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Siete conclusiones, como siete son los sacramentos

1. El contexto

Es de observancia que las comunidades abordadas son personas (52 jóvenes y 23


adultos) con alguna experiencia de violentación, participación en grupos armados y de
desesperanza aprendida, los juicios de valor no son bien representados en éste estudio de
caso, además, no le haría mucho bien al proceso de conversión.

La reconciliación tiene un hondo enraizamiento antropológico, existencial y social, en el


sentido de que viene a responder a la necesidad que el hombre siente de recuperar el ideal
perdido, de reafirmar aquellos valores que dan sentido a su vida, de reconstruir su historia
personal con la historia de los demás. Por eso en éste estudio mencionamos varias veces el
término y con él la vivencia de la reparación.

2. El pretexto

Como salesianos se redescubre en cada elemento una herramienta para construir la vida
del joven o de todo aquel que participa de la vida y carisma de Don Bosco. Una canción, una
imagen, signos y símbolos para dar a conocer un mensaje que lleve a la reflexión y al cambio,
es en sí, catequesis. Un pretexto para levantar a quien está caído, dar esperanza a quien ya
la ha perdido, a reconciliar a quien estaba alejado y reparar a quien ya ha hecho daño. La
educación, los centros de atención, los talleres, las casas salesianas con sus presencias, son
la excusa perfecta para llevarle muchos jóvenes a Dios. Las encuestas, la imagen y la canción
fueron las herramientas para un escenario dialógico y trasversal entre la economía de
salvación y sus rescatados en la amorevolezza. Encontramos en las 75 personas intervenidas
una riqueza espiritual insondable y todo por la apertura al carisma de la dulzura.

3. Los recursos salvíficos –economía de salvación

Dios se valió de signos y prodigios para darle a conocer a la humanidad su voluntad, la


Iglesia a través de la historia se ha basado en el arte para darle a conocer el mensaje de la
salvación a la humanidad y continuar así con la tarea encomendada. Los sacramentos son el
modelo perfecto para participar de los signos como herramientas de salvación, manejar bien
éstos recursos para salvar a la humanidad, es tarea sacerdotal y ministerial; por eso en el
ministerio encomendado a los salesianos y la didáctica implementada para que los estímulos
externos se conviertan en vivenciales, utilizan la imagen como elemento integrador para el
espacio dialógico que a su vez ayuda a la hermenéutica de la vivencia de los chicos. Lo
importante en éste momento es la solidez de los argumentos que reflejen si las actividades
de acercamiento a realidades se convierten en activismo dentro de una institución educativa
o, si las acciones son tan significativas que los participantes vivan una estimulación cognitiva
tan real que interiorizan y resinifican sus vidas para luego ser mostradas como realidades
modificantes y transformadoras.

4. La resignificación de vida

Cuando se planteó ésta investigación cualitativa, no se fijó en los resultados estadísticos


como números que ayudan al imaginario social, como cliché, etiquetas; sino, como dice en
1° de Samuel 2, 8 “Levanta del polvo al pobre, del muladar levanta al necesitado para
hacer los sentar con los príncipes, y heredar un sitio de honor; pues las columnas de la
tierra son del SEÑOR, y sobre ellas ha colocado el mundo”. Dignificar la vida del hombre es
el fundamento especial del sacramento de la reconciliación, la dignidad de ser hijos de Dios.

La reconciliación es una realidad multidimensional. No se limita a la actividad


reconciliadora de Dios. Supone afrontar el mutuo extrañamiento y la alienación provocados
por la violencia y la opresión. Además, posee una dimensión cósmica que apenas somos
capaces de comprender. La verdadera reconciliación debe abarcar necesariamente todas las
dimensiones de la realidad1. Desde esta perspectiva, vemos que una verdadera reconciliación
abarca todas las dimensiones de la realidad, así mismo la dimensión sacramental de la
reconciliación que va significar un mayor reconocimiento de la misma en aras de propiciar
el encuentro, y el diálogo con el Otro.

