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Cuidados básicos de los perros

Capítulo: Algunos datos fisiológicos de los perros

Veamos algunos datos característicos de los perros.

-Frecuencia respiratoria: 10-40 por minuto.

-Pulso: 60-160 pulsaciones por minuto en perros adultos. En


cachorros, hasta 200 ó 220.

-Celo (en hembras): dos veces al año, normalmente. Dura de 10 a


20 días.

Temperatura rectal: 38 ºC-39 ºC.

-Periodo favorable para cubrición: del noveno al decimotercero día


del celo.

-Duración de la gestación: de 58 a 63 días.

-Edad media de la pubertad: machos, entre los siete y los diez


meses. Hembras, entre los seis y los doce.

-Horas de sueño: aproximadamente 12 al día, no consecutivas.

Generalidades.- La vida media de un perro está entre los 12 y los


16 años. En casos excepcionales pueden vivir hasta los 20 ó 25
años pero, normalmente, a los 10 años un perro ya es viejo. Por
regla general, las razas pequeñas viven más que las grandes. En la
duración de su vida influyen, obviamente, el ambiente, los
cuidados, la alimentación e higiene, etc.

La estatura definitiva la alcanzan hacia el primer año de vida,


aunque siguen 'creciendo' en musculatura hasta los dos o tres años,
dependiendo de la raza. Los perros de raza pequeña dejan de
crecer antes. Durante el primer año de vida el desarrollo es
rapidísimo, por lo que es difícil aplicar una escala de equivalencias
entre su edad y la edad humana. A partir del primer año ya se
puede establecer una correspondencia con más seguridad.
Todos los cachorros, independientemente de la raza, tienen el
mismo aspecto al nacer (esto es un detalle muy importante a
considerar al adquirir un perro, ya que resulta muy complicado
distinguir un mixto de un pura raza) pero van tomando los detalles
característicos rápidamente.

Hasta los seis meses el perro es cachorro. La adolescencia llega


hasta los 12 meses, y después ya se le puede considerar adulto.
Aunque a esta edad ya se pueden reproducir, no es conveniente
considerarlo antes de que el animal tenga al menos un año y medio.

La frecuencia de las respiraciones y el pulso, además de los


factores externos como temperatura ambiental o ejercicio que
se realiza, varía con la edad. En los cachorros toma los valores
más elevados, y baja al mínimo cuando el perro es viejo.

La temperatura se le puede tomar externamente, en las axilas o las


ingles, teniendo en cuenta que ha de sumarse medio grado para
equipararla a la temperatura rectal.

Tabla de equivalencia aproximada 'edad perro-edad hombre'.-


Existe la costumbre de dar como equivalencia con la edad del
hombre, la edad del perro multiplicada por siete. Esta aproximación
es poco exacta, ya que el desarrollo fisiológico no sigue una
proporción directa. Hasta que el perro alcanza el primer año de
edad, su desarrollo es muy rápido, por lo que un perro de 6 meses,
según este cálculo, sería 'equivalente' a una persona de 42 meses,
es decir, un niño de tres años y medio. Sin embargo, en la realidad,
a los seis meses un cachorro entra en la adolescencia (13 ó 14
años en las personas).
La siguiente tabla muestra una relación más exacta, a partir de cuando el animal cumple
su primer año de edad.

Perro Hombre Perro Hombre Perro Hombre


12 meses 17 años 5 años 36 años 12 años 64 años
18 meses 20 años 6 años 40 años 13 años 68 años
20 meses 21 años 7 años 44 años 14 años 72 años
22 meses 22 años 8 años 48 años 15 años 76 años
2 años 24 años 9 años 52 años 17 años 84 años
3 años 28 años 10 años 56 años 19 años 92 años
4 años 32 años 11 años 60 años 20 años 100 años
Capítulo: Los primeros días de la vida del perro

Nada más nacer, los cachorros buscan mamar y estar lo más cerca
posible de su madre para mantener el calor y dormir seguros. La
actividad que desarrollan es mínima, duermen y se alimentan, y la
madre siempre estará lamiéndolos para mantenerlos secos y
ayudarles en las micciones y deposiciones.

El desarrollo de los sentidos.- La percepción de los cachorros


durante los primeros días se basa únicamente en el olfato, que está
presente desde el nacimiento y que es la guía que utilizan para
llegar a la madre y, en especial, a los pezones para mamar.

Al principio, son sordos y ciegos, ya que el sentido auditivo


empieza a desarrollarse desde el decimoquinto día en adelante,
llegando a percibir las variaciones de tono en torno al día 30 de
vida. La visión se desarrolla gradualmente y entre el décimo y el
duodécimo día abren los ojos, siendo en principio claros y estando
cubiertos por una membrana que, con el paso de los días, irá
desapareciendo, permitiéndoles la visión plena entre el día 22 y el
27 de vida.

Cuidados básicos.- La principal labor a desarrollar durante los


primeros días es mínima, siendo la más importante la vigilancia de
que todos los recién nacidos mamen y que la madre haga paseos
diarios para favorecer la secreción láctea y activar las funciones
intestinales, adormecidas por la inmovilidad. Hay hembras que sólo
dejan mínimamente a los cachorros para hacer sus necesidades
fisiológicas y no se alejan del nido en absoluto. Hay que ser
pacientes y alentarla para que lo haga, ya que el caminar produce
leche.

Durante los tres primeros días, los cachorros mamarán de la


madre un líquido lechoso llamado calostro que, además de ser
altamente nutritivo, es muy rico en grasas y glóbulos blancos.
Su función principal es la de transmitir a los cachorros los
anticuerpos de la madre para que el organismo de los recién
nacidos reaccione ante sustancias extrañas con su propio sistema
inmunológico.

Desde el cuarto día, la madre secretará la leche que los cachorros


irán mamando a intervalos regulares; al principio cada hora,
aproximadamente, y luego distanciando las tomas hasta completar
el destete.

Capítulo: Unos cachorros sanos

El cuidado de los cachorros durante los primeros días se reduce


básicamente a la vigilancia de que todos mamen y que se
mantengan secos y calientes si hace frío; y algo más frescos si el
calor es fuerte en verano. Así mismo, hay que comprobar que
ningún recién nacido quede aplastado bajo el cuerpo de la madre, lo
que podría provocar su asfixia.
Las atenciones deberán centrarse en la madre, dándole dos buenas
comidas diarias en lo referente a la calidad de los alimentos
(normalmente comida para cachorros) y agregarle en su plato algún
complejo que contenga calcio, ya que puede darse el caso de que a
los pocos días de empezar a amamantar a la camada se produzca
una fuerte bajada de calcio en el organismo, originando una tetania
(con síntomas muy claros y notorios). El consejo del veterinario dirá
siempre cómo suministrar el calcio y cómo actuar.

