Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Cili
Traductores
Anna Mae
Carilo Mariela
Cili Raeleen P.
Dee Rosewin
Gisenid Valentina95
Lili-ana Watson
Moderador de Corrección
Mariela
Correctores
Mariela Valentina 95
Dionne Xei07
Jeniff
Revisión
Mariela
Diseño
Mae
Prólogo Capítulo 11
Capítulo 1 Capítulo 12
Capítulo 2 Capítulo 13
Capítulo 3 Capítulo 14
Capítulo 4 Capítulo 15
Capítulo 5 Capítulo 16
Capítulo 6 Capítulo 17
Capítulo 7 Capítulo 18
Capítulo 8 Capítulo 19
Capítulo 9 Capítulo 20
Capítulo 10 Capítulo 21
¿Casarme con la chica de la cual he estado enamorado toda mi vida? Listo.
Tengo noventa días para embarazar a mi nueva y falsa esposa. Pero hay un
problema. Ella me odia.
Ella no soporta estar en la misma habitación que yo. Dice que nunca estará en mi
cama. Pero nunca me he echado para atrás ante un reto y no comenzaré ahora.
Noah
—¿Otra cerveza? —pregunta mi mejor amigo Sterling.
—Mejor no.
Me rio para mí, recordando el año en que Sterling llevó a su prima al baile. Él
pensó que era un genio en ese entonces; no tenía que comprar un ramillete, no
necesitaba impresionarla con un restaurante fino o un paseo en limosina. Hasta el final
de la noche, cuando todos los demás estábamos disfrutando el contacto de piel con piel
con nuestras citas, se dio cuenta de la horrible decisión que había tomado. La única
acción de piel con piel que tuvo fue con su propia mano.
—De hecho, es una unión legal, así que ella será realmente mi esposa. Hasta que
nos divorciemos, o tengamos nuestro matrimonio anulado, o lo que sea.
—¿Siquiera te has escuchado? Es demencial. No puedes casarte con una chica que
ni siquiera te gusta.
Sobo mi nuca, sintiendo el tirón de un dolor de cabeza. —¿Qué esperas que haga?
Es parte de los deseos de mi padre. Esto es mí… no, nuestra condición para tomar el
control de la compañía. Sin matrimonio significa sin herencia, punto. Para ninguno de
nosotros.
Algunas personas pueden decir que estar en tal lujo desde el principio te hace
inmune a todo, pero eso no es verdad. Nunca he dado un solo día por sentado, y no
hay manera en el infierno que vaya a renunciar a ello sin luchar.
Sterling deja salir un fuerte suspiro, y su mirada sigue la mía hacia el agua más
allá. —Sólo creo que realmente deberías pensar en esto, hombre. El matrimonio es un
gran asunto. No es algo para tomarse a la ligera.
Entre nosotros dos, Sterling siempre es la voz de la razón. Para cada idea
descarada e imprudente que he tenido, cada vez que he saltado a la profundidad sin
pensar, él me ha ayudado a dirigirme de nuevo al camino correcto y estrecho. Ha sido
mi mejor amigo desde que teníamos catorce años. Como los dos niños nuevos en un
prestigioso internado en Connecticut, nos hicimos inseparables.
Él me está dando una conferencia sobre algo, pero en todo en lo que me puedo
concentrar es en las tumultuosas olas y en los incómodos sentimientos agitándose
dentro de mí.
—Ah, una cosa más —digo volviéndome hacia él—. Tengo que embarazarla.
Sterling escupe su bebida.
Traducido por Anna
Noah
Un mes antes
Apreté mis dientes y revisé mi Rolex por tercera vez. Toda esta cosa es una gran
pérdida de tiempo.
—¿Dónde está? —Le lanzo una mirada al padre de Olivia, Fred Cane, que está
sentado a la cabeza de la gran mesa en la sala conferencias.
—Ella estará aquí —me asegura. Luego, en voz baja, añade—: Tiene que hacerlo.
Mi sentimientos exactamente.
En realidad, puede que lo haya dicho con más gusto. Creo que incluso hubo una J
bomba involucrada.
Pero necesitamos casarnos antes de que la propiedad de Empresas Tate & Cane
pueda transferirse a nosotros. Y con la fecha límite de la junta directiva acercándose,
tenemos que hacerlo para ayer. No voy a perder la compañía de 100 billones de
dólares que mi padre construyó porque la reina de hielo no quiere jugar a ser
agradable.
Tengo un ingreso de seis gordas cifras, disfruto de las mejores indulgencias que el
dinero puede comprar, y sé malditamente bien que vivo una buena vida. Sólo porque
no lo tome por sentado no quiere decir que no lo aproveche.
¿Primera clase gratis en todos los mejores hoteles? Absolutamente. ¿El champagne
más fino enviado a mi mesa, cortesía del sommelier? ¿Por qué no? ¿La guardavidas en
nuestro club de campo dejándome inclinarla en los vestuarios todo el verano? Seguro.
¿La bonita anfitriona rubia en La Chample que quiere darme una mamada en el baño
antes de mi cena de negocios? Demonios, sí. Ser rico y atractivo tiene sus ventajas.
—Sé que es poco convencional, que el contrato es… —Fred hace una pausa y
frunce el ceño. Tamborilea sus dedos en la mesa, pareciendo avergonzado.
¿Poco convencional? Por decir lo menos jodido. Si la situación no fuera tan tétrica,
podría reír.
Desde mi punto de vista, no había opciones. Allí estaba lo correcto. Teníamos que
casarnos para salvar no sólo nuestros propios trabajos, sino el legado de nuestros
padres y los trabajos de seis mil personas en las oficinas de Manhattan, Chicago, San
Diego y Bruselas.
Olivia se sintió diferente. A ella no le encantó la idea de estar atada a mí, e insistió
que tenía que haber otra manera.
Incluso si nos las arreglábamos para persuadirla de atar el nudo, no había forma de
que Olivia estuviera en algún lugar cerca de mi cama. Maldita vergüenza.
Fuimos cercanos una vez… sólo una vez. Antes, cuando ella era una universitaria
borracha en las vacaciones de primavera.
Su familia se estaba quedando con la mía en la casa de playa en Puget Sound. Nos
habíamos escapado de la Costa Este al Oeste ese verano. Observamos ballenas,
caminamos con el aire salado del mar y pasamos las noches comiendo langosta y
bebiendo chardonnay como si fuésemos adultos reales y no chicos de diecinueve con
anhelo en nuestra mirada.
Así que la besé una última vez y luego la envié lejos. Fue la cosa más dura que he
hecho jamás.
Y ahora ella me trata como si fuera un pedazo de chicle pegado en la suela de sus
tacones Louboutin favoritos.
Levanto la mirada justo a tiempo para ser recompensado con la vista de ella
suavizando su blusa de vestir sobre sus curvas. Pechos exuberantes y un estómago
plano que lleva a caderas llenas. Su chaqueta está colgando sobre su brazo, como lo
está su portafolio de cuero marrón, con el monograma de sus iniciales en costura negra
cursiva.
A ella le gusta hacer ejercicio en la mañana antes del trabajo, dice que le da la
agilidad mental que la mantiene concentrada en los negocios por las dieciséis horas
que sabe que atravesará. Me gusta que eso le dé a sus mejillas un resplandor rosa…
muy parecido a lo que supongo que el sexo haría. Sólo el pensamiento hace que mi
polla se sacuda en mis pantalones de vestir.
Sin sonrisa. Sin risa. El opuesto de la usual reacción que evoco en el sexo opuesto.
Y eso saca la mierda en mí.
Es como si sólo Olivia Cane poseyera un antídoto para mi encanto. Y eso sólo me
hace desear verla rendirse ante mí mucho más. La idea de ella sobre su rodillas, con
sus labios rosados abiertos, tomando mi pene profundamente en su garganta, pidiendo
más incluso mientras se atraganta con mi impresionante miembro, es más que sólo
calentura sexual. Es prácticamente una meta de vida. Para mí, el sexo es un deporte
competitivo. Conozco las reglas, juego duro, y siempre gano.
Me doy cuenta que todos están aún viéndome, tomo una profunda respiración,
tratando de forzar a mi polla a que se comporte, y levanto mis manos. Ella nunca toma
ni una onza de mi mierda, y la respeto como el infierno por eso.
Ella obedece, serenada incluso en derrota, baja hasta el asiento con la confianza
que fue inculcada en ella desde su nacimiento. Preston desliza una copia del contrato
hacia ella, y lo ojea con desinterés.
—Sólo no veo por qué tiene que haber una cláusula de matrimonio en el
testamento.
La mujer tiene un punto. ¿Mi suposición? Porque nuestros padres siempre han
querido jugar a casamenteros cuando se trata de nosotros. Nos han emparejado juntos
desde que estamos en pañales. Demonios, inclusos tenemos una vieja foto de nosotros
con toda la ropa de boda en una boda falsa de hace algunos veinte años.
—Lo quiero, papá —dice ella suavemente. Luego su mirada se levanta hasta la
mía—. Sólo que no creí que sería forzada a algo como esto.
—Nadie te está forzando —digo, mantengo mi tono ligero mientras entrelazo mis
dedos detrás de mi cabeza—. La decisión es tuya, Olivia. Ya te lo dije, estoy en el
juego.
Ella muerde la uña barnizada de color rojo de su pulgar por sólo un segundo antes
de doblar sus manos en su regazo y dispararme una mirada de hielo. —Soy bastante
consiente de tu posición.
Pero para mí, se trata de más que sólo dinero. Olivia y yo crecimos juntos;
nuestros padres siempre nos imaginaron terminando juntos. Siempre supe que ella
estaría en algún lugar de mi futuro, incluso si era sólo trabajando lado a lado, con ella
reventando mis bolas en cada oportunidad que tuviera. Fue algo que esperaba.
Fred continuó—: La confianza y la lealtad son la cosa más importante en los
negocios. No podemos meternos en la cama con alguien que no conocemos. Tenemos
que mantener todo esto en esta habitación. Sólo entre familia.
Al menos no está diciendo no de plano esta vez, aunque su tono todavía era
amargo.
—Gracias por mantener una mente abierta —dice su padre—. Estas cosas tienen
una manera de funcionar por sí mismas en formas que no puedes anticipar.
Sus ojos se ensanchan y toma una bocanada de aire. ¿Es mi imaginación, o hice
que sus mejillas se vieran un poco más sonrosadas que antes? Pero antes de que pueda
estar seguro, su expresión se endurece con una expresión de muerte.
Y luego se va, dejándome de pie allí con una estúpida sonrisa en mi rostro.
—He visto esa mirada antes —dice Fred con una pequeña sonrisa—. Estás en
problemas, hijo.
Olivia
Camryn casi derrama su mojito de pera y jadea. —¿Tienes que hacer qué? ¿Con
quién?
Estamos comiendo el almuerzo en una mesa para dos en Banderilla, nuestro bar
favorito de tapas en todo Manhattan. Este restaurante ha sido nuestro lugar
frecuentado desde que éramos compañeras en la universidad.
Al igual que todas las otras grandes empresas de mercadotecnia. Papá se había apegado a
las viejas estrategias y ahora los clientes pensaban que éramos un dinosaurio.
—Entonces, ¿qué crees que debo hacer con este contrato? —le pregunto de nuevo.
Trato de no parecer impaciente, pero mi cabeza ha estado dando vueltas desde que
papá anunció su retiro, y descubrí exactamente lo que había que hacer para ocupar su
lugar.
—Quiero estar segura que entiendo. Es necesario para heredar y arreglar T & C, o
de lo contrario la junta la venderá. Antes del siguiente trimestre financiero.
—Sí.
—Pero la voluntad de Bill Tate dice que no puedes heredar hasta que te cases con
su hijo.
—Uh-huh.
Ella chupa sus dientes. —Así que... por el pasillo en cuestión de días, ¿eh? Suena
como que la junta es la espada y la voluntad de Tate la pared.
—No sabía que tenías una vida personal. —Ella levanta una mano ante mi
exasperada mirada—. Es broma, es broma. Lo siento.
Por no hablar del vino. Y el helado. Y ahogar el silencio con televisión cutre, así
no puedo pensar en lo sola que estoy.
—No podría soportar tener a ese idiota en la cara las 24 horas del día, los 7 días de
la semana. Lo aguantaría todo el día en el trabajo, y luego tendría que ver sus
calcetines sucios por todas partes. —Joder no.
—No estoy tan segura de eso. Noah parece mucho más cómodo con la idea que
yo. Estuvo a bordo desde el principio.
Camryn levanta una ceja perfectamente depilada. —¿Ah? ¿Crees que le gusta la
idea de compartir una cama contigo?
—Creo que le gusta compartir la cama con cualquier cosa que tenga pulso.
Aunque sus costumbres de mujeriego hacen parecer aún más extraño que él esté
tan ansioso de atarse. Uh, eso fue una mala elección de palabras. Pero ¿quién puede decir
que no va a seguir acostándose con cualquiera?
Puede que sea la hija del jefe, pero todavía escucho mi parte justa de los chismes
de oficina. Noah atrapó a seis internas el verano pasado. También se ha acostado con
varias secretarias a lo largo de los años, y todo el mundo se hizo de la vista gorda. Los
chicos serán chicos…
—Camryn —gimo.
—¿Qué? Tengo globos oculares funcionales. Su atractivo es un hecho objetivo. Al
igual que el Papa siendo católico y los carbohidratos haciéndote engordar. Él
simplemente lo es. ¿Sería realmente tan malo verlo desnudo? —Su sonrisa maliciosa
dice que está sugiriendo mucho más que ver—. Mientras estamos sopesando los pros y
los contras aquí…
Es ridícula la facilidad con la que Noah llama mi atención. Cualquier cosa que
haga, incluso la más pequeña puede dejarme aturdida. Como en el cierre de nuestra
reunión de negocios de ayer. Tan cortés, el más brusco adiós posible, le tendí la mano,
sólo para que Noah se inclinara ligeramente y la llevara a su boca para un beso.
—Un placer hacer negocios con usted… señora Tate —bromeó él con voz ronca.
Mi boca se secó y mi estómago se agitó. O tal vez esa agitación fue en alguna zona
un poco al sur de mi estómago. De repente recordé exactamente cuántos años, meses,
días y horas habían sido desde la última vez que había echado un polvo.
Por otra parte, tampoco me rompí el culo para ver la empresa de mi padre irse por
el desagüe.
Papá tiene tan poco tiempo. Todavía es difícil recordar eso a veces. Muy pronto,
Rachel y yo seremos la única familia que le queda a la otra. Y estoy segura como el
infierno de que mi hermanita no dirigirá Tate & Cane Enterprises. Ella nunca ha
estado interesada en el mundo de los negocios; ama la moda, no las finanzas. Aunque
tal vez debería pedirle asesoramiento en diseño gráfico, para renovar nuestro estilo en
la campaña de mercadotecnia…
Frunzo el ceño a mi sangría. Maldición, estoy pensando como si Tate & Cane ya
fuera mía. Como si inconscientemente hubiera tomado mis responsabilidades por
concedidas.
Bueno, ¿por qué no debería? Papá siempre dijo que su puesto sería mío algún día.
Esta compañía es mi derecho de nacimiento. Es el legado de papá, el fruto de toda su
sangre, sudor y lágrimas. Él no debería pasar sus últimos días preocupándose por qué
le pasaría a ella. Y pronto, esta compañía será todo lo que quede de él. Asumiendo que
realmente me las arregle para mantener en pie la maldita cosa.
Dejando los sentimientos personales de lado, T & C también emplea a más de seis
mil personas. Seis mil vidas que quedarán de cabezas si nuestros rivales toman el
control.
Mierda. No puedo creer que esté siquiera considerando este ridículo contrato.
Pero mi carrera es todo para mí. Siempre lo ha sido. Mientras que otras chicas
disfrutaban una vida social normal, yo estudiaba por horas cada noche. Mientras que
ellas escogían vestidos para el regreso a clases y escondían bebidas del gabinete de licor
de sus padres, yo hice pasantías. Mientras que ellas corrían a las hermandades, yo fui
co-presidenta del Club de Empresarias de mi universidad. Aprobé todas y cada una de
mis clases de licenciatura y MBA1. Sin salir de fiesta y apenas algunas citas. Nunca me
valí de la reputación de mi padre; cuando fui lo suficientemente mayor para entender
que una gran responsabilidad esperaba en mi futuro, quise estar preparada para ello.
Esta compañía no puede deslizarse entre mis dedos, no lo permitiré, incluso si eso
significa que tengo que colaborar con Noah. No sólo colaborar, sino querido Dios,
casarme con el hijo de puta. Nuestros padres debieron haber quedado temporalmente
locos cuando escribieron sus testamentos. Sin embargo, ellos siempre tuvieron raras y
anticuadas ideas sobre las citas y el cortejo.
1
MBA: Se refiere a Master in Business Administration (Maestría en Administración de Negocios).
