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Soporte vital
T
Si respira, colocar en posición No responde, no respira o respiración
lateral de seguridad anormal (gasping)
Administrar 1 ventilación
Comprobar pulso en 1í) s
Sí cada 5-6 s
¿Existe pulso?
Criterios de alta calidad de la RCP Comprobar pulso cada 2 min
• Frecuencia de compresiones de al menos
100/min No
• Profun(Ji<kd de compresiones torácicas
de al menos 5 cm
• Permitir la reexpansión del tórax tras Iniciar ciclos de 30 compresiones Si hay PCR no presenciada
cada compresión y 2 ventilaciones o inicio de RCP demorado
• Minimizar la interrupción de las >4-5 min, puede ser
i
comprtísiones torác:icas conveniente practicar RCP
• Evitar la excesiva ventilación Llega el DEA
durante 1,5-3 min antes
de intentar la desfibrilación
Comprobar RITMO
¿Ritmo desfibrilable?
Sí No
T T
Aplicar 1 descarga e iniciar >Iniciar inmediatamente RCP (30:2)
inmediatamente RCP (30:2) durante 2 min
durante 2 min, continuando ’ Comprobar ritmo cada 2 min
según indicaciones del DEA >Continuar hasta transferencia a equipo
8& de SVA o la víctima comience a moverse
• Sólü cuando se sospeche una causa respiratoria com o origen de la PC R (p. ej., ahogamiento), la prioridad será aplicar compresiones torácicas/ventilaciones
en ciclos de 30:2 durante aproximadamente 2 min (o 5 ciclos de 3Ü:2) antes de activar el Sistema de Lmergencias
FIGU RA1.1 Soporte vital básico en el adulto para profesionales de la salud (International Liaison Committee on Resuscitation, 2010). DEA: desñbrilador
externo automático o semiautomático; SVA: soporte vital avanzado.
S E C C I Ó N I 1 Soporte vital
por fuera de la m am ila izquierda, bajo la axila) y conecta guantes de caucho o desactivarlo con un im án que se
do el dispositivo, este com ienza el análisis automático del sitúa sobre el generador del DAI.
ritm o durante 10 s (en algunos m odelos se tiene que opri Debe tenerse la precaución de que el tórax del pacien
mir el botón «análisis» cuando el DEA lo indique). Durante te no esté m ojado y procurar que no haya una fuente de
el tiem po que dure el análisis debe evitarse el contacto oxígeno abierta a alto flujo cercana a la superñcie donde
con el paciente para no artefactar los resultados. se va a aplicar la descarga eléctrica.
Una vez hecho esto, pueden darse dos situaciones;
1. Ritm o desfibrilable (FV o TVSP). El aparato sugiere la
descarga eléctrica, aunque esta no se produzca hasta que O BSTRU CCIÓ N DE LA VÍA AÉREA POR
se oprim a el botón correspondiente (salvo los dispositi
vos totalmente automáticos en los que no se requiere esta
CUERPO EXTRAÑO Y SU TRATAMIENTO
acción). Antes se com prueba que nadie toca al paciente, L a tos es el m ecanism o m ás eficaz ante una obstrucción
y se avisa en voz alta que se va a efectuar. Después de incompleta de la vía aérea (el paciente habla, respira y se
cada una de las descargas, independientem ente del re mantiene consciente). El reanimador debería intervenir úni
sultado y de form a inmediata, se inician 2 m in de RCP camente si la víctima tiene signos de obstrucción importante
(5 ciclos de 30:2), en un intento de potenciar la función o completa de la vía aérea (tos silenciosa, estridor, cianosis o
cardíaca del m iocardio aturdido. T ranscurridos esos incapacidad para hablar o respirar). Característicamente, la
2 min, el DEA recom ienda que no se toque al paciente, víctim a de atragantam iento lleva sus dos manos al cuello,
ya que va a realizar un nuevo análisis del ritm o, tras realizando el signo universal de asfixia. La secuencia de
el cual puede sugerir una nueva descarga, si persistiera el actuación será la que se explica a continuación.
ritm o inicial. Si después de analizar de nuevo el ritm o De una form a rápida, el reanim ador debe preguntarle
no la volviera a recomendar, se com prueba la existencia «¿se está asfixiando?». Si la víctim a indica «sí» moviendo
de pulso o signos de circulación y, de estar presentes, la cabeza sin hablar, se confirma que existe una obstrucción
la respiración y el estado de conciencia, actuando en com pleta de la vía aérea.
consecuencia. Si el D EA no recom ienda desfibrilar, y E ntonces debe activarse rápidam ente el S istem a de
no se detecta pulso, se realiza RCP durante 2 m in co Emergencias, colocarse detrás del paciente y aplicar com
m enzando por las com presiones torácicas (la FV o la presiones abdominales (maniobra de Heimlich) hacia dentro
TVSP ha degenerado en una asistolia o actividad eléc y hacia arriba en la zona media entre el ombligo y el apéndice
trica sin pulso). Se ha comprobado que cuanto menor sea xifoides. Para ello, se abarca al paciente con ambos brazos,
el intervalo de tiempo transcurrido entre la últim a com colocando el puño cerrado con el pulgar sobre la zona mencio
presión torácica y la descarga eléctrica, mayor es la tasa nada y se presiona con la otra mano abierta sobre este último,
de éxito de la desfibrilación. Por ello, en el últim o ci con intentos aislados de desalojar el cuerpo extraño. Si las
clo de RCP previo a aplicar cada descarga eléctrica (tras compresiones abdominales no son efectivas, en embarazadas
el análisis correspondiente del DEA) no se realizarán las avanzadas y en pacientes obesos conscientes con sospecha
2 ventilaciones de rescate, para no alargar el período de de atragantamiento, se realizan compresiones torácicas con
tiempo hasta la descarga del DEA. ambas manos sobre el centro del esternón, y con el reanimador
2. Ritmo no desfibrilable (asistolia o actividad eléctrica sin situado a la espalda del paciente, con este en pie.
pulso). Si al conectar el D EA inicialm ente su análisis Si el paciente está inconsciente, por obstrucción com
confirm a la existencia de un ritm o no desfibrilable, se pleta o por ineficacia de las medidas anteriores, se procede
realiza RC P durante 2 m in (o 5 ciclos de 30:2), trans a colocar al paciente en el suelo en posición de RCP, enviar a
curridos los cuales solicita que nos retirem os para co alguien a activar el Sistema de Emergencias médicas, e ini
m enzar un nuevo análisis. ciar la RCP. Cada vez que se abra la vía aérea para adm inis
trar respiraciones, abrir la boca de la víctim a y buscar el
cuerpo extraño. En caso de verlo, retirarlo con los dedos. Si
En lactantes y niños menores de 8 años debe emplearse el
no se observa cuerpo extraño, continuar con la RCP (30:2).
DEA con unos electrodos propios para la edad pediátrica
(con atenuador de dosis), si bien pueden utilizarse los del
adulto si no se dispone de ellos. BIBLIO GRAFÍA RECOMENDADA
Antes de colocar los electrodos del DEA se retiran American Heart Association. Libro de bolsillo de atención cardiovascular de
cadenas, collares o parches transdérmicos. Si el paciente emergencia para profesionales de la salud de 2010. Ed. Esp. Tx (USA):
es portador de un desflbrilador autom ático im plantable American Heart Association; 2011.
(DAI), m arcapasos o tiene colocados los electrodos del Berg RA, Hemphill R, Abella BS, Aufderheide TP, Cave DM, Hazinski MF,
et al. Part 5: adult basic life support: 2010 American Heart Association
electrocardiogram a, se sitúa a una distancia m ínim a de
Guidelines for Cardiopulmonary Resuscitation and Emergency Cardio
8 cm , com probando el generador del m arcapasos una vascular Care. Circulation 2010; 122(18 Suppl 3):S685-705. Erratum in:
vez reanimado el paciente. Circulation. 2011; 124(15): e402.
Si un paciente con un DAI sufre un episodio de MSC, Link MS, Atkins DL, Passman RS, Halperin HR, Samson RA, White RD,
en la que persiste la FV o la TVSP, aunque el DAI pro et al. Part 6: electrical therapies: automated external defibrillators, deñ-
brillation, cardioversion, and pacing: 2010 American Heart Association
duzca descargas, está indicado un contrachoque externo Guidelines for Cardiopulmonary Resuscitation and Emergency Cardio
con el DEA. Si no es posible administrar masaje cardíaco vascular Care. Circulation 2010;122(18 Suppl 3):S706-19. Erratum in:
por las descargas inesperadas del DAI, pueden utilizarse Circulation. 2011; 123: c235.
( 6 ) S E C C I Ó N I 1 Soporte vital
Meaney PA,BobrowBJ, Mancini ME, Christenson J, de CaenAR,BhanjiF, tement from the American Heart Association. Circulation 2013; 128:
et al. CPR Quality Summit Investigators, the American Heart Asso- 417-35.
ciation Emergency Cardiovascular Care Committee, and the Council Travers AH, Rea TD, Bobrow BJ, Edelson DP, Berg RA, Sayre MR, et al.
on Cardiopulmonary, Critical Care, Perioperative and Resuscitation. Part 4: CPR overview: 2010 American Heart Association Guidelines for
Cardiopulmonary resuscitation quality: improving cardiac resuscita- Cardiopulmonary Resuscitation and Emergency Cardiovascular Care,
tion outcomes both inside and outside the hospital: a consensus sta- Circulation 2010;122(18 Suppl 3):S676-84.
Capítulo 2
IN TR O D U C C IÓ N Medidas generales
El soporte vital (SV) integra, entre otras, un conjunto de m e Las siguientes actuaciones se realizan de forma simultánea
didas destinadas al tratamiento de la parada cardiorrespiratoria por los distintos miembros del equipo de SVA (fig. 2.1):
(PCR). Su objetivo es sustituir primero y restaurar después
• Iniciar o continuar la RCP con com presiones torácicas
estas funciones abolidas en aquellos pacientes que no pre
o ventilaciones a razón de 30:2 m ientras se prepara el
senten signos de lesión cerebral irreversible. El soporte vital
monitor-desfibrilador. Cuando esté aislada la vía aérea
básico (SVB), tratado en el capítulo anterior, puede realizarlo
del paciente se continúa con al menos 100 compresiones
cualquier persona entrenada en las maniobras que lo integran,
torácicas/min y 8-10 ventilaciones/min a través del tubo
y puede llevarse a cabo incluso sin ningún tipo de dispositivo,
endotraqueal, sin detener las com presiones torácicas
aunque idealm ente requiere un equipam iento sim ple y un
cada vez que se inicie una fase inspiratoria. Cada 2 m in
desfibrilador extemo automático o semiautomático (DEA). El
(5 ciclos de 30:2) debe relevarse al reanim ador que rea
soporte vital avanzado (SVA), en cambio, requiere personal
liza las com presiones para que estas no pierdan efec
sanitario entrenado, equipamiento más complejo e incluye
tividad. Cada com presión torácica debe hundir el tórax
procedimientos diagnósticos y la administración de fármacos.
del paciente al menos 5 cm, y tras cada una de ellas debe
De tener éxito, va seguido de los cuidados posreanimación.
perm itirse que el tórax de la víctima se reexpanda a su
posición original.
CRITERIOS DE INGRESO • Anotar la hora de inicio del SV.
Es una em ergencia m édica y, com o tal, si las m edidas de • A dm inistrar oxígeno. La adm inistración pasiva de oxí
reanim ación tienen éxito, siempre requiere ingreso en una geno a alto flujo, mediante mascarilla, se ha demostrado
unidad de cuidados intensivos para administrar los cuidados que es útil durante los prim eros mom entos de la PCR,
posreanimación. hasta que posteriorm ente se inicien las ventilaciones
de rescate m ediante dispositivo bolsa-m ascarilla, que
TRATAMIENTO siempre debe utilizarse con reservorio conectado a fuente
de oxígeno.
Los objetivos, además de los ya m encionados, son los si • M onitorización electrocardiográfica m ediante las palas
guientes: del m onitor-desfibrilador de form a inmediata. Pueden
• Instaurar las m edidas de SVA antes de transcurridos existir dos situaciones de parada:
8 min del inicio de la PCR, siempre y cuando las medidas • Ritm os desfibrilables: fibrilación ventricular (FV) o
de SVB se hayan iniciado dentro de los primeros 4 min, taquicardia ventricular sin pulso (TVSP).
para conseguir la reanimación de pacientes con sus fun • Ritmos no desfibrilables: asistolia y actividad eléctrica
ciones cerebrales indemnes. sin pulso (AESP).
• Realizar el diagnóstico diferencial de las causas reversi Posteriorm ente se procede a la m onitorización estable con
bles que han conducido a la PCR (que se resum en en la los electrodos del m onitor, sin interferir las m aniobras de
regla m nem otécnica de las 5 í / y las 5 T ) y administrar reanimación.
su tratamiento específico.
• A dm inistrar el tratamiento específico del ritm o encon
trado: desfibrilable o no desfibrilable, según se describe
Causas reversibles de PCR
más adelante.
5H 5T
• O ptim izar la perm eabilidad de la vía aérea.
H ipovolemia Neumotórax a Tensión
• R etirar los cuerpos extraños y las secreciones de la
Hipoxia Taponam iento cardíaco orofaringe, m anualm ente o m ediante un sistem a de
lón H idrógeno (acidosis) Tóxicos aspiración.
Hipopotasemia/hiperpotasemia Trom bosis pulm onar • M antener la permeabilización de la vía aérea mediante
Hipoterm ia Trom bosis coronaria
la maniobra frente-mentón o la de tracción mandibular
) 2015. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
S E C C I Ó N I 1 Soporte vital
FIGURA 2.1 Recomendaciones en soporte vital avanzado (SVA) del adulto para profesionales de la salud. International Liaison Committee on Resus
citation (ILCOR) 2010. AESP: actividad eléctrica sin pulso; FV: fibrilación ventricular; i.v: vía intravenosa; i.o.: vía intraósea. RCP: reanimación
cardiopulmonar (ciclos de 30 compresiones/2 ventilaciones, comenzando por compresiones torácicas hasta que se haya colocado dispositivo avanzado
de vía aérea; posteriormente, desaparecen los ciclos 30:2 y se ventila al paciente a razón de 8-10 ventilaciones/min, manteniendo de forma continua
e ininterrumpida las compresiones torácicas a una frecuencia de al menos 100/min); TVSP: taquicardia ventricular sin pulso.
si hay traumatismo cervical, hasta que se coloque un endotraqueal a la bolsa-m ascarilla o a un respirador de
dispositivo avanzado de vía aérea. transporte, aportando en este últim o caso oxígeno al
• Colocar una cánula orofaríngea si no se ha realizado 100%. Alternativamente puede utihzarse otro dispositivo
durante el SVB. Se introduce en la boca con la parte avanzado de vía aérea, com o la m ascarilla laríngea, el
cóncava hacia la nariz del paciente y se gira conforme tubo laríngeo o el tubo esofagotraqueal (Combitube®).
se avanza hacia la orofaringe hasta com pletar 180°. U na vez intubado el paciente o colocado cualquiera de
Alternativamente, de no haber contraindicación (sos estos otros dispositivos avanzados de vía aérea, desapa
pecha de fractura de la base del cráneo o coagulopatía recen los ciclos de 30:2 y se ventila al paciente a razón
grave), puede colocarse una cánula nasofaríngea. de 8-10 ventilaciones/min, manteniendo de form a con
Optimizar la ventilación. Inicialmente se utiliza un dis tinua e ininterrum pida las com presiones torácicas a una
positivo bolsa-m ascarilla (Ambú® o sim ilar) y reser- frecuencia de al menos 100/min.
vorio conectado a una fuente de oxígeno a 15 1/min, C onseguir acceso vascular p ara la adm inistración de
sincronizando con las compresiones torácicas en ciclos fárm acos y soluciones. D urante la PCR, la realización
de 30:2. No se recom ienda la realización de la presión de RCP de alta calidad y la desñbrilación precoz son de
cricoidea (m aniobra de Sellick) durante la ventilación esencial im portancia, m ientras que la adm inistración
con bolsa-m ascarilla de form a sistemática. Si se tiene de fármacos tiene una importancia secundaria respecto a
suficiente experiencia, debe intentarse, en m enos de dichas maniobras. Por tanto, la canalización de un acceso
30 s, la intubación del paciente, conectando el tubo vascular debería realizarse una vez iniciadas las manió-
Capít ulo I 2 Soporte vital avanzado en adultos
bras de RCP y aplicada la desfibrilación en caso de estar Tratamiento específico (fig. 2 .1)
indicada (ritmo desfibrilable). Además, debe realizarse
sin interrum pir en ningún m om ento las com presiones Se debe estar preparado para tratar las siguientes situaciones:
torácicas. Las posibles vías de acceso vascular son;
• V ía venosa periférica. E s el acceso v ascu lar fre
cuentem ente más accesible y más utilizado. Tras la En la PCR del adulto es extrem adam ente im portante,
adm inistración de un fárm aco en bolo intravenoso, para la supervivencia del paciente, la disponibilidad de
debe inyectarse un bolo de 20 m i de suero fisiológico un tratamiento eléctrico precoz.
para facilitar la distribución rápida del fármaco en la Si la PCR no ha sido presenciada o se ha producido
circulación central. A ello tam bién puede contribuir una dem ora de 4-5 m in o más en iniciar la RCP, se rea
la elevación de la extrem idad durante aproxim ada lizan 1,5-3 m in de RCP antes de valorar si es necesaria
m ente 10-20 s después de la adm inistración del fár la desfibrilación. Si la PCR es presenciada, se m onitoriza
maco en bolo intravenoso. al paciente con las palas o electrodos del desfibrilador, si
• V ía intraósea. Se utiliza solo si no puede canalizarse aún no se ha hecho, y se aplica una descarga inmediata
una vía intravenosa. si está indicado. M ientras se prepara el desfibrilador
• V ía venosa central. Es una técnica que requiere ex debe adm inistrarse R C P com enzando siem pre por las
periencia, consum e tiem po e interrum pe las com com presiones torácicas.
presiones torácicas. P or otro lado, por esta vía se
consiguen concentraciones de fármacos más elevadas
y más rápidam ente que por la vía venosa periférica.
Además, permite m onitorizar la presión de perfusión R itm o d e s fib rila b le (FV/TVSP)
coronaria y la saturación venosa central de oxígeno, L a desfibrilación se realiza inicialm ente con una descar
parám etros que son predictivos de la recuperación ga de 360 J (desfibriladores m onofásicos), asegurándose
de la circulación espontánea. E l ju icio clínico del p reviam ente de que nadie esté en contacto con la cam i
reanim ador es el que debe decidir durante el SV la lla del paciente y de que las palas estén suficientem ente
realización de esta técnica. lubrificadas con p asta conductora. N o se deben utilizar
• V ía endotraqueal. La impredecibilidad de la distribu las palas m anuales sin aplicar gel de electrodos, tampoco
ción y efectos farmacológicos de los fármacos adm i con com presas em papadas en suero salino o alcohol, ni con
nistrados por esta vía hace que esté indicada solo si no geles de u ltrasonidos. Si el d esfib rilad o r es bifásico , la
es posible canalizar una vía intravenosa o intraósea. descarga debe efectuarse con la energía que recom iende el
• Posteriormente, se adm inistran cargas de 300 mi de aparato (120 J para ondas bifásicas rectilíneas o 150-200 J
suero fisiológico, y se continúa en función de la causa p ara ondas b ifásicas exp o n en ciales tru n cad as), aunque
reversible de la PCR. En la actualidad no está indicado se acepta adm inistrar la m áxim a dosis disponible (200 J)
el uso sistemático de bicarbonato sódico en la PCR, si se desconoce qué tipo de desfibrilador bifásico se está
porque puede contribuir a una acidosis respiratoria utilizando (el fabricante siempre señala cuál es la energía
grave que empeoraría aún más la acidosis intracelular. óptim a de descarga para cada dispositivo). D espués de la
Se utiliza bicarbonato sódico 1 M (1 m Eq = 1 mi), descarga se inicia siem pre de form a inm ediata 2 m in de
siempre bajo control gasométrico, en una dosis inicial RC P (5 ciclos de 30:2), com enzando por las com presiones
de 1 m Eq/kg por vía intravenosa una vez que hayan torácicas. Es m uy im portante m inim izar tanto el período
transcurrido por lo menos 10-15 m in de reanimación. de tiem po entre la últim a com presión to rácica del ciclo
Las únicas situaciones en las que su adm inistración previo a la descarga y esta, com o el intervalo entre cada
debe realizarse sin dem ora son la PCR secundaria a d escarga eléctrica y la prim era com presión torácica del
una acidosis m etabólica previa, hiperpotasem ia y a la siguiente ciclo, ya que están relacionados con el éxito de la
intoxicación por antidepresivos tricíclicos. RCP. H echo esto, las posibilidades son las que se detallan
a continuación.
Si no es posible abordar una vía venosa, puede intentarse
una vía intraósea (maléolo tibial, teniendo cuidado con la C ese d e la FV/TVSP con sign os d e circulación
vena safena) y, com o último recurso, la vía endotraqueal esp o n tá n ea
(absorción irregular), por la que puede adm inistrarse En este caso, se administra amiodarona (clase Ilb) (Trango-
adrenalina, vasopresina, lidocaína, atropina o naloxona rex®, am pollas con 150 m g) en dosis in icial de 300 mg
en una dosis doble o triple de la habitual y diluida en 5- (5 mg/kg) por vía intravenosa. Para ello se diluyen 2 am po
10 m i de agua esterilizada o suero fisiológico. llas del preparado comercial en 10 mi de suero fisiológico y
• La intubación endotraqueal solo debe intentarse si se se perfunden en 15 min. Posteriormente se continúa con una
tiene experiencia. Si no se tiene, puede utilizarse mas perfusión intravenosa en dosis de 1,2-1,8 g en 24 h, para lo
carilla laríngea, Combitube® o practicar ventilación que se diluyen 1,5 g (10 ampollas del preparado comercial)
con dispositivo bolsa-m ascarilla, hasta que la reaUce en 1.000 m i de suero glucosado al 5% y se perfunde a un
una persona experta. ritm o inicial de 12 gotas/m in (36 m l/h), suspendiendo la
■s • El diám etro estándar del tubo endotraqueal es de infusión si aparece hipotensión o bradicardia. Según la evi
a 8-8,5 mm según el sexo. dencia científica, la hdocaína, el bretilio y la procainamida
no han demostrado mayor eficacia.
QE) S E C C I Ó N I 1 Soporte vital
Ritmo no desfibrilable (asistolia o AESP) La existencia de una actividad eléctrica organizada sin pulso
eficaz (A ESP) obliga igualm ente a descartar y tratar sus
En estos casos no está indicado el tratam iento eléctrico, y
causas m ás frecuentes (5 H y 5 T). Su secuencia terapéu
hay que realizar:
tica es la m ism a que para la asistolia. Al igual que en la
1. M aniobras de RC P (30 com presiones:2 ventilaciones) FV/TVSP, no deben suspenderse las maniobras de reanim a
durante 2 min. ción mientras haya actividad eléctrica.
Capít ulo I 2 Soporte vital avanzado en adultos Q D
■
s
a
Capítulo 3
de gasping) y de pulso deben iniciarse las compresiones y realizar el cambio del reanim ador que las realiza cada
torácicas. En caso de un reanimador se realizan ciclos de 2 min son criterios de buena calidad de la RCP.