Después del parto, la perra continuará evacuando flujo por la vulva


con algo de sangre y, tal vez, algunos restos de tejidos. Esta
situación es totalmente normal y puede desarrollarse hasta los
15 días siguientes al alumbramiento sin representar riesgo,
siempre que no huelan pútridamente y no se prolongue durante más
tiempo. Si se detectara alguna anormalidad, se haría indispensable
la visita al veterinario.

Más consejos.- Otro de los cuidados a desarrollar es la vigilancia de


las mamas de la madre. Hay que notar que la temperatura al tacto
sea superior al resto del cuerpo, cosa que resulta del todo normal si
es hasta tres grados superior. También habrá que vigilar que no le
duelan y que no estén obstruidas, para lo que se podrán drenar
levemente para comprobarlas.

Entre el segundo y tercer día de vida se caerá el resto de cordón


umbilical que aún tienen los cachorros y que se habrá ido secando.
La madre los lamerá para mantener la limpieza y es normal que los
ingiera tras el desprendimiento. Además, durante esos días,
empezarán a mamar leche y el calostro dejará de ser secretado por
la madre. Esto se reflejará muy nítidamente en el peso de los recién
nacidos, ya que cuando empiezan a mamar leche el peso tiene una
progresión significativa, doblándolo en 10 días aproximadamente;
mientras que cuando sólo maman calostro el peso no experimenta
cambios e, incluso, en las primeras 24 horas puede darse algo de
pérdida de peso.

Capítulo: El periodo crítico del cachorro

El periodo crítico del cachorro es una etapa crucial para que el perro
alcance de adulto el equilibrio emocional y psíquico que es de
esperar. El 'imprinting' es la primera huella imborrable que quedará
en el animal y que condicionará el resto de su vida, afectando la
socialización con otros perros, con los seres humanos y con la
integración jerárquica en su 'manada'.

Es fundamental que el amo esté muy bien documentado al respecto


para no tener una desagradable sorpresa, y frustración en el
ejemplar, de los complicados problemas que causa un 'imprinting'
deficiente. Por ejemplo, la inseguridad que se transforma en ataque
súbito por miedo, las riñas con otros perros, el temor a los seres
humanos o la incapacidad de realizar una tarea como morder la
manga en el adiestramiento.

Por todo ello, es muy conveniente solicitar al veterinario toda la


información relativa al 'imprinting', así como preguntar todas las
dudas que puedan surgir. De esta forma, se podrá abordar este
periodo con plenas garantías de éxito, algo que, sin duda, se
agradecerá en la futura convivencia con el animal.
Principales cuidados.- Para que el cachorro se convierta en un
adulto sano y con un carácter estable, necesita cuidados a todos los
niveles, es decir, físicos, emocionales y psíquicos.

En el primer apartado está un buen plan de alimentación; las


desparasitaciones internas (las vulgarmente conocidas como
lombrices) y las externas (las pulgas y garrapatas, principalmente);
el cuidado del pelo con limpieza diaria con un paño húmedo y el
cepillado, evitando quitar la protección grasa que el cachorro tiene
en la piel con baños hasta los seis meses como mínimo. Dicho de
otra forma, si se desea un pelo sano, brillante y fuerte, lo mejor es
no bañarlo hasta los seis meses, y si se puede prolongar hasta el
año, mejor. Además, se debe seguir el plan de vacunación que
aconseje el veterinario.

La importancia del ámbito emocional.- En el ámbito emocional, el


cachorro necesita integrarse en la 'manada' donde vive
gradualmente, sin traumas. Los juegos resultan indispensables para
potenciar sus habilidades innatas (por ejemplo, tirarle una pelota o
jugar al escondite, lo cual le obligará a olfatear dónde se encuentra
su amo, cosa que cuando se ponga sobre una pista de rastreo el
ejemplar desarrollará con precisión y alegría).

A nivel psicológico, es fundamental que tenga lugar un 'imprinting'


adecuado. Hay que estar informado de cómo educarlo y enseñarle
las normas básicas de convivencia. Nunca se debe asustar ni
castigar a la pequeña mascota, que aceptará de buen grado un
sonoro 'no' cuando haga algo inadecuado. De igual forma, sabrá
valorar positivamente un trato justo, pero no aceptará la tiranía ni
las reprimendas que no sea capaz de entender. Por ejemplo, es
frecuente dar al cachorro zapatos viejos para que juegue, pero
cuando toman uno nuevo para seguir disfrutando con él es
reprimido duramente. Un perro pequeño nunca logrará entender por
qué si con un zapato es felicitado, a qué se debe el disgusto del
amo si él toma otro. Es importante, por tanto, que el cachorro tenga
sus juguetes propios.

Capítulo: Cuidados básicos y enfermedades de los perros

Como norma general, es conveniente procurar que exista


regularidad en todo lo que tiene que ver con el perro: comidas,
ejercicios, horas de sueño, costumbres diarias, etc. El animal tiene
tolerancia a las alteraciones de la rutina, pero si son excesivas, o
nunca hay una rutina, vivirá en un estado de tensión permanente,
que acusa en su salud.

El control veterinario.- Si se ha adquirido el cachorro de un criador


reconocido oficialmente, o de una tienda de animales de cierto
prestigio, lo más probable es que ya haya recibido su primer lote de
vacunas y esté sano. En el caso de que se haya recogido de la
calle, regalado por un amigo, o comprado a un particular, lo primero
que se ha de hacer es llevarlo al veterinario.

En los primeros meses de vida hay que administrarle una serie


de vacunas cuya naturaleza y periodicidad determinará el
veterinario; y en cuanto cumpla el primer año hay que
inmunizarle contra la rabia; y a partir de ahí, una revacunación
anual. En ningún caso hay que olvidarse de hacerlo puesto que,
además de ser obligatorio por ley, la rabia es una enfermedad
mortal y susceptible de contagiarse a las personas.

Además de la vacunación, no está de más aprovechar la visita


anual para hacer al perro una revisión general con el fin de prevenir
cualquier incidente.
Parásitos internos.- Comúnmente se conocen como lombrices.
Desparasitar al perro es una operación necesaria antes de la
vacunación y para la cual el veterinario facilitará la información
adecuada en cuanto a cuándo ha de hacerse y con qué
medicamento.

