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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0365/2012

Sucre, 22 de junio de 2012

SALA TERCERA
Magistrada Relatora: Dra. Ligia Mónica Velásquez Castaños
Acción de amparo constitucional

Expediente:00529-2012-02-AAC
Departamento:Pando

En revisión la Resolución 3/2012 de 28 de febrero, cursante de fs. 34 a 36 vta.,


pronunciada dentro de la acción de amparo constitucional interpuesta por
Carlos Fuchtner Maradey, Giovanna Lutty Cortez Castro contra René Rojas
Bonilla, Juan Urbano Pereira Olmos y Antonio Fagalde Revilla, Vocales de la Sala
Civil, Social, Familia de la Niñez y Adolescencia del Tribunal Departamental de
Justicia de Pando.

I.ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Mediante memorial presentado el 17 de febrero de 2012, cursante de fs. 11 a


13 vta., los accionantes señalaron lo siguiente:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

a) Antecedentes de la petición de tutela

Dentro del proceso ejecutivo por la suma de $us 10 5000.- (ciento cinco mil
dólares estadounidenses), fungieron como patrocinantes de Danna Michela
Maradey Montero en representación de Sarah Montero de Maradey contra
Marcial Castro Flores, donde en el memorial de demanda anunciaron “que la
suscrita Abogada se atiene al arancel mínimo del Colegio de Abogados de
Pando” (sic); sentido en el cual, efectuado el remate de un bien inmueble por
$us 17 2 000.- (ciento setenta y dos mil dólares estadounidenses), de acuerdo a
procedimiento para hacer efectivo el pago, solicitaron la liquidación, que fue
aprobada por el Juez de la causa mediante Auto 260/2011, Resolución que fue
apelada por el ejecutado.

Indican que, el 18 de agosto de 2011, la Sala Civil, Social, Familia y de la Niñez y


Adolescencia del Tribunal Departamental de Justicia de Pando, emitió
Resolución confirmando parcialmente el Auto apelado, determinando: “…el
Honorario Profesional en SUS.5.000,00 (1ra. y 2da. Instancia)”, por lo que en
tiempo oportuno pidieron explicación y complementación, insinuando el por
qué los honorarios profesionales se habían regulado en $us 5 000.- (cinco mil
dólares estadounidenses), monto incongruente con el Arancel Mínimo del
Ilustre Colegio de Abogados de Pando, siendo que mismo establece que para
procesos ejecutivos, el pago es de Bs 5 000.- (cinco mil bolivianos), más el 10%
del capital demandado.

Manifiestan que en la Resolución 36 de 30 de agosto de 2011, la Sala Civil,


Social, Familia y de la Niñez y Adolescencia del Tribunal Departamental de
Justicia de Pando refirió que conforme el art. 6 del Decreto Supremo (DS) 26052
de 19 de enero de 2001, el abogado tiene derecho a percibir sus honorarios
profesionales por los servicios prestados a su cliente, tomando en cuenta el
Arancel Mínimo vigente y/o la iguala profesional acordada, artículo que no fue
derogado; aclarando, no estar en vigencia el Arancel Mínimo del ICAP, debido al
DS 0100 de 29 de abril de 2009, que establece que el Arancel Único Nacional
será aprobado por el Ministerio de Justicia, siendo así que el responsable del
citado Ministerio certificó que, aún no se aprobó el mismo, correspondiendo
atenerse al actual Arancel Mínimo de Honorarios Profesionales de los Colegios
de Abogados Departamentales o Nacionales, en el caso presente arancel
homologado por Sala Plena mencionado del Tribunal, debiendo haber sido
regulados sus honorarios en la suma de $us 9 751.- (nueve mil setecientos
cincuenta y uno dólares estadounidenses)a ser pagados por el ejecutado,
sufriendo de su parte un perjuicio económico de $us 4 751.- (cuatro mil
setecientos cincuenta y un dólares estadounidenses).
b) Acto denunciado como lesivo

Denuncian que las Resoluciones de 18 y 30 de agosto de 2011, suscritas por la


Sala Civil, Social, Familia y de la Niñez y Adolescencia del Tribunal
Departamental de Justicia de Pando, constituye un acto ilegal por vulnerar su
derecho al trabajo.

I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados

Los accionantes en mérito a los aspectos desarrollados supra, denuncian la


lesión de su derecho al trabajo, respecto a la remuneración que debe ser justa,
equitativa y satisfactoria, además del reconocimiento del ejercicio profesional
de abogado como trabajo y al honorario profesional como remuneración,
citando al efecto el art. 46.I y III de la Constitución Política del Estado (CPE).

I.1.3. Petitorio

Solicitan se les conceda la presente acción, determinado que la Sala Civil, Social,
Familia y de la Niñez y Adolescencia, emita una nueva resolución modificando el
fallo apelado de 18 de agosto de 2011, estableciendo sus honorario de acuerdo
al Arancel Mínimo de Honorarios Profesionales del ICAP, homologado por
Resolución de Sala Plena “04/2005 de 9 de marzo de 2011”.

