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RESUELVE:

CAPÍTULO I

DEFINICIONES Y DISPOSICIONES GENERALES

ARTÍCULO 1.- DEFINICIONES.

a) La Historia Clínica es un documento privado, obligatorio y sometido a


reserva, en el cual se registran cronológicamente las condiciones de
salud del paciente, los actos médicos y los demás procedimientos
ejecutados por el equipo de salud que interviene en su atención. Dicho
documento únicamente puede ser conocido por terceros previa
autorización del paciente o en los casos previstos por la ley.

b) Estado de salud: El estado de salud del paciente se registra en los


datos e informes acerca de la condición somática, psíquica, social,
cultural, económica y medioambiental que pueden incidir en la salud del
usuario.

c) Equipo de Salud. Son los Profesionales, Técnicos y Auxiliares del área


de la salud que realizan la atención clínico asistencial directa del Usuario
y los Auditores Médicos de Aseguradoras y Prestadores responsables de
la evaluación de la calidad del servicio brindado.

d) Historia Clínica para efectos archivísticos: Se entiende como el


expediente conformado por el conjunto de documentos en los que se
efectúa el registro obligatorio del estado de salud, los actos médicos y
demás procedimientos ejecutados por el equipo de salud que interviene
en la atención de un paciente, el cual también tiene el carácter de
reservado.

e) Archivo de Gestión: Es aquel donde reposan las Historias Clínicas de


los Usuarios activos y de los que no han utilizado el servicio durante los
cinco años siguientes a la última atención.

f) Archivo Central: Es aquel donde reposan las Historias Clínicas de los


Usuarios que no volvieron a usar los servicios de atención en salud del
prestador, transcurridos 5 años desde la última atención.
e) Archivo Histórico. Es aquel al cual se transfieren las Historias Clínicas
que por su valor científico, histórico o cultural, deben ser conservadas
permanentemente.

ARTÍCULO 2.- AMBITO DE APLICACIÓN.

Las disposiciones de la presente resolución serán de obligatorio


cumplimiento para todos los prestadores de servicios de salud y demás
personas naturales o jurídicas que se relacionen con la atención en
salud.

ARTÍCULO 3.- CARACTERÍSTICAS DE LA HISTORIA CLÍNICA.

Las características básicas son:

Integralidad: La historia clínica de un usuario debe reunir la información


de los aspectos científicos, técnicos y administrativos relativos a la
atención en salud en las fases de fomento, promoción de la salud,
prevención específica, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de la
enfermedad, abordándolo como un todo en sus aspectos biológico,
psicológico y social, e interrelacionado con sus dimensiones personal,
familiar y comunitaria.

Secuencialidad: Los registros de la prestación de los servicios en salud


deben consignarse en la secuencia cronológica en que ocurrió la
atención. Desde el punto de vista archivístico la historia clínica es un
expediente que de manera cronológica debe acumular documentos
relativos a la prestación de servicios de salud brindados al usuario.

Racionalidad científica: Para los efectos de la presente resolución, es la


aplicación de criterios científicos en el diligenciamiento y registro de las
acciones en salud brindadas a un usuario, de modo que evidencie en
forma lógica, clara y completa, el procedimiento que se realizó en la
investigación de las condiciones de salud del paciente, diagnóstico y plan
de manejo.

Disponibilidad: Es la posibilidad de utilizar la historia clínica en el


momento en que se necesita, con las limitaciones que impone la Ley.

Oportunidad: Es el diligenciamiento de los registros de atención de la


historia clínica, simultánea o inmediatamente después de que ocurre la
prestación del servicio.
ARTÍCULO 4.- OBLIGATORIEDAD DEL REGISTRO.

Los profesionales, técnicos y auxiliares que intervienen directamente en


la atención a un usuario, tienen la obligación de registrar sus
observaciones, conceptos, decisiones y resultados de las acciones en
salud desarrolladas, conforme a las características señaladas en la
presente resolución.

CAPÍTULO II

DILIGENCIAMIENTO

ARTÍCULO 5.- GENERALIDADES.

La Historia Clínica debe diligenciarse en forma clara, legible, sin


tachones, enmendaduras, intercalaciones, sin dejar espacios en blanco y
sin utilizar siglas. Cada anotación debe llevar la fecha y hora en la que se
realiza, con el nombre completo y firma del autor de la misma.

ARTÍCULO 6.- APERTURA E IDENTIFICACIÓN DE LA HISTORIA


CLÍNICA.

Todo prestador de servicios de salud que atiende por primera vez a un


usuario debe realizar el proceso de apertura de historia clínica.

A partir del primero de enero del año 2000, la identificación de la historia


clínica se hará con el número de la cédula de ciudadanía para los
mayores de edad; el número de la tarjeta de identidad para los menores
de edad mayores de siete años, y el número del registro civil para los
menores de siete años. Para los extranjeros con el número de pasaporte
o cédula de extranjería. En el caso en que no exista documento de
identidad de los menores de edad, se utilizará el número de la cédula de
ciudadanía de la madre, o el del padre en ausencia de ésta, seguido de
un número consecutivo de acuerdo al número de orden del menor en el
grupo familiar.

PARÁGRAFO PRIMERO. Mientras se cumple el plazo en mención, los


prestadores de servicios de salud deben iniciar el proceso de adecuación
correspondiente a lo ordenado en el presente artículo.

PARÁGRAFO SEGUNDO. Todo prestador de servicios de salud debe


utilizar una historia única institucional, la cual debe estar ubicada en el
archivo respectivo de acuerdo a los tiempos de retención, y organizar un
sistema que le permita saber en todo momento, en qué lugar de la
institución se encuentra la historia clínica, y a quien y en qué fecha ha
sido entregada.

ARTÍCULO 7.- NUMERACION CONSECUTIVA DE LA HISTORIA


CLINICA

Todos los folios que componen la historia clínica deben numerarse en


forma consecutiva, por tipos de registro, por el responsable del
diligenciamiento de la misma.

ARTÍCULO 8.- COMPONENTES.

Son componentes de la historia clínica, la identificación del usuario, los


registros específicos y los anexos.

ARTÍCULO 9.- IDENTIFICACIÓN DEL USUARIO.

Los contenidos mínimos de este componente son: datos personales de


identificación del usuario, apellidos y nombres completos, estado civil,
documento de identidad, fecha de nacimiento, edad, sexo, ocupación,
dirección y teléfono del domicilio y lugar de residencia, nombre y teléfono
del acompañante; nombre, teléfono y parentesco de la persona
responsable del usuario, según el caso; aseguradora y tipo de
vinculación.

ARTÍCULO 10.- REGISTROS ESPECÍFICOS.

Registro específico es el documento en el que se consignan los datos e


informes de un tipo determinado de atención. El prestador de servicios de
salud debe seleccionar para consignar la información de la atención en
salud brindada al usuario, los registros específicos que correspondan a la
naturaleza del servicio que presta.

Los contenidos mínimos de información de la atención prestada al


usuario, que debe contener el registro específico son los mismos
contemplados en la Resolución 2546 de julio 2 de 1998 y las normas que
la modifiquen o adicionen y los generalmente aceptados en la practica de
las disciplinas del área de la salud.
PARAGRAFO PRIMERO. Cada institución podrá definir los datos
adicionales en la historia clínica, que resulten necesarios para la
adecuada atención del paciente.

PARAGRAFO SEGUNDO. Todo prestador de servicios de salud debe


adoptar mediante el acto respectivo, los registros específicos, de
conformidad con los servicios prestados en su Institución, así como el
contenido de los mismos en los que se incluyan además de los
contenidos mínimos los que que resulten necesarios para la adecuada
atención del paciente. El prestador de servicios puede adoptar los
formatos y medios de registro que respondan a sus necesidades, sin
perjuicio del cumplimiento de las instrucciones impartidas por las
autoridades competentes.

ARTÍCULO 11.- ANEXOS.

Son todos aquellos documentos que sirven como sustento legal, técnico,
científico y/o administrativo de las acciones realizadas al usuario en los
procesos de atención, tales como: autorizaciones para intervenciones
quirúrgicas (consentimiento informado), procedimientos, autorización
para necropsia, declaración de retiro voluntario y demás documentos que
las instituciones prestadoras consideren pertinentes.

PARAGRAFO PRIMERO. Los reportes de exámenes paraclinicos


podrán ser entregados al paciente luego que el resultado sea registrado
en la historia clínica, en el registro especifico de exámenes paraclinicos
que el prestador de servicios deberá establecer en forma obligatoria para
tal fin.