Y segundo, este matrimonio es sólo otra forma de asociación legal. Lo cual significa
que es un contrato abierto a negociación.
Sí, es una mierda real que no vaya a casarme por amor. Mi lado romántico se
hunde con la idea. Pero trato de poner a un lado mi parte emocional tanto como
puedo. No todos los matrimonios tienen que ser como los romances de Hollywood
después de todo. Noah y yo no necesitamos enamorarnos para co-dirigir exitosamente
una compañía.
Lo pregunta de los 100 billones aquí es: ¿Cuán bien trabajaríamos juntos?
¿Podemos siquiera llevarnos bien? ¿Nuestra asociación será estable y productiva? ¿O se
desplomará… llevándose a Tate & Cane abajo con nosotros?
***
Más tarde, casi al cierre de la jornada de negocios, abro la puerta de la misma sala
de conferencias en la que entré ayer. Nadie se gira en respuesta; los tres hombres
sentados en la mesa levantan la mirada con el sonido de mis pasos en el pasillo.
La sonrisa torcida de Noah es un poco demasiado presumida. ¿Qué fue eso que dijiste
antes? ¿Algo sobre no casarte conmigo? Parece regodearse. ¿A qué te sabe ese pay de
humillación?
Su actitud entera grita confianza. Desde sus profundos e inquisitivos ojos que ven
demasiado, a sus fuertes manos con cuidadosamente recortadas uñas, hasta la gruesa
columna de su garganta que me mueve cuando me sonríe. Es la cosa de la que mis
fantasías adolecentes estaban hechas. Aroma a madera masculino… Una estructura
musculosa aunque elegante… Un rápido ingenio que siempre encuentra la forma de
adentrarme en un debate.
—Gracias a todos por reunirse en tan poco tiempo. Tengo una propuesta que
hacer.
—Pero sólo —continuo—, si Noah puede mostrarme que una relación entre
nosotros puede funcionar. Después de todo, el destino de Tate & Cane reside en
nuestra habilidad de cooperar como socios de negocios y conyugues.
También es una oportunidad de probar el agua con mis dedos antes de sumergirme
en la parte profunda. Un intento por inyectar un poco de normalidad en una situación
completamente anormal.
Pero no digo eso en voz alta. No quiero admitir justo ahora que el matrimonio aún
me asusta un poco. No con Noah parpadeando curiosamente hacia mí, y Prescott
pareciendo frustrado ante la posibilidad de aun más retrasos.
Noah finalmente habla. —Así que, básicamente, estás pidiéndome que te invite a
salir.
Asiento. —Sí, esa es la idea. Al menos invítame a salir para tomar una bebida
antes de considerar tomar tu apellido. —Miro directamente hacia él, esperando ver su
reacción antes de golpearlo con mi siguiente clausula—. Oh, y otra cosa. Abstenerse de
tener sexo… con alguien más.
Traducido por Rosewin
Noah
De todos los escenarios que imaginé, desde el más probable, donde Olivia
rasga el contrato, al más loco, en que de hecho lo firma, este no era uno de ellos.
Ella ha establecido sus propias estipulaciones, asegurando que voy a tener que
trabajar para conquistarla. Aunque probablemente debería haber esperado una
curva. Esta es Olivia Cane, después de todo.
—Si no hay más preguntas, debería volver a trabajar —dice Olivia. Cuando
nadie responde, se gira y sale de la sala de conferencias, su redondo culo
balanceándose mientras sus tacones suenan sobre el suelo. La puerta se cerró.
Su boca se frunce en una mueca. —¿Moho? —Su mirada mordaz va por todo
el gran espacio abierto con cajas apiladas—. El departamento de salud tendría un
día de campo aquí abajo.
Este es mi lugar favorito en todo el edificio, así que no tomo con amabilidad
que Olivia tenga su nariz en él. —No seas tan cascarrabias. Vamos.
Entrelazo mis dedos con los suyos una vez más y tiro de ella más lejos por el
pasillo iluminado con luces fluorescentes. Cuando llegamos a la sala de correo, me
pregunto por un momento si Rosita estará en su descanso.
—Ahora, ¿qué es lo que querías mostrarme? —Olivia levanta sus cejas y
coloca una mano en la cadera, obviamente, no impresionada.
Anchos estantes bordean las cuatro paredes. Están numerados con las
correspondientes plantas del edificio y tienen varios sobres y paquetes. No es una
operación de alta tecnología, pero hace el trabajo.
Rosita emigró aquí desde México cuando tenía sólo dieciocho años, aprendió
por a sí misma inglés, y trabajó duro para mantener a su creciente familia. Ahora,
ella es una fuerza a tener en cuenta.
Una empresa de este tamaño por lo general cuenta con un personal de sala de
correo de tres o cuatro personas. Pero Rosita dijo que sólo se ponían en su camino,
así que ejecutó la operación ella misma. Tomó la propiedad tanto de la posición y
el espacio, y la hizo suya, incluso colgó carteles alegres en la pared. Uno de un
baile del mono. Otra de unas amapolas de color naranja brillante.
—¡Mi amor!2 —grita, caminando hacia nosotros—. Abrazo. —Ella abre los
brazos a mí, esperando nuestro abrazo habitual.
2
Originalmente en español.
escéptica sobre el hijo del dueño. A diferencia de Olivia, no he trabajado aquí
desde que podía caminar. Tuve otros puestos de trabajo durante la universidad e
hice un punto de internar en otra firma para poder ver cómo funcionaba la
competencia.
Cuando la conocí, pensé que Rosita podría asumir que yo era un rico y
privilegiado mocoso, quien no tenía que ganar su sueldo. Eso me hizo aún más
decidido a demostrar que estaba equivocada. Y papá siempre fue grande en el
aprendizaje del oficio desde el principio, de todos modos. Así que para mis
primeras dos semanas en Tate & Cane, empecé a trabajar justo al lado de Rosita
en la sala de correo.
Fue durante ese tiempo que cimentamos nuestra relación. Hemos entregado
paquetes y notas uno al lado del otro, y compartimos chistes e historias. Pero
cuando me enamoré fue cuando ella compartió sus empanadas conmigo en el
almuerzo.
Los ojos de Rosita se ensanchan ligeramente a medida que oscilan de los míos
a los de Olivia. —Señorita Cane —dice ella, con voz suave y burlona. No todos los
días la hija del Director General se pasa por la sala de correo.
—Por favor, llámame Olivia —dice ella, corrigiéndole a Rosita con una
sonrisa destinada a relajar las cosas—. Encantada de conocerte.
—¿Ya has tenido el almuerzo? —Ella sonríe y extiende la mano para suavizar
una mano sobre mi corbata de seda—. Me preocupas, sabes.
He traído a Olivia aquí hoy porque quiero que ella vea que hay más en esta
empresa de lo que dicen los números. Hay cosas que no se pueden aprender a
partir de una hoja de cálculo. La perspectiva que Olivia en su silla de oficina todo
el día es muy diferente de la perspectiva que se obtiene en la planta baja de esta
operación.
Aquí de pie, mirando a los ricos ojos caoba de Rosita y sintiendo la calidez y
la atención que brota de su alma, es imposible que no seamos conscientes de la
importancia de nuestra responsabilidad. No podemos fallar en esto. Si fracasamos,
hundiremos a todas estas personas con nosotros.
—Mucho.
—Voy a hacer esto a mi manera, siempre y cuando esté lista, Noah. Considera
las próximas semanas un período de prueba.
—Lo sé. Me dijiste que te llevara a tomar una copa antes de que consideres
tomar mi nombre. —Le sonrío—. Lo que creo que es una excelente jodida idea.
Brillante, de hecho.
—Tenemos mucho que hacer. Creo que podríamos usar un cóctel —dice ella,
sorprendiéndome que en realidad estuviera de acuerdo.
—Por supuesto.
***
Una vez que estamos sentados en el elegante Stanton Room, un elegante bar
al otro lado de la calle de nuestro edificio de oficinas, Olivia y yo hacemos nuestro
pedido con la camarera, un vodka martini extra sucio para ella, y un whisky en las
rocas para mí.
—¿Qué a la puritana Olivia Cane le guste extra sucio? Porque, sí, lo estoy.
—No pienses eso, Noah. No me gustaría ver que reventaras una neurona.
Frunzo el ceño hacia ella. Si hay una cosa que Olivia y yo hacemos bien, es
bromear. Y a pesar de que le gustaría creer lo contrario, la tensión sexual es
incontrolable justo debajo de la superficie.
Me inclino hacia ella, los codos sobre la mesa. —Así que, ¿cómo va todo este
trabajo, exactamente? ¿Tú y yo? A mí me gusta ser claro sobre las expectativas
para poder excederlas.
Si hay una cosa que sé sobre Olivia, es que ella se niega a fallar. Algo me dice
que con todo lo que está en juego, Olivia necesita saber que no voy a follar y
avergonzarla como esposo. Tenemos que trabajar juntos, vivir juntos y de hecho
sacar toda esta convivencia en pareja de una manera grande.
—Así que, ¿dijiste que quieres salir? No hago lo de las citas, Copo de Nieve.
Ella toma un sorbo de su copa de martini y pone abajo con una mirada
inquisitiva en sus delicadas facciones. Ella puede parecerse a su promedio, dulce
chica de al lado, pero en su centro, Olivia es una rompe bolas. Una triple amenaza
total. Atractiva, inteligente y talentosa. Lo cual es perfecto, ya que esas son las
cualidades que siempre soñé que mi futura esposa poseyera. Bueno, esas, junto
con un apretado…
—¿Qué tiene eso que ver eso con algo? —gruñe, con la voz aún ronca.
Ella se ve nerviosa, la bebió tan rápido… pero señalo a la camarera para otra
ronda.
3
La Maniobra de Heimlich, llamada Compresión abdominal es un procedimiento de primeros auxilios
para desobstruir el conducto respiratorio, normalmente bloqueado por un trozo de alimento o cualquier
otro objeto. Es una técnica efectiva para salvar vidas en caso de asfixia por atragantamiento.
—Yo sé lo que estoy haciendo, Noah. Además, mi enfoque va a ser la
salvación de esta empresa, no pretendo ser la esposa feliz con mi esposo falso.
Olivia
No hay nada real en esto. Él puede llamarle a este período de prueba “tener citas”
si quiere, pero todo lo que busco es la malla de seguridad como Co-Director General.
No hay necesidad de confundir este asunto con amor o sexo, sin importar cuan
peligrosamente atractivo sea. Sólo tengo preguntas que necesitan respuestas.
Por ejemplo, ¿qué fue lo que lo hizo llevarme hoy a la sala de correo? Él
prácticamente me arrastró escalera abajo. Cualquiera que sea su razón, él piensa que es
importante. ¿Estaba tratando de darme una visión de la realidad recordándome que no
soy la única con problemas por aquí, así que debería aguantarme? ¿O simplemente
estaba tratando de mostrarme su confuso lado cálido?
Si este es el objetivo, que tipo de trabajado. Tengo que admitir que Rosita y Noah
actúan adorables juntos. Casi como madre e hijo. A la persona con la cara más seria de
la tierra podrían hacerla sonreír con su afecto. Y no es que alguna vez haya pensado
que Noah careciera de integridad o bondad, sólo los puntos más finos de
autodisciplina. Tengo un montón de pruebas para creer que acercarse a él no será tan
malo.
Pero mientras puedo aventurar conjeturas durante todo el día, quiero escuchar la
explicación de Noah según sus propias palabras. Y estamos atrasados para un cambio
de tema de todos modos.
Él inclina su cabeza con media sonrisa. —¿Sólo amigos? Tengo mis ojos puestos
en algo un poquito más alto.
Levanto una ceja con escepticismo. —Amistad es todo lo que necesitamos para
sacar esto adelante. Y estamos mucho menos que partir de cero… iba a llamarnos
conocidos, como mucho. ¿No te parece que estás siendo un poco demasiado
ambicioso?
—Si puedo poner mi dinero donde pongo mi boca… —Su sonrisa lujuriosa deja
claro exactamente donde le gustaría poner su boca—. Entonces no es arrogancia. Sólo
confianza.
—¿Qué te hace pensar que me gustaría algo más contigo? No eres exactamente mi
tipo.
Esperaba que sólo me diera una mirada de complicidad, o tal vez me regresara una
insinuación leve. Lo que absolutamente no esperaba fue. —Porqué tengo un pene de
casi veintitrés centímetros.
Casi me ahogo con el martini por tercera vez. Balbuceo—: ¿Se supone que el
número debe impresionarme? —¿En serio espera que crea ese tipo de mierda de actor
porno?
—Ahórrate el juego por juego. Has jodido a la mitad de la ciudad de Nueva York.
Estoy dispuesta a creer que has aprendido algo en el proceso.
—En primer lugar, no he follado a medio Nueva York. Lo creas o no, soy bastante
exigente. En segundo lugar, en vez de oídas, ¿por qué no lo ves por ti misma?
¿Es enserio? ¿Sólo va a sacarlo? Miro a mi alrededor para ver si alguien está
mirando, entonces me levanto y lo sigo por el pasillo posterior del bar, cerca de los
baños, incapaz de comprender por qué demonios le estoy siguiendo la corriente. Esto es
ridículo.
Una vez que estamos en una esquina privada, Noah desata su cinto, se abre la
bragueta… y saca una maldita manguera de bomberos.
Santa madre de Dios. Mis manos vuelan a mi boca. Quiero jadear de la impresión,
pero no hay forma de que le esté dando el visto bueno.
—Naa. Las he visto más grandes. —Me forcé a decir, luchando por mantener mi
compostura.
—Bueno, es… ese monstruo no está viniendo a ningún lugar cerca de mi útero. No,
gracias. Prefiero mantener mis órganos intactos.
La sonrisa de Noah se amplia. —Lo dudo, pero sólo para estar en el lado a salvo,
puedo hacerlo agradable y despacio. Pan comido. Además, tienes un buen seguro de
gastos médicos, ¿cierto?
Se ríe, sí, el idiota puede definitivamente ver a través de mí, pero se comporta,
metiendo la bestia de nuevo a su madriguera.
Trato de calmarme mientras nos dirigimos de vuelta al bar. Una vez sentados, con
la misma frialdad con la que puedo, le digo—: Eso no cambia mi opinión, lo sabes.
Claro que ver su pene causo una impresión. ¿Cómo puede ser que no? Pero que
me aspen si acaricio su… ego más de lo que ya lo hago.
—Mira, todo esto de las citas es sólo para demostrar que podemos vivir y trabajar
juntos. Tú necesitas ir por crédito extra.
—Noah…
—Un periodo de prueba sin ensayo —le digo lentamente, saboreando la idea. Soy
un poco escéptica, pero supongo que no estaría de más el perder el tiempo un poco.
Siempre puedo pedir que se termine si me estoy sintiendo insuficiente.
Noah
Olivia
Tate y Cane ha sido rival de WBB desde el primer día. Así que, naturalmente, su
director ejecutivo empezó a salivar tan pronto como olió la sangre. Oficialmente, el
buitre es un “representante de adquisiciones” pero la formalidad del título es sólo una
cortina de humo. Está aquí para tratar de recoger la carcasa antes, incluso, de que
dejara de moverse.
Tal vez todo este estrés sólo me está poniendo histérica a mí, pero no puedo evitar
fruncir mi boca al ver el cabello del representante. Tiene, sin lugar a dudas, uno de los
más grasientos y ásperos peinados que haya visto en mi vida. Y he sido parte de la élite
del mundo corporativo desde que fui lo suficientemente mayor para sostener la mano
de papá en las cenas de la compañía. Confía en mí, conozco los malos peinados.
Que apropiado… un buitre calvo. Quizás debería cambiar sus manos por garras. Tomo un
sorbo de café sólo para esconder mi sonrisa.
Papá se aclara la garganta para interrumpir el divague del representante.
―Disculpe, Señor Valmont, pero sólo me gustaría aclarar algunos puntos.
―Su oferta de compra parece muy baja. El valor total de nuestra compañía se ha
estimado en más del doble de esa cifra. Y sus planes para cambiar las políticas son
bastante extensos. ―Papá mira por encima de las gafas a su copia de la propuesta de
WBB―. Sin mencionar los despidos universales, seguramente ¿no tiene que despedir a
todos nuestros actuales empleados?
Ah sí, la junta entiende, todo bien. Nadie de los sentados en la mesa de conferencias
tiene incluso un trazo de una sonrisa.
No te preocupes. Vamos a ser más astutos que esos hijos de puta. Lo juro sobre la tumba de
nuestras madres, ganaremos.
―Mis jefes los instan a considerar el comprometerse con esta venta tan pronto
como sea posible ―dice Valmont―. Nuestra oferta es muy generosa, y no va a estar
sobre la mesa indefinidamente.
Doy una pequeña porra mental. ¡Claro que sí! Papá dijo si, no cuando. Pequeñas
victorias.