I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías

Efectuada la audiencia pública el 28 de febrero de 2012, conforme consta en el


acta cursante de fs. 32 a 33, se produjeron los siguientes actuados:
I.2.1. Ratificación y ampliación de la acción

La parte accionante ratificó in extenso su demanda y ampliando la misma


refirieron que se vulneró sus derechos al debido proceso y la seguridad jurídica,
considerando que no se interpretó de manera adecuada en lo que se refiere al
monto de sus honorarios.
Con derecho a la réplica indico, que el art. 512 del Código de Procedimiento Civil
(CPC), es claro cuando establece que en el proceso ejecutivo, las costas serán
pagadas exclusivamente por la parte vencida, en su caso por el tercero
interesado. Respecto a su personería, señalan que conforme el art. 129 de la
CPE, quien puede presentar una acción de amparo constitucional es quien se
creyere afectado por una resolución.

I.2.2. Informe de las autoridades demandadas

Los demandados no presentaron informe alguno.

I.2.3. Intervención del tercero interesado

El tercero interesado mediante su abogado, indicó que: a) En el proceso


ejecutivo se acordó el pago de honorarios profesionales; en ese sentido, los
accionantes fueron contratados por Sarah Montero de Maradey, y quien debe
pagar, y pedir el pago es ella; b) Las costas son a favor de las partes que
intervienen en el proceso, el demandante, demandado y juez, el recurrente
debe hacer efectivo del cobro de sus honorarios profesionales a su cliente; y, c)
Los accionantes no tienen personería ni legitimación activa para interponer el
presente “recurso”.

I.2.4. Resolución

La Sala Penal y Administrativa del Tribunal Departamental de Justicia de Pando,


pronunció la Resolución 3/2012 de 28 de febrero cursante de fs. 34 a 36 vta.,
constituido en Tribunal de garantías, por la cual concedió la tutela solicitada,
dejando sin efecto los Autos de Vista de 18 de agosto de 2011 y el
complementario de 30 del mismo mes y año, disponiendo que la Sala Civil,
Social, Familia y de la Niñez y Adolescencia, dicte un nuevo fallo en observancia
y cumplimiento de lo previsto en el Arancel Mínimo de Honorarios del ICAP, con
el siguiente fundamento: 1) El Auto de Vista 83 de 18 de agosto de 2011, se
fundó en la “SC 1846 de 30 de noviembre” (sic); empero, dicha Sentencia
Constitucional se refiere a un proceso penal, siendo contrario al caso presente;
2) El Auto complementario de 30 de agosto de 2011, refiere la no vigencia del
Arancel Mínimo del Colegio de Abogados de Pando, en merito al art. 7 del DS
0100; 3) El certificado expedido por el responsable del Registro Público de
Abogados del Ministerio de Justicia se acreditó que a la fecha se encuentra en
plena vigencia el Arancel Mínimo del ICAP; y, 4) No es evidente el reclamo del
tercero interesado, en el sentido de que los abogados, ahora accionantes, no
tendrían personería para reclamar el cobro de sus honorarios, ya que de la
revisión de los antecedentes del proceso ejecutivo, éstos cuentan con poder
suficiente.
II. CONCLUSIONES

Del análisis y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se


establecen las siguientes conclusiones:

II.1.Dentro del fenecido proceso ejecutivo seguido por Danna Michela Maradey
Montero en representación de Sarah Montero de Maradey contra Marcial
Castro Flores, la Sala Civil, Social, Familia y de la Niñez y Adolescencia del
Tribunal Departamental de Justicia de Pando, en apelación, pronunció el Auto
de Vista 83 de 18 de agosto de 2011, en el cual, respecto al pago de los
honorarios profesionales de los abogados, en su Considerando III determinó:
“Según la sentencia constitucional 1846/2004 de fecha 30 de noviembre,
establece que los honorarios profesionales deben fijarse aplicando el principio
de razonabilidad, de acuerdo al trabajo realizado por los profesionales abogados
(…) de tal manera que el pago no se convierta en algo desproporcionado y en un
medio de ventajas económicas; más si ya no está vigente la Ley de la Abogacía
ni los aranceles establecidos por los Colegios Departamentales de Abogados. En
este sentido se fijan nuevos montos de honorarios y otros (…). El honorario del
profesional, en la suma de $us 5 000.- (1ra. y 2da. Instancia)” (fs. 7 a 8 vta.).

II.2.Contra el citado fallo Danna Michela Maradey Montero interpuso solicitud


de explicación y complementación, resuelta mediante Auto complementario 36
de 30 de Agosto de 2011, por el que el Tribunal de alzada, consideraron el art. 6
del DS 26052, estableció que: “el abogado tiene derecho a percibir sus
honorarios por los servicios profesionales prestados a su cliente tomando en
cuenta el arancel mínimo vigente y/o la iguala profesional, acordada”, no fue
derogado por lo que está en plena vigencia. “Lo que ya no está vigente es el
arancel mínimo del Colegio de Abogados de Pando, el art. 7.d del mencionado
DS 0100, establece en las atribuciones del Ministerio de Justicia 'aprobar
periódicamente el arancel mínimo único de honorarios de abogados propuesto
por los colegios, asociaciones u otro gremio de abogados'. Este Decreto que
quita las atribuciones a las Cortes Superiores para homologar o aprobar
aranceles mínimos de los colegios de abogados, está vigente hace más de 2
años. Al no tener facultades para homologar ningún arancel (…) no tiene
vigencia” (fs. 9).