PARAGRAFO SEGUNDO. A partir de la fecha de expedición de la


presente resolución, en los casos de imágenes diagnosticas, los reportes
de interpretación de las mismas también deberán registrarse en el
registro especifico de exámenes paraclinicos y las imágenes diagnosticas
podrán ser entregadas al paciente, explicándole la importancia de ser
conservadas para futuros análisis, acto del cual deberá dejarse
constancia en la historia clínica con la firma del paciente.

PARAGRAFO TERCERO. Los archivos de imágenes diagnosticas que


hasta la fecha existen en las Instituciones Prestadoras de servicios
deberán conservarse de acuerdo a los tiempos fijados en él articulo 15
de la presente resolución. Los prestadores de servicios podrán efectuar
la entrega de las imágenes que reposan en estos archivos, al usuario,
dejando constancia de ello en la historia clínica.

PARAGRAFO CUARTO. En todo caso el prestador de servicios será


responsable de estas imágenes, si no ha dejado constancia en la historia
clínica de su entrega. Cuando existiere esta constancia firmada por el
usuario, será este ultimo el responsable de la conservación de las
mismas.

CAPÍTULO III

ORGANIZACIÓN Y MANEJO DEL ARCHIVO DE HISTORIAS


CLÍNICAS

ARTÍCULO 12.- OBLIGATORIEDAD DEL ARCHIVO.

Todos los prestadores de servicios de salud, deben tener un archivo


único de historias clínicas en las etapas de archivo de gestión, central e
histórico, el cual será organizado y prestará los servicios pertinentes
guardando los principios generales establecidos en el Acuerdo 07 de
1994, referente al Reglamento General de Archivos, expedido por el
Archivo General de la Nación y demás normas que lo modifiquen o
adicionen.

ARTÍCULO 13.- CUSTODIA DE LA HISTORIA CLÍNICA.

La custodia de la historia clínica estará a cargo del prestador de servicios


de salud que la generó en el curso de la atención, cumpliendo los
procedimientos de archivo señalados en la presente resolución, sin
perjuicio de los señalados en otras normas legales vigentes. El prestador
podrá entregar copia de la historia clínica al usuario o a su representante
legal cuando este lo solicite, para los efectos previstos en las
disposiciones legales vigentes.

PARÁGRAFO PRIMERO. Del traslado entre prestadores de servicios de


salud de la historia clínica de un usuario, debe dejarse constancia en las
actas de entrega o de devolución, suscritas por los funcionarios
responsables de las entidades encargadas de su custodia.

PARÁGRAFO SEGUNDO. En los eventos en que existan múltiples


historias clínicas, el prestador que requiera información contenida en
ellas, podrá solicitar copia al prestador a cargo de las mismas, previa
autorización del usuario o su representante legal.

PARÁGRAFO TERCERO. Modificado por el art. 1, Resolución del Min.


Protección 1715 de 2005. En caso de liquidación de una Institución
Prestadora de Servicios de Salud, la historia clínica se deberá entregar al
usuario o a su representante legal. Ante la imposibilidad de su entrega al
usuario o a su representante legal, el liquidador de la empresa designará
a cargo de quien estará la custodia de la historia clínica, hasta por el
término de conservación previsto legalmente. Este hecho se comunicará
por escrito a la Dirección Seccional, Distrital o Local de Salud
competente, la cual deberá guardar archivo de estas comunicaciones a
fin de informar al usuario o a la autoridad competente, bajo la custodia de
quien se encuentra la historia clínica.

ARTÍCULO 14.- ACCESO A LA HISTORIA CLÍNICA.

Podrán acceder a la información contenida en la historia clínica, en los


términos previstos en la Ley:

1) El usuario.

2) El Equipo de Salud.

3) Las autoridades judiciales y de Salud en los casos previstos en la Ley.

4) Las demás personas determinadas en la ley.

PARAGRAFO. El acceso a la historia clínica, se entiende en todos los


casos, única y exclusivamente para los fines que de acuerdo con la ley
resulten procedentes, debiendo en todo caso, mantenerse la reserva
legal.

ARTÍCULO 15.- RETENCIÓN Y TIEMPO DE


CONSERVACIÓN. Modificado por el art. 2, Resolución del Min.
Protección 1715 de 2005.

La historia clínica debe conservarse por un periodo mínimo de 20 años


contados a partir de la fecha de la última atención. Mínimo cinco (5) años
en el archivo de gestión del prestador de servicios de salud, y mínimo
quince (15) años en el archivo central.
Un vez transcurrido el término de conservación, la historia clínica podrá
destruirse.

ARTÍCULO 16.- SEGURIDAD DEL ARCHIVO DE HISTORIAS


CLÍNICAS.

El prestador de servicios de salud, debe archivar la historia clínica en un


área restringida, con acceso limitado al personal de salud autorizado,
conservando las historias clínicas en condiciones que garanticen la
integridad física y técnica, sin adulteración o alteración de la información.

Las instituciones prestadoras de servicios de salud y en general los


prestadores encargados de la custodia de la historia clínica, deben velar
por la conservación de la misma y responder por su adecuado cuidado.

ARTÍCULO 17.- CONDICIONES FÍSICAS DE CONSERVACIÓN DE LA


HISTORIA CLÍNICA.

Los archivos de historias clínicas deben conservarse en condiciones


locativas, procedimentales, medioambientales y materiales, propias para
tal fin, de acuerdo con los parámetros establecidos por el Archivo
General de la Nación en los acuerdos 07 de 1994, 11 de 1996 y 05 de
1997, o las normas que los deroguen, modifiquen o adicionen.

ARTÍCULO 18.- DE LOS MEDIOS TÉCNICOS DE REGISTRO Y


CONSERVACIÓN DE LA HISTORIA CLÍNICA.

Los Prestadores de Servicios de Salud pueden utilizar medios físicos o


técnicos como computadoras y medios magneto-ópticos, cuando así lo
consideren conveniente, atendiendo lo establecido en la circular 2 de
1997 expedida por el Archivo General de la Nación, o las normas que la
modifiquen o adicionen.

Los programas automatizados que se diseñen y utilicen para el manejo


de las Historias Clínicas, así como sus equipos y soportes documentales,
deben estar provistos de mecanismos de seguridad, que imposibiliten la
incorporación de modificaciones a la Historia Clínica una vez se registren
y guarden los datos.

En todo caso debe protegerse la reserva de la historia clínica mediante


mecanismos que impidan el acceso de personal no autorizado para
conocerla y adoptar las medidas tendientes a evitar la destrucción de los
registros en forma accidental o provocada.

Los prestadores de servicios de salud deben permitir la identificación del


personal responsable de los datos consignados, mediante códigos,
indicadores u otros medios que reemplacen la firma y sello de las
historias en medios físicos, de forma que se establezca con exactitud
quien realizó los registros, la hora y fecha del registro.

CAPÍTULO IV

COMITÉ DE HISTORIAS CLÍNICAS

ARTICULO 19.- DEFINICION.

Defínase el comité de historias clínicas como el conjunto de personas


que al interior de una Institución Prestadora de Servicios de Salud, se
encarga de velar por el cumplimiento de las normas establecidas para el
correcto diligenciamiento y adecuado manejo de la historia clínica.

Dicho comité debe establecerse formalmente como cuerpo colegiado o


mediante asignación de funciones a uno de los comités existentes en la
Institución.

PARÁGRAFO. El comité debe estar integrado por personal del equipo de


salud. De las reuniones, se levantarán actas con copia a la dirección de
la Institución.

ARTÍCULO 20.- FUNCIONES DEL COMITÉ DE HISTORIAS CLINICAS.

a) Promover en la Institución la adopción de las normas nacionales sobre


historia clínica y velar porque estas se cumplan.

b) Elaborar, sugerir y vigilar el cumplimiento del manual de normas y


procedimientos de los registros clínicos del Prestador, incluida la historia
clínica.

c) Elevar a la Dirección y al Comité Técnico-Científico, recomendaciones


sobre los formatos de los registros específicos y anexos que debe
contener la historia clínica, así como los mecanismos para mejorar los
registros en ella consignados.
d) Vigilar que se provean los recursos necesarios para la administración
y funcionamiento del archivo de Historias Clínicas.

ARTICULO 21. - SANCIONES.

Los Prestadores de Servicios de Salud que incumplan lo establecido en


la presente resolución, incurrirán en las sanciones aplicables de
conformidad con las disposiciones legales vigentes.

ARTÍCULO 22.- VIGENCIA.

La presente Resolución rige a partir de la fecha de su publicación y


deroga las disposiciones que le sean contrarias.

