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AS de Aranceles
AS de Aranceles
SALA TERCERA
Magistrada Relatora: Dra. Ligia Mónica Velásquez Castaños
Acción de amparo constitucional
Expediente:00529-2012-02-AAC
Departamento:Pando
Dentro del proceso ejecutivo por la suma de $us 10 5000.- (ciento cinco mil
dólares estadounidenses), fungieron como patrocinantes de Danna Michela
Maradey Montero en representación de Sarah Montero de Maradey contra
Marcial Castro Flores, donde en el memorial de demanda anunciaron “que la
suscrita Abogada se atiene al arancel mínimo del Colegio de Abogados de
Pando” (sic); sentido en el cual, efectuado el remate de un bien inmueble por
$us 17 2 000.- (ciento setenta y dos mil dólares estadounidenses), de acuerdo a
procedimiento para hacer efectivo el pago, solicitaron la liquidación, que fue
aprobada por el Juez de la causa mediante Auto 260/2011, Resolución que fue
apelada por el ejecutado.
I.1.3. Petitorio
Solicitan se les conceda la presente acción, determinado que la Sala Civil, Social,
Familia y de la Niñez y Adolescencia, emita una nueva resolución modificando el
fallo apelado de 18 de agosto de 2011, estableciendo sus honorario de acuerdo
al Arancel Mínimo de Honorarios Profesionales del ICAP, homologado por
Resolución de Sala Plena “04/2005 de 9 de marzo de 2011”.
I.2.4. Resolución
II.1.Dentro del fenecido proceso ejecutivo seguido por Danna Michela Maradey
Montero en representación de Sarah Montero de Maradey contra Marcial
Castro Flores, la Sala Civil, Social, Familia y de la Niñez y Adolescencia del
Tribunal Departamental de Justicia de Pando, en apelación, pronunció el Auto
de Vista 83 de 18 de agosto de 2011, en el cual, respecto al pago de los
honorarios profesionales de los abogados, en su Considerando III determinó:
“Según la sentencia constitucional 1846/2004 de fecha 30 de noviembre,
establece que los honorarios profesionales deben fijarse aplicando el principio
de razonabilidad, de acuerdo al trabajo realizado por los profesionales abogados
(…) de tal manera que el pago no se convierta en algo desproporcionado y en un
medio de ventajas económicas; más si ya no está vigente la Ley de la Abogacía
ni los aranceles establecidos por los Colegios Departamentales de Abogados. En
este sentido se fijan nuevos montos de honorarios y otros (…). El honorario del
profesional, en la suma de $us 5 000.- (1ra. y 2da. Instancia)” (fs. 7 a 8 vta.).
Lo señalado implica que la acción de amparo forma parte del control reforzado
de constitucionalidad o control tutelar de los derechos y garantías al constituirse
en un mecanismo constitucional inmediato de carácter preventivo y reparador
destinado a lograr la vigencia y respeto de los derechos fundamentales y
garantías constitucionales, siempre que no exista otro medio de protección o
cuando las vías idóneas pertinentes una vez agotadas no han restablecido el
derecho lesionado, lo que significa que de no cumplirse con este requisito, no se
puede analizar el fondo del problema planteado y, por tanto, tampoco otorgar
la tutela” (SCP 0002/2012 de 13 de marzo).
Ahora bien, el art. 46.I inc. 1) de la CPE, establece que toda persona tiene
derecho: "Al trabajo digno, con seguridad industrial, higiene y salud
ocupacional, sin discriminación, y con remuneración o salario justo, equitativo y
satisfactorio, que le asegure para sí y su familia una existencia digna"(las
negrillas nos pertenecen).