II.3.Conforme al Arancel Mínimo de Honorarios Profesionales del ICAP,


homologado por la “Corte Superior del Distrito de Pando” mediante Resolución
de Sala Plena 4-2005 de 9 de marzo, (fs. 23), se evidencia que, en su recuadro II
(procesos Voluntarios, Interdictos, Ejecutivos y Sumarios), el inc. ll), determina
el pago de Bs 500.- (quinientos bolivianos) más el 10% s/capital, por concepto
de honorarios profesionales.

II.4.Mediante certificación emitida por el responsable del Registro Público de


Abogados del Ministerio de Justicia conforme a lo establecido por el inc. d) del
art. 7 del DS 0100, certificó: “Que aún no se aprobó el Arancel Mínimo de
Honorarios Profesionales de Abogados, de acuerdo a lo establecido por el inc. d)
del artículo 7 del Decreto Supremo Nº 100 de 29 de abril de 2009, puesto que
las asociaciones u otros gremios de abogados no hicieron llegar su propuesta ya
solicitada por este Ministerio para su respectiva aprobación. En consecuencia en
el presente caso; corresponde atenerse al actual Arancel Mínimo de Honorarios
Profesiones de los Ilustres Colegios de Abogados departamentales o Nacional
existentes” (fs. 3).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

En este estado de cosas, corresponde ahora precisar el objeto y la causa de la


petición de tutela; en ese orden, se tiene que el objeto de la presente acción de
amparo constitucional, es la petición de tutela constitucional para el resguardo
de los derechos del accionante al trabajo, a una remuneración justa, equitativa y
satisfactoria, a un debido proceso; asimismo, la causa, se constituye en los
Autos de 18 de agosto de 2011 y complementario de 30 del 83 362 del mismo
mes y año, suscritas por la Sala Civil, Social, de Familia y de la Niñez y
Adolescencia del Tribunal Departamental de Justicia de Pando, en vista de que
los honorarios profesionales que les corresponde se regularon en un monto
incongruente con el Arancel Mínimo del ICAP, porque el mismo establece que
para procesos ejecutivos, menester el pago de Bs 5 000.- (cinco mil bolivianos),
más el 10% del capital y no así en la previsión del DS 0100, que establece que el
Arancel Único Nacional aprobado por el Ministerio de Justicia. En consecuencia,
en base a los aspectos antes señalados, se procederá a analizar si en el presente
caso, si de debe conceder o no de la tutela solicitada.

III.1. La acción de amparo constitucional y su configuración constitucional

“El orden constitucional boliviano, dentro de las acciones de defensa, instituye


en el art. 128 la acción de amparo constitucional como un mecanismo de
defensa que tendrá lugar contra los “actos u omisiones ilegales o indebidos de
los servidores públicos, o de persona individual o colectiva, que restrinjan,
supriman o amenacen restringir o suprimir los derechos reconocidos por la
Constitución y la ley”.

Del contenido del texto constitucional de referencia puede inferirse que la


acción de amparo constitucional es un mecanismo de defensa jurisdiccional,
eficaz, rápido e inmediato de protección de los derechos fundamentales y
garantías constitucionales, cuyo ámbito de protección se circunscribe respecto
de aquellos derechos fundamentales y garantías que no se encuentran
resguardados por los otros mecanismos de protección especializada que el
mismo orden constitucional brinda a los bolivianos, como la acción de libertad,
de protección de privacidad, popular, de cumplimiento, etc. Asimismo, desde el
ámbito de los actos contra los que procede, esta acción se dirige contra aquellos
actos y omisiones ilegales o indebidos provenientes no sólo de los servidores
públicos sino también de las personas individuales o colectivas que restrinjan o
amenacen restringir los derechos y garantías objeto de su protección.
En este contexto, el amparo constitucional boliviano en su dimensión procesal,
se encuentra concebido como una acción que otorga a la persona la facultad de
activar la justicia constitucional en defensa de sus derechos fundamentales y
garantías constitucionales.

El término de acción no debe ser entendido como un simple cambio de


nomenclatura, que no incide en su naturaleza jurídica, pues se trata de una
verdadera acción de defensa inmediata, oportuna y eficaz para la reparación y
restablecimiento de los derechos y garantías fundamentales, y dada su
configuración, el amparo constitucional se constituye en un proceso
constitucional, de carácter autónomo e independiente con partes procesales
diferentes a las del proceso ordinario o por lo menos con una postura procesal
distinta, con un objeto específico y diferente, cual es la protección y restitución
de derechos fundamentales y con una causa distinta a la proveniente del
proceso ordinario, esto es, la vulneración concreta o inminente de derechos
fundamentales a raíz actos y omisiones ilegales o indebidos y con un régimen
jurídico procesal propio.

En este orden de ideas, la acción de amparo constitucional adquiere las


características de sumariedad e inmediatez en la protección, por ser un
procedimiento rápido, sencillo y sin ritualismos dilatorios. A estas características
se añade la de generalidad, a través de la cual la acción puede ser presentada
sin excepción contra todo servidor público o persona individual o colectiva.

Finalmente cabe señalar que dentro de los principios procesales configuradores


del amparo constitucional, el constituyente resalta la inmediatez y
subsidiariedad indicar en el parágrafo I del art. 129 de la CPE que esta acción'
…se interpondrá siempre que no exista otro medio o recurso legal para la
protección inmediata de los derechos y garantías restringidos, suprimidos o
amenazados'.

