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Una novela de....

L.J Smith - Aubrey Clark


LIBROS EN LA SERIE VAMPIRE
DIARIES
THE VAMPIRE DIARIES:
VOL. I: THE AWAKENING
THE VAMPIRE DIARIES:
VOL. II: THE STRUGGLE
THE VAMPIRE DIARIES:
VOL. III: THE FURY
THE VAMPIRE DIARIES:
VOL. IV: DARK REUNION
THE VAMPIRE DIARIES:
THE RETURN VOL. 1: NIGHTFALL
THE VAMPIRE DIARIES:
THE RETURN VOL. 2: SHADOW SOULS
THE VAMPIRE DIARIES:
THE RETURN VOL. 3: MIDNIGHT
THE VAMPIRE DIARIES:
THE HUNTERS VOL. 1: PHANTOM
THE VAMPIRE DIARIES:
THE HUNTERS VOL. 2: MOONSONG
THE VAMPIRE DIARIES:
THE HUNTERS VOL. 3: DESTINY RISING
THE VAMPIRE DIARIES:
STEFAN’S DIARIES VOL. 1: ORIGINS
THE VAMPIRE DIARIES:
STEFAN’S DIARIES VOL. 2: BLOODLUST
THE VAMPIRE DIARIES:
STEFAN’S DIARIES VOL. 3: THE CRAVING
THE VAMPIRE DIARIES:
STEFAN’S DIARIES VOL. 4: THE RIPPER
THE VAMPIRE DIARIES:
STEFAN’S DIARIES VOL. 5: THE ASYLUM
THE VAMPIRE DIARIES:
SSTTEEFFA
ANN’’SS DDIIA
ARRIIEESS V
VOOLL.. 66:: TTHHEE C
COOM
MPPEELLLLEEDD
Una nota sobre los Hashtags
en este libro .
El diario de Elena puede ser privado, pero este Libro no lo es.
Todo el mundo está hablando de los mayores escándalos, giros y
momentos dignos de desmayo.

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1
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opinen sobre el desarrollo del libro. Recomiendo el uso de esto sólo a los que hablan y/o entienden inglés.
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Krispipe

SSttaaffff ddee TTrraadduucccciióónn


Evarg7 Meslusanti
Krispipe Arifue
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MewHinne Leii Lynch
Isane33 Violet
3lik@

MMoodd.. CCoorrrreecccciióónn
Mewhiine

SSttaaffff DDee CCoorrrreecccciióónn


MewHiine MaryJane♥
Zipzap774 Evarg7
Karlix Pili

DDiisseeññoo
Mariiel
Índice
Agradecimientos Capítulo 18
Índice Capítulo 19
Sinopsis Capítulo 20
Capítulo 1 Capítulo 21
Capítulo 2 Capítulo 22
Capítulo 3 Capítulo 23
Capítulo 4 Capítulo 24
Capítulo 5 Capítulo 25
Capítulo 6 Capítulo 26
Capítulo 7 Capítulo 27
Capítulo 8 Capítulo 28
Capítulo 9 Capítulo 29
Capítulo 10 Capítulo 30
Capítulo 11 Capítulo 31
Capítulo 12 Capítulo 32
Capítulo 13 Próximo libro
Capítulo 14 Sobre L.J. Smith
Capítulo 15 Info. R&R
Capítulo 16 Créditos
Capítulo 17
Sinopsis
A hora que las propiedades mortales de la sangre de Elena
han sido descubiertas, Stefan ha estado eliminando Antiguos a
diestra y siniestra. Pero cuando Elena casi muere en un
accidente de auto uno que claramente no es un accidente ella
comienza a darse cuenta de que uno de los Antiguos, Solomon, está
empecinado en acabar con ella. Y él puede ser lo suficientemente
poderoso para hacerlo: Solomon es fuerte e inteligente., y es una
fuerza prácticamente invisible en el pueblo, solo dejándose ver
cuando lo desea. Incluso con su nuevo amigo cazador, Jack, y sus
cohortes de su lado, con Solomon cerca nadie de los que Elena
ama está a salvo.

Mientras tanto, la última aventura de Damon y Katherine termina en


desastre cuando son atacados por vampiros y no cualquier
vampiro. Unos que Damon no puede percibir y que no caen víctimas
del sol o las estacas. Damon está determinado a descubrir este
misterio antes de que los vampiros puedan con ellos…

Pero mientras que Elena, Stefan y Damon se conocen bien, nada


es lo que parece, y las más impactantes y dolorosas verdades son
las que ellos menos esperan. Esta última trilogía de la serie éxito en
ventas The Vampire Diaries te dejará sin aliento, y cambiará la vidas
de estos amados personajes para siempre.
Capítulo 1 Traducido por Evarg7
Corregido por MewHiine

Querido Damon:

Ayer me sentí feliz. No en mi usual resplandor de todos los días, si no


una felicidad salvaje y feroz que corría por mis venas como fuego.

Tendría que haberlo sabido, incluso sin el ligero tirón del vínculo entre
nosotros dos, que esa alegría venía de ti. Se sentía como tú. ¿Qué estás
haciendo? ¿Dónde estuviste ayer?

Me alegra que estés feliz, Damon.

Te echo de menos. Gracias al vínculo que los Guardianes forjaron,


nunca estamos realmente lejos el uno del otro. Estoy constantemente al
tanto de ti, con un ligero zumbido de Damonidad corriendo a través de
mí. Pero me gustaría verte en persona.

No puedo creer que hayan pasado cuatro años. Pienso en cómo nos
dijimos adiós, esa última tarde en Dalcrest, ese vínculo tan nuevo entre
nuestras auras, y cómo lloré, y seguía deseando que pudiera convencerte
para que te quedaras.

Stefan también te echa de menos. Seguimos diciendo que pronto nos


tomaremos unas semanas e iremos a encontrarte, donde sea que estés.
Stefan puede mostrarme las calles de los alrededores por las que no ha
caminado en siglos, y tú puedes llevarnos a los clubs nocturnos más
calientes, y todos nosotros estaremos juntos otra vez. Familia.

A veces siento que estoy perdiendo tanto de mi pasado. Tía Judith me


dijo ayer que quiere vender nuestra casa en Fell's Church y mudarse a
Richmond. Tiene sentido: Robert no tendrá que trasladarse diariamente
para el trabajo, y mi hermanita puede ir a un colegio genial en la ciudad.
Y después de todo, ya no vivo allí.

Pero no puedo evitar recordar cómo mi madre y yo redecoramos mi


dormitorio antes de que muriese, cuántas noches Bonnie, Meredith,
Caroline y yo pasamos allí, teniendo fiestas de pijamas y contándonos
secretos. Cómo tú y Stefan me sujetaron en sus brazos allí, en tiempos
diferentes y por razones diferentes.

Puedo decirle adiós a esa casa, incluso cuando duela, pero no te puedo
decir adiós a ti también. Por favor, Damon, prométeme que nos
volveremos a ver.

Elena Gilbert gimió y pasó sus dedos por su rubio cabello. ¿Por qué
era tan difícil ir al grano? Se estaba distrayendo con sus emociones,
cuando quería mandarle un correo electrónico a Damon por una razón.

Pero tú ya sabes que te echo de menos, tipeó ella. Ahora, hay algo de
lo que tengo que advertirte.

Elena levantó la mirada de su laptop, mirando alrededor de su sala


de estar. Todo en el apartamento de Stefan y suyo estaba sereno. Cálida
luz artificial amarilla iluminaban las pálidas paredes con
reproducciones enmarcadas de las exhibiciones de arte a las que
habían asistido ella y Stefan: una pareja abstracta abrazándose, sus
cuerpos fundiéndose el uno en el otro; un ángel del Renacimiento con
rostro rígido; un campo lleno de flores silvestres. La foto de la
hermanita de Elena, Margaret, sonriendo en la graduación de su
escuela primaria sobre la mesa junto al sofá; en otra foto, Bonnie y
Elena estaban vestidos plateados de damas de honor a cada lado de
Meredith, cuyo rostro estaba iluminado por una rara sonrisa. Cortinas
con intenso brocado cubrían las ventanas, dejando fuera la oscuridad.
Sammy, su blanco gato de pelaje largo, se estiró lujosamente a lo largo
de los almohadones del sofá, sólo una pequeña porción de un ojo
dorado demostraba que estaba despierto.

En la parte superior del pesado armario de de caoba descansaba la


pequeña colección de las cosas que Stefan había llevado consigo en
todos sus años de deambular por el mundo: unas monedas de oro, una
daga con empuñadura de marfil, una taza de piedra amasado en plata,
un reloj—colgante de oro y un pequeño cofre de hierro. Y finalmente, la
más reciente adición a sus tesoros: un lazo para el cabello de seda del
color del albaricoque, manchado de lodo, que Elena había perdido una
vez en el cementerio.

Elena recordaba la primera vez que había visto esos objetos en las
habitaciones de Stefan en Fell’s Church, en la época en la que él había
sido un misterioso extraño, casi aterrador. Ahora ella sabía la historia
detrás de cada una de ellas, entendía todos esos talismanes del pasado
de Stefan.
El tranquilo apartamento era prácticamente lo opuesto exacto a
donde sea que esté Damon ahora mismo, lo que era probablemente
lleno de luces brillantes y coches rápidos. Ella había estado tan
preocupada por tanto tiempo —pero aquí, en la casa que ella y Stefan
habían hecho juntos, estaba contenta.

Por supuesto, ellos nunca estaban completamente a salvo. Pero desde


la derrota de Klaus cinco años antes, nada más peligroso que un
solitario y joven hombre—lobo o un vampiro recientemente hecho,
habían sido atraídos por las líneas de fuerza que cruzaban el área de
Dalcrest. Ellos tendrían que ir más allá para pelear contra el verdadero
mal; aquí ellos se sentían protegidos.

Y ella era feliz. Generalmente.

Sólo había... un persistente sentido de peligro que había estado


acercándose sigilosamente a ella en los últimos tiempos, invadiendo sus
sueños con sombras, tirando insistentemente de las esquinas de su
mente. Y en el medio de este peligro, ella sentía repetidamente la oscura
e intensa presencia de Damon.

Frunciendo el ceño, ella empezó a tipear otra vez.

Donde sea que estés ahora, Damon, por favor, ten cuidado. Yo sólo sé
que algo va mal. He intentado e intentado descubrir lo que es extendí
mis Poderes de Guardiana hasta sus límites e incluso llamé a Andrés en
Costa Rica para ver si él sabía una forma de localizar lo que estoy
percibiendo pero no he podido averiguarlo.

Todo lo que sé es que algo horrible está a punto pasar. Y, de alguna


manera, tú estás involucrado. Por favor, Damon, ten cuidado. Necesito
que estés a salvo.

Elena le dio a ―enviar‖ justo cuando una llave se agitaba en la


cerradura. Sammy saltó del sofá en un delicado movimiento fluido.
Elena también se levantó de un salto y se apresuró a ir a la puerta.

— ¡Stefan! —Exclamó ella, abriendo— ¡Bienvenido a casa!

Incluso aunque Stefan ya se sentía tan familiar y esencial como


respirar, a veces un vistazo a él todavía hacía que Elena diera un paso
atrás. Él simplemente era tan hermoso, con su perfil romano clásico,
sus oscuros rizos que la hacían querer enredar sus dedos en ellos. Su
labio inferior bajaba en una curva sensual cuando le sonreía, su rostro
abriéndose de una manera en que sólo Elena llegó a ver, y ella corrió
hacia delante para besarlo. Lanzó todo su amor en el beso y sintió el
amor de Stefan en respuesta, cálido y reconfortante.

Sammy se enrollaba entre sus tobillos, olfateando a Stefan, y luego se


alejó, con su cola moviéndose.

Finalmente, Elena retrocedió para mirar a Stefan y vio que, a pesar


de las oscuras sombras bajo sus ojos verde hoja, su rostro era sereno.
La caza había ido bien, entonces. Él estaba a salvo; Meredith estaba a
salvo. Elena suspiró con agradecimiento y recostó su cabeza contra el
hombro de Stefan. Él era hogar, y todo estaría bien.

Sus brazos se apretaron alrededor de ella. El cuero de su chaqueta


era suave bajo su mejilla. Luego ella sintió algo pegajoso contra su
rostro.

— ¿Stefan?—preguntó, retrocediendo y tocando el lugar mojado de su


chaqueta de cuero negra. Sus dedos se retiraron rojos con sangre–.
¿Stefan? –volvió a preguntar, levantando su voz, y empezó a palpar
frenéticamente sobre su pecho y costados, buscando heridas.

—Elena, está bien —Stefan tomó sus manos. — No es mi sangre—su


sonrisa se ensanchó. —Nosotros matamos a Celine.

Elena tomó una respiración de sorpresa. Habían estado cazando a


Celine durante meses. Ella era una de los Antiguos, una de los
vampiros Originales un monstruo antiguo y vicioso, que acechó en la
noche de todos lo continentes durante incontables siglos. Celine era la
última de los tres Antiguos de los que habían hallado pistas, la última
que habían necesitado matar para hacer segura esta parte del mundo.

Al principio, Elena la rastreó con Stefan y Meredith...

***

—Cuidado con tu cabeza —le dijo Stefan a Elena, conteniendo una vid
del camino para que ella se agachase. Detrás de eso, había una ominosa
y oscura entrada a una cueva escondida. Meredith los siguió adentro, con
su bastón sujeto al nivel del hombro con una mano, lista para golpear. El
bastón de Stefan colgaba más despreocupadamente, sujeta sin apretar
en su agarre.
—Celine está aquí, estoy segura de eso —dijo Elena. Ella podía sentir
la presencia de la Antigua, podía ver el rastro del aura de Celine, azul
pavo real mezclado con dorado y negro, manchado con el enfermizo óxido
del rojo de la sangre. — Ella es realmente poderosa—susurró Elena. — Y
es obvio que sabe que estamos viniendo.

—Genial —murmuró Meredith. Ellos palparon su camino por el túnel


con cuidado, medio cegados en la oscuridad, Stefan abríao el camino. El
suelo era rocoso y desnivelado bajo los pies. Elena presionó sus manos
contra las frías paredes de piedra para no caerse. El túnel iba más y más
profundo bajo tierra, y Elena respiraba con lentitud, intentando no pensar
en las toneladas de tierra y piedra sobre ella.

—Está bien—murmuró Stefan, apretando su mano. — Ella no puede


herirte. —Nada sobrenatural podía herir a Elena un beneficio de sus
Poderes de Guardiana, y uno que tenían que mantener en secreto.

Los clavos de plata en la punta de cada bastón era un soplón en la


oscuridad con pequeñas cantidades de la propia sangre de Elena,
veneno para cualquier Antiguo. Sólo su sangre podría matar a Celine;
sólo ella podía rastrear el aura de Celine. Y ella podía sentir sus otros
Poderes Guardianes preparándose para la pelea, juntándose como
nubarrones.

Elena estaba lista. No estaba asustada, se dijo a sí misma con fiereza.


Stefan tenía razón. Nada sobrenatural podría matarla.

Caminaron alrededor de una curva del túnel con precaución y


parpadearon, deslumbrados por un repentino torrente de luz. El Sol
brillaba a través de una abertura en algún lugar en lo alto de sus
cabezas, golpeando los cristales que adornaban las paredes de la
caverna, enviando brillantes huecos de luz a todos lados. A Elena le tomó
un momento darse cuenta de que había una figura en el medio de la sala,
una pilar de oscuridad en la luz.

La vampiresa estaba tan quieta y erguida como una estatua, su grueso


cabello oscuro colgando abundante y largo alrededor de sus hombros. Su
aura se arremolinaba a su alrededor, trazando dorado y rojo oxidado a
través de sus rasgos, como si estuviera goteando sangre. Parecía joven,
con su rostro delicado y sereno hasta que levantó sus ojos para fijarse
en los de Elena.

Sus ojos estaban oscuros, vacíos y viejos, muy viejos. Ésos eran ojos
que habían visto civilizaciones construirse desde pequeñas aldeas a
grandes ciudades y luego caerse en cenizas, una y otra vez. Las
delicadas cejas de Celine se arquearon, expectantes y divertidas,
mientras los miraba.

Elena se quedó quieta en la entrada mientras Stefan y Meredith se


abrieron en abanico, dirigiéndose en direcciones opuestas a través del
lado de la caverna, con sus bastones envenenados, estando atentos por
su oportunidad. Celine era demasiado poderosa para que ellos hicieran
un ataque frontal, pero si ella estaba distraída, o si Elena usaba su Poder
de Guardiana contra ella... Meredith atrajo la mirada de Elena, y Elena
extendió su Poder, entendiendo. ¿Podía ella sujetar a la Antigua por el
tiempo suficiente para que uno de los otros pudiera atacar?

Celine se quedó inmóvil, esos crueles ojos oscuros fijos sólo en Elena.
Ella no puede herirme, se recordó Elena a sí misma. Ella respiró
profundo y se las arregló para captar el gatillo correcto para su Poder,
como tirar de un cordel. La energía reuniéndose en su mente comenzó a
fusionarse. Ella lo centró, sintiendo el Poder tan sólido como una flecha,
dirigiéndola a Celine.

Los labios de la Antigua se curvaron en una sonrisa.

—Me parece que no, pequeña Guardiana—dijo ella, su voz rica por la
risa. —Sé tu secreto—ella levantó una mano e hizo un rápido gesto de
jalar al techo. Un intenso chasquido se oyó en el aire cuando el techo de
piedra sobre ellos empezó a partirse.

—¡Elena, corre! —gritó Stefan. Antes de que pudiera moverse, las rocas
comenzaron a venirse abajo.

—Stefan... —pudo decir ella, justo cuando todo se volvió negro.

***

Elena hizo una mueca, recordando cómo se había despertado con


una mala contusión, con Celine ida hace mucho. Después de eso,
Stefan y Meredith se habían rehusado a dejarla salir a las cacerías. El
hecho de que Celine de alguna manera supiera que Elena podía morir
por medios naturales como una desprendimiento de roca pero no por
sobrenaturales, ellos pensaron que era demasiado peligroso para
dejarla ir a algún sitio cercano a la Antigua. Elena había empuñado sus
Poderes de Guardiana desde una distancia, justo como Bonnie y Alaric
habían buscado y usaban magia para intentar rastrear a Celine.
Pero ahora Celine estaba muerta.

Ignorando las manchas de sangre, Elena tiró de Stefan hacia ella y lo


besó, tiernamente al principio y luego más profundamente.

—Lo hiciste. Eres maravilloso—murmuró ella contra sus labios.

Ella sintió su boca torcerse en una sonrisa, y él retrocedió,


ahuecando su mejilla con una mano mientras miraba a sus ojos, su
mirada de ojos claros tan llenos de amor que Elena se sintió mareada.

—No podríamos haberlo hecho sin ti —dijo él.

—Bueno, sí—bromeó Elena, bajando la mirada hacia la pequeña caja


de cuero a sus pies, que contenía el bastón de Stefan, con las pequeñas
agujas hipodérmicas de plata que a ambos extremos estaban llenas de
su sangre mortal.

—Más que sólo eso—dijo Stefan, negando con la cabeza. — Yo no


podría haber hecho nada de esto sin ti. Elena, todo lo que hago es por
ti. —Sus ojos brillaron, y pasó sus dedos suavemente sobre su mejilla–.
Y tú estás a salvo. Este es el final. Ahora que Celine está muerta, ya no
hay más Antiguos.

—No que sepamos —dijo Elena, torciendo sus labios con pesar. Si
había algo que había aprendido de los pasados años, era que nunca se
acababa de verdad.

—Pero estamos a salvo por ahora—él la volvió a besar, su cuerpo


sólido contra el de ella. Elena se dejó caer en el beso. Sus mentes
entrelazadas, enviándose el uno al otro amor y deseo, y luego, ella se
alejó reluctantemente.

—Tenemos que irnos a la fiesta de cumpleaños de Bonnie en unos


minutos—dijo ella con firmeza.

Stefan sonrió y presionó un suave beso en la parte superior de su


cabeza antes de retroceder.

—Está bien—dijo él—. Tenemos suficiente tiempo.

Él se dirigió al baño para lavarse, con su zancada suelta y relajada.

Elena lo miró atentamente. Era verdad. Ahora que Elena había


bebido de la Fuente de la Eterna Juventud y Vida, estaría junto a
Stefan para siempre. Tenían todo el tiempo del mundo.
Ella sabía que debería estar contenta. Pero con cada estable latido de
su corazón, no podía evitar volver al recelo en la parte de atrás de su
mente. A pesar de su compartida inmortalidad, a pesar de la muerte de
Celine, Elena tenía el mal presentimiento de que se estaban quedando
sin tiempo.
Capítulo 2 Traducido por Evarg7
Corregido por zipzap744

Hoy, Bonnie se sentía feliz. Se había despertado con Zander


cocinándole un desayuno delicioso y el Sol brillando en su honor, en lo
que realmente se sentía como el primer día de verano. Y luego su clase
entera de jardín de infancia le cantó el ―Feliz cumpleaños‖ y le la
obsequió con una tarjeta gigante que incluía 21 huellas de manitos y 21
nombres, desde Astrid hasta Zachary, pusieron en letras inseguras de
niños pequeños que ella, Bonnie, les había enseñado personalmente a
hacer en el curso del año.

Fue lo más lindo de siempre dijo Bonnie, mirando felizmente


alrededor a sus amigos reunidos. Una de las mamás incluso hizo
magdalenas.

Y ahora que se sentaba en un diván de seda en un bonito bar lleno de


luces de Navidad y cocktails rosas y a pasarlo bien.

Meredith, elegante como siempre en un clásico vestido negro, le dio a


Bonnie un vaso burbujeante de champagne mientras se sentaba junto a
ella. El marido de seis meses de Meredith, Alaric, palmeó el hombro de
Bonnie afectuosamente antes de girarse para traerse un asiento por sí
mismo.

Tu clase suena adorable dijo Meredith . Pero creo que lo más


lindo de siempre debe ser que conseguiste que Zander venga a unadiván
de cocktails llamado Marca de Belleza.

A Zander le gusta hacerme feliz dijo Bonnie simplemente. Ella


miró hacia donde su novio se sentaba a horcajadas sobre una pequeña
silla dorada decorada con un asiento de piel de leopardo rosa. Ella
observó mientras Zander inclinaba la silla con dos patas y arrojaba sus
brazos ampliamente., diciendo algo a Jared, su compañero de manada.
La silla rechinó y se tambaleó alarmantemente bajo su peso. Bonie hizo
una mueca . Aunque es posible que esto no sea ambiente natural
admitió.

Los chicos hombres-lobo siempre parecían demasiado grandes y


escandalosos para estar dentro, como si pudieran romper cosas
accidentalmente. Las chicas hombre-lobo, por otra parte... la segunda
de a bordo de Zander, Shay, encontró la mirada de Bonnie y levantó su
propio vaso en un brindis silencioso. Shay no tenía la oportunidad de
hacer cosas de chicas mucho y parecía que estaba disfrutando. Bonnie
entrecerró los ojos un poco, teniendo un vistazo de un destello en la
pálida piel de Shay. ¿Estaba usando purpurina corporal?

Gracias a Dios que Shay empezó a salir con Jared, ¿verdad? dijo
Elena, dejándose caer al otro lado de Bonnie y siguiendo su mirada.
Stefan, estando junto a ellas, inclinó su cabeza hacia Bonnie en lo que
fue casi una reverencia formal.

Feliz cumpleaños, Bonnie dijo él solemnemente, dándole dos


paquetes. El más grande estaba envuelto en papel de lunares y atado
con una cinta rosa; el más pequeño era mucho más pesado y estaba
envuelto en seda negra que brillaba con sutiles arco iris.

El grande es nuestro dijo Elena . El otro es de Damon. Él nos lo


envió para que te lo diéramos.

Oh, gracias dijo Bonnie, mirando a los paquetes con interés. Ella
nunca había recibido un regalo de Damon antes, pero tenía el
presentimiento de que sería algo especial. Damon era tan elegante, tan
sofisticado, tan intrigante, con su brillante cabello oscuro y su sonrisa
intensa que tan seguido suavizaba a Bonnie... era improbable que él le
dé a una chica, por ejemplo, un DVD. No es que hubiera algo malo con
un DVD.

Educadamente, abrió el regalo de Elena y Stefan primero: un delicado


top vaporoso en el que había posado sus ojos cuando había ido de
comprar con Elena un par de semanas atrás.

Precioso dijo ella con un guiño, sosteniéndolo arriba entre medio


de un coro de aprobación . Muchas gracias ella sujetó las muñecas
de Elena y de Meredith, mostrándoles un brazalete de oro punteado de
filigranas con piedras semipreciosas . ¡Miren lo que Zander me dio! Y
me consiguió un suministro de alrededor de un año de dittany de Creta
una hierba para hacer encantamientos añadió, la el beneficio de
Elena . Es realmente difícil de encontrar. Lo debió de haber ordenado
especialmente para mí.

Es hermoso dijo Elena, y Meredith asintió con aprobación. Para


ser tan chico de chico, reflexionó Bonnie, Zander era sorprendentemente
bueno comprando regalos para una chica. Al menos si esa chica era
Bonnie.
Aunque ella no podía concentrarse en las muchas cualidades
asombrosas de Zander ahora mismo, no con el misterioso paquete de
Damon en su regazo, esperando a ser abierto.

Desenvolvió cuidadosamente la seda. Dentro había una pequeña caja


redondeada que cabía perfectamente en la palma de su mano. Parecía
casi como una roca de río, gris pulido con un ligero brillo azul. Abriendo
la caja, encontró dentro un delicado pájaro tallado en el mismo material
gris azulado, sobre una fina cadena de plata.

También había una nota en grueso papel de color crema, doblado


pequeño.

Guau dijo Elena, inclinándose para ver más de cerca al pájaro .


¿Qué es? Parece viejo.

Bonnie desdobló la nota. En la elegante escritura de Damon, ella


leyó:

Mi pajarito rojo, felicidades por llegar a la edad de veinticuatro. Eres


todavía ridículamente joven, pero al menos ya no eres una niña. El
contenido viene de Egipto, y es incluso más viejo que yo. El pájaro es un
halcón. Una bruja que conocí en Luxor me dijo que representa poder,
sabiduría y custodia todo lo cual, deseo para ti. Sé fuerte, sé sabia,
estate a salvo.

Bonnie sonrió. Damon podía ser sorprendentemente dulce y


sentimental a veces.

Debajo, en una tinta diferente, estaba garabateado como si lo hubiera


añadido en el último minuto, estaba:

Oí que todavía estás corriendo alrededor con un chico lobo demasiado


crecido. Dile que se comporte o responderá ante mí.

Todavía un poco dulce, decidió Bonnie, y metió la nota en su bolsillo.

Aquí, déjame abrocharlo Zander vino y movió su cabello hacia un


lado, enganchando el colgante firmemente y luego poniendo un suave
beso en su nuca.

Damon te llamó chico-loco demasiado crecido le dijo Bonnie . Se


supone que tienes que comportarte.

Aw, ¿me mencionó? dijo afablemente Zander . Estoy


emocionado.
Jared resopló y los ojos de Shay se entrecerraron. La mayoría de la
manada de Zander realmente nunca había entendido a Damon.

Ni ellos, Bonnie admitió para sí misma, lo habían entendido muy


bien. Cuando la manada había conocido a Damon, él había estado
pasando por un... tiempo difícil. A decir verdad, él había sido peligroso
y, a pesar del hecho de que había peleado junto a ellos una o dos veces
contra amenazas peores, la pequeña banda de hombres-lobo originales
que protegía la zona de Dalcrest no confiaba en él.

Pero ahora que los Guardianes habían conectado a él y a Elena, ya


no era tan peligroso.

Porque si alguna vez Damon dañaba a un humano, eso dañaría a


Elena. Si él mataba a alguien, Elena moriría. Y todo el que hubiera visto
la feroz desesperación de Damon cuando Elena estaba en peligro, sabía
que él nunca la heriría.

Además, pensó Bonnie pragmáticamente, con el halcón pesando


liviano contra su cuello, parecía que Damon se había ido por las
buenas. Parte de ella lo echaban de menos ; siempre había habido una
conexión especial entre Damon y ella, pero podría estar mejor aquí sin
él. Ciertamente, era más tranquilo.

Matt está aquí dijo Stefan, levantando la vista después de


murmurar algo en la oreja de Elena. Nunca podrías sorprender a un
vampiro, pensó Bonnie irónicamente.

Pero ahora todos ellos veían a Matt haciendo su camino hacia su


esquina del bar. Él besó a Bonnie en la mejilla y le dio un pequeño
paquete.

Hey dijo él . Feliz cumpleaños. Lo siento, llego tarde.

No hay problema dijo Bonnie, palpando a escondidas el regalo


para ver lo que era. Un DVD, pensó . ¿Dónde está Jasmine?

Matt hizo una mueca.

Ella quería venir realmente, pero fue llamada a la habitación de


emergencias dijo él . Me pidió que te deseara feliz cumpleaños y que
mejor te llevará a comer fuera en algún momento de la semana que
viene.

Ésa es una excusa bastante buena dijo Bonnie . Tú sabes, ven


al cumpleaños de Bonnie y bebe o estate lista cuando te necesiten para
que salves vidas.
Como Jasmine no podía venir dijo Matt, sonriéndole a Meredith y
a Stefan , pueden decirme lo que pasó con Celine. ¿Está muerta?

Ése era el único problema con Jasmine, pensó Bonnie, tomando un


trago de su bebida.

Ella había estado saliendo con Matt desde hace un par de años, y
realmente les gustaba a todos, pero ella no sabía la verdad sobre él,
sobre todos ellos. Jasmine sabía que a Bonnie le gustaba adivinar el
futuro, las hierbas y las cosas de la ―Nueva Era‖, pero ella no sabía que
era realmente una bruja. Ella sabía que Alaric tenía un doctorado en
estudios paranormales y folklore, pero tampoco sabía que todo eso era
real; sólo pensaba que era un académico. Y claro que no sabía la verdad
sobre Stefan, ni de Zander y sus amigos, ni de Elena. Ni siquiera
conocía a Matt, no realmente, cómo había luchado contra el mal una y
otra vez, lo fuerte y valiente que era. Sólo pensaba que era un chico
amable y normal.

Quizá Bonnie necesitaba disminuir la velocidad de los cocktails de


champagne, porque abrió su boca y se escuchó a sí misma decir:

Matt. ¿Cómo puedes amar a Jasmine cuando ella ni siquiera sabe


quién eres?

El rostro de Matt se endureció, su boca formando una línea apretada


y un caliente rubor de vergüenza corrió sobre Bonnie. ¿Es que nunca
aprendería a mantener su boca cerrada? Después de un momento, Matt
dijo con rigidez.

Es más seguro para ella de este modo sus ojos celestes se


encontraron con los suyos . Sólo quiero que Jasmine tenga una vida
normal.

La garganta de Bonnie se apretó. Ella recordaba cuando ella y Zander


se habían dicho finalmente la verdad el uno al otro, hacía más de cinco
años. Cómo ella había sujetado su mano, nerviosa. Lo normal está
sobrevalorado, le había dicho ella, y se habían besado, dulcemente y
honestamente, todo abierto entre ellos. Ella no podía imaginarse
manteniendo secretos de alguien a quien amaba desde hace tanto
tiempo.

Ella se las arregló para sonreírle a Matt, aunque la sonrisa se sintió


como contraída en su rostro, y asintió, parpadeando para quitar el
ardor de sus ojos.
De acuerdo dijo con una voz pequeña.

Hubo unos momentos incómodos de silencioso.

De cualquier forma dijo Meredith, con una risita frágil . Puesto


que preguntaste... ella empezó a describirle a Matt la batalla que ella
y Stefan habían peleado contra Celine.

Era una historia dramática. Había pasajes secretos y salvaciones por


los pelos y mucho uso de las habilidades de Meredith y la velocidad
vampírica y fuerza de Stefan antes de que siquiera llegaran cerca de
Celine. Pero finalmente localizaron a Celine en Atlanta, evadieron sus
soldados vampiros y la mataron con la sangre mágica de Elena. Las
primeras dos veces que habián contado la historia esa noche, Bonnie
había estado colgándose de cada palabra de Meredith y de Stefan.

Sin embargo, esa vez, ella reprimió educadamente un bostezo y miró


alrededor. Todos los demás estaban todavía fascinados. Incluso Alaric,
quien usualmente era el compatriota de Bonnie en estar más interesado
en la parte mágica en la pelea contra los monstruos que en la parte
física, estaba haciendo preguntas inteligentes sobre armamento.

Ella suspiró, sumisamente volviendo a fijar sus ojos en Meredith. Era


posible, Bonnie admitió para sí misma, que estuviera un poquito celosa.
Ellos no le habían pedido ayuda en absoluto para rastrear a Celine.

Bonnie era buena en pelear contra el mal. Sólo era que, como sus
amigos se habían convertido en incluso más superpoderosos (más
rápidos, más fuertes, en el caso de Elena, inmortal), era posible que no
la necesitasen realmente.

Bonnie alejó el sentimiento y tomó otro sorbo de su bebida. Deja de


ser ridícula, se dijo a sí misma firmemente.

Meredith estaba llegando al final de su historia Stefan estaba a


punto de cortarle la cabeza a Celine, mientras la Antigua se retorcía en
sus espasmos mortales cuando Zander atrajo la mirada de Bonnie y
de repente se puso de pie, volteando la pequeña silla dorada con un
estrépito.

Ups dijo él, guiñándole un ojo a Bonnie mientras que caminaba a


paso tranquilo más cerca de ella. Ella le devolvió la sonrisa. Quizá no
había estado haciendo tan buen trabajo ocultando sus emociones como
pensó . Hora de un brindis por la chica del cumpleaños anunció y
todos se pusieron de pie.
De acuerdo dijo Zander pensativamente . Yo iré primero. ¿Qué
queda por decir de Bonnie que todos ustedes todavía no sepan? él la
acercó, poniendo un fuerte y cálido brazo alrededor de su hombro, y ella
se recostó en él alegremente . Bueno, está la primera noche que nos
mudamos a nuestro departamento. Se sentía raro estar en ese lugar sin
estrenar y no podía dormir. Pero luego Bonnie comenzó a contarme
todos esos mitos que había leído sobre selkies. Ella era tan inteligente y
lucía tan hermosa con la luz de la luna brillando sobre ella, que podría
haberme enamorado de ella justo ahí y en ese momento si ya no
hubiese estado entera y completamente enamorado. Y pensé, mientras
me dormía, Mudarme con Bonnie es la mejor decisión que he hecho él
la besó brevemente, los rabillos de sus ojos azul-mar arrugados
afectuosamente y levantó su vaso . Lo que, por supuesto, ya sabía.
¡Por Bonnie!

Todos ellos bebieron, y luego Meredith se aclaró la garganta.

No podría haber pasado por la boda sin Bonnie dijo ella. Sus
oliváceas mejillas se sonrojaron ligeramente y añadió . Todos ustedes
saben cómo son mis padres. Cuando ya no podía aguantarlos
poniéndose a cargo para planear la boda, Nobbie y Elena me
secuestraron y me llevaron a algún lugar a un ―viaje de cordura‖. El
mejor viaje de cordura fue idea de Bonnie.

Elena empezó a reírse.

Fue completamente idea de Bonnie.

Me llevaron a batear en la jaula de bateo en el parque siguió


Meredith , me metieron un casco de batear, encendieron la máquina y
yo golpeé fuerte pelotas hasta que ya no me sentía con ganas de correr
a Las Vegas para escaparme. Y Bonnie se sentó allí y me gritaba
consejos y me trajo un hot dog cuando terminé ella lanzó un brazo
alrededor de Bonnie y la abrazó fuertemente, presionando una fría
mejilla contra la suya . Mejores amigas para siempre.

Yo a continuación dijo Elena, cuando Meredith dejó ir a


Bonnie . Y, como podrán recordar, Bonnie, Meredith y yo pasamos
cuatro años en la Universidad alojándonos juntas. Cuando nos
graduamos el pasado verano, fue ella se encogió de hombros
escalofriante. Ya no estaríamos allí para las otras cada minuto. Esa
última noche, Bonnie decidió que íbamos a tener una fiesta de pijamas,
justo como las que teníamos en el colegio. Nos peinamos unas a otras,
nos pintamos las uñas y le pusimos sobrenombres a nuestros novios...
Estaba muy sorprendido añadió Alaric solemnemente.

Fue una noche tonta dijo Elena y a Meredith y a mí nos tomó


un poco entrar en el espíritu, pero Bonnie nos coaccionó a seguir con
ello y terminamos pasándolo perfecto. Hermandad cuando Elena
levantó su vaso, Bonnie recordó repentinamente cómo Elena había
lucido esa noche, su usualmente perfecto cabello con cientos de trenzas
chapuceras, riendo en su pijama rosa. Elena, ella pensó, necesitaba reír
más.

Hermandad Velociraptor corrigió ella y Elena sonrió a su vieja


broma privada.

Matt dio un pequeño paso adelante.

Mi recuerdo favorito de Bonnie este año es de la boda de Alaric y


Meredith dijo . Jasmine todavía se sentía rara alrededor de ustedes
ella sabía que habíamos sido amigos durante mucho tiempo y
supongo que es raro para la gente nueva.

Lo es coincidió Zander en voz alta . Y Jasmine y yo somos


asombrosos.

Bonnie lo calló.

Ahora estamos hablando de mí, cariño.

Lo que sea continuó Matt . En la recepción, Bonnie tomó a


Jasmine bajo su ala, y antes de que lo supiera, ella estaba fuera
bailando con todas las chicas y pasándolo genial.

Sus movimientos de baile me pusieron en vergüenza le dijo


Bonnie. Jasmine había lucido hermosa esa noche, su corto vestido
verde azulado resaltando sus largos rizos oscuros y piel de color
caramelo. Aunque lo más lindo de todo, había sido la manera en que
sus ojos brillaron cada vez que miraba a Matt. Matt merecía a alguien
que viera lo genial que era, pensó Bonnie, y ella había intentado
realmente mucho hacer que Jasmine se sintiera cómoda.

Cuando Matt se enamoraba, se enamoraba mucho y por la


trayectoria, no había tenido mucha suerte en el pasado. Incluso si no le
diría la verdad entera a Jasmine sobre sí mismo, Bonnie quería que
funcionasen, por el bien de él.

Stefan levantó su vaso.


Bonnie, al principio, cuando te conocí, parecías tan dulce e
inocente y joven. No te tomaba tan en serio como hubiese debido. Pero
no pasó mucho hasta que me di cuenta de lo equivocado que estaba.
Eres espontánea e intuitiva y tienes un corazón cálido y amoroso. Esto
es por tu vigésimo-cuarto cumpleaños, que sea incluso mejor que el
último.

Todos los amigos de Bonnie estaban sonriéndole, sus vasos


levantados para brindar, y ella les devolvió la sonrisa, calentada por el
afecto combinado de sus miradas. Fue bueno. Incluso si ella no era
esencial para la pelea contra los monstruos, ella sabía que todos la
querían.

Hoy, Bonnie estaba feliz.


Capítulo 3
Traducido por Evarg7
Corregido por zipzap744

Tú eres muy aburrido Katherine le pegó un telefonazo a Damon


desde la piazza2 . Ven a unirte con nosotros Damon la saludó con la
mano lánguidamente desde el balcón sin levantar la vista de su laptop.
El Sol acababa de ponerse, pero todavía permanecía un poco de luz;
oscuras sombras se extendían a través del suelo.

Algo horrible va a pasar, leyó él. Necesito que estés a salvo. Él cerró la
laptop sin responder al mensaje de Elena y se reclinó en su silla,
frunciendo el ceño un poco.

Entonces sintió su conexión con Elena tentativamente, como si


estuviera bajándose lentamente en un profundo río turbulento. El
vínculo entre ellos siempre estaba allí, pero Damon había mejorado en
mantenerlo al fondo, un mero canturreo reconfortante recordándole que
Elena está aquí, Elena está aquí y está bien.

Pero ahora él dejó caer sus barreras. La sensación de


ELENAELENAELENA lo golpeó como un maremoto, y Damon se fue a
pique por un minuto, sus sentidos pasaban por las emociones de Elena,
la esencia de Elena. Él casi podía olerla: su gel de ducha de granada, la
ligera esencia de coco de su champú y, debajo de todo, el tentador olor
de la rica sangre de Elena. Él vio un flash de rápidas imágenes de ella:
el rojo cabello de Bonnie, algo brillante reluciendo en la vista periférica
de Elena. Ella estaba contenta ahora mismo, se dio cuenta, pasándolo
bien, y eso le dijo lo que necesitaba saber. Ella estaba bien y su
hermano, Stefan, estaba a salvo. Lo que sea el nuevo desastre que
estaba cerniéndose en las esquinas de la vida de Elena, y de la propia
de Damon, todavía no había llegado.

Quizá nunca lo haría. Siempre habría un peligro; Damon había


aceptado eso hace siglos. Y las amenazas raramente venían cuando las
estabas esperando. Incluso una Guardiana como Elena podía
equivocarse.

2
Plaza en italiano
Él se levantó y se estiró con gracia líquida, volviendo a poner su
conexión con Elena al filo de su consciencia. A veces, por la mañana
muy temprano, cuando él estaba instalándose para descansar, Damon
se abría todo el camino hacia Elena sólo para sentirla con él, el
sentimiento de ella fluyendo a través de él mientras él estaba recostado
en sus sábanas de seda. Normalmente ella estaba durmiendo entonces,
en lo profundo de la noche de Virginia, y Damon podía perderse en los
sueños de Elena.

Pero tocar la mente de Elena así, siempre dejaba un raro dolor en el


pecho de Damon después, así que intentaba resistirse tanto como
podía. No sabía muy bien cuál era la sensación. No podía ser soledad,
porque Damon nunca estaba solo.

Él deambuló por el borde del balcón y miró hacia abajo la piazza.


Habían unas mesas puestas alrededor de una gran fuente en medio de
la plaza, pero sólo una estaba ocupada. Katherine no estaba de humor
para mezclarse con los lugareños, y también los lugareños se habían
encontrado a sí mismos decidiendo quedarse dentro esta noche.

Katherine levantó la mirada hacia él, su largo cabello dorado cayendo


sobre el respaldo de la silla, y lo llamó con un gesto imperiosamente. A
su lado, su actual novio, Roberto, miró a Damon y luego bajó la vista a
la mesa.

Ven aquí dijo ella . Es hora de cenar.

A veces Damon no podía creer que todavía estaba viajando con


Katherine. Él nunca había esperado volver a verla. Pero entonces, hace
dos años, mientras vagaba por las calles de Tokyo, la atisbó entre la
multitud, sintió el familiar roce de su mente y ella se había girado y
sonreído. No la había confundido con Elena (nunca lo había hecho),
aunque lucían muy parecidas. Y, de alguna manera, incluso después de
todo por lo que habían pasado, se había sentido como lo más natural en
el mundo cortar entre la multitud y agarrar su mano. Después de todo,
él había pasado la mayoría de su larga vida amándola.

Habían estado viajando juntos desde entonces. Y eso era mucho decir
para Katherine. Ella era exasperante, egoísta y engreída muchas veces,
pero nuca, nunca aburrida.

Más rápido de lo que el ojo humano podría haber seguido, Damon se


dejó caer con gracia desde el balcón hacia la piazza, sus pies
aterrizando con la suavidad de un gato sobre el adoquinado. Katherine
le sonrió y palmeó el asiento junto a ella.
Estoy hambriento dijo Roberto malhumorado cuando Damon se
sentó . ¿Dónde está la camarera?

Roberto siempre estaba quejándose, siempre de los nervios. Damon


recordaba lo que era ser un vampiro joven, nervioso e incapaz de
asentarse, pero seguramente él nunca había sido tan petulante como el
último juguete de Katherine. Al menos, Damon se consoló a sí mismo,
Roberto no estaría con ellos por mucho tiempo.

Él no era el primer chico guapo que Katherine levantaba en sus


viajes. Había sido Hire en Tokyo y Sven en Estocolmo, Nigel en Londres
(a Damon en realidad le había gustado Nigel, quien al menos tenía
sentido del humor) y Jean-Paul en París. Roberto, con su cabello oscuro
y rasgos limpiamente cortados, era simplemente el último. Después de
un tiempo, Katherine siempre los dejaba atrás.

Pero por ahora, ella todavía estaba disfrutando con su nuevo juguete
y, por eso, Damon lo toleraría. Katherine palmeó a Roberto en el
hombro dulcemente.

Mira dijo ella . Aquí viene una chica bonita del restaurante a
un lado de la piazza se estaba apresurando hacia su mesa, llevando
una bandeja con montones de comida y bebida.

Damon sonrió brevemente a la chica mientras ponía una fuente de


higos y prosciutto3 delante de él. Levantando uno de los maduros y
firmes frutos envueltos en carne salada, él mordió y se chupó los labios.
No tenía que comer comida humana, por supuesto, pero a veces
disfrutaba de la novedad.

Bianca, ven aquí le dijo Katherine a la camarera.

La camarera vino y se puso de pie junto a la silla de Katherine, con


su rostro medio-entusiasta, medio-tímida.

¿Si, signora? dijo ella sin aliento . ¿Quiere-quiere algo de mí?

Sí Katherine se puso de pie y ahuecó el rostro de la chica


gentilmente, mirándola a los ojos. Damon sintió un susurro de su
Poder . Tú recuerdas lo que yo quiero dijo ella suavemente, con
dulzura . Todo está bien contigo. De hecho, vas a disfrutarlo. Después,
no recordarás nada de esto hasta que yo te lo diga. Tú sólo sabes que
quieres hacer lo que sea que nos haga felices.

3
Prosciutto: Jamón en italiano
Por supuesto, que sí la chica asintió con entusiasmo, su lago
cabello castaño caía sobre su rostro, rozando la mano de Katherine .
Lo que sea que quieran ella le tendió una mano a Roberto y él la
tomó, acunándola contra sí mismo mientras mordía profundamente en
su muñeca y empezó a beber de la vena allí mismo.

Katherine giró el rostro de Bianca hacia Damon, ambas chicas


mirándolo con amplios ojos despreocupados.

¿Quieres un poco? Preguntó Katherine . Yo soy la que usó la


compulsión, así que no vas a violar tu precioso arreglo con los
Guardianes.

Damon se estremeció involuntariamente, luego cubrió su reacción


con una sonrisa.

Tomando un trago de su burbujeante vaso de prosecco4, negó con la


cabeza.

No la quiero dijo con serenidad y observó, con su rostro


cuidadosamente inexpresivo y aburrido, mientras Katherine dobló la
cabeza de la chica y hundió sus colmillos en el cuello de Bianca
mientras Roberto continuaba chupando incesantemente de su muñeca.

Él podría, técnicamente, tomar un trago de la chica. Katherine tenía


razón: su trato con los Guardianes era que Damon no podía usar
compulsión en la gente para dejarle que bebieran de ellos, no sin herir a
Elena. Él podría pasar la eternidad siguiendo a Katherine, o a cualquier
otro vampiro, alrededor del mundo, alimentándose de los humanos que
ellos forzaban, como un parásito. Pero la mismísima idea lo asqueaba.
Él era Damon Salvatore, y él no era un parásito.

Además, lo estaba haciendo sencillamente bien él solo.

Damon levantó la vista para ver a Vittoria viniendo hacia él, rodeando
la fuente, donde la danzante agua reflejaba las luces de la piazza y
ponía suaves sombras en su piel. Ella era una joven estudiante
universitaria y todavía vivía con sus padres; tenía que haberles mentido
sobre lo que estaba haciendo. Sus oscuros rizos estaban atados en una
moño suelto en su nuca, y ella se mantenía a sí misma muy derecha,
caminando con la gracia de una bailarina. Él se puso de pie para
saludarla.

4
El Prosecco es un vino blanco italiano, generalmente un vino espumoso seco o extra seco; hoy en día
solo se elabora a partir de la variedad de uvas Glera, anteriormente conocidas como uvas Prosecco
Vittoria miró a Katherine y a Roberto, bebiendo continuamente de
Bianca, luego los rodeó con cuidado, apartando su mirada. Se detuvo
para ponerse ante Damon.

No le hacen daño dijo él . Ella estará bien; ni siquiera lo


recordará.

Lo sé dijo Vittoria solemnemente, con sus ojos grandes y


desconcertantemente confiada. Damon estiró su mano y Vittoria la
agarró. Mano con mano, cruzaron la piazza y se sentaron en el borde de
la fuente juntos.

¿Estás segura de esto? dijo Damon, trazando la forma de los


dedos de Vittoria con los suyos . No te amo; lo sabes.

N-no me importa dijo Vittoria con sus mejillas sonrojadas . Lo


que me hagas. Me gusta añadió muy bajito, con voz medio
avergonzada.

Mientras estés segura le dijo él y ella asintió, tragando con


fuerza. Damon acarició una mecha suelta de cabellos detrás de la oreja
de Vittoria y la acercó. Sus sensibles caninos se extendieron y afilaron
y, tan gentilmente como él sabía, Damon los deslizó dentro de la vena
en el costado del cuello de Vittoria.

Ella se puso rígida del dolor y luego se relajó contra él, su sangre
irrumpiendo en su boca como el zumo de una ciruela madura. No era
tan rica como la de Elena, pero era dulce, llenando la mente de Damon
con imágenes de chicas jóvenes de rasgos suaves de su distante pasado,
mirándolo con amor y deseo.

Él recordaba lo nervioso que había estado cuando había abandonado


a Elena, lo preocupado de que, si no podía usar compulsión en
humanos para dejarle alimentarse, él estaría hambriento o sería
reducido a acechar ardillas o zorros como su hermanito. Pero había
terminado siendo sorprendentemente fácil.

No podía usar su Poder para forzar a chicas humanas, pero podía


cautivarlas. Podía hablarles, flirtear con ellas, sonreírles en sus ojos
justo como lo había hecho en Florencia hace quinientos años, cuando
era humano y buscando nada más que un beso o dos. Le sorprendía lo
fácil que había vuelto a él. Y le gustaban las chicas que cautivaba,
incluso amó a cada una de ellas un poco a su propia manera. Aunque
las olvidaba tan pronto como él y Katherine se mudaban.
Era muy tarde cuando había terminado y liberado a Vittoria. Ella
rozó un tímido beso en sus labios y se apresuró a irse con un
murmurado adiós, girando su bufanda de seda alrededor de su cuello
para esconder la marca de su mordida.

Damon se recostó sobre sus hombros y levantó la vista a las estrellas.


Sintió que alguien se sentó a su lado y se movió para hacerle espacio a
Katherine.

Es una bonita noche dijo ella y Damon asintió.

Despejada también apuntó . Polaris, la Estrella del Norte dijo


él . Leda, el Cisne. No cambian, no más de lo que lo hacemos nosotros.

Katherine se rió,con un sonido alto y plateado como el sonido de una


campana.

Oh, nosotros cambiamos dijo ella . Sólo míranos.

Era verdad, pensó Damon, sonriendo a su pesar al reto en sus ojos.


Él había conocido a varias Katherines: la chica tímida y empalagosa que
había conocido en casa cuando era humano y ella era recientemente
hecha; la loca que lo había perseguido a Fell's Church; y luego esta
Katherine más dura y más brillante que se había convertido en,
extrañamente, una amiga. Y él no era el joven vampiro enfadado que
había despertado en una losa de fría piedra junto a su hermano todos
esos siglos atrás, ya no.

Quizá tengas razón admitió él.

Por supuesto que tengo razón. Ahora, estoy pensando en que


deberíamos quedarnos aquí por un tiempo dijo Katherine . Roberto
dice que el dueño del palazzo5 quiere venderlo. Deberíamos instalarnos.

Damon suspiró.

Todos aquí ya saben lo quiénes somos dijo él . Te alimentas de


cualquiera que sea de tu capricho. Todo eso termina en horquetas y
antorchas, como en una película de terror.

Katherine se rió otra vez y palmeó su rodilla.

Sandeces dijo ella firmemente . Nos aman aquí. No hemos


matado a nadie, gracias a tu moral recién descubierta. Para ellos, sólo
somos hermosos ricos en el palazzo que duermen todo el día.

5
Palazzo: palacio en italiano Suelen ser grandes casas decoradas como los antiguos palacios.
Damon volvió a levantar la vista hacia las estrellas. Probablemente,
Katherine tenía razón; no estaban en peligro. Se imaginó estando aquí
por unos años: comiendo higos, lanzando monedas a la fuente,
bebiendo de la dulce Vittoria y finalmente de su repuesto.

Pero más pronto o más tarde, tendrían que irse y continuar su


deambular por el globo: Beijing a continuación, quizá, o Sydney. Nunca
había estado en Australia. Podría encantar a otra chica para que lo
ame, probar la riqueza de su sangre, ser irritado por el último juguete
de Katherine, mirar a las estrellas. Eran todos los mismos después de
un tiempo, pensó Damon, todos los lugares del mundo.

