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Derecho de familia y responsabilidad civil: tutela de la dignidad de la

persona.

Por Guillermina Leontina Sosa

I.- La familia, el individuo: enfoque de derechos humanos.- II. El


subsistema de derecho de familia y su relación con el derecho de daños:
Daños derivados del divorcio o simplemente daños?.- III.- El derecho de
daños y la protección de la persona. IV.- Ideas de cierre.-

I.- La familia, el individuo: enfoque de derechos humanos.

El maestro LLambias iniciaba su artículo sobre fundamentos de la


responsabilidad civil explicando liminarmente que podía sorprender la
disertación sobre dicho tema teniendo en cuenta que al ser una cuestión tan
transitada poco podría aportarse al respecto, máxime teniendo en cuenta lo
mucho y bueno que han escrito sobre el particular los juristas de todos los
tiempos. Sin embargo, afirmaba encontrarse persuadido del renovado provecho
que depara la frecuentación y el contacto con los grandes problemas del
derecho1. Sirva esta última reflexión de un grande del derecho para intentar
delinear algunas consideraciones sobre el tema que nos convoca.

Es repetido hasta el hartazgo el cambio producido en el concepto de familia


durante los últimos años. Esta mutación se refleja en el modo de regular del
derecho, que como herramienta de pacificación social no impone un modelo
sino que tutela la elección de las personas en sus proyectos de vida, dotándolas
de un marco que admita desplegar sus propias reglas (conf. arts. 19, 28 y 75
inc. 22 C.N.).

1
LLAMBIAS, Jorge Joaquin, El derecho no es una física de las acciones humanas (Reflexiones sobre el
fundamento de la responsabilidad civil. Ambito de aplicabilidad y extensión del resarcimiento. Culpa y
riesgo creado), LL, T 107- 1015.
El nuevo Código es reflejo de esta transformación y, en lo que al tema que
da inicio a estas líneas incumbe, destierra la necesidad de causales para la
admisión de la ruptura matrimonial, consagrando un sistema de divorcio
incausado en el que basta la voluntad de uno solo de los cónyuges a los fines
del decreto de divorcio.

El Código destaca la trascendencia adquirida por el individuo ensalzando el


principio de la autonomía de la voluntad como eje de la reforma operada. Esa
autonomía de la persona para poder efectuar las acciones que le permitan
sentirse realizado , es decir, aquellas manifestaciones de la elección de su
propio proyecto de vida libre de interferencias estatales, apuntábamos hace ya
tiempo que “se quiebra cuando transgredan, ofendan:
- Al orden público
- A la moral pública o,
- Perjudiquen a terceros
Por supuesto, en los dos primeros supuestos estará en juego la
determinación de ese orden y moral públicos. El daño a terceros parece un
requisito más objetivo frente a los otros dos que se relacionan, en el caso de la
moral pública con un sentir o aceptación social característicos de un tiempo y
espacio determinados. Por supuesto, esta moral pública deberá dejar siempre a
salvo el derecho de las minorías.”2
Claramente, el Nuevo Código refleja este cambio de paradigma del derecho
para regular las relaciones de familia tendiente a tutelar dichas relaciones, más
precisamente a los individuos que las componen sin perder de vista dicha
individualidad en aras a la pertenencia del grupo. Hace ya más de diez -10-
años atrás afirmaba con acierto entonces, y mucho más hoy, BARBERO que "el

2
Sosa, Guillermina Leontina, La autonomía de la voluntad ante la injerencia estatal en el derecho de
familia, Sup. Const. 2013 (septiembre), 27/09/2013, 3 - LA LEY2013-E
nuevo orden público familiar consiste precisamente en que no se altere el libre
juego de la autonomía de la voluntad"3. Con ello estaba evidenciando que la
aparición, o más bien, el reconocimiento de la autonomía de la voluntad en las
relaciones de familia no implicaba la desaparición del carácter de orden público
de sus normas sino que, justamente, en ello, es decir, en la protección de esta
autonomía consistía el nuevo orden público familiar.