En cualquier caso, si el dueño ve señales de lombrices (sobre todo


en las heces), hay que extremar las medidas de higiene como:
recoger siempre las deposiciones del perro para evitar contagios a
otros animales, lavarse las manos después de un contacto
prolongado con el animal, evitar su saliva, que puede transportar
gérmenes; y mantener al perro alejado de otros animales.

Parásitos externos.- Como regla general, y a nivel preventivo, se


pueden resumir los cuidados en lo siguiente: uso de collares
antiparásitos, mantener limpio el entorno del perro, cepillarle el pelo
con frecuencia y usar después algún spray insecticida. También es
muy importante la observación del animal; vigilando si se rasca
demasiado; si se le cae el pelo; si tiene lesiones en la piel o si tiene
garrapatas.

Los parásitos más habituales son las pulgas, las garrapatas, que
son muy peligrosas porque pueden transmitir al perro la
piroplasmosis y llegan a tener el tamaño de un guisante; y los
piojos, que chupan la sangre del animal y anidan sobre su pelo
pudiendo causar lesiones cutáneas de gravedad y en los cachorros
una anemia grave y agotamiento del organismo, a veces con
consecuencias fatales.

La dieta adecuada.- Este aspecto dependerá de la edad, sexo, raza


y tipo de vida del animal. La mayoría de las marcas de comida para
perros tienen una gama variada de alimentos (para cachorros, para
perros viejos, para hembras gestantes, etc) y, además, suelen
proporcionar información acerca de la cantidad de comida que ha
de contener la ración diaria en función del peso y raza del perro.
Hay que tener en cuenta que en determinadas situaciones, como en
verano, el perro come menos cantidad de alimento debido al calor; y
no hay que obligarle a que termine su ración. También hay que
evitar darle comida después de que haga ejercicio, ya que pueden
presentarse problemas en la digestión y cambiarle bruscamente la
dieta, puesto que el animal debe adaptarse poco a poco a un nuevo
tipo de comida.

Ejercicio regular.- Para que la mascota esté sana y en forma, debe


hacer ejercicio periódicamente. Sin embargo, hay que evitar las
horas del día en que hace más calor; ya que el perro tiende a
pasarlas durmiendo. Además, como las personas, los perros sufren
lesiones, tirones, esguinces, por lo que habrá que controlar su
actividad física y procurar que no se exceda en el ejercicio ni realice
actividades peligrosas.

Actuar ante las enfermedades.- Dado el elevado número de


enfermedades que puede padecer el perro, resulta muy difícil
realizar una lista, por lo que, ante cualquier síntoma irregular,
conviene llevarlo al veterinario que actuará en consecuencia con las
medidas oportunas.
Algunas de las señales que deben despertar la alerta del dueño
son: caídas de pelo o lesiones en la piel, alteraciones en el ritmo
respiratorio, tos persistente, cambios en el comportamiento o en el
carácter, pulso acelerado, vómitos y diarreas continuadas, extrema
delgadez, temblores, suciedad en la lengua, inapetencia
continuada, parálisis o cualquier muestra de dolor.

Accidentes más comunes.- Ante cualquier percance hay que fijarse


en el estado de conciencia del animal. Si éste se encuentra
consciente, es importante tener cuidado con las posibles reacciones
producidas por el shock como mordeduras originadas por la
ansiedad o movimientos que puedan agravar el estado del perro.

En caso de atropello, o en caídas desde cierta altura, hay que tener


en cuenta que el carácter de las lesiones puede ser interno y
externo, por lo que se tendrá que inmovilizar al animal y llamar al
veterinario. Ante luxaciones o fracturas en las patas se tiene que
evitar que el perro camine. Si no se sabe inmovilizar una fractura o
luxación, es mejor hacer que se quede tumbado hasta que se
consiga la ayuda necesaria.

Las heridas conviene tratarlas según su alcance. Si son


superficiales pueden ser curadas por el mismo dueño con agua
oxigenada, mercromina y gasas; pero si se precisa de puntos de
sutura, hay que trasladar al perro a urgencias procurando que no se
rasque o se muerda en la zona afectada. En caso de que las
heridas se hayan producido en el transcurso de una pelea con otro
animal, es necesario consultar con el veterinario ante el peligro de
que haya contraído alguna enfermedad.

Cuando el animal presenta postración general, pulso acelerado pero


débil, mirada con expresión de angustia, movimientos torpes y mal
coordinados y temperatura elevada, es posible que haya sufrido una
insolación. En estos casos, y aunque una sencilla prevención es la
mejor medida, ha de refrescarse al perro con agua y acudir
inmediatamente al veterinario.
Ante los golpes en la cara, lo principal es evitar que el perro se
toque en la zona fracturada y acudir al especialista. Si se ha roto
algún diente, habrá que hacerle un empaste para que no se
deteriore. Además, si la rotura llega al nervio, necesita una
endodoncia o, de lo contrario, cada vez que muerda algo le dolerá.

Capítulo: La vacunación

Los perros, al igual que los seres humanos, se pueden proteger


mediante la oportuna vacunación contra muchas enfermedades
potencialmente fatales causadas por las bacterias y los virus.

Se suelen emplear preparados múltiples que tienen una eficacia


demostrada y evitan incomodidades al perro y a su dueño.
Actualmente, la proliferación y los avances en las vacunas, los
nuevos conocimientos sobre la inmunidad y los recientes estudios
de los agentes causales, virus y bacterias, ofrecen nuevas
perspectivas sobre las pautas de vacunación.

Puntos clave.- Lo primero que hay que tener en cuenta es que para
realizar la vacunación es imprescindible un buen examen clínico.
No se debe vacunar a animales que están enfermos. También
es importante que el perro esté desparasitado antes de realizar
la vacunación.

Hay una serie de enfermedades de las que es casi imprescindible la


prevención, como el moquillo, la parvovirosis, la hepatitis canina, la
leptospirosis y la rabia. Excepto para esta última, la primera
vacunación es recomendable realizarla a las ocho semanas de
edad.
Para conseguir una buena inmunidad hay que realizar una segunda
e incluso, en algunas razas, una tercera aplicación en las primeras
15 semanas de edad. Y hay que realizar una revacunación al cabo
de un año.

Vacunación de los cachorros.- El joven cachorro está protegido por


los anticuerpos contenidos en el calostro de la madre y no deberá
ser vacunado ni demasiado pronto ni tampoco demasiado tarde.

