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El cerezo milenario

Nunca me había entusiasmado tanto con la historia, sin embargo aquí me


encuentro en una conferencia ¿el tema a tratar? mis descubrimientos sobre los
Shinsengumi, una fuerza de policía especial, fundada en 1863. Para que
entiendan mejor tendré que contar como llegue aquí…

Cuando tenía 17 años visité a mis abuelos luego de un tiempo sin haberlos
visto, ellos me acogieron en su casa sin ningún pretexto, los días
transcurrieron, un jueves decidí salir a recorrer los alrededores y conocer el
“famoso” cerezo milenario, como le decía mi abuelo, hasta el día de hoy es
sagrado y según los rumores tiene alrededor de 700 años. Caminé
aproximadamente 3 horas, pero hasta el día de hoy no me arrepiento, fue tal
vez lo mejor que he visto en mi vida, puede que parezca una exageración, pero
si lo vieran opinarían lo mismo. Era un árbol gigante medía 13 metros, tenía
tantas ramas que no podría contarlas, sus flores eran las más hermosas había
infinidades de ellas, el árbol estaba dentro de una especie de bosque, podía
haber seguido observando los alrededores pero algo me llamo la atención del
cerezo, en su tronco tenía un hueco y parecía que algo brillaba dentro de él ,
quería averiguar que era así que verifiqué que no hubiera nadie y salté la
cerca que lo rodeaba acercándome cautelosamente hacia el cerezo, una vez
que estuve cerca de él metí mi mano y logré sacar algo, no lo ví, simplemente
lo escondí debajo de mi chaleco y me alejé lo más que pude por miedo a ser
descubierta y regañada. Corría y corría sentía que tenía algo tan importante en
mis manos como mi propia vida, mientras más me alejaba más segura me
sentía. Me detuve en cuanto me dí cuenta que me había internado en el
bosque, me senté sobre una enorme roca, cerré mis ojos y con toda la valentía,
metí mi mano en mi chaleco para sacar aquel objeto tan importante, en el
momento que lo hice abrí mis ojos encontrándome con un diario personal
parecía muy antiguo, estaba algo dañado por los años, sus hojas eran
amarillas y tendría alrededor de 200 páginas, olía a cerezo y a papel viejo. La
curiosidad me ganó y lo abrí, la sorpresa que me llevé al ver su contenido fue
indescriptible, ya sea por la caligrafía, la palabra que allí estaban escritas, la
fecha o el hecho de a quien había pertenecido. El diario comenzaba así…
1863:

Junto a Kondō Isami se formó el Shinsengumi. Kondō junto a


otros dos hombres, Serizawa Kamo y Niimi Nishiki, se convirtieron en
líderes del grupo y yo serví en la fuerza como segundo al mando.

Pero Serizawa y Niimi comenzaron a luchar, beber y realizar actos


extorsivos en Kioto, lo que empañó la reputación del Shinsengumi. Yo
tenía pruebas suficientes en contra de Niimi por este tipo de actitudes y le
ordené realizar el seppuku. Serizawa y sus seguidores fueron asesinados
y Kondō se convirtió en el único líder del Shinsengumi junto a Yamanami
Keisuke y a mí como su segundo al mando.

Hijikata Toshizō

Los días siguientes continúe leyendo toda y cada una de las páginas de ese
libro tan sorprendente, ya que no solo se encontraban hechos históricos nunca
antes vistos, sino también, sentimientos, deseos, aspiraciones y el día a día de
su vida, lo que más me llamó la atención, fue que él más adelante confiesa que
ha escrito ese diario justo debajo del cerezo milenario, luego termina el diario
con esta frase.

“No voy a la batalla para ganar, con el gobierno Tokugawa a punto de


caer, sería una desgracia que nadie esté dispuesto a caer con ellos
también. Esto es lo que tengo que hacer. Lucharé la mejor batalla de mi
vida o moriré por mi país."

Y debajo un código, luego de meses tratando de descubrirlo, lo conseguí era la


ubicación de otro diario el de Kondō el líder.

Los años pasaron y ya son cinco los diarios que he descubierto y aquí estoy a
punto de encontrar el sexto, pero hay algo más ¿Qué fue ese brillo que ví ese
día de primavera en aquel árbol? ¿Habrá sido la luz solar? ¿El destino? ¿O tal
vez el alma del mismo Hijikata? No lo sé y posiblemente no lo sabré nunca.
Pero por el momento tengo una conferencia a la cual asistir.

Seppuku: es el suicidio ritual japonés por desentrañamiento.

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