Esta mutación encuentra su más solida fuente en la visión pro persona


que imponen la vigencia de los tratados de derechos humanos y que el nuevo
Código Civil y Comercial recoge en sus arts. 1 y 2 reafirmando –por si alguna
duda quedara- el deber de los magistrados de resolver toda contienda de
acuerdo con los principios allí impuestos.

II.- El subsistema de derecho de familia y su relación con el derecho de


daños. Daños derivados del divorcio o simplemente daños?.-

Acorde con la metodología empleada por el Código Civil y Comercial el


libro Segundo dedicado a las relaciones de familia da inicio receptando los
principios de libertad e igualdad. Estos principios han de enraizarse en el campo
general impuesto por los arts. 1 y 2 C.C.C. a los que ya hemos aludido con
antelación.

Ahora bien, en lo que al tema de reflexión concierne, el art. 431 del


C.C.C dispone que "Los esposos se comprometen a desarrollar un proyecto
de vida en común basado en la cooperación, la convivencia, y el deber
moral de fidelidad. Deben prestarse asistencia mutua” . Sin embargo, ya no
pesa sobre los cónyuges el deber de acreditar causales para lograr el divorcio,

3
BARBERO, Omar U., Autonomía de la voluntad en las relaciones personales de familia (pensando en las
Jornadas Nacionales de Derecho Civil), Sup. Act. 17/07/2003, 17/07/2003, 1
conforme se estatuía en el ya derogado Código de Vélez. Entonces qué efectos
jurídicos tiene la norma antes transcripta?

Saenz, ha apuntado, que la eliminación de las causales subjetivas como


deber jurídico, implican que “ En efecto, el divorcio no da lugar a ningún tipo de
reparación, pues no existe per se un accionar ilícito que pueda imputarse
a alguno de los cónyuges.”4

Insistimos, Qué implicancias tiene, entonces, la disposición contenida en


el art. 431 C.C.C.? Que consecuencias trae el incumplimiento del desarrollo de
un proyecto de vida en común basado en la cooperación? La convivencia o el
deber moral de fidelidad?

El Código prevé dentro del subsistema del derecho de familia las


consecuencias que acarrean dichos incumplimientos. Así en la sección 3 del
capítulo 8 dedicado a la disolución del matrimonio, se alude en particular al
instituto de la compensación económica5 entre cuyos parámetros para la fijación
judicial, ante la falta de acuerdo, se alude en el art. 442 del C.C.C. por ejemplo,
a la dedicación de cada cónyuge a la familia brindó a la familia y a la crianza y
educación de los hijos durante la convivencia y la que debe prestar con
posterioridad al divorcio, entre otros criterios de ponderación que en definitiva
tienen directa relación con la asistencia que se deben los cónyuges durante el
matrimonio (conf. Art. 431 del C.C.C.). A fin de distinguir al instituto de la

4
Saenz, Luis R. J. , en Jornadas sobre el Nuevo Código Civil y Comercial (preparatorias de las XXV
Jornadas Nacionales de Derecho Civil) Monte Hermoso, 5 y 6 de diciembre de 2014.
www.jndcbahiablanca2015.com1, La responsabilidad por daños y el divorcio incausado en el nuevo
Código Civil y Comercial de la Nación, http://jndcbahiablanca2015.com/wp-
content/uploads/2014/12/Saenz-Responsabilidad-por-da%C3%B1os-en-el-divorcio-incausado-en-el-
nuevo-codigo.pdf
5
En relación a este instituto puede verse: Molina de Juan, Mariel F., Compensaciones económicas para
cónyuges y convivientes. Preguntas necesarias y respuestas posibles, ADLA2015-24, 165 - DJ09/12/2015,
5
compensación económica respecto de la reparación civil, ha expresado Moisa
que mientras que ésta ”se limita a determinados daños materiales buscando
reequilibrar las condiciones de vida del cónyuge que, como consecuencia del
divorcio, sufre una recesión en su estatus económico y social; la
responsabilidad civil persigue la reparación integral de los daños patrimoniales y
extrapatrimoniales causados”, concluyendo que “Tales diferencias posibilitan la
concurrencia de una prestación compensatoria y de una indemnización de los
daños y perjuicios en favor del cónyuge perjudicado por el divorcio”6

En este punto, debemos destacar, como señala JALIL7 en un criterio que


compartimos desde hace ya tiempo, que “(si bien) en la letra de algunos
autores la eliminación de la causales subjetivas es realmente sugestiva en
la materia a los fines de admitir la exclusión de esta vía resarcitoria.” ….
Creemos que dicho pensamiento contraría “los cimientos en los cuales
reposa la función resarcitoria de la responsabilidad civil en general y el deber
de resarcir el daño moral en particular.(Conf. arts. 1716 y 1741 del CCyC)”.