Por lo general, la primera vacuna es contra la parvovirosis, que


puede administrarse a partir de la sexta semana. Las demás se
efectúan entre la séptima y la novena. Las vacunas del joven
cachorro son contra la enfermedad de Carré, la hepatitis
contagiosa, la parvovirosis y la leptospirosis, o la llamada tos de
perrera, un síndrome respiratorio infeccioso y contagioso.

Los adultos.- Con el objetivo de proporcionar una protección


inmunitaria máxima a nuestra mascota, se considera indispensable
efectuar una vacunación para todas las valencias a lo largo del
primer año. Por consiguiente, el veterinario vacunará contra la
enfermedad de Carré, la hepatitis de Rubarth, la parvovirosis, las
leptospirosis y la rabia, todo en una sola inyección.

El calendario de vacunación del perro adulto también dependerá del


medio en que vive el animal.

En un medio no infectado, se procederá a recordatorios cada año o


cada dos años. En todo caso, y dependiendo del tipo de medio, el
veterinario puede considerar conveniente aconsejar 'rappels' o
seguimientos más frecuentes, como es el caso de epidemia de
parvovirosis y en las zonas en las que exista la enfermedad de
Carré.

Los de mayor edad.- Los descuidos en la vacunación pueden


costarle la vida a los animales más maduros. No habrá servido de
nada vacunarlos durante su juventud, si se descuida y no se
aprovecha el hecho de haberlo realizado, una vez que el animal
llega a la vejez.

La enfermedad de Carré es la que mayor incidencia tiene entre los


perros más adultos, por lo que hay que procurar vacunarlos de esta
enfermedad aún en la vejez. Al ser mucho más vulnerables, suelen
ser las primeras víctimas del virus.

Capítulo: Principales aspectos de la psicología canina

Es muy normal que el dueño de un perro interprete como un mal


físico la conducta anormal de su mascota. Sin embargo, es
necesario saber que algunos comportamientos violentos,
sorpresivos o de aislamiento, que no se hayan dado en el animal
con anterioridad, se pueden deber a algún tipo de problema
psicológico, por ejemplo una depresión.

Estos factores suelen ser pasados por alto por los propietarios de
animales pero cada vez son más frecuentes, por lo que se están
desarrollando numerosos estudios encargados del conocimiento de
la psicología del perro. Por ello, ante reacciones de este tipo, el
amo debe acudir a un especialista con el fin de determinar y
tratar de solucionar el problema de su mascota.

Causas del problema psicológico.- Las conductas depresivas o


violentas de un perro tienen siempre un factor causante. Para cada
caso individual existe una respuesta o causa diferente, pero lo
habitual es que estas conductas se deban a deficiencias del entorno
en el que se encuentra el perro; ya que es posible que no sea el
más adecuado.
Asimismo, es muy común que el amo sea el responsable de la
aparición de alguno de estos, ya que cuando el dueño no presta al
animal la atención que éste precisa, se produce un sentimiento de
rechazo en el perro, que cree no ser admitido en el núcleo familiar.

Hay otras causas comunes de los estados depresivos o apáticos del


perro, como las excesivas situaciones de aburrimiento o las
reclusiones solitarias durante largos periodos de tiempo. Asimismo,
es frecuente que el perro se encuentre incómodo ante el desorden
doméstico, ya que no encuentra hábitos regulares de vida y se
produce un desajuste funcional. No obstante, el mayor factor de un
desarreglo psicológico lo constituye el ansia de compañía y la falta
de afecto o cariño por parte del dueño.

Capítulo: La depresión de los perros

De los problemas psicológicos que puede sufrir un perro, uno de los


más habituales es la depresión, es decir, un estado patológico con
disminución de toda la actividad psíquica que afecta, en especial, al
componente afectivo. El problema de esta patología, en
comparación con la humana, es que existe escasa experiencia
terapéutica animal y la dificultad para tratar al perro, ya que no
existe comunicación posible con él.

No obstante, cada vez son más los estudios dedicados a entender


las causas que llevan a la depresión animal. En la mayoría de ellos
se señala al amo como principal responsable, al relegar a la
mascota a un segundo plano y no prestarle la atención necesaria.
Existen dos tipos de depresión en los perros: la endógena y la
exógena. La endógena se caracteriza por la ausencia de
motivaciones externas, por lo que se puede afirmar que tiene
una causa genética. Por el contrario, la depresión exógena, que
es la más habitual, es consecuencia directa del entorno y
puede tener causas muy variadas.

Cómo detectar y tratar el problema.- Es posible detectar a tiempo la


depresión del perro e intentar dirigirle a un experto capaz de
tratarle. Para ello, es necesario que el dueño preste atención al
animal, con el fin de observar su conducta y percibir si ésta es
anormal. Así, si el perro presenta un carácter de apatía general,
somnolencia, inapetencia o falta de interés ante estímulos
gratificantes, se debe sospechar de una posible depresión.
Esta patología puede afectar a todas las razas por igual, aunque
numerosos estudios afirman que los Terrier y los mestizos, sobre
todo si han habitado en perreras o guarderías, son los más
proclives.

En el caso de apreciar estas conductas, lo primero que se debe


hacer es consultar a un especialista. Lo más recomendable en
estas situaciones es intentar mantener la actividad del perro, así
como el contacto con él; para que abandone el sentimiento de
rechazo y se sienta apoyado por su dueño. En el caso de que no se
pueda dedicar al animal el tiempo necesario, se puede suplir esta
compañía por música, la radio o la televisión, durante los periodos
de soledad. Aunque estos elementos nunca podrían sustituir el
apoyo y el cariño humano, sirven de ayuda en los momentos del día
en que el amo se encuentre ocupado.

Capítulo: La educación del perro - consideraciones generales

El secreto para conseguir una convivencia perfecta entre el amo y el


perro radica, fundamentalmente, en la comunicación entre ambos.
Educar y enseñar no significa adiestrar y castigar. La confusión de
estos términos provoca la frustración de muchos dueños; que se
ven incapaces de hacer comprender a su mascota lo que esperan
de ella.
La diferencia entre educar al perro desde que es un cachorro y no
hacerlo es abismal. El perro será más seguro de sí mismo y será
más confiable cuando entienda y obedezca órdenes tan simples
como sentarse o acudir a la llamada del amo.

La mejor opción es que el propio amo sea el que se encargue de la


tarea, aunque es conveniente que se asesore en escuelas de
adiestramiento donde un instructor, con gran experiencia y
conocedor de la psicología canina, sepa enseñar al dueño del perro
la metodología más correcta.

