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Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Estudios Superiores


Zaragoza
Carrera de Psicología

Etapa de formación: Profesional


Área: Psicología Social
Unidad de Aprendizaje: Contexto histórico, social y político de México
Grupo: 1304-B

El papel que juega la impunidad en la delincuencia y la percepción de


inseguridad en México

Profesor: Noé Figueroa

Integrantes:
Lima Ángeles Daniela Ivonne
Luna González Cesia Zaret
Onofre Enríquez María Fernanda
Ortega Martínez Karen Vianey

23 de noviembre 2017
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INTRODUCCIÓN

El siguiente escrito se plantea un breve panorama sobre la delincuencia en el


México actual y la forma en que la impunidad promueve que los delitos pasen
desapercibidos ante los ojos de la ley, generando una percepción de inseguridad
pública en los miembros de la población mexicana.

Abordamos desde el legado de inseguridad dejado por el ex presidente Felipe


Calderón, quien llevó a cabo una estrategia deplorable en su lucha contra la
delincuencia, y analizamos cómo a más de una década el problema sigue vigente
y va en aumento, con base en los índices estadísticos presentados por la
ENVIPE 2017. Según datos arrojados por esta encuesta se estima que durante
el 2016 hubieron 24.2 millones de víctimas mayores de edad; entre estos delitos
destacan: el robo o asalto en la calle o transporte público, extorsión, fraude y
robo total o parcial de vehículos. Además, entre las entidades una mayor
prevalencia delictiva resaltan Baja California y el Estado de México.

Asimismo, analizamos cómo la impunidad presente en las instituciones de


seguridad gubernamentales, genera una sensación de desconfianza en la
población, pues se considera que denunciar un delito es una pérdida de tiempo.
Lamentablemente, nuestro país ocupa el primer lugar en impunidad en América
y cuarto a nivel mundial, según el IGI 2017.

Si bien son varias las causas que generan delincuencia, es importante resaltar
el papel socioeconómico debido a las faltas de oportunidades y el contexto
globalizado donde predomina la jerarquización y polarización de los sectores
económicos.

Por último, se destaca la inseguridad como gran consecuencia psicosocial de la


delincuencia, propiciada por la impunidad; se tratan hallazgos de la forma en que
la inseguridad provoca tensión y miedo entre la población y se analizan las
diferentes perspectivas del hecho real de violencia y la variedad de actitudes y
conductas que las personas presentan ante este problema.
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1. ANTECEDENTES

Al inicio de su sexenio, el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa indicó que la


principal demanda de la población mexicana era la seguridad, por lo que otorgó
a los titulares de las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena), la Marina
(SEMAR), la SSP y la PGR, la mayor responsabilidad en el combate contra la
delincuencia, el narcotráfico y el crimen organizado. Desde entonces, el
propósito de la política de seguridad se enfocó en actuar contra la delincuencia.
Sin embargo, entre 2006 y 2012 en el país aumentó:

● 123% los homicidios dolosos y 414% los atribuibles al crimen organizado.


● 248% los secuestros.
● 91% las extorsiones.
● 51% los robos con violencia.

El gobierno federal sostuvo que su estrategia fue la adecuada y que estaba


funcionando correctamente, no obstante, los niveles de violencia crecieron. El
estallido de la violencia durante el gobierno de Calderón se debió, entre otras
cosas, a lo siguiente:
● Insistir hasta el final de su mandato en mantener a colaboradores
altamente incompetentes e incluso algunos sospechosos de corrupción y
violaciones de los derechos humanos.
● No actuar contra los gobernantes locales protectores de los delincuentes
y/o negligentes.
● Aplicar medidas masivas e indiscriminadas que violaron garantías
individuales del conjunto de la población y ser omisos para prevenir y
frenar los abusos en que incurrieron militares y policías federales.