VIRGILIO GALVIS RAMÍREZ

Ministro de Salud

NOTA: Publicada en el Diario Oficial 43655 de agosto 5 de 1999.

Una ley ordenada por la Corte

En días pasados se aprobó en primer debate en el Senado el “Proyecto de Ley estatutaria sobre
terminación de la vida de una forma digna y humana y asistencia al suicidio”, que pretende
reglamentar las prácticas de eutanasia y suicidio asistido en el país.

Boris_Pinto_eutanasia_corteEn 1997, la Corte Constitucional mediante Sentencia C-239, había


declarado exequible el artículo 326 del Código Penal de 1980 sobre “homicidio por piedad”.

Foto: Corte Constitucional.

En 1997, la Corte Constitucional mediante Sentencia C-239, había declarado exequible el artículo
326 del Código Penal de 1980 sobre “homicidio por piedad”, y había exhortado al Congreso a
regular el tema de la muerte digna “en el tiempo más breve posible”, “con la advertencia de que
en el caso de los enfermos terminales en que concurra la voluntad libre del sujeto pasivo del acto,
no podía derivarse responsabilidad para el sujeto activo, pues la conducta (homicidio pietìstico o
eutanásico) quedaba justificada”.

Profusión de conceptos

En torno al debate sobre la eutanasia y el suicidio asistido, se han propuesto diversas


nomenclaturas con el propósito de identificar escenarios específicos en torno a los dilemas y los
procesos de toma de decisiones al final de la vida: eutanasia activa, eutanasia pasiva; eutanasia
voluntaria, eutanasia involuntaria; eutanasia activa directa, eutanasia activa indirecta; eutanasia
pasiva por acción, eutanasia pasiva por omisión, entre otras posibilidades.

Sin embargo tal profusión de términos genera mayor confusión entre los profesionales, entre los
legisladores y entre la opinión pública, lo cual se ha hecho patente en los debates públicos
recientes. Con el propósito de contribuir en la aclaración de algunos términos fundamentales, y a
la luz de las propuestas ofrecidas por diversos autores en la bioética contemporánea, ofreceré
aquí algunas precisiones.

Eutanasia

Se refiere al acto destinado a provocar la muerte de un paciente que experimenta un sufrimiento


insoportable o una degradación insostenible, con mayor razón si ha entrado en la etapa final [1].
Diversos autores prefieren restringir el término a intervenciones activas, directas y voluntarias que
cumplen los siguientes criterios (lo que no cumpla tales criterios, incluida la llamada eutanasia
pasiva, no es, según los autores, eutanasia):

Producen la muerte de los pacientes, es decir, que la causan de forma directa mediante una
relación causa-efecto única e inmediata.

Se realizan a petición expresa, reiterada e informada de los pacientes en situación de capacidad.

En un contexto de sufrimiento debido a una enfermedad incurable que el paciente experimenta


como inaceptable y que no ha podido ser mitigado por otros medios.

Son realizadas por profesionales sanitarios que conocen a los pacientes y mantienen con ellos una
relación clínica significativa [2].

Distanasia

Es el uso de todo procedimiento médico disponible para postergar la muerte de una persona, en
un escenario donde tal intervención es claramente inútil (principio de futilidad), pues no ofrece
beneficios objetivos ni calidad de vida a la persona, puede ser perjudicial, y su único resultado es
prolongar innecesariamente el sufrimiento y la agonía, tanto para el paciente como para sus
familiares.

El punto en el cual una intervención médica se convierte en distanasia, no siempre es evidente.


Algunos autores han propuesto una definición de futilidad médica que incluye dimensiones
cualitativas, cuantitativas y fisiológicas, entre otras.

Suicidio asistido
“El acto de acabar con la propia vida de forma intencional, con la asistencia de otra persona que
proporciona deliberadamente el conocimiento, los medios, o ambos”[3]. Quien efectúa finalmente
el procedimiento es el paciente, no el médico (en el caso del suicidio asistido por médico).

Ortotanasia

Término equivalente a la adecuación, reorientación, o redefinición del esfuerzo terapéutico, según


lo cual se respeta el curso de una condición incurable y devastadora, sin acortarlo
deliberadamente (eutanasia activa), ni prolongarlo innecesariamente (distanasia). La ortotanasia
implica proveer las medidas conducentes a mejorar el confort del paciente y su calidad de vida
global, a través de un proceso formal de cuidados paliativos.

Boris_Pinto_eutanasia_enfermosEutanasia: acto destinado a provocar la muerte de un paciente


que experimenta un sufrimiento insoportable o una degradación insostenible, con mayor razón si
ha entrado en la etapa final.

La premisa en estos casos es que -si no existe una opción terapéutica que pueda producir
beneficios objetivos y calidad de vida - tal intervención es contraindicada pues su único efecto es
prolongar el sufrimiento. El ajuste del esfuerzo terapéutico implica entonces reorientar tales
esfuerzos hacia el cuidado, más que hacia la cura, proveyendo medidas de soporte que optimicen
la calidad de vida para el paciente, sus familiares y sus seres queridos.

Existen pues situaciones donde un tratamiento especifico, por ejemplo la reanimación


cardiopulmonar, solo serviría para prolongar la agonía del paciente. Si la decisión de no aplicar
estos tratamientos está debidamente justificada desde el punto de vista médico, y si está
acompañada de las medidas básicas de soporte y confort para el paciente, estamos ante un caso
de ortotanasia, no de eutanasia. Es recomendable que estas decisiones sean compartidas, en lo
posible, con el paciente, con su familia y con su representante legal; en caso de desacuerdos debe
prevalecer el mejor interés del paciente, en términos de derechos fundamentales.

Si un paciente competente, en pleno uso de sus facultades, decide no continuar con alguna forma
de terapia propuesta, tal decisión se debe respetar, previa valoración por salud mental, y tras
agotar los esfuerzos razonables de consejería y los medios adecuados de persuasión, en
consonancia con el respeto al valor fundamental de la dignidad humana, en virtud de la cual, el ser
humano es un fin en sí mismo y no puede ser reducido a un instrumento, ni siquiera en aras de la
preservación de la vida biológica como valor abstracto [4].

La renuncia consciente a alguna forma de terapia, manifestada por un ciudadano adulto,


competente, en ejercicio de su autonomía y sus libertades fundamentales, que en su expresión no
lesiona o vulnera los derechos de los demás ni contradice el ordenamiento jurídico, tampoco
puede ser interpretada como alguna forma de eutanasia. La sentencia T-493 de 1993 es un
antecedente importante sobre el particular (una consideración aparte, que sobrepasa los
propósitos de este artículo, merece la renuncia a un tratamiento manifestada por un menor
adulto, infante o impúber).

Cuidados paliativos

La Organización Mundial de la Salud (OMS) los define como “un enfoque que mejora la calidad de
vida de los pacientes y sus familias que afrontan el problema asociado con una enfermedad que
amenaza la vida, a través de la prevención y el alivio del sufrimiento por medio de la identificación
temprana y la evaluación impecable del tratamiento del dolor y de otros problemas físicos,
sicosociales y espirituales”[5].

Boris_Pinto_eutanasia_medicosSuicidio asistido: acabar con la propia vida de forma intencional,


con la asistencia de otra persona que proporciona deliberadamente el conocimiento, los medios, o
ambos.

Este cuidado comienza desde el diagnóstico y se extiende a lo largo de todo el tratamiento.


Requiere un abordaje multidisciplinario que involucre tanto a la familia como a la comunidad, es
provisto en una serie de entornos (el hospital, el hogar, el hospicio) y debe ser implementado aun
si los recursos son escasos [6].

Esta práctica implica el manejo preventivo e individualizado de los síntomas físicos (manejo del
dolor, disfagia, dificultad para respirar…) y psicológicos, el manejo del duelo anticipatorio en el
paciente y su familia, así como el acompañamiento espiritual, en procesos de enfermedad con
pronóstico limitado (no solamente el manejo del dolor en pacientes con cáncer), y donde el
cuidado se centra en la calidad de vida, tanto para el paciente como para su familia, a partir de un
manejo necesariamente interdisciplinario, que respeta y promueve la toma de decisiones entre el
paciente, su familia y el equipo de apoyo en cuidados paliativos.

En este intercambio de información, es importante discutir decisiones relativas a los cuidados que
el paciente requiere y prefiere, según su sistema de valores particular, involucrando a la familia en
esta toma de decisiones, pero dando prioridad, en cuanto sea posible, a la autodeterminación del
paciente. Es más: respetar las voluntades anticipadas de un paciente sobre la suspensión o la no
instauración de alguna forma de terapia, claramente expresadas en un documento legítimo,
tampoco es un escenario de eutanasia.

