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ESTABILIDAD Y ASISMICIDAD
DE LAS CONSTRUCCIONES
I M P R E N T A*
N A S C I M E N T O
J U L I O I B A Ñ E Z V.
ESTABILIDAD Y A SISMICIDAD
DE LAS CONSTRUCCIONES
I M P R E N T A N A S C I M E N T O
SANTIAGO 1946 CHILE
SUMARIO
C O N C E P C I Ó N DE LAS ESTRUCTURAS.
E L E C C I Ó N D E LOS M A T E R I A L E S .
C O N T I N U I D A D Y PROPORCIÓN DH LOS ELEMENTOS RESIS-
T E N T E S DE UNA ESTRUCTURA.
ESTABILIDAD DE LAS CONSTRUCCIONES SOMETIDAS A CAR-
GAS ESTÁTICAS.
A C C I O N E S DINÁMICAS.
B A S E D E L PROCEDIMIENTO SIMPLIFICADO.
E S T U D I O DE UNA CEPA DE P U E N T E D E HORMIGÓN ARMADO,
CON D I F E R E N T E S R I G I D E C E S , SOMETIDO A UN TEMBLOR.
REPRESENTACIÓN GRÁFICA DE LAS SOLICITACIONES
MÁXIMAS R E S U L T A N T E S .
O B J E C I O N E S A LA TEORÍA.
L A TEORÍA A LA LUZ DE LA E X P E R I E N C I A JAPONESA.
L o s TEMBLORES Y E L T E R R E N O D E FUNDACIÓN.
O N D A S GRAVÍFICAS.
E N E R G Í A D E LA ACCIÓN SÍSMICA.
E F E C T O S DE LA PLASTICIDAD DE LOS MATERIALES.
RESONANCIA CON OTROS MODOS D E VIBRAR DE LAS ES-
TRUCTURAS. E X P E R I E N C I A S DE STANFORD.
C O N S I D E R A C I O N E S SOBRE LA CONCEPCIÓN DE LAS E S T R U C -
TURAS ASÍSMICAS, COMO RESULTADO D E L ESTUDIO DE LA
E N E R G Í A TRANSFERIDA POR E L T E R R E N O DE FUNDACIÓN.
E S C A L A ABSOLUTA DE TERREMOTOS.
BIBLIOGRAFÍA.
C O N C E P C I Ó N I>E LAS ESTRUCTURAS
E L E C C I Ó N DE LOS M A T E R I A L E S
Puesto que las mayores solicitaciones se producen en las obras de mayores di-
mensiones o en aquellas sometidas a mayores cargas, es natural que en ellas tenga su
mejor aplicación el acero o el hormigón fuertemente armado.
Las razones de estética que intervienen en la elección del material se refieren a
la necesidad de procurar, tanto la armonía externa como la interna. En efecto, es sin
duda la armonía externa la que se persigue cuando se proyecta en piedra un refugio
cordillerano o un pequeño puente en bóveda en un sector rocoso de camino. Así tam-
bién, es la armonía interna la que se persigue cuando se emplea hormigón armado y no
albañilería de ladrillo en la confección de una alta columna de una sala de grandes di-
mensiones.
Antes del advenimiento del acero y hormigón armado en las construcciones, los
elementos resistentes estaban formados por muros o pilares, para resistir las cargas
verticales y vigas o entramados para salvar las luces o vanos. No había ligazón entre
estos elementos, de modo que cada uno de ellos tenía solicitaciones simples y bien
definidas. El empleo del acero y, sobre todo, del hormigón armado, ha hecho posible
ligar los elementos verticales con los horizontales, dando al conjunto de la obra una
continuidad perfecta. La ventaja que se obtiene con esto es una mayor rigidez del
conjunto y una economía de materiales. En los países de terremotos la rigidez es aun
más ventajosa porque mejora la aptitud de las estructuras para resistir esfuerzos
horizontales.
Desgraciadamente, todo aumento de rigidez en la estructura aumenta la dificul-
tad de los cálculos de estabilidad, lo que ha hecho a menudo emplear estructuras me-
nos rígidas que lo que era de desear o simplificar los cálculos con hipótesis que son
— 6 —
m ds
1) <P
El
m y ds
2) Ax =
E I
m x ds
3) Ay =
El
en que <p es el ángulo formado por las tangentes extremas a la elástica en el trozo
de elemento resistente, sometido a un momento de flexión m variable a lo largo de
dicho trozo; ds es la longitud infinitamente pequeña de cada elemento a lo largo del
trozo;E es el coeficiente de elasticidad del material sometido a tracción o compresión
(Módulo de Young); I es el momento de inercia de la sección trasversal de los diver-
sos elementos del trozo considerado, xey son las coordenadas del centro de cada uno
de estos elementos; A x es el desplazamiento horizontal de un extremo del trozo con
relación al otro extremo; A y es el mismo desplazamiento, medido en sentido vertical.