Aprender el significado de órdenes como 'sentado', 'abajo', 'quieto' y


'ven' no es difícil para la mayoría de los cachorros. El entrenamiento
puede empezar entre las ocho y las diez semanas y aunque los
perros pueden aprender a lo largo de toda su vida, es conveniente
empezar cuanto antes puesto que, cuanto más jóvenes, mayor
capacidad de aprendizaje tendrán.

Enseñar lo correcto y lo incorrecto.- Es fundamental que el cachorro


aprenda cuanto antes lo que se considera como comportamiento
aceptable y lo que no. El no enseñar la diferencia entre lo que está
bien y lo que está mal puede derivar en tener un perro adulto con el
que no es grato convivir. Por ejemplo, si se desea tener un perro
que duerma en un lugar destinado a él, lo mejor es que lo haga
desde el primer día. Es frecuente ver a dueños que no pueden
evitar llevárselos a sus camas cuando el pequeño llora los primeros
días tras la separación de la madre. Con esta actitud, lo más
evidente es que la mascota elija la cama del dueño como lugar de
reposo para el resto de sus días. Para evitar estas desagradables
situaciones de sus primeras noches en casa, existen algunos trucos
como confortar al animal poniéndole una botella con agua caliente y
un reloj con un tic-tac fuerte; lo que le recordará el latir del corazón
de su madre.
Capítulo: Las aficiones del perro

Es muy importante conocer cuáles son las aficiones de tu perro, así


como, dejar claro desde el principio lo que esperamos de él, lo que
debe y lo que no debe hacer. El amo debe decidir cuáles serán las
políticas de su hogar a ese respecto: si puede subirse a los sillones,
si se le permite acercarse a la mesa a las horas de las comidas,
saltar de alegría sobre la gente, escarbar en el jardín, mordisquear
objetos o alfombras y una larga lista de actitudes a las que los
perros son tan aficionados. Todo esto puede ser fácilmente
remediado si un entrenador o el propio amo lo corrigen desde un
principio.

Una de las partes más complicadas de enseñar es dónde se espera


que el animal haga sus necesidades. Un perro que no aprende esto,
frecuentemente termina confinado en un patio o en un albergue
para animales.

La edad más adecuada para comenzar.- En la práctica no existe


una edad en la que el perro pueda empezar a aprender algo, sino
que esto debe suceder de forma natural desde que es cachorro. A
partir de los primeros días de convivencia, después de que se haya
ambientado, tanto en lo que concierne a no defecar dentro de casa
o no mordisquear los muebles, como al establecer una relación de
juego-confianza que llevará al cachorro a reconocer en el
propietario a su amo, al que tiene que ofrecer su afecto y
obediencia innatos.

Seriedad, paciencia y constancia.- A cualquier edad y en cualquier


fase del adiestramiento conviene adoptar, además de una buena
dosis de seriedad, paciencia y constancia, lo que se denomina
'refuerzos positivos', es decir, premios en forma de caricias, galletas
y juego, y 'refuerzos negativos', que no son verdaderos castigos,
sino más bien experiencias o situaciones desagradables que el
perro sufrirá en caso de falta de obediencia. El uso de estos últimos
es muy delicado ya que, si se utilizan mal, podrían cuestionar el
equilibrio del perro o, incluso, el trabajo ya realizado. Sólo se
utilizarán, por tanto, en casos especiales y bajo la atenta guía de
expertos.

En cualquier caso, no hay que exigirle demasiado, sino sólo


desarrollar de forma idónea los comportamientos innatos del
cachorro.

Capítulo: La educación del perro - ejercicios básicos

El adiestramiento básico puede empezar hacia los seis u ocho


meses y consiste en ejercicios de llamada, caminar
correctamente con la correa, detenerse o sentarse. Sin
embargo, en la práctica no existe una edad en la que el perro pueda
empezar a aprender algo. Esto debe suceder de forma natural
desde que es cachorro, a partir de los primeros días de convivencia
y después de que se haya ambientado, tanto en lo que concierne a
no defecar dentro de casa o no mordisquear los muebles; como al
establecer una relación de juego-confianza que llevará al cachorro a
reconocer en el propietario a su amo; al que tiene que ofrecer su
afecto y obediencia innatos.

La llamada.- La 'llamada' es fundamental para todo tipo de


obediencia. Se puede empezar este ejercicio hacia los sesenta días
de edad, aprovechando la tendencia del cachorro de acudir hacia
sus amos cuando ve en sus manos un juguete interesante o su
plato de comida. Al principio, se le llamará por su nombre,
acompañado del '¡Ven!' cuando ya haya empezado a venir hacia el
dueño y se le premiará con caricias y trocitos de comida cuando
esté cerca. En un segundo tiempo, se le llamará cuando esté lejos,
premiándole siempre que haya obedecido a la llamada.
Para ejemplares más grandes, si se muestran un poco más tozudos
o independientes y no responden con rapidez o, incluso, ignoran por
completo la llamada, se puede adoptar el método de una larga
cuerda atada al collar: cuando el perro no responde a la llamada,
con un suave pero firme y constante tirón de la cuerda, se le
atraerá, incitándolo, hablándole con paciencia y premiándole
cuando esté cerca.

No se debe gritar al animal cuando se acerca mucho tiempo


después de la llamada, porque, por su naturaleza, asociaría el
castigo no con una cosa anterior en el tiempo (como el no
responder a la llamada), sino a la acción más reciente, en este caso
acercarse al dueño. Esto es un grave error que cometen muchas
personas en su primera experiencia canina; dejándose llevar por la
impaciencia y el nerviosismo durante la educación.

Aprender a sentarse.- El cachorro también comprende con facilidad


la orden 'sentado'. Se trata de una disposición que el perro asume
con facilidad y, durante las primeras veces, bastará con darle la
orden mientras ya está realizando esta acción. Si fuera reticente, se
le ayudará a colocarse en esta posición mediante una ligera presión
con la mano en la parte posterior. Es importante premiarle cuando
se haya sentado.

Caminar con la correa.- Es otro de los ejercicios fundamentales.


Esto es elemental y necesario para cualquier perro, tanto de trabajo
como de compañía, y en cualquier entorno en el que viva. No es un
problema, pero no deja de ser desagradable, sobre todo en razas
grandes, sacar a pasear al perro y que sea él quien arrastre al amo.

Para empezar, se llevará al cachorro, una vez ya esté


acostumbrado al collar, a un lugar sin distracciones y se le invitará a
seguir a su amo caminando junto a su lado izquierdo, impidiéndole
que le rebase. Cuando parezca que anda por donde él quiere, el
propietario deberá dar un paso atrás y adelante e invitarle al juego.
Es un método que se basa en la indiferencia al error cometido para
erradicarlo de forma no traumática.
En cambio, si el ejemplar es un poco mayor, en caso de que rebase
al instructor, conviene darle un ligero tirón (refuerzo negativo). Para
este ejercicio se aconseja usar collares de 'estrangulamiento', que
producen una molestia leve al tirar momentáneamente. En cambio,
se desaconseja totalmente usar el collar de puntas.