Sedación terminal
Dentro del manejo de un paciente en cuidados paliativos, la meta fundamental es el control
efectivo de todos los síntomas y de los factores físicos, psicológicos o espirituales que producen
sufrimiento al paciente y su familia.

Cuando un paciente llega a la fase de declinación funcional, pueden aparecer síntomas de difícil
manejo (dificultad para respirar, ansiedad, dolor) que por ello requieren un aumento escalonado
de ciertos medicamentos (opioides, ansiolíticos), lo cual a su vez podría resultar en un paro
respiratorio y en su muerte. Esto es llamado principio del doble efecto: el bien que se persigue con
una intervención (control efectivo del dolor), puede tener efecto adverso (paro respiratorio), pero
el efecto que se busca no es el perjudicial [7].

El temor al doble efecto de las medidas paliativas no debería impedir que los médicos traten de
contribuir en el manejo efectivo del paciente, aunque exista el riesgo. Por supuesto, esta es una
consideración que debe discutirse con el paciente y con sus familiares para evitar interpretaciones
equívocas [8]; en este caso, tampoco nos encontramos ante un caso de eutanasia.

Conclusiones

En el actual - y vehemente- debate sobre la regulación de la eutanasia en Colombia no existe


suficiente claridad sobre los conceptos básicos que supone el resolver la discusión. Por eso se han
confundido términos de alcances tan diversos como eutanasia activa y eutanasia pasiva; se han
entremezclado escenarios de alcances distintos como suicidio asistido y eutanasia, y se ha
equiparado la sedación paliativa con la eutanasia.

La claridad conceptual es necesaria para legislar con responsabilidad y prudencia. Sin embargo, la
mayor confusión reside en la médula de la discusión: en la argumentación del magistrado
ponente, la Sentencia C-239 de 1997 afirma que:

“Como estas regulaciones sólo pueden ser establecidas por el legislador, la Corte considera que
mientras se regula el tema, en principio, todo homicidio por piedad de enfermos terminales debe
dar lugar a la correspondiente investigación penal, a fin de que en ella, los funcionarios judiciales,
tomando en consideración todos los aspectos relevantes para la determinación de la autenticidad
y fiabilidad del consentimiento, establezcan si la conducta del médico ha sido o no antijurídica, en
los términos señalados en esta sentencia”[9].

Esta consideración de la Corte Constitucional, no se ha respetado.

“Igualmente la ley podría ordenar que, previa a la última petición, la persona atienda a una
reunión con un equipo de apoyo que le explique integralmente su situación y le ofrezca todas las
alternativas posibles distintas a (sic) la opción de morir. Esto significa que el Estado, por su
compromiso con la vida, debe ofrecer a los enfermos terminales que enfrentan intensos
sufrimientos, todas las posibilidades para que sigan viviendo, por lo cual es su obligación, en
particular, brindarles los tratamientos paliativos del dolor.”

La misma Sentencia expone claramente la necesidad de brindar a los enfermos terminales, los
tratamientos paliativos para mitigar su sufrimiento. De aquí se desprende una conclusión
evidente: la regulación integral en torno a la muerte digna debe empezar por la garantía en el
acceso a los tratamientos integrales en cuidados paliativos, que hoy por hoy, son considerados un
derecho humano fundamental.

Repito pues lo que afirmé hace algún tiempo en esta misma revista: pretender reglamentar por vía
legislativa el homicidio eutanásico cuando no existen garantías efectivas del acceso a los cuidados
paliativos es una pálida escaramuza de progresismo liberal, que desconoce, paradójicamente, la
prioridad de los derechos fundamentales, y que desacata, en su empeño, el orden de las
prioridades claramente manifiestas en la letra de la Sentencia, cuyo espíritu pretende obedecer.

*Médico, magister en Bioética, profesor universitario de Bioética, miembro del Comité de Ética
Institucional de la Investigación Universidad el Bosque. Colaborador de la Revista Alarife
Universidad Piloto de Colombia, Revista de la Universidad el Rosario, Revista Agricultura de las
Américas.

Una ley ordenada por la Corte

En días pasados se aprobó en primer debate en el Senado el “Proyecto de Ley estatutaria sobre
terminación de la vida de una forma digna y humana y asistencia al suicidio”, que pretende
reglamentar las prácticas de eutanasia y suicidio asistido en el país.

Boris_Pinto_eutanasia_corteEn 1997, la Corte Constitucional mediante Sentencia C-239, había


declarado exequible el artículo 326 del Código Penal de 1980 sobre “homicidio por piedad”.

Foto: Corte Constitucional.

En 1997, la Corte Constitucional mediante Sentencia C-239, había declarado exequible el artículo
326 del Código Penal de 1980 sobre “homicidio por piedad”, y había exhortado al Congreso a
regular el tema de la muerte digna “en el tiempo más breve posible”, “con la advertencia de que
en el caso de los enfermos terminales en que concurra la voluntad libre del sujeto pasivo del acto,
no podía derivarse responsabilidad para el sujeto activo, pues la conducta (homicidio pietìstico o
eutanásico) quedaba justificada”.

Profusión de conceptos
En torno al debate sobre la eutanasia y el suicidio asistido, se han propuesto diversas
nomenclaturas con el propósito de identificar escenarios específicos en torno a los dilemas y los
procesos de toma de decisiones al final de la vida: eutanasia activa, eutanasia pasiva; eutanasia
voluntaria, eutanasia involuntaria; eutanasia activa directa, eutanasia activa indirecta; eutanasia
pasiva por acción, eutanasia pasiva por omisión, entre otras posibilidades.

Sin embargo tal profusión de términos genera mayor confusión entre los profesionales, entre los
legisladores y entre la opinión pública, lo cual se ha hecho patente en los debates públicos
recientes. Con el propósito de contribuir en la aclaración de algunos términos fundamentales, y a
la luz de las propuestas ofrecidas por diversos autores en la bioética contemporánea, ofreceré
aquí algunas precisiones.

Eutanasia

Se refiere al acto destinado a provocar la muerte de un paciente que experimenta un sufrimiento


insoportable o una degradación insostenible, con mayor razón si ha entrado en la etapa final [1].
Diversos autores prefieren restringir el término a intervenciones activas, directas y voluntarias que
cumplen los siguientes criterios (lo que no cumpla tales criterios, incluida la llamada eutanasia
pasiva, no es, según los autores, eutanasia):

Producen la muerte de los pacientes, es decir, que la causan de forma directa mediante una
relación causa-efecto única e inmediata.

Se realizan a petición expresa, reiterada e informada de los pacientes en situación de capacidad.

En un contexto de sufrimiento debido a una enfermedad incurable que el paciente experimenta


como inaceptable y que no ha podido ser mitigado por otros medios.

Son realizadas por profesionales sanitarios que conocen a los pacientes y mantienen con ellos una
relación clínica significativa [2].

Distanasia

Es el uso de todo procedimiento médico disponible para postergar la muerte de una persona, en
un escenario donde tal intervención es claramente inútil (principio de futilidad), pues no ofrece
beneficios objetivos ni calidad de vida a la persona, puede ser perjudicial, y su único resultado es
prolongar innecesariamente el sufrimiento y la agonía, tanto para el paciente como para sus
familiares.

El punto en el cual una intervención médica se convierte en distanasia, no siempre es evidente.


Algunos autores han propuesto una definición de futilidad médica que incluye dimensiones
cualitativas, cuantitativas y fisiológicas, entre otras.
Suicidio asistido

“El acto de acabar con la propia vida de forma intencional, con la asistencia de otra persona que
proporciona deliberadamente el conocimiento, los medios, o ambos”[3]. Quien efectúa finalmente
el procedimiento es el paciente, no el médico (en el caso del suicidio asistido por médico).

Ortotanasia

Término equivalente a la adecuación, reorientación, o redefinición del esfuerzo terapéutico, según


lo cual se respeta el curso de una condición incurable y devastadora, sin acortarlo
deliberadamente (eutanasia activa), ni prolongarlo innecesariamente (distanasia). La ortotanasia
implica proveer las medidas conducentes a mejorar el confort del paciente y su calidad de vida
global, a través de un proceso formal de cuidados paliativos.

Boris_Pinto_eutanasia_enfermosEutanasia: acto destinado a provocar la muerte de un paciente


que experimenta un sufrimiento insoportable o una degradación insostenible, con mayor razón si
ha entrado en la etapa final.