5. Caminar una decisión personal

Los procesos de evangelización siempre dan a conocer que el cristianismo no es una


religión, es un estilo de vida en Jesucristo, en ocasiones se entrevé que es una utopía, pero

1
Borobio, Dionisio. Dimensión social de la Liturgia y los Sacramentos. Bilbao: Desclee de Brouwer, 1990. p. 30
lo bueno de las utopías es que ayudan a caminar con fuerza hacia la convicción de una vida
nueva.

En el diálogo y el encuentro con el Otro, la reconciliación sacramental pasa de ser una


utopía a convertirse en algo que puede concretarse en la historia humana. Por ello, el
sacramento de la Reconciliación implica una dimensión personal y comunitaria, la cual exige
una búsqueda de un equilibrio entre la responsabilidad personal y la expresión de la
solidaridad comunitaria, como uno de los objetivos de la pastoral de este sacramento2. A
través de la dialéctica entre lo personal y lo comunitario, dicho sacramento se hace práxico
en un determinado contexto, cuya finalidad será promover el encuentro sacramental como
fundamento de una praxis liberadora que se realiza en la historia del ser humano.

6. El RE-RE.

El sacramento de la reconciliación y la reparación son en sí los sacramentos que impulsan a


la celebración cristiana de la eucaristía, son dos estaciones ineludibles, de nada sirve
acercarse al sacramento de la reconciliación sin un acto de reparación, esto lo entendieron
todos los encuestados cuando se les preguntó sobre la venganza, la reconciliación y la
oportunidad, porque toda reconciliación no será sino la actualización y aplicación de este
encuentro reconciliador de gracia. Por lo cual, el sacramento de la Reconciliación será
un verdadero acontecimiento salvífico, una liberación pascual de la esclavitud del
pecado, una actualización y continuación de la redención, una realización personal, por
la mediación de la Iglesia, del encuentro de gracia reconciliador, que se actualiza en el
hoy sacramental, asociándose con la obra reconciliadora de Cristo en el mundo3. A través
de la gracia, la reconciliación sacramental dinamiza la historia del ser humano y
promueve el encuentro como signo reconciliador y liberador en la actualidad.

7. Amorevolezza fin último salesiano.

El remedio se contiene en el joyero de oro de la “amorevolezza” ¿Cómo se pueden


reanimar estos queridos jóvenes a fin de que recobren aquella antigua vivacidad, alegría y
expansión? He aquí la respuesta: con la caridad. No se trata de la pura caridad teológica,
racional, sino de una caridad bien precisa, bien definida en su inconfundible estilo. Es la
réplica a la pregunta angustiosa: “¿pero mis jóvenes no son amados suficientemente? La
respuesta es una descripción, un sucederse de detalles muy bien determinados que esculpen

2
Ibid, p.180
3
Ibid, p.161
ciertamente un estilo, tanto más claro y cristalino, cuanto más concretamente se refiere a la
ejemplaridad viviente de Don Bosco. Se trata de la “amorevolezza”.

“Lo veo y lo sé... Pero esto no basta. Falta lo mejor. Que los jóvenes no sean solamente
amados sino que se den cuenta de que se les ama: Que al ser amados en las cosas que les
agradan, participando en sus inclinaciones, aprendan a ver el amor también en aquellas
cosas que les agradan poco, como son la disciplina, el estudio, la mortificación de sí mismos
y que aprendan a obrar con generosidad y entrega”. (MB XVII, 110.)

Por eso, el sacramento de la Reconciliación es al mismo tiempo la realización eficaz


de ser reconciliados, para ser y vivir como reconciliadores; es gracia de reconciliación dada
y anuncio profético de una reconciliación por dar; es realidad reconciliadora y esperanza que
celebra y recibe la reconciliación por el ministerio de la Iglesia, es hecho y asume pública su
ministerio de reconciliación en medio del mundo viene a ser reconocido y proclamado él
mismo reconciliador, como aparece en Sal, 50, 15, y todo proviene de Dios que nos reconcilió
consigo por Cristo, y nos confió el ministerio de la reconciliación 2 Cor 5, 18. Así pues, la
gracia se convierte en signo de esperanza que es celebrada en la reconciliación, la cual por
medio de Cristo ha de generar una praxis en la práctica pastoral a través del encuentro
reconciliador entre el ser humano y Dios

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