Las fórmulas 1), 2) y 3) permiten establecer las deflexiones de las barras que unen
los nudos de una estructura hiperestática como la de la figura 2. En efecto, si se agre-
gan las condiciones de apoyo del sistema, la condición de constancia del ángulo que
forman entre sí los extremos de las barras que concurren a un mismo nudo (Fig. 3);
si se agregan ciertas condiciones de simetría, articulaciones, ligazones, etc., se puede
llegar siempre a obtener un número de ecuaciones que resuelve el problema de la
determinación de los momentos Sectores y demás cantidades que intervienen en la
estabilidad de los sistemas hiperestáticos; sin embargo, basta considerar la forma en
que se ha planteado el problema para comprender que su aplicación es larga y engo-
rrosa. La técnica moderna ha buscado y ha encontrado muchos métodos, casi todos
de aproximación sucesiva, que, basados en la teoría que acabamos de enunciar, per-
miten llegar a resultados con notable precisión; sin embargo, por meritorios que sean
— 8 —
/
Para subsanar estos inconvenientes de acuerdo con la tendencia moderna a la
mecanización, se ha desarrollado últimamente la Estabilidad Experimental, Ciencia
que consiste en la determinación de las solicitaciones y fatigas que se desarrollan en
las estructuras resistentes mediante la confección de modelos que las reproducen a
escala y que son sometidos a cargas de prueba.
Esta ciencia ha hecho importantes progresos, especialmente en Alemania, Es-
tados Unidos y Francia. En otros países como la República Argentina y Chile también
se han hecho trabajos de esta especie.
a los errores que tienen sus indicaciones si no concurren ías dos circunstancias de sei
perfectamente isótropo el material de la estructura y el del modelo, el primero con
relación a las tensiones y deformaciones y el segundo con relación a la propagación
de la luz.
Aunque las anteriores objeciones tienen importancia innegable estimamos que la
Fotoelasticimetría ha prestado y seguirá prestando una ayuda insustituible a la solu-
ción de los problemas de la Estabilidad.
En este caso las piezas I y II son dos elementos rígidos ligados entre sí por un
resorte laminado G, que actúa como una rótula. E y F. son dos resortes laminados
unidos rígidamente a J en 19 y 20, presionados en 21 y 22 por el extremo de los tor-
nillos T y T'. H es otro resorte laminado, rígidamente ligado a I en 25 y a II en 26.
J es un índice sólidamente ligado a H en 27.
Suponiendo que el momento de flexión producido en s-s por la carga P sea nega-
tivo (Fig. 6), los elementos I y II rotarán alrededor de G en forma que el resorte E
resulte comprimido y el F dilatado. El resorte H se deformará y el extremo k del
índice J se moverá hacia la derecha. Haciendo rotar el tornillo T en forma que avance
hacia la izquierda el resorte E se comprimirá nuevamente y su fuerza expansiva au-
mentará, creando un momento de rotaeión en torno de G en sentido opuesto al
momento de flexión en torno de s-s debido a P. Cuando k haya recuperado la
posición que tenía antes de la acción de P, I y II habrán recuperado también
su posición primitiva y el camino que haya sido necesario hacer andar a T para
conseguir este objeto dará la medida del momento de flexión buscado. El resorte
F y el tornillo T' tienen por objeto anular los momentos de flexión en s-s debidos
al peso del instrumento de medida y del modelo, a la acción de la temperatura y
a las tensiones de montaje.
— 12 —
— 13 —
A <p
w
I I I I I 1 M 1 I I I I I I I I I I 1 I 1 I I 1 I I I I I I I l l l l l l l l l I I l I l l TT
Wl'
* 48 E l
<0 = 0,00425
La acción del tornillo T está destinada a anular este ángulo <p. Debido a la impre-
cisión del sistema indicador puede quedar, sin embargo, un ángulo A <p de error.
Este ángulo debe ser tan pequeño que el desplazamiento del extremo k del índice
J no sea perceptible. Como se trata de apreciar la coincidencia de dos líneas, a simple
vista puede apreciarse un error de 1/8 de mm., aún por personas de vista poco habi-
tuada a observaciones instrumentales. El sistema amplificador formado por el resorte
H y el índice J hace que los desplazamientos de k sean 35 veces mayores que los despla-
zamientos relativos entre los puntos 25 y 26 de 7 y II en un instrumento de construc-
ción corriente. Los movimientos relativos inapreciables de 25 y 26 deben ser entoncea
menores que
1 1 1
— x = mms.
8 35 280
i
— 15 —
sícc/oh flOffENTOMOMENTO
otrmtm
MEO/DO CAiOHADO
rro cuya sección alcanza al 4% de la sección del hormigón. Estos modelos tendrán,
pues, proporciones ya más semejantes a las de las estructuras verdaderas. Las me-
didas que así se hagan serán independientes del efecto de variación del coeficiente
de elasticidad del hormigón y mostrarán, en consecuencia, los errores a que condu-
cen las fórmulas usuales de cálculo de este material, que no toman en cuenta esa
variación.
