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Definiciones de Pruebas de Evaluación Neuropsicológicas
Definiciones de Pruebas de Evaluación Neuropsicológicas
TEMA
DEFINICIONES DE PRUEBAS DE EVALUACIÓN
NEUROPSICOLÓGICAS
NOMBRE:
DIEGO PÉREZ
ÁREA Y PARALELO:
QUINTO SEMESTRE A1
JULIO 2018
Evaluación neuropsicológica mínima
Los cuestionarios o escalas han sido diseñados para cuantificar determinadas funciones
cognitivas, es decir, no establecen un diagnóstico, sino que cuantifican la severidad de la
alteración de determinadas áreas intelectuales. El diagnóstico siempre ha de realizarse en
base a la historia clínica y de acuerdo con los criterios del DSM-IV establecidos al respecto;
los cuestionarios representan sólo una ayuda en el proceso de valoración. Así mismo, son
útiles para la monitorización de la evolución del paciente así como para programas de
despistaje de deterioro cognitivo, tanto en el medio hospitalario como comunitario.
La evaluación breve puede ser realizada por cualquier profesional de la salud mínimamente
entrenado y con conocimientos de cómo se realizan las distintas preguntas, qué miden y
cómo se puntúan. Por lo general el tiempo de realización de estas pruebas no suele ser
superior a los 10-15 minutos. Mediante estas pruebas o test breves de screening,
únicamente podemos determinar la existencia o ausencia de déficit cognitivo en el paciente,
no podremos, por tanto, hacer una interpretación pormenorizada de las funciones alteradas
o del grado de disfunción ya que esto requiere una evaluación más extensa y especializada.
Dichos tests breves son así mismo útiles para realizar el seguimiento del posible deterioro
cognitivo del paciente (evaluación cada 6-12 meses, según evolución), a fin de determinar
la progresión o no de los déficits.
Dentro de los tests básicos que debe utilizar el médico general se encuentran los siguientes:
Examen del Estado Mental Mínimo de Folstein (MMSE) (Folstein et al., 1975)
Orientación
Memoria
Atención
Capacidad para seguir ordenes orales y escritas
Escritura espontánea
Habilidades visuoconstructivas
Lobo y colaboradores (Lobo et al., 1979) adaptan el MMSE esta prueba a muestra española,
pero introduciendo cambios en algunos ítems que afectaban a la puntuación total, de modo
que en lugar de obtenerse una puntuación total de 30 puntos, como sucedía con la versión
original, en este caso se obtenían un máximo de 35 puntos. A esta versión los autores la
llamaron Mini-Examen Cognoscitivo (MEC), extendiéndose su uso rápidamente, y
conviviendo con otra adaptación, en este caso sí totalmente fiel, del MMSE. El punto de
corte establecido para detección de demencia en población española se sitúa en 23 o
menos.
La administración de esta prueba da como resultado una puntuación total obtenida a través
de la suma directa de las puntuaciones que proporcionan los aciertos en la prueba, con un
mínimo de 0 y un máximo de 130. El punto de corte para diagnosticar demencia en
población española se ha establecido en 69/70. Este instrumento es uno de los más
utilizados en la práctica clínica.
Es una prueba muy breve, que consta de 10 ítems que evalúan las siguientes funciones:
orientación, memoria de evocación, concentración y cálculo. A pesar de su brevedad,
presenta una aceptable capacidad discriminativa. El sistema de puntuación se resume en
la asignación de 1 punto al ítem incorrecto. Entre 0 y 2 errores se considera normal, entre
3 y 4 errores, deterioro leve, entre 5 y 7 errores, deterioro moderado, y más de 8 errores,
deterioro grave.
Las escalas funcionales e instrumentales y básicas de la vida diaria nos sirven para "medir
el impacto del deterioro cognitivo sobre la vida del paciente" y son imprescindibles para
valorar el beneficio terapéutico. Los ingredientes que aportan son un valor añadido a los
datos de la exploración clínica y neuropsicológica reglada, al hacer evidente el conjunto de
conductas que definen al individuo con relación a sus preferencias, habilidades y
competencias que le permiten vivir de forma autónoma e independiente y ejercer su papel
social. Todas estas actividades, desde las más avanzadas hasta las más básicas se
deterioran a medida que progresa la enfermedad, incidiendo de forma desigual en cada
individuo y su grupo familiar, siendo valoradas con una subjetividad tan elevada por parte
de los diferentes cuidadores de un mismo grupo familiar, que su manejo requiere una gran
habilidad y experiencia en entrevista clínica.
La Escala de Evaluación Rápida de la Incapacidad (The Rapid Disability Rating Scale) fue
diseñada por Linn1 en 1967, y revisada posteriormente en 1982 (RDRS-2).
Escala de Deterioro Global - GDS (Global Deterioration Scale), (Reisberg et al., 1982)
La Escala de Deterioro Global (Global Deterioration Scale - GDS) establece siete estadíos
posibles: 1 = normal; 2 = deterioro muy leve; 3 = deterioro leve; 4 = deterioro moderado; 5
= deterioro moderadamente severo; 6= deterioro severo; 7 = deterioro muy severo. La
escala define cada estadío en términos operacionales y en base a un deterioro
supuestamente homogéneo. Sin embargo, dado que la secuencia de aparición de los
síntomas es a menudo variable, se ha argumentado que la inclusión de un paciente en un
estadío de acuerdo a un criterio rígido podría conducir a errores; no obstante se trata de
una de las escalas más completas, simples y útiles para la estimación de la severidad de la
demencia. El CAED (1997) sugirió la utilización de esta escala para la gradación del
síndrome demencial de la enfermedad de Alzheimer acompañado del Instrumento de
Evaluación Funcional para Enfermedad de Alzheimer, FAST (Functional Assessment tool
for Alzheimer’s disease).