Lo señalado implica que la acción de amparo forma parte del control reforzado
de constitucionalidad o control tutelar de los derechos y garantías al constituirse
en un mecanismo constitucional inmediato de carácter preventivo y reparador
destinado a lograr la vigencia y respeto de los derechos fundamentales y
garantías constitucionales, siempre que no exista otro medio de protección o
cuando las vías idóneas pertinentes una vez agotadas no han restablecido el
derecho lesionado, lo que significa que de no cumplirse con este requisito, no se
puede analizar el fondo del problema planteado y, por tanto, tampoco otorgar
la tutela” (SCP 0002/2012 de 13 de marzo).

III.2.En cuanto a la legitimación activa de los abogados a efectos de presentar


acciones de amparo constitucional para el cobro de sus honorarios
profesionales.

Previamente a establecer la legitimación activa de los abogados patrocinadores


que demandan el cobro de honorarios profesionales, mediante una acción de
defensa, corresponde señalar que la jurisprudencia del Tribunal Constitucional,
desarrollada mediante la SC 0644/2010-R de 19 de julio, que cita a la SC
1261/2001-R de 28 de noviembre, definió a la legitimación activa en el amparo
constitucional como: '…una relación directa entre el recurrente y el derecho que
se invoca como violado, en función del interés personal que tiene quien pide el
amparo…', la protección de la garantía constitucional que el amparo conlleva,
está sujeta a determinados presupuestos, uno de ellos es que el recurrente esté
legitimado para impugnar el acto u omisión reclamado, en virtud de que la
legitimación activa en esta acción tutelar, corresponde al obligado o afectado
que directamente acredita interés en el asunto y en quien recaen las
consecuencias jurídicas de la resolución o acto de la autoridad que se impugna.
Así el art. 129.I de la CPE dispone que la acción de amparo constitucional debe
ser interpuesta por la persona que se crea afectada o por otra a su nombre con
poder suficiente o por la autoridad correspondiente de acuerdo con la
Constitución; en tal virtud, la legitimación activa le corresponde al afectado que
directamente acredita interés en el asunto y en quien recaen las consecuencias
jurídicas de la resolución o acto de la autoridad que se impugna. Esta exigencia
sólo tiene las excepciones previstas en los arts. 222.I y 231.I de la CPE, que
expresan que el Defensor del Pueblo en protección, difusión y cumplimiento de
los derechos humanos individuales y colectivos puede interponer amparo sin
necesidad de mandato, y el Procurador General en defensa y precautela de los
intereses del Estado.

En ese sentido, la SC 0134/2002-R de 20 de febrero, pronunciada en un recurso


en el cual el recurrente era el abogado patrocinante de una de las partes dentro
de un proceso civil, estableció: '…El art. 194 del Código de Procedimiento Civil
señala que las disposiciones de la sentencia sólo comprenderán a las partes que
intervienen en el proceso y a las que trajeren o derivaren sus derechos de
aquella. Por su parte, el art. 199 de la misma disposición legal al referirse al
alcance de las costas señala que las costas del proceso comprenderán los
diversos gastos justificados y necesarios hechos por la parte victoriosa, tales
como papel sellado, timbres y otros reconocidos por el arancel de derechos
procesales. Asimismo comprende el honorario del abogado y el salario de las
personas a las que se refiere el párrafo II del art. 51 de la misma disposición
legal. En el caso que se analiza, el recurrente efectivamente actuó como
abogado y apoderado de (…) dentro del proceso ejecutivo seguido por este
último contra (…); proceso en el que se dictó sentencia declarando probada la
demanda, con costas a favor del ejecutante. Ello implica que la regulación de las
costas y su pago sólo pueden ser reclamadas por el ejecutante en forma
personal o a través de apoderado con poder suficiente, como se lo ha ido
haciendo dentro del proceso. Sin embargo, al presente el monto del honorario
profesional que es objeto del presente recurso, no puede ser reclamado
directamente por el ahora recurrente al no tener personería para el efecto, pues
no podemos dejar de lado que los honorarios profesionales del abogado, en
virtud al art. 199 del Código de Procedimiento Civil antes citado forman parte de
las costas que corresponden -en este caso- al ejecutante, no al abogado, por lo
que es evidente la impersonería del recurrente para la interposición del
presente Recurso circunstancia que impide a este Tribunal a analizar el fondo de
la problemática debiendo declarar la improcedencia del recurso”.