ACCIONES DINÁMICAS
1) La varilla es gruesa y rígida. En tal caso, el cuerpo pesado sigue casi exacta-
mente las oscilaciones horizontales de la mano y la varilla permanece recta.
La fuerza que debe ejercerse sobre la varilla depende de la violencia de los
cambios en el movimiento de la mano, o sea de su aceleración en cada ins-
tante y de la masa del cuerpo pesado.
2) La varilla es delgada y flexible. En tal caso, aunque la mano oscile hori-
zontalmente, el cuerpo pesado o no se mueve, o se mueve muy poco, en
tanto que la varilla se flexiona tanto como el camino recorrido por la mano
o sea, como la amplitud de su movimiento. La fuerza que debe ejercerce so-
bre la varilla para producir la oscilación depende de la amplitud de los mo-
vimientos de la mano y de la mayor o menor flexibilidad de la varilla.
i L
Fig 12 Fig. 18
t
A = Amax sen 2 1T —
t
z = zo0 sen 2 ir (JI
—
(z0 = amplitud máxima de P). Para los demás puntos esta expresión sólo varía en
la amplitud. Llamando 1 los valores de z para x = H, la expresión del movimiento
de la masa M será:
t
1 = L sen 2 r —-
T
dt 2
d2z mT
d3z T.
(2)
V El
— 19 —
^ d* , di
El — 3 = M —2 r (3)
dx dt
1 = L sen 2 x (4)
di 2X t
—- = L eos 2 7r — (5)
dt T T
d2l 4,r t
-—r— T
L sen o2 x (6)
dt 2 T T
o sea:
d3z 4 x2 M
El (7)
dx3
e integrando:
4 ir2 M i
El x +A (8)
dx2
dz 4 x 2 M1
El Hx + B (9)
dx
dz
Para x = 0, = 0 debido al encastramiento de la varilla en su base infe-
dx
rior, luego: B = 0, de donde:
— 20 —
dz 2tt 2 M1 ,
E I - — - j — (2Hx-x2) (9')
dx T
2a-2 M i ! / „ x2 x3
EI z = 2 (2H — \+C (10)
T2 \ 2 3 ^
El A = C
de donde;
o bien:
. ( E I - - E U
de donde:
1 = ± (10"')
4 7T M H 3
2
3 EIT2
2TzMA , TT 7 -- .
z = ( H xz — ) + A (10"")
EIT2 — x2 M H 3
3
2 7r2 M A / TT 2 x3 \
X=z-A= í Hx —j (11)
2 2 3
EIT ir MH
3
— 21 —
4T2MA H3
X= (12)
E I T2 — 7T2 M II 3 3
3
2 t M A
^ = — (2Hx-x2) (13)
dx 20 4 t 2 ,
E IT tt MH
3
d2z 4IR2MA„
(H-x) (14)
dx2 2 ; 3
EIT — MH
Como:
d2z
El = m„
dx2
se tendrá:
4,R 2 MA MAX EI
MX = (H —X) (15)
2 2 3
EIT TT MH
3
valor que se hace máximo para x = 0, o sea, en la base de la varilla, como era de
suponerlo. Este valor decrece linealmente hacia arriba hasta anularse en el extremo.
El valor máximo del momento en la base tiene entonces la expresión:
4 IR M AMAX E I
m = H (15'
2 2 3
EIT X M H
3
— 22 —
E I T 2 = — 7T2 M H 3
3
o sea:
M H 3
T = 2 «• 1/ (16)
3 EI
4 TI-2 M Amax
m
* = (H - x) (17)
Si llamamos (a) la aceleración del punto A y Amax su mayor valor, se puede ob-
tener, de la ecuación:
t
A = Amax sen 2 x —
4i2 t
a =
Amax sen 2 t —
y
A _ 4 7T2 A
11
•"•maX
O - -r)+i
3ir 2 M A í „ , x3
Z= s i
2ir M H
o bien:
— 23 —
3A / , x5 \
h + 4 (18)
" w ( * - T - )
de doüde:
5z 3A
(2 H x — x2)
Sx 2H
5z 3A , T
— 2- = - (2 H — 2 x)
Sx 2H
m = E I = (19)
5x¿ Ir
PH3
A =
3 EI
m
3 EIA
x = (H — x )
H3
Se demuestra así que para el caso de una varilla infinitamente flexible, las so-
licitaciones en ella desarrolladas dependen exclusivamente de la amplitud del mo-
vimiento oscilatorio y no de su período o de su aceleración.
Las anteriores conclusiones tienen importancia en cuanto a que demuestran
que: en estos casos extremos, no tiene efecto la forma de la onda del movimiento
oscilatorio y sólo importa la aceleración máxima o la amplitud del movimiento se-
gún que se trate de una varilla muy rígida o muy flexible respectivamente. En va-
rillas de rigidez intermedia, tal que provoquen resonancia, las solicitaciones son in-
finitamente grandes y tampoco importaría la forma de la onda, como se comprende.