30:2, mientras que si existen 2 reanimadores los ciclos Apertura de la vía aérea. D espués de las 30 com pre
serán de 15:2. L a técnica que debe em plearse para las siones torácicas iniciales (o 15 compresiones en caso de
com presiones torácicas tam bién depende del niím ero 2 reanimadores), hay que proceder a la apertura de la vía
de reanim adores y de si la víctim a es lactante o niño; aérea m ediante la m aniobra frente-m entón y adm inis
en el caso de los lactantes, si hay un único reanimador, trar 2 ventilaciones. En caso de sospecha o evidencia de
debe utilizarse la técnica de compresión torácica con dos lesión cervical se hará la m aniobra de elevación m an
dedos (medio y anular colocados justo por debajo de la dibular. Si con ella no se consigue ventilar al paciente,
línea intermamilar), mientras que si hay 2 reanimadores debe utilizarse la maniobra frente-mentón.
se realizará la técnica de compresión con ambos pulgares Ventilaciones de rescate. Si el niño no respira (o solo
(y el resto de los dedos de ambas manos abrazando el tó tiene gasping) tras las com presiones torácicas iniciales,
rax) colocados en el tercio inferior del esternón. En caso se deben realizar 2 ventilaciones lentas de rescate, insu
de tratarse de niños mayores de 1 año, debe comprimirse flando, con nuestra boca sellada sobre la suya y tapando
con la base de la palm a de una mano ayudándose o no la nariz del niño (si es un lactante se cubre con nues
de la otra mano como en el adulto, en la mitad inferior tra boca la suya y su nariz), aire espirado en cantidad
del esternón (v. tabla 3.1). suficiente para que el tórax se eleve. Si no se eleva, hay
Las com presiones torácicas deben realizarse de m a que reposicionar la cabeza, realizar un nuevo sellado e
nera que se hunda el tórax del lactante al m enos 4 cm, y intentarlo de nuevo. Cada insuflación que el reanimador
8& en el niño al menos un tercio del diámetro anteroposte realice debe precederse de una nueva inspiración no
rior del tórax (aproximadamente 5 cm). Debe permitirse forzada que renueve el aire de sus pulmones, sin originar
la recuperación completa del tórax tras cada compresión, excesiva ventilación, y debe durar 1 s. Puede utilizarse
que debe tener una frecuencia de al m enos 100/min. un dispositivo de barrera o bien una bolsa-m ascarilla
Reducir al mínimo la interrupción de las compresiones p ara realizar la ven tilació n . En este ú ltim o caso, el
Q D S E C C I Ó N I 1 Soporte vital
TABLA 3.1 Manejo de la reanim ación cardiopulm onar (RCP) según la edad del niño
Frecuencia de ventilación 40-60 ventilaciones/min 8-10 ventilaciones/min (una ventilación/6-8 s) si no hay pulso
si se realiza sin 12-20 ventilaciones/min (una ventilación/3-5 s) si hay pulso
compresiones
Zona de compresiones Tercio inferior del esternón 1 reanimador: justo debajo Dos dedos por encima
torácicas de la línea intermamilar del apéndice xifoides
2 reanimadores: tercio inferior
del esternón
Disposición de las manos Con ambos pulgares y el 1 reanimador: compresión Base de la palma de una
en compresiones torácicas resto de los dedos de torácica con dos dedos (medio mano ayudándose o no
ambas manos abrazando y anular) de la otra mano como
el tórax 2 reanimadores: compresión en el adulto
con ambos pulgares y el resto
de los dedos de ambas manos
abrazando el tórax
Relación compresiones 3:1 si la PCR es por asfixia 1 reanimador: 30:2 1 reanimador: 30:2
torácicas/ventilación 15:2 si la PCR es de causa 2 reanimadores: 15:2 2 reanimadores: 15:2
cardíaca
*En caso de traum a se realiza m aniobra de traedor} d e l mentor}. Si no fuese p osible ventilar de esta manera, p ue d e realizarse la m aniobra
frente-m entón, p e ro solo con una ligera extensión.
dispositivo debe ser manejado por 2 reanimadores para 2 J/kg, y de 4 J/kg en las siguientes si son necesarias.
que proporcione una ventilación m ás efectiva. N o se De no estar disponible, debe utilizarse un DEA preferi
recom ienda el uso de un dispositivo bolsa-m ascarilla blem ente con atenuador de dosis pediátrico. Si esto no
en caso de un único reanim ador. La m aniobra de Se- es posible, puede utilizarse un DEA de adultos.
llick (o de com presión cricoidea) puede ser realizada, En niños m ayores de 1 año debe utilizarse el DEA
sin obstruir la tráquea, si hay reanimadores que puedan lo antes posible, bien con atenuador de dosis o, si no es
realizarla. posible, el DEA de adultos.
Posteriorm ente, se continúa con ciclos de 30:2 en D ebe m inim izarse el tiem po entre la últim a com
caso de un reanim ador y de 15:2 en caso de 2 reanim a presión torácica y la desfibrilación, al igual que entre ésta
dores, tanto en lactantes como en niños. y la reanudación de las compresiones torácicas.
D esfibrilación. La fibrilación ventricular (FV) puede
El manejo del DEA se ha descrito en el capítulo 1, ya que en
ser la causa de la PCR, o bien puede aparecer durante
los niños la técnica es similar a la de los adultos.
los intentos de reanimación. La presencia de un colapso
súbito en un niño muy probablemente tiene como origen
una FV o una TVSP. En estos casos, la administración de Maniobras de desobstrucción
una descarga mediante un desfibrilador debe realizarse
de la vía aérea (fig. 3.2)
cuanto antes.
En lactantes es de elección la utilización de un des Si la obstrucción de la vía aérea por cuerpo extraño (OVA-
fibrilador m anual aplicando una prim era descarga de CE) es leve (el niño puede toser y em itir algunos sonidos).
Capít ulo I 3 Soporte vital pediátrico Q D
Paciente con sospecha de obstrucción total de la vía aérea por cuerpo extraño
1
Consciente Inconsciente*
Si es menor Si es mayor
de 1 año de 1 año Abrir la vía aérea e
intentar la extracción
digital bajo visualización
directa
Hasta 5 palmadas interescapulares Maniobra de Heimlich
alternando con hasta 5 compresiones en bipedestación hasta
torácicas bajo la línea intermamilar que se expulse el cuerpo Realizar 2 ventilaciones
hasta que se expulse cuerpo extraño extraño o la víctima y continuar con ciclos
o la víctima quede inconsciente quede inc:onsciente
de 30 c:ompresianes
y 2 ventilaciones
durante 2 min
• Si hay testigos, enviarlos a activar el Sistema de Emergencias mientras realizamos maniobras de desobstrucción.
• Si no hay testigos, realizar maniobras cluriintc 2 min y después ir a solicitar ayuda.
FIGURA 3.2 Desobstrucción de la vía aérea en la edad pediátrica. International Liaison Committee on Resuscitation (ILCOR) 2010.
hay que perm itir que la víctim a tosa para liberar la vía aé bruscas justo debajo de la línea interm am ilar (en el m ismo
rea, perm aneciendo expectantes ante la aparición de una p unto en que se rea liza el m asaje cardíaco en la RCP).
OVACE grave. Si es grave (la víctim a no puede toser ni E sta secuencia debe repetirse hasta conseguir desalojar el
em itir sonidos), se procede según la víctima esté consciente cuerpo extraño de la vía aérea o hasta que el lactante pierda
o inconsciente. la conciencia. L a m aniobra de H eim lich no se recom ienda
en el lactante.
Víctima consciente
En el lactante En el niño mayor de 1 año
Se realiza, alternativam ente, una m aniobra de hasta 5 gol Se realiza la m aniobra de Heim lich (similar a la del adulto)
pes en la espalda, seguidos de 5 com presiones cortas y hasta que el cuerpo extraño sea expulsado o, de no tener
b ruscas en el tó rax. P ara ello, se co lo ca al la cta n te en éxito, cuando la víctima quede inconsciente.
dectíbito ventral, a h o rcajadas del antebrazo del rea n i
mador, con la cabeza más descendida que el tronco, sos Víctima inconsciente
teniéndole la cabeza apoyando los dedos en la m andíbula. Si la víctim a está inconsciente, hay que colocarla en posi
El antebrazo del reanim ador puede descansar en su muslo ción de RCP e iniciarla, com enzando con las compresiones
para ayudar a sostener al lactante. A continuación efectúa torácicas (no realizar valoración del pulso). Tras las primeras
5 golpes en la espalda, con la base palm ar de la mano, en 30 com presiones hay que realizar apertura de la vía aérea,
la zona interescapular. P osteriorm ente, si el cuerpo ex revisar visualm ente la boca y si se observa un cuerpo ex
traño no h a sido expulsado, el reanim ador coloca su mano traño, extraerlo. En ningún caso debe hacerse barrido digital
libre en la espalda del lactante, sosteniendo el occipucio a ciegas en lactantes y niños, y a que se puede agravar la
con su palm a. A hora el la cta n te queda sujeto en tre los obstrucción de la vía aérea al em pujar inadvertidamente el
dos antebrazos del reanim ador. S eguidam ente, ro ta en cuerpo extraño. Posteriorm ente se adm inistran 2 ventila
b loque al lactante y lo coloca en decúbito dorsal sobre ciones y se continúa con ciclos de com presiones torácicas
su otro antebrazo, descansando este sobre el m uslo. Ya y ventilaciones hasta que el cuerpo extraño sea expulsado.
en esta posición, con la cabeza del lactante m ás baja que Después de 2 min de RCP, si no se ha hecho antes, se debe
el cuerpo, aplica hasta 5 com presiones torácicas cortas y activar el Sistema de Emergencias.
Q D S E C C I Ó N I 1 Soporte vital
FIGURA 3.3 Recomendaciones de soporte vital avanzado (SVA) en lactantes y niños para profesionales de la salud. International Liaison Committee on
Resuscitation (ILCOR) 2010. AESP: actividad eléctrica sin pulso; FV: fibrilación ventricular; i.e.; vía intraósea; i.v.: vía intravenosa; RCP: reanimación
cardiopulmonar (ciclos de 30 compresiones/2 ventilaciones si hay un solo reanimador o 15:2 si hay 2 reanimadores, comenzando por compresiones torácicas
hasta que se haya colocado dispositivo avanzado de vía aérea; posteriormente desaparecen los ciclos y se ventila al paciente a razón de 8-10 rpm, mante
niendo de forma continua e ininterrumpida las compresiones torácicas a una frecuencia de al menos 100/minuto); TVSP: taquicardia ventricular sin pulso.
Capít ulo I 3 Soporte vital pediátrico Q D
Laringoscopio Pala recta n.° 1 Pala recta o curva Pala curva n.° 1-2 Pala curva n.° 2-3 Pala curva n.° 2-3
n.° 1
8 años (tabla 3.2). En los niños mayores de 1 año se comien Intubación orotraqueal
za a introducir con la concavidad hacia arriba, girándola Con ella se consigue permeabilizar la vía aérea de manera defini
180° al llegar al paladar blando; en cambio, en los lactantes tiva, además de poder optimizar la ventilación, enriqueciéndola
se introduce con la concavidad hacia abajo, ayudándose de con oxígeno, o administrar medicación (adrenalina, atropina,
un depresor lingual. hdocaína, naloxona, midazolam, diazepam), si bien es necesario
Las cánulas orofaríngeas, también llamadas de Guedel, saber que las vías intravenosa e intraósea son más efectivas.
mantienen la vía aérea perm eable sin necesidad de traccio- Antes de proceder a la realización de esta técnica debe ventilarse
nar el mentón, y evitan que la caída de la lengua ocluya la unos minutos al paciente, ya portador de la cánula orofaríngea,
orofaringe. A través de ellas puede adm inistrarse oxígeno con balón autohinchable y mascarilla con reservorio de oxígeno
con m ascarilla, ventilar con balón o aspirar secreciones si conectado a una fuente de oxígeno. Para la realización de la
es necesario. técnica es necesario tener experiencia en ello, además de dis
poner de material específico, como un laringoscopio con palas
Aspiración
de tamaño pediátrico (v. tabla 3.2) y tubos endotraqueales de
Debe realizarse con m ucho cuidado, dado el estímulo vagal tamaño apropiado, con neumotapón o sin él. Si se utihza un
que puede provocar. No debe realizarse a más de 100 mmHg, tubo endotraqueal con neumotapón, este debe insuflarse a la
por lo que solo se utilizan aspiradores con dos posiciones de presión recomendada por el fabricante (habitualmente menos de
presión (100/300 mmHg). El tiempo de aspiración máximo 20-25 cmH20) (v. tabla 3.2). La estimación del tamaño apropia
es de 10 s, y la sonda (v. tabla 3.2) se introduce sin aspirar do del tubo orotraqueal (TOT) se realiza de la siguiente manera:
hasta la zona en la que se encuentra el m aterial aspirable.
En caso de aspirar a través del tubo endotraqueal, la sonda • Si se utiliza un tubo sin neum otapón: debe elegirse un
de aspiración no debe sobrepasar el extremo distal de aquel, tubo con diámetro interno de 3,5 mm en lactantes, y de
para evitar lesionar la mucosa, y utilizar presiones máximas 4 m m en niños de entre 1 y 2 años de edad. A partir de los
de aspiración de 80-120 mmHg. 2 años de edad el tamaño debe calcularse de acuerdo con
la siguiente fórmula:
Pinzas de Magill
Ayudan a realizar la m aniobra de intubación, dirigiendo el Diámetro interno del tubo sin
extremo distal del tubo endotraqueal a la entrada de la vía neumotapón (mm) = A + (edad¡A)
aérea. También son útiles para elim inar la obstrucción de
la vía aérea producida por m aterial sólido inaccesible a la • Si se u tiliza un tubo con neum otapón: se selecciona
extracción con los dedos. un tubo de diámetro interno de 3 m m en lactantes y de
QD S E C C I Ó N I 1 Soporte vital
3,5 m m en niños de entre 1 y 2 años. A partir de los respiratorios, etc.), m ientras se procede a la intubación se
2 años de edad el tam año del tubo debe calcularse de selecciona una mascarilla homologada de tamaño adecuado,
acuerdo con la siguiente fórmula: que abarque y selle com pletam ente la boca y la nariz del
niño, a la que se habrá colocado previam ente una cánula
Diámetro interno del tubo con de G uedel. A continuación, se acopla a la m ascarilla un
neumotapón (mm) = 3,5 + {edad ¡A) balón de tamaño apropiado (neonatal, lactante o adulto si
es m ayor de 1 año), con un reservorio de oxígeno acopla
En los lactantes, la laringoscopia previa a la introducción do (tubo corrugado o bolsa reservorio), y todo ello conec
del TOT puede realizarse con pala recta, en cuyo caso, esta tado a un caudalím etro por el que se adm inistra oxígeno a
se dispone calzando la epiglotis para visualizar la vía aérea, 15 1/min. Cada ventilación m anual debe durar un tiem po
en lugar de alojarla en el receso glosoepiglótico, como se in sp irato rio de 1 s, y u na vez intubado o colocado otro
hace en el adulto. Cuando el niño m antenga circulación es dispositivo de vía aérea avanzada como la mascarilla laríngea,
pontánea se recom ienda adm inistrar una dosis de atropina debe adm inistrarse a un a frecuencia de 8-10 ventilacio-
(0,02 m g/kg), con una dosis m ínim a de 0,1 mg y m áxim a nes/m in (una ventilación/6-8 s) sin interrupción de las com
de 0,5 mg, para evitar las consecuencias del estímulo vagal presiones torácicas. Si la víctima tiene pulso pero no respira o
que origina la intubación. La intubación debe realizarse en tiene gasping, administrar 12-20 ventilaciones/min (una ven-
m enos de 10 s; si no se consigue en este tiem po, hay que tilación/3-5 s). El m anejo del dispositivo bolsa-m ascarilla
ventilar al paciente durante varios m inutos, para volver a por 2 reanimadores es más efectivo que cuando es manejado
intentarlo posteriorm ente. Para facilitar la visión de la en por un solo reanimador. Debe evitarse la hiperventilación en
trada de la vía aérea e im pedir el paso de aire al estómago todo momento.
y la aparición de regurgitación de contenido gástrico puede
realizarse una presión cuidadosa sobre el cartflago cricoides Ventilación a través del tubo endotraqueal
(m aniobra de Sellick) m ientras se ventila con bolsa-m as Si el paciente está intubado se ventila a través del TOT m e
carilla durante la intubación. U na vez conseguida esta, y tras diante el balón autohinchable conectado a la bolsa reservorio
insuflar el neumotapón en su caso, se comprueba la adecuada y al oxígeno, o con un respirador volumétrico que permita
posición del tubo, que se realiza por los siguientes métodos: establecer parámetros ventilatorios adecuados para la edad
• M irar los movimientos simétricos del tórax y auscultar pediátrica. Se ventila inicialm ente con un a fracción ins-
la sim etría de sonidos pulm onares en am bos cam pos piratoria de oxígeno (FÍO 2 ) de 1 hasta que se recupere la
pulmonares, especialmente bajo las axilas. circulación espontánea, en cuyo caso hay que ajustar la
• Escuchar si existe gorgoteo gástrico coincidiendo con FÍO 2 para conseguir valores de Sa 0 2 iguales o ligeramente
las ventilaciones. Ello indicará que el tubo endotraqueal superiores al 94% . No conviene u tilizar un volum en co
está alojado en el esófago. rriente superior a 10 ml/kg por la posibilidad de barotraum a
• Monitorizar el CO 2 espirado, mediante capnografía o m é y el consecuente neum otórax a tensión, ni elevar la presión
todo colorimétrico. Durante la PCR, si tras la intubación no positiva al final de la espiración por encima de 2-4 cm H20.
se detecta CO 2 espirado, debe comprobarse la colocación
del tubo endotraqueal mediante laringoscopia, ya que aun Oxigenoterapia
que en general se debe a que el tubo no está colocado en la Durante la PCR es razonable ventilar al niño con oxígeno al
tráquea sino en el esófago, la ausencia de CO 2 puede ser 100%. U na vez que la circulación espontánea se reinstaura
debida al muy deficiente flujo sanguíneo pulmonar y no a hay que ajustar la FÍO 2 a la mínima necesaria para mantener
una incorrecta colocación del tubo endotraqueal. Por otra la Sa02 igual o algo por encim a de 94%, con el objetivo de
parte, este método no descarta la intubación selectiva del evitar la hiperoxia, mientras se decide el método definitivo
bronquio derecho. Debe recordarse que el método colon- de aporte de oxígeno que se va a utilizar.
métrico de detección de CO 2 espirado puede ser alterado
por: contaminación del detector por contenido gástrico o Ventilación m ecánica no invasiva
fármacos acídicos (p ej., adrenalina administrada por vía Si el niño presenta respiración espontánea pero el trabajo
endotraqueal), la administración intravenosa de adrenalina respiratorio es excesivo, ju n to a un cuadro de insuficien
(reducción transitoria del CO 2 espirado), la obstrucción cia respiratoria aguda, puede intentarse superar la situación
de la vía aérea por asma o edema pulmonar grave (puede mediante el uso de ventilación m ecánica no invasiva, en su
impedir la eliminación de CO 2 espirado) y por la existencia m odalidad de presión positiva continua en la vía respirato
de un gran decalaje entre el tubo y la glotis. ria (CPAP) o presión positiva con dos niveles de presión
Finalmente, se procede a la fijación extem a del tubo, m ante (BiPAP) (v. cap. 192), con la m ascarilla adecuada, evitan
niendo la cabeza del niño siempre en posición neutra. do si es posible la intubación.
inm ediata. Posteriorm ente debe hacerse de form a estable La adrenalina es el fármaco principal en el SVA pediátri
m ediante electrodos de m onitorización pediátricos, u tili co. No debe administrarse simultáneamente con bicarbonato
zando la derivación donde m ejor se observen los diferentes sódico a través del mismo sistema de perfusión o catéter, ya
aspectos del trazado electrocardiográfico. que el bicarbonato inactiva las catecolaminas.
No se recom ienda la administración sistemática de atro
Compresiones torácicas pina. D e utilizarse, no se deben adm inistrar dosis menores
De la m ism a m anera que en el SVB, si el niño no responde, de 0 ,1 mg, ya que induce bradicardia paradójica. En caso de
no respira (o solo tiene gasping) y no tiene pulso, se inician intoxicación por insecticidas organofosforados o exposición
las com presiones torácicas. La form a de adm inistración y a sustancias neurotóxicas pueden requerirse amplias dosis.
los criterios de calidad de las compresiones torácicas se han Tampoco se recom ienda la adm inistración de calcio en
descrito anteriormente en este capítulo. ausencia de hipocalcemia, intoxicación por antagonistas del
calcio, hiperm agnesem ia o hiperpotasem ia documentadas.
Acceso a la circulación para la administración Puede utilizarse cloruro cálcico o gluconato cálcico (v. cua
de fármacos y fluidos: vía venosa, vía intraósea dro 3.1). En pacientes críticos se prefiere el cloruro cálcico,
y endotraqueal ya que origina un m ayor incremento del calcio iónico en el
El acceso a la circulación es prioritario desde el primer m o tratamiento de la hipocalcemia. En el paciente que no está
mento, durante los primeros 2 min de RCP. Es de elección la en PCR, si el único acceso que existe es un a vía venosa
canalización de una vía venosa periférica con un catéter corto periférica, se prefiere el gluconato cálcico, ya que su menor
para infundir medicación y fluidos (20 m l/kg en 30 min). Si osmolaridad causa menos flebitis.
en el plazo de 90 s no puede canalizarse la vía venosa se abor La amiodarona se prefiere a la lidocaína en el tratamiento
da un acceso intraóseo. Esto se consigue mediante un trócar de la FV/TVSP. En el paciente en PCR debe administrarse
o una pistola de inyección intraósea con el que se punciona en bolo intravenoso.
inferom edialm ente en la tuberosidad tibial hasta penetrar El sulfato de magnesio está indicado para el tratamiento
en la cavidad medular de dicho hueso, momento en el cual de hipom agnesem ia constatada o en caso de torsades de
se administran 10 mi de suero fisiológico, comprobando la pointes (TV polim órfica con prolongación del QT).
permeabilidad de la vía y que no se produce la extravasación La adm inistración sistemática de bicarbonato sódico no
del Kquido infundido. A continuación se conecta el sistema de está recomendada. Es útil en caso de PCR prolongada o ante
fluidoterapia, fijándolo a la piel circundante con dos pinzas determinadas intoxicaciones, como por ejemplo en caso de
Kocher envueltas con vendas, respetando el dispositivo. A arritmia ventricular grave por cocaína o por antidepresivos
través de la vía intraósea puede administrarse cualquier tipo tricíclicos.
de fármaco y en las mismas dosis que por vía intravenosa.
C ada adm inistración de un fárm aco debe ir seguida de un Desfibrilación m anual o convencional (v. fig. 3.3)
bolo de suero fisiológico m anteniendo posteriorm ente la En la actualidad, la desfibrilación es un a técnica que se
extremidad elevada durante 10-20 s para favorecer la entrada utiliza desde un prim er momento en el soporte vital. En el
en la circulación central. Incluso por vía intraósea pueden SVB se lleva a cabo con los DEA, mientras que en el SVA se
obtenerse muestras de sangre para determinaciones de labo utilizan desfibriladores manuales o convencionales. Para el
ratorio, pruebas cruzadas y gases sanguíneos. manejo de un desfibrilador m anual en niños deben seguirse
M ientras se obtiene el acceso a la circulación pueden las siguientes recomendaciones:
ad m inistrarse fárm acos po r el TOT, d irectam en te en el
• Existen dos tamaños de palas o parches autoadhesivos:
interior de este, diluidos en 5 mi de suero fisiológico. En
«adulto» e «infantil». Se utihza el tamaño «adulto» en niños
el caso de la lidocaína, la atropina y la naloxona, la dosis
de más de 10 kg (aproximadamente mayores de 1 año), y
que debe utilizarse es el doble o el triple de la indicada para
la vía intravenosa. La adrenalina (Adrenalina B Braun®, el tamaño «infantil» para niños de menos de 10 kg de peso.
• No se deben utilizar las palas m anuales sin aplicar gel
ampollas con 1 mg) debe adm inistrarse en dosis diez veces
de electrodos; tampoco compresas em papadas en suero
mayores que la dosis intravenosa (0,1 mg/kg o 0,1 ml/kg de
salino o alcohol, ni geles de ultrasonidos.
una concentración al 1:10.000). Cada bolo de un fármaco
• La colocación de las palas m anuales o de los parches de
debe ir seguido por 5 ventilaciones con presión positiva
electrodos autoadhesivos se realiza según indicaciones
consecutivas. Debe recordarse que la absorción de fármacos
del fabricante rotuladas en las mismas.
por vía endotraqueal es impredecible. Por otra parte, ni el
• Es aceptable utilizar una energía inicial de 2 J/kg, y si
bicarbonato sódico ni el calcio, sustancias no liposolubles,
fracasa aumentar al menos a 4 J/kg en las sucesivas des
deben adm inistrarse por vía endotraqueal, ya que pueden
cargas, si bien puede aumentarse si se considera indica
originar lesiones de la vía aérea.
da, sin exceder de 10 J/kg o la m áxima dosis del adulto.
La obtención de una vía venosa central en el niño debe
dejarse en manos expertas cuando no se puede acceder por vía
venosa periférica o por vía intraósea por las frecuentes com Algoritmo de decisión en soporte
plicaciones en las que pueden incurrir manos no entrenadas.
vital avanzado
Fármacos utilizados en el SVA pediátrico L a secuencia de actuación en el lactante y el niño m ayor de
En el cuadro 3.1 se exponen los principales fármacos utili 1 mes de vida y la integración de las m aniobras descritas
zados en el SVA pediátrico. anteriormente e incluidas en el SVA se detallan en la fig. 3.3.
S E C C I Ó N I 1 Soporte vital
AESP: actividad eléctrica sin pulso; Fi02: fracción inspiratoria de oxígeno; i.o.: intraósea; i.v.: intravenosa; SVA: soporte vital avanzado; TOT: tubo orotraqueal.