¿Noah me está preguntando eso a mí? Él era el que parecía a punto de estrangular
a ese idiota antes que volver allí.
Caminamos juntos por un minuto, con sólo el suave sonido de nuestras pisadas y
el murmullo de la charla en las oficinas de fondo.
Más flirteo. ¿Por qué tiene que seguir jugando conmigo de esta manera? ¿Y por
qué mi estómago da este pequeño salto en respuesta? Odio la facilidad que tiene para
hacerme reaccionar.
―Pero allá, no tanto ―continúa Noah―. Pensé que iba a golpear a ese idiota en
su presumida cara. Esta compañía no son sólo números en una hoja de cálculo. Estas
son las vidas de personas a las que planean joder.
―Correcto… como Rosita. Te preocupas mucho por ella. ―Desde ayer, aunque
ya sabía que eran cercanos, pero al ver tan molesto a Noah realmente me di cuenta de
lo importante que es para él.
Miro alrededor y veo que tiene razón, estamos de pie fuera de la puerta de su
oficina.
¿Aquí ya? ¿Cuándo caminamos hasta aquí? El tiempo debe de haber pasado
volando.
Me vuelvo sobre mis tacones y me dirijo hacia mi oficina. Tal vez mis
sentimientos se establecerán una vez que empiece a trabajar. Voy a enterrarme a mí
misma en difíciles momentos financieros, poner un gran flujo en marcha, y dejar que
todas las distracciones se escapen.
La puerta se abre de nuevo con un suave clic y papá dice―: Sabía que te
encontraría aquí.
Pero eso tal vez no es un destino tan terrible. La sociedad tiene puntos tan buenos
como malos. He visto esa sinergia de primera mano en la manera en que papá y Bill
Tate llevaron esta compañía juntos.
Es realmente una cosa increíble cuan poderosa puede ser una mirada. Cuanto
puede comunicar. Cómo puede sacarte de la desesperación, incluso desacelerar mi
corazón… o acelerarlo. Como lo que pasó entre nosotros en el pasillo hace unos
minutos. O la reunión en donde él beso mi mano.
—Voy a servirnos algo de café. —Él se inclina hacia adelante con un gruñido.
—No, papá, no te levantes. Puedo hacerlo. —Me pongo de pie y camino hacia la
mesa para encender la cafetera de una sola taza.
Él deja escapar un pequeño suspiro por su nariz. —Sé que ya no soy ningún
jovencito, pero…
Así que me ocupo con el café. Con avellana para mí; colombiano, tostado y oscuro
para papá. Con azúcar pero sin crema para mí, con crema pero sin azúcar para papá.
El ritual por si solo es casi tan relajante como los ricos aromas que salen de nuestras
tazas.
Espero que hablar se haga tan fácil como esto, con mis manos ocupadas y mi
espalda girada, así no puedo preocuparme por lo que cruza mi rostro, o lo que podría
cruzar el de papá. Pero las palabras que saltan de mi boca nos toman a ambos por
sorpresa.
Papá suspira de nuevo. Esta vez uno fuerte y pesado, subiendo desde la
profundidad de su pecho.
Mi boca se abre para disculparme. Pero luego la cierro de nuevo. Porque ¿sabes
qué? Incluso si mi intención nunca fue exigir respuestas, joder, realmente quiero
algunas. De hecho, tengo derecho a ellas. Soy la que fue forzada a escoger entre el
sartén y el fuego después de todo.
—Lo siento, cariño —dice papá—. Nosotros nunca imaginamos que terminaría de
esta manera. Escribimos esas cláusulas juntos, en ambos testamentos, porque
queríamos mantener T & C en la familia, y los dos sabíamos que ustedes estaban
destinados a estar juntos.
Sé el duro trabajo que ha hecho papá para tratar de salvar esta compañía por su
cuenta. Trabajó hasta que su cuerpo no se lo permitió más. Para el momento en que
admitió la derrota, los problemas habían alcanzado el nivel de hacer-o-morir. No estoy
molesta con él por eso, porque sé que no habría hecho ninguna diferencia. Estamos
cortados de la misma orgullosa y terca tela.
Papá baja su taza de café apenas tocada con un suave clunk. —No voy a estar aquí
para siempre, cariño.
—A pesar de todo, aún creo que tú y Noah deberían estar juntos —continúa
papá—. Están hechos el uno para el otro. Y necesitarán la fuerza del otro para lo que
viene. El testamento de Bill Tate sólo le ha dado a las cosas un pequeño empujón en la
dirección correcta.
Bajo la mirada a mi taza, el líquido oscuro brillando bajo las luces fluorescente. —
Esto todavía se siente tan… irreal. No tengo idea de qué esperar. ¿Cómo es estar
casado?
Ni siquiera estoy segura de qué clase de respuesta quiero escuchar. Cual linda
anécdota o perla de la sabiduría podría tranquilizarme. Todo va estar bien. El matrimonio
no se tragará toda tu vida. Aún puedes ser tú misma, una mujer de negocios en primer lugar y
una esposa en segundo.
Mágico, ¿eh? Tendría que tomar su palabra. Mi único novio a largo plazo resultó
ser un manipulador narcisista, y nunca me he acercado lo suficiente a cualquier otro
hombre para conseguir el tipo de vínculo que mi padre está tratando de describir.
Papá se inclina hacia adelante en la silla, los codos en sus rodillas y los dedos
entrelazados. —Sé que las circunstancias están lejos de ser ideales, cariño. Pero trata
de al menos darle una oportunidad a Noah. Nunca te pondría en una situación que no
crea que puedas manejar. Eres mi niña… sólo quiero verte con un buen hombre. Y ese
hombre es Noah.
Sin nada más, sé que puedo contar con Noah para mejorar la coraza y luchar por
T & C. Puedo confiar en él para trabajar tan duro como yo lo haré. Lo cual es bueno,
porque pasaremos los próximos tres meses trabajando horas extras en el infierno
juntos.
Al menos voy a tener unos ojos caramelo que comerme durante todas esas noches
en la oficina. Pero ahora que sé sobre el poste de teléfono entre sus piernas, no sé cómo
si quiera lo miraré de la misma manera.
Que el cielo me ayude.
Traducido por Dee
Noah
¿Sabes cómo se supone que los hombres son más directos y contundentes,
mientras que las mujeres son más suaves y más en sintonía con las emociones? Eso es
mierda. Como socios de negocios, Olivia y yo desdibujamos los estereotipos de género.
Soy la “cara”, el carismático que complace a las personas, mientras que ella es la
profesional del tipo haz las cosas. Jugar con nuestros puntos fuertes nos permite dividir
y conquistar.
Por supuesto, no hace daño que los hombres, especialmente los aburridos y ricos
vejestorios, tiendan a escuchar mejor a otros hombres. Puedo cerrar negocios durante
un partido de golf, atraer clientes masculinos y femeninos por igual, y en general,
endulzar cualquier situación a mi manera. Que es exactamente lo que he pasado
haciendo esta última semana.
Sacude la cabeza y sonríe con timidez, como si supiera que ha sido atrapado. —
Ah. Hola, Noah. No te vi —dice, con la voz temblorosa.
—Eso se debe a que estabas ocupado mirando… las hojas de cálculo de mi novia.
Mi mirada en blanco dice te tengo en la mira, imbécil. Incluso inflo un poco mi pecho
por si acaso. Harrison no es un tipo mal parecido. Escucho el cotilleo de la oficina; sé
que por aquí es el sueño húmedo de al menos algunas damas. Pero le llevo unos 3
centímetros a su cuerpo de un metro ochenta y dos, y también más músculo.
—Bueno, parece que lo tienes cubierto aquí, Olivia. —El imbécil le obsequia una
sonrisa cariñosa y se aleja de su escritorio.
—Sólo trato de cuadrar las facturas que enviamos a los clientes el año pasado con
el monto real recibido. —Ella golpea una pila de cuatro pulgadas de espesor de
impresiones sobre su escritorio—. Algo se siente fuera de lugar en ello.
—No deberías estar gastando tu tiempo en mierda de baja categoría como esta.
Tenemos demasiadas estrategias y consolidación que hacer para que tengas tu cabeza
enterrada en trabajo improductivo.
Bueno, mala suerte. Voy a agarrar al tigre por la cola, si eso es lo que se necesita
para detenerla.
—Lo que estoy tratando de decir es que tus talentos se desperdician en esto. Tu
tiempo es valioso. Esto es lo que quiero decir cuando digo que trabajas demasiado
duro. Tareas como éstas necesitan ser delegadas. No tienes que hacer todo tú sola.
Ella es en serio ilusa. Harrison ha tenido un retorcido flechazo por ella durante tres
años. Y él es un culo de bajo rendimiento, si me preguntas.
—Dios, hoy estás gruñón. ¿Por qué no vas a conseguir una de esas mamadas que
te gustan de Jenni de Recursos Humanos?
—¿El infame Noah Tate, no está interesado en perseguir un culo? ¿Es necesario
que llame a una ambulancia? —se burla—. ¿O simplemente te estás divirtiendo
demasiado molestándome y manteniéndome alejada del trabajo?
Sus cejas se disparan hacia arriba. —¿Lo dices en serio? ¿En verdad no vas a
enredarte con nadie?
—Si estás tan segura, ¿qué tal si hacemos una apuesta? —pregunto.
Me inclino más cerca. —Te daré cuatro días hasta que estés pidiendo que llene tu
pequeño coño caliente —murmuro.
4
Lorena Bobbitt: se hizo famosa mundialmente por cortarle el pene a su marido mientras dormía.
—Iba a decir cuatro horas, pero no quería sonar engreído —bromeé.
—¿Período de sequía?
Joder. Eso me hace desearla mucho más, sabiendo que está reprimida e
insatisfecha.
Ella se muerde la uña del pulgar. —No he tenido tiempo para considerarlo
todavía, pero te informaré cuando lo decida.
Ella se burla y se pavonea por el pasillo frente a mí, su hermoso y redondo culo
balanceándose mientras se mueve.
Olivia
Sigo a papá hacia su oficina, donde Noah ya está sentado en uno de los sillones.
Se pone de pie cuando entramos.
Echo un vistazo entre él y papá con desconfianza. ¿Qué nuevo infierno es este?
De ninguna manera.
Dándome cuenta de que probablemente no debería quedarme aquí en estado de
estupor, digo―: Ah. Um… ¡vaya!, papá. Esto es tan generoso.
Papá se ríe y me aprieta el hombro. ―Lo que sea por mi chica. Me imaginé que
ustedes no tendrían mucho tiempo para buscar casas en este momento, así que les
encontré un lugar por mi cuenta.
Imbécil. Él siempre sabe exactamente qué decir, como suavizar cualquier situación.
Mientras que yo estoy luchando por recordar como respirar.
Fuerzo una sonrisa con los labios apretados hacia mi querido y dulce futuro
marido. ―Sí, Noah, ¿podemos hablar de esto en tu oficina? Hay una gran cantidad de
arreglos por hacer.
***
Tan pronto estamos a solas con la puerta cerrada, dejo que mis emociones se
liberen.
5
Menudo desastre: del inglés "clusterfuck", término militar designado para una operación en la cual
muchas cosas salen mal.
Lo miro fijamente. —¿Por qué? ¿No estaría esto en medio de tu consumo de
alcohol y de putas?
―Te dije que ya no iba a hacer eso. ―Noah pasa sus dedos entre su cabello,
irritado―. Está bien, sólo escúchame por un segundo. Incluso si ignoramos el hecho
de que eres sexo con piernas y que cualquier hombre cuerdo daría su huevo izquierdo
para pasar una noche contigo…
―Incluso si, ignoramos ese hecho ―gruñe―, todavía tenemos que considerar la
imagen pública de Tate & Cane. ¿Qué tan mal se vería si ni siquiera vivimos bajo el
mismo techo?
¿Por qué incluso estoy sintiéndome tan molesta? Ya sabía que tendríamos que vivir
juntos tarde o temprano. Lo he visto venir desde el primer día. Esa era una de las
razones por las que no quería firmar el estúpido contrato en primer lugar. Y todavía
me siento optimista sobre Noah y nuestra incipiente amistad. No estoy en la luna sobre
compartir otra vez, mi espacio privado con un compañero de piso, pero sobreviviré.
Demonios, incluso podría ser divertido. Tengo un montón de recuerdos increíbles de
vivir con Camryn.
En realidad, Noah tiene razón. No es un gran problema. Pero por alguna razón, se
siente monumental. Como si estuviera a punto de perder otro trozo de mí misma.
Simplemente odio las sorpresas. El regalo de boda de papá tiró por la borda mi
compostura y salpicó todo tipo de emociones incómodas por todos lados. Necesito un
momento para recomponerme.
Me encuentro con sus ojos mientras sus dedos acercan mi cara a la suya. ¿Puede
decir cuan estúpida y frustrada me siento? ¿Por qué no puedo esconder nada de este
hombre? ¿Por qué no puedo dejar de exponer mis puntos débiles?
―No, yo también lo siento ―dice Noah, en un tono mucho más suave que
antes—. Sé que esta situación realmente apesta para ti, pero vamos a encontrar una
manera de hacer que sea más fácil. Como nuestros padres siempre decían, podemos
lograr cualquier cosa si estamos juntos.
―Tienes razón ―digo—. Tenemos que hacer que este noviazgo parezca real. Así
que, vivir juntos matará dos pájaros de un tiro; mantendremos las apariencias y nos
permitirá familiarizarnos el uno con el otro.
Noah ladea su cabeza con una media sonrisa zalamera. ―¿De verdad? ¿Entonces
has cambiado de idea sobre…?
―No lo he hecho, así que saca tu mente fuera de la cuneta ―jadeo. Dejando que
el inmaduro hombre caliente me malentienda a propósito—. Quise decir que hay
ciertas cosas que necesitamos saber el uno del otro. Curiosidades, hechos divertidos,
cosas que podrían surgir en una conversación. ―Podríamos haber crecido juntos, pero
no hemos pasado mucho tiempo juntos para llegar a conocernos como adultos.
―Como ayer, cuando tú sólo asumiste que tomo café. ―Noah alza las cejas con
fingida indignación.
―Cierto. Si alguien hubiese estado mirando, hubiésemos lucido como unos totales
extraños. ―Entonces, trato de bromear—: aunque sigo pensando que era una
suposición razonable de mi parte. Quiero decir, ¿quién diablos sólo toma té? El té es
para relajarse, el café es para despertar.
―Discúlpame, Copo de Nieve. ―Noah sonríe torcidamente, en la forma que he
aprendido que significa que está jugando—. ¿Preferirías que fuera un adicto nervioso
como tú? He visto el lodo que bebes. Negro… al igual que tu corazón.
―Buen punto. Los dos tenemos algunas cosas que aprender el uno del otro.
―Mete sus manos en los bolsillos y mira hacia otro lado por un segundo—. Sobre la
cosa del té… mi mamá era inglesa, y realmente estaba a la altura de ese estereotipo en
particular. Amaba “una buena taza de té”. ―Su voz se alza para imitar su acento
cantarín—. Supongo que se podría decir que, bebo té para… honrar su memoria. Es mi
forma de tomarme un tiempo cada mañana para pensar en ella.
Mi mandíbula casi cae. Su madre murió cuando sólo tenía diez años. Dios,
recuerdo ese año como si fuera ayer. Fue un tiempo tan sombrío. Tan tranquilo y
oscuro, como si toda la vida hubiera sido succionada de Noah y de su padre en un
instante.
Abro la boca para responder, pero no sale nada. Sé que su madre era británica,
pero de alguna manera nunca se me ocurrió que él puede tener una conexión especial
con el país de origen de su mamá.
Mordiendo mi labio, giro mi cara para mirarlo de nuevo. ―Lo siento mucho. No
fue mi intención burlarme de ti de esa manera. Pienso que el pequeño homenaje de
beber té es… realmente dulce.
―Sí, pero yo ya era prácticamente una adulta cuando murió. Tú solamente tenías
diez años. Sólo un niño pequeño. Necesitabas a tu madre. ―Un dulce recuerdo de él
en su regazo, cuando era demasiado grande para caber, pero no demasiado grande
como para no querer estar allí, destelló en mi mente.
―Podrías argumentar que al ser mayor sólo hace más fresco al dolor. ―Suspira
Noah—. Mira, no vamos a entrar en una especie de Juegos Olímpicos de Pesar ahora,
¿bien? Por supuesto que extraño a mamá, pero tú experiencia no fue ni mejor ni peor
que la mía, sólo diferente. Lo que importa es que nos podemos entender el uno al otro.
Él siempre tan suave y seguro de todo… incluso de la muerte. Antes de que pueda decir
nada más, Noah cambia de tema.
Teniendo en cuenta todos los preparativos que tengo que hacer, asiento
lentamente. ―Claro. Eso me dará tiempo para tomar algo de comida y empacar.