El Test del Reloj se ha utilizado tanto para evaluar habilidades visuoconstructivas como
praxias constructivas. Sin embargo el hecho de que en su ejecución se impliquen varias
funciones cognitivas tales como ejecución motriz, atención, comprensión del lenguaje,
conocimiento numérico, etc., la convierte en una prueba adecuada para detectar deterioro
global en casos como la demencia tipo Alzheimer.
En el segundo caso, sin ningún dibujo de referencia, se le pide al participante que realice
un reloj redondo y grande, y que coloque en él todos los números. Asimismo se le pide que
coloque las manecillas de tal modo que indiquen una determinada hora, que habitualmente
son las once y diez.
Respecto a la influencia del nivel de escolaridad y edad en las puntuaciones obtenidas, los
resultados mostrados en la literatura son contradictorios. Así mientras que en diversos
estudios se ha observado que la ejecución del Test del reloj tanto en adultos como en
ancianos sanos estaba afectada por el nivel de formación académica (Ainslie et al., 1993)
otros trabajos muy recientes realizados específicamente con enfermos de Alzheimer tanto
con muestra norteamericana (Solomon et al., 1998) como muestra española (Cacho et al.,
1999), no encuentran tales diferencias.
Para cuantificar el grado de severidad del cuadro clínico de cada caso, se puede tomar
como medida la última evaluación utilizando el FAST (Functional Assessment Staging) o
estado funcional por el método de Reisberg, 1988. Esta escala clasifica la evolución de la
enfermedad en 16 estadios que corresponden el primero a un estado asintomático y el
último al estado de máxima gravedad, tal como se expone a continuación.
Toda batería neuropsicológica para evaluación de demencias debe, por tanto, abarcar un
vasto rango de áreas y habilidades cognitivas, con especial énfasis en la memoria. Sin
embargo, debe remarcarse que los tests de memoria en forma aislada no alcanzan para
realizar un diagnóstico de demencia; en la Enfermedad de Pick, por ejemplo, el trastorno
de memoria comienza en forma relativamente tardía.
En 1984 con la aparición del ADAS (Alzheimer’s Disease Assessment Scale) o Escala de
Evaluación para la Enfermedad de Alzheimer (EEEA) fue posible contar con un instrumento
confiable, breve, diseñado especialmente para la enfermedad de Alzheimer y capaz de
medir puntualmente los síntomas mayores de la misma como así también su progresión
aún en los estadios más avanzados.
El ADAS es un test que evalúa rendimiento y que consta de 21 ítems segregados en dos
subescalas: cognitiva (ADAS-Cog) y conductual (ADAS-Noncog), de 11 y 10 ítems
respectivamente. En la práctica se ha hecho muy popular la administración del ADAS-Cog,
en tanto que el ADAS-Noncog ha sido relegado debido a la existencia de escalas
conductuales más abarcativas como la Escala de Medición de Patología Conductual en la
Enfermedad de Alzheimer o BEHAVE-AD (Reisberg et al, 1987) y el Inventario
Neuropsiquiátrico o NPI (Cummings et al., 1994)
El ADAS no fue diseñado como instrumento único de diagnóstico sino para el estudio de
los síntomas característicos de la enfermedad de Alzheimer y como indicador sensible de
evolutividad: la evidencia obtenida de estudios longitudinales sugiere que pacientes no
tratados presentan un nivel de cambio en un año de aproximadamente 9 puntos en la
subescala cognitiva. Debido a esto el ADAS-Cog ha sido ampliamente utilizado para valorar
la eficacia de nuevos fármacos en la evolución de la demencia de tipo Alzheimer. Sin
embargo, se debe ser cauto en la interpretación de los resultados ya que el nivel de cambio
parece ser altamente dependiente del grado de deterioro en el momento de la primera
evaluación. Así, los pacientes levemente deteriorados tienden a mostrar menor nivel de
cambio en un año que aquellos que estaban más seriamente comprometidos. Por otra
parte, a medida que la enfermedad progresa, los pacientes que presentan un nivel de
deterioro muy severo tienden a enlentecer nuevamente el ritmo del nivel de cambio.
Es necesario señalar que si bien estas escalas cumplen una función importante en la
evaluación diagnóstica y en el seguimiento del paciente, generalmente, resultan poco
sensibles para las demencias precoces o muy leves por lo que es recomendable realizar
una exploración más exhaustiva de las funciones cognitivas.
Es una escala dicotómica, de respuesta sí o no. El sentido de las preguntas está invertido
de forma aleatoria, con el fin de anular, en lo posible, tendencias a responder en un solo
sentido. El marco temporal se debe referir al momento actual o durante la semana previa,
con tendencia a utilizar más este último en la aplicación autoadministrada. Existen dos
versiones: 30 ítems o 15 ítems. Cada ítem se valora como 0/1, puntuando la coincidencia
con el estado depresivo; es decir, las afirmativas para los síntomas indicativos de trastorno
afectivo, y las negativas para los indicativos de normalidad. La puntuación total corresponde
a la suma de los ítems, con un rango de 0-30 ó 0-15, según la versión.
Para la versión de 30 ítems los puntos de corte propuestos en la versión original de la escala
son los siguientes: