Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Ruzante
Ruzante
PERSONAJES:
Ruzante
Menato (diminutos dialectales de Domingo)
Gnua (diminutos dialectales de Juana)
Un Bravo (tómese en el sentido de matón)
ESCENA PRIMERA
RUZANTE Y MENATO
RUZANTE.- Al fin he llegado a esta Venecia por la que he hecho más votos y deseado más que el alfalce una
yegua asmática y reseca. Aquí me curaré en salud y gozaré y folgaré con mi Juana, que se ha venido aquí a
vivir. Me cago yo1 en las batallas, en la guerra y en los soldados. De seguro que no me arrastran nunca
más a una batalla. Dejaré de oír como antes el ruido de los panderos, las trompetas y los gritos de alarma.
Se acabó el miedo; cuando oía tocar la alarma parecía un tordo herido, de tal modo me apretujaba
temblando; y después... arcabuces, artillerías... ¡Bah!... Ahora se en cambio que no podrán cogerme;
además, si lo hicieran me darían en el culo. ¿Flechas, fugas, persecuciones? Ahora dormiré a pierna suelta
y podré al fin comer que buena falta me hace. Coño, había veces que no se podía ni cagar en paz.
¡Ah San Marcos, San Marcos! Finalmente estoy aquí en lugar seguro. ¡Leñe! y que pronto he llegado, he
corrido más de sesenta millas por día pues me he plantado en tres jomadas de Cremona aquí. De todas
formas no hay tanta distancia como dicen. Dicen que de Cremona a Brescia hay cuarenta millas; ¡un
cuerno!, no llegan a dieciocho siquiera. De Brescia a Pesquiera afirman que hay treinta. ¿Treinta? ¡La puta
de oros!2 no habrá más de dieciséis. ¿Y de Pesquiera aquí, cuanto puede haber si he venido en un día? Es
verdad que he caminado toda la noche... ¡Oh! Seguro que un halcón no ha sabido volar nunca, nunca,
como yo he caminado.
A fe mía que tengo las piernas doloridas, aunque no esté propiamente cansado. ¡Cáspita! el miedo me
empujaba y el deseo me conducía. Supongo que los zapatos traerán las señales. Voy a mirarlos. ¿Qué te
decía yo? Que la lepra me coma y no muera aquí mismo si este no está roto. ¡Buen negocio he hecho con
la guerra! Aunque hubiese tenido un accidente nunca debiera haber corrido de esta forma, ni siquiera con
el enemigo pegado al culo. ¡Verdaderamente he hecho un buen negocio! Puede ser que encuentre el lugar
y la ocasión para robar un par, como hice con estos, que se los gilé a un campesino mientras trabajaba.
De verdad que la guerra sería muy buena para robar si no fuera por los miedos tan grandes que se pasan.
Me cago en todo lo robable; estoy aquí seguro y casi me parece mentira estar al fin en casa. ¿Y si por
1 Beolco pone en boca de su personaje la palabra "Cancaro", exclamación dialectal véneta, especie de maldición o
juramento que se traduciría literalmente como "cáncer", pero que tiene diversas traducciones en función del lugar o el
momento en que se pronuncia. Todo ello confiere al idioma una reiteración en la brusquedad que lo tipifica
extraordinariamente.
2 En el original: "Copas ofiorin". Exclamación simple de tahúres, propia de lenguaje de tugurio. Pertenece al dialecto
véneto arcàico. Hoy no se usa.
4 Ni Ruzante ni Menato conocen el italiano culto, pero el primero introduce alguna palabra que motiva la exclamación
del segundo.Florentina de Brisighella es un pueblo cercano a Florencia en donde se habla el italiano más puro.
5 Son palabras que solo tienen similitud fonética con el francés y ningún significado.
6 Menato responde al juego de palabras de Ruzante: "casa de paja, por el amor de Dios", creyendo que se refiere a
que el alojamiento se lo dan por caridad. Pensamos que uno y otro viven una época en que el éxodo del campo a la
ciudad se acentúa ocasionando un verdadero problema de vivienda. La exclamación final de Ruzante, demuestra que
la especulación de la vivienda enfrentaba notablemente a los campesinos míseros recién llegados con la burguesía
dueña de estos inmuebles.
[3]
MENATO.- ¡Por Diana Compadre! Supongo que no os creareis ya un ciudadano tan solo porque sois
soldado.
RUZANTE.- No, compadre Menato. Yo digo... Lo que quiero decir ¿Comprendéis? es que los campesinos de
allá no son hospitalarios como somos nosotros, los paduanos. Villano es quien hace villanías no quien
vive en el campo.
MENATO.- ¡Redios, compadre!; no sentís una especie de mal olor...