— 24 —
desprecia la masa de las cepas mismas y la pequeña resistencia al rodado que pue-
dan oponer los rodillos. Nos referiremos al siguiente ejemplo:
Momento m á x i m o
, -Jl pie de la cepa p
en t m
OI
—
•2500
•2000
• 500 /
—{"i)
T n ^ —
— r r —
Fig. 15
T 0 = 1,7871/ P h
\ Elg
l/ ri> !
2. a armónica
?j = 0,102 1 / P h ?
y Eig
3. a armónica
= 0,052
Y Elg
— 28 —
En general el interés que puede haber en determinar los períodos de estas ar-
mónicas es escaso porque son tan pequeños que sólo pueden producir resonancia
con ondas inestables y de muy pequeña energía destructora.
2. Período propio de vibración de una masa sustentada por un apoyo elástico
(Fig. 17).
Está dado por la fórmula 16) como sigue:
T M H3
3E I
en que las unidades son las mismas del caso anterior. Este
caso se presenta en galpones, estanques elevados, machones
de puentes, etc.
3. Período propio de vibración de un edificio de varios
Fig. 17 pisos del tipo de construcción comercial (Fig. 18).
gk
T =
ir 2n - 1
sen
~2 2N + 1
30 20 /O S 10 SO 30
Movimiento hor/zoniaien
ia i3parte de/ terremoto
de Tokio f fg -U-993)
(¡fsca/a natural)
Fig. 19
P h '
T 0 = 1,787
Elg -L/0.20
h = 300
win/m/f/rtutr/n
E = 210,000
1 Fig. 20
100 -20 = 66,700
12
g = 980
de donde:
T 0 = 0,095 segundos.
Puesto que se trata de una estructura rígida (período propio de vibración infe-
rior a 1 segundo) adoptaremos el temblor de 1 segundo, o sea T t = 1. Tendremos
entonces: T e / T t = 0,095 < 0,4, o sea, que corresponde al caso 3) en que la acción
del temblor se asimila a una aceleración uniforme igual a la máxima del temblor.
Si se admite 0,15 g. para esta aceleración la solicitación máxima del muro, en su
base será:
h
M = P — 0,15 = 1,44 • 1,50 - 0,15 = 0.322 ton/m.
2
16 m. 2 0 m. 16 m.
P e s o ' f t == tO t . por m. lineal
^Línea del
centro de gra-
vedad.
rrrrr^'
0,50
Fig. 21
cia I 3 que puede considerarse infinitamente grande en relación con los del resto d<?
la cepa. El siguiente tiene un momento de inercia I 2 = 2"106 cm4 y el inferior tie-
ne un momento de inercia I[ = 4-106. Se ha considerado la cepa encastrada 0,50 m.
bajo el nivel del suelo. La masa de la cepa se ha despreciado. Cuando no es ente-
ramente despreciable puede suponerse que la correspondiente a la mitad superior
de la cepa se halla concentrada a la altura del centro de gravedad de la viga.
La altura de la masa M sobre la sección de encastramiento es H = h, = 1,200
cm.
El momento equivalente de inercia de la cepa se obtiene por la relación:
h, 3
I™ =
hi3 — h23 h23 — h 3 J
o sea:
I m = 2,36 • 106 cm.4
i
ti
O «Vi
© 0 4 00m
lo. 780Í pz4 Lons /m.t. 10.7801 p*4tons./m./. ¡O 780¡
muí
© © OS] 5 4.00 m
¡O 7301 p = torro, fm r ¡0.727 ¡ íons.fm.t. 10-7231
iiiiiiiiiiiiiiiiiiimiiiiiiiiniiiii lllllllllhlllllll] HUI TTTTTTTT
7 J--2*I0 6
J - 2 f. W6 9¡O .635/
¡0.635 ¡
© 8 ¡0.6381 Q
©
©
«Vi
© 4.00 m
10 l/.oo I 12 l'-ool
/////M////////////////////////////^
SOOm. 5. OOm. •)
Fig. 22
T = 0,2 }/7
Pi H, 3 40,000 X 4003
= = ? z = 0,253 cms.
12ESJ, 12X2-1 X 1 0 5 X 4 X 1 0 6
20 tons. m. ; M 6 _ 3 = 20 tons. m.
6 X 2-1 X 105 X 1,5 X 106 X 0,339
4-7 M.4 - 7
4002
= 40 tons. m. ; M 7 _ 4 = 40 tons. m.
= 40 tons. m. ; M 9 _ 6 = 40 tons. m.
= 60 tons. m. ; M 1 0 _ 7 = 60 tons. m.