■
s
a
Caso clín ic o GD
CA SO C L ÍN IC O 1. Parada cardiorrespiratoria. F.J. Montero Pérez y L. Jiménez Murillo
Ex Dioradones
comp ementarías
en medicina de urgencias
4. Hematimetría 24 10. Radiografía de tórax 75
5. Bioquím ica sanguínea 32 11. Radiografía simple de abdomen 89
6. Estudio de coagulación 45 12. Ecografía 101
7. Análisis elemental de orina 51 13. Tomografía computarizada craneal 109
Gasometría, pulsioximetría 14. Resonancia magnética 116
y capnografía 57 15. M edicina nuclear 124
Electrocardiografía de urgencias 64
Página deliberadamente en blanco
m
e
d
i
I
i
b
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c
o
m
Capítulo 4
Hematimetría
E. M uñoz Triano, L. Jim énez M urillo, J.M. Calderón de la Barca G ázquez y F.J. M ontero Pérez
Basófilos 0- 2%
Hematocrito
Plaquetas 120-400 X IOV jjlI Este parám etro indica la m asa eritrocitaria respecto al vo
lumen total de sangre, por lo que su valor es influido, tanto
C H C M : conce n tra ción de hem oglobina corpuscular m edia; por la técnica que se aplique para su determ inación (son
H C M : hem oglobina corpuscular m e dia ; M : m u je r; V: varón;
m ás reales los valores obtenidos en recuentos electró n i
VC M : volum en corpu scu lar m edio.
cos), como por las circunstancias que originen un aumento
o una disminución del volumen plasmático (hemodilución o
hemoconcentración). Valores de Hto superiores al 60% o in
feriores al 30% deben considerarse inicialmente patológicos.
Cuadro 4.1 Clasificación de los tipos de anemia Las causas que pueden originar dism inución o aumento
más frecuentes en urgencias del valor de Hto son idénticas a las que provocan alteración
Regeneratlva Arregenerativa cuantitativa del número de hematíes (v. cuadros 4.1 y 113.1).
Hemorragia aguda Aplasia medular
Anemia hemolítica Invasión medular
Intravascular Déficit nutricional: hierro, Volumen corpuscular medio^ hemoglobina
Postransfusional ácido fólico, vitamina B ,2 corpuscular media y concentración
Quemaduras graves Endocrinometabólica:
de hemoglobina corpuscular media
Microangiopática Hipopituitarismo
Clostridium perfringens Hipotiroidismo El V CM y la HCM representan, respectivamente, el volu
Extravascular Insuficiencia renal m en y la cantidad de Hb que tiene un hem atíe por término
Autoinmune m edio. L a CH C M in d ica el contenido m edio de H b por
Hiperesplenismo
unidad de volumen. La cuantificación de estos parámetros
es proporcionada directamente por los aparatos electrónicos,
aunque si no se dispone de ellos su valor puede calcularse
el RDW /ADE. Las causas de anemia m ás frecuentes en conociendo el Hto, la Hb y el número de hematíes, mediante
cada uno de los grapos se exponen en el cuadro 4.1. las fórmulas siguientes:
• L a H CM y la CHCM pueden estar norm ales (normo- se trata de un a anem ia arregenerativa (reticulocitopenia
cromía) o disminuidas (hipocromía), pero no aum enta absoluta). Posteriormente se realiza una aproximación diag
das, ya que cuando la concentración de Hb eritrocitaria nóstica según el VCM y la HCM , como se ha comentado en
es muy elevada, precipita en el interior del hem atíe al el apartado correspondiente.
hacerse insoluble, y los autoanalizadores no la registran.
• E l V C M se u sa conjuntam ente con la H CM p ara la
Ancho de distribución eritrocitaria
clasificación m orfológica de las anem ias, ya que las
causas que originan la alteración de estos parámetros son El ADE, o RDW en terminología inglesa, es el coeficiente de
similares (v. cap. 113, tabla 113.3 y cuadro 113.4); sin variación o desviación estándar de la curva de distribución,
embargo, no tienen ninguna utilidad para el diagnóstico según el volumen de los hematíes. Es un buen marcador de
diferencial de las eritrocitosis. anisocitosis, pero de escasa utilidad en la práctica diaria.
• En la práctica diaria urgente, uno de los problem as que Los valores norm ales oscilan entre el 11,5 y el 14,5%. Se
con mayor frecuencia puede plantearse ante una anemia encuentra aumentado en las anemias ferropénicas, hemolisis
m icrocítica e hipocróm ica es la diferenciación entre y hemorragias agudas; y falsamente elevado en presencia de
anem ia ferropénica y talasem ia minor, ya que la actitud plaquetas inusualmente grandes o de agregados plaquetarios.
diagnóstico-terapéutica depende de esta distinción. Para
ello se realiza el siguiente cálculo:
Leucocitos
{Hb[g!dr\ X 5) + N.°hem atíes La hem atim etría tam bién es útil para detectar alteraciones
cuantitativas de la serie blanca, tanto del recuento total de
Si la cifra resultante es igual o superior al VCM del paciente, leucocitos como de alguno de sus componentes celulares. En
se trata de una talasemia, mientras que si es inferior, se trata función de la form a del núcleo, los leucocitos se clasifican
de una anem ia ferropénica. en polim orfonucleares (neutrófilos, eosinófilos y basófilos)
y en m ononucleares (linfocitos y monocitos). El recuento
diferencial de estos grupos celulares se denom ina fórmula
C uan do haya d iscrep an cia en tre las cifras de VC M
leucocitaria y se expresa habitualmente en porcentaje.
(normal o dism inuido) con respecto a las de Hb, HCM o
Las alteraciones cuantitativas del recuento total de leu
CHCM (aum entadas), debe sospecharse que la cuanti-
cocitos, tanto por exceso (leucocitosis) com o por defecto
flcación de estos últim os parám etros es artefactual, por
(leucocitopenia), se correlacionan habitualm ente con un
hiperlipem ia o hiperproteinemia. Igualm ente, un VCM
aum ento o una dism inución del núm ero de determ inadas
aumentado puede ser artefactual en presencia de hiper-
subpoblaciones leucocitarias; por ello es más correcto hablar
glucemia o de leucocitosis intensa.
de leucocitosis con neutrofilia, linfocitosis o monocitosis,
o bien de leucocitopenia con neutropenia, linfocitopenia o
monocitopenia. Las alteraciones cuantitativas de los eosinó
filos y basófilos no repercuten, generalmente, en la cifra total
Reticulocitos
de leucocitos, ya que se trata de poblaciones marginales.
Los reticulocitos son formas jóvenes de hem atíes que con La leucocitosis persistente, entre 30.000 y 50.000 cé-
servan restos de A RN y tienen una vida m edia en sangre lulas/|jLl, se denom ina reacción leucem oide, térm ino que
periférica de 24 h antes de convertirse en hem atíes adultos. permite diferenciar este grado de leucocitosis de la leucemia.
Su recuento se realiza de form a manual, y dado que su re En la reacción leucem oide, los leucocitos circulantes (ge
sultado puede alterarse por un incremento o una reducción neralmente neutrófilos) suelen ser maduros y no tienen un
de los hem atíes m aduros (reticulocitosis o reticulocitopenia origen central. El término hiperleucocitosis hace referencia
relativas), debe corregirse según el valor de Hto, calculando a cifras de entre 50.000 y 100.000 células/|j,l, que indican
el índice reticulocitario (IR) m ediante la siguiente fórmula: la posibilidad de leucem ia; y el térm ino leucostasis hace
referencia a una situación de hiperleucocitosis sintomática
IR = reticulocitos ( % ) x H toreal {%)! Hto teórico ( 4 5 %) x por la presencia de tapones de células blancas en la m i-
1 ¡factor de corrección de desplazamiento crocirculación.
Monocitopenia
Cuadro 4.4 Causas más frecuentes de linfocitosis El descenso del núm ero de m onocitos tiene m enor tras
Fisiológica cendencia clínica. Puede ser de origen infeccioso (micosis.
Niños y jóvenes
Infecciosa
Bacteriana: fiebre tifoidea, brucelosis, tuberculosis, sífilis Cuadro 4.6 Principales causas de monocitosis
secundaria Infecciosa
Vírica: mononucleosis infecciosa, citomegalovirus, parotiditis Bacteriana: brucelosis, tuberculosis, sífilis, endocarditis
epidémica, varicela, rubéola, gripe, hepatitis bacteriana subaguda
Toxoplasmosis Vírica: sarampión, varicela, parotiditis epidémica, citomega
lovirus
No infecciosa
Protozoaria: kala-azar, paludismo, tripanosomiasis
Enfermedades hematológicas:
Fase de recuperación de una infección aguda
Leucemia aguda linfoblástica
Leucemia linfoide crónica No infecciosa
Linfoma Enfermedades hematológicas:
Púrpura hemorrágica Leucemia monocítica
Enfermedades endocrinas: Leucemia mielomonocítica
Hipertiroidismo Enfermedad de Hodgkin
Insuficiencia suprarrenal Policitemia vera
Tóxicas: benzol, arsénico, metales pesados Anemia hemolítica
Enfermedades inflamatorias crónicas y autoinmunes Enfermedades del colágeno:
Linfocitosis aguda benigna Artritis reumatoide
Enfermedades neurológicas: Lupus eritematoso sistémico
Síndrome de Guillain-Barré Arteritis de la temporal
Meningoencefalitis Poliarteritis nudosa
Mononeuritis Enfermedad intestinal inflamatoria crónica
Rotura de bazo, hipoesplenismo o esplenectomía Tumores no hematológicos: estómago, ovario
Tabaquismo Hipotiroidismo
Capít ulo I 4 Hematimetría
micobacterias, gérmenes oportunistas) o no infeccioso (trico- como de una leucocitopenia. A sim ism o, la eosinopenia es
leucemia, anemia aplásica o transitoria, durante 6 h, tras la ad característica de la enferm edad de Cushing, el tratam iento
ministración de corticoides, citostáticos e inmunosupresores). prolongado con corticoides, la fiebre tifoidea y la bruce-
losis.
Eosinófilos
Eosinofilia La ausencia de eosinófllos en una fórm ula leucocitaria
La eosinofilia absoluta (>500/|xl) o relativa (> 3% ) puede es característica de la fiebre tifoidea y de la brucelosis,
originarse de manera fisiológica (recién nacidos, ejercicio, hasta tal punto que su presencia en la hematimetría hace
durante las horas nocturnas), generalmente de escasa cuan cuestionar estos diagnósticos.
tía, o bien puede ser secundaria a un proceso patológico
(cuadro 4.7).
Eosinopenia Basófilos
El descenso del núm ero de eosinófilos se debe g en eral
Las alteraciones cuantitativas del número de basófilos, tanto
mente a neutrofilia, tanto en el contexto de una leucocitosis
por exceso (basofilia) com o por defecto (basocitopenia),
tienen poca im portancia en la asistencia urgente.
La basofilia, absoluta (>200/|xl) o relativa (>1% ), puede
ser fisiológica (durante la noche) o la prim era manifestación
Cuadro 4.7 Causas más frecuentes de eosinofilia de una leucem ia m ieloide crónica. También puede aparecer
Fisiológica secundaria a otras causas (cuadro 4.8).
Ejercicio físico intenso La basocitopenia (de difícil diagnóstico debido al escaso
Embarazo número de células circulantes) tiene las mismas causas que la
Menstruación
eosinopenia, incluyendo la urticaria y el shock anafiláctico.
Infecciosa
Helmintiasis: equinococosis, ascaridiasis, triquinosis, esquis-
tosomiasis, cisticercosis, infección por Toxocara canis Plaquetas
M icosis: coccidiom icosis, aspergilosis broncopulmonar
Trombocitosis
alérgica
Protozoos: toxoplasmosis, tripanosomiasis, infección por El increm ento del núm ero de plaquetas puede aparecer en
Pneumocystis jiro ve ci diversas enferm edades (v. caps. 6 y 113). D ebe tenerse
Viriasis: herpes, infección por el VIH en cuenta como factor de riesgo de enfermedad tromboem-
Otras infecciones: escarlatina, varicela, gonococemia bólica de cualquier localización, y se aconseja la anticoagu
No infecciosa lación con cifras superiores a 600 X 10V|xl.
Enfermedades hematológicas:
Linfadenopatía angioinmunoblástica Trombocitopenia
Leucemia mieloide crónica El descenso verdadero del número de plaquetas debe dife
Leucemia eosinofílica crónica renciarse de la seudotrom bocitopenia inducida por EDTA
Enfermedad de Hodgkin (anticoagulante utilizado en el recuento autom ático). La
Linfoma de células T
trom bocitopenia verdadera puede tener un origen central
Enfermedades del colágeno:
Poliarteritis nudosa
debido a disfunción o ausencia de precursores, o un origen
Granulomatosis de Wegener periférico debido a secuestro esplénico o destrucción ace
Enfermedad de Churg-Strauss lerada (v. caps. 6 y 113).
Dermatomiositis
Fascitis eosinofílica
Síndrome de Sjógren
Reacciones de hipersensibilidad Cuadro 4.8 Principales causas de basofilia
Asma y rinitis alérgica
Infecciosa
Ácido acetiisalicílico
Virales: gripe, varicela, sarampión
Sulfamidas
Tuberculosis
Nitrofurantoína
Sales de oro No infecciosa
Clorpromazina Alérgica: eritrodermia, urticaria, dermatitis crónica
Alopurinol Hipersensibilidad a inhaladores, fármacos y alimentos
Anticonvulsivos Enfermedad inflamatoria intestinal
Tóxicos: arsénico, benzol, aceite de colza Artritis reumatoide
Neoplasias malignas: ovario, pulmón Endocrinopatías: hipotiroidismo, diabetes, estrógenos
Síndrome hipereosinofílico idiopático Neoplasias: carcinomas, leucemia basofílica, enfermedades
■
s mieloproliferativas, linfoma de Hodgkin
V IH : virus de la inmunodeficiencia humana. Anemia hemolítica
a
S E C C I Ó N I 2 Exploraciones complementarias en medicina de urgencias
■
s
a
Capítulo 5
Bioquímica sanguínea
F.J. Montero Pérez, L. Jim énez M urillo y S. Luna Morales
IN TR O D U C C IÓ N GLUCEM IA
L a bioquím ica sanguínea es el conjunto de parám etros, La glucemia es una de las determinaciones bioquímicas más
m edidos en sangre periférica, que inform an del estado frecuentem ente solicitadas en los servicios de urgencias y,
m etabólico e hidroelectrolítico y de la existencia de lesión sin duda, el m étodo de diagnóstico rápido (tira reactiva)
o disfu n ció n de órganos, com o el corazón, el riñón, el que con más frecuencia se utiliza a la cabecera del paciente.
hígado y el páncreas. Su determ inación puede realizarse El valor norm al de glucosa en suero oscila entre 70 y
con tiras reactivas (disponibles para algunos parám etros llO m g /d l (3,9-6,1 mmol/1) y en sangre capilar (tira reactiva)
bioquím icos), para las que únicamente se requiere una gota entre 60 y 95 mg/dl, con buena correlación (> 9 5 % ) entre
de sangre extraída m ediante punción en el pulpejo de los ambas determinaciones. Como norma general se recomienda
dedos, o a través de modernos autoanalizadores capaces de inicialmente determ inar la glucem ia m ediante tira reactiva
procesar de forma simultánea múltiples parámetros, para los para posteriormente, cuando se detecte una alteración de este
que solo es necesario recoger 5 mi de sangre en un tubo no parám etro, solicitar su cuantificación sérica o plasm ática.
heparinizado, que posteriormente se centrifuga, para utilizar En la actualidad, la medición de la glucem ia capilar se
el sobrenadante (suero). realiza con dispositivos electrónicos que han sustituido a la
lectura visual que se hacía con tiras reactivas. A lguna de las
recomendaciones que hay que tener en cuenta para realizar
correctam ente esta determinación son:
Si se centrifuga sangre no coagulada se obtiene p la s
ma. Si se centrifuga sangre coagulada se obtiene suero. • Lavarse bien las m anos con agua y jab ó n antes de la
El suero, a diferencia del plasm a, no puede coagularse punción, y no utilizar alcohol para lim piarse los dedos.
porque carece de fibrinógeno y de gran parte de los fac • Asegurar el cierre del envase una vez sacada la tira re
tores de la coagulación. activa.
• Conservar las tiras únicamente en su envase original. No
usar otro recipiente.
• Evitar que el envase y el medidor estén sometidos a fuen
Los denominados perfiles bioquímicos son un conjunto de tes de temperaturas extremas. La conservación adecuada
magnitudes bioquímicas que aportan la máxima información oscila entre 4 y 30 °C.
posible para un determinado diagnóstico y, además, poseen • Vigilar la fecha de caducidad del envase de tiras.
una relación coste-beneficio óptima. La utilización de estos • Comprobar que el código del envase se corresponde con
perfiles evita la solicitud de parámetros bioquím icos super- el medidor, y calibrarlo en caso necesario tecleando el
fluos, que nada aportan al diagnóstico de un determ inado factor de calibración que aparece en cada uno de los en
proceso. En este sentido, se estima que entre un tercio y la vases. Algunos aparatos incluyen una tira de calibración
mitad de las pruebas solicitadas al laboratorio no contribuyen que introduce automáticamente el factor de corrección.
a la resolución de problem as diagnósticos o terapéuticos en • U na gota de sangre debe ser suficiente. No es necesario
pacientes individuales. despreciar la prim era gota. E legir preferentem ente la
En el presente capítulo se establecen las principales parte lateral de la yem a del dedo, si bien existen dis
indicaciones de solicitud urgente y la interpretación clínica positivos en los que también se puede usar el lóbulo de
de los parámetros que se utilizan habitualmente en m edici la oreja, el antebrazo, el muslo y la palm a de la mano.
na de urgencias y emergencias. • Es importante conocer las características de los aparatos,
El rango de norm alidad de los parámetros bioquímicos su modo de empleo y las posibles causas de error, para
varía en función de las técnicas utilizadas en cada centro, hacer una correcta utilización de los mismos.
por lo que los valores que se han considerado normales han
sido los vigentes en el laboratorio de urgencias de nuestro Actualmente existe en el mercado una gran gam a de m edi
hospital. dores de glucemia capilar. En todos ellos, la sangre, cuando
aum ento de la osm olalidad plasm ática (solutos osm ótica suficiencia renal aguda, para el cálculo de la fracción de
m ente activos). En cambio, otros solutos, com o la urea, el excreción de sodio (v. «Creatinina plasmática»).
etanol, el metanol y el etilenglicol, al atravesar la membrana
celular se distribuyen por igual a ambos lados de esta y, por
Valoración clínica
lo tanto, no causan desplazamiento del agua ni cambios en la
osmolalidad extracelular (solutos osmóticamente inactivos). Hipernatremia
La osmolaridad sérica puede ser m edida por el labora Se considera hipernatrem ia cuando el sodio plasm ático es
torio (osm olaridad real) o calculada (osm olaridad teórica) superior a 145 mEq/1. Según su intensidad se clasifica en:
mediante la siguiente fórmula: leve (145-150 mEq/1), moderada (150-160 mEq/1) o grave
Osmolaridad = 2 x [ N a + K ( m E q / l ) ] + (> 1 6 0 mEq/1). Los síntomas que la acompañan y las causas
glucosa ( m g / d i ) / 1 8 + urea ( m g / d i ) / 6 que más frecuentem ente originan la alteración de este pará
metro se exponen en el capítulo 79.
Valores norm ales: 285 + lO m O sm l l Hiponatrem ia
Existe hiponatremia cuando la concentración sérica de sodio
es inferior a 135 mEq/1. Sin embargo, antes de proceder a
NATREMIA investigar sus posibles causas o de instaurar el tratamiento
Es la concentración plasm ática de sodio (valores normales, apropiado, es n ecesario d esca rta r u n a seudohiponatre-
135-145 mEq/1). Este ion es el principal catión extracelular, m ia. Esta puede deberse a hiperproteinem ia o hiperlipemia
así com o el determ inante del volum en de agua en ese es (v. fig. 5.1) cuando la natremia se m ide por espectrofotom e
pacio y, por tanto, el m áxim o causante de la osm olaridad tría, o a la presencia de m oléculas osm óticam ente activas
del líquido extracelular. (glucosa) por la dilución sérica que originan al extraer agua
La natremia puede determinarse mediante: espectrofoto- del espacio intracelular.
metría, que mide la m asa de sodio en un determinado volu • Si se conocen las concentraciones séricas de proteínas
men de suero, en agua sérica y por electrodos ion-selectivos, o lípidos puede calcularse la concentración acuosa de
que miden solo la actividad del sodio en el suero. sodio a partir de la concentración sérica de este ion m e
En condiciones normales, el agua plasmática ocupa apro dida por espectrofotom etría, aplicando las siguientes
ximadam ente 910-930 mi de cada litro de plasm a (fig. 5.1). fórmulas:
El sodio está disuelto únicamente en la fase acuosa del suero,
por lo que la presencia en él de constituyentes ocupantes de La natremia disminuye 0 ,0 0 2 x
volumen, com o las proteínas y los lípidos, al dism inuir la
([lípidos] plasm áticos en m g !d i)
proporción del agua sérica hace que dism inuya artificial
m ente la natremia cuando se m ide por espectrofotometría.
La natremia disminuye 0 ,25 x
{[proteínas] séricas en g l d l - 8 )
Indicaciones
Debe solicitarse determinación urgente de sodio sérico ante: • Por otra parte, el grado de hiponatremia puede predecirse
alteración del estado de conciencia o del com portamiento, si hay hiperglucem ia porque se conoce que la concen
crisis epiléptica, descom pensación diabética aguda hiper- tración sérica de sodio disminuye 1,6-1 ,8 mEq/1 por cada
glucém ica, signos clínicos de deshidratación y en la in 1 0 0 mg/dl de incremento de la glucosa sérica.
Aumento de
lípidos/protcínas
1 litro 1 litro
de de
plasma plasma
830-860 mi H ,0
FIGURA 5.1 Valoración de la natremia en función del método analítico empleado y su modificación por la presencia en plasma de solutos.
Capít ulo I 5 Bioquímica sanguínea QD
D e form a sim ilar a otras alteraciones bioquím icas, la
La hiponatrem ia verdadera se asocia invariablem ente
cKnica que origina la hiperpotasemia está en relación con sus
con una osm olaridad plasm ática real disminuida. Si hay
concentraciones plasmáticas. Por tanto, varía desde formas
una hiponatrem ia con una osm olaridad plasm ática real
asintomáticas hasta cuadros floridos con debilidad muscular,
norm al o aum entada debe sospecharse seudohipona-
parálisis, parestesias y trastornos electrocardiográficos. En el
tremia.
diagrama de Hadrom (fig. 5.2) se observa la correlación de
las concentraciones sanguíneas de potasio y las alteraciones
electrocardiográficas. Las principales causas de hiperpota
• En todos los casos de seudohiponatremia citados (hiper-
semia se describen en el capítulo 81.
proteinemia, hiperlipemia, hiperglucemia), la osmolari
dad plasmática real coincide con la teórica; sin embargo, Hipopotasemia
cuando están presentes solutos osm óticam ente activos
que no intervienen en el cálculo de la osmolaridad (ma- E xiste h ip o p o tasem ia cuando las concentraciones p la s
nitol, sorbitol), la seudohiponatremia se sospecha cuando m áticas de potasio son inferiores a 3,5 mEq/1. Según su
la osmolaridad real (medida en el laboratorio) excede en intensidad se clasifica en: leve (3-3,5 mEq/1), m oderada
más de 10 mOsm/1 a la teórica (calculada). (2,5-2,9 mEq/1) o grave (< 2 ,5 mEq/1).
• Todos los problemas expuestos se obviarían si la medición Los síntomas (evidentes, en general, con concentraciones
de la natremia se hiciera por electrodos ion-selectivos. < 3 mEq/1) y las causas más frecuentes de esta alteración se
• Una vez constatada la hiponatremia verdadera, debe cla reflejan en el capítulo 80.
sificarse según su intensidad en: leve (125-135 mEq/1),
moderada (115-125 mEq/1) o grave (< 115 mEq/1). Las CA LC EM IA Y PROTEÍNAS TOTALES
manifestaciones clínicas, así como las causas que pue PLASMÁTICAS
den originar esta alteración del sodio, se detallan en el
capítulo 78. L a calcem ia rep resen ta la co n cen tració n p lasm ática de
calcio. E ste catión es el m ás abundante del organism o y
se localiza fundam entalm ente en el esqueleto óseo (98%).