Dicha política, carente de control y supervisión para evitar excesos y violación


de los derechos humanos, fue la herencia que Calderón le dejó al actual
presidente Enrique Peña Nieto. Hoy en día, los niveles delictivos siguen
presentes en nuestro país con cifras alarmantes; esto afecta a los ciudadanos
en varios ámbitos de sus vidas, desencadenando problemas psicosociales
importantes en la población.
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1.1. DELINCUENCIA EN MÉXICO ACTUALMENTE

Es importante considerar el panorama de inseguridad en México actualmente,


puesto que las víctimas de actos delictivos, penosamente van en aumento,
producto de la ola de violencia vivida en nuestro país. Para representar de forma
precisa esta situación, consideramos pertinente mostrar la siguiente información
estadística:

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentó la Encuesta


Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad Pública (ENVIPE) 2017,
la cual brinda datos estadísticos sobre el fenómeno de la victimización delictiva
en la población mexicana durante el 2016. De acuerdo a los resultados, se
estima que durante ese año hubieron 24.2 millones de víctimas mayores de edad
en los delitos de robo total o parcial de vehículo, robo en casa habitación, robo o
asalto en calle o transporte público, robo en forma distinta a las anteriores (como
carterismo), fraude, extorsión, amenazas verbales, lesiones y otros delitos
distintos a los anteriores (como secuestros y delitos sexuales).

La tasa de víctimas por cada 100,000 habitantes es un indicador que se conoce


como Prevalencia Delictiva. En diciembre de 2016 dicha tasa fue de 28,788
víctimas por cada cien mil habitantes. Entre las entidades con una diferencia
significativa en la prevalencia delictiva entre 2015 y 2016 se encuentra Baja
California con una tasa que pasó de 30,786 a 39,886; el Estado de México con
una ya elevada cifra de 45,795 que incrementó hasta 47,648 víctimas por cada
100,000 habitantes, pasando a ser el estado de la República con la mayor tasa
de víctimas; en cambio, Querétaro disminuyó su tasa de 28,128 a 24,228.

Entre los delitos con mayor incidencia se encuentran el robo o asalto en la calle
o en el transporte público, extorsión, fraude y robo total o parcial de vehículo. El
primero aumentó sobre la prevalencia delictiva de 2015, los otros tres actos
delictivos disminuyeron ligeramente.
Los delitos con menor incidencia se establecieron como “otros delitos” donde se
consideran principalmente delitos de carácter sexual, los cuales según la
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ENVIPE 2017, disminuyeron a una tasa de 1042 por cada 100,000 habitantes.
Por otra parte, la incidencia delictiva en los delitos personales, es decir, aquellos
que afectan a la persona de manera directa y no colectiva, es mayor en los
hombres para todos los tipos de delitos, excepto aquellos agrupados en el rubro
de “Otros delitos”, donde las mujeres se ven más vulneradas al contar con una
tasa de incidencia de 1,764 delitos por cada cien mil mujeres. Entre dichos actos
delictivos se encuentran secuestros o secuestros exprés y delitos sexuales.

En los casos donde sí hubo denuncia del delito, del total de averiguaciones
previas iniciadas por el Ministerio Público, en el 49% de los casos no pasó nada
o no se resolvió la denuncia; el 6.8% de los afectados recuperaron sus bienes,
en el 5.5% de los casos se puso al delincuente a disposición de un juez y sólo
en el 3.3% hubo reparación de daños.

Los datos anteriores sobre victimización fueron presentados bajo el criterio de


inclusión por el cual, se consideraron únicamente delitos en donde se afecta de
manera directa a las personas y hogares, y en donde, además, se cometió una
sola vez el delito. No se incluyeron aquellos datos donde los individuos se vieron
afectados en más de una ocasión.

Consideramos indignante la situación de inseguridad actual, pues a pesar de ser


un tema “prioritario” en el quehacer político, no hay cambios significativos que
demuestren un descenso en la delincuencia a nivel federal. Sin embargo, en
principio es importante analizar causas que originan la delincuencia en nuestro
país.

2. CAUSAS DE LA DELINCUENCIA

La delincuencia es un problema que muchas personas viven día a día, debido a


que se ha incrementado progresivamente a lo largo de los últimos años. Es un
efecto que se encuentra fuera de la ley y que no ha de seguir órdenes
establecidas de una convivencia fácil en las sociedades. Cabe resaltar que la
delincuencia es manifestada en todos los estratos y condiciones sociales e
inclusive en situaciones que suelen parecer lícitas. Son diversos los factores que
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se encuentran vinculados con la delincuencia, generando en los individuos


inseguridad e impunidad.