2 2+2 2
ej1 4 = = 0.667 ; E 2 _, = = 0,667 ; e33 _66 = = 0.667
2+ 1 2+ 2+ 2 ' ' 2+ 1
2 + 1.5 2 + 3 :+ 2
£4 1 = 0.780 ; E
5 5_2 = = 0.780 ; E6 _ 3 =
1 + 2 + 1.5 2+2 + 3 +2 ^
2 + 1.5
= 0.780
2 + 1.5 + 1
1+2 2+2+2
£4 7 = = 0.667 ; £5 G = = 0.667 ; S^G =
1 + 2 + 1.5 ' 5 8 2+ 2+ 2+ 3 ^
2+ 1
0.667
. 2 + 1 + 1.5
2+2 2+4+2
£77 4¿ 0.728 ; £g 5 = = 0729. ; E9_6 =
2 + 2 + 1.5 2+ 4+ 2+ 3
2+ 2
= = 0.728
2+2+1.5
— 36 —
1.5 4- 2 2 +3 + 2
e = 0.638 ; Eg j i = — = 0.638 ; eg_ ¡2
7—10
1.5 + 2 + 2 2+3+2+4
2 + 1.5
= 0.638
2 + 1.5 + 2
00 00
e
10—7 = 1.00 ; e u _ 8 = = 1.00 ; e12_
00 00
00
= 1.00
00
M',_4 20X0.667
- = 13.33 tons. m. M'4_, = 20X0.78 = 15.6 tons. m.
M' 2 _ 5 = 40X0.667 = 26.68 » » M' 5 _ 2 = 40X0.78 = 31.2 » »
MpPXH
160
a, = = 1.525
115.76
, M,_--2M»_, + M +
+
. ... H
TT Mn—(n__l)
—
2M ( n -,)_ n h
n O k ( n _i,_n
Mi
+ (H2 + H3+...+H n ) -20~_M°-1 +(H 3 + H 4 ...+H n )
M2_t — M t _ 2 M(n_1)_(n_2)-M(n_2)_(n_1)
£ Kl—2 ¿ K (n—2)—(n—1)
, w „ M7_,0-M,0_7 M+_7 —M 7 _4
i" X 1- Jt± i
k 7_10 2 k7_4
„ / 46.5 — 2 X 73.2 38 — 2 X 41.7 20.3 — 2 X 23.7 \
5 = 0.0127 ( 1 -| ) +
V 2 1.5 1 J
T = 0 . 2 | / y = 0.315 segs.
1
V 6k8_n + 6 kj_8 6k2_5 /
'V kg_ n +
2 X k5_8 )
í 93.5 — 146.4 X 2 76.2 — 83.3 X 2 40.6 — 47,4 X 2 \
+ + +
5 - 0.0127 V 4 3 2 J
„ 93.5—146.4 76.2 — 83.3 \
+ 0.0762 ( ¡ + )
5 = 2.55
O B J E C I O N E S A LA TEORÍA
Dos son las principales objeciones que se han hecho a esta teoría:
Primero, que en muchos temblores, especialmente los observados mediante
instrumentos modernos en Estados Unidos, los períodos de vibración de las ondas
principales son mucho menores que un segundo, o sea, que el límite peligroso que
aquí hemos indicado. Cientos de esos temblores han tenido períodos comprendidos
entre 0,1 y 0,7 segundos.
Segundo: que la teoría se ha formulado para un movimiento oscilatorio de
duración indefinida, en tanto que los temblores duran rara vez más de 100 segun-
dos en toda su intensidad. En otras palabras, la teoría no ha considerado que los
temblores tienen principio y fin.
— 39 —
Con relación a la primera objeción cabe observar que esos cientos de tem-
blores medidos, cuyo período fué inferior a un segundo, no eran terremotos, ni
han producido daños dignos de consideración, en tanto que los únicos dos terre-
motos destructores, cuyo período ha sido bien medido, que son los de Tokio (1923)
y Uraga (1922) tuvieron período de vibración superior a un segundo e inferior a
dos, en sus ondas principales. Además, hay razones para pensar que todos los te-
rremotos destructores tienen períodos de vibración próximos o superiores a un se-
gundo. En efecto, debido a la naturaleza elástica de las capas rocosas el movimien-
to de la tierra no puede alejarse mucho de la ley sinuosidal, o sea, que la acele-
ración máxima está dada por la expresión:
A _ 4 71-2 A m a x
Amax 2
(Terremotos)
0.75
¡Temblara * (^¡metros)
Fig. 23
(*) El valor 0,1 g adoptado no toma en cuenta los valores máximos instantáneos que pue-
den producirse durante un cortísimo período de tiempo y que alcanza a menudo a 0,3 g y más.
Estas aceleraciones instantáneas lio afectan a las construcciones porque los desplazamientos que
se producen mientras duran son tan pequeños que pueden ser absorbidos por la elasticidad de los
materiales, como ya lo hemos expresado.