Consecuentemente, en merito a la citada línea jurisprudencial se concluye que


por regla general, los profesionales abogados que interponen una acción de
defensa, en procura de buscar un reparo a dificultades emergentes del cobro de
sus honorarios profesionales, carecen de legitimación activa para interponer la
acción de amparo constitucional, máxime si ésta constituye parte de las costas
procesales del mismo; pues, la Resolución dictada en un proceso ordinario
únicamente alcanza a las partes intervinientes en el mismo; que en un
entendimiento, más amplio, la misma Sentencia concluye que: “…los
profesionales abogados que interponen recursos de amparo constitucional
reclamando que se reparen problemas relacionados con la regulación de
honorarios profesionales, carecen de legitimación activa para interponer el
recurso de amparo constitucional, en virtud a que los deberes procesales de
contenido patrimonial, como son las costas, sólo surgen y benefician a las partes
del proceso, por cuanto tienen intervención esencial en el mismo, el
demandante como el demandado, siendo la intervención de los abogados
accesoria, de acuerdo a lo dispuesto por los arts. 50 y 51.II del Código de
Procedimiento Civil (SC 0484/2002-R de 26 de abril); empero, la regla general
citada tiene su excepción en material social, al existir un precepto legal expreso
contenido en la norma prevista por el art. 204 del CPT que determina que los
honorarios regulados por el juez corresponden al abogado del demandante,
cuando dispone: 'Cuando la sentencia sancione con costas al demandado, el
honorario profesional será regulado en la proporción de 10% del monto
condenado y, en suma equitativa, cuando se trate de autos interlocutorios.
Dichos honorarios corresponden al abogado del demandante siempre que éste
no hubiese recibido ya por adelantado sus derechos por parte del trabajador,
caso en el cual los honorarios regulados irán a resarcir los gastos efectuados por
aquél”.

Ahora bien, el art. 46.I inc. 1) de la CPE, establece que toda persona tiene
derecho: "Al trabajo digno, con seguridad industrial, higiene y salud
ocupacional, sin discriminación, y con remuneración o salario justo, equitativo y
satisfactorio, que le asegure para sí y su familia una existencia digna"(las
negrillas nos pertenecen).

Entendiendo que el derecho a una remuneración justa, consagrado por la


norma citada supra, conforme la SC 0874/2010-R de 10 de agosto, reiterando el
entendimiento asumido por la SC 1612/2003-R de 10 de noviembre: "...consiste
en la potestad o facultad que tiene toda persona de recibir una retribución o
contraprestación adecuada conforme al trabajo desarrollado, es decir, un
salario equitativo e igual por trabajo de igual valor. Empero, este derecho es
concurrente al derecho al trabajo, no es independiente de este último, toda vez
que se genera y se constituye en el momento en que la persona desarrolle una
actividad o trabajo por cuenta de otra persona o del propio Estado".

Ahora bien, respecto al derecho vulnerado en estudio, debemos señalar que “la
aparición de los derechos sociales ha puesto una notable variante en el
contenido de los derechos fundamentales. Principios originalmente dirigidos a
poner límite a las actuaciones del Estado se han convertido en normas que
exigen su gestión en el orden económico y social; garantías pensadas para la
defensa de la individualidad, son ahora reglas en las que el interés colectivo
ocupa el primer lugar. Así, los derechos económicos, sociales y culturales se
sustentan en los valores de libertad, igualdad y fraternidad. Libertad entendida
como la posibilidad de acceso a los medios necesarios para satisfacer
necesidades, poseedores de determinados bienes que hagan posible el pleno
desarrollo de la personalidad. Igualdad en el sentido del trato igual a situaciones
iguales o trato diferenciado en situaciones distintas, según sea el caso: De ese
modo, en los derechos civiles la igualdad era entendida como 'igualdad ante la
ley', en los derechos económicos, sociales y culturales la igualdad es entendida
como igualdad de los bienes materiales básicos para una existencia digna. Y,
solidaridad, entendida como sinónimo de justicia social. De lo anterior, se puede
decir que se trata de derechos en los que el valor justicia forma una nueva
dimensión, dado que la justicia como igualdad abstracta ante la ley, se pasa al
concreto concepto de justicia social… En consecuencia (…) son derechos que
consideran a la persona en su situación real y concreta que no es solo esa
entidad jurídica que se denomina ciudadano o ciudadana, sino ser humano, de
manera que a través de los derechos económicos y sociales se puede lograr la
“personalización de los Derechos Humanos, puesto que protege a la persona
situada en una determinada circunstancia”.

Por su parte, en el contexto de la realidad nacional, uno de los pilares del


modelo constitucional boliviano, se refleja precisamente en el art. 109 de la
CPE, el cual plasma los principios de igualdad jerárquica de todos los derechos
fundamentales, incluidos claro está los derechos económicos, sociales y
culturales, así como su directa aplicabilidad y por ende, su directa justiciabilidad,
postulados que tal como se desarrolló supra, forman parte de la ideología de
este “modelo constitucional de la justicia e igualdad”.

En ese orden, conviene recordar que el art. 109 de la norma constitucional, en


su parágrafo primero, de forma taxativa señala: “Todos los derechos
reconocidos por la Constitución, son directamente aplicables y gozan de iguales
garantías para su protección”. En este contexto y bajo el criterio de
interpretación referente a la “unidad constitucional”, el art. 13.III de la CPE,
indica que “La clasificación de los derechos establecida en esta Constitución no
determina jerarquía alguna ni superioridad de unos derechos sobre otros”(las
negrillas son nuestras); se colige que este aspecto, precisamente constituye el
primer eje de ruptura con los modelos constitucionales contemporáneos, siendo
que a la luz del modelo constitucional boliviano, todos los derechos, incluyendo
los derechos económicos, sociales y culturales, tienen la misma jerarquía, por lo
que, éstos últimos, dejan de ser cláusulas constitucionales programáticas y son
por tanto directamente aplicables y directamente justiciables.

En merito a lo expuesto precedentemente, se concluye que el derecho a la


remuneración o salario justo, equitativo y satisfactorio, establecido por el art.
46.I. de la CPE, constituye un derecho autónomo, y por lo tanto directamente
justiciable.

