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Maestría en Psicología Forense

Neuropsicología de la
Violencia

Facilitadores:

MPsc. Andrés González


MPsc. Juan C. Miranda
Curso EIMPA 2018
¿QUÉ ES NEUROPSICOLOGÍA?

• La Neuropsicología se inscribe en el ámbito de la Neurociencia, que es un


abordaje multidisciplinar del estudio del sistema nervioso cuyo objetivo es
unificar el conocimiento de los procesos neurobiológicos y psicobiológicos.

• La Neuropsicología es una Neurociencia que estudia las relaciones entre el


cerebro y la conducta tanto en sujetos sanos como en los que han sufrido
algún tipo de daño cerebral (Kolb & Whishaw, 2002; Rains, 2003).
• Es esencial que todo psicólogo tenga conocimientos de neurociencias, en
particular de psicobiología y neuropsicología, toda vez que la conducta es
una función del cerebro humano.

• En el caso particular para explicar la violencia, al tener múltiples variables


que se encuentran relacionadas, se requiere tanto de conocimientos
psicosociales y de elementos neurocientíficos que aportan a explicación de
la misma.
FUNCIONES EJECUTIVAS, LÓBULO FRONTAL Y
VIOLENCIA
FUNCIONES EJECUTIVAS

• El término “funciones ejecutivas” es debido a Muriel Lezak (1982)


quien las define como las capacidades mentales esenciales para llevar
a cabo una conducta eficaz, creativa y aceptada socialmente.
FUNCIONES EJECUTIVAS, LÓBULO FRONTAL Y
VIOLENCIA

Planificación y
organización

Automonitoreo Abstracción

Iniciativa/Volición
Flexibilidad
cognitiva

Control Atención
Inhibitorio Selectiva

Memoria
Fluidez
de Trabajo
OTRAS HABILIDADES COGNITIVAS DE MAYOR
JERARQUÍA

• Recientemente se ha hecho énfasis en capacidades psicológicas no


incluidas dentro del concepto Funciones ejecutivas, sino
capacidades de mayor jerarquía cognitiva.
METACOGNICIÓN/ AUTOMONITOREO

• La metacognición es el proceso con mayor jerarquía cognitiva y


no se considera una función ejecutiva sino un proceso de mayor
nivel .

• Es definida como la capacidad para monitorear y controlar los


propios procesos cognoscitivos.
MENTALIZACIÓN

• La capacidad de pensar lo qué otra persona puede estar


pensando, pensará y/o reaccionará en relación a una situación o
evento particular.

• Es una de las capacidades humanas más importantes para las


relaciones interpersonales y sociales.
• Los sujetos con alteraciones en la capacidad de mentalización no pueden
estimar ni comprender el proceso de pensamiento de otras personas y no
pueden estimar las experiencias psicológicas desde la perspectiva de los
demás.

• Ejemplo: Personas con autismo.

• En neuroimágen funcional se ha encontrado que la CPFM (Corteza prefrontal


medial) es la región de la CPF más relacionada con la capacidad de
mentalización.
COGNICIÓN SOCIAL

La capacidad de cognición social se ha propuesto para definir los


procesos cognitivos que incluyen al sujeto (con sus motivaciones y
valores) en un contexto social en donde hay que tomar decisiones
personales .
Se plantea que la cognición social requiere de un modelo mental del
sujeto (auto-conocimiento) que le permita identificar su papel
particular dentro de un contexto familiar, laboral y social; de forma que
pueda estimar, regular y planear cómo puede lograr satisfacer sus
intereses en un ambiente social complejo.
Se ha identificado que la CPF derecha, en particular el polo frontal,
puede ser el nodo más importante en el soporte de estas capacidades.

Las regiones polares de la CPF (particularmente el polo frontal derecho)


son primordiales para algunas capacidades incluidas dentro de la
cognición social, como son la interpretación del humor y la interpretación
no literal de mensajes verbales como los refranes, debido a que para su
comprensión se requieren de la actualización e integración de elementos
autobiográficos.
A) CORTEZA PREFRONTAL ORBITAL O CORTEZA
ÓRBITO FRONTAL (COF)
DIVISIONES DE CORTEZA ORBITOFRONTAL (VISIÓN
VENTRAL)
• Corteza orbital