Así, con su siempre clara exposición, la querida maestra


cordobesa Matilde ZAVALA DE GONZALEZ expresó, en síntesis que
abrazamos, que no se requiere una culpabilidad calificada en el supuesto de
daño entre familiares, considerando que: “Si alguien lesiona a otro en su
integridad psicofísica, la circunstancia de que el autor lesivo sea cónyuge o
progenitor no sólo no justifica el hecho mismo, sino que tampoco se requiere
culpabilidad calificada, en comparación con la exigible a cualquier otro

6
MOISA, Benjamin, Divorcio, responsabilidad civil. Prospectiva ante el cambio de paradigmas en el
nuevo Código, LA LEY 02/03/2015, 02/03/2015, 8 - LA LEY2015-A, 471.
7
JALIL, Julian Emil, EL DAÑO MORAL DERIVADO DE LA DISOLUCIÓN DEL MATRIMONIO O DE LAS
UNIONES CONVIVENCIALES EN EL NUEVO CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL, ponencia en Comisión nº3, Daños
en las Jornadas Nacionales de Derecho Civil 2015: “Daños derivados de las relaciones de familia”,
disponible en http://jndcbahiablanca2015.com/wp-content/uploads/2015/09/Jalil_EL-DA%C3%91O-
MORAL.pdf
dañador”8. A todo evento –continua la jurista citada- “no se trata ya de aplicar
los principios del derecho de familia, sino los comunes sobre responsabilidad
civil, que relacionan a la víctima con el dañador en calidad de personas, con
independencia de lazos matrimoniales o de filiación” 9 . Por su parte, Mosset
Iturraspe señaló con acierto hace ya más de treinta años que “Dañar fuera o
dentro del matrimonio, hacerlo a un extraño o al propio cónyuge, lejos de
merecer una solución ‘privilegiada’ o eximente, debe computarse como
agravante, al menos en la medida en que son mayores los deberes de obrar
con prudencia y pleno conocimiento de las cosas.” 10 . Esta afirmación se
evidencia notoriamente reflejada por lo dispuesto en el art. 1725 del C.C.C. en
relación a la valoración de la conducta del dañador.

Como afirmamos en un trabajo anterior “Sostener lo contrario, seria


otorgar un bill de indemnidad a favor del sujeto dañador por el solo hecho de
ocasionar el ilícito dentro del seno familiar. Ello iría en clara contradicción con lo
dispuesto por nuestra Carta Fundamental y la mayoría de las Constituciones
actuales en cuanto reconocen los derechos fundamentales del ser humano.”11

Tras lo expuesto, es dable afirmar que la supresión de las causales


divorcistas no excluye la posibilidad de reclamar la reparación de los daños que
acaecen en el marco de una relación de familia (por caso, el divorcio). “No debe
confundirse la noble intención de disminuir el grado de virulencia en los
procesos de familia con la ausencia de justicia”12. Es decir que, el daño cuando