Capítulo: Consejos para bañar a tu perro

Muchos expertos veterinarios coinciden en señalar que no es


conveniente bañar a los animales, ya que el olor es su medio de
identidad y de comunicación. Sin embargo, en el caso de las
mascotas domésticas, este proceso es imprescindible para
mantener la higiene en el hogar y evitar que las personas
contraigan determinadas infecciones. Además, cuando los perros
están en casa es más agradable que estén limpios y huelan bien.
No obstante, conviene seguir una serie de consejos para que esto
no resulte perjudicial para su salud.

Los baños se deben administrar a los perros regularmente pero no


de forma muy continuada, ya que ello puede disminuir las defensas
que el animal posee en la piel, el microorganismo saprófitos y la
grasa que proporciona a pelo lubricación, sedosidad y evita el
resecamiento de la piel y, por tanto, la caspa. También es perjudicial
bañar al perro con mucha frecuencia porque la humedad
permanece en el animal durante dos o tres días; aunque se le haya
secado con cuidado. Ello aumenta las posibilidades de que el perro
sufra dificultades respiratorias en un futuro.

El tipo de pelo del animal también es un factor para determinar la


frecuencia, ya que el baño siempre provoca una muda de pelo; que
tiene mayor importancia en los perros de pelo doble. Se puede
observar que hay olores del animal que no se eliminan mediante el
baño, pero el hecho de bañarles más a menudo no es una solución
para estos olores, ya que sólo es posible hacer que desaparezcan
mediante un tratamiento médico. Si el perro se ensucia mucho por
su actividad o por los lugares que frecuenta, se recomienda usar
algún tipo de champú en seco o polvo y cepillarles el pelo con
mucha regularidad..

Pasos a seguir.- Bañar a un perro no es tan sencillo como pueda


parecer, ya que es necesario seguir unas pautas para evitar hacer
daño al animal, por ejemplo, introduciendo agua en sus oídos. El
primer paso a seguir es cuidar la temperatura del agua y asegurarse
de que esté tibia. Posteriormente, hay que frotar bien el pelo con
algún champú especial que se haya adquirido en un centro
veterinario. También es posible utilizar jabón de coco.

Se debe comenzar a aplicar el champú por el lomo y hay que


extenderlo hasta las patas, dejando la cabeza para lo último.
Cuando se proceda a lavar la cabeza, hay que extremar las
precauciones para evitar que el jabón se introduzca en sus oídos o
en sus ojos.

El siguiente paso es enjuagar, para lo cual es necesario agarrar al


perro por el hocico y echar el agua de adelante hacia atrás con
algún recipiente apropiado. Ésta es una de las fases más
importantes del baño y conviene realizarla a conciencia, porque
muchos perros sufren trastornos en la piel, debido a los restos de
champú o jabón que les dejan sus dueños al bañarles.

Después del baño.- El proceso de higiene del perro no termina con


el baño sino que, a continuación, se debe proceder a su secado. Es
conveniente acostumbrar al animal al secador de pelo desde
pequeño, ya que es el medio más eficaz y rápido, evitando que
la humedad persista durante demasiado tiempo. No obstante,
hay que cuidar que el aire caliente no penetre en sus oídos.

Antes de utilizar el secador se hace un primer secado con una


toalla, con la cual se le acaricia, sin frotar, y siempre en sentido
descendente para evitar los rizos. En la actualidad, incluso existen
secadores especiales para perros, que controlan bastante el ruido,
lo que más asusta a estos animales.

Por último, para completar todo el proceso hay que proceder a


peinar y cepillar al perro. Dependiendo del tipo de pelaje del animal
este cepillado deberá ser más o menos duradero y exhaustivo.

Capítulo: Cómo interpretar los ladridos del perro

El ladrido constituye la vocalización más habitual que produce el


perro, a pesar de que posee un abundante repertorio de señales
sonoras. Normalmente, ladran al ponerse nerviosos o excitarse ante
algo desconocido que ocurre en su entorno, por ejemplo, cuando
algún extraño llega al hogar en el que él habita. Por ello, el ladrido
es para el dueño una señal de un posible peligro del que el perro
puede alertar.
No obstante, también constituye una forma de comunicación entre
perros e, incluso, hay quien asegura que poseen un verdadero
lenguaje elaborado para hablar entre ellos. Lo cierto es que el
ladrido es la principal arma con la que cuentan para comunicarse
con sus amos.

El significado.- El perro procede del lobo que, originariamente, se


criaba en el bosque, donde los mensajes sonoros tienen gran
utilidad debido a la dificultad que la vegetación tupida provoca para
comunicarse de forma visual.

La principal causa del ladrido es la presencia de extraños, ya sean


hombres que el perro desconoce u otros perros. Mediante esta
vocalización, el animal pretende efectuar una protección de su
territorio. Por ello, el hombre ha utilizado al perro, desde hace
muchos años, como símbolo de alarma ante posibles peligros. Esta
domesticación y la selección genética que ha realizado el ser
humano, ha provocado que el perro ladre con mucha más
frecuencia que el lobo.

Pero existen otras causas que pueden provocar el ladrido del perro,
por ejemplo durante el juego o simplemente para atraer la atención
de sus dueños. En muchas ocasiones, sobre todo cuando se debe a
la presencia de extraños, el ladrido es un gesto agresivo o
desafiante, pero no siempre es así. Cuando es agresivo se
acompaña con otras actitudes, como puede ser su posición
corporal.
Capítulo: Tipos de ladridos

No todos los perros ladran de la misma manera. En ocasiones,


depende de alguna característica física del perro. Así, los animales
cuya cola haya sido amputada se ven incapaces de realizar señales
con ella; por lo que su ladrido será más fuerte. Sin embargo, un
mismo perro suele realizar diversos tipos de ladridos dependiendo
de la situación en la que se encuentre o de lo desee expresar.

Por ello, cuando la señal sea continua, rápida y en un tono medio


significa la entrada de alguien en su territorio, es decir, alerta de la
posible presencia de extraños, mientras que si el ladrido es
continuado pero lento y en tono bajo, significa que el perro ya se
encuentra preparado para defenderse de extraños que se
encuentren cerca de él.