• Estructura primaria de regulación de la inhibición, toma adecuada de


decisiones y razonamiento moral.
• Está implicada activamente en la selección de objetivos y el control
de los procesos emocionales, ya que mantiene estrechas conexiones
con el sistema límbico. (Portellano, 2005)
• Toma de decisiones basadas en estados afectivos (Ardila y Ostrosky,
2012)
B) CORTEZA PREFRONTAL MEDIAL O CORTEZA
FRONTO-MEDIAL (CFM)
• Soporta procesos como la inhibición, detección y solución de conflictos, al
igual que la regulación y el esfuerzo atencional.
• También participa en la regulación de la agresión y de los estados
motivacionales (Fuster, 2002).
• Área del cíngulo anterior y la porción caudal de la corteza frontomedial
constituyen la región paralímbica más larga de los lóbulos frontales ,
interviene en la habituación y aprendizaje específicamente en el
mantenimiento de la consistencia temporal durante las respuestas
conductuales, así como la integración de las respuestas atencionales
relacionadas con el flujo de los procesos afectivos. ( Ostrosky y Flores,
2012)
C) CORTEZA PREFRONTAL DORSOLATERAL
• Está implicada en funciones como memoria de trabajo, organización
temporal del comportamiento, razonamiento, formación de conceptos y
generación de acciones voluntarias. (Portellano, 2005)
• Toma de decisiones.
• Esta corteza parece ser la principal involucrada en el monitoreo y la
manipulación de la información (Ardila y Ostrosky, 2012)
• La CPFDL recibe e integra información acerca del ambiente externo, del
interno, y del estado emocional del organismo. Estos circuitos proveen
esencialmente al organismo de la habilidad de guiar su comportamiento a
través de representaciones mentales del mundo percibido y también puede
actuar libre de la influencia de su ambiente. (Ardila y Ostrosky, 2012)
• Según Ostrosky y Interviene en generación de hipótesis y estrategias
de trabajo, seriación y secuenciación (Stuss & Alexander, 2000), y
representa el aspecto “frío” de la toma de decisiones (Kerr & Zelazo,
2003).
VISTAS DEL LÓBULO FRONTAL
DATOS NEUROPSICOLÓGICOS…

• Gran parte de la investigación se ha centrado en la idea de que los


delincuentes violentos tienden a mostrar disfunciones del lóbulo
temporal y frontal, que parecen ser más pronunciadas en el hemisferio
dominante (generalmente izquierdo). (Golden y Lashley, 2014).

• En una población mixta con delincuentes violentos y no violentos, el


73% de los que tuvieron evaluaciones neuropsicológicas forenses
cometieron delitos violentos que mostraron evidencia de lesión
cerebral, en comparación con el 28% de los delincuentes no violentos
(Bryant et al., 1984).
• De acuerdo a dicho estudio, citado por Golden y Lashley (2014), los
delincuentes violentos mostraban procesos cognitivos básicos
normales, pero estaban deteriorados en procesos que requerían que
integraran y analizaran la información más allá de los procesos
básicos.

• Ellos eran pobres en anticipar las consecuencias de su pensamiento y


mostraron una pobre visión para reconocer que estaban cometiendo
errores.
• Williams et al. (2010) examinó la tasa de prevalencia y el riesgo de
reincidencia en los presos con lesión cerebral traumática.
• Se evaluaron ciento noventa y seis delincuentes que llevaban condenas
por una serie de delitos como violencia, drogadicción, robo o delitos
sexuales. Un cuestionario de auto-reporte incluyendo datos demográficos
Información, historial de ofensa, y la historia de Traumatismo cerebral y
daño (TC), incluyendo calificaciones de nivel de conciencia.
• El sesenta y uno por ciento de los encuestados reportaron un evento de
lesión en la cabeza con un 16% sufriendo un traumatismo
craneoencefálico moderado a severo, con un 48% reportando
Traumatismo cerebral y daño leve, siendo el 60% de la TCE leve
recurrente.
• Los resultados del estudio Williams indican que una historia de traumatismo
cerebral y daño cerebral (TC) fue significativa para varios factores como la
edad en la entrada en el sistema legal, el tiempo reciente en custodia, y la
reincidencia. Aquellos con una historia de (TC) fueron más jóvenes (16,4
años) que aquellos sin historia de (TC)(20,1 años) cuando fueron
condenados por un delito.
• Aquellos que informaron un historial de (TC) indicaron haber pasado más
tiempo encarcelados en los últimos 5 años que aquellos sin historia de TC.
Los resultados indicaron que pasaron 7 meses más encarcelados.
• Por último, los que informaron TC indicaron diferencias significativas en la
reincidencia en comparación con los que no tenían TC, ya que estaban más
bajo custodia.
• Kramer et al. (2011) descubrieron que los participantes agresivos de
alto rasgo evidenciaban un comportamiento más impulsivo que los
participantes agresivos de bajo rasgo en la Torre de Londres (TOL).