No importa dijo finalmente él, cerrando sus ojos y estirándose


otra vez hacia el vago tamborileo de Elena dentro de él . Lo que
quieras.
Capítulo 4 Traducido por krispipe
Corregido por zipzap744

A Bonnie le gustó su regalo, ¿no crees? Preguntó Meredith,


enderezando las almohadas del sofá. Dirigió su mirada sobre el resto de
la sala: sus libros de leyes alineados perfectamente, la mesa de centro
desempolvada y aclarada de la investigación de Alaric, la alfombra
aspirada. Ella había estado ausente durante tres días rastreando a
Celine con Stefan, y había tenido que poner algún orden cuando
regresó. Alaric no era un vago, pero no mantenía las cosas exactamente
como Meredith lo hacía.

Mientras se acercaba a poner las cortinas rectas, llamó la atención de


Alaric. Él estaba apoyado contra el marco de la puerta y mirando
divertido, una taza en una mano.

Sabías que era compulsiva cuando te casaste conmigo , dijo ella, y


la cara de Alaric se dividió en una sonrisa.

Lo hacía , dijo, y me casé contigo de todos modos. Pero sí, creo


que a Bonnie le encantaron los pendientes . Él cruzó la sala y puso su
mano libre en el brazo de Meredith, empujándola suavemente hacia el
sofá. Siéntate y bebe tu té. Y luego iremos a la cama, es tarde . Dejó
que la tirara en el sofá y se apoyó en él, asentada en el calor de Alaric.
Olía bien, a limpio y jabón con un subyacente aroma a Alaric y
especias.

Me alegro de estar en casa -, le dijo, y se acercó más aún. Se


estaba quedando dormida. Será mejor que estudie algo antes de ir a
la cama, sin embargo , añadió obedientemente. Simulacro de juicio
el lunes. Estamos todos muy estresados . La competición de
simulacros de juicios era una gran cosa, y ella era el fiscal para su
equipo.

Meredith adoraba la escuela de leyes. Era la culminación de todo su


amor por la lógica y el estudio, normas e historias de casos y problemas
resolubles alineados en filas ordenadas por ella para dominar.
Se quitó los zapatos, se acurrucó a sus pies bajo él y tomó un sorbo
de té, haciendo una mueca por el amargo sabor ácido de la verbena. La
mezcla de hierbas que Bonnie inventaba para sus amigos eran fuertes
en verbena la cual protegía al bebedor de ser obligado pero el primer
trago era siempre desagradable.

¿Más miel? Preguntó Alaric, pero Meredith negó con la cabeza.

Quiero saborearlo todo , dijo ella, e intentó otro sorbo,


concentrándose. La segunda vez, no era tan malo. Debajo de la
amargura de la verbena estaba la tenue dulzura de la lavanda y un rico
toque de canela.

No sé por qué simplemente no lo endulzas , dijo Alaric, cambiando


para poder cavar sus pulgares en sus vértebras, amasando sus
hombros con los dedos. Es una cosa repugnante.

Quiero saborearlo todo , repitió Meredith adormilada. Había sido


un día largo, varios días largos, y estaba lista para acurrucarse contra
Alaric en su ancha y suave cama e ir a dormir. Trabajo, se recordó a sí
misma. Vas a ganar este juicio.

Alaric trabajó uno de los nudos de sus hombros, y Meredith gimió de


placer. No tienes ni idea de lo tensa que estaba mi espalda mientras
estuvimos fuera , le dijo.

Oh, ¿Stefan no hace esto? Dijo Alaric bromeando. Gracias a


Dios, me preguntaba qué tenía que ofrecerte yo que no tenía tu
compañero de caza.

Confía en mí, tienes mucho que ofrecer , dijo Meredith con una
sonrisa. Alaric cepilló su pelo a un lado y se centró en el masaje
mientras miraba alegremente alrededor de la habitación. Sus libros de
derecho estaban en la estantería, su delgada computadora plateada
sobre la mesa al lado de una pila de viejos manuscritos de Alaric. Su
bastón de caza, en su caso, estaba colocado en la esquina. En la mesita
había varias fotos de sus amigos, su boda.

Y una foto de Meredith, diez años más joven, con los brazos alrededor
de su hermano gemelo, Cristian, ambos sonriendo. Ella realmente no
recordaba a Cristian esta realidad donde habían crecido juntos era
una que los Guardianes habían creado y no le gustaba pensar en su
muerte. Convertirse en vampiro era uno de los peores destinos que
podía imaginar para un cazador.
Medio conscientemente, se apoyó atrás contra las manos de Alaric, y
él amasó sus músculos más duro, reconfortante. Últimamente, había
estado acostumbrándose a la idea de Cristian, Había creció como parte
de su familia, en esta vida, y él importada, tanto si Meredith recordaba
al joven en la imagen como si no.

Todos los elementos que componían su vida la caza, la escuela,


convertirse en abogado, sus amigos, su familia, Alaric todos ellos
importaban. Estaba tan acostumbrada a pensar que la caza la
definía que todo lo demás era una apariencia sobre su vida secreta,
parte de su disfraz. Todo lo que realmente era, era una cazadora.

Pero Meredith iba a ser abogada ahora. Era la esposa de alguien. Era
una amiga y una hija, y una vez había sido una hermana. Estas cosas
eran reales para ella, y todas importaban. Como el té de verbena de
Bonnie, lo amargo y dulce de todas las mezclas juntas, constituyendo
un conjunto.

Quiero saborearlo todo , murmuró una tercera vez, dormida, y


Alaric resopló de risa.

Estás hablando en sueños , dijo. Momento de ir a la cama. Todo


estará allí por la mañana . La tomó en brazos, y ella hundió la cara en
el hueco de su cuello, riendo adormilada, mientras él la llevaba a la
cama.

***

Era una hermosa noche. Stefan abrió los sentidos a todo a su


alrededor, inusualmente ansioso por absorberlo todo. Podía oler las
flores de magnolia en el patio de una casa a pocas cuadras de distancia,
las especias y la grasa de tres restaurantes diferentes en la calle por la
que él y Elena estaban caminando, el olor amargo de la cerveza viniendo
de un bar a mitad de camino en la calle, los perfumes en conflicto de
tres chicas saliendo de un coche cerca de la acera. Podía oír cien
conversaciones, desde la pelea de borrachos de cuatro chicos de la
fraternidad en la barra a los susurros de amor de una pareja de recién
comprometidos en el restaurante indio. En el apartamento sobre un
escaparate más abajo en el bloque, una canción triste sonaba en una
radio barata.

El mundo tenía mucho en esto. Él podía sentir el lento latido de su


propio corazón, más lento que el de un humano, y por una vez, el ritmo
no se sentía como un reproche. Por una vez, a pesar de todo, a pesar de
lo que era, Stefan se sentía vivo.
Tanto para oír, oler, ver, sentir. Y, sobre todo, Elena. Su mano era
suave y fuerte en la de él, y ella le sonrió, irradiando amor como un
vibrante y brillante sol. Su mente rozó la de ella, y podía sentir su
bienvenida a casa, la familiaridad y el calor de ella.

Él se detuvo de repente en medio de la acera y la besó. Todas las


sensaciones e impresiones que habían estado desbordando a través de
él se limitaron a una sola cosa: los labios de Elena, suaves contra los
suyos. El cálido aliento de Elena. Envió sus pensamientos de amor, y de
eternidad, y ella los envió de vuelta a él. Cuando se separaron, se
aferraron el uno al otro por un momento sin aliento. Entonces Elena
sonrió y se apartó el pelo detrás de las orejas. Estás feliz de estar en
casa , dijo.

Stefan tomó sus manos entre las suyas. Ahora que Celine está
muerta, no pueden quedar muchos Antiguos , dijo. Cuando los
encontremos, podremos matarlos, y entonces podremos hacer lo que
queramos, ir donde queramos.

Elena frunció el ceño, sus ojos desconcertados. Podemos hacer lo


que queramos Stefan , dijo. No tenemos que esperar y asegurarnos
de que todos los Antiguos están muertos. No podemos esperar por eso.

Entrelazando sus dedos con los de Elena, Stefan sonrió hacia sus
ojos. ¿Recuerdas como, cuando bebiste el agua de la Fuente de la
Eterna Juventud y Vida, me dijiste que por fin sabías como se veía
nuestro futuro? Preguntó. Yo siempre lo he sabido he sabido por
mucho tiempo que tú eras mi futuro, que eras lo único que me faltaba.

Los ojos de Elena brillaron. Lo sé , dijo. Stefan, quiero eso,


también. Quiero para siempre . Entonces su boca se levantó en una
sonrisa pícara. Pero tenemos para siempre, ¿no? Ella se acercó aún
más a él, su suave cabello rozando su mejilla, sus labios sólo a
milímetros de los de él, provocativamente . Quiero disfrutar justo
ahora.

Stefan estaba bajando la cabeza para mirarla a los labios una vez
más cuando alguien de repente se tambaleó contra ellos. La respiración
de Elena resopló un suave jadeo de sorpresa, y se tambaleó hacia atrás
un poco, lejos de Stefan.

Inmediatamente tenso, Stefan se sintió caer en una posición de


combate, sus manos convirtiéndose en puños. Le tomó un momento
darse cuenta de que no había nada siniestro aquí, nadie de quien
necesitara defender a Elena.
Sólo un grupo de personas saliendo de un bar, rozando
accidentalmente contra ellos. Él sacudió su agresión, había pasado
demasiado tiempo de caza últimamente.

Lo siento, lo siento , dijo uno de los chicos, levantando las manos


en tono de disculpa. Les sonrió. Culpa mía. ¿Estás bien?

El desconocido era alto, más alto que Stefan, con pómulos afilados,
pelo color arena bastante largo, y curiosamente ojos de color verde
amarillento, brillando como los de un gato o un coyote. Él no era un
vampiro, sin embargo, sintió Stefan con un rápido roce de Poder; sólo
otro humano fuera por una noche con sus amigos.

Elena murmuró que todo estaba bien, no había pasado nada.

Fue culpa nuestra , dijo Stefan cortésmente, y se movió a un lado.


Pero el desconocido no caminó inmediatamente. Estaba mirando a
Elena. Sus ojos se encontraron por un momento, el rostro de Elena
plegado en un pequeño ceño mientras su mirada azul se encontraba
con la verde amarillenta del desconocido, y entonces el momento estaba
terminado.

Stefan sacudió la extraña sensación que sus miradas le habían dado.


Elena era hermosa, debería estar acostumbrado a la gente mirándola.
Con otra disculpa susurrada, el desconocido siguió adelante por la
calle, sus amigos reformando un grupo a su alrededor.

Elena volvió su atención de nuevo a Stefan, poniendo sus brazos


alrededor de su cuello y tirando de él hacia abajo para otro beso.
¿Dónde estábamos? , dijo, riendo hacia él. ¿Aquí mimo? ¿Ahora
mismo?
Capítulo 5 Traducido por krispipe
Corregido por Karlix

―Si tu pequeña mascota nos va arrastrar a todos sobre el campo, me


vas a invitar a una copa más tarde―le dijo Damon a Katherine en voz
baja, mostrando una falsa sonrisa mientras subía las sinuosas
escaleras de la torre.

―Oh, no seas cascarrabias, Damon―dijo Katherine dulcemente―.


Tienes que admitir que es maravilloso aquí.

―No tengo que admitir nada―dijo Damon, pero sentí los bordes de
sus labios tirando en una sonrisa más honesta.

Durante días, Roberto había estado rogando para explorar la torre


medieval blanca que podían ver desde las ventanas de su palacio, en las
verdes colinas fuera de la ciudad. Esta noche, Katherine había
finalmente acordado llevarlo, como un padre indulgente cediendo ante
un niño caprichoso. A falta de mejores opciones, Damon había
consentido venir, también.

Roberto corría con entusiasmo delante de ellos; Damon podía oír sus
pies repiqueteando en la escalera por encima de sus cabezas. La parte
superior de la primera escalera daba a una gran sala cuadrada con un
suelo de madera desgastada, vacía, excepto por una enorme chimenea
en un extremo, pero cuando Damon y Katherine entraron, Roberto ya
estaba escalando el siguiente conjunto de escaleras.

―¡Avanti!―llamó él en italiano, alentándolos.

―El italiano moderno no suena bien para mí.―Damon suspiró, un


poco nostálgico―.De vuelta en mi patria, y los niños aquí hablan basura
ilegible.

―Las cosas cambian―dijo Katherine, encogiéndose de hombros―.


Como decíamos ayer por la noche, incluso nosotros lo hacemos. Nací en
el Imperio de Habsburgo, y ni siquiera existe ya. Tú y yo, simplemente
nos adaptamos y seguimos adelante.―Ella le lanzó una mirada de reojo
al entrar en la siguiente escalera, y su voz destilaba falsa simpatía.
―¿Estás teniendo una crisis de la mediana edad, Damon? ¿Quieres que
sostenga mi mano?

Damon se burló con poco entusiasmo hacia ella.

―Como si realmente me preocupara sobre el declive del idioma


italiano―dijo―. Es sólo que…esto fue el hogar una vez, y ahora es sólo
otro lugar.―Lo que era curioso, y un poco alarmante, admitió para sí
mismo, es que la idea del hogar ahora llevaba a la mente un pequeño
pueblo en Virginia y las caras de un grupo de niños Americanos.
Principalmente, por supuesto, una cara muy parecida a la que estaba
riéndose tras él mientras Katherine saltó por delante hasta la escalera.

En la cima de la torre, el paisaje iluminado por las estrellas se


extendía ante ellos. En los alrededores estaba lleno de viñedos, y el olor
del cultivo de la vid y la tierra caliente se levantaba a su alrededor. El
sol se había puesto hacía más de una hora, pero el aire era claro, y
Damon podía ver las luces de la ciudad en el valle debajo de ellos. La
luna estaba llena y grande, colgando bajo en el cielo, una luna de
cosecha.

―Es tan hermoso aquí. Me encantan los lugares como este.―Roberto


tomó la mano de Katherine―.¿Era así, viviste en un sitio como este,
cuando estabas viva?―Su voz estaba llena de nostalgia, como si
estuviera a punto de estallar en una oda a Katherine y cómo si desearía
haberla conocido siempre. Damon casi resopló cuando los ojos de
Katherine se suavizaron en respuesta. Parecía que Katherine seguía
encontrando al pequeño Roberto encantador, lo que significaba que el
chico iba a viajar con ellos por un tiempo más largo.

Katherine estaba a empezando a contestar cuando Damon se puso


rígido y levantó una mano para silenciarla.

Había algo…viniendo otra vez. Un pequeño sonido, el roce de un paso


rápido y ligero.

―Alguien viene por las escaleras―dijo.

Katherine ladeó la cabeza inquisitivamente, y Roberto frunció el ceño,


escuchando.

Y entonces los pies golpearon las escaleras, todos los intentos de


tranquilidad abandonados. Alarmantemente rápido, ni siquiera Damon
pudo moverse, un grupo de personas estaban sobre ellos.
Uno atrapó a Damon por el brazo y lo tiró con fuerza, por lo que él
aterrizó en el borde del techo de la torre. Rodó rápidamente en pie. No
gente, entonces. Demasiado rápidos, demasiado fuertes. Algo más.

El líder, una mujer alta, enseñó sus dientes, y Damon se dio cuenta.
Vampiros. ¿Cómo no los había percibido?

El vampiro alto que había dirigido la carga sostenía los brazos de


Katherine detrás de ella y se estaba doblando para morder su cuello.
Damon saltó hacia ellos, lanzando al atacante atrás mientras Katherine
se giraba rápidamente para desgarrar su garganta. Una gota de sangre
se roció sobre la piedra blanca de la torre. Damon se recuperó
rápidamente, volviendo a la ofensiva, pero había demasiado de ellos, y
ya estaban presionando más cerca, sin inmutarse por la muerte del
primer vampiro.

Instintivamente, Damon y Katherine se movieron espalda con


espalda, uniéndose contra la amenaza, y Katherine puso a Roberto
detrás de ellos, protegiendo al joven vampiro. Damon podía sentir su
aliento acelerándose, y luego ella gruñó, sus manos agrupándose en
garras. Era una buena aliada para tener a su lado.

Había tantos de ellos, sin embargo, por lo menos quince. ¿De dónde
habían salido y qué querían?

Entonces varios atacaron a Damon a la vez, gruñendo, procedentes


de los tres lados. El que estaba en frente a él, un hombre de pelo
oscuro, le dio un puñetazo en la cara y se movió atrás antes de que
pudiera responder, luego puñetazos y esquivar de nuevo mientras los
otros le acosaban con dientes y uñas desde cualquier dirección.
Estaban tratando de alejarlo de Katherine y Roberto, notó Damon,
tratando de separarlos así sus oponentes podían usar su mayor número
para abrumarlos.

Rápido como una serpiente, Damon rompió el cuello de uno de los


vampiros que lo atacaba desde un lado. Él enseñó los dientes en una
salvaje, feliz sonrisa, entonces cargó hacia adelante para agarrar al
vampiro del pelo oscuro en frente de él, empujándolo hacia atrás hasta
el borde de la torre y enviándolo en una ráfaga de extremidades
agitadas. No es que la caída lo mataría, pero conseguiría sacarlo de la
imagen, por lo menos por ahora.

Mientras Damon se giraba del borde de la torre, sin embargo, su


corazón dio un vuelco. Todavía quedaban demasiado de ellos. Y estos
no eran vampiros débiles, ni vampiros recién creados tampoco, eran
fuertes y rápidos.
Katherine estaba abrazándose a sí misma, su rostro dibujado en un
gruñido mientras forcejeaba con uno de los atacantes, ignorando a otro
que estaba arañando inútilmente su espalda.

Pero Roberto estaba en problemas, acorralado al otro lado de la torre.

Otro vampiro agarró a Damon antes de que pudiera moverse hacia el


chico, y pelearon por un momento. Su oponente se giró, y Damon
apenas logró esquivar la estaca que un segundo vampiro estaba
apuntando a su pecho. Enojado, le arrancó la estaca de la mano al
segundo vampiro y apuñaló la garganta del vampiro.

Empujando por delante de ellos, se dirigió hacia Roberto, que estaba


luchando frenéticamente, su rostro pálido. El chico probablemente
nunca había estado en una pelea antes, ni siquiera cuando era
humano, pensó Damon con fastidio. Pero Katherine gritó, y Damon se
volvió a romper el cuello de su atacante.

―¡Katherine! ¡Ayuda!―Un grito desesperado.

Katherine y Damon miraron hacia el otro lado del tejado justo a


tiempo para ver el aterrorizado rostro de Roberto. Una chica de aspecto
feroz, más joven incluso que Roberto cuando fue creada, agarró su
cabeza mientras él caía y tiró. Con un sonido terrible de desgarro, la
cabeza de Roberto fue arrancada de su cuerpo.

Katherine dio un grito ahogado.

A pocos metros de ellos uno de los vampiros heridos se puso en pie,


su garganta desgarrada ya sanada.

―Eso es todo, nos vamos―dijo Damon bruscamente. Tomando un


firme control del brazo de Katherine, la arrastró los pocos pasos hasta
el borde de la torre. Antes de que cualquiera de los vampiros detrás de
ellos pudieran atraparlos, saltó hacia la oscuridad, tomando a
Katherine con él.

Aterrizaron en un crepitar de vides de uva y olor de tierra seca. Como


un gato, Damon estaba en pie al instante. El vampiro que había
arrojado antes no parecía estar en cualquier lugar alrededor, notó
afortunadamente. Probablemente estaba ya en la cima de la torre.

―¿Qué está pasando?―preguntó Katherine, su voz ronca, sus ojos


azules estrechados con furia―. ¿Por qué, quién nos odia? ¿Quién
querría matarnos ahora? Klaus está muerto. No hay nadie…
―No tenemos tiempo para esto―dijo Damon con fuerza,
interrumpiéndola. Oyó pasos en las escaleras de la torre. Su salto en la
noche les había dado unos minutos en el mejor de los casos, y sus
atacantes no se iban a dar por vencido tan fácilmente―. Vamos―dijo,
tomando la mano de Katherine y tirando de ella tras él.

Damon y Katherine corrieron a través de los viñedos, plantas


crujiendo bajo sus pies. No se habían alimentado aún esta noche y
habían usado demasiado Poder en la lucha para cambiar de forma y
volar, como Damon hubiera preferido. Lo más importante era alejarse.

Por fin, en el bosque fuera de la pequeña ciudad en la que habían


estado viviendo, se detuvieron a escuchar.

―Creo que los hemos perdido―dijo Katherine.

―Por ahora.―Damon frunció el ceño―.Esto no fue un ataque al azar.


Deben de habernos estado siguiendo.

Katherine asintió. ―¿Hay algo en el palacio que no puedas soportar


perder?―preguntó.

Damon pensó brevemente en su chaqueta favorita, en la pulsera que


había comprado con la vaga intención de enviarle a Elena, en la dulce
Vittoria y su sangre caliente y fresca.―Nada que no pueda ser
reemplazado.

Vacilante, tocó el brazo de Katherine―. Lamento lo de Roberto― dijo.

La mandíbula de Katherine se apretó, y Damon creyó ver el brillo de


las lágrimas en sus ojos, pero su voz estaba a nivel. ―Esto
sucede―dijo―. Pero él era demasiado joven. Me hubiera gustado haberlo
llevado a algún lugar que no hubiera visto antes.

Damon miró a la luna, que colgaba alto en el cielo sobre sus cabezas.
Todavía no era tarde; los trenes todavía estaban funcionando. Si
llegaban a la estación, podrían estar al otro lado de la frontera antes del
amanecer.

―Creo que es hora de irnos de Italia―dijo Damon suavemente.


Capítulo 6 Traducido por krispipe
Corregido por Karlix

Elena condujo lentamente por una de las calles laterales del campus
de Dalcrest, buscando un lugar para aparcar. Había una librería
antigua a la vuelta de la esquina, y sabía que tenían una colección de la
poesía medieval que le gustaba a Stefan. Sería bueno darle un pequeño
regalo de bienvenida, pensó.

De repente, y sin previo aviso, su garganta se constriñó y un perno de


pánico la atravesó.

Damon. En algún lugar, Damon estaba en problemas.

Sacudió involuntariamente el volante a un lado y apenas logró evitar


un automóvil estacionado. Sus emociones pasaron por ella, mucho
más fuerte de lo habitual, abrumando sus sentidos. Ira, y una fuerte
sensación de miedo, rabia, una especie de euforia llena de adrenalina.
¿Estaba él luchando? ¿Qué estaba sucediendo?

Lágrimas de pánico se asomaron en sus ojos―las suyas, pensó, no las


de Damon―, y parpadeó para alejarlas.

Tenía que ir a casa. Tenía que llegar a Stefan, hacerle saber que algo
estaba mal. Tomando una profunda respiración y tratando de calmarse,
Elena tomó un fuerte giro y se dirigió de nuevo hacia la carretera.

El camino estaba claro por delante de ella. Empujando las emociones


de Damon lejos, se arriesgó a hurgar en su monedero para buscar su
teléfono. Era de noche en estos momentos en Italia, donde Damon
había estado la última vez que supo de él. Pero podría estar en
cualquier lugar, realmente. Él viajaba de un país a otro de la manera en
que la mayoría de las personas cruzaban calles.

Justo cuando su mano se cerró alrededor del teléfono, otro flash de


emoción de Damon rompió a través de ella―furia―, seguida de una
sensación de frío cálculo. Lo que fuera que le estaba pasando a Damon,
él estaba tramando una manera de superarlo. Esto hizo que se sintiera
un poco mejor. Damon era bueno en cualquier cosa, estaba
sobreviviendo.
Elena rápidamente marco el número de Damon en el teléfono, pero
fue directamente al buzón de voz.

―Soy yo―le dijo al silencio electrónico, toda la distancia entre ella y


Damon extendiéndose hasta el infinito―.Sentí algo de ti de repente, algo
malo. ¿Estás bien? Por favor llámame.

En cuanto terminó la llamada, empujó con fuerza el pedal del


acelerador, los neumáticos chillando mientras el coche saltaba hacia
delante. Stefan sabría qué hacer. De repente, ella estaba desesperada
por llegar a casa, a sus reconfortantes brazos y su mente siempre
práctica.

Apretó el pie en el acelerador de nuevo, y esta vez, el pedal se hundió


sin resistencia en el suelo del coche. Sacudiéndose, el coche aceleró
más rápido, mucho más rápido de lo que Elena había esperado.

Instintivamente golpeó el freno, pero no pasó nada. Árboles y postes


de teléfono pasaban en una mancha verde y marrón.

Apretando su agarre sobre el volante hasta que sus manos le dolían,


Elena pisó de golpe el freno de nuevo.

El coche no se detuvo, pero el volante comenzó a vibrar en sus


manos, pequeños temblores primero, convirtiéndose en más y más
rápidos. Su corazón se aceleró, y un pequeño gemido de pánico salió de
la garganta de Elena.

El coche empezó a ir a la deriva a través de la carretera, y otro coche


giró a su alrededor, tocando la bocina. Ella dio un tirón en el volante,
tratando de volver a su propio carril, pero sólo giró inútilmente bajo sus
manos.

―Vamos, vamos―gimió Elena, suplicando al coche, o al universo―.


Por favor, no.

Esto es todo, pensó con una vacía sensación de asombro. Después de


todo lo que había pasado, después de todo a lo que había sobrevivido,
ella iba a morir aquí, en un coche fuera de control en una brillante
tarde soleada.

Algo enorme y oscuro se levantó delante de ella. Lo siento, Stefan,


pensó, y luego todo se volvió negro.

*****
―¿Elena? ¿Elena?―Una voz débil y poco familiar la estaba llamando a
través de la oscuridad. Elena se movió con irritación. No quería hablar
con nadie, quería dormir. Le dolía la cabeza y el pecho terriblemente.
¿Estaba enferma?

―¡Elena!―Un ruido palpitante, alguien golpeando cerca de su cabeza.

Con un gran esfuerzo, Elena logró abrir los ojos. Todo era borroso y
blanco, también cerca, y empujó hacia la blancura, tratando de
deshacerse de ella. Se movió, sintió bajo sus manos con crujir de tela, y
lentamente el mundo volvió a entrar en foco.

La materia blanca era un air-bag, notó, y llenaba el espacio delante


de ella. Debo haber tocado algo, pensó Elena aturdida, y levantó la
mano al dolor de su cabeza. Sus dedos salieron de color rojo brillante,
húmedos con sangre. Había una dolorosa sensación de magulladura en
su pecho y rebuscó en su cinturón de seguridad, manchando la sangre
en su camisa.

Una ola de pánico se apoderó de ella. Podría haber muerto.

―¡Elena!―le gritó la voz de nuevo, y ella saltó.

Un chico unos años mayor que ella, con el pelo corto y oscuro y cejas
espesas, estaba fuera de su ventana, haciendo sonar la manija de su
puerta.

―¡Elena!―dijo bruscamente―.¡Rápido! Tienes que salir del coche.

La intensidad de su voz había hecho a Elena alcanzar


automáticamente la manija de la puerta, pero luego apartó la
mano.―¿Quién eres tú?―dijo con cautela a través del cristal―. ¿Cómo
sabes mi nombre?

―No hay tiempo para explicaciones. Por favor, sólo confía en mí.
Estoy de tu lado.―Sus ojos color avellana se mantuvieron estables,
suplicándole―. Tienes que salir del coche.

Algo en su voz la hizo apurarse en desabrochar el cinturón de


seguridad y abrir la puerta del coche. Pero antes de que pudiera decir
nada, él la encerró en su brazo y la arrastró por el lado de la carretera,
lejos de su coche.

―¿Qué estás haciendo?―exclamó Elena, tratando de cavar en sus


talones y alejarse―. ¡Suéltame!
Era pleno día. ―¡Ayuda!―gritó, su voz estridente en sus propios oídos,
pero no llegó ayuda. Miró alrededor salvajemente, pero no había otros
coches a la vista. La mano del chico era como una banda de hierro
alrededor de su muñeca, tirando de ella.

Ella estaba reuniendo su aliento en un grito por ayuda de


nuevo―seguramente debía haber alguien a su alcance de oído―, cuando
su captor se detuvo y la soltó.

―Está bien―dijo, apoyando las manos en las rodillas y tomando


grandes bocanadas de aire―.Esto debería ser suficiente.

―Qué diablos crees… ―empezó Elena con vehemencia.

Y entonces fue cuando su coche explotó.

Se elevó una gran bola de fuego y un sonido de boom, como en las


películas. Una pesada nube de aceitoso humo negro se levantó de las
llamas.

El cuerpo de Elena se sintió entumecido. Su estómago se revolvió con


náuseas mientras parpadeaba en estado de shock hacia el humo
oscuro, las llamas hambrientas.

Ella se había sentido tan segura como un Guardián. No tenía que


preocuparse por envejecer o enfermarse o morir a manos de vampiros, o
demonios, u hombres lobo, o cualquier otro tipo de ser sobrenatural.

Todo de lo que había tenido que preocuparse, había pensado Elena,


eran causas muy humanas de muerte―un cuchillo, una pistola,
estrangulación.

Un coche explotando en la calle, con ella dentro.

Su madre había muerto en un accidente de coche, a pesar de que


había sido un Guardián, a pesar de que había tenido cientos de años de
edad al menos, y Elena se preguntó por qué nunca había considerado
que lo mismo le pasara a ella. Envolvió los brazos a su alrededor,
incapaz de apartar la mirada del coche en llamas.

El chico de cabello oscuro estaba de pie a su lado, mirando el fuego


con una leve expresión de intriga, como si se tratara de un programa de
televisión o un experimento de ciencias. Era sólo de la altura de Elena,
pero tenía brazos y hombros bien musculados, como un atleta.
―Soy Jack―dijo, pareciendo sentir a Elena mirándolo. Ella
automáticamente reunió su poder y lo usó para ver su aura, la cual
parecía cálida y marrón, sincera.

―Esto no debió suceder―dijo ella, y se sonrojó, porque las palabras


sonaban estúpidas a sus propios oídos―.Quiero decir, leí un artículo
sobre los clichés del cine, y mucho de él trataba de cómo los coches casi
nunca explotan. Ciertamente no sólo por chocar con un
árbol.―Mientras hablaba, sentía su corazón constante. Si podían hablar
lógicamente sobre el por qué y el cómo, tal vez no tendría que pensar en
el qué.

El hecho de que ella podría haberse ido para siempre, nunca ver a
Stefan o Damon de nuevo.

―Fue un poste de teléfono―dijo Jack secamente, y las comisuras de


su boca se convirtieron en una repentina e inesperada sonrisa. Esta
cambió toda su cara. Parecía amable y abierto, y Elena supo que su
instinto anterior de confiar en él había sido el correcto.

Ella trató de dar un paso y se tambaleó, sintiéndose repentinamente


enferma. Jack se adelantó a equilibrarla, preocupación grabada en su
rostro.

―Tenemos que llegar a casa―dijo él, su mano bajo el brazo de ella,


sujetándola―.Y tienes razón. Esto no sólo sucede.―Los dos se volvieron
para mirar el coche ardiendo constantemente.

―No entiendo―murmuró. Se sentía como si pudiera reír, o gritar.


Posiblemente tenía una conmoción cerebral, porque nada parecía estar
teniendo ningún sentido.

Jack se pasó la mano por la cara en un rápido y nervioso gesto.


―Elena―dijo―,esto no fue un accidente.
Capítulo 7
Traducido por Emi_93
Corregido por Karlix

―Debería haber estado allí para protegerte ―dijo Stefan


miserablemente, envolviendo sus brazos en torno a Elena, y enterrando
su cara en su cabello―. Lo siento. ―Mientras él se había estado
relajando en el departamento, Elena casi había muerto. Y él ni siquiera
lo hubiera sabido hasta que la policía llamó a su puerta. El mundo giró
vertiginosamente, y se aferró a ella para mantener el equilibrio. La idea
de que Elena muriera era como una interminable caída en un agujero
negro. Elena nunca había estado a salvo, nunca lo estaría, sin importar
cuantos Antiguos matara él.

―No hay nada que pudieras haber hecho, Stefan ―dijo Elena
calmadamente, estabilizándolo. Ella miró por el cuarto a todos sus
preocupados amigos. Sus ojos cayeron sobre el extraño ―Jack―, que la
había sacado del automóvil luego del choque y la trajo a casa―. Todo
pasó tan rápido.

―Gracias por ayudar ―le dijo Stefan a Jack. Jack asintió gratamente
desde su asiento en el sofá. Él parecía estar absorbiendo todo, sus ojos
oscuros volando por todo el grupo con interés, tal vez con demasiado
interés. Él no había llamado a la policía, no había llevado a Elena al
hospital; solo la había traído a casa. Jack era un forastero; ¿qué
pensaba él que estaba ocurriendo?

―Lo importante es asegurarse de Damon está bien. ―Elena soltó a


Stefan y se sentó junto a Jack en el sillón, cerrando los ojos con un
pequeño ceño. Stefan sabía que estaba alcanzando su vínculo con su
hermano. Él hizo todo lo posible para ahogar los celos que luchaban por
quebrar la superficie.

Elena lo amaba; él había sido el elegido. Pero era difícil aceptar el


hecho de que ella y Damon compartían algo que él realmente no podía
entender. ―Lo que sea que esté ocurriendo, él no parece estar en
peligro―dijo Elena tras un momento.
Stefan soltó un suspiro de alivio, dándose cuenta demasiado tarde de
que Jack debía pensar que estaban locos. Pero su mirada se mantuvo
políticamente correcta y atenta.

Meredith regresó de la cocina con un paño, rozando al pasar a


Bonnie y a Matt, y se sentó entre Jack y Elena para sacar con cuidado
la sangre de la frente de Elena.

―Tal parece que el corte ya se ha curado―dijo ella―. Y tus pupilas


están normales, así que probablemente ya no tienes una concusión.

―Punto para las increíbles propiedades de la sangre de los


vampiros―dijo Elena, sonriéndole a Stefan.

Stefan se echó hacia atrás, sintiendo que sus ojos se abrían.


Meredith frunció el ceño con sorpresa, y Bonnie levantó la vista del
suelo, hacia el sofá donde ella estaba pasando por una bolsa de hierbas,
su boca abierta con sorpresa. Matt había estado preocupado en silencio
en la butaca lateral cercana, pero entonces abrió la mandíbula para
protestar. ―Elena…

―Está bien―dijo Elena, inclinando la cabeza para sonreírle


tranquilizadoramente a Stefan―. Jack sabe todo sobre nosotros. Él me
estaba siguiendo porque quería hablar con nosotros.

Un escalofrío recorrió a Stefan―¿todo sobre ellos?―y sintió que sus


ojos se estrechaban con sospecha. En un segundo, estaba sobre Jack.
Agarrando su camisa, él lo puso de pie.

―¿La estabas siguiendo? ―preguntó él, su voz baja y peligrosa.

Jack levantó las manos. ―Espera ―le dijo a Stefan―. Estoy de su


lado. Ayudé a Elena.

―Tengo que preguntar ―dijo Meredith secamente, bajando el paño y


dejándolo en la mesa de café―. Si no fuiste el que manipuló el auto de
Elena, ¿cómo sabías que iba a explotar?

Jack se rió y se recostó, quitando su camisa de las manos de Stefan.


―Me caes bien ―le dijo a Meredith―. Apuesto a que tu papá está
realmente orgullosos de ti.

Antes de que Meredith pudiera soltar una respuesta, después de


todo, pensó Stefan, eso eral algo que había que concederle, Jack alzó
las manos y torció los dedos meñiques juntos, cerrando los otros dedos,
y uniendo sus pulgares sobre ellos para formar un triángulo. El signo
no significaba nada para Stefan, pero Meredith jadeó.
―Eres un cazador ―dijo ella, en una voz muy lejana a la
confrontación―. ¿Conoces a mi padre?

Jack sonrió. ―No personalmente, no. Él ya no tiene contacto con los


cazadores; supongo que sabes eso. Pero ―NandoSulez‖ es una leyenda.
Es un honor conocer a su hija.

Elena levantó una mano para tocar su pierna, su pulgar recorriendo


suavemente su pantorrilla.

―Está bien ―dijo ella suavemente―. He visto el aura de Jack. Él es


bueno.

Suspirando, Stefan pensó en todas las maneras en que alguien podía


ser una buena persona y aún así querer matar vampiros. Aún así, él
debía confiar en Elena: sus instintos sobre las personas siempre habían
dado en el blanco, incluso antes de que despertarán sus Poderes de
Guardiana.

―No has respondido la pregunta ―le dijo él a Jack, manteniendo una


voz cordial―. ¿Cómo sabías que el auto iba a explotar?

―Mi equipo, hay algunos de nosotros en el pueblo, sabemos lo


poderosa que es la sangre de Elena, que es la única amenaza real para
los Antiguos. ―Los ojos de Jack volaron por el grupo―. Cuando supimos
que Solomon estaba viniendo a Dalcrest, asumimos que estaba aquí
para eliminar a Elena. Y cuando vi el auto de Elena estrellado, supe que
Solomon estaba involucrado. Parecía ser lo mejor para ella alejarse del
auto.

―Espera un segundo. ¿Quién es Solomon? ―preguntó Bonnie. El gato


blanco de Elena, Sammy, estaba echado panza arriba sobre su regazo.
Bonnie le frotó el vientre sin mirarlo, pasando sus dedos por su pelo
cariñosamente.

―Solomon es un Antiguo―dijo Jack duramente―. Tal vez el último de


ellos.

El corazón de Stefan se hundió. Elena había tenido razón; siempre


estaban en peligro. Que inocente por su parte pensar que, solo por
haber matado a todos los Antiguos que pudieron encontrar, no había
otros buscándolos a ellos.

Y él debía de conocer la debilidad secreta de Elena, si había intentado


matarla con un accidente de automóvil. El ceño de Elena estaba
fruncido con preocupación, obviamente dándose cuenta de lo mismo.
―Creo que conozco un hechizo que puede proteger tu próximo
automóvil―dijo Bonnie, con la mandíbula apretada obstinadamente―.
No sé cuán útil será contra ataques deliberados, sin embargo.
Investigaré un poco.

Meredith tocó la mano de Elena. ―Hey, hemos matado Antiguos


antes―dijo para tranquilizarla.

Stefan sintió una oleada de afecto por los amigos de Elena:


poniéndose de pie de inmediato, listos para protegerla.

Jack soltó una corta risa. ―Ustedes nunca han matado a uno como
Solomon―dijo él.

Stefan percibió como sus dientes se apretaban. ―Estás


sorprendentemente bien infirmado―le soltó al recién llegado―. ¿Quién
te dijo sobre la sangre de Elena?

―Mantenemos nuestras orejas pegadas al suelo―dijo Jack―. Cuando


los Antiguos comenzaron a morir y descubrimos que esa sangre los
había matado, pudimos unir eso con los rumores de una nueva
Guardiana en la escena. Una vez que supimos que existías, Elena, no
fue difícil encontrarte.

Stefan, que ya estaba tenso, sintió alargarse a sus caninos. Les dio la
espalda a los demás y respiro profundamente, agarrándose con fuerza a
la silla a su lado, y, lentamente, sus dientes regresaron a la normalidad.

―¿Qué es diferente con Solomon? ―Estaba preguntando Elena tras


él―. Meredith tiene razón, hemos luchado contra Antiguos antes. Klaus,
Celine, Davos. Todos eran astutos y despiadados y terriblemente
fuertes. Debían serlo, para sobrevivir tanto como lo han hecho.

La voz de Elena era firme, pero Stefan vio el destello de pánico en sus
ojos azules, el color rosado de sus mejillas.

Jack se inclinó hacia adelante, sus codos sobre sus rodillas. ―Hemos
estado siguiendo a Solomon por años. Nunca lo he visto, solo la
evidencia de que ha estado en algún lugar. La mayoría de los Antiguos,
son llamativos. Quieren que los cazadores vean lo poderosos que son,
para mostrar que no nos temen. Solomon, sin embargo, se mantiene
oculto. ―Jack abrió los dedos―. Puede meterse en cualquier lado, hace
lo que quiere, y, para cuando descubrimos donde está, se ha ido hace
tiempo. ―Él se detuvo―. Creemos que Solomon no se detendrá hasta
detener a Elena.
Stefan automáticamente se movió cerca de Elena. ―No es el primero
que lo intenta, y yo aún estoy de pie―dijo ella, pálida pero obstinada.

―Quiero ayudar a protegerte ―dijo Jack intensamente, sus ojos fijos


en los de Elena―. Ha sido mi misión por tanto tiempo derribar a
Solomon. Pero nunca he estado cerca. Creo que si trabajamos juntos…
―Él miró a los otros de nuevo―, tal vez podamos derrotarlo. Meredith,
sé que no has conocido a muchos cazadores fuera de tu familia. Has
hecho tanto por tu cuenta, y con Stefan, pero podrías hacer mucho más
con un equipo de cazadores cubriendo tu espalda.

―Tenía otra cazadora con la que trabajé un tiempo. Samantha―dijo―.


Meredith,pero murió. Los vampiros la mataron. ―Su rostro se mantuvo
impasible, pero Stefan conocía a Meredith lo suficiente para detectar la
rigidez de las comisuras de su boca que aparecían cuando pensaba en
Samantha. Había un anhelo allí, él lo sabía. Como los hombres lobo, los
cazadores trabajaban mejor en grupo. Elena golpeó la rodilla
confortablemente contra la de Meredith.

―Estos rumores―preguntó Stefan―, ¿qué tan susurrados son?


Incluso si logramos matar a Solomon, ¿habrá otros Antiguos viniendo
tras Elena? ¿Deberíamos correr en lugar de pelear?―Él se estiró para
alcanzar la mano de Elena, sus dedos rodeando protectoramente los
suyos.

Elena negó con la cabeza, apretándole la mano en respuesta. ―No


podemos correr por siempre, Stefan―murmuró ella.

Jack los interrumpió, con voz enérgica. ―Como dije, creo que
Solomon es el último. He estado cazando toda mi vida, y no hay otros
Antiguos que yo sepa, no ahora que ustedes… ―Él asintió hacía Stefan
y Meredith―.Han matado a tantos. Así que, ¿están conmigo?

Matt, que había estado siguiendo la conversación en silencio, hizo un


rápido movimiento con la cabeza. ―Todo lo que podamos hacer contra
Solomon ―dijo él, como una promesa―. Debemos detenerlo antes de
que todo comience de nuevo.

―Podemos hacer esto, Stefan―dijo Meredith, sus grises ojos


brillando―. Ya hemos rastreado y matado a tres Antiguos. Si Solomon
viene por nosotros, eso solo lo hace más conveniente. ―Sonrió ella―. No
tendremos que viajar.

Frotando el puente de la nariz entre el pulgar y el índice, Stefan


pensó con cuidado. ―Si cazar a Solomon se vuelve demasiado peligroso
para Elena, ella y yo nos iremos del pueblo―le dijo a Jack―. Su
seguridad es lo más importante.

Jack asintió con solemnidad.

―Trabajaremos como un equipo ―siguió Stefan lentamente―, como


siempre hemos hecho. Bonnie y Alaric pueden usar magia, Bonnie, ¿tal
vez puedas preguntarle a la Sra. Flowers qué sabe sobre la adivinación
para criaturas malignas? ―Bonnie asintió a la mención de su anciana
mentora que se encontraba en Fell’s Church―. Elena, mantén tus
Poderes de Guardiana alertas. Si hay un Antiguo cerca de Dalcrest,
debería haber señales malignas que tú puedas detectar. ―Él soltó a
Elena y comenzó a pasearse por la habitación, sus pasos acelerándose
mientras pensaba―. Jack, deberíamos reunirnos con tu equipo,
descubrir cómo podemos trabajar mejor juntos.

Él cruzó el cuarto hacia el armario y sacó su bolso de cazador,


tratando de pensar en qué necesitarían. Más verbena para las armas de
Meredith, para mantener a Solomon y a cualquier otro vampiro con el
que tengan que enfrentarse lejos de las mentes humanas. Estacas de
fresno blanco. Hierro.

Él abrió la bolsa, y por un momento su mente se detuvo, incapaz de


procesar lo que estaba viendo. Había un fino polvo sobre todas sus
armas. Polvo de madera, notó él, suave bajo sus manos excepto por
algunas esquirlas. Algo le cortó la palma y él la sacó rápidamente,
haciendo una mueca. Era una pequeña esquirla de metal. Hubo un
dolor en las encías mientras sus colmillos se extendían lentamente,
palpitando al ritmo de su corazón, y él cayó en la cuenta de que estaba
oliendo sangre. La sangre de Elena.

―Mi bastón ―dijo él, lentamente―. Ha sido… ha sido destruido.

Él pudo oír a sus amigos exclamando, poniéndose de pie, a Sammy


maullando molesto porque Bonnie lo había tirado sin ceremonias de su
regazo, todos menos Jack, que estaba de pie un poco alejado del resto
del grupo. Elena tocó el brazo de Stefan gentilmente. Pero su vista
estaba llena de los pulverizados restos de su mejor arma contra los
Antiguos. Nada más había sido tocado.

―Él entró directamente ―dijo Stefan, sorprendido―. Sin ser invitado.


Todos los salvaguardas y encantos que tenemos en este apartamento, y
de alguna forma él supo dónde estaba oculta nuestra única arma real
contra él y vino directamente hacia ella.
Stefan finalmente apartó la mirada de los restos de su bastón, y sus
ojos encontraron los de Jack. Éstos eran oscuros y llenos de los que
parecía pena.

―Ya ves a lo que me refería con Solomon―dijo el cazador


suavemente―. Él se abrió paso a través de todos sus hechizos
protectores como si se trataran de pañuelos de papel y desapareció sin
dejar rastro. Esto es a lo que nos enfrentamos. Esto es contra lo que
tenemos que luchar. ―Su voz se hizo más sombría―. Esto es una
advertencia.

#TVD11WithoutaTrace
Capítulo 8 Traducido por Emi_93
Corregido por Karlix

Matt llegaba tarde a encontrarse con Jasmine. Cuando él dio vuelta a


la esquina, ella estaba parada fuera del antiguo cine, sus brazos
rodeándola para protegerse del fresco de la noche de primavera.

Una fiera, protectora alegría prendió dentro de Matt al ver a Jasmine.


Ella echó un vistazo a su reloj, claramente un poco irritada ―ella no
tenía mucho tiempo libre de su residencia en el hospital―, pero no se
preocuparía instintivamente por la tardanza de Matt. Jasmine no
asumiría automáticamente que habían ocurrido cosas horribles. Porque
nunca lo hicieron, al menos no a ella.

Matt intentó alejar el pensamiento de que Elena estaba en peligro, del


rostro de Stefan esa tarde mientras bajaba la mirada a los restos de su
bastón. Ahora estaba aquí, con Jasmine, en el mundo normal.

―Hey―dijo él, deteniéndose delante de ella, jadeando un poco―. Lo


lamento mucho.

Jasmine cruzó los ojos y le sacó la lengua. ―Monstruo―dijo ella


dulcemente―. La única forma en que puedas compensarme es
comprándome un enorme paquete de palomitas y que tenga lagos de
mantequilla.

Mientras esperaban en la fila, Matt rodeó los hombros de Jasmine


con los brazos, y ella se estiró para pasar sus dedos por los de él.―Así
que, ¿qué te entretuvo? ―preguntó ella―. No es propio de ti llegar
tarde.―Sus ojos marrones se clavaron en los suyos con expectación.

Matt se congeló. No había pensado en qué decirle. Su silencio fue lo


suficientemente largo como para que Jasmine alzara las cejas un poco.

―Elena tuvo un accidente de automóvil―soltó él, sin mentir, pero sin


contar toda la verdad.

Jasmine jadeó, presionando su mano libre contra su boca. ―Oh, por


Dios―dijo ella―. ¿Está bien?
―Oh, sí, ella está bien, pero un poco golpeada―dijo Matt, y entonces
se corrigió rápidamente, recordando como la sangre de Stefan había
sanado a Elena. Jasmine era médico; tal vez quisiera ver las heridas de
Elena―. Quiero decir, que su automóvil salió realmente golpeado.
Golpeó un poste de teléfono.

Ellos ordenaron palomitas de maíz y refrescos y entraron al cine.

―Eso es terrible. ¿Cómo hizo para golpear el poste? ―preguntó


Jasmine mientras se sentaban en sus asientos, su mano aún en la de
él. Sus ojos se estrecharon suspicazmente―. Espera, ¿ella iba al
teléfono? Le dije, conducir al teléfono es tan peligroso como conducir
ebria.

―No, creo que no iba al teléfono ―dijo Matt, a pesar de que no estaba
seguro.

―Bueno, ¿entonces qué pasó? ―preguntó Jasmine de nuevo. Matt


pudo sentir la rigidez y movió su cuello para dejar ir la tensión que se
acumulaba en él. No era la culpa de Jasmine que él no supiera qué
decir sobre el accidente de Elena; eran preguntas perfectamente
naturales.

―¿Elena no estaba bebiendo, verdad? ―le preguntó ella, su frente


frunciéndose.

―¡No! ¡Dios! ―dijo Matt―. No hay nada para decir. Fue un accidente
normal, y nos aseguraremos de que no ocurra de nuevo. ―Una mujer
dela fila de delante se volteó a mirarlos, y Matt cayó en la cuenta de que
había alzado la voz.

―¿A qué te refieres con que se asegurarán de que no ocurra de


nuevo? ―preguntó Jasmine en voz baja, pero persistente.

Por un loco momento, Matt se preguntó si podría decirle la verdad a


Jasmine. Ella no le creería al principio ―nadie lo haría. Pero él supuso
que Jasmine caería en la cuenta de cosas que no había notado antes. Y
ella se preocupaba por todos sus amigos. Si él compartiera algunas de
las preocupaciones que lo agobiaban, tal vez Jasmine pudiera ayudarle
a cargar con ellas.

Algo en él instantáneamente retrocedió ante la idea. Era egoísta por


su parte considerarlo siquiera. Jasmine existía por fuera de toda la
violencia y el miedo que había estado en la vida de Matt desde que los
hermanos Salvatore habían llegado a Fell’s Church. Ella le recordaba a
Matt como era antes de que todo empezara.
Todo lo que habían sufrido ―la muerte de Elena, los ataque de Klaus,
cazar a los Originales―había marcado a Matt y a todos sus amigos.
Incluso Bonnie, la más dulce de ellos, tenía algo endurecido y fiero
dentro de ella. Esta nueva dureza les había salvado la vida más de una
vez. Pero él no quería que Jasmine tuviera que cambiar de esa forma.

―No lo sé ―le dijo―. No sé por qué dije eso. Fue un accidente.

Jasmine se volvió para mirarlo a la cara con cuidado, luego frunció el


ceño, notando claramente que él estaba ocultando algo. Ella le soltó la
mano, notó Matt, y sus dedos se sintieron fríos sin los de ella.

Matt apretó la mandíbula, tragándose la desesperación por rogarle


que lo perdonara, por contarle todo. Pero entonces pensó en lo que
podría haber pasado. Chloe había muerto por verse involucrada en todo
el desastre sobre vampiros y hombres lobo, guerreros y demonios en
que se había convertido la vida de Matt. Incluso si Jasmine se enfadaba
por eso, él nunca le contaría. La mantendría a salvo, sin importar qué.

*****

―¡Agáchate! ―gritó Bonnie fuertemente, apretándose todo lo que


podía contra el asiento del pasajero.

―No me puedo agachar, estoy conduciendo ―dijo Zander con calma―.


De todas formas, tus padres no van a vernos.

Bonnie se sentó y se volvió en su asiento para mirar a la casa de sus


padres. No había ningún auto en la entrada; debían haber salido.

―Es solo que me siento culpable por venir a Fell’s Church y no


dejárselos saber ―dijo ella.

―Estás en una misión importante ―le dijo Zander―. De todas formas,


cenaremos con ellos la semana que viene.

―Lo sé ―dijo Bonnie―. Solo espero que la Sra. Flowers tenga algunas
ideas sobre cómo rastrear a Solomon. Los Poderes de Elena no están
encontrando nada. ―La anciana y poderosa bruja le había enseñado
mucho de lo que Bonnie sabía.

―Mmm―respondió Zander, tomando el camino hacia la casa de la


Sra. Flowers. Los ojos de Bonnie escaparon hacia sus musculosos
brazos, flexionados bajo su piel dorada. Los hombres lobo eran
naturalmente fuertes, por supuesto, pero desde que Zander y un par de
sus compañeros de manada habían empezado con un negocio de
jardinería después de la universidad, él solo se había entonado más.
Ella suspiró apreciativamente.

―Hay un auto en la entrada de la Sra. Flowers―dijo Zander con


curiosidad mientras llegaban. Bonnie parpadeó; había un auto, un
pequeño y brillante Honda azul. Eso era raro. La Sra. Flowers era
prácticamente una reclusa y, de todos modos, ella sabía que Bonnie y
Zander estaban yendo.

―¿Tal vez es alguien vendiendo algo? ―se preguntó Bonnie en voz alta
mientras pasaban por el descuidado jardín y alcanzaban la puerta
principal.

En la cocina, ellos encontraron a la Sra. Flowers tomando té con una


chica básicamente de su misma edad. No parecía estar vendiendo nada:
era tan pequeña como Bonnie, vestida con una camisa de manga corta
y vaqueros, con cabello rubio rizado y alborotado y un montón de pecas
esparcidas por sus mejillas.

―¡Hey! ―dijo la chica al apenas verlos. Ella bajó la taza con un poco
más de fuerza de la necesaria, derramando el té en el platillo y sobre la
mesa―.Ups―agregó ella, sonriendo.