— 40 —
Resulta así que los temblores de menos de 0,7 segundos de período tienen am-
plitudes de onda del orden de los milímetros solamente, o sea que ocasionan de-
formaciones que pueden ser absorbidas por la elasticidad de los materiales o por
su plasticidad, sin alcanzar el límite de ruptura. En cambio, cuando el período
con que vibra el terreno es mayor, la amplitud del movimiento, al crecer con el
cuadrado del período y hacerse del orden de los centímetros, no puede ser absor-
bida por la elasticidad o plasticidad de los materiales, lo que hace que sobrevenga
el derrumbe total de la construcción. Esta es la razón por la cual hemos conside-
rado como terremotos aquellos sismos que tienen un período superior a 0,75 segun-
dos y simplemente como temblores a aquellos de período inferior.
Si se supusiera un terremoto en que su onda, junto con tener amplitud de va-
rios centímetros, o sea, capaz de provocar el derrumbe de las construcciones, tu-
viera un período de décimos de segundo, la aceleración resultante no sería ya de
1/10 a 1/5 del valor de la gravedad sino que muchas veces ese valor y no habría
construcción capaz de resistirlo. Felizmente esta clase de terremotos no se ha pre-
sentado hasta ahora.
Con relación a la segunda objeción, o sea, a que el temblor tiene principio y
fin, puede observarse que una estructura que oscila sincrónicamente con el suelo
de fundación, o sea, en resonancia, aumenta la amplitud de su movimiento en cada
semi oscilación en una cantidad igual a la amplitud de esa semi oscilación. Por
ejemplo, si hay dos oscilaciones completas de cinco centímetros de amplitud, la
deflexión total a que alcanza la estructura es de 4 X 5 = 20 cms. lo que basta y
sobra para determinar su derrumbe, sin esperar que el movimiento se mantenga
indefinidamente. Ahora bien, si observamos que en sismogramas como el del terre-
moto de Tokio (Fig. 19), que ya conocemos, se han presentado tres oscilaciones
completas casi de igual período en las ondas principales, se comprenderá por qué
estimamos que la teoría no sólo es válida para un movimiento oscilatorio indefini-
do, sino que también para un movimiento con principio y fin.
Además de estas objeciones se ha dicho que en cada localidad el suelo tiene un
determinado período propio de vibración, período que debe influir en el comporta-
miento de los edificios.
Es evidente que el período propio de vibración de un suelo produce ondas de
ese mismo período. Sin embargo, en los grandes terremotos la oscilación del te-
rremoto no es libre sino forzada por la oscilación de las grandes masas rocosas
que lo rodean. En consecuencia, la onda fundamental, que es la más destructora,
tiene el período de vibración de esas masas. Solamente las ondas superpuestas, o
sea, las menos perjudiciales tienen el período propio de los terrenos.
LA T E O R Í A A L A LUZ DE LA E X P E R I E N C I A JAPONESA
estructuras de acero y concreto que para estructuras de acero con relleno de la-
drillo (*).
10. Las medidas de período de vibración de los edificios demostraron que los
períodos crecen ligeramente con el crecimiento de la amplitud de las oscilaciones,
de modo que durante grandes terremotos es de suponer que los períodos propios
sean mayores, en cierto grado, a los medidos».
Nivel primitivo
Mivel asentaao
r
7-?Y77r>V VV7 V7~>7-
Terreno suelto
.^-..^"•-•¿¿••Jg V -V V. MJ
Terreno conglomerado
Fig. 24
(*) Obsérvese cómo el punto N . ° 9 del informe justifica la recomendación que hemos hecho
de adoptar un coeficiente a de corrección, al coeficiente sísmico, en estructuras cuyo período pro-
pio de vibración está comprendido entre 0,4 y 0,75 segundos.
— 43 —
los resultados de las experiencias del profesor Rogers que demostraban que en la
parte superior de la arena mojada, la amplitud del movimiento alcanzaba hasta
el doble del de la mesa y la aceleración hasta el triple. (Freeman, Earthquake
Damage and Earthqueke Insurance. Pág. 726).
Otro efecto del movimiento en el relleno es que se asienta, como todo mate-
rial suelto sometido a sacudidas. Este asentamiento se va efectuando paulatina-
mente, durante todo el tiempo que dura el sismo. La magnitud de este sentamien-
to depende: 1) del espesor de la capa de material suelto; 2) de la duración e in-
: / • • • ' • / . / 7 _
/; Nivel asentado
' ' / / r-1 ,
(Terreno suelto)
( Terreno conglomerado )
Fig. 25
tensidad del temblor: y 3) del grado de acomodación que haya tenido previamen-
te el relleno.
En la figura 25 el suelo compacto presenta una discontinuidad o barranco
subterráneo ab. El relleno a la izquierda de ab se sienta menos que el que está a
la derecha, debido a su menor espesor. Este desigual sentamiento origina una des-
nivelación en la superficie, peligrosa para la edificación. (Fig. 25) o produce una
falla y la destrucción segura de la estructura, si la desnivelación es muy pronun-
ciada, como muestra la figura 26, en que se ha quebrado la superficie.
tlive/ primitivo
Terreno conglomerado
Fig. 26
Terrena cong/omerac/o
Fig. 27
do los cimientos hasta el terreno firme conglomerado, como muestra la figura 28.