• Un estudio longitudinal de Barker et al. (2007) informaron que la


violencia física frecuente se asoció con un menor desempeño
ejecutivo y desempeño verbal.
• Una revisión de Brower y Price (2001) concluyó que la investigación ha
demostrado una conexión entre el comportamiento agresivo y la lesión
cerebral, específicamente involucrando los lóbulos frontales en individuos
con antecedentes de comportamiento violento y criminal.
• Además, se encontró el mayor apoyo asociando el daño focal prefrontal y un
subtipo impulsivo de comportamiento agresivo.
• En general, la disfunción de la corteza prefrontal se asoció con un aumento
de las tasas de comportamiento agresivo y antisocial en comparación con
los sujetos que no sufrieron lesiones o lesiones cerebrales no frontales.
Estos hallazgos también se evidenciaron con déficits de la red prefrontal en
sujetos agresivos y antisociales en estudios que utilizaban pruebas
neuropsicológicas, neurológicas, EEG y neuroimágen.
• Adrian Raine, especialista norteamericano en investigación de la
psicopatía, ha observado que algunos individuos que han cometido
crímenes violentos tienen más pequeña y menos activa la corteza
prefrontal, que es la parte del cerebro implicada en el razonamiento y
el control emocional.
• Los individuos con esas alteraciones pueden perder la capacidad de
frenar sus impulsos agresivos y también la de imaginar las
consecuencias de comportarse violentamente.
• De acuerdo a Raine & Yang, 2006, citado por Ostrosky y Díaz
(2012), el déficit en el funcionamiento de la CPFDL (Corteza
prefrontal dorsolateral) ha sido relacionado más frecuentemente
con el trastorno antisocial, donde un mal funcionamiento de ésta
puede llevar a la impulsividad cometiendo reincidencia y
rompiendo las convenciones sociales, que han sido reportadas en
poblaciones criminales.
• El profesor de psicología Adrián Raine, utilizó las técnicas de
neuroimágen para investigar si existen diferencias en la actividad
cerebral entre dos formas de agresión.
• Dividieron a los asesinos estudiados en dos grupos.

• El primer grupo estaba conformado por asesinos controlados que


planificaban su crimen, carecían de afectividad y habían atacado a
personas extrañas.
• Los integrantes del segundo grupo eran asesinos afectivos que
actuaban de forma mucho menos planificada, bajo una emoción muy
intensa y, principalmente, en el propio hogar. (Ostrosky, 2011)
• Raine y sus colaboradores encontraron que la corteza prefrontal de los
asesinos afectivos presentaba tasas de actividad bajas. Precisamente
en esta parte del cerebro se localiza el mecanismo encargado de
controlar los impulsos agresivos.

• Por otra parte, las investigaciones arrojaron que los asesinos


depredadores mostraban un funcionamiento prefrontal relativamente
estable.
• Así, quedó corroborada la hipótesis de que una corteza prefrontal
intacta les permite mantener bajo control su comportamiento,
adecuándolo así a sus nefastos fines.(Ostrosky, 2011).
• Raine también concluyó que, en comparación con las personas normales,
ambos grupos de asesinos presentaban mayores tasas de actividad en las
estructuras que integran el "cerebro emocional", incluyendo la amígdala, el
hipocampo y el hipotálamo.

• Aparentemente, debido al exceso de actividad en estas estructuras, los


asesinos de uno y otro grupo podían ser más proclives a comportarse
agresivamente. No obstante, lo que distinguía a los depredadores era que
tenían un funcionamiento prefrontal lo bastante bueno para regular sus
impulsos agresivos y poder manipular a otros para alcanzar sus propias
metas.
VIDEO.