8
ZAVALA DE GONZALEZ, Matilde, La responsabilidad civil en el nuevo Código, colab. Rodolfo Gonzalez
Zavala, 1era. Ed. Córdoba, Alveroni Ediciones, 2016, TII, p. 83.
9
Op. Cit. P. 84
10
MOSSET ITURRASPE, Jorge, “Los daños emergentes del divorcio”, LA LEY 1983-C, 348
11
Sosa, Guillermina Leontina, Derecho de familia y responsabilidad civil. Novedades nacionales y
extranjeras y una difícil compatibilización de principios, Suplemento Actualidad 06/12/2011, 06/12/2011,
1 de La Ley
12
Hayes, Ricardo Rubén Enrique , La procedencia de la acción de daños derivados del divorcio vincular en
el marco del Proyecto de Reforma del Código Civil, DFyP 2012 (octubre), 01/11/2012, 38
acontece despierta el consiguiente deber de reparar, sin que la esfera de
despliegue de la persona humana importe una razón para excluir su reparación.
Esta afirmación excede la clásica postura de la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil, en pleno, que sentó la doctrina jurisprudencial conforme
a la cual "En nuestro derecho positivo es susceptible de reparación el daño
moral ocasionado por el cónyuge culpable, como consecuencia de los hechos
constitutivos de las causales de divorcio"13.

Es decir que, lo que se repara no es el daño derivado del divorcio, si no


un daño que la persona sufre en su condición de tal, saliendo ya del subsistema
del derecho de familia para ingresar al sistema general de la responsabilidad
civil como modo de tutelar la dignidad humana. Este razonamiento es la
derivación lógica de un sistema jurídico que tiene como vértice la tutela de la
persona humana y el resguardo de su dignidad. En este sentido, la concepción
marcada importa el “cambio de enfoque” de la responsabilidad civil, señalado
por Lorenzetti, en cuanto a que “desde la protección del individuo se evoluciona
a una esfera de la individualidad´, que se constituya en el límite de la relación
entre el individuo y la sociedad (….) La protección jurídica del individuo es
trascendida hacia la individualidad.”14. Ya entonces advertía, el jurista citado,
sobre el problema que puede generar sobre el instituto de la responsabilidad
civil el “fenómeno de la insularización” como multiplicación difusa de sistemas
autónomos. En este sentido, resulta esclarecedora la aplicación del sistema
general de responsabilidad civil a los daños familiares. Ha de recordarse, aquí
también, a Matilde Zavala de Gonzalez cuando precisaba que los “principios y
valores fundamentales (del derecho de daños) ejercen fuerza centrífuga, al
suministrar reglas básicas para razonar, orientarse y resolver sobre prevención

13
LA LEY, 1994-E, 538
14
LORENZETTI, Ricardo, El sistema de la responsabilidad civil: Una deuda de responsabilidad, un crédito
de indemnización o una relación jurídica?, LL 1993- D, 1140
reparación y sanciones por producir perjuicios. Sirven de guía para elaborar o
descalificar, corregir y perfeccionar los llamados microsistemas, al insertarlos
dentro de un sistema general que los comprende”15.

En definitiva, y en particular respecto al divorcio -como indica Moisá- su


decreto “puede dar lugar a tres tipos de prestaciones posdivorciales: alimentaria
(art. 434), compensatoria (art. 441) e indemnizatoria (art. 1716)”16, resultando
las dos primeras exclusivas del subsistema del derecho de familia y la citada en
último término, dependiente del sistema general de la responsabilidad civil no
ya por el daño en el divorcio sino como daño injusto cuyo sufrimiento hace
nacer en la persona dañada el derecho a ser reparado.

III.- El derecho de daños y la protección de la persona.

Si bien resulta relativamente reciente la conceptualización de la


“constitucionalización del derecho privado”, el concepto de supremacía
constitucional obliga desde siempre a una lectura constitucional, de adecuación
formal y material, de toda norma de orden inferior en pos de la prevalencia de la
considerada superior (conf. arts. 27, 31, 75 inc. 22 y 75 inc. 24 C.N.). Esto no es
novedad sino fundamento del sistema jurídico mismo. Ahora bien, la tendencia
de adecuación de los regímenes legales no solo a la terminología sino a la
visión obligada con perspectiva constitucional y convencional, centran –como ya
se señalara- la atención del derecho en la tutela de la persona humana y su
dignidad.

El sistema de responsabilidad civil no es ajeno esta impronta y como


remarcaba Lorenzetti años atrás “la sede constitucional de la responsabilidad

15
ZAVALA DE GONZALEZ , Matilde, La responsabilidad civil en el nuevo Código….T I, p. 154
16
Ob. Cit. Ver cita nro. 4
requiere de una metodología de razonamiento constitucional, basada en la
colisión de derechos, y en la comprensión de su jerarquía”17.