Los fenómenos económicos están relacionados con otra serie de factores que
a su vez influyen en la delincuencia, como lo es el desempleo. Las implicaciones
sociales del desempleo en México son amplias y significativas, tanto para el país
como para las personas de manera individual. La concepción que tiene la
ideología sociopolítica del empleo, es que los mexicanos sean parte importante
de las actividades laborales y las ganancias financieras del país; sin embargo,
las oportunidades de conseguir un buen trabajo son escasas, por lo que se
incrementa el número de personas que migran del campo a la ciudad para
conseguir mejores oportunidades e inclusive hasta para aquellas personas que
cuentan con un grado más alto de estudios, son pocas oportunidades laborales.

En la medida que una población no tenga los suficientes recursos para vivir, el
país deberá buscar cómo mantener a la población inactiva en las actividades
laborales. Actualmente el salario mínimo diario es de $ 80.04 pesos
aproximadamente por día, y el precio de la canasta básica es de
aproximadamente $2,400 pesos, más el costo del transporte público, a
excepción de aquellas familias que cuenten con automóvil, (el costo de la
gasolina), los servicios de salud y educativos. Por lo que difícilmente las
personas logran sobrevivir ante las demandas diarias y las pocas condiciones
laborales en los diferentes sectores de la población. Las reformas que se han
creado para situar la economía del país, en el conjunto de la economía global se
han vuelto insuficientes. Crece constantemente el número de jóvenes que no
estudian ni trabajan, con lo que se incrementa la migración y la economía
informal, no obstante, existen personas que, en determinadas circunstancias, se
dedican a delinquir no con la finalidad de obtener ganancias económicas como
objetivo principal, sino con la finalidad de cometer actos fuera de la ley.

La delincuencia puede tener como precursor importante la educación social, ya


sea porque se desconocen los derechos u obligaciones personales o
interpersonales, es un factor primordial de las acciones delictivas en una
población, debido a la ignorancia o desconocimiento de los actos que pueden
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generar o las consecuencias acarreadas por las acciones cometidas hacia los
demás. La pobreza y la marginación ciertamente aumentan la propensión a
cometer actos delictivos, sumado a esto, la ausencia de oportunidades en la
educación y empleo, sobre todo para adolescentes y jóvenes, en algunos casos
por sus bajas expectativas de mejora y superación.

El estado de la infraestructura fuera de la casa-habitación, es importante en


relación a las condiciones de seguridad y el estado anímico de una comunidad,
debido a que reduce las vulnerabilidades y los riesgos de quienes habitan en ese
entorno.

En cuanto a la relación de los sistemas de seguridad pública, el poder Judicial


es una fuerza importante para preservar la seguridad, se encarga del
cumplimiento de las leyes decretadas por el poder legislativo. Las leyes no
establecen lo que es correcto o incorrecto, sino que determinan las
consecuencias por haberlas quebrantado. Cuando este sistema de seguridad es
eficiente, los problemas por los actos delictivos, pueden ser atendidos con mayor
diligencia y eficiencia, de lo contrario se genera un estado débil y por
consiguiente la delincuencia tiende a incrementar.

Si las estrategias políticas anteriores, enfocadas en la lucha contra la


delincuencia, no han dado frutos, ¿por qué hoy en día todo sigue igual cuando
ya está por terminar el sexenio de Peña Nieto?

3. EL PAPEL DE LA IMPUNIDAD EN LA DELINCUENCIA

Uno de los factores más delicados de propensión a la delincuencia en México es


la impunidad, la cual se define, según Herrera-Lasso (2009), como “una
condición externa al infractor que sabe de antemano que sus actos no tendrán
consecuencias en su contra, no obstante, es consciente de la comisión de un
ilícito, una ofensa o una falta grave”.