• http://www.dailymotion.com/video/x377pk5
GUIDO FRANK (2007)
• Estudio liderado por Guido Frank (2007), científico y físico de la Universidad
de California, que con imágenes de resonancia magnética del cerebro ha
analizado la actividad neuronal de un pequeño grupo de adolescentes
valorados como “reactivamente agresivos”. Las reacciones de estos
individuos son desproporcionadas y, en estos casos, las personas son
incapaces de controlarse a sí mismas.
• Cuando se le mostró al grupo analizado imágenes de rostros amenazantes,
los cerebros de los adolescentes agresivos, comparados con gente capaz de
controlarse, mostraron una mayor actividad en la amígdala, una parte del
cerebro que se relaciona con el miedo; y una menor actividad en el lóbulo
frontal, región cerebral vinculada a la capacidad de razonamiento y de toma
de decisiones, así como al auto-control.
• En dicho estudio, la actividad en la amígdala reflejaría que los
participantes más agresivos sentían más miedo cuando veían las
caras amenazantes y, al mismo tiempo, eran menos capaces que el
resto de controlar sus propios actos.
• Ostrosky y Díaz (2012) retoman algunos estudios realizados, en donde
se estila que los circuitos neuronales involucrados en el procesamiento
emocional se encuentran íntimamente conectados con la corteza
prefrontal orbital (Davidson et al., 2000; Fuster, 1999; 2008; Kerr &
Zelazo, 2003) e involucran procesos como la inhibición y la toma de
decisiones de riesgo, mientras que el área dorsolateral se ha
relacionado con procesos como la flexibilidad mental, la memoria de
trabajo, la planeación y la secuenciación que se engloban bajo el
concepto de funciones ejecutivas las cuales se encuentran
íntimamente ligadas con la solución de problemas, la atención
sostenida y el aprendizaje (Cummings & Miller, 2007).
• Sin embargo, las personas violentas en población general, muestran
un componente de menor funcionamiento orbitomedial que se
comparte con este tipo de poblaciones podría señalarnos que el
componente violento de la conducta podría estar más íntimamente
relacionado con la falta de inhibición, la impulsividad y la falta de
control de impulsos que podría estar repercutiendo en el circuito de
regulación emocional y conductual. (Ostrosky y Díaz, 2012)
• Éste, es un déficit que se comparte con poblaciones psicópatas e
institucionalizadas y que los procesos relacionados con las funciones
cognitivas de alto rango como las funciones ejecutivas, la atención, la
planeación, la flexibilidad mental, la abstracción y el autoconcepto, se
encuentran relativamente preservadas en esta población y son las que
han ayudado a conservar una conducta dentro de lo que es aceptado
en la sociedad, y que sean éstas las que regulen los procesos
relacionados con estructuras más límbicas y orbitomediales donde se
genera la emoción básica del enojo y la violencia. (Ostrosky y Díaz,
2012)
• Datos confirman que las personalidades violentas y antisociales presentan
alteraciones neuropsicológicas en comparación con la población control.
Estos datos concuerdan con diversas investigaciones (Barratt, Stanford,
Kent et al., 1997; Barratt, Stanford, Felthous et al., 1997; Blair & Cipolotti,
2000; Newman, 1998; Raine et al., 1998), que han reportado estos hallazgos
. (Ostrosky-Solis, Arias García, 2008)

• Individuos violentos impulsivos indican que pueden ser claramente


diferenciados de la población no violenta, mostrando un deterioro cognitivo
significativo en atención, memoria y funciones ejecutivas, lo que podría
explicar su dificultad para monitorear y controlar su conducta de una manera
adecuada.
• Los datos obtenidos no permiten mostrar perfiles característicos entre
agresores impulsivos y premeditados, excepto en medidas
psicológicas de impulsividad y hostilidad. (Ostrosky y Díaz, 2012)
EN POBLACIÓN CON PSICOPATÍA

• La inhibición y la toma de decisiones riesgosas sin el adecuado aprendizaje


de los errores previos (Blair & Cipolotti, 2000; Damasio, 1995) y la dificultad
de los sujetos violentos psicópatas para acceder a sus emociones, debido a
la inhabilidad de presentar marcadores somáticos (Raine, 2002).
• Raine y Buchsbaum (1996) propusieron que la disfunción prefrontal es mejor
vista como un factor de riesgo para presentar conductas violentas, que una
causa del fenómeno.
• En el estudio, la población con psicopatía presentó alteraciones en la batería
de Funciones Frontales y Ejecutivas, mostrando deficiencias en las
funciones orbitofrontales y dorsolaterales. . (Ostrosky-Solis, Arias García,
2008)
• El funcionamiento neuropsicológico orbitomedial de los psicópatas es
diferente al de los sujetos del grupo control, obteniendo un desempeño
significativamente más bajo en tareas que involucran procesos de
inhibición y de toma de decisiones, estos procesos cognitivos de
inhibición y toma de decisiones han sido relacionados con el
funcionamiento de la corteza prefrontal orbitomedial. Díaz, Ostrosky,
Romero & Pérez López (2013).
• Un funcionamiento orbitofrontal pobre ha sido consistentemente ligado
a los individuos con Trastorno Antisocial de la Personalidad (Blair,
2004; Mithchell, Colledge, Leonard, & Blair, 2002; Rolls, 1996) .