En consecuencia, dada la configuración procesal prevista por la Constitución


Política del Estado Plurinacional y la Ley del Tribunal Constitucional
Plurinacional, que establece que, la acción de amparo constitucional podrá ser
interpuesta, por toda persona natural o jurídica que se crea afectada, por otra a
su nombre, con poder suficiente o por la autoridad correspondiente, por
cualquier acción u omisión ilegal o indebida que restrinjan, supriman o
amenacen restringir o suprimir los derechos reconocidos por la Constitución
Política del Estado y la ley; por lo que los abogados, ahora accionantes,
considerando la jerarquía del derecho a proteger, tienen la legitimación activa
para plantear directamente la acción de amparo constitucional, aún sin
constituir parte en el proceso; empero, habida cuenta que éstos se constituyen
en directos afectados en su derecho a percibir una remuneración, justa y
equitativa; nuevo entendimiento uniformado que se encuentra acorde a los
valores y principios de la Constitución Política del Estado y que en adelante,
debe ser asumido y aplicado; correspondiendo en consecuencia, ingresar al
análisis de fondo de la problemática planteada.

III.3.Normativa aplicable al caso

El DS 0100, establece que el Ministerio de Justicia, conforme el art. 7 tendrá sus


atribuciones:

“d)Aprobar periódicamente el arancel mínimo único de honorarios de abogados


propuesto por los colegios, asociaciones u otros gremios de abogados” (las
negrillas y subrayado nos pertenecen).

Asimismo, el citado Decreto Supremo entre las disposiciones Abrogatorias y


Derogatorias, establece:

Artículo abrogatorio único, que.-

Se abrogan las siguientes disposiciones:

- Decreto Supremo 11782 de 12 de septiembre de 1974 referente a que todo


abogado para el ejercicio de su profesión, deberá matricularse obligatoriamente
en el Colegio de Abogados del asiento principal de sus funciones.

- Decreto Ley 16793 de 19 de julio de 1979 (Ley de la Abogacía).

- Decreto Supremo 26084 de 23 de febrero del 2001, de Modificaciones al


Código de ética Profesional para el ejercicio de la Abogacía.

- Decreto Supremo 29783 de 12 de noviembre de 2008, que regula los cobros


que realizan los Colegios Departamentales de Abogados de los (9) Distritos
Judiciales por concepto de obligaciones ordinarias y extraordinarias, así como
recupera la función social de los colegios Departamentales de Abogados en la
concepción de gratuidad de justicia.

Y derogaran los art. 9 y 10 del DS 26052 de 19 de enero de 2001, referidos


referido al Código de Ética Profesional para el ejercicio de la Abogacía (CEPA).

III.3.1. Respecto a la aplicabilidad del art. 7 inc. d) del DS 0100, citado supra, el
responsable del Registro Público de Abogados del Ministerio de Justicia
mediante certificado de 24 de octubre de 2011 (fs. 3), indicó que: “En caso de
que todavía no hubiera sido aprobado dicho arancel de Honorarios
Profesionales debería aplicarse el actual, hasta mientras se apruebe el referido
arancel”; Certificó: “Que aún no se aprobó el Arancel Mínimo de Honorarios
Profesionales de Abogados, de acuerdo a lo establecido por el inc. d) del artículo
7 del Decreto Supremo Nº 100 de 29 de abril de 2009, puesto que las
asociaciones u otros gremios de abogados no hicieron llegar su propuesta ya
solicitada por este Ministerio para su respectiva aprobación. En consecuencia en
el presente caso; corresponde atenerse al actual Arancel Mínimo de Honorarios
Profesiones de los Ilustres Colegios de Abogados departamentales o nacional
existentes”

Consecuentemente, contrastada la norma establecida en el art. 7 inc. d) del DS


0100, con la certificación emitida por el responsable del Registro Público de
Abogados del Ministerio de Justicia, los Aranceles Mínimos de Honorarios
Profesionales de los Colegios de Abogados Departamentales o nacionales,
tienen aplicación en todas las causas tramitadas en la jurisdicción ordinaria, en
tanto las asociaciones o gremios de abogados del país, hagan llegar al Ministerio
de Justicia sus propuestas; situación que a la fecha de interposición de la
presente acción no sucedió.

III.4.Del Derecho a la remuneración de los profesionales abogados

Respecto al derecho a recibir una justa remuneración, la jurisprudencia


constitucional ha entendido que: “Desde su concepción constitucional, el
derecho a una remuneración justa es de carácter social y económico previsto
por el art. 46.I.1) de la CPE vigente y señala que toda persona tiene derecho: 'Al
trabajo digno, con seguridad social industrial, higiene y salud ocupacional, sin
discriminación, y con remuneración o salario justo, equitativo y satisfactorio,
que le asegure para sí y su familia una existencia digna…”.(SC 0572/2010-R de
12 de julio).