―Hola, niños ―dijo la Sra. Flowers con serenidad―. Sírvanse algunos


bizcochos. Alysia, si miras detrás de ti, verás algunas servilletas para
limpiar lo que derramaste.

Ellos se sentaron a la mesa, Bonnie retorciéndose con impaciencia


mientras la Sra.Flowers vertía dos tazas más de té y les pasaba dos
platos con bizcochos y pequeños sándwiches. Ella necesitaba hablar
con la Sra. Flowers sobre cosas serias, pero Bonnie no veía manera de
traer a colación el tema de los Antiguos frente a esa extraña. ¿Y quién
era ella, de todos modos?

Desde el otro lado de la mesa, Alysia le seguía sonriendo. Bonnie se


movió con incomodidad. Junto a ella, Zander mordió alegremente un
bizcocho.

―Son increíbles ―le dijo a la Sra. Flowers, quien le sonrió.

―Um―empezó Bonnie, con creciente impaciencia―. Sra. Flowers,


¿pudo encontrar alguna solución al… problema por el que la llamé?

―Hay algunos libros de hechizos de protección y de adivinación sobre


la mesa en el salón ―dijo enérgicamente la Sra. Flowers―. Tal vez
quieras llevártelos contigo cuando te vayas. Lamento, sin embargo, que
los hechizos no harán nada que Elena no pueda hacer por sí misma.
―Ella bajó su taza y miró a Bonnie seriamente, sus ojos azules
afilados―. Creo que Alysia podrá ayudarte, sin embargo. Ella trabaja
con un grupo que podría ayudarte a fortalecer tu Poder.

―¿Qué clase de grupo? ―preguntó Bonnie, confusa.

Alysia se enderezó, su voz tornándose formal, como si estuviera


recitando un discurso preparado.

―Es un placer conocerte, Bonnie ―empezó ella―. Represento a una


asociación de personas que trabajan juntas en la manipulación de
fuerzas naturales para oponerse a elementos negativos. La Sra. Flowers
es ―ella compartió una mirada con la anciana mujer―, una de las
líderes de nuestro grupo, y ella nos recomendó que te invitáramos a
unirte. ―La chica sonrió con entusiasmo, haciéndola parecer más
joven―. Ella me ha contado cosas muy buenas sobre ti, Bonnie. Pareces
ser una de las reclutas más talentosas con las que nos hemos cruzado.

―¿Qué quieres decir con ―reclutas‖? ―preguntó Bonnie con


sospecha―. ¿Para qué me están reclutando exactamente?

Alysia se sonrojó hasta la punta de las orejas. ―Lo siento ―dijo ella―.
Debí explicarme mejor. Esta es la primera vez que organizo una
reunión. Queremos invitarte a nuestro retiro por unas semanas, para
que compartas tus habilidades con otros que tienen una profunda
conexión con los elementos de la naturaleza, y ellos compartirán sus
talentos contigo. Si lo encuentras útil, puedes regresar cada uno o dos
años y trabajar con el mismo equipo. Nos ayudamos unos a otros a
canalizar y mejorar nuestras habilidades. Somos más fuertes cuando
trabajamos juntos.

―Como… ¿un taller? ―preguntó Bonnie.

―Algo así.―Asintió Alysia, bajando el tono formal―. Realmente solo


somos un grupo de gente que tiene poderes mágicos y buenas
intenciones, y creemos que, si trabajamos juntos, podemos hacernos
más fuertes, y combatir algunas de las cosas malas del mundo.

―Oh ―pudo decir Bonnie. No estaba segura de qué decir. Sonaba


como una buena idea, ¿pero tendría tiempo de unirse a…? ¿Qué era
eso, un aquelarre?―. Yo nunca he trabajado con nadie más. Excepto
por la Sra. Flowers, por supuesto.

―Sería solo por unas semanas. Y te garantizo que es una manera


genial de llevar tus habilidades al próximo nivel. Observa.
Alysia levantó la mano,su frente fruncida por la concentración, hizo
un complicado gesto, demasiado rápido para que Bonnie pudiera
seguirlo. Entonces hubo un rayo de luz roja, y Bonnie escuchó cantos
de pájaros mientras algo pasaba a su lado, desapareciendo detrás del
biombo chino de la Sra. Flowers. Sombras de viñedos se esparcieron por
la pared, y el aroma de las flores y lluvia cálida floreció a su alrededor.
En medio de la cocina de la Sra. Flowers, Alysia había conjurado un
trozo de selva tropical.

―Wow―dijo Bonnie, mientras la ilusión se desvanecía y la cocina


normal se restituía a su alrededor―.Eso estuvo muy bien.

―Soy buena con las ilusiones ―dijo Alysia, encogiéndose de


hombros―.Pero nunca podría haberlo hecho antes de conocer a los
otros.

―Suena interesante ―dijo Bonnie cuidadosamente―. ¿Te importaría,


sin embargo, si chequeara un poco por mí misma? Sin ofender, Sra.
Flowers.

La anciana mujer la disculpó con un gesto. ―Entiendo perfectamente,


mi querida―dijo ella.

―No te asustes ―le dijo Bonnie a Alysia, y entonces se volvió hacia


Zander―. ¿Puedes ver si está diciendo la verdad?

Zander se puso de pie, accidentalmente golpeando a la mesa,


haciendo que las delicadas tazas se sacudieran, e inspiró hondamente.
Entonces de pronto su cuerpo se sacudió, su rostro se alargó en un
hocico, sus manos formaron garras. Alysia dio un grito sobresaltado. En
unos segundos, un inmenso y hermosos lobo blanco estaba de pie entre
ellos, mirando a Alysia con intensidad con sus ojos azul cielo.

―Oh, por Dios―dijo Alysia con voz apagada, apartando su silla de la


mesa. Su rostro había palidecido por lo que las pecas se destacaban
como pequeños puntos oscuros.

―Solo quédate quieta por un momento ―dijo Bonnie―. Él no te hará


daño.

Zander caminó alrededor de la mesa para olfatear a Alysia, su peluda


mandíbula casi presionando contra la suya.

―¿Todo lo que me contaste es verdad? ―preguntó Bonnie. Alysia


asintió―. Debes responder en voz alta―agregó Bonnie gentilmente.

―S-sí―la voz de Alysia tembló.


―¿Tienes malas intenciones hacia mí?

―No.

Zander cambió de nuevo―siempre, pensó Bonnie, parecía un proceso


menos doloroso que transformarse en lobo―, y movió los hombros,
desentumeciéndolos.

―Ella es buena ―le dijo a Bonnie.

Alysia tenía la mano apretada contra su pecho y estaba respirando


con fuerza. ―Oh, mi Dios ―jadeó ella.

―¿Controlas a un hombre lobo?

―¿Qué? No ―dijo Bonnie―, yo no lo controlo.

―No la escuches ―dijo Zander afablemente―,le pertenezco totalmente.

―Eso suena bien ―dijo Bonnie, ignorando a su novio―. Me gustaría


ser capaz de canalizar más Poder. ―Ella odiaba admitirlo, incluso a sí
misma, pero se había como estancado, se daba maña con las hierbas y
encantamientos, y podía rastrear o hacer hechizos de protección
bastante bien, pero su Poder no había crecido mucho en los últimos
años―. ¿Cuándo comienza?

―Mañana ―dijo Alysia―. Sé que es poco tiempo, pero tuvimos algunos


problemas en reunir a todo el grupo.

―¿Mañana? ―Bonnie sacudió la cabeza, soltando una risa


incrédula―. No puedo. Tengo trabajo. Y Elena está en peligro; no puedo
dejarla ahora.

Los labios de la Sra.Flowers se apretaron. ―Tu mejor oportunidad


para proteger a Elena es expandiendo tu Poder. Debes considerar esto
seriamente, Bonnie.

―Yo no… mañana es demasiado pronto ―dijo Bonnie.

―Creo que deberías ir ―irrumpió Zander inesperadamente. Bonnie se


volvió a mirarlo.

―¿Tú crees?

―Sí ―dijo él―. Quiero decir, obviamente, te extrañaré con locura, pero
parece algo que necesitas hacer. Te debes a ti misma intentarlo. Y el
año escolar acaba de terminar, así que tienes un tiempo fuera del
trabajo.
Zander tenía razón. Bonnie se imaginó a sí misma llena de Poder,
protegiendo a Elena, protegiendo a todos.

En su imaginación, ella movía una mano y una pared clara y brillante


rodeaba a sus amigos, alejándolos del peligro.

Ella pensó en cómo se había sentido el otro día ―que nadie la


necesitaba, que ya no era útil para proteger Dalcrest de lo sobrenatural.
Esta era su oportunidad.

―Muy bien ―dijo ella, volviéndose hacia Alysia, quien chocó las
palmas y sonrió. La Sra. Flowers asintió con aprobación―.Estoy dentro.
Capítulo 9 Traducido por Emi_93
Corregido por Karlix

―No puedo creer que Bonnie se fue de esa manera ―dijo Elena,
balanceando la mano de Stefan mientras caminaban.

Habían almorzado con Meredith, pero luego ella se había ido a la


biblioteca de derecho para estudiar ―la Facultad de Derecho parecía
implicar constantes plazos―y ahora ellos regresaban a su apartamento
solos. Zander había llevado a Bonnie al aeropuerto esa mañana.

―Ella regresará ―dijo Stefan. Bonnie los había dejado con tantas
precauciones de seguridad como había podido: bolsas de
encantamientos para sus autos y apartamentos, mezclas de hierbas
para beber y moler para protección. Debía haber estado toda la noche
despierta haciendo eso.

―Lo sé. Pero aún así la echo de menos. ―Elena se apoyó contra
Stefan por un momento―. Solo me preocupa que algún día… la pierda
para bien. Y la Tía Judith me dijo que la casa está en la lista oficial de
la inmobiliaria ahora. Está buscando un lugar en Richmond.

―Bonnie regresará ―repitió Stefan―, y tu familia no estará muy lejos.

―Lo sé―dijo Elena, suspirando―, ¿pero puedes dejarme con mi


autocompasión, por favor?

―Está bien. ―Stefan la acercó hacia sí mientras llegaban al


departamento―. Déjame distraerte por un momento. Dime qué haremos
una vez que nos deshagamos de Solomon.

De la mano, pasaron por las puertas dobles de su edificio de


apartamentos y comenzaron a subir los dos tramos de escaleras.

―Me gustaría regresar a París ―dijo Elena soñadoramente―. Pasé el


verano allí antes de que nos conociéramos, ¿sabías eso?

Stefan, poniendo la llave en la cerradura, estaba a punto de


responder ―por supuesto que sabía eso, recordaba todo lo que Elena le
había contado, todo lo que le habían contado sobre ella―, cuando se
detuvo.
―Stefan, ¿qué ocurre? ―preguntó Elena, sonando preocupada, y ella
sujetó sus manos para calmarse. Él olía sangre.

―Quédate aquí.―Él oyó el corazón de Elena que comenzaba a latir


más rápido, y apretó su mano tranquilizadoramente antes de soltarla―.
Hay sangre allí. Debo ir a investigar. ―Abrió con cuidado la puerta y
entró. Todo parecía normal, pero el aroma a sangre se hizo más fuerte.
Elena dio un débil grito, ahogando un sollozo, y él supo que ella podía
olerla ahora, también.

Indicándole que se quedara atrás, Stefan se movió silenciosamente


hacia la cocina, siempre cerca de la pared. Él envió señales de Poder por
todo el apartamento, pero sin encontrar nada ―nadie, ni humano ni
otra cosa, estaba dentro―. Pero el olor a sangre era abrumador, caliente
y pegajoso e invadiendo sus sentidos. Stefan sintió alargarse a sus
caninos, comenzando a doler, y sus sentidos se afilaron.

Había gotas de sangre por todo el piso de la cocina, llevando hacia la


puertacerrada de la habitación. No solo gotas, notó él, mientras su
corazón saltaba. Marcas de huellas.

Stefan abrió de golpe la puerta del cuarto y el olor a sangre, de dolor,


lo golpearon como un estallido psíquico. Había algo pequeño y pálido en
la cama. La sangre estaba esparcida por el cobertor, dejándola con
manchas rojas húmedas y oscuras en algunos lugares. La cosa pálida,
cayó en la cuenta Stefan, era Sammy.

Su gato había sido hecho pedazos,su pelaje blanco manchado de


sangre.

―¿Stefan? ―La voz de Elena lo alcanzó desde la cocina.

―Espera…―dijo él, pero era demasiado tarde. Un suave, dolido llanto


salió de Elena mientras entraba. Ella llegó hasta la cama, a los tristes
restos de su mascota.

―¡Elena! ―dijo Stefan―. No mires.

Pero Elena negó con la cabeza y estiró una mano, tocando


cuidadosamente la cabeza de Sammycon un dedo. La sangre goteaba
―Stefan pudo oírla cayendo del cobertor a un charco en el piso.

―¿Quién podría hacer esto? ―preguntó Elena, con las lágrimas


cayendo por su cara―. Él solo era un gato inofensivo.

―Elena ―susurró Stefan en advertencia, tirando de ella hacia él. Algo


estaba muy mal. Con un sonoro crujido, las ventanas comenzaron a
congelarse. El espejo se tornó plateado por el hielo. Elena se estremeció,
y Stefan vio sus respiraciones en forma de pequeñas nubes de vapor.

―¿Qué está ocurriendo? ―susurró ella. Stefan la sujetó con más


fuerza. Él quería protegerla, ¿pero cómo podía hacerlo si ni siquiera
sabía a qué se enfrentaban? Él se volvió hacia la puerta, pero se estaba
congelando, también, la cerradura cubierta de hielo.

Todo se estaba volviendo de hielo, incluso el charco de sangre en el


piso se estaba congelando en los bordes. Al tiempo que Stefan miraba
alrededor sin poder hacer nada, el hielo sobre las ventanas y el espejo
emitió un sonoro crujido y se rasgó de arriba abajo, los quiebres
formando una S dentada.

En la repentina calma, Stefan y Elena se miraron, choqueados. Su


rostro estaba pálido, sus ojos de lapislázuli llenos de terror.

―Solomon ―dijo ella, su voz temblando―. La S es de Solomon. Él ha


estado aquí de nuevo.

#TVD11SolomonWasHere

*****

Las paredes estaban goteando. Matt trapeó el suelo frente a la


ventana de la cocina con un paño de cocina, pero las largas colas de
agua que caían del hielo derretido habían corrido la pintura en su
camino hasta el piso. Era un desastre demasiado grande para arreglarlo
en unos minutos y un paño. Después de trapearlo por unos instantes,
él se rindió y se conformó con tomar una taza de té para Elena.

Ella estaba sentada en el sofá entre Stefan y Meredith, con una


manta sobre los hombros.

―Gracias ―dijo débilmente cuando él le pasó la taza. Matt conocía a


Elena lo suficiente para ver que sus ojos estaban brillantes con
lágrimas contenidas. El cuerpo del pobre pequeño Sammy había sido
metido dentro de una caja en la puerta principal; lo enterrarían mañana
a primera hora.

Alaric y Zander regresaron de la puerta delantera, la puerta


golpeándose detrás de ellos. Habían estado patrullando los pasillos del
edificio de Stefan y Elena, buscando otras señales de la invasión de
Solomon.
―No hay siquiera un rastro de olor―dijo Zander, en respuesta a las
miradas ansiosas de los demás―. Y nadie de con los que he hablado ha
visto a ningún extraño.

Alaric llevaba un pequeño triángulo de bronce, del que colgaba un


cristal en una cadena. Él lo movió de un lado al otro, el cristal
balanceándose, y luego sacudió la cabeza. ―No hay nada sobrenatural
resonando en ningún lugar del edificio, hasta donde puedo saber ―dijo
él―, ni siquiera aquí.

―Jack dijo que Solomon podía ir a cualquier parte sin dejar rastro
―dijo Meredith.

―¿Están seguros de que era él? ―preguntó Matt, su mirada yendo


hacia la triste caja junto a la puerta―. No entiendo cómo entra y sale del
apartamento. Nadie lo invitó.

Elena atrajo las rodillas y se las rodeó con los brazos, apoyando la
barbilla sobre ellas. ―No lo sé ―dijo ella―. ¿Pero quién más podría
haberlo hecho? De alguna manera, es peor pensar que podemos tener
dos enemigos.

―O tal vez ―comenzó Matt, dudando―, no necesita ser invitado.

Todos se quedaron en silencio mientras aceptaban las implicaciones


de eso. Si Solomon podía entrar en sus hogares sin ser invitado,
entonces las reglas normales que gobernaban a los vampiros no
aplicaban para él. Nadie estaba a salvo.

Hubo un golpe suave en la puerta. Zander abrió, su habitualmente


tranquila expresión tensa y preocupada. Si hubiera estado en forma de
lobo, pensó Matt, el pelo del cuello se le habría erizado.

―Son Jack y su equipo ―les dijo Stefan, levantándose para recibirlos,


y Zander retrocedió para dejarles pasar.

―Gracias por venir tan rápido ―dijo Stefan, agarrando la mano de


Jack. Él hizo un gesto hacia Matt y los otros―. No hemos encontrado
nada aún.

La cara de Jack era sombría. ―Conoce a mi equipo. Este es Roy, y


Alex. ―Dos hombres altos y de pelo negro que podrían haber sido
hermanos alzaron la mano en forma de saludo―.Darlene.―Una mujer
asiática de alrededor de treinta les sonrió cálidamente―. Y Trinity.
―Trinity, más joven que los otros, tenía pelo marrón claro hasta los
hombros y grandes ojos azules. Ella saludó tontamente con la mano
cuando Jack la presentó. Ellos eran todos diferentes físicamente, pero
Matt pensó que los reconocería como cazadores sin que se lo dijeran.
Compartían una especie de gracia competente, como si estuvieran
llenos de control sobre cualquier movimiento de sus cuerpos. Todos
tenían los ojos atentos, cuidadosos, siendo conscientes de todo el
mundo en la sala.

―Denme todos los detalles―dijo Jack, mirando a Meredith. Ella le dijo


en unas pocas palabras acerca del asesinato del gato de Elena y el hielo
que había roto los vidrios formando la letra S.

―Gracias, eso fue muy claro ―dijo Jack aprobadoramente. Las


mejillas oliváceas de Meredith se sonrojaron ligeramente con placer, y
Matt sintió a sus cejas alzarse. Era algo sospechoso que a Meredith le
importara lo que un extraño dijera de ella.

Pero de nuevo, Meredith era una cazadora por naturaleza. Sus padres
habían cortado el contacto con otros de su clase cuando dejaron de
cazar. Por supuesto que Meredith estaría encantada de conocer
finalmente a más cazadores.

―¿Están seguros de que fue Solomon? ―preguntó Elena―. Dijeron


que no era ostentoso como otros Antiguos, que él difícilmente dejaba un
rastro. Esto fue ostentoso, y requirió un montón de Poder. Y la sangre…
―su voz se quebró infelizmente, y ella retorció el borde de su camisa con
los dedos.

La joven cazadora castaña llamada Trinity se acuclilló junto a Elena.


―Lamento lo de tu mascota ―dijo simpáticamente, apoyando la mano
en el brazo de Elena y deteniendo su ansioso movimiento. Los ojos de
Trinity eran cálidos por la simpatía. Elena le sonrió débilmente.

―Fue Solomon, definitivamente ―dijo Jack―. Tienes razón;


usualmente no se muestra de esta forma. En todo el tiempo que lo he
estado buscando, él se las arregló para ser prácticamente invisible.

―No deja cuerpos siquiera ―agregó Darlene―. La gente solo


desaparece en el aire si él quiere que lo hagan. No suele dejar ninguna
evidencia.

―Así que él quiso que sepan que había estado aquí―dijo Jack―. Les
está enviando un mensaje muy claro. Él quiere que sepan que va tras
ustedes.

―He estado rastreando Poder ―dijo Elena―. Usualmente. Pero no he


sido capaz de encontrarlo.
―Desearía que Bonnie estuviera aquí ―dijo Zander―. Tal vez ella
podría hacer un hechizo que nos mostrara algo.

Pero Jack estaba sacudiendo la cabeza. ―Hemos intentado con


magia. De alguna forma, Solomon logra bloquearla. Es invisible e
intangible para cualquier sentido, incluso los mágicos.

―¿Cómo puedes buscar a algo invisible? ―soltó Meredith. Sus manos


se habían cerrado en puños, y ella parecía lista para levantarse y armar
una pelea.

―Ojalá lo supiera ―dijo Jack, suspirando.

―Hay un olor extraño aquí ―dijo Zander de pronto, moviendo la


cabeza.

―¿Sangre? ―preguntó Matt. Él podía oler el cúprico olor de la sangre


por todo el apartamento y lo estaba poniendo enfermo.

Zander le dirigió una mirad preocupada. ―Algo más ―dijo él,


merodeando por la sala a la cocina, oliendo―. Aquí, tal vez ―dijo él,
metiendo la cabeza por la puerta de la cocina.

―No lo huelo ―dijo Stefan, siguiéndolo. Dijo suavemente, aunque


todos sabían que el sentido del olfato de Zander era mejor que el de
cualquiera, incluido Stefan.

En el pasillo entre la cocina y el cuarto, Zander se agachó y pasó las


uñas por el suelo, y entonces apretó y movió lago sobe su palma.
―Huh―dijo él. Matt se echó hacia adelante para ver lo que parecía polvo
viejo en la mano de Zander.

―¿Qué es? ―preguntó él.

Zander levantó la mirada, entonces regreso a la sala de estar, con la


mano extendida. ―Huele a manzanas ―dijo él.

―Hay un huerto de manzanas al oeste de la ciudad ―dijo Matt


pensativamente―.¿Han estado allí últimamente? ―Stefan y Elena
negaron con la cabeza.

―¿Podría ser una pista? ―dijo Zander, esperanzado.

Los ojos de Jack se abrieron, luego sonrió y dio una palmada en la


espalda Zander. ―Tal vez lo que necesitábamos era la nariz de un
hombre lobo―dijo él.

―Parece que nos vamos a recolectar manzanas mañana.


Capítulo 10 Traducido por MewHiine
Corregido por Karlix

Meredith volcó su almohada para conseguir el otro lado más fresco,


se acostó de nuevo y cerró los ojos. Sueño, se dijo con firmeza. Ella
tenía mucho que hacer el día de mañana, pero claro, había mucho que
hacer todos los días. No podía darse el lujo de no estar descansada.

Para cuando ella cerró los ojos, todo lo que vio fue el cuerpo del gato,
sangriento y desgarrado. Era un mensaje, lo sabía: Solomon quería que
supieran que podría haber sido cualquiera de ellos. Sería uno de ellos,
todos ellos, pronto.

Estaban decididos a encontrarlo, pero hasta ahora Jack estaba en lo


cierto. Solomon parecía ser invisible.

Habían ido al huerto de manzanas y registraron los campos y los


bosques que lo rodeaban, con la esperanza de que el escondite de
Solomon estuviera cerca. Nada. Una fuerte sensación ominosa se cernía
sobre todos ellos como una nube oscura. Él iba a venir, y sería mucho
mejor perseguir y luchar contra él en sus propios términos y no esperar
a que el atacará.

Meredith volcó su almohada y se giró otra vez, en busca de una


posición más cómoda.

Alaric roncaba suavemente a su lado, durmiendo como un tronco.


Cerró los ojos de nuevo y vio blanco sobre rojo: el gato blanco
destrozado en la cama empapada de sangre.

Entonces la imagen se transformó en su amiga Samantha,


desgarrada por los vampiros en la universidad, la sangre rociada sobre
la cama. Meredith respiró rápido y hondo pero sonó más como un
sollozo a sus propios oídos. Luego fue su hermano, Cristian con sus
ojos grises entreabiertos, con el propio bastón de Meredith a través de
su corazón.

Todas las noches desde hacía poco había sido así, las imágenes de
las muertes de Meredith la mantenían despierta hasta que el
agotamiento finalmente la encontraba. Tanta muerte.
Empujando los recuerdos lejos, ella trató de relajarse, prestando
atención a las respiraciones de Alaric: respiraciones lentas, largas y
estables. Estaba tan cansada.

Pasó el tiempo. Después de un rato, se dio cuenta con un sobresalto


que estaba en un lugar nuevo. Hacía frío, y una luz blanca
deslumbrante colgaba sobre ella que herían sus ojos. Trató de apartar
la cara.

Ella no podía moverse.

Tensando todo su cuerpo, respiró hondo y volvió a intentarlo. Todavía


no podía moverse. Se sentía como si una enredadera de finos alambres
hubiera envuelto todo su cuerpo, sosteniéndola en el lugar. Tratando de
no entrar en pánico, Meredith se tensó contra los alambres, haciendo
un esfuerzo para levantar una pierna y luego la otra, con la boca seca
por el miedo. Paralizada.

El corazón le latía en el pecho. Ni siquiera podía girar la cabeza.


Meredith podía oírse a sí misma jadeando, el sonido era áspero en el
silencio. Perdiendo su cuidadoso control por un momento, luchó
frenéticamente, los tendones de su cuello saltaron mientras trataba de
golpear la almohada. Quería atacar con sus brazos, patear, saltar y
luchar, o huir. Pero finalmente se detuvo. Todavía no podía moverse.
Cálmate, se dijo con severidad. Averigua dónde estás.

La luz era cegadora, lo que hacía que sus ojos le picaran y se


aguaran. Pero si ella parpadeaba para alejar las lágrimas, podía
distinguir paredes blancas, planas y estériles. Un fuerte olor a
antiséptico. ¿Estaba en un hospital?

Meredith estaba tendida horizontalmente sobre una especie de cama


o mesa, con las piernas juntas y los brazos a los costados. Había algo
de metal de plata brillante justo a la izquierda de su cabeza. Intentó
examinarlo a través de las esquinas de sus ojos. Un fregadero tal vez, o
algún tipo de equipo médico.

Algo se movió en el borde de su campo de visión, y ella dio un


respingo hacia atrás. Fuera lo que fuera, ella sabía que no era bueno.

La estaba mirando.

Algo en Meredith saltó y empezó a agitarse de nuevo, luchando


inútilmente contra los cables causantes de su inmovilización. Trató de
cerrar los ojos contra el resplandor y encontró que ellos también se
mantenían abiertos ahora. Su garganta se sentía áspera y cruda, y un
sonido áspero y estridente seguía y seguía, taladrando sus oídos.

Pasó un tiempo antes de darse cuenta de que era ella quien gritaba.

* * *

Los ojos de Meredith se abrieron de golpe en la oscuridad. Se quedó


sin aliento, y jadeando trató de calmar su acelerado corazón.

Ella estaba en su propia cama. Sólo ha sido un sueño.

Se quitó las sábanas. Alaric se movió y gruñó a su lado.

―¿Qué pasa?―preguntó aturdido―.¿Estás bien?

―Un mal sueño―dijo Meredith, limpiando sus ojos. Los cazadores no


lloraban―. No me podía mover ―le dijo―. Algo terrible estaba a punto de
pasarme. Yo estaba... ―Hizo una pausa para ordenar sus pensamientos,
y Alaric pasó un brazo alrededor de ella, acercándola más.

―Está bien―murmuró, su cálido aliento en su mejilla―. Sólo ha sido


un sueño. ―Suspiró, ya volviéndose a dormir. Meredith se tragó más de
las explicaciones sobre cómo exactamente de terrible había sido el
sueño, de cuan sacudida e incierta todavía se sentía. Alaric tenía razón,
había sido sólo un sueño.

Pero no podía evitar la sensación de miedo que la recorría. Sólo había


una persona que podría saber lo que significaba, alguien que tomaría el
sueño tan en serio como ella lo hacía. Me gustaría que Bonnie estuviera
aquí, pensó con nostalgia.

* * *

Me gustaría estar en casa, Bonnie pensó con nostalgia. Esto no era


nada en absoluto como ella se lo había imaginado.

Ella había pensado que un retiro de brujas sería acerca de entrar en


contacto con la naturaleza. ¿No había dicho Alysia que canalizarían los
elementos de la naturaleza? Bonnie había imaginado un montón de
tierra, tipo hippie, cantando y agitando los cristales alrededor,
aprendiendo sobre hierbas y hechizos.
No era nada de eso. En cambio, Bonnie se encontraba en un elegante
apartamento en un rascacielos muy por encima de las calles de
Chicago. Mirando a través de la ventana que iba del suelo al techo a su
lado, podía ver un flujo constante de tráfico, los coches pequeños como
de juguete. Había unas veinte personas dispersas en grupos alrededor
de la gran sala, todos muy bien vestidos, gafas en la mano. Cerca de
ella, una rubia de afiladas facciones en un vestido de cóctel de color
azul hielo, echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada estridente.
Se trataba de un caro cóctel en una gran ciudad, y Bonnie se sintió
desaliñada y fuera de lugar.

Soy fuerte, se dijo. Soy mágica. Pero ella podía sentir la punzada de
las lágrimas en la parte posterior de sus ojos. Esta habitación llena de
extraños se sentía casi como si el glamour de la alta sociedad se
hubiera mezclado con la Dimensión Oscura, un lugar que Bonnie había
tratado de enviar al fondo de su mente. Estas personas podrían ser
fácilmente vampiros y demonios. ¿Por qué no? ¿Qué pruebas tenía ella,
después de todo, que no lo eran? Allí no estaba Lady Ulma para vestir a
Bonnie con sus mejores galas para que pudiera eclipsarlos a todos, y no
estaba Damon para salvarla si ellos la atrapaban. Bonnie metió los
puños en los bolsillos de sus pantalones y encorvó sus hombros.

Lo único que indicaba que este lugar podría ser algo más que un
apartamento caro era el suelo de mosaico, los pequeños azulejos bajo
los pies formaban un diseño de plantas entrelazadas, de color verde
oscuro, rico en oro y manchas de color brillante. Manzanilla, identificó
automáticamente, buena para la fuerza y la curación. Valeriana, para
protegerse contra el mal. Margaritas para la felicidad.

El patrón de hojas, tallos y flores hacía todo el camino alrededor de


los bordes de la habitación. Además, había runas y otros símbolos.
Todos los que ella podía identificar eran positivos, signos de curación y
protección. El centro del mosaico estaba ocupado por un sol de oro
brillante.

Así que, probablemente brujas buenas, Bonnie pensó esperanzada. No


vampiros y demonios.

Su teléfono sonó en su bolso y Bonnie saltó automáticamente. Había


un texto de Zander: Recuerda que has salvado el mundo antes. Eres
fuerte. Que te diviertas. I <3 u. xox

Tan dulce, pensó Bonnie. Él pensaba en ella, sabía que podría estar
nerviosa. Ella se imagino los ojos de Zander, de un cálido azul como el
Mar Caribe, mirando hacia ella con simple amor. Zander creía en ella. Y
ella también debería hacerlo.

Bonnie enderezó los hombros y dejó caer el teléfono en el bolso antes


de dar zancadascon confianza hacia el centro de la habitación. He
salvado el mundo antes. Soy fuerte.

Alysia vino a su encuentro. En un pequeño vestido negro, con los


rizos salvajes domesticados en un moño suelto, era lo más atrevido que
la había visto desde donde la Sra. Flower. Pero su sonrisa amplia y
pecosa era la misma.

―Bonnie―exclamó, dándole un vaso de vino―. Permítame que te


presente a la gente con la que estarás trabajando en las próximas
semanas. ―Ella la llevó a un pequeño grupo en torno a un sofá de
cuero.

El suelo debajo de ellos, notó Bonnie, tenía el runa Nordica Fehu. El


Slanty6 representa la abundancia, el éxito y la energía. Supongo que la
señora Flowers me haya hecho memorizar todas esas runas pudo ser útil
después de todo, pensó.

Había otras tres personas en lo que iba a ser su grupo. En el sofá un


delgado afro-americano unos años mayor que Bonnie, quien Alysia
presentó como Rick, y una mujer mayor de pelo gris llamada Marilise.
Poppy, una chica esbelta y alta cuya ropa de diseño le estaba
gritando―Diva de Sociedad― a Bonnie, flotaba junto a ellos.

Después de la presentación de todos ellos, Alysia se marchó con otro


grupo, y un incómodo silencio se extendió entre ellos. Bonnie jugueteó
con el vaso que tenía en la mano, poniéndolo en encima de una
pequeña mesa en un extremo del sofá, y luego recogiéndolo de nuevo.

―Entonces… ―Rick ofreció por fin con una leve sonrisa―, ¿Esto es lo
que estaban esperando?

Marilise negó con la cabeza. ―Estoy acostumbrada a usarla energía


de los elementos cuando trabajo―dijo―. Me gusta tener los pies puestos
en el suelo y que las cosas vayan creciendo a mi alrededor. Esto no sé
como manejarlo.

Poppy estaba asintiendo con entusiasmo. ―Estoy totalmente de


acuerdo―dijo―,hablé con Alysia al respecto, le pregunté por qué nos
habían traído a todos al centro de Chicago. Ella dijo que parte del
desafío era conectar con los elementos naturales en cualquier lugar,

6
Se denomina Slanty a la forma característica de “ojos rasgados”.
incluso en los lugares que están más alejados de la naturaleza. Se
supone que nos hace más fuerte. ―Terminó con una risita incómoda.

Todos están tan nerviosos como yo, Bonnie se dio cuenta, y ese hecho
la calentó. Ella sonrió a Poppy y la chica le devolvió la sonrisa, metiendo
un pequeño mechón de pelo hacia atrás en su lugar.

―Nunca he pensado realmente en las cosas que puedo hacer cuando


conecto con los elementos naturales―Bonnie dijo pensativamente―,
pero la naturaleza es todo lo que nos rodea, ¿No es así? Incluso aquí.
Tenemos el sol y el viento, y la tierra sigue allí, debajo de todo ese
concreto. ―Todos estaban asintiendo, y Bonnie se irguió bajo su
atención―. Yo uso un montón de hierbas―les dijo―, y esas son un poco
más del mundo natural que se puede llevar a cualquier parte.

Mirando sus rostros interesados, Bonnie se dio cuenta de que aquí


había personas que querían aprender lo que tenía para enseñarles, que
probablemente podrían enseñarle cosas que ella no conocía. Zander
tenía razón, pensó. Ella sonrió tímidamente en torno al grupo, y le
devolvieron la sonrisa. Justo ahora, este es el lugar dónde necesito estar.
Capítulo 11 Traducido por MewHiine
Corregido por Karlix

―¿Eso es un una pistola? ―preguntó Elena, sabiendo que era una


pregunta estúpida. Ellos estaban en el huerto de manzanas en el borde
de la ciudad, en el techo del edificio que albergaba el compresor de
sidra, y Jack estaba cargando una pistola con balas de madera, de
forma rápida y competente. Lo que Elena quería decir era, ¿por qué
tienes un arma?

―Claro―dijo Jack con facilidad. Captando la expresión de Elena, se


rió―. Mira, sé que las balas no detendrán un vampiro, especialmente no
uno viejo. Pero las balas de madera le podrían frenar un poco a la
distancia, mientras nos preparamos para luchar.

―Buena idea―dijo Stefan, pensativo, apoyando una mano en el


hombro de Elena―. ¿Qué más vas a usar?

―Mira―dijo Jack, señalando con la cabeza un par de grandes bolsas


de lona en la esquina. Meredith y Zander ya las estaban recogiendo
cuidadosamente, a través de ellos, examinando las armas, mientras que
Alaric miraba desde unos pocos metros de distancia.

―¿Esto es un lanzallamas? ―preguntó Meredith, sus ojos grises


brillantes de emoción―. ¡Asombroso!

El techo del edificio era sombrío y fresco. ―No hemos visto ningún
signo de Solomon. ―Jack les había dicho cuando su equipo le dio la
bienvenida―. Pero estamos manteniendo un ojo en todo. Este es un
buen lugar para entrenar, también. Nadie nos ve, tiene mucho espacio,
y no hay mucha gente aquí en esta época del año. Fácil para evitar ser
visto.

Debería haber sido un lugar tranquilo, las diminutas manzanas


verdes colgaban de las ramas de los árboles, no había sonidos, excepto
el susurro de las hojas. Pero las sombras acechaban bajo los árboles, y
Elena se estremeció. ¿Qué hizo que este lugar moteado por el sol tuviera
que ver con un antiguo vampiro?
Ella observó, un poco preocupada, cuando Darlenele entregó a
Meredith algo que parecía un pulverizador de malezas unido a un par
de cilindros y Meredith lanzó una bola de fuego a través del techo.

―Con cuidado―advirtió a Darlene, pero Meredith se echó a reír―. Esa


es una buena idea―dijo ella―. Mandar fuego directo al vampiro. ¿Cómo
te las arreglaste para conseguir eso?

―Tenemos conexiones―dijo Jack con un guiño. Luego se puso serio―.


Ahora en serio, no hay nada más importante que la eliminación de los
vampiros. Los vampiros que son una amenaza para la humanidad, por
supuesto―añadió rápidamente, mirando a Stefan.

―¿Quieres ver algunos de los movimientos de lucha en los que hemos


estado trabajando fuera?―Trinity ofreció con entusiasmo. Ante el
asentimiento de Meredith, Trinity cogió un bastón de la bolsa y tomó
una posición de taekwondo7, preparada con un pie delante del otro, su
peso cuidadosamente equilibrado. ―Atácame―dijo, sonriendo
ampliamente―. Pero no con el lanzallamas, por favor.

Meredith le dirigió una sonrisa como respuesta, y sacó su propio


bastón. Antes de que Trinity pudiera prepararse a sí misma, Meredith
había barrido sus piernas con el bastón, y Trinty tuvo que saltar para
evitar el golpe. Un momento después, Roy, el más bajo de los dos
hermanos, se unió, blandiendo una pesada espada hacía las armas de
Meredith.

―Práctica de espada: es contundente―Jack murmuró a un lado de


Elena.

Stefan se unió a la lucha, moviéndose tan rápido y con tanta gracia


que se veía borroso, usó su fuerza superior para tirar a Trinity fuera de
balance con los dientes que pasaron rozando su garganta. Pero Alex, el
otro hermano de cabello oscuro, intervino. Los tres cazadores lograron
separar a Meredith y a Stefan, bloqueándolos siempre que estuvieran
cerca de uno de sus oponentes. Alex cayó sobre una rodilla cuando
Meredith barrió su bastón sobre la cabeza de él, y Trinity de inmediato
se acercó por la espalda, lanzándose por el aire y golpeando a Meredith
contra el suelo.

Los tres cazadores estaban luchando sin problemas como una


unidad, manteniendo a Meredith y a Stefan fuera de balance. A Elena le
recordó de cómo luchó la Manada, y ella miró a Zander. Él estaba
mirando con una simple sonrisa de diversión y con ojos penetrantes.

7Un derivado de las artes marciales y de defensa personal.


―Genial―dijo Meredith, aceptando la mano que Trinity extendió hacia
ella y poniéndose de pie.

―Reconocemos que los dos pelean bien juntos―dijo Jack, asintiendo


con la cabeza a Stefan―. Nunca podrían haber derrotado a un Antiguo
si no lo hicieran. Pero nosotros, los cazadores tenemos nuestras propias
técnicas, basadas en siglos de experiencia de lucha en grupos. Nosotros
les podemos enseñar, si quieren.

Él y Darlene se alinearon frente a Meredith y Stefan, empezando a


demostrar posturas y defensas. Trinity se acercó a Elena.

―¿Quieres aprender?―Ofreció una sonrisa fácil y se apartó el pelo


largo y castaño de sus ojos.

Elena sintió que se ruborizaba. ―Gracias―dijo―, pero yo no soy una


luchadora.

―Eso no es lo que he oído―sostuvo Trinity―. Tú eres una Principal,


¿no es así? Vamos. ¿Quieres que te enseñe algunos movimientos?

Elena lo reconsideró. Desde que conoció a Stefan, se había


encontrado a sí misma luchando contra todo tipo de
enemigos―sobrenaturales y de otro tipo―, y siempre existía la
posibilidad de que un día sus Poderes de Guardián y sus amigos no
serían suficientes para salvarla en una batalla. Tal vez había llegado el
momento de aprender a defenderse mejor. Además, estaba el borde de
desafío en la mirada alegre de Trinity.

―Tienes razón―dijo Elena―. ¿Cómo empezamos?

La sonrisa de la Trinity se expandió. ―Está bien, desliza los pies


hasta el mismo ancho de los hombros, y equilibra tu peso en partes
iguales sobre ellos. Mantén los brazos sueltos con los puños justo en
frente de tu estómago. ―Ella miró hacia abajo y dio un empujón a los
pies de Elena un poco más cerca, con su propio pie―. Bien ―dijo ella―.
Ahora, sólo reacciona cuando me mueva hacia ti.

Lanzó un puñetazo directo al pecho de Elena, moviéndose a medio


tiempo, y Elena levantó el brazo automáticamente para bloquear el
golpe.

―Bien―dijo Trinity nuevamente, cambiando rápidamente a patear a


Elena. Ella hizo contacto esta vez, su pie golpeando suavemente el lado
del muslo de Elena.
Elena se dio la vuelta y pateó hacia ella automáticamente. Trinity se
lanzó fuera del camino, jadeando una pequeña risa de sorpresa.

―Increíble―dijo―. Potente y asombroso, ¿verdad? Inténtalo de nuevo,


pero esta vez,desliza el pie derecho un poco hacia delante y lanza tu pie
izquierdo hacia un lado. De esta manera, puedes cambiar tu peso mejor
cuando patees y obtener más impulso.

Elena cambió su posición del pie y observó atentamente a Trinity que


estaba a punto de golpear de nuevo, cuando Zander se tensó y levantó
la mano para pedir silencio. ―Alguien viene. Más de una persona―dijo―.
El olor a manzana es más fuerte.

Stefan les escuchó, también, Elena lo sabía. Él y Zander se hicieron a


ambos lados de la entrada, listos.

―Vamos―le susurró Trinity, ya que ella y los otros cazadores


humanos se habían dispuesto a sí mismos en una línea curva para
cumplir con lo que sea que viniera a través de la puerta. Elena y Alaric,
los combatientes más débiles, se colocaron detrás de la línea. Alaric
estaba murmurando un hechizo rápido, y Elena cerró los ojos por un
momento, buscando el mal. No podía activar sus Poderes de Guardián
sin una amenaza inmediata. Por lo menos, aún no.

Pero, aunque lo intentará, no podía sentir nada inusual. Entonces la


puerta se abrió de golpeen el techo y tres figuras pasaron a través.

Parecían un grupo de pueblerinos, Elena tuvo tiempo de pensar, pero


no importaba. Había visto suficientes vampiros para saber que podría
haber comenzado como nadie. Dos tenían estacas, y uno llevaba un
machete, su hoja brillaba perversamente.

El que tenía el machete lo hizo girar hacia Stefan, enseñando los


dientes con rabia, y Elena se quedó sin aliento de sorpresa cuando
Stefan se echó hacia atrás, la sangre corriendo por su brazo. Zander
abordó el atacante de Stefan desde atrás, bajo y rápido, cambió de las
formas cuando se chocó contra la parte trasera de las piernas del chico,
y cayeron en una maraña de piel y extremidades. El machete cayó en la
azotea junto a ellos.

Stefan, con su herida ya cerrándose, agarró el siguiente atacante por


el brazo y lo arrojó en el aire como una muñeca de trapo. El hombre
cayó con un ruido sordo en el borde de la azotea cuando Meredith dio
un paso sin problemas hacia delante para golpear con su bastón. En el
borde de la azotea, Jack sacó su pistola.
El tercer hombre, alto y rubio, cogió el machete, moviéndolo con un
fácil agarre. Jack disparó su arma, pero el hombre siguió avanzando,
levantando el machete en una mano y una estaca en la otra.

―¡Espera!―llamó Stefan―. ¡Alto!―Estaba mirando con horror el


hombre que había arrojado a través del techo, que se estaba
poniendosobre sus pies lentamente, la sangre corriendo por su rostro
de una herida en la cabeza. El hombre con el machete rugió y cargó
hacia Meredith, su camisa estaba oscurecida con su propia sangre.

Stefan extendió la mano y lo detuvo, sujetando sus brazos y


obligando al hombre a soltar el machete y la estaca. Zander tomó su
oponente por la parte posterior de la garganta y lo sacudió un poco,
gruñendo.

―Son humanos―dijo Stefan―. Han sido influenciados, no son


responsables de lo que están haciendo.

El hombre estaba calado-hasta-los-huesos-de-sangre pero Jack lo


agarró y extendió sus brazos firmemente detrás de su espalda, mientras
luchaba y daba patadas. Los tres siguieron luchando sin pausa, yendo
lejos de sus captores sin cesar, a pesar de estar claramente indefensos
contra ellos. Elena pudo ver ahora lo que Stefan había sentido con su
energía. Sus auras se nublaron con curiosidad, como si en realidad no
fueran conscientes de lo que estaba sucediendo.

―¿Qué debemos hacer?―preguntó Trinity, angustiada.

―Déjame intentarlo―dijo Stefan. Se movió de modo que tuvo en la


mano al rubio con firmeza, cara a cara.El hombre gruñó y trató de
arremeter contra él, sin inmutarse siquiera cuando Stefan clavó el puño
en la ensangrentada herida de bala para detenerlo. Elena vio la mirada
de Stefan parpadear a la herida y viceversa, ala antorcha casi
imperceptible de su nariz cuando el olor de la sangre fresca le golpeó.
Luego se tragó y se centró, cerrando los ojos en el hombre.

―No quiero hacer esto―dijo en voz baja―. Quieres parar y volver a


casa. ―Él estaba tratando de usar su poder para romper la influencia,
Elena podía ver, pero no funcionaba. El aura del hombre creció más
gris y más nublada cuando Stefan habló y luchó duro contra él. Stefan
trató de usar su compulsión en los otros, uno tras otro, pero fue inútil.

―No puedo romperlo―admitió finalmente―. Han sido influenciados


por alguien muy poderoso.
Jack asintió con la cabeza. ―Solomon. Nos está enviando un
mensaje. Él sabe que no matamos humanos, y que no podrían
superarlos. Sólo quiere mostrar lo poderoso que es.

―Tengo una idea―dijo Zander, pensativo. De nuevo en forma


humana, se frotó la mandíbula como si tuviera dolor y la trabajó poco a
poco―. Yo podría ser capaz de romper la compulsión el tiempo
suficiente para que estos chicos nos digan la verdad.―Se volvió hacia el
hombre de la barba con la herida en la cabeza para mirarlo de frente,
manteniendo un constante y suave control sobre él. Zander estaba tan
relajado, Elena a veces olvidaba lo inhumanamente fuerte que era. Pero
ahora no podía dejar de ver la facilidad con la que Zander controló a su
cautivo, a pesar de que el hombre luchó y golpeó, sus ojos se
extendieron ampliamente y dejó sus dientes al descubierto.

Zander apoyó la barbilla en el hombro del chico y envolvió sus brazos


alrededor de él, presionando sus pechos juntos. Al volver la cabeza para
hacerle frente al cuello de su cautivo, sopló de manera constante y
profundamente. Después de un momento, Elena se dio cuenta de que
Zander estaba gruñendo en voz baja, en el fondo de su garganta.

Al principio, el hombre luchó duro para alejarse, pero Zander sólo le


acercó más, las manchas de la propia sangre de Zander en su mejilla.
El pelo en los brazos de Zander fue creciendo más y más grueso,

Elena se dio cuenta, volvía a tener su piel blanca de nuevo. Tenía los
hombros encorvados y su mandíbula se alargó. Zander no estaba
cambiando totalmente esta vez, se dio cuenta, pero él estaba en algún
lugar entre un lobo y un hombre. Roy y Alex se miraron con ansiedad el
uno al otro, pero nadie se movió.

Por último, el cautivo de Zander parecía darse por vencido y se quedó


inmóvil, con la cabeza colgando hacia abajo contra el hombro de
Zander. Su aura se había calmado, se fijó Elena, su color amarillo
natural suave tenía parches.

Entonces Zander habló, su voz mitad gruñido, medio mitad voz


humana. ―¿Por qué estás aquí?

El hombre jadeaba al tiempo de la respiración de Zander, y su


respuesta parecía ser sacada de él en exclamaciones. ―Matar a la
chica―dijo―. Matar a todos con ella. No te rindas.

―¿Quién te dijo que hicieras esto?―preguntó Zander. El hombre jadeó


contra él sin contestar, y Zander dejó caer la voz una octava, el gruñido
cada vez mayor―. ¿Quién era?
El tipo golpeó una vez más y luego se quedó inmóvil, solamente los
brazos apoyados a su alrededor de Zander lo sostenía.

―No lo sé―jadeó―. Un tipo. Era alto. ―Se lamió los labios―. Ojos
amarillos como un coyote. Él quería que nosotros lo encontráramos en
las colinas al norte del campus en dos noches a partir de ahora. A
media noche bajo la luna llena. Debía llevar la cabeza de la chica o
conocería el verdadero sufrimiento.

Elena se quedó sin aliento y miró a los demás. Los ojos de Jack
estaban muy abiertos, una sonrisa comenzaba ajugar alrededor de los
bordes de su boca, y Trinity se mordía el labio. Stefan se había quedado
muy quieto y reflexivo.

Zander se relajó y cambió de peso haciendo que su cautivo quedara


laxo contra él. ―No creo que tenga algo más que decirnos―dijo―. Huele
a manzanas, sin embargo. Todos lo hacen. Probablemente trabaja aquí
en la huerta.

A Elena le tomó un momento recobrar el sentido, pero entonces cayó


en cuenta. ―Si el aroma del vino procede de ellos, el huerto puede que
no tenga nada que ver con Solomon ―dijo ella.

Alaric levantó una ceja. ―Por lo tanto si los obligaron a entrar en tu


apartamento a destruir el bastón y matar a tu gato, probablemente
significa que Solomon no puede entrar sin invitación.

Elena se encogió de hombros. Eso no fue muy reconfortante, no si


Solomon podría enviar a la gente detrás de ella, y no si su magia podía
infiltrarse en su apartamento. Pensó en el hielo agrietándose a través de
sus ventana y se estremeció.

―¿Enviar humanos para hacer el trabajo? ¿Podrían matarte?


―Meredith preguntó, mirando a Elena―.Son humanos, sólo han sido
influenciados. Sin duda, eso no cuenta como ser sobrenatural.

Elena se encogió de hombros. Ella no lo sabía, pero no tenía ganas de


probar la teoría.

―Es irrelevante―dijo Stefan. Su voz era aguda―. Ellos nunca llegarán


a Elena.

―Lo importante es que ahora sabemos dónde estará Solomon en dos


noches―dijo Jack suavemente. Stefan sonrió―.Tal vez podamos
conseguir saltar sobre él esta vez.
No era mucho, todavía no, pero era la primera grieta que habían
encontrado en la armadura de Solomon. Era un comienzo.
Capítulo 12 Traducido por MewHiine
Corregido por Karlix

Profundamente en el Bosque Negro de Alemania, Damon se sentó en


el tronco de un árbol caído. La humedad se filtraba a través de las
piernas de sus pantalones vaqueros caros, ahora arrugado y manchado
de barro.

―No me gusta esto―se quejó, dejando caer la cabeza entre las manos.
Estaba sucio y exhausto y sobre todo, hambriento. Gruesos y oscuros
pinos aumentaron alrededor de ellos, sus ramas pesadas bloqueando el
cielo.

Apoyada en un árbol cercano, Katherine miró cansinamente hacia él


sin contestar. Su cabello rubio claro, por lo general liso y perfecto, era
una maraña, y había tierra en su rostro. Aun así, estaba en mejor
forma que Damon, pensó con amargura. Por lo menos, había sido capaz
de influir en la gente para dejarla alimentarse.

Habían estado huyendo por toda Europa durante días, perdiéndose


en incontables multitudes de ciudades. Budapest, París, Berlín. Pero
dondequiera que iban, los aquelarres de vampiros los habían
encontrado.

―No podemos seguir corriendo―dijo Damon―. Tal vez es hora de


hacer un alto, elegir un lugar que podamos defender y mantenerlo
escondido de ellos todo el tiempo que podamos. Tenemos que averiguar
quién está detrás de esto.

Katherine negó con la cabeza. ―Yo nosé tú, pero morir dos veces fue
suficiente para mí. Es más inteligente mantenerse en movimiento. Los
perderemos con el tiempo.

Damon sintió una pared roja de ira levantarse en su mente. Era


demasiado viejo, demasiado experimentado para ser conducido
alrededor como un animal que va de un lugar a otro por el miedo. La
persona que estaba causando esto, él quería trocearlo en partes, sentir
su sangre y su carne despedazarse entre sus manos y entre sus dientes.
―Me haría sentir mejor si pudiera matar a alguien―murmuró él.

―Cielos.―El tono de Katherine era de burla―. ¿Estás empezando a


lamentar el trato que le hiciste a la pequeña Elena? ¿Cómo fue? ¿No te
puedes alimentar a menos que seas romántico primero?

―Ya basta―dijo Damon, de repente sintiéndose más cansado que


enojado―. Voy a matar a quien esté detrás de esto, te lo prometo. El
acuerdo no se aplica a los vampiros.