Otro tipo de ladrido es el prolongado e ininterrumpido con largos


intervalos entre ellos, que es señal de que el animal desea
compañía. Los perros también utilizan su propio lenguaje para
saludar a sus dueños cuando éstos regresan al hogar, en cuyo caso
el animal emite uno o dos ladridos agudos y breves. Uno breve y
agudo en tono bajo indica molestia ante alguna situación; mientras
que uno breve en tono alto es señal de sorpresa o de alegría ante
determinada situación. Por último, con el objetivo de reclamar juego,
el perro puede emitir un ladrido entrecortado en tono medio.

Otras señales sonoras del perro.- Aunque el ladrido sea el sonido


que con más frecuencia produce un perro, no es el único. Así, en
ocasiones también puede aullar en respuesta a sonidos de alta
intensidad y frecuencia media. Este es un aullido normal y no es
señal de sufrimiento, mientras que otros aullidos están producidos
por algún malestar que sufra el perro, como el hecho de
encontrarse separado de sus dueños.

Otra señal sonora que produce el perro, sobre todo cuando es


cachorro y con el objetivo de llamar la atención de su madre, es el
gemido. Cuando éste proviene de un perro adulto suele ser señal
de dolor, miedo o de alguna exigencia hacia sus amos. Por último,
los perros también pueden producir un tipo de señal que suele ser
de tipo agresivo, excepto si aparece durante el juego. Esta señal es
el gruñido, que puede ir dirigida tanto al hombre como a otros
animales y el siguiente paso, en caso de ser agresivo, suele ser la
mordedura; por lo que no es conveniente provocar al perro.

Capítulo: Cómo atender a un perro accidentado - Cómo actuar

Es habitual que los perros sufran accidentes, sobre todo cuando


son cachorros juguetones e inquietos que recorren todas las
instancias del hogar y en muchas ocasiones se escapan de la
atención de sus dueños. Aunque según van creciendo se vuelven
más tranquilos, lo cierto es que los perros no son conscientes de los
muchos peligros a los que están expuestos, por lo que los dueños
son los responsables de vigilar y educar al perro para que no haya
percances graves.

No obstante, en muchas ocasiones, los accidentes son inevitables,


por lo que es necesario conocer una serie de consejos para llevar a
cabo correctamente los primeros auxilios.
Cómo actuar.- La mejor medida a tomar cuando el perro se
accidenta es acudir inmediatamente al veterinario, para que éste
proporcione los cuidados adecuados. Sin embargo, en algunas
ocasiones es necesario que el amo ejerza algunas medidas de
primeros auxilios, por la dimensión de la herida o porque el centro
veterinario se encuentre lejos del lugar del accidente. Lo primero
que hay que hacer es retirar al animal del lugar del percance e
intentar tranquilizarle reduciendo las molestias que haya sufrido.

En el caso de que el perro haya perdido la consciencia es


aconsejable colocarle un bozal, ya que puede recuperarla
repentinamente y volverse violente debido al dolor. Asimismo,
cuando el perro queda inconsciente es conveniente colocar su
cuello de forma recta, abrir su boca y sacarle la lengua con cuidado,
para que no se asfixie. En el caso de que el animal haya sufrido una
quemadura no es conveniente vendar la herida. Asimismo, si tiene
hemorragia, es posible aplicar un torniquete, atando fuertemente
una cuerda en la zona cercana a la herida.

Una vez que se hayan realizado los primeros auxilios, el perro ha de


ser transportado hasta el centro veterinario. Para ello, es necesario
tener cuidado con el fin de no empeorar más las lesiones. Si el
centro sanitario se encuentra cerca y el perro es grande, se puede
transportar sobre los hombros, rodeando el cuello. Otra posibilidad
es colocarlo sobre una manta y unir las cuatro esquinas formando
una especie de camilla. Si el perro accidentado es de raza pequeña,
se aconseja colocar una mano debajo del tórax y la otra emplearla
en sujetar la cabeza firmemente.
Capítulo: Cómo atender a un perro accidentado - Evaluar el
estado general

Inmediatamente después de haberse producido el accidente, es


posible conocer el estado en el que se encuentra el perro mediante
la realización de algunas comprobaciones. Un método para evaluar
los daños que ha sufrido el perro es conocer el ritmo de su
respiración observando su pecho. Lo frecuente es que este ritmo se
encuentre más acelerado de lo normal (de 20 a 30 respiraciones por
minuto) debido al susto. Si se observa que la inspiración es corta y
la espiración forzada es posible que el diafragma se encuentre
dañado. Para medir el pulso de los perros hay que centrarse en las
extremidades traseras, presionando firmemente el pecho, detrás de
la paletilla, con el fin de notar los latidos del animal. Las pulsaciones
normales de un perro grande por minuto son de 50 a 90, mientras
que las razas pequeñas pueden alcanzar las 150 pulsaciones por
minuto.

Cuidado del perro accidentado.- Una vez que se haya llevado al


perro al veterinario y éste haya curado sus heridas, es necesario
mantener una serie de precauciones para que éstas no empeoren.
Es muy frecuente colocar en las heridas de los perros vendajes con
el fin de evitar el contagio y absorber los flujos, además de ser el
mejor medio para evitar que el animal se lama y rasque la zona
herida. Hay que ser cuidadoso al vendar o cambiar los vendajes,
limpiando y desinfectando siempre la herida previamente con yodo
o antisépticos. Asimismo, hay que vigilar al animal de forma
continua, ya que su intención será deshacerse de la venda. Cuando
las heridas se encuentren en la cola hay que intentar inmovilizar al
perro para evitar los choques de ésta.

Accidentes más comunes.- Un perro se puede accidentar de


múltiples maneras, pero lo cierto es que algunos casos son los más
comunes. Por ello, hay situaciones ante las que cabe extremar las
precauciones con el fin de evitar que se produzcan situaciones no
deseadas. Así, es frecuente que los perros sufran sofocos en
lugares cerrados y calurosos, como un coche. Consiste en una
respiración rápida y dificultosa ante la cual hay que reducir
inmediatamente la temperatura corporal de su cuerpo, por ejemplo,
mediante la aplicación de agua fría.

En el caso de que el accidente se haya producido por un choque, lo


más común es que el perro presente respiración poco profunda, que
tenga los ojos brillantes y las pupilas dilatadas. Si hace frío, hay que
cubrir al perro para darle calor hasta llegar al centro veterinario en el
que, probablemente, tengan que administrarle sangre.