Según la ENVIPE 2017, la cifra negra (nivel de delitos no denunciados o que no


derivaron en averiguación previa) fue del 93.6% a nivel nacional durante 2016,
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mientras que en el 2015 fue de 93.7%. Se estima que estima que los principales
motivos que llevan a la población víctima de un delito a no denunciar son
circunstancias atribuibles a la autoridad, tales como considerar la denuncia como
pérdida de tiempo con 33.1% y la desconfianza en la autoridad con 16.5%.

Actualmente, la creencia de que denunciar un delito de poco o nada servirá, se


ha vuelto muy común en nuestro país, y para quien comete el delito, su
percepción de los márgenes de impunidad existentes constituye un factor
importante al momento de tomar su decisión.

En esta línea, es sorprendente ver que el Índice Global de Impunidad (IGI) 2017,
elaborado por la Universidad de las Américas de Puebla (UDLAP), revela que,
de 69 países miembros de la ONU, México ocupa el primer lugar de impunidad
en el continente americano, y en cuarto lugar a nivel mundial con un índice de
impunidad de 69.21 puntos.

Este problema fue creciendo durante años a través de redes de corrupción e


impunidad promovidas por los vínculos entre criminales y autoridades, y se ha
llevado a una alta infiltración de éstas en las estructuras gubernamentales,
particularmente en las instituciones encargadas de la seguridad (Secretaría de
Seguridad Pública, Procuraduría General de la República y las policías estatales
y municipales). Es decir, muchas veces la propia autoridad permite actuar a
quien comete el ilícito a cambio de un beneficio, brinda protección o hace caso
omiso de delitos que se sabe que se cometen o se van a cometer por temor a
grupos criminales que perciben más poderosos que el Estado.

Consideramos que el desprestigio del combate gubernamental contra la


delincuencia presente en todo el territorio nacional, existe gracias a la debilidad
de las instituciones del gobierno, lo cual se evidencia en su incapacidad para
hacer valer las leyes, lo que permite altos niveles de impunidad; la
implementación de políticas públicas que no enfrentan las causas reales que
originan la delincuencia como la pobreza y la falta de oportunidades para la clase
media; y las constantes discusiones entre las fuerzas políticas nacionales que
impiden la definición de una estrategia consensuada.
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Dicha incapacidad del gobierno para enfrentar la delincuencia contribuye a la


inconformidad de la sociedad respecto a su seguridad. La violencia excesiva
aumenta las percepciones de inseguridad personal, reduce la legitimidad de las
instituciones democráticas y demanda el gasto de recursos para su combate y
prevención.

Como vemos, la impunidad juega un papel importante cuando de delincuencia


se trata. Las denuncias presentadas por delitos al Ministerio Público en varias
ocasiones son tratadas como mero papeleo que está destinado a ser pasado por
alto y pocas veces se hace algo al respecto (en especial cuando los actores del
ilícito ocupan puestos importantes dentro del aparato gubernamental). La
población mexicana desconfía de la autoridad y al mismo tiempo, se siente
desprotegida e insegura, pues, ¿qué hacer cuando las instituciones ocupadas
de la seguridad pública llegan a tal nivel de negligencia para dejar pasar los
ilícitos, o aliarse con grupos criminales por temor o beneficio propio?

Lo cierto es que el tema del combate a la delincuencia va más allá de la creación


o modificación de leyes, de más organismos creados exclusivamente para ello.
El problema es a la hora de aplicar las leyes, de imponer sanciones tanto penales
como administrativas, es decir que nuestro problema como país es la impunidad.
De poco sirven más leyes y organismos y si al final éstas sólo van a ser letra
muerta que beneficiará a todos aquellos que delinquen, dándoles casi la certeza
de que podrán seguir cometiendo delitos sin que la justicia se aplique en ellos.