―Pobre Damon―dijo Katherine, con un nuevo tono, más suave en su


voz. Cuando Damon miró, ella estaba de pie frente a él, mirándolo con
ojos azul claro, un tono más claro que los de Elena, su mente lo
clasificó de forma automática, pero no eran realmente tan diferentes.
Levantó la muñeca a su propia boca y la mordió, la apertura de la vena,
y el bosque se inundaron con la rica esencia de su sangre―. Toma, bebe
―dijo, sosteniendo su brazo hacia él. Damon la miró, y su boca se
apretó en molestia.

―No puedes seguir adelante sin haber comido nada―le espetó―. Eres
una responsabilidad así como estás.

―Bueno, odio ser una carga―dijo Damon con un encogimiento de


hombros, tomó su muñeca y la llevó a sus labios.

No había probado la sangre de Katherine desde la vez que lo convirtió


en vampiro, y él no estaba preparado para la avalancha de recuerdos
que le trajo de nuevo. Una niña delicada, un poco más que una niña,
apareciendo al atardecer en las habitaciones del palacio de su padre. Su
pelo era una luz de oro fino, que brillaba en la luz de las velas cuando
ella se hundió en una profunda reverencia. Su piel era tan pálida que
podía ver la fina tracería azul de sus venas cuando ella se acercó a él, y
sus labios estaban frescos cuando él bajó la cabeza para encontrarse con
ellos.

Los ojos de Damon estaban ardiendo cuando se soltó de la mano de


Katherine. Sus labios rosa pálido se abrieron por la sorpresa, y se
preguntó si ella también acababa de ser transportada en el tiempo. Su
pulso se aceleró al sentir la sangre de Katherine corriendo por él,
calentándolo y dándole fuerza. No era tan bueno como cuando se
alimentaba de un ser humano, pero lo mantendría en pie por un rato.

―Gracias, querida―dijo secamente.

La voz de Katherine fue ligera. ―Toda esta situación debe enseñarte a


no hacer tratos con los Guardianes. Son difíciles, eso he oído.
Damon estaba abriendo la boca para responder cuando un sonido en
la distancia le hizo hacer una pausa. Ella ladeó la cabeza para escuchar
y lo oyó de nuevo: el crujido de unos pasos sobre las hojas secas, que
venían hacia ellos rápidamente.

―Nos han encontrado―dijo entre dientes.

Empujó su poder a su alrededor rápidamente, fuertemente


concentrado en la sensación de su propia forma disolviéndose y
compactándose. Sus huesos se encogieron y se reformaron dentro de él,
cambiando de forma, con los dedos difundiéndose en alas mientras sus
dedos se curvaron en garras. Tuvo un momento para sentirse
agradecido por la sangre de Katherine. Esto era algo difícil de manejar
cuando él no se alimentaba con regularidad.

Entonces Damon, en la forma de un cuervo, extendió sus alas de


color negro brillante y rozó las ramas de los árboles que pasaba
mientras iba hacia el cielo. Podía sentir las corrientes de aire detrás de
él cambiando cuando Katherine tomó un vuelo silencioso en forma de
un búho nival.

Habían escapado de sus enemigos una vez más, por ahora. Pero
Damon sabía que no podían salir ilesos siempre. Tarde o temprano,
tendrían que luchar.

#TVD11KatherinetheTease

* * *

Era una noche cálida y clara. Una luna casi llena brillaba por
encima, y el olor de la floración nocturna del jazmín se levantó para
Stefan en el balcón de su apartamento.

Pero Stefan no estaba aquí para apreciar la belleza de la noche. Envió


zarcillos de su poder, buscando, tratando de sentir lo que hubiera por
ahí. ¿Por qué estaba tan débil?

Quizás Damon estaba en lo cierto, tal vez valía la pena beber sangre
humana regularmente por la fuerza que te brinda. Stefan bebió la
sangre de Elena un par de veces, y ella bebió, pero fue un acto de
amor,no de alimentación. Él no tomó suficiente para mantenerse fuerte.
Se pasó la mano por la cara, irritado consigo mismo, y trató de
concentrarse.

No podía sentir nada. Allí había un Antiguo detrás de Elena, que


conocía la laguna en su inmortalidad y enviaba seres humanos detrás
de ella. Stefan se agarró al borde de la terraza y sintió que los metales
empezaron a doblarse bajo su mano. Conscientemente, obligó a sus
dedos a relajarse. Ellos no querían perder su agarre de seguridad.

¿Era eso un paso adelante, demasiado suave para que los oídos
humanos lo puedan escuchar? Se quedó inmóvil, escuchando. La noche
estaba viva con miles de sonidos: los insectos zumbando, los ritmos
suaves de las alas de un murciélago, el sonido lejano del tráfico.

Otra vez, más a la derecha, un paso en la hierba. Sin detenerse a


pensar, Stefan se lanzó a sí mismo por encima de la barandilla, sus
caninos se alargaron mientras saltaba.

El cuerpo sólido caliente debajo de él soltó un bufido de sorpresa


cuando lo golpeó, ambos rodaron hacia abajo en el suelo. Humano, lo
clasificó automáticamente, incluso cuando llegó a la garganta.

No importaba. Humano o no, tenía que mantener a esta persona


alejado de Elena. Pero aflojó el agarre un poco, lo suficiente para que la
figura por debajo de él pudiera girar y patear con fuerza el pecho de
Stefan. Stefanle golpeó de nuevo en el suelo, dejando al descubierto sus
colmillos, y entonces se dio cuenta de quien era la persona debajo de él.

Jack. Por un instante, él no creía que pudiera detenerse. No quería


parar. El corazón de Jack latía con fuerzay los caninos de Stefan
palpitaron fuertemente con anticipación. Sería tan fácil.

Lo soltó y rodó hacia un lado. Jack yacía en el suelo, jadeando, con


una mano apretada contra su pecho.

―Eres fuerte―dijo finalmente.

―Lo siento.―Stefan se puso en pie y le ofreció una mano Jack―. No


me di cuenta que eras tú. He estado un poco tenso últimamente.

Todavía podía escuchar los latidos del corazón de Jack, fuertes y


rápidos, mientras se levantaba. Stefan apartó la vista de la vena a un
lado del cuello de Jack, haciendo caso omiso de la idea de la rica sangre
corriendo rápidamente por debajo de la piel.

Tenía que ir al bosque y alimentarse correctamente, pero proteger a


Elena era más importante.
Jack sacudió sus pantalones, que estaban cubiertos de suciedad.
―No fue mi intención asustarte. Estoy patrullando, manteniendo un ojo
por los alrededores.

―He atacado demasiado rápido―dijo Stefan, la culpa golpeó


pesadamente en él―. Debería haberme asegurado de quién eras antes
de subirme encima de ti.

―Hey, no te preocupes por eso.―Jack movió una mano desdeñosa,


aunque Stefan se dio cuenta que él hizo una mueca cuando
cautelosamente rodó su cuello, para comprobar si estaba herido―.
Proteger a Elena es la cosa más importante. Además, podría acabar
contigo por completo que si tuviera que hacerlo.

Stefan sonrió diligentemente con la broma, y luego miró hacia la


oscuridad, observando y escuchando. A lo lejos, un coche se puso en
marcha y se fue en la dirección opuesta. No había nadie más cerca que
pudiera sentir.

―Es en todo lo que puedo pensar―dijo―. Solomon, quiero decir.―Jack


asintió con la cabeza, y Stefan continuó―.Habíamos llegado al lugar
dónde los Antiguos no vendrían más detrás de Elena. Yo los estaba
cazando en su lugar. Pensé que todo terminaría.

Sus manos se cerraron en puños y sintió sus colmillos presionar


fuerte contra sus labios de nuevo, dispuesto a morder.

―No sabemos dónde está, y viene por Elena. Quiero arrancarle la


garganta.―Stefan miró a Jack, sintiéndose extrañamente avergonzado
por la admisión.

Jack tocó a Stefan ligeramente en el hombro. ―Eso es normal,


Stefan―dijo para tranquilizarlo―. Te sientes de esa manera porque eres
un guerrero. A pesar de que eres un vampiro, también eres un cazador.
Lo que significa que siempre estarás preparado para una pelea. Y tienes
algo por lo que vale la pena luchar para protegerlo.

Stefan miró hacia las ventanas oscuras de su apartamento.


Extendiendo su poder, podía sentir a Elena durmiendo profundamente,
sus sueños eran turbulentos, pero aun respiraba. Jack tenía razón,
pensó. Elena era de Stefan para proteger. Por ella valía la pena luchar.
Capítulo 13 Traducido por Isane33
Corregido por MaryJane♥

—Entonces el paciente llegó quejándose de dolores en el pecho, pero


cuando lo conectamos a el ECG8, nos dijo que había cambiado de
opinión y que el dolor estaba en sus piernas.—Jasmine salió de su
dormitorio, sosteniendo un largo collar de oro alrededor de su cuello—
.¿Puedes ponérmelo?
—Ajá—dijo Matt, mirando por la ventana el cielo oscuro. Había
prometido reunirse con Elena y los otros en Dalcrest a las nueve, por lo
que pudieran peinar las laderas que rodean el campus antes de la
medianoche, cuando Solomon se mostraría para reunirse con los
humanos que había influenciado.
Matt sabía que debía marcharse, pero le gustaba estar aquí. El
apartamento de Jasmine era cálido, lleno de textura y color: cuencos
hechos a mano en la cocina, paredes pintadas de rojo con pesadas
cortinas tejidas en la sala de estar, un sofá de terciopelo. Un nido
acogedor, lejos de la violencia, los vampiros y los cazadores.

—¿Matt?—dijo Jasmine, y la parte de la mente de Matt que no estaba


ya fuera de la puerta registró que ella había dicho algo un momento
antes.

—¿Qué? —preguntó. Jasmine arqueó las cejas significativamente y


movió el collar un poco.

—Oh. —Matt hizo a un lado la gruesa cascada de cabello para poder


manipular el cierre. Su piel era de color dorado y muy suave, y olía
dulce. Le acarició la nuca, una vez, dos veces, viendo los rizos de
cabello volver a caer en su lugar alrededor de sus dedos—. ¿Por qué te
arreglas?

Jasmine frunció el ceño.

8
ECG: Electrocardiograma.
—Porque vamos a salir. —Ante la mirada en blanco de Matt, ella rodó
los ojos—. Honestamente, ¿dónde está tu mente hoy? Te lo juro, no has
oído nada he dicho en la última hora.

Matt podía sentir sus mejillas sonrojándose, sus oídos calentándose.


Ella tenía razón, no había estado escuchando.

—Lo siento mucho —dijo torpemente—.Prometí reunirme con Elena y


Stefan esta noche.

—No pasa nada —dijo Jasmine, encogiéndose de hombros—. Me


hubiera gustado tenertepara mí, pero no los he visto en mucho tiempo.
—Viendo la expresión de Matt, puso cara larga y añadió vacilante—:Si
eso está bien.

—Lo siento —dijo Matt. Su boca tembló, y se apresuró a añadir—: Es


que hay algunas cosas pasando con ellos. Querían hablar conmigo a
solas sobre eso. Sólo por esta vez.

—Oh.—Jasmine envolvió un dedo en sus largos rizos, tirando de ellos


hasta quedar rectos. Su boca todavía era blanda y herida—. Está bien,
llámame mañana.—Lo dijo alegremente, pero Matt podía notar que
estaba molesta. Ella sabía que estaba mintiendo, se dio cuenta.

—Nos vemos más tarde—dijo Matt, su estómago atándose en nudos.


Vaciló en el umbral. Había un viento fresco soplando, y la luna llena
brillaba, fuerte en el cielo. Quería quedarse, quería simplemente
envolverse en ella, en su piel dorada y suave sonrisa. Jasmine levantó la
cara hacia él y la besó suavemente.

—Te llamaré mañana —dijo, con el corazón adolorido un poco.

Y entonces él se dirigió hacia la noche, cerrando la puerta tras de sí.

✾✾✾

—El buzón de voz de este cliente está lleno. Por favor inténtelo de
nuevo más tarde. Gracias.—Sonó una voz electrónica.

Elena presionó el botón de apagado de su teléfono un poco más


violento de lo necesario.

¿Por qué Damon no había escuchado a ninguno de sus mensajes?


Debe de haberlos ignorado todos para que su buzón este lleno.

—Estoy preocupada por Damon —le dijo a Stefan a través de la


puerta balcón. Él se paseaba de un lado a otro de la terraza, mirando
con el ceño fruncido a las copas de los árboles, como si pudiera ver a
través de ellas para encontrar a alguien merodeando debajo.

—Damon está bien —dijo con aire ausente.

—No lo creo —dijo Elena—. Él está preocupado por algo. Creo que
podría estar en peligro.

Cada vez que se acercaba a Damon a través de su conexión


compartida, lo único que sentía era una especie de ansiedad sombría.
Cerró los ojos y se concentró en su vínculo, pero no pudo conseguir
ninguna idea clara, sólo imágenes de los bosques y ciudades. Se sentía
como si él estuviera huyendo de algo.

—Si Bonnie estuviera aquí, podría usar un hechizo para contactarlo


—dijo, frustrada—. Desearía... no puedo hacer nada.

Stefan finalmente levantó la mirada para encontrarse con la mirada


de Elena. Su rostro se suavizó, y tomó los pocos pasos a través del
balcón para pararse frente a ella.

—Elena—dijo, extendiendo la mano para tocarle la mejilla—. El hecho


de que Damon no esté respondiente no significa que algo anda mal.
Siempre ha sido difícil de localizar. Se va a poner en contacto cuando le
dé la gana.

Elena negó con la cabeza.

—Esta vez es diferente. Estoy preocupada —dijo.

Inclinando su barbilla, Stefan miró a los ojos de Elena.

—Lo sé —dijo—. Pero con todo lo que sucede aquí, Damon es


probablemente el más seguro de todos. E incluso si está en problemas,
Damon es muy, muy bueno cuidando de sí mismo. Desearía que
estuviera aquí, también, pero sólo porque él podría ayudar a protegerte
de Solomon.

—No estoy indefensa, Stefan —dijo Elena bruscamente.

Stefan parpadeó sorprendido ante su tono.

—Nunca dije que lo estuvieras —respondió—. Pero eres tras quien


Solomon anda. No te preocupes por Damon; preocuparte por ti misma.

—Está bien —dijo Elena, suspirando interiormente. Sabía que Stefan


sólo estaba tratando de protegerla. Pero ella había salvado gente, había
matado a Klaus, seguramente podría defenderse ante cualquier
amenaza.

Hizo todo lo posible para alejar la ansiedad por Damon. Lo que sea
que estuviera pasando con él, no podía hacer nada para ayudarlo
ahora. Sin importar lo fuerte que sentía que algo estaba mal.

✾✾✾

La sensación de Elena de que algo estaba mal no se fue, ni siquiera


después, cuando se encontraron con los otros en las colinas que daban
al campus. Era una noche clara, luna llena elevada. Zander y su
manada estaban en forma de lobo y alertas, olfateando el viento, las
orejas levantadas en busca de cualquier sonido. Uno de ellos, Daniel,
corrió alrededor de los demás para darles la bienvenida, su pesada cola
meneándose, y Zander le ladró, arreándolo de regreso a su lugar.

Hace algún tiempo, Elena recordó, no había sido capaz de diferenciar


a alguno de los lobos, excepto por Zander, con su pelaje blanco como la
nieve. Ahora eran tan distintos para ella en forma de lobo como lo eran
como humanos. El de matiz rojizo que era Shay dio un corto ladrido al
enorme Jared. Él tiró sus labios hacia atrás en una sonrisa perezosa,
ladeando sus orejas con punta negra. Tristán se abalanzó hacia
Enrique, gruñendo juguetonamente, y lo derribó al suelo, donde se
rodaron en una batalla falsa. Zander aulló una vez y ellos se separaron
con aire de culpabilidad, uniéndose al resto de su grupo mientras la
manada caminaba de un lado a otro de la ladera.

Aún había un par de horas hasta la medianoche. Si sólo pudieran


averiguar de dónde Solomon vendría, podrían ponerse en posición,
lanzar un ataque.

Elena cerró los ojos y concentró su poder, tratando de forzar la


apertura de las puertas dentro de sí misma que le ayudarían a rastrear
el mal. Nada. Con un bufido de irritación, abrió los ojos de nuevo.

Matt estaba subiendo la colina hacia Elena y Stefan. Llevaba una


linterna, que proyectaba sobre los árboles y la hierba a su alrededor,
pero él no dijo nada. Lucía serio, con los labios apretados.

Meredith y Alaric le siguieron, Alaric también llevaba una linterna,


mientras que Meredith equilibrada su bastón en una mano.

—¿Dónde crees que deberíamos buscar? —preguntó Stefan, mirando


a Meredith.
—Si yo fuera a encontrarme con un montón de humanos con el
cerebro lavado para obtener un informe sobre su malvada misión —dijo
Meredith pensativa—. Me dirigiría a un buen espacio libre con un
montón de luz de luna. Va a necesitar la luz para verlos, para
influenciarlos. Podríamos entrar bajo la cobertura de los árboles cerca
del mayor claro y esperar.

Stefan asintió.

—Tiene sentido. El lugar más abierto esta en lo alto de la cresta.


Cuando el grupo de Jack llegue, nos dirigiremos hacia arriba.

Zander levantó la cabeza, su cola meneándose, y un momento más


tarde, Jack y su grupo aparecieron sobre la cresta de la colina. Jack y
Roy levantaron sus manos brevemente, saludando a Elena y los otros,
mientras que Trinity le dio a Elena una cálida sonrisa. Darlene y Alex
tenían la cabeza baja, mirando sus pasos. Ambos llevaban bolsas de
armas que parecían pesadas.

—Parece que va a llover —dijo Jack en saludo cuando los alcanzaron.


Elena levantó la mirada con sorpresa. Era verdad, nubes negras habían
bloqueado la luna mientras hablaban, y el cielo, claro hace unos
momentos, lucía amenazadoramente oscuro.

—Eso fue rápido —dijo Alaric con inquietud. Un viento frío sopló a
través de la ladera, levantando el cabello de Elena y trayendo piel de
gallina a sus brazos.

Meredith y Elena intercambiaron una mirada de preocupación.

—¿Recuerdas que Klaus podía cambiar el clima? —dijo Elena


lentamente—. Incluso Damon puede hacer que se forme una tormenta,
si está lo suficientemente enojado.

Meredith maldijo.

—Solomon sabe que estamos aquí. Él lo planeó.

—Es una trampa. Tenemos que salir de aquí. —Stefan se acercó a


Elena, envolviendo su brazo alrededor de sus hombros protectoramente,
sus ojos escaneando la cubierta de los árboles a su alrededor. Su
corazón se aceleró. ¿Por dónde podrían ir para escapar? Las sombras
oscuras debajo de los árboles eran de repente amenazadoras.

Algo golpeó la mejilla de Elena, y ella saltó. Casi al mismo momento,


uno de los lobos aulló. Su brazo escocía, golpeado por algo afilado y
pesado.
—¡Granizo! —gritó Alex cuando un estallido de rayos chasqueó en el
cielo. Un trueno retumbó, y el viento aumentó, enviando trozos de
granizo punzantes hacia sus caras.

Stefan estaba tratando de gritar algo por encima del rugido del
viento, y Elena se acurrucó más cerca de él, protegiéndose la cabeza del
granizo.

—¿Qué? —gritó ella.

—¡Vamos! —gritó él. El granizo caía más rápido ahora, clavándose en


el suelo. Stefan giró a Elena en sus brazos y comenzó a correr a la
máxima velocidad de vampiro hacia la cubierta de los árboles, los lobos
y cazadores detrás de él. Elena miró por encima del hombro de Stefan
para ver a Matt y Alaric en la retaguardia, los rayos de sus linternas
oscilando bruscamente.

Hubo un destello de luz brillante a su alrededor y un trueno retumbó


de nuevo, esta vez más cerca.

Stefan dio marcha atrás, Meredith y Jack retrocedieron


estremeciéndose justo cuando un árbol caía en llamas justo en frente
de ellos. Elena sintió el calor abrasador de las llamas en sus mejillas,
tan cerca que su pelo chisporroteaba.

Detrás de ellos, otro estruendo ensordecedor resonó mientras rayos


caían y las llamas se levantaban, bloqueando su salida.

Todos estaban atrapados.

Los brazos de Stefan se apretaron alrededor de Elena. Cenizas


brillantes soplaban en todas partes, encendiendo la hierba a su
alrededor. Ella parpadeó para alejar el humo de los ojos y trató de ver.

Trinity estaba gritando algo, pero Elena no podía oírla por encima del
crepitar de las llamas. Con una mueca, la chica de pelo castaño sacó
una especie de guadaña larga de la caja en su hombro. Mientras
miraban, comenzó a escarbar el suelo, arrancando una larga franja de
césped.

Meredith la miró por un segundo, y luego comenzó a imitarla, usando


los bordes afilados en el extremo de su bastón para cavar una zanja.

Están deshaciéndose de la hierba para que el fuego no pueda


acercarse más, Elena se dio cuenta. Forcejeó para salir de los brazos de
Stefan y empezó a tirar y arrancar el césped mientras el resto de los
cazadores bajaba sus armas para cavar en el suelo, haciendo un
cortafuego. Los lobos aullaban ansiosamente a su alrededor y un0,
Tristán, pensó Elena, entrecerrando los ojos por el humo, dio un bajo
aullido infeliz. Ella inclinó la cabeza hacia abajo, tirando de la hierba.

La ceniza caliente quemaba su piel, pero pronto habían hecho un


círculo ignífugo de tierra negra a su alrededor. Se quedaron en un
grupo apiñado el centro del cortafuego, los lobos en el borde exterior,
gruñéndoles a las llamas como si pudieran asustarlas a la sumisión.
Una chispa voló para aterrizar en la mejilla de Meredith, y ella la apartó,
haciendo una mueca de dolor. Esto no va a funcionar, Elena se dio
cuenta, su corazón hundiéndose. Todavía estaban atrapados y el poder
de Solomon parecía ilimitado.

Pero como si el fuego estuviera perdiendo interés en ellos, las llamas


comenzaron a apagarse y la tormenta se desvaneció.

—Está jugando con nosotros —le dijo Stefan, tan pronto como el
humo se había despejado lo suficiente para que ella hablara—. Podría
habernos matado, pero no lo está tratando, no todavía. Quiere que
tengamos miedo de él.

—Lo sé—dijo Stefan con fuerza. La miró, su boca una línea estrecha y
sus ojos de color verde oscuros por la preocupación—. Tengo miedo de
lo que va a pasar cuando lo intente.

—Soyla única que quiere —dijo Elena miserablemente—. Todos están


en peligro por mi culpa.

Vapor oscuro seguía subiendo desde el suelo a su alrededor. El olor a


quemado estaba en todas partes.

Pero el fuego se había apagado y las nubes se estaban despejando.


Mirando hacia arriba, Elena vio que la luna brillaba tranquilamente por
lo alto una vez más. Si no fuera por el daño que había hecho a sus
amigos, el pelaje de Jared estaba desigual y chamuscado, quemado
justo en un par de lugares, y una larga quemadura roja se elevaba
sobre la mejilla de Darlene, casi podía creer que había imaginado todo.

Matt tosió, una profunda y ruidosa tos, y agitó el humo.

—Sabemos que está en alguna parte —exclamó Jack, con la cara


manchada de hollín—. Está en la zona. Incluso él no tiene el poder
suficiente para hacerlo desde muy lejos. Es la mejor pista que hemos
tenido, porque no se va a ir hasta… —se interrumpió.

—Hasta que me muera —terminó Elena, su voz plana.


Jack hizo una mueca, luciendo arrepentido.

—No utilizaremos Elena como cebo —dijo Stefan con frialdad—.


Nuestra primera prioridad es mantenerla a salvo.

—Pero no voy a estar segura hasta que encontremos a Solomon —le


dijo Elena, la culpa punzando en su pecho.

Todo el mundo estaba arriesgando su vida por ella, y hasta ahora no


había sido capaz de hacer nada para ayudar, a pesar de todo su poder.

—Mira, no he sido mucha ayuda en rastrearlo. Creo que deberíamos


llamar a Andrés. Tal vez pueda ayudar.

Sólo de pensar en Andrés hizo a Elena sentirse mejor. Él le había


enseñado cómo acceder y controlar su poder, pero más que eso, era su
amigo. Andrés era sabio. Entendía a Elena, y su Poder de Guardián,
aunque diferentes del suyo, era igual de fuerte.

—Podemos hacer esto —le dijo a los demás, mirando las llamas
moribundas a su alrededor—. No vamos a rendirnos hasta que
encontremos a Solomon y lo matemos.

#TVD11LightningStrikes
Capítulo 14 Traducido por Isane33
Corregido por MaryJane♥

Las llamas ardían ferozmente, de color amarillo y naranja con un


destello de frío azul en la base. Frunciendo el ceño con concentración,
Bonnie se negó a ser arrastrada a sus patrones hipnóticos. Se aferró a
su dije de halcón apretado en una mano y respiró hondo, invocando las
propiedades de la piedra.

El talismán que Damon le había dado era de ágata de encaje azul,


que contiene las propiedades de la tranquilidad y el equilibrio entre la
mente, cuerpo y espíritu. Este equilibrio permitía a Bonnie acceder a
más poder del que jamás había soñado.

El halcón estaba frío en su palma, las afiladas puntas de su pico y


garras eran casi dolorosas mientras lo agarraba, pero de alguna manera
los pequeños pinchazos agudos eran tranquilizadores. Bonnie podía
sentir su energía fluyendo hacia la piedra y luego girando hacia ella,
más tranquila y estable. Después de unos momentos, soltó este poder
hacia el exterior a las llamas, tan fácil como apretar un botón.

Las llamas parpadearon una vez y luego se apagaron.

Los nuevos amigos de Bonnie estallaron en aplausos y se acercaron


a felicitarla. Poppy apretó sus hombros en un abrazo de lado, mientras
que Rick la golpeó con entusiasmo en la espalda. Marilise, cada vez más
reticente, se quedó atrás, pero la sonrisa en su rostro era una de puro
deleite. Bonnie le sonrió con orgullo.

—¡Bonnie, eso fue increíble! —Alysia sonreía tan ampliamente que


sus pecas se movían juntas en pequeñas islas de marrón a través de
sus mejillas—. ¡No puedo creer lo lejos que has llegado en tan poco
tiempo!

Bonnie realmente no podía creerlo tampoco. Encontrar su piedra


elemental había sido un gran paso. El hecho de que había salido el
collar que Damon le había enviado por su cumpleaños no podía ser una
coincidencia.

A veces él ―sabía‖ cosas sobre ella, estaba segura de ello.


Durante el poco tiempo que había estado con este grupo, había
aprendido mucho. Rick había resultado saber más acerca de astrología
y de la influencia de las estrellas y planetas que nadie que Bonnie
hubiera conocido. Marilise cultivaba sus propias hierbas en su casa en
Carolina del Norte y había, a su manera suave y tranquila, enseñado a
Bonnie útiles nuevas formas de usarlas. Y Poppy podía ver el futuro en
las bolas de cristal y cartas, con más control que el que Bonnie alguna
vez había tenido sobre sus visiones.

Esta noche ellos y todos los otros grupos, habían tenido la


oportunidad de demostrar sus nuevas habilidades a los demás.

Ahora Bonnie, llena de gratitud, tiró de Alysia en un abrazo


espontáneo.

—Gracias —dijo—. Si no me hubieras convencido de venir aquí,


nunca podría haber hecho eso. Cada día puedo sentirme cada vez más y
más fuerte.

La sonrisa de Alysia se extendió aún más y le devolvió el abrazo a


Bonnie cariñosamente.

—Me alegro de que estés aquí. Me estás haciendo quedar bien. —Le
sacó la lengua juguetonamente a un hombre mayor en el otro lado de la
habitación, y él echó la cabeza hacia atrás y se rió. Había un grupo
principal de cinco quienes habían organizado el retiro, y cada uno
estaba a cargo de la tutoría de un grupo de reclutas. Alysia había dicho
que había una rivalidad amistosa entre el grupo principal en cuanto a
cuáles protegidos aprenderían más.

Bonnie miró alrededor del enorme apartamento, que parecía tan


aterrador al principio, pero ahora era casi acogedor, lleno de magia.
Ocupaba tres plantas del edificio, completo con balcones y una terraza
cubierta. Se sentía como una versión cara y madura de un dormitorio
universitario, pensó Bonnie, comunitario y construido como una vivienda
temporal en lugar de la casa de alguien.

—¡Y ahora el banquete! —exclamó Alysia, conduciendo a Bonnie al


comedor mientras los demás les seguían—. Es una celebración —
explicó—. Así que hicimos rápidamente algo especial.

Una pared de ventanas cubría una pared del comedor, con vistas a
los faros de los autos que seguían un río de la luz a lo lejos. Alysia
había creado una de sus hermosas ilusiones, pálidos pétalos de flores
caían sin cesar desde el techo, desapareciendo antes de que llegaran al
suelo.
La larga mesa en el centro de la sala estaba colmada con alimentos:
una mezcolanza de los favoritos de todo el mundo, desde pollo asado a
curry a cacahuetes crocantes a un montón de brillantes verduras
salteadas.

—¡Rico! —dijo Bonnie y se sentó—. Es como un menú mágico.

—Ojalá —dijo Alysia, rodando los ojos—. Estuvimos trabajando en


esto toda la tarde todos.

Bonnie iba a tomar un plato de chuletas de cerdo cuando su


teléfono sonó. Zander.

—Oh, tengo que tomar esta. Voy a estar de vuelta —dijo,


excusándose y saliendo del comedor.

—Hola —respondió, una vez que estuvo sola de nuevo en el suelo de


mosaico de la sala de estar donde había conocido a su equipo—. ¿Cómo
te va? Te echo de menos.

—Claro que sí. —La voz de Zander sonaba más áspera de lo


habitual, cansada, pero podía oír la sonrisa en ella—. Eso es porque soy
impresionante.

—Modesto, también —le dijo Bonnie. Se acercó a la ventana y miró


hacia la calle muy por debajo—. ¿Cómo están las cosas ahí? —Zander
no dijo nada por un momento, y Bonnie se tensó—. ¿Qué está pasando?

—Estoy pensando —dijo Zander—. ¿Cómo está el campamento de


brujas?

—El campamento de brujas es fantástico. Pronto voy a ser la reina


de las brujas. En serio, me estoy volviendo muy fuerte. —Quería entrar
en más detalles, decirle a Zander todas las cosas maravillosas que
estaba aprendiendo a hacer, pero no le gustaba la forma en que se
había detenido cuando le preguntó lo que estaba pasando en casa. Su
voz no estaba del todo bien, su voz sonaba preocupada. Ella utilizó su
tono más firme—. ¿A qué te refieres con que estás pensando? Dame
una respuesta directa. ¿Está todo bien?

Zander suspiró.

—El Antiguo, Solomon, está cada vez más cerca. Él envió a humanos
influenciados tras nosotros. Y mató al gato de Elena. Anoche, pensamos
que lo teníamos, pero caímos en una trampa. —Hizo una pausa. —
Convocó rayos y fuego a nuestro alrededor.
Bonnie se tensó, sintiendo que la sangre se iba de sus mejillas. El
fuego era algo que la manada no podía combatir.

—Me voy a casa —dijo.

—No.

—Me necesitan. —Ella ya estaba cruzando la sala de estar, en


dirección a las escaleras que conducían a su dormitorio. Podía empacar
y estar en el aeropuerto en una hora, tomar el próximo vuelo a
Richmond o Washington, DC...—.Me recogerás en el aeropuerto,
¿verdad?

—Bonnie, detente —insistió Zander—. Escúchame.

—¡Tengo que estar allí!

—Podemos manejar la situación —dijo Zander en voz alta, y Bonnie


se detuvo en seco.

—Si estás en peligro…

—Tenemos a la manada —interrumpió Zander—. Tenemos a los


cazadores; tenemos a Stefan. Tenemos Elena, y ella va a traer a su otro
amigo Guardián. Solomon es duro, pero hay una completa alianza de
superhéroes aquí.

Bonnie se sentía como si su corazón estuviera siendo exprimido.

—¿No me necesitan? —dijo en un hilo de voz.

—Por supuesto que necesitamos —dijo Zander, su voz cálida y


reconfortante—. Te necesito. Incluso cuando no estás aquí, ayudas a
protegernos. Todos estamos utilizando los encantos y todo lo que
dejaste. Pero en este momento, tienes que permanecer allí, seguir
trabajando en tus propias cosas. Serás más fuerte que nunca al volver,
y entonces arreglarás lo que no hayamos atendido todavía. Confía en
mí, en la manada y en los otros por ahora, ¿de acuerdo?

Vacilante, Bonnie cerró los ojos por un momento. Sus amigos


estaban en peligro.

Pero era cierto que tenía que ser más fuerte si realmente iba a ser
útil. El halcón de ágata descansaba frío contra su clavícula —nunca
parecía entrar en calor— y ella trató de consolarse con sus propiedades
calmantes.
—Confía en nosotros—dijo Zander nuevo—. Queremos que vuelvas,
pero no hasta que estés lista. Créeme, te extraño como loco, pero va a
estar bien. Nos vamos a hacer cargo.

—Está bien. —Bonnie se mordió el labio—. Voy a aprender todo lo


que nos pueda ayudar, y entonces estaré en el primer avión de regreso.

E
Essppeerroo eessttaarr hhaacciieennddoo lloo ccoorrrreeccttoo,, ppeennssóó..
Capítulo 15 Traducido por Isane33
Corregido por MaryJane♥

Stefan miró la hilera de pequeñas botellas blancas en el estante de


la farmacia y miró la lista de Elena de nuevo. Crema hidratante, leyó.
Parecía que debería ser simple, pero había quince marcas diferentes
alineadas frente a él, divididas en diferentes categorías: revitalizante,
leyó, y corrector de tono y anti-envejecimiento.

¿Anti-envejecimiento? Stefan negó con la cabeza. Elena iba a lucir


de dieciocho por siempre, sin duda esa no era la que ella quería.

Su teléfono sonó y lo sacó de su bolsillo, esperando que no fuera


Elena con más incorporaciones a la lista de compra.

Damon, le dijo la pantalla.

Una burbuja de alivio se levantó en el pecho de Stefan. Había estado


seguro de que Damon estaba bien y se pondría en contacto cuando
estuviera listo y había tenido razón. Pero era bueno tenerlo confirmado.

—Elena ha estado preocupada por ti —dijo Stefan en saludo al


contestar el teléfono.

—Supongo que el vinculo de los Guardianes sigue estando bien,


entonces. Es bueno saber que hacen un trabajo de calidad —contestó
Damon. Su voz sonaba cansada, más áspera de lo que Stefan estaba
acostumbrado a escucharlo, y muy lejos.

—Damon —preguntó Stefan, agarrando con fuerza el teléfono—.


¿Estás bien? ¿Dónde estás?

Hubo un cambio, como si Damon mirara a su alrededor.

—Vamos a ver —dijo—. Casinos. Sol. Yates. Mónaco. Sin embargo


no por mucho tiempo, me temo.

—¿Qué está pasando? —preguntó Stefan, agarrando una botella de


crema hidratante al azar y la arrojó a su cesta. Hubo un largo silencio
en el otro extremo de la línea y se cambió el teléfono a la otra oreja—.
¿Estás ahí?
Damon suspiró.

—Hay algo tras Katherine y yo—dijo, sonando un poco


avergonzado—. Dondequiera que vayamos, pandillas de vampiros
vienen tras nosotros. Quería saber si tenías alguna idea de lo que son o
lo que está pasando. Son fuertes y hay un montón de ellos. No es nada
que no podamos manejar —añadió Damon rápidamente—. Pero se está
poniendo agobiante.

—Eso suena extraño —comenzó Stefan, preocupado, y luego algo


Damon que había dicho finalmente hizo clic—. Espera, estás viajando
con Katherine —preguntó bruscamente—. ¿Ella está cazando para ti?—
Confía enDamon para encontrar una forma de evitar las reglas que los
Guardianes le dieron, pensó. Y Katherine, de todas las personas:
¿Después de todo lo que había hecho, como podía confiar Damon en
ella?

—¿Crees que estoy haciendo trampa? —Preguntó Damon, su voz


peligrosamente plana—. Debes saberlo mejor que nadie, yo siempre
cumplo mi palabra.—Hubo una larga pausa y Stefan se tocó el puente
de la nariz con dos dedos, sintiéndose culpable. Siempre asumía lo peor
de Damon, pero eso no era justo.

Damon suspiró de nuevo, con cansancio.

—No he llamado para pelear, hermano pequeño—dijo—. Sólo quiero


saber si tienes alguna idea de lo que está pasando.

—Cierto. Lo siento. No quiero pelear tampoco. Sé que no estás


cazando —se disculpó Stefan. Era cierto: Damon no aceptaría una
víctima involuntaria, no con Elena tan vinculada acon él que sería
capaz de notarlo—. Bueno, no sé si esto está relacionado, pero hay otro
Antiguo en la ciudad. Solomon. Y está tras Elena.

—¿Tras Elena? —La voz de Damon se hizo más aguda, centrada.


Una mujer le dijo algo atrás, Katherine, Stefan se dio cuenta, y él
respondió con voz ahogada, luego regresó a la línea—. ¿Está Elena en
peligro?

—Todo irá bien. Hemos cazado un montón de Antiguos desde que te


fuiste. Y sabes lo fuerte que es Elena. — dijo Stefan. No tenía sentido
preocupar a Damon, él no podía hacer nada más que lo que el resto de
ellos podía. Lo que parecía ser nada en este momento—. Andrés acaba
de llegar para ayudarnos a rastrear a Solomon.
—Y entonces bing, bum, lo vas a eliminar —dijo Damon a la ligera—.
Es bueno saber que tienes las cosas bajo control. Sin embargo, no veo
cómo esto podría estar relacionado. Los vampiros que vienen tras
nosotros no son Antiguos. En todo caso, se sienten... nuevos.

—¿Nuevos como neófitos? —dijo Stefan—. Debes ser capaz de


manejarlos con facilidad, entonces.

Damon se rió una breve carcajada y seco.

—Se podría pensar que sí —dijo—. No, no es que se sientan neófitos,


precisamente, son sólo... diferentes, supongo.

—Eso no tiene mucho sentido, Damon —le dijo Stefan. La farmacia


estaba casi vacía, pero la cajera anciana le estaba mirando fijamente
desde el otro extremo del pasillo, con las cejas levantadas. Stefan se
apartó de ella, encogiéndose de hombros. Tenía que bajar la voz. Ese
era el problema con los pueblos pequeños: Siempre había alguien
observándote.

—Cuándo hayas terminado con tu pequeño problema allí, ¿por qué


no vienes aquí? —dijo Damon. Había una luminosidad artificial en su
voz cuando añadió—: Vamos, Stefan. Va a ser divertido. Un poco de
juego, un poco de navegación, un poco de matar vampiros. ¿Cuándo fue
la última vez que estuviste en Mónaco?

—No puedo —dijo Stefan automáticamente—. Tengo que estar aquí


para proteger a Elena.

Hubo otra larga pausa y Damon dijo con gravedad:

—Pensé que habías dicho que ella estaba bien.

—Lo está, pero... —Stefan podía oír su propia voz que se elevaba con
irritación y se detuvo. Damon era su hermano, y había salvado la vida
de Stefan más de una vez.

Y sabía que si Damon sospechaba cuan mal estaban las cosas,


vendría corriendo de nuevo a pelear de su lado. Él estaba mejor fuera
de esto.

—Lo siento —dijo Stefan, su voz suave—. Elena va a estar bien. Y sé


que tú y Katherine van a sobrevivir. Siempre lo hacen.

—Eso espero —dijo Damon—. Pero parece que has hecho tu


elección, de todos modos. —La línea se cortó. Stefan se quedó mirando
el teléfono en su mano por un momento, preguntándose si debía llamar
a Damon. La cajera al final de la tienda todavía lo estaba mirando.
Guardó el teléfono en el bolsillo.

El tono de Damon había sido amargo al final, y Stefan sintió mal por
ello, realmente lo hacía. Su hermano había llamado para pedirle ayuda,
algo que rara vez hacía, y Stefan le había rechazado. La culpa corrió
fuerte por sus venas. No podía preocuparse por Damon, se recordó.
Damon estaría bien. Era Elena la que importaba.

✾✾✾

—Marisol es increíble —dijo Andrés felizmente—. Hemos estado


haciendo la investigación en la selva tropical, clasificando plantas que
nadie conocía antes, y a los dos nos encanta. La fuerza de la vida es tan
maravillosa; a pesar de que ella no es un Guardián, creo que la siente
tanto como yo.

Elena vio la sonrisa de Andrés iluminar su rostro, a sus cálidos ojos


marrones brillar. Recordó cuánto dolor había llevado cuando se
conocieron, después de la muerte del hombre que lo había criado. Era
bueno ver la alegría brillando en él.

—Estoy tan feliz por ti—dijo ella, apretando la mano de su amigo—.


¿Le has dicho que eres un Guardián?

—Por supuesto. —Andrés parecía sorprendido—. ¿Cómo podríamos


amarnos si ella no supiera la verdad sobre mí?

Elena pensó en la insistencia de Matt en mantener lo sobrenatural


oculto a Jasmine, y negó con la cabeza.

—No creo que se pudiera, no para siempre—estuvo de acuerdo,


sintiendo una punzada de dolor por Matt.

La llave de Stefan se sacudió en la cerradura, y Elena y Andrés


levantaron la mirada, sonriendo en señal de bienvenida. Stefan sonrió
de forma automática, sus ojos buscando a Elena como siempre.
Mientras se inclinaba para darle un beso de saludo, Elena notó fuertes
líneas de tensión alrededor de su boca.

—¿Pasó algo?—preguntó.

—Hablé con Damon—le dijo Stefan.

—¿En serio? —El alivio inundó a Elena, mezclado con una sensación
un poco molesta: ¿Damon había llamado a Stefan, pero no a ella?
¿Después de que todos los mensajes que le había dejado?— ¿Está bien?
¿Dónde está?

—Está bien—dijo Stefan—. Está en Mónaco.

Mónaco. Glamuroso, lleno de vida. Sonaba como Damon. Pero


entonces, ¿por qué las emociones enojadas y ansiosas que fluían —
seguían fluyendo— a través de la conexión entre ellos?

—¿Recibió mis mensajes?—preguntó vacilante—. ¿Y los e-mails?

—Él no lo dijo—le dijo Stefan—. No hablamos durante mucho


tiempo.

Elena frunció el ceño.

—Bueno, ¿por qué…

Pero Stefan estaba evitando sus ojos, su rostro cerrado


herméticamente.

Había algo que no quería decirle. Elena se mordió el labio. Tal vez
debería dejarlo descansar por ahora.

—Me alegro de que todo está bien, de todos modos—dijo—. Y espera


a oír lo que descubrimos.

Andrés se aclaró la garganta y sonrió, sus ojos brillando de


emoción.

—Estábamos hablando sobre la situación —dijo—, y pensé en algo


que puede ayudar. Una vez, cuando accedí por primera vez a mi poder,
tuve que rastrear un espíritu animal que había estado causando
problemas en la ciudad. El problema era que nadie sabía quién era el
espíritu: Podría haber tomado cualquier tipo de disfraz humano. Mi
mentor, Javier y yo trabajamos juntos y aprendimos a hacer, eh... —
Hizo un gesto con la mano con impaciencia, buscando las palabras—.
Supongo que lo llamarías un hechizo de visión. Tuve la oportunidad de
canalizar mi energía a través de algo que sabíamos que el espíritu había
visto en el pasado y encontrar mi camino de regreso a lo que estaba
viendo en el presente.

—No estoy seguro de entender—dijo Stefan.

Elena saltó sobre sus talones, tirando de su manga con excitación.


—¡Si encontramos algo que sabemos que Solomon ha mirado,
Andrés podría ser capaz de ver lo que Solomon está mirando ahora! —
exclamó—. ¡Podríamos averiguar dónde se esconde!

—Pero no sabemos lo que ha visto—dijo Stefan, frunciendo el ceño—


. Las cosas que sucedieron aquí, con Sammy y mi bastón, él debe haber
obligado a los seres humanos a hacerlo.

—¿El hielo? —Preguntó Elena—. Él no estaba allí, pero debe haberlo


visto de alguna manera, ¿no? ¿Podríamos utilizar las ventanas, o la
cama...?

Andrés estaba negando con la cabeza.

—Creo que tiene que haber algo más concreto—dijo—. Algo sobre lo
que Solomon puso los ojos en realidad, en lugar de controlar a
distancia. Y algo reciente, que muchas personas no han visto desde que
él hizo. Demasiada gente ha estado entrando y saliendo de este
apartamento desde entonces.

Hubo un silencio desconcertado mientras todos pensaban.

—El accidente de auto—dijo Stefan repente. Andrés y Elena lo


miraron fijamente, y luego Elena empezó a sonreír.

—Por supuesto—dijo—. Debería haberlo visto, ¿no es así? Ese


camino abierto, rodeado por la cubierta de árboles. Debería haber sido
fácil para él. —Ella se levantó y desapareció en el dormitorio—. No he
usado esta camiseta desde ese día —dijo, saliendo con una camisa
blanca en una mano—. Lavé la mayor cantidad de la sangre que pude,
pero todavía necesita lavarse en seco.

Andrés se la quitó, girando la tela suave en sus manos.

—Lo intentaré —dijo—. Ayúdame.Cuanto más Poder se pueda poner


en esto, mejor—. Elena le cogió la mano y ambos cerraron sus
ojos.Durante unos momentos, el único sonido en la habitación era su
respiración, profunda y lenta, y acompasadas. Stefan se mantuvo
completamente inmóvil.

Los ojos azules de Elena y los marrones de Andrés se abrieron en el


mismo momento.

—Metal brillando —dijo Andrés—. Una joven, luchando contra un


hombre alto y moreno. No, ellos están ejercitándose, movimientos muy
formales. Una sala grande abierta.
—Es Jack el que estás viendo, no Solomon—dijo Elena al instante—.
Jack me vio en esa camisa, también. Debe estar entrenando con su
equipo.

—Está bien, sí.—Los ojos de Andrés se estaban moviendo de un lado


a otro con rapidez, pero Elena estaba segura de que él no veía la
habitación en la que estaban—. Una biblioteca. Mesas de madera,
libros. Oh, esto resulta familiar. Meredith. —Tragó saliva y lo intentó de
nuevo, sus ojos moviéndose más rápido—. ¡Oh! Estoy viendo a través de
los ojos de Stefan ahora. —Su mirada se centró por un momento,
saliendo del trance—. Fue curioso, verme desde fuera.

—Inténtalo de nuevo —dijo Elena—. Pasa a la gente que reconoces si


es posible. Creo que, aparte de Jack, Solomon sería el único extraño.

—Está bien. —Cerraron los ojos y respiraron juntos por un momento


y luego comenzaron de nuevo. Esta vez Andrés no habló
inmediatamente, sus ojos se movían más lentamente de un lado a otro,
como si estuviera buscando algo difícil. Se produjo un silencio.

Elena frunció el ceño, todavía apretando con fuerza la mano de


Andrés, pero su mirada se movió para encontrar la de Stefan.

—Los hombres de las manzanas —dijo ella lentamente—. Los que


nos atacaron. Dijeron algo acerca de Solomon teniendo ojos amarillos.

El dato se había perdido en el entusiasmo de todo el mundo sobre la


supuesta pista de dónde Solomon iba a estar, pero eso era una pista,
también, ¿no? La idea de los ojos amarillos revoloteó en el fondo de su
mente, recordándole de algo, pero no podía ubicarlo.

—¿Saber que tiene los ojos amarillos ayuda, Andrés? —preguntó


Stefan en voz baja.

Andrés no respondió, pero sus ojos se movían un poco más rápido.


Cuando habló, su voz sonaba sin aliento:

—Una habitación grande —dijo—. Paneles de madera, revestimiento


de madera. Veo un jardín a través de las ventanas. —Frunció el ceño—.
Hay una mujer. No, un maniquí. En un vestido largo, azul, con una
falda. Una gran chimenea.

Stefan lució desconcertado.

—¿Una vieja mansión? —preguntó dubitativo—. ¿Algo en la


universidad, tal vez?
Pero Elena sabía.

—El Museo de la Plantación —jadeó—. Cerca del río. Tiene que ser.

Espontáneamente, abrazó a Andrés y luego se puso de pie y se lanzó


a los brazos de Stefan.

—Podemos hacerlo—dijo, con la voz ahogada contra su hombro—.


Finalmente lo tenemos.

Stefan asintió y la abrazó durante un segundo. Sus brazos eran


fuertes a su alrededor, y, cuando la besó, suave y dulce, ella sintió un
destello de cómo quería protegerla, mantenerla para siempre segura en
sus brazos.

Finalmente la soltó y se dirigió hacia el armario donde guardaban


sus armas.

—Llama a los otros—dijo—. Tenemos que atacar esta noche.


Capítulo 16 Traducido por 3lik@
Corregido por Evarg7

Meredith se sentía tan tensa como la cuerda de un arco, tensa y lista


para disparar.

—Y tengo una ballesta —murmuró para sí misma—, eso sí que es


conveniente.

El arma era cómoda y tranquilizadora, pero pesada en su mano, y


tenía su bastón de cazadora atado a su espalda. Cuando se acercara lo
suficiente como para que el bastón fuera útil, bajaría el arco.

El sol se estaba poniendo, sus últimos rayos coloreaban el horizonte.


Meredith, Alaric y Stefan estaban llegando por el lado Este del Museo de
Plantación, escondido detrás de los restos de lo que alguna vez habían
sido cabañas de esclavos. El equipo de Jack, Matt y la Manada estaban
circulando alrededor de la casa, listos para acercarse desde cualquier
ángulo.

Su auricular cobró vida cuando la voz de Jack dijo:

—En posición.

Y Trinity respondió:

—En posición.

—En posición —repitió Meredith. Alaric la miró mientras sacaba su


propia ballesta y se dirigía hacia el jardín: como los luchadores menos
agraciados, se suponía que él y Matt tendrían que adherirse a las armas
de largo alcance, manteniendo su distancia de Solomon y quienquiera
que estuviese en casa con él. Andrés también se quedaría atrás,
haciendo uso sus Poderes de Guardián, si pudiera.

Stefan se escabulló de ellos por el lado de las cabañas. Un minuto


más tarde, su voz sonó:

—En posición.

Los auriculares pertenecían al equipo de Jack, otra herramienta


ingeniosa de su arsenal. Meredith no podía creer que nunca había
pensado en utilizarlos antes. Esto les permitió a todos, a excepción de la
Manada, que se encontraban en forma de lobo en estos momentos,
coordinar su ataque de todo el museo y sus terrenos, plenamente
conscientes de lo que todos los demás estaban haciendo. Y la Manada
tenía sus propias formas de comunicación, podían luchar como una
unidad sin necesidad de hablar.

Todos estaban allí y listos. Todos menos Elena. Se sentía raro


comenzar una lucha sin Elena, pero Stefan había insistido: Solomon
quería a Elena muerta, y ella debía estar tan lejos de él como fuera
posible. Elena había discutido, pero, al final, aceptó ir al cine, Solomon
no iría al cine tras ella en medio de tanta gente. O eso es lo que todos
esperaban.

Sin embargo, la letal sangre de Elena estaba con ellos. Sólo una fina
capa, mezclada con agua, aplicada en todas las armas que llevaban era
suficiente para empezar la matanza y también en las diminutas agujas
hipodérmicas en los extremos del especial bastón de cazadora de
Meredith. Meredith sólo esperaba que fuera suficiente para hacer el
trabajo.

El sol se hundía en el horizonte y las tenues lámparas de seguridad


alrededor del museo se encendieron. Meredith probó la cuerda del arco
y puso una flecha con cuidado en su lugar.

Al principio, se había opuesto de forma instintiva a la idea de venir a


por un vampiro en la noche. Pero el Museo de Plantación estaba lleno
de visitantes y trabajadores durante el día, y ninguno de ellos estaba
dispuesto a poner en peligro a personas inocentes si posiblemente
podían evitarlo.

Ahora Andrés sólo tenía que usar su Poder, fortalecido por la fuerza
vital de las plantas en el jardín, para sentir si Solomon seguía viendo el
museo y, así, pudieran comenzar. El auricular de Meredith volvió a
crepitar y la voz de Andrés llegó, silenciosa y emocionada:

—Él está aquí. Solomon está dentro de la casa. Está frente a una
pared, así que no puedo decir en qué piso está.

Meredith ajustó el agarre de su ballesta y se deslizó hacia adelante.


La noche era silenciosa, casi como si estuviera sola, pero sabía que a su
alrededor los otros daban un paso al frente, reajustando el escondite de
Solomon como un lazo.

Una figura oscura cruzó delante de la mansión: un guardia, notó


Meredith, y miró a su derecha. Uno de los lobos ya estaba acechando
entre los arbustos a la figura. Levantó la cabeza y la miró, ladeando sus
orejas hacia adelante en una señal convenida. Un vampiro, no un ser
humano compulsado.

Sin dudarlo, Meredith apuntó la ballesta y disparó. Hubo un porrazo


suave cuando el perno dio en el blanco. El vampiro cayó con un ruido
sordo. Meredith se apresuró a cruzar el césped despejado;
permaneciendo agachado, el lobo le seguía el ritmo.

