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Chile Municipal PDF
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Es necesario asegurar:
i. Que se coordinen bien las reformas a nivel central, regional y municipal
ii. Que la estructura de gobernanza esté bien equilibrada y sea coherente
iii. Que el rol de las municipalidades sea adecuadamente reconocido
INTRODUCCIÓN
Tanto la geografía compleja, como la historia y el modelo económico de Chile son factores que
explican por qué es un desafío el proceso de descentralización.
Nuestro país tiene una alta concentración tanto de su población como de la actividad
económica. Es debido a esto que las actividades que concentran un alto valor económico se da
en muy pocas regiones, como Antofagasta, Tarapacá y Atacama (regiones mineras)
Lo anterior también se debe a que Chile optó por la mezcla de dos modelos: (1) un modelo
económico neoliberal que le entrega atribuciones al mercado para distribuir los recursos,
limitando la intervención pública y (2) un “modelo centralista de administración política”,
como una manera de mantener la estabilidad, proteger la unidad nacional y contribuir a la
eficiencia económica. Es este modelo el que ubica a Chile como uno de los países de la OCDE
con un gasto público total débil y de un bajo nivel de gasto subnacional.
Se señala que en varios ámbitos estos modelos han sido exitosos, ya que han logrado asegurar
la estabilidad interna política y macroeconómica, la unidad nacional, la eficiencia y el
crecimiento económico. Así, Chile ha pasado por un proceso amplio de modernización que
trae consigo una mayor prosperidad económica, un mejor nivel de vida y una menor pobreza.
“Mientras el área metropolitana de Santiago cubre el 2.1% del territorio chileno, cuenta con el
41% de la población del país, el 49% del PIB y el 41% del empleo”
Chile tiene uno de los niveles más altos de disparidad entre los países de la OCDE, en relación a
la satisfacción de la vida, medio ambiente, seguridad y empleo.
Las políticas que se han impulsado para el desarrollo regional hasta el momento no han tenido
resultados positivos. Ello se debe a que han seguido un enfoque centralizado y sectorial, además
de que les ha costado adaptarse a las distintas necesidades de las regiones chilenas.
Las limitaciones del modelo del desarrollo utilizado son evidentes, se necesita un nuevo modelo
para poder maximizar el crecimiento y la productividad en los territorios, haciéndolos más
equilibrados e inclusivos.
Para poder avanzar hacia un modelo con estas características, se requieren cambios
institucionales para establecer una estructura de gobernanza que permita intervenir de acuerdo
con cada contexto.
Es necesario reformar el actual sistema de gobernanza para realzar el rol de los gobiernos
subnacionales.
Evidencia internacional indica que los países ricos tienden a ser más descentralizados y que la
descentralización puede promover el crecimiento.
“la descentralización balanceada lleva al crecimiento: cuando las funciones políticas son
descentralizadas a este punto, los gobiernos sub-nacionales se ven más empoderados para
coordinar políticas y cosechar economías de escala y otros ámbitos de aplicación.”
Descentralización en Chile:
Las municipalidades tienen un acceso limitado a sus ingresos propios, dependen de las
transferencias del gobierno central destinadas a financiar sectores o actividades específicas.
Chile es el único país de la OCDE en el que se prohíben los préstamos locales.
De manera local, la PP es llevada a cabo por entidades territoriales desconcentradas del Estado,
y es implementada de manera parcial por las municipalidades, la mayoría de las veces de
acuerdo a normas uniformes a nivel nacional que no toman en cuenta las necesidades y
situaciones locales.
Sin embargo, esta idea ha tenido un progreso cada vez más desconectado de la agenda de la
descentralización, en vez de formar parte de una reforma completa.
Las municipalidades y las regiones son parte del mismo sistema de gobernanza multinivel, por
lo que los pilares regionales y municipales de descentralización deberían estar estrechamente
conectados.
Todavía existen desafíos que deberían ser abordados integralmente, tales como:
Al ser las municipalidades el nivel de gobierno más cercano a la ciudadanía, están bien
posicionadas para realizar las políticas de desarrollo local y ser un vínculo esencial del pacto
social, lo que debería ser tomado en cuenta por las autoridades.
Para poder diseñar una agenda completa de descentralización municipal, se debe adoptar una
perspectiva de descentralización de “sistema abierto”, vinculando las tres dimensiones
complementarias e interdependientes de la descentralización: lo político, administrativo y
fiscal. Es clave encontrar el equilibrio entre estas tres dimensiones y diseñar un proceso de
descentralización gradual encontrando la secuencia correcta de reformas.
Las municipalidades tienen niveles de pobreza extremadamente disparejos (ej: Vitacura v/S
Alto Biobío).
Regularmente, se les dan nuevas tareas a las municipalidades en diversas áreas, por ello se
refiere a veces se refiere a ellas como “un supermercado de servicios”. Esto tiende a aumentar
la carga sobre las municipalidades, ya que no disponen de recursos humanos, técnicos y
financieros; lo que afecta la eficiencia y calidad de los servicios públicos municipales.
Además, las municipalidades tienen restringida la libertad para elegir métodos de gestión se
los servicios públicos. La dependencia del sector privado para la provisión de servicios es
común, lo que puede tomar la forma de concesiones, que tienden a ser gestionadas en el
gobierno central, y no en las municipalidades. Por lo tanto, en general, en muchas
municipalidades la responsabilidad de la provisión de servicios se comparte entre el sector
público y el privado, creando una situación compleja.