La premisa en estos casos es que -si no existe una opción terapéutica que pueda producir
beneficios objetivos y calidad de vida - tal intervención es contraindicada pues su único efecto es
prolongar el sufrimiento. El ajuste del esfuerzo terapéutico implica entonces reorientar tales
esfuerzos hacia el cuidado, más que hacia la cura, proveyendo medidas de soporte que optimicen
la calidad de vida para el paciente, sus familiares y sus seres queridos.

Existen pues situaciones donde un tratamiento especifico, por ejemplo la reanimación


cardiopulmonar, solo serviría para prolongar la agonía del paciente. Si la decisión de no aplicar
estos tratamientos está debidamente justificada desde el punto de vista médico, y si está
acompañada de las medidas básicas de soporte y confort para el paciente, estamos ante un caso
de ortotanasia, no de eutanasia. Es recomendable que estas decisiones sean compartidas, en lo
posible, con el paciente, con su familia y con su representante legal; en caso de desacuerdos debe
prevalecer el mejor interés del paciente, en términos de derechos fundamentales.

Si un paciente competente, en pleno uso de sus facultades, decide no continuar con alguna forma
de terapia propuesta, tal decisión se debe respetar, previa valoración por salud mental, y tras
agotar los esfuerzos razonables de consejería y los medios adecuados de persuasión, en
consonancia con el respeto al valor fundamental de la dignidad humana, en virtud de la cual, el ser
humano es un fin en sí mismo y no puede ser reducido a un instrumento, ni siquiera en aras de la
preservación de la vida biológica como valor abstracto [4].
La renuncia consciente a alguna forma de terapia, manifestada por un ciudadano adulto,
competente, en ejercicio de su autonomía y sus libertades fundamentales, que en su expresión no
lesiona o vulnera los derechos de los demás ni contradice el ordenamiento jurídico, tampoco
puede ser interpretada como alguna forma de eutanasia. La sentencia T-493 de 1993 es un
antecedente importante sobre el particular (una consideración aparte, que sobrepasa los
propósitos de este artículo, merece la renuncia a un tratamiento manifestada por un menor
adulto, infante o impúber).

Cuidados paliativos

La Organización Mundial de la Salud (OMS) los define como “un enfoque que mejora la calidad de
vida de los pacientes y sus familias que afrontan el problema asociado con una enfermedad que
amenaza la vida, a través de la prevención y el alivio del sufrimiento por medio de la identificación
temprana y la evaluación impecable del tratamiento del dolor y de otros problemas físicos,
sicosociales y espirituales”[5].

Boris_Pinto_eutanasia_medicosSuicidio asistido: acabar con la propia vida de forma intencional,


con la asistencia de otra persona que proporciona deliberadamente el conocimiento, los medios, o
ambos.

Este cuidado comienza desde el diagnóstico y se extiende a lo largo de todo el tratamiento.


Requiere un abordaje multidisciplinario que involucre tanto a la familia como a la comunidad, es
provisto en una serie de entornos (el hospital, el hogar, el hospicio) y debe ser implementado aun
si los recursos son escasos [6].

Esta práctica implica el manejo preventivo e individualizado de los síntomas físicos (manejo del
dolor, disfagia, dificultad para respirar…) y psicológicos, el manejo del duelo anticipatorio en el
paciente y su familia, así como el acompañamiento espiritual, en procesos de enfermedad con
pronóstico limitado (no solamente el manejo del dolor en pacientes con cáncer), y donde el
cuidado se centra en la calidad de vida, tanto para el paciente como para su familia, a partir de un
manejo necesariamente interdisciplinario, que respeta y promueve la toma de decisiones entre el
paciente, su familia y el equipo de apoyo en cuidados paliativos.

En este intercambio de información, es importante discutir decisiones relativas a los cuidados que
el paciente requiere y prefiere, según su sistema de valores particular, involucrando a la familia en
esta toma de decisiones, pero dando prioridad, en cuanto sea posible, a la autodeterminación del
paciente. Es más: respetar las voluntades anticipadas de un paciente sobre la suspensión o la no
instauración de alguna forma de terapia, claramente expresadas en un documento legítimo,
tampoco es un escenario de eutanasia.
Sedación terminal

Dentro del manejo de un paciente en cuidados paliativos, la meta fundamental es el control


efectivo de todos los síntomas y de los factores físicos, psicológicos o espirituales que producen
sufrimiento al paciente y su familia.

Cuando un paciente llega a la fase de declinación funcional, pueden aparecer síntomas de difícil
manejo (dificultad para respirar, ansiedad, dolor) que por ello requieren un aumento escalonado
de ciertos medicamentos (opioides, ansiolíticos), lo cual a su vez podría resultar en un paro
respiratorio y en su muerte. Esto es llamado principio del doble efecto: el bien que se persigue con
una intervención (control efectivo del dolor), puede tener efecto adverso (paro respiratorio), pero
el efecto que se busca no es el perjudicial [7].

El temor al doble efecto de las medidas paliativas no debería impedir que los médicos traten de
contribuir en el manejo efectivo del paciente, aunque exista el riesgo. Por supuesto, esta es una
consideración que debe discutirse con el paciente y con sus familiares para evitar interpretaciones
equívocas [8]; en este caso, tampoco nos encontramos ante un caso de eutanasia.

Conclusiones

En el actual - y vehemente- debate sobre la regulación de la eutanasia en Colombia no existe


suficiente claridad sobre los conceptos básicos que supone el resolver la discusión. Por eso se han
confundido términos de alcances tan diversos como eutanasia activa y eutanasia pasiva; se han
entremezclado escenarios de alcances distintos como suicidio asistido y eutanasia, y se ha
equiparado la sedación paliativa con la eutanasia.

La claridad conceptual es necesaria para legislar con responsabilidad y prudencia. Sin embargo, la
mayor confusión reside en la médula de la discusión: en la argumentación del magistrado
ponente, la Sentencia C-239 de 1997 afirma que:

“Como estas regulaciones sólo pueden ser establecidas por el legislador, la Corte considera que
mientras se regula el tema, en principio, todo homicidio por piedad de enfermos terminales debe
dar lugar a la correspondiente investigación penal, a fin de que en ella, los funcionarios judiciales,
tomando en consideración todos los aspectos relevantes para la determinación de la autenticidad
y fiabilidad del consentimiento, establezcan si la conducta del médico ha sido o no antijurídica, en
los términos señalados en esta sentencia”[9].

Esta consideración de la Corte Constitucional, no se ha respetado.


“Igualmente la ley podría ordenar que, previa a la última petición, la persona atienda a una
reunión con un equipo de apoyo que le explique integralmente su situación y le ofrezca todas las
alternativas posibles distintas a (sic) la opción de morir. Esto significa que el Estado, por su
compromiso con la vida, debe ofrecer a los enfermos terminales que enfrentan intensos
sufrimientos, todas las posibilidades para que sigan viviendo, por lo cual es su obligación, en
particular, brindarles los tratamientos paliativos del dolor.”

La misma Sentencia expone claramente la necesidad de brindar a los enfermos terminales, los
tratamientos paliativos para mitigar su sufrimiento. De aquí se desprende una conclusión
evidente: la regulación integral en torno a la muerte digna debe empezar por la garantía en el
acceso a los tratamientos integrales en cuidados paliativos, que hoy por hoy, son considerados un
derecho humano fundamental.

Repito pues lo que afirmé hace algún tiempo en esta misma revista: pretender reglamentar por vía
legislativa el homicidio eutanásico cuando no existen garantías efectivas del acceso a los cuidados
paliativos es una pálida escaramuza de progresismo liberal, que desconoce, paradójicamente, la
prioridad de los derechos fundamentales, y que desacata, en su empeño, el orden de las
prioridades claramente manifiestas en la letra de la Sentencia, cuyo espíritu pretende obedecer.

*Médico, magister en Bioética, profesor universitario de Bioética, miembro del Comité de Ética
Institucional de la Investigación Universidad el Bosque. Colaborador de la Revista Alarife
Universidad Piloto de Colombia, Revista de la Universidad el Rosario, Revista Agricultura de las
Américas.