Los pilares de fundación deben, en este caso, ser calculados para resistir, además
de los esfuerzos propios de su condición, el empuje de tierras del relleno que, al
desplazarse manteniéndose los pilares inmóviles, ejerce un auténtico empuje pa-
sivo sobre ellos.
Fig. 28
ONDAS CRAVÍFICAS
E = K-m-vL*
t
A = A máx sen2;r —
E = — m Améx Améx
E = - R ~ F M 4 X AM4X
— 47 —
F "ElAmáx
máx i3
«ElA^áx
E = ,
2h
T 2
= 'r l a/ E^I = 6.95
La energía transferida en este caso, por los tres tipos de ondas estudiados es:
E a = 0,58 Kgms.;
E b = 162 »
E C = 648 »
Como estas energías son devueltas al terreno en el segundo semi-período de la
onda, no se acumulan y constituyen el total o máximo transferido.
En las construcciones que están en perfecta resonancia con la onda sísmica, la
energía transferida por el terreno a la construcción no es devuelta por ésta en el
cuarto de período siguiente. Al contrario, en ese intervalo de tiempo otra cantidad
igual de energía es entregada a la construcción, la que cada cuarto de período reci-
be la dosis ya expresada. La energía total recibida es tanto mayor cuanto más os-
cilaciones resonantes se produzcan.
Se obtiene así el siguiente cuadro de la energía total que transfiere el terreno
a una construcción, cualquiera que sea el número de veces que se repita la onda.
— 48 —
Generalizando, se puede decir que las construcciones rígidas reciben más ener-
gía durante los temblores que las flexibles, lo que se traduce generalmente en un
mayor costo para alcanzar la asismicidad.
Es claro que para alcanzar un conocimiento completo de las condiciones que
posee una construcción para la emergencia sísmica sería necesario poseer una esta-
dística completa de las ondas observadas en una gran cantidad de terremotos, con
indicación de sus características y veces que se repiten ondas similares. Desgracia-
damente, la estadística existente es demasiado pobre.
wn
lili
—
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X I
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Período de vibración en segundos. Desplazamiento máximo de! suelo, &n cms.
— 50 —
2
W,= arM^-^L)
Mh33
i / Mh
'YITel
T = 2x " E l
para el período; y
A E L
W - E - Y «
2h
— 51 —
W, = X F XA
Ái
F X h3
A=
a El
de la deformación horizontal del pilar, solicitado por F en su extremo inferior.
La curva W m ha sido dibujada con las ordenadas de la curva W n multiplicadas
por dos.
La diferencia de ordenadas entre las curvas W n y W[ a la izquierda de «[, repre-
senta la energía suministrada a la estructura de resistencia normal, por una semi-
onda resonante, que no ha podido ser absorbida por la elasticidad y plasticidad. Es,
pues, energía que destruye produciendo grietas de carácter peligroso para la estabi-
lidad general de la construcción debido a la gran amplitud de las oscilaciones. A la
derecha de « 2 , o sea, donde el período de la estructura es mayor que 4,3 segundos, las
diferencias de ordenadas son negativas, lo que significa que toda la energía trans-
ferida por el terreno a la estructura es absorbida por la elasticidad o elasticidad y
plasticidad, sin que se produzcan grietas ni daños. Si el número de semi-ondas reso-
nantes es dos, deben considerarse las diferencias de ordenadas entre las curvas W n
y W 2 , a 2 es ahora el punto crítico que define las zonas de izquierda y derecha como
zonas: de grietas peligrosas, la primera; y de absorción de energía o no peligrosa la
segunda. a2 corresponde al período propio de vibración de 5,2 segundos. Por último,
si el número de semi-ondas resonantes es tres, deben computarse las diferencias de
ordenadas entre las curvas W n y W 3 ; el punto crítico es a 3 y el período propio corres-
pondiente, de la estructura, es de 5,75 segundos. Si la estructura está muy armada
y es de hormigón especial (curva W m ,) los puntos críticos son /Si, /S2 y /33 y los perío-
dos propios de vibración de la estructura: 3,6-4.2 y 4.7 segundos respectivamente.
Como se dijo, la curva W m está hecha con las ordenadas de la curva W n multiplica-
das por dos, lo que equivale a haber admitido en el hormigón fatigas hasta de 105
kgs/cm 2 .
Las curvas del gráfico 29 no pueden ser consideradas, de manera alguna, como
concluyentes; pero ellas arrojan alguna luz sobre el comportamiento de estructuras
sencillas ante ondas sísmicas resonantes, repetidas. Se ha procurado, así, completar
el estudio hecho en el capítulo: «Base del procedimiento simplificado» y «Estudio
de una cepa de puente de hormigón armado, con diferentes rigideces, sometido a un
— 52 —
Las estructuras analizadas hasta aquí tienen su masa concentrada a una altura
determinada o bien, han sido asimiladas a este caso.