―Me giro para irme pero Noah me interrumpe.
Por alguna razón, su franqueza me pone tan nerviosa que me ruborizo. ―¿P… por
qué debería? ―Entonces quiero que la tierra me trague.
Mi cara está en llamas. No estoy segura de cuánto de ese calor se debe a que
simplemente me avergoncé y cuánto se debe a la ardiente mirada de Noah.
―Yo… supongo que tendrás muchas oportunidades, ahora que vivimos juntos.
―Mi intento de responder ágilmente sale en un tartamudeo.
Inclina su cabeza sin romper nuestra mirada. ―Estupendo. Estoy esperando por
ello.
Noah se voltea para salir, caminando conmigo mirando fijamente sus anchos
hombros y su culo apretado, con la boca abierta.
Atónita, cerré la puerta detrás de mí. ¿Fue ese último comentario dirigido a
provocarme? ¿O pensaba que estaba coqueteando?
¿Estaba coqueteando? Pensé que sólo estaba siendo amargada, pero… tal vez un
poquito. Ni siquiera lo sé. Y no ayuda que mi mente todavía esté recuperándose de la
apuesta que hicimos ayer.
***
Una hora después, mi pequeña maleta marrón está completamente llena. No tengo
ninguna excusa para quedarme más. Pero lo hago de todos modos, caminando
lentamente, mirándolo todo por última vez.
Este apartamento ha sido el escenario de mi vida durante los últimos cuatro años,
desde que tuve el título de mi licenciatura y dejé de compartir alojamiento con
Camryn. Todo dentro de estas paredes es producto de mis decisiones y sólo mías.
Escogí este lugar por su etérea arquitectura, sus piso de madera color miel, incluso el
patrón de mosaico de diamantes azules en la cocina y el baño. He comprado todos los
muebles, alternando el equilibrio ideal entre elegante y acogedor. Decoré sus paredes
con cuadros enmarcados que se adaptaban a mis gustos. Llené la nevera y la alacena
con mis aperitivos favoritos. Atesté el baño con mis productos de belleza, sin
preocuparme de dejar espacio para las cosas de otra persona. Organicé todo de
acuerdo con el sistema que mejor me ayuda a recordar dónde lo puse. Ahora… puedo
darle unos besos de despedida a toda la soberanía.
Claro, puedo llevar algunas cosas más al ático, pero también puede hacerlo Noah.
Él va a añadir su sabor único a nuestro nuevo hogar.
En serio, no entiendo lo que está pasando por la cabeza de ese hombre. Todo lo
que yo quería para nosotros era pasar de conocidos a amigos. ¿Por qué tiene que
presionar para lograr algo excesivo? ¿Por qué está tan determinado a jugar al novio
perfecto, incluso cuando no hay nadie alrededor para presenciar su actuación? ¿Por
qué siente que tiene que serme fiel?
¿Sólo para mantener las apariencias para el público? ¿Para gratificar su orgullo
masculino? O porqué… ¿Él realmente quiere cortejarme de verdad?
Me doy cuenta de que he estado mirando por la ventana durante casi cinco
minutos enteros. Ni siquiera he estado observando la oscuridad, las luces parpadeantes
del movimiento de los coches en el paisaje urbano, los estáticos para las oficinas
trabajando hasta tarde o las familias relajándose juntas. Un vistazo a la vida de
millones de personas, repartidas en estrellas como un reflejo del cielo nocturno. De
repente me siento muy pequeña… y solitaria.
No estoy segura de sí quiero hablar con él ahora mismo, pero al menos, quiero
verlo. Quiero saber que sigue allí, a mi lado. Necesito escuchar su optimismo y ver esa
sonrisa en su boca para saber que tal vez, sólo tal vez, puedo atravesar esto.
Agarro mi maleta, apago las luces y salgo de mi apartamento por última vez.
***
Alza sus tupidas cejas. ―¿Tanto tiempo? ¿Estás segura? Voy a tener que conducir
por la manzana, y con el indicador corriendo…
―Me lo puedo permitir. ―Por ahora, por lo menos. Tate & Cane aún no está
totalmente bajo el agua.
La pequeña tienda tiene una pared entera dedicada a útiles para té; tazas, ollas,
teteras, infusores, coladores, filtros de papel, bastidores de alambre pequeños para
organizar las cajas, frascos herméticos y latas para almacenar hojas sueltas. Considero
el exhibidor, tocando mis labios con un dedo.
Por último, elijo una tetera, de estilo japonés con un esmaltado de color verde
bosque moteado. En su etiqueta en la estantería se lee: Ao-Oribe ushirode kyuusu, esmalte
tenmoku, flitro sasame.
Sólo por el placer de hacerlo, tomo un par de tazas a juego, también. Sin duda me
quedo con el café por las mañanas. Pero, tal vez, por la noche, no sería tan malo
compartir una taza caliente de té con Noah.
Me dirijo a la parte delantera de la tienda, sonriéndome a mí misma, sintiendo
calma al fin.
Traducido por Rosewin
Noah
—Estoy de humor para carne roja —dice Sterling mientras caminamos por la
acera llena de gente después del trabajo.
—Un deseo por la carne roja por lo general significa una falta de sexo. El deseo de
tener ciertamente otro tipo de carne, si quieres decirlo. —Sonrío hacia él.
—Detenlo.
Oh, sí, él está muerto de miedo. Sé que es un hecho que ha estado pasando por
algún tipo de período de sequía, pero no tengo ni idea de la causa. Antes de que pueda
entrometerme, él se está riendo junto a mí.
—¿Qué? —pregunto.
—Estás tan equivocado, que ni siquiera es gracioso. Tú eres quién tendrá el mayor
caso de bolas azules del mundo, ¿casarse con alguien tan caliente como Olivia Cane y
no conseguir follarla? —Él hace un ruido lamentable—. Eso es sólo una maldita
vergüenza.
Él me lanza una mirada extraña, pero se acerca a la anfitriona para solicitar una
mesa.
Una vez que estamos sentados con nuestras bebidas, un whisky puro para mí, una
pinta de cerveza importada para él, Sterling se inclina. —¿Tú y tu preciosa novia
avanzaron más en su relación de lo que me haya dado cuenta?
Me encojo de hombros. —Todavía no. —Ella está lejos de ser mi novia, por una
cosa—. Pero yo, por mi parte, no estoy renunciando a la esperanza. —Tomo otro
sorbo de mi bebida―. De hecho, después de la cena, me encontraré con ella en nuestro
nuevo apartamento. Un regalo de su padre.
—¿No me jodas?
—Ciertamente.
Pero cuando miro de vuelta a Sterling, está sonriéndome como el gato que se
comió al canario, y estoy seguro de que él sabe algo que yo no.
***
Y hablando de padres… una botella de vino tinto y dos copas han sido dejadas en
el mostrador con una nota del padre de Olivia.
Noah
Gracias por hacer esto, hijo. No voy a estar ahí para siempre, y se siente tan bien saber que
estarás allí para cuidar de mi niña. Sé que no me defraudarás. No hay otro hombre en que confíe
tanto mi compañía y mi hija. Espero que lo sepas.
De verdad,
Fred Cane.
Abro la botella para dejarla respirar y cruzo la habitación para mirar sobre el
horizonte de la ciudad debajo. No puedo evitar pensar de nuevo en todos los buenos
momentos que Olivia y yo hemos compartido. Y los difíciles también. Hemos estado
allí el uno para el otro a través de la pérdida de nuestras madres y viendo a nuestra
empresa desmoronarse.
Me quedo aquí pensando durante tanto rato que pierdo la noción del tiempo.
Sorprendido, parpadeo de nuevo a la realidad y miro el reloj. Ella llega tarde.
Pero sé que hay mucho más que eso. Estaré muy decepcionado si ella decide no
aparecer.
—Oye. —Dejando su maleta junto a la puerta, ella cruza la sala hacia mí.
—Llegas una hora tarde —digo mientras hago mi camino hacia la cocina.
Miro mientras ella saca una caja desde el interior de la bolsa y la coloca sobre el
mostrador.
Imaginé que querría ver el apartamento en primer lugar, pero me obligo, llegando
a estar de pie junto a ella. Puedo oler las ligeras notas de madreselva en su piel.
Maldición, eso va a ser una distracción si ahora estaremos viviendo juntos. Voy a estar
en un constante estado de excitación. Fantástico.
Alzo la tapa de la caja de cartón y cavo a través de ella hasta que lo encuentro.
Olivia mete la mano en la bolsa, saca dos tazas pequeñas, y las pone sobre el
mostrador.
Estamos tan cerca, que puedo escucharla tragar. La punta de su lengua se empuja
hacia fuera, en una rápida y nerviosa relamida que ni siquiera parece notar.
Maldición, tan lindo… eso es un sí, si alguna vez vi uno. Pero quiero más que
simplemente señales inconscientes. Espero a ver cómo decide responder Olivia.
Finalmente, ella me da una pequeña inclinación de cabeza. —Tal vez —dice ella,
tratando de sonar impertinente.
Me río y libero mi control sobre ella. —Venga. Tienes que conocer este lugar. Es
increíble.
Con una copa de vino tinto en mano, caminamos a través del apartamento. Olivia
señala los detalles arquitectónicos y discute el programa de ducha para un baño que
compartiremos, mientras yo asiento con la cabeza a lo largo de ello, y la observo.
Estando aquí con ella, escuchando sus ideas para decorar, compartiendo este
espacio con ella… se siente como un comienzo. Tal vez incluso el comienzo de algo
real.
—Esto no es tan malo, ¿verdad? —bromeé.
Ella me da una mirada. —El hecho de que casi tuve un ataque de pánico ante la
idea de vivir juntos no significa que tengas que regodearte.
Ella asiente. Luego mira lejos por un segundo. —Hay algo que quería decirte.
—¿Mi propuesta? —pregunto. Ella está siendo tan clínica, no puedo esperar para
escucharla explicar esto.
Infiernos, sí. Por fin estoy haciendo algún progreso real aquí.
—Por supuesto. Podríamos hacer eso. —Empezando tan pronto como sea
humanamente posible.
—¿Cómo?
—Sólo primera base, como creo que has dicho. Y con la ropa puesta. —Ella
entrecierra sus ojos en mi entrepierna―. Lo que significa que vas a mantener esa cosa
gigante en tus pantalones.
—¿Crees que soy gigante? —No puedo evitar la sonrisa que se forma en mi boca.
—Oh, por amor de Dios, deja de pescar cumplidos. Sabes que es impresionante,
de lo contrario no lo habrías metido en mi garganta. —Tan pronto como las palabras
salen de su boca, su rostro se ruboriza de un rosa brillante, su desliz Freudiano6
hundiéndola.
—Va… vamos a olvidar que dije eso. Nadie empujará nada en ninguna parte.
Primera base. ¿Entendido?
Y es la verdad. Lento puede no ser mi estilo habitual, pero hay una cierta
satisfacción en saber que estoy ganando su confianza y preparándola para más. La idea
es muy gratificante. Esto hará mi victoria más dulce.
Es lo más caballeroso que hacer, no hay duda. Y ya que acabo de decir que estaba
deseando meter mi pene en su garganta, imagino que tengo que hacer un poco
acondicionamiento en el departamento de modales.
—¿Sabes qué? —dice Olivia alegremente—. Somos dos adultos crecidos. Es una
enorme cama. Podemos manejar compartirla, ¿verdad?
6
Freudiano: por Sigmund Freud, en este caso, Olivia dice "meter en mi garganta" refiriéndose al hecho
de mencionarlo, no de hacerle una mamada.
—Eso es lo que me da miedo —murmura.
Traducido por Carilo
Olivia
Permito que Noah tome el baño para cepillarse los diente primero. Todavía no
alcanzamos el nivel de familiaridad para ver al otro escupiendo en el lavabo. Mientras
tanto, tomo la habitación para cambiarme a mi pijama de algodón favorito.
Cuando salgo, Noah está recargado sobre la pared afuera de la puerta de baño. Él
ladea la cabeza con una sonrisa divertida que me detiene en mi camino.
Pone una particular sonrisa traviesa. —Bueno. Por lo general duermo desnudo.
Cuando casi termino de cepillarme los dientes, llama desde el dormitorio. —¿Oye
Copo de Nieve? Ya que estamos pasando la noche juntos, ¿estarías interesada en tomar
nuestra primera prueba de conducción?
Por fin, el momento de la verdad llega. Trago duro, tiro de las mantas, me siento,
y me deslizo hacia abajo. Las sábanas crujen cuando Noah hace lo mismo del otro
lado de la cama.
Lo puedo oír cómo se mueve y respira. Estoy en sintonía con cada pequeño
sonido, tengo plena conciencia de lo cerca que esta de mí.
Ha pasado tanto tiempo de que dormí en la misma habitación con otra persona, y
mucho menos en la misma cama. Y esto no es compartir cuarto como con mi hermana
o Camryn. Mi nuevo compañero de cama es un hombre. Un hombre muy guapo que
ha dejado claro que quiere joder mis sesos con su enorme polla. Sólo estamos
durmiendo juntos, no haciéndolo, pero aun así… Estoy compartiendo cama con el
jodido de Noah Tate. Y estoy aproximadamente a treinta segundos de besarlo.
Una extraña energía cosquillea sobre mí, nerviosismo se mezclan hasta que ya no
puedo distinguirlos. Siento un repentino impulso de moverme más a mi lado de la
cama y voltearme a la pared hasta que se duerma, entonces me reprendo por ser
ridícula. No somos niños inocentes, pero tampoco somos adolescentes que se sonrojan
y ríen frente a la más mínima mención sobre sexo. Somos dos adultos maduros, libres
que muy sensatamente han decidido…
Otra ola de mareos, ésta claramente más cálida. Me obligo a dejar de ser un
manojo de nervios y me volteo.
Noah se apoya sobre su codo. Su sonrisa cae levemente cuando busca mi cara. —
Oye, ¿estás bien?
—Ah, s… sí, estoy bien —respondo. Tal vez eso no es totalmente cierto, pero no
es una mentira. Realmente quiero probar esto. Lo que significa que necesito dar el
paso ahora—. Vamos.
Asiento.
—Lo sé.
Sus toques son más suaves de lo que esperaba. Sus dedos son tan ligeros en mi
mejilla, en mi cuello, metiendo el cabello detrás de mí oreja. Es… agradable.
Ese primer roce es tan suave, apenas pude sentirlo. Es más como una pausa antes
de un beso que un beso en sí mismo. Pero mi ritmo cardiaco aún va a toda velocidad.
—¿Está todo bien? —murmura él, su cálido aliento a menta sopla sobre mi boca.
Roza contra mis labios con una sonrisa. Desliza un brazo bajo la almohada que
hay en mi cabeza, él se acuesta frente a mí, cubriendo con su otro brazo alrededor de
mi hombro y espalda. Mantiene sus manos en alto y su parte inferior por lo menos a
una pulgada del mío. Un caballero… Por ahora, de todos modos.
Su boca se comienza a mover suavemente. Sin lengua, sin dientes, sin presionar
mucho, sólo sentir el dar y recibir de nuestros labios uno contra otro. Mi nerviosismo
de apoco se va escurriendo y es reemplazado por algo diferente, un zumbido
energético mucho más agradable.
Es obvio lo que está haciendo. Está tratando de tomar las cosas con calma y
asegurarse de que estoy cómoda. Me siento aliviada con su cuidadosa consideración…
pero también estoy un poco avergonzada de que en primer lugar esta fuera necesaria.
Es tiempo de subir la apuesta un poco.
Inesperadamente, mi cuerpo se impulsa más cerca… Sus hábiles besos son mucho
mejor de lo que incluso recuerdo.
El pensar en Noah, quien protagonizo cada una de mis más escabrosas pesadillas
adolecentes, duro y listo para mí, ahora, aquí, con su atractivo cuerpo es casi
demasiado. Una oleada de pulsaciones calientes bajan por mi vientre y estoy a punto
de balancear mis caderas contra él cuando la realidad me golpea.
—Sí, en serio. Buenas noches. —Me desenredo de sus brazos y me volteo—. Pero
gracias, eso fue divertido.
—¿Me estás diciendo que estas familiarizado con este tipo de situación?
Pero unos quince minutos más tarde, comienzo a preguntarme donde fue.
¿Cambio de idea y fue a dormir al sofá? Espero que no…. me sentiría culpable, aunque
fuera su propia elección. Tal vez debiera ir a buscarlo.
Suspirando, me levanto para comprobar la sala de estar. Está vacía. Pero la puerta
del baño está cerrada. Por debajo se ve luz. Me siento un poco estúpida por no
adivinar en primer lugar. Al mismo tiempo, sin embargo, ha pasado un rato ¿se habrá
caído o algo?
Mis ojos se abren ampliamente. No puedo creer lo idiota que soy. ¿Qué demonios
creía que haría un hombre después que le di una erección?