Por más descabellado que parezca, la fórmula para abatir los altos índices de
delincuencia es sencilla: aplicación irrestricta de la ley para erradicar la
impunidad. Solo así podrá reducir el nivel de percepción de inseguridad en la
población mexicana, que ya de por sí es alarmante, pues la ENVIPE 2017 estimó
que la Percepción de Inseguridad entre marzo y abril del presente año es del
74.3% (población de 18 años y más), con un porcentaje de 71.3% en hombres y
76.9% en mujeres, siendo los espacios más inseguros: El cajero automático, el
banco, el transporte público y la calle.
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Solo hasta que se haga cumplir la ley los mexicanos podrán disfrutar de los
espacios públicos sin temor a ser víctimas del delito, sin evitar salir de su casa
sin sus pertenencias valiosas o desconfiar de todo aquel que se cruce por su
camino.

4. PROBLEMAS PSICOSOCIALES DEBIDO A LA INSEGURIDAD PERCIBIDA

Ferraro (1995), define la percepción de la inseguridad como “el miedo al crimen,


donde se presenta una respuesta de ansiedad respecto al delito o a los símbolos
asociados con este; el miedo se encuentra mayormente moldeado por el riesgo
percibido de victimización potencial”.

De acuerdo con Arroyo (2005), la percepción de la inseguridad se organiza en


un factor objetivo (el hecho: la delincuencia real) y uno subjetivo (la percepción:
la opinión sobre la seguridad de los ciudadanos). El fenómeno de la inseguridad
puede ser estudiado desde lo subjetivo, sin embargo, es demasiado complejo.

Algunas de las formas para medir se relacionan con el factor objetivo, que se
conciben mediante los índices de delincuencia de alguna zona, donde estos son
más altos de que en cualquier otra. El factor subjetivo resulta ser más importante,
pues no hay que dejar de lado que, aunque puede existir una amenaza (nivel
objetivo), siempre está presente un nivel subjetivo que es lo que muestran la
diversidad de actitudes y conductas.

Desde una perspectiva psicológica, el miedo al crimen o la percepción de


inseguridad está constituida por los componentes afectivos, cognitivos y
conductuales; e influyen en la intensidad con la que es percibida la inseguridad
y el miedo al crimen.

Algunos autores, hacen una distinción entre percepción de inseguridad y miedo


al delito, al destacar que el miedo al delito hace referencia al temor de los
ciudadanos a ser personalmente víctimas de la delincuencia, mientras que la
inseguridad ciudadana puede entenderse como miedo al crimen en general,
como una inquietud respecto al delito como problema social y atenta contra las
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condiciones básicas que permiten la convivencia pacífica en la sociedad y pone


en peligro los derechos fundamentales; garantizar la seguridad de los
ciudadanos constituye una razón de ser del Estado.

Se conceptualiza a la percepción y cognición como procesos psicosociales con


que respondemos a una realidad interpretada y construida mediante dos
procesos de orden inferencial: la categorización y la comparación.

En una sociedad de riesgo y tan diversa como la nuestra, en los encargados de


la función primordial de proteger a la ciudadanía observamos que tienen
conductas antisociales que acentúan la incertidumbre y ponen enormes retos de
eficacia y legitimidad a las instituciones, por lo que se resume en que son
incompetentes.

Cabe destacar que la percepción de inseguridad está influenciada por las


creencias, actitudes, valores y experiencias relacionadas.

En este sentido, según Henrique Thomé (2004) “La llamada seguridad


ciudadana”, con sus dimensiones objetiva, y subjetiva, se forja a partir de
patrones culturales colectivos determinados por una base material y estructural
de valores generales y de actuaciones políticas.

De igual manera, los vínculos entre los grupos policiacos y la delincuencia


organizada producen un clima de temor y desconfianza hacia las instituciones
que son responsables de velar y procurar la seguridad pública en México.

Los problemas psicológicos más frecuentes que genera la inseguridad percibida


por los individuos, son los siguientes:

4.1 ESTRÉS

Uno de los componentes que generan estrés es la reacción ante estímulos


externos, pues la tensión muscular y el estado de alerta son causados
generalmente por este tipo de factores. Por ejemplo, cuando una persona es
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víctima de un delito, posteriormente tiende a modificar su conducta, presentando


un estado de alerta, tensión y precaución al momento de estar en una situación
similar al evento. Estas reacciones por lo general se manifiestan en emociones,
conductas o pensamientos, como el enojo, la ansiedad, la angustia, el miedo,
enfermedades de origen psicosomático e ideas catastróficas.