Se arrodilló para revisar el vampiro y encontró el perno le había


atravesado el corazón. El lobo -Daniel, ahora se daba cuenta- olfateó
cuidadosamente la herida y luego miró a Meredith, dándole un meneo
de la cola para mostrarle su aprobación.

—Guardia derribado. Lista —dijo en voz baja, tocando su auricular.


En un solo movimiento, dejó caer la ballesta y tomó su bastón de la
funda. Los otros se dirigían a las ventanas y a las puertas laterales.
Meredith descansó su mano por un momento en el áspero pelaje gris de
la espalda de Daniel para confortación, y luego, juntos, pasaron
sigilosamente por la entrada principal del museo.

Junto a la puerta había un maniquí con miriñaque, con su


inexpresiva cara enmarcada por una peluca toda rizada, destinada a
representar a la señora de la casa en los viejos días de la plantación.
Llenaba tanto espacio que a Meredith le tomó un tiempo darse cuenta
de que había una persona detrás del mostrador de admisiones.

Dudó un segundo de más. La alta y elegante rubia detrás del


mostrador tenía una apariencia natural, al igual que cualquier guía de
museo, a excepción de sus colmillos al descubierto. Otro vampiro de
Solomon. Comenzó a arremeter contra Meredith, ésta se agachó
rápidamente y levantó su bastón, a sabiendas de que era demasiado
tarde, que su fracción de segundo de retraso resultaría fatal.

Entonces se oyó un estrépito de cristales rotos cuando, más rápido


de lo que cualquier ser humano podía moverse, Stefan se precipitó por
la ventana, agarrando a la mujer y haciéndola girar. Él le rompió el
cuello en un solo movimiento limpio. Meredith avanzó hasta la mujer
para clavarle una estaca en el corazón con movimientos perfectamente
combinados con los de Stefan, como siempre lo fueron.

—Gracias —dijo ella, cuando había recuperado el aliento. Él asintió


en respuesta, virando hacia el pasillo. Meredith viró con él, levantando
su bastón con anticipación.
Podían oír a los otros en la mansión, cristales rotos y el sonido de los
golpes. El gruñido de un lobo salió de una habitación más abajo. Daniel
se puso tenso y se deslizó en silencio junto a ellos, el pelaje sobre sus
hombros estaba erizado. Los pasos resonaron por las escaleras.

Stefan estaba un poco por delante de ella, todo su cuerpo estaba


tenso y listo, sus dientes descubiertos. Mantenía el machete fácilmente
con una mano. Se veía como algo primitivo y salvaje, pensó Meredith
fugazmente, como un guerrero de la prehistoria.

Y entonces los subordinados de Solomon entraron por la puerta.

Meredith no pensó después de eso, simplemente entró suavemente en


la batalla, dando patadas, saltando y girando, justo como su instinto de
cazadora se lo ordenaba, su bastón volaba por el aire. Una chica
vampiro de cabello oscuro se lanzó hacia su garganta y Meredith la
apuñaló sin problemas justo en su corazón.

Era consciente de que Stefan hacía el trabajo de manera fluida a su


lado, sus golpes y movimientos defensivos se complementaban entre sí
de forma instintiva. Se giraban juntos, cortando perfectamente las
cabezas de un par de vampiros. Sangre como géiser salía de las
gargantas de los vampiros, salpicando las paredes, y los cuerpos caían
al suelo con un ruido sordo.

Y entonces, la habitación estaba vacía, a excepción de los cuatro


cadáveres de vampiros, que yacían en el piso resbaladizo por la sangre.
Finalmente, Meredith y Stefan se volvieron a mirar el uno al otro,
respirando con dificultad.

Podían oír los sonidos de la batalla que aún continuaba en toda la


planta baja de la mansión: un grito ahogado, el estruendo de una
colisión de armas de metal, los agudos ladridos de la Manada.
Asintiendo a Stefan, Meredith levantó su bastón, una vez más, y se
fueron juntos directo a la lucha.

Se movieron rápido y silenciosamente a través del museo. Un


vampiro se acercó a Meredith y ella esquivó el golpe, barriendo con sus
pies por debajo de él con una patada. Antes de que el vampiro golpeara
el suelo, Stefan ya le había arrancado la cabeza.

Es como un baile, pensó Meredith, medio aturdida. Algo de la fluida


interacción entre ella y Stefan, el movimiento de las armas y los golpes
de sus miembros, funcionaban como las mejores parejas de baile. No
necesitaban hablar, podían sentir sus movimientos casi antes de que
ocurrieran.

Tres vampiros corrían por el pasillo en frente de ellos, Darlene en


implacable persecución mientras apretaba el gatillo de su lanzallamas.
Un chorro de fuego atrapó a uno de los vampiros, que dio un alto y gritó
de terror cuando se quemó.

Alex estaba a mitad de las escaleras, tres vampiros lo rodeaban, pero


tenía una feroz sonrisa en su rostro y una moderna espada en la mano
-incluso en medio de la batalla, Meredith no pudo evitar estar
sorprendida por eso- moviéndose tan rápido que era poco más que un
destello de metal.

Pasaron junto a una sala de estar acordonada, donde Tristan estaba


desgarrando la garganta de un vampiro, el pelaje de su hocico estaba
manchado

No había señales de un vampiro con los ojos amarillos.

Por fin, Meredith y Stefan llegaron a un comedor abandonado


diseñado como para un banquete de vacaciones. La plata y el cristal
brillaban, y un cerdo falso, brillante por el barniz, estaba ubicado en el
lugar de honor de la mesa. Ésta fue la primera habitación a la que
Meredith había llegado en donde las paredes no estaban salpicadas de
sangre: el papel tapiz estaba limpiamente trazado en victorianas y
flores.

Stefan se puso tenso, escuchando un sonido que Meredith no pudo


entender, y se giró hacia la puerta, pero eran sólo Jack y Trinity, con
salpicaduras de sangre, aunque aparentemente ilesos. Zander y Shay,
en forma de lobo, sobresalían por una puerta en el otro extremo de la
habitación. También estaban ensangrentados y Zander cojeaba, pero
sus colas estaban en alto en señal de triunfo.

—Pasamos por las habitaciones de arriba, pero no encontramos


ninguna señal de Solomon —dijo Jack, frotando una mano por su
rostro cansado y embadurnando más sangre en su mejilla—. Creo que
tenemos que decir que ha desaparecido de nuevo. A pesar de que
Andrés pensaba que estaba aquí.

Trinity se apoyó contra la pared, su generalmente alegre rostro, ahora


sombrío.

—Tal vez fue un truco todo el tiempo —dijo—. A él le gusta burlarse


de nosotros. Encontrarlo así parecía demasiado fácil.
Los hombros de Meredith se desplomaron. ¿Realmente habían
luchado tan duro para nada? Stefan estaba agarrando el machete con
tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos por la tensión.

—No —dijo, casi ahogándose con su rabia—. No es aceptable.


Tenemos que acabar con esto.

—Tal vez podamos —una voz despreocupada y cultivada interrumpió


desde la puerta. Meredith trató de girarse, trató de levantar su bastón,
pero de repente se encontró con que no podía moverse.

Pasos lentos y deliberados cruzaron el suelo detrás de ella. La


habitación se había vuelto muy fría.

Hubo una oleada de Poder y Zander se estrelló contra la pared, sus


patas arañaban inútilmente, sus largas garras arañaban el suelo. La ola
de Poder lanzó a Shay por la ventana, rompiendo el cristal tan pronto
como su cuerpo de grueso pelaje se estrelló en él.

Corrientes heladas comenzaban a formarse en el cabello de Meredith,


Solomon finalmente entró en su campo de visión. Era guapo de una
manera dura, alto, todos sus músculos delgados y elegantes, su
movimiento intencional, vestido sencillamente con pantalones vaqueros
y una camisa. Su cabello rojizo le caía a la nuca y sus rasgos
claramente esculpidos. Podría pasar por un ser humano en la calle.

Le echó un vistazo a Meredith mientras pasaba y fue lanzada hacia


atrás como si hubiera sido empujada, golpeando su cabeza contra la
pared, sus dientes chirriaron con el impacto.

—Stefan —Solomon se detuvo para mirar el rostro del joven vampiro.


Sonaba complacido—. Sabía que me encontrarías —levantó una mano y
tocó el rostro de Stefan suavemente. La sangre comenzó a correr por la
nariz de Stefan, cubriendo su barbilla y el cuello. Solomon lo observó
por unos momentos, y luego hizo un sonido suave, disgustado y se
alejó.

Un momento después, estaba mirando el rostro de Meredith. Sus ojos


eran casi dorados, ella los vio brillantes y con malicia.

—Meredith —dijo Solomon, como si la conociera—. Deseaba


conocerte —la miró con atención, y ella se sentía cada vez más y más
helada. Algo se tensó en su cabeza y, con un fuerte chasquido, una ola
de calor le recorrió el rostro -sangre, supuso, igual que Stefan—. Oh, no
—dijo, suspirando, e hizo una mueca de disgusto—. Es una pena —se
trasladó a Trinity y a Jack, cruzando la habitación. La tensión dolorosa
en la cabeza de Meredith se alivió un poco, pero no del todo.

Trinity parecía como si la hubieran atrapado a punto de hablar, su


boca estaba entreabierta. Estaba tan inmóvil como un maniquí. Junto a
ella, la ventana estaba plateada con escarcha. Meredith estaba helada.

—¡Jack! —Solomon miró con deleite el rostro del cazador—. Has


estado buscándome durante mucho tiempo, ¿no es así? —Meredith se
preguntó qué les estaba haciendo el Antiguo, por qué estaba jugando
con ellos. Se acordó de las rondas que hacía en la recepción de su boda:
saludar a todos, hacer una pequeña charla.

Ella no podía ver el rostro de Solomon, pero pensó que lo estuviera


haciéndole a Jack sería lo mismo que les hizo a ella y a Stefan,
esperaba ver que por el rostro de Jack corría sangre. En cambio,
escuchó reír a Solomon, un sonido repentino de sorpresa.

—Oh —dijo—. No, no vas a hacer nada.

Solomon se movió de nuevo y Meredith vio que Jack no estaba


sangrando después de todo. Sin embargo, había una fina capa de
escarcha sobre él y sus ojos parecían furiosos.

—Hola, Trinity —dijo Solomon, y había una nueva nota en su voz,


casi... reflexiva. Su mano se posó sobre el hombro de Trinity, sus largos
dedos le recorrían la clavícula—. Eres fuerte. Y alta, me gustan las
altas. Tal vez tú valgas la pena —el frío en la habitación se intensificó
considerablemente, y Meredith sintió como si su piel, incapaz de
temblar, pudiera agrietarse como el vidrio en las ventanas de Elena.

—Tal vez —dijo Solomon nuevo, sonando complacido. Meredith no


podía ver lo que estaba haciéndole a Trinity -su cuerpo estaba
bloqueando su visión de sus manos, pero estaban en el rostro de
Trinity. Luego dio un paso atrás y Meredith se sintió aliviada: la chica
se mantuvo sin cambios y con la boca todavía congelada en estado de
shock.

Pero Meredith se vio horrorizada cuando un hilo de sangre comenzó a


salir de la boca abierta de Trinity, caía del mentón hasta el suelo. Un
momento después, la sangre comenzaba a salirle de su nariz como un
goteo de lágrimas de sus ojos. Demasiada sangre, mucho más de la que
había salido de Stefan y de Meredith. Solomon ladeó su cabeza,
mirando de cerca la de Trinity, su lengua se deslizaba por sus labios.
Su cabello comenzaba a alborotarse cuando la sangre comenzó a salirle
de sus orejas.
—Preciosa —dijo Solomon, su voz era un cálido ronroneo—. Me gusta
esto.

No, no, no, pensó Meredith frenéticamente. ¡Tengo que hacer algo! La
sangre comenzaba a congelarse en el rostro de Trinity, su nariz
comenzaba acumular un hielo de color rojo oscuro. Ella todavía estaba
inmóvil, pero ahora ya no se escuchaba ningún ruido de asfixia
proveniente de ella. Solomon se inclinó hacia adelante, con malicia.
¡Ayuda! pensó Meredith, todavía incapaz de moverse.

Cerca de la ventana, algo cambió.

Meredith se quedó perpleja al ver que el papel tapiz comenzaba a


retorcerse, alargándose a través de la pared. ¿Acaso se estaba volviendo
loca? De repente, el papel tapiz seguía retorciéndose, el estampado de
flores se expandió como tentáculos llegando hasta la alfombra y siguió
extendiéndose.

La habitación se estaba calentando. La sangre en el rostro de Trinity


se estaba derritiendo y comenzaba a fluir de nuevo.

Andrés -pensó. Debe ser Andrés. Él tenía poder sobre la vida y las
cosas que crecen, por lo que el calor y el movimiento deben ser a causa
de él.

Solomon se centraba en Trinity, no parecía darse cuenta del papel


tapiz. Una liana atravesó la mesa, empujando el cerdito falso con un
chirrido, y Meredith contuvo el aliento. Lo que sea que estuviera
sucediendo, necesitaban que Solomon no lo descubriera.

Espera un momento, notó ella -contuvo el aliento. Anteriormente,


Solomon la había congelado en su espacio, tomando el poder de su
propio cuerpo, su Influencia estaba desapareciendo. Con cuidado,
flexionó sus músculos, y sus dedos se cerraron lentamente en su
bastón. No podía mover los brazos, todavía no, pero parpadeó y cambió
su mirada hacia Stefan. Él se enderezó y miró a Solomon, todo su
cuerpo se tensó.

Una liana se enredó en el tobillo de Solomon. Con un gruñido, él se


apartó, cortando así su concentración en Trinity. Otra gruesa liana se
sujetó a su cintura, y él gruñó, rasgándola.

En ese momento, Stefan atacó. Dio un salto hacia al frente y,


levantando su machete sobre su cabeza -su filo estaba cubierto con la
sangre de Elena-, golpeó hacia abajo para hacer un corte limpio desde
el cráneo hasta el torso de Solomon.
Por un instante, Solomon se mantuvo unido, una línea de sangre
corría hacia abajo desde su frente hasta su cintura. Luego, con un
silencio repugnante, su cuerpo cayó en dos piezas limpias sobre el
suelo.

Todo estaba muy tranquilo.

El control de Solomon sobre ella se desvaneció con un chasquido


repentino. Temblando, Meredith dio una larga y temblorosa inhalación,
y todo lo demás parecía enfocado.

Stefan estaba respirando con dificultad, sus ojos grandes y oscuros,


sus colmillos extendidos. Meredith corrió a su lado y empezó a patear
las secciones separadas del cuerpo de Solomon, por si tenía algún poder
regenerativo.

—Lo hicimos —empezó a decir— nosotros... —pero fue interrumpida


cuando Trinity se derrumbó detrás de ella, su cuerpo temblaba en
repentinas y aterradoras convulsiones.

Jack corrió y se arrodilló junto a su compañera de caza.

—Todavía está sangrando —dijo con urgencia, sus manos


moviéndose con cuidado sobre ella.

Las puertas en ambos extremos de la sala se abrieron de golpe


mientras los otros comenzaron a caer.

—Estábamos congelados en el salón de arriba —explicó Darlene,


entonces jadeó al ver a Trinity—. ¡Oh, Dios mío!

Corrió a arrodillarse en el otro lado de la chica. Alex y Roy la


siguieron, con rostros sorprendidos. Shay trepó por la ventana, se
transformó en una chica y maldecía, su rostro y brazos estaban
marcados con pequeños cortes.

Hubo un golpeteo de botas en la sala y Matt se abrió paso entre una


multitud de hombres lobo, con una ballesta colgando de una mano y
tirando de Andrés con la otra.

—Andrés lo hizo —anunció—. Acaba de sacar fuerza vital de ese


jardín y lo envió directo aquí. Toda la imagen de lo que estaba pasando
estaba colgando delante de nosotros como una especie de visión o algo
parecido. Nunca vi nada igual —Andrés asintió, con aspecto agotado,
pero triunfante.
Las sonrisas se desvanecieron de sus rostros al ver el cuerpo de
Trinity, ahora terriblemente inmóvil, tumbado rodeado de sus amigos.

—¿Ella está...? —preguntó Matt, con voz temblorosa.

Zander se puso en pie, pasando de lobo a hombre, en un solo


movimiento.

—Tenemos que llevarla a un hospital —dijo, asintiendo a su


Manada—. Jared, Dan, encuentren algo que se pueda utilizar como una
camilla —los dos asintieron y comenzaron a subir, pero Jack dio un
paso adelante, moviendo la cabeza con firmeza.

—Detente —dijo—. No la podemos llevar a un hospital así como está.


No creo que sea de ayuda. Lo que sea que le hizo Solomon le hizo, no la
pueden curar. Y esas son lesiones imposibles. Habrá muchas preguntas
—él y Zander se miraron el uno al otro, ambos con determinación
férrea.

—No podemos dejarla morir —Roy protestó, con una nota de


desesperación en su voz.

—Nadie va a morir —dijo Stefan en voz baja. Había sangre corriendo


por su cabello y salpicada por su rostro por el golpe mortal que le había
dado a Solomon, pero su voz estaba tan llena de autoridad que Jack y
Zander, cada uno líder en su propio grupo, se giraron para escuchar—.
La llevaremos a mi apartamento —se mordió rápidamente la muñeca y
la acercó a la boca abierta de Trinity, frotando su cuello con la otra
mano para obligarla a la chica inconsciente a tragar—. Mi sangre le
ayudará por ahora. Sólo espero que sea suficiente.

Ambos, Zander y Jack, asintieron. Con el gesto, Daniel y Jared se


fueron a despejar la mesa, tomando el mantel para ponerlo
cuidadosamente debajo de Trinity. La chica gimió de dolor, su cabeza
giraba sin cesar de un lado a otro mientras trataban de moverla, sus
ojos se movían frenéticamente bajo sus párpados. Meredith no estaba
segura de si era una buena o mala señal que Trinity no despertara.

Se abrió paso entre la multitud de cazadores y hombres lobo hacia


Matt y Andrés.

—¿Estás bien? —le preguntó en voz baja. Matt tenía el ceño fruncido,
la mirada fija en Trinity, pero sus ojos eran distantes, como si estuviera
pensando mucho. Andrés se apoyó en él, mirando vacilante y
desorientado.
—Sí —dijo Matt, parpadeando—. Sí, estoy bien. Sin embargo, tengo
algo que hacer. ¿Puedes ayudar a Andrés? Tanto poder le afectó.
Apenas puede ponerse de pie —con cuidado, cambió el peso de Andrés
sobre el hombro de Meredith.

El Guardián era más pesado de lo que imaginaba. Estaba


prácticamente dormido, era un peso muerto. Matt le dio una sonrisa
breve y distraída, y luego se deslizó a través de la multitud y se marchó.

—¿Todo bien por allí, Andrés? —preguntó Meredith, dándole un


empujoncito para ponerlo en una posición más cómoda y deslizando su
brazo alrededor de él—. ¿Qué crees que Matt esté haciendo, irse ahora?

En realidad, ella no esperaba una respuesta, pero Andrés le sonrió.

—Matt está luchando con su conciencia —murmuró—. Está entre la


espada y la pared, creo que así se dice...

Meredith se apretó contra él.

—¿Qué quieres decir? —pero el guardián sólo dijo suavemente umm,


su mirada vaga por el agotamiento. Sus negras y gruesas pestañas
revoloteaban contra las sombras bajo sus ojos.

Estaban listos para mover a Trinity ahora, los hombres lobo la


cargaron con cuidado, Jack y Stefan se situaron al par de la camilla
improvisada. Jack sostenía la mano de Trinity. Al salir, echó una rápida
mirada por la habitación.

—¿Puedes encargarte de este lugar? —le preguntó a Darlene.

Meredith miró alrededor de la habitación: el piso estaba cubierto de


sangre y un acto sangriento, las ventanas rotas, el cuerpo de Solomon
en pedazos, cadáveres de vampiros dispersos por los pasillos. El agua
corría en largas manchas sucias de sangre a través del papel tapiz. Las
mágicas lianas de Andrés, ya marchitadas, se cruzaban por el suelo.
Incluso el cerdito estaba estrellado. No había manera de que pudieran
dejar el museo así para que los inocentes conservadores lo encuentren
en la mañana.

—¿A qué se refiere con encargarte de esto? —le preguntó a Darlene.

La mujer sonrió forzadamente, el lanzallamas colgaba de su mano.

—Él se refiere a quemar lo del suelo —dijo—. ¿Quieres ayudarme a


encontrar un poco de gasolina?
#TVD11SaveTrinity
Capítulo 17 Traducido por 3lik@
Corregido por zipzap744

Trinity gimió y retorció su cabeza contra la almohada, tratando de


levantarse. Bajó sus párpados, sus ojos se movían rápidamente. Ella
todavía estaba en una constante lucha.

Estás a salvo Elena murmuró, tratando de calmarla. Te


tenemos . Le acarició con cuidado el cabello de Trinity, retirándolo de
la frente, y la chica se calmó un poco, gimiendo. Estaba terriblemente
pálida. Le tomará un poco de tiempo sanar dijo Elena con
nerviosismo, mirando a Stefan.

Lo sé . Stefan se pasó los dedos inconscientemente a través de la


muñeca en la que había alimentado a Trinity. Pero darle más sangre
no es seguro . Ella prefería morir antes de convertirse en un vampiro,
como cualquier cazador.

La respiración de Elena se atrapó en su garganta. Stefan pensó en


Trinity; la divertida, dulce-temperamental de Trinity, que había
discutido con ella y simpatizado sobre la muerte de Sammy. Elena no
quería creerlo, pero Trinity se veía tan pequeña e indefensa tendida allí,
atrapada en su lucha inconsciente.

Jack asintió con la cabeza, con los ojos fijos en su joven compañera
de equipo. Su cabello y ropa estaban salpicados con sangre y su rostro
lucía agotado, pero aun así no se apartaba de Trinity. Todo lo que
podemos hacer es velar por ella dijo en voz baja. Al menos hemos
acabado con Salomón .

Stefan asintió. Todo fue gracias a Andrés dijo. Sin él, no la


hubiéramos tenido fácil.

Andrés se desplomó en una silla en la esquina de la habitación,


quedándose completamente dormido. Elena podía entenderlo. Él sonaba
como si hubiera canalizado tanto poder que lo dejo fuera
temporalmente.

Todo el mundo luchó duro dijo Meredith con una breve sonrisa y
con manchas sangre seca en su rostro. Y hemos ganado .
Salomón estaba muerto Elena recordó. Con toda la preocupación
sobre Trinity, realmente no lo había procesado. No se sentía como que
habían ganado.

Vislumbrando su propio reflejo en la ventana, ella vio a una pálida


niña de grandes ojos, que se parecía a la víctima en un oscuro cuento
de hadas, no era la princesa feliz. Estaba nerviosa y ansiosa, como si
hubiera algún tipo de condena que pendía sobre su cabeza. Como si
todavía hubiera algo terrible por ahí en la oscuridad.

Stefan le había dicho a Elena que Salomón era el mismo hombre que
pasó junto a ella fuera del bar hace poco, con sus ojos de color verde
amarillo. Se estremeció al pensar que él la había tocado, y se dio cuenta
de lo cerca que tuvo a la muerte en ese momento. Estoy siendo ridícula
se dijo. Todo va a estar bien, siempre y cuando Trinity sobreviva.

Trinity se movió en la cama y dio un suave gemido, y Elena se vio


obligada a prestarle atención a la chica herida.

El apartamento estaba lleno, pero estaba muy tranquilo, excepto por


el arrastre de pies en la sala como los de todos: los cazadores, hombres
lobo, amigos de Elena, que hicieron una parada, uno tras otro, para
contemplar a Trinity mientras luchaba por su vida. Todos resultaron
heridos en distintos grados, con cojera, contusiones y cortes, pero nadie
resultó herido tan gravemente como Trinity. Su cabello se extendía
sobre la almohada, y sus pestañas lucían oscuras contra la palidez de
su rostro. Ella respiraba lento y superficial. Elena se dio cuenta de que
ella estaba respirando al compás de Trinity, tratando de que el aliento
de su amiga se hiciera más fuerte por pura fuerza de voluntad. Pero
hubo una persona que ella no había visto. ¿Dónde está Matt? Le
preguntó a Meredith.

Me dijo que tenía algo que hacer Meredith le aseguró. Estoy


segura de que estará aquí pronto.

Elena asintió. La tensión todavía se cernía sobre ella, sobre todos


ellos. Trinity se equilibraba entre la vida y la muerte ahora, todos lo
sabían, y lo único que podían hacer era esperar.

***

Matt borró ferozmente la sangre en su rostro con una toallita húmeda


que había encontrado en la guantera de su coche. Reconociendo su
propia mirada en el espejo retrovisor, confuso y desesperado, apartó la
mirada de frustración.
Si entra en el hospital con sangre en su camisa y en su cabello,
harán que sea arrestado o trataran de operarlo.

Tal vez había algo en su camioneta. Encorvando los hombros para


que nadie en el estacionamiento del hospital se diera cuenta de que
estaba cubierto de sangre, agarró una sudadera con capucha gris sucia
y se la puso sobre su cabeza.

La sala de urgencias estaba iluminada, tan brillantemente iluminada


que lastimó sus ojos por un momento. Se tambaleó, parpadeando con
rapidez para ajustarse, y miró alrededor. Antes de que pudiera llegar a
la enfermera detrás del mostrador, la voz de Jasmine sonó detrás de él.
¿Matt? ¿Qué está pasando?

Él se giró y la vio allí de pie, fresca y competente en su bata blanca,


todo lo contrario a lo que él sentía en estos momentos. Al ver su rostro,
sus ojos se abrieron y ella lo tiró a un lado de la habitación. ¿Qué es?
Preguntó ella con urgencia. ¿Qué ha pasado?

Matt se lamió los labios nerviosamente. Es más durante el viaje, todo


lo que había sido capaz de pensar era: Busca a Jasmine. Ella puede
ayudar a Trinity. Necesitas a Jasmine. Ella podría ayudar, él sabía que
sí. Pero no sabía qué decir ahora.

Por favor logró decir, con la voz quebrada. Por favor, tenemos
que darnos prisa.

Jasmine frunció el ceño y miró hacia la recepción, y Matt se inclinó


para bloquear su visión. No dijo. No podemos hacer esto aquí.
Habrá muchas preguntas. Tienes que venir conmigo ahora.

Toma aire y dime qué está pasando dijo tranquilamente Jasmine.


Entonces ella le echó un vistazo, y sus ojos se abrieron. Tienes sangre
en el rostro . Extendió la mano para tocarlo, claramente preocupada.
¿Estas herido?

No es mía Matt respiró hondo, sintiendo como si estuviera


lanzándose de un acantilado sobre aguas oscuras. Si lo hacía, no
habría vuelta atrás. Pero tenía que hacerlo. La vida de Trinity estaba en
juego. Por favor, confía en mí. Te lo explicaré de camino. Los vampiros
son reales. La magia es real. Una amiga está herida, y no pudimos
traerla aquí.

Los ojos de Jasmine volaron hacia el mostrador de nuevo, y hacia el


guardia de seguridad al lado de él. ¡Por favor! Matt dijo
desesperadamente. Necesito tu ayuda.
Miró suplicante a Jasmine y le tomó de la mano, tratando de tirar
todo el amor que sentía por ella en una sola mirada, tratando de
recordarle cómo ella confiaba en él. Era mucho pedir. Pero incluso si
ella pensaba que estaba teniendo un shock psicótico, pero no le
importaba, siempre y cuando él consiguiera que ella fuera a ayudar a
Trinity. Ella necesitaba a un médico.

Jasmine miró dubitativamente entre él y el guardia de seguridad, y


finalmente suspiró y sus ojos se suavizaron. Voy a decirle a mi
supervisor me tengo que salir por razones personales, e iré dijo. Pero
después, Matt, si te pido que regreses al hospital conmigo, lo harás.

Matt le dio un abrazo, aferrándose a ella, respirando su olor,


normalidad y cordura eso significaba ella para él. Te espero en la
entrada dijo. Lleva tu botiquín médico si puedes. Y por favor date
prisa.
Capítulo 18 Traducido por 3lik@
Corregido por MewHiine

Nada mataba a estos vampiros.

Damon agarró a uno por el cuello y hundió una estaca en su corazón.


Su oponente cayó, pero en vez de morir como debe tener que hacerlo, él
simplemente sacó la estaca de su pecho, trepó otra vez sobre sus pies, y
se lanzó hacia Damon de nuevo. ¿Qué de—? Antes de que el extraño
vampiro pudiera acercarse lo suficiente, Katherine lo agarró por detrás
y le rompió el cuello.

El vampiro cayó como una piedra, por ahora, Damon sabía que era
sólo temporal. Romper sus cuellos solo mantiene a estos vampiros fuera
de servicio por más tiempo que cualquier otra cosa lo hubiese hecho,
pero no era permanente. Damon sabía por experiencia que tenían una
media hora antes de que el vampiro estuviera de pie para pelear de
nuevo.

Él miró hacia abajo en el círculo de vampiros incapacitados


temporalmente a su alrededor. —¿Qué demonios? — Gruñó, pateando a
uno de ellos. —Las estacas no los matan, romper sus cuellos no los
matan, es imposible decapitarlos o arrancarles el corazón cuando ellos
pueden caminar en la luz del día, y al parecer no están afectados por la
tierra santa. — Hizo un gesto en torno a la iglesia ortodoxa rusa estilo
barroco en la que estaban parados. Algunos vampiros más viejos
todavía rechazan ir a tierra santa, y ha valido la pena intentarlo. —
¿Cómo se supone que vamos a matarlos?

—Ya encontraremos algo— dijo Katherine irritada. —Vamos a


registrar los cuerpos mientras estén inconscientes. — Ella se ve
cansada—pensó Damon, sus hermosos ojos lapislázuli se veían
hundidos y la piel ligeramente pálida casi grisácea. Ella no estaba
alimentándose lo suficiente, lo sabía, y ella todavía lo dejaba
alimentarse de ella.

Damon utilizando la punta de su muy fina pero ahora, para su mal


gusto, muy dañada bota para darle la vuelta al vampiro más cercano a
él, un hombre de Asia oriental con el cabello corto y oscuro. —Nada que
valga la pena aquí, —dijo, revisando los bolsillos del vampiro caído. —
Solo unas pocas monedas.

—Algunos bolsillos están vacíos, — informó Katherine, inclinándose


sobre otro en el extremo de la habitación.

—Éste parece un campesino—. Damon miró con altivez al siguiente


vampiro inconsciente, que estaba vestido con vaqueros rotos y una
camiseta manchada. —Pésimo gusto para vestir—. Muerto de hambre y
luchando para vivir lo hacía ponerse más irritable que de costumbre.

—Nos hemos vuelto más exigentes cuando nos topamos con la gente
en estos días—Katherine olfateó. —Tú y Stefan son los únicos que he
convertido en siglos.

—Sin embargo, has convertido algunos estos últimos años ¿no es


así?—Damon preguntó distraídamente. ¿Hay algo en el bolsillo del
campesino? Sus dedos se cerraron en un pedazo rectángulo de cartón, y
lo sacó. Una tarjeta de presentación. No había ningún número de
teléfono o dirección u otro tipo de información, realmente. Sólo el
nombre de una compañía ―Lifetime Solutions‖ y una figura de un ocho
estilizada en negro y blanco. —¿Es un símbolo de infinito?—Preguntó
en voz alta. —Katherine, aquí.

Al mirar hacia arriba, hubo una oleada repentina de movimiento, y


Katherine hizo un sonido alto de asfixia, con sus ojos sorprendidos de
par en par. Había una estaca de madera clavada en su pecho.

Uno de los vampiros que yacía inconsciente la había sorprendido por


detrás, en completo silencio, atacando a Katherine. Katherine miró a
Damon por un largo momento, sus labios se abrieron con sorpresa. Y
entonces cayó.

Horrorizado, Damon voló por la habitación con la suficiente rapidez


para atraparla antes de que cayera al suelo.

Sosteniendo a Katherine cuidadosamente en el hueco de su brazo, le


rompió el cuello al vampiro de nuevo antes de que pudiera estacarlo
también. El extraño vampiro cayó al suelo con un ruido sordo cuando
Damon giró su atención a Katherine.

—No, cariño, quédate conmigo—le rogó, el shock se apoderó de él.


Sacó la estaca de su pecho, pero él se dio cuenta de que era demasiado
tarde. Sus hermosos ojos azules estaban vidriosos mientras los
observaba. El tiempo llegó a su fin, Damon recordó los viajes y los
caminos recorridos junto a Katherine. Desde sus días como ser
humano, cuando él la amó con todo su corazón, hasta ahora, cuando se
convirtieron en compañeros, incluso amigos. Egoísta, rencorosa, a veces
encantadora, nunca aburrida.

Su Katherine.

—Damon—, suspiró ella, sólo un susurro. Su pecho apretado por el


dolor, Damon vio como la vida en los ojos de Katherine se desvanecía, y
ella se fue poniendo más pesada y aún en sus brazos.

Él la abrazó por un momento, y luego lentamente la bajó al suelo,


acariciando su mejilla a modo de disculpa en silencio. Sus ojos se
sentían calientes. Él amaba a Katherine, y luego la odió. Había muerto y
asesinado por ella, y la vio morir una vez. Últimamente, ella había sido
su amiga. Su mente seguía recordándole eso. No tenía muchos amigos.
Él nunca los tuvo. —Lo siento, Katherine—le susurró.

Se arrodilló, mirando su cuerpo, eso le parecía dolorosamente


pequeño y aún así en el suelo de la iglesia. Ella siempre será importante
para él, su creador, su primer amor. —Pagaran por esto—juró
solemnemente. —Voy a encontrar la manera de acabar con ellos. Lo
prometo.

Uno de los vampiros en el suelo se movió, y Damon se anticipo a


agarrar la estaca en su mano y se la travesó en el pecho. Eso no
mataría al vampiro, Damon lo sabía, pero lo mantendría quieto por
unos minutos más. Ellos se estaban recuperando más rápido que las
primeras veces en que él y Katherine los habían combatido. Eso sí era
maravillo, él se dio cuenta, pensando con amargura, ahora que estaba
solo.

Solo. Damon pensó brevemente en su hermano, y la cólera que le


quemaba por dentro. Damon le había pedido a Stefan que viniera. Si él
hubiera estado aquí, no los habrían superado en número, y tal vez
Katherine no habría muerto.

Era hora de irse. Damon se puso de pie y recogió a Katherine en sus


brazos, acunando su cabeza cuidadosamente con una mano para
sostenerla contra su hombro, su cabello suave bajo sus dedos. Ella
estaba tan radiante como el primer día en que la conoció, cuando se
bajo del carruaje de su padre. La miró tímidamente a través de sus
oscuras pestañas, y su corazón se aceleró, lleno de emociones que
apenas entendía. Eran sólo unos niños entonces.

Él iba acabar con esos extraños vampiros, casi imposibles de matar,


no importaba cómo. Cuando Damon se abrió paso a través de las
puertas dobles frontales, sus pasos resonaron en el gran espacio vacío
de la iglesia, sintió la tarjeta de presentación en su bolsillo. Lifetime
Solutions. Será un buen lugar para empezar.

#TVD11FarewellKatherine

***

En el balcón del apartamento, Stefan cerró los ojos por un momento.


Era casi de mañana, y estaba cansado. Ahora con Salomón muerto,
Elena estaba a salvo. Se preguntó cuánto tiempo tardaría para que eso
realmente le afectara, sentía una profunda ansiedad lo comía por
dentro.

Una fresca brisa matutina le rozó su mejilla, y por un momento, la


sintió como una mano. Dejando un fresco aroma con él, el olor de las
rosas de damasco. Stefan frunció el ceño.

De vuelta al pasado, cuando estaba vivo, Katherine había olido así.


Ella solía bañarse en agua de rosas. Hacía mucho tiempo que no había
sentido ese olor ese no era el tipo de perfume que llevaba una mujer
moderna.

Adiós, Stefan. No sabía si realmente había escuchado esas palabras,


pero de repente estaban en su mente. La voz de Katherine. En un
instante él supo lo que pasó, y su pecho se apretó con dolor. Katherine
estaba muerta. Ella fue su enemiga los últimos años en que la había
visto, pero en otros la había amado.

Eliminó ese pensamiento. Estoy cansado y algo enfermizo—se dijo,


pero algo en su interior sabía que era verdad. Tenía que llamar a
Damon para asegurarse de que estaba bien.

Entrando en el salón de la terraza, Stefan casi tropezó con Jasmine,


quien se encogió hacia atrás. —Lo siento, oh, lo siento—dijo ella, sin
aliento.

Stefan se apartó deliberadamente de ella, con las manos levantadas


en lo que esperaba fuera un gesto no amenazador. —No, discúlpeme—
dijo. Anteriormente, Matt hizo que Stefan le mostrara a Jasmine sus
colmillos y su velocidad para convencerla de que él era un vampiro, ella
lidió con todo esto sorprendentemente bien. Matt siguió a Jasmine
adentro del dormitorio y le puso una mano tranquilizadora en el
hombro.
Elena, Jack, y Meredith, que hablaban en voz baja en el sofá, se
pusieron de pie ante la llegada de Jasmine.

— ¿Cómo está?— Preguntó Elena.

Jasmine sonrió con cansancio. —Trinity está estable—dijo. —Le


suministre un poco de solución salina para evitar que se deshidrate, y
ácido tranexámico para detener la hemorragia. Dejaré algunos
antibióticos contigo, deberá tomarlos dos veces al día por una semana y
media, pero creo que estará bien—. Sus ojos parpadeaban
dubitativamente en torno a Stefan. —Lo lo que le dio, la sangre, le
ayudó a sanar. No creo que ella estaría viva sin ella.

Jack le dio una palmada en el hombro a Stefan y Elena echó los


brazos alrededor de Jasmine. —Gracias— dijo. —Muchas gracias—.
Matt sonrió y abrazó a Jasmine, también, y luego Meredith se les unió,
los cuatro se rieron, aliviados.

Stefan sonrió, manteniendo su distancia, pero una gran ola de


gratitud se apoderó de él. Si Trinity vivía, si se recuperaba, entonces
vendrían a través este asombroso indemne.

Después de un poco de charla, todos ellos prometieron ayudar con el


cuidado de Trinity, se asegurarían de que guardara reposo y que tome
todos sus medicamentos, Matt y Jasmine se dirigieron a la puerta. —
Jasmine trabajará mañana de nuevo en la sala de emergencias—dijo
Matt. —Será mejor que duerma todo lo que pueda. Meredith, ¿quieres
que te lleve?

Meredith asintió. —Deja que busque mis cosas—dijo. —Están en el


dormitorio—. Se llevó un dedo a los labios. —No voy a despertarla, lo
prometo. Los cazadores pueden ser tan silenciosos como los gatos.

Jasmine apoyó la cabeza en el hombro de Matt mientras esperaban.


Jack se dirigió a la cocina. —Les diré a los demás—, lanzó por encima
del hombro.

Solo por un momento, Stefan tuvo la oportunidad de tirar de Elena a


un lado, para decirle sobre el extraño momento en el balcón. —Cuando
estaba fuera...— empezó a decir.

Pero antes de que pudiera continuar, con unos pasos marcados en el


pasillo Meredith estalló de nuevo en la sala de estar, con su piel oliva
anormalmente pálida. —¡Trinity se ha ido!
Capítulo 19 Traducido por Melusanti
Corregido por MewHiine

—La encontraremos. La encontraremos—Dijo Matt, empujando el pie


en el acelerador. No estaba seguro de a quién estaba tratando de
convencer, a Jasmine o a él mismo, pero incluso él podía oír la
incertidumbre en su voz. ¿Cómo podría alguien haber llegado a Trinity?
Ella sólo había sido desatendida durante un par de minutos a lo sumo.
No había ninguna señal de violencia en la habitación, Solo las mantas
empujadas hacia atrás, el goteo de la solución salina haciendo una
mancha de humedad en la cama vacía.

—No puedo entender como pudo haberse alejado. —Se estremeció


Jasmine —Ella estaba tan enferma. Seguía mirándome con esos ojos
amarillos mientras yo le daba las inyecciones. Dudo que incluso me
viera.

—No creo que ella se haya ido por su cuenta. —Dijo Matt con fuerza.
El sol estaba saliendo sobre el horizonte, deslumbrándolo, y él
entrecerró los ojos con fuerza en el camino de adelante. Entonces
registró la otra parte de lo que había dicho Jasmine, y sus manos
tiraron el volante.

— ¡Cuidado!—Gritó Jasmine, y Matt se desvió de nuevo a su propio


carril, con el corazón palpitante.

— ¿Qué quieres decir, con los ojos amarillos?—Preguntó él. —Trinity


tiene los ojos azules, estoy seguro de ello.

Sacudiendo su cabeza, Jasmine se abrazó a si misma —Todo esto es


muy extraño—Murmuró y cayó en silencio durante el resto del viaje a
casa.

Cuando llegaron al edificio de Jasmine, Matt aparcó y caminó hasta


la puerta de Jasmine. Ella se volvió hacia él, con la llave en su mano y
el corazón de él dio un vuelco. Había algo extraño en su rostro: una
mirada de terror y duda. Hice esto. Quería mantener todo esto alejado de
ella, así nunca tendría que verse de esta forma.
—Tinity va a estar bien. —Dijo él, balbuceando, desesperado por
sacar lejos esa mirada —Nos encontraremos mañana, todo estará bien.
No puede haber ido muy lejos. Y, sabes, ella va a estar bien, porque la
salvaste. No puedo…estoy tan agradecido contigo, no puedo decirte lo
mucho…

Pero Jasmine estaba sacudiendo la cabeza hacia atrás y adelante en


negación con un fuerte no no no —Matt…—Dijo ella.

—Te amo. —Dijo Matt rápidamente, hablando por encima de ella —


No siempre es así, te lo prometo. Y nosotros podemos enseñarte a
protegerte. —Matt le tendió una mano, tratando de tranquilizarla, pero
sus brazos estaban cruzados sobre su pecho.

Eso fue una cosa mala para decir, él lo supo cuando lo dijo. Los
labios de Jasmine se torcieron en una sonrisa irónica — ¿Se supone
que eso me haga sentir mejor?

La visión de Matt se tornó borrosa —Te amo. —Dijo de nuevo, oyendo


la nota plana de la desesperación en su voz. El siempre perdía todo. A
todo el mundo.

Los ojos de Jasmine brillaban con lágrimas. Ella descruzó sus brazos
y extendió su mano para tomar la mano de Matt —Yo también te amo,
Matt. —Dijo ella, de manera constante. —Pero esto de demasiado
peligroso para los dos. —Ella frunció el ceño —Tal vez yo pueda
terminar mi residencia en otro lugar. Podríamos empezar de nuevo.

Matt dio un paso atrás —No puedo sólo irme, —dijo, —ellos son mis
amigos. Tenemos que encontrar a Trinity y averiguar…—Se
interrumpió. El rostro de Jasmine era miserable con anhelo, pero su
boca era una línea firme.

—Lo sé.—Dijo ella, sus dedos apretando los suyos como si no pudiera
soportar que el se apartara —Eres tan leal. Amo eso de ti.

—Así que… ¿Este es el final?—Preguntó él, temiendo lo que ella diría


a continuación. Sentía que se estaba secando en su interior,
marchitándose.

—Yo creo que es como tiene que ser.—Susurró Jasmine. Las lágrimas
corrían por sus mejillas y ella soltó su mano otra vez golpeándolas,
inhalando.

Una parte de Matt no estaba sorprendido, Durante todo este tiempo,


él había sabido que llegaría a esto…sus amigos, o Jasmine. No podía
tener ambas cosas. El amor no funcionaba APRA9 él. Agachó su cabeza,
mirando a sus zapatillas sucias —No quiero perderte. —Dijo en voz
baja—Pero no puedo cambiar lo que soy.

Hubo un sollozo ahogado de Jasmine, y luego sus labios se rozaron


ligeramente sobre la mejilla de él. Él no levantó la vista, sólo mantuvo
sus ojos fijos en los cordones destrozados de su zapatilla derecha,
desgarrada en el costado. Entonces ella se había ido, la puerta de su
edificio cerrándose detrás de ella.

Matt tocó el lugar donde Jasmine lo había besado, aferrándose a ello,


él último beso que ella le daría. El sol había salido por el horizonte
ahora, y todo parecía duro y frío y brillante.

Se dio la vuelta y se dirigió hacia el auto solo, el viento azotando


contra sus mejillas, donde todavía podía sentir el beso de Jasmine.

9
Capítulo 20 Traducido por Melusanti
Corregido por Karlix

La habitación del motel en la que Trinity había estado compartiendo


con Darlene no parecía tener ninguna pista inmediata. Era pequeña y
del tipo sucia. Apenas había espacio suficiente para todas ellos como
para entrar. Jack y Darlene estaban revolviendo las posesiones de
Trinity, mientras Stefan y Elena buscaban en los muebles por cualquier
cosa oculta. Zander y Shay estaban principalmente rondando la cocina,
sin duda en busca de pistas olfativas, Meredith, por si sola, estaba
examinando la colección de armas de Trinity.

Los otros estaban, en su mayoría, patrullando la ciudad y el bosque,


el paquete de narices afiladas tratando de desarraigar cualquier olor
que les pudiera llevar a Trinity. Matt no había aparecido todavía.
Probablemente estaba en camino de donde Jasmine ahora.

Esto es lo que se siente ser un cazador de viaje, pensó Meredith,


mirando a su alrededor. Ella y Stefan habían viajado en busca de Los
Antiguos, por supuesto, pero sólo por unos pocos días a la vez. Esta
habitación era diferente. Todo en ella, desde la ropa, resistente al
desgaste, de colores neutros hasta las armas cuidadosamente
conservadas, podrían ser embaladas en forma rápida y fácilmente en
una bolsa de lona. Estas eran las posesiones de una chica
constantemente en la carretera.

Meredith metió la mano en el bolso de armas y pasó el pulgar sobre el


tirador del machete de repuesto de Trinity. La empuñadura estaba
gastada por el uso.

―No creo que ella haya vuelto ―dijo Darlene, revolviendo con cuidado
a través de un cajón de la cómoda. Tenía la cara arrugada por la
preocupación―. Toda su ropa está aquí.

―Estos documentos sólo tienen que ver con la caza ―dijo Jack desde
el escritorio―. Nada que yo no tenga ¿Habrá vuelto con su familia, tu
que piensas? ¿Quizá estuviera confundida por la pérdida de sangre?
Darlene negó con la cabeza, con los ojos fijos en las escasas
pertenencias de Trinity. ―Sus padres murieron en un ataque vampiro
un par de años atrás. No hay nadie más.

Las manos de Stefan se detuvieron un momento en su cuidadoso


examen del espacio inferior del colchón de Trinity, donde estaba
sintiendo si había algo oculto. Fue el más pequeño estremecimiento,
pero Meredith lo vio. Ella sabía cuanto lo molestaban las muertes
humanas a manos de otros vampiros, incluso ahora, que él había
matado a tantos monstruos, salvando todas sus vidas muchas veces.
Stefan, pensó, nunca se había perdonado a si mismo por lo que era.

Elena le puso una mano en el hombro a Stefan y le dijo


distraídamente a Jack: ―Pensé que todos se habían conocido entre si
todas sus vidas.

―No Jack ―dijo Darlene―. Él nos contrató para esta caza de Atlanta,
aproximadamente hace un año. Hemos estado tras Solomon desde
entonces.

―Sin embargo, todos somos de familias de cazadores ―dijo Jack―. Y


eso es un vínculo que cruza fronteras estatales. ―Le sonrió a Meredith y
algo caliente se expandió en el pecho de ella ante la aceptación en los
ojos de él. Ella y Jack y Darlen, todos ellos eran cazadores.

Ella se levantó y subió la cremallera del bolso de armas de Trinity. No


contenía ninguna pista. ―Si sólo Bonnie estuviera aquí. Ella tiene un
gran hechizo de rastreo. Haré que Alaric la llame, y así ella pueda
hablar a través de él.

Stefan asintió. ―Esa es probablemente la mejor opción.

Darlene cerró el cajón de la cómoda. ―Supongo que deberíamos ir


―dijo, pero dudó, mirando alrededor de la habitación una vez más. Su
rostro estaba tenso por la ansiedad―. No sé dónde podría haber ido
―dijo en voz baja.

Zander se aclaró la garganta. Él y Shay se movían en la cocina y algo


en la forma en que estaban de pie hizo que, de repente, los pelos en el
dorso de los brazos de Meredith se levantaran.

―¿Estamos seguros de la muerte de Solomon? ―preguntó Zander,


sonando renuente, balanceándose sobre sus talones.

Stefan y Meredith se miraron el uno al otro.


―Todos lo vimos morir ―dijo Meredith perpleja―. Tú también lo viste.
Stefan lo redujo a la mitad.

―Espera ¿No lo hueles? ―preguntó Elena, horrorizada. Una de sus


manos se puso en frente de su pecho, como para evitar un golpe―.
Dijiste que todos los olores de aquí eran viejos ―protestó.

Shay se encogió de hombros. ―Aquí, sí.

Zander se paso de un pie al otro, luciendo incómodo y ansioso. ―Los


olores aquí son viejos, pero de vuelta en tu apartamento, Trinity no olía
muy bien. Es un poco difícil de explicar. Como si su olor y los olores de
Solomon estuvieran envueltos juntos. No me preocupé por ella antes,
pero todos estábamos centrados en cuan herida estaba ella, pero
ahora…

Él se frotó la parte de atrás de su cuello con una mano, y Meredith


contuvo un pequeño toque de molestia. Bonnie por lo general, actuaba
como traductor de Zander para el resto de sus amigos. Meredith,
realmente, no lo había notado hasta que Bonnie se marchó, que el chico
no era el mejor, comunicándose.

―Por supuesto, Trinity olía a Solomon ―dijo Meredith, tratando de


sonar paciente―. Él estaba tocándola en el Museo de Plantation. Y
cuando Stefan lo mató, su sangre estuvo toda en ella.

―No de esa manera ―dijo Zander, frunciendo el ceño―. Su olor no


estaba encima de ella, estaban todos mezclados juntos. Así no es como
funciona. ―Él miró a Shay y ella le dio un encogimiento de hombros,
como diciendo, esto es lo tuyo, no mío. Girándose a Stefan, él dijo:
―¿Hay alguna forma de que pudiera haber infectado a Trinity con algo?
Al igual que, ¿con algún aspecto de si mismo? ¿Pueden Los Antiguos
hacer eso?

Di no. Meredith miró a Stefan para tranquilizarse, pero él frunció el


ceño, inseguro. ―Los Antiguos tienen tantos poderes que otros vampiros
no tienen ―dijo lentamente―. Nunca he oído hablar de nada de eso,
pero podría ser verdad.

Jack sacudió la cabeza decididamente. ―He estado buscado a Los


Antiguos por un largo tiempo más que tú, Stefan, sin ofender. Ninguno
de ellos podría hacer eso.

Un destello de movimiento fuera de la ventana captó la mirada de


Meredith. ―Matt está aquí ―dijo. Abrió la puerta y Matt entró, con los
ojos enrojecidos y sin afeitar.
―¿Estas bien? ―preguntó Meredith. Todos estaban cansados y
preocupados, pero Matt parecía aún peor que el resto de ellos,
sorprendentemente pálido y sombrío debajo de su barba, su rostro era
casi papel blanco.

―Bien ―dijo Matt, pero sonaba distraído. Él miró a Stefan―. Escucha,


Jasmine dijo que los ojos de Trinity eran de color amarillo cuando la
estaba tratando. Yo no… ¿Qué crees que significa eso?

La piel de gallina se arrastro por la piel de Meredith. ―¿Posesión?


―dijo ella, su voz, extrañamente alta a sus propios oídos―. ¿Con los ojos
y el olor? ¿A pesar de que Solomon esté muerto?

Stefan frunció el ceño. ―Él estaba haciendo algo en Trinity, antes de


que nos las arregláramos para matarlo. Y la forma en que recorrió a
todos en la sala, como si nos estuviera poniendo a prueba. Podría haber
sido un hechizo, una especie de ritual de sangre.

Jack se levantó. La forma en que tiró sus hombros hacia atrás, su


peso equilibrado uniformemente entre sus pies, le recordó a Meredith
de como se había visto cuando estaban combatiendo. Pero el enemigo
no estaba aquí para luchar.

―¿Qué estas tratando de sugerir? ―preguntó.

Elena tragó. ―Él está diciendo que cuando Solomon estuvo en


peligro, podría haberse… movido al cuerpo de Trinity.

―Si eso fuera cierto ―dijo Stefan, pensando en voz alta―. Si


realmente posee a Trinity en este momento, entonces todo lo que hemos
hecho es hacer que se enoje más. Hacer que quiera venganza. ―Los
ojos de Stefan estaban fijos en Elena y Meredith sabía que él estaba en
mayor parte preocupado.

La propia boca de Elena, sin embargo, había quedado abierta en el


momento que Stefan dijo venganza. Miró a su alrededor al círculo de
rostros, sus ojos llenos de terror. ―¿Dónde está Andrés?