Las úlceras por presión son producidas por la prolongada presión ejercida por un objeto externo
sobre prominencias óseas, provocando ulceración y necrosis del tejido involucrado. Se presentan
con mayor frecuencia en la región sacra, los talones, las tuberosidades isquiáticas y las caderas.
Entre los principales factores de riesgo que favorecen su desarrollo se encuentran: edad, déficit
nutricional, inmovilidad, fricción, diabetes, estado mental y humedad1-6. En general, los pacientes
que más frecuentemente presentan úlceras por presión son aquellos de edad avanzada, postrados
por períodos prolongados en condiciones de inmovilidad. Esta situación se observa principalmente
en los servicios de cuidados intensivos o neurología. La tendencia a infectarse que tienen estas
lesiones provoca, no solamente problemas de salud al paciente, sino que también una
prolongación de la estadía hospitalaria y un incremento en los costos de hospitalización7. Además,
la incidencia de las úlceras por presión, como reconoce la OMS, refleja la calidad asistencial de la
red hospitalaria de un país8.

Para una identificación objetiva y precisa del riesgo de presentar úlceras por presión se han
desarrollado diversas escalas9. Una de las más utilizadas es la de Braden, la cual ha sido validada
en diferentes escenarios10-12. Para predecir la población en riesgo de desarrollar úlceras por
presión y, de esta manera, manejar en forma más focalizada los recursos médicos y de enfermería,
diseñamos un estudio con el objeto de evaluar en nuestro medio la utilidad de instrumento de
Braden.
MATERIALES Y MÉTODOS

Pacientes. Criterios de inclusión: Todas las mujeres mayores de 60 años que ingresen al Servicio de
Medicina del Hospital Barros Luco-Trudeau, entre agosto y octubre de 2002. Criterios de exclusión:
Pacientes que a su ingreso al Hospital presenten úlceras por presión.

El Hospital Barros Luco-Trudeau es un centro de referencia que recibe a la población adulta del
sector sur de Santiago, estimada en 1.200.000 habitantes.

Diseño del estudio. El diseño de esta investigación corresponde a un estudio prospectivo


observacional en que se evaluó al ingreso al Hospital el riesgo de desarrollar úlceras por presión
con la Escala de Braden. Se buscó la presencia de úlceras por presión al ingreso, a las dos semanas
y al egreso.

Instrumentos

Escala de Braden (Figura 1). Evalúa el riesgo de desarrollar úlceras por presión en base a la
sensibilidad y humedad de la piel, la fricción del cuerpo con las sábanas, la movilidad, actividad y
nutrición del paciente. Un puntaje menor o igual a 16 implica riesgo de desarrollar úlceras por
presión, se utilizó este punto de corte ya que es lo que se describe por los autores de la escala
para su utilización13.

National Pressure Ulcer Advisory Panel. Instrumento mediante el cual las úlceras por presión son
etapificadas en cuatro grados según su profundidad (Figura 2). Mayor información sobre esta
clasificación puede encontrarse en las referencias 14 y 15.

Estadística. Los datos fueron analizados con el programa Epi-Info 6.04. Los resultados fueron
analizados según el riesgo relativo. Se considera significación estadística a p <0,05. Las diferencias
entre los promedios de riesgo de los diferentes grupos fueron analizados mediante T de Student.
Los resultados se expresan como media de desviación estándar.
RESULTADOS

La población estudiada en este trabajo corresponde a 70 pacientes ingresados al Servicio de


Medicina del Hospital Barros Luco-Trudeau mayores de 60 años, todas de sexo femenino. La edad
promedio de las pacientes fue de 74,7±8,7 años, con un rango de 61-96 años (Tabla 1).

Utilizando la escala de Braden, se obtiene que el promedio de puntaje de estas mujeres a su


ingreso era de 16,6±2,8. Al aplicar el punto de corte que los autores del test consideran de riesgo,
menor o igual a 16, obtenemos que 48,6% de las mujeres pueden definirse como en riesgo de
desarrollar úlceras por presión (Tabla 2). Del total de pacientes estudiadas,veinticinco (35,7%)
presentaron úlceras por presión. Más de la mitad (58,8%) de las mujeres con riesgo, según la
escala de Braden, desarrollaron úlceras por presión durante el período de observación. Un puntaje
inferior o igual a 16 implicó una probabilidad cuatro veces mayor de tener úlceras por presión (RR:
4,235 IC: 1,783-11,743 p <0,0001). La sensibilidad del test en nuestras pacientes fue de 80%, la
especificidad de 68,9%, el valor predictivo positivo de 58,8% y el valor predictivo negativo fue de
86,1%.

La mayor parte de las pacientes (80%) presentaron úlceras por presión superficiales (Tabla 3). Al
evaluar la etapificación de las úlceras por presión y relacionarla con el riesgo, se observó que las
pacientes que presentaron úlceras por presión en etapa I tenían un puntaje promedio de riesgo de
15,1±1,7; en aquellas con úlceras por presión en etapa II el promedio fue de 12,5±2,1 y las con
úlceras por presión en etapa III tenían un promedio de 11,0±1,0 (p <0,001). El puntaje promedio
de riesgo que presentaron el total de pacientes que desarrollaron úlceras por presión fue de
14,4±2,17, mientras que aquellas pacientes que no desarrollaron úlceras por presión tuvieron un
puntaje promedio de riesgo de 17,77±2,295; la diferencia de estos promedios es significativa
según la prueba de t-Student (tcalc: 6,02 á: 0,05).

El promedio de días cama fue de 10,5±9,174 con un rango entre 3-67 días.
DISCUSIÓN

En Chile, se han realizado pocos trabajos respecto a la incidencia y prevención del desarrollo de
úlceras por presión, a pesar de la importancia médica y económica que estas lesiones implican7,16.
Nuestros resultados muestran que la incidencia de úlceras por presión es un problema frecuente
en las mujeres hospitalizadas de edad avanzada, segmento etario reconocido de mayor riesgo de
presentar úlceras por presión2,3,5 y que presentan, además, una alta tasa de hospitalización.

El contar con un instrumento predictivo de riesgo de desarrollar úlceras por presión, se considera
de gran utilidad para poder realizar una mejor prevención17. Los resultados obtenidos por nosotros
demuestran que, en nuestro medio, la escala de Braden es un instrumento capaz de predecir
el riesgo de desarrollar úlceras por presión con una adecuada sensibilidad y especificidad. Sin
embargo, los resultados de otros trabajos muestran un amplio rango de sensibilidades (entre 35-
100%) debido, probablemente, a que fueron realizados en distintos ambientes y con poblaciones
diferentes, por ejemplo, en pacientes hospitalizados, ancianos en casas de reposo, en atención
primaria, etc9-12. El puntaje de corte para clasificar a los pacientes en grupos con y sin riesgo de
desarrollar úlceras por presión no ha sido bien definido, diferentes estudios utilizan distintos
puntos de corte11,18, el punto de corte utilizado en nuestro estudio fue de 16, que es el
recomendado por los autores del instrumento y que además se encuentra avalado en diversos
estudios, presentando una sensibilidad de 100%12,19. Otro factor que influye, es la definición y la
etapificación de las úlceras por presión que usan los diferentes estudios, habiendo algunos que
encuentran como significativas las úlceras por presión sólo de etapa 2 en adelante, quizás por la
mayor dificultad de reconocer una úlceras por presión en etapa 1, lo cual creemos no es
adecuado, ya que las úlceras por presión etapa 1 son las que se presentan con mayor
frecuencia20,21; y, si bien son reversibles en la mayoría de los casos, son un importante signo de
alarma para el personal de salud y el paciente, que permitiría actuar de manera preventiva,
evitando su progresión a grados mayores, y por ende, sus complicaciones. Esto es muy importante
de considerar, ya que lo que realmente determinará el desarrollo de una úlcera por presión, serán
los cuidados a los que se someta un paciente en riesgo. Si se interviniese en todos los factores que
facilitan el desarrollo de estas lesiones, los pacientes no desarrollarían finalmente úlceras por
presión, lo que podría explicar por qué un grupo de pacientes que tenía riesgo elevado en este
estudio no las desarrolló. Podemos deducir entonces, que la presencia de úlceras por presión está
muy relacionado con los cuidados que se les dé a los pacientes, y la escala de Braden nos permite
clasificar a qué pacientes se les debe proporcionar más cuidados.

Un resultado interesante en nuestro trabajo fue el hecho de que el puntaje obtenido en la Escala
de Braden se relaciona directamente con la gravedad de las úlceras por presión. Este hecho nos
muestra que, con medidas de prevención, en aquellos pacientes con mayor riesgo según esa
escala, no sólo se podría impedir el desarrollo de úlceras por presión, sino que además podríamos
evitar la aparición de lesiones profundas, las que son de más difícil manejo y tienen mayor
tendencia a complicarse.