POTASEMIA
Participa en num erosos procesos fisiológicos: agregación
El potasio es el principal catión intracelular. Sus valores plaquetaria, regulación de la función leucocitaria, secreción
séricos norm ales son de 3,5-5,0 mEq/1; sin embargo, dado hormonal, liberación de neurotransmisores y despolarización
que solo el 0,4% del contenido total de potasio está en el de las células miocárdicas, nerviosas y musculares lisas.
plasm a, estas concentraciones son un m al índice del es El calcio plasmático supone tan solo el 2% del total y se
tado de su equilibrio en el organismo. La regulación de la encuentra en tres formas:
concentración plasm ática de potasio es ñindam entalm ente • Libre (calcio iónico). Es la form a biológicamente activa
renal y su eliminación principalmente urinaria, en cantidad y representa el 50% del calcio plasmático total.
aproxim ada de 50 m Eq/día. Este ion desem peña un papel • U nido a proteínas plasm áticas, fundam entalm ente con
imprescindible en la excitabilidad celular, y básicamente se la albúmina. Representa el 45%.
encuentra en los músculos esquelético y cardíaco. • Formando complejos difusibles con fosfato, bicarbonato,
citrato y oxalato. Constituye el 5% restante.
Indicaciones L a calcem ia nos inform a de la cantidad de calcio iónico y
La determinación de las concentraciones séricas de potasio del calcio unido a proteínas que hay en el suero, sin valorar
se solicita de urgencia ante cualquier paciente con: el calcio unido a los complejos difusibles. Sus cifras norma
les oscilan entre 8,5 y 10,5 mg/dl, si bien deben expresarse
• Debilidad, calambres musculares, parálisis, íleo paralí en relación con la cantidad de proteínas plasm áticas exis
tico y dilatación gástrica aguda. tentes, ya que su aumento o dism inución puede falsear los
• Insuficiencia renal aguda y crónica, especialm ente si el resultados. Así, en caso de hipoproteinem ia, el calcio que
paciente está en tratamiento con diuréticos ahorradores no puede unirse a las proteínas se com bina con los com
de potasio o con inhibidores de la enzim a convertido- plejos difusibles que, al no ser medidos, originan una falsa
ra de la angiotensina (lECA). dism inución de la calcem ia. Por el contrario, en caso de
• Anomalías electrocardiográficas com patibles con alte hiperproteinem ia, la calcem ia está ficticiam ente elevada
raciones del equilibrio de potasio. por aumento de la fracción unida a proteínas. En estas situa
• A lteración del equilibrio acidobásico. ciones es im prescindible la m edición del calcio corregido,
• Descompensación diabética aguda hiperglucémica. mediante la siguiente fórmula:
Normal
El espacio QT y la onda T
más alargados
Q ' -----T Onda T aplanada
Evenlualmeníe onda U
Descenso de ST
Gran descenso de ST
1,5 mEq/l Onda T bifásica
Normal
Agrandamiento de la onda T
Ensanchamiento de QRS
Descenso de ST
Desaparición de la onda P
Onda bifásica
Fibrilación ventricular
l^arada cardíaca
hepática, el riñón desem peña un papel fundam ental en su • La ALT se encuentra principalmente en el citoplasma del
eliminación (bilirrubinuria o coluria). hepatocito; por ello, es más específica de lesión hepática
Las concentraciones plasmáticas de bilirrubina no son un que la AST. Su valor normal en la m ujer es de 7-30 UI/1
índice fiable de la función hepática, ya que el hígado sano y en el hombre, de 10-55 UI/1.
restante puede m etabolizar hasta el triple de la bilirrubina
que se produce habitualm ente. Tampoco son un indicador
Indicaciones
específico de enfermedad hepática porque la bilirrubinemia
puede tener un origen extrahepático. En urgencias debe solicitarse la determ inación de A ST y
ALT cuando se detecte o sospeche; ictericia, insuficiencia
hepática aguda, hepatitis, colangitis, shock séptico, in to
La b ilirru b in u ria in dica una h iperb ilirru binem ia de
xicación aguda por agentes hepatotóxicos (paracetam ol,
predominio directo, ya que la bilirrubina indirecta, al ser
A. phalloides, etc.), o cardiopatía isquémica aguda (solo se
liposoluble, no puede ser elim inada por el riñón.
solicita AST).
Valoración clínica
Indicaciones
Las elevaciones séricas de estas enzimas tienen significado
L a solicitud de bilirrubinem ia de urgencia debe realizarse patológico. Las causas de este incremento son similares para
en todo paciente con ictericia (coloración am arillenta de ambas enzimas, si bien el valor diagnóstico de la ALT está
piel, m ucosas o escleras), para confirm ar en prim er lugar lim itado a las de origen hepático.
que se debe a hiperbilirrubinem ia y, en segundo lugar, para E ntre las causas m ás frecuentes se encuentran las si
filiar el tipo (hiperbilirrubinemia directa, indirecta o mixta) guientes:
(v. cap. 53).
• Hepatitis agudas y crónicas. En la hepatitis viral aguda
suele haber cifras de hasta 3.000 UI/1, aunque valores
Valoración clínica superiores a 1.000 UI/1 ya sugieren el diagnóstico. No
hay correlación entre la cuantía del increm ento de las
Solo tiene significación clínica el aum ento sérico de bili
am inotransferasas y el pronóstico de la enferm edad,
rrubina, y es im prescindible discernir si este se debe a un
aunque sí tiene un im portante valor diagnóstico en la
incremento de bilirrubina directa, indirecta o mixta.
v aloración de u rgencia de un pacien te con ictericia.
Hiperbilirrubinem ia indirecta A sí, en las de o rig en o b stru ctiv o apenas se elevan,
m ientras que en las hepatitis reactivas a procesos in
La hiperbilirrubinem ia indirecta se define por cifras de bili
fecciosos sistém icos (brucelosis, fiebre tifoidea) o en
rrubina no conjugada superiores a 1,5 mg/dl, y la bilirrubina
las hepatitis crónicas, los aum entos de estas enzim as
directa representa m enos del 2 0 % de la bilirrubina total.
son m ás m oderados (no m ás de ocho veces su valor
Ante el hallazgo de una hiperbilirrubinem ia de origen
norm al).
exclusivamente indirecto hay que descartar, en primer lugar,
• El cociente AST/ALT tiene un gran valor diagnóstico
hemolisis. Otras causas de esta alteración se detallan en el
etiológico, ya que en las hepatitis de origen alcohólico
capítulo 53.
es mayor de 2 / 1 , mientras que en las de origen viral no,
Hiperbilirrubinem ia directa o conjugada al haber m ayor elevación de ALT que de AST.
• Colestasis. G eneralm ente los valores de am inotrans
L a elevación aislada de la bilirrubinem ia directa (> 0 ,4 mg/ ferasas son inferiores a 500 UI/1.
di) indica colestasis, bien intrahepática o extrahepática. Si el • lAM . L a A ST com ienza a aum entar en las prim eras
aumento es a expensas de ambas fracciones, puede deberse 8-12 h. Posteriormente, presenta un pico máximo hacia
a insuficiencia hepatocelular. las 36 h, para normalizarse a los 3-5 días.
Las causas m ás frecuentes de esta alteración se exponen • Miopericarditis aguda, insuficiencia cardíaca congestiva
en el capítulo 53. y shocli.
• Rabdomiólisis.
AMINOTRANSFERASAS • Necrosis hísticas de otras localizaciones: tromboembolia
(ASPARTATO AMINOTRANSFERASA con infarto pulm onar e infarto renal.
Y ALANINA AMINOTRANSFERASA)
L a aspartato am inotransferasa (AST) y la alanina am ino- FOSFATASA ALCALINA
transferasa (ALT) son enzimas presentes en el interior de di La fosfatasa alcalina se encuentra en varios tejidos: hueso,
versas células, preferentemente hepáticas y musculares, cuya riñón, canalículos biliares, intestino delgado, leucocitos y
elevación plasmática es indicativa de su lesión o necrosis. placenta. Sin embargo, la que se suele detectar en el suero
• La AST se encuentra en el citoplasma y las mitocondrias procede fundamentalmente del hígado y del hueso. Su rango
de las células miocárdicas, musculoesqueléticas, renales, normal es de 44-147 UI/1.
cerebrales y hepáticas. Su valor normal es de 9-25 UI/1 La elevación sérica de fosfatasa alcalina puede deberse
en la m ujer y de 10-40 UI/1 en el hombre. a causas fisiológicas o patológicas:
Capít ulo I 5 Bioquímica sanguínea GD
• Fisiológicas: • Miopericarditis aguda.
• Crecim iento óseo: en la infancia se encuentran ele • Otras causas de aum ento de la CK incluyen: inyección
vadas las cifras de fosfatasa alcalina hasta tres veces intram uscular, cirugía reciente, puerperio, encefalitis y
su valor normal. ACV. En cuanto a la elevación de las concentraciones
• Embarazo; se observa un increm ento de origen pla- séricas de C K después de una inyección intramuscular,
centario que vuelve a la norm alidad a las 3 semanas en un estudio realizado por los autores, utilizando fár
del parto. macos de am plio uso en m edicina de urgencias, se ha
• Patológicas: com probado que la C K sérica se increm enta en casi
• Osteopatía, como la enfermedad de Paget. el 60% de los casos, co n el m áxim o au m en to a las
• H epatopatía: obstrucción del árbol biliar, hepatitis 1 2 h de la in yección, con cifras h asta diez veces el
colestásica, lesión inñltrativa u ocupante de espacio valor norm al; los antiinflam atorios no esteroideos y
(linfoma, tuberculosis y sarcoidosis). las com binaciones de fárm acos ocasionan los m ayores
• Enferm edad hem atológica: enferm edad de Hodgkin increm entos.
y metaplasia mieloide.
TRO PO N IN AST, I
CREATINCINASA SÉRICA
El complejo troponina lo forman tres subunidades diferen
La CK es una enzima que se encuentra en el músculo estriado, tes: troponina C (proteína de unión al calcio), troponina T
tanto esquelético como miocárdico, y en el cerebro. Es un (proteína de unión a la tropomiosina) y troponina I (proteína
dím ero com puesto por dos subunidades: M y B, cuya pro inhibidora). Las troponinas cardíacas no se detectan habi
porción varía según el tejido considerado. Así, en el músculo tualmente en la sangre, por lo que su presencia es siempre
esquelético, el 96% de la CK es MM, en el cerebro el 90% patológica. Se liberan al torrente sanguíneo a las 3-6 h del
es BB y en el músculo cardíaco hay MM y MB, esta última comienzo de los síntomas coronarios (igual que la CK-MB),
habitualmente en una proporción menor del 6 % del total. alcanzan su m áxim a concentración entre las 12 y 24 h para
la troponina T y alrededor de las 24 h para la troponina I, y
sus valores se normalizan en 7-14 días.
Indicaciones
En m edicina de urgencias se solicita CK fundamentalmente
Indicaciones
ante la sospecha de rabdomiólisis (sobre todo en pacientes
con patología por calor), crisis convulsivas, intoxicación Debe solicitarse determinación urgente de troponinas séricas
por monóxido de carbono y síndrome neuroléptico maligno. cuando se sospeche la existencia de daño m iocárdico, es
En la actualidad la CK total y su fracción MB no son m ar decir, un síndrome coronario agudo.
cadores de prim era línea para el diagnóstico del síndrome
coronario agudo, la m iocarditis o la m iopericarditis, salvo
Valoración clínica
que la determinación de troponina no esté disponible.
• Las troponinas cardíacas permiten detectar grados más pe
queños de necrosis que la CK-MB, permanecen elevadas
Valoración clínica durante más tiempo, y tienen valor predictivo importante
en los pacientes con cardiopatía isquémica, por lo que son
La elevación de la CK sin la determinación de sus isoenzi-
los marcadores bioquímicos de elección para el diagnóstico
mas carece de especificidad. A pesar de ello, ante el hallazgo
de daño miocárdico. Además, pueden elevarse en: espasmo
de un incremento plasm ático de la CK total, hay que pensar
coronario, angina microvascular, angina hemodinámica
en las siguientes posibilidades:
por taquicardia ventricular con coronarias normales, ede
• Rabdomiólisis. Es un síndrome clinicobiológico secun ma agudo de pulmón por valvulopatías descompensadas,
dario a la liberación plasmática de sustancias contenidas miocarditis y miopericarditis, tromboembolia pulmonar
en el interior de la célula m uscular esquelética; entre (TEP) masiva y submasiva, intoxicación por CO, sepsis,
ellas, las más im portantes son la CK y la m ioglobina. y después de cirugía cardíaca. La troponina T también
E l diagnóstico de rabdom iólisis requiere la presencia puede elevarse en las miopatías, los poUtraumatismos y en
de m ioglobinuria y una elevación sérica de CK total la insuficiencia renal crónica. Por otra parte, la normalidad
superior a cinco veces su valor normal, y la fracción MM de las troponinas cardíacas no excluye definitivamente la
debe representar más del 90%. Existe correlación directa existencia de enfermedad coronaria.
entre la cuantificación de la C K y la gravedad clínica • E n general, el valor diagnóstico de la troponina T es
de la rabdom iólisis aguda, especialm ente con el ries sim ilar al de la troponina I; sin em bargo, en la insufi
go de desarrollar insuficiencia renal aguda. Las principa ciencia renal crónica, la troponina I es más específica,
les causas de este síndrome se detallan en el capítulo 90. mientras que la troponina T es más sensible.
• lAM . Es en este proceso donde la C K ha tenido una • A diferencia de la CK y la CK-MB, las troponinas car
de sus m ayores utilidades diagnósticas, pues aum enta díacas no se elevan tras una cardioversión eléctrica, lo
■s a partir de las 5-6 h, alcanza su m áxim o a las 18 h y que es de gran ayuda -m erced a su elevada especifici
a vuelve a la normalidad en 2-4 días. Sin embargo, en la d a d - p ara detectar un lA M com o causa de la parada
actualidad ha sido superada por las troponinas. cardíaca.
GD S E C C I Ó N I 2 Exploraciones complementarias en medicina de urgencias
Estudio de coagulación
S. Tabares Carrasco, L.M. G ó m ez G arcía, D. Buenasmañanas Cervantes,
J.M. C alderón de la Barca G ázquez, F. Velasco G im ena y L. Jim énez M urillo
Cuadro 6.1 Parámetros y valores normales Cuadro 6.2 Causas de trombocitosis reactiva
Estudio básico Hemorragias Infecciones
Plaquetas: 120.000-400.000/jjlI Cirugía reciente Esplenectomía
Tiempo de protrombina del 70-100% o INR = 1-1,3 Fármacos: adrenalina. Neoplasias
Tiempo de tromboplastina parcial activada <10 s; razón vincristina Inflamaciones crónicas
1-1,3 Ferropenia Fracturas
Fibrinógeno (2-5 g/l)
D inero D <0,5 mg/dl
Tiempo de trombina y tiempo de reptilase (razón <1-1,3)
■
s C ID : coagulación ¡ntravascular diseminada; D D : dímero D; PTl: púrpura trombocitopénica idiopática; PTT: púrpura trombocitopénica trombótica; TP: tiempo
de protrombina; TT: tiempo de trombina; TTPa: tiempo de tromboplastina parcial activada; V IH : virus de la inmunodeficiencia humana.
a
S E C C I Ó N I 2 Exploraciones complementarias en medicina de urgencias
• Davigatrán (Pradaxa®, cápsulas de 75, 110 y 150 mg). BIBLIO GRAFIA RECOMENDADA
Es un inhibidor directo de la trombina, se elim ina por
Alberca I, González JR. Fisiopatología de la coagulación. En: San Miguel
vía renal y tiene efecto principalmente sobre el TT y el JF, Sánchez-Guijo FM, editors. Hematología. 3° ed. Barcelona: Elsevier
TTPa. España; 2009. p. 199-212.
• A pixabán (Eliquis®, com prim idos de 2,5 y 5 m g) y Hayward CP. Clinical approach to the patient with bleeding or brushing. In:
rivaroxabán (Xarelto®, comprimidos de 10,15 y 20 mg). Hoffman R, Benz EJ, Silverstein LE, Hoslop HE, Weitz JI, Anastasi J,
editors. Hematology. Basic principles and paractise. 6th ed. Philadelphia:
Son inhibidores directos del factor Xa, se eliminan por Elsevier Saunders; 2013. p. 1847-56.
vía biliar y renal, respectivamente, y prolongan el TP y Mateo J, Santamaría A, Fontcuberrta J. Fisiología y exploración de la he
el TTPa. mostasia. En: Sans-Sabrafen J, Besses C, Vives JL, editors. Hematología
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Reverter JC, Ordinas A, Vicente V, Batlle FJ, Rocha E. Semiología y ex
Existe controversia y ausencia de estudios que evidencien
ploración de la hemostasia. En: Farreras E, Rozman C, editors. Medicina
las medidas necesarias para revertir una sobredosificación Interna. 16.” ed. Barcelona: Elsevier Science; 2008. p. 1787-91.
de estos anticoagulantes. Por ello, ante una hemorragia en un Schmaier AH. Laboratory evaluation of hemostatic and thrombotic disor
paciente en tratamiento con cualquiera de ellos, debe tratarse ders. En: Hoffman R, Benz EJ, Silverstein LE, Hoslop HE, Weitz JI,
con las medidas de soporte de cualquier sangrado y valorar, Anastasi J, editors. Hematology. Basic principles and practice. 6th ed.
Philadelphia: Elsevier Saunders; 2013. p. 1857-66.
en función de la clínica y la patología asociada, la adm inis Suero Méndez C. Los nuevos anticoagulantes orales en la fibrilación
tración de plasm a congelado, com plejo protrom bínico o auricular: preguntas y respuestas para el urgenciólogo. Emergencias
factor V ila, siempre bajo control del hematólogo. 2013;25:123-36.
Capítulo 7
Orina roja
• Aum ento de densidad. D ensidades superiores a 1.040
Hematuria (roja y translúcida) se observan después de la adm inistración de m edios
Hemoglobinuria (roja transparente) de contraste yodados o de manitol, y en los estados de
Mioglobinuria depleción de volumen.
Fármacos • Disminución de densidad. Se observa en situaciones de
Porfirinuria (como vino de Oporto) hiperhidratación.
Hemolisis
La positividad de esta prueba apoya el diagnóstico de con sus valores plasmáticos, realizar el diagnóstico diferencial
infección urinaria pero su negatividad no la excluye, excepto entre el origen prerrenal o renal (necrosis tubular aguda) de
cuando se acompaña de leucocituria negativa, que descarta la m isma (v. cap. 8 6 ). La insuñciencia renal posrenal por un
esa enfermedad en el 95% de los casos. proceso obstructivo origina un patrón bioquímico similar al de
Entre las causas de fa lso s negativos de la tira reactiva la necrosis tubular aguda; la ecografía renal es de gran ayuda
se encuentran la orina diluida, la presencia de ácido as- en el diagnóstico diferencial de ambas entidades (v. cap. 1 2 ).
córbico, fenazopiridina, bacterias no reductoras de nitratos Es im portante señalar que la m uestra de orina para la
y la inhibición bacteriana por antibióticos o quimioterápicos. determinación de estos parámetros debe recogerse antes de
iniciar cualquier m edida terapéutica (diuréticos, suerotera-
pia, etc.), ya que pueden modiñcarse.
Bilirrubinuria
La tira reactiva de orina es capaz de detectar concentraciones de
SEDIM ENTO URINARIO
biHmibina superiores a 0,5 mg/dl. Para detectar bilirrubinuria
con este método es imprescindible que haya un aumento sérico El sedimento urinario es el anáhsis microscópico del «poso»
de la bilirrubina conjugada o directa (ya que la indirecta no se que se obtiene al centrifugar una muestra de orina recién emi
elimina por la orina). Las causas más frecuentes que determi tida (10 mi de orina a 2.000 rpm durante 5 min), aunque es
nan su elevación son la ictericia obstructiva y la insuñciencia igualmente váhdo el examen directo de la orina sin centrifugar.
hepatocelular, y cuando se acompaña de urobilinuria negativa Perm ite estudiar la existencia de hem atíes, leucocitos,
sugiere una obstrucción completa de la vía biliar (v. cap. 53). células de descamación de vías urinarias, cilindros, cristales
Las causas de lectura errónea son: y microorganismos. En condiciones normales no se observan
células, si bien pueden detectarse algunas procedentes de la
• Falsos positivos: fenazopiridina en orina.
descamación de las vías urinarias (en m ayor número, si hay
• Falsos negativos: exposición de la orina a la luz solar,
ñebre o después del ejercicio), y hem atíes y leucocitos en
concentraciones elevadas de ácido ascórbico, clorpro-
número inferior a 3/campo. La presencia de células epitelia
m azina y selenio.
les escamosas indica contaminación de la orina.
Urobilinuria
Hematíes
Es la presencia de urobilina y urobilinógeno en orina, e
L a p resencia en orina de m ás de 3-5 hem atíes/cam po es
im plica la llegada de bilirrubina al intestino.
anormal, siempre que no pertenezca a una m ujer con m ens
Puede haber lecturas erróneas por;
truación y la orina no haya sido recogida mediante sondaje
• Falsos positivos: fenazopiridina en orina. uretral. Si los hematíes visualizados son dismórficos, su ori
• Falsos negativos: exposición de la orina a la luz solar y gen es glomerular, mientras que si son de aspecto uniforme
alta concentración de nitritos (disminuyen la reactividad y conservan intacta su estructura, su procedencia es pélvica,
del colorante). ureteral o vesical.
Las principales causas que originan alteración de este pará D ependiendo de la cantidad de hem atíes presentes en
metro son las siguientes: la orina, la hem aturia puede ser visible por el ojo humano,
y se clasifica en: m icroscópica ( > 3 hem atíes/cam po en
• Urobilinuria baja o negativa. Im phca la ausencia parcial orina fresca) y macroscópica (> 5 .0 0 0 hematíes/|jul en orina
o total de bilis en el intestino, o la im posibilidad de su fresca y sin centrifugar). Hay que tener en cuenta que toda
eliminación renal. Por lo tanto, se observa en la ictericia orina de coloración rojiza no se debe a hematuria, sino que
obstructiva com pleta (bilirrubinuria positiva) y en la puede originarse por otros procesos, com o hem oglobinu
insuñciencia renal (bilirrubinuria negativa). ria, m ioglobinuria o por la tinción de la orina por fármacos
• Urobilinuria elevada. Puede deberse a una destrucción (v. cap. 8 6 ). Las causas más frecuentes de hem aturia y su
exagerada de hem oglobina (síndromes hem olíticos), en diagnóstico diferencial se describen en el capítulo 91.
cuyo caso la bilirrubinuria es negativa, o a un déficit
hepático en la captación y ehm inación de la urobilina re Leucocitos
absorbida (insuñciencia hepática primaria o secundaria),
en cuyo caso la bilirrubinuria es positiva. Por lo tanto, El hallazgo de más de 5 leucocitos/cam po en la orina del
se observa en la hepatitis aguda, el hígado de estasis, la adulto es patológico y reñeja un proceso inñam atorio, fre
colecistitis (probablem ente por participación hepática cuentemente de origen infeccioso. Cuando estos leucocitos
en el proceso infeccioso), la cirrosis biliar, la colangitis, se agrupan en grumos se habla de piuria. La presencia de
las infecciones sistém icas e incluso en el cólico biliar eosinóñlos es indicativa de nefropatía intersticial.
simple. Es de utilidad para el diagnóstico diferencial con Si en el sedim ento aparecen leucocitos y hem atíes en
el cólico renoureteral y la apendicitis aguda, procesos en proporción similar a la sangre, no puede hablarse de leuco
los que obviamente no se m odiñca la urobilinuria. cituria, sino simplemente de hematuria.
Microorganismos
TABLA 7.1 Tipos de cilindros en orina
y significado clínico El análisis del sedimento urinario puede poner de manifiesto
la presencia de gérmenes, generalmente bacterias, y también
Cilindros Constituyentes Significado
hongos y parásitos.
Hialinos Proteínas Como proteinuria La bacteriuria no es sinónimo de infección urinaria, ya
Normal si aislados que la presencia de bacterias en la porción distal de la m u
Deshidratación, fiebre cosa uretral es normal, por lo que las muestras obtenidas por
Granulosos Proteínas, Siempre patológicos micción espontánea pueden contener algunas. Por ello, la vi-
hematíes, Glomerulopatías suahzación de microorganismos en el sedimento urinario es
células de escasa utilidad en el diagnóstico de infección urinaria, y
epiteliales sirve tan solo para indicar la realización de un urocultivo
degeneradas que permita la identificación del germen y su cuantificación
Hemáticos Hematíes Hematuria de causa (se consideran significativas de infección urinaria cifras
renal: superiores a 1 0 0 . 0 0 0 gérmenes/|xl).