En ese mismo sentido la SC 0731/2011-R de 20 de mayo, señaló que la misma


consiste en:“...la potestad, capacidad o facultad de toda persona para
desarrollar cualquier actividad física o intelectual”, e incorporada en el art. 23
de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), cuando indica
que: '1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo,
a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo (…)'; '(…) que le asegure a
ella , así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana (…)'.
En armonía con estas declaraciones, el Tribunal Constitucional ha desarrollado
este derecho en la SC 0102/2003, en sentido de que el derecho al trabajo:
'supone que toda persona goce del mismo en condiciones justas, equitativas y
satisfactorias, para lo cual dichos Estados garantizarán en sus legislaciones
nacionales, de manera particular: a. Una remuneración que asegure como
mínimo a todos los trabajadores condiciones de subsistencia digna y decorosa
para ellos y sus familias y un salario equitativo e igual por igual trabajo, sin
ninguna distinción'.

La SC 1034/2010-R de 23 de agosto, determinó que: “…a raíz del Decreto


Supremo (DS) 100 de 29 de abril de 2009, se abrogó el Decreto Ley (DL) 16793
de 19 de julio de 1979, denominado Ley de la Abogacía; asimismo, se derogaron
los arts. 9 y 10 del DS 26052 de 19 de enero de 2001, referido al 'Código de Ética
Profesional para el ejercicio de la Abogacía' (CEPA), cuyo objeto conforme a su
art. 1, es establecer un conjunto de normas a las que el abogado deberá sujetar
su conducta en el ejercicio profesional, es así que en los arts. 11, 14 y 17,
establece como deberes el «…de defender con la máxima lealtad, eficiencia y
estricta sujeción a las normas jurídicas y morales los derechos de sus clientes y
prestar el consejo eficaz y honesto que le fuere solicitado». Asimismo, el
abogado '…deberá obrar con el máximo de lealtad con su cliente, prestándole su
esfuerzo y dedicación en la defensa de sus derechos…', debiendo «…ser
absolutamente verídico, sin crear falsas expectativas de éxito ni magnificar las
dificultades…», debiendo observar '…en todo momento una conducta
intachable, ser honesto, ecuánime, digno y respetuoso de la Constitución
Política del Estado y las leyes de la República'.

(…)

En contraprestación con estos servicios, el cliente tiene el deber de reconocer y


pagar a su abogado los honorarios profesionales …con remuneración o salario
justo, equitativo y satisfactorio que le asegure para sí y su familia una existencia
digna».

(…) sin embargo, el cliente no puede ser sometido a cobros irracionales,


desproporcionados e inequitativos, pues caso contrario se le estaría utilizando
como un medio para lograr ventajas económicas, que no está permitido por
nuestra normativa jurídica, vulnerando de esta manera el valor dignidad de la
persona, así como el principio de razonabilidad, toda vez, que la regulación de
honorarios en forma desproporcionada, sin atender a la relación entre el trabajo
desplegado y los resultados obtenidos, determinaría que el cliente se vea
obligado a cancelar el porcentaje de la cuantía sin haber recuperado el monto
de los daños y perjuicios, lo que importaría una violación al valor supremo
justicia que constituye actualmente uno de los valores sobre los cuales se basa
el Estado plurinacional…”.

Concluyendo que todo servicio profesional prestado por un abogado debe estar
sujeto a una remuneración justa y equitativa, en base al valor superior de
justicia y al principio de razonabilidad, por lo que las autoridades jurisdiccionales
a momento de fijar honorarios profesionales deben hacerlo conforme a la iguala
profesional presentada y en defecto de ésta, en proporción por los servicios
prestados, todo ello en coherencia con el sistema de valores determinados por
la Constitución Política del Estado, que constituyen el orden de convivencia
política-social; valores superiores han sido instituidos por el Constituyente como
primordiales para la colectividad, y que forman la base del ordenamiento
jurídico, y a la vez, presiden su interpretación y aplicación; en virtud de lo
estipulado por el art. 8.II, de la CPE cuando refiere que: “El Estado se sustenta
en los valores de unidad, igualdad, inclusión, dignidad, libertad, solidaridad,
reciprocidad, respeto, complementariedad, armonía, transparencia, equilibrio,
igualdad de oportunidades, equidad social y de género en la participación,
bienestar común, responsabilidad, justicia social, distribución y redistribución de
los productos y bienes sociales, para vivir bien”.

III.5. En cuanto al derecho al trabajo

Con relación al derecho al trabajo, si bien ya se citó el art. 46.I de la CPE,


conviene reiterar el tenor integro del mismo dado que: “establece que toda
persona tiene derecho al trabajo digno, con seguridad industrial, higiene y salud
ocupacional, sin discriminación y con remuneración o salario justo, equitativo,
satisfactorio, que le asegure par sí y su familia una existencia digna”.

Norma legal que concuerda con lo dispuesto en la Declaración Universal de los


Derechos Humanos, que en su art. 23.1, manifiesta que: “Toda persona tiene
derecho al trabajo, a la libre elección de trabajo, a condiciones equitativas y
satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo”.

Derecho que la jurisprudencia al respecto lo definió como: “…la potestad,


capacidad o facultad que tiene toda persona para desarrollar cualquier actividad
física o intelectual tendiente a generar su sustento diario como el de su familia.
(…) la propia Ley Fundamental establece el límite del mismo al señalar
expresamente que tal derecho debe ejercerse de manera que no afecte el bien
común ni el interés colectivo…" (SC 1580/2011-R de 11 de octubre, que reitera
lo establecido por la SC 1132/2000-R de 1 de diciembre).