Debo irme. Ahora mismo. Debería volver a la cama y pretender que no oí nada.
Entonces… ¿Por qué no estoy moviéndome?
Otro gemido, este es más fuerte y más inestable. Es demasiado fácil imaginar la
escena al otro lado de la puerta del baño. No puedo detener las imágenes mentales.....
Noah con sus pantalones de chándal empujados hacia abajo de sus muslos y su
camisa arrugada revelando su tenso abdomen y un rastro de vello oscuro. Su pecho
agitado y sus piernas temblando. Sus ojos oscuros y medio cerrados o cerrados por la
concentración. Enrojecido y sudoroso, con la cabeza hacia atrás, mordiéndose los
labios para mantener silencio o separándolos para jadear. Y su enorme polla dura,
incluso más emocionante que cuando lo vi en el bar hace unos días. Debe estar tan
largo y grueso en este momento, curvándose hacia arriba con orgullo, hinchada y
venosa, la cabeza púrpura y mojada, estrangulándose en su apretado puño con tirones
rápidos y ásperos.
Ahora está jadeando duro y ruidoso, cada vez que respira suelta un gemido que
casi suenan como palabras a medio formar. ¿Que está diciendo? ¿En qué está
pensando? Me muevo, frotando mis muslos ligeramente.
Mi mandíbula cae. Mi coño aprieta con fuerza en el vacío ahora esta empapado.
Noah diciendo mi nombre de ese modo, tan desigual, tan desesperado, es la cosa más
caliente que he oído en mi vida.
Me apresuro de vuelta por el pasillo, voy a la cama, y doy un tirón a las mantas
sobre mí justo cuando se abre la puerta del baño. De golpe cierro los ojos. Siento los
pasos de Noah más cerca, rápido y silencioso. El colchón se sumerge con un pequeño
crujido mientras se mete en la cama.
Haciéndome la dormida, trato de mantener mi respiración lenta y constante como
sea posible. Lo cual no es fácil cuando estoy inundada con tanto deseo y adrenalina.
Pero si Noah se da cuenta de que estoy fingiendo dormir, él no actuará como él.
***
Lejos al final del pasillo, puedo oír distante tintineo de metal, y algunas olfateadas
confirman el olor de café preparado. Noah debe estar cocinando. Él ni siquiera bebe
café: sólo lo hizo para mí. Mi estómago aprueba esa idea. Se encuentra demasiado
tranquilo, lo tomo como una señal de que no está demasiado molesto por la forma en
que corte las cosas anoche.
Cuando entro en la cocina, Noah está de pie junto a la estufa como pensaba. Pero
yo no predije que estaría sin camiseta y todavía húmedo por la ducha, su cabello
oscuro despeinado, sus músculos tonificados marcado sutilmente bajo la piel
bronceada. No puedo dejar de mirar un poco. Fanfarrón… el imbécil sabe
exactamente lo bien que se ve.
—Sí, como un tronco —le contesto con tanta naturalidad como es posible. Justo
después de que me quedará despierta durante una hora, más húmeda que el maldito
Río Hudson.
La tetera suena, salvándome de necesidad de decir cualquier otra cosa que no sea
—: Yo me encargo.
—Gracias —habla Noah sobre su hombro mientras se concentra en el sartén en
los huevos silbando, y mi estómago gruñe; nuestra comida parece casi hecha—. Ya
puse las hojas en el colador.
Vierto el agua caliente en nuestra nueva tetera, me sirvo una taza de café, y llevo
todo a la mesa. Noah sirve dos platos, cada uno teniendo una mitad de una perfecta
tortilla de espinacas y champiñones.
Pero cuando me doy vuelta, Noah me agarra por los hombros y me hace girar
alrededor de nuevo. Sus fuertes brazos se envuelven fuertemente a mí alrededor. Antes
de darme cuenta, aplasta nuestros labios.
Jadeo. No es nada como el beso de la noche anterior. Ese era suave y dulce, el
toque más ligero posible, como tratar de no asustar a un animal nervioso. Se trata de
un tipo diferente de posesión, áspera, ardiente. Los guantes de seda han salido. Noah
me ha atrapado, y las llamaradas de excitación reclaman a través de mi cuerpo como el
calor de una marca.
De repente, no puedo entender por qué estoy dudado. Tengo un hombre caliente,
dispuesto pidiendo prácticamente golpear mi mente. ¿Cuál es el punto de negarme a
mí misma un buen momento? Me arqueo, presionando nuestras caderas juntas, y
siento un doble destello de hambre y triunfo con la larga dureza que empuja en mi
vientre.
Entonces Noah da un paso atrás. Todo el toque que ansío, su caliente y musculoso
cuerpo, y la boca caliente y húmeda simplemente desaparece. Me toma un momento
para registrar lo que pasó.
Él sonríe como si acaba de ganar el Super Bowl. —Tú eres la que estableció
nuestros límites a primera base. Aunque, si quieres más, creo que la oficina podría
sobrevivir a otra hora sin nosotros. Pero vas a tener que pedirlo con educación.
Noah estaba jugando conmigo todo este tiempo. Su plan desde el principio era
burlarse de mí hasta que llegué a estar lo suficientemente desesperada como para
aflojar las restricciones de nuestro acuerdo. Está tratando de tentarme para que admita
que yo quiero ser algo más que amigos. Cree que puede probarse a sí mismo y también
echar un polvo, matando dos pájaros de un tiro.
Estoy más enojada conmigo misma que con él. ¿Qué demonios estaba pensando?
No mucho, eso es seguro. Mi libido me arrancó sólo totalmente fuera del asiento del
conductor. Nunca me he sentido tan fuera de control antes. Y si no tengo nada que
decir al respecto, esta primera vez, también será la última.
Maldición, mis labios aún hormiguean con su beso. Mi cara quema con la
vergüenza y los últimos rastros persistentes de la excitación.
Tratando de serenarme, doy a Noah el aspecto más sucio que pueda reunir. —Eres
el diablo.
—Estoy bastante seguro de que eso te haría la reina del infierno, entonces. —Hace
una pausa—. En realidad, tal vez eso no es tan inexacto…
No puedo olvidar el alarde de Noah acerca de cómo estaría rogando antes del
cuarto día. Al principio, pensé que no había manera de que se lo daría tan fácilmente.
Pero ahora, sólo un día después, no estoy tan segura.
Traducido por Lili-ana
Noah
Cuando llegamos a la sala de conferencias, está llena a su capacidad con casi todo
el personal de oficina en el edificio. Todos los asientos a lo largo de la mesa de
conferencia tomados, y de pie al fondo de la sala.
Mientras esperamos por el gran anuncio para comenzar, las personas están
hablando en pequeños grupos. Algunos charlan sobre el trabajo, son tan apasionados,
mientras otros simplemente hacen una pequeña charla con amigos del trabajo que han
desarrollado en los últimos años. Estas son todas las personas quienes perderían sus
empleos si no tenemos éxito. Las personas reales. Con problemas reales y vida reales.
Y todo eso está sobre la línea.
Mi estómago se contrae.
Me pregunto si aún está molesta por dejarla plantada y seca esta mañana.
Probablemente. ¿Pero después de la forma que rodo su apretado trasero en la cama
anoche después de darme una erección con sus suaves, húmedos besos y pequeños
gemidos de aliento? ¿Obligándome a ocuparme de la bestia si quería alguna esperanza
de conciliar el sueño? Sí, la revancha es una perra.
Su mirada se pasea a la mesa lateral cerca de las ventanas, donde garrafas de café y
bandejas de bollos daneses han sido colocadas.
—No veo ningún té. ¿Quieres café? —pregunta ella, ya dirigiéndose hacia allá.
Momentos más tarde, Olivia regresa con una taza de papel de humeante café
negro.
Da un paso hacia a delante. —He llamado a esta reunión hoy para compartir un
anuncio especial. —Mira hacia mí y Olivia y sonríe antes de regresar su atención sobre
la multitud—. Es con gran honor que anuncio la próxima generación de Tate &
Cane… mi hija, Olivia, y el hijo de Bill, Noah, están tomando las operaciones como
Co-Directores Generales.
—Por favor, pongan sus manos juntas y den la bienvenida a sus nuevos Co-
Directores Generales. —Aplaude con entusiasmo y todo el mundo sigue su ejemplo,
obsequiándonos una ronda de aplausos.
Después que el ruido desaparece, Olivia da un paso adelante con un breve pero
elocuente discurso sobre cuán devotos somos para tener éxito, y como necesitaremos la
cooperación y trabajo duro de todos en esta sala para ganar juntos. Honestamente, no
estoy seguro exactamente de lo que ella dice, porque veo a Harrison follándose con los
ojos a Olivia desde donde él se encuentra de pie en la parte posterior de la sala, y
sangre truena en mis oídos.
Cuando Olivia termina, doy un paso adelante y tomo su mano en la mía. Ese
idiota de contabilidad está a punto de saber con certeza a quien le pertenece ella.
—Tengo un anuncio familiar, en realidad. Bien podría sacarlo todo, desde que no
tengo nada que ocultar. —Sonrió a Olivia, quien luce como si esta lista para
asesinarme—. Los rumores son verdad. Olivia y yo estamos saliendo.
Maldita sea. Todo acerca de esta mujer es duro e implacable. Lo que necesito
conseguir es que se afloje y se relaje. Está demasiado apretada. Necesita aprender a
detenerse y oler las rosas de vez en cuando. Trabajo a un lado, eso se convierte en mi
siguiente prioridad.
Además, todavía tengo que encontrar como ganare la apuesta que hemos hecho.
Sólo tres días más para conseguirla húmeda, desnuda y rogando para mí… y al igual
eso, se mueve a la parte superior de mi agenda.
***
Está tecleando, y cuando me aproximo, sus dedos de repente paran y sus ojos se
elevan a los míos.
—¿Cómo puedo ayudarle?
Casi me rio. Es tan formal. Ella y Olivia están definitivamente cortadas por el
mismo patrón; puedo ver porque son tan buenas amigas.
—Necesito hablar con usted sobre Olivia —digo, y la frente de Camryn se arruga.
Cruza por mi mente que tal vez ella no quiera ayudarme. Decido poner todas mis
cartas sobre la mesa y ver su mi franqueza le hace morder.
Bajo mi voz y me inclino más cerca. —Sabes todo acerca del contrato
matrimonial, ¿verdad?
—Sí, y no le ayudaré a tratar de convencerla, si eso es por lo que está usted aquí,
Olivia es una chica grande, y puede tomar su propia decisión.
—¿Por qué Olivia se opone a esto? Odio ser tan arrogante, pero la mayoría de las
mujeres dejan caer sus bragas a mi menor interés.
—Así que, ¿cuál parece ser el problema, donjuán? —Cambia su peso en el asiento,
mirándome con una expresión divertida. Está disfrutando de mi desesperación
demasiado—. Nunca imagine que Noah Tate, el legendario dios del sexo, tendría
ningún problema seduciendo a una mujer.
Me eché a reír a pesar de mí mismo. Estamos en una poblada área de trabajo con
personas sentadas al alcance del oído, y ella está discutiendo de mi polla como si
estuviéramos recogiendo muestras de la alfombra.
—Por mucho que me duela decir esto, dejemos fuera mi polla y vamos al tema en
cuestión.
Camryn toma un segundo para pensar. —Trabaja su culo toda la semana, lo cual
estoy segura sabes. Así que si está refiriéndose a los fines de semana, le gusta ver
comedias románticas y tiene un lado romántico secreto. Le gusta comprase un ramo de
peonias en el mercado de agricultores los sábados.
Mira a otro lado por un momento. —Bueno, no es una cosa, pero no creo que
quiera escuchar esto.
—Cuéntamelo todo.
—¿Olivia? —Mis ojos se abren—. ¿La misma Olivia Cane quien protesto de tener
el sueño de una gran boda?
—Exactamente. Siempre soñó con una boda grande y hermosa. En realidad es
muy blanda debajo de ese duro caparazón. Lo que su mamá y su papá compartieron
fue especial, y ella está en última instancia buscando la misma cosa. La boda perfecta.
El esposo perfecto.
—Bueno, sí.
Camryn parece no darse cuenta de la enorme bomba que acaba de dejar caer sobre
mí. No importa si conozco el color o cena favorita de Olivia. Ella quiere la única cosa
que nunca podré darle… un verdadero felices-para-siempre.
Mi corazón se hunde un poco. No importa lo bien que nos llevemos, no soy tan
tonto para pensar que podría reemplazar a su alma gemela. A menos que… trago saliva
mientras una ola de nervios me golpea. Santo matrimonio. ¿Estoy listo para eso?
—Una cosa más —le pregunto a Camryn—. ¿Porque no sale a citas alguna vez?
Desde el imbécil de un ex en la universidad no he visto a Olivia con otro hombre.
Olivia
7
Escargot es un platillo a base de caracoles proveniente de Francia.
Talentosa, exitosa, hermosa, con agudo instinto en los negocios… ella es
exactamente la clase de mujer que yo me esfuerzo por ser. Lo que sólo hace el
prospecto de intentar impresionarla mucho más estresante.
—¿Llegó aquí temprano? Ahora parece como si hubiéramos llegado tarde —siseo
entre dientes.
—Relájate, Copo de Nieve —murmura Noah mientras saca la silla para mí.
—Así que, como estaba diciendo más temprano en el teléfono, Tate & Cane
actualmente está implementado un plan sólido para…
—Ah, seguramente los negocios pueden esperar hasta después del plato principal.
—La señorita Osbourne, o Estelle, como nos ha dicho que la llamemos, interrumpe
con una sonrisa que dice que está claramente acostumbrada a salirse con la suya—.
¿Durante cuánto tiempo han estado juntos?
—Uh…
—Que dulce. —Estelle sonríe tontamente, mirando entre ambos con curiosidad.
—De hecho, eso me recuerda una historia de cuando nuestras familias pasaban
juntas los veranos…
Oh Dios, aquí viene. Noah hace uso de una de sus armas secretas: una anécdota
tierna sobre cómo una vez él salvó un cachorro de ahogarse en la bahía Shinnecock. Es
un cuento viejo, embellecido salvajemente a lo largo de los años, garantiza que las
mujeres se desmayen y las bragas se desintegren.
Estelle suelta verdaderas risitas. —Tú y yo sabemos que soy demasiado vieja para
que sea así. Ella sólo era una niña cuando yo nací. Pero aprecio el intento de halago.
—¿En serio? Habría jurado que no era así. —Él le lanza una sonrisa de mil watts.
—Detente —dice ella con un deje tímido que le dice que no haga semejante cosa—
. Pero me sorprende que conozcas ese nombre en absoluto. ¿Es un estudiante de la
moda, señor Tate?
—Debes ser más cuidadoso con esa boca impertinente tuya —dice ella,
regañándolo juguetonamente.
Al menos sé que no me estoy desquiciando en esto, pero odio que las gracias de
Noah y Estelle sean tan visibles. Con la forma en que lo llevan, cualquiera asumiría
que eran viejos amigos… o incluso una pareja. Yo soy el mal tercio. Mis únicos
acompañantes son una copa de vino vacía y los primeros rastros de un dolor de cabeza
próximo.
—Siento eso —le digo al mesero—. Sí, por favor vaya y tráiganos el menú de
postres. Y también el menú de cocteles. Gracias. —Debo conseguir tiempo para volver a
encauzar esta cena…
Ellos han cubierto un amplio rango de temas, desde su barra de sushi favorita
(comparten la misma) hasta los mejores hoteles de las Vegas, hasta la caída del
mercado de valores el año pasado (que Calzado Parrish sorteó bastante bien, gracias al
pensamiento progresista de Estelle), pero nada que ver con asegurar el negocio. Sin
hechos concisos, sin argumentos persuasivos, sin reconocimiento de la maldita razón
por la que vinimos aquí esta noche.
Hasta ahora, yo no he conseguido emitir una sola oración del discurso de ventas
que pasé tres horas preparando. Sin mencionar que la forma en que él está
coqueteando con ella me hace querer vomitar. ¿No se supone que somos novios?
Porque Noah, demonios, no ha estado interpretando el papel.
No podemos marcharnos esta noche hasta que tengamos una firme idea de si
Parrish está o no con nosotros, lo que significa que tengo un camino malditamente
largo por recorrer. Y lo primero que necesito hacer es cruzar una palabra con mi
querido y dulce novio. Preferiblemente en algún lugar privado, donde nuestro cliente
no pueda escucharme arrancándole las pelotas.
—¿Qué demonios crees que estás haciendo? —gruño, intentando mantener baja la
voz a pesar de arder de furia.
Noah parpadea con sorpresa. Luego una sonrisa de suficiencia empieza a aparecer
en su cara. —No me digas que estás celosa de que le preste atención a otra mujer. Eso
es muy lindo. No te preocupes, Copo de Nieve. Tú eres la única chica para la que
tengo ojos.