• Clomerulonefritis
• Vasculitis
• Endocarditis bac IN DICACIO N ES DEL ANÁLISIS ELEMENTAL
teriana subaguda DE ORINA EN URGENCIAS
• Trombosis venosa
renal Determinación de parámetros bioquímicos
Hemoglobínicos Hemoglobina Como hemoglobinuria mediante tira reactiva
(hemoglobinuria D ebe solicitarse la realización de tira reactiva de orina ante
paroxística
la sospecha de las siguientes enfermedades o síndromes:
nocturna, síndromes
hemolíticos) 1. Infección urinaria. En el contexto de un paciente con
síntomas urinarios, la existencia de nitritos y leucocituria
Leucocitarios Leucocitos Pielonefritis aguda
Nefritis intersticial significativa sugieren infección urinaria.
Necrosis papilar 2. C ólico renou reteral. L a m icro h em atu ria con d olor
en flanco es indicativa de cólico nefrítico, si bien en
Céreos Proteínas Enfermedad renal ocasiones puede faltar. En los ancianos o hipertensos
plasmáticas crónica
con intenso dolor de espalda acompañado de hem aturia
Grasos Lípidos Síndrome nefrótico e inestabilidad hem odinám ica hay que sospechar un
aneurisma disecante de aorta abdominal.
Epiteliales Epitelio tubular Daño tubular
Recuperación de la
3. D olor abdom inal. Es útil la tira reactiva para inves
descamado
■
s necrosis tubular tigar el probable origen renoureteral (microhematuria,
a aguda leucocituria) o biliar (bilirrubinuria, urobilinuria) del
dolor. Es im portante recordar que cualquier proceso
QD S E C C I Ó N I 2 Exploraciones complementarias en medicina de urgencias
inflamatorio contiguo al tracto urinario (p. ej., apendici- fracción de excreción de sodio que perm ita filiar su
tis aguda) puede originar leucocituria. origen prerrenal o renal. El sedim ento urinario puede
4. Hiperglucem ia. Siempre que exista hiperglucem ia hay d etec tar cilin d ro s o cristale s que o rien ten h ac ia su
que descartar o confirmar la existencia de glucosuria y etiología.
cetonuria. 2. Síndrome nefrótico o nefrítico. Se cuantifica la protei
5. Síndrom e nefrótico o nefrítico. Existe proteinuria. nuria detectada m ediante la tira reactiva y se observan
6. Ictericia. L a existencia o no de bilirrubinuria y urobili- las alteraciones del sedim ento urinario que apoyen el
nuria orienta acerca de su probable origen; diagnóstico.
a. Bilirrubinuria positiva y urobilinuria negativa: obs 3. P o litr a u m a tism o con p o sitiv id a d de la tir a r e
trucción com pleta de la vía biliar. activa para sangre. L a p resen cia de hem atíes en el
b. Bilirrubinuria positiva y urobilinuria positiva; enfer sedim ento indica lesión del aparato urinario, mientras
medad hepatocelular u obstrucción incompleta de la que su ausencia obliga a descartar otras causas, como
vía biliar. rabdom iólisis (m ioglobinuria y elevación sérica de la
c. B ilirrubinuria negativa y urobilinuria positiva: he creatincinasa).
molisis y, a veces, colecistitis y colangitis. 4. A lteración de las concentraciones séricas de sodio
7. Síndrome febril sin foco clínico evidente, para detectar y potasio. Se solicita su cuantificación u rinaria para
una infección urinaria clínicamente oculta. valorar su origen renal o extrarrenal.
8. Politraum atismo, sobre todo en pacientes con traum a
tismo penetrante o cerrado en la espalda, el abdom en,
el flanco o en la región inguinal. La intensidad de la Ante la evidencia clínica de infección urinaria, el estudio
hem aturia (macroscópica o microscópica) no se corre urgente del sedim ento urinario no está indicado. Si el
laciona necesariam ente con la im portancia de la lesión paciente requiere ingreso hospitalario, esta exploración
traum ática del tracto urinario. La presencia de m icro se cursa posteriorm ente.
hem aturia en estos enfermos solo requiere observación
clínico-metabólica y revaluación periódicas.
Gasometría, pulsioximetrra
y capnografía
J.M. C alderón de la Barca G ázquez, L. Jim énez M urillo, F.J. M ontero Pérez y M. Durán Serantes
Acidosis metabólica* ÍC O 3 H" i PaC02 1 mmHg por cada 4- CO 3H" de 1 mEq/l con un límite que no suele
superar los 15 mmHg
1del 15: COaH^ + 15 = PaC02 o a las dos últimas cifras del pH
Alcalosis metabólica T C O 3 H" T PaC02 0,8 mmHg por cada t C O 3 H de 1 mEq/l con un límite que no suele
superar los 55 mmHg
Acidosis respiratoria aguda T PaC02 T C03 H“ 1 mEq/l por cada T PaC02 de 10 mmHg
t pH 0,08 por cada 10 mEq/l de T CO 3H"
Acidosis respiratoria crónica T PaCOj T C 03 H “ 4 mEq/l por cada T PaC02 de 10 mmHg con un límite que no suele
superar los 45 mEq/l
Alcalosis respiratoria aguda i PaC02 i C 03 H “ 2,5 mEq/l por cada i PaC02 de 10 mmHg con un límite que no suele
superar los 18 mEq/l
Alcalosis respiratoria crónica i PaCOj 4- C 03 H “ 4,5 mEq/l por cada i PaC02 de 10 mmHg con un límite que no suele
superar los 12 mEq/l
*En las acidosis m etabóücas con h ia to a nió n ico elevado, éste debe ser igu a l al descenso de b icarbonato, m ientras que en las hiperclorém icas,
la caída de b ica rb o na to debe ser igual a l aum ento de la co ncentración de c lo ro (v. cap. 76).
CO^ (mmHg)
Tiempo
FIGURA 8.2 Capnograma normal. A-B) fase inspiratoria; B-C) comienzo de la espiración; C-D) meseta espiratoria; D) concentración final espiratoria
(end-tidal CO2o EtC02); D-E) comienzo de la inspiración.
contenido; mientras que la capnometría es la cuantificación con tendencia de igualarse estos parám etros o in clu
de ese CO 2 , generalmente referido a su concentración telees- so con cifras de E tC 0 2 m ayores que la PaC 0 2 (menos
piratoria, como se ha comentado, o la apreciación cualitativa frecuente).
del mismo a través de métodos colorimétricos.
En definitiva, el CO 2 espirado alerta sobre la presencia de
procesos que alteran la relación V /P cuando se valoran sus
Fundamento variaciones con respecto a la PaC 0 2 (tabla 8.3). Asimismo,
por la m orfología del capnogram a, puede orientar acerca
Si se descartan los capnómetros colorimétricos, cuyo fun
cionamiento está basado en el cambio de color que provocan
distintos rangos de concentraciones de C O 2 en un filtro
situado entre el tubo endotraqueal y la bolsa del respirador, TABLA 8.3 Interpretación de la capnom etría
el resto cuantiñcan la CO 2 en relación con la m edición de
la cantidad de luz infrarroja de una determ inada longitud T Gradiente
de onda que es absorbida a su paso por una cám ara de m edi T EtCOj i EtCOi PaCO j/EtCO j
ción. En función de dónde se sitúe esta cámara, se distinguen Fiebre Hipotermia Edad
capnógrafos de corriente lateral que aspiran aire lateralmen
te de la vía aérea y capnógrafos de corriente principal que Hipertermia Shock Embolia pulmonar
se insertan en la m ism a vía. Como estos últimos necesitan maligna hipovolémico
que el paciente esté intubado, los de corriente lateral son Sepsis Hipotiroidismo i gasto cardíaco
los más utilizados en urgencias, ya que pueden aplicarse en
T gasto cardíaco Disminución de Hipovolemia
todo tipo de enfermos.
la actividad
muscular
Interpretación Hipertiroidismo Embolia Asma
pulmonar
Com o se ha indicado, el contenido de C O 2 teleespiratorio
es sim ilar (algo m enor) a la P aC 0 2 , y es fiel reflejo del Aumento de Parada cardíaca Enfermedad
contenido alveolar de CO 2 . La escasa diferencia entre ambos la actividad pulmonar
valores se m antiene siem pre que la relación ventilación/ muscular obstructiva
perfusión (V/P) perm anezca estable, es decir, siempre que crónica (EPOC)
las condiciones respiratorias sean normales. Cuando estas Administración Hiperventilación
condiciones se alteran, la diferencias entre am bos valores de bicarbonato
varían según los siguientes supuestos: sódico
• Pacientes con aum ento de la relación V/P (aumento del Hipoventilación Apnea
espacio muerto)', presentan un gradiente mayor a favor Intubación Obstrucción
de la PaC 0 2 con respecto al E tC 0 2 (PaC 0 2 > E tC 0 2 ) bronquial total de la vía
y las variaciones en este gradiente son reflejo de las aérea
que se vayan produciendo com o consecuencia de este
Obstrucción Extubación
efecto. Esta es la causa de que, fisiológicamente, existan
parcial de la accidental
diferencias entre ambas presiones, com o consecuencia
vía aérea
del pequeño espacio m uerto que hay en condiciones
normales. Fallo del Desconexión
• Pacientes con dism inución de la relación V/P (aumento respirador del circuito
del efecto shunt): presentan un gradiente cada vez menor,
Capít ulo I 8 Gasometría, pulsioximetría y capnografía GD
de determ inadas patologías (p. ej., la transform ación en Kelly AM. Review article: Can venous blood gas analysis replace arterial in
emergency medical care. Emerg Med Australas 2010;22:493-8.
pendiente de la m eseta es característica en pacientes con
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patología obstructiva). blood gas analyses in exacerbations of chronic obstructive pulmonary
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parameters, leukocyte activation and erythrocyte mechanical properties. central venous blood gas for acid-base monitoring. J Intensive Care
Clin Chem Lab Med 2009;47:769. Med2010;25:104.
■
s
a
Capítulo 9
Electrocardiografía de urgencias
F.J. Montero Pérez y L. Jim énez M urillo
0,1 rnV ^
0 ,2 0 s
• Com pletamente positivo o negativo, cuando solo existe • Toda onda Q que exceda alguno de estos lím ites o que
una parte positiva o negativa, respectivamente. aparezca en derivaciones en las que habitualm ente no
• Con predom inio eléctrico positivo o negativo, cuando existe, se considera una onda Q patológica.
la parte positiva o negativa es m ayor que la otra, res • E n el EC G norm al puede haber una pequeña onda q,
pectivamente. fundamentalmente en Dj, aVL, V 5 y Vg.
• C om plejo eq uifásico o isodifásico , cuando la parte • E n corazones h o rizontalizados, la onda Q en Dm es
positiva y negativa suman O, es decir, son exactamente profunda, llegando a ser del 100-150% de la onda R.
iguales. En estos casos, la onda Q disminuye notablemente con la
inspiración profunda, llegando incluso a desaparecer. Por
Se considera que en un ECG hay bajo voltaje cuando; lo tanto, no debe considerarse patológica ninguna onda
• E n las derivaciones de los m iem bros, ninguna defle Q en Djji que no se acom pañe de ondas Q patológicas
xión del com plejo QRS (positiva o negativa) es m ayor en las derivaciones Djj y aVF.
de 5 m m o cuando la sum a de todas las deflexiones O nda R
(Rj + Sj + Rjj + Sjj + Rjii Sjii) no excede los 15 mm.
• En las derivaciones precordiales, cuando la suma de las Su altura m áxim a es de 15 m m en las derivaciones de los
amplitudes de la onda R más las de la onda S es igual o m iembros y de 25 m m en las derivaciones precordiales. Su
inferior a 9 m m en V 2 y a 7 m m en Vg. altura m ínim a es de 5 mm.
Onda U
Es una onda lenta de escasa am plitud que sigue a la onda
T. Se relaciona característicam ente con la hipopotasem ia,
pero también puede observarse en las derivaciones precor
diales de ECG normales. La onda U es positiva en todas las
derivaciones, excepto en aVR. Su polaridad es similar a la de
la onda T. Su amplitud (la media es de 0,33 mm) es propor
cional a la de la onda T, normalmente del 5-25% del voltaje I l l 111
Todas estas ondas delimitan segmentos y espacios o inter que la inclinación del segmento ST no permite dilucidar
valos. En este capítulo se obvia el térm ino intervalo, que si está realmente elevado o descendido respecto a la línea
en electrocardiografía es sinónimo de espacio, y que en isoeléctrica.
algunos tratados es preferido y utilizado por los autores. • E l segm ento ST puede presen tar una discreta supra-
Hay que recordar, com o regla nem otécnica, que los desnivelación, de concavidad superior, seguido de una
segm entos separan las ondas entre sí (no las engloban), onda T positiva en Dn, V i, V 2 , V 3 y V 4 , principalmente
m ientras que los espacios o intervalos sí las engloban. en hombres, atletas y en presencia de vagotonia. Es lo
que se denom ina repolarización precoz (fig. 9.3). Sus
características electrocardiográficas son:
• Supradesnivelación del punto J de 1 a 4 mm.
• M uesca o engrosamiento de la parte final de la onda R.
Medidas de los segmentos y espacios • Concavidad superior del segmento ST.
del electrocardiograma • Onda T de ramas simétricas y altas.
Segmento PQ o PR Espacio PQ
Representa el período de inactividad que separa la activación A barca desde el com ienzo de la onda P hasta el comienzo
auricular de la ventricular. Normalmente es isoeléctrico y va del com plejo QRS. C orresponde al período presistólico.
desde el ñnal de la onda P hasta el comienzo del complejo Tiene una duración norm al de 0,12-0,20 s (3-5 cuadritos).
QRS. Cuando no hay onda Q se denom ina segmento PR.
Espacio QRS
Segmento ST Mide la duración del complejo QRS y, por tanto, la duración
• Representa el período de inactividad que separa la acti de la activación ventricular. Su duración máxima es de 0,10 s
vación de la recuperación ventriculares. Normalmente es (2,5 cuadritos).
isoeléctrico y va desde el final del complejo QRS hasta
el comienzo de la onda T. Espacio Q T
• La duración del segmento ST no se considera de utilidad, • Com prende desde el comienzo del complejo QRS hasta
y por lo tanto no se mide. el final de la onda T y se corresponde con la duración de
• La inform ación más importante del segmento ST deriva la sístole eléctrica ventricular, es decir, la duración de la
de la existencia o no de desplazam iento respecto a la despolarización y repolarización ventriculares.
línea isoeléctrica. En cualquier derivación debe consi • Su duración es de 0,32-0,40 s (8-10 cuadritos) o, aproxi
derarse siempre anormal una depresión del segmento ST madamente, el 40% del espacio RR medido en el ciclo
superior a 0,5 m m y una elevación superior a 1 mm. previo.
• El punto de unión entre el ñ nal del complejo QRS y el • Varía de form a inversam ente proporcional con la fre
inicio del segmento ST se denom ina punto J. Tiene la cuencia cardíaca, de form a que cuanto m ayor es esta,
m ism a significación clínica que el segm ento ST, y su más corto es el espacio Q T (la repolarización es más
valoración es de interés en aquellas circunstancias en las rápida). No obstante, en la práctica clínica, para obviar
Capít ulo I 9 Electrocardiografía de urgencias GD
el efecto de la frecuencia cardíaca sobre la duración del A continuación, se divide 1.500 entre el núm ero de cua
espacio QT, se utiliza el QT corregido (QTc) calculado dritos que dura un espacio RR consecutivo, y se obtiene la
mediante la fórmula de Bazett: frecuencia cardíaca o número de lat/min.
El análisis electrocardiográfico de las arritmias se aborda
QT,, en los capítulos 19 a 22.
Q T,=
^E spacio RR previo
Para el cálculo del eje eléctrico existen varias formas, • Muescas en la onda P en cualquier derivación, cuando
pero la m ás elem ental es la que se basa en el predom inio los picos de las dos muescas están separados por más
eléctrico del complejo QRS (si es predom inantem ente po de 0,04 s.
sitivo o negativo) en Dj y aVF. Así, se sabe qué mitades de El índice de M orris es el resultado de m ultiplicar la pro
estos ejes (positiva o negativa) delimitarán el cuadrante en el fundidad de la deflexión negativa term inal de la onda P
que se encuentra situado el eje eléctrico (v. fig. 9.4): en V i (mm) por su duración (s). D e estos criterios, el
índice de M orris es el más específico para el diagnóstico
• Si en ambas derivaciones el complejo QRS es predom i
de crecimiento auricular izquierdo.
nantemente positivo, el eje es normal, ya que está en el
• Criterios de crecimiento biauricular:
cuadrante delim itado por las mitades positivas de Dj y
• Onda P en V i con com ponente positivo inicial m ayor
aVF (cuadrante inferior izquierdo).
de 1,5 m m y componente negativo terminal con, por
• Si es predom inantem ente positivo en Dj y negativo en
lo menos, 1 mm de anchura y 0,04 s de duración.
aVF, el eje está desviado a la izquierda, ya que está
• Onda P alta (más de 1,5 mm) en precordiales derechas,
en el cuadrante delimitado por la m itad positiva de Dj y
y ancha y bífida en las derivaciones de los miembros
negativa de aVF (cuadrante superior izquierdo).
o precordiales izquierdas ( V 5 , Vg).
• Si es negativo en Dj y positivo en aVF, está desviado a
• Onda P igual o mayor de 2,5 mm de altura y 0 ,12 s de
la derecha.
duración en las derivaciones de los miembros.
• Si es negativo en Dj y en aVF, será opuesto al normal.
• Cualquier otra combinación de signos de crecimiento
auricular derecho e izquierdo.
CRECIM IENTO AURICULAR
• Criterios de crecimiento auricular derecho: HIPERTROFIA VENTRICULAR
• Onda P alta y picuda (onda P pulm onale), con una al
tura de 2,5 mm o más, en Dn, Dm y aVF. Su duración Hipertrofia ventricular izquierda (ñg. 9.6)
es normal.
• L a parte positiva de la onda P en V i es m ayor de • Eje eléctrico izquierdo, debido a la preponderancia eléc
1,5 m m de altura (fig. 9.5A). trica del ventrículo hipertrofiado.
• Criterios de crecimiento auricular izquierdo (fig. 9.5B); • Aum ento de la altura de la onda R en precordiales iz
• índice de Morris superior a 0,04 rnin/s. quierdas y aum ento de la profundidad de la onda S en
• Onda P en Dn igual o superior a 0,12 s de duración. precordiales derechas. Para la valoración de la existencia
aVR i
FIGURA 9.6 Hipertrofia ventricular izquierda. |
1 V-
1 \r m
T r
i
■ v * v / •
ñ r w- 1
■Í1
' M f-
i- - ■
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3
" P ili 1
íIt r i"
' M ♦j| i j m
■T-*- - 1 1
Capít ulo I 9 Electrocardiografía de urgencias GD
de un aumento de voltaje del complejo QRS existen m úl Hipertrofia ventricular derecha (fig. 9.7)
tiples criterios, de diversos autores, con distinto grado
de validez diagnóstica: • Eje eléctrico desviado hacia la derecha.
• La sum a de la altura de la onda R e n V s o V g y l a • Aumento de la altura de la onda R en precordiales de
rechas y aum ento de la profundidad de la onda S en
profundidad de la onda S en V i o V 2 (Ryj o ve + Syi
o V2) es m ayor de 35 m m (criterio de Sokolow-Lyon). precordiales izquierdas. Los criterios de hipertrofia ven
tricular derecha son:
E ste criterio es el m ás utilizado (especificidad del
95%, sensibilidad del 50%), pero solo es aplicable si • Cociente R/S igual o superior a 1 en V i.
la duración del complejo QRS es inferior a 0,12 s. • Cociente R/S igual o inferior a 1 en Vg.
• L a suma de la altura de la onda R en Dj y la profundi • Tiempo de aparición de la TDI aumentado, con retraso
dad de la onda S en Dm (Rj + Sm) es mayor de 25 mm. de la cúspide de R superior a 0,035 s en V i, V 2 y, oca
• L a altura de la onda R en aVL es m ayor de 11 mm. sionalmente, en V 3 .
• L a sum a de la altura de la onda R en aVL y la pro • Depresión del segmento ST y ondas T invertidas en V 1 y V 2 .
fundidad de la onda S en V 3 (RaVL + Sya) es m ayor de
28 m m en hombres y de 2 0 m m en mujeres (criterio
de Casale). BLO Q U EO DE RAMA
• L a onda R en aVL (RaVL) es igual o m ayor de 16 mm Bloqueo de rama izquierda
(criterio de Talbot).
• L a altura de la onda R en Vg es m ayor que en V 5 H abitualm ente, el bloqueo com pleto de ram a izquierda
(Ryg > Rvs) (criterio de Koito y Spodick). (BCRI) es expresión de una enfermedad cardíaca subyacente
Tiempo de aparición de la deflexión intrinsecoide (TDI) grave, ya que se necesita una lesión importante para que se
aum entado, con retraso de la cúspide de R superior a bloquee la ram a izquierda del haz de His. De forma caracte
0 ,0 4 5 s e n V 5 y V e . rística, la lesión se produce en la rama izquierda común antes
Depresión del segmento ST y ondas T invertidas en V 5 de su división en las ramas anterosuperior y posteroinferior.
y Ve- El diagnóstico electrocardiográfico (fig. 9.8) se basa en:
1 aV R
1
\/ I V -4 FIGURA 9.7 Hipertrofia ventricular derecha.
1
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-4- 4 - 4-
f e! * -f-
|!M 1 |ir||jj! 1 iiíiiíllm W M ffffií FIGURA 9.8 Bloqueo completo de rama izquierda.
H lü .‘íiihiiíiílllltiili iiitiiiil
&
8
(S
I
S E C C I Ó N I 2 Exploraciones complementarias en medicina de urgencias
• TDI superior a 0,045 s en precordiales izquierdas (V 5 , D esde un punto de vista p ráctico, los bloqu eos se
Vg). Si el bloqueo es completo, se acompaña de un com clasifican según el grado de prolongación del com plejo
plejo QRS con una duración igual o superior a 0,12 s y QRS, en:
de un TDI igual o superior a 0,08 s.
• Bloqueo incompleto: QRS superior a 0,10 s e inferior
• O nda Q ausente y onda R ancha y em pastada en deri
a 0,12 s.
vaciones izquierdas (Dj, aVL, V 5 y Vg). En precordiales
• Bloqueo completo: QRS igual o superior a 0,12 s.
derechas (Vi, V 2) hay una pequeñísim a onda r seguida
de una onda S ancha y empastada.
• D epresión del segm ento ST e inversión de la onda T
en precordiales izquierdas (V 5 , Vg), que también puede
ISQUEM IA, LESIÓN Y NECROSIS
observarse en Dj y aVL.
• Puede haber desviación del eje a la izquierda, aunque no En el ECG, dependiendo del grado de insulto miocárdico,
es un criterio imprescindible. existen tres tipos de alteraciones:
• Isquemia: provoca alteraciones en la onda T.
Bloqueo de rama derecha • Lesión: provoca alteraciones del segmento ST.
• Necrosis: provoca alteraciones del complejo QRS.
Es clínicamente benigno, y puede aparecer en personas sa
nas. El diagnóstico electrocardiográfico (fig. 9.9) se basa en: E stas alteraciones electro card io g ráficas se reg istran en
aquellas derivaciones que exploran la zona del m úsculo
• TD I superior a 0,035 s en precordiales derechas. En
ventricular, cuyo flujo sanguíneo ha sido interrumpido. En
caso de bloqueo completo el TDI es mayor de 0,05 s y
cam bio, en las derivaciones que exploran la zona opuesta
la duración del complejo QRS igual o superior a 0,12 s.
se observan estas alteraciones de m anera invertida, como
• M orfología rSR' en precordiales derechas (Vi y V 2). En
si se tratara de un espejo; son las denom inadas imágenes
derivaciones izquierdas (D¡, V 5 y Vg) se observa una
especulares o en espejo.
onda S ancha y empastada.
• Depresión del segmento ST e inversión de la onda T en
derivaciones precordiales derechas (Vi y V 2). Isquemia
Es el grado más leve de cardiopatía isquémica. Origina en
el ECG una alteración de la repolarización, es decir, de la
En presencia de un bloqueo de ram a derecha, los signos
onda T. Esta alteración difiere dependiendo de la localización
de hipertrofia ventricular derecha pueden no ser evi
de la isquemia:
dentes, sino que esta es m ás probable cuando la onda
R' es mayor que la onda R, con una altura de R' igual o • Isquem ia subendocárdica (fig. 9.10): onda T de aspecto
superior a 15 mm. simétrico muy típico y una altura superior a la normal.
