Está en la página 1de 3

El arte de vivir

Porque a estas alturas ya ninguno de nosotros dudará de que vivir es un verdadero arte, ¿verdad?.
Arte como acto de creación del que somos responsables (con lo que esto trae de buena noticia y
también de trabajo). Vivir, que no sobrevivir a nuestras circunstancias y a “lo que nos pasa”. Vivir, que
supone aventura apasionante y riesgo.

H ablemos entonces de ti, de ese tú posible, que tiene un sentimiento inexplicable de que fue creado para algo
más, de que su vida tiene un propósito más elevado. Hablemos, sólo si quieres, sobre ti mismo, sobre mi misma.
Sobre lo que ya somos y sobre aquello que queremos llegar a Ser y duerme escondido en lo más profundo de
nuestro corazón.
Vivir es un arte, sí, pero sólo para hombres y mujeres que tienen el valor de comprometerse con la vida. Gracias a
ellos, el mundo será un lugar mejor para todos y nuestra especie avanzará un paso, un pasito más, en su proceso de
evolución.
El ser humano tiene el potencial de efectuar cambios conscientes y positivos en si mismo y en la sociedad. A
menudo este potencial duerme bajo años de condicionamientos, de educación, de miedos y creencias limitantes.
Nuestra mente, nuestra emoción, ocupada por el ego, ha creado “carreteras psicológicas” que nos hacen repetir
patrones de sufrimiento e infelicidad para nosotros mismos y para los demás… Arropados por estos
condicionamientos nos sentimos seguros, cómodos.
Eso hace que estas “carreteras mentales” sean fáciles de transitar y vamos recorriéndolas una vez tras otra a pesar
del dolor… Pero estamos en un momento histórico en que ya no podemos continuar dormitando, ya no podemos
seguir autocompadeciéndonos por nuestra mala suerte, ya no podemos excusarnos en que “somos así”. No es
momento de escondernos,ni de ceder y tirar la toalla.
Nuestro planeta llama a gritos a seres humanos que se atrevan a marcar la diferencia, con sus palabras, con sus
actos, con su vida… Quizá sean, seamos, seres anónimos que no salimos en la prensa, pero de seguro que
aquellos que se atrevan a dar un paso adelante serán seres conscientes que darán testimonio de que es posible que
la semilla de luz que somos brille cada vez más alto y más claro.
Rosana nos canta desde el mp3:
Hoy te toca romper la baraja porque anclado ni subes ni bajas para ser, para estar, para echar a volar hoy te toca soltar las
amarras ¿Para qué emborracharte de olvido si te vas a beber lo vivido? ¿Cómo que para qué? Porque puedes y sé que si
quieres te sobran las alas.
Sí, hoy toca romper la baraja del ego, ponernos en pie y decidir que ya no jugaremos más su juego de tristeza, que
no transitaremos más sus caminos de autoengaño.
Hoy toca soltar las amarras de condicionamientos,
hoy toca atrevernos a ser
pioneros de nosotr@s mism@s y lanzarnos
a la aventura apasionada de reconstruirnos
y volar… porque nos sobran las alas.
CAMINANDO
¿Debemos cambiar de vida totalmente?
¿Dejar nuestro trabajo, ciudad, amigos?
¿Es necesario que nos retiremos a la cima
de una montaña para prepararnos durante
20 o 30 años?
No, ya no, es el momento del aquí y
ahora. Aquí y Ahora tenemos el mejor
campo de aprendizaje y desarrollo que
hemos podido imaginar.
Aquí: en el lugar donde estamos: nuestro
trabajo, familia, amigos, pareja… Las
relaciones son el campo de entrenamiento.
Podemos meditar en soledad durante
Colaboracion
años y sin duda llegaremos a nuestro centro
de serenidad y equilibrio, pero de
seguro, la validez de nuestro trabajo interior
se prueba en el día a día, en el instante
presente en que encontramos unos
ojos frente a los nuestros, una mirada que
nos cuestiona, un idioma que quizá no
hablamos, una palabra que duele, una
opinión diferente a la nuestra… Es ahí,
donde realmente aprendemos, donde elegimos
quienes somos. Alguien que no
recuerdo decía “somos lo que somos por
los encuentros que hemos tenido”, y yo
añadiría: sobre todo, somos lo que somos
por lo que hacemos con los encuentros
que hemos tenido.
Ahora: en este instante, que es el único
que existe. Ni ayer ni mañana tienen el
poder de transformarnos, de hacernos
diferentes, de enseñarnos algo. El pasado
no está, “es humo”; el mañana aún no lo
conocemos, es una fantasía. Sólo en el
ahora somos. Ahora también es este
momento histórico que vivimos, con sus
circunstancias y con sus características
propias. Vivimos la era de la comunicación.
Hoy más que nunca sabemos lo que
pasa en cada rincón del mundo (aunque
la información es sesgada y parcial, está
claro que hay información). Somos una
red de relaciones: lo que sucede en el
lugar más recóndito y alejado del planeta
nos afecta y nosotros lo afectamos. Hay
un inmenso campo grupal del que formamos
parte en este mismo instante.
Nosotros somos el todo y el todo está en
nosotros.
EL PNEUMA DE LA VIDA
Estamos entonces de enhorabuena porque
nos damos cuenta de que en nuestra
pequeñez podemos influir en el curso de
la Vida. Somos conscientes de que formamos
parte de la gran corriente de energía
que fluye a través de todo cuanto es.
Somos Pneuma, Espíritu, Ruah, Aliento…
Y somos también Tierra, Pachamama,
Amalurra…
Puede que esta perspectiva nos haga sentir
un poco de vértigo pues aumenta nuestra
responsabilidad: si lo que vemos no
nos gusta transformémonos, si lo que
hacemos, sentimos o pensamos no es lo
que queremos hacer, sentir o pensar cambiémoslo.
No de golpe, no con estruendo
y presión, sino un paso cada vez. Cada
vez un pensamiento, una emoción, un
gesto…
La intención decidida que sale del fondo
del corazón, del fondo del Ser, nos pone
en el camino de conseguirlo. Después la
Vida, con toda su fuerza, nos impulsará y
apoyará, ya que nosotros la apoyamos a
Ella, y nos mostrará el camino, paso a
paso. Quizá tengamos solo que respirar
el Pneuma de la Vida, el Aliento infinito
que nos rodea y aprender a fluir con
El/Ella, ensayar y equivocarnos y volver a
ensayar, volver a atrevernos… Quizá sea
cuestión tan solo de probar un instante el
Infinito para volver después a lo cotidiano
con su sabor imborrable en nuestros
labios.
Quizá solo, nada más, el empeño sea
convertirnos en artesanos y artesanas de
nuestra propia vida. Modelando el barro
que somos con mimo y atención, sabiendo
que no habrá moldes preestablecidos
capaces de contener la magnitud de nuestro
Ser. Cuidando cada instante, cada
encuentro, como El/Ella, el Gran Artesano
lo haría, pues cada instante es un tesoro
único e irrepetible, una oportunidad mágica
y maravillosa de Ser.●
64+65 21/2/10 17:02 Página 3

También podría gustarte