4.2 ANSIEDAD

La ansiedad es una emoción que funciona para que el ser humano identifique en
su medio lo que peligroso o amenazante. Esta emoción conlleva reacciones
fisiológicas como la sudoración de las manos, la palpitación acelerada y la
hiperventilación. La ansiedad frecuentemente se encuentra relacionada con la
angustia, dos fenómenos emocionales diferentes porque ésta reacciona ante
estímulos presentes y amenazantes. Por ejemplo, cuando una persona identifica
en un individuo características similares a su agresor, el ritmo cardiaco se
acelera y se presenta hiperhidrosis palmar.

4.3 APATÍA

Dentro de las causas externas que generan apatía, se encuentra la delincuencia,


pues influye en cierta medida en las condiciones emocionales de las personas y
sus formas de vivir y desempeñarse en sus actividades. Por ejemplo, una
persona que ha sido víctima de varios delitos verá decaída su motivación para
realizar actividades fuera de casa y relacionarse con personas desconocidas.

4.4 DEPRESIÓN

Debido al clima de violencia e impunidad en México, muchas personas han


perdido a sus seres queridos o familiares, y esto las hace vulnerables a caer en
estado depresivo, como causa externa de este trastorno.

Por otra parte, la pérdida de empleo y falta de recursos económicos son factores
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que puede generar depresión en el individuo, y volverlo propenso a delinquir

4.5 VIOLENCIA Y AGRESIÓN

La violencia a nivel mundial ha tomado grandes proporciones, sobre todo con


fenómenos sociales como el terrorismo, la delincuencia, los secuestros, los
asaltos y las guerras; los cuales, de una forma u otra, involucran a la población.

Dada la situación de delincuencia en México actualmente, la población cada vez


presenta conductas más violentas y agresivas con el fin de proteger su integridad
individual y colectiva. Por ejemplo, aquellas comunidades que se organizan en
contra de los delincuentes, amenazándolos con vengarse si intentan con alguno
de los suyos. Para esto toman medidas drásticas que van desde golpes hasta
linchamientos
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5. CONCLUSIÓN

Las cifras de los delitos que han quedado impunes (cifra negra) son alarmantes,
los mexicanos nos estamos dando cuenta que no podemos confiarle la
resolución de los delitos de los cuales somos víctimas a las autoridades. Éstas
han entorpecido de manera voluntaria o involuntaria su trabajo de protección a
la nación, incluso han llegado a apoyar a los delincuentes debido a amenazas o
intereses personales.

Ante esta situación con respecto a la seguridad pública, y el incumplimiento de


las leyes, la población mexicana, frustrada e impotente, ha recurrido a
alternativas diferentes para garantizar su integridad personal y colectiva, las
cuales incluso varían en el nivel de violencia utilizado. Hoy en día se han dado a
conocer diversos casos acerca de muchedumbres exaltadas que golpean
brutalmente, como castigo, a un presunto criminal que todavía no ha sido
juzgado por la ley. En otros casos, las personas toman medidas de precaución
rigurosas ante las incertidumbres en su día a día, por ejemplo, cargar con ciertas
armas de autodefensa, o tomar cursos de defensa propia.

Se considera que la impunidad en la delincuencia es un gran factor que favorece


la inseguridad ciudadana, ésta a su vez provoca miedo y ansiedad, afectando la
calidad de vida de la población. Sin embargo, el que un delincuente esté
consciente de la impunidad en el país, se ve propiciado a delinquir sin miedo a
ser juzgados por la ley.

Con respecto a las causas que generan la delincuencia, consideramos que la


carencia económica del país y las pocas oportunidades laborales influyen que
las personas de bajo estrato económico se vean vulnerables a cometer actos
delictivos.

Sería importante que otros autores retomaran la línea de investigación que


hemos llevado a cabo, para postular propuestas que puedan dar solución al
problema de la inseguridad percibida en la sociedad, ya que ésta genera
alteraciones importantes a nivel psicológico e incluso fisiológico.
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