V2 V3
V5 V6
F IG U R A 9 .1 0 Isquemia subendocárdica.
Capít ulo I 9 Electrocardiografía de urgencias QD
FIG U R A 9.11 Isquemia subepicárdica anterior extensa.
• Isquem ia subepicárdica (fig. 9.11): onda T invertida y y en función de cuál de estas zonas exploren los electrodos
sim étrica, denom inada clásicam ente onda de Pardee. de las distintas derivaciones.
Es importante diferenciar esta onda T de la que aparece
en otros procesos, como la hipertrofia ventricular o los Tipos de infarto
bloqueos de rama, que, aunque tam bién está invertida, • In farto su b en d ocárd ico. E l d iag n ó stico de infarto
es asimétrica, es decir, tiene una ram a descendente lenta su b en d o cárd ico se re a liz a al o b serv ar un descen so
y una ram a ascendente rápida. p erm an en te del segm ento ST. C om o es obvio, este
diagnóstico no es fácil, debiendo basarse además en la
Lesión historia clínica y en el resultado de otras exploraciones
complementarias, fundamentalmente, la elevación de la
O rigina un desplazam iento del segmento ST respecto a la troponina.
línea isoeléctrica. Esta alteración se expresa en el ECG de • Infarto subepicárdico. En este caso, la zona necrótica
forma diferente, en función de la localización de la isquemia; se localiza en el miocardio más superficial, produciendo
• Lesión subendocárdica (fig. 9.12): descenso del segmen una disminución de altura de la onda R en las derivacio
to ST. nes que exploran esta región.
• Lesión subepicárdica (fig. 9.13): elevación del segmen • Infarto intram ural. A fecta al espesor de la pared ven
to ST. tricular, sin alcanzar su superficie. Origina una onda Q
patológica en las derivaciones correspondientes.
• Infarto tran sm u ral. Se afecta todo el espesor de la
Necrosis pared ventricular. Las derivaciones que exploran esta
La necrosis equivale a m uerte eléctrica, ya que las células zona registran una onda negativa única (complejo QS).
afectadas son incapaces de polarizarse y despolarizarse, y
se comporta eléctricamente como una zona «muda». El área
Los infartos más fáciles de diagnosticar en el E C G son
infartada está rodeada de una zona de lesión y, por fuera
los intramurales y transmurales, ya que ambos dan lugar
de esta, de otra de isquemia, de m anera que en el ECG se
a una onda Q patológica (duración > 0 ,0 4 s y/o profun
aprecian los tres tipos de alteraciones, predominando unas u
didad >25% de la altura de la onda R).
otras, según la fase evolutiva en la que se encuentre el infarto
Anteroseptal V, a V 4
Septal VI,V2
Anterior extenso V, a Ve, D„ aVL
Radiografía de tórax
A. Cano Sánchez, E. Roldán Romero, P. Seguí Azpilcueta, S. Espejo Pérez, L. Jim énez M urillo
y FJ. M ontero Pérez
Partes blandas
Incluyen todas las estructuras de la caja torácica visibles,
com o densidad agua y grasa. Fundam entalm ente son las
siguientes:
• Los m úsculos y los tejidos grasos que configuran la
pared torácica. Hay que valorar la existencia de elemen
tos que signifiquen enferm edad, como la presencia de
densidad aire (enfisem a subcutáneo), densidad calcio
(cuerpos extraños), simetría o asimetría, etc. FIGURA 10.2 Radiografía de tórax normal: proyección lateral.
• El diafragma. Se m uestra radiológicam ente como una
som bra lineal de convexidad superior que delim ita la
densidad aire del pulm ón y la densidad agua del abdo abajo. Son frecuentes las lobulaciones diafragm áticas
men. La cúpula diafragmática derecha se localiza a la al como variantes anatómicas normales. Ante el hallazgo
tura del 5°-6° arco costal anterior, y la izquierda se sitúa, de un diafragma elevado hay que pensar en la posibilidad
habitualm ente, de m edio a un espacio intercostal más de parálisis diafragmática, afección abdominal (absceso
subfrénico) o enfermedad torácica (atelectasia pulmonar,
fundamentalmente de lóbulos inferiores) como procesos
causantes de dicha alteración. En general, la distancia
entre el diafragma izquierdo y la cámara gástrica no debe
superar los 1,5-2 cm.
Estructuras óseas
Pueden reconocerse los arcos costales, la cintura escapu-
lohum eral, la articulación esternoclavicular, el esternón y
la colum na vertebral. Se valora la morfología, la densidad
radiológica (calcio) y la existencia de signos degenerativos
(osteófitos), líneas de fractura, zonas osteolíticas o de es
clerosis ósea, etc.
Parénquima pulmonar
Se observa como densidad aire y está constituido por el es
pacio aéreo periférico (bronquiolos term inales y ácinos) y
el tejido intersticial. En una radiografía PA de tórax normal,
la densidad pulm onar es algo mayor en las bases que en los
vértices por la superposición de tejidos blandos.
Anatóm icamente, el pulm ón se divide en lóbulos, y es
tos, a su vez, en segmentos. Los lóbulos pulmonares (tres en
el lado derecho y dos en el izquierdo) están separados entre
FIGURA 10.1 Radiografía de tórax normal: proyección PA. sí por cisuras, habitualm ente no visibles salvo que el haz
Capít ulo I 10 Radiografía de tórax QD
Corazón
Se valora secuencialmente:
1. La m orfología de la silueta cardíaca.
2. El índice cardiotorácico. Es la relación entre el diám e
tro transversal del corazón (considerando com o tal la
distancia, en línea recta, entre los puntos de los bordes
cardíacos derecho e izquierdo más separados) y el diá
metro transversal del tórax (medido en las cúpulas dia-
fragmáticas). N orm alm ente es igual o menor del 50%,
y hay cardiom egalia cuando se supera este porcentaje.
E ste criterio solo es válido para la proyección PA en
bipedestación.
3. Los elem entos que configuran los bordes derecho e
izquierdo de la silueta cardíaca se detallan en la fig. 1 0 .6 .
Aorta
En las proyecciones básicas del tórax son visibles, fundamen
talmente, el cayado aórtico y la aorta descendente. Debe valo
rarse la existencia de masas íntimamente asociadas (aneurisma
aórtico) y de calcificaciones en su pared (ateroma aórtico).
FIGURA 10.5 Esquema de proyección lateral de tórax: compartimentos Hay que tener en cuenta que la dilatación, elongación y
mediastínicos. tortuosidad de la aorta torácica son variantes que están relacio
nadas con la edad, la aterosclerosis y la hipertensión arterial.
Los vasos linfáticos pulmonares solo son visibles en con
diciones patológicas, como ocurre en la estasis pulmonar (lí IN DICACION ES
neas «A» y «B» de Kerley) (v. más adelante la fig. 10.1 IB):
La radiografía de tórax con carácter urgente está indicada en
• En la radiografía PA, las líneas «B» de Kerley se apre todos los pacientes con confirmación o sospecha de alguno
cian com o im ágenes lineales de 1 - 2 cm de longitud y de los síntomas o procesos siguientes:
TABLA 10.1 Com partim entos mediastínicos: estructuras anatómicas y lesiones más frecuentes
FIGURA 10.6 Contornos de la silueta cardíaca en la proyección PA. FIGURA 10.7 Fractura costal.
AD: aurícula derecha; AI: aurícula izquierda; VI: ventrículo izquierdo.
con tendencia a la coalescencia; y broncogram a aéreo (vi- Una neumonía del lóbulo medio borra la silueta cardíaca
sualización del aire de los bronquios por ocupación de los derecha.
alvéolos peribronquiales). El signo de la silueta se aprecia U na n eum onía de la lín g u la b o rra el borde cardíaco
cuando la condensación pulm onar está en contacto con izquierdo.
una estructura de la m ism a densidad (agua) y se borra su U na neum onía del lóbulo inferior borra el diafragma, ya
contorno. Así: que ambos están situados en el mismo plano (posterior).
Capít ulo I 10 Radiografía de tórax GD
El hallazgo de una condensación alveolar no indica ne
cesariam ente neum onía, ya que el alvéolo puede estar
ocupado por sangre o m aterial de otra naturaleza, lo que
produce una im agen similar.
Atelectasia
La atelectasia o colapso pulm onar representa la pérdida de
volumen de un segmento, un lóbulo o de todo un pulmón.
Sus causas más frecuentes son la obstrucción del árbol bron
quial por carcinoma broncogénico, cuerpo extraño o tapón
m ucoso. En otras ocasiones es secundaria a tuberculosis
pulm onar residual, derrame pleural o neumotórax.
Los signos radiológicos característicos de atelectasia se
observan en la figura 1 0 . 1 0 y son los siguientes:
• Aumento de densidad radiológica del área afectada. FIGURA 10.10 Atelectasia de lóbulo medio. Obsérvese el aumento de
• Desplazamiento de la cisura adyacente a la zona colap- densidad en el lóbulo medio por pérdida de volumen pulmonar. Sus límites,
sada. netos, corresponden a las cisuras mayor y menor desplazadas.
• Desplazamiento del hilio pulm onar y de las estructuras
mediastínicas hacia la zona colapsada.
Edema agudo de pulmón
• Acercamiento de la tram a vascular y bronquial.
• Elevación del hemidiafragma en la atelectasia de lóbulos El edema agudo de pulm ón tiene dos fases radiológicas que
basales. se corresponden con estadios progresivos en el tiempo: una
• E nfisem a com pensador del parénquim a pulm onar no prim era fase de edem a intersticial y otra de edem a alveolar
afectado. (ñgs. 10.1 lA y 10.IIB ). En el cuadro 10.2 se describen los
&
8
FIGURA 10.11 Edema agudo de pulmón. En la figura 10.1 lA se aprecia
un aumento de densidad perihiliar «en alas de mariposa» muy característico.
■
s En la figura 10.1 IB se señalan las líneas B de Kerley (flechas pequeñas)
a y el engrosamiento de la cisura menor por acumulación de líquido a dicho
nivel (flecha grande).
S E C C IÓ N I 2 Exploraciones complementarias en medicina de urgencias
signos radiológicos característicos de las distintas fases del El enfisema pulm onar (ñgs. 10.12A y 10.12B) se carac
edem a agudo de pulmón. teriza radiológicam ente por los signos que se relacionan a
continuación;
Hiperclaridad pulmonar bilateral
• Aumento difuso de la radiotransparencia pulmonar.
La hiperclaridad pulmonar bilateral puede deberse a una dis • Aplanamiento y descenso diafragmático.
minución de la vascularización pulmonar (tromboembolia pul • Senos costofrénicos obtusos.
monar masiva, hipertensión arterial pulmonar), a un aumento • Aumento del espacio aéreo retroestem al (> 3 cm).
del espacio aéreo pulm onar (atrapam iento aéreo) -co m o • Aumento del diámetro A P del tórax.
ocurre en la E PO C - o a ambas causas (enfisema pulmonar). • Corazón verticalizado y estrecho.
FIGURA 10.12 Enfisema pulmonar. En la proyección PA (fig. 10.12A) se observa la hiperclaridad pulmonar, el alargamiento del diámetro longitudinal
cardíaco (corazón verticalizado y estrecho), el aplanamiento y descenso de los diafragmas, la horizontaUzación de las costillas y el aumento de los espacios
intercostales. En la proyección lateral (fig. 10.12B) pueden apreciarse otros signos característicos de enfisema, como el aumento del diámetro anteropos
terior del tórax y del espacio aéreo retroestemal (> 3 cm).
Capít ulo I 10 Radiografía de tórax GD
Cuadro 10.4 Nódulos pulmonares
Benignidad
Pequeño tamaño (<3 cm)
Presencia de calcificaciones en su interior
Coexistencia de signos radiológicos de infección tuberculosa
antigua (tractos fibrosos apicales, adenopatías biliares
calcificadas, engrosamiento pleural, etc.)
Malignidad
Gran tamaño (>3 cm)
i r Bordes mal definidos
Contorno umbilicado o lobulado
Ausencia de calcificaciones en su interior
I
Existencia de adenopatías biliares o mediastínicas no cal
cificadas
Nódulos múltiples
Tromboembolia pulmonar
En un paciente con trom boem bolia pulm onar la radiografía
de tórax suele ser norm al, excepto que exista infarto p ul
m onar (fig. 10.13), y los hallazgos, de haberlos, son ines-
pecíficos o de difícil valoración (cuadro 10.3), sobre todo
cuando no se dispone de una radiografía previa de control.
Contusión pulmonar
Es la expresión de hem orragia en el tejido in tersticial y
en los esp acio s aé reo s, com o co n se c u e n c ia de m ú lti
ples roturas m icroscópicas del parénquim a pulm onar. La
im agen radiológica es la de un a condensación pulm onar
indistinguible de la originada por otras causas. Puede detec
tarse en las prim eras 8 h después del traum atism o y suele
desaparecer a los 7 días (fig. 10.18).
Patrón intersticial
Clásicam ente se clasifica en patrones lineales, micronodu-
lares y retículo-nodulares, pero en muchas ocasiones estos
FIGURA 10.17 Quiste hidatídico cavitado. Se aprecia una masa de gran patrones se solapan, y con frecuencia las mismas enferm e
tamaño en el hemitórax derecho con densidad aire en su interior. dades pueden presentarse con distintos patrones, como se
ve más adelante.
• En la patología urgente tiene especial relevancia el recono
• Á ngulo obtuso en la unión de la lesión con la pared
cimiento de un subtipo de patrón lineal: el patrón septal,
torácica o el mediastino.
representado por las líneas de Kerley. El reconocimiento
• Borde de la lesión nítido y convexo hacia el pulmón.
de estas líneas es muy útil para el diagnóstico diferencial,
ya que aparecen en muy pocas entidades, como el edema
Lesiones caviladas y quísticas
agudo de pulmón (la más frecuente), la linfangitis carci-
U na cavidad pulmonar es una zona definida del parénquima, nomatosa y algunas neumonías por virus y micoplasmas.
limitada por una pared y con un contenido Kquido o aéreo en Otro patrón lineal más generalizado (no septal) puede
cantidades variables; la visualización de un nivel hidroaéreo encontrarse en edemas pulmonares, linfangitis carcino-
(ñg. 10.17) es el dato más característico. matosa, asma, bronquiolitis y fibrosis quística.
Capít ulo I 10 Radiografía de tórax GD
• El patrón micronodular difuso puede encontrarse en la
tuberculosis miliar, neumoconiosis, sarcoidosis, m etás
tasis, etc.
• El patrón retículo-nodular puede ser originado por m ul
titud de afecciones, aunque las entidades más frecuentes
son la sarcoidosis, la linfangitis carcinom atosa y la fi
brosis pulm onar idiopática.
ALTERACIONES DE LA VASCULARIZACIÓN
PULMONAR
L a hipertensión pulm onar (HTP) puede ser arterial (pre-
capilar), cuya causa más frecuente es la EPOC, o venosa
(poscapilar), originada por cardiopatías que afectan a las
cavidades izquierdas.
La H TP precapilar se m anifiesta radiológicamente por:
• Aumento del diámetro de la arteria pulmonar (> 1 7 mm)
del lóbulo inferior derecho, m edido 1 cm por debajo
de su salida del hilio. Este es el signo radiológico más
fiable, muy específico, aunque poco sensible.
• A sim etría en el diám etro de un bronquio y la arteria
acom pañante, en proyección transversal, con m ayor
calibre de la arteria.
• Aumento del tamaño biliar bilateral.
• Aumento de la arteria pulm onar principal.
• Crecimiento del ventrículo derecho.
La HTP venosa (poscapilar) se manifiesta radiológicamente FIGURA 10.19 Derrame pleural izquierdo. Se observa ocupación de los
por: senos costofrénico y cardiofrénico izquierdos.
• Aumento del calibre de los vasos sanguíneos de los ló
bulos superiores en relación con el diámetro de los vasos
de los lóbulos inferiores (redistribución vascular). • Imagen de falsa elevación diafragmática:
• Según el grado de hipertensión venosa pueden aparecer • Seno costofrénico plano o poco profundo.
signos de edem a agudo de pulm ón (v. cuadro 1 0 .2 ). • Aumento de la distancia entre la cámara gástrica y el
• Suele haber crecim iento de la aurícula izquierda y, en hem idiafragm a izquierdo ( > 2 cm).
casos avanzados, del ventrículo izquierdo. • Presencia de líquido pleural en la zona más baja del lado
afectado, cuando se realiza una radiografía en decúbito
lateral con rayo horizontal.
PATOLOGÍAS PLEURALES El derram e cisural encapsulado adopta u na m orfología
biconvexa, con apariencia de «seudomasa» localizada en la
Derrame pleural cisura correspondiente. Habitualmente es secundario a insu
Es la acumulación patológica de líquido en el espacio pleural. ficiencia cardíaca y desaparece con el tratamiento diurético
En las radiografías se m anifiesta como una opacidad hom o (tumor evanescente) (fig. 1 0 .2 0 ).
génea sin broncograma aéreo y de contomo superior cóncavo El empiema encapsulado se manifiesta igualmente como
(fig. 10.19). Cuando la cantidad de líquido acum ulada es una lesión de bordes nítidos y convexos hacia el pulmón. Si
pequeña, hay solo una obliteración del seno costofrénico que, presenta un nivel hidroaéreo hay que distinguirlo de un abs
a medida que aumenta su cuantía, se extiende por las paredes ceso pulmonar periférico. En el empiema, el nivel hidroaéreo
lateral y posterior del tórax. En las radiografías realizadas suele ocupar el vértice de la lesión y cam bia de form a con
en decúbito el líquido libre origina un aumento de densidad los distintos decúbitos del paciente.
difuso y homogéneo, superpuesto al parénquima pulmonar.
Cuando el derram e p leural es m asivo se produce una
Neumotorax
opacificación casi com pleta del hem itórax afectado, in
versión del diafragm a y desplazamiento mediastínico con Es la acum ulación de aire en la cavidad pleural. E n las
tralateral. Si no se observan estos datos hay que sospechar radiografías se aprecia una línea fina correspondiente a la
la concom itancia de una atelectasia pulm onar subyacente pleura visceral, separada de la parietal por un espacio aéreo
causada por un carcinom a broncogénico. desprovisto de vasos pulmonares. La radiografía realizada
En ocasiones, la distribución del Kquido pleural es atípica. en espiración forzada puede poner de manifiesto pequeños
Así, el derrame subpulmonar, acumulación de líquido entre el neum otórax no detectados en la realizada en inspiración,
diafragma y el pulmón, se reconoce radiológicamente como: por lo que ante la sospecha de esta entidad debe solicitarse
GD 2 Exploraciones complementarias en medicina de urgencias
PATOLOGÍAS M EDIASTÍNICAS
Neumomediastino
Puede observarse radiológicamente como:
• Imágenes lineales o aéreas localizadas centralmente a lo
largo de la silueta cardíaca, la aorta, los vasos supraaór-
ticos, la vena cava, la arteria pulm onar o el corazón.
• Aire retroestem al, que puede rodear al timo.
Aneurisma de aorta
D ebe sospecharse aneurism a de aorta cuando se observe
un calibre aórtico superior a 4 cm. Cuando asienta en la
aorta ascendente produce una ocupación del espacio retro
estem al; en el cayado aórtico da lugar a un «botón» aórtico
muy prom inente, y en la aorta descendente se observa un
m arcado desplazam iento de la línea paraaórtica izquierda.
Los signos radiológicos de rotura aórtica, ya sea de
origen aneurismático o traumático, son los siguientes:
• Ensancham iento mediastínico.
• Pérdida de definición del botón aórtico.
FIGURA 10.20 Tumor evanescente. Proyección lateral de tórax en la que
• Obliteración de la ventana aortopulmonar.
se aprecia un aumento de densidad de morfología fusiforme, de contornos • Presencia de un «casquete» pleural apical izquierdo.
netos, situada en la porción superior de la cisura mayor. Corresponde a • Desviación de la tráquea y del esófago hacia la derecha.
una aciunulación de líquido trasudado secundario a insuficiencia cardíaca • Derrame pleural izquierdo.
izquierda. El diagnóstico se confirma realizando un control radiológico
El diagnóstico de ensancham iento m ediastínico requiere
postratamiento en el que debe apreciarse la desaparición de dicha imagen.
una valoración cuidadosa por las implicaciones terapéuticas
y pronósticas que conlleva. Por ello, hay que tener presente
que la anchura mediastínica normal es muy variable depen
diendo de factores individuales, como la edad y la obesidad,
así como de la realización de proyecciones en decúbito su
pino o rotaciones. Igualm ente, en pacientes ancianos, la
elongación aórtica y de troncos supraaórticos habitualmente
ensancha el mediastino. Aunque no existen unos valores de
normalidad exactos, se acepta que en una radiografía PA de
tórax realizada en bipedestación, el pedículo vascular no
debe sobrepasar los 53 mm.
LESIONES DIAFRAGMÁTICAS
L a hernia de hiato esofágico puede desplazar la cám ara
gástrica hacia el tórax y originar la característica im agen de
m asa retrocardíaca con nivel hidroaéreo (fig. 1 0 .2 2 ).
La rotura diafragm ática se sospecha cuando en la ra
diografía de tórax se identifican estructuras abdom inales,
com o el estómago, el intestino o el colon, dentro de la ca
vidad torácica. G eneralm ente se afecta el hem idiafragm a
izquierdo y su confirm ación requiere otras exploraciones
com plem entarias.
TABLA 10.2 Crecim iento de cámaras cardíacas: signos radiológicos y causas más frecuentes
Ventrículo izquierdo Contorno cardíaco izquierdo prominente con Valvulopatía mitral y aórtica
■
s desplazamiento inferior del ápex Hipertensión arterial sistémica
Miocardiopatía isquémica y otras
a
S E C C IÓ N I 2 Exploraciones complementarias en medicina de urgencias
Neumopericardio
Se observa un halo o banda radiotransparente alrededor del
corazón, revestido por el pericardio. El aire puede llegar
hasta la arteria pulm onar y la aorta, pero no m ás arriba,
com o ocurre en el neum om ediastino, del que a veces es
difícil diferenciarlo.
Derrame pericárdico
Es difícil de diagnosticar m ediante radiografía sim ple de
tórax, por lo que la ecocardiografía es el método de elec
ción. El hallazgo radiológico más importante son los rápidos
cambios en el tamaño del corazón en radiografías seriadas.
El corazón aparece aumentado de tamaño, globuloso y con
FIGURA 10.23 Crecimiento de aurícula izquierda debido a estenosis un índice cardiotorácico muy elevado respecto a la relativa
mitral. Las flechas blancas indican el doble contorno del borde derecho m ente norm al vascularización pulmonar. En la proyección
de la silueta cardíaca. Las flechas negras muestran la ingurgitación de las lateral puede observarse un engrosamiento ( > 2 mm) de la
venas pulmonares ocasionada por la hipotensión pulmonar poscapilar por línea pericárdica retroestemal.
estenosis mitral.
• Espacios intervertebrales:
• Disminución de su altura. A excepción de L 5 -S 1 , todos
los espacios intervertebrales van aumentando caudal FIGURA 11.2 Metástasis óseas de carcinoma de próstata. Extensa afec
m ente a lo largo de la columna vertebral. La pérdida tación esquelética de características osteoblásticas. Obsérvense las lesiones
de la altura de un espacio, denom inado pinzamiento, redondeadas de densidad calcio, visibles en palas ilíacas, en cuerpos verte
indica afectación discal, generalmente degenerativa. brales y, especialmente, en el pedículo derecho de la 4.” vértebra lumbar.
• Calcificación u osificación anómala y desmedida de sus
bordes; osteófitos (osteoartrosis), sindesmófitos (enfer CALCIFICACIO N ES ABDOM INALES
medades reumáticas tipo espondilitis anquilopoyética).
La presencia de calcificaciones en una radiografía simple de
Pelvis abdom en es un hallazgo m uy frecuente. Aunque en muchas
ocasiones carecen de significación clínica, es im portante
L as alteraciones radiológicas de m ayor im portan cia en identificar su localización m ediante proyecciones radioló
m edicina de urgencias son las fracturas y las imágenes os- gicas adicionales, ya que algunas calcificaciones orientan
teoblásticas u osteolíticas metastásicas. hacia una enfermedad específica. Las imágenes cálcicas más
frecuentes se describen a continuación.
