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El sedentarismo es el estilo de vida más cotidiano. Incluye poco ejercicio, suele aumentar
el régimen de problemas de salud, especialmente aumento de peso (obesidad) y padecimientos
cardiovasculares. Es un estilo de vida frecuente en las ciudades modernas, altamente tecnificadas,
donde todo está pensado para evitar grandes esfuerzos físicos. En las clases altas y en los círculos
en donde las personas se dedican más a actividades intelectuales, aumenta la probabilidad de que
se presente este hábito.
Se puede producir por rutina al seguir un régimen de costumbre.
Consecuencias
Las consecuencias más frecuentes del sedentarismo son las 8 siguientes:
Propensión a la obesidad: la persona sedentaria no gasta las calorías que consume y estas se
almacenan como grasa en áreas como el abdomen, lo que aumenta su volumen.
Debilitamiento óseo: la carencia de actividad física hace que los huesos y los músculos pierdan
fuerza y se debiliten, lo que puede derivar en enfermedades óseas como la osteoporosis, que
se manifiesta en un debilitamiento de los huesos.
Cansancio inmediato ante cualquier actividad que requiera esfuerzo físico como subir
escaleras, caminar, levantar objetos o correr.
El aumento del volumen de grasas: almacenamiento de colesterol en las arterias y venas, lo
que hace que el flujo sanguíneo hacia el corazón sea menor y, por lo tanto, aumente el
esfuerzo del corazón para hacer llegar la sangre a todo el organismo.
Problemas de cuello y espalda que generan dolores constantemente.
Propensión a desgarros musculares, tirones de tendones, etc.
Cansancio y estrés
Trastornos en la digestión
Así como han surgido iniciativas cuestionables sobre la regulación de productos alimentarios,
también han sido propuestas normas un tanto radicales para evitar el excesivo uso de la
tecnología. No sólo parece absurdo ir en contra de las maravillas innegables del desarrollo sino
que se evidencia una visión limitada del urgente enfoque multisectorial para enfrentar los desafíos
de la humanidad, la salud entre otros.
La utilización de teléfonos celulares, por ejemplo, es tan amplia que casi ningún colombiano está
excluido, a pesar de no tener a veces comida, vivienda, salud, seguridad o educación. Un creciente
número de habitantes tienen acceso a los teléfonos inteligentes, o smartphones, que permiten
una gama infinita de posibilidades, para bien y para mal. Específicamente, en actividad física se
han explorado opciones muy prometedoras. Desde mensajes de texto sencillos y fáciles de
entender e implementar, basados en evidencia científica y no en intereses comerciales
particulares, hasta programas de tamizaje, monitoría, seguimiento, evaluación y análisis de
información sobre la cantidad y calidad de la actividad física diaria.
Una vez más queda claro que los grandes problemas de salud requieren grandes alianzas y
enfoques multidisciplinarios si queremos encontrar soluciones sostenibles y efectivas. Bienvenidos
los avances tecnológicos, el sector productivo, la economía, la política, la educación y toda la
sociedad para ayudarnos a combatir la grave epidemia del sedentarismo.