**********

En el porche de la vieja casa de james, Elena cavó en su bolso por las


llaves.
―Yo sé que ustedes, chicos, mantuvieron esta casa ―dijo Spencer,
alegremente―. Dulce. ―Zander había enviado al hombre lobo más joven
junto a Elena, Stefan y Meredith mientras que el resto de la manada
buscaba en el bosque, pero Spencer parecía bastante informal al
respecto. Siempre había sido una especie de chico de fraternidad de
muy buen gusto, perpetuamente bronceado, con collar. No era el
hombre lobo favorito de Elena.

―James se lo dejó a Andrés en su voluntad ―explicó con fuerza,


finalmente desenterrando las llaves―. Es muy útil para los negocios
Guardián. ―En este caso ―Negocios Guardián‖ significaba, sobre todo,
que Andrés tenía un lugar para alojarse durante su visita a Dalcrest, al
igual que tía Judith y la hermana de Elena, Margaret.

Elena pensó con cariño, por un momento, en James. Había sido su


profesor en Dalcrest y había ayudado a facilitar su vida como Guardián.
Le debía mucho.

Pero no podía dejar de recordar, también, que esta casa fue el lugar
donde james había muerto. Cuando Elena giró la llave, trató de
convencerse que su sensación de temor era equivocada. Andrés se
había quedado dormido, probablemente, después de todo lo que había
sucedido la noche anterior.

La puerta se abrió de golpe y una ráfaga de aire helado los enfrió. Las
cabezas de Spencer y Stefan se dispararon, los dos inmediatamente en
estado de alerta. Era como si oyeran o ―Dios, olían―, algo que ninguno
de los seres humanos podrían.

―Quédate aquí, Elena ―dijo Stefan, pero ella negó con la cabeza y
siguió adelante con los demás. Encontraron a Andrés en el dormitorio.

Yacía tendido en el edredón floreado, sangre inundando la cama


desde las extensas heridas en su torso. Su rostro, sin embargo, estaba
curiosamente intacto. Sus ojos negros miraban lejos, sus largas
pestañas negras enmarcando sólo la inexpresividad, y su boca colgaba
floja. Una mano colgaba de la cama, con los dedos, apuntado hacia
abajo. Un rastro de sangre todavía corría perezosamente sobre su
muñeca y su mano, goteando lentamente sobre el suelo.

Elena se dobló cuando lo vio, casi cayéndose, pero Meredith la agarró


y la levantó. Oh Dios, Oh Dios. Lo habían destrozado, como a Sammy.

Alrededor de ellos, sonaba el goteo constante de agua mientras el


hielo en las ventanas y espejos comenzaron a derretirse.
―Salomon estuvo aquí ―dijo Stefan―. Teníamos razón, él no está
muerto ―su voz sonaba casi seca y de hecho, aunque Elena no podía oír
la parte de debajo de la devastación. Todos habían pensado que estaban
a salvo.

Elena se acercó lentamente, un sollozo escapó de su garganta.


Meredith intentó retenerla, pero ella sacudió el agarre de su amiga.
Cuando llego a Andrés, se detuvo y lo miró, tratando de ver más allá de
la sangre derramada para ver a su amigo por última vez.

Tentativamente, extendió su mano para tocar la mano de él,


ignorando la pegajosa y tibia sangre que la recubría. Las manos de
Andrés siempre habían estado en movimiento, elegante y expresivo,
llegando a abarcar al mundo. Recordó el día en que se conocieron,
cuando el había tomado su mano, cálida y fuerte y tranquilizadora. Se
sentaron bajo un árbol, juntos, y él le dijo la verdad acerca de ser un
Guardián, y ella había tenido menos miedo.

Detrás de ella, los demás murmuraban entre sí. Spencer había


sacado su teléfono y estaba llamando a alguien, probablemente a
Zander. Todos estaban tensos y ansiosos por cazar, lo sabía, pero Elena
no estaba dispuesta a unirse a ellos.

Los ojos de Andrés estaban apagados ahora. Siempre habían sido tan
brillantes. Habían estado enamorados, por primera vez, y de alguna
manera parecía peor que nada, que había muerto aquí, a miles de
kilómetros de distancia de su amor.

Elena pasó su mano, suavemente, por el rostro de su amigo,


cerrando sus ojos. ―Adiós Andrés ―dijo en voz baja. Parecía tan
importante ser amable con él ahora, a pesar de que, en realidad, no
estaba más aquí―. Lo siento mucho.

#TVD11SolomonLives
Capítulo 21 Traducido por Melusanti
Corregido por Karlix

――D
amon, hay algo mal contigo. Lo sé. Puedo
sentirlo a través de nuestro vínculo. ―Damon
escuchó el respiro desigual de Elena sonando
entre lágrimas―. ¿Estás bien?‖

――Damon por favor, llámame. Estoy preocupada por ti.‖

――Damon, ni siquiera sé si estás recibiendo estos mensajes. Si es así,


llámame, por favor.‖

Haciendo Clic en ―borrar‖ en el último de los mensajes de Elena que


habían llenado su correo de voz, Damon se recostó a descansar contra
uno de los pequeños tejados puntiagudos del Musée d’Orsay. Una brisa
en la rígida noche levantó su pelo y se acurrucó en el cuello de su
chaqueta. Normalmente, el frío no lo molestaba en absoluto, pero no se
había alimentado desde que Katherine murió, y lo estaba empezando a
sentir.

Este era un buen lugar para descansar. Aún no había visto a


ninguno de los vampiros que lo estaban persiguiendo, cambiando de
forma o volar, así que por alguna razón, no deberían ser capaces de
hacerlo. Y desde de aquí, Damon tenía una hermosa vista sobre los
tejados de París, el Río Seine a su espalda. Habría un montón de
advertencias si alguien lo siguiera. Finalmente, se tomo un momento
para recuperar el aliento y escuchar sus mensajes.

A Elena le gustaba París, recordó, lo había visitado cuando era una


colegiala. Tal vez, ni siquiera había estado en el museo. Recordó que
este edificio había sido una estación de tren, moderno en todos sus
detalles a principios del siglo veinte: Ascensores, vías subterráneas y
por encima, un gran espacio de la luz del sol la inundaba. Le había
parecido increíblemente nuevo a Damon en su momento.

Sacudió su cabeza, rechazando la memoria. Se había estado


sintiendo triste y sentimental últimamente, desde que le había dicho
adiós al cuerpo vacío de la pobre Katherine, dejándolo enterrado en un
cementerio, lo menos que podía hacer por ella. Estaba enojado y
cansado de correr, y sobre todo, tenía hambre.

Pero no solo. Él nunca estaba solo, recordó Damon. Los vampiros no


estaban destinados a viajar en grupos. Sin embargo, sería bueno
escuchar la voz de Elena de nuevo.

Cuando llamó, ella lo atendió inmediatamente. ―¿Damon? ¿Estás


bien? ―su voz estaba llena de lágrimas y se puso rígido
automáticamente.

―¿Qué te pasa, princesa? ―preguntó él, mirando a un lado del


museo. ¿Era un vampiro más abajo, moviéndose resueltamente hacia
él? Él envió su inquisitiva energía, sin encontrar nada. A veces parecían
aparecer de la nada, y él no era bueno deteniendo a este nuevo tipo de
vampiros en absoluto.

―Andrés está muerto ―dijo Elena, con la voz quebrada―. Creemos


que... el Antiguo que Stefan y Andrés asesinaron, no está muerto
después de todo. Y asesinó a Andrés. ―Ella emitió un pequeño sollozo
desolado que fue directo al corazón de Damon.

―Oh, Elena ―dijo Damon con suavidad―. Lo siento. Se que te


preocupabas por él. ―El Guardián había sido amigo de Elena y, peor
eso, Damon se encontró en si mismo sintiendo pena de que se había
ido.

Espera un minuto. ¿El Antiguo había sido lo suficientemente fuerte


como para engañar a Stefan y asesinar al Guardián?

Maldito Stefan. De todos modos. Le había dicho a Damon que todo


estaba bien.

―¿Stefan no pudo matar al Antiguo? ―preguntó, con los ojos fijos en


la pasarela de más adelante. Sin duda alguna había más figuras
reuniéndose allí.

―No fue culpa de Stefan ―argumentó Elena. Damon suspiró. Elena


siempre defendiendo a Stefan.

―Pero eso no quiere decir que este bien ―dijo él―. Stefan pensó que
tenía el control, y no lo estaba. Me dijo que estarías bien.

Damon se puso de pie, manteniendo un ojo atento en el pequeño


grupo de personas ―¿o vampiros? ―, muy por debajo. Enderezando su
chaqueta, se dio cuenta que sus manos temblaban ligeramente. Eso era
tan típico en Stefan. No era tan cuidadoso como él pensaba que era.

―Nada nunca es culpa de Stefan ¿Verdad? ―prosiguió, sorprendido


por la amargura de su voz―. Yo le pedí que viniera aquí para
ayudarnos, y él dijo que no. Y ahora Katherine ha muerto. Él dijo que
iba a protegerte, a ti y todos tus pequeños amigos humanos por ahí
revolcándose en la pequeña ciudad de América y ahora están muriendo.

Elena contuvo un corto y horrorizado aliento. ―¿Katherine ha


muerto? ―preguntó.

―Si ―dijo Damon. Podía oír a Elena empezar a llorar de nuevo.


Tardíamente, trato de suavizar su tono. Katherine y Elena, él había
olvidado que tenían su propio lazo―. Sólo… no fuimos suficiente para
luchar contra lo que estaba detrás de nosotros, no esta vez. Le pedí a
Stefan ayuda, pero el no quiso venir. Voy a matarlos, sin embargo, te lo
prometo.

―No tenía ni idea ―dijo Elena con tristeza―. Lo siento, Damon. Sé lo


mucho que significaba ella para ti. ―Por un momento, Damon se
sorprendió de que Elena supiera como se había sentido él sobre
Katherine, cuando él a penas lo había descubierto por sí mismo. Pero,
por supuesto, Elena lo sabía, podía sentir lo que él sentía. Apretó el
puño contra su pecho, dejando que el dolor de la tristeza pase entre
ellos.

―Ella y Stefan eran los únicos que quedaban ―dijo él―. Los únicos
que sabía lo que yo solía ser. Ahora es sólo Stefan.

Elena suspiró suavemente a través del teléfono, a miles de kilómetros


de distancia, y Damon sintió la simpatía como un pulso caliente en el
vínculo entre ellos.

El grupo de abajo estaba entrando al museo. Estaba oscuro y


silencioso en el interior; estos no se trataban de turistas. Hora de irse.
―Elena, no puedo hablar ―dijo, hablando con rapidez, cerrando su
enlace de emociones―. Voy a llamar pronto de nuevo.

Colgó el teléfono y se lo guardó en el bolsillo, ignorando su llamado


de ―¡Damon!‖ cerrando sus ojos, buscó su energía y la puso alrededor
de él.

Por un momento, él pensaba que no sería lo suficientemente fuerte.


Estaba tan cansado y hambriento. Había corrido a través de la mayor
parte de Europa en las últimas semanas, tratando de alejarse de estos
vampiros casi imposibles de matar, pero seguían llegando. Oyó pasos en
la escalera del museo, muy por debajo. Quizás París era un lugar tan
bueno como cualquier otro para morir una vez más.

No. Ferozmente, cavó profundamente en si mismo para obtener más


energía. Él era Damon Salvatore. Él era un aristócrata, un caballero, un
vampiro. Nadie iba a ponerlo de rodillas.

En su furia, encontró lo que necesitaba. Mucho antes de que sus


perseguidores alcanzaran el techo del museo, Damon había extendido
sus alas y voló en la oscuridad.

************

Elena no podía respirar. Andrés estaba muerto. Katherine estaba


muerta. Trinity está muerta, o poseída. ¿Quién sabía si ella todavía
estaba ahí?

Damon le había pedido ayuda a Stefan, y Stefan le había dicho que


no ¿Por qué no se lo había dicho?

Ella estaba agarrando su teléfono con tanta fuerza que los bordes
lastimaban su mano. Con cuidado, pulsó el botón de apagado y lo dejó.
Luego fue a buscar a Stefan.

Él estaba afilando el machete, el arma de hoja larga apoyada


cuidadosamente en su rodilla mientras deslizaba la lima a lo largo de
ella.

―Necesito un poco más de tu sangre para las armas ―dijo sin


levantar la vista―. Si Salomon todavía anda por ahí, tenemos que ir
tras él.

―Damon acaba de llamar ―dijo Elena―. Katherine está muerta.

La mano de Stefan se sacudió, haciéndose un largo corte en el brazo


con el machete, y dio un pequeño grito de dolor. Pero los ojos de hojas-
verdes no se sorprendieron. ―Lo sé ―dijo―. Lo he sabido desde que
sucedió.

Elena encontró un paño para él, en la cocina. ―Aquí ―dijo―. Pon un


poco de presión sobre él. ―Pero el corte ya estaba curado. Stefan
simplemente, limpió la sangre y volvió a afilar el machete, con el rostro
cerrado de nuevo.
―Pensé… sentí algo, yo sabía que ella se había ido ¿Cómo murió?
―preguntó él con los ojos fijos en la hoja. Elena se arrodilló junto a él y
apretó su cara contra el hombro de él, y él dejo de afilar el machete por
un momento para descansar su mano con fuerza contra su pelo.

―Damon no tuvo tiempo de decírmelo. Creo que algo lo está


persiguiendo. ―Elena se echó hacia atrás y observó a Stefan
manteniendo el movimiento en la lima de manera constante a lo largo
de la hoja. Luego dijo vacilante: ―Me dijo que te pidió que fueras a
ayudarlos. Hace unos días.

Stefan asintió con la cabeza, todavía sin mirarla a los ojos. ―No podía
―explicó―. Estábamos cazando a Salomon. Tenía que mantenerte a
salvo.

―¡Stefan! Mírame. ―Su cabeza estaba todavía inclinada, evitando su


mirada. Elena agarró el mango del machete y lo tiró lejos de él. Stefan
siseó en estado de shock, tirando sus manos hacia atrás antes de que lo
cortara de nuevo. Elena lanzó el machete al suelo.

―No soy tan vulnerable ―dijo ella, con vehemencia―. Soy un


Guardián, y tengo mi propio poder. ―Poderoso y sorprendente. Trinity la
había llamado. Elena sabía qua necesitaba recordar eso, recordar que
no tenía la necesidad de ser protegida.

Poniéndose de pie, Stefan la miró, golpeado. ―Andrés era un


Guardián ―dijo―, y mira lo que pasó.

―Y nosotros no fuimos capaces de evitarlo ―dijo Elena. Estaba


cansada de esto, cansada de que Stefan la tratara como si ella fuera
más vulnerable que el resto de ellos. Sí, Andrés había muerto, y era
terrible y aterrador. Cualquiera de ellos podría morir, no sólo Elena―.
Todo lo que estoy diciendo es que puedo cuidar de mi misma a veces. Y
cuando no pueda, hay gente a mi alrededor que pueden ayudar.
Meredith. Los otros cazadores. Toda una manda de hombres lobos. No
estoy sola.

Stefan extendió su mano y tomó las manos de Elena, apretándolas


contra su pecho, sobre su corazón. ―Tenía que estar aquí ―dijo―.
Quiero protegerte.

―No se trata sólo de mí ―dijo Elena―. Cuando Damon te pidió ayuda,


deberías haber ido. Él es tu hermano y te necesitaba.

La boca de Stefan se torció en una amarga parodia de una sonrisa,


todavía aferrándose a sus manos. ―Siempre es Damon ¿No es así?
―preguntó―. Incluso cuando está a miles de kilómetros de distancia, se
las arregla para interponerse entre nosotros.

Elena lo miró fijamente, y luego se apartó. ―Esto no tiene nada que


ver con Damon. Esto es acerca de nosotros. No soy algo para proteger.
Soy el protector. Tenemos que trabajar juntos, y tenemos que mantener
el gran panorama en mente. No soy la única persona en el mundo,
Stefan.

―Para mí, lo eres ―dijo Stefan y la agarró de nuevo. Elena sacudió la


cabeza, con los ojos llenos de lágrimas ¿Cómo habían llegado a este
estado?

La habitación se puso borrosa alrededor de ella, y se secó los ojos.


―Tal vez no deberías dormir aquí esta noche ―dijo, con el corazón
dolorido―. Necesito un poco de espacio para respirar.

#TVD11TroubleInParadise
Capítulo 22
Traducido por Emi_93
Corregido por Karlix

Q
uerido Diario:

Stefan dijo que, para él, soy la única persona en el mundo.


Hubo un tiempo en el que me hubiera encantado oír eso. Pero
ahora, eso solo me hiela la sangre.

Él está fuera en el balcón, mirando a la noche, buscando el peligro en


lugar de abrigarse aquí con sus brazos a mí alrededor. La mayor parte de
mí quiere correr allí y disculparse. Él perdería ese aspecto miserable, y
nos sostendríamos el uno al otro, y todo regresaría a la normalidad. Por
esta noche. Pero cuando despertáramos los problemas no se habrán ido.

Todos a los que Stefan ha amado ―incluyéndome, incluyendo a


Damon― han muerto, y lo han abandonado. Me rompe el corazón lo
mucho que Stefan ha sufrido, cómo le resulta casi imposible creer que las
cosas terribles no van a ocurrir. Por supuesto que asusta pensar que
Solomon sigue vivo, y aún tratando de cazarme. Pero soy una Guardiana,
y soy fuerte a mi propia manera.

Debería estar protegiéndolos a todos. Por eso estoy aquí, después de


todo.

Me sigo preocupando por Damon. Si le ha pedido ayuda a Stefan, él


realmente debe necesitarla, y Stefan debería saberlo. ¿Qué ha cambiado,
para que Stefan piense que protegerme es lo único que importa?

Lo amo. Tanto. Nunca he lamentado beber de la fuente de la Eterna


Juventud y Vida, para poder estar con Stefan, por siempre. Nunca me he
preguntado si he tomado la decisión correcta. No hasta ahora.

********
―Se ve tranquilo ―dijo Jack, estacionando su camioneta en frente del
depósito. Fila tras fila de pesadas puertas de metal deslizantes se
alineaban en las paredes de la gran construcción de cemento, cada una
marcando una unidad separada―.Nuestro alijo de armas adicionales
está en el compartimiento J. Si Solomon está poseyendo a Trinity y
puede acceder a sus recuerdos, podría venir aquí. ―Realizó un medio
encogimiento de hombros y se soltó el cinturón de seguridad―. Vale la
pena el intento.

En la fila del medio de la camioneta, Stefan cerró los ojos con


cansancio, solo por un momento. Había estado arrastrándose toda la
mañana, sintiéndose como si se moviera a velocidad media. Estaba tan
cansado. Las palabras de Elena aún resonaban en su mente: No soy la
única persona en el mundo, Stefan.

Para él, lo era.

Desde su asiento junto a Stefan, Elena le dedicó una pequeña y frágil


sonrisa. El pecho de Stefan dolió un poco con la oferta de paz. Él le
devolvió la sonrisa, luego, suspirando, alcanzó la manija de la puerta.
Cansado o no, debían seguir cazando a Solomon.

―Esperen un segundo ―dijo Alaric―. Hay algo que deben ver, chicos.
―Inclinándose desde la fila trasera de asientos, él le pasó a Stefan un
trozo de papel. Zander movió el cuello para tener una mejor visión, pero
Meredith, sentada entre ellos, no reaccionó. Ella ya debía de saberlo.

Era una impresión de un cartel de ―Se busca‖ de 1980. Elena dio un


fuerte y sonoro jadeo al verlos, y Stefan volteó el papel para que Jack y
Darlene pudieran verlo desde el frente también. La foto estaba
descolorida pero era reconocible: un joven de rasgos afilados con
cabello leonado largo hasta los hombros, dedicándole a la cámara una
sonrisa fácil.

―Ese es Solomon ―dijo Zander, ladeando la cabeza a un lado―.


Definitivamente. Pero el cartel dice Gabriel Dalton. No comprendo.

―Cuando Meredith me contó que ustedes pensaban que Solomon


había poseído a Trinity antes de morir, no tenía mucho sentido ―les
contó Alaric―. La posesión no funciona así. Si Solomon tiene su propio
cuerpo físico, el shock de ser destruido lo habría arrancado de Trinity.
Creo que algo más podría estar pasando, así que… ―Extendió las
manos, sus ojos en la sonriente fotografía de Gabriel Dalton―.Investigué
un poco. Creo que Solomon se metió dentro del cuerpo de Trinity desde
el de Gabriel Dalton, sacó al espíritu de ella, y metió el suyo dentro. El
cuerpo que vimos no era su forma original tampoco.
―Esto prueba que Solomon lo ha hecho antes ―dijo Meredith―. El
cuerpo que Solomon estaba utilizando fue alguna vez de alguien más.

―¿Así que a quién matamos en el cuerpo de Solomon, o Gabriel?


―preguntó Jack, con aspecto sombrío―. ¿A este Gabriel Dalton? ¿A
Trinity?

Alaric extendió las manos en señal de ¿quién sabe?―Creo que Gabriel


Dalton lleva muerto un tiempo. Solomon no dejaría ningún cabo suelto,
y si alguien creyera que era Gabriel Dalton en otra forma, eso haría las
cosas más… caóticas para él.

Stefan se sintió enfermo. Abruptamente, él se estiró de nuevo hacia la


manija de la puerta y se apresuró fuera de la camioneta. Sintió que los
otros se sobresaltaron detrás de él, y luego lo siguieron hacia el depósito
de los cazadores. No hay nada que puedas hacer al respecto, se dijo.
Tenía un sabor amargo en la boca. Había pensado que matar a Solomon
era un triunfo, pero en lugar de eso él había asesinado a una aliada
inocente. Él no quería creerlo, pero parecía verdad.

―Maté a Trinity ―dijo Stefan, derrotado. Todo había ocurrido tan


rápido; él había estado tan concentrado en matar a Solomon, en
terminar todo esto.

―No había forma de que lo supieras ―dijo Jack con aspereza―. Y


Trinity era una buena cazadora; conocía los riesgos. ―Él dio vueltas a
un anillo en su dedo con ira, en un gesto abrupto―.Lo importante es lo
que sabemos de Solomon ahora. Deberíamos actuar rápido antes de
que tenga tiempo de meterse en el cuerpo de alguien que no
conozcamos. ―Él miró a Elena cautelosamente, y luego redujo la
marcha para permitir que ella lo alcanzara.

―¿Puedes hacer lo que hizo Andrés? ¿Canalizar fuerza vital?

Elena se paró en seco y lo miró, espantada. ―¿Te refieres a matarla?


―preguntó enfadada―. No. No lo haré. No hay pruebas de que Trinity no
siga allí dentro. Podrá estar poseída, indefensa mientras su espíritu es
controlado por Solomon. ―Los demás los alcanzaron, sus rostros
preocupados.

Un músculo de la boca de Jack se tensó, y Stefan intervino. ―¿Qué


sugieres que hagamos, Elena? ―preguntó él―. Alaric cree que este es un
caso de cambio de cuerpos, y Solomon es demasiado poderoso como
para que nosotros no lo ataquemos con todo lo que tenemos. Si
dudamos, ponemos a todos en peligro.
Los ojos de Elena se agudizaron. ―Por todos, te refieres a mí―dijo con
aspereza―. Pero Trinity importa también. Necesitamos capturarla, no
matarla. No podemos matarla, a menos que estemos completamente
seguros de que se ha ido, de que no hay rastro de ella en su cuerpo.

Con la mandíbula apretada, Stefan le devolvió la mirada. Por un


momento, él sintió que el mundo se había reducido a ellos dos. ―Tú no
eres la única amenazada aquí ―dijo él, su voz tensa―. Piensa en
Andrés. No podemos arriesgarlos a todos para salvar a una persona que
probablemente ya está muerta.

―Sí podemos ―insistió Elena―. No sacrificamos gente inocente para


mantenernos a salvo. Nosotros no somos así, Stefan.

Ellos se miraron, Elena ruborizada y respirando pesadamente.

―Si hay una oportunidad de que Trinity esté aún ahí… ―dijo Darlene
lentamente.

―Ella era una buena cazadora―dijo Jack de nuevo―. Trinity lo daría


todo si supiera que con eso mataríamos a Solomon.

Hubo un ligero cambio en la sala, a medida que el grupo comenzaba


a darse cuenta de que había dos bandos distintos, y que tendrían que
elegir uno. Jack estaba de acuerdo con él, supo Stefan: Los riesgos de
intentar capturar a Solomon sin matarlo eran demasiado altas. Había
luchado con Elena antes, por cosas personales, por Damon, pero nunca
por cuál era el curso de acción correcto. Viendo su rostro indignado,
Stefan supo que si la ignoraba, si tenían éxito en matar a Trinity, tal vez
Elena nunca lo perdonaría. Él podía alinearse con Elena, o podía
mantenerla a salvo.

De cualquier manera, él tal vez la perdiera para siempre.


Capítulo 23 Traducido Por AriFue
Corregido por Karlix

L
os ojos de Meredith estaban húmedos, desdibujando las
duras luces blancas, y ella trato de alejar su rostro, ella estaba
atrapada firmemente.

Esto era peor que ser mantenido por el poder de Solomon. Ella
podía sentir la multitud de pequeños cables presionando contra su
piel, atrapándola en su trampa. Con el corazón desbocado, se forzó
contra ellos, tratando desesperadamente moverse. Pero después de un
momento ella se rindió, dejando que sus músculos se aflojaran. Era
solo un sueño, y pronto ella despertaría.

Es solo que se sentía tan real. La mesa―ella estaba casi segura ahora
que eso era una mesa de operaciones. Y ese pensamiento le inicio un
temor frio en la boca del estómago―, era dura debajo de ella.
Asomándose a través de las esquinas de sus ojos húmedos, ella pudo
distinguir la forma borrosa de algo cilíndrico y plateado junto a la cama.
¿Un recipiente de oxígeno, tal vez? ¿Esto era un hospital?

La idea la hizo olvidar el mantener la calma, ella lucho más fuerte,


tratando de despertarse.

Meredith siempre había odiado los hospitales.

Y ella empujo desesperadamente contra las restricciones, un


estridente pitido acelerado, rápido y más rápido. Su monitor cardiaco.

Había sombras moviéndose en la esquina. Meredith dejó de


retorcerse y se esforzó por ver, el monitor cardiaco disminuyo un poco.
No había duda sobre lo que era esta vez. Era una persona ―sombría―,
pero cada vez más cerca.

Con un repentino paso, la figura se movió para estar sobre ella,


anónimo en una máscara quirúrgica y una bata blanca de laboratorio.
Meredith parpadeó, cargada de miedo, y trato de escarbar hacia atrás,
presionándose a si misma en la dura mesa debajo de ella. Ella no podía
moverse. Su respiración se estaba volviendo ansiosa, pantalones
ásperos.

―¡No!―ella gritó, de repente capaz de hablar, odiando la suplica y el


patético sonido de su propia voz. La hoja destelló plateada a lo largo de
su estómago mientras Meredith observaba, su movimiento seguido por
una delgada línea extendiéndose de rojo.

Algo terrible le estaba pasando, el pánico rasgo dentro de la cabeza


de Meredith, un murmullo frenético. Algo terrible estaba pasando
ahora.

#TVD11Nightmares

******

Los ojos de Meredith se abrieron disparados. Un cuarto oscuro, una


cama suave, la constante respiración de Alaric a su lado. Ella se tocó su
estómago. Ella sabia que era un sueño. Pero su corazón estaba
golpeando fuerte, y su boca estaba seca. Sueño o no, ella había traído
el miedo con ella: Algo Terrible Iba A Pasar.

Se levantó de la cama y se dirigió a la cocina, dejando apagada la luz


de la lámpara. Cuando abrió la nevera para sacar la jarra de agua, hizo
una mueca, parpadeando ante el brillo. Sus ojos todavía estaban
sensibles de las fuertes luces blancas. No, se recordó. No lo estaban.
Eso fue solo un sueño.

Sin embargo, su boca estaba seca y adolorida como si ella en realidad


hubiese estado gritando. Meredith se bebió el agua y se sirvió un
segundo vaso. Se sentía bien bajando, glacialmente fría, pero cuando
terminó, todavía estaba seca.

Había algo acerca de ella, pensó. Se sentía nerviosa y sensible, como


si un toque podría ser demasiado que soportar.

Tragando en contra del dolor de su garganta, enderezo los hombros.


Se fuerte. Probablemente se sentía débil por que había estado aflojando
el ritmo en su programa de ejercicio. Patrullar con Jack y sus cazadores
no era un sustituto para un entrenamiento real.

Evidentemente una carrera despejaría su cabeza, Meredith decidió.


Unos minutos después, dejo la casa usando una antigua y andrajosa
camiseta y unos pantalones cortos, su pelo hacia atrás en una cola de
caballo. Comenzando con un lento y deliberado trote, gradualmente
aumento la velocidad, sus pies golpeando con un ritmo constante
contra la acera. El cielo empezaba a aclarar con la promesa del
amanecer, pera ella tenía una estaca atada en la cintura, oculta por la
camiseta, por si acaso.

Para el tiempo que llego el campus de Dalcrest, iba casi a toda


velocidad. Cuanto mas rápido iba, Meredith se sintió más centrada,
restableciéndose cómodamente en su propio cuerpo mientras sus
músculos se tensaban.

El sol estaba apenas arrastrándose sobre el horizonte, y el campus


estaba casi desierto. Meredith acababa de pasar a las dos únicas
personas a la vista, una pareja besándose, caliente y pesados
empujados contra un lado de la biblioteca.

Unas calles más adelante, se detuvieron, reproduciendo en el ojo de


su mente la escena que acababa de pasar. La manera en que la chica
tenía enterrada la cara en la garganta del hombre, sus brazos
sosteniéndolo en el lugar. La caída de los hombros del chico.

Meredith maldijo y se regresó, corriendo tan rápido como pudo, sus


manos hurgando para sacar la estaca de debajo de su camisa.

No fue hasta que la chica levantó la vista, la sangre chorreando por


su mentón, los extremos de su cabello pegajoso y enredado, que
Meredith se dio cuenta de que era Trinity.

―Hola allí―dijo mostrándole a Meredith los dientes―. Tenía la


esperanza de toparme con todos ustedes cazadores.

Con un giro de horror, Meredith se dio cuanta de que el chico que


mantenía apoyado Trinity era Roy, uno de sus hermanos cazadores. Él
se dejo caer contra ella, sus ojos cerrados y su cabeza colgando inerte.
Meredith no podía decir si el estaba respirando.

Sus manos se apretaron sobre la estaca, su corazón desbocado. Si


ella pudiese acercarse lo suficiente… Una estaca no mataría a uno de
Los Antiguos, si es que eso es lo que era Trinity ahora, pero podría
hacerla mas lenta.

―¿Estas allí Trinity?―preguntó, observando a la chica


cuidadosamente. Si ella solo mirara lejos por un momento. Si Meredith
de alguna manera pudiese distraerla, tal vez podría llegar lo
suficientemente cerca.

La sonrisa de Trinity creció, ella no dijo nada, solo asomo la punta de


su rosada lengua para lamer la sangre de sus labios. Con un
estremecimiento interno, Meredith notó que ahora los ojos de Trinity
eran amarrillos, como un animal. Como los de Gabriel Dalton cuando
tenía a Solomon dentro de él.

Dando un paso mas cerca, con su estaca firmemente agarrada,


Meredith le preguntó.

―¿Sabes quién eres?

Ella ladeó la cabeza hacia Roy, blando y quieto, con la cabeza


colgando en contra de la clavícula de Trinity.

―¿Sabes quién es él?

Trinity rió, un ruido áspero y repentino completamente diferente a su


habitual risa suave.

―Todos ustedes cazadores, están atados tan estrechamente entre sí,


¿verdad? Me pregunto si sabes tanto como tú crees.―Ella miró a Roy un
momento―. ¿Este? Él es un luchador, pero el no podía golpear a alguien
a quien conocía.

Meredith solo estaba medio escuchando. Con Trinity distraída por


esa fracción de segundos, ella vio su oportunidad.

Se lanzó hacia adelante, apuñalando con la estaca el corazón de


Trinity.

Estaba paralizada en el lugar.

Si Meredith albergaba alguna duda de que Solomon había invadido el


cuerpo de Trinity, se desvanecieron ahora. Era como en el Museo
Plantation, como en su pesadilla. Sus músculos, que hace pocos
minutos habían estado fuertes, corriendo, estaban completamente
inmóviles.

―Podría matarte ahora, pero es más divertido jugar.―Trinity-Solomon


dijo―.Te veré por allí, cazadora.―Ella se alejó de la biblioteca, sin ni
siquiera mirar de nuevo a Roy, y él cayó pesadamente en el suelo,
aterrizando en el concreto con un golpe siniestro.
Sin mirar atrás, sin ninguna prisa en absoluto, Trinity se paseo para
irse, sus botas chasqueando sobre el concreto. Meredith era incapaz de
hacer cualquier cosa excepto verla ir.

Cuando Trinity cruzó la esquina y estaba completamente fuera de la


vista, el dominio que tenía sobre Meredith se rompió.

Meredith inmediatamente corrió tras ella, su corazón desbocado


mientras rodeaba la esquina de la biblioteca y corrió entre los
dormitorios detrás de ella. Pero Trinity se había ido. El campus se
extendía delante de ella a la luz de la mañana, pacifico y silencioso y
completamente vacio.

Meredith volvió con Roy.Él todavía estaba tendido donde Trinity lo


había dejado caer, su alto y ancho cuerpo se veía pequeño y roto.

Meredith lo volteó sobre sí mismo gentilmente y comprobó su pulso.


Roy se dejó caer sin resistencia, un peso muerto, con la garganta
desgarrada y ensangrentada. ¿Cómo había invadido Solomon el cuerpo
de Trinity convirtiéndola en un vampiro? Meredith no lo entendía, pero
la evidencia estaba aquí delante de ella. Trinity era un vampiro―y como
todos Los Antiguos―, uno que no tenía nada que temer a la luz del día.

Pobre Roy, pensó Meredith. ¿Había estado feliz de encontrar a


Trinity, antes de que se volviera contra él? Colocó las manos sobre su
pecho y comenzó a darle RCP10, empujando un ritmo estable, bajando
su boca a la de él para forzar oxígeno en sus pulmones. A pesar de que
estaba bastante segura de que era inútil, tenía que intentarlo.

Cuando Stefan y Elena habían discutido antes sobre el destino de


Trinity, Meredith no había sabido que pensar. Pero ahora ella sabía que
Stefan tenía razón.

Trinity no había sabido quien era Roy, en realidad no había


recordado a Meredith. Ellos dos solo habían sido cazadores para ella,
objetivos de los que Solomon siempre fue consiente. La chica que había
sido su amiga, que había cazado a su lado, se había ido.

10
RCP: Reanimación Cardo Pulmonar.
Capitulo 24 Traducido Por AriFue
Corregido por MewHiine

No importa lo que pase, tenemos que intentar aferrarnos a la


normalidad. Dijo Elena.

Matt asintió. Personalmente, era la última cosa que deseaba estar


haciendo. Pero era típico de Elena. Cuando las cosas estaban es su peor
momento, ella trataba de vencer el miedo. Él solo deseaba que la
manera de Elena de vencer el miedo no incluyera a Matt probándose
camisas.

Esa luce bien. Ella continuó, dándole un partido amistoso una


vez más. Se que a Jasmine le gusta el verde.

Matt se puso rígido. Él no le había dicho a nadie todavía sobre lo que


había pasado con Jasmine. Había demasiadas cosas sucediendo como
para que él pudiese traer a colación su vida personal, y él no estaba
seguro de si estaba listo para hablar sobre eso.

Nosotros terminamos. Él dijo, su voz sonando un poco dura y


miserable como se sentía.

Oh, no. Elena respiro. ¿Qué sucedió? y entonces su rostro


se ensombreció, mientras ella misma se contestaba la pregunta. Es
por que ella descubrió la verdad sobre todo ¿No es así?

Si. Matt respondió tranquilamente. Ella no quería que todo eso


fuese parte de su vida.

—No la culpo.— Elena hizo una mueca. Ella inclinó la cabeza y


movió distraídamente a través de algunas otras camisas. —Es
aterrador. Recuerda como te sentiste cuando descubriste todo
esto vampiros y cazadores escalofriantes monstruos en la
oscuridad ¿es real? — Ella miró a Matt interrogante. —Si tú pudieras
hacer todo de nuevo, volver a como las cosas eran antes ¿Lo harías?

Matt se estremeció. Podríamos comenzar de cero, él recordó a


Jasmine diciendo de nuevo, recordando cuan anchos y suplicantes
había estado sus hermosos ojos, y como se habían oscurecido con la
desilusión.

Nunca podría irme con ustedes chicos en peligro. Él le dijo a


Elena, y eso era verdad.

Elena levanto la mirada a eso.

Se que no lo harías Su boca curvándose en una sonrisa triste.


Pero me preocupo por ti a veces. Ella jalo dos camisas más fuera de
la percha y las empujo en sus manos. Pruébate la azul primero y
déjame ver.

En el vestuario, Matt abotono la camisa azul y la aliso hacia abajo.


Elena no necesita preocuparse por mí, él pensó. ¿Pero cómo podría él
alguna vez darles la espalda a sus amigos? Iba en contra de todo lo que
él creía.

¡Magnífico! Elena dijo cuando él salió con la nueva camisa. Su


voz era alegre, pero su sonrisa se veía pegada, demasiado ancha y
demasiados dientes.

¿Qué tal tú y Stefan? Matt le preguntó cautelosamente. Hoy,


ustedes dos parecían… Molestos. …en desacuerdo.

La sonrisa de Elena cayó.

Él y Jack están afuera, tratando de rastrear a Trinity. Ella dijo


con voz plana. Ellos me preguntaron si podía rastrear su aura, pero
me negué. No al menos que traten de salvarla antes de matar a
Solomon. Ella dejo salir el aliento en un suspiro largo y frustrado.
Stefan solo no escuchara. Él piensa que esta protegiéndome, pero no
estoy indefensa.

Lo se. Matt le dijo dulcemente. Incluso antes de que fueras una


guardiana, eras bastante dura. Elena lo recompenso con la más
genuina sonrisa, y él fue a cambiar su camisa de nuevo.

Cuando él salió, ella tenía un mechón de su sedoso cabello rubio


trenzado alrededor de su dedo, su rostro pensativo. Empujando las
camisas en la percha, ella dijo.

¿No puede ver Stefan que hay en el mundo algo más que yo?

Matt no pudo evitar la carcajada que brotó en su garganta ante eso.


Lo siento. Él respondió al ceño fruncido de Elena. Pero cuando
estábamos en la secundaria, eso sería la ultima cosa que habrías dicho.

Elena tuvo la gracia de reírse un poco con eso.

Yo no era tan mala ella replico a la defensiva.

—Bueno, siempre me has gustado. —Matt se encogió de hombros. A


él le había más que gustado hermosa, egoísta y determinada Elena. A
él ahora todavía le gustaba, pero en algún lugar a lo largo del camino, él
finalmente se había rendido a amarla.

—He cambiado. — Ella dijo. —Todos lo hemos hecho. Crecimos.


Estoy orgullosa de quien soy ahora. —Ella frunció el ceño, alzando su
barbilla obstinadamente. —No puedo dejar que Jack y Stefan asesinen
a Trinity sin incluso tratar de salvarla.

—Lo se, y te ayudare si puedo hacerlo.— Matt vaciló, sin saber si


decir el resto de lo que estaba pensando, y Elena alzó una ceja
interrogante. —Solo…— Él no sabía muy bien qué palabras usar. —
Solo no te rindas con Stefan, ¿De acuerdo? Ustedes se aman, y eso es…
difícil de perder. No me gusta verlos pelear.— Él pensó de nuevo en los
ojos de Jasmine cuando dijo Adiós, y su pecho se sintió caliente y
apretado.

Algo de esto debe haber llegado a través de sus palabras, porque


Elena lo miró a sabiendas, terriblemente triste, con los labios apretados
y una línea profunda entre sus cejas.

Para hacerla sonreír de nuevo, el agarro la camisa azul.

—Y voy a comprar la camisa.

Él en realidad no necesitaba una camisa nueva, pero valía la pena


para ver a su rostro iluminarse. Mientras él seguía a Elena a la fila de la
caja, sin embargo, no podía evitar la preocupación persistente que tenia
siempre en la parte posterior de su mente, que había estado allí por
años.

Lo peor aun esta por llegar.

* * *

Cuando Elena regreso a casa, Stefan estaba hurgando en el armario


del vestíbulo.
—Estoy buscando mi hacha. — Él explico, un poco torpe, sin mirarla.
— ¿La has visto?

Ella negó con la cabeza, y él puso un montón de abrigos a un lado.

—Aquí estas.— Él dijo, sacándola y alejándose. —Necesito ir. Voy


tarde para reunirme con Jack.

—Stefan…—Elena lo alcanzo para detenerlo.

Él se volvió hacia ella, parecía renuente. Había tanto dolor en su


rostro, líneas de tensión alrededor de su sensual y perfecta boca y el
dolor oscurecía sus ojos, lo que hizo doler el corazón de Elena. Todo el
camino a casa, ella había pensado en lo que Matt había dicho: ustedes
se aman y eso es difícil de perder.

—Stefan— ella dijo, sin poder hacer nada —No quiero lastimarte.
Nunca, nunca quiero lastimarte. Te amo demasiado.

El rostro de Stefan se suavizo y camino hacia ella.

—Yo también te amo, Elena. Todo lo que hago es por ti.

—Se eso. — Elena dijo, con voz tranquila y regular. Ella le sonrió y le
tendió la mano. Sintiendo como si estuviera persuadiendo a un pequeño
animal fuera de su escondite. Él la tomo, vacilante, y ella la apretó, su
palma cálida contra la de ella.

—Lamento que discutiéramos. Pero estoy preocupada por ti. Me temo


que por querer protegerme te ha impedido ver como alguien inocente
como Trinity la Trinity real nos necesita para darle una oportunidad.

Stefan abrió su boca para protestar y Elena siguió adelante


rápidamente.

—Me preocupa que tu moral este golpeando fuera, Stefan, por que tú
estas tan preocupado por mi que no te has detenido a pensar. Es lo que
siempre he admirado sobre ti, tu sentido de lo correcto e incorrecto. —
Terminó en voz baja, y se levantó para rozar su boca contra la suya.

Pero Stefan la aparto.

—Te amo también Elena— él dijo. Tenía el ceño fruncido, su rostro


duro con determinación. —Pero tenemos que detener a Solomon antes
de que asesine de nuevo. Si eso significa perder a Trinity, ese será el
precio que tendremos que pagar. Si hubiese alguna prueba, o alguna
señal en absoluto de que Trinity todavía esté allí, yo estaría contigo en
esto. Pero todo lo que veo allí es a Solomon.
—Tenemos que darle una oportunidad. — Elena dijo, alzando la voz.
—No es justo. Se que no tengo ninguna prueba, pero no estamos
seguros. Si hay al menos una pequeña chispa de posibilidad de que
Trinity este atrapada allí, tenemos que hacer todo lo que podamos para
salvarla.

Había intentado hablar con Stefan con la cabeza más fría, pero allí
estaban, justo donde habían empezado.

Stefan se alejo y se dirigió a la puerta, su hacha balanceándose


fácilmente en su mano.

—Lo siento Elena, pero no puedo prometerte eso. — Él dijo fríamente


encima de su hombro. —Tengo que hacer lo que es correcto. Lo mejor
para todos. Incluso si no puedes verlo.

Él cerró la puerta del apartamento silenciosamente detrás él.

Elena lo siguió con la mirada, su corazón adolorido. Él no debería


cerrase a ella de esa manera. Ella estaba perdiendo a Stefan y se
estaba perdiendo a ella misma.
Capítulo 25
Traducido SOS por pili
Corregido por MewHiine

—Lista—Bonnie intervino, alcanzando a Marilise y Rick. Cada uno de


ellos unió sus manos libres con Poppy formando un círculo de cuatro.

Poppy pestañeo rápidamente, claramente nerviosa, y Bonnie sonrió


abiertamente hacia ella para tranquilizarla. Todos ellos podían sentir a
Alysia viéndolos desde el otro lado del techo y, detrás de ella, los otros
grupos con sus mentores.

Bonnie trago y se consolidó, dejando fuera todo excepto sus tres


amigos y la piedra fría de su halcón descansando en el hueco de su
garganta. Lo usó para concentrarse, respirando profundamente, y cerró
sus ojos.

A continuación, Bonnie sintió un pequeño estremecimiento a lo largo


de su columna vertebral, mientras algo se deslizaba dentro del lugar
entre ellos, encajando en todos sus bordes perfectamente. Con una
sacudida, estaban conectados. El poder de los tres comenzó a verterse
en Bonnie, llenándola, haciéndola jadear. Era un globo, hinchándose
con los otros poderes, estirándose tan tenue que era casi imposible para
ella contener la hinchazón.

Bonnie abrió los ojos o mejor dicho, abrió varios pares de ojos, cada
uno en un lugar diferente. Vio las lejanas estrellas brillando débilmente
sobre la ciudad desde cuatro ángulos diferentes. Ella podía ver su
propio perfil a través de sus ojos, su cabeza inclinada hacia atrás, sus
mejillas redondas y suaves. Bonnie se sentía como un alambre vivo,
tintineando con la energía de cuatro personas, candente y burbujeante
con ello.

Ella tomó todo este Poder, el suyo y el de sus tres socios y lo


direcciono. Rugió ferozmente a través de ella y hacia ese cielo de la
ciudad nublado, débil y estrellado. Desbordándose a través de su
cuerpo y extendiéndose más lejos y fuera de su cuerpo, el Poder despejo
las nubes, iluminando las estrellas.
Bonnie jadeó y siguió empujando. El poder palpitaba constantemente
a través de ella mientras se concentró en su verano de vuelta a casa,
picnics en Warm Springs cuando ella estaba en el instituto, el sol
caliente en la espalda y el olor a hierba recién cortada bajo los pies.
Mezclado esto con recuerdos de Poppy de sus días en el campamento de
verano, palpitando a caballo por un sendero arbolado; Rick en el arroyo
de su infancia, agua fría chapoteando sobre sus piernas, guijarros
afilados del río bajo los pies y calor húmedo pegajoso que se abriga
alrededor de él como una manta; y Marilise que cava en su jardín,
plantas aromáticas y desmenuza la suciedad bajo sus manos.

Todos aquellos veranos se combinaron en uno. Bonnie sintió que esto


tomaba la forma caliente, largo y glorioso, un verano perfecto y
entonces ella lo empujó en la noche.

Lentamente, una brillante luz blanca comenzó a crecer y crecer en la


azotea, Bonnie en su centro. Unos chirridos quejumbrosos sonaron y
luego una cacofonía creciente del canto de los pájaros, ya que los
pájaros despertaron y habían decidido que de alguna manera se habían
perdido el amanecer. En todas partes, era la noche, pero aquí en la
azotea, rodeada por su Poder unido, era el día.

Bonnie sostuvo el sol en el lugar durante unos minutos, encerrado en


un circuito de su poder, que se extendió a través de ella dentro del cielo
y regreso a ellos de nuevo. Ella era el circuito. Se sintió más fuerte y
más ruborizada con el Poder en todo momento. Ella podría mantener el
falso día toda la noche, se dio cuenta, hasta que el sol real saliera.

Pero entonces ella se retiró, rompiendo el circuito. Esto era solo una
demostración de lo que habían aprendido; no hacía falta mantenerlo
toda la noche. Era bastante saber que podría. El Poder se drenó fuera
de ella, dejándola sola en su propia cabeza. Ella parpadeo cuando su
visión se redujo a un punto de vista, un solo par de ojos. La luz se
desvaneció lentamente, y la noche cayó otra vez.

Bonnie solto las manos de sus amigos y rompió la conexión entre


ellos, liberando su Poder. Respirando con dificultad, sonrieron los unos
a los otros.

Hubo un estallido de aplausos y algunos murmullos de apreciación


del grupo, surgidos desde detrás de ellos.

Bonnie casi se había olvidado de su audiencia. —Muy bonito, muy


bonito en efecto—un hombre más viejo, barbudo siguió diciendo,
asintiendo con la cabeza y dándoles palmaditas en la espalda.
Alysia tiró de Bonnie a la esquina de la azotea, sonriendo. —¡Eso fue
fabuloso!—exclamó. —Me gustó lo que elegiste, el modo en que tú
sacaste toda la energía de un recuerdo personal. Eres mucho más
fuerte así. Eres realmente buena en esto.

—Gracias—dijo Bonnie. —Se sentía... fue genial, me sentí como que


era una especie de los tres, de alguna forma. Y yo misma también—
Estaba sola en su cabeza ahora, pero aún podía sentir los ecos de ellos:
la espiritualidad de Poppy, la intensidad de Rick y la calidez de Marilise.

Alysia levantó su mano y aparto uno de los rizos salvajes de Bonnie


de su cara. —Sé que has estado esperando para ir a casa, y creo que,
ahora, estás lista—dijo. —Has aprendido mucho. Tal vez es hora de
usar tus poderes donde realmente sean necesarios.

La felicidad se elevó dentro de Bonnie, haciéndola sentir casi


ingrávida durante un segundo. ¡Casa! Ahora ella realmente podría
ayudar con el problema en Dalcrest, más que nunca. Ahora ella podría
volver a donde pertenecía.

Ella podría estar con los amigos que tanto amaba tanto como
hermanos y con Zander, maravilloso, clarividente, afectuoso. Le había
echado de menos con un dolor grave y constante todo el tiempo que
había estado en Chicago.

Por impulso, extendió la mano y envolvió sus brazos alrededor de


Alysia, la arrastró en un apretado abrazo. —Muchas Gracias—dijo,
sonriendo tan duro que sus mejillas se dolieron, —muchas gracias.

* * *

Si concentraba todos sus Poderes de Guardiana, Elena podría ver


incluso las briznas más débiles de la oscuridad, como zarcillos del
humo que cuelga en el aire. Estrechando los ojos, siguió las huellas del
aura oscura, moviéndose cuidadosamente de una a otra mientras
caminaba por el bosque. Matt y Darlene fueron tras ella, la maleza
crujía bajo sus pies, pero ella no podía arriesgarse a mirar atrás. Si ella
apartaba su atención del rastro de mal que se extendía delante de ella,
podría desaparecer.

—¿Estás seguro que ella sabe lo que está haciendo? — Oyó susurrar
a Darlene en voz alta a Matt.
—Sí—Matt respondió, defensivo. —¿Recuerdas lo que hizo Andrés?
Elena es especial.

Para ser completamente honesto, Elena no estaba totalmente segura


de que ella sabía lo que estaba haciendo. Stefan, Jack, Alex, Meredith y
cuatro experimentados cazadores, uno de ellos un vampiro se habían
dirigido a cazar a Trinity hoy, con sus armas en la mano, auriculares,
con el objetivo de matar. Zander tenía a sus hombres lobos patrullando
la ciudad y el campus, manteniendo segura a la gente. Alaric estaba en
la Universidad, investigando más sobre folklore acerca de intercambio
de cuerpos y posesiones.

Y luego estaban las fuerzas desleales; Elena, Matt, y Darlene, con la


esperanza de poder traer de alguna manera a Trinity viva. Querían
mantenerla segura hasta poder deducir cómo revertir lo que había
sucedido y devolver a Trinity el control de su propio cuerpo.

Darlene había aparecido en la puerta de Elena esa mañana y la había


agarrado por el brazo, sus dedos tan fuertes y apretados como si fueran
de hierro. Agarre de Cazadora, Elena había pensado, tratando de
escabullirse. Meredith la había sujetado así de fuerte.

—Jack nos ha dicho que quieres expulsar a Solomon de Trinity—


había dicho Darlene, fijándose en Elena con feroces ojos oscuros, algo
desesperado en su timbre. —Quiero intentarlo, si tu quieres. Trinity es
como una hermana pequeña para mí.

Por supuesto, Elena quería intentarlo. Recordó la risa de Trinity


cuando la descubrió sobre el tejado en el huerto de las manzanas y
sintió una punzada de dolor que chica tan dulce y noble se perdió, y
nadie iba a ayudarla. Si había la más mínima posibilidad de que Trinity
estuviera aún allí, tenían que intentarlo. No importa lo que piense
Stefan, tengo que hacer lo que es correcto, pensó, tratando de hacerse
fuerte e inflexible. No estaba acostumbrada a estar en el lado opuesto
de un argumento de Stefan.

Así pues, ahora estaban aquí, sólo Elena, Darlene, y Matt, los tres
mosqueteros, esperando que de alguna manera pudieran salvar a
Trinity. Tras este rastro de maldad, estos diminutos trozos de oscuridad
en el aire, Elena los condujo adelante. El rastro era fino y débil, pero
estaba allí. La oscuridad los condujo a través de los bosques lejos del
campus, generalmente cuesta abajo. Sus pies aplastaron
desagradablemente el barro.
Por fin llegaron al borde de un lago. Pequeñas olas mojaban los dedos
del pie de las botas de Elena cuando siguió el aura oscura justo a la
orilla. Cuando esforzó su vista, pudo ver que el rastro conducía al agua,
al centro del inmenso lago.