Todo ello ha sido tenido en cuenta por el legislador que expresamente


consagra esta mirada en los arts. 1 y 2 del C.C.C.

El derecho de daños, como todo derecho, tiene por finalidad la protección


de la persona humana. La antigua idea de Hermogeniano recordada por Matilde
Zavala de Gonzalez, en cuanto a que “Todo el derecho esta constituido por
causa del hombre”, llevaba a aseverar a la eximia jurista cordobesa que el
“personalismo es principio básico del derecho de daños, ya que el centro de
todo el derecho es la persona: su creadora, destinataria y protagonista”18.

Esta protección de la dignidad humana requiere de un obligado enfoque


de derechos humanos del sistema general de la responsabilidad civil.

La naturaleza de están líneas, obliga a ser acotados por lo que solo se


hará mención a dos cuestiones de la responsabilidad civil que reflejan la
incidencia de la perspectiva constitucional convencional que delinea el sistema
de responsabilidad civil general.

Para empezar el principio alterum non laedere tiene raíz constitucional


(art. 19 CN), conforme al criterio de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación19. En este precedente (“Santa Coloma”), como nos recuerda Pizarro, la
Corte expresó que “(…) no figura entre las potestades de un Estado

17
LORENZETTI, Ricardo L. , Fundamento constitucional de la reparación de los daños, LL 2003-C, 1184.
18
ZAVALA DE GONZALEZ, Matilde, El derecho de daños. Los valores comprometidos, LL, 1996- E, 1190
19
CS, leading case "Gunther" Fallos 308:1118 ; CS, in re Santa Coloma, Luis F. c. Empresa Ferrocarriles
Argentinos, ED 120-651. Véase ALTERINI, Atilio Anibal- LOPEZ CABANA, Roberto M., Cuestiones de
responsabilidad civil en el derecho de familia, LL 1991- A, 950.
constitucional imponer a los habitantes cargas que superen las requeridas por
la solidaridad social”20

Este deber de reparar surge entonces, y como lo ha destacado nuestro


Máximo Tribunal Federal, del principio general del deber de no dañar a otro
junto al del derecho de igualdad, en cuanto a que ningún particular tiene el
deber de soportar un daño distinto al de sus semejantes en igualdad de
condiciones.

El Código Civil y Comercial aprehende en sus disposiciones tanto la


función resarcitoria como preventiva del daño.

La trascendencia de la prevención del daño, tiene clara raigambre


convencional, en definitiva –claro esta- lo mejor es que el daño no suceda. Por
caso, la Convención Americana alude a esta función como obligación de los
Estados y de las personas como integrantes de la comunidad.

En orden a lo afirmado, valga recordar -por ejemplo- que en materia de


tutela de los derechos humanos, recae sobre los Estados el cumplimiento del
deber de garantía, que en lo que a la Argentina se refiere adquiere, también,
jerarquía constitucional (art. 75 inc. 22) por cuanto la Convención Americana de
Derechos Humanos le impone la obligación de respetar los derechos y
libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda
persona que esté sujeta a su jurisdicción (conf. Art. 1 CADH).

Luego, del art. 2 del citado cuerpo normativo, se desprende el deber de


garantía que recae sobre los Estados del ejercicio de los derechos y libertades
mencionados en el artículo 1. Este deber implica la obligación del Estado de

20
PIZARRO, Ramón Daniel, La Corte consolida la jerarquía constitucional del derecho a la reparación
(Primeras reflexiones en torno a un fallo trascendente y a sus posibles proyecciones futuras), LL 2004. F,
90
suprimir toda norma contraria al tratado así como sancionar normas y realizar
prácticas tendientes al cumplimiento de su fin, importando una clara
manifestación de la obligación de los Estados de prevenir la vulneración de
derechos reconocidos en el instrumento de derechos humanos (conf. arts. 26,
27 y 31 de la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados).