RUZANTE.- Olor, ¿Qué olor? El olor del heno no es malo. Hace cuatro meses que duermo todas las noches
en los heniles. Os aseguro que la cama nunca me ha picado.
MENATO.- Estaos quieto compadre, creo que lo que lleváis encima es un jilguero sin alas.
RUZANTE.- ¡Aja un piojo! En las batallas, cuando una miga de pan te cae encima echa enseguida patas y
picos y se convierte en piojo. Y el vino, cuando lo bebes, te mete en el cuerpo ganas furiosas de hacer
el mal, sin llegar a hacer nunca lo que se quiere. Compañero, lo creas o no, el vino te revuelve la
sangre y te saca la bilis, te produce sama, escorbuto, roña y costras por todo el cuerpo.
MENATO.- Veo claramente compadre que estáis plagado de todo eso. Para saquear no habéis debido utilizar
solo las manos sino todas las partes disponibles, ¿verdad?
RUZANTE.- Yo no he cobrado ni saqueado nada de nada. ¿Lo creeríais? He tenido que comerme mis
propias armas.
MENATO.- ¿Qué coño dices? ¿Tan rabioso estabais que comíais hierro?
RUZANTE.- Si hubieseis estado donde he estado yo, compadre, habríais aprendido a comer hierro, trajes y
botas incluso. Las mías por ejemplo, las he vendido en una posada para ponerme algo comestible entre
los dientes porque no tenía ni una perra chica.
MENATO.- ¿Pero entonces no ganabais nada cuando hacíais preso a algún enemigo?
RUZANTE.- ¡Ay compadre! ¡Yo no soy capaz de hacer mal a nadie! ¿Por qué iba a hacerlos prisioneros?
¿Qué mal me habían hecho a mí? Sin embargo intentaba capturar algunas vacas, o un caballo, pero
nunca he tenido suerte.
MENATO.- Por la sangre de mis hígados que tenéis muy mala cara, compadre. Tampoco tenéis aspecto de
soldado valiente. Cualquiera diría que no habéis pisado el campo de batalla. Yo esperaba veros
regresar con la cara acuchillada o privado de un brazo o de una pierna o quizás sin un ojo. En fin, os
ha ido todo bien; pero no tenéis desde luego los rasgos terroríficos 7 de un malencarado.
RUZANTE.- Hace falta algo más que una cara acuchillada o varias mutilaciones para ser un valiente. Sí, yo
lo digo, hace falta algo más. ¿Creéis que puedo asustarme un tantico siquiera, por cuatro soldados con
la cara acuchillada? No... ¿No podría partirles los tasajos? Temería dar el primer paso porque ellos,
sabedlo bien, serian los primeros en descargarme las ganas de pegar que tengo.
MENATO.- Pero pienso compadre, que no tenéis la menor gana de volver a la guerra; ¿No es verdad? ¿No
he imaginado bien?
RUZANTE.- ¿Qué voy a deciros compadre? Si en el ejército pagasen como es debido y no hiciesen los
meses de cien días, podría pensar en volver.
MENATO.- ¡Coño! Marchasteis lleno de entusiasmo y regresáis tan cambiado.
RUZANTE.- ¡Oh compadre!, ¡si hubieseis estado donde he estado yo!
MENATO.- ¿Debéis haber pasado mucho miedo, verdad? ¿Digo bien, no?
RUZANTE.- No. Lo más jodido es no encontrar nada que levantar.
MENATO.- ¿Qué significa "levantar" compadre? me parece que habíais en alemán.
RUZANTE.- Así se habla en la guerra. "Levantar" significa comer, "chapotear" significa triunfar.
MENATO.- ¡Coño! yo habría entendido levantar cuando se alza a alguno del suelo y se le pasa un lazo por el
cuello, y chapotear cuando se pisa el agua o el barro. Ahora respondedme, intentad comprender si
podéis: Decidme querido compadre; ¿habéis estado alguna vez en batalla?
9 "Ser cojones" en el original. Significa ser estúpido, tonto, etc. Es una expresión muy popular
10 "Hombre en pierna es otro término popular que viene a definir al individuo astuto, listo, inteligente.
[5]
detenerse? Se corre aun más, compadre; y sin embargo todo el mundo sabe que cuando suceden estas
cosas se mueve el cuerpo y se llenan los pantalones.
Hasta el gran señor Tenore11 que en Troya demostró ser tan valiente, ¿no se zambulló en el agua para
salvarse?, y sin embargo veía como los demás se ahogaban; ¿y no ha corrido después el señor Tenore
hasta Padua para esconderse?
No me respondáis. Hablad sólo de huir mientras quede aliento. Os aseguro que sirve de bien poco
hacerse el valiente. Sabéis bien que no tengo miedo a nadie aunque venga contra mi de cuatro en
fondo. Cuando el frente está roto, el mismísimo Roldan12 escaparía.
