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Reseña del capítulo “El trabajo doméstico toca a su fin: una perspectiva de clase” que

pertenece al libro Mujeres, Raza y Clase, escrito por Angela Davis

La filósofa, política marxista, activista afroamericana y profesora Angela Davis a través de


éste ensayo se propone analizar el concepto de trabajo doméstico a lo largo de la historia,
teniendo en cuenta la transformación en el papel y el estatus del sexo femenino, realizando un
especial énfasis en las mujeres negras. Lo anterior, parte desde un postura de crítica al
capitalismo, en donde también se aprecia un feminismo imperante que busca la liberación de
las mujeres en una sociedad inequitativa.
La autora le da apertura al texto exponiendo el conjunto de prácticas que conforman el
concepto de trabajo doméstico, el cual además de ser invisible, repetitivo, extenuante e
improductivo, es desempoderante. Según Charlotte Gilman, debido a que las mujeres se
encuentran confinadas a ésta praxis, el trabajo doméstico vicia la humanidad de éstas,
desprestigiando el carácter del sexo femenino.
Posteriormente, se afirma que el detonante que generó la asociación de la mujer con el
trabajo doméstico fue la Revolución Industrial, esto se debe a que la relevancia que poseía el
núcleo económico de la mujer en sociedades pre-capitalistas fue desplazado a un segundo
plano con la llegada de la industrialización y la producción de productos básicos en masa.
Esto generó que el trabajo que realizaban las mujeres fuera categorizado como inferior,
asociando la debilidad y la domesticidad con éstas.
Cabe recalcar, el énfasis que realiza la autora con respecto a las comunidades negras y
sus mujeres, las cuales a diferencia de sus “hermanas” blancas no se enfrentaron con el
espectro de la debilidad, ya que históricamente tuvieron que trabajar por igual con los
hombres negros (inicialmente como esclavos y posteriormente como clase obrera). Es por ello
que las mujeres negras siempre han sostenido una carga adicional, debido a la nula
remuneración de su trabajo doméstico y fuera del hogar, además de la importancia que ellas
tenían en la supervivencia de sus familias y comunidades.
Finalmente, en la búsqueda de una solución a ésta problemática con antecedentes
históricos, Angela Davis se encuentra en un punto no exento de debate. En primera instancia,
la autora afirma que la única salida a la liberación de las mujeres es la reestructuración radical
del trabajo doméstico, así como la socialización de éste. Pero, también afirma que la
socialización del trabajo doméstico no puede ir ligada a la industrialización de dicha
actividad, ya que de ésta manera se seguiría promoviendo la capitalización de prácticas
domésticas que históricamente no han sido remuneradas, y que buscan ser categorizadas en un
modelo socialista.
En mi opinión, la autora realiza un análisis muy bien estructurado, en donde se
incluyen aspectos que históricamente han sido polémicos, tales como lo son el racismo y el
sexismo. Además, es muy rigurosa con lo que respecta a fomentar el feminismo, evitando
influenciar a su audiencia por medio de la persuasión de los principios del hembrismo, esto se
ve reflejado cuando Davis afirma que la desexualización del trabajo doméstico no altera su
carácter opresivo y por tanto ni hombres, ni mujeres deberían realizar una práctica que no es
productiva. No obstante, manifiesto mi discrepancia en la manera como la autora se opone al
capitalismo, incluso encontrándose en un callejón sin salida debido a la posible capitalización
del trabajo doméstico, una práctica que escasamente se ha remunerado; creo que su postura en
contra del capitalismo le impide proponer soluciones plausibles y realizables en una sociedad
regida mayoritariamente por el sistema capitalista.

Davis, A. (2011). Mujeres, raza y clase. (pp. 221-239)

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