Articulaciones sacroilíacas
D ebe valorarse principalmente el tercio inferior de la línea Cálculos biliares radioopacos
articular, donde puede observarse su ensancham iento, es Se observan de form a característica como un anillo extemo
trecham iento, esclerosis o irregularidad. L a enferm edad calcificado que rodea una zona más radiotransparente. El
prototipo de afección sacroilíaca, si es bilateral, es la es cálculo puede detectarse en el área de la vesícula biliar (co-
pondilitis anquilopoyética, y si es unilateral, la artritis séptica lelitiasis), en el trayecto del colédoco (coledocolitiasis) o en
(tuberculosa o brucelar) o la enfermedad de Reiter. un asa intestinal por la existencia de una fístula biliodiges-
tiva, que se acompaña de aerobilia y signos de obstrucción
Articulaciones coxofemorales intestinal (íleo biliar) (figs. 11.3 y 11.4).
y extremidades proximales de los fémures
Vesícula «en porcelana»
D ebe dedicarse m ayor atención a la m orfología y la d en
sidad radiológica del hueso, así com o al espacio articular R epresenta una calcificación de la vesícula biliar caracte
coxofemoral. rísticam ente ovalada, que reproduce la form a vesicular. A
Capít ulo I 11 Radiografía simple de abdomen QD
%
B
FIGURA 11.7 Aneurisma de aorta con calcificación de su pared. En la figura 11.7A se observa una imagen curvilínea paraespinal izquierda de densidad
agua, que en la proyección lateral (fig. 11.7B) se confirma que corresponde a la arteria aorta aneurismátíca con calcificación de su pared. Esta calcificación
de la pared arterial permite visualizar incluso las arterias ilíacas.
la izquierda o del ángulo hepático del colon hacia abajo Existe nefrom egalia cuando el diám etro longitudinal
(fig. 1 1 . 1 0 ), estracturas que, a diferencia de la línea grasa, renal sobrepasa la distancia vertical correspondiente a dos
sí están en contacto con el borde anteroinferior del hígado. vértebras y media consecutivas. Ejemplo de nefromegalia sin
alteración del contorno renal son la necrosis tubular aguda,
la pielonefritis aguda y la hidronefrosis. E ntre las altera
Línea grasa esplénica
ciones del contorno renal pueden encontrarse escotaduras
Esta línea grasa se corresponde con el polo inferior del bazo,
y existe esplenomegalia radiológica cuando este rebasa el
reborde costal izquierdo. En este caso sí hay concordancia
entre la im agen radiológica y el tamaño palpado en la ex
ploración clínica, ya que la distancia entre el diafragm a y
1
la línea grasa esplénica coincide con la longitud del bazo.
A dem ás, la esplenom egalia desplaza el gas de la cám ara
gástrica hacia la línea m edia y hacia delante, y el ángulo
esplénico del colon hacia abajo.
en su borde convexo (pielonefritis crónica), lobulaciones Líneas grasas de los músculos de la pelvis
focales (neoplasias) o multifocales (enfermedad poliquística, menor
linfoma) (fig. 1 1 . 1 1 ).
Las glándulas suprarrenales no suelen ser visibles en Estas líneas rodean los músculos que delimitan el suelo de
la radiografía simple de abdomen. Sin embargo, debe sos la cavidad pélvica.
pecharse un aum ento de su tamaño cuando se observe des
plazamiento hacia abajo y hacia fuera del polo superior del Líneas grasas de la vejiga
riñón correspondiente, que se separa de la línea renopsoas.
El borde superior de la vejiga, rodeado por la grasa extraperi
Líneas grasas parietocólicas^ properitoneales toneal, se observa nítidamente en la radiografía de abdomen.
Esta línea grasa permite, además de valorar el tamaño de la
o líneas del flanco
vejiga, detectar procesos ginecológicos que, al comprimirla,
Son visibles a ambos lados del colon ascendente y descen borran dicha línea.
dente, inmediatamente por dentro de la pared abdominal. Co H ay que tener siempre presente que una m asa pélvica
rresponden a las interfases entre la m usculatura de la pared puede deberse a u n «globo vesical» (fig. 1 1 . 1 2 ), fundam en
lateral del abdomen, la grasa properitoneal (intraabdominal, talmente en pacientes con enfermedad prostática, por lo que
extraperitoneal) y el contorno del colon ascendente o des hay que realizar sondaje uretral y valorar la cantidad de orina
cendente. Su análisis es importante si se sospecha peritonitis evacuada. Si la masa pélvica desaparece en el posterior con
o ascitis, situaciones en las que se borran por la existencia trol radiológico, se confirma dicha eventualidad; si persiste,
de líquido libre intraperitoneal en la gotera parietocólica. hay que pensar en una m asa de origen ginecológico (quistes
ováricos, miomas, etc.).
Líneas grasas de los músculos psoas
Corresponden al borde extemo de estos músculos. Se inician
MASAS ABDOM INALES
a la altura de L j y se dirigen oblicuam ente hacia fuera, al Las m asas abdom inales se m anifiestan radiológicam ente
canzando la pelvis, donde se desvanecen. El desplazamiento como imágenes de densidad agua que pueden producir des
o borram iento de estas líneas grasas indica afección re plazamiento o borramiento de las líneas grasas adyacentes.
troperitoneal: masas retroperitoneales, abscesos, etc. En general, los procesos inflamatorios originan borramiento
Capít ulo I 11 Radiografía simple de abdomen QD
FIGURA 11.12 Globo vesical. Se observa una gran masa que sobrepasa
el anillo pélvico. Corresponde a la vejiga repleta de contenido por retención
urinaria (agua) debida a hipertrofia prostática.
Hernias
FIGURA 11.14 Ascitis. Se observa un borramiento difuso de las líneas Cualquier imagen aérea que sobrepase los límites de la ca
grasas y un desplazamiento de las asas intestinales hacia el centro del vidad abdominal sugiere una hernia. Las más frecuentes son
abdomen. la inguinal, la um bilical y la del hiato esofágico.
FIGURA 11.15 Obstrucción mecánica del intestino delgado por bridas. En la figura 11.15A se observa gran dilatación de asas de intestino delgado con
visualización de las válvulas conniventes. La radiografía de abdomen realizada en bipedestación (fig. 11.15B) muestra niveles hidroaéreos.
S E C C IÓ N I 2 Exploraciones complementarias en medicina de urgencias
■ - X »
FIGURA 11.16 Obstrucción del intestino grueso por neoplasia de sigma.
Se observa dilatación del marco cólico hasta la pelvis.
i
FIGURA 1 1.17 Vólvulo de sigma. Se aprecia la característica imagen
«en grano de café». Obsérvese el ciego en su posición normal.
Ecografía
P. Seguí Azpilcueta, F. C ru z Villalón, A. Cano Sánchez, L. Jim énez Murillo y F.J. M ontero Pérez
Traumatismo abdominal
E stá globalmente aceptada la necesidad de realizar pruebas
de imagen ante cualquier sospecha clínica de lesión intraab-
dom inal en el paciente traum ático e incluso, para algunos
autores, en todos los casos de politraumatismos importantes.
La elección entre la ecografía o la TC como primer m é
todo diagnóstico ante un traum atism o abdom inal cerrado
depende fundamentalmente de la situación hemodinámica del
paciente. Si hay inestabilidad hem odinámica la ecografía es ^ . Ü
la técnica de primera elección por ser de ejecución más breve FIGURA 12.5A Líquido intraperitoneal. Se visualiza líquido entre la
y no requerir el desplazamiento del paciente a la sala de radio superficie posterior del hígado y el riñón derecho en el espacio peritoneal
logía. Asimismo, existen otros factores, como el estado y la de Morrison.
Capítulo I 12 Ecografía
Nefropatía infecciosa
Pielonefritis aguda
I FIGURA 12.6 Hidronefrosis. Dilatación de cálices, infundíbulos y pelvis
g renal en un riñón con parénquima conservado. Se observan imágenes de E sta entidad se diagnostica habitualm ente por la clínica y
@ litiasis en la pelvis renal. los datos de laboratorio. La ecografía con carácter urgente
S E C C IÓ N I 2 Exploraciones complementarias en medicina de urgencias
L a ecografía desempeña un papel importante en el diagnós L a ro tu ra de un quiste de ovario causa dolor abdom inal
tico de las afecciones agudas de la pelvis femenina, sobre intenso y anemia. La ecografía puede detectar, de igual for
todo después de la introducción de la ecografía transvaginal, m a que en el em barazo ectópico, líquido libre en el espacio
técnica de mayor precisión que la ecografía abdominal. de D ouglas o en la cavidad peritoneal. Sin em bargo, los
Está indicada la realización urgente de una ecografía hallazgos ecográficos descritos en los anejos no son tan sig
ante la sospecha de em barazo ectópico, rotura de quiste nificativos, excepto cuando la hem orragia se produce dentro
ovárico, torsión ovárica, enfermedad pélvica inflam atoria o del propio quiste, en cuyo caso se visualiza como un anejo
la aparición de hem orragias durante el embarazo. muy aumentado de tamaño con una colección heterogénea
dependiente del sangrado (fig. 1 2 .8 ).
Embarazo ectópico
Torsión ovárica
El em barazo ectópico, implantación extrauterina del cigoto
(en el 98% de los casos en la trom pa de Falopio) se m ani Clínicam ente se m anifiesta com o un dolor abdom inal agu
fiesta clínicamente por dolor pélvico o abdom inal de inicio do, generalm ente intenso, que obliga a una intervención
Capítulo I 12 Ecografía
Torsión testicular
Los hallazgos ecográficos son los siguientes:
• En su fase inicial:
• Edem a testicular. El testículo afectado está discreta
mente aumentado de tamaño y es más hipoecoico que
el contralateral.
• A usencia de flujo dentro del testículo afectado. Es
el signo diagnóstico m ás concluyente. Para valorar
ad ecuadam ente el testículo afectado es necesario
visualizar, con D oppler color o Pow er-D oppler, la
vascularización del testículo sano, ajustando los pa
rám etros correctos. D espués, y sin m odificar estos
FIGURA 12.8 Folículo hemorrágico. Se visualiza un ovario de tamaño parámetros, se valora la vascularización del lado do
aumentado por la presencia en su interior de un quiste con contenido he loroso. Si la ecografía Doppler no detecta el flujo en el
terogéneo (sangrado). testículo sano (puede ocurrir en niños muy pequeños),
la exploración ecográfica puede ser invalorable, y está
indicado el estudio por m edicina nuclear.
quirúrgica urgente para in ten tar evitar el infarto hem o- • E n fases tardías, el testículo infartado dism inuye su
rrágico del ovario y la peritonitis. L a m ayoría de las veces tamaño, es más ecogénico y se evidencia claramente el
se produce en un ovario con una m asa neoplásica (general flujo peritesticular.
m ente benigna) o un quiste, aunque tam bién puede ocurrir
en ovarios norm ales. En este contexto clínico, la ecogra Orquiepididimitis
fía suele ser la prim era prueba realizada, y debe tenerse Los hallazgos habituales incluyen:
siem pre presente la posibilidad de una torsión de ovario
cuando se descubre una m asa ovárica en una paciente con • Aum ento de tam año del epidídim o y en ocasiones del
un abdom en agudo. testículo, con ecogenicidad dism inuida y a veces, sobre
Los hallazgos ecográficos son variables dependiendo del todo en el epidídimo, heterogénea.
grado de compromiso vascular y de la existencia o no de una • E l estudio con im agen D o p p ler co lo r d em u estra un
masa anexial previa. Entre ellos destacan: aum ento o stensible de la v ascularización en la zona
afectada, más evidente cuando se com para con el tes
• Aumento de tam año ovárico unilateral ( > 4 cm). Es el tículo contralateral.
hallazgo más constante.
• Presencia de m últiples folículos uniform es, alineados
en la periferia del ovario aum entado de tam año. E sta
Abscesos
característica puede observarse también en el ovario poh- En los casos evolucionados pueden form arse abscesos in-
quístico, pero en este caso es bilateral y no se acompaña tratesticulares que se muestran como colecciones hipoecoi-
de dolor. cas, discretamente heterogéneas, con lím ites relativamente
• Líquido libre en el fondo de saco. definidos respecto al resto del testículo. En la imagen con
• M asa anexial sólida o quística (en más del 70% de los D oppler color se observa ausencia de flujo sanguíneo en
casos). su interior. En ocasiones, los abscesos pueden abrirse es
• En el Doppler color puede detectarse una ausencia de flu pontáneamente a la bolsa escrotal, dando lugar a un piocele.
jo, aunque más de la mitad de las pacientes tienen un flujo
normal.
Traumatismos testiculares
Cursan ecográficamente con:
Enfermedad pélvica inflamatoria
• Aumento del tamaño testicular, con ecogenicidad hetero
Clínicamente se m anifiesta con dolor pélvico, fiebre, leuco génea y zonas anecoicas que corresponden a hematomas
rrea y leucocitosis. En la ecografía suele aparecer líq u i o roturas.
do en el espacio de D ouglas y entre el útero y los anejos, • Si hay líquido libre en la bolsa escrotal (hematocele), se
«borrando» las diferentes estructuras que engloba. Si hay visualiza hipoecoico o mixto, dependiendo del momento
endometritis puede aparecer una colección líquida en la ca en que se realice el estudio.
vidad endometrial. Otras veces pueden visuahzarse abscesos • En casos de avulsión del pedículo, el estudio con Dop
tuboováricos en form a de colecciones líquidas anexiales de pler color no evidencia flujo sanguíneo en el interior del
m orfología tubular o serpiginosa. testículo.
S E C C IÓ N I 2 Exploraciones complementarias en medicina de urgencias
X V
- 3 -
TROM BOSIS VENOSA PROFUNDA con obstrucción de la vía urinaria. La disfunción de los tras
plantes hepáticos tam bién suele evaluarse con ecografía.
L a ecografía es la técnica de imagen de elección ante la sos A lgunas lesiones agudas tendinosas o musculares pueden
pecha de trombosis venosa profunda, tanto de los miembros requerir un estudio ecográñco urgente. En niños, la ecografía
inferiores como de los superiores. El diagnóstico se basa en es muy útil para confirmar o descartar la sospecha clínica de
el hecho de que las venas normales no trombosadas son com invaginación intestinal o de estenosis pilórica. Muchas otras
presibles con una ligera o m oderada presión del transductor situaciones, im posibles de enum erar en esta obra, pueden
(fig. 12.9A). Las venas trombosadas muestran una pérdida de beneficiarse de una evaluación ecográfica.
su compresibilidad, que puede ser parcial o completa, según
la trombosis sea parcial o total, respectivamente (fig. 12.9B).
Por otro lado, el aspecto ecográfico de la vena trombosada BIBLIO GRAFÍA RECOMENDADA
varía según el tiempo transcurrido desde el inicio del proceso
(anecoicas y aumentadas de calibre en la fase aguda; hipere- Aganovic L, Cassidy F. Imaging o f the scrotum. Radiol Clin N Am
2012;50:1145-65.
coicas y disminuidas de calibre en las trombosis crónicas). El Avery LL, Scheinfeld MH. Imaging of penile and scrotal emergencies.
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ed. Philadelphia: Elsevier; 2011.
Capítulo 13
Tomografía computarizada
craneal
M. Ramos G óm ez, F. Bravo Rodríguez, F. Delgado Acosta, L. Jim énez M urillo,
E. Roidán Romero y F.J. Montero Pérez
F IG U R A 13.1 A-D TC de cráneo sin contraste: anatomía normal. Estructuras anatómicas que se pueden identificar en la TC craneal: 1) IV ventrículo;
2) asta temporal; 3) III ventrículo; 4) ventrículo lateral; 5) cisura de Silvio; 6) asta frontal; 7) hemisferio cerebeloso; 8) vermis cerebeloso; 9) mesencéfa-
lo; 10) tálamo; 11) núcleo caudado; 12) núcleo lenticular; 13) cápsula interna; 14) cuerpo calloso; 15) sustancia blanca; 16) protuberancia; 17) pineal;
18) lóbulo frontal; 19) lóbulo temporal; 20) lóbulo occipital; 21) lóbulo parietal; 22) circunvoluciones cerebrales; 23) quiasma óptico; 24) cisura interhe
misférica. R(right): lado derecho; L (left); lado izquierdo.
de alta densidad (ñg. 13.6), localizadas generalmente en la Tanto la contusión como el hem atom a intraparenquim a
corteza o en las zonas de unión córtico-subcortical. toso pueden aum entar de tam año durante el período pos-
traumático.
Hematoma intraparenquimatoso
El hem atom a parenquimatoso secundario a TCE puede ser Infarto cerebral
su única expresión o asociarse a otras lesiones. Frecuente El infarto cerebral puede aparecer inmediatam ente después
m ente son múltiples. En la TC se detectan com o zonas de del traum atism o producido por lesión directa de los vasos
hiperdensidad, con o sin efecto de masa, según su tamaño y intracraneales o en una fase más tardía, como consecuencia
la rapidez de instauración (ñg. 13.7). de la lesión de los vasos extracraneales con em bolización
Capítulo I 13 Tomografía computarizada craneal G K)
8
F IG U R A 13.4 Hematoma subdural agudo. Lesión hiperdensa derecha en
forma de semiluna con límite interno cóncavo, que ejerce un importante
efecto de masa como evidencia el gran desplazamiento de las estructuras F IG U R A 13.7 Hematoma intraparenquimatoso. Lesión hemorrágica
de la línea media. (alta densidad) temporal izquierda con edema y moderado efecto de masa.
GiE) S E C C IÓ N I 2 Exploraciones complementarias en medicina de urgencias
ACCIDEN TE CEREBROVASCULAR
Infarto isquémico
La TC convencional sin contraste tiene importantes limitacio
nes para el diagnóstico de la isquemia y el infarto cerebrales.
• L a isquemia cerebral sin infarto no se visualiza en la
TC, por lo que resulta de poca ayuda en pacientes con
accidentes isquémicos transitorios o con déficits neuro-
lógicos isquémicos reversibles.
F IG U R A 13.9 Lesión axonal difusa. Resonancia magnética realizada • En el infarto hiperagudo (primeras 24 h) y en \a&fa ses
24 h después de la TC, en el paciente anterior, en la que se observa imagen tem pranas del infarto agudo la sensibilidad de la TC
hiperintensa en el cuerpo calloso. es lim itada para la detección precoz de las lesiones; de
hecho, solo el 50% de los infartos se aprecian en las
distal secundaria. En la TC las imágenes son idénticas a las primeras 48 h.
del infarto cerebral no traumático. • E n el infarto agudo (fig. 13.11) los únicos hallazgos,
cuando aparecen, son una pérdida de la diferenciación
Lesión axonal difusa entre la sustancia blanca y la sustancia gris, con dis-
Es la lesión más frecuente en los TCE cerrados graves. Está
producida por mecanismos de aceleración y desaceleración
bruscos, que originan una discontinuidad de las zonas de
unión entre la sustancia blanca y la sustancia gris. La rotura
axonal en estas áreas origina hem orragias petequiales y
edem a cerebral difuso con com presión de las cisternas y los
ventrículos. Puede asociarse a hem orragia subaracnoidea
y a lesiones en el cuerpo calloso. Hay que tener en cuenta
esta entidad en pacientes en com a traum ático cuando la
TC craneal es normal (fig. 13.8) o se observan lesiones tan
poco evidentes que no justifican la alteración del estado
de conciencia. En estos casos el diagnóstico se realiza por
resonancia m agnética (fig. 13.9).
Edema cerebral
Todas las lesiones descritas pueden asociarse con edem a
cerebral (fig. 13.10). Este aparece en la TC como una dis F IG U R A 13.11 Infarto agudo. Disminución de densidad en el hemisferio
m inución de densidad de las zonas en las que se asienta; cerebral izquierdo. Borramiento de los surcos y pérdida de la diferenciación
cuando es localizado ocasiona un aum ento del efecto de entre la sustancia blanca y la sustancia gris.
Capítulo I 13 Tomografía computarizada craneal GiD
minución de los surcos cerebrales y cierto efecto de masa sea hemorrágica, que haya alteraciones estructurales o como
sobre el sistema ventricular en el caso de infartos profun requisito previo para la anticoagulación.
dos. Estos hallazgos son reflejo de un edema vasogénico, En la actualidad, la introducción del concepto de que
que se inicia inmediatam ente después de la isquem ia y «el tiem po es cerebro» ha posibilitado la creación, en d e
es reversible de restaurarse la circulación. term inados hospitales, de unidades de ictus que permiten,
• En el infarto subagudo (durante la prim era semana) las cuando está indicado, la realizació n de fibrinolisis para
lesiones son más evidentes en la TC. Se manifiesta como permeabiHzar los vasos sanguíneos y disminuir el tamaño del
un área hipodensa que abarca tanto la sustancia blanca tejido cerebral afectado por el infarto. El tiempo transcurrido
com o la sustancia gris del territorio vascular afectado desde el inicio del episodio ictal es esencial, pues hoy día se
(figs. 13.12 y 13.13), con signos de edem a cerebral y acepta realizar fibrinolisis intravenosa cuando este tiempo es
efecto de masa, que alcanzan su m áxima expresión entre inferior a las 4,5 h, mientras que la fibrinolisis intraarterial
el tercer y el quinto día del episodio agudo, aunque en (en caso de oclusión de grandes vasos) puede extenderse más
grandes infartos pueden progresar durante las primeras allá en el tiempo en función del territorio vascular afectado.
dos semanas. Los nuevos equipos de TC multidetector permiten la rea
lización de estudios de perfusión cerebral. Esta exploración
D ebido a estas circunstancias, la indicación de TC co n
valora los cam bios de densidad del parénquim a cerebral,
vencional con carácter urgente en los ACV presumiblemente
proporcionando el cálculo de determ inados parám etros,
isquémicos se establece, más que para diagnosticar un infar
como el volumen de perfusión cerebral, el tiempo de tránsito
to cerebral agudo o hiperagudo, para descartar que la lesión
medio y el flujo sanguíneo cerebral. De esta forma, puede
conocerse la zona del parénquim a cerebral infartada (no
recuperable) y la que está en penumbra (zona limítrofe rever
sible); es decir, identifica el territorio cerebral en riesgo que
se beneficiaría potencialm ente de una terapia trombolítica.
Asimismo, la TC multimodal, que com bina estudios sin
contraste (fig. 13.14), estudios de perfusión (fig. 13.15) y
angiografía por TC (fig. 13.16), proporciona la información
necesaria para identificar de form a rápida y eficaz aquellos
casos que se beneficiarían de tratam iento antitrom bótico
intravenoso o intravascular.
&
8
u F IG U R A 13.13 Infarto subagudo de una semana de evolución en el
territorio de la arteria cerebral media derecha. La disminución de densidad
g es mayor que en los casos anteriores. Ya existe efecto de masa como refleja F IG U R A 13.14 TC de cráneo sin contraste: infarto establecido de la
@ el desplazamiento de las estructuras de la línea media. arteria cerebral media derecha.
(ñ ^ S E C C IÓ N I 2 Exploraciones complementarias en medicina de urgencias
ESTATUS EPILEPTICO
Debe realizarse TC craneal urgente a cualquier paciente con
estatus epiléptico de causa no conocida una vez yugulado el
proceso convulsivo.
SOSPECHA DE ENCLAVAMIENTO
/■
k En general debe realizarse TC de cráneo urgente ante la sos
pecha de enclavamiento cerebral, tanto si la presentación del
r
cuadro es brusca como si tiene lugar en pacientes con lesión
intracraneal conocida (sobre todo cuando se localiza en el
lóbulo temporal y en la fosa posterior). La TC evidencia un
desplazamiento de estructuras que sobrepasan la línea media
y una obliteración de las cisternas de la base (fig. 13.18).
■
s
a
Capítulo 14
Resonancia magnética
A. Cano Sánchez, E. Roldán Romero, F. Bravo Rodríguez, M. Ramos G óm ez,
S. Espejo Pérez y L. Jim énez M urillo
AFECCION ES MEDULARES
CON CEPTO S BÁSICOS EN
H ay una serie de procesos m edulares con sintom atología
LA RESONANCIA M AGNÉTICA
neurológica aguda que requieren un diagnóstico inmediato,
En la RM las distintas estructuras anatómicas muestran una ya que la lesión puede ser reversible con tratam iento p re
intensidad de señal (representada en una gam a de grises coz, y un retraso podría ocasionar un déficit neurológico
desde el negro hasta el blanco) muy variable en función de irreversible.
los parámetros técnicos utilizados para obtener la imagen, Las causas que pueden originar un déficit neurológico
de modo que un mismo tejido puede verse más blanco o más m edular brusco incluyen: los traumatismos vertebrales, las
negro (hiperintenso o hipointenso) según el tipo de técnica mielitis, las lesiones vasculares y las com presiones m edu
em pleada. B ásicam ente existen dos tipos de im ágenes en lares extrínsecas de origen tumoral o inflamatorio. En todas
RM ; las denom inadas im ágenes potenciadas en T I y las ellas el método de im agen de elección es la RM.
potenciadas en T2, que perm iten una valoración diferente El papel de la RM urgente en la m ielopatía aguda es
de la relajación de los hidrogeniones de los tejidos (origen de prim ordialm ente establecer si se trata de una m ielopatía
la señal eléctrica que da lugar a la imagen). com presiva o no, ya que en el prim er caso está indicado
Una exploración mediante RM debe incluir secuencias realizar descompresión quirúrgica urgente para evitar que el
de imágenes potenciadas en T I y T2, y en los planos sagital, daño m edular sea irreversible. Las compresiones tumorales
axial y coronal. En las secuencias potenciadas en T I, la pueden ser tratadas con radioterapia.