Si la masa está concentrada a diferentes alturas, como ocurre en los edificios
de varios pisos, nos encontramos con que hay también, varios modos de vibrar, que
hace necesario considerar la posibilidad de resonancia de todos ellos.
Debido a la dificultad que presenta el estudio teórico de estos fenómenos, se han
hecho trabajos en modelos que han contribuido a aclarar algunas ideas; pero que no
permiten aun establecer exactamente el comportamiento de las estructuras durante
las variadas vibraciones del sismo.
Entre estos trabajos experimentales es especialmente interesante el realizado
en la Universidad de Stanford (California) por los profesores señores Lydik S. Ja-
cobsen y Robert S. Ayres, publicado en el boletín de la Sociedad Sismológica Ameri-
cana, bajo el título de <íExperirnentaliy Determined Dinamic Shears in a Sixteen-
Story Model». Este estudio está encaminado a encontrar los esfuerzos de corte má-
ximos que se producen en los diversos pisos del modelo, cuando éste es sometido a
vaivenes resonantes o próximos a la resonancia, ya sea con el modo fundamental de
vibrar del modelo o con otro modo superior. El movimiento que se imprime a la base
del modelo o mesa vibrante, proviene del choque de una masa apreciable, animada
de velocidad que se puede regular a voluntad. La base, ligada elásticamente a su po-
sición de origen, mediante resortes metálicos, adquiere un movimiento oscilatorio,
que puede amortiguarse a voluntad introduciendo rozamientos graduales. La energía
suministrada a la base durante el choque inicial y demás magnitudes que intervienen
— 53 —
V flexible
V rígido
— 54 —
en que V flexible es el valor de los esfuerzos de cizalle en los diversos pisos de un edi-
ficio cuyo primer piso es más flexible que los demás; V rígido es el valor de estos es-
fuerzos en el mismo edificio suponiendo todos los pisos, incluso el primero, de igual
rigidez; k t es la rigidez del primer piso; k es la de los demás pisos; f es la frecuencia
natural (valor recíproco del período propio) de un piso aislado de la superstructura y w
es la frecuencia del movimiento del terreno de fundación.
Tanto el estudio que hemos hecho de las solicitaciones que se producen en las
estructuras en que se trata de impedir la resonancia (Procedimiento Simplificado),
como el de la energía transferida por el terreno a estructuras en resonancia con el
sismo (Gráfico de la fig. 29), conducen a la conclusión de que las construcciones cuyo
período propio de vibración está comprendido, más o menos, entre 0,7 5, segundos
y 3 segundos corren el riesgo de ser destruidas si se produce la desgraciada casualidad
de que ondas principales de un terremoto destructor tengan su mismo período o muy
parecido a él. Parece entonces razonable que, si se trata de construcciones que van
a cobijar seres humanos o bienes preciosos no tengan período propio de vibración
comprendido dentro de esos límites. Si se trata de otra clase de construcciones, con-
vendría también evitar tales condiciones, a menos que haya razón económicas en
contrario.
Quedaría entonces por resolver si es preferible darle a la estructura mayor rigi-
dez, para que su período propio esté comprendido entre cero y 0,75 segundos, o si
debe dársele mayor elasticidad, para que su período propio sea mayor que tres se-
gundos.
El autor ha podido comprobar, en numerosos casos de estructuras reales, en cuyo
proyecto le ha tocado intervenir, que es fácil modificar moderadamente la rigidez
de una construcción, sin incurrir en gastos adicionales apreciables; pero es, general-
mente, oneroso, cambiar sustancialmente el período propio de vibración. Además,
las modificaciones necesarias para ese objeto traen, con frecuencia, inconvenientes
de orden estético o constructivo.
Por este motivo resulta recomendable, cuando se va a proyectar una estructura
de cuyo período propio de vibración no se tiene idea, prescindir, en un comienzo,
de las consideraciones sísmicas y fijar las dimensiones y disposición ateniéndose a la
utilización, estabilidad no sísmica, higiene y estética de la obra; buscar, en seguida,
el período propio de vibración; y aceptarlo si es muy bajo o muy alto, y modificarlo
si está comprendido entre los límites de lo no recomendable. La modificación tendería,
en este caso, a darle más rigidez si su período se aproxima al de las estructuras rígidas
y más elasticidad si se aproxima al de las elásticas.
Es evidente que si el proyectista tiene de antemano, la seguridad de que la obra
resultará rígida, por su naturaleza, debe tratar de obtener, ya en su concepción ini-
cial, toda la rigidez posible, y si sabe que la estructura será elástica, debe concebirla
lo más elástica posible.
Las construcciones de grandes dimensiones tienen, como se comprende, más
tendencia a pertenecer al grupo elástico que las de dimensiones reducidas. Otro tan-
— 55 —
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