En nuestro estudio, la gran proporción de úlceras por presión en etapa 1 se debería al medio
donde realizamos el trabajo, el Servicio de Medicina, ya que se trataría de pacientes de menor
gravedad y con menos factores de riesgo en comparación con servicios de mayor complejidad.
Esto se ve reflejado en que las pacientes no presentaban puntajes extremadamente bajos, a pesar
de presentar un cierto nivel de riesgo. Es por esta misma razón que creemos que registramos sólo
tres pacientes con úlceras por presión en etapa III y ninguna, en etapa IV.

En muchos estudios describen que el sitio más frecuente de úlceras por presión es la sacra22-24.
Nuestros resultados muestran que la localización más observada en estas pacientes fue en los
talones. Esta diferencia es difícil de interpretar, pero podría deberse a la definición que se use de
úlceras por presión. Las sacras son en general más profundas. En nuestro estudio predominaron
las úlceras por presión en los talones que son más superficiales.

Podríamos concluir señalando que la escala de Braden es un instrumento capaz de predecir el


riesgo de desarrollar úlceras por presión en la población femenina con una adecuada sensibilidad y
especificidad. Es, además, un instrumento de fácil aplicación, por usar conceptos claros y bien
definidos, que al aplicarse en el momento de ingreso de los pacientes podría servir como una guía
para disponer eficazmente de los recursos humanos y técnicos en aquellos pacientes en riesgo de
desarrollar úlceras por presión. Su utilidad en la prevención del desarrollo y complicación de
úlceras por presión traerá un menor costo económico y mayor beneficio en la atención de los
pacientes. Por esto, su aplicación clínica debiera ser recomendada.
Las úlceras por presión se clasifican según el tejido cutáneo que comprometa, así:

Eritema no blanqueable

Epidermis - dermis
Hipodermis: TCS

Tejidos profundos

Las úlceras por presión presentan un aspecto clínico que va variando a lo largo de su
evolución. Inmediatamente antes de la formación de una úlcera por presión, aparece en el
área expuesta al riesgo una zona de presión, la cual se observa clínicamente como un eritema
que blanquea al hacerle digito-presión.
Cuando la zona de riesgo NO es liberada de la presión en un período de aproximadamente 2
horas, esta zona se convertirá en una úlcera por presión grado I, la cual clínicamente se
presenta como un eritema que no blanquea a la presión. También puede observarse como
una mancha morada o violácea persistente.

La úlcera por presión grado II se caracteriza por comprometer tanto la epidermis como la
dermis (las dos primeras capadas de la piel). Al observarla se puede ver el tejido rojizo con
pérdida de la integridad de la piel, lo cual puede presentarse como ampollas o como una
laceración superficial.
La úlcera por presión grado III compromete además de la dermis y la epidermis, el tejido
celular subcutáneo (tejido graso). Se caracteriza por que drena un líquido seroso o purulento
cuando está infectada.

Las úlceras por presión grado IV son lesiones tan profundas que comprometen tejidos
como músculo, hueso, tejido cartilaginoso, vísceras, y demás estructuras que sean sometidas
a presión. Es frecuente observar tejido necrótico.

Zonas de riesgo

La piel puede ulcerarse en cualquier punto, pero existen algunas zonas de mayor riesgo
debido a que son el soporte del peso corporal en las diferentes posiciones (decúbito supino,
prono, lateral o sedente). De esta manera, de acuerdo a la posición en la que se encuentre la
persona, los sitios de mayor riesgo para formar una úlcera por presión son donde está la
prominencia ósea.
Si bien es cierto que la cintura pélvica es la zona con mayor probabilidad de presentar úlceras
por presión, es importante tener presente que toda la superficie corporal está expuesta a este
riesgo.

Se ha observado que los pacientes con compromiso de la vía aérea tratados con máscaras
de ventury, cánulas de oxígeno y ventilación mecánica no invasiva, presentan con frecuencia
úlceras por presión causadas por estos dispositivos sobre los pabellones auriculares, los
labios y otras zonas de la cara. Lo mismo sucede con pacientes con sonda nasogástrica,
sonda vesical permanente, sondas a tórax, férulas, tracciones, inmovilizadores, entre otros. Es
por ello importante tener siempre presente que cualquier elemento que rodee al paciente
puede ocasionarle presión continua y con ello una úlcera.

Otras zonas de riesgo:

 Pabellones auriculares
 Nariz
 Mejillas
 Labios, encía, paladar
 Muñecas
 Genitales externos

Cuando conocemos la fisiopatología de las úlceras por presión y la vulnerabilidad de los


pacientes, podemos implementar un adecuado plan de cuidados con miras a prevenir la
formación de éstas.
Son lesiones que aparecen en una zona de la piel que es sometida a una presión prolongada
sobre plano duro. Hay por tanto, dos factores indispensables en su aparición: LA PRESIÓN y
EL TIEMPO.
Cuanta más presión se produzca y más tiempo permanezca, más fácil será la aparición de una
úlcera.
LAS ÚLCERAS POR PRESIÓN
Son lesiones que aparecen en una zona de la piel que es sometida a una presión prolongada
sobre plano duro. Hay por tanto, dos factores indispensables en su aparición: LA PRESIÓN y
EL TIEMPO.
Cuanta más presión se produzca y más tiempo permanezca, más fácil será la aparición de una
úlcera.
¿CÓMO SE PRODUCEN LAS ÚLCERAS POR PRESIÓN?

La presión mantenida sobre una zona de la piel ejercida por el peso del cuerpo sobre un plano
duro provoca un colapso de los capilares encargados de nutrir la piel. Si esta situación de falta
de riego sanguíneo se mantiene, determinará primero la aparición de úlceras y posteriormente
la necrosis de los tejidos.
¿QUÉ FACTORES INFLUYEN EN SU APARICIÓN?

1. FACTORES EXTERNOS:
Factores mecánicos como los colchones y las sillas duras, o la fricción o roce con la ropa de la
cama, sobre todo si tiene arrugas, o por la postura excesivamente inclinada que hace que se
escurra el cuerpo
Inmovilidad física , que mantiene la presión del cuerpo sobre puntos fijos.
Humedad por malos cuidados o por incontinencia.
2. FACTORES INTERNOS:
Edad: más frecuente cuanta más edad tenga el paciente.
Alteraciones nutricionales.
Alteración de la sensibilidad: al no percibir el dolor de una postura peligrosa y molesta no se
cambia de postura y continúa la presión hasta dañar la piel.
Déficit inmunológico.
Alteración del estado mental o del nivel de conciencia.
¿DÓNDE APARECEN CON MÁS FRECUENCIA?
Las zonas de especial riesgo varían según la postura que se adopte:
Omóplatos.
Codos.
Sacro.
Talones.
Orejas.
Hombros.
Costillas.
Caderas.
Rodillas.
¿CÓMO SE PUEDEN CLASIFICAR?
Estadío I: Piel roja (eritema), con induración y calor local, pero no está rota la barrera cutánea y
se mantiene la integridad de la piel.
Estadio II: Úlcera superficial que tiene el aspecto de erosiones, ampollas y/o desgarros
superficiales.
Estadio III: Pérdida total del grosor de la piel que implica lesión o necrosis del tejido subcutáneo
y que puede extenderse hacia la profundidad, pero sin llegar a afectar a los músculos.
Estadio IV: Pérdida total del grosor de la piel con destrucción extensa, necrosis del tejido o lesión
en músculo y huesos. En este estadío las lesiones pueden presentarse con cavernas y túneles.
¿SE PUEDEN PREVENIR?
Se pueden y se deben prevenir.
Es necesario en primer lugar Identificar a todas las personas con factores de riesgo:
Inmovilización, mala nutrición, incontinencia fecal y urinaria y disminución del grado de
conciencia. Pensando en que pueden aparecer las úlceras.
Vigilancia estricta a estos pacientes con alto riesgo.
Hay tres pilares claves:
1. CUIDAR LA PIEL:
Examinar la piel todos los días.
Mantener la piel siempre limpia y seca.
Lavar la piel con agua, aclararla y secarla sin friccionar.
Aplicar cremas hidratantes.
No dar masajes intensos.
Poner apósitos protectores en las zonas de más riesgo.
2. MOVILIZACIÓN:
Cambios posturales cada dos o tres horas a los pacientes encamados y si esta en una silla,
debe cambiar de posición por lo menos cada hora. (Si usted mismo puede cambiar su posición,
hágalo cada 15 minutos).
No usar cojines en forma de rodete o anillo porque pueden favorecer las dificultades de aporte
circulatorio.
Evitar el contacto directo de las prominencias óseas entre sí, por ejemplo en las rodillas
Evitar el arrastre.
3. NUTRICIÓN:
Corregir los déficits nutricionales.
Aumentar la ingesta de proteínas, vitaminas y minerales.
Asegurar un estado de hidratación adecuado.