Normativa legal y jurisprudencial que concuerdan en establecer que el derecho


al trabajo constituye la facultad de toda persona para desplegar cualquier
actividad sea esta física e intelectual, todo ello en condiciones dignas,
equitativas, satisfactorias y con seguridad.
III.6.Análisis del caso concreto

Una vez desarrollados los problemas jurídicos planteados, corresponde realizar


el análisis del acto denunciado como lesivo del derecho a una remuneración
justa, razón por la cual, debe efectuarse las siguientes consideraciones:

La Sala Civil, Social, Familia, de la Niñez y Adolescencia del Tribunal


Departamental de Justicia de Pando, dentro el fenecido proceso ejecutivo
seguido a instancia de Danna Michela Maradey Montero en representación de
Sarah Montero de Maradey contra Marcial Castro Flores, mediante Auto de
Vista 83, consideraron el pago de los honorarios profesionales de los abogados
patrocinantes, en la suma de $us 5 000.-; regulación que mereció la solicitud de
explicación y complementación, resuelta por Auto complementario 36,
determinando que el Arancel Mínimo del ICAP, ya no se encontraría en vigencia;
situación que conllevó a los abogados patrocinantes, ahora accionantes, a
demandar la vulneración de su derecho a una remuneración justa, equitativa y
satisfactoria, en consideración a lo preceptuado por el art. 46.I de la CPE.

De todo lo mencionado corresponde analizar si en este caso corresponde la


aplicación de lo dispuesto por el DS 0100 o más bien, debe tenerse en cuenta el
Arancel Mínimo del Colegio de Abogados de Pando.

En ese cometido se debe señalar que si bien el DS 0100 que entró en vigencia el
29 de abril de 2009, establece que el Ministerio de Justicia tiene la obligación de
aprobar periódicamente el Arancel Mínimo de Honorarios Profesionales de
Abogados, el cual debe ser propuesto por el colegio, asociación u otros gremios
de abogados; no obstante ello, conforme a la certificación emitida por el
funcionario responsable del Registro Público de Abogados del precitado
Ministerio, se tiene que ese arancel único nacional, nunca fue aprobado en vista
de que los citados rubros no hicieron llegar su propuesta, por ende no existe
una respectiva aprobación; por lo que, conforme indica el propio funcionario, el
actual Arancel Mínimo de Honorarios Profesionales de los Colegios de
Abogados, tanto departamentales como nacionales se encuentran en plena
vigencia, lo contrario implicaría dejar a dichos profesionales desprovistos de una
regulación de honorarios por sus servicios prestados, lo que no condice con los
principios de razonabilidad y justicia social.

De igual forma, no es posible pretender emplear un Decreto Supremo que, en lo


referente a honorarios profesionales, no resulta aplicable, mientras no se
cumplan las condiciones necesarias para su viabilidad. En consecuencia, el vacío
procesal normativo, no puede ser empleado en detrimento de los titulares del
derecho porque constituiría una afectación directa a una remuneración justa,
motivo por el cual, el Órgano Judicial continúa aplicando el anterior sistema,
consistente en la Arancel Mínimo de los Colegios de Abogados, homologando el
mismo para dicho efecto.

En síntesis el arancel Mínimo de Honorarios Profesionales del ICAP, debe ser


aplicado, más aún si, el mismo se encuentra debidamente homologado por la
instancia superior del Tribunal Departamental de Justicia, como es la Sala Plena;
en consecuencia al no haberlo empleado, las autoridades jurisdiccionales
demandadas vulneraron el derecho fundamental a una remuneración justa de
los accionantes, en su calidad de afectados directos.

En cuanto al derecho al trabajo alegado de vulnerado, en coherencia con lo


expuesto con el Fundamento Jurídico III.5. y los antecedentes de la demanda, se
concluye que los abogados, ahora accionantes, concluyeron con el trámite del
proceso ejecutivo en cuestión, llegando inclusive, en ejecución de sentencia al
remate de los bienes del ejecutado, consecuentemente, habiendo desarrollado
íntegramente su trabajo intelectual como profesional, no es evidente que se
hubiere vulnerado ese su derecho, considerado como un derecho autónomo de
otros conforme establece la normativa inserta en el art. 46 de la CPE.

En consecuencia, en virtud a los argumentos expuestos, se evidencia que el


Tribunal de garantías, al conceder la acción de amparo constitucional, ha
evaluado en forma correcta los datos del proceso y las normas aplicables al
mismo.
POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Tercera; en virtud de la


autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado Plurinacional de
Bolivia, y el art. 12.7 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional, en
revisión, resuelve: APROBAR la Resolución 3/2012 de 28 de febrero, cursante de
fs. 34 a 36 vta., pronunciada por la Sala Penal y Administrativa del Tribunal
Departamental de Justicia de Pando; y en consecuencia, CONCEDER la tutela
solicitada dejando sin efecto únicamente la regulación de los honorarios
profesionales establecidos mediante el Autos de Vista 83 y su Auto
complementario 36, dictados dentro del proceso ejecutivo que originó la
presente acción tutelar, por lo que el mismo debe fijarse en observancia a los
fundamentos de la presente Sentencia.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional.

Fdo. Dra. Ligia Mónica Velásquez Castaños


MAGISTRADA

Fdo. Dra. Neldy Virginia Andrade Martínez


MAGISTRADA

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