Por su parte, el art. 32 de la CADH dispone en su primer apartado que


“Toda persona tiene deberes para con la familia, la comunidad y la
humanidad.”. Este deber de prevención es el que se subsume en el art. 1710
del C.C.C. en el que el legislador expresamente prevé los alcances que ha de
tener dicho deber, en un evidente correlato entre los derechos y deberes de la
persona en sociedad.

Las disposiciones citadas, a modo de ejemplo, permiten vislumbrar la


trascendencia de la función preventiva para la efectiva vigencia de los derechos
humanos21.

Otra cuestión a destacar resulta la atinente a la reparación. El artículo


1740 del C.C.C. impone el deber de una reparación plena. Consagrando
legislativamente la aspiración de Atilio Alterini 22 de –según sus palabras-
“descalificar el empleo de la expresión reparación integral y aprobar el empleo
de la expresión reparación plena”. Ello por cuanto afirmaba que lo indemnizable
está sujeto al régimen jurídico de responsabilidad por lo que no se atenderá a
21
Respecto a la función preventiva y su trascendencia puede verse MOREA, Adrian Oscar en “El análisis
económico del derecho en la prevención del daño.”, publicado en Rubinzal Culzoni, Doctrina Online. En
este trabajo concluye, con acierto a nuestro entender, el autor citado que “Un derecho que pretende
perfeccionarse en la justicia, necesariamente deberá plantearse una meta de eficiencia económica, pues
es más justo dar a cada uno lo suyo en el menor tiempo, con el menor desgaste de recursos
patrimoniales y empleando la menor cantidad de energía posible, que simplemente dar a cada uno lo
suyo sin prestar atención al tiempo, los recursos y la energía utilizada.”
22
ALTERINI, Atilio Aníbal, Rumbos actuales del derecho de daños, LA LEY2008-E, 1295 -
RCyS2008, 301. Id. En ALTERINI, Atilio Aníbal, Responsabilidad civil, Buenos Aires, 1970, p. 334,
ap. V.
todo lo que la víctima pretende. Concluía, entonces, que: “Es preferible, pues,
reemplazar aquella expresión por la de reparación plena, para denotar así a la
plenitud propia de cada ordenamiento jurídico.” 23 . En sintensis el vocablo
“pleno” ceñiría la reparación a lo que efectivamente el ordenamiento jurídico
pondera como indemnizable, saliendo del marco de la utópica integralidad.

En igual sentido LOPEZ CABANA al expresar –con cita de Carbonnier-


que “Esa quimérica expresión [la de reparación integral], en verdad, nada quiere
decir. Desde el punto de vista de la teoría jurídica "la concepción relativista
tiene razón: el absoluto no es de este mundo" y concluir que “Las
indemnizaciones no pueden ser ilimitadas, ni debe predicarse con validez
universal un supuesto principio de reparación integral del daño. Será integral en
cuanto el ordenamiento consienta en repararlo.”24

En este orden de ideas, y aún en relación al término “plena”, señala


Matilde Zavala de González que “la plenitud indemnizatoria trasunta una
tendencia, pero no un deber irrestrictamente factible” 25 . Piénsese, como ha
hecho notar la Corte IDH – sin perjuicio, de la utilización por parte de la misma
del término “reparación integral”- que el daño provocado a la persona y sus
consecuencias representa un alto nivel de complejidad, sosteniendo que “Todo
acto humano es causa de muchas consecuencias, próximas unas y otras
remotas. Un viejo aforismo dice en este sentido: causa causæ est causa
causati. Piénsese en la imagen de una piedra que se arroja a un lago y
que va produciendo en las aguas círculos concéntricos cada vez más
lejanos y menos perceptibles. Así, cada acto humano produce efectos

23
Op. Cit.
24
LÓPEZ CABANA, Roberto M. , Limitaciones cualitativas y cuantitativas de la indemnización, LA LEY
2000-F , 1325
25
ZAVALA DE GONZALEZ, Matilde, Op. Cit, T. II, p. 679
remotos y lejanos”26. Por lo que la utilización del vocablo plena en lugar de
integral tendería a aprehender dicha complejidad por el legislador ponderando
el principio de primacía de la realidad.