¿SON BUENOS LOS COLCHONES ESPECIALES?

Hay una serie de elementos que amortiguan la presión del cuerpo sobre la superficie de apoyo:
Borreguito antiescaras: Reduce la humedad, la presión y el rozamiento; actúa como
sobreempapador, y es de fácil limpieza.
Cojín de agua.
Protecciones locales: para los talones y los codos, almohadillando la zona, con instrumentos ya
comercializados los "codipies", o algodón sujeto con vendaje no compresivo, vigilando siempre
al menos cada 48 horas.
Colchones de aire: Están compuestos de cámaras de aire que se inflan y desinflan
alternativamente evitando la presión sobre el mismo punto durante tiempo prolongado.
Colchón de agua: evita los puntos de presión gracias al desplazamiento del líquido.
Colchón de espuma.
Colchón de silicona: distribuye las presiones y es confortable para el paciente.
¿SE CURAN?
Depende del grado de profundidad de la úlcera, del estado general de salud del paciente y del
tipo de cuidados que le dediquemos. Generalizando podemos decir que:
Úlcera grado I, puede tardar en curarse dos días aproximadamente.
Úlcera grado II, una a dos semanas.
Úlcera grado III, uno a tres meses.
Úlcera grado IV, meses o años, y en algunos casos no se consigue su curación total.

Qué Son Las Úlceras Por Presión


 1 Qué Son Las Úlceras Por Presión
o 1.1 Los Factores que empeoran la recuperación de una ulcera por presión son:
 2 Úlceras en la Piel, Ulceras de Grado 1
 3 Con Que Frecuencia Puedo Utilizar el Mepentol para Prevenir una Ulcera
 4 Tratamiento de Úlceras Por Presión
o 4.1 Ulceras de Grado 1
o 4.2 Ulceras de Grado 2
o 4.3 Ulceras de Grado 3
o 4.4 Curas Avanzadas de Ulceras

(Esta Guia esta orientada a un público No Profesional)

Las úlceras por presión son un tipo de herida originado principalmente por
una fuerza leve pero sostenida en el tiempo, en un mismo punto del cuerpo,
normalmente en zonas de apoyo como son los talones, el gluteo o el sacro.
Esta fuerza que origina la rotura inicial de la piel puede ser debida por el propio
peso de la persona cuando esta encamada o en decúbito y su situación general
es débil, unido a una ausencia parcial o total de movilidad.
Los Factores que empeoran la recuperación de una ulcera por
presión son:

 El estado general del paciente


 La ausencia de movilidad
 Factor edad
 Padecer enfermedades previas que alteren los procesos de cicatrización.
 Incontinencia Urinaria y factores relacionados
 Uso de Pañal 24 horas y Baja frecuencia del cambio e higiene del pañal.
 Bajo Nivel de Plaquetas en Sangre
 Bajo peso o Sobrepeso
 Diabetes (mal controlada)
 Consumo de Tabaco o Alcohol
 Insuficiencia Arterial o Venosa
 Medicación Previa

Úlceras en la Piel, Ulceras de Grado 1


Estas ulceras en la piel que se originan por aunsencia de movilidad y que son muy
comunes en los pacientes encamados, afectan a todas las edades.

La rotura de las primeras capas de la piel y el enrojecimiento de la zona afactada


son las caracteristicas principales de las ulceras en la piel de grado 1, las más
leves en profundidad dentro del amplio grupo de las llagas por decúbito.

Las úlceras de grado 1 son potencialmente heridas mucho mayores si no se


curan a tiempo, representan la “punta del Iceberg”.

Una úlcera grado 1 en una persona mayor, con factores en contra, en 24 horas
puede ser de grado 2 y seguir creciendo a grado 3 o 4.

La “ventaja” de la ulcera grado 1 es que es dolorosa y el paciente la identifica


como tal.

En este tipo de ulceras y basandome en mi experiencia profesional y en el estudio


de JM Carrasco (1) recomiendo el uso de Mepentol® y de sus variantes.
(Aloe Barbadenses y mimosa Tenuiflora)

Con Que Frecuencia Puedo Utilizar el Mepentol


para Prevenir una Ulcera
Según el estudio publicado por JM Carrasco (1) lo ideal seria aplicar Mepentol® 2
veces al dia ( cada 12 horas )
Pero se admite la variabilidad entre aplicar 1 vez al dia mínimo hasta un máximo
de 3 veces al dia.

Tratamiento de Úlceras Por Presión


Las Ulceras por presión tanto de grado 1 como 2,3 y 4 se curan a grandes rasgos
en 2 Fases.

1 Fase de Desinfección de la herida (aqui se utiliza Prontosan®o


Betadine®entre otros )

2 Fase de Recuperación de la herida (aqui se utiliza Hidrogel, Iruxol®, Parches


Hidrocoloides entre otros)

Todas las ulceras deben ser tapadas con apositos o parches con la única
excepción de las úlceras de grado 1 que pueden ir al aire.

Ulceras de Grado 1

El tratamiento mas indicado para las ulceras de grado 1 es el Mepentol® de


100ml con Pulverizador y que tiene un precio medio de 48,40€ en España.

Pese a que su precio puede parecer elevado y cierto es que hay otras versiones
del producto más económicas como el Mepentol Leche que se puede encontrar
por debajo de 40€ con el doble de volumen, ambos productos son los estamos
utilizando a nivel profesional con mejores resultados.

Ulceras de Grado 2

Cuando la ulcera consigue romper la integridad de la piel y se aprecia una


discontinuidad en el tejido, estamos hablando de úlceras de grado 2.

En estos casos podemos utilizar tambien el producto Mepentol®.

Aunque sorprenda ya que es más famoso por solucionar las úlceras de grado 1 el
Mepentol es un excelente tratamiento de las ulceras de grado 2.

Las úlceras de grado de grado 2 son más sensibles a recibir infecciones, porque el
tejido cutaneo esta roto.

Pienso que es fundamental tener una higiene muy cuidada en la zona.

Eliminar o reducir en la medida de lo posible el uso del pañal, ya que es un factor


negativo para la llaga y con un alto riesgo de causar infecciones.
En las úlceras por decúbito de grado 2, bien controladas, se pueden utilizar
parches para recuperar la herida que pueden durar mas de 24 horas segun el
criterio de la enfermera.

Los tres modelos de Parche que estamos utilizando son:

 Tielle – Tielle Plus – Tielle Xtra


 Sure Skin 2, Parche Hidrocoloide
 Mepilex Border

Ulceras de Grado 3

Las Ulceras de Grado 3 son de muy difícil abordaje, y mantenerlas controladas


sin progresión ya podria ser en cierta medida un éxito.

Son úlceras que pueden llevar varios meses de evolución.

En muchas ocasiones No son dolorosas porque el tejido cutaneo esta totalmente


destruido y solo se aprecia dolor en la zona periférica de la herida (en los bordes)

Para este tipo de escara por decubito lo mejor que podemos hacer para
desinfectar es:

Aplicar el producto Prontosan® durante 1 o 2 minutos, segun estudio de Dr.


Alvaro Pascual (2) aunque el Fabricante recomienda utilizarlo durante 15 min.

Ponemos una gasa esteril en la escara, y la empapamos con Prontosan Liquido.

Una vez cumplida esta fase 1 de desinfección, retiramos la gasa impregnada en


prontosan y según la profunidad de la misma podriamos utilizar varios productos.

Existe otra manera valida de desinfectar la herida:

Que es el uso de betadine y posteriormente un lavado con suero fisiológico, esta


es la cura más utilizada por enfermeras en los centros de salud y hospitales, pero
No la mejor.

El mejor producto para recuperar una herida si tiene un aspecto homogeneo y no


se aprecian diferentes irregularidades en la herida es el Purilon, pero es de uso
Hospitalario, con lo cual tendremos el problema de no encontrarlo facilmente en
Farmacias.

Curas Avanzadas de Ulceras


También podemos utilizar la producto Intrasite Gel o Hidrogel cuando la úlcera
por presión es profunda y presenta diferentes tejidos como esfacelo, que es un
tejido de la herida irregular de color blanco.

Cuando el tejido de la herida es especialmente irregular y con presencia de partes


negras (correspondiente a tejido necrótico) el producto que estamos utilizando es
el Iruxol Neo, que es una variante del Iruxol que contiene Neomicina, un
antibiótico diluido que es muy util en escaras difíciles, especialmente lo
recomendamos en úlceras sacras.

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