• Alteración en las zonas dorsolaterales también puede predisponer a


una perseveración en las respuestas (presentar conductas antisociales
a pesar del castigo repetido), así como una pobre planeación y
organización, lo que resulta en un estilo de vida disfuncional tanto
social como ocupacionalmente (Giancola, 1995; Hoaken et al., 2003;
Maia & McClelland, 2004; Manes et al., 2002; Séguin, 2004).
ALTERACIONES DE LÓBULO TEMPORAL Y
VIOLENCIA…
ALTERACIONES DE LÓBULO TEMPORAL Y
VIOLENCIA…
• Un gran número de delincuentes violentos reincidentes muestran un
menor metabolismo en el córtex temporal izquierdo, y que cuando los
delincuentes muestran poca culpabilidad, arrepentimiento o
comprensión del significado de sus actos.

• La alteración temporal produce brotes aleatorios de rabia y violencia,


junto con un bajo control de impulsos, pero no impide que se retenga
el input cortical para entender el significado social del comportamiento.
Existe relación entre lesiones temporales y agresores sexuales.
(Moya-Albiol, 2004)
• De acuerdo a Kruk et al., (1983) citados por Miczek y Meyer (2014):

“ De todas las áreas del cerebro, el área hipotalámica es una de


las áreas mejor estudiadas en relación con la agresión. El área de
ataque hipotalámica (HAA) es una región que contiene varios núcleos
hipotalámicos (hipotálamo lateral y ventromedial) donde la estimulación
eléctrica puede provocar un comportamiento de ataque”.
AMBIENTE Y CEREBRO
• Bajo desempeño neurocognitivo y adversidad familiar tenían
indicadores de agresión cuatro veces más altos que los
muchachos con ya sea solo adversidad o solo déficit
neuropsicológico. (Raine, 2002)
• Factores de riesgo biológicos que predisponen el
comportamiento antisocial pueden aminorarse con los efectos
de un ambiente familiar positivo.
• Sobrecarga de demandas sociales en la adolescencia =
Disfunciones Ejecutivas (Raine, 2002)
NEUROBIOQUÍMICA Y
NEUROENDOCRINA.
NEUROBIOQUÍMICA Y NEUROENDOCRINA.

• Niveles altos de testosterona y cortisol y el incremento en el


comportamiento agresivo y violento. Usa la agresión para elevar su
estatus de dominio.

• Ofensores violentos tenían niveles de serotonina más bajos en la


sangre que los grupos de control. Serotonina baja e historial de hogar
conflictivo tres veces más posibilidades de llegar a ser violentos a la
edad de 21 años.

• Exposición al plomo o el manganeso en el ambiente.


PSICOFISIOLOGÍA

• La frecuencia cardiaca en reposo es generalmente baja en


personas antisociales. Ej.: Frecuencia cardiaca baja a la edad
de 3 años se relacionaba con la agresión a la edad de 11 años
en familias de clases altas.
• Se habla sobre que existen factores protectores biológicos, en
contra de conductas antisociales como la excitación del
sistema nervioso autónomo. Excitación electrodérmica y
cardiovascular. (En hijos de padres criminales).
• Actividad autónoma baja podría predisponer a la conducta
antisocial y criminal.
• Teoría de la falta de miedo: Apunta que niveles bajos de
excitación son marcadores para niveles bajos de miedo y
ansiedad.
• Un nivel de falta de miedo, especialmente durante la niñez,
ayudaría a explicar una socialización deficiente dado que un
miedo bajo al castigo reduciría la efectividad del
condicionamiento, dando como resultado desinhibición
conductual (Ej. manejo de límites). (Enfoque Déficit de
aprendizaje por evitación).
• Teoría de la búsqueda de estimulación: afirma que la baja
excitación representa un estado psicológico desagradable y que
los individuos antisociales buscan la estimulación con el fin de
llevar sus niveles de excitación a niveles óptimos o normales.

• Conducta violenta = forma de estimulación= homeostasis


fisiológica.
MUCHAS GRACIAS

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