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6 claves (nuevas) de

la alimentación para
el colon irritable

Lo que comes influye mucho en el control de los síntomas del colon irritable. Descubre
lo último que se sospecha que puede ayudar a reducir tus molestias.

Dolor abdominal, gases, alteraciones intestinales constantes y crónicas… ¿Qué tipo de


dieta te conviene si sufres síndrome de intestino irritable (SII)? La respuesta es que
depende.

Las causas de esta enfermedad son múltiples (y en muchos casos desconocidas), por lo
que lo que le vaya bien a otra persona puede no funcionarte a ti.
“En general una dieta equilibrada es la mejor opción para todas las personas con este
síndrome, aunque los consejos tienen que ser individualizados”, explica la Dra.
Susana Jiménez, portavoz de la Fundación Española del Aparato Digestivo.

 Lo mejor es que cada persona explore, investigue y detecte los alimentos que le
sienten mal, aunque hay ciertas “pautas” que se sabe que pueden funcionar en
todos los casos.
 Los especialistas han visto que, en general, ayuda desterrar el alcohol de la dieta, beber
suficiente agua (de 1,5 a 2 litros de agua) y comer pocas cantidades de comida repartidas
en, al menos, 5 veces al día.

Si aún así, sigues sintiendo molestias, quizá te convenga tener en cuenta algunos
detalles que en los últimos tiempos se ha visto que pueden influir mucho en el control
de esta alteración.

1. evitar los productos “light”

Aunque no está claro que la fructosa esté tras el síndrome del colon irritable, si se
sabe que cuando esta no se absorbe de forma correcta, se acumula en el intestino
grueso y fermenta rápidamente provocando gases, diarreas y dolor abdominal. Y lo
mismo ocurre con el sorbitol.

 La fructosa, que es el azúcar de las frutas y de las verduras, se utiliza también


como edulcorante en multitud de productos. El sorbitol, una sustancia que
también está en las frutas, se utiliza asimismo como edulcorante.
 Por ello, a veces los productos “light” o bajos en azúcar que están edulcorados
con fructosa o sorbitol (en las etiquetas se encuentra con el nombre de E-420)
pueden sentar mal a las personas con SII. Haz la prueba para saber si te
ocurre.

 Por otro lado, ten en cuenta que los albaricoques, los arándanos, las cerezas, las fresas y
las frambuesas, el melocotón, la manzana, el melón, la naranja, la pera y la uva son las
frutas más ricas en fructosa o sorbitol.

2. Ten cuidado con la fibra

Cuando este trastorno te provoca estreñimiento (pueden haber fases en las que ocurre
todo lo contrario), es lógico que pienses que los alimentos ricos en fibra pueden
resultar tus mejores aliados…¡Siempre que los tomes bien!

 No consumas fibra solo ante las “crisis”. Pasar a tomar de repente una gran cantidad de
fibra cuando se presenta el estreñimiento es un error, ya que eso puede empeorar los
síntomas.

 Lo correcto es introducir la fibra en la dieta de forma progresiva y tomarla de manera


habitual, sin esperar a sufrir estas alteraciones intestinales.

3. Mira bien las etiquetas

Aunque la intolerancia a la lactosa es un trastorno por sí mismo, se sabe que más de


un 30% de las personas con SII tolera mal este azúcar.
Te conviene eliminar o limitar la lactosa (está en la leche de los mamíferos) pero ten
en cuenta que esta puede llegarte a través de multitud de alimentos preparados.

Además, debes saber que si es la lactosa lo que más agrava tus síntomas intestinales, hay otros
ingredientes en los productos alimenticios que deberías evitar.

 Descarta al máximo los preparados que incluyan estos ingredientes en su etiqueta:


mono hidrato de lactosa, suero lácteo, cuajo, cuajada y grasas de la leche.
 En lugar de tomar lácteos, opta por las bebidas vegetales (de almendra, de arroz, de
soja, de avena o quinoa…) o elige lácteos sin lactosa. Ten cuidado con los chocolates
(toma solo los que sean negros) y los helados (elige los de hielo).

4. probióticos para reducir los síntomas

Algunos estudios recientes sugieren que tomar probióticos (microorganismos “vivos”


que repueblan la flora intestinal) puede ayudar a controlar los síntomas del síndrome
de colon irritable.

“Actualmente existen en el mercado al menos dos probióticos que tienen estudios con
pacientes con síndrome de intestino irritable y que han demostrado su eficacia, aunque
no son eficaces en todos los pacientes ni en todos los momentos”, apunta la Dra. Susana
Jiménez.

Los estudios, que todavía no son concluyentes, apuntan que esta medida podría ser
especialmente eficaz en personas que suelen sufrir diarreas asociadas al SII.

 Muchos alimentos contienen probióticos: como los derivados lácteos y las leches
fermentadas (yogur, queso, kéfir… ).
 Pero si eres intolerante a la lactosa puedes optar alimentos fermentados como el
chuchrut (col fermentada) o derivados de la soja (tofu, yogur, miso, tempe).
5. la vitamina D y el colon irritable

¿Qué tiene que ver la vitamina D con el síndrome de colon irritable? Es pronto para
saberlo, aunque un estudio reciente de la Universidad de Sheffield (Reino Unido) ha
comprodado algo curioso: algunas personas con síndrome de colon irritable mejoran
al tomar suplementos de esta vitamina.

 No conviene tomar suplementos si el médico no los ha recomendado, pero sí puedes


tratar de aumentar la ingesta de alimentos ricos en este nutriente, como los huevos o el
pescado azul.

6. Vigila con otros alimentos bajo sospecha

Se ha comprobado que, en algunos casos, una dieta FODMAP ayuda a reducir los
síntomas.

Esta dieta consiste en eliminar de los menús determinados alimentos con hidratos de
carbono de cadena corta, que fermentan antes de ser digeridos (por lo que generan
gas y empeoran los síntomas).
 Trigo, centeno, cebolla, ajo, legumbres... son algunos de los alimentos de este tipo que
se sospecha que pueden estar tras esta alteración.
 No tomes la determinación de eliminarlos por tu cuenta de tus menús, pero puedes
consultar con tu médico la posibilidad de que te asesore para seguir este tipo de dieta.

no caigas en el error de seguir una dieta pobre

Como has visto, hay distinto alimentos que pueden estar tras tu alteración. Y es
probable que sean varios los que a ti te sientan mal.

 Si se da esta circunstancia deberás eliminar de la dieta muchos alimentos. ¡Y hay que ir


con cuidado!
 Pide consejo. “En estos casos los pacientes deben apoyarse en su gastroenterólogo y
probablemente un dietista para no desembocar en dietas poco saludables por ser muy
restrictivas”, alerta la Dra. Susana Jiménez.

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