Ahora bien, respecto al derecho vulnerado en estudio, debemos señalar que “la
aparición de los derechos sociales ha puesto una notable variante en el
contenido de los derechos fundamentales. Principios originalmente dirigidos a
poner límite a las actuaciones del Estado se han convertido en normas que
exigen su gestión en el orden económico y social; garantías pensadas para la
defensa de la individualidad, son ahora reglas en las que el interés colectivo
ocupa el primer lugar. Así, los derechos económicos, sociales y culturales se
sustentan en los valores de libertad, igualdad y fraternidad. Libertad entendida
como la posibilidad de acceso a los medios necesarios para satisfacer
necesidades, poseedores de determinados bienes que hagan posible el pleno
desarrollo de la personalidad. Igualdad en el sentido del trato igual a situaciones
iguales o trato diferenciado en situaciones distintas, según sea el caso: De ese
modo, en los derechos civiles la igualdad era entendida como 'igualdad ante la
ley', en los derechos económicos, sociales y culturales la igualdad es entendida
como igualdad de los bienes materiales básicos para una existencia digna. Y,
solidaridad, entendida como sinónimo de justicia social. De lo anterior, se puede
decir que se trata de derechos en los que el valor justicia forma una nueva
dimensión, dado que la justicia como igualdad abstracta ante la ley, se pasa al
concreto concepto de justicia social… En consecuencia (…) son derechos que
consideran a la persona en su situación real y concreta que no es solo esa
entidad jurídica que se denomina ciudadano o ciudadana, sino ser humano, de
manera que a través de los derechos económicos y sociales se puede lograr la
“personalización de los Derechos Humanos, puesto que protege a la persona
situada en una determinada circunstancia”.
III.3.1. Respecto a la aplicabilidad del art. 7 inc. d) del DS 0100, citado supra, el
responsable del Registro Público de Abogados del Ministerio de Justicia
mediante certificado de 24 de octubre de 2011 (fs. 3), indicó que: “En caso de
que todavía no hubiera sido aprobado dicho arancel de Honorarios
Profesionales debería aplicarse el actual, hasta mientras se apruebe el referido
arancel”; Certificó: “Que aún no se aprobó el Arancel Mínimo de Honorarios
Profesionales de Abogados, de acuerdo a lo establecido por el inc. d) del artículo
7 del Decreto Supremo Nº 100 de 29 de abril de 2009, puesto que las
asociaciones u otros gremios de abogados no hicieron llegar su propuesta ya
solicitada por este Ministerio para su respectiva aprobación. En consecuencia en
el presente caso; corresponde atenerse al actual Arancel Mínimo de Honorarios
Profesiones de los Ilustres Colegios de Abogados departamentales o nacional
existentes”
(…)
Concluyendo que todo servicio profesional prestado por un abogado debe estar
sujeto a una remuneración justa y equitativa, en base al valor superior de
justicia y al principio de razonabilidad, por lo que las autoridades jurisdiccionales
a momento de fijar honorarios profesionales deben hacerlo conforme a la iguala
profesional presentada y en defecto de ésta, en proporción por los servicios
prestados, todo ello en coherencia con el sistema de valores determinados por
la Constitución Política del Estado, que constituyen el orden de convivencia
política-social; valores superiores han sido instituidos por el Constituyente como
primordiales para la colectividad, y que forman la base del ordenamiento
jurídico, y a la vez, presiden su interpretación y aplicación; en virtud de lo
estipulado por el art. 8.II, de la CPE cuando refiere que: “El Estado se sustenta
en los valores de unidad, igualdad, inclusión, dignidad, libertad, solidaridad,
reciprocidad, respeto, complementariedad, armonía, transparencia, equilibrio,
igualdad de oportunidades, equidad social y de género en la participación,
bienestar común, responsabilidad, justicia social, distribución y redistribución de
los productos y bienes sociales, para vivir bien”.
En ese cometido se debe señalar que si bien el DS 0100 que entró en vigencia el
29 de abril de 2009, establece que el Ministerio de Justicia tiene la obligación de
aprobar periódicamente el Arancel Mínimo de Honorarios Profesionales de
Abogados, el cual debe ser propuesto por el colegio, asociación u otros gremios
de abogados; no obstante ello, conforme a la certificación emitida por el
funcionario responsable del Registro Público de Abogados del precitado
Ministerio, se tiene que ese arancel único nacional, nunca fue aprobado en vista
de que los citados rubros no hicieron llegar su propuesta, por ende no existe
una respectiva aprobación; por lo que, conforme indica el propio funcionario, el
actual Arancel Mínimo de Honorarios Profesionales de los Colegios de
Abogados, tanto departamentales como nacionales se encuentran en plena
vigencia, lo contrario implicaría dejar a dichos profesionales desprovistos de una
regulación de honorarios por sus servicios prestados, lo que no condice con los
principios de razonabilidad y justicia social.