—Va directamente sobre el agua—dijo a los demás.

—No iremos por ahí—objetó Matt. —Andaremos alrededor, lo


recuperaremos al otro lado.

Elena negó con su cabeza, sus ojos en el débil rastro de oscuridad. —


Si nos salimos del camino, yo probablemente no seré capaz de
encontrarlo otra vez. Es demasiado débil.

—Elena…—Matt dijo.

—No puedo—ella lo contemplo desesperada. —Lo perderemos.

Mate suspiró. —Encontraré un barco—dijo, gesticulando a la


derecha. —Hay un cobertizo para botes ahí.

Elena asintió con la cabeza, sin apartar sus ojos del rastro oscuro,
apenas atreviéndose a parpadear. Detrás de ella escucho a Darlene de
paso a paso y suspirando.

—Conocí a la familia de Trinity—dijo la cazadora más vieja. —Antes


de que sus padres murieran, eran casi como mis padres, también. Me
dieron de comer, me ofrecieron un alojamiento, me dieron consejos que
por lo general no seguí. Trinity… ella es la única que queda.
Sencillamente no puedo dejarla ir.

—Haremos todo lo posible—dijo Elena, sus ojos todavía fijos sobre el


agua. —Lo prometo. Quiero salvarla tanto como lo haces tú. — Trataba
de no mostrarlo, pero estaba acostumbrada a tener a Stefan, Bonnie y
Meredith, a su lado. Con Bonnie desaparecida y los otros unidos contra
ella, Elena se sentía tan sola.

Apretó sus dientes. Estaba haciendo lo correcto, y eso tenía que


contar para algo.

Hubo un chapoteo de remos cuando Matt remo hasta ellas, en un


viejo bote abollado. Saltó y caminó por el agua a la orilla, empujando el
barco detrás de él. —Aquí vamos—dijo. —No había mucho para elegir.
El equipo encierra sus barcos.

Elena se sentó en la parte delantera del barco y señalo el camino,


mientras que Darlene y Matt cada uno cogieron un remo.
Mientras navegaban, el aura maligna se hizo más gruesa y más
oscura. Elena estaba segura ahora de que era Solomon. Se sentía
antigua y cruel, como una memoria amarga, algo que había sobrevivido
miles de años inmersa en la violencia y el odio. Había una extraña
mezcla de color verde amarillento en el humo de las tinieblas, y Elena
recordó lo que Jazmín y Meredith dijeron sobre los ojos de Trinity.

Cuando se acercaron a la mitad del lago, el bote de repente se


tambaleo. Elena chillo, agarrándose de costado para mantener el
equilibrio.

—¿Qué fue eso?—pregunto perspicaz.

—El viento debe estar retomándose—dijo Matt, pero había una nota
de incertidumbre en su voz.

Las olas eran cada vez más grandes, sacudiendo el barco


airadamente en el agua. Elena se agarró a los lados con tan fuerza que
sus dedos dolían.

—No hay viento—dijo de repente Darlene, y Elena se dio cuenta de


que tenía razón. El cielo estaba negro y amenazador, pero el aire aún
estaba tranquilo. Las olas movieron más violentamente la proa del
barco y a continuación dio golpes en el agua con una sacudida
repugnante.

Justo frente a Elena, desapareció el aura que ella había estado


siguiendo, disolviéndose en la nada.

—Es un truco—jadeó, al igual que el barco golpeándose en la dura


agua, arrojándolos fuera.

Elena fue derribada hacia abajo, abajo, bajo el agua, su cabello


fluyendo por detrás de ella como una sirena. No, pensó, no, no, por
favor. Se había ahogado una vez antes, en las oscuras aguas del arroyo
bajo el puente Wickery. Ella había muerto.

Ella pateaba y golpeaba, tratando de nadar hacia la superficie, pero


era como si una fuerza invisible estuviese presionándola, enviándola
directamente hacia abajo. Sus pies tocaron el fondo fangoso y con
abundantes algas, suave como plumas, envolviéndose alrededor de sus
piernas.

Aguantando su respiración, dobló sus piernas y empujó fuerte contra


el fondo del lago, concentrándose en la tenue luz de encima. Podía ver
sombras en el agua encima de ella Matt y Darlene y el vago contorno
del bote.
Tenía tanto frío. Más frío que el que tenía sentido para un día de
verano, incluso en aguas profundas.

El agua había estado tan fría esa vez la noche que cayó por el
puente Wickery. El hielo en su cabello, el empuje doloroso y pesado del
agua llenando sus pulmones, la oscuridad que la había succionado. Lo
último que había visto era el capó del coche de Matt engullido por la
oscuras aguas.

No voy a hacerlo. Elena apartó el pensamiento y siguió nadando hacia


arriba. Los cristales de hielo se formaban entorno a ella, se dio cuenta,
agudos y cristalinos.

Estaba a punto de abrirse paso cuando sus manos golpearon con


algo duro, plano y frío por encima de ella. Jadeo sorprendida, dejando
entrar por casualidad el agua y estallaron chispas rojas y negras en su
visión. Con lo último de su fuerza, Elena golpeo con sus puños contra la
barrera de hielo que parecía que se abriría.

La charca se había helado por encima de ella. Solomon.

Trato de seguir golpeando el hielo pero estaba flotando hacia abajo,


abajo, hacia la oscuridad profunda. Una muerte humana, pensó y
entonces, Oh, Stefan, siento dejarte así.

Una última chispa en ella estallo en rebelión. No iba a morir así, no


otra vez. Ella era una Guardiana. Elena logro llegar a lo hondo, a lo más
hondo de sí misma y empujo con fuerza lo último de su Poder.

Algo se movió en forma de arco, una luz blanca pura, y con un


choque repentino, el hielo encima de su cabeza se agrieto violentamente
abriéndose. Y de alguna manera, con una última débil patada, logró
romper la superficie del agua…

Abrió sus ojos durante un momento, todavía no podía ver. Estaba


tosiendo, tomando roncas, codiciosas respiraciones, luchando por no
sumergirse abajo.

Y entonces algo la agarró por el pelo, estaba ahora sujetándola por el


brazo, y comenzó a luchar contra él, girando y girando a ciegas en el
agua.

—¡Elena! ¡Elena! —Algo nítido cruzo por su cara y Elena dejo de


luchar, estupefacta. —¡Elena!—Era Matt, agarrándola de uno de sus
hombros, su otra mano elevada para abofetearla de nuevo. Darlene, con
el pelo mojado y enmarañado estaba agarrándola por el otro brazo. El
bote se balanceaba en el agua junto a ellos
Las lágrimas se deslizaron por sus ojos, Elena se aferró a Matt, su
cuerpo cálido y sólido al lado del de ella gélido. Ahogada y atragantada,
escupiendo agua helada. —Era un truco—se las arregló para decir
después de un minuto, sollozando.

—Lo sé. No puedo… no sé lo que sucedió, pero estoy tan contento de


que estés bien—Matt trago y respiro hondo, los brazos apretados
alrededor de Elena. —Tenemos que volver a la orilla.

Matt había impulsado a Elena arriba, estabilizando el barco con una


mano. Con mucho esfuerzo, ella logró moverse sobre el lado trasero,
raspando su estómago incómodamente y aterrizando torpemente sobre
el fondo del bote.

Ellos remaron hacia la orilla. Las olas se habían ido y la superficie del
lago era tranquila. El hielo se había casi derretido en el sol de verano,
pero aquí y allá restos de ello se balanceaban sobre la superficie del
lago, tan hermosos que Elena apenas podía creer que acaban de
intentar matarla.

Matt frunció el ceño. —Tal vez Stefan tiene razón. Tal vez es
demasiado peligroso tratar de salvar a Trinity.

—No—dijo Elena. Su cabeza palpitaba, sus ojos ardían, y su pecho se


sentía en carne viva y dolorido, pero no iba a escuchar una discusión
sobre esto otra vez. —No vamos a matarla. No a menos que estemos
seguros de que ella se haya ido.

* * *

—No hay indicios aquí— dijo Jack, tocando su auricular. —Pero


Solomón no suele dejar evidencia de los asesinatos. Quédate al norte y
mantén los ojos abiertos. Nosotros vamos al suroeste.

Meredith oyó el murmullo de la respuesta de Alex y Stefan, y


entonces terminó la transmisión. Jack sacudió su barbilla y la siguió
hacia el suroeste a través de los bosques, explorando con cuidado todo
entorno a ellos.

Ella vio una marca en el barro bajo los pies y levantó una mano para
llamar la atención de Jack.—Pisadas —dijo, manteniendo su voz baja
por si acaso. Las marcas eran indistintas, pero miraron alrededor el
tamaño de las de Trinity. No muchas personas caminarían hasta aquí
tan apartados en el bosque.
Jack se arrodilló para examinarlas, las rodilleras de sus vaqueros
enterrándose en el suelo blando. —No es ella—Gesticulo hacia el talón.
—Estos son demasiado grandes. Trinity tiene los pies más pequeños.

—Ah—dijo Meredith, decepcionada. Habían estado buscando en los


bosques durante un rato, y hasta la fecha no habían encontrado nada.
No había cuerpos, no había señales de algo antinatural. —Lo siento—
añadió, sintiéndose inútil.

—Solomon siempre ha sido increíblemente talentoso en permanecer


invisible—dijo Jack, como si él estuviese leyendo su mente. —Andrés
fue capaz de encontrar a Solomon, esa fue la primera oportunidad que
habíamos tenido en mucho tiempo—Se enderezó y le dedico a Meredith
una sonrisa torcida. —¿La única oportunidad sería convencer a Elena
para que lo intentase de nuevo? No sé qué tan útil podría ser como
Guardiana.

Meredith meneó la cabeza. —Elena no ayudará a cazarla mientras


crea que podría ser capaz de salvar a Trinity.

—Sí, ya veo—Jack bajo sus hombros, y durante un minuto parecía


muy cansado. —Trinity era una cazadora fabulosa. Pero tenemos que
aceptar que se ha ido y lo que vamos a cazar es el vampiro que la
asesino.

—Yo sé—dijo Meredith. Su bastón se sentía más pesado de lo


habitual. No había mucho placer en esta cacería, sabiendo que, en el
mejor de los casos, terminaría en enfrentamiento contra algo que tenía
la forma de una amiga.

Caminaron en silencio por un rato. Un par de veces, Jack se detuvo


para comprobar las huellas en el suelo del bosque, pero ambas veces
sacudió la cabeza y siguió. No eran de Trinity. Meredith mantuvo sus
ojos bien abiertos por cualquier anomalía.

Entonces diviso un grupo familiar de plantas; flores violetas,


ramificadas en tallos verdes y hojas con dientes pequeños. —Mira,
verbena—dijo complacida, y desabrocho la mochila que llevaba con ella
en su espalda. La oportunidad de reponer sus suministros de verbena
no era algo que ella dejaría pasar. Comenzó a recoger los brotes de la
hierba uno tras otro, con cuidado de no aplastar sus flores.

—No he usado mucho la verbena—dijo Jack, acercándose a mirar. —


Pero probablemente debería empezar a ponerlo en el té o algo así, como
tú. ¿Aunque, esto le hace daño a Stefan? ¿Estar alrededor de ello?
—No realmente. Por supuesto, él nunca podría beber de ninguno de
nosotros, pero no creo que llegue a hacer eso nunca—Ella se detuvo. —
Es importante para el resto de nosotros mantener nuestras mentes
claras. Necesitamos toda la defensa que podamos conseguir.

Jack se agachó a examinar más detenidamente las plantas


larguiruchas. —Nunca hubiera considerado cazar con un vampiro
antes—Aventuro. —¿No te molesta lo que él es?

Meredith se irguió. Había recogido todas las plantas, dejando las


raíces, del mismo modo en que Bonnie le había enseñado. Crecerían de
nuevo y podrían volver a esta zona por más.

—Stefan está más que aprobado para mí—dijo rotundamente. —Y no


es un asesino. Él no se alimenta de humanos.

Anduvieron en silencio un rato después de eso. El día se estaba


poniendo caluroso, el cielo era una cúpula azul intensa por encima de
ellos. Meredith se sentía más cómoda ahora, contenta de que ella y Jack
se entendiesen mutuamente con respecto a Stefan. Él no era un
enemigo de los cazadores.

—Te ves cansada, Meredith— dijo Jack, rompiendo el silencio. —


¿Estás bien?

—Yo… yo no he estado durmiendo bien últimamente—confeso.

—¿Algo malo?

—Sigo teniendo esos sueños raros— dijo Meredith tímidamente. No


estaba en su naturaleza hablar de ese tipo de cosas; Ella odiaba parecer
débil. Pero se sentía extrañamente cómoda con Jack: era un cazador;
era como ella. —Tengo un sueño donde estoy en la habitación de un
hospital, o tal vez un laboratorio, y no puedo moverme. — Temblorosa,
se dio cuenta de lo patético que sus palabras sonaban. Era difícil de
explicar cómo de inquietante eran los sueños. —Sólo siento que algo
terrible está pasando—dijo débilmente.

Jack asintió, sus cálidos ojos marrones comprensivos. —Suena


aterrado—Su brazo acaricio de manera tranquilizadora a Meredith. —
Pero sabes que los sueños no pueden hacerte daño, al menos que los
dejes. Son sólo imágenes que ha creado tu mente mientras duermes. Es
la realidad de la cual nos tenemos que preocupar.

—Yo sé—Y para su sorpresa, Meredith se sintió un poco mejor. Traer


los sueños a la luz del día y convertirlos en palabras, los había hecho
parecer inofensivos. Jack tenía razón. ¿Qué era lo que le asustaba de
los sueños, cuando luchaba con monstruos en la vida real?
Capítulo 26
Traducido por zipzap744
Corregido por MewHiine

Finalmente ya solo, Stefan redujo su poder, y lo envió


diseccionándolo por el bosque. Sentía dolor del hambre que tenía, ya
que no había podido alimentarse frente a los cazadores. Ellos no
necesitaban verlo acercando su cara a sus enemigos naturales.

Mantuvo la energía en modo persuasión, haciendo señales para que


se acercara, ven a mí, ven a mí.

Una cierva dio un indeciso paso acercándose a través de la maleza y


acercándose al claro, con sus grandes ojos fijos sobre Stephan

Si, así es , murmuró. Extendió una mano, y la hembra llegó a él


de buena gana, acariciando sus dedos con su suave hocico. Ella lo miro
a los ojos y poco a poco se apaciguó hasta que el único movimiento en
el claro fue el constante aumento y la caída de sus flancos. Stefan bajo
la cara a su cuello mientras alargaba sus colmillos y comenzó a beber.
Mucho antes de sentirse saciado, Stefan se apartó. Si tomaba más,
dejaría a la cierva débil, y no quería que ella fuera vulnerable a otros
depredadores por su culpa.

Vamos dijo dándole una palmadita en el costado. Sorprendida


por su trance, la cierva se sobresaltó y dio un salto largo en la
distancia, chocando contra la maleza mientras corría.

En el momento en el que Stefan levantó la mano para limpiar la


sangre de sus labios, sonó el teléfono. Lo sacó de su bolsillo,
sintiéndose todavía caliente debido a la alimentación, y miro la pantalla.
Damon. Lo dejo sonar de nuevo pensando en no contestar, pero se
contuvo. Katherine estaba muerta, y eso era culpa de Stefan, así que le
debía a Damon hablar con él como mínimo. El había probado durante
varias veces llegar a Damon justo después de que Elena le había
confirmado lo que había supuesto la muerte de Katherine, pero esta era
la primera vez que su hermano le regresaba las llamadas.
Stefan . Damon sonó secamente determinado, como si su última
conversación nunca hubiese sucedido. He estado siguiendo algunas
pistas sobre los vampiros con los que ibas a reunirte y quería…

Damon , Stefan interrumpió ¿estás bien? Trató de poner


intención a sus palabras, sabiendo que la muerte de Katherine lo había
cambiado; lo había dañado. Y si habían matado a Katherine, el próximo
era Damon, así que estaba en peligro.

Katherine había sido vieja, fuerte e inteligente, así que no fue un


blanco fácil. Stefan se paso una mano por la cara, y se apoyó contra un
árbol, sintiéndose de repente muy preocupado por su hermano.

Oyó como Damon suspiraba con cansancio. Voy a ver , dijo en voz
baja. Siento el rastro ahora. La víctima se convierte en el cazador
dijo Stefan en broma, escuchando como a Damon le daba un arrebato
de risa, a través del teléfono.

Damon, ¿porque le dijiste a Elena que no me ayudara? Preguntó


Stefan. Hubo un silencio en el otro extremo de la línea.

Por qué no me ayudarías… contestó Damon secamente

¿Tú querías que ella se enoje conmigo? Damon se quedo callado


por un momento, y luego exhaló una larga y cansada ráfaga de aire.

De acuerdo dijo. No he sido completamente justó cuando hablé


con Elena. La muerte de Katherine no era su culpa.

No sabía que las cosas estaban tan mal allá dijo Stefan,
conociendo a Damon esto era casi una disculpa con uno de los suyos.

Probablemente es mejor que no estés aquí. Yo solo quiero


protegerte . Había un tono de humor en la voz de Damon, y Stefan se
relajo, solo para volverse a tensar de nuevo con las próximas palabras
de su hermano. ¿Qué está pasando con Elena? Preguntó Damon.
Puedo sentir sus nervios, ansiedad y frustración empujando. Es muy
molesto, como un picor. Su tono era ligero, pero Stefan oyó verdadera
preocupación tras él.

Stefan suspiró. Le dolía la cabeza, y el sabor persistente de la sangre


de la cierva estaba volviéndose repentinamente amargo en su boca.
Tambaleándose un poco por sus palabras, trató de explicar acerca de la
negativa de Elena de ayudar a Stefan y los cazadores que mataban.

Solo quiero protegerla terminó miserablemente.


¿Porque no puede entenderlo? . Hubo un largo silencio al otro
lado del teléfono.

Escucha hermano dijo Damon finalmente con una voz


inusualmente suave. No seas un idiota.

Gracias Damon los caninos de Stefan se erizaron con irritación.


Siempre es un placer escuchar de ti.

Ella no es una niña, ella es un guardián, y tú eres un imbécil,


replicó Damon. Ella te ama, y se cuanto lo hace porque puedo sentirlo
golpeteando a través de esta conexión que hay entre nosotros, incluso
aunque yo no quiera. Ella nunca va a parar. Ella ha hecho esto para
proteger a los inocentes, y si ella piensa que esta Trinity, es uno de
ellos, entonces tal vez deberías escucharla. Ella podría saber algo que
tu no.

Stefan sentía como el aire se había escapado de él. ¿Había


subestimado a Elena ignorando sus instintos, tan seguro de que él creía
que estaba en lo cierto? Me tengo que ir , dijo con aire ausente en el
teléfono y colgó.

Limpió los últimos restos de sangre de la cierva con el dorso de su


mano, y se dirigió a casa.

Damon sacudió la cabeza y se metió el móvil en el bolsillo. El nunca


había sido capaz de tomar los consejos de nadie, ni siquiera cuando fue
humano. Damon había querido decirle a Estefan acerca de algunas
soluciones que le habían rondado, por si algo pasaba; pero no se iba a
molestar en volver a llamarlo. Solo tenía que tener cuidado.

Quitó la conversación de su cabeza y se concentró en el edificio de


oficina frente a él.

A primera vista no había nada especial en el edificio gris y de cristal.


Estaba prácticamente diseñado para integrarse con el resto de forma
anónima y sin destacar. Solo un discreto cartel que mostraba un signo
de infinito, y las palabras SOLUCIONES POR LA VIDA, confirmaron que
Damon había encontrado lo que estaba buscando.

Y no fue nada fácil de encontrar, en absoluto. A Damon le había


costado días de búsqueda, llamadas pidiendo favores, ni siquiera lo
había conseguido consultando a una bruja, aunque finalmente había
encontrado su camino hacia aquí por una oficina de aspecto inofensivo
y en construcción a las afueras de Zúrich.

Ninguna empresa legítima sería así de complicada de encontrar, lo


que hizo estar a Damon seguro de que algo muy sombrío estaba
ocurriendo tras esas paredes. Algo que daba la apariencia de gritar
―imposible matar vampiros‖…

Era el final del día, y los trabajadores de las oficinas comenzaban a


salir del edificio.

Damon los examinó con cuidado, seleccionando finalmente una joven


y bonita rubia que caminaba sola, llevando con ella un montón de
archivos.

Esto sería más fácil si el todavía fuese capaz de usar su poder para
poder influir en la mente de quien él quisiera.

Técnicamente, el tutor que le unía a Elena, solo le había prohibido el


uso de su influencia para alimentarse, pero había caído en el hábito de
usar su poder sobre los seres humanos en general.

Además, eran un grupo inconstante, guardianes, y no quería dejarlos


fuera. Además, a él todavía le quedaba su encanto. Se acercó con la
intención de interceptar a la mujer, así que chocó contra ella, enviando
a volar contra el suelo, todos los archivos.

Oh, no , dijo Damon en alemán: Lo siento mucho. Permítame


que te ayude.

El rostro de la mujer, se había sonrojado por la ira, pero la respuesta


que tenía en mente, murió en sus labios, una vez que ella tuvo una
buena vista.

Él le dedicó su sonrisa más seductora, y vio como ella se suavizaba al


instante.

En el tiempo que habían tardado en recoger sus archivos, Damon se


enteró de que el nombre de la mujer era Aneli Yoder, que tenía 25 años,
y que era secretaria de un grupo de científicos de soluciones para la
vida.

¿Entonces que hacen esos científicos allí? Preguntó con voz


casual, mientras movía sus ojos sobre sus labios; haciendo ver, que
estaba buscando una excusa para seguir hablando con ella.
Investigación científica dijo Anneli alegremente, ladeando su
cabeza, y mirando a Damon a través de sus largas pestañas doradas.
Matería relacionada con la salud. La longevidad es una de las cosas,
en las que mi grupo está trabajando. Algunas ratas vivirán más, con
una dieta restringida ¿lo sabias?

Fascinante . Con mucho cuidado apartó un largo rizo de oro


detrás de su oreja, dejando que su mano se quedara allí. Estoy
seguro que eres muy valiosa para tu equipo. ¿ Que haces tú?

Estoy allí dijo. Tomo notas durante las reuniones, envió


informes a los administradores, contesto al teléfono…

Interesante . Damon se acercó un poco más a ella. El corazón de


Anneli se aceleró, y sus labios se abrieron inconscientemente. Olía
dulce, y lamentó por un instante no poder alimentarse de ella; tenía un
hambre terrible. ¿Qué tipo de notas e informes? Anneli pareció
sorprendida.

Yo no leo los informes Dijo solo los envió, y realmente no tengo


que recordar lo que dice la gente durante la reunión, se taquigrafía.

Apuesto a que haces más que eso , dijo Damon, encrespando sus
labios con una media sonrisa. No seas modesta tuvo la tentación de
poner un toque de energía en sus palabras, pero no sabia si los
guardianes lo verían fuera de lugar. No valía la pena de todos modos,
Anneli no parecía saber mucho más.

Bueno dijo frunciendo el ceño y arrugando su frente lisa. Tengo


que hacer el envió de estas muestras de sangre al laboratorio…

¿Muestras para que? Preguntó Damon.

Anneli parpadeó sus azules ojos ante él. Investigación.

Podría haber escogido un mejor informante, Damon pensó con


irritación, disparando a Anneli su más deslumbrante sonrisa. La había
elegido porque le pareció más fácil de influir sin usar su energía, y al
parecer acertó, también al pensar que a primera vista, parecía la más
tonta.

Se despidió de Anneli saludándola cuando ella se volvió para


dispararle una ansiosa sonrisa por encima de su hombro.

Ella no tenía la respuestas que el necesitaba, pero lo que si tenía;


pensó Damon con una sonrisa, era una tarjeta codificada, que le dio el
acceso al edificio. Se las había arreglado para deslizarlas fuera de su
bolso mientras estaban recogiendo los archivos. Con suerte, Anneli no
se daría cuenta de que le faltaba hasta el día siguiente por la mañana.

El iba a volver esta noche y descubrir los secretos que se escondían


aquí. Tocando la llave escondida en el bolsillo de su chaqueta, Damon
sonrió. Por fin estaba apunto de aprender sobre los secretos de los
extraños vampiros. La victima se convertiría en el cazador, tal y como
Stefan había dicho.

Pero por ahora tenía que matar el tiempo, y los vampiros que lo
perseguían no lo habían alcanzado todavía. Tal vez podría conocer a
alguien en esta ciudad y saciar su hambre.

Si, finalmente Damon se decidió, echó una última mirada al soso


edificio de oficinas, pensando que era un buen plan, el volver esa noche.
Capítulo 27
Traducido por zipzap744
Corregido por pili

¡Zander! Bonnie se opuso riendo: Yo no estoy cansada en


absoluto. ¡Salgamos!, quiero ir a bailar, y ver a todos.

No dijo Zander sosteniendo la maleta en una mano, y bloqueando


la puerta con la otra cuando Bonnie trató de dar la vuelta y salir de su
edificio. Ahora que te tengo en mis garras, te quiero en casa esta
noche. No tienes idea cómo de aislado he estado en nuestro
apartamento, solito. Él sonreía pero sus hermosos ojos azules, estaban
serios y el corazón de Bonnie dio un pequeño golpe gracioso.

Yo también te extrañé dijo, y Zander se inclinó para besarla,


poniendo su boca caliente y suave contra la de ella.

En realidad si Zander me quiere para el solo esta noche, entonces yo


no tengo ningún problema con eso, Bonnie decidió, dejándose llevar en el
beso. Supongo que puedo esperar hasta mañana para ver a los
otros le dijo con voz ensoñadora.

Zander resopló y envolvió su brazo firmemente alrededor de sus


hombros. Buena suerte con eso dijo, y giró la puerta de su
apartamento abriéndola.

¡Sorpresa! Gritaron varias voces. Bonnie grito de alegría y se fue


corriendo a abrazar a Meredith.

Te extrañé Bonnie gritó, y Meredith se echó a reír, abrazando a


su amiga.

Yo también Dijo Meredith. Ella parecía cansada, Bonnie notó


oscuras bolsas bajos los ojos, que no deberían estar allí, pero estaba
sonriendo alegremente. Alaric se colocó detrás de ellas y tomó la mano
de Meredith con la suya.

Ella ha estado languideciendo desde que te fuiste le dijo a


Bonnie. En el momento que las cosas estén más tranquilas, vosotras
dos necesitáis tener una hora de chicas.
El grupo se dispersó por toda la habitación, como de costumbre:
Shay y Jared se besaban con entusiasmo en un rincón de la cocina,
Candem y Marcus derribándose a golpes, Tristan y Spencer
insultándose, todos ellos luchando, bebiendo, comiendo y haciendo
ruido.

Bonnie sonrió a todos por igual, sintiéndose benevolente. Podrían ser


ruidosos y salvajes esta noche, y ella no tener que tener cuidado. Se
sentía contenta de estar en casa.

¿Cómo te fue en Chicago? Preguntó Elena. Besó a Bonnie en la


mejilla y le dio un vaso de vino. ¿Tuviste la oportunidad de ir al
Instituto de Arte?

No dijo Bonnie tomando un sorbo. No tuvimos la oportunidad


de ver un montón de cosas de la ciudad, mayormente estuvimos
trabajando en cosas de bruja. Estaba a punto de profundizar en esto,
cómo habían pasado sus días meditando, estudiando en el césped, sus
tardes trabajando en hechizos, cuando se dio cuenta de que Elena no
estaba escuchando. Los ojos de su amiga estaban mirando más allá de
ella, sobre el hombro de Bonnie, así que se volvió para ver lo que Elena
estaba mirando.

Stefan estaba en el lado opuesto de la habitación, mirando a Elena,


con una cara tan afligida que Bonnie sintió un gran pesar.

Bonnie se encontró conteniendo el aliento, a la espera de algo,no


estaba segura de lo que estaba sucediendo. Pero después de un
segundo, Stefan miró hacia otro lado, y el momento se había
roto. Bueno dijo Elena cambiando su atención de nuevo hacia
Bonnie. Bueno, me encantaría ir al Instituto de Arte, ellos tienen
algunas pinturas del siglo XVIII, es alucinante.

Está bien dijo tímidamente Bonnie. Ella le dio un codazo a


Zander y trató de comunicar que infiernos estaba pasando con ellos,
con un sutil movimiento de cejas, pero Zander solo se encogió de
hombros.

Bonnie se volvió y vio a Matt por primera vez, ya que no se había


percatado de él cuando llegó. Se veía terrible, con los ojos rojos e
hinchados, como si no hubiera dormido en días.

Matt exclamó, y le dio un rápido abrazo. ¿Dónde está


Jasmine? Matt se encogió.
Nosotros, uh… lo dejamos dijo con la voz quebrada alejándose en
dirección a la cocina.

Confundida, Bonnie miró a Zander, nuevamente pidiendo una


explicación, pero él se había alejado para acabar con una pelea entre
Enrique y Marco. Agarrando la muñeca de Meredith, Bonnie la arrastró
a la habitación de al lado. ¿Qué está pasando con Elena y Stefan?
Dijo entre dientes tan pronto como estuvieron en un rincón
privado. ¿Y qué pasó con Matt y Jasmine? Ella frunció el ceño,
pensando en las miradas tensas detrás de las sonrisas de sus amigas,
incluso el juego frenético de los hombres lobo. ¿En realidad que es lo
que está mal con todo el mundo?

Meredith se mordió el labio.

Dime insistió Bonnie.

Lo haré, lo juro dijo Meredith apurada. Pero, ¿no podemos


estar aunque solo sea por esta noche contentos de que hayas vuelto?

¡Muéstranos un truco de magia Bonnie! Gritó Enrique distraído


con su igualada lucha.

Bonnie puso sus ojos en él, y luego señaló con el dedo a Meredith.
Mañana dijo. Me lo vas a contar todo Meredith asintió y Bonnie
se acercó al centro de la habitación, con la cabeza alta. Si querían
divertirse por una noche antes de hablar da las terribles cosas que
estaban pasando, entonces ella lo haría.

¡Truco de Bruja! ¡Truco de Bruja! varios de los hombres lobo cantaban


dirigidos por Enrique, y Bonnie sonrió. Finalmente, podría mostrar a
sus amigos a Zander un show de los que sus últimas semanas habían
sido.

Se centró de la misma manera que había aprendido en Chicago,


descansando sus dedos contra el halcón en su garganta, ella se agachó
y bajo a través del hormigón y el ladrillo de su edificio, dirigiendo su
concentración hacia la tierra que había bajo su edificio. Una vez que se
plantó firmemente como un árbol, estiró su conocimiento fuera, y
agarro con decisión la energía de todos los que estaban en la
habitación.

Una sacudida golpeó a través de ella cuando se vinculo con Zander, y


a través de él a los demás hombres lobo. Su energía era más cruda de lo
que estaba acostumbrada, un poder fuerte y lleno de musculo que la
hizo temblar, sintiéndose super-alerta. Podía oír el corazón de Zander
latiendo constantemente a su lado, podía oler el fuerte aroma del
alcohol de las bebidas de todo el mundo y un olor dulce y pegajoso que
venía de las galletas que Elena acababa de traer a la habitación. ¿Era
esta la forma en la que los hombres lobos se sentían todo el tiempo?

Fue más cauta al ligarse a Stefan, su energía era poderosa, oscura y


muy consciente. Lo tenía todo en un trasfondo más frío que la hacía
temblar, fresco y tranquilo, mientras que los hombres lobo estaban
llenos de calor y de vida. La energía de Meredith era extrañamente
similar a Stefan vampiros y cazadores, dos caras de la misma moneda,
Bonnie pensó, casi abrumada─ mientras Alaric se sentía más familiar,
como el de las brujas con las que había trabajado en Chicago. La
energía de Elena brillaba dorada y calentó el interior de Bonnie, como si
sus huesos ardieran lentamente a fuego lento.

Había, Bonnie pensó, una gran cantidad de energía para aprovechar.


Ella tiró con cuidado domando la energía, y a continuación se centró en
Enrique, que seguía liderando el cantico. Luego empujó.

Con un grito sobresaltado, Enrique golpeo el techo, un poco más


fuerte de lo que Bonnie se había propuesto, lo mantuvo allí, sintiendo el
Poder del resto a través de ella.

Después del momento de estupefacto silencio, todo el mundo, incluso


Enrique, comenzaron a reír.

***

Reunámonos al norte del campus, ¿en 20 minutos?

Stefan leyó el mensaje de texto de Jack y se dirigió a la puerta. Él y el


cazador principal quedaron para hablar. Jack iba a tener que tomarse
los instintos de Guardiana de Elena más enserio, además se estaba
haciendo tarde, y eso se estaba acabando de todos modos.

Sintió a Elena un segundo antes de que ella le tocara el brazo.


¿Stefan? ¿Puedo hablar contigo? Se la veía pálida y tensa, con sus
ojos azules como joyas en su rostro.

Si, por supuesto dijo Stefan, con su corazón dando vueltas. Había
querido dejarlo a un lado toda la noche, ya que había sido tortuoso
mirarla sin saber lo que estaba pensando o lo que sentía por él en este
momento.

Dame solo un momento y vamos andando a casa. Rápidamente


envió un mensaje a Jack para avisarlo que no podía esta noche.
Lo siento y apagó su teléfono. Esto era más importante.

Él y Elena bajaron las escaleras y salieron juntos a la calle en silencio


en dirección a la casa.

La noche era cálida y clara, las estrellas brillaban por encima de


ellos. El silencio se sentía bien, sin la tensión que había estado
colgando entre él y Elena últimamente. Después de un tiempo, Stefan
descanso sus hombros, dejando escapar de él la ansiedad. Eran Stefan
y Elena, y se amaban, no importaba el que. Él lo sabía. La tomo de la
mano, y ella lo agarro con fuerza.

Quería disculparme dijo Elena con cuidado, sin dejar de mirar al


frente. A pesar de que no estoy de acuerdo con lo que estás haciendo,
se que solo estás tratando de protegerme. Admiró su perfil durante un
momento, su pequeña nariz y barbilla puntiaguda, el suave oleaje de
sus labios. Se veía tan delicada, su piel era pálida y suave a la luz de la
luna, pero tenía que recordar que ella no lo era.

Yo también lo siento dijo, y se volvió para mirarla a la cara. Se


que no eres una chica indefensa, siempre has sido fuerte, incluso antes
de encontrar tu Poder─Recordó a la chica de secundaria decidida,
inteligente e infeliz, valiente de espíritu capaz de soportar tanto a él
como alDamon vibrante, a pesar de todos sus años de experiencia, y
después de todas las mujer que habían conocido. Después del primer
impacto de la semejanza,no era su parecido con Katherine lo que les
había atraído, en absoluto.

Habían llegado a la puerta del edificio. Stefan hablo


apresuradamente, ansioso por decirle todas las cosas que tenía que
decirle, ya que de alguna manera sentía que era necesario aclarar las
cosas antes de entrar en el interior. La próxima vez que se fueran a
casa, quería hacerlo limpiamente, sin la tensión que se cernía sobre
ellos como una nube oscura.

He sido tan terco dijo Stefan. Se lo que soy, no he estado


escuchando. A veces lo único que puedo ver es el peligro que se acerca
a ti. Sigo pensando que si puedo deshacerme de todo lo que te
amenaza, entonces tú podrás ser libre. Podremos empezar nuestras
vidas juntos, una vida que va a durar para siempre. El trago
duramente, al encontrarse muy cerca de llorar. Si te perdiera no
podría sobrevivir a esto, todo habría acabado dijo suavemente.
Oh, Stefan Elena le acarició la mejilla, y luego acarició con sus
dedos suavemente su pelo. Siempre habrá algún peligro. Esto es parte
de nuestra vida juntos, y no la podemos desperdiciar.

Lo sé dijo Stefan, levantando la mano para agarrar la de ella.


Debería haberte escuchado acerca de Trinity. Yo no podía; no podía
creer que todavía estuviera allí. Pero yo creo en ti. Eres una
Guardiana tuvo que forzar sus palabras ya que gran parte del quería
seguir gritando que mantendría a Elena a salvo a lo mejor, incluso
puedes sentir algo que yo no Suspiró. Confió en ti Elena. Si quieres
tratar de salvar a Trinity, yo te ayudaré.

Parecía tan simple, de repente. Pasara lo que pasara mañana — y no


sabía qué sucedería, porque Trinity era peligrosa, y Solomon aún estaba
tras Elena, y ninguno de esos hechos había cambiado cuando se
unieron. Te amo le dijo. Cada día más. Vamos a estar juntos
durante mil años o más, y yo voy a seguir amándote durante todos
ellos.

Elena le dio un beso en respuesta, cálido e insistente, él la atrajo aún


más cerca. Fueron arriba de la mano hacia los apartamentos,
intercambiando besos durante todo el camino.

Tengo algo para ti dijo Stefan cuando finalmente estuvieron


dentro. Su corazón se acelero un poco lentamente, mientras buscaba en
su bolsillo la llave y se la puso en la mano. Tu casa está en Fell
Church, explicó en respuesta a su mirada interrogante. La compré
para ti a tu tía Judith. Cuando Solomon esté fiablemente muerto vamos
a ir a todas partes. Te voy a mostrar todos los lugares donde he estado,
y encontraremos nuevas partes de este mundo juntos. Pero siempre
tendremos un lugar al que volver juntos, Vamos a tener un hogar – tu
casa.

Los ojos de Elena se llenaron de lágrimas. Gracias susurró. Me


sentía tan… yo no estaba dispuesta a renunciar a esto. Quiero que haya
un hogar esperando por nosotros, cuando regresemos juntos.

Elena es mi casa, pensó, y se lo dijo mientras pasaba sus dedos por


la suave piel de sus mejillas, la frente, los labios, la garganta, como si
pudiera memorizarla con su contacto. Ella murmuró suavemente de
nuevo hacia él, su cálido aliento y sus ojos brillantes con vida. Stefan le
besó el cuello, sintiendo latir su sangre a través de sus venas, tan firme
y constante como las mareas.
Elena levantó la cabeza deliciosamente hacia un lado y deslizó
suavemente sus colmillos bajo su piel. La primera bocanada de rico
sabor, la sangre caliente de Elena los atrajo aun más cerca, dos piezas
de un perfecto conjunto.

Casa pensó de nuevo; Elena es mi casa.

#TVD11StelenaForever
Capítulo 28
Traducido SOS por Emi_93
Corregido por pili

—Así que,— dijo Bonnie juguetonamente,— no pude evitar notar una


pequeña tensión entre tú y Stefan la noche pasada, y esta mañana
estás tan alegre. ¿Todo resultó bien?—Ella movió las cejas hacia Elena
mientras ella removía su café, su cuchara repicando suavemente contra
los lados de la taza.

Elena pudo sentir a sus mejillas enrojecerse, lo cual era ridículo: Ella
y Stefan llevaban viviendo juntos por años. —Esos son muchos
pasteles— dijo ella, desviando la atención de Bonnie — ¿Qué has hecho,
comprar la pastelería?

Estaban de vuelta en la casa de Bonnie para desayunar, las dos


solas, y la mesa de la cocina de Bonnie y Zander estaba llena de
croissants, galletas danesas, muffins, y donuts, así como también con
un inmenso recipiente de vidrio lleno de fruta cortada y una tetera de
café.

—Lo sé, ¿verdad?— dijo Bonnie— Es todo gracias a Zander. Por un


lado es para mostrar lo feliz que está de que yo esté en casa, y de
asegurarse de que me ponga tan gruesa que no pueda salir por la
puerta de nuevo. Nunca supe si poner toda esta comida es cosa de
lobos o solo algo de Zander. Es un criador, supongo — Ella revolvió su
café otra vez y luego miró a Elena con severidad. —Pero aún no te has
liberado del garfio. ¿Están Stefan y tú peleados?

—No creo que sea una cosa de chicos— Elena desvió. — Stefan no
come y apenas recuerda que yo lo hago. Si no voy a la tienda, no habría
nada más que bolsas de sangre y agua embotellada en nuestro
refrigerador. Bonnie le echó una mirada, y Elena suspiró. —Ya no
estamos peleados. Pero aún tenemos que convencer a los demás de no
matar a Trinity.

—Aun no entiendo eso. ¿Por qué todos creen que Solomon está en el
cuerpo de Trinity?—preguntó Bonnie.

Elena explicó. No había visto a Solomon –o al chico que habían


pensado que era Solomon –morir, pero recordaba todo lo que Stefan y
Meredith le habían contado, como los había examinado a todos, su
intensa concentración sobre Trinity mientras ella se había puesto
nerviosa y había sangrado. Como habían pensado que Solomon estaba
muerto, pero luego Trinity había escapado de ellos con la mirada
amarilla de Solomon. Como el ―Solomon‖ que ellos habían pensado no
era originalmente Solomon, sino un hombre llamado Gabriel Dalton.

Bonnie la escuchó con intensidad, tomando un pastel de manzana y


haciendo alguna pregunta ocasional. Cuando Elena terminó, ella negó
con la cabeza, perpleja. —Eso no me suena a cambio de cuerpo— dijo
ella tercamente.

—Olvidé que eras la experta en esto— dijo Elena, solo con un toque
de sarcasmo, y Bonnie le hizo una mueca.

—Escucha— dijo Bonnie— Todo lo que he estado haciendo este


último mes fue trabajar con energías de gente. Todos tienen un sabor
distintivo que les es propio.

—Como sus auras— dijo Elena, asintiendo con conformidad. Cada


aura era diferente— Pero aún no he sido capaz de ver el aura de
Solomon.

—Auras, energías. Papa, patata— dijo Bonnie— Solo porque no


puedas verla no significa que no esté allí. De alguna forma, Solomon
pueda ocultarla de ti— Ella bajó su tenedor y se inclinó hacia adelante,
mirando a Elena con seriedad con sus grandes ojos castaños. —Mi
razonamiento es, si Solomon hubiera cambiado de cuerpo con Trinity,
todos lo habrían sabido al instante, antes de que Solomon –o Gabriel, o
lo que sea –muriera. Hubieran sido capaces de decir que no eran la
misma persona— Elena comenzó a objetar, pero Bonnie levantó la
mano— Piensa en ello— dijo ella. —Nadie pensó que Katherine eras tú
por más de unos cuantos segundos, incluso a pesar de que se parecen
tanto. Diferente energía. Iguales por fuera, pero diferentes por dentro. Si
la gente que la conocía pensó que Trinity aún estaba allí –y ellos han
cazado con ella, debieron conocerla bastante bien –entonces era Trinity.

—Pero cuando Meredith la vio, era un vampiro— dijo Elena sin poder
hacer nada. —Y tenía los ojos de Solomon. ¿Crees que esté poseída?
Esa era la otra teoría de Alaric.

—Estoy bastante segura de que debes ser un demonio para poseer a


alguien— dijo Bonnie despectivamente. —Los Antiguos no son
demonios; solo son vampiros antiguos realmente poderosos— Ella se
echó hacia atrás para poder agarrar su trozo de tarta, frunciendo el
ceño pensativamente. —Creo saber que es, sin embargo— dijo ella.

Elena la miró. —Continua.


Bonnie apoyó sus codos en la mesa y acunó la barbilla en las manos.
—Puedo hacer muchas cosas ahora que no podía hacer antes, algunas
a través de absorber la energía de la gente, como lo hice la noche
pasada— Elena asintió. Había sentido a Bonnie tirando de ella, sabía
que había usado de alguna forma el propio Poder de Elena para hacer
levitar a Enrique. —Y si fuera una mala persona, y una realmente
poderosa— Bonnie miró a Elena, —como un Antiguo, creo que podría
hacer funcionar las cosas al revés.

— ¿Qué quieres decir? –preguntó Elena.

—Si fuera lo suficientemente poderosa, podría tomar mi propia


energía y empujarla dentro de alguien más en lugar de usar su energía.
Podría llenarlos con mí misma y hacerlos hacer lo que quiera. Solo
estaría activando el botón al revés, en realidad.

—Eso suena a posesión— dijo Elena, confundida, pero Bonnie negó


con la cabeza impacientemente.

—No— explicó ella. —En la posesión, el demonio sí entra en la


persona y toma su cuerpo para sí mismo. Esto sería más como una
forma muy poderosa de compulsión.

Solomon no está dentro de Trinity; solo la está usando. Dado que él


es tan fuerte, él podría transferir sus propios atributos –como los ojos
amarillos, y ser un vampiro –pero ella solo estaría compelida. Ella aún
está allí, bajo todo el Poder que la está forzando dentro de ella.

La esperanza floreció en el pecho de Elena. Esto era algo aterrador,


pero era la primera sugerencia que hacía posible salvar a Trinity. —
Estás diciendo que Solomon tiene un cuerpo, allí fuera en alguna
parte— dijo sin aliento. —Hemos estado cazando a los objetivos
equivocados todo este tiempo –primero a Gabriel, y luego a Trinity –
mientras que el correcto, el Solomon real, se ha mantenido oculto.

Bonnie sonrió y saltó de la mesa, sacudiendo los platos. Ella le tomó


la mano a Elena. —Vamos— dijo impacientemente. —Si han estado
buscando a la gente equivocada todo este tiempo, tal vez es tiempo de
intentar encontrar al correcto.

En la habitación, Bonnie extendió un mapa sobre la cama


matrimonial. —Este es todo el Estado— le dijo a Elena. —Esta clase de
compulsión debe requerir mucho Poder. No creo que pudiera hacerlo
desde un lugar más lejano. Ella colocó una vela púrpura en cada
esquina de la cama, cuidadosamente, y luego las encendió. —El
púrpura es bueno para la adivinación y cosas psíquicas— explicó ella.

Ella se paró frente a Elena. La cama y el mapa entre ellas, y se


tomaron de las manos. —Necesito usar tu Poder de Guardiana.
Elena negó con la cabeza. —No funciona en Solomon— dijo ella. —He
estado buscando y buscando por él. No pude encontrar ni a Gabriel, ni
a Trinity, tampoco. No hay rastro de ellos.

—Como dije, debe de ser capaz de escudarse de algún modo de ti—


dijo Bonnie. —Sabe que puedes encontrar cosas malvadas y está
haciendo algo para protegerse de ti— Ella sonrió con picardía, sus
dientes blancos a la luz de las velas. —Pero no sabe lo que yo puedo
hacer. Confía en mí.

Y Elena lo hizo. Ella se estiró para agarrar las manos de Bonnie,


entonces, cerrando los ojos por un momento, sintió su Poder. Ella
pensó en el mal que Solomon había causado: tomando a Trinity y al
desconocido Gabriel Dalton; matar al gentil Andrés, su sangre fluyendo
roja sobre la cama; el pequeño indigente despedazado Sammy.

Cuando abrió los ojos, Elena pudo ver el aura de Bonnie, gentil y
rosada a su alrededor, y la suya propia dorada junto a ella, pero no
había rastros de maldad, nada que ella pudiese seguir,

—Ves el problema— dijo ella.

—Solo espera— le dijo Bonnie. Ella empezó a murmurar palabras en


un idioma antiguo, y las llamas de las velas se extendieron más altas,
llameando furiosamente, a pesar de que no había brisa. Los pequeños
pelos en los brazos de Elena se erizaron.

Entonces el aura de Bonnie se mezcló con la suya, la rosada y la


dorada luciendo como los colores de un atardecer de verano. Al mismo
tiempo, Elena sintió un gentil e insistente tirón en algún lugar cerca de
su clavícula –Bonnie pidiéndole déjame entrar, déjame entrar. Tragando
saliva nerviosamente, trató de abrirse y dejar que Bonnie tomara lo que
necesitaba.

Bonnie habló más rápido, las antiguas palabras cayendo unas sobre
otras en una lenta monotonía, y luego, de pronto, se calló. De cada vela
un rayo dorado se arqueó sobre Bonnie y Elena, sobre la cama, para
encontrarse sobre el mapa. Un solo punto de llama cayó, abrasando el
mapa. Y entonces las velas se apagaron.

—Allí— dijo Bonnie, apoyando el dedo en la marca quemada. —


Funcionó.

Elena se quedó aturdida. —Hemos estado buscando en el lugar


equivocado todo el tiempo— susurró ella. —Solomon ni siquiera está en
Dalcrest.
Capítulo 29
Traducido SOS por Melusanti
Corregido por pili

Después de más de quinientos años, Stefan no pensaba que debería


tener miedo de la oscuridad, pero había algo en este lugar que lo ponía
nervioso. Estaban bajo tierra en un antiguo reservorio el agua no
había sido almacenada allí por años, pero la piedra estaba todavía
húmeda y pegajosa, el musgo manchaba la superficie. Una luz tenue se
filtraba desde arriba, lo suficiente para navegar.

—Es como una especie de submundo pagano,— dijo Alaric,


maravillado.

Stefan sonrió débilmente en reconocimiento, pero no respondió. Aquí


reinaba tanto silencio, el suave sonido de sus pasos y un goteo
constante de agua, en algún lugar en la oscuridad. El fuerte olor a
cementerio de la piedra húmeda se superponía a todo, y el eco
distorsionando del sonido, por lo que era imposible para Stefan saber si
había algún ruido u olor que no pertenecían.

A los hombres lobo no les gustaba. Se entremezclaban entre los seres


humanos, gimiendo suavemente en señal de protesta, sus colas hacia
abajo y sus orejas hacia atrás con tristeza. Bonnie, caminando detrás
de Elena, tenía su mano en la espalda de Zander, sus dedos
entrelazados en su espeso pelaje blanco. Stefan no estaba seguro de
quien estaba tranquilizando a quien.

Esta era la misión de Elena y Bonnie, y Stefan esperaba que ellas


tuvieran razón, que Solomon estuviera aquí en algún lugar, no en el
cuerpo de Trinity en Dalcrest. La tensión en el rostro de Jack decía que
estaba tomando un montón de fe y no era feliz con eso. —Cada
momento que perdemos aquí, Trinity podría estar asesinando a gente
inocente— murmuró Meredith en voz baja, pero Stefan, con sus agudos
sentidos vampíricos, la escuchó.

Cuando Elena le había dicho que ella y Bonnie creían que sabían
dónde se escondía en realidad Solomon-en un reservorio subterráneo
abandonado en las afueras de un pequeño pueblo llamado Stag’s
Crossing, a unos cuarenta kilómetros de Dalcrest- Stefan había
dudado.

Pero ahora, viendo valiente, y hermosa a Elena siguiendo un sendero


que sólo ella podía ver, Stefan tenía fe en ella. Elena siempre lo lograba.

Se estaba volviendo más frío, se dio cuenta de repente. La escarcha


crujía bajo sus talones. Meredith, que por lo general tenía el paso firme,
resbaló y juró mientras se esforzaba por recuperar el equilibrio. Los
lobos acercaron posiciones a los humanos, y Tristan dejó escapar un
gemido inquieto.

Doblaron una esquina, y algo se movió por delante de ellos en la


penumbra. Matt levanto su ballesta y disparó sin vacilar.

La flecha de la ballesta se detuvo en el aire y cayó al suelo.

Stefan trató de dar un salto adelante y se encontró que, al igual que


en el museo Plantation, sus músculos se negaron a obedecerle. Los
otros delante de él estaban igualmente quietos, Zander congelado con
una pata levantada, Bonnie en el acto de girar la cabeza para mirar a
Elena.

Solomon salió de la oscuridad.

Él no era, Stefan pensó con un sobresalto de sorpresa,


particularmente impresionante. A primera vista, era un hombre
pequeño, casi tímido en aspecto, el tipo de persona que podría pasar
por la calle sin un segundo vistazo. No había nada hermoso como
Gabriel Dalton o alto, de rostro dulce como Trinity. Su cabello castaño
claro renegado hacia abajo, más allá de sus orejas, y sus hombros
encorvados. Si no fuera por el poder que nos tenía a todos indefensos
en el lugar, Solomon habría sido fácil de subestimar.

Luego, él levantó la vista y sus ojos destellaron dorados en la


oscuridad, y Stefan supo que era él. Sus ojos estaban llenos de
inteligencia fría y pura malicia, los ojos de algo viscoso y primitivo que
había visto debajo de una roca durante incontables milenios mientras
la civilización se elevaba y caía.

Solomon dio un paso más cerca de ellos, cerca de Elena y Stefan se


quedó atrás helado de miedo.

Sus peores temores se estaban realizando, y no había nada que


Stefan pudiera hacer al respecto. No podía moverse. No podía hablar.
Apenas podía respirar. Lo único que podía hacer era ver como todo lo
que le importaba a él estaba a punto de ser destruido.
—Una chica bonita— dijo Solomon con su voz seca y ronca, y alargó
una mano para tocar el rostro de Elena.

Stefan quería gritar de rabia, quería golpear a Solomon y tumbarlo de


nuevo, pero no importaba lo mucho que lo intentara, no podía moverse.

Casi suavemente, Solomon pasó un dedo sobre los pómulos de Elena,


sus labios suaves, a través de su barbilla delicada. Y en todas partes
que la tocaba, Elena comenzaba a sangrar, minúsculas gotitas caían a
través su piel, corriendo por la superficie de su cara. Stefan podía oler
la riqueza de la sangre de Elena en todas partes, y sus colmillos
palpitaban y se alargaban en contra de su voluntad.