Lo corrijo con furia apenas controlada. —No intentes coquetear para salirte de
esta, imbécil egocéntrico. No podría importarme un carajo a dónde van tus ojos. Estoy
molesta porque estás haciendo lucir nuestra relación como una broma, y no aprecio ser
el chiste. ¡Prácticamente estabas lamiéndole la salsa béarnaise de los dedos!
Otro mesero pasa. Este luce divertido. Realmente no lo culpo… lucimos muy
ridículos, un par de miembros de la alta sociedad vestidos de punta en blanco y
riñendo afuera de la cocina.
Aprieto los dientes. Ya estoy lo bastante humillada y enojada para que todo
sencillamente me haga sentir peor.
Noah se mofa de mí. —Oh, vamos. Se llama red de contactos. Engrasar las
ruedas. Ella sabe que no es nada serio. He hecho esto un millón de veces.
—¿A quién le importa una mierda lo que él piensa? Ella es la que tiene el control
del dinero. Ella es a quien estamos aquí para impresionar.
—No, claramente no, porque de otra forma estarías escuchando con atención
ahora mismo.
Él lanza las manos al aire. —De acuerdo, bien. Estoy escuchando. Sólo explica
cuál es el problema.
Inhalo una respiración profunda a través de la nariz, intentando calmarme lo
suficiente para poner mis pensamientos en orden. —Déjame que lo deletree para ti. Tú
eres el que dio mucha importancia a que hiciéramos una buena representación,
mantuviéramos las apariencias, hiciéramos lucir real nuestra relación. Y ahora estás
actuando como el mismo gigolo que siempre has sido. Excepto que, ahora, estoy aquí
para recibir el daño colateral, y es vergonzoso. Me faltas al respeto.
—¡No importa! Tu intención no cambia los resultados. Tal vez nunca se te ocurrió
que yo tendría un problema con tu mierda. Puedo darte ese beneficio de la duda. Pero
estoy aquí parada ahora, diciéndote cómo me siento. Así que, por favor, basta ya.
Él se cubre la boca con una mano, bajándola con fuerza, y deja escapar un suspiro
alto y agobiado. —Yo… no lo vi de esa forma. Sólo estaba intentando atraer al cliente.
Como siempre lo hago.
—En mi vida, ¿eh? —Me considera con una expresión que no puedo leer del
todo—. Entonces eso va en ambos sentidos, supongo. ¿Yo también estoy en tu vida?
Ahora puedo leer su cara… los primeros titileos de esa familiar sonrisa pecadora.
Estira la mano y al principio pienso que me va a tomar por la barbilla. Pero entonces
solamente pasa el dedo por mi cuello, esa franja larga de piel expuesta, hasta la curva
de mi hombro. No puedo evitar estremecerme.
Él se inclina más cerca y pregunta—: ¿Estás segura que no estabas para nada
celosa?
Mis dos copas de vino me han bajado la guardia. Esa es mi excusa del porqué, en
lugar de decirle que se calle, admito—: Tal vez un poquitito. —Entonces recupero mis
sentidos y añado—: Pero eso no cambia mi punto original.
Ruedo los ojos en un intento para dejar de mirar fijamente los suyos. —Vamos, no
me des esa mirada. Sabes el efecto que tienes sobre las mujeres.
—Si quieres, puedo tomar mi turno primero. —Antes que pueda detenerlo, Noah
empieza a enlistar mis puntos a favor—. Eres la persona más inteligente y más
diligente que he conocido. Observarte trabajar es increíblemente ardiente; en tu
elemento, serena y confiada, la forma en que tus bonitos ojos azules destellan cuando
estás a punto de destrozar a algún pobre mequetrefe. No puedo evitar preguntarme si
eres tan fiera e incansable y creativa en la cama. Eres honesta hasta la exageración…
¿Tu cuerpo también es honesto? ¿Llevas el placer en la mano? ¿O intentarías
contenerte, hacerme esforzarme por él? Créeme, estoy dispuesto a aceptar el desafío.
Sus palabras me dejan sin aliento de golpe. ¿Qué demonios acaba de suceder? ¿Y
por qué tiene que hacerme cosquillear de la peor forma?
Las palabras mitad halago, mitad charla sucia golpean un punto débil que ni
siquiera sabía que tenía. O tal vez sólo siento esto porque es Noah el que está diciendo
esas cosas tan dulces, sucias, mirándome tan fervientemente. Su voz ronca se suaviza y
me calienta, y repentinamente me siento expuesta. Al descubierto. Pero no de forma
mala, no como una pesadilla de estando desnuda en la reunión importante, porque sé
que Noah nunca me lastimaría. Él nunca se aprovecharía de mi vulnerabilidad.
O tal vez lo haría, pero sólo en formas que yo deseo secretamente.
Noah toma mis manos, gira mis palmas hacia arriba en rendición, sus pulgares
frotan ligeros círculos sobre la suave piel bajo mis muñecas. Cuando no puedo reprimir
el estremecimiento que me recorre, él sonríe como un lobo. Oh, él vio esa reacción,
muy bien. Él sabe exactamente lo que está haciendo, y yo lo odio y lo amo.
—Y haría prácticamente cualquier cosa para poner mis manos sobre tu increíble
cuerpo —continua sin piedad—. Nunca he visto una mujer más perfecta… cada
centímetro de ti, culo firme y tetas voluptuosas y piernas hechas justo para envolverse
alrededor de mi espalda. Besarte la otra noche no fue para nada suficiente. Me
encantaría observar tu expresión cambiar mientras embisto dentro de ti. Observarte
ceder el control, apagar tu cerebro y sólo sentir.
—Ey, así no es cómo funciona esto. Halagos, no insultos. Créeme, ya tengo una
idea bastante buena de cuáles piensas que son mis puntos malos.
—Eh… —Trago—. Tú también eres bastante genial, pero en una forma diferente.
Bueno con la gente, las palabras y esas cosas, en lugar de números y estrategia.
De alguna forma, sí. Pero su mandíbula esculpida, labios carnosos y penetrantes ojos
oscuros son lo que hace sus palabras verdaderamente embriagadoras. Y el hecho de
que aún no me ha soltado las manos.
—Tú te haces cargo, y a veces odio eso, pero a veces… es agradable tener un
descanso.
Retrocedo a terreno seguro y familiar. Palabras rudas, algo que pueda negar
después como sólo una broma. —¿Estás intentando hacer que admita que tienes un culo
lindo?
Pero cuando su única respuesta es una risita sedosa y oscura, me doy cuenta de mi
error. Él no se dejó engañar para nada (¿Por qué creí que lo haría?) y ahora me he
arrinconado yo misma. Literal y figurativamente. Mientras yo hablaba, Noah
lentamente se inclinaba más cerca, poco a poco, hasta que apenas puedo sentir el
cosquilleo de su respiración.
Noah se inclina incluso más cerca, deteniéndose a punto de hacer contacto. Casi
puedo sentir el rozar de sus labios contra los míos, y mi estómago se aprieta del deseo.
Él es todo mío. El pensamiento espontáneo se encaja con fuerza en una parte animal
de mí que nunca me di cuenta que tenía.
En llamas, acuno la protuberancia a través de sus pantalones, deseando reafirmar
el control y demostrar mi poder sexual. Pero ese fue un gran error… énfasis en
el gran. Sentir lo impresionantemente acerado y duro que está sólo me hace incluso
más desesperada. Gimo y lo aprieto en la palma de mi mano.
Yo suelto una risita, sintiéndome casi ebria de lujuria. —¿Estás seguro que
es nuestro problema y no sólo tuyo?
Quiero explicarle que este vestido no funciona con un sostén. Quiero decirle que se
calle y me folle. Pero todo lo que puedo hacer es temblar ante las chispas de sensación
que se disparan desde mis pechos directamente hasta mi clítoris.
Sólo puedo observar, desesperada, mientras besa mis pechos y dejo escapar
gemidos impotentes.
—Y tan sensible. —Se mueve al otro, dándole un beso húmedo que termina con
un audible sonido de succión. Me levanta la falda y pasa los dedos a lo largo del centro
de mis bragas—. Justo como pensé —murmura—. Muy mojada para mí.
Abro la boca para discutir, pero Noah elige ese momento para besarme de nuevo.
Entonces levanta el costado de mis bragas y sus dedos se deslizan en el interior.
Sin tantear ahora, sin tontear, sin molestar… él sabe exactamente por qué me estoy
muriendo. Un dedo largo me separa, acariciándome, poniendo justo la cantidad
precisa de presión sobre esa protuberancia hinchada. Murmuro con un gemido
ininteligible. La lengua de Noah continúa trabajando contra la mía. Luego dos dedos
hábiles se curvan en mis profundidades y la parte baja de su mano frota mi clítoris
hinchado y anhelante. El calor se eleva en mi centro y me ahogo con un grito de
alivio. Sí…
Noah gruñe con posesiva satisfacción. —Eso es lo que me gusta oír, nena. Este
coño es mío ahora, y ambos lo sabemos. Voy a encargarme muy bien de mi esposa…
—Joder… Noah… —gimo, girando las caderas con fuerza contra su mano. Estoy
agonizantemente cerca. Sólo unos segundos más…
Oh Dios mío. Esa es la voz de Estella. Nuestra clienta está parada a menos de un
metro de distancia, y la mano de mi estúpido y sexi novio está aún bajo mis bragas.
—Somos Noah y Olivia —dice Noah, logrando una voz perfectamente casual—.
Sólo teníamos unas cuantas cosas de qué hablar.
Después de una pausa de paro cardiaco, finalmente escucho que sus pisadas se
alejan.
Noah me dirige una mirada de ey, no es justo. —Me dijiste que no moviera mi…
Soltando risitas, se retira. —Creo que esa es la primera vez que una mujer me ha
dicho eso alguna vez.
—Si quieres escuchar cosas peores, puede arreglarse. Ahora, súbeme la cremallera.
Recupero mi bolso del rincón, me paso el cepillo de viaje por el cabello unas
cuantas veces, luego empiezo a limpiarme los labios. Mientras aplico una capa fresca
de labial, noto que Noah aún no se ha movido de su lugar. Se ha enderezado la corbata
y vuelto a abotonar su chaqueta, pero aparte de eso, tan sólo ha estado esperando
pacientemente por mí.
Al menos podría tener la decencia de lucir avergonzado por tentarme a este desastre…
—¿No te vas a lavar las manos? —le espeto. Después de todo, una de ellas estuvo
enterrada en mí ya-sabes-qué hace un instante.
Con una sonrisa malévola, levanta esa mano a su nariz y se huele exageradamente
los dedos, inhalando mi esencia, y mi cara se pone de un rojo brillante.
—Uh, dulzura…
Lo miro. —¿Qué?
Él suelta una profunda respiración lentamente por la nariz. —Si salgo allí afuera
así, me arrestarán por indecencia.
Él aprieta los ojos y respira hondo otra vez. Cuando sus ojos se abren de nuevo,
luce ligeramente más compuesto. —Andando.
Claro, Noah puede ser injustamente atractivo… y ahora sé que también es bueno
con sus manos, además de ser un besador habilidoso, pero aun así necesito permanecer
helada en esto. Él es un mujeriego arrogante, presumido, inmaduro que no se toma los
negocios con la bastante seriedad.
Pero el dolor insatisfecho entre mis muslos es casi demasiado de soportar. Esta
cena definitivamente calificará como la tarde más larga de mi vida.
Traducido por Watson
Noah
—Bueno, eso fue bien —digo mientras maniobro mi elegante Tesla negro fuera del
estacionamiento subterráneo. Le doy al acelerador un modesto golpecito y volamos
por la calle.
Me siento de tres metros de alto, tan engreído como puedo estar, y nada me
importa una mierda ahora mismo. Ni siquiera la forma en que mi polla está punzando
como una jodida, puede arruinar mi buen humor.
—Puede que nunca vuelva a lavarme esta mano. —Sonrío y hago un gesto lascivo
con mis dedos.
Ella me da la espalda con un bufido y mira por su ventana en silencio el resto del
camino a casa.
Cuando llegamos, el penthouse está oscuro y silencioso y mis hormonas aún están
embravecidas. Olivia deja su bolso y teléfono celular en la mesita de entrada, luego se
gira, dándome la espalda.
Pero suena un tanto insegura, y eso es todo lo que necesito. Eso me dice que sólo
es una cuestión de tiempo hasta que yo consiga lo que deseo. Y lo que deseo es su
coño estrecho envuelto alrededor de mi miembro, donde pueda embestirlo durante
horas. Días, incluso.
—Estabas muy cerca antes. Podía sentir tu coño aferrando mis dedos, ese pequeño
clítoris hinchado pulsando al ritmo de cada latido. Estabas a punto de correrte —
susurro.
El calor de mi aliento envía una erupción de escalofríos por su nuca. Conozco bien
el cuerpo de una mujer, cómo leer todos los signos y señales, y todo en Olivia está
atronando que ella necesita ser follada. Desvestida, colocada sobre la cama, y venerada
como la diosa que es.
—¿Qué haces para divertirte, Copo de Nieve? No todo puede ser sobre trabajo. A
veces desahogarse es algo bueno.
—Para todo hay una razón. —Endereza su postura. —Y está es nuestra temporada
para aplicarnos y enfocarnos en los negocios, no en jugar a meternos mano. Estoy
segura que ese es un concepto desconocido para ti, pero…
—Créeme, soy mortalmente serio sobre Tate & Cane. Pero los negocios son para
el día laborable. Después de horas de trabajo es tiempo de juegos. Y en caso que
fallaras en notarlo… —Paso la punta de un dedo por su columna, deteniéndome ante
la cinturilla de sus bragas. —Está oscuro afuera. Y somos dos adultos en edad de
consentimiento.
Me paso los dedos a través del cabello y soplo un suspiro frustrado. Durante un
segundo, no sé si estoy frustrado porque estoy caliente y desquiciadamente atraído a
ella, o porque ella está haciéndome imposible ganar nuestra apuesta.
No. Al diablo con eso. Es sólo porque la deseo. Deseo tomarla en mis brazos y
entender que realmente podríamos tener algo aquí. Ella es tan malditamente
obstinada. Y su sueño secreto de una boda romántica… puede que yo no sea su
primera elección, pero al menos quiero encontrarla a mitad de camino, como más que
amigos. Sólo tendré que encontrar una forma de sacar esto adelante y mantener a
todos felices.
Por ahora, entro al baño y cierro la puerta detrás de mí. No la cierro con seguro…
sólo en caso que haya una remota posibilidad de que Olivia cambie de opinión. Me
desabrocho el cinturón y me bajo los pantalones de un tirón, lo suficiente para liberar
mi pene anhelante. Entonces me rocío algo de su loción aromática en la palma y
empiezo a frotarme.
Recuerdos de esta noche en el baño del restaurante destellan por mi mente como
un sueño erótico. Dios, ella estaba tan lista después de sólo unos minutos de manoseos
y besos. Sus pezones erectos estaban apretados en pequeñas protuberancias, y cuando
succioné y lamí, se pusieron como piedra contra mi lengua. Ella sabía tan dulce y
hacía los mejores gimoteos jadeantes que hubiera escuchado.
Y entonces cuando deslicé mis dedos dentro de sus bragas… esperaba a medias
que ella me dijera que me detuviera, sólo que no lo hizo. En su lugar, separó aún más
sus pies en tacones. El movimiento más diminuto posible, pero yo estaba tan
sintonizado con ella, que lo noté. Ella deseaba que yo la tocara. Lo anhelaba tanto
como yo. Ella era cálida y húmeda, dulce, sedosa perfección. Y cuando deslicé dos
dedos en su interior, casi me corrí justo entonces. Su coño estaba tan estrecho, sujetó
mis dedos y los succionó, ansiosa porque yo la follara.
***
—Por supuesto. Esto va a ser grandioso. Vamos. —Tiro de ella hacia Rosita y la
cumpleañera, María.
Me dejo caer sobre una rodilla enfrente de ella. —Vaya. Treinta y seis hoy, ¿eh?
Ella sacude la cabeza, sus trenzas se agitan salvajemente. —No. ¡Tengo siete! —
presume.
—Ah, siete. Bueno, feliz cumpleaños. —Le dirijo un guiño y ella arruga la nariz.
Definitivamente aún está en la edad en que los niños resultan repugnantes—. Es un
vestido muy bonito el que traes puesto hoy.
Ella mira hacia su vestido rosa intenso con costuras decorativas color mandarina.
—Gracias. Mi mami lo hizo. —Le sonríe a Rosita.
Cuando me pongo de pie, le doy a Rosita un abrazo. —Todo luce genial. Gracias
por invitarnos.
—Por supuesto, mi amor. Gracias por venir —nos dice tanto a mí como a Olivia.
Era un viaje de una hora hasta Jersey, pero bien lo valía.
—Por favor, diviértanse. Hay mucho que comer, y las bebidas están adentro.
