades y características diferentes y, sin
embargo, todos persiguen los mismos fines (Torreblanca, 2009:172).
El carácter de la CIJ es judicial y esta particularidad afecta y condiciona
toda actividad de la Corte y los límites de sus competencias. Paradójicamente
este papel protagónico que le exigen una mayor cooperación con otros
órganos, le da una alta carga política. Sin embargo, la Corte siempre debe
conducir su actuar bajo su carácter judicial, sobre todo en su función como
órgano consultivo (Torreblanca, 2009:173).
Como puede observarse, la Corte Internacional de Justicia también
presenta muchas fallas a la hora de hacer cumplir sus fallos, sin embargo,
creemos que por la vinculación que tiene con el Consejo de Seguridad, es más
probable que los Estados que no pertenecen a los 5 miembros permanentes de
este, se vean de alguna manera más forzados a cumplir con las impugnaciones
que la Corte Internacional de Justicia, mientras que en el caso de la Corte
Penal Internacional, el Estado soberano cuenta con más instrumentos para
obstaculizar la impartición de justicia por parte de la CPI, al no cooperar con
esta organización, y también al ser el Estado Nacional, quien tiene la primacía
de juzgar al acusado, y como la CPI descansa en el principio de la cosa
juzgada, esta ya no tiene la atribución de juzgar a un individuo por segunda vez
por un mismo delito.
Además cuando existe una diferencia entre dos organismos de Naciones
Unidas, la resolución siempre le dará prioridad a la Carta de Naciones Unidas,
antes que a cualquier otro tratado, aunque emane de la misma ONU, y dado a
que la Corte Internacional de Justicia se establece con la Carta de Naciones
Unidas en 1945, y la Corte Penal Internacional con el Estatuto Roma que es un
tratado de 1998, la Corte Internacional de Justicia gozara de primacía ante la
Corte Penal Internacional, al menos en los asuntos relacionados con el crimen
de agresión.

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