Desde la década del 2000 se empezaron a llevar a cabo estudios para mejorar la identificación
de la diversidad territorial y diseñar programas específicos para cada lugar. Gracias a este
enfoque se creó una herramienta concreta para asignar fondos a las municipalidades: una
nueva tipología de FIDEM que permite clasificar a las 345 en cinco categorías de acuerdo con
un criterio espacial y socioeconómico. Se recomienda que Chile experimente la
descentralización asimétrica para promover PP territoriales, por ejemplo, la asignación de
competencias diferenciadas de acuerdo a las distintas categorías de municipalidades.
II. MEJORANDO EL SISTEMA FINANCIERO MUNICIPAL
A nivel nacional, el ingreso y gasto público de chile están entre los más bajos de la OCDE. El
débil compromiso público en Chile se ve reflejado en las cifras de inversión pública.
A nivel subnacional, los indicadores fiscales reflejan debilidad del sector municipal. El sector
local tiene un rol limitado comparado con otros países latinoamericanos o de la OCDE,
careciendo de recursos necesarios y una autonomía para actuar. El gasto municipal es muy
bajo, lo que refuerza la percepción de Chile como país altamente centralizado.
En los sectores de educación y salud, las transferencias directas de las municipalidades desde
los ministerios no cubren los costos en muchas municipalidades rurales. A raíz de esto, las
municipalidades tienen que complementar el financiamiento nacional con recursos locales.
Sumándole que además el gobierno central aumenta las tareas asignadas a las
municipalidades, finalmente tienen muchas funciones que no pueden realizar por limitaciones
económicas, o que realizan aumentando sus déficits y “deudas fantasmas”.
Debido a que estos presupuestos no se consolidan a nivel municipal, resulta complejo poder
entender y evaluar las finanzas municipales.
Las municipalidades tienen muy poco espacio para la inversión, ya que se encuentran
sobrecargadas por los gastos actuales y la falta de fuentes de ingresos propios. Es por esto que
no pueden generar el autofinanciamiento para la inversión. Esto se hace más complicado por la
falta de transferencias y por el hecho de que no se les permita adquirir préstamos a largo plazo.
Las tres áreas dependen cada vez más de transferencias corrientes y de capital, mientras que el
poder fiscal municipal es débil. Esto genera fuertes desequilibrios fiscales y revela la
dependencia creciente del financiamiento del gobierno central.
- Lo ineficiente de los impuestos inexistentes: El sistema tributario deja poca flexibilidad a los
gobiernos locales y no está sintonizado con los objetivos de descentralización. El poder
municipal es limitado para actuar sobre la autonomía tributaria local; su capacidad para
influenciar las bases tributarias es muy limitada y sus prerrogativas para fijar los sistemas
impositivos son muy limitadas o no existen. Asimismo, la mayor parte de los ingresos
tributarios municipales se transfieren al FCM.
• Las municipalidades no pueden adquirir deudas públicas, pero están endeudadas “de
facto”
Las municipalidades tienen prohibido el préstamo, salvo cuando sea explícitamente autorizado
por el presidente y sólo después de aprobar una ley específica. Sin embargo, han desarrollado
prácticas y rutas indirectas las que, de facto, las han llevado a contraer deudas de corto,
mediano y largo plazo. Para ello se emplean tres técnicas:
El sistema actual no provee las condiciones adecuadas que permitirían una mejora de la
infraestructura local y poder acelerar el desarrollo económico. Se debería reflexionar sobre las
condiciones bajo las que los préstamos podrían constituir un método financiero ventajoso para
las municipalidades. Es apropiado un uso controlado de los préstamos con reglas estrictas pero
prudentes.
Las municipalidades tienen autonomía para estimar sus propios ingresos en el proceso
presupuestario, pero no hay mecanismos de supervisión desde el nivel central o regional que
verifiquen que la estimación realizada es correcta e imparcial.
Se requiere de mayor disciplina fiscal, las reglas fiscales son útiles para alcanzar una mayor
eficiencia derivada de una autonomía local y también para alcanzar los objetivos de
sostenibilidad financiera a largo plazo.
Si Chile permite que las municipalidades emitan deudas, entonces el gobierno debería
desarrollar reglas fiscales claras para el uso responsable de los préstamos, asegurando la
estabilidad económica y una sólida gestión fiscal.
Además, se deben incluir auditorías y controles más regulares así como también mecanismos y
sanciones de imposición en caso de incumplir las responsabilidades.
III. DISEÑANDO MECANISMOS DE COMPENSACIÓN MÁS APROPIADOS PARA MEJOR
EQUIDAD Y RENDIMIENTO TERRITORIAL
Chile es uno de los países con mayor concentración regional del PIB en la OCDE. El alto nivel de
desigualdad regional, además de ser dominado por Santiago y las regiones mineras, también
se debe al bajo rendimiento de diversas regiones.
Un proceso de descentralización mal diseñado puede agudizar las disparidades entre las
municipalidades.
Hay una relación per cápita inversa entre el tamaño demográfico de la municipalidad y los
principales indicadores financieros. Las intervenciones locales enfrentan restricciones
estructurales para las zonas menos habitadas y aisladas, aumentando el costo de los servicios.
Las municipalidades más pequeñas tienen un nivel de gastos per cápita particularmente alto.
La inversión municipal per cápita muestra una relación inversa con la población: mientras más
pequeña es la municipalidad, más alta es la inversión per cápita.