En definitiva, la aplicación del régimen de responsabilidad civil resulta de


necesaria aplicación a las relaciones de familia27, en la medida que el individuo
requiera de su tutela tras el sufrimiento de un daño injusto. Dicha conclusión se
desprende no solo del hecho de que “En el Código Civil y Comercial de la
Nación no existe una norma que consagre una causa de justificación para los
daños que se sufran en virtud de las relaciones familiares” 28 sino de la
necesaria lectura constitucional-convencional, con un enfoque respetuoso de
los derechos humanos, con que han de analizarse las disposiciones de este
cuerpo normativo a fin de lograr la debida tutela de la dignidad de la persona.

IV.- Ideas de cierre.-

No creemos necesario la existencia de una norma especial que admita la


reparación de daños en el derecho de familia. Ello por cuanto la concepción de
la familia con consideración de los individuos de la integran conlleva a la
necesaria reparación de todo daño injusto de conformidad con los principios de
raigambre constitucional y convencional ya aludidos. Hoy en día – afirma con
acierto Guibourg- predomina la idea de que la ley es apenas un elemento

26
Corte IDH. Caso Aloeboetoe y otros Vs. Surinam. Reparaciones y Costas. Sentencia de 10 de
septiembre de 1993. Serie C No. 15, Párr. 48, cit. Por Rousset Siri, Andrés Javier , El concepto de
reparación integral en la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, publicado
en 59 Revista Internacional de Derechos Humanos / ISSN 2250-5210 / 2011 Año I – N0,
www.revistaidh.org

27
Agrega Cordoba, Marcos M. “ en todo aquello que no encuentre limitación en norma expresa en
contrario”. Ver aut. Cit. “Daños y Familia”, LL 2016-A, 1159
28
PARELLADA, Carlos A., Daños en las relaciones de familia, LA LEY 01/10/2015, 01/10/2015, 1 - LA
LEY2015-E, 981
importante en un juego de fuentes presidido, ante todo, por los principios y los
derechos humanos29.

El hecho de formar parte de un matrimonio, de conformar una familia en


cualquiera de sus formas, no quita a la persona su esencia de individuo y de
tutela de su dignidad inherente como tal, con el consiguiente deber de resarcir
en virtud del clásico principio naeminen laedere.

En este sentido, lejos de querer hacer ingresar por el sistema de


responsabilidad civil general las causales subjetivas excluidas por el legislador
como presupuestos del divorcio, lo que se pretende es cristalizar el derecho de
toda persona a ser indemnizada ante el padecimiento de un daño sin distinción
de la órbita de su vida en la cual el mismo acaezca. Esta afirmación encuentra
su fundamento también en el principio de igualdad que claramente se veria
desvirtuado de entender que el matrimonio excluiría el deber de resarcir. Estas
conclusiones ya las sosteníamos a la luz del Código de Veléz, mucho más hoy
de acuerdo a los principios que han sido consagrados en el Código Civil y
Comercial y de acuerdo a la visión pro persona y del necesario enfoque de
derechos humanos que ha sido expresamente recogida en este nuevo Cuerpo
normativo imponiéndose una visión e interpretación armonica y razonada para
la resolución de todo conflicto de derechos.

La afirmación antedicha encuentra también sustento en lo expuesto por


la Comisión Redactora en los Fundamentos del Anteproyectos al expresar que
"Los daños que pueden ser indemnizados a través del sistema general de
la responsabilidad civil son aquellos que no tienen su causa en el vínculo
matrimonial en sí mismo ni en los deberes que de él emanan, sino en la
condición de persona”. Claramente, el eje del derecho resulta la persona y la
29
Guibourg, Ricardo A. , El artículo 8º del Código Civil y Comercial: derecho "en ablande", RCCyC 2016
(agosto), 17/08/2016, 117
tutela de su dignidad inherente, resultando su vulneración cimiento del deber de
resarcir. Es que la dignidad humana es el Aleph de nuestro tiempo, “el punto
donde convergen todos los puntos”30, principio y fin del derecho.

30
Borges, Jorge Luis, “El Aleph”

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