Por último, es frecuente que los perros sufran envenenamientos al


ingerir productos no adecuados. Si se sabe cual ha sido la fuente
del veneno se deben leer las indicaciones que aparezcan en
recipiente del producto. También es conveniente provocar el vómito
al animal y llamar inmediatamente a un experto veterinario capaz de
desintoxicar al perro.

Capítulo: Consejos para llevar al perro en el coche - Antes de


salir

Aunque los perros sean animales muy dóciles, no están preparados


para viajar en coche. Por ello, es necesario tomar una serie de
medidas que hagan el viaje un poco más agradable tanto para el
animal como para el resto de los ocupantes.

Hay que saber que, según la normativa vigente, el perro debe ir en


un espacio separado del conductor que se delimita con una
estructura metálica plegable y adaptable a todo tipo de vehículos.
La Dirección General de Tráfico prohibe que los animales estén
sueltos en el coche o que vayan en el asiento delantero porque
pueden representar un peligro para la conducción.

Antes de salir.- Si es la primera vez que se realiza un viaje con el


animal de compañía, lo que se puede hacer minutos antes de partir
al lugar de destino es acostumbrar al perro al coche en parado,
entrar en el vehículo y permanecer un rato dentro para luego
ponerlo en marcha y realizar recorridos muy cortos. Puede ser que
el perro ladre sin motivo aparente. Lo que ocurre es que para él el
coche no es el que se desplaza: cree que son las cosas las que se
mueven y trata de perseguirlas inútilmente.

También hay que tener en cuenta la posibilidad de que el perro se


maree. Si la mascota es propensa a ello es una buena solución
darle una pastilla antimareo una hora antes de salir de viaje, aunque
la mejor medida que se puede llevar a cabo es evitar que coma
antes del desplazamiento. Pero, ante cualquier eventualidad, lo más
conveniente es colocar una toalla o cualquier trozo de tela en la
parte posterior del vehículo con tal de que no se manche la
tapicería.
Colocación de la mascota.- Si se trata de un animal grande, se debe
llevar atado, situarlo en el lado opuesto al del conductor y separarlo
de los ocupantes por medio de una rejilla o armazón extensible que
se puede adquirir en cualquier tienda especializada.

En caso de que la mascota sea un perro de pequeño tamaño, se


debe poner en el asiento trasero del coche, dentro de una caja,
cesta o bolsa especial para animales, que puede adquirirse en
cualquier tienda de animales. Es una buena forma de mantenerlo
quieto y evitar que se maree.

En ningún caso se ha de poner en el maletero del coche. Si hay una


mala combustión, los gases desprendidos por el motor pueden ser
mortales para la mascota. Tampoco es una buena solución abrirle
un poco la puerta del portaequipajes, porque la gran mayoría
padecen claustrofobia y lo pasan muy mal. Otra razón para no
dejarlo en el maletero es porque los perros no transpiran por la piel,
como los humanos, por lo que la regulación térmica debe hacerse
por los pulmones y el ritmo respiratorio puede pasar de 30 a más de
200 movimientos por minuto, lo que puede ser extremadamente
peligroso para su integridad física.

Capítulo: Consejos para llevar al perro en el coche –


Precauciones

Hay que evitar que saque la cabeza por la ventanilla, ya que puede
contraer enfermedades como otitis o conjuntivitis. También se
procurará que no pase a la parte delantera del coche despistando al
conductor, dado que se puede provocar una situación peligrosa que
le haga perder el control del vehículo. Si viaja sólo el conductor y la
mascota, aquel no se debe girar a comprobar cómo lleva el viaje el
perro para evitar, así, bajar la guardia y la posibilidad de provocar
un accidente.
Si el viaje se hace largo se puede parar en un área de servicio para
que el perro estire un poco las patas y beba algo de agua. Además,
cuando haya retenciones o caravanas, es mejor que la persona
encargada del perro se baje del coche y lo lleve a dar un pequeño
paseo para que le dé el aire, ya que las altas temperaturas y la
inmovilidad pueden provocarle una insolación.

Cuando las personas que van en el coche necesiten parar durante


el viaje para comer, la mascota podrá permanecer dentro del
vehículo, a la sombra y con las ventanillas parcialmente bajadas
para que pueda respirar. En este sentido, cabe decir que no se
debe dejar al animal dentro del coche durante los meses de verano,
ni siquiera a la sombra, a riesgo de que pueda sufrir un shock
térmico, causándole, incluso, la muerte.

Capítulo: Diez consejos antes de comprar un perro

Antes de comprar una mascota, que le hará compañía


aproximadamente durante 12 años, debe tener en cuenta las
siguientes 10 recomendaciones:

Primero: analice sus posibilidades económicas, no sólo para


comprar el perro, sino también para mantenerlo.

Segundo: tenga en cuenta las dimensiones de su vivienda.


Dependiendo de ella deberá ser la raza de perro que escoja. Por
ejemplo, no espere que un Pastor Alemán viva cómodo en un
pequeño estudio.

Tercero: ¿cuánto dinero gana mensualmente? Haga cuentas e


investigue cuánto puede gastar en su perro; para determinar si
cuenta con el presupuesto necesario.

Cuarto: ¿sus ocupaciones diarias, le dejan algo de tiempo para


dedicárselo a su perro? Recuerde que algunas razas requieren más
tiempo que otras para hacer el ejercicio necesario para su
constitución. Además, ningún perro es feliz estando solo día y
noche.

Quinto: compruebe que ni usted ni ningún miembro de su familia


sean alérgicos al perro que va a llevar a casa. Aunque una mascota
es una experiencia inigualable, no debe convertirse en un problema
de salud.

Sexto: recuerde que su mascota canina no siempre gozará de la


misma excelente salud con la que ha llegado a casa, por lo que
será necesario un chequeo del veterinario al menos dos veces al
año.

Séptimo: no reciba un cachorro con menos de dos meses de edad,


pues antes de este tiempo, necesitará del alimento de su madre y
de los anticuerpos que ella le proporciona para compensar su aún
débil sistema inmunitario.

Octavo: pregunte por las vacunas que le han sido aplicadas al


cachorro al momento de la entrega y encárguese de hacerle aplicar
aquellas que le hacen falta. El veterinario le asesorará.
Noveno: acuda a un criador serio y responsable, pues es la única
persona capaz de responderle por la buena ascendencia del
cachorro y por su estado general.

Décimo: recuerde que no lleva a casa un muñeco de peluche, sino


un ser vivo que requiere de su cuidado minuciosamente para que
logre convertirse en un adulto sano y equilibrado. Tenga en cuenta
que el tiempo y su nueva mascota compensarán con creces todos
sus esfuerzos

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