Sacudo la cabeza. —Por supuesto que traje un regalo. ¿Qué fiesta de cumpleaños
está completa sin una gran pila de regalos?
La sonrisa de Rosita decae ligeramente. —Las cosas están un poco ajustadas ahora
mismo. Este año hice los regalos de María yo misma.
Olivia se remueve incómoda junto a mí. Incluso con toda la tensión sexual que
zumba entre nosotros, aún tenemos un trabajo que hacer. Y eso nunca antes ha sido
tan evidente como ahora.
Ella asiente. —Me muero de hambre, en realidad, pero no estoy segura. —Frunce
el ceño mientras mira los coloridos platillos de comida humeante.
—¿Qué pasa?
—Vamos, te ayudaré. La primera vez que vine aquí, mordí un burrito y derramé
su contenido por todos lados. Lucía como si un bebé me hubiera cagado sobre la
camisa de Armani. No podíamos dejar de reír.
Llenamos nuestros platos con carnes marinadas, cebollas asadas, arroz, frijoles y
tortillas. Luego regresamos por una segunda ración de nuestros platillos favoritos.
Olivia me impresiona con su apetito sano y espíritu aventurero.
Puedo notar que se siente fuera de lugar en sus sandalias de seiscientos dólares,
blusa de seda y reloj de pulsera incrustado de diamantes. Aún no estoy seguro de por
qué no se puso algo menos formal. ¿O este es el atuendo más casual que tiene en su
armario? Tal vez sencillamente es incapaz de vestirse informal; siempre está pulcra de
la cabeza a los pies, el epítome de la belleza sofisticada. Ciertamente no me quejaré.
Ella y yo no crecimos así, con fiestas de jardín informales y platos de papel y latas
de cerveza Sauza. La vida de lujos definitivamente tiene sus ventajas, pero de tener que
elegir entre beber el mejor escocés a solas y beber cerveza barata entre risas amigables,
yo elegiría esta sensación cálida de familia cada vez.
—Ahora necesitamos unas Cubas libres. —Me dirijo adentro, manteniendo una
mano sobre su espalda baja para asegurarle que no la dejaré para que se las arregle a
solas.
—Sí, pero es Coca mexicana, hecha con azúcar real, no esa mierda falsa de sirope
de maíz, y el ron… Diablos, espera hasta que lo pruebes.
Lleno dos vasos con hielo y luego la mezcla de ron y Coca que Rosita ha
premezclado de antemano en una jarra.
—Salud. —La miro desde arriba y toco el borde de mi vaso con el de ella.
—¿Ah? —pregunta.
—Noah… —Se mordisquea el labio inferior—. Sabes que esto podría ni siquiera
funcionar, ¿verdad? —Su tono es sombrío.
Olivia mira hacia el piso. —Sólo que aún no estoy lista para eso.
—Percibí eso… pero podrías intentarlo. —Me inclino más cerca, dejándola sentir
el calor de mi cuerpo, mi altura cerniéndose sobre ella.
—¿Intentar?
—Sí, intentar.
—¿Y cómo propondrías que haga eso? —está haciendo su mayor esfuerzo para
sonar confiada, pero su tono se ha vuelto tembloroso.
Bajo mi boca hacia la suya, sintiendo la calidez de su respiración flotar sobre mis
labios, mi miembro empieza a hincharse, cuando un grito alto atraviesa el silencio.
Las lágrimas caen de los ojos de María mientras unos sollozos silenciosos le agitan
el pecho.
Traerla aquí hoy no fue un error. No hace falta decir que gente como Rosita y esta
niñita son una de las razones principales por las que Olivia y yo tenemos que seguir
adelante con esto.
Olivia
Querido Dios, ver a Noah con Rosita, e incluso, ¿con la pequeña María? Siento
mis ovarios derretirse.
Noah
Olivia está siempre tan arreglada, con faldas y blusas a medida, cuidadosa de pies
a cabeza. Sólo me dan ganas de desordenarla y ensuciarla. Actúo como si no la notara
en su ropa de negocios, pero por supuesto que me afecta. Sólo soy un hombre. Un
hombre que ha tomado al parecer un voto de celibato desde que comenzamos fingir
estar saliendo, o lo que sea que estamos haciendo.
Dios, ¿qué estamos haciendo? Cualquier noche del viernes normal, estaría fuera
con Sterling buscando chicas. En vez de eso estoy sentado en casa en pantalones de
chándal con una cerveza y mi tablet, haciendo cosas que nunca hago, como buscar la
genealogía de mi ascendencia familiar y leer artículos al azar en CNN. Es gratamente
relajante.
¿Y el ajustado Henley que abraza las curvas de ella, con los pequeños botones
recorriendo entre sus pechos? No me refiero a esos pequeños botones. Quiero deshacer
hasta el último, desnudarla y mordisquear mi camino desde el primer redondo, pecho
alegre al otro.
—¿Qué debemos hacer para la cena, Copo de Nieve? —digo hacia el comedor,
donde está tecleando, ocupada en su portátil.
—Oh, bueno, no tienes que quedarte en casa y atenderme. Puedes salir o lo que
sea.
Se muerde el labio mientras dice esto, sin embargo, y algo en mí sabe que se
enojaría si saliera sin ella. Maldición, me siento de la misma manera. Hay una cierta
paz al trabajar duro con ella durante toda la semana, y ahora relajarnos juntos.
—Hmm, no sé. —Me froto la barbilla—. Creo que esa es la verdadera prueba de
un matrimonio, ponerse de acuerdo sobre los mismos ingredientes de la pizza.
—Alcachofa— le digo.
Ella se ríe. —Por supuesto. ¿Por qué no? La variedad es el sabor de la vida.
Tal vez de eso se trata el matrimonio, no estar de acuerdo en todo, pero aprender a
ceder.
Asiento de acuerdo. ¿Quién sabe? Las alcachofas no son del todo malas.
—Ten. —Le doy una servilleta para la mancha de salsa en su labio inferior.
Cada uno disfruta de una segunda rebanada y el silencio cómodo que se instaló
entre nosotros. Cuando terminamos, tomo los platos a la cocina y vuelvo a la sala.
Olivia se lame el dedo pulgar, apoyando la espalda en el sofá.
Antes de que me vuelva jodidamente blando, decido cambiar el tema a algo más
ligero.
—Así que... —Me acerco más—. Este período de prueba, estar juntos, y todo esto
¿qué piensas hasta ahora?
—No ha sido tan malo como lo que hubiera imaginado. —Su voz es suave, y está
mirando hacia abajo a sus manos.
Las palabras de Camryn, acerca de que Olivia quiera más, que se enamore y
pierda la cabeza, resuenan ruidosamente. Puede que no sea capaz de darle todo, pero
sé que puedo ser un buen Co-Director General, un buen amigo y un buen amante. Si
me lo permite.
Tal vez eso no sea suficiente, pero es lo que tengo que ofrecer.
—Más cerca.
Se inclina hacia adelante hasta que nuestros labios están a pulgadas de distancia y
su cálido centro se encuentra a ras de mi ingle.
Agarro sus caderas y la coloco sobre la dura elevación en mis pantalones. —Si
deseas montar esto, quitar toda la frustración del trabajo al retorcerte sobre mi polla,
me apunto.
—¿Y que ganes nuestra apuesta? De ninguna manera. —Ella niega con la cabeza.
—Está bien, entonces, declaremos empate, porque ya rompimos esa regla de
primera base cuando tuve mis dedos en tu delicada flor en el restaurante.
—En realidad, sí. Creo que a pesar de ese acto de chica dura eres realmente dulce,
tierna y suave en el interior.
Olivia
Todo nuestro edificio vibra con actividad. Incluso con la puerta cerrada de mi
oficina, puedo oír los constantes murmullos de conversación y pisadas rápidas y el
sonido de teléfonos. Me gusta ese sonido blanco; me ayuda a entrar un ritmo
productivo, y me dice cuánta gente trabaja arduamente junto conmigo.
Considero enviarle un correo por tercera vez, entonces mejor decido no hacerlo. El
tiempo de fastidiar ya pasó. Quiero que él mismo se explique en persona. Tal vez
Noah tenía razón sobre él todo este tiempo.
Él toca mi puerta cinco minutos después. Harrison está en sus veintes, y estoy
segura de que muchas chicas lo encuentran atractivo. Pero para mí, él no tiene nada
especial. El tipo de chico que la gente ve en la calle todos los días y ni siquiera lo
recuerda. Buen trabajo. Un atractivo discreto. Inteligencia promedio. Nada del ingenio
o encanto de Noah.
Cuando Harrison entra, cierra la puerta de mi oficina. ¿Sabrá que está a punto de
ser reprendido? ¿O sólo quiere algo de privacidad para intentar otra cosa conmigo?
Debí imaginarlo. —¿Hay alguna razón por la que no has terminado el trabajo que te
pedí ayer? —le preguntó, fríamente.
—Si puedes llegar tarde, tomar descansos de dos horas para comer, e irte
temprano todos los días, puedes tomarte quince minutos para enviarme un reporte que
te pedí dos veces. —Regreso la pantalla a su posición—. Dada la crisis actual de la
compañía, la mayoría de la gente en tu nivel de gestión ha estado trabajando horas
extras últimamente. No te pediré que hagas lo mismo, porque respeto las vidas
personales de mis empleados, pero si deseas seguir recibiendo un salario de tiempo
completo, tendrás que cumplir con tu horario. ¿Le quedó claro, Sr. Ridgefield?
Con los ojos como platos, se lame los labios nerviosamente. —S-sí, señora.
—Y la próxima vez que no puedas terminar algo a la velocidad que necesito,
deberías decirme para que encuentre a alguien que sí pueda. No te limites a dejar mis
mensajes se queden sin respuesta en tu bandeja de entrada mientras me pregunto qué
demonios está pasando en tu departamento.
—Sí, señora —repite—. Así lo haré. Lo siento. Tendrá su reporte antes de que
acabe el día.
Él se gira y empieza a alejarse. Pero al último segundo, con una mano sobre la
perilla, hace una pausa para mirar hacia atrás.
Con mi presión sanguínea ya alta, reprimo una rabieta cuando veo un nuevo
mensaje en mi bandeja de entrada del correo electrónico. Es Camryn, la nueva jefa del
nuevo equipo de redes sociales de Tate & Cane, ofreciéndome que contrate uno de sus
“diez mejores opciones” de consultores especializados en capacitación.
Un minuto… tal vez sí tengo una idea de qué va esto. Noah y yo volvimos a visitar
el tema de entrenamiento de las redes sociales hace un par de días, pero creo que no
tomamos una firme decisión al respecto. Esa discusión solamente era una lluvia de
ideas… ¿cierto? Evidentemente él no lo vio de esa forma.
Suena seis veces antes de que Noah me conteste fríamente—: ¿Sí, querida? —
Puedo oír motores de autos y ráfagas de viento en el fondo; ya debe estar regresando.
—Desde que necesitamos contratar algunos. Y desde que su equipo está, la última
vez que comprobé, a cargo de los asuntos de las redes sociales.
—Sabes lo que quiero decir. ¿Por qué le diste luz verde a un proyecto del que
nunca terminamos de hablar? ¿Por qué le dieron más importancia a esto que a mis
otras tareas? ¿Y por qué ella está a cargo de él y no yo?
Noah hace un sonido de incredulidad que se parece mucho a una carcajada. —¿Es
en serio? ¿Quieres ser una cazatalentos?
—¿Por qué no? Es una decisión importante. ¿Por qué te ríes de mí?
—Por supuesto que no —jadeo—. ¿Cómo puedes siquiera decir eso? Es mi mejor
amiga.
—Papá siempre me dijo que la mejor manera de hacer algo bien es haciéndolo tú
mismo.
Otro sonido de incredulidad, este era más como una burla descarada. —Increíble.
Eres una controladora compulsiva.
—Sólo tranquilí… —Alguien hace sonar su claxon y Noah maldice por lo bajo—.
Mira, no puedo hablar en este momento. Llego en quince minutos y podemos discutir
esto.
Mi tiempo está por terminarse, y sigo sin estar cerca de averiguar si Noah y yo
funcionaremos como una pareja de casados. Seguro, hemos compartidos algunos
momentos tiernos, y otros muy calientes también.
Hubo algunos de estos dos en la fiesta de cumpleaños de María este fin de semana.
Al principio, me sentí como si estuviera metiéndome en una reunión familiar privada.
Después de todo, no me habían invitado exactamente. Sólo era la novia de Noah… ¿y
quién lleva una cita a una fiesta de niños?
Sin embargo Noah me había tranquilizado, y todos me recibieron con los brazos
abiertos. Algo del carisma de Noah debió habérseme pegado. Aunque no me hacían
falta los guiños de felicitación de Rosita.
Una vez más presencié el cariño que una madre le daba con orgullo a su hijo. En
definitiva Noah era parte de su familia. Él se decidió a ponerse al día con todas las
personas de la fiesta, no sólo el típico “¿cómo va el trabajo?” para romper el hielo, sino
preguntas específicas como “¿ya le quitaron el yeso de la pierna a tu sobrino?” o “¿Te
dieron el ascenso que planeabas pedir?”. Obviamente se esfuerza en recordar los
detalles de sus vidas.
Pero tal vez eso no sea tan sorprendente. Aunque a veces Noah pudiera ser
egocéntrico, es una persona real. A veces esa facilidad de palabra me pone celosa…
cuando no me vuelve loca como a todos con los que interactúa. Siempre está cómodo
en su propia piel, tan a gusto en cualquier situación. Se veía tan natural con short y un
tonto sobrero de papel, jugando a las peleas con los niños en el jardín enlodado, como
cuando usa un traje de tres piezas hecho a la medida en una comida de negocios.
Está bien, así que Noah es un hombre decente. Incluso uno increíble. Pero, ¿eso
significa que tengo que abandonar mi sueño de enamorarme perdidamente algún día?
Empecé a salir con Brad en la universidad porque era guapo, venía de una familia
prestigiosa, y fue el primer chico que conocí que compartía mi gran ambición. Pero me
di cuenta demasiado tarde que su espíritu competitivo no estaba templado por algún
sentido de juego limpio. Todo ese privilegio con el que nació, tan asombroso como era,
seguía sin satisfacerlo. Se sentía con el derecho de más… por todos los medios
necesarios.
Era su padre la única persona por la que sentía lealtad. Todos los demás
existíamos para su propio beneficio. Y lo que lo hacía realmente peligroso era su
habilidad de disfrazar su egoísmo depredador. Usaba a sus inferiores descaradamente
porque sabía que podía salirse con la suya, pero les hacía la pelota a sus superiores y
manipulaba a sus colegas con tanta agilidad que nadie con el poder de detenerlo
quedaba atrapado en sus juegos.
Todavía odio admitir el tiempo que dejé a Brad usarme. Me convenció de que él
hacía su mejor esfuerzo por amarme y yo era la “difícil”. Me aferraba a las migajas de
afecto que racionaba para cuándo y solamente cuando quisiera algo de mí.
O eso pensé.
—Lárgate —gruño.
Brad, por supuesto, no se ve para nada asustado. Sabe con exactitud lo que siento
por él, y las razones. Pero nunca dejará pasar la oportunidad para hacerme quedar
como una bruja loca.
Es una lástima que no me importe cómo me veo. Todos en este edificio son leales
a mi familia; me puedo permitir lidiar con Brad primero y luego explicarme.
—Esta compañía aún le pertenece a las familias Tate y Cane. Aún no puedes
comprar un solo ladrillo de nuestro edificio, y hasta que ese día llegue, sólo estás
husmeando. Espera tu turno como todos los demás. —Ya es malo de por sí que WBB
fuera permitido… y no tengo una sangrienta historia personal con ellos.
Suelto un bufido audible. Si alguna vez fui frígida, ¿de quién cree Brad que fue la
culpa? Debió haber buscado “juegos preliminares” en el diccionario alguna vez.
Con una punzada de satisfacción infantil, noto que la recepcionista ahora ve con
sorpresa a Brad y no a mí. Entonces me avergüenzo de mi mezquindad. A esto me
reduce Brad. Un minuto en su presencia y me he rebajado a su nivel. Como si los años desde
nuestra separación no hubiesen pasado.
—Tal vez quieras ser más cuidadosa con la forma en que me hablas, Olivia.
La amenaza abierta me asusta un poco. Pero no puedo dejarle saber lo mucho que
aún me afecta su voz venenosa. Fuerzo una carcajada, sabiendo que eso lo enfurecerá.
¿De verdad tiene algún truco debajo de la manga? Por un lado, no quiero ser
arrastrada a sus juegos mentales. Por el otro lado… siento curiosidad.
—Nada —contesta Brad antes de que pueda explicar nada, con tono ligero y una
sonrisa educada—. Sólo hablamos de trabajo.
—¿Ah sí? ¿Es por eso que pude oír a un hombre gritando desde el elevador?