—Encantadora— dijo Solomon con aprobación. Trazo sus dedos a


través de la sangre de Elena, untándola en modelos plumosos. —
Perfecta.

Había pasos que se acercaban hacia ellos, y Solomon levantó la vista,


sus ojos dorados eran afilados. Las esperanzas de Stefan resucitaron
por un segundo. Tal vez se trataba de alguien que pudiera ayudarles.

—Allí están— dijo Solomon con aprobación, y el corazón de Stefan se


hundió de nuevo. A pesar de que no podía verla, sin embargo, él sabía
quién era. Trinity. Lo que quedaba de ella, totalmente esclava de este
malvado Antiguo.

Por favor, no Elena. Déjala vivir. Le rezó al Dios en el que él había


creído ciegamente como ser humano. Un hilo de sangre corría por la
barbilla de Elena, goteando y manchando su camisa. Ella estaba
terriblemente pálida.

Más allá de Elena, él podía ver a Solomon, sus ojos dorados siguiendo
a Trinity. Ella vaciló justo detrás de Stefan y luego lo pasó. Un momento
después se oyó un ruido de piel chocando con piel y un goteo constante
de líquido golpeando en el suelo de piedra. Sangre, Stefan se dio cuenta
con horror, oliendo el aroma cobrizo, rico. Trinity había herido a
alguien, pero no sabía a quién.

Solomon sonrió. —Ven aquí— ordenó.

Trinity caminó directamente hacia Salomon y se puso delante de él,


con las manos cruzadas delante de ella y con la cara hacia la suya en
una parodia de niño obediente. Los ojos dorados miraron a los ojos
dorados, y la sonrisa de Salomon se amplió.
—Cazadores— dijo él lentamente. —Tus viejos amigos. ¿A quién
vamos a matar primero?— Miró de un lado al otro del grupo,
lentamente, y luego asintió. —Jack, por supuesto— Su mirada se
estrechó en el cazador, junto a Stefan. —No confío en ti.

Trinity se giró hacia ellos, su hombro rozando el de Stefan mientras


se estiraba para alcanzar la garganta de Jack. Ella dio un suave sonido
de satisfacción cuando sus dientes perforaron la vena. Stefan podía
olerla ahora. Ella olía repugnantemente a sangre seca y sudor.

Solomon extendió una mano hacia Elena otra vez, sus uñas largas y
negras de mugre. Remontando a través de la clavícula de Elena, suspiró
teatralmente. —Tan bonita— dijo de nuevo. —Me gustaría mantenerte,
pequeña Guardiana, hacerte mía. —Cuando trazó su dedo, la piel de
Elena se abrió, derramando sangre por encima de su clavícula, hacia
abajo a través de su pecho, manchando su camisa con la sangre
derramada. —Tristemente, sin embargo, creo que debería deshacerme
de ti ahora. Tu sangre es demasiado peligrosa para mí. —Concluyó
Solomon tranquilamente.

Mirando hacia delante sin poder hacer nada, Stefan quería morir.
Moriría gustosamente, si eso protegería a Elena.

El brazo de Elena se estremeció.

Al principio Stefan pensó que era una ilusión de la tenue y


temblorosa luz. Pero Bonnie pestañeó, un lento parpadeo definido. Se
dio cuenta que ellas todavía estaban conectadas. Estaban trabajando
juntas, de la misma manera en que habían trabajado juntas para
localizar a Solomon.

Los ojos de Elena se movieron para encontrarse con los de Stefan,


azul claro brillante, a pesar de la sangre que corría por su rostro. En
ellos se podía leer su mensaje: Prepárate.

Hacía tanto frío que el primer toque de calidez que se extendió en su


interior se sentía como fuego. Sabía sin cuestionar que venía de Elena.

Trinity estaba alimentándose de Jack a su lado, sorbiendo con un


ruido espeso. Solomon apartó la mirada de Elena por un momento,
viendo todo el horror que su títere estaba perpetrando, y luego volvió la
mirada hacia ella, sacando un cuchillo de una funda en su cintura.
Stefan lo reconoció: Lo que una vez había sido de Trinity. El cuchillo de
un cazador.
El calor ardiente llenó su cuerpo. Stefan sabía que sólo tendría esta
única oportunidad, y eso si fuera muy afortunado. Solomon presionó
lentamente el cuchillo contra la garganta de Elena. De repente, Stefan
tomó aire, todos sus músculos gritando en protesta mientras a la vez se
obligaba a moverse. Lanzándose hacia delante con un esfuerzo enorme,
Stefan levantó el machete y lo llevó a través del cuello de Solomon.

El cuerpo de Solomon cayó lentamente mientras aterrizaba, el hielo


bajo sus pies se agrietó. Durante un largo momento, todo estuvo en
silencio. Entonces, Trinity, cayó de espaldas al suelo y comenzó a
sollozar.

Stefan no podía apartar la mirada de Solomon, un pequeño cuerpo


flaco en el frío suelo de piedra. Se veía tan intrascendente. ¿A cuántas
personas había mandado en el mundo a bailar a sus órdenes? Salomon
no dejó ningún rastro, porque él no necesitaba estar allí para destruir.

Cuando Stefan finalmente apartó la vista, vio que Trinity estaba


arrodillada junto a Jack, su cabeza apoyada en las manos de ella. Lo
siento mucho— dijo sollozando, con los ojos de su azul tranquilo. —Oh,
Dios mío. Yo no…Todo es como un sueño. Una pesadilla.

—Está bien, Trinity— Le aseguró Jack. La sangre seguía fluyendo de


la mordedura de su cuello, pero él la limpió. —Todo va a estar bien.

Y entonces Elena estaba en los brazos de Stefan, susurrando,—Lo


hicimos— Besando su cara y sosteniéndolo con tanta fuerza que pensó
que nunca lo dejaría ir. La herida abierta de su clavícula apenas
empezaba a coagularse. Stefan mordió automáticamente su propia
muñeca y se la tendió a ella.

—Bebe— dijo. Ella se inclinó para chupar su muñeca, y él la miró


con cariño. —Tú lo hiciste— dijo. —Tú y Bonnie— Podía sentir la
gloriosa y agradecida fuerza de Elena y se perdió en ella, sintiendo su
propio triunfo y alivió que resonó de nuevo en él.

Somos libres al fin, le dijo él en silencio. Por fin podemos vivir en paz.
Capítulo 30 Traducido por evarg7
Corregido por pili

Ahora aquí, pensó Damon con engreimiento, están las cosas buenas.

Le había llevado un tiempo encontrarlo. Al principio, las oficinas de


Soluciones de Por Vida parecían decepcionantemente respetables.
Había una sala llena de ratas de laboratorio enjauladas, ninguna de
ellas tenía colmillos ni segundas cabezas. Las notas en sus
tratamientos eran incomprensibles para Damon, solo listas de
medicamentos experimentales y reacciones en jerga altamente técnica.
Los papeles en los armarios de archivos eran similarmente aburridos, y
no había sido capaz de eludir las contraseñas para investigar los
ordenadores apropiadamente.

Todo parecía aburrido, incomprensiblemente normal. Si Damon no


hubiera encontrado una tarjeta de negocios de esta compañía en el
bolsillo de uno de esos extraños vampiros, lo hubiera descartado por ser
completamente ordinario.

Ahora estaba en lo que era claramente la oficina del CEO. Más


grande y más ricamente adornada que muchas de las otras, con
amplias ventanas que iban del suelo al techo y una gran zona de
asientos. Damon había pasado por los cajones del escritorio, los
armarios a un lado de la sala, el armario en la esquina. Nada.

Nada, salvo que el cajón superior del escritorio parecía menos


profundo de lo que debería ser. Damon lo sacudió, entonces,
cuidadosamente, inclino el cajón hacia atrás y lo deslizó hacia delante.
Justo como había pensado, había un ojo de cerradura pequeño en la
parte superior de la parte trasera del cajón. Un compartimento secreto y
cerrado. Interesante.

La cerradura no era un reto; forzar cerraduras era una habilidad que


Damon había aprendido hacia siglos. Dentro del compartimento había
un grueso cuaderno atado con cuero marrón.

Damon hojeó rápidamente las páginas, con su curiosidad creciendo


cada vez más. Parecía ser alguna clase de diario: parte reflexiones
filosóficas, parte anotaciones de una serie de experimentos.
Debe haber una forma de mejorar con ciencia lo que puede ser
imperfectamente forjado por magia, leyó Damon. Mis sujetos empiezan a
desarrollarse, luego mueren sin advertencia, sus corazones revientan
bajo sus nuevas tensiones. ¿Hay una forma de fortalecer el sistema
circulatorio y admitir capacidad mejorada? Cirugías múltiples serán
necesarias.

El Sujeto K4 fue prometedor, pero los efectos secundarios de la


adrenalina y los estimulantes fueron demasiado. El sujeto se demostró
ingobernable y propenso a incontrolables ataques de ira. Después del
desmembramiento del asistente de laboratorio, el sujeto fue destruido.

—El Sujeto K4 no quería postrarse ante ti, ¿verdad, Doctor? —


susurró Damon. Su nuca estaba hormigueando por la inquietud
mientras leí: había algo muy, muy malo aquí. Pasó unas páginas y
siguió leyendo.

Después de las muertes de la primera tanda de los sujetos de prueba


y el desastre del Sujeto K4, el doctor había ajustado la dosificación y
simplificado el curso de cirugías, no solo del sistema circulatorio, sino
también de los músculos, sistema digestivo, cerebro, e incluso la
estructura facial y los dientes.

Y, gradualmente, sus experimentos empezaron a sobrevivir.

Una dosis elevada de hierro y proteína es necesaria para combatir la


anemia que resulta de la nueva densidad ósea. ¿Es la tradicional dieta
de sangre menos mística y más práctica que lo previamente pensado?

Dieta de sangre. Damon se dio cuenta repentinamente de lo que


estaba leyendo. Esta persona estaba intentando hacer vampiros.

Intentando y, aparentemente, tenido éxito. Mientras el doctor afinaba


las cirugías y las medicaciones para sus experimentos, las páginas que
Damon estaba leyendo se hicieron crónicas de triunfos.

Como había sospechado, no hay razón, excepto el misticismo, para las


limitaciones del vampiro natural. Desviando el sistema circulatorio y
añadiendo una gran dosis de melanina a la medicación inicial, he hecho
a mis sujetos inmunes a los métodos tradicionales de controlar su
población: los Sujetos pueden caminar fácilmente en el sol y no se hacen
daño por la madera en el corazón.

Métodos incorpóreos de identificación probaron ser más difíciles al


principio por bypass. Los exámenes a los sujetos fueron inmediatamente
identificados como anti-naturales por humanos con sentidos altamente
desarrollados: los tan llamados “psíquicos” y “videntes”.

Auras, pensó Damon. Él está hablando de personas que pueden leer


auras, como Elena. El doctor había finalmente encontrado una forma de
solucionar esto. A través de meditación intensiva y una alta dosis de
inhibidores de serotonina, los vampiros creados en laboratorios se las
habían arreglado para aprender a esconder o disfrazar sus auras.

Esto, pensó Damon, distraídamente presionando la página con un


dedo, podría ser útil. Siguió leyendo.

Finalmente, después de tantos ensayos y errores, el experimento ha


sido un éxito incalificable. Mis sujetos tienen todas las ventajas de un
vampiro natural: no parecen envejecer ni contraer enfermedades, son
más fuertes y más rápidos que los humanos, tienen sentidos altamente
desarrollados. E incluso he sido capaz de eludir las desventajas que
mantienen a un vampiro natural de ser el perfecto depredador: a
diferencia de sus primos salvajes, mis sujetos no están en peligro por la
madera ni por la luz del sol. Ha llegado el momento de pasar a la etapa B
del experimento.

¿Etapa B? Damon volvió a pasar páginas y parpadeó por la sorpresa


de lo que encontró. En la siguiente etapa de su experimento, el doctor
había usado la técnica en sí mismo. Tenía sentido, supuso Damon.
Ciertamente, si había creado al depredador definitivo, no querría
permanecer siendo la presa.

Aunque, esto no explicaba por qué los vampiros manufacturados de


laboratorio del doctor habían venido tras Damon. Siguió leyendo.

Para dominar en el mundo natural, es necesario eliminar a las


especies competidoras. El vampiro ha sobrevivido inalterado por
demasiado tiempo; en algunos casos por miles de años. Estos objetivos
deben ser eliminados para que mi atrevido mundo nuevo sea posible. La
amenaza más grande para mis nuevas creaciones es su inspiración: el
vampiro tradicional.

Pasando una página más, Damon encontró dos listas de nombres.

La primera era de los Antiguos, lo reconoció inmediatamente. Sólo los


nombres de pila (los Antiguos venían de un tiempo anterior a que la
gente necesitase más de un nombre). Klaus, Celine, Benevenuto,
Alexander—los Antiguos que sabía que Stefan y sus amigos habían
matado, cada uno tachado con tinta negra. Otros nombres que no
reconocía: Chihiro, Gunnar del Norte, Milimo, Pachacuti—estaban
tachados con rojo.

Sólo un nombre permanecía sin tachar: Solomon.

—Has estado ocupado, Doctor Jekyll, — murmuró Damon, pasando


un dedo sobre los nombres tachados con rojo.

La segunda lista era mucho más larga… y mucho peor. Muchos de


esos nombres tachados eran vampiros que Damon conocía.

Anne Grimmsdotir: una chica tranquila y violenta que había vagado


por el Norte desde los días de los Vikingos. No hablaba mucho, pero era
grácil y rápida.

Sophia Alexiou: la hermosa y elegante Sophia, con quien Damon


había pasado un invierno mediterráneo una vez, más de un siglo atrás.

Abioye Ogunwale: lengua mordaz y terco, siempre había sido un


jugador. Le había ganado las botas favoritas de Damon en un juego de
cartas, en el siglo décimo-séptimo.

Damon miró fijamente a los nombres, con una incómoda estrechez


creciendo en su pecho. No habían sido amigos, esos vampiros (Damon
realmente no hacía amigos), pero eran personas que Damon se había
encontrado una y otra vez durante el curso de su muy larga vida.
Vampiros viejos, vampiros fuertes, que habían cazado y viajado y
sobrevivido durante siglos. Todos ellos asesinados por un atrevido
mundo nuevo de vampiros, ¿hechos por el hombre?

A media página estaba escrito: Katherine von Swartzschild. Todavía


no había sido tachada. —Anticuado, Doctor, — dijo Damon
suavemente, sintiendo un pinchazo en el pecho al ver su nombre.

Al final de la página, los últimos nombres de la lista: Damon


Salvatore. Stefan Salvatore. Dalcrest, Virginia.

Damon puso su mano plana sobre el libro y respiro, pensando con


fuerza.

Había unas pocas personas en el mundo que le importaban. Ahora


que Katherine estaba muerta, esa lista estaba prácticamente limitada a
Elena y a Stefan. Si lo presionaban, tendría que admitir una debilidad
sentimental por su pequeño pájaro rojo, Bonnie, y un reticente respeto
por Meredith, la cazadora. Y cada una de estas personas estaban en
Dalcrest, Virginia.
Damon metió el libro en el bolsillo de la parte delantera de su abrigo
y salió a hurtadillas del laboratorio, tan silencioso como una sombra,
casi como si ya se estuviera convirtiendo en un fantasma.

#TVD11TVDsMostWanted

***

— ¡Un brindis! — dijo Alaric, levantando una copa en alto. — ¡Por el


fin de los Antiguos! — todos chocaron sus copas mientras una ola de
risa atolondrada fluyó por el apartamento de Elena y Stefan. Enrollando
sus dedos por el pie de su copa de vino, Elena miró a su alrededor y
sonrió a sus amigos reunidos.

Era difícil creer que hacía unas horas habían estado en el sombrío y
frío subterráneo, incapaces de moverse. Elena había estado muy segura
de que era el fin para todos ellos.

Y luego, en medio del frío, había sentido un destello de calidez. La


mano de Bonnie, donde toco su brazo, era la única cosa cálida en el
mundo entero. Estoy aquí, Elena, oyó decir a Bonnie con su mente.
Déjame entrar. Concentrando toda su energía en ese único punto, Elena
había enviado Poder a Bonnie en un torrente fino y estable. Y Bonnie
había liberado a Stefan.

Los brazos de Stefan se envolvieron a su alrededor desde atrás,


sacudiéndola de su recuerdo perturbador. Besó su cuello ligeramente,
luego se rio, más relajado de lo que Elena lo había visto en largo, largo
tiempo. Estamos libres, le dijo en silencio dondequiera que sus labios se
tocaban, estamos libres. Estás a salvo.

Mañana harían planes-partir hacia Europa para encontrar a Damon


y asegurarse de que estaba a salvo. Luego, juntos vagarían por Europa,
toda ella, las calles empedradas del pasado de Stefan y las ciudades
altas y de vidrio de la edad moderna. París, pensó Elena, recordando el
tiempo en que había estado allí en el colegio, antes de siquiera conocer
a Stefan. Se sentía como una vida anterior. No podía esperar a volver y
verlo todo, con Stefan a su lado.

Mañana empezarían el resto de sus vidas infinitas. Pero, por ahora,


ellos estaban con sus amigos, y Elena era feliz.

Incluso Trinity estaba con ellos, luciendo pálida y flaca, pero viva.
Jack se puso de pie, y Trinity levantó la vista hacia él, con su mirada
llena de adoración de héroe. Me pregunto si le dirá que estaba
planeando matarla, parte de Elena se preguntaba, un poco cínicamente.

Jack les sonrió amplia y cariñosamente a todos ellos. Estaba usando


su bastón de cazador como un bastón de caminar, descansando su
peso en él ligeramente.

—Por aliados improbables y amigos inesperados— dijo él, levantando


su copa.

Elena se unió al brindis y luego sintió su teléfono vibrar. Se paró a


pescarlo de su bolso y miró a la pantalla. Era un mensaje de voz de
Damon. Tentativamente, golpeó la conexión entre ellos, y casi retrocedió
por la ansiedad pulsando por su vínculo.

Antes de que pudiera salir tranquilamente de la sala, Jack caminó


hacia ella y Stefan, bloqueando su salida. — Stefan, has sido una ayuda
enorme en esta caza— dijo él. Elena golpeó a Stefan con su pie e
intercambiaron una sonrisa privada. Ella estaba muy segura de que
Stefan había terminado guiando la caza, no sólo había ayudado con eso.

—No puedo agradecerte lo suficiente— le dijo Stefan a Jack con


solemnidad. —Saber que todas las amenazas que hemos perseguido
por tanto tiempo se han ido al fin. Elena y yo estamos muy felices.

—Casi todos las amenazas,—dijo Jack pensativamente, y la cabeza de


Elena se levantó con brusquedad ante el nuevo tono más oscuro de su
voz. Y luego vio, presa del pánico, que el aura de Jack estaba mal. Rojo
oxidado, el color de sangre seca, estaba corriendo por el familiar marrón
cálido, extendiéndose como una red de venas. Elena abrió su boca para
gritar una advertencia, pero era demasiado tarde.

Descubriendo sus dientes para mostrar sus caninos alargados (y


cómo podría ser él un vampiro, Elena debió haber sabido, Stefan debió
haber sabido) Jack se movió, más rápido y más silenciosamente de lo
que Elena podría haber creído posible, y golpeó con su bastón
limpiamente a través del pecho de Stefan. Stefan jadeó, un jadeo largo y
traqueteante, luego cayó pesadamente al suelo. Jack salió corriendo por
la puerta antes de que Elena pudiera siquiera gritar.

Elena cayó de rodillas mientras la sala estallaba en el caos a su


alrededor. Alaric puso una mano en el bastón para sacarlo del pecho de
Stefan, pero Meredith lo detuvo.
—Sacarlo no va a ayudar, — dijo ella. —Si se queda allí, le dará más
tiempo.

Elena sólo tenía ojos para Stefan, pero él era un borrón a través de
sus lágrimas.

—Aguanta Stefan,— dijo ella desesperadamente, acariciando su


rostro. Él susurró algo y rascó su brazo con sus dedos débiles. —
¡Bonnie! —gritó Elena. —Bonnie, ¿tú puedes arreglar…?—Bonnie cayó
de rodilla al lado de ellos, su rostro blanco, pero negó con la cabeza.

—Lo siento, lo siento, no creo que haya un hechizo para esto… —dijo
ella frenéticamente.

Elena echo mano de su Poder de Guardiana y envío su luz dorada a


través de Stefan, intentando curar lo que estaba roto. Pero la oscuridad
y frialdad irradiando de la estaca en su corazón se tragaba la luz tan
rápido como ella se lo enviaba a él. Se estaba hundiendo; podia sentirlo.
Él se estaba apagando.

***

Los ojos de Stefan se estaban vidriando, y su agarre en el brazo de


Elena se aflojó. — ¡No, no! —Elena estaba gritando, agarrándolo,
intentando mantenerlo con ella. — Por favor, Stefan.

Lágrimas estaba cayendo de su rostro hacia el de Stefan, recorriendo


sus pálidas mejillas. No, no, no, la mente de Elena balbuceaba
frenéticamente. No así; se supone que tenemos un para siempre juntos.
Por favor. Por favor.

Los ojos de Stefan se estaban moviendo bajo sus párpados,


moviéndose rápidamente de un lado a otro. Su respiración agitada en
su pecho. Su rostro estaba apretado, casi temeroso. Elena tomó su
mano en la suya y presionó sus labios con los suyos.

Su mente y la de Stefan se tocaron, el instante de conexión entre


ellos tan fuerte como nunca, y ella lo arropó en su conciencia,
intentando sujetarlo, mantenerlo vivo. Nunca le dejaría estar asustado,
no si podía evitarlo.

Pero la oscuridad y el vacío se estaban expandiendo en él. Stefan, mi


amor, mi adorado, pensó ella, por favor. Eso era en todo lo que podía
pensar, protestas de amor, nombres cariñosos, y las simples palabras
por favor. Por favor, quédate conmigo, mi adorado. Aguanta. Te amo. Sus
lágrimas caían contra su frío rostro, sus labios cálidos contra los fríos
de él.

¿Elena? Su mente se comunicó con la de ella. Estaba desorientado, y


ella se aferraba a él, intentando apaciguarlo. Todo está bien, pensó ella
desesperadamente. Todo estará bien.

No puedes salvarme, Elena. El pensamiento de Stefan era


terriblemente triste, pero no había rastro de miedo en él. Lo siento tanto.
Pensé que estaríamos seguros. Pensé que tendríamos todas nuestras
largas vidas juntos. Desearía que hubiera tiempo.

¡No! no te vayas, pensó Elena, suplicante, frenética. Por favor, no


puedo dejarte ir.

No quiero irme. Pero sé feliz sin mí. Prométeme que encontrarás una
forma de ser feliz.

Elena no podía imaginar volver a ser feliz nunca. Lo prometo, pensó,


con lágrimas derramándose por su rostro.

Cree en ti misma. Confía en tus amigos. Él sonaba terriblemente


cansado, pero había una calidez en sus pensamientos que se sentían
como una sonrisa. Nunca olvides lo mucho que te amo. Mereces ser
amada.

Elena ahogó un llanto. Stefan, tú eres el amor de mi vida. De toda mi


vida. Su consciencia rozó la de ella como una caricia.

La oscuridad que había infectado a Stefan seguía, apoderándose más


y más de él, tan imparable como la marea. Elena se aferraba a él,
enviando más de su Poder hacia él, pero la oscuridad se lo tragaba
como un agujero negro, se lo tragaba todo, hasta que ella sólo estaba
yaciendo con sus brazos alrededor de él, murmurando, Stefan, te amo,
te amo, por favor…

La oscura marea se desplego, y se llevó a Stefan consigo.

#TVD11RIP
Capítulo 31 Traducido por Violet~
Corregido por Evarg7

—Le di a Elena valeriana y otras hierbas sedantes y me senté con ella


hasta que se quedó dormida —dijo Bonnie, que salía de la habitación—.
No podía dejar de llorar, pero al final se desmayó.

Se había sentido tan impotente, viendo a Elena tendida, con lágrimas


resbalándose en silencio de sus ojos cerrados y bajando por sus
mejillas, luciendo pequeña en la cama que había compartido con
Stefan.

Las lágrimas inundaron los ojos de Bonnie. Stefan había sido tan
fuerte, la calma en el centro de la tormenta, y él y Elena habían sido el
centro de su grupo, los que todos los demás giraban alrededor. Ella no
podía comprender que él estuviera muerto.

Meredith y Matt estaban sentados en el sofá de la sala de estar,


luciendo tan rotos como Bonnie se sentía. Bonnie se acercó a ellos con
un suspiro, poniendo sus pies debajo de ella en el sofá y se acurrucó
junto a Meredith. Zander estaba con la mayoría de la Manada, peinando
el bosque en busca de Jack, mientras que Alaric estaba investigando,
tratando de averiguar qué tipo de vampiro podía ocultar su aura como
Jack lo había hecho. Trinity, Darlene, y Alex habían regresado a su
motel, donde cuatro de la Manada cuidaban de ellos, por si acaso. Pero
los cazadores restantes parecían tan sorprendidos como los demás de
que Jack fuera un vampiro. Bonnie recordó que Jack no era uno de
ellos, que había venido a este grupo y se había alistado en su búsqueda
para matar a Solomon.

Bonnie se alegró de que los otros estuvieran en otro lugar. Se sentía


bien cuidar de Elena con sólo Matt y Meredith, los cuatro amigos que
habían pasado por muchas cosas juntos, que se habían conocido unos
a otros a lo largo de todo.

—Simplemente no lo entiendo —murmuró Matt, girando las manos


miserablemente—. ¿Cómo es que no supimos que Jack era un vampiro?
¿Y por qué iba a matar a Stefan? Habían estado trabajando juntos.
Eran amigos.

—Caminaba a la luz del día, sin un anillo —dijo Meredith


lentamente—. Estaba obsesionado con matar vampiros. Era un cazador.
¿Pero también era un vampiro?
Matt se aclaró la garganta. Cuando miraron, encuadró sus hombros y
dijo, con un evidente esfuerzo:

—Deberíamos llamar a Damon.

Meredith y Bonnie se miraron con consternación. ¿Cómo pudieron


haber olvidado a Damon? A pesar de todos los años de conflicto entre
los hermanos, Bonnie estaba segura de que la muerte de Stefan
desgarraría a Damon. Y un enojado y afligido Damon podría hacer
cualquier cosa.

Podía ver que Meredith estaba teniendo los mismos pensamientos.

—Elena le debe decírselo —dijo Meredith.

Matt frunció el ceño.

—Elena tiene suficiente en su plato. Tenemos que hacer las cosas


más fáciles para ella.

Bonnie negó la cabeza con decisión, sus rizos rojos volaban a su


alrededor.

—Elena es la única que puede alejar a Damon de perderse


totalmente. Y ella probablemente querrá decírselo. Debemos esperar
hasta la mañana de todos modos, y hablar con ella sobre eso después.

—Supongo que tienes razón —dijo Matt—. Sólo… todo lo que quiero
hacer es ayudarla.

—Todos queremos hacerlo —dijo Bonnie, tomando la gran mano de


Matt en la suya más pequeña—. Pero creo que lo único que podemos
hacer ahora es estar aquí, por si nos necesita.

Matt frotó mano sobre sus ojos cansados.

—Todavía no lo puedo creer —dijo—. No puedo... Nunca pensé que


vería a Stefan caer así. De cualquiera de nosotros, me preocupo, pero
pensé que él estaría para siempre.

Bonnie hundió la cara en el hombro de Matt y, a pesar de que se


había prometido a sí misma que sería fuerte, sintió unas lágrimas
escurriéndose de sus ojos.

—Vamos a estar aquí esta noche —dijo, con la voz ahogada por la
camisa—. Elena no debería estar sola.
—El sofá se despliega —dijo Meredith, saltando, contenta de algo
práctico que hacer—. Y creo que hay un colchón de aire en el armario.

Se prepararon para la cama en silencio. Bonnie se subió al sofá-cama


junto a Meredith y apagó la luz. Escuchar la respiración de Meredith a
su lado y la Matt desde el suelo junto a ellas, sabía que ninguno de iba
a dormir esta noche tampoco.

Se acostaron allí juntos, en las largas horas de oscuridad antes del


amanecer, velando por Elena. Era lo único que podían hacer.

***

En la completa oscuridad, los ojos de Elena se abrieron de golpe. No


sabía cuánto tiempo había pasado desde que bebió la poción de Bonnie,
pero la había puesto en un sueño profundo y sin sueños.

Y ahora estaba despierta, y algo estaba rasguñando en la ventana.

Ella estaba preparándose para gritar cuando se dio cuenta de que,


por supuesto, sabía quién era. Podía sentirlo. Deslizándose de la cama,
Elena avanzó torpemente hacia la ventana, golpeando su pierna contra
su cómoda en la oscuridad.

Damon estaba sentado en una rama del árbol afuera, sus ojos negros
insondables fijos en ella.

—Invítame a entrar, princesa —dijo.

—Adelante —dijo Elena, y se tambaleó hacia atrás desde la ventana


mientras Damon entraba, tan elegante como siempre. Cuando le pasó el
brazo por los hombros, se dio cuenta de que estaba temblando.

No tenía por qué decirle nada, se dio cuenta, un poco agradecida. Él


ya lo sabía, debió haberlo sabido tan pronto como había sentido
angustia. Su angustia era constante a través de la unión entre ellos,
reflejando la suya.

—Necesito... —dijo él, con la voz quebrada—. ¿Puedo abrazarte? —


ella asintió sin decir nada.

En la parte superior de las cubiertas, la sostenía débilmente, sus


brazos fuertes y reconfortantes. Elena apoyó la cabeza contra su pecho
y, finalmente, se dejó ir, sabiendo que el vínculo entre ellos hacía
innecesarias las palabras, sus dolores mezclados hasta que todo era
una emoción compartida. Sollozando, se pasó una mano rudamente
debajo de la nariz. Estaba asquerosa y cubierta de mocos y lágrimas y
no le importaba.
—A Stefan le hubiera gustado haberte visto de nuevo —le dijo a
Damon con voz gruesa, ahogada de lágrimas—. Te extrañó durante tu
ausencia.

—Lo sé. También lo extrañé —dijo Damon, y su vínculo palpitaba con


un dolor extra: la soledad y lamento por el tiempo perdido. Le acarició el
pelo con una pesada mano reconfortante.

Elena apretó la cara contra su pecho. Damon, se dio cuenta, era la


única persona en el mundo que entendía exactamente lo que había
perdido. Se aferró a él con fiereza mientras se afligieron juntos, llorando
por Stefan y por ellos mismos.

#TVD11DamonReturns
Capítulo 32 Traducido por Violet~
Corregido por MewHiine

El sol estaba tan brillante que Matt tuvo que cubrir sus ojos cuando
llegó al edificio de su apartamento. Había sido una larga y terrible
noche. Cada vez que él comenzaba dormirse, recordaba a Stefan, el
dolor en su pecho y el terrible vacío en sus ojos, mientras caía como
una muñeca rota. Recordaba los gritos de Elena. La sangre de Stefan
que tenía seca en su manga.

Stefan, su amigo. Una vez su rival por el afecto de Elena, aunque


nunca tuvo mucho de rivalidad, brevemente su compañero de fútbol, su
aliado contra la oscuridad. Desaparecido. Matt debería haber sentido
que algo estaba mal sobre Jack. Él debería haber protegido a su amigo.

Jasmine estaba de pie fuera de la puerta principal de su edificio.


Viéndola al resplandor de la luz del sol, le dio a Matt una extraña
sensación de déjà vu, como si él hubiera caído por un hoyo de gusano y
terminado de espalda cuando una terrible mañana ella le dijo adiós.

— ¿Qué quieres? —le preguntó a ella, su voz plana. Él no quería ser


rudo, Jasmine tenía toda la razón en dejarlo, pero estaba muy cansado.
Él no podría manejar nada más hoy.

—Te extraño, —dijo Jasmine, sus palabras apuradas. Ella lo miró


con ojos grandes y suplicantes, una pequeña sonrisa inclinándose en
las comisuras de su boca—Te extraño mucho, Matt. ¿Podemos
intentarlo de nuevo?

Matt sintió como si se estuviera disolviendo, cayendo en un millón


de pedazos. Él quería eso tan desesperadamente. Cálida, amorosa, bella
Jasmine. Ella sanaba personas, y aunque ella vio tantas cosas terrible,
como cada doctor lo hacía, se quedó inocente; ella era buena en todos
los sentidos.

—No puedo, —dijo bruscamente—. Nada ha cambiado, Jasmine. No,


las cosas han empeorado. —Él mostró su camisa manchada hacia ella—
¿Ves esto? Es sangre de Stefan. Stefan está muerto.
Haciendo caso omiso de su suave gemido de dolor, él se encendió.
—Todo es oscuridad, tenebroso y horrible, pero todavía no puedo darle
la espalda a mis amigos. No puedo ignorar la oscuridad. —Sus ojos
ardían, y se encorvó sobre sí mismo—. No soy con el que puedas
planear un futuro. —dijo suavemente.

Jasmine se acercó a Matt, sus cálidas manos agarrando sus brazos,


cubriendo las manchas de sangre. Ella no se estaba alejando, se dio
cuenta.

— ¿Sabes por qué vine aquí hoy? —ella preguntó, y Matt se encogió
de hombros miserablemente— Una pareja fue traída anoche de un
horrible accidente de coche. —Ella cerró fuertemente los ojos por un
momento, como si estuviera bloqueando el recuerdo.

—A pesar de que ellos estaban tan mal heridos y con tanto dolor, —
continuó—: ellos estaban tratando de llegar a las manos del otro.
Estaban tan preocupados el uno por el otro. —Miró a Matt, una súplica
escrita en sus ojos— Cosas malas suceden cada día, solo conduciendo
por la autopista. Y cuando ocurran, no quiero estar lejos de ti. Quiero
ser capaz de sostener tu mano.

Matt comenzó a hablar de nuevo, Dios, sí, él quería eso, pero,


¿cómo podía esperar compartir esta vida con ella?, Jasmine puso una
mano sobre su boca para hacerlo callar. — ¿Lo que tú y tus amigos
hagan, luchar contra monstruos para que la gente como yo, puedan
vivir vidas normales y felices? Es tan importante. Mantienes lo que
realmente eres en secreto para mí, y entiendo por qué. Pero quiero
saberlo ahora. Matt, quiero ser parte de esto. Por favor, dame otra
oportunidad.

Ella tragó saliva duro y lo miró con ansiedad, sus ojos brillaban con
lágrimas. Matt ni siquiera podía pensar. Sólo se movió instintivamente
hacia adelante, tomando a Jasmine entre sus brazos, apoyando su
mejilla contra su cabeza, oliendo el dulce aroma de su champú.

Jasmine había vuelto a él, y quizás, de alguna manera, ellos


lograrían atravesar este tiempo de oscuridad, juntos.

***

Alaric y Zander habían cavado una fosa junto al río, no muy lejos de
los restos calcinados del Museo Plantation. Era un grupo de aspecto
solitario que estaba alrededor de él, pensó Damon: Bonnie, su pequeño
pájaro rojo, agarrándose con fuerza al brazo del chico lobo; la cazadora
Meredith luciendo magullada y cautelosa, su mano apretada en la de su
esposo escolar. El robusto Matt, su cabeza inclinada y sus ojos rojos,
con una chica que Damon no conocía de pie a su lado.

Y Elena, silenciosa y retraída, el viento azotando su largo cabello


rubio alrededor de sus hombros. Estaba mirando a la nada, su cara
hinchada y llena de lágrimas.

Incluso así, devastada por el dolor, seguía siendo hermosa, pensó


Damon. Sus entrañas se tensaron. ¿Cuántas veces él había pensado Si
sólo Stefan estuviera fuera del camino? Y ahora Stefan se había ido y
estaba mal, todo mal.

Habían envuelto el cuerpo de Stefan en seda blanca y lo pusieron


con cuidado en la tumba, sus armas alrededor de él. Era un hermoso
lugar que habían elegido, el río fluyendo más allá con un suave sonido
de torrente de agua, el musgo cubría los troncos de los arboles que se
levantaban a su alrededor. Una brisa agitó la esquina de la seda, su
movimiento como una parodia de vida, y Damon apretó los dientes.
Todo el mundo estaba esperando a alguien para comenzara con los
últimos ritos de Stefan.

Recogiendo un puñado de tierra de la pila de la tumba, se acercó al


borde y dejó que se derramara lentamente de entre sus dedos sobre el
cuerpo de Stefan, oscura tierra ensuciando la limpia tela blanca. —Esto
es un desperdicio, —dijo, su voz dura y cruel para sus propios oídos—
Stefan se había esforzado tanto; trabajó y trabajó para no ser un
vampiro, para luchar en lo que se había convertido. Y murió todavía
odiando lo que él era. —Damon abrió su mano, dejando el resto de la
suciedad en la tumba.

Ellos lo miraron con lástima en los ojos, todos ellos, y Damon


estaba repentinamente furioso. Él no necesitaba su compasión, él
podría destruirlos con un toque, derribar esta pequeña ciudad
alrededor de ellos. Él podría volar lejos, dejarlos atrás, y nunca mirar
atrás.

Pero él podría sentir el dolor sordo de Elena a través de la unión


entre ellos, por lo que extendió una mano para tocar su brazo, y se
quedó.

Bonnie dio un paso al frente. —Stefan fue tan valiente, —dijo ella—
Incluso cuando Elena m—murió, —lanzó una mirada de pánico a los
demás—, incluso cuando las cosas fueron tan malas para él, vino
cuando lo llamé por ayuda. Él era realmente un gran amigo. Amó a
Elena y trató de protegernos a todos. Nos salvó, más de una vez. —Su
labio se tambaleaba peligrosamente, y Zander se acercó a su lado,
tocando su brazo para tranquilizarla—No quiero que él esté solo. —
continuó, su voz aguda y alta. Tomando una pequeña bolsa de seda
blanca de su chaqueta, ella lo sostuvo sobre la tumba— Esto está lleno
de romero y guisantes dulces, por amistad, y recuerdo. No me olvidaré
de Stefan. —Bonnie dejó caer la bolsa de seda al interior de la tumba,
luego tomó un puñado de tierra y lo dejó caer dentro.

—Hombres lobo y vampiros son enemigos, —dijo Zander, mirando


abajo hacia el cuerpo de Stefan,— pero Stefan me enseñó que no es tan
simple. Él era un amigo de la Manada. —Dejó caer un puñado de tierra
en la tumba, también, y él y Bonnie retrocedieron juntos, Bonnie
inclinándose en él por apoyo.

Meredith dejó caer un puñado de tierra a la tumba y miró hacia el


cuerpo de Stefan.

—Stefan era bueno y fuerte, y él sólo derrotó al último de los


vampiros que había cazado por años. —Dijo ella— Él era feliz. Cuando
luche ahora, cuando esté cazando a los monstruos que Stefan y yo
cazamos juntos, estaré luchando por él, también. —Tomó una estaca de
su cinturón—Stefan talló esto. —Dijo— Él cazó con esto. Él debería
tenerla. —Dejó caer la estaca dentro, y todos oyeron el suave golpe al
chocar contra el fondo de la tumba.

En cuanto ella se dio la vuelta, Alaric se adelantó y miró a Damon.


—Sé que habrían dicho una misa para los muertos en latín, cuando tú
y Stefan erais jóvenes, —dijo vacilante—. A pesar de que él ya no iba a
la iglesia, pensé que tal vez a Stefan le habría gustado… —Hizo un gesto
con timidez al pedazo de papel agarrado en una mano.

Damon se encogió de hombros. Quizás a Stefan le hubiera gustado,


él no lo sabía. Sin embargo, él estaba seguro, que su hermano habría
escuchado educadamente a lo que Alaric planeaba leer.

Alaric desdobló el papel y comenzó.

—Inclina, Domine, aurem tuam ad preces nostras quibus


misericordiam tuam supplices deprecamur; ut animam famuli tui…

“Inclina tu oído, Señor, a la oración con la que suplico tu misericordia,


y en un lugar de paz y descanso, establecer el alma de tu siervo…”
Damon sintió que sus labios se torcían en una sonrisa amarga con
las conocidas palabras. El acento de Alaric era terrible. Incluso en las
universidades ya no enseñaban latín apropiadamente. Y Damon estaba
bastante seguro de que el Dios feroz al que él y Stefan habían adorado
en su infancia no tendría un lugar de paz y descanso para los vampiros.
Los Guardianes habían dicho, recordó, que cuando un vampiro moría,
él simplemente dejaba de existir. Sin embargo, si la oración consolaba a
estos niños, los dejaría tenerlo.

Alaric terminó de leer la oración, luego cuidadosamente derramó un


puñado de tierra en la tumba de Stefan.

Todos estaban mirando a Elena ahora, pero ella sólo se quedó de pie
allí, sus labios presionados juntos firmemente, y no dio un paso
adelante. Ella estaba enojada, Damon sintió, su rabia fluyendo a través
del vínculo que los conectaba.

Finalmente ella alzó la cabeza y miró a sus amigos. —No. —dijo ella
bruscamente—No, no voy a decir adiós. No acepto esto. —Ella estaba
respirando con dificultad, y Damon sentía algo aletear frenéticamente a
través de su vínculo. Elena estaba de duelo, enojada y adolorida, pero
más que todo, estaba aterrorizada, asustada de perder a Stefan para
siempre. Instintivamente Damon dio un paso adelante para envolver
sus brazos alrededor de ella, acunando su seguridad contra su pecho.
Su corazón estaba latiendo tan rápido como un pájaro.

—No tienes que decir adiós, princesa. —dijo él— No si tú no quieres.


Pero deberías decirle que lo amas.

Elena asintió. —Por supuesto que lo haré. —dijo ella débilmente—.


Él lo sabe. —Ella se apartó de Damon, dándole la espalda a la tumba
abierta, y caminó hacia el río.

Damon miró a Alaric, Zander, y Matt. —Termínenlo. —dijo él—Ella


ya terminó. —Obedientemente, ellos recogieron sus palas y comenzaron
a llenar la tumba. La primera palada de tierra golpeó la tela alrededor
del cuerpo de Stefan con un sonido seco y deslizante que hizo a Damon
hacer una mueca de dolor.

Siguió a Elena a la orilla del río y se quedó de pie a su lado. Ella


estaba mirando en silencio al agua, su mandíbula apretada, sus manos
cerradas en puños. Meredith, Bonnie, and Matt se unieron. Bonnie
entrelazó su brazo con el de Elena, y Meredith puso una mano sobre su
hombro, y Elena pareció tomar un poco de consuelo en esto.
Juntos, escucharon al río correr por delante. Después de un rato
Bonnie dijo, con la voz de perplejidad de un niño herido—: Yo sólo no
entiendo lo que pasó.

—Jack era un vampiro. —Elena le dijo a ella, su voz apagada—


¿Cómo no lo supe?

—Deberíamos haber… —Comenzó Meredith, pero Damon la


interrumpió.

—Jack era algún tipo nuevo de vampiro, hecho en un laboratorio. —


Sintió sus labios curvarse con disgusto—Él no tiene todas las
debilidades que nuestra especie tiene. —Él rápidamente explicó lo que
había pasado, la tarjeta de presentación, el laboratorio, el registro de la
investigación—Él puede disfrazar su aura, Elena. No había manera de
que pudieras haberlo descubierto. Los vampiros que me dieron caza a
mí y a Katherine a través de Europa—él los creó. Él piensa que ha
perfeccionado la especie, creado a los últimos guerreros. Y ahora él
quiere deshacerse de todos los vampiros existentes. Incluso de Stefan.

Elena hizo un pequeño sonido herido. Estaban mirando todos a


Damon ahora, con sus ojos muy abiertos, y él sabía lo que estaban
pensando.

Damon era el siguiente.

##TTVVD
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Gooooddbbyyee
Capítulo 33 Traducido por Violet~
Corregido por MewHiine

Las luces blancas eran cegadoras. Meredith entrecerró los ojos y trató
de luchar, pero no se podía mover.

Sólo un sueño, se dijo a sí misma. Sólo el mismo sueño. Las cosas se


sentían incluso más reales esta vez: las luces brillantes, la habitación
menos borrosa a su alrededor. Su boca estaba reseca y dolorida. Había
un fuerte olor a antiséptico en el aire. Se sentía mareada y con nauseas.

Es sólo un sueño, se tranquilizó a sí misma. Puedo salir de esto, y


luego voy a despertar a salvo en mi propia cama.

La figura oscura se movió en el borde de su visión, acercándose más,


y esta vez Meredith pudo verlo más claramente de lo que nunca había
hecho antes. Manos enguantadas se movieron sobre su abdomen. Un
médico en bata quirúrgica, mirándola, una máscara ocultando su
identidad. Ella no podía sentir las manos moviéndose, pero podía
verlas. Estaba tan entumecida, como si estuviera bajo un anestésico
local.

Cuidadosamente, la figura sacó un vial de líquido en una jeringa,


moviendo las manos con guantes quirúrgicos con una calmante
precisión. Meredith no podía sentir como la aguja se deslizaba en su
brazo, no podía alejarse mientras el médico presionaba el embolo y el
líquido se deslizaba a sus venas. Ella arqueó el cuello, empujando la
cabeza contra la mesa, encogiéndose tan lejos como podía.

A pesar de que ella no podía sentir la aguja, la inyección se extendió


como fuego a través de su cuerpo, sus venas ardían. Un pequeño, jadeo
de dolor brotó de sus labios, y ella volvió a intentar escapar. Pero ella
estaba atrapada en el lugar.

Despierta, despierta, ella pensó frenéticamente.

La figura deslizó su máscara de su rostro, y debajo estaba Jack,


arqueando su boca en una sonrisa. Meredith gimió, tratando de
empujar de nuevo en la mesa bajo ella.
—Meredith —dijo él, pasando su mano a través de su rostro—. Pensé
que deberíamos hablar.

—Esto es un sueño. —dijo Meredith desafiante, pero su voz sonó


pequeña y asustada.

Jack dio un breve resoplido de risa. —Esto no es un sueño. —Se


acercó, cariñosamente, para cepillar un cabello suelto de su cara. —
Cuando me dijiste que bebías té de verbena cada noche, supe cómo
llegar a ti. Lo cambie por una combinación de medicamentos que he
desarrollado y un fuerte sedante por tu té. Se me hizo fácil tomarte para
tus tratamientos. Te he traído aquí, y entonces te noquearé otra vez
para llevarte a casa.

—¿Qué? —preguntó Meredith. Ella tenía problemas para tomar


aliento, estaba jadeando de miedo—. ¿Qué tratamientos? ¿Por qué?

—Te estoy haciendo como yo. Eres perfecta. —Le dijo Jack, y
Meredith se estremeció, enfermó—. Los cazadores son los mejores
candidatos, y tú eres un infierno de cazador, Meredith. Inteligente y
rápida. Fuerte de carácter, no como Trinity, que fue tan fácil que ese
Antiguo la obligara. Vas a hacer un increíble vampiro. Cuando me
enteré de que tu hermano había sido un vampiro, oí rumores acerca de
que casi ibas a ser cambiada, también. —Se encogió de hombros y le
sonrió, esa encantadora y cálida sonrisa—. Parecía que estaba
destinado a ser. Juntos, seremos imparables.

—No —dijo Meredith, parpadeando para contener las lágrimas


calientes—. No soy como tú. No quiero ser un vampiro.

Jack sonrió cariñosamente, su mano pesada sobre la coronilla de su


frente. —No es realmente tu decisión. —dijo él—La transformación casi
está completa.

***

— ¿Crees que él realmente se ha ido? —Preguntó Elena, sin mirar a


Damon—Quiero decir, yo volví, y tú también.
—No lo sé, Elena. —Suspiró Damon— Tú volviste porque se suponía
que no debías morir, porque tu tiempo aún no había pasado. Y yo
nunca debí volver. Sólo tuve suerte.

Ellos fueron juntos al balcón del apartamento, donde Stefan le había


gustado ir a pensar y vigilar. El final del verano con su olor a rosas era
demasiado pesado, dulzón y opresivo. Los ojos de Elena estaban
adoloridos, y se los frotó. Estaba tan cansada de llorar.

Damon se apoyó contra la barandilla a su lado, pareciendo


perfectamente relajado. Él tenía el don de estar completamente quieto
cuando quería, sin crispar y arrastrar los pies como la mayoría de la
gente hacía. Era tranquilo estar alrededor de él, pensó ella. Él la miraba
de cerca, sus ojos negros cubiertos por sus parpados, y Elena no podía
decir lo que él estaba pensando.

—Cuando Stefan y yo éramos niños, hace mucho tiempo —dijo


Damon repentinamente—, él era tan serio. A diferencia de mí, él trató
de hacer lo correcto. Él era el hijo bueno de mi padre, y yo lo odiaba por
eso. Sin embargo, me cubría, trataba de protegerme de mi padre y los
castigos que siempre me merecía. —Hizo una mueca, un pequeño
temblor en sus labios—. Stefan recibía una paliza cada vez que se
interponía para protegerme. Nunca le di las gracias.

—Erais niños. —dijo ella gentilmente.

—Protegiéndome siempre conseguí que Stefan se hiriera. —Continuó


Damon, como si no la hubiera oído— Peleamos y nos separamos por
siglos. Sin él, me perdí.

Elena tomó su mano. Él se sentía tan frío, y se frotó las manos para
que él se calentara.

—Estaba perdida, también, —dijo ella. — Después de la muerte de


mis padres, realmente no me importaba nada. Quería ser la reina de la
escuela, pero era sólo el orgullo lo que me mantenía en marcha.
Stefan… Stefan fue la primera persona que realmente me vio, para
encontrar lo que estaba bajo lo que yo quería que todos vieran. —Sintió
que se rompía otra vez, y ella presionó su rostro contra sus manos y las
de Damon entrelazadas, así él no la vería llorar—Me preocupa perderme
de nuevo.

—No voy a dejarte esta vez. —Le dijo Damon—Por lo menos, puedo
cuidar de ti por Stefan. —Sus labios se torcieron en una pequeña
sonrisa—No es que realmente necesites que alguien te cuide.
—Podemos cuidarnos el uno al otro, —dijo Elena. Se alegraba de que
él se quedara, había un consuelo en la presencia de Damon, aunque no
llenara el vacío que parecía estar creciendo dentro de ella. Sin Stefan,
ella se sentía tan sola, una mancha flotando en un universo oscuro y
vacío. Pero Damon estaba solo, también, y ahora mismo ellos se
necesitaban el uno al otro.

—Y hay otra razón por la que necesito quedarme, —dijo Damon, una
nueva nitidez en su tono. Elena lo miró, había captado su atención.—
Venganza. —Él agarró sus manos con más fuerza, y ella le devolvió el
apretón en respuesta— ¿Jack? ¿Los vampiros que ha creado? Tenemos
que hacer que todos lo paguen.

El vacío oscuro dentro de Elena lentamente se calentó y comenzó a


arder. Ella podría estar perdida y sola, pero, si pudiera vengarse por la
muerte de Stefan, su vida tendría un propósito.

—Sí, —dijo ella, asintiendo con la cabeza—Venganza.

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Continuará...
The Vampire Diaries #12
The Salvation Vol. 2
Unspoken
Una batalla épica— una en la que no sólo
determinará el destino de Elena, sino el del
mundo entero.
Desde que su verdadero amor Stefan fue
estacado en el corazón, todo ha cambiado
para Elena.
Stefan fue cazado por un científico que ha
creado una nueva raza de vampiros
genéticamente para apoderarse del mundo
paranormal. Con la intención de eliminar a
todos los vampiros naturales que andan en la
tierra, Damon será el próximo objetivo de los
científicos.
Será una carrera contra reloj para
encontrar la kryptonita contra estas extrañas criaturas, antes de que hagan
daño a todas las personas Elena ama.

The Salvation Vol. 3


Unmasked
Sin sinopsis revelada por la autora, ni portada.
Publicación del libro: Mayo de 2014

Sólo en Paradise Summerland.


Sobre L.J. Smith
Lisa Jane Smith, antes también conocida como L.J.
Smith y actualmente con el nombre de Ljane Smith, es
una autora estadounidense
que vive en California. Sus
libros son de literatura para
jóvenes-adultos y combinan
una gran variedad de
géneros como terror, ciencia
ficción/fantasía y romance.

Ha escrito tres trilogías, dos


series y varias novelas. Sus
libros se caracterizan por ser
extraordinariamente poblados
de gente hermosa, humana y
sobrenatural, la mayoría de
ellos jóvenes, o al menos en
apariencia.
Info. Redacción y Realización
La recopilación, redacción y realización completa de
este documento es total y directamente sin ánimo de
lucro. Con esto no se intenta agraviar los bienes o
posibles beneficios de las autoras ni causar inconvenientes
a las partes legales con derecho de autoría. Por el
contrario, intentamos divulgar su trabajo que de otra
forma, a causa de la no publicación de los ejemplares en
español, no podría llegar. También queremos esparcir y
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comprometidas con los proyectos sin ninguna otra
intención que el amor por leer.

Con esto, no ganamos dinero ni tampoco lo


pretendemos. Pero si invitamos a nuestras lectoras a
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Trra
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coorrrre
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eñña
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