116 © 2015. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
Capítulo I 14 Resonancia magnética Q iD
FIGURA 14.2 Mielitis transversa aguda. Imagen potenciada en T2 de la columna dorsal en el plano axial. La médula presenta una lesión central
hiperintensa (A). Compárese con la intensidad de señal normal de la médula (B) en un nivel no afectado.
I Esclerosis múltiple
FIGURA 14.3 Esclerosis múltiple. Imágenes potenciadas en T2 de la
5 Si la m ielitis transversa aguda se debe a un prim er brote columna cervical en el plano sagital medio. A la altura del cuerpo vertebral
de esclerosis m últiple suelen aparecer pequeñas lesiones de C5se visualiza una lesión intramedular hiperintensa que corresponde a
@ hiperintensas en T2, de m orfología oval, que afectan a más una placa de desmielinización.
Qís) S E C C IÓ N I 2 Exploraciones complementarias en medicina de urgencias
Mielopatía vascular
L a arteria espinal anterior proporciona el 70% del aporte
vascular a la médula, irrigando sus dos tercios anteriores. El
tercio posterior está irrigado por la arteria espinal posterior.
A m bos sistem as arteriales form an una red anastom ótica
desde la que penetran, en sentido perpendicular a la médula,
las arterias perforantes. Al contrario de lo que ocurre en el
cerebro, el infarto m edular es infrecuente, ya que el sistema
colateral perm ite un adecuado flujo vascular.
Infarto medular FIGURA 14.4 Infarto medular. Imagen potenciada en T2. La médula se
delimita mal debido a que el infarto produce una hiperintensidad medular
L a m ay o ría de los in farto s m edulares se p roducen por generalizada, lo que hace que sus límites se confundan con la alta intensidad
oclusión de la arteria espinal anterior debido a enfermedad de señal normal del LCR que la rodea (compárese con la fig. 14. IB).
arteriosclerótica generalizada. Otras causas son la disección
aórtica, la vasculitis, la hipotensión y el abuso de cocaína.
L a localización más com ún es la región dorsolumbar, y es
infrecuente la afección cervical. CKnicamente se caracteriza
por paraparesia o tetraparesia flácida brusca, arreflexia y
pérdida sensitiva disociada si, como ocurre habitualmente,
el infarto afecta a los dos tercios anteriores de la médula.
L a RM convencional durante las prim eras horas del
infarto m edular puede ser norm al. P osteriorm ente, en el
50% de los casos se detecta en las secuencias en T2 una hi-
perintensidad intramedular central o anterior en el territorio
infartado (fig. 14.4). Actualmente, las modernas técnicas de
difusión perm iten detectar la zona infartada en los primeros
m inutos después del cuadro. A veces, en fases más tardías,
el edem a secundario puede dar lugar a un ensanchamiento
medular. Después de la administración de contraste no suele
producirse realce en el estadio precoz del infarto, pero sí a
los pocos días o semanas. En ocasiones es posible detectar
infartos en los cuerpos vertebrales, signo de confirmación
del diagnóstico de infarto medular.
Malformación vascular
L a m ayoría de las malformaciones vasculares de la m édula
espinal son malformaciones y fístulas arteriovenosas. M ien FIGURA 14.5 Malformación vascular. Imágenes potenciadas en T2.
tras que las prim eras tienen un verdadero nido de vasos Rodeando la médula dorsal se observan múltiples estructuras redondeadas
patológicos entre las arterias nutricias y las venas de drenaje, y tubulares con vacío de señal en su interior, que representan los vasos de
las fístulas drenan directamente en lagos venosos colectores la malformación vascular.
ensanchados. E xisten distintos tipos y clasificaciones de
estas malform aciones. L a presencia de una m alform ación Traumatismo raquimedular
v ascular espinal puede m anifestarse por isquem ia, com
presión m edular o hemorragia. Los accidentes de tráfico son la causa más habitual de los
La RM es el procedim iento inicial de elección, ya que traum atism os de la colum na vertebral. L os lugares m ás
permite el diagnóstico de la malformación al mostrar los vasos frecuentes de lesión son la colum na cervical y la transición
perimedulares dilatados, que se observan como imágenes tubu dorsolumbar. El m ecanism o lesional suele ser la flexión o
lares serpiginosas con «vacío de señal» en su interior (fig. 14.5). extensión forzadas de la columna, a veces asociada a fractu
Capítulo I 14 Resonancia magnética O ID
FIGURA 14.6 Fractura-luxación vertebral. Imagen potenciada en TI en el plano sagital (A) y potenciada en T2 en el plano axial (B). Se observa un
aplastamiento traumático del cuerpo vertebral de Cy, con desplazamiento posterior que invade el canal raquídeo y produce una importante compresión
de la médula (A). Posterior a la médula se observa una banda hiperintensa que corresponde a un pequeño hematoma postraumático. En la imagen B se
aprecia una línea hiperintensa de fractura del cuerpo vertebral, así como fractura de las dos láminas vertebrales con desplazamiento hacia delante del arco
neural posterior y compresión medular.
ras de las vértebras y lesiones ligamentosas. El shock espinal La hernia discal postraum ática se produce inm ediata
origina parálisis flácida, anestesia y pérdida de la actividad m ente después de un «latigazo» (combinación de flexión y
refleja por debajo de la lesión. extensión) o pocos días o semanas después del traumatismo
La TC es útil para la valoración de las fracturas y luxa (fig. 14.7). En ocasiones se asocia a un hem atom a subliga-
ciones. La RM muestra la alineación de las estructuras óseas mentario o epidural.
en cualquier plano del espacio y la situación de los discos Los desgarros durales, con o sin arrancam iento rad i
intervertebrales y de los ligamentos, de forma que cualquier cular, son otra de las com plicaciones de los traum atismos
causa de com presión m edular se evidencia claramente.
Lo&fragm entos óseos subluxados o desplazados pueden
deñnirse en la RM, dem ostrándose la afectación del canal
raquídeo y la com presión medular. En el plano sagital se
tiene una visión perfecta de la alineación de los cuerpos
vertebrales, que perm ite identificar los desplazam ientos
(fig. 14.6). En este plano es posible establecer la indem
nidad de tres líneas longitudinales paralelas de la columna
vertebral; las líneas de unión de los márgenes anteriores y
posteriores de los cuerpos vertebrales y la línea de unión de
las lám inas con el margen anterior de la apófisis espinosa
(línea espinolaminar).
Independientemente de la presencia o ausencia de frac
turas, puede existir afección neurológica postraum ática se
cundaria a lesiones medulares, hematomas extramedulares,
hernias y arrancamientos radiculares.
La RM permite identificar las lesiones medulares, dife
renciando la contusión de la hem orragia intramedular. Los
pacientes con contusiones medulares extensas tienen menor
probabilidad de recuperar las funciones motoras, sobre todo
si se acompañan de sangrado intramedular.
El hematoma intrarraquídeo extram edular se produce
habitualmente por rotura de las venas del espacio epidural
después de un traum atism o grave. L a lesión epidural es FIGURA 14.7 Hernia discal postraumática. Imágenes potenciadas en
fácil de ver en la RM como una imagen hiperintensa y bien T2. Se observa un acuñamiento del cuerpo vertebral de Tg con edema óseo
delim itada en T I (fig. 14.6A). U na actuación quirúrgica traumático, así como una hernia discal en el espacio Tg-Tg que produce una
rápida evita que se establezca un daño m edular permanente compresión de la médula. Es interesante observar un nodulo de Schmorl
secundario a la compresión. prominente en el platillo superior del cuerpo vertebral de Tiq.
S E C C IÓ N I 2 Exploraciones complementarias en medicina de urgencias
Metástasis óseas
L a com presión m edular de origen neoplásico más frecuente
es la originada por metástasis óseas secundarias a neoplasias
de pulmón, mama, próstata, tracto gastrointestinal, linfomas H-». - «ú
o mielomas.
FIGURA 14.8 Linfoma. Imagen potenciada en TI con contraste pa-
La RM identifica fácilm ente las m etástasis óseas y la
ramagnético. Se visualiza una masa que capta contraste de localización
com presión m edular. A unque en radiografías sim ples el prevertebral y paravertebral (más en el lado derecho). La masa se extiende
hallazgo más frecuente es la afección de los pedículos verte dentro del canal raquídeo y causa marcada deformidad y compresión de la
brales, las lesiones metastásicas se asientan inicialmente en médula, que aparece desplazada en la porción anterior del canal raquídeo
la cara posterior del cuerpo vertebral y luego se extienden a con una intensidad de señal baja (*).
los pedículos, comportándose como una masa intrarraquídea
epidural. Las metástasis óseas se muestran como lesiones que
interrumpen la línea negra de la corteza ósea, extendiéndose
com o una m asa de partes blandas hacia el canal raquídeo
y los espacios paraespinales. Después de la administración
de contraste se realzan las lesiones, de modo que se puede
delim itar m ejor su com ponente extraóseo (fig. 14.8).
Abscesos epidurales
El 80% de los abscesos epidurales se asocian con una discitis
u osteomielitis vertebral, generalmente por Staphylococcus
aureus, a partir de una diseminación hem atógena de un foco
cutáneo, pulm onar o urinario.
La RM muestra una obliteración de la grasa epidural y del
LCR, con compresión de la médula espinal por una masa de
partes blandas extradural producida por la colección inflama
toria. Frecuentemente, la extensión de la lesión es mayor que la
de los cuerpos vertebrales infectados. Después de la adminis
tración de contraste se comprueba un realce de la colección
y, con ello, una m ejor definición de su extensión (fig. 14.9).
Hematoma epidural
El desarrollo de un hem atom a epidural en el canal raquídeo
puede producirse de m anera espontánea o por trastornos de
la coagulación, rotura de una malformación vascular o des FIGURA 14.9 Absceso epidural. Imagen potenciada en TI con con
pués de un traumatismo raquídeo. traste paramagnético. Se observa una colección hipercaptante en el es
pacio epidural anterior C3-C5, correspondiente a un absceso que produce
La RM establece el diagnóstico y la localización exacta
compresión medular. También se observa un componente prevertebral del
del hem atom a epidural en todos los casos si tiene caracterís
absceso desde C2-C3hasta C5-C6.
ticas de intensidad de señal de sangre. Estas son variables en
función del tiempo de evolución del hematoma. En la fase
aguda, el hem atom a aparece, en las imágenes potenciadas
en T I, isointenso o discretamente hiperintenso respecto a la
intensidad de señal de la m édula espinal, e hiperintenso en
Capítulo I 14 Resonancia magnética QE)
FIGURA 14.10 Hematoma epidural espontáneo. Imagen potenciada en FIGURA 14.11 Artritis reumatoide. Imagen potenciada en TI. Marcada
TI. Colección epidural posterior bien delimitada, de intensidad de señal deformidad de la lordosis cervical con afección generalizada de los espacios
heterogénea, discretamente hiperintensa, que se extiende desde C 2-C3hasta intervertebrales, subluxación C4-C5y disminución del calibre del canal
C7y produce una marcada compresión medular. raquídeo con compresión medular.
T2 (fig. 14.10). Más tarde, los hematomas son hiperintensos Traumatismo craneoencefálico
tanto en T I como en T2.
L a RM está indicada en los traumatismos craneoencefálicos
con TC norm al, siempre que se sospeche clínicam ente un
Otras mielopatías daño neurológico. Así, en los casos de lesión axonal difusa
Si bien la artritis reumatoide es un proceso osteoarticular (lesión por cizallamiento), la RM evidencia lesiones m últi
inflamatorio crónico con exacerbaciones agudas de carácter ples y bilaterales, hiperintensas en T2, localizadas caracterís
em inentem ente m édico, en ocasiones pueden producirse ticam ente en la interfaz sustancia gris-blanca o en el cuerpo
diferentes tipos de subluxaciones atloaxoideas que originan calloso (fig. 14.12), y además resulta útil para su pronóstico,
síntomas y signos de com presión m edular aguda. La mie- sobre todo cuando se em plean secuencias especiales para la
lopatía se produce habitualm ente por com presión m edular obtención de las imágenes, como FLAIR, eco de gradiente e
entre la apófisis odontoides y el arco posterior del atlas des imágenes en difusión, que perm iten determinar la presencia
plazado anteriormente. La RM evidencia una posible com de pequeños sangrados, edem a y áreas de isquemia.
presión de la médula debida a la presencia de subluxaciones,
l.O O S iO l NO C
de tejido inflam atorio alrededor de la apófisis odontoides
^ + 0 .0
(pannus periodontal) (fig. 14.11), etc. ^ +0,0
La mielopatía en pacientes con sida puede ocurrir por
infección por el virus de la irmiunodeficiencia humana (VIH)
o por una variedad de infecciones bacterianas y virales (cito-
megalovirus, herpes, micobacterias, etc.). La infección viral,
en general, produce un aumento inespecífico de la intensidad
de la señal en las imágenes potenciadas en T2, sin efecto de
masa significativo.
AFECCION ES CEREBRALES
La RM suele ser más sensible que la TC para la detección de
afecciones intracraneales, pero no siempre está disponible,
requiere unos tiem pos de exploración largos y un mínimo
de colaboración por parte del paciente, por lo que la TC es
la técnica más utilizada, y habitualmente suficiente, para el FIGURA 14.12 Lesión axonal. Imagen potenciada en TI del cráneo en
manejo en urgencias de los pacientes con neuropatías agudas el plano sagital medio. Se visualiza la afección del cuerpo calloso en su
de origen central. porción central, localización característica de lesión axonal.
S E C C IÓ N I 2 Exploraciones complementarias en medicina de urgencias
FIGURA 1 4 .1 4 Trombosis venosa. Angio-RM venosa (A) con técnica 3D tras la administración de contraste paramagnético (visión anteroposterior
oblicua). Se observa una oclusión del seno transverso izquierdo, mientras que se comprueba la permeabihdad de los senos transverso derecho y longitudinal
superior. Imagen de RM potenciada en T2 (B) en la que se visualiza el infarto temporal posterior izquierdo secundario a la trombosis venosa.
Capítulo I 14 Resonancia magnética
■
s
a
Capítulo 15
Medicina nuclear
F.M. G onzález G arcía, J.A. Vallejo Casas, L. Jim énez M urillo, C . Pacheco Capote,
J. M artínez Fernández y FJ. M ontero Pérez
IN TR O D U C C IÓ N GAMMAGRAFÍA DE VENTILACIÓN /
L a m edicina nuclear se basa en la adm inistración intrave PERFUSIÓN
nosa de radiofárm acos (radioisótopo + fárm aco), que se • Indicación. A ctualm ente está indicada cuando no es
distribuyen por el organismo hasta localizarse en su órgano posible o aconsejable realizar una angio-TC, bien por
diana específico, y donde pueden detectarse m ediante una insuficiencia renal, em barazo o alergia a los contrastes
gammacámara. Las imágenes obtenidas reflejan el m etabo yodados.
lismo de un órgano o sistema (imagen funcional) y su dis • F u n d am en to. Se ad m in istra p o r v ía in h a lato ria un
tribución espacial (imagen anatómica). Pueden ser: estáticas seudogas (Technegas) o un m icroaerosol, m arcados
(planar o rastreos), secuenciales (estudios dinámicos), tomo- con q^g gg distribuye de form a hom ogénea por
gráficas (tom ografía com putarizada por em isión de fotón todo el espacio alveolar y perm ite obtener las imágenes
único [SPECT]) y, actualmente, imágenes multimodalidad de ventilación (anterior, posterior, oblicuas posteriores
SPECT/TC (híbrido de SPECT y tomografía computarizada izquierda y derecha, y oblicuas anteriores izquierda y
[TC]). derecha). Después, se adm inistra una dosis de macroa-
A l tratarse de im ágenes funcionales es necesario es gregados de albúm ina marcados con y realiza
perar un tiempo entre la adm inistración del radioisótopo y el estudio de perfusión pulmonar, obteniendo imágenes
la obtención de la imagen. Durante este período el radiofár- en las m ism as proyecciones. D eben v alorarse todos
m aco alcanza su órgano diana (fase vascular) e interacciona los segmentos pulmonares, detectando la existencia de
específicam ente con él (fase de captación), m om ento en concordancia o discordancia entre la ventilación y la
el que se obtienen las im ágenes y com ienza a elim inarse, perfusión.
fundamentalmente por vía urinaria o hepática. • H allazgos norm ales. En los pacientes sanos, la dis
Con carácter general, no existen contraindicaciones ab tribución tanto de la ventilación com o de la perfusión
solutas en las exploraciones urgentes, ya que si la indicación es hom ogénea en am bos pulm ones (fig. 15.1). En los
es correcta, el balance riesgo-beneficio siem pre es m uy pacientes con EPO C, la distribución de am bos radio-
favorable. Como contraindicaciones relativas se encuentran trazadores es heterogénea, con m últiples defectos de
el em barazo y la alergia conocida al radiofárm aco (casos ventilación que coinciden generalm ente (no siempre)
excepcionales). con defectos de perfusión (concordancia ventilación/
perfusión).
IN DICACION ES URGENTES • H allazgos patológicos. L a sem iología típica consiste
DE LA M EDICIN A NUCLEAR en una ventilación normal en zonas sin perfusión en la
imagen de perfusión pulmonar (discordancia ventilación/
Las indicaciones principales y los tipos de exploraciones
perfusión).
nucleares urgentes que deben realizarse son las siguientes:
• Interpretación. Es imprescindible disponer de una ra
• Tromboembolia pulm onar (TEP): gam magrafía de ven diografía de tórax reciente ( < 1 2 h) y de buena calidad
tilación/perfusión pulmonar. técnica. La estimación es la siguiente:
• H em orragia digestiva: gam m agrafía abdom inal con • P rob abilid ad baja: es im probable que el cuadro
coloides o hematíes marcados. clínico se deba fundamentalmente a una TEP.
• Colecistitis aguda: gam magrafía hepatobiliar. • Probabilidad alta: es probable que la TEP justifique
• Insuficiencia renal aguda: renogram a isotópico. la m ayor parte del cuadro clínico.
• Infarto agudo de miocardio: gam magrafía de perfusión • Probabilidad interm edia: no puede descartarse la
m iocárdica basal y después del esfuerzo. TEP del diagnóstico diferencial. Es im prescindible
• Síndrom e escrotal agudo: gam m agrafía de perfusión la realización, cuando sea posible, de una angio-TC
escrotal. para confirmar el diagnóstico.
I I
if t
FIGURA 15.1 Estudio normal de perfusión pulmonar (A) y ventilación (B).
V 10'
¡:
2 &‘
ESTIMULO
(;
• Hallazgos norm ales. V isualización de actividad en el Fundamento. Se administra, por vía intravenosa, MAG3
parénquim a hepático, los conductos hepáticos, el co m arcado con radiotrazador es captado por
lédoco, la vesícula biliar y paso de actividad a la luz el riñón y eliminado por secreción tubular hacia las vías
intestinal, todo ello antes de transcurridos 60 m in desde urinarias. Permite valorar globalmente la función renal,
la inyección del radiotrazador. estudiando las fases de flujo arterial y venoso, la fase
• Hallazgos patológicos. Durante los primeros 60 min no parenquim atosa y la fase excretora. Si se sospecha obs
se visualiza la vesícula biliar. D espués de la adm inis trucción, se administra furosemida antes de com enzar el
tración de morfina puede ocurrir que se visualice o que estudio y se fuerza la hidratación.
continúe invisible (fig. 15.3). Hallazgos norm ales. Buena perfusión bilateral, intensa
• Interpretación. Es la siguiente: captación parenquim atosa y rápida eliminación hacia el
• Estudio norm al: visualización de la vesícula biliar sistema pielocalicial, los uréteres y la vejiga.
antes de los 60 min después de la inyección. Hallazgos patológicos. Disminución unilateral o bilate
• Colecistitis aguda: no se visualiza la vesícula después ral de la perfusión arterial o la captación parenquimatosa,
de 30 m in del estímulo con morfina. o retención del trazador en cualquier punto del sistema
• Otros: se visualiza la vesícula antes de transcurridos excretor, sin respuesta adecuada a la hidratación o a la
30 m in después del estím ulo con m orfina. P uede adm inistración de diuréticos.
deberse a colecistitis crónica o a falsos positivos y Interpretación. Es la siguiente:
negativos de la técnica, generalm ente relacionados • Trombosis arterial: imagen de defecto de captación
con ayuno prolongado. en el riñón (m enor actividad en el riñón que en los
tejidos que lo rodean) durante todas las fases del reno-
grama (fig. 15.4).
RENOGRAM A ISO TÓ PICO
• Trombosis venosa: pobre perfusión, escasa y retrasa
• Indicación. Paciente sin antecedentes de nefropatía y da captación parenquim atosa en un riñón aumentado
con sospecha de trombosis renal arterial o venosa uni de tamaño. No suele visualizarse actividad en el sis
lateral, o con oligoanuria brusca de causa desconocida. tem a pielocalicial, o es escasa o muy tardía.
Capítulo I 15 Medicina nuclear
GAMMAGRAFÍA DE PERFUSIÓN ¡ /
M IO CÁ RD ICA BASAL
• In dicación. P aciente con dolor torácico atípico, sin
sospecha de angina inestable, con electrocardiogram a
no interpretable (bloqueo de ram a izquierda) y acom
pañado de una elevación enzim ática cardíaca no con
cluyente.
• Fundamento. Se administra tetrofosmin o sestamibi por
vía intravenosa m arcados con ^^“ Tc, que se distribuye
FIGURA 15.5 Tomografía de perfusión miocárdica patológica: defecto
por el miocardio en función de su irrigación. de perfusión en la cara anterior miocárdica, evidenciada fundamentalmente
• Hallazgos normales. Distribución relativamente homo en los cortes de eje corto (flechas discontinuas) y en el ápex cardíaco
génea del trazador por todo el ventrículo izquierdo. (flechascontinuas).
• Hallazgos patológicos. Defecto de captación en cual
quier localización m iocárdica (ñg. 15.5).
GAMMAGRAFÍA DE PERFUSIÓN ESCROTAL
• Interpretación. Es la siguiente;
• Perfusión m iocárdica normal: no necesita ingreso • Indicación. Es un exploración de segunda línea, que está
urgente y puede seguirse estudio ambulatorio. Se in indicada cuando no se ha podido realizar una ecografía
terpreta como paciente sin coronariopatía, o con ella Doppler. Se realiza a los pacientes con dolor testicular
pero sin isquem ia en el momento del estudio. de m enos de 6 h de evolución y sospecha de torsión tes
• P erfusión m iocárd ica p atológica: debe ingresar ticular aguda.
■s para com pletar el estudio, ya que puede tratarse de • Fundam ento. Se adm inistra un radiotrazador por vía
a una isquem ia m iocárdica aguda, un infarto agudo de intravenosa, lo que permite visualizar su paso arterial y
miocardio o una cicatriz de un infarto previo. la fase de p ool sanguíneo en la región escrotal.
S E C C IÓ N I 2 Exploraciones complementarias en medicina de urgencias
a. Neumotórax simple.
b. Neumotórax a tensión.
c. Neumonía del lóbulo inferior izquierdo.
d. Contusión pulmonar izquierda.
e. Radiografía de tórax normal.
Correcta: b. La imagen muestra hiperclaridad en hemitórax
izquierdo, correspondiente a aire en la cavidad pleural, con
una opacidad correspondiente al muñón pulmonar colapsado.
El desplazamiento de las estructuras mediastínicas, tráquea y
silueta cardíaca, refleja el carácter hipertensivo del neumo
tórax. Esta imagen nunca debe llegar a producirse, ya que el
diagnóstico del neumotórax a tensión debe ser clínico, y se
debe proceder a la descompresión de emergencia (v. cap. 11).
a. Meteorismo abdominal inespecífico.
b. íleo de intestino delgado.
c. íleo de intestino grueso.
d. íleo de intestino delgado y grueso.
e. Vólvulo de sigma.
Correcta: b. En la imagen se visualiza dilatación de asas de
intestino delgado, ya que se observan las válvulas conniventes
(como pilas de m onedas que atraviesan toda la luz), de dis
tribución central. Si observáramos dilatación de distribución
periférica con visualización de haustras (que atraviesan la
luz de manera parcial) correspondería a dilatación de colon
(v. cap. 11).