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Este documento narra la tradición de cómo Santa Rosa de Lima logró hacer un pacto con los mosquitos de su huerto para que no la molestaran a ella ni hicieran ruido, a cambio de que los dejara alabar a Dios. También cuenta cómo los mosquitos no picaron a otra beata llamada Catalina cuando Rosa lo pidió, y cómo Rosa predijo que tres mosquitos picarían a otra beata llamada Frasquita a nombre de la Santísima Trinidad.
Este documento narra la tradición de cómo Santa Rosa de Lima logró hacer un pacto con los mosquitos de su huerto para que no la molestaran a ella ni hicieran ruido, a cambio de que los dejara alabar a Dios. También cuenta cómo los mosquitos no picaron a otra beata llamada Catalina cuando Rosa lo pidió, y cómo Rosa predijo que tres mosquitos picarían a otra beata llamada Frasquita a nombre de la Santísima Trinidad.
Este documento narra la tradición de cómo Santa Rosa de Lima logró hacer un pacto con los mosquitos de su huerto para que no la molestaran a ella ni hicieran ruido, a cambio de que los dejara alabar a Dios. También cuenta cómo los mosquitos no picaron a otra beata llamada Catalina cuando Rosa lo pidió, y cómo Rosa predijo que tres mosquitos picarían a otra beata llamada Frasquita a nombre de la Santísima Trinidad.
revolotea haciendo imposible el sueño. ¿Qué reposo para leer o escribir si lo interrumpe el animalejo? No hay más que coger el plumerillo para ahuyentar al malcriado. Acaban con la paciencia de un santo y lo hacen renegar como poseído. Por eso mi paisana Santa Rosa, valiente para soportar dolores, llegó a sufrir -sin refunfuño - las picadas y la orquesta de los alados musiquines. Y ahí va la tradición. En casa de Rosa hubo un espacioso huerto, donde edificó una ermita para la penitencia. Los pantanales que las aguas formaban eran criaderos de mosquitos, y como la santa no podía pedir a su Divinoesposo que alterase las leyes naturales, optó por dialogar con ellos: prometió no molestarlos, y ellos; ni picarle, ni hacer ruido. Los bullangueritos guardaban compostura, hasta que al levantarse la santa, les decía: “¡Id a alabar a Dios!”. Y empezaba un concierto hasta que Rosa pedía: “Ya está bien, ahora vayan a buscar alimento”. Al anochecer los convocaba, diciéndoles: “Alaben conmigo al Señor, que los ha sustentado hoy. Y a recogerse, formalitos y sin hacer bulla”. De visita, los mosquitos se cebaron en la beata Catalina. Y ella, Que no aguantaba pulgas, aplastó al atrevido. - ¿Qué hace? - dijo Rosa -. ¿Así mata a mis amiguitos? - Enemigos mortales, dijera yo -replicó la beata. Rosa suplicó y no hubo zancudo que picara a Catalina. Frasquita Montoya, beata de la Orden, se resistía a acercarse a la ermita, por temor a los jejenes. - Pues tres te han de picar, -le dijo Rosa- uno en el nombre del Padre, otro en nombre del Hijo y otro en nombre del Espíritu Santo. Y sintió la Montoya el aguijón de tres mosquitos. Fuente: Tradiciones De Ricardo Palma.