MENATO.- No digo lo contrario, pero recordad que cuando os largasteis a la guerra y hablabais de dar lo
que había que dar y robar y saquear y haceros rico... ¿qué os respondía yo?
RUZANTE.- En verdad he tenido mala suerte. Pero al menos he visto un poco de mundo.
MENATO.- ¿Es verdad compadre que habéis llegado tan lejos? Contadme algo de aquellos países.
RUZANTE.- No me preguntéis si he llegado lejos; he ido hasta Ghieradadda, donde hubo aquella gran
batalla en que murieron tantos de los nuestros. ¡Ah y compadre, en Ghieradadda no se veían más que
cielo y cadáveres!13
MENATO.- ¡Leñe!, habéis llegado bien lejos compadre. ¿Y como hablan por allí? ¿Se les entiende? ¿Son
hombres de carne y hueso como nosotros? ¿Cómo somos nosotros? ¿Comprendéis?
RUZANTE.- Son hombres como nosotros y hablan de la misma forma, aunque lo hacen mal, como esos
bobazos ganapanes14 que van con cuévanos por los campos. También están bautizados y amasan el pan
como nosotros; y se casan también. Pero es verdad que todas estas guerras y los soldados, han hecho
escapar muy lejos el amor desde el culo.
MENATO.- ¿Y las tierras como son por allá? ¿Son tierras fértiles?
RUZANTE.- Yo diría que como por aquí. Hay sauces y chopos, viñas y frutales.
MENATO.- ¿Y se vende barata la tierra en aquél país? Quiero decir para gente como nosotros si acaso
quisieran marcharse a vivir allá, ¿entendéis?
RUZANTE.- No sigáis compadre, comprendo. No estaríais mejor que aquí. Creedme, no os alejéis del
territorio paduano y no os hagáis ilusiones, compadre.
Pero escuchad, hace tiempo que quisiera preguntaros algo pero me habéis hecho siempre hablar de otras
cosas ¡ahora voy a preguntároslo!: ¿Qué ha sido en este tiempo de mi hembra, la Juana, vuestra
comadre?
MENATO.- ¡Oh!... veréis... compadre, ella se ha convertido en una mujer altanera; leñe, no se dignará ni
miraros de seguro. Cuando os marchasteis ella se aparejó con un servidor de las cuadras del Cardenal,
allá en Padua, y cuando él se marchó se vino aquí, a Venecia, con una pandilla de bandoleros y
matones cortamocos15. ¿Que- reis saber algo más, compadre? Yo también iba tras ella, comprendéis,
12 En el original, "Orlando", personaje de la famosa epopeya del Tasso "La Jerusalén libertada”. Hemos utilizado el
nombre de Roldan por parecemos más familiar.
13 "Ghieradadda" es un pueblo desconocido. El río Adda se encuentra a 200 Km de Venecia. Se refiere a la batalla de
Agnadello, donde las tropas de la República fueron derrotadas por las de Luis XII de Francia, apoyadas por 6.000 suizos.
14 En el .original "polentone". Es un término despreciativo usado para definir a los "lentos", "poco astutos", etc. Viene
de "polenta", tarta de maíz que se comía como pan. También se hacía polenta con harina de mijo, más pobre.
15 "Corta-esquina" es una expresión del véneto arcaico que significa bravo, ladrón... etc.
[6]
pero a fe mía que ahora es una orgullosa. Hará como que no os conoce... y además venís hecho un
mendigo, compadre.
RUZANTE.- No compadre, cuando me vea veréis que recibimiento me tiene reservado.
MENATO.- Dios lo quiera aunque no lo creo.
RUZANTE.- ¿Y decidme, sabéis donde vive? Vámonos pues a buscarla.
MENATO.- Pero compadre, debéis tener cuidado a donde vamos porque los que están con la Juana son
violentos de veras.
RUZANTE.- ¡Por la Virgen! ¿Quién es más valiente que yo? Si ellos son violentos feroces y terribles, yo lo
soy más aún. Si cojo mis armas, todo el mundo verá que soy un guerrero. Le caeré encima... así, y le
daré dos estocadas y un golpe seco. ¿Lo veis? ¿Qué creéis compadre? Ahora estoy hecho un valiente.
Cuando peleo no tengo amigos ni parientes... tanto me encolerizo que ya no reconozco a nadie. ¿Lo
creerías? Sabéis que os quiero mucho compadre, pero si me tocase pelear con vos os ajustaría las
cuentas como a ellos, ¿comprendéis?, de tal forma me enrabio.
MENATO.- ¡Oh releche!, si hubieseis peleado así en la guerra no hubiese sido prudente estar cerca.
RUZANTE.- Lo creo... De modo que si me veis pelear apartaos bien lejos. Pero vámonos ya compadre, no
tengáis miedo.