—Y ya se iba —interrumpo.
Veo que un músculo de la quijada de Brad se contrae, pero continúa hablando con
Noah como si yo no hubiese dicho nada.
—He oído de ti, Noah. El hijo del difunto Bill Tate. Ustedes parecen haberse
juntado un poco antes de que las noticias de las… dificultades de Tate & Cane salieran
a la luz.
—Para nada. Sólo comento un golpe da mala suerte. —Brad baja su voz a un
murmullo conspiratorio; aunque claro que no es lo suficientemente bajo para que no
escuche cada insulto—. En más que un sólo aspecto. Aquí entre nosotros, mi amigo,
no te envidio. Ella es tan excitante como una toalla mojada en la cama.
Noah abre los ojos como platos y su rostro se pone rojo. Por instinto, me echo
hacia atrás; nunca lo he visto así de enojado.
En un destello, Noah tiene a Brad contra la pared con un brazo torcido detrás de
su espalda. Y yo sólo puedo quedarme ahí viendo, paralizada por la sorpresa.
Traducido por Mariela
Noah
Él deja escapar un gruñido y resopla—: ¿Qué demonios? ¿No has oído quién soy?
—Sé exactamente quién eres. Tú eres el pene de lápiz en el que Olivia invirtió
años, sólo para descubrir el niño egoísta que eres.
Tira contra el agarre que tengo sobre él. No, no vas a ningún lado, amigo.
—Ahora discúlpate con ella, con la promesa de que nunca dirás nada como eso de
nuevo, y voy a pensarlo sobre dejarte ir.
—Carajo —gruñe.
—Rosita —digo en voz alta. Ella está pasando con su carrito lleno de entregas—.
Llama a seguridad. —Asiente una vez y se escabulle. Giro el brazo de Bradford con
más fuerza, y más arriba de su espalda, luego lo inclino bien y cerca—. Dije que te
disculpes.
Sopla un profundo suspiro, su voz tensa por el dolor. —Lo siento, ¿está bien?
Cuando Olivia alza su nariz, niego hacia el pobre idiota. —Deberías saberlo mejor
al joder a una mujer tan poderosa.
—¿Estás bien? —Me giro para enfrentarla, corriendo mis manos en suaves
movimientos de arriba hacia abajo por sus brazos.
Me inclino y presiono mis labios en los de ella, necesitando borrar ese puchero.
Ella toma una respiración profunda y deja escapar el aire lentamente. —Es un
gran pendejo —murmura, sacudiendo su cabeza—. ¿Qué es lo que vi él?
Su tono gotea menosprecio enfadado, pero puedo escuchar el temblor debajo. Brad
debe de haberla sacudido realmente. Aprieto los dientes. Tal vez no debería de haber
dejado que ese hijo de puta se escapara ileso de todo.
Los dos estamos en silencio por un momento, como si ninguno estuviera dispuesto
a separarse y volver al trabajo. Olivia me mira con alivio, gratitud… y ¿algo más? Hay
una nueva luz en sus ojos. Una mirada que nunca me había dado antes.
—No es que te necesite para defender mi honor ni nada, pero… —Me da una
pequeña sonrisa—. Estoy agradecida de que lo hicieras.
Orgullo y protección se hinchan en mi pecho. Trato de sacudírmelo con una
broma. —Oye, no hay problema. Su cara estaba rogando por un golpe de cualquier
forma.
—¿Noah?
Esa única palabra me detiene en seco. Su voz es suave, casi tímida, pero llena de
emoción. Nunca he escuchado a Olivia hablar de una manera tan… no sé la palabra.
¿Tierna? Lo que sea, me hace flotar como un barco en una marea creciente.
Olivia
Me doy la vuelta para mirarlo. Noah está acostado de lado, frente a mí. Su brazo
extendido hacia arriba. Todavía me estoy acostumbrando al contacto casual con él.
Pero enseguida me deslizo en su cálido abrazo, apoyando mi cabeza en su bíceps.
El tira de mí aún más cerca con un brazo alrededor de mis hombros. Inhalo su
masculina esencia, no menos placentera y excitante por lo familiar que se ha
convertido, y trato de no darme cuenta de lo bien que encajo acurrucada contra su
cuerpo.
Noah ofrece el suave murmullo de una risita. —No te culparía. Es normal tener un
poco de nervios antes de la boda.
Las cosas entre nosotros solían ser simples. Noah era sólo un simple y llano dolor
en el culo. En lo mejor, un conocido; en lo peor, un rival o una plaga. Su actitud
despreocupada a veces todavía me enfurece. Y odio la forma en que sabe exactamente
lo apuesto que es, y descaradamente usa su buena apariencia para conseguir lo que
quiere. Aunque lo que de verdad odio puede ser el hecho de que su encanto también
funciona en mí, me guste o no. No importa cuánto me esfuerce, nunca he sido capaz
de enterar completamente mi gran enamoramiento por él.
Noah
Todo este asunto es el polo opuesto de lo que Camryn me dijo sobre el libro de
boda de Olivia. Y no sé cómo se siente al respecto. ¿Olivia sólo quiere mantener las
cosas convenientes y baratas? Ella es del tipo práctico, y ha estado jalando su cabello
sobre los gasto de Tate & Cane recientemente.
Mi padrino sonríe. —¿Crees que ella realmente seguirá adelante con esto?
—¿Tú no?
Me rio para mí, recordando el año en que Sterling llevó a su prima al baile. Él
pensó que era un genio en ese entonces; no tenía que comprar un ramillete, no
necesitaba impresionarla con un restaurante fino o un paseo en limosina. Hasta el final
de la noche, cuando todos los demás estábamos disfrutando el contacto de piel con piel
con nuestras citas, se dio cuenta de la horrible decisión que había tomado. La única
acción de piel con piel que tuvo fue con su propia mano.
—De hecho, es una unión legal, así que ella será realmente mi esposa. Hasta que
nos divorciemos, o tengamos nuestro matrimonio anulado, o lo que sea.
Después que el padre de Olivia nos presentó el contrato esta mañana durante el desayuno,
tome una copia conmigo hasta el porche, mientras Olivia se retiró al dormitorio. No lo vi como
una mala señal, sólo que ambos estábamos tomando esto seriamente y necesitaba un momento
para absorberlo.
Con una taza de café, leí el contrato con todo detalle. Página catorce, sección veintiocho,
parte B declara que el cumplimiento de nuestras obligaciones contractuales como nuevos
propietarios del conglomerado de miles de millones de dólares también depende de Olivia
quedando embarazada. Dentro de noventa días.
Irrumpí dentro para hablar con Fred inmediatamente.
—¿Un heredero como cláusula? ¿Es esta tu manera enferma de garantizar que el apellido de
la familia continúe? ¿En realidad esperas que la embarace?
—Es parte del deseo de tu padre, Noah. Bill y yo queríamos un nieto antes de morir. Sin
duda puedes entender eso.
—¿Y qué es lo que tiene que decir Olivia sobre eso? —le pregunté.
Eso fue esta mañana. Y estoy bastante seguro que es la razón que Olivia se encerró
dentro de su dormitorio y no ha salido desde entonces.
Limpiando la cerveza de sus labios, entrecierra sus ojos en los míos. —¿Me está
diciendo que necesitas preñarla?
—Uh-huh
El hijo de puta en realidad se ríe de mí, luego toma otro trago de su cerveza. —Si
se una sola cosa sobre Olivia, es que no va a querer a tu bollo en su horno.
Además de agarrarla a través de mis pantalones una vez en el restaurante, no. Pero
eso no significa nada. Estamos construyendo algo bueno aquí. Es sólo cuestión de
tiempo.
—Eres bueno, amigo, te daré eso, pero incluso tú no eres capaz de tirar esto fuera.
—Ya lo veremos.
Mirar el agua es hipnótico. Me hace sentir ligeramente más tranquilo. Pero sólo
ligero. Probablemente necesito tranquilizante para caballo para llegar a alguna parte
con un ritmo cardiaco normal.
—¿Y qué hay de ti? ¿El animal de la fiesta reinante seriamente va a tener un bebé?
Llamo a la puerta cerrada del dormitorio de Olivia y escucho las dos voces
femeninas dentro guardar silencio.
Camryn frunce el ceño. —Es de mala suerte ver a la novia antes de la ceremonia.
—Bien. Puedes hablar con ella por cinco minutos. —Camryn echando un vistazo a
su reloj y luego me rodea hacia el pasillo,
Cuando empujo la puerta abriéndola, encuentro a Olivia sentada en un tocador, y
nuestros reflejos se encuentran en el espejo. Sus ojos están enrojecidos, y me pregunto
si ha estado llorando.
No puedo creer lo mucho que mi relación con Olivia ha crecido, lo real que mis
sentimientos se han convertido. La idea de ella tan molesta se siente como un empujón
físico.
Asiente. —Creo que sí. Hoy ha sido extrañamente emocional. Todas estas cosas
que no había pensado desde hace tiempo, como mi mamá no estando aquí, la salud de
mi papá… todo me golpeó esta mañana.
—Ven acá.
Ella mira hacia su sencillo vestido de tirantes color crema con encaje adornando el
pecho, y liso sobre sus caderas. —Gracias. —Su cabello color miel en ondas sueltas
sobre sus hombros, y su maquillaje es ligero y natural. Luce como la perfecta novia
casual de playa, apta para aparecer en la portada de una de esas revistas de novias.
—Necesito saber si realmente estás de acuerdo de hacer las cosas de esta manera.
¿No todas las chicas sueñan con un vestido blanco y una gran fiesta en una carpa? —
Conozco el hecho que Olivia lo hace. Pero no menciono eso; ella puede no haber
querido que Camryn me dijera algo tan personal.
—Podría no ser la boda que imaginaste, pero quiero que sepas lo que esto es para
mí. Realmente me preocuparé de ti si cualquier cosa mala pasara. Sé que lo que
tenemos no es amor, y que merecer ser amada y apreciada por tu esposo, pero necesito
que sepas que siempre estaré un paso adelante y estar allí para ti. Así que en ese
sentido, mis votos serán verdaderos.
—Gracias por eso. Sé que estarás allí para mí en lo que más importa —dice, con
tono suave.
—Gracias.
Cuando me dirijo al pasillo, me sorprende la sensación que tal vez, sólo tal vez,
Sterling está equivocado, y todo esto se desarrollará de forma natural entre Olivia y yo.
Llámame loco, pero demonios, esto puede funcionar.
Traducido por Lili-ana
Olivia
Gracias a Dios por Camryn. Ella vino a casa temprano para ayudarme antes de la
ceremonia. En la medida de lo posible me las arreglé, realmente no necesito su ayuda.
No voy a hacer nada especial con mi cabello o maquillaje. Mi única concesión a la
ocasión especial es un vestido color crema. E incluso es bastante sencillo: simplemente
hasta la altura de la rodilla con un poco de encaje en el busto. Luzco más como la
madre de la novia que la novia por sí misma. Lo que necesitaba, desesperadamente era
el soporte moral de mi mejor amiga. Su calma, a decir verdad su presencia calma mis
nervios crispados.
—Y boom —anuncia Camryn, con orgullo—, los ojos están listos. Echa un
vistazo.
Abro mis ojos y parpadeo hacia el espejo. Guau, me veo… caliente. Mi estilo de
maquillaje es bastante minimalista, ya que rara vez voy a ningún lugar además de la
oficina, pero Camryn me ha dado un sutil ahumado que es sensual, sin dejar de ser lo
suficiente recatado para un evento de día.
Los mostradores de la cocina y barra del desayunador están apilados con guisos,
ensaladas y sándwiches de la empresa de catering que papá contrató. Le dije que no
quería una recepción con comida de lujo más tarde. Pero insistió que nuestros
invitados, tan pocos como son, aún tenían que comer antes de regresar a casa. Así que
esto fue nuestro acuerdo, comida informal de autoservicio en platos de papel.
Realmente creo que Noah y yo podemos funcionar como una pareja, pero aún
estoy en el borde del pánico. El matrimonio es un compromiso tan grande. Pensando
sobre dar ese paso, oh Dios, y en menos de una hora, me hace sudar frío.
Si Camryn no hubiese estado aquí para calamar mis nervios, podría haber
considerado seriamente salir corriendo. Especialmente cuando papá entrego una copia
del contrato en el desayuno, todo perfilándose oficial con sus dieciséis páginas
numeradas. Aún no he sido capaz de decidirme a mirarlo. Pero ya sé lo que dice, de
todos modos. ¿Cuál es el punto de hacer hincapié a mí misma aún más? Voy a firmarlo
cuando llegue el momento, rápido y fácil, como arrancando un vendaje.
—Pobrecita —suspira Camryn—. Deja que te traiga una bebida. Necesita un poco
de algo para tranquilizarte.
Ella bulle fuera del dormitorio para visitar la cocina y regresa con dos copas de
merlot. Mi mejor amiga me conoce lo suficientemente bien como para renunciar a la
botella de champaña fría anidada en el cubo de hielo sobre la encimera de la cocina.
Champagne es demasiado de celebración para en estado de ánimo en que estoy.
Acepto la copa agradablemente fría y tomo un trago profundo. La pequeña dosis
de alcohol calienta y floja mis músculos, y dejo escapar un silencioso suspiro. Ella
tenía razón; necesitaba esto.
—Realmente creo que esto estará bien —dice Camryn—, por lo que he visto,
parece que Noah ha sido bastante agradable y atento contigo.
—Sí, creo que él realmente está tratando. —Tomo otro sorbo de vino—. Incluso si
el objetivo final es conseguir meterse en mis pantalones.
—Y eso sería la peor cosa en el mundo, ¿por qué? —Levanta sus cejas hacia mí
con una sonrisa diabólica. Continuamente está quejándose sobre mi estado de mi
inexistente vida amorosa.
Excepto cuando el patán hace algo sexy y toda la sangre de mi cerebro de repente
vuela hacia el sur para el invierno. Lo que parece estar sucediendo más y más a
menudo últimamente.
Joder. Lo último que necesito es a Noah pensando que esta noche contará con
cualquier travesura de noche de bodas. Frustrada, gruño y cierro los ojos de golpe.
—Necesitamos algo más fuerte que el vino —Camry va de nuevo a la cocina antes
que pueda detenerla. Puedo escuchar su traqueteo cuando busca en los gabinetes.
Pronto regresa sosteniendo una botella de vodka—. Aquí vamos.
—No, eso está bien. —Descarto con mi mano—. Realmente no quiero estar tan
borracha en este momento.
Empujo la ventana e inhalo el sabor salado de la brisa húmeda del mar. La tarde es
cálida, y la niebla se eleva desde el puerto azul, durante un minuto, observo un puñado
de veleros distantes, sombríos puntos blancos flotando en el horizonte. Trato de no
obsesionarme con la ceremonia que estará comenzando en sólo media hora. Dejando a
la tranquila vista llenar mi mente, siento la tensión comenzar a derretirse.
Noah
—Ella va a estar aquí —digo entre dientes, mirando mi reloj una vez más.
Después de todo lo que hemos construido. . . vivir juntos, trabajar juntos. . . todo
se siente tan frágil y sin sentido sí Olivia no sigue a través de hoy.
Asiento con la cabeza y miro a Fred. Sus rasgos muestran preocupación. Cuando
él apunta con la barbilla hacia Camryn, ella se apresura hacia la casa. Salgo después de
ella, pisando las huellas que deja en la arena.
Miro por la ventana a la puesta de sol sobre el océano, y dejó escapar un profundo
suspiro. —Ella se ha ido.
¿Qué diablos pudo haber ocurrido desde la última vez que la vi? Estaba lista. Todo
parecía estar bien. Me doy cuenta que el contrato ya no está en la mesa del tocador. Se
lo ha llevado con ella. No estoy seguro de lo que eso significa.
Vuelvo mi cara a Camryn. —¿Qué pasó? Fuiste la última persona que la vio.
¿Fueron los nervios?
Empujo mis manos por mi cabello. No me gustan las jodidas sorpresas, y nunca he
sido plantado antes. ¿Pero dejado en el altar? Eso está más allá que cualquier enojo o
pánico que haya sentido.
Quiero salir a beber y encontrar una chica al azar para poder follar mi agresión. Y
sé que Sterling se animaría. Pero entonces pienso en la tímida sonrisa de Olivia y su
dulce aroma a madreselva y la forma en que sus labios se abren cuando la beso. . .
silenciosamente rogando por más.
Si no fuera por este dolor en mi pecho, este punto vacío que ella había comenzado
a llenar, yo me marcharía y nunca miraría hacia atrás. Pero hay una parte de mí tiene
que saber el siguiente capítulo de nuestra historia.
Yo he fantaseado con Olivia en los últimos veinte años. Ella es la chica que
arrojaba chorros con la manguera de agua cuando era joven, la mujer que me dio
mariposas en el estómago cuando fui más grande.