MENATO.- Os aseguro amigo que lo peor de todo es que hace falta bien poco para matar a un hombre.
RUZANTE.- ¡Pero compadre! ¿qué hubieseis hecho entonces si hubieseis estado donde yo, que me he
encontrado hasta tres mil a la vez? ¡Vámonos! Mientras veáis esta pica entre mis manos, no temáis
nada, compadre.
ESCENA SEGUNDA
MENATO.- Pero mira, compadre, quien llega. Por mi vida que es ella.
RUZANTE.- Ciertamente es ella. Ahora veréis si no me abraza. (Entra la Juana) Hola hola... Eh, hablo
contigo... ¿Eh compañera, no me ves o qué? Soy yo que al fin he vuelto.
JUANA.- ¿Oh, eres tu Ruzante? ¿Entonces estás vivo? ¿Cómo coño 16 estás tan harapiento y famélico? ¿No
has ganado nada, verdad?
RUZANTE.- ¿No te parece poca ganancia haber vuelto a casa salvando el pellejo?
JUANA.- Por la Virgen, el pellejo... yo no voy a engordar con él ¿Supongo que al menos me habrás traído
algún vestido...?
RUZANTE.- ¿Pero no es mejor que haya vuelto con todos mis huesos en su sitio?
JUANA.- ¡Metete los huesos en el culo! Quisiera que me hubieras traído algunas cosas. Pero ahora debo
marcharme porque me esperan.
RUZANTE.- Puta, ¿tienes prisa en el culo o qué? Quédate al menos un ratito.
JUANA.- ¿Pero qué quieres? ¿Que me quede a hacer el qué? Tú no tienes nada que darme. Déjame marchar.
RUZANTE.- ¡Oh... mierda para todo el amor que te he dado! ¡Quieres irte corriendo a meterte en tu agujero,
y no piensas acaso que he vuelto de la guerra solo por verte!
JUANA.- Bueno ya me has visto, ¿no? A decir verdad no quisiera que vinieses ahora a arruinarme, justo
cuando engancho un tipo que me alimenta bien. Todos los días no se tiene esta suerte...
RUZANTE.- ¡Oh! si él te alimenta bien... yo también te lo he hecho... no creo haberte hecho ningún mal,
todo lo contrario... No puedo creer que ese tipo que dices pueda amarte tanto como yo.
JUANA.- ¿Sabes quién es el que me ama mucho, Ruzante? Quien me lo demuestra.
RUZANTE.- ¡Pero como! ¿Yo no te lo he demostrado?
(Llega el matón de turno, se acerca tranquilamente a Ruzante y le da una buena ración de palos.
Ruzante queda tendido en el suelo. El chulo toma a Juana del brazo y se la lleva sin decir palabra. Ruzante
se levanta)
ESCENA TERCERA
RUZANTE Y MENATO
RUZANTE.- ¿Ya se han ido, compadre? Mirad bien, ¿Ya no queda nadie?
MENATO.- No compadre. Se han ido los dos, ya no están aquí.
RUZANTE.- ¿Pero y los otros? ¿Se han marchado todos?
MENATO.- ¿Pero qué otros? Yo no he visto a ninguno.
RUZANTE.- No veis bien compadre. Eran más de cien los que me han apaleado.
MENATO.- ¡Leñe! que no compadre.
RUZANTE.- ¡Leñe, que si compadre! ¿Queréis saberlo mejor que yo? Estaría bueno. ¿Os parece todo esto
normal? ¿Uno contra cien? Si al menos me hubieseis ayudado compadre, o nos hubieseis separado...
MENATO.- ¿Pero cómo leches queréis que me meta en medio si me habéis dicho que eráis un violento?, y
también que en cuanto comenzase la pelea me hiciese a un lado porque me hubieseis pegado a mi
también, pues ya no hay quien os haga reconocer amigos ni parientes.
RUZANTE.- Seguro que lo he dicho. Pero cuando habéis visto que eran tantos contra mí, debierais haberme
ayudado. ¿Creéis que soy el Cid Campeador?17
MENATO.- A fe mía compadre, os aseguro que era un hombre solo; yo pensaba que os dejabais maltratar a
propósito para cansarlo y después, cuando no pudiese con el pelo, levantaros y darle la gran paliza.
¿Comprendéis compadre? Y qué hacíais todo eso para que no se llevase a esa, a la Juana, o porque
tuvieseis alguna otra idea, ¿yo qué sé? Debíais haberme dicho algo.
RUZANTE.- No compadre, yo no pensaba de esa forma. No me he movido porque quería hacerme el
muerto, como en la guerra, para que se fueran bien lejos ¿Comprendéis? Es una artimaña para cuando
sean demasiados en contra vuestra.
FIN DE LA COMEDIA